3. GLOBALIZACION, PROCESOS CIVILIZATORIOS Y LA
REUBICACION DE LENGUAS Y CULTURAS
Walter D. Mignolo
I
La globalizacion se concibe, en la jerga colectiva transnacional, como
la ultima de tres etapas de transformacién mundial a partir de 1945.
En un vocabulario mas sociohistorico, la globalizacién podria relacio-
narse con Ja expansién de Occidente desde 1500 y plantearse en tér-
minos del sistema mundo de Immanuel Wallerstein’ 0 del “proceso de
civilizacién”’ de Norbert Elias. Mientras que el modelo de Wallerstein
permite una relectura de la modernidad, como sistema econémico
mundial, la investigacion de Elias cuenta la historia del crecimiento
de una consciencia en la emergente preocupacién europea por cristia-
nizar y civilizar el mundo. La propia auto-descripcion hecha por los
intelectuales curopeos de la nocién de “civilizacién”, que se converti-
ria luego en la base de la “misién civilizadora” colonial, es basicamente
una construcci6n de la Iustracién europea. Sin embargo, la idea gene-
ral (como lo demuestra ampliamente Elias) ya esta en marcha en el
Renacimiento europeo. En realidad, asumir que desde 1500 Europa tiene
que civilizar al mundo, es un gesto paradojica y altamente etnocéntrico,
cuando otras civilizaciones (como la china, india, islamica, inca, az-
teca y maya) habian permanecido, por asi decirlo, durante siglos antes
de que un grupo de comunidades de barbaros venidos a mas empezara
a postularse a si mismo como un nuevo centro del mundo, en nombre
del cristianismo y de Europa®. El propio concepto de civilizacion logr6
un alcance universal una vez que Europa empez6 a expandirse por todo
el planeta, reprimiendo la auto-conceptualizacién ya existente en or-
ganizaciones sociales altamente sofisticadas (como por ejemplo en la56 Walter D. Mignolo
China, México, el mundo islamico y el inca). La “civilizacion” se con-
virtié entonces en el sello caracteristico de la Europa cristiana y en el
criterio para medir a otras sociedades. La comparacién era, por un
lado, una serie de interpretaciones forzadas y, por el otro, una justifi-
cacion para llevar ¢ implantar la civilizacion al resto del planeta, que
se habia declarado falto de algunas propiedades 0 con un exceso de
ellas. Nos alejariamos mucho del tema si describiéramos el equiva-
lente de la nocion europea de “civilizacién” entre comunidades que
aleanzaron mucho antes el nivel de sofisticacion social que Elias des-
cribe como “proceso de civilizacién” europea.
Cuando, en 1959, por ejemplo, J.Needham y L.Wang publicaron la
monumental Science and Civilization in China, aan escribian bajo la
doble atadura del concepto mismo de “civilizacion”. Esta era, por un
lado, algo que le pertenecia a Europa, como un tesoro que podia ser
disfrutado por el planeta entero y, por el otro, algo que las otras cultu-
ras y comunidades tenian como “objeto” para ser estudiado por quie-
nes no solo inventaron la idea de la “misi6n civilizadora” sino tam-
bién una disciplina, concomitante a ésta, llamada “estudios de civili-
zacién”. La civilizacion tiene entonces un doble filo: la justificacién
ideolégica de la expansién econémica de Europa y la fundacién de un
campo de estudio que situaba a Europa como lugar de enunciacion ya
las otras civilizaciones como lugar de lo enunciado. Ahora, comenza-
ré por explorar las complicidades entre la concepcién de las lenguas y
las literaturas, los limites de las humanidades y las culturas de cono-
cimiento académico en los ultimos quinientos afios, periodo que iden-
tificamos como la modernidad y también como de la globalizacion re-
presentada en la propia constitucién y expansion del sistema mundo
de Occidente. En este proceso, la independencia de Latinoamérica
con respecto a Espafia y Portugal, en el siglo XIX, creé las condiciones
para la articulacion, dentro del propio proceso de construccién de las
naciones, de la dicotomia civilizaci6n/ barbarie (Facundo: civilizacién
y barbarie, 1845, de Domingo Faustino Sarmiento, intelectual argen-
tino y mas tarde presidente, 1868-74). La formula de Sarmiento se
convirtio en una figura candnica de la cultura latinoamericana y, al
mismo tiempo, en una justificacién para el colonialismo interno. Lue-
go, haré un esfuerzo por identificar las instancias en que la mision
civilizadora empezé a fallar y en que las oposiciones civilizacion/bar-
barie, Primer Mundo/Tercer Mundo y desarrollo/subdesarrollo se sus-
tituyen por la auto-reubicacion y restitucién del pensamiento y la
teorizacion entre y por parte de los barbaros, las personas del Tercer
Mundo, los subdesarrollados, las mujeres y la gente de color. Termi-
naré explorando la relevancia de la obra de Darcy Ribeiro, elGlobalizacién, procesos civilizatorios y la reubicacion de lenguas y culturas 57
“antropologador” (como se llama a si mismo) brasilefio, principalmen-
te en dos de sus libros: O processo civilizatorio (1986) y Las Américas y
la civilizacion (1969).
Propondré que estos dos libros son un desplazamiento del concepto
de “proceso de civilizacion” de Elias y de la version de misi6n civiliza-
dora del colonialismo interno de Sarmiento, asi como de la confabula-
cién entre los fundamentos de las disciplinas y los poderes coloniales
(principalmente en el caso de la antropologia). Elias describe las dife-
rencias en el uso de “civilizacion”; primero, en Francia e Inglaterra,
para indicar un sentido de orgullo nacional y, luego, en Alemania,
donde el mismo sentimiento se expresaba con la palabra “cultura”.
Ademas, “civilizacién” se concibe como un proceso, y “cultura”, como
un producto. La “civilizacin” se puede Mevar y expandir alrededor de
todo el planeta, pero la “cultura” no. Esta distincion fue drastica para
los intelectuales del mundo colonizado, quienes asumian, al igual que
Sarmiento en la Argentina, que la cultura local tenia que ser mejorada
a través del crecimiento y expansién de la civilizacion europea.
La distincién entre civilizacion y cultura, proceso y producto, con-
tribuy6 al colonialismo interno, representado por los intelectuales de
las areas colonizadas, que luchaban contra la “barbarie” de su cultu-
ra, en pro de la civilizacion europea. La actual reubicacion de len-
guas y culturas, en la Ultima etapa de globalizacion, esta contribu-
yendo a corregir y rearticular una distincion que. por siglos, funciond
tan bien que lleg6 incluso a ser apoyada por los intelectuales de la
periferia, que se estaban autocolonizando en nombre de la autodeter-
minaci6n. La obra de Darcy Ribeiro, como veremos al final de este
articulo, sienta las bases para un descentramiento de la practica te6-
rica y su cimentacién en las historias locales*. Mas recientemente,
Ja publicacion en version completa y en formato de libro de la obra de
Samuel P. Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of
World Order, ha situado el debate en el contexto de la globalizacién.
La siguiente seccién trata, desde una perspectiva diferente, el anali-
sis que hace Huntington de las lenguas, las culturas y la globalizacion.
I
Unas cuantas décadas antes de la emergencia de un continente
desconocido (desde la perspectiva de los observadores europeos) y de
la gente desconocida que lo habitaba, los confines de la geografia co-
incidian con los de la humanidad. Se pensaba que mas alla de los
confines geograficos conocidos habitaban criaturas exoticas con dos
cabezas, tres brazos, y cosas parecidas. Los limites de la geografia58 Walter D. Mignolo
coincidian con los limites de la humanidad. Sin embargo, en cuestion
de dos 0 tres décadas, ambos confines (los del mundo y los de la huma-
nidad) se empezaron a transformar radicalmente. Las criaturas exd-
ticas que alguna vez habian habitado los rincones desconocidos del
mundo fueron reemplazadas por los salvajes (0 canibales) que habita-
ban el Nuevo Mundo. Los confines geograficos y los de la humanidad
fueron reubicados por dos fuerzas: por un lado, la transformacion del
conocimiento generada por las interacciones culturales entre gentes
que hasta ese momento no sabian unos de otros; y por otro, la cre-
ciente conciencia de la expansion de la tierra mas alla de los limites
de lo conocido. Los canibales y los salvajes fueron ubicados en un es-
pacio que empezo a concebirse como un Nuevo Mundo (figura 1).
A finales del siglo XIX, los confines espaciales se volvieron
cronolégicos. A comienzos del periodo moderno, ocurrié una transfor-
macién entre los confines geograficos y humanos; a fines del siglo
XIX, los salvajes y los canibales del espacio se convirtieron en los
primitivos y ex6ticos orientales del tiempo. Mientras que el siglo XVI
fue el escenario de un caluroso debate acerca de los confines de la
humanidad, con Las Casas, Sepulveda y Victoria como personajes prin-
cipales de la controversia, hacia el siglo XIX el problema ya no era si
los primitivos y los orientales eran humanos 0 no, sino, mas bien,
qué tan lejos estaban del presente Estado de civilizacion de la huma-
nidad. A Lafitau (Moeurs des sauvages américains comparées aux moeurs
des premiers temps, 1724) se le ha dado crédito como uno de los pensa-
dores mds importantes en este proceso de convertir a los salvajes/
canibales en primitivos/orientales y de desplazarlos a una escala
cronolégica opuesta a la distancia geografica. La “negacion de la con-
temporancidad”® fue el resultado final de reubicar a los pueblos en
una jerarquia cronologica en vez de hacerlo en lugares geograficos.
La reubicacion de lenguas, pueblos y culturas en el tiempo y no en el
espacio, que encuentra su formulacion mas sistematica en la Filoso-
fia de la historia (1822) de Hegel, no habia sido refutada, hasta hace
unos cincuenta anos, por los intelectuales involucrados en Jos movi-
mientos de liberacion y descolonizacién. Hoy en dia, la Filosofia de la
historia de Hegel es un punto de referencia comun para los intelec-
tuales del Africa, Asia, Latinoamérica y el Caribe que escriben para
rechazar los arreglos de las diferencias culturales dispuestos por Hegel
en un marco de tiempo que tiene la idea europea de civilizacién, y a
la Europa occidental como punto de Iegada. La etapa actual de la
globalizacion, dirigida por compafiias transnacionales, esta contribu-
yendo de manera involuntaria con la restitucion del espacio y del lu-
gar y con la multiplicacion de las historias locales. En otras palabras,
la etapa actual de la globalizacién y su énfasis en el mercado estan
contribuyendo a la negacion de la negacion de la contemporaneidad,Clobatizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culfuras 59
Figura 1. Tabula Terra Nova (1513) por Martin Waldseemiiller
un principio estratégico de las tres etapas previas de la globalizacion,
bajo las banderas de la cristianizacién (por parte del imperio espatiol),
la misién civilizadora (por parte del imperio britanico y la coloniza-
cion francesa) y el desarrollo/modernizacion (por parte del imperia-
lismo norteamericano).
La negacion de la negacion de la contemporaneidad, como un pro-
yecto y un deseo para la descolonizacién intelectual, debe hoy hacer
frente a la nueva version de los salvajes, los canibales y los primitivos
de ayer, replanteados en los términos de subdesarrollados. Mientras
que los salvajes/canibales debian ser cristianizados; los primitivos, ci-
vilizados; y los orientales, occidentalizados; los subdesarrollados deben
ser, mas bien, modernizados. E] progreso y la modernidad reemplaza-
ron tanto la mision cristiana de Espafia y Portugal, como la misién
civilizadora de Francia e Inglaterra, y se convirtieron en la nueva meta
de la version imperial norteamericana de los colonialismos anterio-
res. Sin embargo, las antiguas ideas y prejuicios no desaparecieron:
en el presente, sobreviven reescritos con un nuevo vocabulario. Las
tres etapas de la globalizacién representadas por la expansion europea
previa al mercado transnacional y mundial que estoy presuponiendo
aqui, no deben ser vistas como si siguieran una cronologia lineal
hegeliana sino, mas bien, en una coexistencia espacial de memoria
(ver abajo) y como contradicciones diacronicas. Parad6jicamente, la60 Walter D. Mignolo
Ultima etapa de la globalizacion (companias transnacionales y
tecnoglobalismo) esta creando las condiciones para pensar mas de
manera espacial que cronolégica. La espacializacion trae a un pri-
mer plano el hecho de que no hay gente del presente que esté vivien-
do en el pasado (como lo proponia el modelo hegeliano de la historia
universal) sino que el presente es una variedad de circulos
cronolégicos y ritmos temporales. Asi, la globalizacion economica esta
facilitando la tarea intelectual de negar la negacion de la contempo-
raneidad, de eliminar la misién civilizadora y de conceptualizar el
proceso civilizador como uno en el cual la hhumanidad entera contri-
buyé y esta contribuyendo.
Los lazos entre las lenguas y los limites de la humanidad dieron
forma a las ideas de literatura, culturas de conocimiento académico y
civilizacion en la modernidad europea. La modernidad, el periodo de
la globalizacion que hoy esta siendo testigo de una transformacion
radical, se caracteriza por una articulacién particular de las lenguas
(inglés, francés, aleman, italiano), de las literaturas en estas len-
guas (con su legado de griego y latin) y de las culturas de conocimien-
to académico (principalmente en inglés, francés y aleman). EI italia-
no permanece como base para los estudios del Renacimiento y man-
tiene su importancia gracias a su estrecha relacion con el latin.
Wallerstein ha anotado, acerca de las culturas académicas, que
“al menos el 95 por ciento de todos los académicos y de todo el
conocimiento académico del periodo que va de 1850 a 1914, y proba-
blemente incluso hasta 1945, tiene origen en cinco paises: Francia.
Gran Bretafia, Alemania, Italia y los Estados Unidos. Hay algo de
conocimiento en el resto del mundo pero, basicamente, no sélo el
conocimiento viene de esos cinco paises, sino que casi todo el sa-
ber de los académicos es acerca de sus propios paises... Esto es en
parte pragmatico, en parte presién social y en parte ideologico: €s-
tos son los paises importantes, esto es lo que importa, esto es lo
que deberiamos estudiar para saber como funciona el mundo."”
En otras palabras, las lenguas y la tradicion académica de los pai-
ses vinieron de aquellos lugares donde la misién civilizadora se ex-
pandio. Hay que notar que Espafia y Portugal ya no son parte de las
lenguas y de la tradicién académica del mundo europeo moderno.
Llevemos el tema mas adelante explorando una vez mas la conver-
sion de diferencias humanas en el espacio a diferencias humanas
en el tiempo, introduciendo dos nuevos actores en el juego: Jas len-
guas y la alfabetizaci6n, por un lado, y los lazos entre Jos confines de
Ia humanidad, los mapas lingitisticos y los procesos de civilizacion,
por el otro. Las complicidades entre las lenguas y los confines de laGlobalizaci6n, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 61
Figura 2. Relacién de analfabetismo en paises con mas de diez lenguas.
Fuente: Florian Coulmas, Linguistie Minorities and Literacy (Berlin, 1984).
humanidad han sido claras desde el comienzo de la expansion occi-
dental. a principios del periodo moderno. Si rebuscamos en los archi-
vos, podemos encontrar ejemplos similares en los que las lenguas
fueron tomadas como una de las bases en las que se podian apoyar las
politicas de identidad; la lengua servia para definir los limites de una
comunidad, distinguiéndola de las otras comunidades. La confabula-
cién entre ciertas lenguas, la escritura alfabética y los confines de la
humanidad, no era nueva en el Renacimiento/comienzos del periodo
moderno’. Lo nuevo era ia proporcién planetaria y la larga duracion
en que tales complicidades se empezaron a articular.
