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ALAIN BADIOU. LARTICA Ensayo sobre la conciencia del mal ‘Tealuceim Rall 1 Cerdeleas Ressiin detrei Alvaro Uribe Herder InrRopLCCION Ciertas palabras cultas, confinadas durante mucto tiempo en los diccionatios y la prosa académica, tienen la suerte, o la mala suerte -coma una solterona resignada que se transforma, sin comprender por quis, en la estrella de una fiesta~ de salir de repente al aire libre de tos tiempos, de ser plebis y publicitadas, impresas, televisadas, mencionadas hasta en las dis- cursos gubernamentales. La palabra éfica, que hucle tanto a griego oa curso de filosoffa, que evoea a Aris- t8teles (la Biica nicomaguea, jun bestseller famo- s0!), estd hoy bajo los reflectores. Etica concieme, en gricgo, a la busqueda de una buena “manera de set” o la sabiduria de le aceién, En este. sentido, la éfiea as una parte de la Filosefia, la que ordena la existencia practica segiin la represen tacién del Bien. Sin duda son los estoicos los que con ms eonstan- ia han hecho de la Stica no solamente na parte, sino 2 el corazén mismo de ta sabidurfa filoséfica. Sabio es aqusl que, sabiendo discernir las cosas que dependen de él de aquéllas que no dependen, organiza su volun- tad alrededor de las primeras y sobrelleva impasible- ‘mente las segundas. Se cuenta, por lo demds, que los esteicos tenian la costumbre de comparar la filesofia con un huevo, cuya céseara era la Ligica, la clara era Ja Fisica y la yema, la Etica, Entre los modemos, para quienes la cuestién del sujeto es, desde Descartes, central, ética es casi sind- nimo de moralidad, 0 ~dirfa Kant- de razén préctica (diferenciada de ta razén pura o razén te6riea), Se trata de las retaciones de ta accién subjetiva, y de sus intenciones representables, con una Ley universal. La Aiica es un principio para juzgar les pricticas de un Sujeto, sea este sujeto individual colectivo, Se observari que Hegel intioduce una fina distineidn enite “ética” (Sitilichkeit) y “moratidad” (Moralité), Reserva el principio ético para la accién inmediata, mientras que ta moralidad concieme a la accién reflexiva. Dir, por ejemplo, que “el orden éti- co consiste esencialmente en la decisi6n inmediata”.} Ef actual “retomo a ta etica” (oma la palabra en un sentido muy vage, pero ciertamente més proximo a Kant (tien del inicio) que-a Hegel (étiea de Ia decisién) 1, Hegel, Penoménotogie del Esprit, Aubier, Tomo 2, p. 32, Tod: esta seccién de la Fenomenotogia det Espiritu es difill, pero ampliamente sugestiva Po En verdad, étiea designa hoy un principio de relacién con “lo que past”, una vaga regulacién de nuestro comentario sobre las situaciones histéricas (ética de los derechos del hombre). las situaciones téenico-cientificas (ética de to viviente, bio-ética), las situaciones sociales (Gtica del ser-en-coniunto), fas sittaciones referisas a los, medios (¢tica de la comunicacién), eteétera, Esta norma de los comentarios y de las opiniones se adosa a las instituciones y dispone as{ de s2 propia autoridad: hay “comisiones nacionales de étiex" nom- bracas por el Fstado, Todas las profesiones se in- {etrogan sobre su "ética”, Asimismo se montan expe- diciones militares en nombre de fa *ética de los dere- chos del hombre”. Respecio de la inflacién sovializada de la referenciaa la ética, lo que ventila el presente ensayo es doble: En un primer momento se tratari de examinar la naturaleza exacta de este fenémeno, que es, ea la opi- nién y en las instituciones, la principal tendencia “fi- Joséfica’” del momento. Se intentaré demostrar que en realidad se trata de un verdadero nibilisme yuna amenazante denegacién de todo pensamiento. = Fr um cegunda mamento se disputars a acta tendencia la palabra ética, dindole otro sentido total- mente diferente, En lugar de ligarla a categorias abs- traclas (el Hombre, el Derecho, el Otro...) se la rela cionara con situaciones. En lugar de hacer de ella una dimensién de la piedad por las vctimas, se la propondri como la mixima durable de procesos singulares. En lugar de poner alli en juego solamente la buena conciencia conservadara, quedaré igada al destino de ls verdades. 