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FACULTAD DE HUMANIDADES

DEPARTAMENTO DE EDUCACION BILINGÜE INTERCULTURAL

Valores de la Cultura Maya Q’eqchi’ frente


a la Globalización Cultural.

Lic. Juan Tzoc

Cobán A.V., Guatemala,


Guatemala Noviembre 2006.
Índice

Resumen .................................................................................................................................... 3
Introducción .............................................................................................................................. 4

Contextualización de la realidad del Pueblo Q’eqchi’ ......................................................... 8

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Los Valores ............................................................................................................................. 38


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La Globalización .................................................................................................................... 67
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Conclusiones ........................................................................................................................... 85

Referencias Bibliográficas .................................................................................................... 87

2
RESUMEN
El hombre es un ser simultáneamente lingüístico, biológico, psíquico y social, capaz
de ser sujeto de educación, y en este sentido la Educación Bilingüe Intercultural ha
permitido realizar estudios sobre lingüística, sociolingüística, y pedagogía desde la
docencia; sin embargo, ha descuidado el abordaje epistemológico de los valores
mayas desde la familia y la comunidad, ahora que la globalización es la inspiración
de muchos que se sugestionan por el acceso a la mundialización del conocimiento;
siendo éste, un fenómeno que busca articular todo el planeta en una sola red de
flujos, funciones y estrategias, utilizando el avance de las ciencias, la tecnología y la
teoría de la informática y la comunicación; si bien es cierto, ha llevado desarrollo,
transformación y modernización a las sociedades, también está creando tensiones
sociales, el deterioro de las relaciones, poniendo en aprietos el respeto y el valor de
la vida y la dignidad del ser humano, la integración comunitaria y la formación
holística del hombre. Es por ello que resulta insoslayable la realización de un
estudio que permitiera la identificación de los valores de la cultura milenaria de los
q’eqchi’es, que ha hecho que sobrevivan y que luego se convierta en el paradigma
del desarrollo cultural y educativo de las nuevas generaciones.

Por lo tanto el objetivo de este estudio busca identificar los valores de la Cultura
Maya Q’eqchi’ que deben dar originalidad a la educación para enfrentar la
globalización cultural en el contexto local indígena. Sin embargo, enfrentar la
globalización cultural no implica, rechazarla, sino participar consiente y
razonablemente sin tener necesidad de desarraigar los valores de los pueblos y
comunidades, valores morales, éticos y ontológicos, que han mantenido de pie al
hombre q’eqchi’, aunque el mundo se desborde en plena crisis y degeneraciones
sociales inspirado en el desarrollo de las grandes civilizaciones industrializadas.

El presente estudio realizado mediante el método de la investigación etnográfica e


inspirado en un visión endógena, trata de exponer el pensamiento de un investigador
q’eqchi’ que expone los conocimientos de un pueblo que clama por ser escuchado,
después de toda una historia de persecución, exterminio y destrucción, tanto física,
espiritual e ideológica del ser maya q’eqchi’.

En este sentido, se ha establecido la dimensión de los valores de la Cultura Maya


Q’eqchi’, que radica en cuatro rangos: loq’, loq’al, oxloq’il, loq’onink, que se refieren
a la sacralidad de todo; la virtud que inviste a los elementos y la exaltación del ser; el
culto y vivencia de la magia del muqmuukil na’leb’, una axiología q’eqchi’ que nutre
el encanto de la existencia del la vida, del ser, la presencia del conocimiento de los
antepasados q’eqchi’es, abuelos y abuelas que fortalecen la cohesión identitaria.

Los hallazgos del presente estudio, ponen en evidencia que el sistema de


educación, no debe seguir formando seres robotizados y digitalizados, consumidores
de conocimientos importados, sino, enfrentar la globalización cultural como una
oportunidad y no como una amenaza en la construcción de un modelo antropológico
maya capaz de sacar adelante a las comunidades mediante una educación con
propiedad, significativa y culturalmente apropiada.

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Introducción
La era de la Globalización ha alcanzado a Guatemala de manera desprevenida, y a
su vez, su incorporación a los avances tecnológicos y los tratados internacionales de
producción y comercialización, principian a establecer los parámetros para la
formación del recurso humano necesario y poder así responder a sus exigencias
mediante indicadores competitivos, capaces de generar el desarrollo para el país.

Desde el establecimiento de la Colonia en Guatemala, a través de la historia de la


educación se puede apreciar cómo el modelo educativo que se imparte en las aulas,
está cargado de contenidos universales y elementos de culturas extranjeras que ha
desarraigado a los Pueblos Indígenas de su valores culturales propios; Giddens,
citado por Tomlinson, (1999:64) define el desarraigo que hoy trae consigo la
globalización como “la sustracción de las relaciones sociales de los contextos locales
de interacción y su reestructuración en trechos indefinidos de tiempo-espacio”, lo
cual permite comprender la naturaleza inherente globalizante de la modernidad y
más en general para comprender la experiencia cultural de la globalización, como la
manera de impulsar una política que busca agravar y extremar la situación de
exclusión de las comunidades indígenas, sobre todo las que se encuentran en
niveles de pobreza en sus contextos locales como es el caso de los Q’eqchi’.

Con la globalización, se está presenciando no solo la mundialización económica en


sentido estricto, sino también la globalización de la ciencia, la tecnología y la
información; en donde Guatemala ya se ha incorporado con la firma del Tratado de
Libre Comercio TLC con Norte América y además se apresura a hacer lo mismo con
otras regiones del mundo, como Taiwán y otros países de Europa y América del Sur,
sin importar los altos costos sociales, culturales y económicos que estos procesos
mundiales traen consigo, procesos de modernización e integración, que pueden
generar grandes índices de desempleo, más pobreza y desigualdad en la población
desprotegida en toda la dimensión de la palabra, suscitando posteriormente en
tensiones sociales y deterioro humano, que es lo que más preocupa; la crisis de
identidad y la crisis de valores, como producto de esta globalización cultural que hoy
amenaza principalmente a las comunidades indígenas que han sido muy vulneradas
por la condición de desigualdad en la que se encuentran frente a la población ladina.

Como consecuencia de esta situación, Guatemala inicia un acelerado


acondicionamiento para abrir los espacios a las empresas e industrias internacionales,
dando prioridad al campo de la tecnología, la informática y la industrialización
mediante megaproyectos que incluyen aeropuertos, autopistas, puertos
internacionales, etc., a manera de facilitar que éstos se establezcan en el país,
dejando en segundo plano el aspecto humano, la formación de valores éticos y
morales en la formación del recurso humano, y más aún los valores propios de las
comunidades indígenas, que por ende son asimilados por una cultura dominante en la
escuela.

Sin lugar a dudas, para realizar un estudio sobre estos cambios y adopciones
repentinas que marcan el fenómeno, se debe considerar constantes como la perdida

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de los valores étnicos, por la llegada de la mundialización del conocimiento, de
corrientes, de ideas, de enfoques y por la capitalización del individualismo que ha
roto la integración comunitaria. Lamentablemente, hasta el momento, la educación
tiene la tendencia de anteponer objetivos, desde la teoría conductista, para enfrentar
las exigencias de la modernidad, y ahora la explotación de competencias que
permiten la producción y la competitividad, así se habla de seres emprendedores,
una producción de seres humanos en serie, que excluye la atención a los valores e
imponiendo una virtual robotización de los educandos en la formación de los niños y
niñas, jóvenes y señoritas a través de un sistema bien orientado.

Indiscutiblemente las nuevas generaciones de jóvenes que van egresando del


Sistema de Educación Nacional, responden a competencias altamente competitivas
para poder desenvolverse en una sociedad marcada por la mundialización del
conocimiento, pues los programas educativos en todos los niveles tratan ávidamente
de impulsar una reingeniería con el fin de responder a estas exigencias de la
globalización, por ejemplo la de contemplar la inclusión del Ingles como tercer
idioma, además de la enseñanza del español, sin embargo, descuidan el aspecto
axiológico, encargado de la humanización del sujeto que atiende.

Por lo tanto, se pretende con el planteamiento de este estudio, responder


cuestionamientos singulares como las siguientes: ¿Qué tiene de peculiar el
paradigma de valores de la Cultura Maya Q’eqchi’ frente a otros valores universales
que llegan con la globalización cultural?, ¿Cómo responden las familias q’eqchi’es
frente a la modernización impulsada por la escuela?, ¿Será realmente los valores de
la cultura maya elementos paradigmáticos para enfrentar la exclusión? ¿Qué tipo de
habilidades, competencias, y actitudes hay que dar prioridad ante un mundo
globalizado económica, política y culturalmente?, ¿Qué fundamentos deben conocer
los maestros para el abordaje pedagógico de los valores de la cultura? ¿Cuál es el
perfil sobre valores de la cultura maya que tienen los niños y niñas que ingresan a la
escuela primaria?, ¿Es posible desde la escuela ensayar, recrear y reconstruir la
identidad de los niños y niñas q’eqchi’es para poder enfrentar la globalización
cultural y tecnológica?, incluso, el atrevimiento de conocer ¿cómo poder replantear
la función educativa para enfrentar a los niños y niñas q’eqchi’es en la coyuntura de
la modernización y mundialización de las ciencias?, y ¿hasta cuando la escuela
podrá dejar en paz a las comunidades indígenas con su impulso de la
globalización?.

Es intención del presente trabajo hacer un estudio profundo sobre las teorías y
prácticas axiológicas de la cultura, de manera que se pueda pensar con
posterioridad, su abordaje epistemológico, y desafiar la globalización cultural desde
las comunidades indígenas que se desarrollan en la actualidad expuestas a un
consumismo cultural que cada vez lacera su intimidad comunitaria, y que es
reproducido por la institución educativa y sus maestros, quienes cada día, batallan
constantemente contra las fortalezas y posiciones que son mantenidas por el último
reducto, los ancianos esperan como las potencias mundiales se debiliten para poder
retomar el rumbo anunciado por los antecesores, los ancestros mayas abuelas y
abuelos que dijeron: “-no nos olviden, no nos borren de su memoria-”.
5
Como se realizó el presente estudio
La región Nimlaha’kok significa en el idioma maya q’eqchi’ “Gran pantano de
tortugas” aunque lingüísticamente proporcione otro significado como “Agua grande
o arroyo grande de tortugas”, alrededor del año 1985 la municipalidad de Cobán, le
dio la categoría de ‘región municipal’, para efectos de control administrativo, pues
aquí se extienden registros de nacimiento, primeras cedulas, defunciones,
matrimonios, etc., sin embargo, para algunas personas entrevistadas, la
regionalización respondió más a una estrategia de control del ejército en el tiempo
del conflicto armado en la zona. Sus habitantes son mayas q’eqchi’es que fueron
víctimas del conflicto armado interno, y en su mayoría, fueron obligados a
resguardarse en las montañas por la política de persecución y muerte que
implemento el Estado de Guatemala a través del Ejercito en esos tiempos; muchos
permanecieron refugiados, otros atrincherados en las Comunidades de Población en
Resistencia, otras se integraron a las fuerzas guerrilleras para proteger sus familias y
sus pocas pertenencias. Luego de finalizado el conflicto, han iniciado una etapa de
recuperación y de reconstrucción de sus comunidades, en donde niños, jóvenes,
ancianos, hombres y mujeres participan en la recuperación de la memoria histórica
de los abuelos, la reivindicación de la identidad, y la búsqueda de la verdad y el
desarrollo.

Nimlaha’kok se hizo famosa por haberse edificado en uno de sus cerros más altos,
la Cruz de los Mártires de la Guerra, con la ayuda de la Pastoral Social, la iglesia
Católica y algunas instituciones internacionales.

Para llegar al lugar hay que recorrer 85 kilómetros desde Cobán, por la ruta que
conduce a Ixcan Playa Grande departamento de Quiche. La región municipal
comprende 35 comunidades, aunque como dice Osorio, (2005), “originalmente eran
10 comunidades, pero con el tiempo surgieron o se añadieron otras, debido a las
necesidades de tierra, principalmente, y al retorno de la población desplazada
interna”, de acuerdo a las estimaciones tanto de la alcaldía regional, como del INE
2002, la población oscila alrededor de los 7,200 habitantes.

Los q’eqchi’es de la región Nimlaha’kok, se dedican al cultivo del maíz, no como lo


describe Osorio, (2005), una actividad de subsistencia, sino más bien como dice
Wilson (1999:14) el cultivo del maíz es una actividad eminentemente espiritual, y en
efecto, las familias q’eqchi’es de la región de Nimlaha’kok consideran la siembra del
maíz como una forma de convivir con la sagrada tierra, una forma para congraciarse
con los antepasados, entregarse al rito y nutrir a los espíritus de la montaña. La
actividad agrícola que sí se practica como medio de subsistencia es la siembra de
cardamomo, pues es la única que se practica como actividad eminentemente
comercial, incluso se han organizado para iniciar su procesamiento mediante el uso
de tecnología que funciona a base de leña; existen incluso comunidades que inician
su cultivo mediante procedimientos orgánicos que le confiere mejor calidad y
precios, aunque este aspecto lleva consigo la consabida alteración del ecosistema
de la región.

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Por otro lado también producen cacao, manía y vainilla, hierbas como el bledo, y
madera, con el acompañamiento de más de alguna organización no gubernamental
que no faltan en el lugar ejecutando proyectos productivos, desarrollistas y
alienantes que tienden a cambiar los patrones de vida y de cultura a las
comunidades. La actividad agrícola se complementa con el cultivo de algunas frutas
como piña, banano, plátano, caña, sandia, sapotes, nance, anona, paternas, achiote;
raíces como: yuca, camote, malanga; verduras como: tomate, chile, güisquil, ejotes;
hierbas como: la hierba mora o maak’uy, yak, hojas de calabaza, tz’oloj, chipilin, etc.;
como también cultivos exóticos como el palmito, pacaya silvestre, flores y otros.

En relación a la muestra utilizada, Hernández Sampieri, (et. al), dice que la misma
“no se determina hasta que se haya realizado la inmersión total de campo, en las
investigaciones cualitativas”, de esta cuenta se procedió a documentar durante el
período de observación la variedad de características para poder establecer los
patrones y particularidades de las familias sujetos de este estudio (Op Cit. 2003:330-
331), por lo tanto se identificaron a las familias q’eqchi’es que tienen a sus hijos
estudiando en las escuelas de las comunidades; la elección de las comunidades
respondió a criterios apropiados a los objetivos de la investigación; se procedió a
segmentar e identificar a las comunidades de la región Nimlaha’kok, desarrollando el
trabajo de campo mediante tres técnicas propias de la investigación etnográfica de
carácter endógeno1, y de enfoque cualitativa: 1. observación participante, 2.
entrevistas a profundidad, que permitió registrar el más mínimo detalle de los sujetos
de estudio gracias al manejo del idioma q’eqchi’; y 3. cruzamiento de información
mediante una matriz de análisis e interpretación de resultados.

En la fase de «estudio de la situación» o análisis del estado de la cuestión como lo


llaman otros autores, se trabajó con una población compuesta por padres de familias
y ancianos q’eqchi’es de las comunidades que integran la región municipal
Nimlaha’kok, Cobán Alta Verapaz, con una muestra aleatoria estratificada
seleccionadas a partir de tres etapas: 1) se consideraron las 35 comunidades de la
región, 2) se seleccionaron las comunidades que tienen escuelas bilingües, 3) se
eligieron los padres de familias con hijos en el último año del nivel primario. Las
características de esta investigación se valen de muestras muy flexibles a
conveniencia de los objetivos del estudio.

Vale la aclaración que para las etapas de recolección de datos, compuesta por la
observación participante, y sobre todo en la aplicación de las entrevistas con los
sujetos claves, no se procedió a utilizar material magnetofónico, para evitar la
limitación de las respuestas (condicionamiento), como también el desvío de la
atención, pues la presencia de artefactos como éste, limita o predispone a los
informantes a dar respuestas elaboradas, lo que podía aumentar el margen de error
en los resultados; únicamente se realizaron algunas tomas fotográficas que se
adjuntan en el presente informe.

7
Si bien es cierto, el método etnográfico esta más diseñado para trabajos de
investigación socio-antropológico, también en las ciencias humanísticas se puede
aplicar, sobre todo cuando se trabaja con comunidades rurales como en el presente
estudio catalogado como una investigación social-humanística.

Contextualización de la realidad del Pueblo Q’eqchi’


Para empezar a abordar el tema de los valores y su relación con la globalización en
una realidad como la nuestra, es necesario analizar algunos estudios que plantean
esta perspectiva como Castells, (2003:35) que dice: “en la medida en que el Estado
aparece…como agente de la globalización y en la medida en que se despega de sus
bases sociales tradicionales, la separación entre Estado y Nación lleva a una crisis
de la identidad nacional como principio de cohesión social”. Esta crisis de identidad,
muy bien señalada por el autor, pone en grave riesgo los principios de la unidad
social y comunitaria, hasta el extremo de conducirlo a acciones deshumanizantes,
que poco a poco va minando los patrones culturales y dejando los principios y
valores en segundo término, alcanzando desarrollar una crisis de valores étnicos,
éticos, morales, espirituales, etc., y por consiguiente la destrucción del hombre
maya, el alach winik2 que dijeran los abuelos y abuelas.

Resulta interesante encontrar como la identidad se ha ido desvaneciendo, a tal


punto que muchos jóvenes en la actualidad según estudio realizado por FLACSO en
el año 2001, el 48% se definen solamente como guatemaltecos de forma general,
mientras que solo un 18.7% son los que se identifican como indígenas o mayas. Es
lamentable como los valores y los aspectos más íntimos de la cultura, tales como el
pensamiento, el idioma, y el traje sean menos considerados, pues dicho estudio
establece que la mayoría de los jóvenes manifiestan su inclinación a la opción para
definir su identidad por la simple costumbre (56.7%), relegando el idioma, el
pensamiento, la apariencia y el traje en orden descendente con porcentajes
mínimos. (op. cit. 2001:15).

De acuerdo con Del Álamo, (2005:s/n), plantea por otro lado que “los gobiernos
nacionales buscan la obtención de ingresos a cambio de la concesión de permisos,
licencias de exploración, explotación y exportación de importantes fuentes de energía; la
construcción de grandes proyectos de infraestructura - como represas, carreteras, vías
férreas, complejos turísticos; y la introducción de empresas agroindustriales”, y la
explotación de minerales y petróleo como lo que actualmente está sucediendo en la
región de Salinas Nueve Cerros3 y el Estor Izabal, territorio habitado por indígenas

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q’eqchi’es. Estos procesos rompen con los principios éticos y morales de las
comunidades indígenas en relación con el medio ambiente, la tierra y los recursos,
por estar fuertemente amarrado a la cosmovisión, frustrando todas las intenciones
de resistir a los cambios que buscan garantizar la exclusión, marginación y la
dominación cultural, y con ello, la asimilación de nuevos patrones de conducta, la
alteración en el comportamiento comunitario y el aumento de la brecha de la
pobreza. Al respecto, Estrada Monroy (1993:21), en su estudio etnográfico realizado
en la región Q’eqchi’ expone que “el k’ekchí, …, está muy próximo a sufrir el
proceso de penetración de la «civilización occidental» con todos sus problemas
inherentes de prostitución y violencia, las grandes mineras y petroleras, los grandes
complejos hidroeléctricos, las carreteras y nuevas vías de comunicación…, traerán
indefectiblemente la afluencia de numerosos trabajadores de costumbres extrañas a
esta civilización…[sic].

Esta situación empeora al encontrar a Guatemala en una etapa de post-guerra, y en


consecuencia, se ha visto postrada frente a grandes acontecimientos o fenómenos
sociales como la violencia social, delincuencia, y alteración en los patrones de
conducta de jóvenes que se identifican con altos índices de criminalidad
generalmente por la acción de bandas juveniles más conocidas como –“ las maras –,
que van surgiendo paulatinamente en diferentes contextos, llegando a perder el
valor y el respeto por la vida y la dignidad humana, pues en tan solo un año, según
Del Álamo, (2005:s/n), se dieron “casi 400 asesinatos de mujeres” –, así como ha
habido enfrentamientos y masacres entre pandillas en los centros de reclusión en
Guatemala y asesinatos en centros educativos de las grandes ciudades de los
países altamente civilizados, propulsores de la mundialización del conocimiento; son
actualmente realidades que preocupa y ponen en qué pensar a toda persona que se
dedica profesionalmente a la formación y la atención de grupos humanos, y más aun
cuando esta clase de organizaciones juveniles, empieza a surgir en las comunidades
indígenas e inician a poner en riesgo la integración comunitaria, evidenciando un
contexto de desintegración, de intranquilidad, de desequilibrio y rompimiento de la
armonía comunitaria.

Sin embargo, la crisis de los valores y en consecuencia, la identidad étnica,


encuentra mayor vulnerabilidad como dice Marcelo Colussi (2002:11) en la “cultura
de violencia vivida por años y asumida ahora como normal, la manipulación política
de las poblaciones, la marginación hacia la pobreza extrema, el fanatismo religioso
con mensajes apocalípticos”; ha provocado no solo la ruptura de dicha armonía
comunitaria, sino también a llegado a estimular la descomposición de las formas
tradicionales de vida de dichas comunidades, influencia que está ingresando de
manera paulatina con la globalización cultural e ideológica, y que desafía la práctica
comunitaria de los valores étnicos; al respecto Wilson (1999:224), aporta sus ideas
en el entendido que en la estructura comunitaria tradicional, ancestralmente “la
autoridad comunitaria emanaba de los ancianos, que eran depositarios de la historia,

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especialistas en los ritos e intermediarios entre las aldeas y los Tzuultaq’as,
…jerarquía basaba en la edad y el prestigio…, reforzada por la aprobación social y
no por la violencia” sin embargo en la actualidad, los ancianos han sido relegados en
un segundo plano, como resultado de lo que aquí se hace referencia.

