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3. GLOBALIZACION, PROCESOS CIVILIZATORIOS Y LA REUBICACION DE LENGUAS Y CULTURAS Walter D. Mignolo I La globalizacion se concibe, en la jerga colectiva transnacional, como la ultima de tres etapas de transformacién mundial a partir de 1945. En un vocabulario mas sociohistorico, la globalizacién podria relacio- narse con Ja expansién de Occidente desde 1500 y plantearse en tér- minos del sistema mundo de Immanuel Wallerstein’ 0 del “proceso de civilizacién”’ de Norbert Elias. Mientras que el modelo de Wallerstein permite una relectura de la modernidad, como sistema econémico mundial, la investigacion de Elias cuenta la historia del crecimiento de una consciencia en la emergente preocupacién europea por cristia- nizar y civilizar el mundo. La propia auto-descripcion hecha por los intelectuales curopeos de la nocién de “civilizacién”, que se converti- ria luego en la base de la “misién civilizadora” colonial, es basicamente una construcci6n de la Iustracién europea. Sin embargo, la idea gene- ral (como lo demuestra ampliamente Elias) ya esta en marcha en el Renacimiento europeo. En realidad, asumir que desde 1500 Europa tiene que civilizar al mundo, es un gesto paradojica y altamente etnocéntrico, cuando otras civilizaciones (como la china, india, islamica, inca, az- teca y maya) habian permanecido, por asi decirlo, durante siglos antes de que un grupo de comunidades de barbaros venidos a mas empezara a postularse a si mismo como un nuevo centro del mundo, en nombre del cristianismo y de Europa®. El propio concepto de civilizacion logr6 un alcance universal una vez que Europa empez6 a expandirse por todo el planeta, reprimiendo la auto-conceptualizacién ya existente en or- ganizaciones sociales altamente sofisticadas (como por ejemplo en la 56 Walter D. Mignolo China, México, el mundo islamico y el inca). La “civilizacion” se con- virtié entonces en el sello caracteristico de la Europa cristiana y en el criterio para medir a otras sociedades. La comparacién era, por un lado, una serie de interpretaciones forzadas y, por el otro, una justifi- cacion para llevar ¢ implantar la civilizacion al resto del planeta, que se habia declarado falto de algunas propiedades 0 con un exceso de ellas. Nos alejariamos mucho del tema si describiéramos el equiva- lente de la nocion europea de “civilizacién” entre comunidades que aleanzaron mucho antes el nivel de sofisticacion social que Elias des- cribe como “proceso de civilizacién” europea. Cuando, en 1959, por ejemplo, J.Needham y L.Wang publicaron la monumental Science and Civilization in China, aan escribian bajo la doble atadura del concepto mismo de “civilizacion”. Esta era, por un lado, algo que le pertenecia a Europa, como un tesoro que podia ser disfrutado por el planeta entero y, por el otro, algo que las otras cultu- ras y comunidades tenian como “objeto” para ser estudiado por quie- nes no solo inventaron la idea de la “misi6n civilizadora” sino tam- bién una disciplina, concomitante a ésta, llamada “estudios de civili- zacién”. La civilizacion tiene entonces un doble filo: la justificacién ideolégica de la expansién econémica de Europa y la fundacién de un campo de estudio que situaba a Europa como lugar de enunciacion ya las otras civilizaciones como lugar de lo enunciado. Ahora, comenza- ré por explorar las complicidades entre la concepcién de las lenguas y las literaturas, los limites de las humanidades y las culturas de cono- cimiento académico en los ultimos quinientos afios, periodo que iden- tificamos como la modernidad y también como de la globalizacion re- presentada en la propia constitucién y expansion del sistema mundo de Occidente. En este proceso, la independencia de Latinoamérica con respecto a Espafia y Portugal, en el siglo XIX, creé las condiciones para la articulacion, dentro del propio proceso de construccién de las naciones, de la dicotomia civilizaci6n/ barbarie (Facundo: civilizacién y barbarie, 1845, de Domingo Faustino Sarmiento, intelectual argen- tino y mas tarde presidente, 1868-74). La formula de Sarmiento se convirtio en una figura candnica de la cultura latinoamericana y, al mismo tiempo, en una justificacién para el colonialismo interno. Lue- go, haré un esfuerzo por identificar las instancias en que la mision civilizadora empezé a fallar y en que las oposiciones civilizacion/bar- barie, Primer Mundo/Tercer Mundo y desarrollo/subdesarrollo se sus- tituyen por la auto-reubicacion y restitucién del pensamiento y la teorizacion entre y por parte de los barbaros, las personas del Tercer Mundo, los subdesarrollados, las mujeres y la gente de color. Termi- naré explorando la relevancia de la obra de Darcy Ribeiro, el Globalizacién, procesos civilizatorios y la reubicacion de lenguas y culturas 57 “antropologador” (como se llama a si mismo) brasilefio, principalmen- te en dos de sus libros: O processo civilizatorio (1986) y Las Américas y la civilizacion (1969). Propondré que estos dos libros son un desplazamiento del concepto de “proceso de civilizacion” de Elias y de la version de misi6n civiliza- dora del colonialismo interno de Sarmiento, asi como de la confabula- cién entre los fundamentos de las disciplinas y los poderes coloniales (principalmente en el caso de la antropologia). Elias describe las dife- rencias en el uso de “civilizacion”; primero, en Francia e Inglaterra, para indicar un sentido de orgullo nacional y, luego, en Alemania, donde el mismo sentimiento se expresaba con la palabra “cultura”. Ademas, “civilizacién” se concibe como un proceso, y “cultura”, como un producto. La “civilizacin” se puede Mevar y expandir alrededor de todo el planeta, pero la “cultura” no. Esta distincion fue drastica para los intelectuales del mundo colonizado, quienes asumian, al igual que Sarmiento en la Argentina, que la cultura local tenia que ser mejorada a través del crecimiento y expansién de la civilizacion europea. La distincién entre civilizacion y cultura, proceso y producto, con- tribuy6 al colonialismo interno, representado por los intelectuales de las areas colonizadas, que luchaban contra la “barbarie” de su cultu- ra, en pro de la civilizacion europea. La actual reubicacion de len- guas y culturas, en la Ultima etapa de globalizacion, esta contribu- yendo a corregir y rearticular una distincion que. por siglos, funciond tan bien que lleg6 incluso a ser apoyada por los intelectuales de la periferia, que se estaban autocolonizando en nombre de la autodeter- minaci6n. La obra de Darcy Ribeiro, como veremos al final de este articulo, sienta las bases para un descentramiento de la practica te6- rica y su cimentacién en las historias locales*. Mas recientemente, Ja publicacion en version completa y en formato de libro de la obra de Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order, ha situado el debate en el contexto de la globalizacién. La siguiente seccién trata, desde una perspectiva diferente, el anali- sis que hace Huntington de las lenguas, las culturas y la globalizacion. I Unas cuantas décadas antes de la emergencia de un continente desconocido (desde la perspectiva de los observadores europeos) y de la gente desconocida que lo habitaba, los confines de la geografia co- incidian con los de la humanidad. Se pensaba que mas alla de los confines geograficos conocidos habitaban criaturas exoticas con dos cabezas, tres brazos, y cosas parecidas. Los limites de la geografia 58 Walter D. Mignolo coincidian con los limites de la humanidad. Sin embargo, en cuestion de dos 0 tres décadas, ambos confines (los del mundo y los de la huma- nidad) se empezaron a transformar radicalmente. Las criaturas exd- ticas que alguna vez habian habitado los rincones desconocidos del mundo fueron reemplazadas por los salvajes (0 canibales) que habita- ban el Nuevo Mundo. Los confines geograficos y los de la humanidad fueron reubicados por dos fuerzas: por un lado, la transformacion del conocimiento generada por las interacciones culturales entre gentes que hasta ese momento no sabian unos de otros; y por otro, la cre- ciente conciencia de la expansion de la tierra mas alla de los limites de lo conocido. Los canibales y los salvajes fueron ubicados en un es- pacio que empezo a concebirse como un Nuevo Mundo (figura 1). A finales del siglo XIX, los confines espaciales se volvieron cronolégicos. A comienzos del periodo moderno, ocurrié una transfor- macién entre los confines geograficos y humanos; a fines del siglo XIX, los salvajes y los canibales del espacio se convirtieron en los primitivos y ex6ticos orientales del tiempo. Mientras que el siglo XVI fue el escenario de un caluroso debate acerca de los confines de la humanidad, con Las Casas, Sepulveda y Victoria como personajes prin- cipales de la controversia, hacia el siglo XIX el problema ya no era si los primitivos y los orientales eran humanos 0 no, sino, mas bien, qué tan lejos estaban del presente Estado de civilizacion de la huma- nidad. A Lafitau (Moeurs des sauvages américains comparées aux moeurs des premiers temps, 1724) se le ha dado crédito como uno de los pensa- dores mds importantes en este proceso de convertir a los salvajes/ canibales en primitivos/orientales y de desplazarlos a una escala cronolégica opuesta a la distancia geografica. La “negacion de la con- temporancidad”® fue el resultado final de reubicar a los pueblos en una jerarquia cronologica en vez de hacerlo en lugares geograficos. La reubicacion de lenguas, pueblos y culturas en el tiempo y no en el espacio, que encuentra su formulacion mas sistematica en la Filoso- fia de la historia (1822) de Hegel, no habia sido refutada, hasta hace unos cincuenta anos, por los intelectuales involucrados en Jos movi- mientos de liberacion y descolonizacién. Hoy en dia, la Filosofia de la historia de Hegel es un punto de referencia comun para los intelec- tuales del Africa, Asia, Latinoamérica y el Caribe que escriben para rechazar los arreglos de las diferencias culturales dispuestos por Hegel en un marco de tiempo que tiene la idea europea de civilizacién, y a la Europa occidental como punto de Iegada. La etapa actual de la globalizacion, dirigida por compafiias transnacionales, esta contribu- yendo de manera involuntaria con la restitucion del espacio y del lu- gar y con la multiplicacion de las historias locales. En otras palabras, la etapa actual de la globalizacién y su énfasis en el mercado estan contribuyendo a la negacion de la negacion de la contemporaneidad, Clobatizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culfuras 59 Figura 1. Tabula Terra Nova (1513) por Martin Waldseemiiller un principio estratégico de las tres etapas previas de la globalizacion, bajo las banderas de la cristianizacién (por parte del imperio espatiol), la misién civilizadora (por parte del imperio britanico y la coloniza- cion francesa) y el desarrollo/modernizacion (por parte del imperia- lismo norteamericano). La negacion de la negacion de la contemporaneidad, como un pro- yecto y un deseo para la descolonizacién intelectual, debe hoy hacer frente a la nueva version de los salvajes, los canibales y los primitivos de ayer, replanteados en los términos de subdesarrollados. Mientras que los salvajes/canibales debian ser cristianizados; los primitivos, ci- vilizados; y los orientales, occidentalizados; los subdesarrollados deben ser, mas bien, modernizados. E] progreso y la modernidad reemplaza- ron tanto la mision cristiana de Espafia y Portugal, como la misién civilizadora de Francia e Inglaterra, y se convirtieron en la nueva meta de la version imperial norteamericana de los colonialismos anterio- res. Sin embargo, las antiguas ideas y prejuicios no desaparecieron: en el presente, sobreviven reescritos con un nuevo vocabulario. Las tres etapas de la globalizacién representadas por la expansion europea previa al mercado transnacional y mundial que estoy presuponiendo aqui, no deben ser vistas como si siguieran una cronologia lineal hegeliana sino, mas bien, en una coexistencia espacial de memoria (ver abajo) y como contradicciones diacronicas. Parad6jicamente, la 60 Walter D. Mignolo Ultima etapa de la globalizacion (companias transnacionales y tecnoglobalismo) esta creando las condiciones para pensar mas de manera espacial que cronolégica. La espacializacion trae a un pri- mer plano el hecho de que no hay gente del presente que esté vivien- do en el pasado (como lo proponia el modelo hegeliano de la historia universal) sino que el presente es una variedad de circulos cronolégicos y ritmos temporales. Asi, la globalizacion economica esta facilitando la tarea intelectual de negar la negacion de la contempo- raneidad, de eliminar la misién civilizadora y de conceptualizar el proceso civilizador como uno en el cual la hhumanidad entera contri- buyé y esta contribuyendo. Los lazos entre las lenguas y los limites de la humanidad dieron forma a las ideas de literatura, culturas de conocimiento académico y civilizacion en la modernidad europea. La modernidad, el periodo de la globalizacion que hoy esta siendo testigo de una transformacion radical, se caracteriza por una articulacién particular de las lenguas (inglés, francés, aleman, italiano), de las literaturas en estas len- guas (con su legado de griego y latin) y de las culturas de conocimien- to académico (principalmente en inglés, francés y aleman). EI italia- no permanece como base para los estudios del Renacimiento y man- tiene su importancia gracias a su estrecha relacion con el latin. Wallerstein ha anotado, acerca de las culturas académicas, que “al menos el 95 por ciento de todos los académicos y de todo el conocimiento académico del periodo que va de 1850 a 1914, y proba- blemente incluso hasta 1945, tiene origen en cinco paises: Francia. Gran Bretafia, Alemania, Italia y los Estados Unidos. Hay algo de conocimiento en el resto del mundo pero, basicamente, no sélo el conocimiento viene de esos cinco paises, sino que casi todo el sa- ber de los académicos es acerca de sus propios paises... Esto es en parte pragmatico, en parte presién social y en parte ideologico: €s- tos son los paises importantes, esto es lo que importa, esto es lo que deberiamos estudiar para saber como funciona el mundo."” En otras palabras, las lenguas y la tradicion académica de los pai- ses vinieron de aquellos lugares donde la misién civilizadora se ex- pandio. Hay que notar que Espafia y Portugal ya no son parte de las lenguas y de la tradicién académica del mundo europeo moderno. Llevemos el tema mas adelante explorando una vez mas la conver- sion de diferencias humanas en el espacio a diferencias humanas en el tiempo, introduciendo dos nuevos actores en el juego: Jas len- guas y la alfabetizaci6n, por un lado, y los lazos entre Jos confines de Ia humanidad, los mapas lingitisticos y los procesos de civilizacion, por el otro. Las complicidades entre las lenguas y los confines de la Globalizaci6n, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 61 Figura 2. Relacién de analfabetismo en paises con mas de diez lenguas. Fuente: Florian Coulmas, Linguistie Minorities and Literacy (Berlin, 1984). humanidad han sido claras desde el comienzo de la expansion occi- dental. a principios del periodo moderno. Si rebuscamos en los archi- vos, podemos encontrar ejemplos similares en los que las lenguas fueron tomadas como una de las bases en las que se podian apoyar las politicas de identidad; la lengua servia para definir los limites de una comunidad, distinguiéndola de las otras comunidades. La confabula- cién entre ciertas lenguas, la escritura alfabética y los confines de la humanidad, no era nueva en el Renacimiento/comienzos del periodo moderno’. Lo nuevo era ia proporcién planetaria y la larga duracion en que tales complicidades se empezaron a articular. El mapa lingitistico de la Figura 2 da una mejor idea de la correla- cién entre los lugares geogrdficos y la produccidén teorica. Primero que todo, se puede ver la correlacion entre los lugares geoculturales y geolingiiisticos de la modernidad (en blanco en el mapa) y los domi- nios geoculturales en que la modernidad europea no era relevante o