26 1. QENISTE EL. HOMBRE? La “ética”, en la acepeién hoy corriente de ta palabra, concietne de manera privilegiada a los “derechos del hombre” 0, subsidiariamente, a los derechos del ser viviente, Se supone que existe un sujeto humano po: todos reconocible y que posee “derechos” de alguna ma. nera naturales: derecho de sobrevivir, de no ser mal- tratado, de disponer de libertades “fundementales” (ée opinidn, de expresién, de designacion demoeré: tica de los gobiernos, etc.). A estos derechos se los su pone evidentes y que son el ebjeto de un amplio con: senso. La “ética” consiste en preocuparse por estos derechos, en hacerlos respetar Este retorno a la vieja doctrina de los derechos natura les del hombre esti evidentemente figado al desplome del marxismo tevolucionario y de todas las Figuras del compromise progresisia que de él dependian, an posibilidad de lo imposible, que todo encuentro amoro- so, toda refundacién cientifica, toda invencidn artistica y toda secuencia de la politica de emancipacién ponen “a nuestra vista, es el tinieo principio contra la étiea del bien vivir, cuyo contenido real es decidir la muerte- de tuna étiea de las verdades, IV. LAETICA DE LAS VERDADES Es una pesada tarea, para el fildsof, atratcar los nombres a quienes prostituyen su uso. Ya Pleton pa- decid todas las penas del mundo para mantenerse fir- me sobre la patabra justicia contra el uso engafioso y vyersitil que de ella hacian los sofistas Sin embargo, intentemnos, a pesar de todo lo dlcho, conseryar Ia palaba étice, ya que también, desde Aris- toteles, aquéllos que hicieron de ella un uso razo- rhable componen una laiga y estimable progerie, 1. Ser, aconteciniento, verdad, sujero Si no hay ética “en general”, es que falta el Sujeto abstracto que deberia armarse con ella. No hay sino un animal particular, convocedo por las circunstan= cias a devenir sujeto, O, més bien, a entrar en ia com- posicién de un sujeto. Lo que quiere decir que todo lo ue es su cuerpo, sus capacicades~ se encuentra, en o tun momento dado, requerido para que una verdad se abra paso, Entonces ef animal humano es amado a ser el Inmorial que no era. {Qué son estas “circunstancias”? Son las circuns- tancias de una verdad, Pero, ¢qué es preciso entender por ello? Queda claro que Zo que hay (los multiples, las diferencias infinitas, las situaciones “objetivas”: por ejemplo, el estado ordinario de la relacién con el ‘otro antes de un encuentro amorose) ro puede definir tal circunstancia. En este tipo de objetividad, ef ani- mal, universalmente, se las arregla como puede. Se debe entonees suponer que lo que convoca a la com- posicién de un sujeto es un plus, 0 sobreviene en las, situaciones como aquello de lo que estas situaciones, y la manera usual de comportarse en ellas, no pueden Gar cuenta, Digamos que un sujeto, que sobrepase al animal (pero el animal es su tinico sostén) exige que algo haya pasado, algo irreductible a su inseripeién ordinaria en “lo que hay”. A este suplemento, llamémos- lo un aeontecimiento, y distingamos al ser-miitiple, donde no se trata de la verdad (sino solamente de opiniones), del acantecimiento™ que nos constrife a decidir una smever manera de scr. Semejantes aconteci: mientos estin perfectamente atestiguados: la Revo- lucida Frances de 1792; el encuentro de Elofst y 10. Alain Badiou, 1'Fie ef Pinemont, Seni, 1988, La teora del acontcstniento exige, en realidad, lngos recorridos conceptaales, ‘que se despliogan en ese libro » Abelardo; le creacién galileana de la fisiea; la invencién por Haydn del estilo musical clisico... Pero tambi Ja Revolucién Cultural china (1965-1967); una pa- sién amorosa personal; la creacién por ef matemdtico Grothendieck de la teoria de los Topos; la inveneién por Schoenberg del dodecafonismo, Entonces, Zen qué “decision” se origina el proceso de una verdad? Et la devisidn de referirse de axora en adelante a la situacién desde of punto de vista cel su plemento ccontecimiemal, Designemos esto como una fidetidad, Ser fiel a un acontecimiento es mover- se en la situacién que este acontecimiento ha suple~ mentado, pensando (pero todo pensamiento es una practica, una puesta a prueba) la situacion “segiin” el acontecimiento, Lo que, por supuesto, ya que el acon- tecimiento estaba fucra de todas Ins leyes regulares de la situacién, oblige a inventar una nueva manera de ser y de actuar en la