Es más, ahora con la llegada de las nuevas tendencias y focos de concentración en


las comunidades como la televisión, los teléfonos, la radio, los videos, etc., se ha
alterado las formas de recreación de las comunidades, con esa pérdida ha
desaparecido también un nivel de cohesión y cooperación intercomunitaria. Ahora
solo los más adultos y ancianos mantienen sus prácticas culturales, pues los jóvenes
no le dan importancia y el valor correspondiente; esto pone de manifiesto la perdida
de los valores y es aquí, en este contexto donde la escuela juega un rol muy
importante, pues es el escenario en donde los niños y niñas reciben la formación
inicial por disposición de sus familias y las comunidades, considerando que los
valores mayas (Roncal, 1999:3)"se trasladan de una generación a otra de una
manera natural en las relaciones sociales, en las actividades y vida familiares, en la
espiritualidad, y por medio de las prácticas educativas establecidas en la
comunidad", situación que hasta el momento no se ha podido lograr, ya que cada
vez la escuela se ha encargado de enseñar contenidos educativos de otras culturas
pero menos los correspondientes a la cultura de las comunidades, pues en un
reciente estudio realizado por el pedagogo Chub, A. (2005:103), expone que “la
realidad de la educación en las escuelas rurales (q’eqchi’) de una región del
municipio de Cobán, es bastante deficiente en cuanto a contenidos de la cultura,
especialmente sobre identidad y por ende la espiritualidad” evidencia palpable de la
realidad educativa, pues muchos documentos aplicados y que hacen referencia a los
valores en el sistema educativo, solamente son el resultado de la traducción de
conceptos y teorías occidentales.

Finalmente, Taquira, (2001:50), en su tesis de grado recomienda que el Sistema de


Educación Nacional de Guatemala debe buscar la manera como desarrollar en los
alumnos, una conciencia de estímulos valorativos y morales, de tal forma que se
alcance fortalecer los conocimientos en el marco de la interculturalidad en el país,
aspecto que corresponde a las autoridades educativas y docentes garantizar para
alcanzar una verdadera transformación educativa. (Op Cit. Pag. 53), dicho estudio,
desarrollado en la región lingüística kaqchikel, es aplicable tanto para las demás
regiones por sus características étnicas, sociales y fundamentalmente por
corresponder a una descendencia maya común.

10
Pensamiento maya y lucha ideológica
El estudio de la Cultura Maya en Guatemala ha sido abordado frecuentemente
desde distintos ámbitos, y por consiguiente, existen recopilaciones, compilaciones, e
investigaciones etnográficas, socio-antropológicas, y lingüísticas, que exponen la
constante lucha de los Pueblos Indígenas de sobrevivir a los grandes riesgos,
atropellos y secuelas que los ha vulnerado, una lucha que cada vez va tomando
fuerza como un paradigma4 de ideas que busca reivindicar en este nuevo milenio,
sus derechos en diferentes escenarios.

Con el avance de la conceptualización de la democracia y con ello algún grado de


madurez política, se ha logrado que Guatemala sea reconocido como un país con
características multiétnico y plurilingüe, y para su efecto cuenta con un marco
político jurídico que muy bien puede servir de andamiaje para la construcción de un
pluralismo cultural, étnico, lingüístico, jurídico, etc., que ha sido un tema muy
controversial, pero que se fundamenta en la Constitución Política de la República de
1985, que en su artículo 66 establece que ”Guatemala está formada por diversos
grupos étnicos entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia maya. El
Estado reconoce, respeta y promueve sus formas de vida, costumbres, tradiciones y
formas de organización social, el uso del traje indígena en hombres y mujeres,
idiomas y dialectos.”, complementado por el artículo 70 del mismo cuerpo legal, pero
que hasta la fecha nadie ha querido retomar.

En este escenario expuesto hasta ahora, surge el planteamiento de una lucha desde
el pensamiento de la mayanidad que se remonta en el pasado, y para ello, Eduardo
Pacay5, citado por Moya. (OEI, 1997:s/n), dice que “para fines de los años setenta,
un grupos de estudiantes universitarios de la Universidad de San Carlos y de la
Universidad Rafael Landivar provenientes de distintas partes del país -Tecpán,
Cobán, Guatemala-, empezaron a reunirse y a sentir la necesidad del reencuentro
con las raíces. Con este tipo de inquietudes, y… con el apoyo del guatemalteco
Carlos Guzmán Bockler y del religioso flamenco Esteban Haeserijn,” inician la
reivindicación de los pueblos; y en ese mismo momento, el pensamiento que
escribiera uno de los principales ancianos q’eqchi’, Antonio Pop Caal, (+)6
denominado «Réplica del indio a una disertación ladina», resalta la mayanidad y
expone la posición del ladino frente al indígena para inspirar la reivindicación étnica;
estos y otros esfuerzos, hizo que naciera la iniciativa de varios intelectuales
indígenas para lograr un proyecto de nación que excluyera la discriminación y el
racismo, impulsando la conciencia de retomar la mayanidad, en el entendido de
valorar y fomentar el reencuentro con las raíces ancestrales y la exaltación de la
cultura maya en toda su dimensión, pero más enfocado a la espiritualidad.

Por otro lado, en el año de 1994, se celebró el Primer Congreso de Educación Maya
en Guatemala, en donde se establecieron los pilares que fundamentaron la idea

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inicial de la reforma educativa, basado específicamente en la importancia de los
valores mayas como: (CNEMG, 1994:80) “ la consulta, la equidad, el respeto y el
consenso como prácticas de la vida maya, … su cultura y su relación armónica con
el desarrollo integral y la naturaleza, en la educación”, esfuerzo que ha sido
ensayado periódicamente, pero que encontró su mejor respaldo en los Acuerdos de
Paz firmados en diciembre de 1996, luego de haber finalizado el conflicto armado
interno,7 mismo que duró más de 36 años, y que dejó como resultado la creación de
espacios como éste, para la discusión y análisis de la problemática indígena en
materia de educación.

Esta situación ha ayudado a generar políticas públicas que vinieron a generar más
tarde, procesos para el reconocimiento de algunos derechos de los Pueblos
Indígenas, como el reconocimiento de los lenguas indígenas como idiomas
Nacionales (Decreto Legislativo, 19-2003), la creación de la Dirección General de
Educación Bilíngüe Intercultural, -DIGEBI-, que inicialmente surge en los años
ochenta como Programa Nacional de Educación Bilíngüe, -PRONEBI-, teniendo
como objetivo atender a las comunidades indígenas del país con cierto tipo de
educación Bilíngüe (Acuerdo Gubernativo 726-95). En la actualidad ya se cuenta con
un vice-ministerio de Educación Bilíngüe en el Ministerio de Educación que trata de
impulsar la generalización de la Educación Bilíngüe intercultural en todo el país.

Para el estudio de los valores de la cultura maya, y su vinculación con la educación


en Guatemala, es menester recordar que uno de los acuerdos alcanzados al llegar la
finalización del enfrentamiento en mención y que azotara fuertemente los pueblos
indígenas, es el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas, pues
dicho documento en su capítulo III, inciso g), establece que el sistema educativo es
uno de los vehículos más importantes para la transmisión y desarrollo de los valores
y conocimientos culturales (MINUGUA, 1996: 85), al haber reconocido este extremo,
facilito por consiguiente el diseño de otras estrategias para exigir su cumplimiento.

Al respecto, Moya, (OEI,1997:s/n) dice que en respuesta de la firma de los Acuerdos


de Paz, “se desatan esfuerzos conjuntos -de la sociedad política y de la sociedad
civil- para lograr el cumplimiento de las metas sociales previstas…, nuevas vías y
nuevos paradigmas para lograr los objetivos de un desarrollo distinto,… y, un
verdadero esfuerzo por resocializar a los educandos guatemaltecos en un horizonte
del derecho a la diferencia en equidad y el derecho a la paz”, y como resultado de
estas construcciones sociales nace la Comisión Paritaria de Reforma Educativa8 se

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instaló, para cumplir con el objetivo de elaborar el diseño de reforma, y para mejorar
la calidad y equidad en la prestación de los servicios escolares, estableciendo una
visión de futuro para la sociedad, el Estado, el sistema educativo y sus actores. El
capítulo II resalta la característica de la nación multilingüe y pluriétnica a partir de las
ideas fundamentales sobre la persona, la familia y la cultura, sobre la base de la
cosmovisión del Pueblo Indígena (CNPRE, 1998:13-14).

Por aparte, existen estudios que aportan ideas sobre el tema a tratar, como la
realizada por SAQB’ICHIL- COPMAGUA, (1999:184) en el departamento de Alta
Verapaz, específicamente en una región Q’eqchi’, que habla de ciertos “rituales que
acompañan a la persona desde que nace hasta que muere, todas ellas de carácter
comunitario…, y que permiten, expresan y hacen operante: la socialización de las
nuevas generaciones y reproducción de orden social y comunitario, la vivencia y
fortalecimiento de la identidad; cada persona tiene un lugar en su comunidad, y se le
identifica con relación a ese lugar y a las obligaciones y derechos que implica.” (el
subrayado es del autor). Con este planteamiento, se entiende que la vida
comunitaria es un entramado de relaciones y de construcciones que tienen su propio
dinamismo y su propia estructura cultural, en donde se entretejen símbolos, íconos y
significados9 propios de la cultura que evidentemente son los que fundamentan la
identidad de los pueblos, y como dice finalmente éste estudio, “su fundamento ético
y moral penetra, define y orienta la acción humana en todos los espacios de la vida
diaria, manifestado en forma de rituales”, (ibidem,1999) que está colmado de
normas, valores, consejos, recomendaciones, secretos, compromisos,
responsabilidades, derechos y principios a través de los cuales se reproduce la
personalidad tanto individual como comunitaria, que inicia desde la concepción, el
nacimiento, la juventud, la madurez, la vida en familia y la comunitaria, hasta llegar al
momento de la muerte; que no es considerado por el maya q’eqchi’ como el final de
la vida, si no, el paso de una vida a otra que tiene su valor en sí mismo.

Es importante pues, retomar el tema de los valores mayas en la escuela como


elemento que propicie la construcción de una identidad étnica, ya que estos, según
Salazar & Telón, (1999:19-20) quienes haciendo una interpretación desde la visión
meramente religiosa y cristiana de concebir y estructurar los valores, dicen que
“fundamentan la identidad de la persona en su convivencia social y su relación con
la naturaleza, sustentan la vida de la familia y la comunidad, motivan la actitud para
crear, construir y resolver, manifestado en la espiritualidad”; pero realmente, es la
espiritualidad la que nutre de magia y encanto a una realidad virtual en donde los
antepasados, (en el entendido de la ascendencia, el origen) abuelos y abuelas,
continúan viviendo en el ideario filosófico de los q’eqchi’es, que no se quedan en el
simple reconocimiento y posterior enseñanza, sino que se apropia, se practica y se

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vive; por lo que para poderla enseñar, hay que saberla vivir y así garantizar su
aprendizaje, y no tenerlo como una manifestación folclórica.

Salazar & Telón retoman estos planteamientos en el abordaje de los valores de la


cultura maya que ha publicado UNESCO en el ensayo titulado Valores de la Filosofía
Maya, en donde hacen un breve acercamiento a una propuesta posible de escala de
valores, en la que destacan de acuerdo a una sistematización, el carácter sagrado
de la naturaleza, el carácter sagrado del universo, de donde se desprende desde
luego los valores sobre la vida, el trabajo, la participación y la espiritualidad (Op.
Cit.1999:15-47), trabajo que se ha vuelto muy divulgado por otros investigadores,
pero no por ello el más acertado, ni el único en su género, pues para la realización
de este estudio, fue necesario agotar un proceso de investigación documental al
respecto y que se aborda en el desarrollo de este estudio.

Por otro lado, y de acuerdo al estudio realizado por FLACSO-UNESCO (2000:s/n)


hay una fuerte presencia de reconstrucción de la identidad, basada en los valores en
la actualidad, pues según el documento titulado: Los jóvenes Guatemaltecos a
finales del siglo XX claramente señala que un grupo de jóvenes de diferentes etnias
del norte del país (Cobán) se expresan así de la identidad: “...el objetivo es construir
un nuevo país... yo comparto la cosmovisión maya, me siento como parte de este
país de esta tierra y que debe privar un sentimiento de unidad en medio de esta
diversidad. …que convivamos, que rompamos con esa discriminación y racismo y
que juntos trabajemos por este país” lo que evidencia que en las nuevas
generaciones de niños, niñas y jóvenes que egresan de la formación escolar, es
posible establecer retos para construir valores de equidad, solidaridad y tolerancia
pues es tarea de la escuela y de los docentes especialmente, la promoción de una
conciencia comunitaria para fortalecer la presencia de los valores.

Los valores transversales en la individualidad del maya desde su infancia, es el


planteamiento que hace Mariano Sánchez Cabrera en su documento, Filosofía
Maya, donde enumera la fuerza, la resistencia, la vergüenza, el credo, el
agradecimiento y la sacralidad de todo lo que existe como los principales valores que
se van cultivando en la formación inicial de la persona indígena. (Sánchez, 2002: 33-
39), este trabajo resulta más certero en identificar los valores propios del Pueblo
Maya tratando de mejorar las otras visiones de carácter universal o general.

Así mismo, los valores de la cultura maya desde el punto de vista de la educación,
es abordado por Blanca Estela Alvarado quien en el marco de los programas
impulsados por la UNESCO-PROMEM, (Op. Cit. 2004:9) establece que “la
educación debe tener como finalidad, propiciar un ambiente favorable para que el
educando realice su personalidad, partiendo de sus posibilidades interiores y de las
posibilidades que el medio circundante brinda” , pues las instituciones como la
comunidad y la familia que albergan a los niños y niñas en su etapa de desarrollo
inicial, son espacios que ayudan a arraigar la cultura y por ende los valores, por otro
lado también hay que tomar en cuenta, según López A. (2001:10), que “el deterioro
de las bases de la comunidad, la crisis de la institución familiar, la perdida de los
valores, subjetividades emocionalmente desequilibradas y ésta serie de procesos
14
son los que van minando las estructuras de sentido en el sujeto moderno”, por eso la
educación debe ayudar a fortalecer las estructuras de sentido y proveer al educando
de los elementos humanos indispensables para no caer en la crisis de valores, de
identidad y de humanismo en el proceso didáctico pedagógico que se sirve en el
aula y que luego repercute en su familia y en la comunidad, en detrimento de su
cultura. Dicho en otras palabras, la educación debe ser garante de la reconstrucción
del pensamiento maya q’eqchi’, que se fundamenta en los postulados de la misma
comunidad, en lugar de estar importando y/o copiando modelos o patrones de vida
de otros países por el simple hecho de imitar a otros pueblos y que solo contribuyen
a desarraigar al sujeto de su identidad personal y colectiva.

Existen en la actualidad esfuerzos y experiencias educativas sobre el abordaje de


los valores en el aula, tal es el caso que han sistematizado Grigsby, & Salazar,
(2004:135) quienes dan “ciertos aportes a partir de lecciones aprendidas de algunas
experiencias educativas y de iniciativas particulares como la de Escuelas sin
Fronteras, la Escuela Normal Rural de Occidente, en Totonicapán y San Marcos,
que han dado los primeros pasos para fortalecer la identidad”, sin embargo, estas
experiencias, todavía quedan como casos muy aislados y esfuerzos que no
encuentran eco o el respaldo total en el sistema de educación nacional.

En la investigación realizada en la región municipal de Sa’nimtaq’a del municipio de


Cobán Alta Verapaz por Chub A. (2005:103), señala que “la educación que se
imparte en las comunidades rurales, […] no está acorde a la realidad comunitaria y
uno de los puntos medulares para la conservación de la identidad étnica como es
caso de la espiritualidad no aparece por completo, ni se avizora para el corto plazo
una política activa para la recuperación y práctica […] en las escuelas oficiales…”. Y
para el efecto, continúa el autor, que el proceso de diseño de la Reforma Educativa
del Ministerio de Educación debe dar un salto cualitativo de los planteamientos
técnicos y pasar a la consulta directa a las comunidades, obviamente porque el
actual diseño curricular adolece de los contenidos en esta materia, pues hasta el
momento existe un divorcio entre los planteamientos curriculares y las necesidades
comunitarias en materia de educación. (Ídem 2005:103)

En este sentido, vale la pena resaltar que los Pueblos Indígenas han apostado a una
constante lucha y resistencia, pues reconocen las deficiencias existentes en el
sistema, y aunque sus hijos asisten a las escuelas, no confían totalmente, ya que
están conscientes que la formación de la niñez debe contemplar la reconstrucción
comunitaria, su imaginario, su simbolismo, su ideología, en general su cultura.

Los espacios que se han ido escollando como la implementación de la Educación


Bilíngüe Intercultural, que en la actualidad cuenta con un Vice-ministerio de Educación
Bilíngüe Intercultural, y como consecuencia se han adelantado algunas leyes
alrededor del bilingüismo, como la Generalización de la Educación Bilíngüe, el uso del
idioma en las escuelas, el respeto de la indumentaria indígena en las escuelas; y
fortalecido mediante otras normas a nivel general como la Ley de idiomas, la Ley de
Desarrollo Urbano y Rural, la Ley de descentralización, etc. Aunque finalmente, el
tema de los valores queda sujeto a las políticas de la educación estatal, el currículum
15
nacional y sobre todo en la responsabilidad que los docentes tienen para llevarlo a la
práctica en las aulas con los niños y las niñas. Lamentablemente, como es costumbre
en Guatemala las políticas y estrategias educativas van cambiando cada vez que llega
un nuevo gobierno y nuevos funcionarios que creen tener el remedio y lo aplican
según sus conocimientos empíricos y no sobre la base de la verdadera realidad de las
comunidades, que la institucionalidad del Estado ya conoce por medio de sus
intervenciones, estudios y análisis.

Haciendo un acercamiento a la Cultura Maya


Los estudios sobre la cultura han sido abordados desde diferentes puntos de vista, y
desde distintos enfoques epistemológicos, que lo convierten en un tema de debates,
unos desde un pensamiento homogeneizante, resultado de una posición más
conservadora, otros más abiertos a la diversidad.

Etimológicamente, la palabra cultura proviene de la palabra cultura, del latín, término


que tenía que ver con significados como: habitar, honrar o adorar, cultivar y
proteger,. Pero según el diccionario de filosofía, dice que estos significados se
separaron, así que ' habitar'se convirtió en colonus, de colonia. ' honrar o adorar'se
desarrolló en cultus, de culto, y cultura tomó el significado principal de cultivo que en
castellano está asociada a las labores de la labranza de la tierra, y por extensión, en
la actualidad se comenzó a usar la palabra cultura.

Cultura en las ciencias humanísticas, se interpreta como el “cultivo” de las


facultades intelectuales del ser humano, el progreso intelectual y social del hombre
en general y aquí entonces cabe todo lo que tiene que ver con la filosofía, la ciencia,
el arte, la religión, etc. No obstante esto, es importante resaltar que las corrientes
teóricas de la sociología y la antropología tienen sus propios puntos de vista, pues
para la sociología, cuando el término se refiere la “Cultura Maya” se está haciendo
uso a los diversos aspectos de la vida en esas sociedades, el conjunto total de los
actos humanos en una comunidad dada, ya sean éstos prácticas económicas,
artísticas, políticas, jurídicas, religiosas, discursivas, comunicativas, científicas,
sociales entre otras. En fin, toda práctica humana que supere la naturaleza biológica
es una práctica cultural. Por lo que no se puede seguir pensando en una Cultura
Universal como pensamiento homogeneizante en Guatemala.

Con el aporte de la antropología, el concepto de cultura se amplía mucho más pues


exige la inclusión de los bienes materiales (creaciones), bienes simbólicos (ideas),
instituciones (escuela, familia, principales), costumbres (prácticas, rituales), hábitos,
y formas de comportamientos (leyes, normas, sanciones). Por lo que se puede decir
que todo grupo social tiene cultura, y toda cultura es puesta en práctica, por las
personas que se interrelacionan en ella.

En general el concepto de cultura que más se conoce es la que se refiere a la suma


de conocimientos compartidos por una sociedad acerca del mundo o del universo,
incluyendo todas las artes, las ciencias exactas y la tecnología como la matemática,

16
las ciencias humanas como la economía, psicología, sociología, antropología, y la
filosofía como la teoría del conocimiento. (Cfr. www.monografias.com, palabra clave
“teoría sobre cultura”10,)

Por otro lado, desde una descripción más local, el Proyecto Q’anil, (2000:35),
plantea su propio concepto y dice que “la cultura es el conjunto o bagaje, más o
menos estructurado, de conductas aprendidas (normas y prácticas en los ámbitos
económicos, familiares, de organización social, formas e instituciones de autoridad y
de poder, etc.) y de modos de significación e interpretación de la realidad
(cosmogonía, creencias, simbolización, cogniciones, valores, etc.) que los miembros
de un determinado grupo comparten (diferencialmente entre ellos, en función de su
edad, genero, clase, identidad étnica, etc.) y utilizan en sus relaciones con los demás
y que, en forma cambiante, son transmitidas de generación en generación”. Por lo
que se entiende que la cultura es algo vivo y dinámico, esa dinamicidad los grupos
humanos la van construyendo y transformando a lo largo del tiempo y del espacio.

En esta misma línea, Heise, Tubino, y Ardito, (1994:10), se refieren a la Cultura


como “las formas y modos adquiridos para pensar, hablar, percibir, expresar, sentir,
organizarse y valorarse a uno mismo en cuanto individuo y en cuanto a grupo”, por lo
que dan a entender que la cultura esta intrínsecamente vinculado con la forma de
comunicarse y relacionarse los individuos, es decir, que lo que más resalta es el
lenguaje que se utiliza, y la manera como se desarrolla la expresión de la realidad
del mundo, sus actividades y sus comportamientos en el grupo social, cargados de
códigos normativos y valorativos propios que regulan sus relaciones; valores a partir
del cual se forman según dichos autores, los juicios axiológicos que considera lo
prohibido o permitido dentro de la moral y la ética.