El mapa lingitistico de la Figura 2 da una mejor idea de la correla-
cién entre los lugares geogrdficos y la produccidén teorica. Primero
que todo, se puede ver la correlacion entre los lugares geoculturales y
geolingiiisticos de la modernidad (en blanco en el mapa) y los domi-
nios geoculturales en que la modernidad europea no era relevante o
era recibida (voluntaria o inyoluntariamente) como un elemento ex-
tranjero que, desde la perspectiva de las lenguas y las culturas
vernaculas, debia ser incorporado o rechazado, Segundo, se puede ver
(en lineas horizontales) que la mayoria del planeta (con excepcién de
los paises europeos) comprende areas geoculturales con mas de diez62 Walter D. Mignolo
lenguas cada una. Aunque esta situacién esta por ser corregida, el
hecho es que, si los paises europeos no se contaban como paises con
mas de diez lenguas, era porque las lenguas imperiales y nacionales
eran las unicas que se reconocian como tales; las demas se contaban
como dialectos. El discurso de la misi6n civilizadora tenia dos caras:
una para la construccién de las naciones, la otra para la expansion
colonial. E] mapa tambien muestra (lineas diagonales) que, en casi
todas las areas del mundo (con excepci6n de los paises europeos), mas
del cuarenta por ciento de la poblacién es analfabeta. De estas esta-
disticas se puede obtener toda clase de conclusiones. Una de ellas
podria suponer, por ejemplo, que la exaltacion del bajo indice de anal-
fabetismo en los paises europeos y que se relacionara este logro con
el desarrollo intelectual natural de los habitantes de esa area parti-
cular del planeta, en la que el centro y los agentes de la mision civili-
zadora estaban situados. Por otro lado, se podrian asociar la baja di-
versidad lingiiistica y los bajos indices de analfabetismo en Europa al
proceso de expansion colonial y mundial desde 1500. Esta fecha po-
dria usarse también para situar el proceso en que los intelectuales,
que habitaban en la parte del planeta que empezo a auto-construirse
como Europa y como un territorio en el que la civilizacion humana
alcanzaba su grado mas alto, cargaron de peso la “letra” como signo
distintivo del concepto de civilizacién que los intelectuales del Rena-
cimiento y de la Ilustraci6n forjaron para si mismos?: Guizot, por ejem-
plo, aparentemente creia, y explicitamente expresaba, que la “civili-
zacion” era un fendémeno puramente europeo (Histoire de la civilisation
en Europe, 1828; Histoire de la civilisation en France, 1830).
Si pasamos ahora a las estadisticas complementarias de la Figura 3,
podemos ver que hay casi cien lenguas que dan cuenta del 95 por ciento
de la poblacion del mundo. De estas cien lenguas, doce son habladas por
el 75 por ciento de la poblacion. De esas doce, seis son coloniales y, por
ende, son las lenguas de la modernidad europea. Su orden segun Ja can-
tidad de hablantes es: inglés, espanol, aleman, portugués, francés, ita-
lano. El chino es la lengua més hablada del mundo, por encima del in-
glés, aunque éste ha gozado del poder de estar acompafiado y apoyado por
la ubicacion geocultural del capitalismo durante el periodo del imperio
britanico y, en el ultimo medio siglo, en los Estados Unidos. El espariol,
aunque desplazado como lengua relevante de la modernidad (dominado
por el francés, el aleman y el inglés), tiene mas hablantes que el francés
y el alem&n. El ruso, la segunda lengua desplazada de la modernidad
europea, logré, a pesar de todo, tener una presencia marginal a través
de la literatura y tiene mas hablantes que el aleman. El hindi se en-
cuentra entre el ruso y el aleman. Finalmente, el japonés, el arabe y el
bengali son Jenguas cuyo ntimero de hablantes excede al de hablantes
de portugués, francés e italiano. Eso no es todo. La globalizacion y laGlobalizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 63
| chino 7
ingles
espafiol 45%
Truso |
hindi
/
adie of leo
Asta s0% 16% epenes
arabe
\ \ Pacifico
i 20%
|
| \ bengali
1)
\ Africa 319% \
|
frances
\ wo italiano =
ot
Medio Oriente 1.5% — 25 lenguas responden por el 75 % de
Europa 1.5% la poblacion mundial
/ portugués
May o menos 100 Ienguas responden
por el 95 de la poblacion mundial.
Figura 3. Distribucion de las lenguas del mundo por continente y poblacién
Fuente: Florian Coulmas, Linguistic Minorities and Literacy (Berlin, 1984)
promulgacién de la misi6n civilizadora a través del vehiculo de las len-
guas coloniales hicieron posible que estas lenguas se hablaran mucho
mas alla de su lugar de “origen”. Asi, la desvinculacion de lenguas y
territorios, la doble politica sobre las lenguas (una para las naciones,
una para las colonias) y, finalmente, las crecientes migraciones en masa,
fueron posibles por la propia revolucion industrial y por los medios de trans-
porte, revelan las bondades y miserias de las lenguas coloniales: por un
lado, la historia de su alceance mundial; por el otro, la historia de la impo-
sibilidad de controlarlas mediante las respectivas academias nacionales
de Ja Jengua. Mientras tanto, las tres lenguas de la alta modernidad (in-
glés, aleman, francés) contintan teniendo su hegemonia como lenguas
del conocimiento académico y de Ja literatura mundial. Ciertamente, las
lenguas bien establecidas como el chino, el japonés, el arabe y el hebreo
no fueron eliminadas por las lenguas coloniales modernas. Como si fue el
caso de lenguas menos establecidas como el quechua, el aymara o el
nahuatl, que sufrieron el impacto del latin y el espayiol, lenguas apoyadas
por la infraestructura de lo que Darcy Ribeiro Iamaba “imperios mercan-
tiles con una misién de salvacion” para distinguir el (los) imperio(s) de
Espaiia (asi como los de Portugal y Rusia) del “mercantilismo colonial-
capitalista” (de Holanda e Inglaterra, durante siglo el XVII) y del “impe-
rialismo industrial”, representado por Inglaterra en el siglo XIX y por los
Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.64 Walter D. Mignoto
Lengua 1958 1970 1980 1992
‘arabe a7 2.9 3.3 35
bengali air 2.9 3.2 3.2
ingles 9.8 91 8.7 7.6
hindi 5.2 5.3 5.3 6.4
mandarin 15.6 16.6 15.8 15.2
ruso 55 5.6 6 4.9
espanol 5 5.2 5.5 6.1
Tabla 1. Hablantes de las principales lenguas (porcentajes de la poblacién mun-
ial")
* Neimero total de hablantes de lenguas habladas por 1 millon de personas 0 més.
Fuente: Samuel P. Huntinglon, The Clash of Civilizations and the Remaking of World
Order (Nueva York, 1996). Porcentajes calculados a partir de los datos recopilados
por el profesor Sidney S. Culbert, del Departamento de Psicologia de la Univers!-
Had de Washington. én Seattle, sobre el numero de hablantes de lenguas habladas
por mas de un millén de personas, y reportados anualmente en el World Almanac
tnd Book of Facts. Los calculos incluyen tanto hablantes de “lengua materna’,
como hablantes de “lengua extranjera” y son derivados de censos nacionales,
Sondeos de muestras de la poblacion, sondeos de radio y programas de television,
datos del crecimiento de la poblacién, estudios secundarios y otras fuentes.
Pasemos ahora al comentario de Huntington acerca de la Jengua y la
civilizacion en esta era mundial (ver tablas 1 y 2). El principal argu-
mento de Huntington es rebatir que el inglés sea (0 se este convirtien-
do en) una lengua universal, la lengua de una civilizacion unificada. El
acierta al decir que, cuando un hombre de negocios coreano y un ban-
quero chino hablan en inglés, no estén Ievando’ en esa conversacion
el peso de la civilizacion inglesa/ norteamericana, Ademas, hay mu-
chos mas hablantes de mandarin que de inglés. De hecho, la totalidad
de hablantes de las lenguas habladas en China es casi igual a la tota-
lidad de hablantes de lenguas coloniales (ver Tabla 2). Si afadimos a
esto el ntimero de hablantes de hindi, ruso, bengali y arabe, el nume-
ro de hablantes de lenguas no-coloniales supera de manera conside-
rable el nimero de hablantes de lenguas coloniales.
Pero el problema no es tanto el numero de hablantes sino el poder
de hegemonia de las lenguas coloniales en el campo del conocimien-
to, la producci6n intelectual y las culturas de conocimiento acadé-
mico. En el campo de la literatura, por ejemplo, se puede escribir en
inglés y aun agregar a eso la intensidad de las memorias espafio-
las/latinoamericanas, como lo estan haciendo los latinos en este
paisGlobatizacion. procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 65
1958 1992
Némero de haliantes Porventaje Nimmero de hablantes Porceniaje
Lenguaje (en nillones) —delmamdo = enmillnes)_— del mmo
amadarin ana 15.6 907 15.2
cantones 43 1S 6 4
wu 39 14 et Ll
nin 36 13 50 0s
hiaklca 19 0.7 33 06
Tenguas chines ‘581 20.5 9 188
indés 278 28 456 76
espahal 442 5 362 61
portugués 7” 2.6 17 3
lenin 120 42 ug 2
francés 70 25 123 21
‘Lenguas occidentales esa 24.5, 1237 208
Total lengues mudiales 2845 445, 5979 s94.
Tabla 2._ Hablantes de las principales lenguas chinas y occidentales
Fuente: Samuel P.Huntington, The Clash of Civilizations and the Remaking of World
Order (Nueva York, 1996) Porcentajes calculados segiin los datos de lenguas reco-
Pilados por el profesor Sidney S. Culbert, del Departamento de Psicologia de la
iniversidad de Washington, en Seattle, y reportados en el World Almanac and
Book of Facts de 1959 y 1993.
El inglés de la India de la posdivisién no contiene la misma memoria
que el inglés nacional de Gran Bretana, de la misma manera que el
inglés hablaco en Inglaterra por los inmigrantes del Tercer Mundo no
tiene el mismo peso cultural e ideolégico que el inglés del rey (el in-
glés del rey, King’s English, es la variante que se considera mas co-
rrecta, en ausencia de una Academia de la Lengua Inglesa que regu-
le el uso del idioma (NT)). En otras palabras, lo que la presente etapa
de la globalizacion esta representando es (inconscientemente) el rom-
pimiento del lazo natural entre lenguas y naciones, entre lenguas y
memorias nacionales, entre lenguas y literatura nacional. Asi, esta
representando y creando las condiciones para la reubicacién de las
lenguas y la fragmentaci6n de culiuras. En realidad, es dificil mante-
ner el concepto mismo de cultura (y de civilizacton, desde la perspec-
tiva de Huntington) como espacios homogéneos para gente con inte-
reses, metas, memorias, lenguas y creencias comunes. Es cierto, como66 Walter D. Mignolo
lo subraya Huntington, que después de la descolonizacion las lenguas
“nativas” estan ganando terreno al estar relacionadas, o con politicas
del Estado, 0 con los movimientos sociales, y a la literatura. Las cul-
turas académicas también estan siendo reubicadas. Asi, aun si es
cierto que el inglés se esta convirtiendo en la lengua universal del
mundo académico, no esta cargando consigo el peso conceptual y los
valores de la tradicion académica occidental. Mi opinién es que algo
similar a Jo que pasa en literatura esta pasando en Jas culturas aca-
démicas: esta emergiendo una gnoseologia fronteriza en la intersec-
cion del conocimiento occidental con el no occidental, caracterizado
como “sabiduria” por el primero.
En junio de 1996, en Barcelona, Espaiia, se Ilevé a cabo la Conferencia
Mundial del Derecho a la Lengua, a la que asistieron mas de cien ONGs.
Uno de los principales objetivos de la conferencia era aprobar una declara-
cion universal de los derechos a la lengua, como resolucion complemen-
taria a los derechos humanos. La meta final es que la ONU apruebe esta
declaracién. La conferencia estuvo presidida por Rigoberta Mencht, la
reconocida intelectual y activista maya-quiché de Guatemala. Este evento
es, a mi juicio, la consecuencia de una transformacion radical de las
creencias coloniales que relacionaban las lenguas con los limites de la
humanidad, en las etapas tempranas de la modernidad y la globalizacion.
Hacia la década de los afios setenta, el poder de los Estados-nacién empezo
a debilitarse por Ja configuracién de alianzas econémicas transnacionales
(fueron los anos de la OPEP, del Japon que entraba al mereado mundial, la
consolidacion de compafiias transnacionales). El debilitamiento del Esta-
do tuvo su contrapeso en el fortalecimiento de comunidades que habian
sido reprimidas precisamente en los afios de la construccion de naciones
y de la consolidacion de Estados. Asia y Africa fueron el centro de los movi-
mientos de descolonizacién. Latinoamérica experimenté un resurgimiento
de movimientos indigenas que lichaban por sus derechos, sus tierras,
sus lenguas!°. Rigoberta Mencht surge de esos procesos. A Jo que llega
todo esto, entre otras consecuencias importantes, es a la articulacion
clara y contundente de una politica y una filosofia del lenguaje que reem-
plaza la distribuci6n a la que habian sido asignadas las lenguas menores
mediante la filosofia del lenguaje subyacente a la misién civilizadora y a
Ja politica del lenguaje representada por el Estado tanto en el interior de la
nacién!' como en las colonias'*.
En Latinoamérica, la creciente influencia e internacionalizacion
de las organizaciones indigenas'* tuvo un notable impacto sobre las
politicas de lenguaje y de educaci6n. El surgimiento de lo que empez6 a
llamarse “nuevas identidades étnicas” no ocurrid de repente, por su-
puesto. Detras de su desarrollo hubo una larga tradicion de rebeliones,Globaiizacion, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenquas y cultures 67
resistencias y adaptaciones controladas por poderes coloniales o na-
cionales (0 por ambos) y omitidas en la ensenanza de la historia y la
cultura nacionales y en las practicas literarias nacionales'‘. El espa-
fol, una lengua subalterna en la modernidad europea, se convirtié en
la lengua oficial y hegeménica en reas con alta densidad de pobla-
cion amerindia como los Andes (Bolivia, Pert, Ecuador) y en
Mesoamérica (México, Guatemala). Desde el punto de vista de la po-
blacion amerindia, las lenguas fueron definitivas para mantener una
cierta continuidad a partir de la época colonial a través del periodo de
construccién de la nacion y hasta el final del siglo KX. Los cambios
presenciados en la década de los setenta, el surgimiento de una nue-
va conciencia indigena, fueron impulsados por indigenas que habian
sido empleados por el Estado bien fuera como trabajadores para el de-
sarrollo comunitario 0 como educadores. Ellos no sélo buscaban una
nueva identidad indigena, sino también una oportunidad para presio-
nar a quienes tenian posiciones de poder o estaban en el gobierno, de
tal manera que pudieran influir sobre el futuro del sistema de gobier-
no indigena. Por otro lado, la globalizacion tecnolégica contribuy6 con
este proceso puesto que los activistas indigenas y sus partidarios en
todo el mundo podian relacionarse mediante la estructura de redes de
informacion transnacional. Una de las paradojas de Ja globalizacion
es que permite que las comunidades subalternas dentro del Estado-
nacion creen alianzas transnacionales, por encima del Estado, para
luchar por sus propios derechos sociales y humanos. El derecho a te-
ner y a hablar lenguas que el discurso de la mision civilizadora y de la
politica del Estado ha relegado a una posicion subalterna es una de
las indemnizaciones reclamadas en nombre de los derechos huma-
nos y los de la lengua. Esto es, los lazos entre el lenguaje y los confi-
nes de la humanidad estan entrando en un proceso de desintegracion
cuyas consecuencias quiza no podamos prever aun.
En forma paralela a los movimientos sociales y a la importancia
dada al tema de la lengua, surgieron intelectuales descendientes de
amerindios para quienes su “lengua materna” era, naturalmente, una
lengua amerindia (aymara, quechua, maya, nahuatl). El surgimiento
de una nueva comunidad de intelectuales en el panorama cultural de
Latinoamérica se ajusta a la descripcién de Gramsci del “intelectual
organico”: “Todo grupo social que nace en el terreno original de una
funci6n esencial en el mundo de la produccion econémica crea consi-
go, de manera organica, uno o mas estratos de intelectuales que le
brindan homogeneidad y una conciencia de su propia funcion, no sélo
en el campo de la economia sino también el de la politica y en el
social"!®. Por razones hist6ricas, relacionadas con la misma historia
del colonialismo, los intelectuales de raigambre amerindia en68 Walter D. Mignolo
Latinoamérica no tienen, en las esferas piiblicas, la misma influen-
cia que tienen los afroamericanos 0 los latinos en los Estados Unidos.