situacién. Est claro que bajo el efecto de un encuentro amoroso, y si quiero serle fiel realmente, debo recomponer de arriba a abajo mi manera ordinaria de “habitar” mi situacién, Si quieto ser fiel al acontecimiento “Revo- lucién Cultural”, debo en todo caso practicar la politica (en especial Ia relacién con los obreros) de ‘manera completamente diferente de lo cue propane a tradicién socialista y sindicalista, De la misma manera, Berg y Weber, fieles al econtecimiento musical que se llama “Schoenberg”, no pueden continuar como si nada el neorromanticismo de fin de siglo, Después de los textos ” de Einstein de 1905, si soy fiel a su radical novedad, no puedo continuar practicando Ia fisiea en su mateo clisico, ete. La fidelidad acontecimiensal es rupturareal (pensada y practicada) en el orden propio en el que el acontecimiento ha tenido lugar (politico, amoroso, artistico, cientifico...). Se llama “verdad” (wa verdad) al proceso real de una fidelidad a un acontecimiento, Aquello que esta fide- lida produce en la situacién, Por ejemplo, la politica de los maoistas franceses entre 1966 y 1976, que intenta pensar y practicar una fidelidad a dos aconteeimientos encabalgados: Ia Revolucién Cultural china y el Mayo del 68 en Francia, O la misica llamada “coniem- porfinea” (nombre tan acimitid como raro), que es fide~ lidad a los grandes vieneses de comienzos del siglo. O la geometria elgebraica en los alls cincuenta y sesenta, fiel al concepto de Universo (en el sentido de Grothendieck), etc. En el fondo, una verdad es el traza material, en la situacién, de la suplementacién acontecimiental, Por consiguiente, es una rupture inmanente, “Iamanente”, porque una verdad procede en la situacién y en ninguna cura parte. No hay Cielo de las verdades, “Ruptura”, por- que lo que hace posible el proceso de verdad -el aconte cimiento- no estaba en los usos de la situacién, ni se a jaba pensar por lor saberas astahlecidns “También se diri que un proceso de verdad es hetero- 2éneo a los saberzs instituidos de la situacién, O, para utilizar una expresién de Lacan, que es una “grieta” cn estos saberes. n Se Ilama “sujeto” al sostén de una fidelided; luego entonces, al sostén de un proceso de verdad. 21 sujeto no preexiste pata nada al proceso. Es absolutamente inexistente en la situacién “antes” del acontecimiento. Se dira que el proceso de verdad induce un sujeto. Aqui es necesario advertir que el *sujeto”, asf cone bido, no comprende al sujeto psicolégico, ni aun al sujeto reflexivo (en el sentido de Descartes} o al sujeto ttascendental (en el sentido do Kant). Por gjemplo, el sujeto indveido por la fidelidada un encuentro emoroso, el sujeto del amor, no evel sueto “amante” descrita por los moralistas clisicos. Porque tal sujeto psicol6givo se deriva de la naturaleza humana, de la ldgica d2 las pa- siones, Mientras que aquello de lo que nosotros ha- blamos no tiene ninguna preexistencia “natural”. Los amantes entran como tales en la composicién de at su Jjeto de amor, que los excede a uno y a otro. De la misma manera, el snjeto de una politica revo- lucionatia no es el militante individual, ni tampoco, por supvesto, [a quimera de una “clase-sujeto”. Es una procuccién singular que ha tenido nombres d ferentes {a veces “Partido”, a veces nc). Es cierto que el mili- tante entra en la compesieién de este sujeto, que una yez mis también lo exoede (es justamente este exceso el que lo hace advenir coma Inmortal) Asi también, el sujeto de un proceso artistivo no es el artista (el “genio”, etc.). En realidad, los puntos- sujetos del arte son las obras de arte, EI artista entra en la composicién de estos sujetos (las obras son a | I “suyes"), sin que se pueda de ninguna manera reducitlas a “él” (y por otra parte, gde qué “él” se trataria?) Los acontecimientos son singularidades irreduectibles, “fucra-de-la-ley” de las situaciones. Los procesos fieles a una verdad son rupturas inmanentes reinventadas por completo en cada ocasion, Los sujetos, que son instan- cias locales de un proceso de verdad (“puntos” de ver- dad), son indueciones particulares ¢ ineomparables. “Acaso con respecto a estos sujetos sea legitimo hablar de una “ética de las verdades”. 