Generalmente cuando se aborda el tema de la Cultura Maya, inmediatamente se


evoca el pasado histórico, una época resplandeciente en donde la cultura milenaria,
que desarrolló grandes conocimientos en diferentes ramas de la ciencia como la
astronomía, la medicina, la arquitectura, etc., así lo maya es colocado en el pedestal
supremo y se olvidan de los pueblos actuales, las comunidades mayas de ahora,
como proponiendo que los mayas sabios desaparecieron, y los que hoy existen en
las distintas comunidades, no ostentan dichos conocimientos, o simplemente se
ignoran intencionalmente como estrategia de invisibilización social y política. En este
marco de ideas, se puede encontrar diferentes periodos como el Preclásico (2,500
a.C), Clásico (1-900 d.C.) y Posclásico (900-1,524 d.C.) (Ramírez, y Mazariegos,
1993:10-15). La tradición oral de los ancianos relatan como fue que surgió el pueblo
maya, dicha historia esta descrita también en el libro sagrado Popol Wuj de la
siguiente manera: “…de Tulan salimos, allí fueron creados nuestros primeros padres
y madres, el primero fue B’alam Quitzé, el segundo B’alam Acab, el tercero

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Majacutaj y el cuarto Iq B’alam, de allá venían del oriente…,”[sic] así mismo los
Anales de los Xahiles o Memorial de Sololá coincide en decir que la historia de los
primeros padres y abuelos…, contaban que del oriente llegaron del lugar llamado
Tulan, donde fueron engendrados y dados a luz, allí recibieron un palo rojo que era
el báculo, un pueblo descendiente de los Mayas que ocupan un vasto territorio de lo
que hoy comprende Guatemala y Belice.

Hay varios enfoques que dan distintos autores del origen de esta Cultura milenaria,
así también de cómo se desarrollo y cómo sigue evolucionando en el tiempo y en el
espacio, de esta cuenta, se pueden encontrar fuentes etnográficas, mitológicas,
calendáricas, etc., que han tratado de abordar la compleja historia relativo al origen
la cultura, pero en la actualidad, la arqueología está aportando la mayor prueba que
permite el conocimiento de cómo estos pueblos, guiaron el destino por medio del
control del tiempo, por medio del calendario agrícola o solar, la cual marco la
obsesión constante de vivir eternamente en armonía con el orden universal,
alcanzando así el grado de satisfacción espiritual estable que les permitió vivir
felices, expresado en una filosofía de vida.(Girard, 1962: 415-417), situación que
debe valorarse desde una concepción psicológica y filosófica y no con una intensión
sentimentalista y/o apasionado de entender las cosas, para encontrar el
entendimiento real, puesto que abundan las criticas en cuento que el pueblo maya
se haya conservado inmaculado a partir de estas afirmaciones; ya que como
cualquier pueblo, también conto con sus propios conflictos y problemas sociales
internos.

En la actualidad, para el movimiento maya Uk' u'x Mayab (1996:16), dice que “… se
extiende más allá de una perspectiva antropológica porque cuando hablamos sobre
la cultura, estamos también refiriéndonos a la misma vida de las personas,
manifestada en 4 niveles: Consigo mismo; Con otras personas, en este caso
pudiendo ser con la familia o el nivel comunal; Con la naturaleza, teniendo en cuenta
todos los otros seres y elementos que existen en el Universo; Con un Ser Supremo o
divinidad Creador-Formador” por lo que se puede decir que a la luz del pensamiento
y de los hechos presentes, se puede lograr una visualización de lo que fue en el
pasado este pueblo y su cultura, como dice Girard (1962:418) acceder “a su universo
mental y comprender a la humanidad maya en lo más hondo de su alma y lo más
remoto de su pasado” es tarea de nosotros los investigadores para hacer que emerja
a la superficie los conocimientos que hoy en día se encuentran desarrollando los
mayas actuales, en cada una de las comunidades y aldeas donde habitan, en este
caso concreto, los q’eqchi’es y que los une con el pasado histórico.

En este sentido, es importante conocer la memoria histórica de la cultura milenaria,


pero se debe ser más auténtico, y rescatar, revalorizar,11 o reafirmar la memoria
colectiva, aprovechando las huellas históricas, que constituyen los elementos
integradores, alrededor de los cuales se construye los fundamentos axiológicos que

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18
sustentan la identidad individual y comunitaria, que ha permitido la retroalimentación
y recreación que mantiene viva la cultura del pueblo q’eqchi’, elementos que no se
encuentran escritos en ningún texto, sino que permanece vivo en la temporalidad de
la acción y la práctica cotidiana que se han convertido en testimonio su existencia; y
para efecto del abordaje de esto se hace un acercamiento a uno de los pueblos que
se originaron de un tronco común maya en esa historia milenaria, siendo este la
Cultura Q’eqchi’.

Cultura Maya Q’eqchi’


Varios historiadores hablan de la región Q’eqchi’ como tierra de guerra, pues
aseguran que los conquistadores españoles no lograron someterlos por la vía militar,
sin embargo, a pesar de la fuerza militar que pudieron haber constituido en esa
época, la penetración extranjera tardó mucho por la consolidación de esa resistencia
cultural basado en la cosmovisión, su vinculación con la naturaleza, las estrategias
de sobrevivencia ante situaciones extremas, como la volvieron a vivir en los años
ochenta durante el conflicto armado interno, cuando tuvieron que desplazarse en la
montaña y refugiarse en las conocidas comunidades de población en resistencia,
una forma de convivir en el santuario de la naturaleza, aunque en condiciones
extremas impuesta por la guerra, permitió un acercamiento a la plenitud entre el
hombre y la madre naturaleza.

Sin embargo, la persistencia de penetrar en la región q’eqchi’ ya sea a través de


acciones militares o de las acciones religiosas para garantizar el dominio y la
obtención de riquezas, que obviamente redujo a la población al empobrecimiento en
todos sus sentidos.

Más tarde se complicó, con la llegada de los alemanes en territorio q’eqchi’, pues
trajo consigo la expropiación de sus tierras, quedando sujetos a las grandes fincas
para la producción del café, producto que facilito obtener grandes riquezas a los
finqueros que aun se encuentra en la región de la Verapaz, en donde los q’eqchi’es
fueron convertidos en mozos-colonos, y más tarde por la expansión de la frontera
agrícola, y la exploración petrolera en el norte, los pocos q’eqchi’es que contaban
con alguna porción de tierra, sea este en propiedad individual o comunitaria, fueron
tomadas por personas vinculadas con el ejercito en el tiempo de la guerra interna;
momento en el cual inicio la cacería, linchamiento y persecución de los q’eqchi’es,
siendo el inicio --la masacre de Panzos en 1978--, en donde grupos de comunitarios
q’eqchi’es fueron señalados como guerrilleros12 y masacrados por el ejército
nacional, cuando solo exigían la devolución de sus tierras que fueron tomadas y
robadas por sectores poderosos en aquella región del país.

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19
Los Q’eqchi’es de hoy
La mayoría de los hablantes del idioma Q’eqchi’ viven al norte de Guatemala. La
nación Q’eqchi’ se extiende desde el departamento de Quiché, en el occidente,
hasta el departamento de Izabal extendiéndose hasta el mar Caribe en el oriente. Al
sur integra parte del departamento de Baja Verapaz, y al norte, el departamento de
Petén, y una porción del territorio de Belice, cubriendo totalmente el territorio del
departamento de Alta Verapaz, los estudios antropológicos lo ubican en la región de
las tierras altas.

La población q’eqchi’, con base al informe del censo realizado en el año 2002, por el
Instituto Nacional de Estadística INE, su población oscila en 852,012 personas; que
en comparación con la población total de Guatemala (11,237,196 habitantes) los
q’eqchi’es representan el 7.6% del total de la población. Realmente, si el censo fuera
totalmente confiable, probablemente los q’eqchi’es pasarían a ser quizás, más de un
millón y medio de hablantes.

Los Q’eqchi’es son el segundo pueblo de la nación maya más grande en relación a
su número de hablantes, entre los cuatro más conocidos, después de haber estado
en el cuarto lugar, pues de los 4,411,964 mayahablantes, los q’eqchi’es son el 19%
de la población maya total; el primer lugar lo ocupa el pueblo maya K’iche’ y tercero
el Kaqchikel, seguido por el Mam, según información estadística de la Academia de
las Lenguas Mayas de Guatemala ALMG.

Los Departamentos y municipios en donde se ubican los hablantes del Q’eqchi’ y su


porcentaje en relación a la población ladina son: en Alta Verapaz (72.8%) los
municipios de: Chahal, Chisec, Cobán, Fray Bartolomé las Casas, Lanquín, Panzós,
Chamelco, Carchá, Cahabón, Senahú y Tucurú. En Petén (10.9%) los municipios
de: La Libertad, Poptún, San Luís y Sayaxché. En Izabal (7.7%) los municipios de: El
Estor, Livingston y Morales. En Quiché (5.1%) los municipios de: Ixcán, Playa
Grande y Uspantán. Y en Baja Verapaz (2.2%) el municipio de: Purulhá. En la
republica de Belice en el Distrito de Toledo. Los Q’eqchi’es pues están distribuidos
en una cobertura geográfica de 24,662 kilómetros cuadrados en la zona núcleo y
29,582 kilómetros cuadrados con la zona de avance, siendo los q’eqchi’es los
considerados como la etnia maya que más ha ampliado su zona territorial de
presencia e influencia en los últimos cien años, según el Atlas Lingüístico de
Guatemala SEPAZ, UVG, URL, USAID (Cd multimedia).

Los q’eqchi’es de hoy se dedican a la agricultura y la crianza de animales, pero no


como lo dice Osorio, (2005), una actividad de subsistencia, sino más bien como dice
Wilson (1999:14) el cultivo de maíz como una actividad eminentemente espiritual,
una forma de alimentar la sagrada tierra, de congraciarse con los antepasados,
entregarse al rito y nutrir a los espíritus de la montaña. Solamente así, se puede
encontrar sentido a la vida, con la permanente convivencia con los seres, los
abuelos, los antepasados y las energías de la naturaleza.

20
Como característica de todas las comunidades q’eqchi’es, es evidente que los
q’eqchi’es son un pueblo que cada vez se encuentra en un proceso de fuerte
expansión, pues curiosamente, el pueblo hermano más cercano es el Poqomchi’, y
éstos, han tenido que aprender a hablar el q’eqchi’ por razones principalmente de
comercio, educación y algunos vínculos familiares. Sin embargo, también hay
muchos poqomchi’es que han tenido que emigrar hacia comunidades q’eqchi’es y
por supuesto, han tenido que ser absorbidos o asimilados, como requisito para ser
considerados miembros de la nueva comunidad, o en todo caso, sus hijos se
consideran ya como nativos q’eqchi’es, aunque genealógicamente conservan su
apellido poqomchi’.

Si bien es cierto, que los ‘conquistadores’ impulsaron sus estrategias de guerra e


invasión, más conocidas como repartimiento, encomienda, y evangelización y/o
cristianización en la región q’eqchi’, se cree que la conquista se basó más en la
estrategia de evangelización, teniendo como fin último subyugar al pueblo q’eqchi’
para convertirlos en servidores de los reyes de España. La explotación de los
pueblos indígenas q’eqchi’es ha tenido una secuencia en cadena, pues luego de la
colonia, lo que un día fueron las encomiendas, pasaron a ser después grandes
haciendas del Estado, para terminar de convertirse posteriormente en fincas de
alemanes que se apropiaron de las mejores y fértiles tierras de los q’eqchi’es.

Desde entonces los hijos varones de las familias q’eqchi’es, son obligados a
involucrarse en las tareas agrícolas cuando ni siquiera alcanzan la mayoría de edad,
sino que, cuando calculan contar con la fuerza para ello, aproximadamente a los
siete años, y cada uno de los niños, aprenden a respetar al patrón, a los capataces,
y a responder con mucha capacidad al trabajo duro, y que solo sirve asegurar el
arrendamiento del lugar donde viven con su familia. Convirtiéndose en extraños en
su propia tierra. Este sector empresarial dominante y ladino, marcó en cada persona
q’eqchi’ su simple papel de siervo, (moosil) como se acostumbra decir en el idioma
q’eqchi’, y hasta la fecha, en los hogares de las familias que viven en la ciudad,
trabajan más de un o una q’eqchi’ quienes reciben la categoría de moos, y que ha
penetrado en la mentalidad de estas personas, que a falta de tierra, trabajo y dinero,
se resignan a dedicar su vida trabajando para los familias más acomodadas de la
actualidad, lo que cada vez la ahoga y mata. (Tzoc J. 2005:35s/n)13

La exclusión encontró en los q’eqchi’es el caldo de cultivo apropiado, pues en


comparación con los pueblos mayas del occidente, la ayuda internacional en materia
de formación académica, tanto en el ámbito nacional como fuera del país, ha sido
muy escasa, así mismo las universidades no se han preocupado en diversificar las
opciones de carreras y niveles de estudio en el medio. A pesar de esto, y con
esfuerzos propios, ha empezado a romperse este paradigma, e inicia un surgimiento
de notables intelectuales q’eqchi’es en el ambiente cultural, académico, y político.
Por supuesto que lo anterior, ha servido de mucho para poder conservar elementos

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21
culturales sin tanta contaminación occidental y que puede aportar en beneficio de los
demás.

La Comunidad en la cultura Q’eqchi’


Una de las características fundamentales de la Cultura Maya Q’eqchi’ es el gran
sentido comunitario de sus miembros, la comunidad acompaña, anima, celebra y
participa en todo el proceso y desarrollo de la persona, desde el nacimiento, el
crecimiento, el matrimonio, el servicio, y la conducción hasta la muerte en este
sentido, Parra (1994:6) dice que “este innato sentido comunitario esta cimentado en
fuertes bases de solidaridad, reciprocidad, fraternidad, igualdad”. La comunidad es
quien encarna y configura la realidad de las personas que lo conforman, allí se
expresa la vida desde el punto de vista espiritual, sociológico y antropológico, (Caal ,
D. 2000:181); este es el escenario donde el Q’eqchi’, como ser social encuentra su
lugar, se encuentra consigo mismo, y encuentra el objeto y razón de su existencia.

Por ello, se va fortaleciendo un gran sentido de identidad comunitaria, el entramado


de relaciones y construcciones que lo hace ser q’eqchi’, y sobre todo a vivir con
responsabilidad y respeto, valores que resaltan en el desarrollo de la vida
comunitaria y de ahí, el sentido de la comunidad, más allá del simple concepto de
organización social que puede ser considerado, pues contempla además una fuerte
manifestación de respeto a la naturaleza y que trasciende a una tradición de
conservación ecológica y su misma situación de ser uno más en el universo
circundante.

Haeserijn, (1975:18), afirma que “la comunidad indígena mantiene una igualdad
económica entre sus miembros, pues se valora no al que tiene más, sino al que
ayuda más, pero la influencia de la cultura occidental ha hecho que algunos
indígenas se conviertan en egoístas y explotadores de su propia comunidad…” en
este sentido, la comunidad es el espacio social y geográfico en donde desarrolla su
vida la persona q’eqchi’ e integra entre sus elementos simbólicos principalmente el
sagrado Tzuultaq’a que representa el espíritu creador y formador, luego los seres
que lo habitan, es decir los animales y las plantas, sin embargo, los astros, la luna,
las estrellas y el sol, son también componentes de la cosmología comunitaria en
donde se desarrolla la vida familiar que se trata más adelante, un espacio más intimo
de cada ser humano. (Cfr. Fenomenologia de las culturas mayas de la Verapaz, Ak’
Kutan, 2002:10-25).

La familia en el pensamiento Q’eqchi’

Esta institución social es la fuente principal de los valores en las comunidades


indígenas q’eqchi’es, pues muchas tradiciones, prácticas y costumbres son
integradas y transmitidas a cada ser humano a través y particularmente por la
familia. Como dice Salazar (1999:19-20) en su estudio sobre los valores, que la

22
identidad de los individuos, es consagrada durante la “convivencia social…..
sustentan la vida de la familia y la comunidad.” Por otro lado señala que los valores,
(ídem 1996:20) “se trasladan de una generación a otra de una manera natural en las
relaciones sociales, en las actividades y vida familiar."

Para no pretender derivar directamente una concepción de la familia se puede


mencionar que en el siglo XIX Carlos Marx y Federico Engels hicieron un
acercamiento al estudiar a la familia como institución social, al elaborar su
concepción materialista de la historia, quienes revelaron el papel de la familia en la
reproducción social, al determinar al hombre como ser social, y que cuando éstos se
fundan en una familia es para procrear, pero que va más allá de la simple relación
biológica, sino que también de la reproducción social.

Esta corriente de pensamiento psicológico contemporáneo, aunque no tiene nada


que ver en la construcción del modelo teórico q’eqchi’, puede mencionarse para
comprender como la familia desde el pensamiento q’eqchi’, es el ámbito de
educación, de trabajo, de ritualidad, de comunión con los antepasados y de armonía
con el universo, pues es la práctica cotidiana que los padres de familia transmiten a
los hijos y a los otros miembros cercanos a ellos, en este sentido, en las familias
q’eqchi’es muchas veces se convive con los abuelos y abuelas, es decir (Castro,
2002:56) “el condicionamiento de la familia en la determinación de la personalidad”,
se obtiene de la relación con los diferentes sujetos que integran esta unidad social
en dimensiones temporales distintas. Por eso mismo, la familia q’eqchi’ es un lugar
de respeto, comprensión y dialogo. No se puede hablar de celebración alejado de la
familia, pues por ejemplo en los momentos de la siembra, el nacimiento de un niño o
la fiesta de los muertos se celebran con la participación de las familias completas y
la comunidad; por lo que esta determinación de la personalidad de los hijos en el
seno del hogar, no significa la determinación mecánica del ser humano, sino la
influencia de las actividades intrafamiliares y extrafamiliares, destacado por un
proceso activo y eminentemente creativo en donde se traslada y se interioriza los
conocimientos y patrones culturales y sociales.

La familia surge del matrimonio, punto de inicio también de la vida adulta, que
además de procrear hijos, son considerados padres y madres en los procesos
endógenos de reproducción de la cultura, por ello se observa un especial interés en
darle importancia al papel social y cultural que ejercen los ancianos y ancianas de
las comunidades en todas las actividades.

En este marco de ideas, Liliana Contreras en su ponencia “la Familia: Crisol de


valores” (1994:52) expone que la familia puede ser descrito como “el lugar en que
las personas se forman y se preparan para desarrollar eventualmente un papel
dentro de la sociedad, en este sentido es que se ha dicho que el hombre será lo que
sea su familia, y que en buena medida la sociedad (comunidad) será lo que sean las
familias que las integran” esto reconoce que la familia juega un papel importante en
la construcción y transmisión de valores, sin embargo en la actualidad, esta
institución social está entrando en una crisis y riesgo de desintegración y disolución,
pues para nadie es un secreto que el hogar está siendo abandonado por los padres
23
por la exigencia de trabajo, de rendimiento en los estudios, de participación en
espacios políticos, de acumulación de riquezas, etc., circunstancias que obligan a
desaparecer el calor del hogar, en donde el dialogo familiar es sustituido por el padre
electrónico, que es la televisión o la computadora, y como consecuencia lógica, los
menores crecen sin saber cómo conducirse, creciendo en un ambiente confuso y
deficitario de calor humano (URL-IDIES, 1994:52-56); en muchos casos, los hijos
quedan bajo la atención de personas ajenas a la familia, como las sirvientas, los
agentes de seguridad, u otro tipo de personas que son contratadas para presten el
servicio de sustituir a los padres, o al contrario, los hijos son dados en calidad de
depósito en las guarderías infantiles.

En esta línea de razonamiento, el hombre y la mujer en su calidad de esposo y


esposa, de padre y de madre respectivamente, son educados en su niñez en la
familia para el desempeño de los roles masculinos y femeninos concernientes; pues
éstos en la edad adulta, aparte de dedicarse a trabajar en distintos oficios para
poder agenciar de recursos y bienes, llegan a una etapa en la vida de buscar y elegir
a su pareja, con la idea de obtener el desempeño complementario, de poder aportar
y de recibir según sus posibilidades en la construcción de una nueva vivencia; cada
quien adjudica atributos de su rol , así como también asume en la medida de su
formación, el ejercicio del rol complementario, de esta cuenta, resulta muy clara la
determinación de la personalidad de los hijos en el seno de la actividad familiar,
pues tanto el niño como la niña, es llevado a asumir su rol genérico muy
tempranamente, lo que hace que en el desempeño del rol de hijos, también
aprenden como es el comportamiento familiar de la madre y del padre respecto a su
persona y respecto a su comunidad al cual servirá durante el resto de su vida.

La concepción teórica de la familia q’eqchi’ entonces, parte de la idea de reconocer


que la familia es una institución social que cumple con una función suprema:
inicialmente asegurar la complementariedad de las personas, hombre y mujer, que
luego se convierte en el seno de la reproducción biológica, social, cultural y
económica; así como es la encargada de reproducir la vida, también está encargada
de satisfacer determinadas necesidades humanas en cada una de las actividades,
relaciones y comunicación intrafamiliar, y en ese proceso, forma motivos en todos
sus integrantes para que estos los valorice como resultado de su devenir histórico,
mientras se perpetua como símbolo de unidad en su comunidad, capaz de trasmitir y
recrear la formación de la persona humana basada en los valores y principios de la
cultura maya.

La Cosmovisión Q’eqchi’
Muchos son los intentos de querer expresar una definición al respecto de la
cosmovisión, de esta cuenta, hay quienes dicen que la cosmovisión se entiende
como la ‘concepción del mundo’, sin embargo, una investigación realizada por la
Universidad Rafael Landivar, hace una aproximación al decir que cosmovisión, está
compuesta por tres ideas básicas: Ser Supremo, naturaleza y ser humano, en donde

24
existe una fuerte vinculación entre cada uno, lo que permite entender que no puede
existir uno sin el otro. (González, 2001:24).

