You are on page 1of 1

LEER PARA VIVIR

No estoy seguro si uno se convierte en sus obsesiones o si las obsesiones se convierten en uno.
Lo ms probable es que ambas posibilidades sean factibles. Solemos repasar renglones viejos y
procurar deseos incumplidos. Solemos abrir las mismas puertas y cerrar las mismas ventanas.
Los goznes de la vida, casi desde que nacemos, son similares. Igual los pernios y los tornillos de
nuestras dos casas: la que habitamos y en donde dormimos, y la que alberga nuestro corazn,
nuestros pulmones y las partes tangibles del alma. Somos casi siempre los mismos: las
obsesiones nos siguen y nos abrasan, nos preguntan y nos construyen. Aunque dudar y disentir
es uno de los mejores atributos del ser humano, muchas veces, las actitudes y las ideas repetidas
son benficas. Uno se construye andando de nuevo los viejos caminos. Uno se mira mejor
cuando desanuda antiguas obsesiones para luego inventar otras.
La lectura ha sido para m una obsesin. No solo porque acompaa y pregunta. No solo por su
poder teraputico o su ilimitada mirada. No solo porque deviene alegra y siembra, sino porque
detiene, un poco, el hedor de la maldad, la liviandad de los tiempos y la despersonalizacin del
ser humano. Del ser humano, que embriagado por las bondades de la tecnologa, olvida los
renglones internos del ser y los renglones externos de la comunidad. La literatura, en cualquiera
de sus formas, abre espacios que pueden amortiguar los excesos de nuestra especie y las mil y
una sinrazones de la barbarie.
Aunque es factible que haya sucedido en alguna ocasin, es poco probable que en una librera,
en una biblioteca o en un aula universitaria se hayan fraguado guerras o actos de terrorismo.
Si leer humaniza, el lenguaje hermana. Como escribi Pal Celan, victima del nazismo. algo
sobrevivi en medio de las ruinas. Algo accesible y cercano: el lenguaje

You might also like