Un area en la que se han mantenido activos e influyentes es en la
educaci6n y en la protesta contra la ideologia del Estado en lo que se
refiere a la lengua y a la memoria!®. Mas que como restitucién de un
pasado auténtico, la articulaci6n intelectual de la historia y de la edu-
cacion debe entenderse dentro del proceso de construcci6n de las na-
ciones y del orden del mundo colonial e imperial. Para resumir, a
fines del siglo XIX, cuando la institucionalizacién de las lenguas na-
cionales estaba en su auge'’, los canibales de comienzos del periodo
colonial se convirtieron en los primitivos de la era de la expansion
colonial y el estandar de la civilizacion fue también estipulado entre
las mas importantes potencias europeas’®, la misién civilizadora y el
concepto de “civilidad” se convirtieron en un principio regulador para
los discursos interestatales, imperiales y neocoloniales en América.
Un caso que ilustra lo anterior es la nocién de “frontera” a fines de
siglo en los Estados Unidos y en Argentina: Ja frontera era la marca
mévil (hacia el occidente) de la marcha de la misi6n civilizadora, la
linea divisoria entre civilizacion y barbarie. Sin embargo, la frontera
no solo era geografica sino también epistemologica: el lugar del primi-
tivo y del barbaro era la “tierra baldia,” desde el punto de vista de la
economia, y el “espacio vacio” del pensamiento, la teoria y la produc-
cion intelectual'®. Como lo expone Barran de manera convincente: “La
subyugacion de la sensibilidad ‘barbara’ se simplificé por el hecho de
que ésta no se adapté a teorizarse, dado que la teoria era precisamente
su negacién. La ausencia de una reflexion tedrica de si misma impidio
la formacion de una contracultura ‘barbara’, programada consciente-
mente. La teoria y los planes pre-elaborados eran, en cambio, la esen-
cia de la ‘civilizacion’ y sus agentes eran los intelectuales de la nueva
sociedad”?°. Asi, los intelectuales organicos de los movimientos socia-
les de amerindios (al igual que los de latinos, afroamericanos y muje-
res) son precisamente los principales agentes del momento en que la
“parbarie” se apropia de las practicas te6ricas y de los proyectos elabo-
rados, sepultando y reemplazando tanto el discurso de la misién civil
zadora como sus fundamentos te6ricos. La “frontera de la civilizacion”
de fines del siglo XIX se ha convertido en Ja “zona limitrofe” de fines del
siglo XX. Las zonas limitrofes, a diferencia de las fronteras, no son ya
las lineas en que la civilizacién y la barbarie se encuentran y se divi-
den, sino el lugar en que una nueva conciencia, una gnosis limitrofe,
emerge de la represion a la que sometia la misi6n civilizadora?'. Esa
gnosis limitrofe no es una contracultura, sino la negacién de la nega-
cién de la “barbarie”; no es una sintesis hegeliana sino la absorcién de
los principios “civilizadores” dentro de la “civilizacion de la barbarie”:Globalizacién, procesos civilizaiorios y ta reubteacion de lenguas y culturas 69
una “fagocitosis” de la civilizacion hecha por los barbaros (como lo plan-
tea el filosofo argentino Rodolfo Kusch...), mas que la venia del barbaro
y su entrada en la eivilizacion. Se trata también de un acto de “antro-
pofagia”, como lo sefalan el escritor brasilefio Mario de Andrade y el
poeta y critico literario, también brasilefio, Haroldo de Campos. Ya no
nos enfrentamos a espacios intermedios 0 a lo hibrido, con imagenes
de cordialidad en las zonas de contacto, sino a las fuerzas de la
teorizacion y la racionalidad “barbaras”, con las que este trabajo bus-
ca contribuir, integrando y reemplazando la logica restricliva que se
esconde detras de la idea de “civilizacion” para dar paso a lo que la
misi6n civilizadora suprimié: la auto-apropiacién de todas las cuali-
dades que les fueron negadas a los barbaros. La “gnoseologia limitro-
fe” (mas que la epistemologia) es en toda su complejidad (geocultural,
sexual, racial, nacional, de diaspora, de exilio, etc.) una nueva mane-
ra de pensar que emerge de la sensibilidad y las condiciones de la
vida cotidiana creadas por los legados coloniales y por la globalizacion
econdmica.??
En este punto se hace necesario volver a la observacion de Wallerstein
acerca de Jas culturas académicas entre 1850 y 1945 y a la distribucion
de la labor cientifica en el momento de la alta modernidad y la expansion
capitalista mundiaP®, y rastrear su transformacién después de 1945,
cuando el centro de las culturas de tradicion académica empez6 a des-
plazarse hacia los Estados Unidos. Pero antes de ver la transformacion
de la labor académica después de 1945, volvamos brevemente a Elias
para establecer los nexos existentes entre los dos periodos menciona-
dos. De acuerdo con su modelo neo-marxista, hay un momento en la
evolucién de la especie humana en que el “guerrero” y el “hombre sabio”
emergen como roles sociales particulares. Segiin Elias, también es el
momento en que la comunidad se vuelve organizada y consigue sobrevi-
vir a partir de excedentes de alimentos en lugar de hacerlo con su pro-
duccién y conservacion. Si damos ahora un salto enorme y conectamos
la version simple del modelo con el peligro de la guerra nuclear (la mas
reciente preocupacion de Elias)?* y con las culturas de conocimiento
académico (el tema que estoy introduciendo ahora), nos vemos forzados
a enfrentar, una vez mas, la complicidad entre la mision civilizadora
articulada en el discurso colonial y el (los) proceso(s) de civilizacién
articulado(s) como objeto de estudio de las ciencias humanas, en com-
plicidad con Ia ideologia de la misién civilizadora: esto es, una configura-
cién del conocimiento cuyo poder consistia en negarles posibilidades
epistemolégicas a los barbaros. Las culturas de conocimiento académico
eran exactamente lo que la gente de fuera de Europa no tenia (como los
aztecas y los Incas) 0, si llegaba a tenerlas (como la China, la India y el
mundo islamico), se convertia en objeto de estudio (un ejemplo es el70 Walter D. Mignoio
surgimiento del “orientalismo”). A lo largo de los quinientos afios de ex-
pansion de Occidente y de la creacién de escuelas y universidades en
4reas colonizadas, desde comienzos del siglo XVI, esta creencia se
volvié tan arraigada que la gente Mego a dudar de su propio conoci-
miento cuando éste no estaba articulado dentro de las instituciones
educativas y lenguas occidentales. Cuando el estudio comparativo de
las civilizaciones se convirtid en una disciplina prestigiosa entre las
instituciones de investigacion de Europa, se hizo una distincién en-
tre las civilizaciones que se convertian en objetos de estudio y las que
tenian las condiciones y culturas de conocimiento académico nece-
sarias para ser el punto desde el cual estudiar otras civilizaciones.
Las culturas académicas fueron replanteadas después de la Segunda
Guerra Mundial segtin esos legados a pesar de que se adaptaban a las
nuevas necesidades de la tercera etapa de la globalizacion.
‘A comienzos de lo que he Mamado tercera etapa de la globalizacion
(que comienza en 1945), la descolonizacién iba de la mano de la Gue-
rra Fria y de la division del mundo en tres areas de diferente catego-
ria (el Primero, el segundo y Tercer Mundo). Una division geocultural
tal implicaba también una division del trabajo a nivel cientifico y aca~
demico. Una vez que se establecieron los paises (a) tecnologicamente
avanzados y libres de limitaciones ideologicas, (b) los paises tecnolé-
gicamente avanzados pero bloqueados por una elite ideolégica que
impide el pensamiento utilitarista y (c) los paises subdesarrollados
desde el punto de vista tradicional, econdmico y teenolégico, con una
mentalidad tradicional que oscurece la posibilidad del pensamiento
utilitario y cientifico, se establecieron también los lugares de la enun-
ciacion cientifica y académica. Asi quedaria el mapa de la produccion
académica entre 1850 y 1945 trazado por Wallerstein: el conocimien-
to académico se ubicaba en Europa mientras que el resto del mundo
era el escenario bien de interesantes logros humanos que estudiar y
entender, pero congelados en el tiempo y antimodernos, 0 bien de
culturas en que la mision civilizadora tenia precisamente la misién
de civilizar. El primero era el terreno de los estudios de civilizacién
(por ejemplo, orientalismo) y el segundo, el campo de la antropologia.
Las culturas académicas coloniales dominantes estaban en Francia,
Inglaterra y Alemania. Después de 1945, el panorama anterior fue
ligeramente corregido.
Una vez que se acept6 el nuevo orden mundial (Primero, Se-
gundo y Tercer Mundo), la distribucion de Ia labor cientifica fue re-
organizada de manera acorde con éste25. Ya no era civilizacién sino
cultura el término utilizado para ubicar una vasta area del planeta
dentro de lo premoderno, esto es, el Tercer Mundo. El Tercer MundoGlobalizacién, procesos civilizatorios y la reubicacién de lenguas y culturas 7
se convirtié en un espacio, tanto geografico como epistemolégico, en
el cual se producia “cultura”, mas que “ciencia”. El Segundo Mundo
si habia logrado un estatus cientifico y teenolégico comparable al del
Primer Mundo. Sin embargo, el discurso del conocimiento cientifico y
académico universal se producia en el Primer Mundo, ya que la defi-
ciencia “ideolégica” del Segundo lo mantenia al margen de una neu-
tralidad ideal del conocimiento cientifico, ligada al ideal politico de la
democracia. Asi, el Primer Mundo se convirtio también en el lugar de
la iniciativa disciplinaria y cientifica que hacia del Segundo Mundo
un objeto de estudio. En resumen, y de acuerdo con la division de la
labor cientifica, se formé un grupo de cientificos sociales dedicados a
estudiar el Estado impoluto de los paises subdesarrollados y sus
interacciones con el mundo occidental (el Atlantico Norte). Esta labor
estuvo sobre todo a cargo de los antropélogos. También otros clanes
(socidlogos, politélogos y economistas) estudiaron el Tercer Mundo en
su proceso de modernizacién y contribuyeron a establecer guias para
modernizar (en vez de cristianizar o civilizar) paises atrasados, a pe-
sar de que el principal terreno de estudio de este grupo de cientificos
seguia siendo el auto-estudio del Primer Mundo y ya no el de paises
especificos. La sentencia de Wallerstein acerca de las ciencias socia-
les entre 1850 y 1914 se puede replantear en el nuevo orden mundial
después de 1945: “basicamente, no sélo el conocimiento académico
viene de estos cinco paises [a los que hay que agregar a Estados Uni-
dos, después de 1945], sino que ademas la mayoria del conocimiento
de la mayor parte de los académicos es acerca de sus propios pai-
ses"*®, Si cambiamos “pais” por “Primer Mundo” y ahadimos a los Es-
tados Unidos a la imagen original, obtenemos un mapa de la corres-
pondencia entre la distribucian de la labor cientifica y las areas de
estudio en vez de pais. De hecho, “area de estudio” es un invento que
corresponde a la Ultima etapa de globalizacion y que trasciende cl
estudio de “civilizacion” y de “cultura” antes de 1945.
Las humanidades no fueron ajenas a tal distribucién de labores
a pesar de que no ocupaban un lugar central en ella. Por tomar un
solo ejemplo, el estudio de las lenguas y las literaturas se planteo
dentro del mismo marco epistemolégico. Las lenguas de la literatura
eran principalmente las lenguas coloniales del periodo moderno, con
sus distinguidos legados del griego y cl latin. Los estudios literarios
permanecieron dentro de esa tradicién. La literatura del periodo mo-
derno se planted cada vez ms como “literatura nacional” y se escri-
bia, por supuesto, en un lenguaje nacional. Tanto en sus fundamen-
tos historico-filologicos antes de 1945, como en sus formulaciones
estructuralistas y posestructuralistas de la década de los setenta, los
estudios literarios se centraron en la literatura de los cinco paises de72 Walter D. Mignolo
tradicién académica mencionados por Wallerstein. Estoy seguro de
que todos notamos que Espafia no estaba entre los cinco paises de la
tradicién académica moderna. Y el espaiicl, por supuesto, no se con-
taba como lengua académica. Esta divisién imperial del periodo mo-
derno pone a Espaiia y al espafiol en una posicién ambigua entre las
“civilizaciones de Oriente” y la “Europa Moderna”. En lo que se refiere
a Latinoamérica, la posicién de Espana entre el mundo arabe de Afri-
ca del Norte y el mundo europeo de la Europa occidental se vuelve atin
mas complicada debido a las relaciones entre el espafiol y las lenguas
amerindias durante el periodo moderno, asi como por el hecho de que
las civilizaciones andinas y mesoamericanas no hacian parte de los
estudios de civilizacion en el siglo XIX?’. Latinoamérica se convirtié
entonces, a partir de 1850, en un sitio de interés particular para en-
tender el asunto de las lenguas, las literaturas y los estudios litera-
rios, en la cambiante distribucién de la labor cientifica y de las prac-
ticas culturales. El espanol de Latinoamérica se hizo doblemente sub-
alterno: dejo de ser el espafiol de Espafia, al mismo tiempo que Espa-
fia y el espafiol se marginaban de la modernidad europea desde el
siglo XVII. Por otro lado, las lenguas amerindias, con sus complejas y
ricas relaciones entre lo oral y lo escrito”*, no hacian parte de las
reflexiones sobre las lenguas y las literaturas, sino que de ellas se
ocupaban de los estudios precolombinos (una version particular de
estudios de civilizacién, enmarcada dentro la historia y los legados
del colonialismo espamiol). del folklor y la etnohistoria y, mas recien-
temente, de los estudios culturales coloniales*®. Para resumir, las
lenguas y los estudios literarios se mantuvieron dentro del marco
epistemologico de la practica cultural y la academia de la modernidad
del Atlantico Norte y de la configuracion cultural moldeada por la idea
de civilizaci6n y la misi6n civilizadora, junto con el proceso de
globalizacién econémica.
He sugerido que las condiciones econémicas creadas por la
globalizacion contribuyeron al surgimiento de la “teorizacion barba-
ra” como gnoseologia de frontera, no como oposicion a la “teorizacion
izada” (entendida a partir del doble sentido de su raiz latina, como
civilizaci6n y ciudadania) sino como desplazamiento y como un nuevo
punto de partida. La comparacion entre los estudios del proceso de
civilizacién de Norbert Elias y de Darcy Ribeiro podria ser util al res-
pecto. Hay cuatro aspectos de la comparacién que me gustaria subra-
yar. Primero, Elias concibe el proceso de civilizaci6én como un fend-
meno particularmente europeo de los Ultimos quinientos afos, mien-
tras que para Ribeiro se trata de un conjunto largo, diverso y complejo
de procesos de la especie humana. Segundo, mientras que Elias se
concentra en el proceso de civilizacién, que es al mismo tiempo laGlobatizacién, procesos civilizatorios y ta reubicacién de lenguas y cuilturas 73
consolidacion de Europa (occidental) como potencia hegemonica mun-
dial, Ribeiro ve a Europa como un resultado reciente de los procesos
humanos de civilizacion que estuvieron precedidos por una potencia
hegemOnica anterior y que también va a transformarse y a disolverse
en un futuro gobernado por lo que Ribeiro lama “la revolucion termo-
nuclear y las sociedades futuras”. Tercero, aunque tanto Elias como
Ribeiro siguen estando presos en la organizacion temporal de las
historias humanas implantada en la modernidad, el interés de Ribeiro
por la colonizaci6n y por la expansi6n europea le permite abrir campo
a una conceptualizacion espacial de los procesos de civilizacion y de
las historias locales organizadas en torno a los sucesivos y sobrevi-
vientes centros de hegemonia mundial. Cuarto y Ultimo, el hecho de
que el foco geocultural y el interés de Ribeiro sea América y no Euro-
pa (como es el caso de Elias) hace posible que él no analice el proceso
de civilizacion de Europa como un proceso de subalternizacién de cul-
turas del mundo. Ribeiro dice que:
Nada en el mundo fue omitido por las fuerzas liberadas en la
expansion europea. En ella detectamos la base de la reorganizacién
de la naturaleza, en la que la flora y Ja fauna se normalizaron en
todo el planeta. La expansi6n colonial europea es el principal agen-
te de la desaparicion de cientos de comunidades étnicas, de las
mezclas raciales y de la expansi6n lingiiistica y cultural del pueblo
europeo. En el proceso de esta expansion, las tecnologias moder-
nas, asi como las formas de organizacién social y de valores cultu-
rales relevantes en y para Europa, se diseminaron y generalizaron.