El primer concepto se refiere a la trascendencia del Ser, el segundo “la naturaleza


que tiene que ver con el universo, su origen y su desarrollo, el espacio y todo lo que
hay en él, el movimiento de los astros, y el tiempo”. Mientras que el tercer concepto,
se refiere al ser humano, la persona, ‘el poyanam’ 14, la razón de su existencia, la
vida y la muerte, el origen y el destino, sus propósitos y relaciones con su pueblo.
(Ibidem. 2001:24). Por su parte Wilson (1999:222), expone en este marco de ideas,
que la representación de la tierra son centrales para el pensamiento étnico, por eso
se llaman así mismo “hijos de la tierra” tal y como literalmente se dice en q’eqchi’
ralch’och’, es más, el mismo autor sigue diciendo que los q’eqchi’es se denominan aj
k’al o aj k’aleb’aal hijos de la milpa o del cerro principal donde se ubica su
comunidad, su localidad, esto último explica su enraizada relación con la naturaleza
y el entorno en donde desarrolla su vida.

La Cosmovisión se sintetiza en la interrelación de todos los elementos del universo.


El hombre no es más, ni menos valioso que las estrellas, no es más, ni menos que el
sol, la luna y los planetas. En la cosmogonía maya, la fase del inicio es la de un
estado de unidad, antes de que amanezca el mundo: no se movía nada, no se
escuchaba nada, en la oscuridad, en la noche. Pero estaba el agua, una luz en las
tinieblas, los Creadores y Formadores Tz’akol, B’itol, Tepew, Q’uq’umatz. (Poopol
Vuh citado por De Ceuster, 2001:16)15 por lo que se establece que el pensamiento
es holístico y no hay marcada diferencia entre tiempo y espacio. Las actividades
familiares son consideradas parte de la actividad comunitaria, y las actividades
comunitarias como parte de la actividad humana, y las actividades humanas son
parte de la vida del mundo, y cualquier otra vida en el mundo es parte de la vida del
universo. Considera al fuego, la tierra, el agua, el aire como sagrado por su profunda
relación con la vida. En conclusión, la cosmovisión, es la concepción de la vivencia y
practica en concreto de la realidad cultural, el sentimiento de la magia y religiosidad
del tiempo y el espacio, la manifestación en las pulsaciones que emanan de cada
uno de los latidos del corazón, la presencia del linaje de los abuelos y abuelas, del
encantamiento y el reencuentro de la realidad que une al individuo con la historia y
que afirma su presencia.

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Concepto de persona Q’eqchi’.
La persona, en el pensamiento maya tiene su propia acepción, por lo que desde una
filosofía Q’eqchi’, inspirado en lo que dice Parra (1994:3), se conoce a una persona
porque está compuesta por: Tz’ejwalej (cuerpo), Musiq’ej (alma), Muhel (espíritu).
Dicho autor establece que “el concepto de persona no puede entenderse
rectamente, si no es en relación a una integración armoniosa del ser humano a
través de la institución familiar”; aunque en la actualidad los q’eqchi’es, por la fuerte
intervención de la iglesias, se interesan por la salvación del alma, se puede decir
que el concepto del ser más aceptable es el de cuerpo y espíritu.
La persona humana es fuente de valores, por eso mismo el análisis penetra en las
profundidades del ser humano, sean estos hombres o mujeres, cada uno necesita
fundamentar y garantizar el goce de una vida digna, libre y útil, todo encerrado en lo
que se conoce como derechos y deberes del ser humano, en el relacionamiento
entre sus semejantes.

La idea de persona está ligada estrictamente a la unicidad, el ser persona es el


criterio de unicidad que indica, que delante de él existe el otro, que afirma su
existencia, por el cual es capaz de pensar y obrar responsablemente de sus
acciones, por lo que se comprende que la persona es un ser social, por eso no se
puede encontrar a la persona desvinculada de la comunidad, el ser persona q’eqchi’
solamente es, si se es miembro de una comunidad, con una función útil, al contrario,
deja de ser, he aquí su identidad y lo que lo hace “ser complementario”.

Ser Hombre: desde el momento de la creación, el hombre (y la mujer) tiene claro


cuál es su misión en la faz de la tierra, pues el Poopol Vuh (Recinos, 2001) dice
acerca de la formación del hombre: “ha llegado el tiempo del amanecer, de que se
termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar y nutrir, los hijos
esclarecidos, los servidores; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la faz de
la tierra” según el autor, los primeros hombres y primeras mujeres fueron formados
de maíz16; todas estas concepciones están basadas en mitos que han existido a
través de la tradición oral en una cadena generacional y que se conserva en las
comunidades q’eqchi’es, a través de la práctica de acciones propias de la cultura
como la siembra del maíz, que representa y simboliza para los q’eqchi’es, una
experiencia religiosa y mágica, valores que la dan sentido a la vida de la persona,
como el respeto, la tolerancia, la fidelidad y el autocontrol de si mismo, entre otros.

Ser Mujer: Roncal, (1999:34) dice, se nace de la mujer, “no para sembrar
confusiones, sino para aclarar misterios, no para competir con la naturaleza, sino
para honrarla, no solo para disfrutar de la belleza de las cosas naturales, sino
también para crear una propia belleza, para edificar un mundo humano en la
naturaleza, nacer es algo doloroso, pero lo compensa la vida misma”. Este cúmulo
de conocimientos y sabidurías, solo es transmitido a través de la mujer que es

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madre, sostén emocional, y apoyo espiritual de las familias q’eqchi’es. En el
pensamiento maya, los principios de dualidad y complementariedad, son normas que
no se pueden dejar de observar, pues desde la misma creación del universo, existe
la valoración de los elementos cosmogónicos, el Abuelo Sol y la Abuela Luna, son
personajes principales en el mito que se conoce a acerca de Ixmukane y Balamq’e,
más conocido en el medio q’eqchi’ como: li seeraq’ chi rix qana’ Po ut wa’ Saq’e, la
leyenda del Sol y la Luna que los ancianos q’eqchi’es lo transmiten oralmente como
dueños de esa herencia milenaria. Así mismo, los cuatro Creadores y Formadores
que habla el Poopol Vuh, menciona inmediatamente a sus respectivas esposas que
los complementan. Pero algo más espiritual y mitológico se encuentra en la
representación del -“Tzuul Taq’a”- (cerro valle), el cerro, como representación del
hombre y el valle, como representación de la mujer; así mismo en la naturaleza,
además de los animales existen en las plantas, machos y hembras. Esta dualidad
juega su papel fundamental en el proceso de la procreación, que además de la
responsabilidad de dar vida, alimentar, y guiar a los nuevos seres, tiene la gran tarea
de educar a los niños y niñas, pues son ellas quienes tiene la gran responsabilidad
de reconfigurar el tejido social de las comunidades, y de las aldeas al respecto

El ser niño los hijos son la bendición de la vida, la riqueza de la familia y los futuros
baluartes de la cultura, por ello los padres q’eqchi’es aman entrañablemente a sus
hijos (Roncal, 1997:7) y por ello, hacen todo el esfuerzo para educarlos,
principalmente en valores, de tal manera que no se conviertan en víctimas de actos
inhumanos como la violencia, los vicios, y malos hábitos como los robos, etc. Por
eso cuando se dice que se educa con el ejemplo, es porque el niño y la niña,
acompañan constantemente a sus padres, y todo lo que ven o van encontrando
diariamente, es aprovechado por sus padres para explicar, reprender o prevenirlos a
no cometer lo mismo de lo que van viendo.

Los procesos de formación del niño indígena a criterio de Tobar M. responden a una
visión de hombre y su estrecha relación con la naturaleza, bajo la concepción de
orden, armonía, equilibrio y respeto entre la persona y todo lo creado; la formación
de la vida, comprende el acervo de conocimientos altamente valorados en la
comunidad, como los procedimientos, prácticas y secretos relacionados con el
trabajo, la siembra, los conocimientos sobre las propiedades de los seres de la
naturaleza como las plantas, animales, etc., así como los rituales de la caza, la
siembra, los viajes, etc., y el servicio a la comunidad. (Op Cit. 1999:59). Por eso
mismo, existe una comunicación constante entre padres de familia y los hijos, ya que
la transmisión de los conocimientos es en forma oral y por medio de la experiencia y
el ejemplo, o que se cuentan a través de las leyendas y los mitos, que son
estrategias didácticas para la traslación de los conocimientos en el mundo q’eqchi’.
Vale la pena señalar que el niño y la niña q’eqchi’, reciben una formación de manera
que le despierte el interés y la responsabilidad por él mismo, su valor como persona
humana y su misión en tanto miembro de una comunidad familiar y unidad familiar;
su incorporación temprana al trabajo, permite su autoaprendizaje y valoración para
ser útil, una motivación básica para la vida.

27
El ser adulto el o la joven no es considerado adulto mientras no toma esposa o
esposo y forma su propia familia. (Roncal, 1997:7) el matrimonio pues trae consigo
la categoría de ciudadanía para la pareja de esposos, ya que con ello son
considerados en la comunidad sujetos de derechos y obligaciones propias, personas
con capacidad plena de participación y de adquirir responsabilidades para con los
demás. E aquí la importancia de haber vivido una formación integral, holística
durante la niñez y la adolescencia o juventud, el sentirse útil a la comunidad
encuentra su manifestación de ser en esta etapa de la vida, pues con la madurez
llega el cargo de principal y notable en la comunidad.

La edad adulta corresponde ya al nivel de ser padre o madre de familia, y por


consiguiente le corresponde también la formación de nuevos seres humanos, los
nuevos ciudadanos, comunitarios que seguirán con el legado. Al respecto Tobar, M.
(1999:59) dice: “los padres de familia son responsables de la crianza y educación de
los niños, sin embargo, la comunidad mantiene (también) una estrecha vigilancia
sobre el comportamiento del niño…cuando el comportamiento del niño es objeto de
señalamiento público, esto último no recae solamente sobre el niño o la niña, sino
que alcanza también a los padres y abuelos” esta solamente demuestra incapacidad
ante la responsabilidad de educar, orientar y corregir o en su caso, castigarlo por su
comportamiento reprobado.

El nacimiento de los hijos afianza la familia y la madurez social, pues solamente las
personas casadas son las que pueden optar a los cargos importantes en la
comunidad, y el tener hijos, marca la pauta de una vida más cautelosa, honesta y
responsable.

Es pues, una responsabilidad del adulto q’eqchi’, el mal o buen comportamiento de


los jóvenes y niños, ya que estos se considera que han alcanzado un nivel de vida
ejemplar y por consiguiente, deben guardar ciertos comportamientos que sirvan de
ejemplo en su familia y en su comunidad, por ello, es exigencia del adulto un alto
nivel de madurez en todo sentido, para poder aspirar al cargo inmediato de principal
o anciano, como lo dicen algunos autores.

El ser anciano son las personas que han sobrepasado y alcanzado los escalones
de la madurez, se dedican y se deben a la comunidad, pues son los encargados de
conducirla, de orientarla, de guardar la memoria; y los demás los admiran y
respetan, y como dice Darío Caal (2000), “si se mantienen fieles, serán (siempre) los
nobles de la comunidad” y por supuesto que los ancianos tienen un peso importante
en la familia: se valora su experiencia, y sabiduría, se respeta su autoridad que
ejerce por medio de la palabra y los diversos ritos (Cfr. Parra Novo 1997:7). En el
contexto q’eqchi’, no existe la estructura, ni la figura de los Consejos de Ancianos,
toda vez que es conocido naturalmente su papel de principales en cualquier ámbito
o circunstancias; aunque hay intentos de algunas ONGs o mayistas tradicionales
que han pretendido importar figuras y formas de organización como los Consejos de
Ancianos pero no pasa a ser una figura o forma folklórica, pues en las comunidades,
28
son respetados, y catalogados como sabios y nobles, sin necesidad de contar con
cargos, puestos o símbolos en estructuras organizativas. Escobar, (1994:24) dice al
respecto: “los abuelos enriquecen a la familia, especialmente si se comprende que la
ancianidad no es la decadencia de la vida, sino su cúspide y cumplimiento…,” es un
elemento muy valioso que permite el arraigo de las nuevas generaciones en la
historia de la familia y la comunidad.

El nacimiento: el nacimiento a la vida constituye un valor de incalculables


dimensiones, ya que ello mismo implica el surgimiento del ser humano, de personas
inteligentes, libres y responsables de sus actos, y depositarios de una voluntad
creadora, transformadora y regidora de nuevas generaciones, que dan como
resultado a la cultura.

El nacimiento, en el pensamiento maya y en otras culturas, es depositaria y creadora


de valores, por eso, la participación de los padres de familia en la procreación de los
hijos, no se limita solamente en la concepción, sino que trasciende y hace del
nacimiento algo muy valioso, ya que representa o simboliza la unidad, la estabilidad,
la complementariedad y la dualidad en la convivencia familiar, li junkab’lalib’k en
q’eqchi’, la reproducción humana, el crecimiento social y espiritual, el fortalecimiento
de la identidad y la consolidación de la cultura, li komonil wank en q’eqchi’.

Por eso cuando la madre trae al mundo a un hijo, según describe Roncal, (1999:32)
la comadrona le habla al nuevo ser estando todavía en el seno de la madre, diciendo
que ser hombre o ser mujer es cosa difícil, porque se nace no para sembrar
confusión, sino para aclarar misterios, no para competir con la naturaleza sino para
honrarla, no solo para disfrutar de la belleza y de la riqueza natural, sino para crear,
para edificar un mundo humano en la naturaleza. Nacer es algo doloroso, pero lo
compensa la vida misma. Por eso, la llegada de la vida tiene sentido, razón de ser,
su utilidad, se nace libre para ser útil, de allí la dignidad de todo ser humano.

Y como atraído por la fascinación de esas palabras, después del dolor, sudor y de
esfuerzos, aparece el nuevo ser en el umbral materno, tras un esfuerzo apoyado por
los dioses, a través de la energía de la medicina natural y del ritual ceremonial propio
para el nacimiento, el pequeño cuerpo se arroja a la vida, asomando al mundo con
un pequeño llanto. (Roncal, 1999:32-35).

Desde ese momento, en el pensamiento maya, se ofrece el ser a los dioses y


espíritus de la montaña Creadores y Formadores, para que reciba la bendición y la
dirección de su vida, entregado a su nawal, iluminación que lo guía y rige en
consonancia con la cultura misma, al ser una persona predestinada para ser alguien
en la vida, y por la cual conducirá su formación. Al respecto Burgos, (1991) dice: “el
niño tiene que ser de la comunidad y no solo de la madre,… al niño se le da su
cargo de que será miembro y que tiene que velar por toda su comunidad” en su libro
Me llamo Rigoberta Menchu y así me nació la conciencia, se entiende que esa es la
razón del porqué, la mujer, la potencial madre, se sabe cuidar, conserva su pureza
en todas sus dimensiones durante los nueve meses que dura el embarazo, tiempo
29
del awas, del respeto, control, autocontrol y equilibrio físico, mental y espiritual,
esperando como resultado un ser humano completo, perfecto y enérgico,
responsable y útil para la su comunidad, por eso el esposo siempre está atento a
ella, y cuando nace el hijo, toda la comunidad llega a darle la bienvenida.

La muerte: para el pensamiento q’eqchi’ la muerte solamente es el paso de la


categoría de esta vida a ser antepasado, por eso existe una intima relación con los
antepasados y el culto al Tzuultaq’a17, pues ellos viven en las cuevas y cerros, a
quienes se deben recordar, ofrendar e invocar, esa comunión permite la afirmación
de la identidad (Wilson, 1999:56), se habla con ellos, y ellos responden a través de
los sueños. Por eso en q’eqchi’ se dice: “eb’ li xe’q’aj xe’sutq’i”, representan el origen
y la continuidad histórica del pueblo y siempre serán Qamama’ Qixa’an, (nuestros
abuelos y abuelas), o qaxe’taqtoon, (nuestros antepasados) categoría que se les
otorga a los que precedieron en tanto tienen un valor significativo para la vida
presente. (Ak’ Kutan, 2002:31-34). El q’eqchi’ no cree en la reencarnación, pero si
pone en práctica una creencia particular que le hace pensar que los muertos viven
en los alrededores, y que puede visitarlos cuando son invocados, por eso en los
altares, siempre se colocan ofrecimientos, generalmente de objetos o sustentos que
gustaba comer en vida los finados.

Para el entierro de los muertos, siempre se colocan las herramientas, la ropa, los
zapatos y algunos trastos, pues se cree que en la otra vida, se dedicara a lo mismo
que hacía en vida, y durante su viaje puede necesitar de algunos implementos,
como peines, agujas, incensario, etc.

En el mes de noviembre se acostumbra celebrar el día los difuntos, fecha que se


aprovecha para compartir con los familiares y vecinos, se come caldo de chunto,
cacao, boj, y algunas frutas, por la madrugada se llama a los espíritus para que
lleguen a compartir de las viandas, mediante sahumerios de copal pom y candelas, y
al anochecer, se despiden a los espíritus para que retornen a su lugar, luego de
haber participado de lo preparado. Muchos visitan la tumba de los muertos, llevan
comida, bebidas, licor, candelas y flores para adornar.

El Tiempo y el Espacio

La noción del tiempo y del espacio está considerado en el Popol Vuh (Recinos,
1979), por ejemplo en el pasaje que trata sobre la formación del cielo y la tierra: “fue
formado y repartido en cuatro partes, como fue señalado, y el cielo fue medido, y se

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trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro
ángulos, en los cuatro rincones…;” por lo que tanto el tiempo, como el espacio es
fundamental en el pensamiento maya, esto se aprecia en la actualidad en las
manifestaciones de las ceremonias18, las actividades agrícolas19. Así mismo, el
control sobre las estaciones y el clima, las lunaciones que rigen cada una de las
actividades de los q’eqchi’es; el movimiento cíclico en forma de espiral en sentido
contrario al movimiento de las agujas del reloj, permite conocer como el hombre está
conectado directamente con el universo y la naturaleza, pues este movimiento
armónico, es similar a la que poseen los huracanes, el agua, hasta el sentido que
sigue el perro cuando se echa, y el movimiento de la galaxia misma.

El movimiento ondulado de la culebra, según algunos que lo han interpretado,


representa el conteo del tiempo, se ajusta cabalmente con el recorrido de los 20
nawales en el tiempo del calendario maya ahora conocido, cada 20 días tiene una
energía diferente alternando una energía menor y una energía mayor de la siguiente
manera.

Fuente: construcción propia

Existe un sistema propio de numeración (mediante los códigos de la barra ( ), el


punto (•) y la concha ( ), y calendarios que dan fe del pasado y del futuro. Todo lo
anterior fundamenta el porqué se dice que la vida está íntimamente ligada al tiempo
y a los astros; en el pensamiento q’eqchi’, la luna tiene una función principal, en el
proceso de gestación, de su relación con la naturaleza, de la práctica de su
espiritualidad y de su práctica agrícola. El inicio de la época lluviosa con el paso del
Sol por el cenit, reverdece la naturaleza, según el Popol Vuh, el recorrido del sol
tanto cuando asciende obedece a las trece gradas del universo celeste y cuando
entra la noche desciende por las 9 gradas del mundo oscuro, por ello “todo lo que
sube, tiende a bajar para estar en equilibrio, no puede estar solamente abajo o
solamente arriba porque entonces no habría armonía” (anotaciones de campo). En este
sentido “el ser humano y el tiempo están unidos por naturaleza y por origen, en su
afán de sobrevivir, los seres humanos decidieron implementar parámetros y contar
con indicadores que dieron origen a instrumentos de registro y medición del tiempo”
(Alvarado & Coz, 2003:21), como en toda civilización, cada grupo humano fue
necesitando registrar eventos, contabilizar el tiempo, calcular períodos, como el
período de gestación, el tiempo de la siembra y cosecha del maíz, el movimiento de
los astros, la luna principalmente y el sol para poder tener noción de las estaciones
del tiempo, la estación lluviosa y el verano, hasta alcanzar a diseñar y manejar un

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calendario perfecto que le han dado la característica de sagrado para demostrar el
vinculo con la persona y el cosmos.

En la agricultura q’eqchi’, el Tzuultaq’a ocupa un lugar muy especial en la vida de las


personas, pues se considera dueño de la semilla, y es que es en la tierra en donde
se deposita dicha semilla, fecundada por el hombre, bajo estrictas medidas de
abstinencia de toda índole y en todas las dimensiones de la palabra. Antes de pedir
el permiso correspondiente para poder trabajar, y mucho antes de pedir la
abundancia de la cosecha, inicialmente se tiene que devolver la vida a la tierra por
medio de la comida, ritual de candelas de arrayán y de cera, cacao, copal pom,
tamalitos de maíz, carne y sangre de chunto. (De Ceuster, 2001:39).

Existe pues, una estrecha vinculación del sagrado maíz con la creación mitológica
del hombre, ya que según el pensamiento maya, (Schele, y Freidel, 2000), “ los
seres humanos fueron hechos de maíz, trátese de un análogo directo de la creación
de un atole de maíz especial por parte de los mayas modernos, para recordar como
los héroes gemelos saltaban a una gran hoguera en la que eran inmolados, y así
como los huesos fueron molidos y arrojados al rió, así los granos de maíz, es molido
y echado al fuego mezclado con agua”, en la actualidad como una costumbre
q’eqchi’ de conmemorar esta acción mitológica, en el contexto de las comunidades
q’eqchi’es se acostumbra tomar atole denominado matz’20 y mux’aj21 echo de maíz
tierno.