era recibida (voluntaria o inyoluntariamente) como un elemento ex- tranjero que, desde la perspectiva de las lenguas y las culturas vernaculas, debia ser incorporado o rechazado, Segundo, se puede ver (en lineas horizontales) que la mayoria del planeta (con excepcién de los paises europeos) comprende areas geoculturales con mas de diez 62 Walter D. Mignolo lenguas cada una. Aunque esta situacién esta por ser corregida, el hecho es que, si los paises europeos no se contaban como paises con mas de diez lenguas, era porque las lenguas imperiales y nacionales eran las unicas que se reconocian como tales; las demas se contaban como dialectos. El discurso de la misi6n civilizadora tenia dos caras: una para la construccién de las naciones, la otra para la expansion colonial. E] mapa tambien muestra (lineas diagonales) que, en casi todas las areas del mundo (con excepci6n de los paises europeos), mas del cuarenta por ciento de la poblacién es analfabeta. De estas esta- disticas se puede obtener toda clase de conclusiones. Una de ellas podria suponer, por ejemplo, que la exaltacion del bajo indice de anal- fabetismo en los paises europeos y que se relacionara este logro con el desarrollo intelectual natural de los habitantes de esa area parti- cular del planeta, en la que el centro y los agentes de la mision civili- zadora estaban situados. Por otro lado, se podrian asociar la baja di- versidad lingiiistica y los bajos indices de analfabetismo en Europa al proceso de expansion colonial y mundial desde 1500. Esta fecha po- dria usarse también para situar el proceso en que los intelectuales, que habitaban en la parte del planeta que empezo a auto-construirse como Europa y como un territorio en el que la civilizacion humana alcanzaba su grado mas alto, cargaron de peso la “letra” como signo distintivo del concepto de civilizacién que los intelectuales del Rena- cimiento y de la Ilustraci6n forjaron para si mismos?: Guizot, por ejem- plo, aparentemente creia, y explicitamente expresaba, que la “civili- zacion” era un fendémeno puramente europeo (Histoire de la civilisation en Europe, 1828; Histoire de la civilisation en France, 1830). Si pasamos ahora a las estadisticas complementarias de la Figura 3, podemos ver que hay casi cien lenguas que dan cuenta del 95 por ciento de la poblacion del mundo. De estas cien lenguas, doce son habladas por el 75 por ciento de la poblacion. De esas doce, seis son coloniales y, por ende, son las lenguas de la modernidad europea. Su orden segun Ja can- tidad de hablantes es: inglés, espanol, aleman, portugués, francés, ita- lano. El chino es la lengua més hablada del mundo, por encima del in- glés, aunque éste ha gozado del poder de estar acompafiado y apoyado por la ubicacion geocultural del capitalismo durante el periodo del imperio britanico y, en el ultimo medio siglo, en los Estados Unidos. El espariol, aunque desplazado como lengua relevante de la modernidad (dominado por el francés, el aleman y el inglés), tiene mas hablantes que el francés y el alem&n. El ruso, la segunda lengua desplazada de la modernidad europea, logré, a pesar de todo, tener una presencia marginal a través de la literatura y tiene mas hablantes que el aleman. El hindi se en- cuentra entre el ruso y el aleman. Finalmente, el japonés, el arabe y el bengali son Jenguas cuyo ntimero de hablantes excede al de hablantes de portugués, francés e italiano. Eso no es todo. La globalizacion y la Globalizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 63 | chino 7 ingles espafiol 45% Truso | hindi / adie of leo Asta s0% 16% epenes arabe \ \ Pacifico i 20% | | \ bengali 1) \ Africa 319% \ | frances \ wo italiano = ot Medio Oriente 1.5% — 25 lenguas responden por el 75 % de Europa 1.5% la poblacion mundial / portugués May o menos 100 Ienguas responden por el 95 de la poblacion mundial. Figura 3. Distribucion de las lenguas del mundo por continente y poblacién Fuente: Florian Coulmas, Linguistic Minorities and Literacy (Berlin, 1984) promulgacién de la misi6n civilizadora a través del vehiculo de las len- guas coloniales hicieron posible que estas lenguas se hablaran mucho mas alla de su lugar de “origen”. Asi, la desvinculacion de lenguas y territorios, la doble politica sobre las lenguas (una para las naciones, una para las colonias) y, finalmente, las crecientes migraciones en masa, fueron posibles por la propia revolucion industrial y por los medios de trans- porte, revelan las bondades y miserias de las lenguas coloniales: por un lado, la historia de su alceance mundial; por el otro, la historia de la impo- sibilidad de controlarlas mediante las respectivas academias nacionales de Ja Jengua. Mientras tanto, las tres lenguas de la alta modernidad (in- glés, aleman, francés) contintan teniendo su hegemonia como lenguas del conocimiento académico y de Ja literatura mundial. Ciertamente, las lenguas bien establecidas como el chino, el japonés, el arabe y el hebreo no fueron eliminadas por las lenguas coloniales modernas. Como si fue el caso de lenguas menos establecidas como el quechua, el aymara o el nahuatl, que sufrieron el impacto del latin y el espayiol, lenguas apoyadas por la infraestructura de lo que Darcy Ribeiro Iamaba “imperios mercan- tiles con una misién de salvacion” para distinguir el (los) imperio(s) de Espaiia (asi como los de Portugal y Rusia) del “mercantilismo colonial- capitalista” (de Holanda e Inglaterra, durante siglo el XVII) y del “impe- rialismo industrial”, representado por Inglaterra en el siglo XIX y por los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX. 64 Walter D. Mignoto Lengua 1958 1970 1980 1992 ‘arabe a7 2.9 3.3 35 bengali air 2.9 3.2 3.2 ingles 9.8 91 8.7 7.6 hindi 5.2 5.3 5.3 6.4 mandarin 15.6 16.6 15.8 15.2 ruso 55 5.6 6 4.9 espanol 5 5.2 5.5 6.1 Tabla 1. Hablantes de las principales lenguas (porcentajes de la poblacién mun- ial") * Neimero total de hablantes de lenguas habladas por 1 millon de personas 0 més. Fuente: Samuel P. Huntinglon, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order (Nueva York, 1996). Porcentajes calculados a partir de los datos recopilados por el profesor Sidney S. Culbert, del Departamento de Psicologia de la Univers!- Had de Washington. én Seattle, sobre el numero de hablantes de lenguas habladas por mas de un millén de personas, y reportados anualmente en el World Almanac tnd Book of Facts. Los calculos incluyen tanto hablantes de “lengua materna’, como hablantes de “lengua extranjera” y son derivados de censos nacionales, Sondeos de muestras de la poblacion, sondeos de radio y programas de television, datos del crecimiento de la poblacién, estudios secundarios y otras fuentes. Pasemos ahora al comentario de Huntington acerca de la Jengua y la civilizacion en esta era mundial (ver tablas 1 y 2). El principal argu- mento de Huntington es rebatir que el inglés sea (0 se este convirtien- do en) una lengua universal, la lengua de una civilizacion unificada. El acierta al decir que, cuando un hombre de negocios coreano y un ban- quero chino hablan en inglés, no estén Ievando’ en esa conversacion el peso de la civilizacion inglesa/ norteamericana, Ademas, hay mu- chos mas hablantes de mandarin que de inglés. De hecho, la totalidad de hablantes de las lenguas habladas en China es casi igual a la tota- lidad de hablantes de lenguas coloniales (ver Tabla 2). Si afadimos a esto el ntimero de hablantes de hindi, ruso, bengali y arabe, el nume- ro de hablantes de lenguas no-coloniales supera de manera conside- rable el nimero de hablantes de lenguas coloniales. Pero el problema no es tanto el numero de hablantes sino el poder de hegemonia de las lenguas coloniales en el campo del conocimien- to, la producci6n intelectual y las culturas de conocimiento acadé- mico. En el campo de la literatura, por ejemplo, se puede escribir en inglés y aun agregar a eso la intensidad de las memorias espafio- las/latinoamericanas, como lo estan haciendo los latinos en este pais Globatizacion. procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 65 1958 1992 Némero de haliantes Porventaje Nimmero de hablantes Porceniaje Lenguaje (en nillones) —delmamdo = enmillnes)_— del mmo amadarin ana 15.6 907 15.2 cantones 43 1S 6 4 wu 39 14 et Ll nin 36 13 50 0s hiaklca 19 0.7 33 06 Tenguas chines ‘581 20.5 9 188 indés 278 28 456 76 espahal 442 5 362 61 portugués 7” 2.6 17 3 lenin 120 42 ug 2 francés 70 25 123 21 ‘Lenguas occidentales esa 24.5, 1237 208 Total lengues mudiales 2845 445, 5979 s94. Tabla 2._ Hablantes de las principales lenguas chinas y occidentales Fuente: Samuel P.Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World Order (Nueva York, 1996) Porcentajes calculados segiin los datos de lenguas reco- Pilados por el profesor Sidney S. Culbert, del Departamento de Psicologia de la iniversidad de Washington, en Seattle, y reportados en el World Almanac and Book of Facts de 1959 y 1993. El inglés de la India de la posdivisién no contiene la misma memoria que el inglés nacional de Gran Bretana, de la misma manera que el inglés hablaco en Inglaterra por los inmigrantes del Tercer Mundo no tiene el mismo peso cultural e ideolégico que el inglés del rey (el in- glés del rey, King’s English, es la variante que se considera mas co- rrecta, en ausencia de una Academia de la Lengua Inglesa que regu- le el uso del idioma (NT)). En otras palabras, lo que la presente etapa de la globalizacion esta representando es (inconscientemente) el rom- pimiento del lazo natural entre lenguas y naciones, entre lenguas y memorias nacionales, entre lenguas y literatura nacional. Asi, esta representando y creando las condiciones para la reubicacién de las lenguas y la fragmentaci6n de culiuras. En realidad, es dificil mante- ner el concepto mismo de cultura (y de civilizacton, desde la perspec- tiva de Huntington) como espacios homogéneos para gente con inte- reses, metas, memorias, lenguas y creencias comunes. Es cierto, como 66 Walter D. Mignolo lo subraya Huntington, que después de la descolonizacion las lenguas “nativas” estan ganando terreno al estar relacionadas, o con politicas del Estado, 0 con los movimientos sociales, y a la literatura. Las cul- turas académicas también estan siendo reubicadas. Asi, aun si es cierto que el inglés se esta convirtiendo en la lengua universal del mundo académico, no esta cargando consigo el peso conceptual y los valores de la tradicion académica occidental. Mi opinién es que algo similar a Jo que pasa en literatura esta pasando en Jas culturas aca- démicas: esta emergiendo una gnoseologia fronteriza en la intersec- cion del conocimiento occidental con el no occidental, caracterizado como “sabiduria” por el primero. En junio de 1996, en Barcelona, Espaiia, se Ilevé a cabo la Conferencia Mundial del Derecho a la Lengua, a la que asistieron mas de cien ONGs. Uno de los principales objetivos de la conferencia era aprobar una declara- cion universal de los derechos a la lengua, como resolucion complemen- taria a los derechos humanos. La meta final es que la ONU apruebe esta declaracién. La conferencia estuvo presidida por Rigoberta Mencht, la reconocida intelectual y activista maya-quiché de Guatemala. Este evento es, a mi juicio, la consecuencia de una transformacion radical de las creencias coloniales que relacionaban las lenguas con los limites de la humanidad, en las etapas tempranas de la modernidad y la globalizacion. Hacia la década de los afios setenta, el poder de los Estados-nacién empezo a debilitarse por Ja configuracién de alianzas econémicas transnacionales (fueron los anos de la OPEP, del Japon que entraba al mereado mundial, la consolidacion de compafiias transnacionales). El debilitamiento del Esta- do tuvo su contrapeso en el fortalecimiento de comunidades que habian sido reprimidas precisamente en los afios de la construccion de naciones y de la consolidacion de Estados. Asia y Africa fueron el centro de los movi- mientos de descolonizacién. Latinoamérica experimenté un resurgimiento de movimientos indigenas que lichaban por sus derechos, sus tierras, sus lenguas!°. Rigoberta Mencht surge de esos procesos. A Jo que llega todo esto, entre otras consecuencias importantes, es a la articulacion clara y contundente de una politica y una filosofia del lenguaje que reem- plaza la distribuci6n a la que habian sido asignadas las lenguas menores mediante la filosofia del lenguaje subyacente a la misién civilizadora y a Ja politica del lenguaje representada por el Estado tanto en el interior de la nacién!' como en las colonias'*. En Latinoamérica, la creciente influencia e internacionalizacion de las organizaciones indigenas'* tuvo un notable impacto sobre las politicas de lenguaje y de educaci6n. El surgimiento de lo que empez6 a llamarse “nuevas identidades étnicas” no ocurrid de repente, por su- puesto. Detras de su desarrollo hubo una larga tradicion de rebeliones, Globaiizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenquas y cultures 67 resistencias y adaptaciones controladas por poderes coloniales o na- cionales (0 por ambos) y omitidas en la ensenanza de la historia y la cultura nacionales y en las practicas literarias nacionales'‘. El espa- fol, una lengua subalterna en la modernidad europea, se convirtié en la lengua oficial y hegeménica en reas con alta densidad de pobla- cion amerindia como los Andes (Bolivia, Pert, Ecuador) y en Mesoamérica (México, Guatemala). Desde el punto de vista de la po- blacion amerindia, las lenguas fueron definitivas para mantener una cierta continuidad a partir de la época colonial a través del periodo de construccién de la nacion y hasta el final del siglo KX. Los cambios presenciados en la década de los setenta, el surgimiento de una nue- va conciencia indigena, fueron impulsados por indigenas que habian sido empleados por el Estado bien fuera como trabajadores para el de- sarrollo comunitario 0 como educadores. Ellos no sélo buscaban una nueva identidad indigena, sino también una oportunidad para presio- nar a quienes tenian posiciones de poder o estaban en el gobierno, de tal manera que pudieran influir sobre el futuro del sistema de gobier- no indigena. Por otro lado, la globalizacion tecnolégica contribuy6 con este proceso puesto que los activistas indigenas y sus partidarios en todo el mundo podian relacionarse mediante la estructura de redes de informacion transnacional. Una de las paradojas de Ja globalizacion es que permite que las comunidades subalternas dentro del Estado- nacion creen alianzas transnacionales, por encima del Estado, para luchar por sus propios derechos sociales y humanos. El derecho a te- ner y a hablar lenguas que el discurso de la mision civilizadora y de la politica del Estado ha relegado a una posicion subalterna es una de las indemnizaciones reclamadas en nombre de los derechos huma- nos y los de la lengua. Esto es, los lazos entre el lenguaje y los confi- nes de la humanidad estan entrando en un proceso de desintegracion cuyas consecuencias quiza no podamos prever aun. En forma paralela a los movimientos sociales y a la importancia dada al tema de la lengua, surgieron intelectuales descendientes de amerindios para quienes su “lengua materna” era, naturalmente, una lengua amerindia (aymara, quechua, maya, nahuatl). El surgimiento de una nueva comunidad de intelectuales en el panorama cultural de Latinoamérica se ajusta a la descripcién de Gramsci del “intelectual organico”: “Todo grupo social que nace en el terreno original de una funci6n esencial en el mundo de la produccion econémica crea consi- go, de manera organica, uno o mas estratos de intelectuales que le brindan homogeneidad y una conciencia de su propia funcion, no sélo en el campo de la economia sino también el de la politica y en el social"!®. Por razones hist6ricas, relacionadas con la misma historia del colonialismo, los intelectuales de raigambre amerindia en 68 Walter D. Mignolo Latinoamérica no tienen, en las esferas piiblicas, la misma influen- cia que tienen los afroamericanos 0 los latinos en los Estados Unidos. Un area en la que se han mantenido activos e influyentes es en la educaci6n y en la protesta contra la ideologia del Estado en lo que se refiere a la lengua y a la memoria!