2 Definicién formal de la étiea de una verdad Se llama de manera general “ética de una verdad” al principio de continuacién de un proceso de verdad 0, do manera mas precisa y compleja, @ lo que da con- sistencia a la presencia de alguien en la com- rposicion de un sajeto que induce el proceso de esta verdad. Despleguemos esta frmula = 1} gQué debemos entender por “alguien”? “Al- gue 4 un animal de la esjecie humana: ef tipo de tmiihiple particular que los saberes establecidos desig- nan como perteneciente a Ia especie. Es este cuerpo, ¥ todo aquelio de lo que es eapaz, lo que entra en la com- posicidn de un “punto de verdad”. En el supuesto de ” que ha habido un acontecimiento, y una ruptura iama- nent en Ia forma continuada de un proceso fel. “Alguien” es eventualmente este espectador cuyo pensamiento es puesto en movimiento, capturalo y desconcertado por wn esplendor teatral, y que de esta forma entia en Ie compleja configuracién de un mo- mento de atte. Oaquel asiduoa un problema de mate- matieas, en el momento preciso en el que se opera, después de la ingrata tarea dende los saberes oseure- cidos giran sobre si mismos, el esclarecimierto de la solucién. O el amante cuya vision de lo real esté a la vez ensombrecida y transfigurada, porque rememora, apoyado en el otto, el instante de la declaracisn, O el milizante que aleanza, al término de una reunion com- plicada, a decit simplemente el enunciado haste en- tonces inhallable y en e! cual todas concuerdan que es el necesario pata ponerio en practica en la situacién, E] “alguien”, tomado en lo que atestigua que per teneve, como punto-soporte, al proveso de una ver- dad, es simulténeamente sf-mismo, ningin otto que si mismo, una singalarided multiple por todas recono- cible, y en exces de si-mismo, porque ta traza alea- toria de la fidelidad pase por él, estremece su cuerpo singular y lo inscribe, desde el interior mismo del tiempo, en un instante de eteridad. Digamos que lo que se puede saber de él asté en- teramente involuerado en fo que tiene lugar; que no hay, materiaimente, nada mas que este referente de un saber; pero que todo eso sucede en la muptura del proceso de la verdad, de manera que, co-pertene- cicndo a su propia situacién (politica, cientifica, artistica, amorosa..) y a la verdad que deviene, “al- guien” queda imperceptible ¢ interiormente roto 0 agrie~ tado por esta verdad que “pasa” a través de este rfiltiple sabido que él es, Se podria decir de una forma mas simple: de esta co-pertenencia a una situacin y al trazado azaroso de una verdad, de este devenirsujeto, el “alguien” sstaba incapacitado para saberse capaz. Ia medida en que entra en la composicién de un sujeto, en que es subjetivacién de si, el “alguien” existe en su propio no-saber 2) Ahora, ,qué es preciso entender por “consisten- cia”? Simplemente, que hay tna ley de Lo no-sabido. Si, en efecto, el “alguien” no entra en la composicién, del sujeto de una verdad, sino expeniéndose “com- pletamente” a una fidelidad past-acantecimiental, el problema estriba en saber qué va a devenir el “al- guien” en esta experiencia El comportamiento ordinario del animal humano per- teneoe a lo que Spinoza llama la “perseverancia en el ser” ¥¥ que no es otra cosa sino la persecucién del interés; €8 “decir, de Ia conservacién de si, Bsta perseverancia ¢s la ley: dl alguien tal coma él ge sahe. Ahora bien, Ia ex- periencia de una verdad no cae bajo esta ley. Pertenecer a la situacion es el destino natural de cualquiera, pero pertenecer a la composicién del syjeto de una verdad depende de un trazo propio, de una ruptura continuada, 16 de la que es muy dificil saber cémo se sobreimponeo se ‘combina con la simple perseverancia-le-st Llamamos “consistencia” (0 “consistencia subje- tiva’) al principio de esta sobreimpasicién, 0 de esta combinacién, Dicho de otra forma, la manera como nuestra pasién de matemticos va a iivoluerar su per~ severancia en lo que rompe 0 contraria este perse- verancia y que es su pertenencia a un proceso de verdad. O la manera como nuestro amante serd com= pletamente “si-mismo” en Ia experiencia cortinuada de su inscripcién en un sujeto de amor Finalmente, la consistencia es involucrar su singulari- dad (el “alguien” animal} en la continuacién de un suje- to de verdad. O bien: poner la perseverancia de lo que es sabido al