Salud y enfermedad
En el pensamiento q’eqchi’ la salud y la enfermedad son elementos
complementarios, separados uno del otro no parecen tener significado; la salud es el
goce de la plenitud de la vida, el sostenimiento del equilibrio personal, social y
ambiental, y contrario a esto, la enfermedad que se constituye en la debilidad del
espíritu que se traduce en afecciones físicas, mentales y emocionales de cada
individuo, y para atender estas interacciones, existen especialistas que tienen
profundos conocimientos en la medicina maya, valores que han sido explotados por
personas que ejercen funciones como comadronas, sobadoras, curanderos,
hueseros, chayeros; quienes aplican tratamientos curativos y preventivos
fundamentados en la cosmovisión y la espiritualidad. (Eder, y Car, 2004:78-79).

De esta cuenta, se puede hacer una interpretación del Awas con la teoría del valor
moral y el valor de la ética que se abordan más adelante, en cuanto a los patrones
de conducta y de relacionamiento entre personas y otros seres de la naturaleza, que
exige altos niveles de respeto y solidaridad en el trato con los demás, y el Q’oq con
el valor ontológico, que se encuentra muy cerca con la metafísica. (Ver pág. 55-56)

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El awas se da en los niños y en la siembra del sagrado maíz. De hecho, esta
predisposición a tal enfermedad o encanto, ha permitido guardar un alto nivel de
equilibrio en el desarrollo de la vida de los q’eqchi’es, pues el awas es una condición
para poder guardar respeto por todos los elementos de la naturaleza, de no cometer,
no hacer, o no caer en actos que pueden ser repercutidos o replicados en los hijos,
en los nietos, en los bisnietos, o incluso en los cultivos y la crianza de animales.

Algunas ceremonias celebradas por los mayas son considerados en la actualidad


como actos de brujería, o chamanismo por algunos seudoinvestigadores, prácticas
culturales que aun se realizan, y que constituyen ritos de sanación o de equilibrio
mental, así como los actos de trascendencia o trance. Algunos autores como
Freídel, y Schele, (2000:203) exponen acerca de cómo los “mayas kekchies” [sic] de
Belice, hace más de 60 años, documentado por J. Eric Thomson, cuando los
q’eqchi’es entran en contacto con la serpiente emplumada, una comunión sagrada
con la naturaleza, donde intervienen la serpiente y el hormiguero , que muy bien
pueden ser o no visiones, pero que sí pone en relieve como los q’eqchi’es creen que
con acariciar una serpiente se obtiene el don o la habilidad de tejer o bordar; que
introduciendo las manos en el hormiguero se hace más listo o astuto; u ofreciendo la
sangre de los animales se congracian con los formadores y creadores, para obtener
buenos frutos, ganancias o productos. (Op. Cit. 2000:206-207). en las comunidades
q’eqchi’es, hay personas principales, ancianos que guardan los conocimientos
profundos, y son ellos quienes tienen el poder y la capacidad de abstraer los
conocimientos mediante la contemplación de la naturaleza, el firmamento, el medio
social y sus efectos, hasta lograr los diferentes niveles de ‘trascendencia’22 que
permite la interiorización a otras fronteras del conocimiento.

En la actualidad, los ancianos q’eqchi’es tienen la facultad de interpretar y tener


acceso a los sueños, así también a su interpretación en el mundo de la realidad,
pero muchas mujeres, ancianas tienen el don de entrar en trance23 como referentes
de los Tz’uultaq’a, tal y como sucede en la actualidad durante los yo’lek24, una forma
de vigilias o solemne velación de ofrendas, a veces para la preparación de la
siembra del sagrado maíz, documentada también por Abigail Adams en 1992 en la
comunidad de Chajaneb’ del municipio de San Juan Chamelco Alta Verapaz, en
donde personalmente he participado en la actualidad, que consiste en un espacio
donde la Cultura Maya Q’eqchi’ se nutre y fortalece mediante la orientación de los
espíritus de los señores Tzuultaq’a.

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De esta cuenta es que se oye mencionar también de: Xwinqul yajel, xwinqul q’ojyink,
como el “otro yo” de lo que existe, el dueño. De la cual se infiere que cuando una
persona está enferma, es porque se ha roto el equilibrio con su muhel (espíritu),
incluso para ello, existen las plegarias especiales que en q’eqchi’ muy bien se
denominan raatinul, para conjurar, llamar o invocar el xmuhel de las cosas como las
plantas, animales, y otros seres de la naturaleza que están concatenados con la vida
del q’eqchi’, en donde se entremezclan la magia con lo sagrado.

Espiritualidad Q’eqchi’
En su tesis de graduación Chub, A (2005:14) establece una clara diferencia entre la
Cosmovisión Maya de manera general, y la Cosmovisión Q’eqchi’ como cultura
propiamente dicha, que se ha desarrollado de manera particular, pues para la
primera cosmovisión, “la espiritualidad está regida por el calendario sagrado maya,
aunque desarrollado o realizado en centros ceremoniales ubicados en cerros,” es
decir, que se rigen por la orientación de los 20 nawales que corresponden a los 20
días que componen cada uno de los 18 meses, más el mes de 5 días que
corresponde al sagrado Wayeb’ del calendario Tzolq’ij de origen k’iche’.

Aunque el tema central de este estudio no trata específicamente sobre la


espiritualidad, vale la pena resaltar que la celebración del Wayeb’ para los
q’eqchi’es, se realiza 40 días después de la fecha de celebración en la región de los
k’iche’s, situación que lo hace coincidir con la fecha de la preparación de la siembra
de maíz, aspecto que le da significado a los días de comunión entre la sagrada
tierra, el sagrado maíz, y la vida humana25.

Para la segunda visión, en el contexto cultural q’eqchi’, la práctica espiritual para “el
q’eqchi’ lo hace alrededor de los cerros y cuevas a los cuales considera no solo un
centro espiritual, sino también su protector, intermediario, guía y guardián” [sic], con
esto se entiende que para el q’eqchi’, participar o llevar a cabo una ceremonia
(mayejak), representa un convívio con la naturaleza y sus antepasados, (abuelos y
abuelas), y con el universo,. Es decir que para el q’eqchi’, la visita al sagrado
Tzuultaq’a, es una visita de mucha trascendencia, no es la invocación de nawales,
por eso mismo la práctica difiere con el fuego, el sacrificio de aves y la quema de
diferentes productos o materiales (azúcar, pan, agua florida, licor, estoraque, pasas,
huevos, miel, etc.), pues el q’eqchi’ utiliza solamente las velas elaboradas de la cera
que se extrae del arrayán (raxwaak o wa uut en q’eqchi’) y cebo de res, así como las
elaboradas con la cera de abejas; Pom, resina del árbol de Copal en grandes
cantidades, cacao, b’oj, (bebida elaborada con jugo de caña y fermentada con maíz)

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y sangre de chunto (pavo o chompipe), en algunas ocasiones se ofrecen puros de
hoja de tabaco.

La espiritualidad q’eqchi’, radica pues en un diálogo con los ancestros, con los
abuelos, los seres de la naturaleza, a quienes se debe atender bien, “naq taak’at
laapom, laawuutz’u’uj, nake’k’ulun li xmuhel li qamama’ qixa’an, xb’aan naq ha’aneb’
li naqak’eheb’ chi tzakank nakawil, tento naq taanaweb’ xk’ulb’al”26, por eso, se sirve
comida, generalmente carne de chunto, tamalitos de maíz, cacao y b’oj. Esto se
ofrece, tanto en el altar familiar del hogar o en la cueva de una montaña sagrada,
como ofrenda a los seres que se invocan y se visitan.

Para entender la trascendencia de la espiritualidad de la Cultura Q’eqchi’, es


necesario entender que el retrato de cada comunidad es el ‘espiritu de la montaña’
local, xmuhel loq’laj tzuultaq’a como se dice en el idioma maya q’eqchi’, cada
Tzuultaq’a es un recipiente de todas las expresiones de las representaciones
colectivas de los q’eqchi’es, (Wilson, 1999:54), así se escucha entre los q’eqchi’es
decir: nakootz’aaman, (pedimos); nakook’ajk’amunk (pagamos); nakooyoxink
(agradecemos); nayot’e’ qach’ool (confesamos, revelamos el dolor). En este
concepto, como dice dicho autor, las montañas son seres con vida, yo’yookeb’ pues
tienen espíritu, xmuhel y que muchas veces adquieren forma humana y viven en las
cuevas, así lo expresan los ancianos cuando se les aparece en los sueños, pidiendo
que los invoquen y les den el sustento tal y como lo dejaron dicho en el Poopol Vuh.

El culto a las montañas, como lo señala Villa-Rojas, citado por Wilson, es parte del
simbolismo en donde los q’eqchi’es invocan los nombres de 13 Grandes Tzuultaq’as,
pues el número trece significa totalidad y unidad, (Op. Cit. 1999:56), por lo que se
establece que los q’eqchi’es encuentran la representación y correspondencia de los
nawales en los Cerros que los rodea27, siendo los principales los siguientes:
Wa’ Xukaneb’, Qana’ Itzam,
Wa’ Kojaj, Qana’ Hix,
Wa’ Raxon Tz’unun, Qana’ Muqb’il ha’,
Wa’ Chajmahik Qana’ Chamha’
Wa’ Se’kaaq Qana’ Chich’en
Wa’ Siyab’ Qana’ Ki’ha’ o Chihoyha’
Wa’ Chajxukub’. (Chi’oxxukuut)

Sin embargo, en el imaginario de las comunidades Q’eqchi’es, existen los cerros


mayores, complementado por otros considerados hermanos menores, que
conforman los cerros sagrados que se encuentran en los alrededores de cada
comunidad, independientemente la ubicación geográfica de las mismas, pues son

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los lugares en donde ofrecen sus ceremonias, así se mencionan a Wa’ Pekik’uch,
Wa’ Saqtz’ikniil, Wa’ Chi aj k’oj, Wa’ Jitom, Wa’ Pekmo’, Wa’ Ch’ixb’ajaw, Wa’ ilob’,
Wa’ Tzunk’im, Wa’ Chi Ixim, Wa’ B’eelenju, Wa’ Xukyan, Wa’ Chi’aql, Wa’ Chiyux,
Wa’ Kub’il Witz, Wa’ B’alb’aatzuul, Wa’ Chahimal, Wa’ Jul iq’, Wa’ Chiq’ooq’, Wa’
Tzo’xul, Qana’ Raxq’een, Qana’ Tomaas, Qana’ Puk’ b’aalam, Qana’ Nimtaq’a,
Qana’ Raxruha’, Qana’ Chihoyha’, Qana’ Lamha’, Qana Se’roqtaq’a. Qana Olcham28,
wa’ Se’kaaq, etc., así mismo es importante saber que cada uno de estos Tzuultaq’a,
tienen una especialidad o un don, y dependiendo de la necesidad de la comunidad,
así se invocan; al respecto don Eduardo Pacay (2005:s/n) dice: “ink’a’ naru
xyaab’asinkileb’ xk’ab’a’ yal chi jo’ka’an, ink’a’ xpatz’b’aleb’ wi’ ink’a’ tz’aqal wankat,
wi’ ink’a’ kawresinb’ilat, wankeb’ li loq’laj tzuutaq’a b’ihomeb’, ut eb’ ha’an k’i tz’aqal li
tzakahemq nake’raj, naq nake’tz’oka, sa’ matk’ nake’xpatz’”29.

Por consiguiente, es el mayejak, el rito más sagrada por medio del cual los
q’eqchi’es se encuentran consigo mismo, viven su vida y fortalecen su identidad;
esto conlleva a un proceso de actividades para pedir, agradecer, o suplicar por la
vida; esta práctica incluye el k’ajb’ak, yo’lek, wa’tesink uutz’u’uj, wa’ak-uk’ak, tijok,
k’atok uutz’u’uj; y como respuesta, Siebers, (2001:44) dice que “el Tzuultaq’a les
envía la vida en forma de maíz, frijoles, pavos, árboles, agua, hierbas medicinales, y
otras cosas”30. La ceremonia es una fiesta, un ofrecimiento a los elementos de la
naturaleza en donde entra en comunión total y se reafirma la identidad.

La Identidad en la Cultura Maya Q’eqchi’


Estrada, (1993:22) dice que “los q’eqchi’es pertenecen a un tronco común Maya, de
la cultura arcaica, que se sabe pertenecían hacia el año 500 antes de Cristo” sin
embargo junto a este origen, Richard en 1999 expone que es la comunidad y el
territorio, la que ha sido base de la consolidación de la identidad q’eqchi’, extremo
que es secundado por lo que dice Antonio Gallo (1994:273) “la identidad esta
estrictamente vinculada con elementos verdaderos o supuestos como la cultura, la
historia, la organización social, la lengua, …la identidad abarca a el hombre en toda
su vida y es total…” esto significa que el hombre encuentra su identidad en su
relación con su entorno, que lo une mediante los hilos invisibles que lo comunican
con las tradiciones, la historia, el lenguaje, las inclinaciones, actitudes que
contrapone la identidad de un grupo humano como el q’eqchi’ por ejemplo, con otros
grupos de diferentes características.

De acuerdo con Gallo, (1994:274-286)”la identidad de un determinado grupo


humano es una realidad natural, tan real como el color de la piel, el tono de la voz, la

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silueta biológica, la calidad de los sentimientos, …no solamente la identidad es una
realidad, sino que es una propiedad del hombre totalmente legítima y necesaria”.
Por consiguiente el fenómeno de la identidad, como lo explica Hans Siebers,
(2001:18) en su investigación, Los Q’eqchi’es entre la mayanización y ladinización,
expone como el q’eqchi’ se identifica principalmente como hombre, o mujer y como
miembro de una familia determinada, identificándose con su apellido (aj Ch’ok, aj
Ch’ub’, ). Un q’eqchi’, hablando con otro q’eqchi’ de otra comunidad, se identifica
principalmente como miembro de su comunidad de origen, (aj Q’anpur, aj chajkej, aj
Karcha), si se encuentra con un ladino, este mismo q’eqchi’ se identifica como
q’eqchi’ en forma general; en fin, la misma persona, es al mismo tiempo persona,
miembro de una familia, de su comunidad, o es q’eqchi’ porque habla este idioma.
En conclusión cada elemento tiene su importancia en un contexto determinado y
todos los elementos en su conjunto forman la identidad de los Q’eqchi’.

De acuerdo al Acuerdo sobre Identidad y Derechos de los Pueblos Indígenas,


(AIDPI) la identidad maya se sustenta en elementos identitarios como:
a) “La descendencia directa de los antiguos mayas;
b) Los Idiomas …;
c) La cosmovisión que se basa en la relación armónica de todos los elementos
del universo, …el maíz, es un signo sagrado, eje de la cultura,
d) …una memoria histórica colectiva propia, una organización comunitaria
fundamentada en la solidaridad, y el respeto a sus semejantes, y una
concepción de la autoridad basada en los valores éticos y morales,”.
(MINUGUA,1995: 35)(lo subrayado es del autor)

Cuando la identidad de un grupo llega a la plenitud de sus expresiones, tiende a


crear una cultura propia, en todas sus dimensiones, y los depositarios de dicha
cultura son el grupo humano que lo dinamizan, hecho que ocurre a través de la
lengua, que pone al hombre en contacto con el mundo, y en ciertas medidas define
su mundo, al respecto Gallo, (1994:153) dice: “el límite de nuestro lenguaje, es el
límite de nuestro mundo”. Al manifestar que es el lenguaje el vehículo para fortalecer
la cultura en tanto ser humano miembro de un grupo social. Esta situación
condiciona al ser humano con su cultura, pues el mismo autor continuo diciendo “la
persona como miembro de un grupo se expresa exactamente a través de aquellos
medios, símbolos, palabras, conceptos y relaciones que constituyen la estructura del
fenómeno educativo por una parte y de la comunidad humana por la otra”.

Queda claro que la identidad es un constructo de ideas, de principios que se van


forjando en el seno de cada familia, de una comunidad y de un pueblo como es el
caso q’eqchi’; lo que evidentemente se ve reflejado en valores, en actitudes y
virtudes que le dan sentido a la existencia del ser humano, en tanto es miembro de
una cultura.

37
Los Valores
Se entiende como valor, toda perfección real o posible que procede de la naturaleza
y que se apoya tanto en el ser, como en la razón de ser de lo que es real (López de
Llergo, 2002:44). Según esta autora, existen cuatro valores fundantes, originales o
en otras palabras universales, porque en ellos se apoyan los demás y se encuentran
en toda realidad creada como los seres inertes, vivientes y sociedades, estos valores
son trascendentales, para dar a entender que estos, no son exclusivos de ciertas
personas, sino, lo tienen todas las personas, por una estrecha relación que se
establecen entre ellos.

Al respecto, López de Llergo expone que estos valores trascendentales son: “la
unidad, la verdad, el bien y la belleza”. (Op Cit. 2002:44-45). Y por la misma línea de
ideas, Frondizi, (2000:18), dice que “los valores, no existen por si mismos…,
necesitan de un depositario en que descansar”, dichos depositarios según este
autor, pueden ser por ejemplo, la -belleza de un cuadro-, pero no forman parte
necesariamente del objeto, en este caso del cuadro, pues pueden existir cuadros sin
este valor, y antes de incorporarse al respectivo portador o depositario, los valores
son meras posibilidades, que no tienen existencia real sino virtual. (Op. Cit. 2000:15-
20)

El valor, es un concepto ligado a diferentes concepciones, uno metafísico y


subjetivo como la generosidad, la lealtad, que se ven reflejados en actitudes, y otro
objetivo que implica la razón y el sentimiento, como la belleza que se traduce en
virtudes. Aragó, (1994:27) dice que los valores “se sitúan en un rango, unos
inferiores, otros superiores, tiene además del aspecto objetivo (o soporte), el
subjetivo (relación con la persona) es normal que la cuestión del rango no sea algo
fijo y absoluto; al contrario, normalmente sufrirá variaciones, así hay quienes
pondrán por delante los valores intelectuales sobre los valores de utilidad, otros
pondrán en la cima los valores morales y luego los biológicos, etc., no obstante, es
un hecho que cada uno de los valores ocupa un determinado rango.” en donde la
subjetividad significa que es indispensable la persona, o sea un sujeto que valore; y
objetividad significa lo valioso de las cosas, aspecto que las personas simplemente
descubren o captan en los objetos.

El valor según Frondizi, (2000:40), “será objetivo31 si existe independientemente de


un sujeto o de una conciencia valorativa; a su vez será subjetivo si debe su
existencia , su sentido o su validez a reacciones ya sean fisiológicas o psicológicas32
del sujeto que valora, por consiguiente y siguiendo al autor citado, no puede haber
valor, si el objeto no produce ningún goce o satisfacción, por lo que el valor no
puede estar ajeno a la valoración, es decir que la valoración (lo subjetivo) es el
proceso de captación del valor, por ejemplo, cuando vemos dos manzanas,
captamos cada una de ellas con los ojos, pero la semejanza o diferencia no la
captamos con los ojos de la cara, sino con los del intelecto, los valores se nos revela

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38
como en el caso del oxloq’il, el sentido de valor que emanan los objetos que se
aborda más adelante. (Op. Cit. 2000:26-40)

En sí, se puede entender que los valores como dice Antonio J. Severino, (2005:93-
94) es “la práctica de lo cotidiano… el Ethos, entendido este como el -modo de ser y
de vivir-“, por consiguiente, es claro que los valores son normas y principios que
sirven de estandarte de los sujetos en cuanto ser humano, quien conduce su vida en
constante participación e interrelación con sus semejantes, la naturaleza, y con la
producción cultural que se va construyendo, lo más perfecto posible apoyado en
actitudes y virtudes, mediante conductas que representan al ser como una persona
real ético y moral.

Vivir los valores dignifica a la persona humana, y motiva a perfeccionarlos, pues


nadie es dueño de los valores, sino que cada quien debe ser ejemplo de ello, ya que
está al alcance de todas las personas, se inculca, se adquieren en el hogar, en la
escuela, en la comunidad, y se cultivan en la vida social, porque brotan
espontáneamente, por eso mismo, las personas que encarnan los valores, se
constituyen en modelos para los demás, por eso en las comunidades indígenas se
educa con el ejemplo, pues los ancianos son y deben ser modelos de vida para las
nuevas generaciones, porque son la representación de lo bueno y lo malo a lo largo
de la vida, cuando algún anciano rompió las reglas de vida, sufren mucho antes de
morir, esto les sirven a los demás para corregir a los demás.

Valenzuela, & Castillo, (2000:12), exponen acerca de algunas corrientes y/o


escuelas que tratan de definir la teoría de los valores de la siguiente manera:
“Teoría Subjetivista: …presenta que el valor para algunos no es nada real. Dicen
que las cosas son buenas o malas porque nosotros le reconocemos ese valor.” El
subjetivismo piensa que es bueno lo que nos complace y malo lo que no es grato.
“la Teoría Neokantiana: quiso superar las limitaciones del subjetivismo y para ellos el
valor es ante todo una idea.” Por ejemplo cuando se contempla un cuadro, la
primera impresión es que es bello, pero no lo podríamos decir que antes no
tuviéramos la idea sobre belleza.

Teoría Fenomenológica: “los valores son ideales, pero no subjetivos, sino objetivos,
pues valen independientemente de las cosas y de nuestras estimaciones”. Según
esta corriente, los valores no dependen directamente de nosotros, sino que de la
relación con el objeto o el sujeto, por ejemplo la amistad, la responsabilidad, la
honradez.

La teoría realista propone “que todos los seres tiene su propio valor, desde el agua
que nos mitiga la sed, hasta el sol que nos calienta y permite que florezcan las
plantas.” Es decir que las cosas tiene su valor en cuento existen. Pero esta teoría
puede ser considerada más del tipo existencialista.

