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*Mi mejor amiguita, comienza la música**

Había una vez una niña pequeñita pequeñita, tan pequeñita que su dedo no tapaba
el sol.
Miraba al cielo, y una gota de lluvia inundaba su rostro liso y frágil.
Caminaba y tropezaba, caía en el lodo y ella sonreía, subía a las hojas de los á
rboles escalando las nervaduras para poder sentir el viento.
Saltaba, cantaba, encantaba con esas manitas rosadas dignas de un bebé.
La niña te mira, con ojos grandes y transparentes; te mira fijamente te sonríe y
tú la miras con extrañeza porqué?
Será su largo cabello azul? .. o sus hermosos pendientes de plata?
La niña gira su cabeza, da unos pequeños círculos de 360 grados te sonríe y sigu
e su camino; comienza la música, comienza el arte, comienza el sudor.
Ups!, la niña no tiene piernas, prefiere volar. Hay que ayudarla para que pueda
cruzar el río en una flor de jazmín, hay que ayudarla por que se ahogará y ya no
veremos ese hermoso cabello azul.
Los ojos transparentes lloran lágrimas de azúcar rosada. La niñita pequiñita de
mirada transparente está sufriendo. Se ha caído en las rocas ya no puede girar s
u cabeza 360 grados.
Comienza el sudor, comienza la música.
Le doy la mano, arreglo su columna y seguimos adelante; no tengas miedo es tan p
equeñita que con su dedo no puede tapar el sol.
Ya no hay jazmines, solo hay cucardas fabricaremos unas alas para que pueda llegar
al sol.
La niña ya no tiene manitas de bebé, tocó el sol.
Comienza el sudor comienza la música.

Fátima Foronda.

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