servicio de una duracién propia de lo no sabido. Lacan teaba este punto cuando proponia. como invixima de la ética: “No ceder sobre sti deseo.” Puesto que el deseo es constitutive del sujeto del inconsciente, ¢s lono sabido por excelencia, de manera que “No ceder sobre su deseo” quiere decir: "No ceder sobre la que no se sabe de si mismo .” Agreguemos que la experiencia de lo no sabido es el efecto Iejano del suplemento acante- cimiental, et agtivtaniento de un “alguien por una fide~ Tidad a este suplemento desvanecido, y que no ceder Aiton dace Finalmante: no cader sabre ev prapin eaptura por un proceso de verdad, Pero como el proceso de verdad es fidelidad, si “No ceder” es la maxima de la consistencia —luego centonces, de la ética de una verdad bien se puede decir que se trata, para el “alguien”, de ser jiel a toa ‘fidelidad. Y no lo puede ser sino haciendo servir allf su propio principio de continuidad, la perseverancia en el sor de lo que es. Ligando (es justamente la cone sistencia) lo sabido por medio de lo no sabido. La ética de una verdad, por fo tanto, se pronuncia finalmente: “Haz todo lo que puedas para que perse- vere lo que ha excedido tu perseverancia, Persevera en a interrupeion, Captura en tu ser lo que te ha cap- turado y roto.” La “técnica” de consistencis es siempre singular, dependiente de tos rasgos “animales” del alguien. A la consistencia del sujeto en que se ha devenido, por haber sido requerido y capturado por un proceso de verdad, un “alguien” pondré al servicio su angustia y su agitacion; éste otro, su gran estatura y su flema; tal otro, stu voraz apetito de dominacién; aun otro, su melarcolia; otro més, su timidez,.. Todo el material de la multiplicidad humana se deja labrar, ligar, por tuna “consistencia” ~al mismo tiempo que le opone terribles inercias, que expone al “alguien a la perma- nente tentacin de ceder, de volver a la simple per~ fenencia a una situacion “ordinaria”, de borrar los efectos de to no sabido. La étion a manificeta por ol sonflicto erSnice entre dos funciones del material miikiple que hace todo el ser de un “alguien”: por una parte, el desplieaue sim- ple, a pertenencia a la situacién, lo que se puede Hamar al principio de interés; por la otra, la consistencia, Ia 8 ligazin de lo sabido por lo no sabido, lo que se puede lamar el principio subjetivo, Entonces es ficil desoribir las manifestaciones de Ia consistencia, tosquejar uns fenomenologia de la ética de las verdades, 3 La experiencia de la “consistencia" étea Demos dos ejemplos, 1) Si se define el interés como “persoverancia ca el ser” (que es, recordémoslo, la simple pertenencia a las sitaciones miltiples), se ve que la consistencia ética se manifiesta como interés desinteresado Tiene que ver con el interés, en el sentido en que involucra los recursos de la perseverancia (los rasgos singulares de un animal humano, de un “alguien”), Pero es des- interesada en un sentido radical, puesto que se pro pone ligar estos rasgos a una fidelidad que, a su vez, se dirige a una fidelidad primera, aqueélla que consti tuye el proceso de verdad y que por si misma ne guar da ninguna relacién con los “intereses” del animal, que es indiferente a st perpetuacion y tiene por des tino la eternidad. Aqui se puedo jugar con la ambigticdad dc la palabia interés. Ciertamente, el apasionado de la matematica, el espectador clavado en su butaca de teatro, el amante transfigurado, el militante entusiesta, manifiestan por lo que haven —por el adyenimiento en ellos del Inmortal del » cual no se sabian eapaces- un prodigioso interés. Nada cn el mundo podria suscitar mas la intensidad do exis teneia que ese actor que me hace conocer a Hamlet; esta pervepcién por el pensamiento de lo que es ser dos; este problema de geometria algebraica cuyas innumerables. ramificaciones descubro de repeat; o esta asanblea en la calle a la entrada de una fibrica, donde verifico que mi enunciado politico resne y transforma. Sin embargo, respecto le mis intereses de animal mortal y depredador, all no pasa mada que me coneietta, o de lo cual un saber me indique que se trata de una circunstancia apropieda para mi. Estoy ahi por completo, ligando mis compo- nentes en el exceso cle mi mismo que induce el pasaje a través de mi de una