Con el afán de no confundir la idea, el valor es un bien descubierto y elegido libre y


conscientemente, que busca ser realizado por la persona y reconocido por los
demás. Mientras que las virtudes, son efectos que reproducen dicho práctica del
39
valor y se representan mediante el ejercicio de capacidades personales de hacer el
bien o el mal a través de los hábitos, que es la manifestación frecuente de la
persona según sea la formación de sus valores.

Para efecto de este estudio en cuestión, el planteamiento teórico se inclina por la


corriente de pensamiento de la fenomenología basado en E. Husserl, entendiendo
éste como la interrogación que se debe hacer sobre el modo de la relación de la
persona con el mundo y con la realidad, planteando el problema acerca de su ser y
de la legitimidad de su existencia desde un tipo de empirismo epistemológico, pues
el hombre no existe sino en el mundo, y no es nada fuera de él, y por lo tanto, se
sabe que se pertenece, o se es parte del mundo y de la realidad en que se vive
cotidianamente, pero nadie sabe responder a estas interrogantes sin caer de alguna
manera en las dificultades y en el escepticismo que implican preconcepciones
científicas que nadie se atreve a cuestionar, y que siempre están enumerados en
tiempos y espacios determinados.

Diferentes sistemas de Valores


Siguiendo con las autoras, dicen que “un sistema de valores se define como una
organización de creencias acerca de modos de conducta preferentes, y cada uno de
estos tienen un valor relativo de importancia, … en el que cada valor esta ordenado
en prioridad con respecto a los otros”, sin embargo para esta ordenación que
responde a prioridades, también son definidos como escala de valores, tabla de
valores, sistema de valores, etc. (Valenzuela, y Castillo, 2000:16)

Así se encuentran escalas de valores elaboradas de la siguiente manera:


Según Max Scheler: Valores de lo agradable y desagradable, Valores vitales,
Valores espirituales (estéticos, éticos, teóricos), Valores de lo santo y lo profano. Y
según Ortega y Gasset: Valores útiles, Valores vitales, Valores espirituales
(intelectuales, morales, estéticos), Valores religiosos.

En la misma línea de los valores, Aragó explica que existe la pirámide como
propuesta de ordenamiento de los valores, esta responde al planteamiento de
Máslow, valores que se encuentran graduadas en forma de pirámide y en donde
cada escalón corresponde a las motivaciones, entre las cuales se encuentran en
primer lugar como base las necesidades más indispensables, los de tipo fisiológico,
como el hambre, la sed, etc., luego se encuentra la seguridad, como lo económico,
la familia, etc., seguido de la filiación como el amor, la pertenencia, etc.,
seguidamente la autoestima, luego la autorrealización y por último los valores
intelectuales o estéticos como la trascendencia. (Op Cit. 1994: 27-28).

Pero de acuerdo a Yarce (2004), en su libro “Valor para vivir los Valores”, señala él
con bastante profundidad que “accedemos a los valores por diversos caminos, unos
ya están en nosotros, porque los hemos recibido a través de nuestros propios genes
(la herencia biológica) y los vamos desarrollando poco a poco, otros están en el

40
ambiente en el que nos desenvolvemos: en la familia y en la escuela, gracias al
contacto con personas que actúan inspirados en ellos, pero hay otros que son
necesariamente fruto de un aprendizaje” (Op. Cit. 2004:30). Por eso cada uno de
estos niveles de valores, lo vamos incorporando a nuestra propia jerarquía de
valores, una jerarquía que no es un listado de valores, sino un marco de referencia
de lo más valioso y lo menos valioso, jerarquía que conviene establecer desde muy
temprano en la vida con la ayuda de los padres y de los maestros, pues como dice
este autor, “la infancia es, precisamente, la etapa en la que hay una disponibilidad
natural, sensibilidad especial para captar y vivir los valores”. Esta jerarquía no
depende de lo que los demás hagan, digan o vivan, sino de lo que cada uno de las
personas elija responsablemente para su propia vida, asistida por su inteligencia, su
voluntad y sus efectos. Según dicho autor, vivir los valores no es imitar, no se trata
de moldear de acuerdo a corrientes externas, sino que el establecimiento de la
jerarquía de valores debe estar sujeto a la inteligencia emocional, los sentimientos,
las emociones y motivaciones porque son los que moldean el comportamiento cada
día, y será el fruto de la construcción de hábitos para alcanzar una vida con calidad y
excelencia. (Op. Cit. 2004:30-33)

Basado en todo lo anterior se puede decir que existen tres niveles fundantes de los
valores:
− El primero es el valor Moral, o sea las normas cuyo origen es externo y tienen
una acción impositiva en la mentalidad del sujeto.
− El segundo es el valor Ético, las normas que tienen un origen interno en la
mentalidad del sujeto.
− El tercero es el valor Ontológico, las normas que surgen de la vivencia real y la
trascendencia de las propiedades de los valores, hacer del valor un Ethos.

El valor Moral es el hecho real que encontramos en todas las sociedades, es un


conjunto de normas que se transmiten de generación en generación, evolucionan a
lo largo del tiempo y poseen fuertes diferencias con respecto a las normas de otra
sociedad y de otra época histórica, estas normas se utilizan para orientar la conducta
de los integrantes de esa sociedad.

El valor Ético, es el hecho real que se da en la mentalidad de algunas personas, es


un conjunto de normas a saber, principio y razones que un sujeto ha realizado y
establecido como una línea directriz de su propia conducta, resultado de la
apropiación o empoderamiento del valor moral.

El valor ontológico: En este escenario de ideas, es necesario realizar un análisis


como dice Antonio J. Severino, más que del discurso en sentido estricto, a las
prácticas de lo cotidiano… que forman un Ethos, entendido este como el -modo de
ser y de vivir- (Op Cit. 2005:8)33, pues es lo que da la orientación básica al sistema
de valores y principios, que va unido a niveles de lo espiritual y mágico. Este
término entonces, permite entender que los valores son el resultado del

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41
establecimiento de normas, que forman un sistema con propias estructuras,
coherencias y lógicas en la vida los pueblos. El ethos, consiste en una impresionante
cantidad de prescripciones, prohibiciones y normas que responden a una estructura
lógica que solo se puede explicar desde la cosmovisión misma. El reto consiste en
encontrar los patrones integradores y el sistema orientador de esta variedad de
valores, que aparte de reconstruir dicho sistema de normas, recuperar la memoria
histórica de los pueblos, que está siendo atacada fuertemente y eliminada cada vez
más por el contacto con el mundo globalizante. (Op. Cit. 2002:49). Esa es la línea
básica de los valores que a nuestra conciencia es sensible, conjunto de
características que garantizan la identidad de cada ser, integrándolo a su especie y
distinguiéndolo de los pertenecientes a otros. En la antigüedad y en la edad media,
coherente con la metafísica vigente, la ética tendió a encontrar ese fundamento en la
naturaleza ontológica del hombre. Entendían los filósofos metafísicos que en la
esencia humana ya estaría inscrita, estable y permanentemente, la finalidad de la
existencia. (Severino 2005:93-94). Esta singularidad es de cada pueblo, y de ahí
depende su idiosincrasia, de sus creencias, exigencias y emociones, como el placer,
el éxtasis, el gozo, la alegría, la plenitud.

El uso de la palabra Ética y la palabra Moral está sujeta a diversos


convencionalismos y para poder distinguirlas será necesario nombrar las
características de cada una de estas palabras, así como sus semejanzas y
diferencias; según la hoja electrónica de consulta en red, monografías.com
establece que existen ciertos puntos en los que confluyen o se parecen: que en los
dos casos se trata de normas, percepciones, deber ser.

La Moral tiene una base social, es un conjunto de normas establecidas en el seno de


una sociedad y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada
uno de sus integrantes, desde el exterior o desde el inconsciente; impera el aspecto
prescriptivo, legal, obligatorio, impositivo, coercitivo y punitivo; puede decirse que es
el resultado de la convivencia o experiencia comunitaria o familiar.

En cambio la Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado
de su propia reflexión y su propia elección, desde su misma conciencia y voluntad.
Igual es un conjunto de normas que un sujeto ha esclarecido y adoptado en su
propia mentalidad, pero es propia de una sola persona, lo que lo hace ser su
singularidad u originalidad individual.

Está claro, que la diferencia entre la moral y la ética radica en la fuente de dónde se
inspira cada uno de estos valores, pues mientras el valor moral lo obtiene la persona
de su familia, de su comunidad o conglomerado social donde se practican ciertas
normas y principios; el valor ético, es consecuencia de lo anterior y resultado de una
reflexión personal que rigen al individuo, es el alcance de los niveles de conciencia y
la expresión de actitudes y conductas de manera voluntaria que lo va haciendo
diferente a las demás personas.

42
Crisis de valores
No se puede culpar al proceso de la globalización por todos los problemas que
existen, pero lo que si es cierto es que la globalización es causante de muchas de
ellas, en tanto que la globalización es una corriente universal avasalladora que se
impone e interactúa como un todo en el planeta. Las distancias se han acortado y
las fronteras no son obstáculo para estar sujeto al pensamiento y el conocimiento
occidental, y mientras este cada vez se fortalece, cada vez se degradan las culturas
y en consecuencia sus propios sistemas de valores, al respecto Yarce, (2004:6),
dice: “la crisis de valores se manifiesta por el clima de permisibilidad moral en el que
parecen estar bien algunas conductas que antes eran reprobables desde el punto de
vista ético, en cierto modo nos acostumbramos a «pensar cómo vivimos y no a vivir
como pensamos», se han perdido los puntos de referencia; por ejemplo, por creer
que la comunicación familiar consiste en un dialogo entre iguales, se pierde el
respeto a los padres, y así el dialogo se convierte en un enfrentamiento y
desobediencia”; en este sentido, los padres, en muchos casos, no pueden ser
tratados como iguales con los hijos, porque dejarían de cumplir su misión de padres
para con los hijos pues a criterio de los entrevistados, los hijos cuando se ven en
condiciones de igualdad con los padres, estos retan a sus padres por razones de
superioridad intelectual, económica, habilidad, etc. Al filo de esta aseveración,
Richard Wilson (1999:141) en su libro Resurgimiento Maya, expone que en las
comunidades q’eqchi’es, la formación de los grupos de catequistas para ganar la
batalla al tradicionalismo maya, estratégicamente fue minando la estructura de
valores y de poder que ancestralmente se practicaba, dicho autor resalta lo dicho por
un sacerdote salesiano de San Pedro Carchá que increpaba: “la evangelización no
estará completa hasta que muera el último anciano”. Esta situación facilitó y motivo
la estratégica lucha de capacitar a los más jóvenes ‘alfabetas’ para que se
convirtieran en “misioneros de la palabra”, marginando de hecho a los ancianos y su
rol de principales de cada comunidad, este movimiento buscaba eliminar el culto a la
tierra, debilitaron los lazos que unían a cada comunidad con los cerros, los sueños
de los ancianos en las que se manifestaban los mensajes de los espíritus de la
montaña, dejaron de ser la base del sistema político gobernado por los ancianos,
creando un liderazgo nuevo, joven e imitador del mundo exterior (Op Cit. 127 -156)

La crisis de valores en la actualidad gira alrededor de un alto nivel de consumismo,


la manipulación de información y la subordinación de los países pequeños a las
exigencias y caprichos de las grandes potencias mundiales, la importación de
patrones de conducta no propias, generalmente todo lo que viene de afuera llega a
gustar, se usa, se imita y se cae en desvalorar lo propio, en este sentido y desde
esta perspectiva, los valores se han convertido en meramente materialistas y se cae
en una crisis como las siguientes:
- La pérdida del sentido del valor de la vida humana, es decir la muerte violenta
se ha convertido en un hecho cotidiano, incluso para algunos necesario e inevitable,
tal es el caso de la falta de justicia y por consiguiente se cae en los ajusticiamientos
y acciones de limpieza social.
- La pérdida del valor de la dignidad humana. Vivimos en una sociedad donde
un sector significativo de la población sobrevive en condiciones infrahumanas y eso

43
ya no sensibiliza ni afecta a las personas, las asumimos como normales, lo mismo
puede decirse respecto al desprecio de grupos étnicos con valores culturales
distintos, más conocido como racismo y discriminación.
- Ausencia de una recta comprensión del concepto de libertad, el concepto de
libertad a oscilado a lo largo de la historia desde el individualismo hasta una idea
colectiva de la misma, en ambos casos se desfigura la naturaleza humana y sus
posibilidades de realización, estableciendo parámetros para su goce, y no desde la
persona, sino desde los interés económicos y el poder que muchos buscan a costa
de todo.
- Inhibición de la realidad social frente a nuevos patrones de vida, pues ya no
importa hacia donde se dirige la sociedad, existen instituciones en defensa de la vida
y de los derechos mínimos vitales del hombre, pero en un esquema general no se
trabaja para tener una meta orientada al bienestar de la persona, sino a los
intereses del consumismo, lo que dictan los países industrializados, cuando muchas
veces son ellos los que irrespetan la vida, mediante sus prácticas y actitudes como
en el caso de la conservación del medioambiente, es como si a un individuo solo se
le curase de sus males y heridas pero no se hace crecer, ni desarrollar, ni impulsar
sus capacidades desde su cultura y sus propios conocimientos.
- Hay una tendencia a imitar elementos y esquemas culturales y sociales
extranjeras al hablar de igualdad, de equidad como tendencias o constantes
universales, facilitando la incorporación de corrientes de degeneración como el
feminismo, homosexualismo, prostitución, vandalismo juvenil, etc., extremos que no
permiten valorar las epistemologías propias de la cultura maya.

Los valores y la cultura maya


En el entendido que el concepto de cultura; es el conjunto de rasgos distintivos,
espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o
grupo social en un período concreto. El término cultura engloba también los modos
de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos
fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias.

En este sentido, existen prácticas que acompañan a la persona desde que nace e
incluso hasta que muere, todos estos rituales son expresiones de normas y valores
de carácter comunitario que permiten la socialización de las generaciones y
reproducciones del orden social comunitario; la vivencia y fortalecimiento de la
identidad, por eso cada persona tiene su lugar en la comunidad, y se le identifica con
relación a ese lugar y a las obligaciones y derechos que implica el ciclo de la vida
que se va construyendo y expresando para dar sentido a la personalidad.
(SAQB’ICHIL-COPMAGUA 1999:107)

Salazar y Telón, (1998:29-58) exponen como valores: El carácter sagrado de la


naturaleza, la relación que existe entre los seres humanos y la naturaleza, y también
contempla un carácter sagrado al universo como centro de las energías, dicho
planteamiento se ha convertido en fuente de inspiración de muchos investigadores,
como también de critica de muchos, al considerar que solamente pretende encontrar

44
correspondencia de estructuras de pensamientos occidentales, en la cultura maya, lo
que hace que nuevamente se esté limitando a una adaptación de lo foráneo para
entender lo maya. Algunas valores aquí planteados, son más bien “principios” pues
estos no se pueden someter a discusión, solamente se acatan, ya que no dependen
de la persona, sino de la sociedad, por lo que deben ser observados y exigidos por
la sociedad; esto lo hace estar fuera de la conceptualización de valores, y por lo
mismo, en tanto son principios, son normas inquebrantables y existentes en toda
cultura de manera sui géneris34. Estos principios de las cuales se refieren los
autores, por la forma como están expresados, son frases y palabras en la que se
basa la sociedad para manifestar externamente los valores o más bien para el
proceso de formación en valores.

Yarce, (2004:74), dice que la cultura y los valores pugnan constantemente entre el
tener y el ser, “la cultura del tener es materialista y consumista…, y la cultura del ser
se refiere mas al espíritu de la persona que busca ser feliz” aunque no disponga de
los bienes materiales, he ahí la existencia de un concepto propio de pobreza. Por
eso mismo la educación competitiva está basada en esta cultura del tener, cuando
se sabe que la escuela por más sofisticado y moderno se encuentre, o que incorpore
alta tecnología de punta, y que los docentes, los padres de familia y la comunidad se
olvidan del aspecto humano, están equivocando el camino de cada niño y niña que
tienen bajo su responsabilidad, conduciéndolo al materialismo y por consiguiente a
la autodestrucción, pues motiva el individualismo y el egoísmo, que antepone el
bienestar personal por encima de los intereses de la comunidad. Al respecto el
mismo autor dice que “el hombre, es hijo y hermano en la familia y después, prójimo,
vecino y hermano en la sociedad” (Op Cit. 2004:77).

Guatemala, es uno de los países del istmo que se ha incorporado en la corriente de


la modernización económica y cultural, por ende a la mundialización que conlleva a
la recepción de bienes y servicios a gran escala, sin embargo, esto también trae
consigo espontáneamente la invasión de conocimientos y valores ajenos a la propia
cultura, especialmente la Cultura Maya Q’eqchi’, que constituye objeto de este
ensayo. La incorporación de la educación a los avances de la ciencia y la tecnología
llama a establecer el marco de referencia e indicadores que exigen altos niveles de
competitividad y calidad, condiciones indispensables para ser considerados con
derecho para participar y ser aceptados en esta visión de desarrollo globalizado.

Siendo la globalización un fenómeno que pretende articular todo el planeta en una


sola red de flujos en las que confluyen las funciones y unidades estratégicamente
dominantes de todos los ámbitos de la actividad humana, se exige una alta y
acelerada formación de recursos y acondicionamientos de carácter tecnológico, que
deja en segundo plano el aspecto humano en la formación y resta importancia a los
valores éticos y morales en el recurso humano. Tomlinson, (1999:64) plantea la idea
de la globalización como “el desarraigo …la sustracción de las relaciones sociales de
los contextos locales”, en el entendido que este desarraigo vulnera y pone en

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45
entredicho los elementos culturales de los pueblos receptores, considerando que
dichos procesos no solo rompen con los principios éticos y morales de los pueblos
indígenas basados en la cosmovisión, sino que también pone en riesgo otros
elementos como el medio ambiente; Vox Latina,35 dice que para la juventud de hoy,
poseer un vehículo es lo que más desean en la vida, pues sobre sale con una
puntuación de 21.7%, siendo la más alta, y seguido por el 20.1% de los que dicen que
lo que más anhelan tener es una computadora, mientras que el 11.7% desean tener
un equipo de sonido y el 9.7% sueñan con un celular, mientras que otros piensan el
videojuegos, y más, y solamente el 1.1% dice que desea estudiar; esto pone en
evidencia que la juventud responde a una cultura material y de consumo.

El Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina PREAL (2004:


s/n) dice que “… cuando los grupos étnicos entran en contacto unos con otros, la
identidad étnica se transforma en una elección”. Situación que pone a Guatemala en
una situación de vulnerabilidad al firmar el Tratado de Libre Comercio, más conocido
como TLC, pues no solo abre las puertas a la globalización económica en sentido
estricto, sino también a la globalización de la ciencia, la tecnología y la información,
sin importar los altos costos sociales y económicos que estos programas mundiales
traen consigo en el proceso de transformación de la sociedad. Un proceso de
modernización e integración, que además de pobreza y desigualdad, lacera
sigilosamente en la formación de valores y que puede suscitar en tensiones sociales
y deterioro de la identidad de los pueblos; pero sobre todo en una grave crisis de
principios y valores de la cultura maya q’eqchi’, que han sido históricamente
vulnerables por la condición de desigualdad en la que se encuentra frente a la
población ladina.

Al hablar de la pérdida o sustracción de los valores de la cultura de los pueblos


receptores del fenómeno de la globalización, resalta lo expresado por Estrada
Monroy. (1993:21), al señalar los desencantos de la influencia de la cultura
extranjera en las comunidades q’eqchi ‘es, pues pronosticó que “están muy próximo
a sufrir el proceso de penetración de la ‘civilización occidental’ con todos sus
problemas inherentes de prostitución y violencia, las grandes mineras y petroleras ,
los grandes complejos hidroeléctricos, las carreteras y nuevas vías de
comunicación…, traerán indefectiblemente la afluencia de numerosos trabajadores
de costumbres extrañas a esta civilización…” situación que demuestra en la
actualidad que no estaba lejos de la verdad.

En la actualidad, la población guatemalteca se ha visto amenazada por altos índices


de violencia, el aparecimiento del accionar de bandas juveniles más conocidos
como “maras”, así mismo, la práctica de linchamientos, en una sociedad que vive la
época de la posguerra tal y como lo señaló MINUGUA (2000:18), que esa actitud no
es más que “una práctica atroz que cuestiona profundamente los fundamentos éticos
de la sociedad”; y que pone en serios aprietos el respeto y el valor de la vida y la

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46
dignidad del ser humano que postula el pensamiento kaxlan36. Pero esta se agrava
cuando surgen empresas extranjeras que violentan la tranquilidad de las
comunidades y destruyen los centros de la espiritualidad maya, al pretender extraer
los recursos minerales en los sagrados Tzuultaq’as a base de engaños, con la
secuela de contaminaciones al medio ambiente, solamente porque se quiere
aprovechar la riqueza natural, para satisfacer las necesidades del consumismo, que
solamente condenan a los pueblos a una muerte lenta e inevitable, bajo el amparo
de las leyes que están hechas para favorecer a estas acciones.

Estas repercusiones también inicia a percibirse en las comunidades indígenas, pues


los jóvenes de hoy, ya no respetan las diferentes estructuras y las formas
tradicionales de autoridad en comparación a los tiempos pasados, como señala
Wilson, “los ancianos, eran depositarios de la historia, especialistas en los ritos e
intermediarios entre las aldeas y los tzuultaq’as.” (1999:141).

Estos cambios repentinos marcan el fenómeno e invitan a analizar diferentes tipos


de variables como la presencia de otras culturas, la propuesta de contenidos
occidentalizados en la educación que responden a contenidos globalizantes, y la
alteración de los valores propios de la cultura q’eqchi’ al entrar en contacto con otras
prácticas irresponsables que son engendros de culturas extranjeras y que por
consiguiente, pone en riesgo la integración comunitaria en el departamento de Alta
Verapaz, toda vez que los valores según Salazar & Telón (1999:23) “fundamentan la
identidad de la persona en su convivencia social y su relación con la naturaleza,
sustentan la vida de la familia y la comunidad, motivan la actitud para crear, construir
y resolver”, y la familia el escenario para la formación de los niños y niñas, por lo que
es necesario ligarlo con la escuela, que constituye el lugar próximo para el
fortalecimiento de dichos valores.