®. Mas que como restitucién de un pasado auténtico, la articulaci6n intelectual de la historia y de la edu- cacion debe entenderse dentro del proceso de construcci6n de las na- ciones y del orden del mundo colonial e imperial. Para resumir, a fines del siglo XIX, cuando la institucionalizacién de las lenguas na- cionales estaba en su auge'’, los canibales de comienzos del periodo colonial se convirtieron en los primitivos de la era de la expansion colonial y el estandar de la civilizacion fue también estipulado entre las mas importantes potencias europeas’®, la misién civilizadora y el concepto de “civilidad” se convirtieron en un principio regulador para los discursos interestatales, imperiales y neocoloniales en América. Un caso que ilustra lo anterior es la nocién de “frontera” a fines de siglo en los Estados Unidos y en Argentina: Ja frontera era la marca mévil (hacia el occidente) de la marcha de la misi6n civilizadora, la linea divisoria entre civilizacion y barbarie. Sin embargo, la frontera no solo era geografica sino también epistemologica: el lugar del primi- tivo y del barbaro era la “tierra baldia,” desde el punto de vista de la economia, y el “espacio vacio” del pensamiento, la teoria y la produc- cion intelectual'®. Como lo expone Barran de manera convincente: “La subyugacion de la sensibilidad ‘barbara’ se simplificé por el hecho de que ésta no se adapté a teorizarse, dado que la teoria era precisamente su negacién. La ausencia de una reflexion tedrica de si misma impidio la formacion de una contracultura ‘barbara’, programada consciente- mente. La teoria y los planes pre-elaborados eran, en cambio, la esen- cia de la ‘civilizacion’ y sus agentes eran los intelectuales de la nueva sociedad”?°. Asi, los intelectuales organicos de los movimientos socia- les de amerindios (al igual que los de latinos, afroamericanos y muje- res) son precisamente los principales agentes del momento en que la “parbarie” se apropia de las practicas te6ricas y de los proyectos elabo- rados, sepultando y reemplazando tanto el discurso de la misién civil zadora como sus fundamentos te6ricos. La “frontera de la civilizacion” de fines del siglo XIX se ha convertido en Ja “zona limitrofe” de fines del siglo XX. Las zonas limitrofes, a diferencia de las fronteras, no son ya las lineas en que la civilizacién y la barbarie se encuentran y se divi- den, sino el lugar en que una nueva conciencia, una gnosis limitrofe, emerge de la represion a la que sometia la misi6n civilizadora?'. Esa gnosis limitrofe no es una contracultura, sino la negacién de la nega- cién de la “barbarie”; no es una sintesis hegeliana sino la absorcién de los principios “civilizadores” dentro de la “civilizacion de la barbarie”: Globalizacién, procesos civilizaiorios y ta reubteacion de lenguas y culturas 69 una “fagocitosis” de la civilizacion hecha por los barbaros (como lo plan- tea el filosofo argentino Rodolfo Kusch...), mas que la venia del barbaro y su entrada en la eivilizacion. Se trata también de un acto de “antro- pofagia”, como lo sefalan el escritor brasilefio Mario de Andrade y el poeta y critico literario, también brasilefio, Haroldo de Campos. Ya no nos enfrentamos a espacios intermedios 0 a lo hibrido, con imagenes de cordialidad en las zonas de contacto, sino a las fuerzas de la teorizacion y la racionalidad “barbaras”, con las que este trabajo bus- ca contribuir, integrando y reemplazando la logica restricliva que se esconde detras de la idea de “civilizacion” para dar paso a lo que la misi6n civilizadora suprimié: la auto-apropiacién de todas las cuali- dades que les fueron negadas a los barbaros. La “gnoseologia limitro- fe” (mas que la epistemologia) es en toda su complejidad (geocultural, sexual, racial, nacional, de diaspora, de exilio, etc.) una nueva mane- ra de pensar que emerge de la sensibilidad y las condiciones de la vida cotidiana creadas por los legados coloniales y por la globalizacion econdmica.?? En este punto se hace necesario volver a la observacion de Wallerstein acerca de Jas culturas académicas entre 1850 y 1945 y a la distribucion de la labor cientifica en el momento de la alta modernidad y la expansion capitalista mundiaP®, y rastrear su transformacién después de 1945, cuando el centro de las culturas de tradicion académica empez6 a des- plazarse hacia los Estados Unidos. Pero antes de ver la transformacion de la labor académica después de 1945, volvamos brevemente a Elias para establecer los nexos existentes entre los dos periodos menciona- dos. De acuerdo con su modelo neo-marxista, hay un momento en la evolucién de la especie humana en que el “guerrero” y el “hombre sabio” emergen como roles sociales particulares. Segiin Elias, también es el momento en que la comunidad se vuelve organizada y consigue sobrevi- vir a partir de excedentes de alimentos en lugar de hacerlo con su pro- duccién y conservacion. Si damos ahora un salto enorme y conectamos la version simple del modelo con el peligro de la guerra nuclear (la mas reciente preocupacion de Elias)?* y con las culturas de conocimiento académico (el tema que estoy introduciendo ahora), nos vemos forzados a enfrentar, una vez mas, la complicidad entre la mision civilizadora articulada en el discurso colonial y el (los) proceso(s) de civilizacién articulado(s) como objeto de estudio de las ciencias humanas, en com- plicidad con Ia ideologia de la misién civilizadora: esto es, una configura- cién del conocimiento cuyo poder consistia en negarles posibilidades epistemolégicas a los barbaros. Las culturas de conocimiento académico eran exactamente lo que la gente de fuera de Europa no tenia (como los aztecas y los Incas) 0, si llegaba a tenerlas (como la China, la India y el mundo islamico), se convertia en objeto de estudio (un ejemplo es el 70 Walter D. Mignoio surgimiento del “orientalismo”). A lo largo de los quinientos afios de ex- pansion de Occidente y de la creacién de escuelas y universidades en 4reas colonizadas, desde comienzos del siglo XVI, esta creencia se volvié tan arraigada que la gente Mego a dudar de su propio conoci- miento cuando éste no estaba articulado dentro de las instituciones educativas y lenguas occidentales. Cuando el estudio comparativo de las civilizaciones se convirtid en una disciplina prestigiosa entre las instituciones de investigacion de Europa, se hizo una distincién en- tre las civilizaciones que se convertian en objetos de estudio y las que tenian las condiciones y culturas de conocimiento académico nece- sarias para ser el punto desde el cual estudiar otras civilizaciones. Las culturas académicas fueron replanteadas después de la Segunda Guerra Mundial segtin esos legados a pesar de que se adaptaban a las nuevas necesidades de la tercera etapa de la globalizacion. ‘A comienzos de lo que he Mamado tercera etapa de la globalizacion (que comienza en 1945), la descolonizacién iba de la mano de la Gue- rra Fria y de la division del mundo en tres areas de diferente catego- ria (el Primero, el segundo y Tercer Mundo). Una division geocultural tal implicaba también una division del trabajo a nivel cientifico y aca~ demico. Una vez que se establecieron los paises (a) tecnologicamente avanzados y libres de limitaciones ideologicas, (b) los paises tecnolé- gicamente avanzados pero bloqueados por una elite ideolégica que impide el pensamiento utilitarista y (c) los paises subdesarrollados desde el punto de vista tradicional, econdmico y teenolégico, con una mentalidad tradicional que oscurece la posibilidad del pensamiento utilitario y cientifico, se establecieron también los lugares de la enun- ciacion cientifica y académica. Asi quedaria el mapa de la produccion académica entre 1850 y 1945 trazado por Wallerstein: el conocimien- to académico se ubicaba en Europa mientras que el resto del mundo era el escenario bien de interesantes logros humanos que estudiar y entender, pero congelados en el tiempo y antimodernos, 0 bien de culturas en que la mision civilizadora tenia precisamente la misién de civilizar. El primero era el terreno de los estudios de civilizacién (por ejemplo, orientalismo) y el segundo, el campo de la antropologia. Las culturas académicas coloniales dominantes estaban en Francia, Inglaterra y Alemania. Después de 1945, el panorama anterior fue ligeramente corregido. Una vez que se acept6 el nuevo orden mundial (Primero, Se- gundo y Tercer Mundo), la distribucion de Ia labor cientifica fue re- organizada de manera acorde con éste25. Ya no era civilizacién sino cultura el término utilizado para ubicar una vasta area del planeta dentro de lo premoderno, esto es, el Tercer Mundo. El Tercer Mundo Globalizacién, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 7 se convirtié en un espacio, tanto geografico como epistemolégico, en el cual se producia “cultura”, mas que “ciencia”. El Segundo Mundo si habia logrado un estatus cientifico y teenolégico comparable al del Primer Mundo. Sin embargo, el discurso del conocimiento cientifico y académico universal se producia en el Primer Mundo, ya que la defi- ciencia “ideolégica” del Segundo lo mantenia al margen de una neu- tralidad ideal del conocimiento cientifico, ligada al ideal politico de la democracia. Asi, el Primer Mundo se convirtio también en el lugar de la iniciativa disciplinaria y cientifica que hacia del Segundo Mundo un objeto de estudio. En resumen, y de acuerdo con la division de la labor cientifica, se formé un grupo de cientificos sociales dedicados a estudiar el Estado impoluto de los paises subdesarrollados y sus interacciones con el mundo occidental (el Atlantico Norte). Esta labor estuvo sobre todo a cargo de los antropélogos. También otros clanes (socidlogos, politélogos y economistas) estudiaron el Tercer Mundo en su proceso de modernizacién y contribuyeron a establecer guias para modernizar (en vez de cristianizar o civilizar) paises atrasados, a pe- sar de que el principal terreno de estudio de este grupo de cientificos seguia siendo el auto-estudio del Primer Mundo y ya no el de paises especificos. La sentencia de Wallerstein acerca de las ciencias socia- les entre 1850 y 1914 se puede replantear en el nuevo orden mundial después de 1945: “basicamente, no sélo el conocimiento académico viene de estos cinco paises [a los que hay que agregar a Estados Uni- dos, después de 1945], sino que ademas la mayoria del conocimiento de la mayor parte de los académicos es acerca de sus propios pai- ses"*®, Si cambiamos “pais” por “Primer Mundo” y ahadimos a los Es- tados Unidos a la imagen original, obtenemos un mapa de la corres- pondencia entre la distribucian de la labor cientifica y las areas de estudio en vez de pais. De hecho, “area de estudio” es un invento que corresponde a la Ultima etapa de globalizacion y que trasciende cl estudio de “civilizacion” y de “cultura” antes de 1945. Las humanidades no fueron ajenas a tal distribucién de labores a pesar de que no ocupaban un lugar central en ella. Por tomar un solo ejemplo, el estudio de las lenguas y las literaturas se planteo dentro del mismo marco epistemolégico. Las lenguas de la literatura eran principalmente las lenguas coloniales del periodo moderno, con sus distinguidos legados del griego y cl latin. Los estudios literarios permanecieron dentro de esa tradicién. La literatura del periodo mo- derno se planted cada vez ms como “literatura nacional” y se escri- bia, por supuesto, en un lenguaje nacional. Tanto en sus fundamen- tos historico-filologicos antes de 1945, como en sus formulaciones estructuralistas y posestructuralistas de la década de los setenta, los estudios literarios se centraron en la literatura de los cinco paises de 72 Walter D. Mignolo tradicién académica mencionados por Wallerstein. Estoy seguro de que todos notamos que Espafia no estaba entre los cinco paises de la tradicién académica moderna. Y el espaiicl, por supuesto, no se con- taba como lengua académica. Esta divisién imperial del periodo mo- derno pone a Espaiia y al espafiol en una posicién ambigua entre las “civilizaciones de Oriente” y la “Europa Moderna”. En lo que se refiere a Latinoamérica, la posicién de Espana entre el mundo arabe de Afri- ca del Norte y el mundo europeo de la Europa occidental se vuelve atin mas complicada debido a las relaciones entre el espafiol y las lenguas amerindias durante el periodo moderno, asi como por el hecho de que las civilizaciones andinas y mesoamericanas no hacian parte de los estudios de civilizacion en el siglo XIX?’. Latinoamérica se convirtié entonces, a partir de 1850, en un sitio de interés particular para en- tender el asunto de las lenguas, las literaturas y los estudios litera- rios, en la cambiante distribucién de la labor cientifica y de las prac- ticas culturales. El espanol de Latinoamérica se hizo doblemente sub- alterno: dejo de ser el espafiol de Espafia, al mismo tiempo que Espa- fia y el espafiol se marginaban de la modernidad europea desde el siglo XVII. Por otro lado, las lenguas amerindias, con sus complejas y ricas relaciones entre lo oral y lo escrito”*, no hacian parte de las reflexiones sobre las lenguas y las literaturas, sino que de ellas se ocupaban de los estudios precolombinos (una version particular de estudios de civilizacién, enmarcada dentro la historia y los legados del colonialismo espamiol). del folklor y la etnohistoria y, mas recien- temente, de los estudios culturales coloniales*®. Para resumir, las lenguas y los estudios literarios se mantuvieron dentro del marco epistemologico de la practica cultural y la academia de la modernidad del Atlantico Norte y de la configuracion cultural moldeada por la idea de civilizaci6n y la misi6n civilizadora, junto con el proceso de globalizacién econémica. He sugerido que las condiciones econémicas creadas por la globalizacion contribuyeron al surgimiento de la “teorizacion barba- ra” como gnoseologia de frontera, no como oposicion a la “teorizacion izada” (entendida a partir del doble sentido de su raiz latina, como civilizaci6n y ciudadania) sino como desplazamiento y como un nuevo punto de partida. La comparacion entre los estudios del proceso de civilizacién de Norbert Elias y de Darcy Ribeiro podria ser util al res- pecto. Hay cuatro aspectos de la comparacién que me gustaria subra- yar. Primero, Elias concibe el proceso de civilizaci6én como un fend- meno particularmente europeo de los Ultimos quinientos afos, mien- tras que para Ribeiro se trata de un conjunto largo, diverso y complejo de procesos de la especie humana. Segundo, mientras que Elias se concentra en el proceso de civilizacién, que es al mismo tiempo la Globatizacién, procesos civilizatorios y ta reubicacién de lenguas y cuilturas 73 consolidacion de Europa (occidental) como potencia hegemonica mun- dial, Ribeiro ve a Europa como un resultado reciente de los procesos humanos de civilizacion que estuvieron precedidos por una potencia hegemOnica anterior y que también va a transformarse y a disolverse en un futuro gobernado por lo que Ribeiro lama “la revolucion termo- nuclear y las sociedades futuras”. Tercero, aunque tanto Elias como Ribeiro siguen estando presos en la organizacion temporal de las historias humanas implantada en la modernidad, el interés de Ribeiro por la colonizaci6n y por la expansi6n europea le permite abrir campo a una conceptualizacion espacial de los procesos de civilizacion y de las historias locales organizadas en torno a los sucesivos y sobrevi- vientes centros de hegemonia mundial. Cuarto y Ultimo, el hecho de que el foco geocultural y el interés de Ribeiro sea América y no Euro- pa (como es el caso de Elias) hace posible que él no analice el proceso de civilizacion de Europa como un proceso de subalternizacién de cul- turas del mundo. Ribeiro dice que: Nada en el mundo fue omitido por las fuerzas liberadas en la expansion europea. En ella detectamos la base de la reorganizacién de la naturaleza, en la que la flora y Ja fauna se normalizaron en todo el planeta. La expansi6n colonial europea es el principal agen- te de la desaparicion de cientos de comunidades étnicas, de las mezclas raciales y de