verdad, Pero de golpe estoy también suspendido, roto, revocado: desinteresado, Puesto gue hho podria, en la fidelidad a la fidelidad que define la consistencia ética, interesarme en mi mismo y perseetit, por consiguionte, mis intereses. Toda mi capacidad de interés, que es mi propia perseverancia en el ser, esti voleada sobre las consecuencias futuras de la solucién de este problema eientifico; sobre el examen del mundo ala luz, del ser-dos del amor; sobre lo que haré de mi encuentro, tat noche, con el eterno Hamlet; 0 sobre la etapa siguiente del proceso politico, cuando la reunién Alone de ta farion ce hay dispersado. ‘No hay sino una cuestin en la ética de las verdades: {c6mo voy, en tante que alguien, a continua excediencto ‘mi propio se*? ,C6mo ligar de manera consistente lo que sé con los efectos de la eaptura por lo no-sabido? 80 Lo que también se puede decir asi: gedmo yoy a continuar pensando? Es decir, a mantener en el tiem po singular de mi ser-miltiple, y porel tinico recurso material de este ser, el Inmortal que una verdad hizo advenir por mi a una composicién de sujeto. 2) Toda verdad, ya lo hemos dicho, depone los s beres constituidos y, en consecuencia, se opone a las opiniones, ya que se llama opiniones a las repte- sentaciones sin verdad, los desechos andrquices de un saber circulante Akora bien, las opiniones son el fundamento de la sociabilidad. Bs de lo que los animales humanos con- versan, fodos, sin excepeién. No se puede hacer de otra manera; el clima; la Gitima pelicula; las enfer- medades de los hijos; los bajos salarios; las vilezas dol gobierno; la actuaciin del equipo local de futbol; Ja televisién; las vacaciones; las atrocidades le. anes'y proximas; los sinsabores de Ia escuela piiblica; el «l- timo disco de un conjunto de hard-rock; el mal mo- mento por el que se atraviesa; si hay o no demesiados. inmigrantes; los sintomas neurdticos; los éxitos en la institucién; las comidas opipacas; la tltima lectura; las tiondas donde encontiar por poco dinero lo que se nncesita; los autos; el sexo; el sol 2Qué hariamos, mieerables da nosotros, si no hu biera ‘odo eso que citculay se repite entre los animales de la ciudad? 2A que silencio deprimente estariamos condenados? La opinién es la materia prima de toda comunicacién, a Es conocida la fortuna que hoy tiene este término, y que algunos ven ahi el enraizamiento de lo demo- critico y de la ética, Se sostiene frecuentemente que lo que cuenta es “comunicar”, que toda ética es “ética de la comunicacién’”.!! Si se pregunta: comunicar, es cierto, {pero qué? Es facil responder: opiniones, opi~ niones sobre la tolalidad de los multiples que este miiltiple especial, el animal humano, experimenta en la empecinada determinacién de sus intereses. Opiniones sin wt gramo de verdad. Ni tampoco de \ falsedad. La opiniénesté mis aca de to verdadero y de lo | falso, jastamente porque su iinico oficio es ser comi- | nicable, Por el contrario, lo que pertenece a un proceso |\de verdad no se comuntica. La comunicacion es apro- piada tnicamente para las opiniones (e, insistimos: no podriamos preseindir de ella), En todo To que eoncierne 4 las verdades se requiere que haya encuentro, Lo In- mortal de que soy capaz. no podrian suscitarlo en mi los efectos de tn sociabilided comunicante; debe set directanente capturado por la fidelidad. Lo que quiere decir: roto, en su ser-imultiple, por el trazo de una ruptura inmanente y finalmente requerido, aunque sea sin saberlo, por e) suplemento acontecimiental. Entrar en la 11. Singer Kabereas, Theorie de Hagir commurnicationst Fayard, (987. Habermas intenta extender la racionalidad “demo cvética™ integrand la corunicacisn et les fuadamentos mismos de su antropalogia Desde exe punto de visi participa, desde el bore ‘puesto al de Lévinas, de Jo que se podia lamar la subestruetra {iloséfies de la cotriente“ética composicién del sujeto de una verdad sélo puede ser del orden le aguetto que a une fe ocwre, Asi lo atestiguan las citcunstancias coneretes en que alguien es capturado por una fidelidad: un enc.eniro amoroso; el sentimiento repentino de que un paema esta dirigido a nosotros; una teoria cientifica cuya bellera, primeramente indistinta, nos subyuga; la inteligeneia ec- tiva deun lugar politico... La