El resultado de este proceso es el mundo moderno, unificado por el
comercio y las comunicaciones, activado por la misma tecnologia,
inspirado en un sistema de valores basico y comtin®®.
Esta es, en pocas palabras, la visién de Ribeiro de lo que Elias Ia-
maba “proceso de civilizacién".
Ahora, lo relevante de esta comparacién para entender la
“teorlzacion barbara” como epistemologia de frontera que emerge de
las condiciones creadas por la ultima. y quiza la mas radical, de las
etapas de la globalizacién es la posibilidad (para alguien como Ribeiro)
de teorizar desde el limite (limite visto como umbral y como zona
liminal, como dos lados conectados por un puente, como una posicion
geografica y epistemoldgica); esto es, la posibilidad de tener tanto la
formacién en “teorizacién civilizada” como la experiencia de alguien
que vive y experimenta, incluyendo el entrenamiento en “teorizacion
civilizada”. en comunidades que precisamente han sido subalternas
y han sido puestas al margen por el concepto y la expansién mismos
de la civilizacion europea. De ahi, un antropologador es alguien que74 Walter D. Mignolo
ha sido entrenado como antropélogo y que al mismo tiempo hace par-
te del “otro”. El lugar comun de que Ribeiro es un “te6rico del Tercer
Mundo", implicito en la introduccion de Meggers®! a la primera edi-
cién inglesa de O Processo Civilizatério, lo expresé Sonntag claramen-
te en su prefacio a la edicién en aleman: “El simple hecho de ser una
teoria del Tercer Mundo para el Tercer Mundo, es censurado por aque-
los que continaan creyendo que el ombligo del mundo esia en algan
lugar entre Viena, Berlin, Bonn, Mosci, Washington o Roma. El hecho
de que Ribeiro no le atribuya al Primer Mundo un rol relevante para la
formaci6n de ‘sociedades futuras’... implica claramente un reto que
debe ser afrontado inmediata y seriamente por la teoria critica del
mundo desarrollado (‘teorizacion civilizada’) si éste no quiere correr
el riesgo de desaparecer”®?. E] tinico cambio que le haria a este parra-
fo es que la teoria del proceso de civilizacién de Ribeiro es, cierta-
mente, una teoria del Tercer Mundo, pero no es sdélo para el Tercer
Mundo. Sonntag, lleno de buena voluntad, mantiene la idea de una
teorizacion del Tercer Mundo que sélo tiene un alcance regional para
el Tercer Mundo, como una especie de “contracultura barbara” a la
que la teorizacion del Primer Mundo atin debe reaccionar y acomo-
darse. La teorizacién del Tercer Mundo también es para el Primer
Mundo en el sentido en que la tearia critica se subsume e incorpora
en una nueva ubicacion geocultural y epistemologica.
Para terminar, la idea central de este articulo era, primero que todo,
que la globalizacién esta creando las condiciones para espacializar el pro-
ceso de civilizacion y, de esta manera, negar la negacion de la contempo-
raneidad como una de las principales estrategias epistemologicas de la
expansion colonial/imperial y esta creando las condiciones para la
“teorizacién barbara”; teorizacion del Tercer Mundo (aca, usando la expre-
sion metaféricamente) para el (primer/tercer) mundo entero. El segundo
proposito de este articulo era identificar algunas de las instancias (movi-
mientos sociales y derecho a la lengua, surgimiento de nuevos terrenos
de pensamiento entre disciplinas y entre lenguas, por ejemplo Ja auto-
restitucién de la barbarie como lugar teérico, y una fuerza progresiva que
ofrece valiosos correctivos a los abusos de la razén, la ciencia y la
disciplinariedad de la Postilustracion), en que la negacion de la negacion.
de la contemporaneidad se materializa compensando e implementando
fuerzas duraderas, sensibilidades y racionalidades reprimidas por la ideo-
logia unifacética de la mision/proceso de civilizacion. Finalmente, la
reubicacién de lenguas y culturas esta creando las condiciones para el
surgimiento de un potencial epistemoldégico (como la gnoseologia limitro-
fe) en las miltiples intersecciones e intersticios de “Occidenie y el resto”
en el nuevo orden mundial de Huntington**.
*Traducido por Ana Maria Escovar y Mercedes Guhl.4, APUNTES SOBRE LA GLOBALIZACION
COMO PROBLEMA FILOSOFICO
Fredric Jameson
I
Cuatro posiciones con respecto a nuestro tema parecen estar ala
mano siguiendo una secuencia l6gica. La primera ratifica la opi-
nién de que no existe la Namada globalizacion (atin hay Estados-na-
cién y situaciones nacionales, asi que no hay nada nuevo bajo el
sol). La segunda también afirma que la globalizacién no es nada nuevo;
siempre ha habido globalizacién y basta mirar el libro Europe and the
People without History’ de Eric Wolf para entender que las rutas de
comercio desde tiempos del neolitico han sido globales en su alean-
ce, pues se encuentran artefactos de Polinesia en el Africa y las
ceramicas del Asia han Iegado a sitios tan remotos como el Nuevo
Mundo. Asi pues, creo que hay que afiadir dos aproximaciones mas:
una que asevera la relacion entre la globalizacién y el mercado
mundial, que es el maximo horizonte del capitalismo, para agregar
que los actuales sistemas mundiales son diferentes en cuanto a
rango y no en cuanto a clase. La cuarta afirmacion (que me ha pare-
cido mas interesante que las otras tres) postula una nueva etapa del
capitalismo, la tercera, de alcance multinacional en la que la
globalizacién es un rasgo intrinseco, la cual tendemos a asociar,
queramos 0 no, con eso llamado posmodernidad.
Al mismo tiempo, mas alla de estas cuatro perspectivas estan las opi-
niones: es posible condenar la globalizacion, o exaltar de la misma forma
las nuevas libertades de la era posmoderna y sus perspectivas, y en par-
ticular las nuevas revoluciones tecnolégicas. Por otro lado, es posible
lamentarse con tono elegiaco ante la desaparicién del esplendor de la76 Fredrie Jameson
modernidad: la gloria y las posibilidades del modernismo en las artes,
Ja desaparicion de la Historia como el elemento fundamental en que
los seres humanos existen. y el final de un campo de lucha politica
esencialmente modernista en el que las grandes ideologias aun te-
nian la fuerza y la autoridad de las grandes religiones del pasado. Con-
sidero que es importante separar, al menos provisionalmente, este
conocido debate posmoderno sobre el problema de la globalizacién, sin
dejar de tener en cuenta que los dos temas estan profundamente en-
trelazados y que las posiciones de lo posmoderno bien pueden ser
retomadas mas adelante si es necesario.
Ya sabemos, de algtin modo, qué es la globalizacién, asi que mejor
tratemos de centrarnos en él concepto de globalizacién en si, en su
estructura ideolégica, si se prefiere (entendiendo de antemano que la
palabra ideologia no es peyorativa, y que un concepto puede ser al
mismo tiempo ideolégico y también correcto 0 verdadero). Creo que la
globalizacién es un concepto comunicativo que oculta y trasmite sig-
nificados culturales y economicos. Hoy en dia entendemos que hay
redes de comunicacién mas densas y extensas en todo el mundo. Es-
tas redes son, por un lado, el resultado de innovaciones admirables
en todos los campos de la tecnologia de la comunicaci6n, y por el otro,
tienen como fundamento la tendencia hacia un mayor grado de mo-
dernizacion que incluye la implantacion de esas tecnologias en todos
los paises del mundo 0, al menos, en las grandes ciudades.
Pero el enfoque comunicativo del concepto de globalizacién esta
atin incompleto: reto a cualquiera a pensar en éste sélo en térmi-
nos de medios de comunicacion 0 en términos comunicativos; como
consecuencia, encontraremos un punto de contraste y de distin-
cién con respecto a las imagenes de los medios de comunicacion a
principios del siglo XX, es decir, en el periodo modernista. En este
punto parece haber una cierta semiautonomia en el desarrollo de
los medios de comunicacion: la radio parece haber llegado por pri-
mera vez a zonas remotas (tanto en nuestro pais como en otros); el
progreso cinematografico en el mundo fue rapide y asombroso y
parece haber traido consigo una nueva clase de conciencia de ma-
sas; el periodismo y la reporteria Ilegaron al extremo de ser vistos
como actos heroicos, que dieron una nueva luz y que trajeron nue-
va informacién. Nadie siente que la revolucién cibernética pueda
ponerse a la misma altura porque se construye sobre esas redes ya
establecidas. El desarrollo comunicativo ya no trae implicita la
nocion de “ilustracion", en todas sus connotaciones, sino que es
un asunto de las nuevas tecnologias.Apuntes sobre la globalizactén como problema filoséfico 77
Esta es la razon por la cual uno siempre encuentra otras dimen-
siones ocultas clandestinamente bajo el concepto comunicativo de
la globalizacion. Asi, si el fenémeno mas reciente se distingue en
esencia del anterior, esto es debido a la tecnologia y no a la infor-
macién (aunque hoy en dia este término ha sido reapropiado y se ha
desarrollado a gran escala desde el punto de vista ideoldgico), Lo que
sucede es que la tecnologia, y lo que los expertos en computadores
llaman informacién, comienza a deslizarse subrepticiamente hacia
el terreno de los anuncios y la publicidad mediante formas de mer-
cadeo posmodernas que generan la exportacion de programas de te-
levision y no la acogida de reportajes asombrosos desde lugares re-
motos. Esto equivale a decir que el concepto superficial, el comuni-
cativo, de repente ha adquirido una dimensi6n cultural: el
significante “comunicativo” ha sido dotado de un significado mas
propiamente cultural. La postulacién de una expansi6n de las redes
comunicativas ha sido transformada en secreto en un tipo de men-
saje acerca de una nueva cultura mundial.
Pero este deslizamiento también puede tomar otra direccién: la
econdémica. Asi, en nuestro intento de pensar en este nuevo concep-
to, aun puramente comunicativo, comenzamos a Ilenar el significante
vacio con visiones de transferencias e inversiones alrededor del mundo.
Por lo tanto, las nuevas redes empiezan a crecer con el comercio de
un nuevo capitalismo que es supuestamente mas flexible (tengo que
confesar que he encontrado absurda esta expresién). Comencemos
por recordar que la reciente produccién flexible se hizo posible pre
samente gracias a la computarizacion (otro paso por lo tecnoldgico).
También es preciso recordar que los computadores y sus programas
estan entre las formas de bienes que mas se intercambian entre las
naciones en la actualidad. En esta variante, el concepto ostensible-
mente comunicativo ha sido transformado en secreto en una visi6n
del mercado mundial y de su reciente interdependencia, una division
global del trabajo en una escala extraordinaria, y en nuevas rutas
electrénicas de mercado recorridas de manera incansable por el co-
mercio y las finanzas.
Pienso que ahora estamos mejor preparados para entender las co-
trientes de debate e ideologia en torno a este concepto resbaladizo,
cuyas dos facetas similares, aunque no conmensurables en su totali-
dad, parecen producir dos posiciones distintas que, sin embargo, son
reversibles. Asi, si se insiste en los contenidos culturales de esta
nueva forma comunicativa, creo que se emergera con lentitud en
una discusién posmoderna sobre diferencia y diferenciacion: de re-
pente todas las culturas en el mundo se ubican en contacto tolerante78 Fredric Jameson
con las demas en una especie de inmenso pluralismo cultural que
seria dificil no recibir con agrado. Mas alla de eso, del principio de
proclamacion jubilosa de la diferencia cultural, y a menudo muy liga-
do a éste, hay una proclamacién del surgimiento de todo un rango de
grupos, razas, géneros, y etnias en el discurso publico; de una caida
de esas estructuras que condena a segmentos enteros de la poblaci6n
al silencio y a la subordinacion; y de un crecimiento mundial de la
democratizacion popular (gpor qué no?) que parece tener cierta rela-
cién con la evolucién de los medios de comunicacién, pero que es
expresada de inmediato por la riqueza y variedad de culturas en el
espacio mundial.
Por otro lado, si los pensamientos se vuelven economicos, y el
concepto de globalizacion se distingue por esos cédigos y significa-
dos, creo que se encontrara que el concepto se vuelve mas oscuro y
opaco. Aqui lo que sale a rehucir es el incremento de la identidad
(mas que de la diferencia): la rapida asimilacién de los hasta ahora
autonomos mercados nacionales y zonas productivas a una sola es-
fera, la desaparicién de la subsistencia nacional (en cuanto a ali-
mentos, por ejemplo) y la integracién forzada de paises en todo el
planeta en esa nueva division global de trabajo que ya mencioné. En
este punto, lo que comienza a inspirar nuestro pensamiento acerca
de la globalizacién es un cuadro de uniformacion en una nueva es-
cala sin precedentes, asi como la integracién forzada a un nuevo
sistema mundial en el cual la desvinculacion (para usar el] término
de Samir Amin) se vuelve imposible, impensable e inconcebible. Este
prospecto es, obviamente, mas funesto que la vision anterior de he-
terogeneidad y de diferencia, pero no estoy seguro de que estas vi-
siones sean incompatibles desde el punto de vista légico. En reali-
dad, las dos parecen estar dialécticamente relacionadas de alguna
forma, al menos a la manera de las antinomias insolubles.
Pero ahora, tras llegar a estas primeras posiciones gemelas y de
dar vueltas alrededor del concepto para que adquiera estos distintos
significados, una vez que su superficie resplandece con la luz y luego
se oculta en la oscuridad y las sombras, es el momento en el que las
transferencias pueden comenzar. Tras haber asegurado estas posibi-
lidades estructurales iniciales, el eje de la una se puede proyectar
hacia Ja otra y viceversa. En un segundo momento, la funesta vision
de Identidad puede transferirse al campo cultural: y lo que sera con-
firmado, en alguna deprimente forma al estilo de la Escuela de
Frankfurt, es la norteamericanizacion mundial o la estandarizacién
de la cultura, la destruccion de las diferencias locales y la masificacion
de todas las sociedades del planeta.Apuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 79
Sin embargo, al mismo tiempo, uno es libre de hacer lo contrario y
asi transferir la festiva proclamacién de diferencia y heterogeneidades
multiples de la primera dimensién cultural a la esfera econémica. Se
puede imaginar bien que alli los retoricos del mercado aparecen ines-
peradamente y nos tranquilizan de modo febril en cuanto a la riqueza
y agitacion del nuevo mercado libre a nivel mundial: el incremento
en la productividad neta que abre los mercados generara una satis-
faccion trascendental gracias a la cual los seres humanos por fin co-
menzaran a comprender el intereambio, el mercado y el capitalismo
como su posibilidad humana mas fundamental y como la fuente mas
segura de libertad.
Esas son las multiples posibilidades y combinaciones estructura-
Jes que este ambiguo concepto ideolégico pone a nuestra disposicion
junto con sus contenidos alternativos. A través de ellos ahora pode-
mos explorar provisionalmente unos cuantos caminos.