la expansi6n lingiiistica y cultural del pueblo europeo. En el proceso de esta expansion, las tecnologias moder- nas, asi como las formas de organizacién social y de valores cultu- rales relevantes en y para Europa, se diseminaron y generalizaron. El resultado de este proceso es el mundo moderno, unificado por el comercio y las comunicaciones, activado por la misma tecnologia, inspirado en un sistema de valores basico y comtin®®. Esta es, en pocas palabras, la visién de Ribeiro de lo que Elias Ia- maba “proceso de civilizacién". Ahora, lo relevante de esta comparacién para entender la “teorlzacion barbara” como epistemologia de frontera que emerge de las condiciones creadas por la ultima. y quiza la mas radical, de las etapas de la globalizacién es la posibilidad (para alguien como Ribeiro) de teorizar desde el limite (limite visto como umbral y como zona liminal, como dos lados conectados por un puente, como una posicion geografica y epistemoldgica); esto es, la posibilidad de tener tanto la formacién en “teorizacién civilizada” como la experiencia de alguien que vive y experimenta, incluyendo el entrenamiento en “teorizacion civilizada”. en comunidades que precisamente han sido subalternas y han sido puestas al margen por el concepto y la expansién mismos de la civilizacion europea. De ahi, un antropologador es alguien que 74 Walter D. Mignolo ha sido entrenado como antropélogo y que al mismo tiempo hace par- te del “otro”. El lugar comun de que Ribeiro es un “te6rico del Tercer Mundo", implicito en la introduccion de Meggers®! a la primera edi- cién inglesa de O Processo Civilizatério, lo expresé Sonntag claramen- te en su prefacio a la edicién en aleman: “El simple hecho de ser una teoria del Tercer Mundo para el Tercer Mundo, es censurado por aque- los que continaan creyendo que el ombligo del mundo esia en algan lugar entre Viena, Berlin, Bonn, Mosci, Washington o Roma. El hecho de que Ribeiro no le atribuya al Primer Mundo un rol relevante para la formaci6n de ‘sociedades futuras’... implica claramente un reto que debe ser afrontado inmediata y seriamente por la teoria critica del mundo desarrollado (‘teorizacion civilizada’) si éste no quiere correr el riesgo de desaparecer”®?. E] tinico cambio que le haria a este parra- fo es que la teoria del proceso de civilizacién de Ribeiro es, cierta- mente, una teoria del Tercer Mundo, pero no es sdélo para el Tercer Mundo. Sonntag, lleno de buena voluntad, mantiene la idea de una teorizacion del Tercer Mundo que sélo tiene un alcance regional para el Tercer Mundo, como una especie de “contracultura barbara” a la que la teorizacion del Primer Mundo atin debe reaccionar y acomo- darse. La teorizacién del Tercer Mundo también es para el Primer Mundo en el sentido en que la tearia critica se subsume e incorpora en una nueva ubicacion geocultural y epistemologica. Para terminar, la idea central de este articulo era, primero que todo, que la globalizacién esta creando las condiciones para espacializar el pro- ceso de civilizacion y, de esta manera, negar la negacion de la contempo- raneidad como una de las principales estrategias epistemologicas de la expansion colonial/imperial y esta creando las condiciones para la “teorizacién barbara”; teorizacion del Tercer Mundo (aca, usando la expre- sion metaféricamente) para el (primer/tercer) mundo entero. El segundo proposito de este articulo era identificar algunas de las instancias (movi- mientos sociales y derecho a la lengua, surgimiento de nuevos terrenos de pensamiento entre disciplinas y entre lenguas, por ejemplo Ja auto- restitucién de la barbarie como lugar teérico, y una fuerza progresiva que ofrece valiosos correctivos a los abusos de la razén, la ciencia y la disciplinariedad de la Postilustracion), en que la negacion de la negacion. de la contemporaneidad se materializa compensando e implementando fuerzas duraderas, sensibilidades y racionalidades reprimidas por la ideo- logia unifacética de la mision/proceso de civilizacion. Finalmente, la reubicacién de lenguas y culturas esta creando las condiciones para el surgimiento de un potencial epistemoldégico (como la gnoseologia limitro- fe) en las miltiples intersecciones e intersticios de “Occidenie y el resto” en el nuevo orden mundial de Huntington**. *Traducido por Ana Maria Escovar y Mercedes Guhl. 4, APUNTES SOBRE LA GLOBALIZACION COMO PROBLEMA FILOSOFICO Fredric Jameson I Cuatro posiciones con respecto a nuestro tema parecen estar ala mano siguiendo una secuencia l6gica. La primera ratifica la opi- nién de que no existe la Namada globalizacion (atin hay Estados-na- cién y situaciones nacionales, asi que no hay nada nuevo bajo el sol). La segunda también afirma que la globalizacién no es nada nuevo; siempre ha habido globalizacién y basta mirar el libro Europe and the People without History’ de Eric Wolf para entender que las rutas de comercio desde tiempos del neolitico han sido globales en su alean- ce, pues se encuentran artefactos de Polinesia en el Africa y las ceramicas del Asia han Iegado a sitios tan remotos como el Nuevo Mundo. Asi pues, creo que hay que afiadir dos aproximaciones mas: una que asevera la relacion entre la globalizacién y el mercado mundial, que es el maximo horizonte del capitalismo, para agregar que los actuales sistemas mundiales son diferentes en cuanto a rango y no en cuanto a clase. La cuarta afirmacion (que me ha pare- cido mas interesante que las otras tres) postula una nueva etapa del capitalismo, la tercera, de alcance multinacional en la que la globalizacién es un rasgo intrinseco, la cual tendemos a asociar, queramos 0 no, con eso llamado posmodernidad. Al mismo tiempo, mas alla de estas cuatro perspectivas estan las opi- niones: es posible condenar la globalizacion, o exaltar de la misma forma las nuevas libertades de la era posmoderna y sus perspectivas, y en par- ticular las nuevas revoluciones tecnolégicas. Por otro lado, es posible lamentarse con tono elegiaco ante la desaparicién del esplendor de la 76 Fredrie Jameson modernidad: la gloria y las posibilidades del modernismo en las artes, Ja desaparicion de la Historia como el elemento fundamental en que los seres humanos existen. y el final de un campo de lucha politica esencialmente modernista en el que las grandes ideologias aun te- nian la fuerza y la autoridad de las grandes religiones del pasado. Con- sidero que es importante separar, al menos provisionalmente, este conocido debate posmoderno sobre el problema de la globalizacién, sin dejar de tener en cuenta que los dos temas estan profundamente en- trelazados y que las posiciones de lo posmoderno bien pueden ser retomadas mas adelante si es necesario. Ya sabemos, de algtin modo, qué es la globalizacién, asi que mejor tratemos de centrarnos en él concepto de globalizacién en si, en su estructura ideolégica, si se prefiere (entendiendo de antemano que la palabra ideologia no es peyorativa, y que un concepto puede ser al mismo tiempo ideolégico y también correcto 0 verdadero). Creo que la globalizacién es un concepto comunicativo que oculta y trasmite sig- nificados culturales y economicos. Hoy en dia entendemos que hay redes de comunicacién mas densas y extensas en todo el mundo. Es- tas redes son, por un lado, el resultado de innovaciones admirables en todos los campos de la tecnologia de la comunicaci6n, y por el otro, tienen como fundamento la tendencia hacia un mayor grado de mo- dernizacion que incluye la implantacion de esas tecnologias en todos los paises del mundo 0, al menos, en las grandes ciudades. Pero el enfoque comunicativo del concepto de globalizacién esta atin incompleto: reto a cualquiera a pensar en éste sélo en térmi- nos de medios de comunicacion 0 en términos comunicativos; como consecuencia, encontraremos un punto de contraste y de distin- cién con respecto a las imagenes de los medios de comunicacion a principios del siglo XX, es decir, en el periodo modernista. En este punto parece haber una cierta semiautonomia en el desarrollo de los medios de comunicacion: la radio parece haber llegado por pri- mera vez a zonas remotas (tanto en nuestro pais como en otros); el progreso cinematografico en el mundo fue rapide y asombroso y parece haber traido consigo una nueva clase de conciencia de ma- sas; el periodismo y la reporteria Ilegaron al extremo de ser vistos como actos heroicos, que dieron una nueva luz y que trajeron nue- va informacién. Nadie siente que la revolucién cibernética pueda ponerse a la misma altura porque se construye sobre esas redes ya establecidas. El desarrollo comunicativo ya no trae implicita la nocion de “ilustracion", en todas sus connotaciones, sino que es un asunto de las nuevas tecnologias. Apuntes sobre la globalizactén como problema filoséfico 77 Esta es la razon por la cual uno siempre encuentra otras dimen- siones ocultas clandestinamente bajo el concepto comunicativo de la globalizacion. Asi, si el fenémeno mas reciente se distingue en esencia del anterior, esto es debido a la tecnologia y no a la infor- macién (aunque hoy en dia este término ha sido reapropiado y se ha desarrollado a gran escala desde el punto de vista ideoldgico), Lo que sucede es que la tecnologia, y lo que los expertos en computadores llaman informacién, comienza a deslizarse subrepticiamente hacia el terreno de los anuncios y la publicidad mediante formas de mer- cadeo posmodernas que generan la exportacion de programas de te- levision y no la acogida de reportajes asombrosos desde lugares re- motos. Esto equivale a decir que el concepto superficial, el comuni- cativo, de repente ha adquirido una dimensi6n cultural: el significante “comunicativo” ha sido dotado de un significado mas propiamente cultural. La postulacién de una expansi6n de las redes comunicativas ha sido transformada en secreto en un tipo de men- saje acerca de una nueva cultura mundial. Pero este deslizamiento también puede tomar otra direccién: la econdémica. Asi, en nuestro intento de pensar en este nuevo concep- to, aun puramente comunicativo, comenzamos a Ilenar el significante vacio con visiones de transferencias e inversiones alrededor del mundo. Por lo tanto, las nuevas redes empiezan a crecer con el comercio de un nuevo capitalismo que es supuestamente mas flexible (tengo que confesar que he encontrado absurda esta expresién). Comencemos por recordar que la reciente produccién flexible se hizo posible pre samente gracias a la computarizacion (otro paso por lo tecnoldgico). También es preciso recordar que los computadores y sus programas estan entre las formas de bienes que mas se intercambian entre las naciones en la actualidad. En esta variante, el concepto ostensible- mente comunicativo ha sido transformado en secreto en una visi6n del mercado mundial y de su reciente interdependencia, una division global del trabajo en una escala extraordinaria, y en nuevas rutas electrénicas de mercado recorridas de manera incansable por el co- mercio y las finanzas. Pienso que ahora estamos mejor preparados para entender las co- trientes de debate e ideologia en torno a este concepto resbaladizo, cuyas dos facetas similares, aunque no conmensurables en su totali- dad, parecen producir dos posiciones distintas que, sin embargo, son reversibles. Asi, si se insiste en los contenidos culturales de esta nueva forma comunicativa, creo que se emergera con lentitud en una discusién posmoderna sobre diferencia y diferenciacion: de re- pente todas las culturas en el mundo se ubican en contacto tolerante 78 Fredric Jameson con las demas en una especie de inmenso pluralismo cultural que seria dificil no recibir con agrado. Mas alla de eso, del principio de proclamacion jubilosa de la diferencia cultural, y a menudo muy liga- do a éste, hay una proclamacién del surgimiento de todo un rango de grupos, razas, géneros, y etnias en el discurso publico; de una caida de esas estructuras que condena a segmentos enteros de la poblaci6n al silencio y a la subordinacion; y de un crecimiento mundial de la democratizacion popular (gpor qué no?) que parece tener cierta rela- cién con la evolucién de los medios de comunicacién, pero que es expresada de inmediato por la riqueza y variedad de culturas en el espacio mundial. Por otro lado, si los pensamientos se vuelven economicos, y el concepto de globalizacion se distingue por esos cédigos y significa- dos, creo que se encontrara que el concepto se vuelve mas oscuro y opaco. Aqui lo que sale a rehucir es el incremento de la identidad (mas que de la diferencia): la rapida asimilacién de los hasta ahora autonomos mercados nacionales y zonas productivas a una sola es- fera, la desaparicién de la subsistencia nacional (en cuanto a ali- mentos, por ejemplo) y la integracién forzada de paises en todo el planeta en esa nueva division global de trabajo que ya mencioné. En este punto, lo que comienza a inspirar nuestro pensamiento acerca de la globalizacién es un cuadro de uniformacion en una nueva es- cala sin precedentes, asi como la integracién forzada a un nuevo sistema mundial en el cual la desvinculacion (para usar el] término de Samir Amin) se vuelve imposible, impensable e inconcebible. Este prospecto es, obviamente, mas funesto que la vision anterior de he- terogeneidad y de diferencia, pero no estoy seguro de que estas vi- siones sean incompatibles desde el punto de vista légico. En reali- dad, las dos parecen estar dialécticamente relacionadas de alguna forma, al menos a la manera de las antinomias insolubles. Pero ahora, tras llegar a estas primeras posiciones gemelas y de dar vueltas alrededor del concepto para que adquiera estos distintos significados, una vez que su superficie resplandece con la luz y luego se oculta en la oscuridad y las sombras, es el momento en el que las transferencias pueden comenzar. Tras haber asegurado estas posibi- lidades estructurales iniciales, el eje de la una se puede proyectar hacia Ja otra y viceversa. En un segundo momento, la funesta vision de Identidad puede transferirse al campo cultural: y lo que sera con- firmado, en alguna deprimente forma al estilo de la Escuela de Frankfurt, es la norteamericanizacion mundial o la estandarizacién de la cultura, la destruccion de las diferencias locales y la masificacion de todas las sociedades del planeta. Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 79 Sin embargo, al mismo tiempo, uno es libre de hacer lo contrario y asi transferir la festiva proclamacién de diferencia y heterogeneidades multiples de la primera dimensién cultural a la esfera econémica. Se puede imaginar bien que alli los retoricos del mercado aparecen ines- peradamente y nos tranquilizan de modo febril en cuanto a la riqueza y agitacion del nuevo mercado libre a nivel mundial: el incremento en la productividad neta que abre los mercados generara una satis- faccion trascendental gracias a la cual los seres humanos por fin co- menzaran a comprender el intereambio, el mercado y el capitalismo como su posibilidad humana mas fundamental y como la fuente mas segura de libertad. Esas son las multiples posibilidades y combinaciones estructura- Jes que este ambiguo concepto ideolégico pone a nuestra disposicion junto con sus contenidos alternativos. A través de ellos ahora pode- mos explorar provisionalmente unos cuantos caminos. I Un camino obvio es el sentido en el que la globalizacion se refiere a la exportacion e importacion de cultura. Esto es sin duda alguna un asunto de negocios; sin embargo, este sentido predice el contacto y la interpenetracion de culturas nacionales con una intensidad casi no inconcebible en €pocas anteriores, mas lentas. Es suficiente pensar en toda la gente del mundo que ve los progra- mas de television norteamericana que se exportan para darse cuenta de que esta intervencion cultural es mas profunda que cualquier otra cosa conocida en las primeras formas de colonizacién, imperialismo 0 turismo. Un gran cineasta de la India una vez describié la forma en que los gestos y la forma de caminar de su hijo adolescente fueron modificados de tanto ver television norteamericana: se supone que sus ideas y valores también fueron modificados. gSignifica esto que el resto del mundo se esta americanizando? Y si es asi, qué pensa- mos al respecto? O quizds es mejor preguntarse ¢qué piensa el resto del mundo al respecto, y qué podrian pensar los norteamericanos acerca de eso? Ahora, debo agregar un punto basico sobre el pluralismo y la diversi- dad cultural, y también sobre el pluralismo y la diversidad linguisticas. Tenemos que entender algo que es dificil de reconocer en este pais: los Estados Unidos no es sélo un pais, o una cultura entre otras, al igual que el inglés no es una lengua mas. Hay una asimetria fundamental en la relacién entre los Estados Unidos y cualquier otro pais del mundo, no solo con los del Tercer Mundo, sino también con el Japon y los paises de 80 Fredric Jameson Europa occidental, tal como voy a mostrar mas adelante. Esto signifi- ca que hay una clase de ceguera en el centro, que la reflexion sobre la globalizacion puede ayudarnos a corregirla parcialmente. La ce- guera norteamericana puede registrarse, por ejemplo, como nuestra tendencia a confundir lo universal y lo cultural, asi como también a asumir que en cualquier conflicto geopolitico dado, todos los elemen- tos y valores son de algun modo iguales y equivalentes; en otras pala- bras, que estos no se ven afectados por las desproporciones del poder. Pienso que esto plantea problemas filoséficos relativamente nuevos e interesantes, pero quiero ilustrar las consecuencias en términos mas concretos. Por ejemplo, tomemos la cuestién de las lenguas en el nuevo siste- ma mundial: gSon todas iguales y cada grupo lingtiistico puede desa- rrollar con libertad su propia cultura de acuerdo con sus propias nece- sidades? Los hablantes de las lenguas minoritarias siempre han pro- testado contra esta vision, y sus anhelos sélo pueden verse aumenta- dos por el surgimiento de un tipo de cultura global o jet-set transnacional en el que unos pocos éxitos internacionales (literarios o culturales) son canonizados por los medios de comunicacion y se les da una mayor circulacién, cosa que es inconcebible para los produc- tos locales que estos éxitos tienden a restringir. Al mismo tiempo, es importante darnos cuenta de que para mucha gente en el mundo el inglés no constituye en si mismo una lengua cultural: es la lingua Jjranca del dinero y el poder, que se aprende y se usa para propésitos practicos pero casi nunca estéticos. Pero ante los ojos de los hablantes foraneos, la simple connotacion de poder tiende a reducir el valor de todas las formas de alta cultura en inglés. Por la misma razon, la cultura de masas norteamericana, asociada como lo esta con el dinero y los bienes de consumo, disfruta de un prestigio que es peligroso para la mayoria de las formas de produccion cultural nacional, que Ilegan a verse eliminadas, tal como sucede con Ja produccién de peliculas y programas de television a nivel local, o apropiadas y transformadas mas alla de cualquier posibilidad de reco- nocimiento, como sucede con la musica local. Nosotros no le presta- mos atenci6n al significado, porque no tenemos que hacerlo, a las clausulas culturales en los acuerdos y negociaciones del GATT (Acuer- do General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y del NAFTA (Tra- tado Norteamericano de Libre Comercio), y a la lucha, en estos mis- mos dmbitos, entre los inmensos intereses culturales de los Estados Unidos que quieren abrir las fronteras internacionales a las peliculas, a la televisién, a la musica, y a las demas manifestaciones culturales norteamericanas, y los Estados-nacién extranjeros que aun privilegian Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 81 la preservacion y desarrollo de sus lenguas y culturas nacionales y que procuran limitar los danos, tanto materiales como sociales, cau- sados por el poder de nivelacién de la cultura de masas norteamerica- na; que es material debido a los enormes intereses financieros en- vueltos, y social por los variados cambios en los valores que pueden ser causados por lo que solia Ilamarse americanizacién, cuando ésta era un fenémeno mucho mas limitado. m1 Todo esto sugiere que necesitamos abrir un gran paréntesis en lo que se refiere a la relevancia de acuerdos como el GATT y NAFTA, los cuales constituyen etapas en un largo intento de los Estados Unidos para socavar una politica de subsidios y cupos culturales en otras par- tes del mundo, pero primordialmente en Europa occidental. La resistencia francesa a esta presién norteamericana ha sido en buena parte presentada hasta ahora como una excentricidad, como las ancas de rana. Sin embargo, quiero plantear que esta resistencia apunta hacia una agenda fundamental para todos los trabajadores de la cultura en Ja siguiente década y puede ser un enfoque adecuado para reorganizar la igualmente anticuada o excéntrica nocién de im- perialismo cultural y de imperialismo en general hoy en dia, dentro del nuevo sistema mundial del capitalismo tardio. El hecho de que lo econémico se torne cultural y de que lo cultural se torne econémico con frecuencia ha sido identificado como uno de los aspectos que caracteriza lo que ahora se conoce ampliamente como posmodernidad. Este hecho tiene consecuencias fundamentales para el status de la cultura de masas como tal. Los didlogos del GATT nos recuerdan que el cine y la television norteamericana estan incluidos tanto en la base como en la superestructura al igual que el mismo GATT. Son tanto econémicos como culturales, y son el principal pro- ducto de exportaci6n econémica de los Estados Unidos, una enorme fuente de ganancias netas y de ingreso, junto con la industria agropecuaria y las armas. Esta es la razon por la cual la insistencia de Estados Unidos en la apertura de las barreras de cuotas para bene- ficiar su industria cinematografica no debe verse como una excentri- cidad de la cultura norteamericana, como la violencia 0 el pastel de manzana, sino como una necesidad real de negocios, una necesidad econdémica formal que va mas alla del frivolo contenido cultural. Nuestra politica cultural del GATT también debe ser vista como un impulso para la expansion econémica. La légica del capital, en gene- ral, es un impulso irresistible hacia la expansién o la postulacién de 82 Fredric Jameson un requerimiento para la acumulacién creciente que no puede ser retardada o interrumpida, suspendida o reformada, sin causar un dafio mortal al sistema mismo. Es importante tomar distancia de la reté- rica de la libertad, no sélo en cuanto al libre comercio, sino también en cuanto a la libertad de expresion, la libre transmision de ideas y “propiedades” intelectuales, que acompafia esta politica. El lado ma- terial de las ideas o temas culturales siempre se apoya en las ins- tancias de reproduccién y transmision; sin embargo, hoy en dia es- tas instancias son visibles en todos lados bajo la forma de enormes corporaciones basadas en un monopolio de la tecnologia de informa- cién relevante. Asi que la libertad de esas corporaciones (y de su Estado-nacién dominante) es casi la misma cosa que nuestra liber- tad individual como ciudadanos. Al mismo tiempo, las politicas adya- centes de derechos de autor, patente y propiedad intelectual, inse- parables de las mismas politicas internacionales nos recuerdan con claridad que la tan ansiada libertad de ideas es importante debido a que las ideas son propiedad privada y estén disefadas para ser ven- didas en cantidades grandes y provechosas. No voy a discutir esta importante caracteristica de lo anterior (que tiene su equivalente ecolégico en el intento de patentar sustancias quimicas derivados de las selvas tropicales del Tercer Mundo), pero mas tarde volveré a retomar el tema del libre mercado. La otra cara de esta libertad particular que quiero comentar es un juego de sumatoria cero en el que mi libertad da como resultado la destruccion de las industrias nacionales de cultura de otras perso- nas. Los que piensan que las politicas del socialismo han muerto, aquéllos que tienen prejuicios arraigados contra la intervencién del Estado y que suefian con las posibilidades de las organizaciones no gubernamentales (ONGs), podrian reflexionar sobre la necesidad de subsidios del gobierno para la creacién de cualquier industria cine- matografica nacional o independiente. Los Lander de Alemania Occi- dental han sido por mucho tiempo un modelo para el subsidio de las vanguardias; Francia siempre ha contado con previsiones intrinca- das y valiosas para apoyar a los cineastas jovenes que no encajan en las lineas del cine comercial; la nueva ola actual en Inglaterra, alre- dedor de Channel Four y la BFI (Industria Cinematografica Britanica) no existiria sin el gobierno y sin las antiguas tradiciones de la BBC y del socialismo; finalmente, Canada (incluyendo a Quebec) ofrece un rango de precedentes para un productivo y estimulante papel del Es- tado en la cultura y en las politicas culturales. El punto es que los dialogos del GATT fueron disefiados para desmantelar todos estos sub- sidios locales y nacionales como una forma de competicién interna- cional “injusta”, al menos a los ojos de los delegados del gobierno de Apuntes sobre la globalizacién como problema filos6fico 83 los Estados Unidos que participaron en los grupos de presién que les dieron forma. Estos subsidios fueron blancos directos y explicitos para el impulso al libre comercio en el area del entretenimiento que ac- tualmente esta suspendido: y espero que sea obvio que el éxito en esta area de una vez signifique la tendencia hacia la extincién de una nueva produccién nacional cultural y artistica en otra parte, asi como el libre movimiento de peliculas norteamericanas en el mundo significa el golpe de gracia de la cinematografia nacional en otras partes, de pronto de todas las otras cinematografias nacionales como especies individuales. Hablar de esto en términos de un telos o de una intencién podria parecer misterioso, pero de seguro los dos lados van de la mano: el asegurarse de la propia ventaja y la destruccion de la del enemigo; en este preciso instante, el nuevo libre mercado, mas libre, no produce un incremento del negocio de la competencia. En la época del Plan Marshall, la ayuda norteamericana a los paises de Eu- ropa occidental estaba acompafiada por previsiones de cantidades de peliculas norteamericanas que serian admitidas legalmente en los mercados europeos. En muchos casos como el inglés, el aleman y, en mayor grado, el italiano, el flujo de peliculas norteamericanas en los teatros corté de raiz las respectivas industrias nacionales que tuvie- ron que especializarse o desplazarse al Tercer Mundo para sobrevivir a duras penas. No es una casualidad que la industria francesa con- servara sola su caracter nacional, y que sea en este pais donde existe una gran conciencia frente a estos peligros. Esta destruccion de una produccién filmica nacional y, junto con ella, la que tiene que ver con la cultura nacional o local en general, es lo que se puede observar en todo lado ahora en el Segundo y Tercer Mundo. El triunfo del cine de Hollywood (del que no voy a disociar la television que hoy en dia es tan importante, o atin mas, que éste) debe ser entendido no sdlo como un triunfo econémico, sino como un triunfo formal y politico. Creo que un evento retorico significativo es el hecho de que Bordwell, Thompson y Staiger en su libro The Classical Hollywood Cinema (1985) proclamaran la muerte de los diversos expe- rimentos filmicos de los anos 60 y 70 en todo el mundo y la hegemonia de la forma clasica de Hollywood.” Esto es, en otro sentido, una muer- te relativamente definitiva de lo moderno, en lo que respecta a los productores de peliculas independientes en todo el mundo, ya que és- tos podrian considerarse como guiados por un cierto modernismo; pero es también la muerte de lo politico, y una alegoria del fin de la posibi- lidad de imaginar alternativas sociales radicalmente diferentes a la que vivimos actualmente. El cine politico de los afios 60 y 70 aun confirmaba esa posibilidad (tal como lo hacia el modernismo en gene- ral, de una forma mas compleja), al ratificar que el descubrimiento o 84 Fredric Jameson invencion de una nueva forma radical estaba ligado al descubrimien- to o invencién de nuevas y radicales relaciones sociales y nuevas formas de vida en el mundo. Son estas posibilidades (las filmicas, formales, politicas y sociales) las que han desaparecido al mismo tiempo que una hegemonia mas definitiva de los Estados Unidos pa- rece haber emergido. Ahora se diré que hay una buena razén para que todo esto suceda: ala gente le gustan las peliculas de Hollywood y es probable que tam- bién le guste la forma de vida norteamericana, hasta donde se refleja en ellas. ¢Por qué razon el publico hingaro y ruso se agolpa para ir a ver las peliculas de Hollywood en vez de seguir viendo los restos de lo que fuera una prestigiosa industria cinematografica nacional? ¢Por qué se teme que debido a la privatizacién la hasta ahora protegida y hermética cultura filmica de la India comience a derretirse como nie- ve, a pesar del extraordinario tamafo y popularidad de la comedia hindi tradicional? La velocidad de edicién de las peliculas norteame- ricanas y las sensuales atracciones de su violencia pueden ser toma- das como explicacién, pero en esa forma la explicacién todavia tiene un tono moralizante. Es facil volverse adicto a las peliculas y a la tele- vision de Hollywood; en realidad, me imagino que muchos de nosotros lo somos; pero seria preferible mirarlo desde otra perspectiva y ver el grado en el que cada cultura nacional y cada vida diaria son una red sin costuras de habitos y practicas habituales, que forman una totali- dad o un sistema. Es facil romper esos sistemas tradicionales de cul- tura que se extienden a la forma en la que la gente vive en sus cuer- pos y usa el lenguaje y la forma como se tratan entre ellos y como tratan la naturaleza. Una vez que esos tejidos son destruidos no pue- den ser recreados jamas. Algunas naciones del Tercer Mundo atin estan en una situacion en la que ese tejido se conserva. La violen- cia del imperialismo cultural norteamericano y la penetracién de la cinematografia y la television de Hollywood radica en la destruccién imperialista de esas tradiciones, que estan muy lejos de ser tradi- ciones precapitalistas o cuasireligiosas, pero que son acomodamientos recientes y exitosos de las antiguas instituciones a la tecnologia mo- derna. Por lo tanto, el punto es que, junto al mercado libre como una ideo- logia, el consumo de la forma filmica de Hollywood es un aprendizaje de una cultura especifica, de una forma vida diaria como practica cultural: una practica en la que las narrativas convertidas en produc- to son la expresién estética, para que las poblaciones en cuestién aprendan ambas cosas al mismo tiempo. Hollywood no sélo es el nom- bre de un negocio que hace dinero sino que también es el nombre de Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 85 una revolucién fundamental del capitalismo tardia, en la que las an- tiguas formas de vida son rotas y remplazadas por unas nuevas. “Pero, éy si esos paises quieren eso... ?” se preguntaran algunos. La impli- cacion es que esta dentro de la naturaleza humana; y mas alla, que toda la historia ha sido un camino hacia la cultura norteamericana como su apoteosis, Pero también es el problema de si nosotros mis- mos queremos eso; porque si no podemos imaginar otra cosa, enton- ces no podremos advertir a otras culturas sobre eso Iv Debemos entonces retomar el punto de vista norteamericano y hacer énfasis en la asimetria entre los Estados Unidos y otras cultu- ras. En otras palabras, no puede haber equivalencia en estas areas: en Ja nueva cultura global no hay etapas de despegue; otras lenguas nunca Ilegaran a igualar al inglés en cuanto a su funci6n global, in- cluso si son ensayadas sistematicamente; asi como es muy probable que otras industrias de entretenimiento nunca Meguen a igualar a Hollywood en cuanto a su éxito global o universal, particularmente debido a Ja forma en que el sistema norteamericano se encarga de incorporar elementos exoticos extranjeros como la cultura samurai por