filosofia noes la exce2cién, ¥ya que todos sabemos que: para mantener el requis to del interés-desinteresado, es preciso haber conocido, tuna vez, en la vida, la palabra de un Macstio, De repente, la ética de una verdad es todo lo conitratio de una “ética de la comunicacién”. Es una ética de lo veal, si es verdad que, como lo sugiere Lacan, todo ac- eeso a lo real es del orden del encuentro. Y la con sistencia, que es el contenido de la méxima ética: *{Continuat!”, no va sino a sosterer el hilo de lo real, Se lo podria formular asf: “No olvides jamés lo que has encontrado.” Pero a sabiendas de que el no-clyido 1o es una memoria (jah ila insoyortable y periodistca “ica de ln memaria!). El no-olvigo.consste en pensar y practicar e! orderamiento de mi ser-miitiple segiin el Inmortal que él detenta, y que el agriclaniento de un encuentro ha compuesto en sujeto. Lo que en un antiguy lilnu?? labiannus fonulavo “Ama lo que jamas ereerias dos veces.” Porque la 12, Alain Batiow, ‘Pidorie de sujet, Seu, 1982. Este libro contiene,en sus “leeciones finals", lo desarollos ste la ica ce sjeto, pero en verdad son un poco diferentes de fo que sees ac 8 Gtiea de una verdad se opone de manera absolute a ka opinion y a la ética a sceas, que no es més que un esquema de opinién, Ya que la maxima de la opinién ¢s: “No ames sino lo que crees desde siempre.” 4, cAscetismo? GBs la étiea de las verdades ascética? {Exize de nos- ‘otros una renuncia? Este debate es, desde los albores de {a filosofia, esencial. Interesaba ya a Platén, re~ suelte a probar que el filbsofo, hombre de las verda~ des, es “més feliz” que el tirano gozoso, y que, en consecuencia, el animal sensible no remencia a nada esencial al dedicar su vida a las Ideas, Llaanemes “renuncia” al hecho que se deba ceder sobre la persecucién de nuestios intereses; persecu- cién que, excluida In verdad, eonstitiye la totalidad de nuestro ser-miiltiple, gHay renuncia cuando uba verdad me captura? Sin duda que no, ya que esta eap- tura se manifiesta por intensidades dle existencia i gualables. Se les pueden dar nombres: en el amor, hay dicha, en la ciencia, hay alegrfa (en el sentido de Spinoza: beatitud intelectual); en la politica, hay fentusiagma: yon ef arte, planer Rtas “afeecinnes de fa verdad”, al mismo tiempo que sefalan fa entrada de alguien en una composicién subjetiva, hacen va~ nas todas las consideraciones acerca de Ja renuncia. La experiencia lo muestra hasta el hartazgo “ Pero la dtica no es del orden de la pura captura, Regula la consistencia subjetiva, en la medida en que su maxima es “{Continuar!”. Ahora bien, hemes visto que esta continuaeién supone un verdadero desvio de la “perseverancia en el set”, Los materiales de nuestro ser-miltiple se subordinan a la composicién subje- tiva, @ la fidelidad a una fidelidad, y ya no a la perse- cucién de nuestro interés, Esta desviacién gequivale a Es preciso decit que aqui hay un punto propia mente indecidible, “Indecidible” quiere deer que hingiin céleulo pemite decidir si hay © no renuncia esencial ~ Por ust lado, es cierto que la ética de las verdades impone una distancia (al respecto de las opiniones que ©3 propiamente asocial. Esta a-sociabilidad se ha te~ conocido desde siempre: son fas imigenes de Talzs que cae en un pora porque busea penetrar en el secrsto de os movimientos celestes; el proverbio: “los enamoradas estén solos en el mundo” el destino separado de los grandes revolucionarios; el tema de la ‘‘soleded del genio”, ete, En el ms bajo nivel, es el sarcasmo con- ‘empoxineo contra el “intelectialoso”, 0 ka repre sentaci6n inevitable del militante como “dogmat co” o “terrarista” Ahora hien, la a-cociabilidad oo paga con ima constante restriccién en cuanto a Ia persecucién de Jos intereses, porque esta persecucién esté. precisa- mente regulada por el juego social y por la comu- nicacion, Aqui no se trata tanto de represién (aunque 8s evidenlemente existe y puede tomar formas extremas) como de una discordancia insuperable, propiamente ontolégica,? entre la fidetidad post-acontecimiento y el transcurso normal de las cosas; entre verdad y saber, — Por otra lado, es preciso reconocer que el “ini mismo” involucrado en la composicién subjetiva es idéntico a aquel que persigue su inter’: para nosottos no hay dos figuras distintas del “alguien”. Son los rmismos miltiples vivientes los que resultan requeridos en todos los casos. Esta ambivalencia de mi composicién-miltiple hace que el interés no pueda ser mas claramente representable como distinto del interés-desinteresado. ‘Toda representacién de mi- mismo es la imposictén fieticia de una unidad a sus componentes miltiples infinitos. De que esta ficcién esté en general fundamentada en el interés, no hay duda alguns. Pero como los componentes son ambi- guos (Son los mismos que sirven para figar mi pre- sencia en una fidelidad), es posible que, aun bajo la regla del interés, la unidad ficticia se subordine como tala un sujeto, al Lamortal, y no al animal sovializado. En el fondo, 1a posibilidad de que ningin ascetismo sea roqueride por Ia ética do las verdades, |. Cf Alain Badiou, L’Eie et léveénement, op. et. Un elemento considerado per It opinién se coma siempre ex un coxjunto cons teuible (que se deja apreherder por las clasficaciones). Mientras que #1 mismo elemento, eorsiderade 9 partir de un praceso de verdad, se toma en un eorjunto genérico tgrasso ssodo: escapando a todas las elasificacionesestablesdas) 86 proviane de que el esquema del interés no tiexe otra materia para unifiear fieticiamente que aquélla & la ual Ia ética de las verdades le da consistencia. Deahi que el interés-desinteresado pueda ser representable como interés a sezas. Cuando éste es el caso, no se deberta hablar de ascetismo: el prineipio del interés gobiema, en efecto, la prictica consciente. Peto no se trata sino de una simple posibilided y en ningiin caso de una necesidad, En elvcto, no olvidemos que es muy diffeil que todas los componentes de ni ser- riltple se involucren en su coajunto, tanto en la per secucién de mis intereses como en la consistencia de un sujeto de verdad. Siempre puede ocuir que el brutal requerimierito de tal 0 cual componente “dormido”, ya sea bajo la presién socializada de los intereses 0 por la etapa on curso de una fidelidad, desestabilice todos los montajes ficticios anteriores por medio de los cuales organizo la representacién de mé-mismo. En cueneia, la percepcidn del interés-desinteresado como interés a secas puede deshacerse, ser representable fa escisién y el ascetismo estar a la orden del dia, tanto como a la inversa: la fentacién de ceder, de relierse de la composicion subjetiva, de romper un amor porque un deseo obscero se impone; de traicionar una politiea por- ue se ofrece el reper del “servicio de lov biomes" de reemplazar la exasperacién cientifica por la carrera por los créditos y los honores, 0 de regresar al acedemi- cismo bajo le fachada de una propaganda que denuncia el cardeter “superada” de las vanguardias, a Pero entonces, la Hegada del ascetismo es idéntica al deseubrimicnto de un sujeto de verdad como puro deseo de si. El sujelo debe de alguna manera conti- rmuar por sus propias fuerzas, ya sin la proteceién de las ambigiiedades de la ficcidn representativa, Es el punto propio de fo indecidible: este deseo del sujeto de perseverar en su consistencia ges comparable al de~ seo del animal de correr su suerte socializada? Nada, ‘una vez en este punto, cxime del valor, Uno se armari, si puede, del optimismo de Lacan, cuando escribe: “El deseo, lo que se llama el deseo [Lacan habla aqui de lo insabido subjetivo} basta para hacer que la vida no tenga sentido, si produce un coberde.”.)4 14, Jacques Lacan, Berit, Sil, p. 79. 8 V. BL PROBLEMA DEL. MAL Subrayamos ya hasta qué punto la ideologta ética eon- temporinea se enraiza en la evidencia consensual del Mal. Hemos invertido este juicio al determinar el pro- ceso afitmativo de las verdades como niicleo central, tanto de la composicién pesible de un sujeto, como del advenimiento singular, para el “alguien” que entra en esta compasicién, ce uma étiea perseverante, iQuicre decir que es necesarie recusar toda velidez 4 fa noci6n del Mal y desterrarla en bloque 2 su evi- dente otigen religioso? A, La vida, las verdades, ef Bien Aqui no haremos ninguna concesién a la opinién s gin ta cual habria una suerte de “derecho natural” fundado, en tiltimo andlisis, en la evidencia de lo que petjudica al Hombre. ‘0

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