I
Un camino obvio es el sentido en el que la globalizacion se refiere a
la exportacion e importacion de cultura. Esto es sin duda alguna un
asunto de negocios; sin embargo, este sentido predice el contacto y la
interpenetracion de culturas nacionales con una intensidad casi no
inconcebible en €pocas anteriores, mas lentas.
Es suficiente pensar en toda la gente del mundo que ve los progra-
mas de television norteamericana que se exportan para darse cuenta
de que esta intervencion cultural es mas profunda que cualquier otra
cosa conocida en las primeras formas de colonizacién, imperialismo 0
turismo. Un gran cineasta de la India una vez describié la forma en
que los gestos y la forma de caminar de su hijo adolescente fueron
modificados de tanto ver television norteamericana: se supone que
sus ideas y valores también fueron modificados. gSignifica esto que
el resto del mundo se esta americanizando? Y si es asi, qué pensa-
mos al respecto? O quizds es mejor preguntarse ¢qué piensa el resto
del mundo al respecto, y qué podrian pensar los norteamericanos acerca
de eso?
Ahora, debo agregar un punto basico sobre el pluralismo y la diversi-
dad cultural, y también sobre el pluralismo y la diversidad linguisticas.
Tenemos que entender algo que es dificil de reconocer en este pais: los
Estados Unidos no es sélo un pais, o una cultura entre otras, al igual que
el inglés no es una lengua mas. Hay una asimetria fundamental en la
relacién entre los Estados Unidos y cualquier otro pais del mundo, no
solo con los del Tercer Mundo, sino también con el Japon y los paises de80 Fredric Jameson
Europa occidental, tal como voy a mostrar mas adelante. Esto signifi-
ca que hay una clase de ceguera en el centro, que la reflexion sobre
la globalizacion puede ayudarnos a corregirla parcialmente. La ce-
guera norteamericana puede registrarse, por ejemplo, como nuestra
tendencia a confundir lo universal y lo cultural, asi como también a
asumir que en cualquier conflicto geopolitico dado, todos los elemen-
tos y valores son de algun modo iguales y equivalentes; en otras pala-
bras, que estos no se ven afectados por las desproporciones del poder.
Pienso que esto plantea problemas filoséficos relativamente nuevos e
interesantes, pero quiero ilustrar las consecuencias en términos mas
concretos.
Por ejemplo, tomemos la cuestién de las lenguas en el nuevo siste-
ma mundial: gSon todas iguales y cada grupo lingtiistico puede desa-
rrollar con libertad su propia cultura de acuerdo con sus propias nece-
sidades? Los hablantes de las lenguas minoritarias siempre han pro-
testado contra esta vision, y sus anhelos sélo pueden verse aumenta-
dos por el surgimiento de un tipo de cultura global o jet-set
transnacional en el que unos pocos éxitos internacionales (literarios
o culturales) son canonizados por los medios de comunicacion y se les
da una mayor circulacién, cosa que es inconcebible para los produc-
tos locales que estos éxitos tienden a restringir. Al mismo tiempo, es
importante darnos cuenta de que para mucha gente en el mundo el
inglés no constituye en si mismo una lengua cultural: es la lingua
Jjranca del dinero y el poder, que se aprende y se usa para propésitos
practicos pero casi nunca estéticos. Pero ante los ojos de los hablantes
foraneos, la simple connotacion de poder tiende a reducir el valor de
todas las formas de alta cultura en inglés.
Por la misma razon, la cultura de masas norteamericana, asociada
como lo esta con el dinero y los bienes de consumo, disfruta de un
prestigio que es peligroso para la mayoria de las formas de produccion
cultural nacional, que Ilegan a verse eliminadas, tal como sucede con
Ja produccién de peliculas y programas de television a nivel local, o
apropiadas y transformadas mas alla de cualquier posibilidad de reco-
nocimiento, como sucede con la musica local. Nosotros no le presta-
mos atenci6n al significado, porque no tenemos que hacerlo, a las
clausulas culturales en los acuerdos y negociaciones del GATT (Acuer-
do General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) y del NAFTA (Tra-
tado Norteamericano de Libre Comercio), y a la lucha, en estos mis-
mos dmbitos, entre los inmensos intereses culturales de los Estados
Unidos que quieren abrir las fronteras internacionales a las peliculas,
a la televisién, a la musica, y a las demas manifestaciones culturales
norteamericanas, y los Estados-nacién extranjeros que aun privilegianApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 81
la preservacion y desarrollo de sus lenguas y culturas nacionales y
que procuran limitar los danos, tanto materiales como sociales, cau-
sados por el poder de nivelacién de la cultura de masas norteamerica-
na; que es material debido a los enormes intereses financieros en-
vueltos, y social por los variados cambios en los valores que pueden
ser causados por lo que solia Ilamarse americanizacién, cuando ésta
era un fenémeno mucho mas limitado.
m1
Todo esto sugiere que necesitamos abrir un gran paréntesis en lo
que se refiere a la relevancia de acuerdos como el GATT y NAFTA, los
cuales constituyen etapas en un largo intento de los Estados Unidos
para socavar una politica de subsidios y cupos culturales en otras par-
tes del mundo, pero primordialmente en Europa occidental.
La resistencia francesa a esta presién norteamericana ha sido en
buena parte presentada hasta ahora como una excentricidad, como
las ancas de rana. Sin embargo, quiero plantear que esta resistencia
apunta hacia una agenda fundamental para todos los trabajadores de
la cultura en Ja siguiente década y puede ser un enfoque adecuado
para reorganizar la igualmente anticuada o excéntrica nocién de im-
perialismo cultural y de imperialismo en general hoy en dia, dentro
del nuevo sistema mundial del capitalismo tardio.
El hecho de que lo econémico se torne cultural y de que lo cultural
se torne econémico con frecuencia ha sido identificado como uno de
los aspectos que caracteriza lo que ahora se conoce ampliamente como
posmodernidad. Este hecho tiene consecuencias fundamentales para
el status de la cultura de masas como tal. Los didlogos del GATT nos
recuerdan que el cine y la television norteamericana estan incluidos
tanto en la base como en la superestructura al igual que el mismo
GATT. Son tanto econémicos como culturales, y son el principal pro-
ducto de exportaci6n econémica de los Estados Unidos, una enorme
fuente de ganancias netas y de ingreso, junto con la industria
agropecuaria y las armas. Esta es la razon por la cual la insistencia
de Estados Unidos en la apertura de las barreras de cuotas para bene-
ficiar su industria cinematografica no debe verse como una excentri-
cidad de la cultura norteamericana, como la violencia 0 el pastel de
manzana, sino como una necesidad real de negocios, una necesidad
econdémica formal que va mas alla del frivolo contenido cultural.
Nuestra politica cultural del GATT también debe ser vista como un
impulso para la expansion econémica. La légica del capital, en gene-
ral, es un impulso irresistible hacia la expansién o la postulacién de82 Fredric Jameson
un requerimiento para la acumulacién creciente que no puede ser
retardada o interrumpida, suspendida o reformada, sin causar un dafio
mortal al sistema mismo. Es importante tomar distancia de la reté-
rica de la libertad, no sélo en cuanto al libre comercio, sino también
en cuanto a la libertad de expresion, la libre transmision de ideas y
“propiedades” intelectuales, que acompafia esta politica. El lado ma-
terial de las ideas o temas culturales siempre se apoya en las ins-
tancias de reproduccién y transmision; sin embargo, hoy en dia es-
tas instancias son visibles en todos lados bajo la forma de enormes
corporaciones basadas en un monopolio de la tecnologia de informa-
cién relevante. Asi que la libertad de esas corporaciones (y de su
Estado-nacién dominante) es casi la misma cosa que nuestra liber-
tad individual como ciudadanos. Al mismo tiempo, las politicas adya-
centes de derechos de autor, patente y propiedad intelectual, inse-
parables de las mismas politicas internacionales nos recuerdan con
claridad que la tan ansiada libertad de ideas es importante debido a
que las ideas son propiedad privada y estén disefadas para ser ven-
didas en cantidades grandes y provechosas. No voy a discutir esta
importante caracteristica de lo anterior (que tiene su equivalente
ecolégico en el intento de patentar sustancias quimicas derivados
de las selvas tropicales del Tercer Mundo), pero mas tarde volveré a
retomar el tema del libre mercado.
La otra cara de esta libertad particular que quiero comentar es un
juego de sumatoria cero en el que mi libertad da como resultado la
destruccion de las industrias nacionales de cultura de otras perso-
nas. Los que piensan que las politicas del socialismo han muerto,
aquéllos que tienen prejuicios arraigados contra la intervencién del
Estado y que suefian con las posibilidades de las organizaciones no
gubernamentales (ONGs), podrian reflexionar sobre la necesidad de
subsidios del gobierno para la creacién de cualquier industria cine-
matografica nacional o independiente. Los Lander de Alemania Occi-
dental han sido por mucho tiempo un modelo para el subsidio de las
vanguardias; Francia siempre ha contado con previsiones intrinca-
das y valiosas para apoyar a los cineastas jovenes que no encajan en
las lineas del cine comercial; la nueva ola actual en Inglaterra, alre-
dedor de Channel Four y la BFI (Industria Cinematografica Britanica)
no existiria sin el gobierno y sin las antiguas tradiciones de la BBC y
del socialismo; finalmente, Canada (incluyendo a Quebec) ofrece un
rango de precedentes para un productivo y estimulante papel del Es-
tado en la cultura y en las politicas culturales. El punto es que los
dialogos del GATT fueron disefiados para desmantelar todos estos sub-
sidios locales y nacionales como una forma de competicién interna-
cional “injusta”, al menos a los ojos de los delegados del gobierno deApuntes sobre la globalizacién como problema filos6fico 83
los Estados Unidos que participaron en los grupos de presién que les
dieron forma. Estos subsidios fueron blancos directos y explicitos para
el impulso al libre comercio en el area del entretenimiento que ac-
tualmente esta suspendido: y espero que sea obvio que el éxito en
esta area de una vez signifique la tendencia hacia la extincién de
una nueva produccién nacional cultural y artistica en otra parte, asi
como el libre movimiento de peliculas norteamericanas en el mundo
significa el golpe de gracia de la cinematografia nacional en otras
partes, de pronto de todas las otras cinematografias nacionales como
especies individuales. Hablar de esto en términos de un telos o de
una intencién podria parecer misterioso, pero de seguro los dos lados
van de la mano: el asegurarse de la propia ventaja y la destruccion de
la del enemigo; en este preciso instante, el nuevo libre mercado, mas
libre, no produce un incremento del negocio de la competencia. En la
época del Plan Marshall, la ayuda norteamericana a los paises de Eu-
ropa occidental estaba acompafiada por previsiones de cantidades de
peliculas norteamericanas que serian admitidas legalmente en los
mercados europeos. En muchos casos como el inglés, el aleman y, en
mayor grado, el italiano, el flujo de peliculas norteamericanas en los
teatros corté de raiz las respectivas industrias nacionales que tuvie-
ron que especializarse o desplazarse al Tercer Mundo para sobrevivir
a duras penas. No es una casualidad que la industria francesa con-
servara sola su caracter nacional, y que sea en este pais donde existe
una gran conciencia frente a estos peligros.
Esta destruccion de una produccién filmica nacional y, junto con
ella, la que tiene que ver con la cultura nacional o local en general,
es lo que se puede observar en todo lado ahora en el Segundo y Tercer
Mundo. El triunfo del cine de Hollywood (del que no voy a disociar la
television que hoy en dia es tan importante, o atin mas, que éste)
debe ser entendido no sdlo como un triunfo econémico, sino como un
triunfo formal y politico. Creo que un evento retorico significativo es
el hecho de que Bordwell, Thompson y Staiger en su libro The Classical
Hollywood Cinema (1985) proclamaran la muerte de los diversos expe-
rimentos filmicos de los anos 60 y 70 en todo el mundo y la hegemonia
de la forma clasica de Hollywood.” Esto es, en otro sentido, una muer-
te relativamente definitiva de lo moderno, en lo que respecta a los
productores de peliculas independientes en todo el mundo, ya que és-
tos podrian considerarse como guiados por un cierto modernismo; pero
es también la muerte de lo politico, y una alegoria del fin de la posibi-
lidad de imaginar alternativas sociales radicalmente diferentes a la
que vivimos actualmente. El cine politico de los afios 60 y 70 aun
confirmaba esa posibilidad (tal como lo hacia el modernismo en gene-
ral, de una forma mas compleja), al ratificar que el descubrimiento o84 Fredric Jameson
invencion de una nueva forma radical estaba ligado al descubrimien-
to o invencién de nuevas y radicales relaciones sociales y nuevas
formas de vida en el mundo. Son estas posibilidades (las filmicas,
formales, politicas y sociales) las que han desaparecido al mismo
tiempo que una hegemonia mas definitiva de los Estados Unidos pa-
rece haber emergido.
Ahora se diré que hay una buena razén para que todo esto suceda:
ala gente le gustan las peliculas de Hollywood y es probable que tam-
bién le guste la forma de vida norteamericana, hasta donde se refleja
en ellas. ¢Por qué razon el publico hingaro y ruso se agolpa para ir a
ver las peliculas de Hollywood en vez de seguir viendo los restos de lo
que fuera una prestigiosa industria cinematografica nacional? ¢Por
qué se teme que debido a la privatizacién la hasta ahora protegida y
hermética cultura filmica de la India comience a derretirse como nie-
ve, a pesar del extraordinario tamafo y popularidad de la comedia
hindi tradicional? La velocidad de edicién de las peliculas norteame-
ricanas y las sensuales atracciones de su violencia pueden ser toma-
das como explicacién, pero en esa forma la explicacién todavia tiene
un tono moralizante. Es facil volverse adicto a las peliculas y a la tele-
vision de Hollywood; en realidad, me imagino que muchos de nosotros
lo somos; pero seria preferible mirarlo desde otra perspectiva y ver el
grado en el que cada cultura nacional y cada vida diaria son una red
sin costuras de habitos y practicas habituales, que forman una totali-
dad o un sistema. Es facil romper esos sistemas tradicionales de cul-
tura que se extienden a la forma en la que la gente vive en sus cuer-
pos y usa el lenguaje y la forma como se tratan entre ellos y como
tratan la naturaleza. Una vez que esos tejidos son destruidos no pue-
den ser recreados jamas. Algunas naciones del Tercer Mundo atin
estan en una situacion en la que ese tejido se conserva. La violen-
cia del imperialismo cultural norteamericano y la penetracién de la
cinematografia y la television de Hollywood radica en la destruccién
imperialista de esas tradiciones, que estan muy lejos de ser tradi-
ciones precapitalistas o cuasireligiosas, pero que son acomodamientos
recientes y exitosos de las antiguas instituciones a la tecnologia mo-
derna.
Por lo tanto, el punto es que, junto al mercado libre como una ideo-
logia, el consumo de la forma filmica de Hollywood es un aprendizaje
de una cultura especifica, de una forma vida diaria como practica
cultural: una practica en la que las narrativas convertidas en produc-
to son la expresién estética, para que las poblaciones en cuestién
aprendan ambas cosas al mismo tiempo. Hollywood no sélo es el nom-
bre de un negocio que hace dinero sino que también es el nombre deApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 85
una revolucién fundamental del capitalismo tardia, en la que las an-
tiguas formas de vida son rotas y remplazadas por unas nuevas. “Pero,
éy si esos paises quieren eso... ?” se preguntaran algunos. La impli-
cacion es que esta dentro de la naturaleza humana; y mas alla, que
toda la historia ha sido un camino hacia la cultura norteamericana
como su apoteosis, Pero también es el problema de si nosotros mis-
mos queremos eso; porque si no podemos imaginar otra cosa, enton-
ces no podremos advertir a otras culturas sobre eso
Iv
Debemos entonces retomar el punto de vista norteamericano y
hacer énfasis en la asimetria entre los Estados Unidos y otras cultu-
ras. En otras palabras, no puede haber equivalencia en estas areas:
en Ja nueva cultura global no hay etapas de despegue; otras lenguas
nunca Ilegaran a igualar al inglés en cuanto a su funci6n global, in-
cluso si son ensayadas sistematicamente; asi como es muy probable
que otras industrias de entretenimiento nunca Meguen a igualar a
Hollywood en cuanto a su éxito global o universal, particularmente
debido a Ja forma en que el sistema norteamericano se encarga de
incorporar elementos exoticos extranjeros como la cultura samurai
por un lado, la musica sudafricana por otro, las peliculas de John Woo
aqui, la comida tailandesa alla, etc.