un lado, la musica sudafricana por otro, las peliculas de John Woo aqui, la comida tailandesa alla, etc. Este es realmente el sentido en el que la nueva explosion de la cultura mundial parece, para muchos, una ocasi6n para celebrar; pero no es deseable escoger entre los dos diferentes puntos de vista de este asunto, sino mas bien intensificar su incompatibilidad y opo- sicién, con el fin de que podamos vivir esta contradiccién particular como nuestra propia forma historica de “la conciencia infeliz” de Hegel. Por otro lado, existe el punto de vista segiin el cual la globalizacion significa esencialmente unificaci6n y estandarizacién Por medio de grandes intermediarios, como las corporaciones transnacionales o multinacionales surgidas en los Estados Unidos, una forma estandar de la vida material norteamericana junto con los valores y formas culturales norteamericanos, es trasmitida sistematicamente a oiras culturas. No es simplemente un asunto de maquinaria y edificios, que hacen que todos los lugares del mun- do cada vez se asemejen mas entre si. Tampoco es un problema de valores, aunque los norteamericanos encuentran impactante el hecho de que los extranjeros sugieran que los derechos humanos, los valores feministas e incluso la democracia parlamentaria no sean 86 Fredric Jameson vistos necesariamente como universales, sino mas bien como ca- racteristicas culturales norteamericanas que se han exportado como practicas vélidas para todos los pueblos del mundo. Este tipo de impactos es bueno para nosotros, aunque atin no he mencionado la forma en que el interés econémico y la influencia cultural norteamericana se mezclan con el fin de exportar una nue- va forma de vida. A menudo, se tiende a evocar el “individualismo corrosivo” y el “materialismo” consumista como una consecuencia del poder destructivo del nuevo proceso de globalizacién. Pero pienso que estos conceptos moralizantes son inadecuados para esta tarea y no identifican las fuerzas destructivas de origen norteamericano que son resultado de la superioridad actual de los Estados Unidos y, por ende, del “estilo de vida americano” y de la cultura norteamericana de los medios masivos de comunicaci6n. El consumismo como tal es el eje de nuestro sistema econémico y ¢l modo de vida diario por medio del cual toda nuestra cultura y nuestras industrias de entre- tenimiento nos entrenan incesantemente, dia tras dia, a través de un bombardeo de imagenes en los medios, sin precedentes en la historia. Desde que el socialismo se desacredité debido al colapso del comunismo ruso, sélo el fundamentalismo religioso parece ha- ber ofrecido una alternativa de vida frente al consumismo america- no (ojala, que no se Iegue a convertir en un estilo de forma de vida). Pero, tal como Fukuyama y otros creen, gsera cierto que toda la his- toria de la humanidad ha sido un camino tortuoso para llegar al cli- max del consumidor norteamericano? Y ges cierto que todos los be- neficios del mercado pueden ser extendidos tanto como para que esta nueva forma de vida sea disfrutada por todo el mundo? Si no es asi, habremos destruido sus culturas sin haber ofrecido ninguna alternativa; pero también se ha discutido que todos los demas in- crementos de lo que la gente entiende como violencia nacionalista local son en si mismos reacciones y mecanismos de defensa en con- tra de la globalizacion. Giovanni Arrighi dice al respecto: Comunidades enteras, paises y hasta continentes, como es el caso del Africa subsahariana, han sido declarados “insubsistentes”, innecesarios dentro del cambio econémico en cuanto a la acumula- cién de capital a escala mundial. Junto con el colapso del poder mun- dial y del imperio territorial de la Union Sovietica, la separacion de estas comunidades “insubsistentes” y de estos territorios del siste- ma de abastecimiento mundial ha conducido a enfrentamientos vio- lentos basados en “quién es mas innecesario que quién” o simple- mente basados en la apropiacién de los recursos que comenzaron a escasear debido a esta separacién. En general, estos enfrentamientos no han sido diagnosticados y tratados como expresiones de autoproteccién de la sociedad contra la ruptura de los estilos de vida Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 87 establecidos bajo el impacto de la intensa competencia del mercado mundial, que es lo que son en realidad. En lugar de eso, han sido diagnosticados y tratados como odios atavicos 0 como luchas de poder entre matones locales que realmente han tenido un rol se- cundario.? Cualquiera que sea la validez del diagnéstico de Arrighi, por lo me- nos nos da una buena leccion al hacernos pensar en los eventos co- munes en términos de la situacién actual de la globalizacion y no en términos culturales (que generalmente terminan siendo racistas). Es dificil exponer puntos de vista mas positivos luego de la vi- sion catastréfica expuesta anteriormente, sin volver trivial el otro lado de la moneda: la proclamacién de la globalizacion y de la posmodernidad. Pero éste es un punto de vista convincente, que creo que muchos de nosotros, principalmente en los Estados Uni- dos, compartimos de manera inconsciente y practica hasta el ex- tremo de que somos nosotros mismos los que recibimos la nueva cultura del mundo. Este encuentro es realmente un signo de que en este momento estamos en una posicién en la que nos benefi- ciamos de la globalizacién en cuanto a la activacion de muchas redes intelectuales, intercambios y discusiones sobre toda una gama de situaciones nacionales que a su vez han comenzado a unificarse gracias a la globalizacion, hasta el punto en que ahora podemos hablar unos con otros. Mi perspectiva muestra que la antigua oposicién fundamental, en el mundo colonizado, entre los partidarios de la occidentalizacién y los de la tradicién ha desapa- recido casi por completo en este momento posmoderno del capita- lismo. Dicha oposicién era, en otras palabras, una oposicién mo- derna que ya no existe debido a la simple razén de que la tradicién en ese sentido ha sido destruida en todas partes. El neoconfucianismo y los fundamentalismos islamicos e hindues como tales son nuevos; son invenciones posmodernas y no restos sobrevivientes de las antiguas filosofias de vida. En ese sentido, la oposicién entre las metropolis y las provincias también ha des- aparecido, tanto a escala nacional como a escala mundial. Esto no se debe necesariamente a una buena razén, pues es la unifica- cién la que ha destruido las diferencias entre el centro y la peri- feria. Y aunque puede ser una exageracién decir que ahora todos hacemos parte de la periferia, que todos estamos descentrados en el buen sentido de la palabra, muchas nuevas libertades se han ganado en el proceso mediante el cual la globalizacion ha signifi- cado un descentramiento y una proliferacion de diferencias. Aho- ra vemos como esta visidn aprehende la llegada de la globalizacion como una forma completamente opuesta a la pesimista, que mas 88 Fredric Jameson bien se refiere a la unificacién y estandarizacion. Estos son, de he- cho, los dos rasgos antitéticos de este elefante que hemos tratado de caracterizar a ciegas. En el campo cultural, nadie ha Iegado a una definicion mas acer- tada sobre la discutida imagen de la globalizacion que el tedrico ar- gentino Néstor Garcia Canclini en su concepcién de la cultura como un hibrido:’ a su modo de ver, los contactos eclécticos y los présta- mos, productos de la globalizacién, son progresivos y saludables; fo- mentan positivamente la proliferacion de nuevas culturas (y de he- cho pienso que esto esta implicito en esta vision en la que la cultura siempre ha funcionado de esta forma gracias a combinaciones impu- ras y desordenadas y no gracias a situaciones de tradicién aislada y regulada). El trabajo de Garcia Canclini defiende una de las visiones vitales mas utdpicas de nuestro tiempo, la de un inmenso festival global urbano intercultural sin ningun centro ni ninguna cultura do- minante. Personalmente, pienso que esta vision requiere mas espe- cificaciones econémicas y que es mas bien inconsistente con la cali- dad y el empobrecimiento de lo que deberia llamarse cultura colectiva a escala global. Pero el choque con la anterior visién pesimista del proceso de gobalizacion es un impacto del cual espero que salten chispas ya que, de cualquier forma, éste es uno de los debates mas importantes de la actualidad. (La otra oposicién importante, y que seguramente esta muy rela- cionada, es la que se obtiene de los valores antiguos de autonomia y eficacia, tanto en cultura como en economia, y de las visiones actua- les de interdependencia sistémica en la que todos somos como pun- tos dentro de una red global. Ademas, pueden plantearse ejemplos poderosos en ambos lados, pero menciono este debate brevemente con el fin de tratarlo con mayor profundidad posteriormente). Ahora tengo que volver a la posibilidad trilateral y decir por qué, si Garcia Canclini prueba estar equivocado acerca de la continua vitali- dad de la produccion cultural del llamado Tercer Mundo, no debemos seguir esperando una reaccién que equilibre el proceso de americanizacin por parte de los otros dos grandes centros mundia- les: Europa y Japon. En el contexto actual, yo presentaria esto como un problema y no como una mera opinion, si es que hoy en dia la relacién entre la cultura y la economia no se ha alterado. De todos modos, me parece que la produccién cultural actual y la innovacion, en el area de la cultura de consumo masivo, son el indice de centralidad de un area Apuntes sobre la. globalizacin como problema filosdfico 89 determinada y no su riqueza 0 poder productivo. Por eso fue tan im- portante el hecho de que fallaran los intentos japoneses de incorporar ciertas industrias estadounidenses de entretenimiento: la adquisi- cién de Columbia Pictures por parte de Sony y la compra de MCA por parte de Matsushita. A pesar de la inmensa riqueza y de la avanzada produccién tecnolégica e industrial, y atin a pesar de Ia pertenencia como tal y de la propiedad privada, los japoneses no lograron dar la talla de la productividad esencialmente cultural requerida para ase- gurar el proceso de globalizacion frente a cualquier competidor. Quien controla la produccién de una cultura, controla la produccién de una forma de vida cotidiana; sin ello, el sistema econdémico a duras penas podria continuar con su expansién e implantacién. En cuanto a Europa, mas rica y elegante que nunca desde el punto de vista cultural, un fascinante museo con un pasado extraordinario, mas exactamente el pasado del mismo modernismo, quisiera sugerir que su fracaso al generar sus propias formas de produccién cultural de masas es un signo de mal augurio. gEs posible que la muerte del modernismo también signifique el fin de cierto tipo hegeménico de arte y cultura europeos? Yo encuentro que el esfuerzo, estimulado por Ja Comunidad Economica Europea, por evocar una nueva sintesis cul- tural europea, en donde Milan Kundera juega el papel de T.S. Eliot, es otro sintoma de mal augurio que raya en Io patético. El surgimiento de una gran variedad de culturas populares locales, étnicas y hasta antagonicas en toda Europa es una bienvenida a la posmodernidad, como lo es en todas partes del mundo; pero a su vez es una renuncia al antiguo proyecto hegeménico europeo. De la misma forma, los antiguos paises socialistas parecen ser in- capaces de generar una cultura original y un estilo de vida propio que sea capaz de sostenerse como una alternativa. Asimismo, como men- cioné anteriormente, en el Tercer Mundo los antiguos tradicionalismos estan igualmente debilitados y momificados, y s6lo el fundamentalismo religioso parece tener la fuerza y la voluntad para resistir la norteamericanizacion. Muy seguramente la palabra de uso aqui es “parecer”, ya que ahora tenemos que ver si estos experimentos ofre- cen alternativas sociales positivas, 0 sdlo reacciones violentas. Vv La discusi6n sobre la “libertad” del mercado ha parecido, a menudo, situar estos desarrollos peligrosos bajo una nueva luz completamente positiva, y parece que vale la pena analizar este concepto a su vez, y determinar la interferencia de las categorias filosoficas activadas por 90 Fredric Jameson la identificacién de la globalizacion con el mercado como tal. Estas contradicciones conceptuales internas pueden ser registradas, en pri- mer lugar, como las muchas fusiones de “niveles” de vida social dis- tintos y diferenciados. Asi, en una gran obra a la que ya me he referido antes, A.O. Hirschman documenta las formas en que los folletos y los tratados de comienzos del Renacimiento, acerca de los beneficios del comercio y de lo que significaba el desarrollo del capitalismo, proclamaban la douceur du commerce, la influencia benéfica del comercio sobre men- talidades salvajes 0 violentas, la introducci6n de intereses y perspec- tivas cosmopolitas, y la implantacién gradual de civilizaciones en las sociedades salvajes (incluyendo las de la Europa feudal).° Aqui tene- mos entonces una fusion de dos niveles: el nivel de intercambio se une con el de las relaciones humanas y la vida cotidiana (como se diria hoy en dia), y se afirma una identidad entre ellos. Por otro lado, en la actualidad, el inefable Hayek ha propuesto una identificacion similar pero a mayor escala politica: la identidad entre la libre empre- sa y la democracia politica. La falta de ésta Ultima parece impedir el desarrollo de la primera; por lo tanto, se concluye que el desarrollo de Ja democracia depende del desarrollo del mercado libre. Este es un silogismo impulsado por los seguidores de la doctrina de Milton Friedman, y acogido muy frecuentemente por todos los economistas oportunistas que se lanzaron hacia los paises atrasados de Europa del Este después de 1989, ofreciendo consejos sobre cémo construir me- jor esta ratonera.° Pero aun con este sistema de identificaciones ideo- légicas, existe una ambigtiedad mas elemental que corresponde al mercado como tal: el uso de las categorias de Marx sugiere que esta “idea” o ideologema involucra la fusion ilicita de dos categorias distin- tas: la de la distribucion y la de la produccion (también podria haber un deslizamiento hacia el consumo mismo en varios puntos de la operacién retérica) La producci6én capitalista es lo que se defiende generalmente, pero siempre en el nombre y bajo la égida de la distribucién, de las varie- dades extraordinarias y heterogéneas del intercambio mercantil, de la que sabemos que se genera precisamente uno de los puntos funda- mentales de la crisis del capitalismo cuando las cosas no funcionan en sincronia, y se da la superproduccién, el amontonamiento de bie- nes que nadie puede comprar y asi sucesivamente. Por otra parte esta la libidinizacién del mercado, si se me permite llamarla asi. La razén por la que mucha gente piensa que esa cosa aburrida y arcaica es sexy, resulta de una idealizacion de esto a través de todas las for- mas de imagenes de consumo: la propia mercancia, por ejemplo, que Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico o1 llega a ser su propia ideologia, y produce lo que Leslie Sklair llama la nueva “ideologia cultural del consumo” transnacional que cambia los habitos y practicas fisicas tradicionales y reforma todo lo que habia antes para convertirlo en algo que se presume semejante al “estilo de vida americano”. Sin embargo, supongamos que los muchos niveles de una misma cosa que se identifican aqui estuvieran en realidad en contradiccién entre si; por ejemplo, gqué ocurriria si el consumismo fuera incon- sistente con la democracia, y silos habitos y las adicciones del consu- mo posmoderno bloquearan o reprimieran las posibilidades de las ac- ciones politicas y colectivas? Debemos recordar que historicamente, la invencion de la cultura de masas como un componente del fordismo fue el Gnico recurso del famoso excepcionalismo norteamericano: es decir, que lo que permitié la existencia de un federalismo, de un cri- sol, un manejo de la lucha de clases en los Estados Unidos en contras- te con muchos otros paises del mundo, fue precisamente nuestro sis- tema tinico de cultura de masas y consumo, asi como los esfuerzos para proponer un nuevo acuerdo de gobierno. Esto hace que parezca irénico que la cultura de masas se ofrezca como un espacio de demo- cratizacién, o de resistencia, tal como muchos participantes en el debate de la globalizacion lo han hecho Pero algunas de estas confusiones pueden ser clarificadas por las mis- mas situaciones, y otras por el desenmarafamiento de los niveles que he propuesto. Miremos mas de cerca la proclamacion de los efectos liberadores de la cultura comercial de masas, como en el caso particular de Latinoamérica, en donde ésta ha sido expresada con especial énfasis por académicos y tedricos como George Yudice, y sobre todo en el area de la musica popular (en el caso de Brasil en él area de la television).’