La Constitución Política de la República sirve de fundamento legal para dicha


argumentación, pues en el artículo 73, el Estado considera que “la familia es la
fuente de la educación y los padres tienen el derecho a escoger la que habrá de
impartirse a sus hijos …” (Asamblea Nacional Constituyente 1985:13), mientras que
el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo OIT, Parte VI, Capitulo
sobre Educación, establece en el artículo 27, primer párrafo que “los programas y los
servicios de educación destinados a los pueblos interesados deberán desarrollarse y
aplicarse en cooperación con éstos a fin de responder a sus necesidades
particulares, y deberán abarcar su historia, sus conocimientos y técnicas, sus
sistemas de valores y todas sus demás aspiraciones sociales, económicas y
culturales”. Leyes sustantivas que existen, están vigentes pero que no se ha podido
cumplir en su totalidad como lo concibe la doctrina desde el punto de vista social.

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47
Dimensionalidad de los Valores de la Cultura Q’eqchi’
Los valores, como dice Frondizi, (2000:38-40), “no existen por sí mismos…,
necesitan de un depositario en que descansar”; es evidentemente claro que los
valores de la cultura q’eqchi’ están anclados en la persona humana como
depositaria, y solo en él, su existencia es real y virtual al mismo tiempo, pues son
condicionados en la familia y la comunidad, y los otros emergen en la individualidad
de la persona como producto de su formación, y esto también lo hace ser un valor
sobre entendido en cada uno, aunque no siempre puede manifestarse. En este
orden de ideas, se ha podido encontrar en la etapa de observación y entrevista que
en la población q’eqchi’ prevalecen valores morales, éticos y ontológicos que dan
vida a la legendaria cultura maya en la actualidad.

La dimensión de los valores en la vida de los q’eqchi’es, radica en cuatro rangos37


principales que sirven de pilar a los demás que se presentan, entre los que señalan
los ancianos: loq’l, loq’al, oxloq’il, loq’onink.

El primero, loq’l se refiere al atributo o propiedad inherente de sacro o sagrado, la


sacralidad que cada uno de los elementos del universo tiene impregnado por el
hecho de considerarse un Ser, por eso se dice, loq’laj kutan, loq’laj xul, loq’laj hab’,
loq’laj aam, loq’laj yajel, loq’laj wa, loq’alj ixim, loq’laj tzuul, etc., (sagrado día,
sagrado animal, sagrada lluvia, sagrado espíritu, sagrada muerte, sagrada
enfermedad, sagrado cerro, sagrado maíz, etc), y mientras tanto en el pensamiento
maya q’eqchi’ se cree que todo tiene vida, entonces todos los elementos materiales
o inmateriales, son sagrados por naturaleza y dignos de mucho respeto en su
tratamiento.

El segundo, loq’al es la condición o estado virtual que lo hace ser venerable, el


efecto que derrama el elemento en sí mismo, una virtud que poseen dichos
elementos de la naturaleza que hacen merecer ser digno de ser observable,
dignidad que irradia pureza, indemne de toda tentación y malicia, investidura de
lealtad y honradez que le categoría de ser ejemplo de vida. En el mundo q’eqchi’, se
dice por ejemplo: k’ajo’ xloq’al li na’leb’ nake’xye chaq qe li qamama’ qixa’an (loable
son las sabias enseñanzas de nuestros abuelos).

El tercero, oxloq’il es la categoría que hace que se perciba la sensibilidad de la


magia subjetiva del valor que se refiere a la exaltación del ser místico, que lo hace
venerable y sujeto al culto, esta dimensión no ocurre con cualquier elemento,
persona u objeto, pues esta virtud solamente lo poseen ciertos entes que revelan
mucho respeto y honra: oxloq’ li tzuultaq’a, oxloq’ li mayej, oxloq’ li yu’am, oxloq’il

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na’leb’, (el venerable espíritu de la montaña, venerable ofrenda, venerable vida,
venerable conocimiento).

Y el último, loq’onink, que consiste en el acto de la religiosidad que se rinde a los


elementos que guardan dichas propiedades, la vivencia de la magia a través de los
ritos, las rogaciones, las practicas ceremoniales, el culto a la existencia del ser, la
reverencia al muqmuukil na’leb’, una manera de veneración o modo de
reconocimiento del valor subjetivo que poseen, es la práctica que emana de la
conciencia de cada individuo y se manifiesta en acciones concretas y de manera
constante hasta convertirse en una costumbre, al respecto Sánchez (2002:31) habla
de la sacralidad de todo lo que existe como uno de los principales valores de la
cultura maya, que constituye el Ethos como dice Severino, “el -modo de ser y de
vivir-, la práctica de lo cotidiano…”, (Op. Cit.2005:93-94).

Valores morales
Estos valores son un conjunto de normas establecidas en el seno de la sociedad, la
comunidad o el pueblo, que controlan el comportamiento, el relacionamiento y la
participación, con quienes se vincula, como la familia, la comunidad, pasando por la
escuela, y como tal, ejerce una influencia muy poderosa en la conducta de cada uno
de sus integrantes, desde el exterior o desde el inconsciente; está determinado por
un carácter normativo, legal, obligatorio, coercitivo y punitivo, situación que lo hace
ser exigido, controlado y castigado cuando se deja de observar o se altera su
naturaleza de ser.

El valor del tuqtuukilal (equilibrio) la calma, la amistad son el fundamento para vivir
pacíficamente en la comunidad, sin alterar el orden de las cosas; con las personas,
con la madre naturaleza y con los Formadores y Creadores, “tuqub’ b’a’yaq aawib’,
tuqub’ ru laayu’am chankeb’ li cheek naq ink’a’ ch’olch’o xyu’am junaq li winq”,
(entrevista anciano de la región Nimlaha’kok), que se va alcanzando con la madurez
humana. El valor del usilal (bondad), es la virtud de estar bien con todos, con los
suyos, con el entorno mediato, adyacente y el distante “tento li wank sa’ usilal sa’
xyanqeb’ li komon”, hay que estar en armonía con los demás, es la regla de los
padres y ancianos, la armonía, no es sinónimo de sumisión o de no hacer nada, sino
que corresponde a hacer todo lo debido, lo valido, lo correcto. Este valor se ve
cuando en las comunidades q’eqchi’es, todos participan, colaboran, nadie se niega,
o se hace de rogar para realizar las actividades en la interioridad de la comunidad
que se constituyen como una sola familia y por eso mismo, la paz es entendida con
la palabra compuesta tuqtuukil usilal (paz) y se manifiesta en la forma de actuar de
las personas.

En la comunidad, constantemente se habla y se practica el valor del komonil38


(consenso) que le da sentido de pertenencia, literalmente se refiere a “todos” o “con

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49
la participación de todos”, posteriormente el sentirse identificado con la comunidad
hace que el tenq’ank ib’ (colaboración / cooperación) se pueda concretizar, y una
manera común para hacerlo es por medio del junaqil (equidad), “junaqiko, maajun
nim, maajun kach’in, junaqik qilb’al chi qajunilo”; por otro lado el patz’ok (consulta) o
del tz’aqonk (participación), se logra cuando existe también el valor del k’uub’ank
(consulta / acuerdo), debiendo para ello, valorar o reconocer el papel de los
principales, de los lideres, de los adultos o ancianos que son depositarios del valor
más grande, el loq’al (dignidad); todo lo anterior es símbolo del valor yaalal wank
(armonia), como dijera un informante: “wi’ ink’a’ wankat sa’ xyaalal rik’in li loq’laj
Tzuultaq’a, naru naxtaqlachaq junaq laatz’uum, mare laa’at, mare sa’ xb’een laawalal
aak’ajol, maraj sa’ xb’een li k’a’ re ru aawe, ma toja’ ta chik sa aawehan”, (entrevista
anciana de la región Nimlaha’kok), una advertencia que resalta de manera metafórica, que
ante la falta a la lealtad, el espíritu de la montaña, está atento a corregir, afectando
al individuo, o en su lugar pueden ser su descendencia, o sus bienes. E aquí el Q’oq,
la fobia o terror como dice Freud por cometer lo impropio, el pecado, de quebrantar
la norma cultural y comunitaria, de donde surge entonces el encantamiento de los
elementos, que puede ser sujeto a un castigo.

Valores éticos
La Ética surge como tal en la interioridad de una persona, como resultado de su
propia reflexión y su propia elección, desde su misma conciencia y voluntad, entra
en juego su razonamiento. Igual es un conjunto de normas morales que el sujeto ha
esclarecido y adoptado en su propia mentalidad, pero es propio de una sola
persona, lo que le da una singularidad y originalidad individual. Es una derivación de
los valores morales y ontológicos, que emanan al entrar en contacto con su entorno
circundante, sin necesidad de estar siendo controlado o vigilado por los padres de
familia y/o autoridades de la comunidad, sin ser reprimido por la misma norma, sino
por simple capacidad sugestiva o por la experiencia de otros casos ya sucedidos en
el caso del awas, q’oq y kaqcha que se aborda más adelante.

En sí, como dice Severino, (2005:8) se puede entender que los valores es “la
práctica de lo cotidiano… el Ethos“, que se basa en el valor del tiikilal (lealtad) en
cada uno de los actos de la vida; pero el valor que más se ha enrizado y que
constituye un estandarte en cada uno de los sujetos en cuanto ser humano q’eqchi’.
el xutaan (pudor / vergüenza), que no se considera como sumisión o humillación,
como dicen algunos investigadores, sino como una manera de mantener vivo la
rectitud, decencia y honestidad, el respeto a sí mismo, la protección de la intimidad,
que lleva a una rectitud en el comportamiento, pues la vergüenza es el castigo más
grave que se puede alcanzar si se incumple o se quebrantan las normas; por eso,
los padres de familia constantemente les dicen a sus hijos, minaak’e sa’ xutaan “no
me pongas en vergüenza”, pues cuando los hijos cometen una falta, no solo es

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50
vergüenza para ellos, sino también para los padres de familia. Esta es la razón del
porque el ab’ink (obediencia) y paab’ank (responsabilidad), que busca garantizar el
control de las relaciones sociales posteriores en los individuos y la comunidad.

Los valores éticos, hacen del individuo un verdadero Ser, pues la persona
concretamente es tal, en tanto vive en el seno de sus relaciones sociales en virtud
del cual es humano y por consiguiente, debe velar por medir, limitar sus acciones y
actitudes, a las justas dimensiones que ya fueron establecidas y practicadas por sus
congéneres, la familia, la comunidad, el pueblo. Estos valores, son los encargados
de establecer cuales actos humanos son correctos y cuáles no, la capacidad de
autocorregirse, de disciplinarse, de cumplir la norma aún estando lejos de sus
padres y de sus autoridades, pues el q’eqchi’ como persona, aprende a depender de
sí mismo, desde muy temprano, por lo que estas normas de la ética restringe todo
aquello que puede resultar fuera de control, que altere el equilibrio o la armonía
social y comunitaria.

Sin embargo, a pesar de todo, si la situación de control se rompiese y se dañase o


se es dañado por otros, cuando una persona causa algún daño de manera
intencional o no, la persona q’eqchi’ siempre está preparado para enfrentar con una
actitud pacífica, pues el valor del kuyuk (niveles tolerancia) es uno de las virtudes
del niño o niña que le son transmitidos en el seno del hogar, lejos de la sumisión y la
humillación, pues el q’eqchi’ sabe que si se le causa un daño o le causan un mal, a
través de su kuyuk, la naturaleza le proveerá de energías positivas y le quitara al
sujeto culpable, dañándolo en su defensas por medio del q’oqonk, (ver valores
ontológicos, pag. 57) por eso se dice que, lo que se hace a otro ser, a uno mismo se
lo está haciendo; es evidente que las relaciones interpersonales sean caracterizadas
por el valor del rahok ib’ (amor) que es el valor más preciado y que motiva la
convivencia pacífica en todos los lugares donde se encuentra, a eso se debe que
siempre se escucha la frase “qasqiitz’in qib’ sa’ komonil”, somos hermanos todos, y
esto se impone sobre todas las demás cosas que pueden suceder, incluso al
enemigo se considera un ‘hermano’.

Otra expresión que resalta este valor es cuando con el afán de formar actitudes de
respeto hacia los demás, los padres de familia dicen: “eb’ li asb’ej, moko
juntaq’eeteb’ ta chik eerik’in, teera li asb’ej, teera li iitz’inb’ej, meejuntaq’eeti eerib’
rik’ineb, meemuxeb’ xwankil’”, que se refiere a afianzar el respeto tanto a los
mayores y los menores, dándoles el lugar que les corresponde, pues tratarlos como
iguales, sería una falta de respeto, por lo consiguiente hay un llamado para no
compararse con ellos, sino deberá tratarse con respeto, perdiendo cada quien su rol
y consecuentemente su valor de ser ante los otros, por eso siempre los papas
siempre le dicen a los hijos, cha weekaaq aawib’, que se interpreta como decir: que
se dé su lugar.

51
Valores ontológicos (muqmuukil na’leb’)
En este escenario de ideas, esta la práctica de lo cotidiano… el Ethos, que va unido
a lo religioso y mágico en el mundo q’eqchi’. Esta singularidad es de cada pueblo, y
de ahí depende su idiosincrasia, de sus creencias, exigencias y emociones, como el
placer, el éxtasis, el gozo, la alegría, la plenitud. Por su parte Frondizi, (2000:45) dice
que no puede haber valor, si el objeto no produce ningún goce o satisfacción, por lo
que el valor no puede estar ajeno a la valoración, es decir que la valoración (lo
subjetivo) es el proceso de captación del valor, por ejemplo, lo que sucede con el
valor del sihink (generosidad) observado en la comunidad, cuando durante una
visita, llegan a la casa una señora con su bebe…, y llegado la hora de comer, les
sirven tanto a la mamá, como también a la bebe aun que por su minoría de edad no
ingiere alimentos, sin embargo, le llevan una tasita y tortillas, diciendo: we’ xsek’
laach’ina ko’, (aquí está la taza para tu hijita), la mamá lo recibe, y procede a
guardarlo en una hoja para llevar, lo que en q’eqchi’ se llama Xeel”; como dice el
autor, captamos cada una de ellas con los ojos, pero la semejanza o diferencia no la
captamos con los ojos de la cara, sino con los ojos del intelecto, preguntado a un
anciano dice que hay que ser dadivosos con las personas y los demás seres, pues
en la hora de nuestra muerte podemos pagar lo malo que hacemos, y ser generoso
o dadivoso con los demás crea emociones de satisfacción.

El valor del oxloq’ink (honra / dignidad) permite ubicar a cada uno de ellas en niveles
para su tratamiento, porque están sujetos por el Q’oqonk (ver pag. 57) y no servirle o
atenderle constituye una falta a la honra o la dignidad de la persona, indistintamente
su edad, pues igual tienen q’oq los recién nacidos, los adultos, los ancianos, los
abuelos y abuelas; por eso mismo no es permitido en las comunidades, que los
ancianos sean abandonados por los hijos y los nietos, pues incluso, los elementos
de la naturaleza como los animales, las plantas, los cerros, el agua, etc., son
portadores del q’oq, “li tz’i’ ink’a’ naru xtz’eqtaanankil, xb’aan naq tatkamq, ha’an
tb’eeresinq aawe, ha’an ttenq’anq aawe chi nume’ jumpak’al li ha’, hab’an wi’
xaab’aanu li rahilal re, il b’i’ aawib’an” (entrevista anciano de la región Nimlaha’kok), el perro
hay que tratarlo bien, porque después de la muerte, es él el encargado de ayudarte
a cruzar el gran río, pero si le hiciste algún daño, debes olvidarte de su ayuda.

Existe otro valor ontológico que los niños y niñas empiezan a cultivar por orientación
de los padres de familia, por ejemplo el valor del Loq’onink ib’ (discreción), esto se
refiere a que todos los actos que realiza cada individuo, debe estar regido por una
autodisciplina que es con uno mismo, que es por el bienestar de la propia persona,
por ejemplo, la mamá le inculca este valor a las niñas en la edad de la adolescencia,
diciendo, “cha loq’oni aawib’, ma yal aakutb’e aawib’ ma yalaq k’a’ aab’aanu” (que
seas prudente, no cometas cualquier estupidez, no hagas cualquier cosa sin
consultar) y entre estas formas de manifestación de la virtud de la autodisciplina,
esta por ejemplo la de no tomar o consumir cosa frías en el período de la
menstruación, o la de no estar bajo los árboles a determinadas horas del día, y con
los varones, la de no burlarse o golpear sin razón a los animales o de personas con
algún defecto, la de no robar, no comer determinadas partes de los animales en la
comida, pues al contrario pueden ser castigados por la naturaleza de las cosas, por

52
el muhel (espíritu) y que luego haya que estar realizando los ritos y que si no se
logra curar, pueden quedar enfermos o llevarlos incluso a la muerte; si bien es cierto,
estos valores lo que tratan es preservar la salud, tiene mucho que ver con el aspecto
psicológico, la salud mental del individuo, pero es una forma de respetar y controlar
la conducta de la persona con la naturaleza y los seres del universo, pues incluso no
se pueden señalar las estrellas con los dedos, mucho menos contarlas, o ver cuando
‘la luna se está bañando’. Por eso se dice que el ethos, consiste en una
impresionante cantidad de prescripciones, prohibiciones y normas que responden a
una estructura lógica que solo se puede explicar desde la cosmovisión misma.
Encontrando su fundamento en la naturaleza ontológica del hombre, la finalidad de
su existencia. (Severino 2005:93-94).

La prudencia, es uno de los valores que se percibe en la vida los q’eqchi’es como
una herencia de los antepasados, pues con frecuencia se oye decir de los ancianos
y padres de familia que una persona puede consumir dependiendo del tamaño, la
edad y la capacidad de producción de la misma. El término medio, prudencia (kaya
tz’aqal) (eek’anb’il wank o loq’onink ib’), es el estado virtuoso entre dos extremos, el
exceso (numtaak, xulil) y la miseria (majelal o pixul); así, como la generosidad
(sihink) es el punto medio entre el derroche (b’atz’unlenk) y la ambición (ch’iqil o
q’etq’etil). Es decir que en la praxis están sujetos a una forma de vida que se
manifiesta como la búsqueda de la plena realización del potencial humano, a través
de principios, valores y virtudes que permite mantener un estado de serenidad al
estilo de un hedonismo racional39. Esta estrategia de resistencia de la cultura frente
a la cultura globalizante, permite encontrar un asidero para retomar y recrear los
valores de la cultura maya q’eqchi’ para efectos pedagógicos.

Aunque hay quienes tienden a renunciar o posponer el placer inmediato con el


objeto de alcanzar una satisfacción más segura y duradera en el futuro; esta
posición se ha formado debido a la fuerte intervención de las sectas
fundamentalistas que ofrecen y vociferan en altoparlantes, entre los dominios del
Tzuultaq’a, un tesoro “más allá del sol”40.

Freud, en su obra titulada, Más allá del principio del placer (1922) señala que “la
recepción de estímulos internos, sirven sobre todo al propósito de averiguar la
orientación y la índole de los estímulos exteriores, y para ello el individuo, toma
pequeñas muestras del mundo externo, para probarla en cantidades pequeñas, es
decir convertir en praxis la orientación verbal”, así en el mundo q’eqchi’, los padres
de familia enseñan a sus hijos el valor del K’ajb’ak (sacrificio/Abstención).

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53
El principio41 de la iniciación42 a la vida, la génesis de la configuración del ser
humano frente a las fuerzas energéticas del universo, cuando se alcanza la madurez
para aprender a comportarse con los demás seres de la naturaleza, xwinqilo’. asi
dicen los ancianos al ver al varón que ha superado los procesos de inducción,
x’ixqilo’ dicen cuando es mujer, que significa literalmente “ya es hombre” o “ya es
mujer”, los padres de familia inducen a los hijos a practicar las normas, los sistemas
de valores sin dar mayores explicaciones del porque, solamente se dice que ‘no es
bueno’ hacer o dejar de hacer tal o cual cosa, por ejemplo: los secretos mágicos que
se practican alrededor de la siembra del sagrado maíz, mal tratar a un anciano, no
regalarle nada a una visita, ignorar la presencia de un animal o peor aun lastimarlo,
por eso el wotzok, (agradar) a parte de interpretarse como compartir en el lenguaje
formal, es un valor que se interpreta como sensibilidad, una práctica de sentimiento
humano, que permite acercarse a sus hermanos y ancestros, tener el placer de
corresponder a los congéneres, una manera de comunicación, pero al mismo tiempo
un deber para demostrar la estima y el valor que se tiene de los demás, el encuentro
con los suyos, una especie de exaltación como cuando se le dice a los hijos que en
la siembra, antes, durante y después, “no es bueno patear, golpear o gritarle a los
animales como los perros”; un anciano cuenta a manera de mito “jun wa kik’ulman,
jun li cheekel ixq kiwulak chi ula’ab’k rik’in laj awiil, yal b’an li ixaqilb’ej maak’a’ kixsihi
b’a’yaq re, ut li xkok’al yookeb’ len chi reetz’unkil, toja’ nake’rab’i kinume’ jun li xul sa’
xb’eeneb’ laj awinel, -xxik’ taxaq, roq taxaq- chan len li xul, chalen aran b’i’an, li xul
ke’choyok re li riyaj laj awiil, ha’an rawasil li ke’xb’aanu” (entrevista con anciano de la
región de Nimlaha’kok), que se interpreta como la presencia o visita de una anciana
durante el día de la siembra, pero en lugar de atenderla, la dueña de la casa no le
regaló nada, fue ignorada y los hijos se burlaban de ella, por lo que en el mismo rato,
pasó volando sobre los sembradores un ave gritando, que ni siquiera un ala, o una
pata –del chunto- le dieron, eso causó que los animales se terminaran la semilla y no
hubo cosecha; lo que advierte que el muhel del Tzuultaq’a puede estar manifestado
en la anciana, en los animales, o en cualquier elemento de la naturaleza.