Este es realmente el sentido en el que la nueva explosion de la
cultura mundial parece, para muchos, una ocasi6n para celebrar;
pero no es deseable escoger entre los dos diferentes puntos de vista
de este asunto, sino mas bien intensificar su incompatibilidad y opo-
sicién, con el fin de que podamos vivir esta contradiccién particular
como nuestra propia forma historica de “la conciencia infeliz” de
Hegel. Por otro lado, existe el punto de vista segiin el cual la
globalizacion significa esencialmente unificaci6n y estandarizacién
Por medio de grandes intermediarios, como las corporaciones
transnacionales o multinacionales surgidas en los Estados Unidos,
una forma estandar de la vida material norteamericana junto con
los valores y formas culturales norteamericanos, es trasmitida
sistematicamente a oiras culturas. No es simplemente un asunto
de maquinaria y edificios, que hacen que todos los lugares del mun-
do cada vez se asemejen mas entre si. Tampoco es un problema de
valores, aunque los norteamericanos encuentran impactante el
hecho de que los extranjeros sugieran que los derechos humanos,
los valores feministas e incluso la democracia parlamentaria no sean86 Fredric Jameson
vistos necesariamente como universales, sino mas bien como ca-
racteristicas culturales norteamericanas que se han exportado como
practicas vélidas para todos los pueblos del mundo.
Este tipo de impactos es bueno para nosotros, aunque atin no he
mencionado la forma en que el interés econémico y la influencia
cultural norteamericana se mezclan con el fin de exportar una nue-
va forma de vida. A menudo, se tiende a evocar el “individualismo
corrosivo” y el “materialismo” consumista como una consecuencia
del poder destructivo del nuevo proceso de globalizacién. Pero pienso
que estos conceptos moralizantes son inadecuados para esta tarea y
no identifican las fuerzas destructivas de origen norteamericano que
son resultado de la superioridad actual de los Estados Unidos y, por
ende, del “estilo de vida americano” y de la cultura norteamericana
de los medios masivos de comunicaci6n. El consumismo como tal es
el eje de nuestro sistema econémico y ¢l modo de vida diario por
medio del cual toda nuestra cultura y nuestras industrias de entre-
tenimiento nos entrenan incesantemente, dia tras dia, a través de
un bombardeo de imagenes en los medios, sin precedentes en la
historia. Desde que el socialismo se desacredité debido al colapso
del comunismo ruso, sélo el fundamentalismo religioso parece ha-
ber ofrecido una alternativa de vida frente al consumismo america-
no (ojala, que no se Iegue a convertir en un estilo de forma de vida).
Pero, tal como Fukuyama y otros creen, gsera cierto que toda la his-
toria de la humanidad ha sido un camino tortuoso para llegar al cli-
max del consumidor norteamericano? Y ges cierto que todos los be-
neficios del mercado pueden ser extendidos tanto como para que
esta nueva forma de vida sea disfrutada por todo el mundo? Si no es
asi, habremos destruido sus culturas sin haber ofrecido ninguna
alternativa; pero también se ha discutido que todos los demas in-
crementos de lo que la gente entiende como violencia nacionalista
local son en si mismos reacciones y mecanismos de defensa en con-
tra de la globalizacion. Giovanni Arrighi dice al respecto:
Comunidades enteras, paises y hasta continentes, como es el
caso del Africa subsahariana, han sido declarados “insubsistentes”,
innecesarios dentro del cambio econémico en cuanto a la acumula-
cién de capital a escala mundial. Junto con el colapso del poder mun-
dial y del imperio territorial de la Union Sovietica, la separacion de
estas comunidades “insubsistentes” y de estos territorios del siste-
ma de abastecimiento mundial ha conducido a enfrentamientos vio-
lentos basados en “quién es mas innecesario que quién” o simple-
mente basados en la apropiacién de los recursos que comenzaron a
escasear debido a esta separacién. En general, estos enfrentamientos
no han sido diagnosticados y tratados como expresiones de
autoproteccién de la sociedad contra la ruptura de los estilos de vidaApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 87
establecidos bajo el impacto de la intensa competencia del mercado
mundial, que es lo que son en realidad. En lugar de eso, han sido
diagnosticados y tratados como odios atavicos 0 como luchas de
poder entre matones locales que realmente han tenido un rol se-
cundario.?
Cualquiera que sea la validez del diagnéstico de Arrighi, por lo me-
nos nos da una buena leccion al hacernos pensar en los eventos co-
munes en términos de la situacién actual de la globalizacion y no en
términos culturales (que generalmente terminan siendo racistas).
Es dificil exponer puntos de vista mas positivos luego de la vi-
sion catastréfica expuesta anteriormente, sin volver trivial el otro
lado de la moneda: la proclamacién de la globalizacion y de la
posmodernidad. Pero éste es un punto de vista convincente, que
creo que muchos de nosotros, principalmente en los Estados Uni-
dos, compartimos de manera inconsciente y practica hasta el ex-
tremo de que somos nosotros mismos los que recibimos la nueva
cultura del mundo. Este encuentro es realmente un signo de que
en este momento estamos en una posicién en la que nos benefi-
ciamos de la globalizacién en cuanto a la activacion de muchas
redes intelectuales, intercambios y discusiones sobre toda una
gama de situaciones nacionales que a su vez han comenzado a
unificarse gracias a la globalizacion, hasta el punto en que ahora
podemos hablar unos con otros. Mi perspectiva muestra que la
antigua oposicién fundamental, en el mundo colonizado, entre los
partidarios de la occidentalizacién y los de la tradicién ha desapa-
recido casi por completo en este momento posmoderno del capita-
lismo. Dicha oposicién era, en otras palabras, una oposicién mo-
derna que ya no existe debido a la simple razén de que la tradicién
en ese sentido ha sido destruida en todas partes. El
neoconfucianismo y los fundamentalismos islamicos e hindues
como tales son nuevos; son invenciones posmodernas y no restos
sobrevivientes de las antiguas filosofias de vida. En ese sentido,
la oposicién entre las metropolis y las provincias también ha des-
aparecido, tanto a escala nacional como a escala mundial. Esto no
se debe necesariamente a una buena razén, pues es la unifica-
cién la que ha destruido las diferencias entre el centro y la peri-
feria. Y aunque puede ser una exageracién decir que ahora todos
hacemos parte de la periferia, que todos estamos descentrados en
el buen sentido de la palabra, muchas nuevas libertades se han
ganado en el proceso mediante el cual la globalizacion ha signifi-
cado un descentramiento y una proliferacion de diferencias. Aho-
ra vemos como esta visidn aprehende la llegada de la globalizacion
como una forma completamente opuesta a la pesimista, que mas88 Fredric Jameson
bien se refiere a la unificacién y estandarizacion. Estos son, de he-
cho, los dos rasgos antitéticos de este elefante que hemos tratado de
caracterizar a ciegas.
En el campo cultural, nadie ha Iegado a una definicion mas acer-
tada sobre la discutida imagen de la globalizacion que el tedrico ar-
gentino Néstor Garcia Canclini en su concepcién de la cultura como
un hibrido:’ a su modo de ver, los contactos eclécticos y los présta-
mos, productos de la globalizacién, son progresivos y saludables; fo-
mentan positivamente la proliferacion de nuevas culturas (y de he-
cho pienso que esto esta implicito en esta vision en la que la cultura
siempre ha funcionado de esta forma gracias a combinaciones impu-
ras y desordenadas y no gracias a situaciones de tradicién aislada y
regulada). El trabajo de Garcia Canclini defiende una de las visiones
vitales mas utdpicas de nuestro tiempo, la de un inmenso festival
global urbano intercultural sin ningun centro ni ninguna cultura do-
minante. Personalmente, pienso que esta vision requiere mas espe-
cificaciones econémicas y que es mas bien inconsistente con la cali-
dad y el empobrecimiento de lo que deberia llamarse cultura colectiva
a escala global.
Pero el choque con la anterior visién pesimista del proceso de
gobalizacion es un impacto del cual espero que salten chispas ya
que, de cualquier forma, éste es uno de los debates mas importantes
de la actualidad.
(La otra oposicién importante, y que seguramente esta muy rela-
cionada, es la que se obtiene de los valores antiguos de autonomia y
eficacia, tanto en cultura como en economia, y de las visiones actua-
les de interdependencia sistémica en la que todos somos como pun-
tos dentro de una red global. Ademas, pueden plantearse ejemplos
poderosos en ambos lados, pero menciono este debate brevemente
con el fin de tratarlo con mayor profundidad posteriormente).
Ahora tengo que volver a la posibilidad trilateral y decir por qué, si
Garcia Canclini prueba estar equivocado acerca de la continua vitali-
dad de la produccion cultural del llamado Tercer Mundo, no debemos
seguir esperando una reaccién que equilibre el proceso de
americanizacin por parte de los otros dos grandes centros mundia-
les: Europa y Japon.
En el contexto actual, yo presentaria esto como un problema y no
como una mera opinion, si es que hoy en dia la relacién entre la
cultura y la economia no se ha alterado. De todos modos, me parece
que la produccién cultural actual y la innovacion, en el area de la
cultura de consumo masivo, son el indice de centralidad de un areaApuntes sobre la. globalizacin como problema filosdfico 89
determinada y no su riqueza 0 poder productivo. Por eso fue tan im-
portante el hecho de que fallaran los intentos japoneses de incorporar
ciertas industrias estadounidenses de entretenimiento: la adquisi-
cién de Columbia Pictures por parte de Sony y la compra de MCA por
parte de Matsushita. A pesar de la inmensa riqueza y de la avanzada
produccién tecnolégica e industrial, y atin a pesar de Ia pertenencia
como tal y de la propiedad privada, los japoneses no lograron dar la
talla de la productividad esencialmente cultural requerida para ase-
gurar el proceso de globalizacion frente a cualquier competidor. Quien
controla la produccién de una cultura, controla la produccién de una
forma de vida cotidiana; sin ello, el sistema econdémico a duras penas
podria continuar con su expansién e implantacién.
En cuanto a Europa, mas rica y elegante que nunca desde el punto
de vista cultural, un fascinante museo con un pasado extraordinario,
mas exactamente el pasado del mismo modernismo, quisiera sugerir
que su fracaso al generar sus propias formas de produccién cultural
de masas es un signo de mal augurio. gEs posible que la muerte del
modernismo también signifique el fin de cierto tipo hegeménico de
arte y cultura europeos? Yo encuentro que el esfuerzo, estimulado por
Ja Comunidad Economica Europea, por evocar una nueva sintesis cul-
tural europea, en donde Milan Kundera juega el papel de T.S. Eliot, es
otro sintoma de mal augurio que raya en Io patético. El surgimiento
de una gran variedad de culturas populares locales, étnicas y hasta
antagonicas en toda Europa es una bienvenida a la posmodernidad,
como lo es en todas partes del mundo; pero a su vez es una renuncia
al antiguo proyecto hegeménico europeo.
De la misma forma, los antiguos paises socialistas parecen ser in-
capaces de generar una cultura original y un estilo de vida propio que
sea capaz de sostenerse como una alternativa. Asimismo, como men-
cioné anteriormente, en el Tercer Mundo los antiguos tradicionalismos
estan igualmente debilitados y momificados, y s6lo el fundamentalismo
religioso parece tener la fuerza y la voluntad para resistir la
norteamericanizacion. Muy seguramente la palabra de uso aqui es
“parecer”, ya que ahora tenemos que ver si estos experimentos ofre-
cen alternativas sociales positivas, 0 sdlo reacciones violentas.
Vv
La discusi6n sobre la “libertad” del mercado ha parecido, a menudo,
situar estos desarrollos peligrosos bajo una nueva luz completamente
positiva, y parece que vale la pena analizar este concepto a su vez, y
determinar la interferencia de las categorias filosoficas activadas por90 Fredric Jameson
la identificacién de la globalizacion con el mercado como tal. Estas
contradicciones conceptuales internas pueden ser registradas, en pri-
mer lugar, como las muchas fusiones de “niveles” de vida social dis-
tintos y diferenciados.
Asi, en una gran obra a la que ya me he referido antes, A.O.
Hirschman documenta las formas en que los folletos y los tratados de
comienzos del Renacimiento, acerca de los beneficios del comercio y
de lo que significaba el desarrollo del capitalismo, proclamaban la
douceur du commerce, la influencia benéfica del comercio sobre men-
talidades salvajes 0 violentas, la introducci6n de intereses y perspec-
tivas cosmopolitas, y la implantacién gradual de civilizaciones en las
sociedades salvajes (incluyendo las de la Europa feudal).° Aqui tene-
mos entonces una fusion de dos niveles: el nivel de intercambio se
une con el de las relaciones humanas y la vida cotidiana (como se
diria hoy en dia), y se afirma una identidad entre ellos. Por otro lado,
en la actualidad, el inefable Hayek ha propuesto una identificacion
similar pero a mayor escala politica: la identidad entre la libre empre-
sa y la democracia politica. La falta de ésta Ultima parece impedir el
desarrollo de la primera; por lo tanto, se concluye que el desarrollo de
Ja democracia depende del desarrollo del mercado libre. Este es un
silogismo impulsado por los seguidores de la doctrina de Milton
Friedman, y acogido muy frecuentemente por todos los economistas
oportunistas que se lanzaron hacia los paises atrasados de Europa del
Este después de 1989, ofreciendo consejos sobre cémo construir me-
jor esta ratonera.° Pero aun con este sistema de identificaciones ideo-
légicas, existe una ambigtiedad mas elemental que corresponde al
mercado como tal: el uso de las categorias de Marx sugiere que esta
“idea” o ideologema involucra la fusion ilicita de dos categorias distin-
tas: la de la distribucion y la de la produccion (también podria haber
un deslizamiento hacia el consumo mismo en varios puntos de la
operacién retérica)
La producci6én capitalista es lo que se defiende generalmente, pero
siempre en el nombre y bajo la égida de la distribucién, de las varie-
dades extraordinarias y heterogéneas del intercambio mercantil, de
la que sabemos que se genera precisamente uno de los puntos funda-
mentales de la crisis del capitalismo cuando las cosas no funcionan
en sincronia, y se da la superproduccién, el amontonamiento de bie-
nes que nadie puede comprar y asi sucesivamente. Por otra parte
esta la libidinizacién del mercado, si se me permite llamarla asi. La
razén por la que mucha gente piensa que esa cosa aburrida y arcaica
es sexy, resulta de una idealizacion de esto a través de todas las for-
mas de imagenes de consumo: la propia mercancia, por ejemplo, queApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico o1
llega a ser su propia ideologia, y produce lo que Leslie Sklair llama la
nueva “ideologia cultural del consumo” transnacional que cambia los
habitos y practicas fisicas tradicionales y reforma todo lo que habia
antes para convertirlo en algo que se presume semejante al “estilo de
vida americano”.