. En literatura, la lengua protege las grandes producciones literarias moder- nas; por ejemplo, el boom latinoamericano que en muchas formas in- vierte la direccién y conquista los mercados norteamericanos y euro- peos. En miisica, es claro no sélo que la misica local triunfa sobre la importada 0 sobre los géneros norteamericanos, sino, atin mas impor- tante, que las transnacionales invierten en ella, en la misica local y en las industrias de grabacién (y en el caso de Brasil, en los canales locales de television). En este caso, la cultura de masas pareceria ofrecer un modo de resistencia a una absorcién general de la produccién local y nacional hacia la orbita de los negocios transnacionales 0, por lo menos en este caso, una forma de incorporarse y encaminarse hacia el benefi- cio local y nacional. Por otro lado, este éxito nacional no constituye la regla sino la excepci6n, ya que la television en muchos paises {y no s6lo en el Tercer Mundo) esta colonizada casi por completo por programas 92 Fredric Jameson que han sido importados desde los Estados Unidos. Sin duda, resulta ade- cuado distinguir entre la dependencia econémica y cultural como regla general: a lo que me refiero es a que atin esa distincién banal reincorpo- ra los dilemas filos6ficos y, en particular, los problemas de categoria y nivel que ya he sefialado. ¢Cuél es entonces la justificacién real para distinguir los niveles de lo econémico y lo cultural, cuando en los Esta- dos Unidos, como ya hemos visto, el negocio de lo cultural (el del entrete- nimiento) junto con la comida, es una de las exportaciones econdmicas mas importantes, por la cual el gobierno norteamericano esta dispuesto a tomar medidas extremas para defender sus intereses, tal como lo ates- tiguan las luchas en las negociaciones del GATT y del NAFTA? Desde un punto de vista diferente, la teoria de la posmodernidad confirma una desdiferenciacién gradual de estos niveles: el econémi- co que se convierte en cultural, mientras que el cultural se torna econémico. El mundo de la imagen y la publicidad puede, sin duda, documentar la transformacién gradual de los productos en imagenes libidinosas de si mismos, es decir, en productos casi culturales; mien- tras que la desintegraci6n de la alta cultura y la intensificacion si- multanea de la inversién en productos de la cultura de masas pueden ser suficientes como para afirmar que cualquiera que haya sido el caso en anteriores etapas del capitalismo (en las que la estética era un santuario y un refugio de los ambitos de los negocios y el Estado), hoy en dia no queda ningtin enclave (estético o de cualquier otro tipo) en el que la forma del producto no reine con supremacia. La afirmacion de que el campo cultural puede en algunos casos (el de la television en el Brasil) entrar en conflicto con el campo econd- mico (la dependencia), que no es ilégica ni inconcebible, necesita mas elaboracion. Una de sus caracteristicas seria sin duda la posicién unica del Brasil como un mercado inmenso de dimensiones casi con- tinentales, como una explicacién para las ideas mas tradicionales sobre la diferencia cultural y las tradiciones nacionales y lingtiisticas y otras que son factores que a su vez requieren ser traducidos a tér- minos materialistas. La propuesta de Yadice atin debe ser examinada: bajo ciertas cir- cunstancias, la cultura, refiramonos ahora a la musica popular para simplificar el asunto, puede servir como un territorio de prueba para la democracia, ya que ésta ofrece nuevas concepciones y posibilida- des de ejercer algo similar a la ciudadania; en otra palabras, existen practicas de eleccién del consumidor y de autonomia personal que entrenan a los individuos en un nuevo tipo de libertad que puede ser vista (como lo hizo Schiller hace tiempo)* como una preparacién para la libertad politica. Esto significa asumir una “fusién’ violenta de los Apuntes sobre la globalizacion como problema filos6fico 93 niveles de la cultura y la politica, y nuestra restriccién a la musica {no solamente a la audicién contemplativa burguesa, sino también a Ja danza y a la practica musical en general) hace que la propuesta sea aun mas plausible de lo que suena cuando, por ejemplo, un John Fiske ja ensaya en la television comercial.? Tampoco debemos olvidar que los magnificos planes utopicos usados en los cambios que el socialis- mo francés nunca realizo cuando Mego al poder, fueron creados espe- cifica y explicitamente, bajo el modelo de la musica, por su principal teorico Jacques Attali, un miisico y economista que frecuentemente puso de relieve la afinidad entre estos dos “niveles”.!° Pero tal vez es Stuart Hall quien ha sido mas claro al hablar sobre una nueva con- cepcién de la cultura, particularmente en el periodo de los “nuevos tiempos” (que me resisto a llamar posmoderno). Dejando de lado su pregunta sobre el marxismo y el socialismo hoy en dia, su explicacion de Ja forma en que la nueva cultura musical de la posmodernidad se desarrolla para superar la condicién subalterna de algunos grupos mi- noritarios en Gran Bretaria es un argumento poderoso que avanza bastante por el camino de la restauraci6n de las concepciones politi- cas del arte en un sentido diferente al que estamos acostumbrados.'' Sin embargo, esta multiplicidad cultural apunta hacia dos formas de unidad 0 unicidad: la unicidad del Estado racista y la unidad de los ciudadanos blancos (protestantes) representados por el Estado. (Esta- mos hablando de las estructuras antagonicas de las relaciones ima- ginarias, y no necesariamente de las realidades sociales empiricas de una u otra localidad en Gran Bretana). Este es un modelo que también sirve para clarificar el difundido énfasis teérico y politico sobre la cultura y el mercado en Latinoamérica. Usualmente se hace énfasis (el mismo Garcia Canclini mas que nadie) en que en toda Latinoamérica, la cultura y su apoyo se identifican con el Estado; por ejemplo, en México con el Estado posrevolucionario. El poder en estos paises esta identificado con el Estado mas que con el capitalismo, como sucede en los llamados pai- ses del Primer Mundo. Entonces, un énfasis en el comercio y en el intercambio en una situacién de poder del Estado implica privilegiar la multiplicidad, como un espacio de libertad e independencia: cl mercado, en el sentido de intercambio y comercio, funciona en Latinoamérica como Jo hacen las Ilamadas ONGs en Asia y Africa, y también escapa del dominio del Estado como tal. Pero en la porcion angloamericana del Primer Mundo, me atrevo a decir que el Estado atin puede ser un espacio positivo: sus poderes deben ser protegidos en contra de los atentados de la derecha que intentan convertirlo en diversas formas de empresas y operaciones privadas. El Estado es un lugar de bienestar y legislacion social, es el origen de la malla de 94 Fredric Jameson seguridad de todos los poderes legislativos (que reglamentan empleo, salud, educacién, y demas) que no deben ser sometidos a la fragmenta- cion y a la desintegracién producidas por el comercio norteamericano. Ahora, hay una forma en que dos situaciones radicalmente dife- rentes pueden ser comparadas: en la primera, en Latinoamérica, la multiplicidad se estimula frente a una unidad opresiva; en la otra, en Norteamerica, una unidad positiva se estimula frente a una multipli- cidad opresiva. Pero ello solamente cambia las valencias de los termi- nos, el modo de evaluacién permanece intacto. Pienso que tales cam- bios y similitudes pueden considerarse como particularidades estruc- turales, no de la globalizaci6n como tal, sino del antiguo sistema in- ternacional; en otras palabras, un nivel de abstraccién y de interrelacion en el que lo que se mantiene a nivel nacional se revier- te con la distancia. Si esto suena excesivamente confuso, voy a citar el ejemplo mas dramatico que he encontrado. Este se refiere a la his- toria de C.L.R. James sobre la Revolucién Haitiana, que se titula The Black Jacobins.'? El titulo, Los jacobinos negros, es la paradoja que tengo en mente, ya que lo que se respira en la narracién de James es que los Ilamados elementos de Ja historia juegan diferentes roles a lo ancho de la red internacional. De hecho, nos han ensefiado que la fuerza mas radical durante la Revolucion Francesa eran los sansculottes, no exactamente un proletariado, sino mas bien una mezcla de pequefios burgueses, aprendices, estudiantes, gente del lumpen, etc. Ellos constituian el ejército del movimiento jacobino y de Robespierre. Lo que James nos muestra es que en Haiti, los sansculottes (con su cultura revolucionaria importada de Francia) se convirtieron en una fuerza reaccionaria, la fuerza principal que se oponia al movimiento revolucionario y en los enemigos de Toussaint Louverture. Seria muy simplista explicar esta situacion como mero racismo; en cambio, propongo que se entienda como un retroceso dia- léctico determinado por las relaciones que se establecieron ya no solo a nivel nacional (prefiero no usar el término transnacional, ya que por su aplicacién literal tiene connotaciones mucho mas recientes; de la misma forma, prefiero no pronunciar el término imperialismo ya que es anacronico, asi como la esclavitud ya no puede pensarse en términos tnicamente coloniales). Pienso que el giro dialéctico de positivo a negativo en el sentido de unidad y multiplicidad, en las diferencias entre la situacién norteamericana y la latinoamericana, también puede ser contemplado de la misma manera. Pero ahora quiero desarrollar esa dialéctica de una forma mas am- plia. En este caso particular hemos observado el poder de la oposicion abstracta entre Identidad y Diferencia con un contenido especifico de Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 95 unidad frente a multiplicidad. Sin embargo, es posible expresar todo esto en términos de los debates posmodernos actuales. En el caso de Latinoamérica, creo que la fuerza positiva de la cultura no designa exclusivamente a la cultura de masas 0 popular, sino que incluye la alta cultura y mas especificamente la literatura y la lengua nacional: digamos que la samba se opone a Guimaraes Rosa, pero se identifica con su desarrollo literario y se encuentra dentro de los mayores orgu- Hos de la cultura auténoma nacional como tal. También se pueden identificar situaciones nacionales (utilizo esta perifrasis deliberada- mente para anticiparme a los debates sin fin acerca de si atin exis- ten las “naciones” y cuales serian sus relaciones con el “nacionalis- mo”) en las que la defensa de la autonomia nacional toma la forma de lo que parece ser un modernismo ms tradicional: la defensa de los poderes del arte y la alta cultura, y el parentesco cercano entre tal modernismo artistico y el poder politico de la colectividad, que ahora se conciben, como un poder politico unificado o un proyecto colectivo y no como una dispersion hacia las multiplicidades democraticas y las posiciones de identidad. La India es un lugar extenso y variado, en donde hay tanto modernismos como postmodernismos en desarrollo. Pero he estado pensando en un aspecto especifico que une el proyecto de democracia social del antiguo Partido Congresista y la tendencia de Nehru, no- alineada y simpatizante del comunismo, con varias politicas estéti- cas y artisticas, que difiere de la politica de los estudios culturales (si es posible decirlo asi) a la que nos hemos referido en la situacién latinoamericana. Pero, ges éste el antiguo modernismo tardio y reca- lentado? ¢Apunta realmente hacia una defensa de la Identidad en contra de la Diferencia? Y en ese sentido, grefuerza los ataques que buscan desacreditar tanto a la politica como al arte modernista, de- jandonos, de ese modo, privados de objetivo politico, como se quejan tantos hoy en dia? No es a causa del deseo de mediar o resolver todas esas diferencias y calmar los debates y las batallas teéricas, sino con el Animo de mos- trar los poderes y los beneficios de la dialéctica, que presentaré la siguiente hipétesis: esas diferencias no tienen que ver tanto con la Diferencia sino con el lugar en el que ésta esta localizada 0 posicionada. ¢Quién podria estar en contra de la Diferencia a nivel social e incluso politico? De hecho, detras de muchos de esos ensayos esta la valida- cién de una nueva politica democratica (tanto en el Primer Mundo como en el Tercero), estimulada por la vitalidad de los mercados como tales, del campesinado y de otros elementos; es una variante sociol6- gica mas ex6tica de esa época de la eterna defensa del comercio y del 96 Fredric Jameson capitalismo en términos de intercambio y libertad politica, que ya se ha mencionado. Sin embargo, todo depende del nivel en el que se perciba una identidad maligna e uniformadora o despotica. Si ésta esta presente dentro del mismo Estado, como entidad nacional, en- tonces seguramente se afirmara una diferencia micropolitica tanto en el mercado como en la cultura, hasta el punto de presentarse como una fuerza de resistencia a la uniformidad y al poder. En este caso, los niveles de lo cultural y lo social estan Ilamados a permanecer en un conflicto radical con el nivel de lo politico. Y en ciertos momentos claves de las discusiones de este tipo se concibe algo similar a una defensa del federalismo como ideal para el futuro, a pesar de los des- cubrimientos histéricos recientes que registran la derrota y la muer- te, no del comunismo sino del federalismo como tal (la Union Soviéti- ca, Yugoslavia y hasta Canada). Sin embargo, cuando las amenazas de Identidad se ponen en un nivel mas alto, global, todo cambia. En esta posicion superior, no es el poder del estado nacional el enemigo de la diferencia, sino el mismo sistema transnacional, la norteamericanizacién y los productos estandarizados de una ideologia y una practica de consumo igualmente estandarizada y uniforme. En este punto, los Estados-nacion y sus culturas nacionales son Ilamados de repente a desempefiar el rol po- sitivo que hasta ahora les habia correspondido a las regiones y las prdcticas locales en contra del Estado dentro del paradigma anterior, que les habia sido asignado en contra de su voluntad. Y es asombroso presenciar el resurgimiento de la defensa de Ja cultura nacional por parte de quienes confirman los poderes de resistencia de la literatura y el arte nacional, dentro de una atmésfera en la que el Estado-na- cion, dejando aparte el “nacionalismo”, es una entidad y un valor mucho mas maligno, en oposicién a la multiplicidad de los mercados locales y regionales, las artes y lenguas minoritarias, cuya vitalidad es reconocida en todo el mundo y coexiste con la visién de la ruina y la extincién universal. Tales defensores identifican los niveles del arte y la politica vinculando la vitalidad de una cultura nacional y modernista (en este sentido tal vez se puede oponer una esirategia “nacional-modernista” genuina a la “nacional-popular” propuesta por Gramsci, a pesar de que él era muy probablemente un modernista en tales asuntos) con la posibilidad de un proyecto politico colectivo o nacional como fue previsto por la Izquierda y por la Derecha durante la época moderna. Esta posicion presupone que es s6lo por medio de una posibilidad como ésta que se pueden combatir las invasiones del mercado mun- dial y del capitalismo transnacional junto con los centros que cuentan Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 97 con gran poder de préstamo de capital. Que en el proceso se deba en- frentar la desbandada de la cultura de masas posmoderna, la sitta en contradiccién con aquéllos para quienes solamente la activacion de una verdadera cultura popular, lena de multiplicidades y diferencias, pueda enfrentar primero que todo el Estado nacional, y luego lo que esta mas alla del mundo exterior (aunque, paraddjicamente, sean esos elementos de la cultura de masas transnacional y exterior, los apropiados para tal resistencia: las peliculas de Hollywood son algunas veces un recurso de resistencia frente a la hegemonia interna asi como son también una de las formas que toma la hege- monia externa). Me queda poco tiempo para resumir lo que parece haber sido una serie de paradojas sin fin; tal impresion ya habria marcado un co- mienzo util al despertar la sospecha de que nuestro problema esta tanto en nuestras categorias de pensamiento como en el problema en si. Y creo que éste seria el significado y la funcién de un regreso a Hegel, en contraste con Althusser. Este ultimo muy seguramente tie- ne la raz6n en cuanto a su dialéctica materialista, a sus niveles semiautonomos, a su causalidad estructural y a su sobredeterminacion: si se buscan estas cosas en Hegel, uno encuentra lo que todo el mundo sabe: que Hegel era simplemente un idealista. Pero la manera correc- ta de apoyarse en Hegel no es ésa, sino precisamente los aspectos que él] era capaz de explorar por ser idealista; sobre todo, en cuanto a las categorias o modos y formas de pensamiento a través de los cuales inevitablemente pensamos las cosas, pero que tienen una légica en si mismas, de la que somos victimas si no conocemos su existencia y su influencia sobre nosotros. En el capitulo mas famoso de la gran Légica, Hegel nos cuenta como manejar las categorias problematicas de Identidad y Diferencia.'* Partimos de la Identidad, dice, para en- contrar que ésta esta definida en términos de su Diferencia respecto a otra cosa; luego pasamos a la Diferencia, y encontramos que cual- quier pensamiento acerca de ella, implica pensamientos acerca de la “identidad” de esa categoria particular. Al observar que la Identidad se convierte en Diferencia, y que la Diferencia se convierte en Iden- tidad, se comprenden las dos como una Oposicion inseparable, y se aprende que siempre deben pensarse en conjunto. Pero tras aprender esto, nos damos cuenta de que no estan en oposicién sino que, en otro sentido, la una es lo mismo que la otra. En este punto, uno se aproxi- ma a la Identidad de la identidad y la no identidad; y en el cambio mas importante del sistema de Hegel, la Oposicién aparece repentinamente como Contradiccién. 98 Fredric Jameson Este es el punto que queremos alcanzar en la dialéctica: queremos descubrir fenomenos y encontrar las contradicciones fundamentales que hay tras ellos. Y ésta fue la nocién que Brecht tuvo de Ja dialéctica: afe- rrarse a las contradicciones presentes en todas las cosas, que las hacen cambiar y evolucionar en el tiempo. Pero en Hegel, la Contradiccién pasa directamente hacia lo que yo llamaria la situaci6n en si, la vista aérea o el mapa de la totalidad en el que suceden los acontecimientos y tiene lugar la Historia. Me gusta pensar que algo como este movimiento de las categorias, que las produce y las hace evolucionar hacia nuevos estados, fue lo que Lenin vio y aprendio en su trascendental lectura de Hegel durante las primeras semanas y meses de la Primera Guerra Mundial.!* Pero también me gustaria pensar que éstas son lecciones que podemos poner en marcha hoy en dia, en nuestros intentos por en- tender los efectos, vagamente definidos y siempre cambiantes, de este fendmeno que hemos empezado a llamar globalizaci6n. * Traduccién de Jaime Casas, Mercedes Guhl y Carolina Jaramillo. D: COLONIALIDAD DEL PODER, CULTURA Y CONOCIMIENTO EN AMERICA LATINA Anibal Quijano En América Latina y en el Caribe, desde siempre en su historia, esta planteado un conflicto entre tendencias que se dirigen hacia una reoriginalizacion cultural y otras de represién contra ellas o de reabsorcion de sus productos dentro del poder dominante en la socie- dad. Ese conflicto impregna nuestra mas profunda experiencia histé- rica, porque no solamente subyace en la raiz de nuestros problemas de identidad, sino que atraviesa toda nuestra historia, desde el co- mienzo mismo de la constitucién de América, como una tension con- tinua de la subjetividad. donde el caracter del imaginario y de los modos de conocer y de producir conocimiento es una cuestion siempre abier- ta. En algunos momentos esa tensién puede llegar a ser extremada- mente intensa: en el siglo 20 fue por ejemplo, entre el fin de la Se- gunda Guerra Mundial y fines de los 60s; hoy, en el umbral de otro milenio, estamos inmersos en otro momento particular de este mis- mo prolongado conflicto, en la encrucijada entre las tendencias de reoriginalizacion y de continuacién de la dependencia cultural. «GLOBALIZACION» Y REORIGINALIZACION DE LA EXPERIENCIA CULTURAL. Desde la formacién de la sociedad colonial, cada una de estas en- crucijadas de nuestra historia cultural fue producida por un proceso de reoriginalizacion de la experiencia cultural, tumultuoso y masivo, que sin embargo, no encontré o no logré fraguar una perspectiva y un cauce seguros para ir definiéndose y estructurandose como un nuevo patron de existencia social y terminé reencauzado dentro del poder 100 Anibal Quijano establecido. Asi, por ejemplo, lo «cholo», como fendmeno especifico en el proceso cultural del Pert, emergio asociado al proceso de urbaniza- cion de la sociedad, que por su caracter abrupto, magmatico y hetero- géneo, implicé una realmente rapida, tumultuosa, casi cadtica, y masiva reoriginalizacion de la experiencia social del conjunto de la poblacién, en particular la irrupeton igualmente masiva y tumultuosa de la experiencia cultural de los dominados, junto con sus demandas y presiones en todos los otros ambitos de la sociedad. En el momento actual ocurren fendmenos equivalentes. A media- dos de los setentas se ha hecho visible un proceso que afecta a todos y a cada uno de los aspectos de la existencia social de la gente de todos los paises. E] mundo que se formé desde hace 500 afios esta culminando con la formacién de una estructura productiva, finan- ciera y comercial que tiende a ser mas integrada que antes. Con una drastica reconcentracién del control de poder politico y de recur- sos de produccién en manos de los funcionarios del capital, especu- Jativo sobre todo; con la universalizacién de la civilizacion capitalis- ta; con la formacién de un bloque central de poder que aparece como la autoridad de todo el orden mundial. A todo eso se llama «globalizacion», termino cuya aptitud para senalar y describir tales tendencias es innegable, pero que sirve también para escamotear la naturaleza social del proceso ante la mirada de los dominados, ya que la drastica reconcentraci6n del control del poder en manos de los funcionarios del capital, da cuenta de que el proceso se lleva a cabo como una contrarrevolucién capitalista que se desarrolla a es- cala... global. Por eso mismo, no es dificil admitir que ha producido una profunda y masiva modificacion en la vida de todas las socieda- des y de toda la gente. Se trata de una real mutacion, y no sélo de cambios dentro de una continuidad. Esos cambios no afectan de modo organico, sistematico y coheren- te a todos los paises 0 a todos los grupos, a cada fendmeno, a cada aspecto, a cada institucién de la existencia social contemporanea. Bien al contrario, todo ocurre de modo irregular, discontinuo, hetero- géneo, contradictorio y conflictivo. Asi, la brutal reconcentracion del control de poder politico, de fuerza militar y de recursos de produc- cién, es la otra cara de la fragmentacion, de la desintegracion, de la des-estructuracion, sobre todo en el mundo del trabajo, de las grandes lineas de agrupamiento social, de clasificacion, de identificacion y de conflicto social. La formacién del bloque imperial que forman los 7 Grandes (ahora 7 y medio con la incorporacién parcial y subordinada de Rusia), es la otra cara de la desnacionalizacion de los estados dé- bilmente nacionalizados, de la des-democratizacion de las sociedades Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina 101 donde la colonialidad del poder no fue, o no termino de ser, evacuada. Pero también de la globalizacién de las luchas de los explotados y dominados del mundo, de la entrada de un nuevo periodo de los con- flictos sociales marcado, precisamente, por su globalizacién. Todo ese amasijo de contradicciones hace atin mas intenso este momen- to de profunda y radical reoriginalizacion de la experiencia. Y como siempre, en tales condiciones, se desencadenan impulsos y tenden- cias hacia la constitucién de nuevas perspectivas y nuevos cauces culturales. Por eso, la universalizacion de la civilizacion capitalista es la otra cara de la irrupcién de la diversidad y de la heterogeneidad de las experiencias culturales que existen en el mundo y que circu- lan en las autopistas de comunicacién global. Algunas de éstas Ile- van, 0 pueden llevar, a procesos de reoriginalizacion cultural. La abierta crisis del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento, es una de sus muestras. En América Latina, por su lugar fundamen- tal en la historia del capitalismo, de la mundializacién y de la mo- dernidad, éstas son cuestiones fundamentales que hoy es impcrioso indagar, discutir y optar. COLONIALIDAD DEL PODER, DEPENDENCIA HISTORICO-ESTRUCTURAL Y EUROCENTRISMO Quizas es menos dificil ver con claridad esas cuestiones si volve- mos brevemente a la experiencia historica de la formacion de la colonialidad del poder en América, sin duda uno de los ejemplos cla- ves de esos momentos de bruscas y drasticas mutaciones de la expe- riencia historica en el mundo. Como es sabido, la destruccién de las sociedades y de las culturas aborigenes implicé la condena de las po- blaciones dominadas a ser integradas a un patron de poder configura- do, basicamente, por los siguientes rasgos: 1, El patron de dominacién entre colonizadores y colonizados fue organizado y establecido sobre la base de la idea de “raza», con todas sus implicaciones sobre la perspectiva historica de las relaciones entre los diversos tipos de la especie humana. Es decir, los factores de cla- sificacién e identificacion social no se configuraron como instrumen- tos del conflicto inmediato, o de las necesidades de control y de explo- tacién del trabajo, sino como patrones de relaciones histéricamente necesarias y permanentes, cualesquiera que fueran las necesidades y conflictos originados en la explotacion del trabajo 2. Desde esa perspectiva. los colonizadores definieron la nueva iden- tidad de las poblaciones aborigenes colonizadas: «indios». Para esas poblaciones la dominaci6n colonial implicaba, en consecuencia, el despojo y la represion de las identidades originales (mayas, aztecas, 102 Antbal Quijano incas, aymaras, ete.) y en el largo plazo la pérdida de éstas y la admi- sién de una comin identidad negativa. La poblacién de origen afri- cano, también procedente de heterogéneas experiencias e identida- des histéricas (congos, bacongos, yorubas, ashantis, etc.), fue some- tida a una situacién equivalente y a una comtin identidad colonial, igualmente negativa: “negros”. Los colonizadores se identificarian al comienzo como «espanoles», “portugueses”, «béricos», «britani- cos», etc. Ya desde fines del siglo XVIII, y especialmente tras las guerras Iamadas de «Emancipacién», se identificarian como «euro- peos? 0, mas genéricamente, como «blancos». Y los descendientes de las relaciones genéticas entre todas esas nuevas identidades, se- rian conocidos como «mestizos». 3. Esa distribucién de identidades sociales seria, en adelante, el fundamento de toda clasificacién social de la poblacién en América. Con él y sobre él se irian articulando, de manera cambiante segin las necesidades del poder en cada periodo, las diversas formas de ex- plotacién y de control del trabajo y las relaciones de género. 4, Fue impuesto asi un patron de poder cuyos ejes especificos eran: Ja existencia y la reproduccion continua de esas nuevas identidades histéricas, asi como la relacién jerarquizada entre tales identidades «ecuropeas» y «mo-europeas», y la dominacién de aquéllas sobre éstas en cada instancia del poder: econémica, social, cultural, intersubjetiva, politica. Debido a eso, las instituciones y los mecanis- mos de dominacién social los subjetivos y los politicos en primer lu- gar, tenian que ser diseniados y destinados, ante todo, para la preser- vacion de ese nuevo fundamento historico de clasificacion social, marca de nacimiento de la experiencia historica americana, repro- ducida e impuesta después sobre todo el mundo, en el curso de la expansién del capitalismo eurocéntrico y colonial 5. Las poblaciones colonizadas fueron reducidas a ser campesinas e iletradas. Las sociedades originales mas desarrolladas tenian una sofisticada cultura urbana y, algunas de ellas, escritura. La letra era atin, es verdad, patrimonio e instrumento exclusivo de los dominan- tes y de sus grupos urbanos. Pero aquella cultura urbana y su escritu- ra era un producto original y propio, es decir auténomo, modo y vehi- culo de expresion de una subjetividad de rica y antigua historia, de un imaginario excepcionalmente activo y creativo. Ese era un patron cultural dominante, sin duda. Es decir, una de las instancias de la dominacién existente en esas sociedades. No obstante, como en toda sociedad de dominacién con una cultura propia y autonoma, ese pa- trén era también expresién de la experiencia historica del conjunto de la poblacion. Despojados de su cultura urbana y de su escritura Colonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina 103 {aquellas que la tenian), las poblaciones sometidas fueron encerra- das en subculturas que no eran solo campesinas e iletradas, sino, peor atin, reprimidas e interferidas continuamente por patrones o elementos ajenos y enemigos. Y en la sociedad colonial, sélo algu- nos de los colonizados podrian llegar a tener acceso a la letra, a la escritura, y exclusivamente en el idioma de los dominadores y para Jos fines de éstos. 6. Las culturas dominadas serian impedidas de objetivar de modo auténomo sus propias imagenes, simbolos y experiencias subjetivas, es decir, con sus propios patrones de expresién visual y plastica. Sin esa libertad de objetivacion formal, ninguna experiencia cultural puede desarrollarse. 7. No podrian ejercer sus necesidades y facultades de objetivaci6n visual y plastica, sino unica y exclusivamente con y por medio de los patrones de expresion visual y plastica de los dominadores. 8. Fueron obligadas a abandonar bajo represion las practicas de re- lacion con lo sagrado propio, 0 a realizarlas slo de modo clandestino con todas las distorsiones implicadas. 9. Fueron Ievadas a admitir o simular frente a los dominadores la condicién deshonrosa de su propio imaginario y de su propio y previo universo de subjetividad. 10. Aunque sus formas institucionales fueron modificadas segin Jos patrones de sus dominadores, los valores propios, la reciprocidad, la igualdad social y el control de la autoridad publica pudieron seguir siendo practicados, especialmente en las «comunidades», en el seno de la familia, de las redes de parentesco y de relaciones rituales, aun- que readaptados continuamente a las exigencias cambiantes del pa- tron global de la colonialidad. 11. De este patron de poder, configurado sobre esas bases, rasgos y tendencias de movimiento 0 desenvolvimiento histérico y de sus aplica- ciones en el largo plazo, es de lo que da cuenta el concepto de «colonialidad del poder» 2 Dada esa configuraci6n del poder, la conflictividad le era inherente y se explicité como un rasgo necesario y permanente. Por eso, si bien la inicial resistencia militar de las poblaciones aborigenes fue derrotada en pocas décadas durante el siglo XVI, las rebeliones de

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