Sin embargo, supongamos que los muchos niveles de una misma
cosa que se identifican aqui estuvieran en realidad en contradiccién
entre si; por ejemplo, gqué ocurriria si el consumismo fuera incon-
sistente con la democracia, y silos habitos y las adicciones del consu-
mo posmoderno bloquearan o reprimieran las posibilidades de las ac-
ciones politicas y colectivas? Debemos recordar que historicamente,
la invencion de la cultura de masas como un componente del fordismo
fue el Gnico recurso del famoso excepcionalismo norteamericano: es
decir, que lo que permitié la existencia de un federalismo, de un cri-
sol, un manejo de la lucha de clases en los Estados Unidos en contras-
te con muchos otros paises del mundo, fue precisamente nuestro sis-
tema tinico de cultura de masas y consumo, asi como los esfuerzos
para proponer un nuevo acuerdo de gobierno. Esto hace que parezca
irénico que la cultura de masas se ofrezca como un espacio de demo-
cratizacién, o de resistencia, tal como muchos participantes en el
debate de la globalizacion lo han hecho
Pero algunas de estas confusiones pueden ser clarificadas por las mis-
mas situaciones, y otras por el desenmarafamiento de los niveles que
he propuesto. Miremos mas de cerca la proclamacion de los efectos
liberadores de la cultura comercial de masas, como en el caso particular
de Latinoamérica, en donde ésta ha sido expresada con especial énfasis
por académicos y tedricos como George Yudice, y sobre todo en el area de
la musica popular (en el caso de Brasil en él area de la television).’. En
literatura, la lengua protege las grandes producciones literarias moder-
nas; por ejemplo, el boom latinoamericano que en muchas formas in-
vierte la direccién y conquista los mercados norteamericanos y euro-
peos. En miisica, es claro no sélo que la misica local triunfa sobre la
importada 0 sobre los géneros norteamericanos, sino, atin mas impor-
tante, que las transnacionales invierten en ella, en la misica local y en
las industrias de grabacién (y en el caso de Brasil, en los canales locales
de television). En este caso, la cultura de masas pareceria ofrecer un
modo de resistencia a una absorcién general de la produccién local y
nacional hacia la orbita de los negocios transnacionales 0, por lo menos
en este caso, una forma de incorporarse y encaminarse hacia el benefi-
cio local y nacional. Por otro lado, este éxito nacional no constituye la
regla sino la excepci6n, ya que la television en muchos paises {y no s6lo
en el Tercer Mundo) esta colonizada casi por completo por programas92 Fredric Jameson
que han sido importados desde los Estados Unidos. Sin duda, resulta ade-
cuado distinguir entre la dependencia econémica y cultural como regla
general: a lo que me refiero es a que atin esa distincién banal reincorpo-
ra los dilemas filos6ficos y, en particular, los problemas de categoria y
nivel que ya he sefialado. ¢Cuél es entonces la justificacién real para
distinguir los niveles de lo econémico y lo cultural, cuando en los Esta-
dos Unidos, como ya hemos visto, el negocio de lo cultural (el del entrete-
nimiento) junto con la comida, es una de las exportaciones econdmicas
mas importantes, por la cual el gobierno norteamericano esta dispuesto
a tomar medidas extremas para defender sus intereses, tal como lo ates-
tiguan las luchas en las negociaciones del GATT y del NAFTA?
Desde un punto de vista diferente, la teoria de la posmodernidad
confirma una desdiferenciacién gradual de estos niveles: el econémi-
co que se convierte en cultural, mientras que el cultural se torna
econémico. El mundo de la imagen y la publicidad puede, sin duda,
documentar la transformacién gradual de los productos en imagenes
libidinosas de si mismos, es decir, en productos casi culturales; mien-
tras que la desintegraci6n de la alta cultura y la intensificacion si-
multanea de la inversién en productos de la cultura de masas pueden
ser suficientes como para afirmar que cualquiera que haya sido el
caso en anteriores etapas del capitalismo (en las que la estética era
un santuario y un refugio de los ambitos de los negocios y el Estado),
hoy en dia no queda ningtin enclave (estético o de cualquier otro tipo)
en el que la forma del producto no reine con supremacia.
La afirmacion de que el campo cultural puede en algunos casos (el
de la television en el Brasil) entrar en conflicto con el campo econd-
mico (la dependencia), que no es ilégica ni inconcebible, necesita mas
elaboracion. Una de sus caracteristicas seria sin duda la posicién
unica del Brasil como un mercado inmenso de dimensiones casi con-
tinentales, como una explicacién para las ideas mas tradicionales
sobre la diferencia cultural y las tradiciones nacionales y lingtiisticas
y otras que son factores que a su vez requieren ser traducidos a tér-
minos materialistas.
La propuesta de Yadice atin debe ser examinada: bajo ciertas cir-
cunstancias, la cultura, refiramonos ahora a la musica popular para
simplificar el asunto, puede servir como un territorio de prueba para
la democracia, ya que ésta ofrece nuevas concepciones y posibilida-
des de ejercer algo similar a la ciudadania; en otra palabras, existen
practicas de eleccién del consumidor y de autonomia personal que
entrenan a los individuos en un nuevo tipo de libertad que puede ser
vista (como lo hizo Schiller hace tiempo)* como una preparacién para
la libertad politica. Esto significa asumir una “fusién’ violenta de losApuntes sobre la globalizacion como problema filos6fico 93
niveles de la cultura y la politica, y nuestra restriccién a la musica
{no solamente a la audicién contemplativa burguesa, sino también a
Ja danza y a la practica musical en general) hace que la propuesta sea
aun mas plausible de lo que suena cuando, por ejemplo, un John Fiske
ja ensaya en la television comercial.? Tampoco debemos olvidar que
los magnificos planes utopicos usados en los cambios que el socialis-
mo francés nunca realizo cuando Mego al poder, fueron creados espe-
cifica y explicitamente, bajo el modelo de la musica, por su principal
teorico Jacques Attali, un miisico y economista que frecuentemente
puso de relieve la afinidad entre estos dos “niveles”.!° Pero tal vez es
Stuart Hall quien ha sido mas claro al hablar sobre una nueva con-
cepcién de la cultura, particularmente en el periodo de los “nuevos
tiempos” (que me resisto a llamar posmoderno). Dejando de lado su
pregunta sobre el marxismo y el socialismo hoy en dia, su explicacion
de Ja forma en que la nueva cultura musical de la posmodernidad se
desarrolla para superar la condicién subalterna de algunos grupos mi-
noritarios en Gran Bretaria es un argumento poderoso que avanza
bastante por el camino de la restauraci6n de las concepciones politi-
cas del arte en un sentido diferente al que estamos acostumbrados.''
Sin embargo, esta multiplicidad cultural apunta hacia dos formas de
unidad 0 unicidad: la unicidad del Estado racista y la unidad de los
ciudadanos blancos (protestantes) representados por el Estado. (Esta-
mos hablando de las estructuras antagonicas de las relaciones ima-
ginarias, y no necesariamente de las realidades sociales empiricas
de una u otra localidad en Gran Bretana).
Este es un modelo que también sirve para clarificar el difundido
énfasis teérico y politico sobre la cultura y el mercado en
Latinoamérica. Usualmente se hace énfasis (el mismo Garcia Canclini
mas que nadie) en que en toda Latinoamérica, la cultura y su apoyo
se identifican con el Estado; por ejemplo, en México con el Estado
posrevolucionario. El poder en estos paises esta identificado con el
Estado mas que con el capitalismo, como sucede en los llamados pai-
ses del Primer Mundo. Entonces, un énfasis en el comercio y en el
intercambio en una situacién de poder del Estado implica privilegiar
la multiplicidad, como un espacio de libertad e independencia: cl
mercado, en el sentido de intercambio y comercio, funciona en
Latinoamérica como Jo hacen las Ilamadas ONGs en Asia y Africa, y
también escapa del dominio del Estado como tal. Pero en la porcion
angloamericana del Primer Mundo, me atrevo a decir que el Estado
atin puede ser un espacio positivo: sus poderes deben ser protegidos
en contra de los atentados de la derecha que intentan convertirlo en
diversas formas de empresas y operaciones privadas. El Estado es un
lugar de bienestar y legislacion social, es el origen de la malla de94 Fredric Jameson
seguridad de todos los poderes legislativos (que reglamentan empleo,
salud, educacién, y demas) que no deben ser sometidos a la fragmenta-
cion y a la desintegracién producidas por el comercio norteamericano.
Ahora, hay una forma en que dos situaciones radicalmente dife-
rentes pueden ser comparadas: en la primera, en Latinoamérica, la
multiplicidad se estimula frente a una unidad opresiva; en la otra, en
Norteamerica, una unidad positiva se estimula frente a una multipli-
cidad opresiva. Pero ello solamente cambia las valencias de los termi-
nos, el modo de evaluacién permanece intacto. Pienso que tales cam-
bios y similitudes pueden considerarse como particularidades estruc-
turales, no de la globalizaci6n como tal, sino del antiguo sistema in-
ternacional; en otras palabras, un nivel de abstraccién y de
interrelacion en el que lo que se mantiene a nivel nacional se revier-
te con la distancia. Si esto suena excesivamente confuso, voy a citar
el ejemplo mas dramatico que he encontrado. Este se refiere a la his-
toria de C.L.R. James sobre la Revolucién Haitiana, que se titula The
Black Jacobins.'? El titulo, Los jacobinos negros, es la paradoja que
tengo en mente, ya que lo que se respira en la narracién de James es
que los Ilamados elementos de Ja historia juegan diferentes roles a lo
ancho de la red internacional. De hecho, nos han ensefiado que la
fuerza mas radical durante la Revolucion Francesa eran los
sansculottes, no exactamente un proletariado, sino mas bien una
mezcla de pequefios burgueses, aprendices, estudiantes, gente del
lumpen, etc. Ellos constituian el ejército del movimiento jacobino y
de Robespierre. Lo que James nos muestra es que en Haiti, los
sansculottes (con su cultura revolucionaria importada de Francia) se
convirtieron en una fuerza reaccionaria, la fuerza principal que se
oponia al movimiento revolucionario y en los enemigos de Toussaint
Louverture. Seria muy simplista explicar esta situacion como mero
racismo; en cambio, propongo que se entienda como un retroceso dia-
léctico determinado por las relaciones que se establecieron ya no solo
a nivel nacional (prefiero no usar el término transnacional, ya que
por su aplicacién literal tiene connotaciones mucho mas recientes;
de la misma forma, prefiero no pronunciar el término imperialismo
ya que es anacronico, asi como la esclavitud ya no puede pensarse en
términos tnicamente coloniales). Pienso que el giro dialéctico de
positivo a negativo en el sentido de unidad y multiplicidad, en las
diferencias entre la situacién norteamericana y la latinoamericana,
también puede ser contemplado de la misma manera.
Pero ahora quiero desarrollar esa dialéctica de una forma mas am-
plia. En este caso particular hemos observado el poder de la oposicion
abstracta entre Identidad y Diferencia con un contenido especifico deApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 95
unidad frente a multiplicidad. Sin embargo, es posible expresar todo
esto en términos de los debates posmodernos actuales. En el caso de
Latinoamérica, creo que la fuerza positiva de la cultura no designa
exclusivamente a la cultura de masas 0 popular, sino que incluye la
alta cultura y mas especificamente la literatura y la lengua nacional:
digamos que la samba se opone a Guimaraes Rosa, pero se identifica
con su desarrollo literario y se encuentra dentro de los mayores orgu-
Hos de la cultura auténoma nacional como tal. También se pueden
identificar situaciones nacionales (utilizo esta perifrasis deliberada-
mente para anticiparme a los debates sin fin acerca de si atin exis-
ten las “naciones” y cuales serian sus relaciones con el “nacionalis-
mo”) en las que la defensa de la autonomia nacional toma la forma de
lo que parece ser un modernismo ms tradicional: la defensa de los
poderes del arte y la alta cultura, y el parentesco cercano entre tal
modernismo artistico y el poder politico de la colectividad, que ahora
se conciben, como un poder politico unificado o un proyecto colectivo y
no como una dispersion hacia las multiplicidades democraticas y las
posiciones de identidad.
La India es un lugar extenso y variado, en donde hay tanto
modernismos como postmodernismos en desarrollo. Pero he estado
pensando en un aspecto especifico que une el proyecto de democracia
social del antiguo Partido Congresista y la tendencia de Nehru, no-
alineada y simpatizante del comunismo, con varias politicas estéti-
cas y artisticas, que difiere de la politica de los estudios culturales (si
es posible decirlo asi) a la que nos hemos referido en la situacién
latinoamericana. Pero, ges éste el antiguo modernismo tardio y reca-
lentado? ¢Apunta realmente hacia una defensa de la Identidad en
contra de la Diferencia? Y en ese sentido, grefuerza los ataques que
buscan desacreditar tanto a la politica como al arte modernista, de-
jandonos, de ese modo, privados de objetivo politico, como se quejan
tantos hoy en dia?
No es a causa del deseo de mediar o resolver todas esas diferencias
y calmar los debates y las batallas teéricas, sino con el Animo de mos-
trar los poderes y los beneficios de la dialéctica, que presentaré la
siguiente hipétesis: esas diferencias no tienen que ver tanto con la
Diferencia sino con el lugar en el que ésta esta localizada 0 posicionada.
¢Quién podria estar en contra de la Diferencia a nivel social e incluso
politico? De hecho, detras de muchos de esos ensayos esta la valida-
cién de una nueva politica democratica (tanto en el Primer Mundo
como en el Tercero), estimulada por la vitalidad de los mercados como
tales, del campesinado y de otros elementos; es una variante sociol6-
gica mas ex6tica de esa época de la eterna defensa del comercio y del96 Fredric Jameson
capitalismo en términos de intercambio y libertad politica, que ya se
ha mencionado. Sin embargo, todo depende del nivel en el que se
perciba una identidad maligna e uniformadora o despotica. Si ésta
esta presente dentro del mismo Estado, como entidad nacional, en-
tonces seguramente se afirmara una diferencia micropolitica tanto
en el mercado como en la cultura, hasta el punto de presentarse como
una fuerza de resistencia a la uniformidad y al poder. En este caso,
los niveles de lo cultural y lo social estan Ilamados a permanecer en
un conflicto radical con el nivel de lo politico. Y en ciertos momentos
claves de las discusiones de este tipo se concibe algo similar a una
defensa del federalismo como ideal para el futuro, a pesar de los des-
cubrimientos histéricos recientes que registran la derrota y la muer-
te, no del comunismo sino del federalismo como tal (la Union Soviéti-
ca, Yugoslavia y hasta Canada).
Sin embargo, cuando las amenazas de Identidad se ponen en un
nivel mas alto, global, todo cambia. En esta posicion superior, no es el
poder del estado nacional el enemigo de la diferencia, sino el mismo
sistema transnacional, la norteamericanizacién y los productos
estandarizados de una ideologia y una practica de consumo igualmente
estandarizada y uniforme. En este punto, los Estados-nacion y sus
culturas nacionales son Ilamados de repente a desempefiar el rol po-
sitivo que hasta ahora les habia correspondido a las regiones y las
prdcticas locales en contra del Estado dentro del paradigma anterior,
que les habia sido asignado en contra de su voluntad. Y es asombroso
presenciar el resurgimiento de la defensa de Ja cultura nacional por
parte de quienes confirman los poderes de resistencia de la literatura
y el arte nacional, dentro de una atmésfera en la que el Estado-na-
cion, dejando aparte el “nacionalismo”, es una entidad y un valor
mucho mas maligno, en oposicién a la multiplicidad de los mercados
locales y regionales, las artes y lenguas minoritarias, cuya vitalidad
es reconocida en todo el mundo y coexiste con la visién de la ruina y
la extincién universal. Tales defensores identifican los niveles del
arte y la politica vinculando la vitalidad de una cultura nacional y
modernista (en este sentido tal vez se puede oponer una esirategia
“nacional-modernista” genuina a la “nacional-popular” propuesta por
Gramsci, a pesar de que él era muy probablemente un modernista en
tales asuntos) con la posibilidad de un proyecto politico colectivo o
nacional como fue previsto por la Izquierda y por la Derecha durante
la época moderna.
Esta posicion presupone que es s6lo por medio de una posibilidad
como ésta que se pueden combatir las invasiones del mercado mun-
dial y del capitalismo transnacional junto con los centros que cuentanApuntes sobre la globalizacién como problema filoséfico 97
con gran poder de préstamo de capital. Que en el proceso se deba en-
frentar la desbandada de la cultura de masas posmoderna, la sitta en
contradiccién con aquéllos para quienes solamente la activacion de
una verdadera cultura popular, lena de multiplicidades y diferencias,
pueda enfrentar primero que todo el Estado nacional, y luego lo que
esta mas alla del mundo exterior (aunque, paraddjicamente, sean
esos elementos de la cultura de masas transnacional y exterior,
los apropiados para tal resistencia: las peliculas de Hollywood son
algunas veces un recurso de resistencia frente a la hegemonia
interna asi como son también una de las formas que toma la hege-
monia externa).
Me queda poco tiempo para resumir lo que parece haber sido una
serie de paradojas sin fin; tal impresion ya habria marcado un co-
mienzo util al despertar la sospecha de que nuestro problema esta
tanto en nuestras categorias de pensamiento como en el problema en
si. Y creo que éste seria el significado y la funcién de un regreso a
Hegel, en contraste con Althusser. Este ultimo muy seguramente tie-
ne la raz6n en cuanto a su dialéctica materialista, a sus niveles
semiautonomos, a su causalidad estructural y a su sobredeterminacion:
si se buscan estas cosas en Hegel, uno encuentra lo que todo el mundo
sabe: que Hegel era simplemente un idealista. Pero la manera correc-
ta de apoyarse en Hegel no es ésa, sino precisamente los aspectos
que él] era capaz de explorar por ser idealista; sobre todo, en cuanto a
las categorias o modos y formas de pensamiento a través de los cuales
inevitablemente pensamos las cosas, pero que tienen una légica en
si mismas, de la que somos victimas si no conocemos su existencia y
su influencia sobre nosotros. En el capitulo mas famoso de la gran
Légica, Hegel nos cuenta como manejar las categorias problematicas
de Identidad y Diferencia.'* Partimos de la Identidad, dice, para en-
contrar que ésta esta definida en términos de su Diferencia respecto
a otra cosa; luego pasamos a la Diferencia, y encontramos que cual-
quier pensamiento acerca de ella, implica pensamientos acerca de la
“identidad” de esa categoria particular. Al observar que la Identidad
se convierte en Diferencia, y que la Diferencia se convierte en Iden-
tidad, se comprenden las dos como una Oposicion inseparable, y se
aprende que siempre deben pensarse en conjunto. Pero tras aprender
esto, nos damos cuenta de que no estan en oposicién sino que, en otro
sentido, la una es lo mismo que la otra. En este punto, uno se aproxi-
ma a la Identidad de la identidad y la no identidad; y en el cambio mas
importante del sistema de Hegel, la Oposicién aparece repentinamente
como Contradiccién.98 Fredric Jameson
Este es el punto que queremos alcanzar en la dialéctica: queremos
descubrir fenomenos y encontrar las contradicciones fundamentales que
hay tras ellos. Y ésta fue la nocién que Brecht tuvo de Ja dialéctica: afe-
rrarse a las contradicciones presentes en todas las cosas, que las hacen
cambiar y evolucionar en el tiempo. Pero en Hegel, la Contradiccién
pasa directamente hacia lo que yo llamaria la situaci6n en si, la vista
aérea o el mapa de la totalidad en el que suceden los acontecimientos y
tiene lugar la Historia. Me gusta pensar que algo como este movimiento
de las categorias, que las produce y las hace evolucionar hacia nuevos
estados, fue lo que Lenin vio y aprendio en su trascendental lectura de
Hegel durante las primeras semanas y meses de la Primera Guerra
Mundial.!* Pero también me gustaria pensar que éstas son lecciones
que podemos poner en marcha hoy en dia, en nuestros intentos por en-
tender los efectos, vagamente definidos y siempre cambiantes, de este
fendmeno que hemos empezado a llamar globalizaci6n.
* Traduccién de Jaime Casas, Mercedes Guhl y Carolina Jaramillo.D: COLONIALIDAD DEL PODER, CULTURA Y
CONOCIMIENTO EN AMERICA LATINA
Anibal Quijano
En América Latina y en el Caribe, desde siempre en su historia,
esta planteado un conflicto entre tendencias que se dirigen hacia
una reoriginalizacion cultural y otras de represién contra ellas o de
reabsorcion de sus productos dentro del poder dominante en la socie-
dad. Ese conflicto impregna nuestra mas profunda experiencia histé-
rica, porque no solamente subyace en la raiz de nuestros problemas
de identidad, sino que atraviesa toda nuestra historia, desde el co-
mienzo mismo de la constitucién de América, como una tension con-
tinua de la subjetividad. donde el caracter del imaginario y de los modos
de conocer y de producir conocimiento es una cuestion siempre abier-
ta. En algunos momentos esa tensién puede llegar a ser extremada-
mente intensa: en el siglo 20 fue por ejemplo, entre el fin de la Se-
gunda Guerra Mundial y fines de los 60s; hoy, en el umbral de otro
milenio, estamos inmersos en otro momento particular de este mis-
mo prolongado conflicto, en la encrucijada entre las tendencias de
reoriginalizacion y de continuacién de la dependencia cultural.
«GLOBALIZACION» Y REORIGINALIZACION
DE LA EXPERIENCIA CULTURAL.
Desde la formacién de la sociedad colonial, cada una de estas en-
crucijadas de nuestra historia cultural fue producida por un proceso
de reoriginalizacion de la experiencia cultural, tumultuoso y masivo,
que sin embargo, no encontré o no logré fraguar una perspectiva y un
cauce seguros para ir definiéndose y estructurandose como un nuevo
patron de existencia social y terminé reencauzado dentro del poder100 Anibal Quijano
establecido. Asi, por ejemplo, lo «cholo», como fendmeno especifico en
el proceso cultural del Pert, emergio asociado al proceso de urbaniza-
cion de la sociedad, que por su caracter abrupto, magmatico y hetero-
géneo, implicé una realmente rapida, tumultuosa, casi cadtica, y
masiva reoriginalizacion de la experiencia social del conjunto de la
poblacién, en particular la irrupeton igualmente masiva y tumultuosa
de la experiencia cultural de los dominados, junto con sus demandas
y presiones en todos los otros ambitos de la sociedad.
En el momento actual ocurren fendmenos equivalentes. A media-
dos de los setentas se ha hecho visible un proceso que afecta a todos
y a cada uno de los aspectos de la existencia social de la gente de
todos los paises. E] mundo que se formé desde hace 500 afios esta
culminando con la formacién de una estructura productiva, finan-
ciera y comercial que tiende a ser mas integrada que antes. Con
una drastica reconcentracién del control de poder politico y de recur-
sos de produccién en manos de los funcionarios del capital, especu-
Jativo sobre todo; con la universalizacién de la civilizacion capitalis-
ta; con la formacién de un bloque central de poder que aparece como
la autoridad de todo el orden mundial. A todo eso se llama
«globalizacion», termino cuya aptitud para senalar y describir tales
tendencias es innegable, pero que sirve también para escamotear
la naturaleza social del proceso ante la mirada de los dominados, ya
que la drastica reconcentraci6n del control del poder en manos de
los funcionarios del capital, da cuenta de que el proceso se lleva a
cabo como una contrarrevolucién capitalista que se desarrolla a es-
cala... global. Por eso mismo, no es dificil admitir que ha producido
una profunda y masiva modificacion en la vida de todas las socieda-
des y de toda la gente. Se trata de una real mutacion, y no sélo de
cambios dentro de una continuidad.
Esos cambios no afectan de modo organico, sistematico y coheren-
te a todos los paises 0 a todos los grupos, a cada fendmeno, a cada
aspecto, a cada institucién de la existencia social contemporanea.
Bien al contrario, todo ocurre de modo irregular, discontinuo, hetero-
géneo, contradictorio y conflictivo. Asi, la brutal reconcentracion del
control de poder politico, de fuerza militar y de recursos de produc-
cién, es la otra cara de la fragmentacion, de la desintegracion, de la
des-estructuracion, sobre todo en el mundo del trabajo, de las grandes
lineas de agrupamiento social, de clasificacion, de identificacion y de
conflicto social. La formacién del bloque imperial que forman los 7
Grandes (ahora 7 y medio con la incorporacién parcial y subordinada
de Rusia), es la otra cara de la desnacionalizacion de los estados dé-
bilmente nacionalizados, de la des-democratizacion de las sociedadesColonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina 101
donde la colonialidad del poder no fue, o no termino de ser, evacuada.
Pero también de la globalizacién de las luchas de los explotados y
dominados del mundo, de la entrada de un nuevo periodo de los con-
flictos sociales marcado, precisamente, por su globalizacién. Todo
ese amasijo de contradicciones hace atin mas intenso este momen-
to de profunda y radical reoriginalizacion de la experiencia. Y como
siempre, en tales condiciones, se desencadenan impulsos y tenden-
cias hacia la constitucién de nuevas perspectivas y nuevos cauces
culturales. Por eso, la universalizacion de la civilizacion capitalista
es la otra cara de la irrupcién de la diversidad y de la heterogeneidad
de las experiencias culturales que existen en el mundo y que circu-
lan en las autopistas de comunicacién global. Algunas de éstas Ile-
van, 0 pueden llevar, a procesos de reoriginalizacion cultural. La
abierta crisis del eurocentrismo como perspectiva de conocimiento,
es una de sus muestras. En América Latina, por su lugar fundamen-
tal en la historia del capitalismo, de la mundializacién y de la mo-
dernidad, éstas son cuestiones fundamentales que hoy es impcrioso
indagar, discutir y optar.
COLONIALIDAD DEL PODER, DEPENDENCIA
HISTORICO-ESTRUCTURAL Y EUROCENTRISMO
Quizas es menos dificil ver con claridad esas cuestiones si volve-
mos brevemente a la experiencia historica de la formacion de la
colonialidad del poder en América, sin duda uno de los ejemplos cla-
ves de esos momentos de bruscas y drasticas mutaciones de la expe-
riencia historica en el mundo. Como es sabido, la destruccién de las
sociedades y de las culturas aborigenes implicé la condena de las po-
blaciones dominadas a ser integradas a un patron de poder configura-
do, basicamente, por los siguientes rasgos:
1, El patron de dominacién entre colonizadores y colonizados fue
organizado y establecido sobre la base de la idea de “raza», con todas
sus implicaciones sobre la perspectiva historica de las relaciones entre
los diversos tipos de la especie humana. Es decir, los factores de cla-
sificacién e identificacion social no se configuraron como instrumen-
tos del conflicto inmediato, o de las necesidades de control y de explo-
tacién del trabajo, sino como patrones de relaciones histéricamente
necesarias y permanentes, cualesquiera que fueran las necesidades
y conflictos originados en la explotacion del trabajo
2. Desde esa perspectiva. los colonizadores definieron la nueva iden-
tidad de las poblaciones aborigenes colonizadas: «indios». Para esas
poblaciones la dominaci6n colonial implicaba, en consecuencia, el
despojo y la represion de las identidades originales (mayas, aztecas,102 Antbal Quijano
incas, aymaras, ete.) y en el largo plazo la pérdida de éstas y la admi-
sién de una comin identidad negativa. La poblacién de origen afri-
cano, también procedente de heterogéneas experiencias e identida-
des histéricas (congos, bacongos, yorubas, ashantis, etc.), fue some-
tida a una situacién equivalente y a una comtin identidad colonial,
igualmente negativa: “negros”. Los colonizadores se identificarian
al comienzo como «espanoles», “portugueses”, «béricos», «britani-
cos», etc. Ya desde fines del siglo XVIII, y especialmente tras las
guerras Iamadas de «Emancipacién», se identificarian como «euro-
peos? 0, mas genéricamente, como «blancos». Y los descendientes de
las relaciones genéticas entre todas esas nuevas identidades, se-
rian conocidos como «mestizos».
3. Esa distribucién de identidades sociales seria, en adelante, el
fundamento de toda clasificacién social de la poblacién en América.
Con él y sobre él se irian articulando, de manera cambiante segin
las necesidades del poder en cada periodo, las diversas formas de ex-
plotacién y de control del trabajo y las relaciones de género.
4, Fue impuesto asi un patron de poder cuyos ejes especificos eran:
Ja existencia y la reproduccion continua de esas nuevas identidades
histéricas, asi como la relacién jerarquizada entre tales identidades
«ecuropeas» y «mo-europeas», y la dominacién de aquéllas sobre éstas
en cada instancia del poder: econémica, social, cultural,
intersubjetiva, politica. Debido a eso, las instituciones y los mecanis-
mos de dominacién social los subjetivos y los politicos en primer lu-
gar, tenian que ser diseniados y destinados, ante todo, para la preser-
vacion de ese nuevo fundamento historico de clasificacion social,
marca de nacimiento de la experiencia historica americana, repro-
ducida e impuesta después sobre todo el mundo, en el curso de la
expansién del capitalismo eurocéntrico y colonial
5. Las poblaciones colonizadas fueron reducidas a ser campesinas
e iletradas. Las sociedades originales mas desarrolladas tenian una
sofisticada cultura urbana y, algunas de ellas, escritura. La letra era
atin, es verdad, patrimonio e instrumento exclusivo de los dominan-
tes y de sus grupos urbanos. Pero aquella cultura urbana y su escritu-
ra era un producto original y propio, es decir auténomo, modo y vehi-
culo de expresion de una subjetividad de rica y antigua historia, de
un imaginario excepcionalmente activo y creativo. Ese era un patron
cultural dominante, sin duda. Es decir, una de las instancias de la
dominacién existente en esas sociedades. No obstante, como en toda
sociedad de dominacién con una cultura propia y autonoma, ese pa-
trén era también expresién de la experiencia historica del conjunto
de la poblacion. Despojados de su cultura urbana y de su escrituraColonialidad del poder, cultura y conocimiento en América Latina 103
{aquellas que la tenian), las poblaciones sometidas fueron encerra-
das en subculturas que no eran solo campesinas e iletradas, sino,
peor atin, reprimidas e interferidas continuamente por patrones o
elementos ajenos y enemigos. Y en la sociedad colonial, sélo algu-
nos de los colonizados podrian llegar a tener acceso a la letra, a la
escritura, y exclusivamente en el idioma de los dominadores y para
Jos fines de éstos.
6. Las culturas dominadas serian impedidas de objetivar de modo
auténomo sus propias imagenes, simbolos y experiencias subjetivas,
es decir, con sus propios patrones de expresién visual y plastica. Sin
esa libertad de objetivacion formal, ninguna experiencia cultural puede
desarrollarse.
7. No podrian ejercer sus necesidades y facultades de objetivaci6n
visual y plastica, sino unica y exclusivamente con y por medio de los
patrones de expresion visual y plastica de los dominadores.
8. Fueron obligadas a abandonar bajo represion las practicas de re-
lacion con lo sagrado propio, 0 a realizarlas slo de modo clandestino
con todas las distorsiones implicadas.
9. Fueron Ievadas a admitir o simular frente a los dominadores la
condicién deshonrosa de su propio imaginario y de su propio y previo
universo de subjetividad.
10. Aunque sus formas institucionales fueron modificadas segin
Jos patrones de sus dominadores, los valores propios, la reciprocidad,
la igualdad social y el control de la autoridad publica pudieron seguir
siendo practicados, especialmente en las «comunidades», en el seno
de la familia, de las redes de parentesco y de relaciones rituales, aun-
que readaptados continuamente a las exigencias cambiantes del pa-
tron global de la colonialidad.
11. De este patron de poder, configurado sobre esas bases, rasgos y
tendencias de movimiento 0 desenvolvimiento histérico y de sus aplica-
ciones en el largo plazo, es de lo que da cuenta el concepto de «colonialidad
del poder» 2 Dada esa configuraci6n del poder, la conflictividad le era
inherente y se explicité como un rasgo necesario y permanente. Por
eso, si bien la inicial resistencia militar de las poblaciones aborigenes
fue derrotada en pocas décadas durante el siglo XVI, las rebeliones de