Por eso el k’ajb’ak, no es simplemente la abstención sexual, término al que lo


reducen muchos autores, es eso y muchas cosas más, pues también se abstienen
de consumir bebidas y comidas consideradas calientes, (como el caldo de res, el
licor, etc.) o bien consideradas negativas para la semilla, las plantaciones, para el
feto en el estado de gestación de la mujer, lo que exige y conlleva a principios de
autocontrol o autodisciplina, de no agredir, ni verbal, ni físicamente a los seres de la
41
Base, origen, razón fundamental sobre la cual se procede discurriendo en cualquier materia. Cada
una de las proposiciones o verdades fundamentales por donde se empiezan a estudiar las ciencias o
las artes. Norma o idea fundamental que rige el pensamiento o la conducta. (Microsoft® Encarta®
2009. ©)
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naturaleza, personas, animales, plantas, y otros elementos que para el q’eqchi’
tienen muhel (espíritu), el otro yo.

Este tipo de valores permiten alcanzar virtudes como la trascendencia, que se


manifiestan en otros valores más profundos como el Matk’ek (Soñar), la visión de lo
intangible, el sueño es la manifestación de la comunicación con los seres orgánicos
e inorgánicos que algunos q’eqchi’es han aprendido a interpretar; o cuando se dice
de los especialistas comunitarios que conocen el lenguaje de las plantas y los
animales: “wan raatinal li k’anti’ re naq ink’a tatxch’e’, jo’kan aj wi’ li che’k’aam li
nak’atok, tento taaye aawib’ reheb’” hay explicaciones de la configuración del ser
humano que sólo se puede entender estando en el momento, frente a la serpiente, o
debajo del árbol de brujo, entender que tiene que comunicarse con él, el valor de la
saliva en cada escupitazo, o el hecho de que un huevo puede curar al bebe ojeado,
etc., este conocimiento se va adquiriendo durante el proceso de inducción, posterior
a la iniciación; por eso, los niños cuando juegan fútbol, escupen tres veces la pelota,
o le echan el aliento (hoyb’ank), como una forma de transmitirle las energías, exaltar
su aliento de vida, “naq taachap laawa, laawiyaj, maraj laak’anjel, toj tento
xhoyb’ankil laawuq’ re naq ink’a’ taaxib’esi xmuhel, maraj re xb’oqb’al xwankil re naq
ink’a’ tmuxe’q, li xhoyb’ankil chanchan jun raatinankil” es la comunicación que
permite pedir o invocar su presencia, su respuestas, su magia; una manera de
estampar que equivale quizá a santiguarse en el pensamiento cristiano el valor
ontológico en cada una de las practicas cotidianas.

Y por último el valor del na’uuchink (éxtasis / trascendencia), una manera de


encantamiento que son propios de personas más adultas, pero que el niño o la niña
vaya aprendiendo por ejemplo, a saber interpretar ciertas vibraciones, jalones o
punzadas en determinadas partes del cuerpo, el canto de algún ave, la presencia de
algún animal en el camino: “…naq nach’uyuk sa’ xtu’ li nab’ej xiwxiw, xb’aan naq wan
naq kamk maraj xnimal yajel nareek’a…” uuchin naq k’a’ ru ok aawe xk’ulb’al, naq
naruk’rut ru aatib’el ha’an jun esilal, jo’kan aj wi’ naq tch’ich’iri rib’ rix aawu, ha’an
yaab’ak naraj naxye.” son resultado de esta cadena de aprendizajes de cada uno de
las creencias, prácticas, de pulsiones43 como dice Freud, o tener el don de alcanzar
descifrar el futuro mediante la lectura del tz’inte’, o semilla del palo de pito, que solo
buscan alcanzar el perfeccionamiento espiritual y una sublimación ética, para poder
esperar la trasformación del hombre en “el hombre verdadero”, una manera para
permanecer en coordinación, en armonía, en total entrega a la ética y la moral que
se manifiesta como en un hechizo, pues es la demostración del control y auto control
de la mente, del cuerpo y de las energías del universo, y no todos alcanzan ese don.

Esta interpretación de lo que sucede en el entorno, va más allá cuando los ancianos
dicen: “naq junaq xul ttoq maraj tq’ax ru sa’ aab’e, jo’ li saqb’in, li k’anti’, li imul, li
peepem wan naraj naxye…, maraj naq te’ok sa’ laawochoch, jo’kan aj wi’ naq
tatkanaaq chi xka’yankil sa’ choxa, ut taawil li loq’laj choql, nak’utun ma chalk re li
hab’al q’e, maraj saq’ehil, maraj yooh chi k’ulmank junaq li rahilal chi najt…” si un

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55
animal cruza tu camino por donde andas, sea este una comadreja, culebra, conejo,
mariposa, tiene un significado y hay que estar prevenidos, o incluso con solo
observar el movimiento de las nubes se sabe si se acerca el verano o el invierno,
incluso enterarse si está sucediendo algo en algún lugar lejano, pero solamente a
través de la práctica de la contemplación y la concentración lo han logrado los
ancianos. Así como el conocimiento de las plantas, sobre como curar o prevenir los
sustos, incluso el manejo de las fases de la luna para todas las actividades.

A lo largo de este estudio, se ha venido hablando de tres elementos elementales que


encarnan la personalidad de los q’eqchi’es, y que se pueden catalogar como los
principios sobre las cuales se construye la axiología del pueblo q’eqchi’, siendo estos
el awas, el q’oq y el kaqcha.

El principio del Awas termino q’eqchi’ que se refiere a cierto encantamiento o


hechizo que se sufren las personas, animales y los elementos de la naturaleza como
las siembras, pero también en el trabajo, en el juego, en las fiestas, etc., al no
respetar o cumplir con las normas y principios de vida, como resultado se padece o
se replica en los hijos, (la descendencia) o en los cultivos y los animales de crianza,
de todo lo que es deseado, rechazado o despreciado, y no se cura, hasta que no se
cumpla con la aplicación de ciertas prácticas. Ejemplo de Awas: ocurre con las
mujeres que mantienen relaciones con varios hombres, es porque su madre cuando
estaba en estado de gestación, estuvo viendo a los perros u otro animal tener
relaciones. O cuando un niño sale con granos o salpullidos en el cuerpo o en la
cabeza, es porque sus padres desearon o despreciaron o dejaron quemar maíz,
(Recopilación propia del autor con anciana vendedera de comida en el mercado
central de Cobán.)

Se considera el Awas como una norma, pero otros es un tabú, constituye el código
de conducta de la persona, un elemento catalizador de la vivencia, es el valor que
encarna la consagración del ser, la entrega y correspondencia del ser con su
interlocutor, el encuentro y reencuentro con los seres de la naturaleza, un verdadero
culto, “fobia al incesto o al quebrantamiento de la norma” como dice Freud en su
capítulo de Tótem y Tabú, es el awas pues, dos significaciones opuestas: lo
sagrado y lo mágico, sin embargo la consecuencia, del quebrantamiento de la
norma, resulta la contaminación o el contagio por lo cual hay necesidad de realizar la
ceremonia, el rito de expiación, reparación o reconciliación con el equilibrio, y resulta
de las perturbaciones que puedan sobrevenir en determinados actos importantes de
la vida, tales como el nacimiento, la iniciación de los adolescentes, el matrimonio, las
siembras, la crianza de animales, las construcciones, la casa y la pesca, los viajes,
etc.

Siendo el Awas, un código que normaliza y determina cierto nivel de disciplina en el


comportamiento social, cultural, espiritual y ecológica de la persona y los elementos
que lo rodean, el awas no puede considerarse como una prohibición como lo dicen
algunos autores kaxlanes que han hecho algún acercamiento a algunas
comunidades q’eqchi’es puesto que no se puede concebir como pecado o algo
simplemente malo, sino una regulación de la conducta que ante el quebrantamiento
56
de la norma de conducta que gobierna la vida de la persona, lo deja sujeto y
obligado a corregir el error, pues la alteración del equilibrio, no puede quedar
desapercibido sino deberá nuevamente alcanzar su armonía total, por lo que el
q’eqchi’ trata de gozar de la vida cuidando no romper la norma establecida, que no
son más que principios y valores; y si esto ocurre, existen las curaciones que
contrarrestan el encanto, que devuelve el equilibrio, pero solamente los ancianos
dan con la forma para poder curar. Por ejemplo si una persona en estado de
gestación (a veces no es necesario esta condición) desea, hace o desprecia algo, su
efecto hace que repercuta en los nuevos seres, los hijos; es como el efecto o
impacto de las energías que emanan cada elemento de la naturaleza sobre las
personas.

Hay que dejar claro para los que han pretendido dar alguna explicación en relación
al awas, que tanto este, como el Q’oq son dos entidades distintas, pues este último,
tiene su origen en la violación o inobservancia de la norma, y que trae como
consecuencia un castigo, aquí entonces si vale decir lo prohibido, cuando la persona
hace o comete algún daño, está sujeto a ser reprimido por la misma naturaleza de
las cosas, de las personas, de los animales u otro elemento del entorno.

El principio del Q’oq, entiéndase este término q’eqchi’ como una manera de ley de
la recompensa natural. Violar el principio de armonía y equilibrio maltratando,
agrediendo, destruyendo o invocando el mal para otros, los bienes de los
semejantes o elementos de la naturaleza tiene su respectivo castigado en la
integridad de la misma persona o la de su descendencia, e incluso en sus bienes sin
posibilidad de corregir o enmendar, por ejemplo: si se maltrata el maíz, el Tzuultaq’a
puede castigar con una mala cosecha, o convertir el sembrado de milpa en
comedero de animales de la montaña.

Es el Q’oq pues, un principio q’eqchi’ que rige como un valor coercitivo que busca
básicamente que no se actúe en contra de la naturaleza de las cosas y que se
extralimiten las relaciones entre los semejantes y los demás elementos de la
naturaleza, teniendo conocimiento de su valor, se logra impedir que se altere la
armonía y el equilibrio, es una fuerza natural que encarna o representa el dolor o
lástima que impregna y se crea en las personas y otros seres al hacerle un daño
intencionado, por ejemplo matar a una persona, cortar malintencionadamente la
milpa u otro cultivo, pegarle a los progenitores, negarle comida a los animales, etc.;
cuando se recibe el efecto del q’oq puede ser en forma de desastres como los
derrumbes, accidentes, muertes, malformaciones físicas, enfermedades, escases y
miserias materiales,44 el q’oq al igual que awas es posible de prevenir e incluso
algunas veces de ser reparado, el problema es que puede ser heredado a los

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descendientes, hijos, nietos, etc., por lo tanto, puede ser que no se conozca el
origen o motivo de su sufrimiento. El q’oqonk, es la acción y el efecto del q’oq45.

Ser sujeto del Q’oq es resultado de violar el principio de armonía y equilibrio por una
persona como maltratar, agredir, envidiar, arrebatar, impedir o estropear
malintencionadamente la vida o los bienes de sus semejantes o elementos de la
naturaleza, castigado sin posibilidad de corregir o enmendar, como en el caso del
awas que puede ser restablecido, mediante el reconocimiento de la falta y de su
aplicación para alcanzar el equilibrio, por lo que algunos lo consideran una
enfermedad.

Cuando una persona sufre una acción causada intencionalmente por otra, este
acontecimiento que experimenta el cuerpo, sus bienes o elementos de la naturaleza
van emanando un tipo de karma46, que influye o determina todo lo que pueda ocurrir
al causante más adelante, en el futuro, ya sea a él personalmente, en su integridad
física, en sus bienes, su trabajo, pero también puede ser en su familia, sus hijos, sus
nietos y demás descendencia, como una forma de demarcar el destino.

El principio del Kaqcha, es como la maldición, la mala suerte, el valor punitivo de la


no observancia de las normas y reglas de conducta entre las personas y la persona
hacia la naturaleza, por eso se dice que cuando la persona infringe un awas se hace
awas a sí mismo. El kaqcha es una condena que se tiene que llevar toda la vida por
algo que la persona haya hecho, por ejemplo el haber matado a una persona o a un
grupo de personas como las masacre; en tanto es una consecuencia de la violación
de la norma, la persona que lo encarna no tiene reparación, es único, personal e
intransferible, no se hereda, pues es un castigo individual47. Los abuelos q’eqchi’es
dicen que al momento de cometer un abuso, de alterar la norma del equilibrio y la
armonía natural, las energías positivas de esa persona lo abandonan, es despojado
de sus dones para ser trasladado a sus víctimas, en q’eqchi’ se dice xk’e xraxal ruq’
sa’ xb’een que se traduce como la buena suerte de sus manos que deja.

En este sentido, las familias q’eqchi’es desarrollan una fuerte comunicación con sus
hijos, las madres mayor contacto con las niñas y los padres con los niños por la
transmisión de conocimientos relacionados a esta materia.

Por eso mismo, los ancianos dicen: “wi’ ta raj nak’eeman xloq’al li awas ut li q’oq sa’
qayanq, moko toj aajel ta raj ru li chaq’rab’, li tz’alam, xb’aan naq arin raj nawan
xk’eeb’al xloq’al li ka’ re ru wan…, maajun raj nanumta, maak’a’ raj li majelal, ink’a’

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raj wan li ch’iqil, li eetz’unk, ut li tz’eqtanank sa’ xk’ab’a’ li nimank ib’” (si se practicara
en la actualidad el awas, no habría necesidad de las leyes, de las cárceles, pues
cada quien se respetara, la dignidad de los seres seria honrado, habría un control,
una estabilidad de derechos, nadie desearía el exceso y nadie estaría en la miseria,
y solo así, no fuéramos víctimas del consumismo, de la imitación y la explotación por
los deseos insaciables de grandeza).

Estos son las tres categorías que controlan la axiología q’eqchi’ que sigue vigente en
la temporalidad de la vida, es decir, el valor moral, ético y ontológico. (Cfr. Totem y
Tabú. Sigmund Freud. 2007:92-119).

La familia en la formación de los valores mayas q’eqchi’


El lenguaje es el elemento mediador de las relaciones entre individuos,
específicamente entre padres de familia e hijos, y de éstos con la naturaleza, en este
sentido, es el factor humanizante por excelencia y además, el lenguaje viene a darle
sentido a la cultura, no sólo como medio para transmitirlo, sino como elemento que
hace comprender la realidad, a través de sus símbolos, sus significados, sus
conceptos etc., que van dando forma a los modos de vivir, y el comportamiento de
los individuos en la comunidad; como dijera Marx, “el hombre es tal en tanto que vive
en el seno de unas relaciones sociales en virtud de las cuales es humano” por eso
los padres de familia señalan que es el aatinak/Seeraq’ik (la palabra), la manera de
comunicación, pues desde que los hijos están pequeños, existe la necesidad de la
transmisión de los valores, es necesario garantizar que la persona se encuentre
consigo mismo, que aprenda a encontrar en la naturaleza el complemento de sus
virtudes, por medio de la contemplación, para tener seguridad, confianza en sí
mismo, y poder enfrentar la modernidad.

Por eso, el Tijok (Formación humana) es una de las formas de utilizar el recurso del
lenguaje en la transmisión de los valores, y que tiene su escenario principal en la
etapa de la iniciación de los jóvenes q’eqchi ‘es para garantizar que cada niño o
niña, se convierta en un ser humano adulto, pensante, educado, y útil; es la acción
que cada día, los padres de familia realizan con cada uno de sus hijos, desde el
momento de salir de la casa, inducir a que vayan directo a la escuela, que no se
detengan a ver, a juzgar, molestar a nadie en el camino, que respeten a los
ancianos, ancianas y a los mayores al encontrarlos en el trayecto, que pongan
atención, que no tomen las cosas ajenas, que no molesten o golpean a alguien, que
no estén golpeando a los animales, cortando o arrancando flores o plantas, que no
tiren piedras en el siguán, en el rió, etc. Está muy ligado complementariamente con
el Q’usuk (Advertencia/consejo), que consiste en advertir para no quebrantar las
normas morales y éticas en cada uno de las personas, reprime de alguna manera los
actos normados.

Otra virtud que sobresale en la relación entre padres e hijos, es la forma de


compartir los conocimientos, las costumbres, las tradiciones, la cosmovisión, de una
manera participativa, wotzok, (agradar) valor que se interpreta como una alta

59
sensibilidad de sentimiento humano y que hace que cada individuo aprenda a
convivir con sus hermanos y ancestros, tener el placer de corresponder a los
congéneres, una especie de exaltación donde el niño y la niña, toma parte en el
desarrollo de las actividades, por ejemplo, en las fiestas, en la siembra, en los
casamientos, en el nacimiento de sus hermanitos, en la crianza de los animales, etc.,
es la vinculación con el entorno, la apropiación de los valores a través de la práctica,
del ejemplo, de la vivencia; esta situación se sigue practicando a lo largo de la vida,
en familia y en comunidad, la persona q’eqchi’ tiene enraizado el valor del wotzok de
tal manera que tiene la concepción que “todo lo que existe” fue creado para todos,
“k’a’ ru naxk’e qe li Tzuultaq’a, jo’ li chaqi xul, li ki’il q’een, li xsahili li tzakahemq,
tento naq junq tz’uqul, junq ch’uyul chi qix, xb’aan naq jo’kan kanab’anb’il chaq sa’ li
muqmuukil na’leb’ yeeb’il chi rix li k’a’ re ru wan…”. En su interpretación más
profunda va más allá y se puede entender como las diferentes formas de cortesía,
de servicio, ofrenda, ofrecimiento y convivio, pero a la vez de participación, término
filosófico que también es posible encontrarlo como los actos de sacrificio; por
ejemplo se pone en práctica el wotzok cuando se comparte en alguna celebración
familiar o comunitario, “también hay wotzok cuando se practica el valor del seeraq’ik
(comunicación) de ideas, la traslación de conocimientos oral, pero también hay
wotzok en el dolor, en la enfermedad, en el luto”. Al respecto, Haeserijn, M. (1975)
dice que “la comunidad indígena valora no al que tiene más, sino al que ayuda más”,

Por otro lado enseñar y comunicar es lo que comúnmente se conoce como Tzolok
(Aprendizaje), “li kok’al junpaat nake’xtzol re, wi’ yooqeb’ chi rilb’al naq yooqat
xb’aanunkil, qayehaq, wi’ nakak’at laapom, maraj nakanaw li b’anok rik’in q’een,
maraj chan ru risinkil xmay li k’anti’, laj xook’, maraj k’a’ chik re ru chi na’leb’il” es el
aprendizaje a través del ejemplo, como cuando los padres de familia llevan a sus
hijos desde pequeños en el trabajadero, con esto inicia el aprendizaje significativo de
los roles desde el punto de vista de la cultura y la cosmovisión. Por lo que la
educación y la formación en valores inicia en el hogar con el ejemplo; en el
pensamiento q’eqchi’, los roles se transmite, desde la niñez, tanto por línea paterna
como materna, cuidar de la juventud, para llegar a la edad productiva con los
conocimientos enraizados en el corazón, la manifestación que la formación no se
lleva en la mente, en la cabeza, sino en el ch’ool, el corazón, pues cuando se
pregunta si han asimilado los conocimientos, no se dice: “ma xkana sa’ eejolom”,
sino: “ma xkana sa’ eech’ool”, lo que comprueba que no se guarda en la cabeza
como comúnmente se acostumbra decir, sino todo se guarda en el corazón, que es
algo más significativo.

Aquí resulta el termino, ch’olob’ank una categoría que requiere de una atención más
personalizado en el hombre y de mujer, pero que sobresale en la formación de las
niñas, es la iniciación en la etapa de la pubertad, la adolescencia, mas relacionado a
la reproducción humana, valores morales y éticos que como mujer y como hombre
deben conocer para no ser víctima de algún aprovechamiento o engaño; por lo que
la etapa de iniciación o preparación de la persona, es para su incorporación a la vida
social y cultural de la comunidad. Esta iniciación se traslada el conocimiento del
awas para garantizar la protección de la persona contra la fuerza o las energías
negativas de otros seres, de los peligros resultantes del contacto y la apropiación o
60
consumo de determinados alimentos. Es la manera para evitar perturbaciones que
puedan sobrevenir en determinados actos importantes de la vida, tales como el
nacimiento, la iniciación de los adolescentes, el matrimonio, las siembras, proteger a
los niños que están por nacer y a los recién nacidos de los peligros y agresiones
energéticas de la naturaleza.

En las comunidades q’eqchi’es se ha venido practicando a través de los años, cada


uno de los conocimientos que se heredaron de los abuelos y abuelas, conocimientos
que están compuestos de experiencias, prácticas, habilidades, competencias y sobre
todo valores, virtudes, hábitos y conductas propias de la cultura. Estas sabidurías,
son las que forman parte de un proceso de formación del ser humano, e inicia desde
el momento del nacimiento, poco a poco se va incorporando como parte de un
conjunto de habilidades y competencias personales, de cada hombre y cada mujer,
que como normas de conducta se van reflejando en la personalidad y conducta de
cada ser humano en tanto constituye ser miembro de la comunidad.

Desde el momento de su nacimiento, cada ser humano tiene destinado su trabajo, el


maatan (misión), su forma de participación en la familia y en la comunidad, “no hay
una edad concreta para empezar a educar a los niños, sino que esto es una
exigencia permanente de los papas, y de la comunidad, ya antes del nacimiento del
niño, y que no termina hasta el matrimonio”, Parra (1994:24), según este autor, la
educación es en forma personalizada, y durante los primeros años, es la mamá la
que se encarga de educar y corregir a los hijos, sin embargo, el esposo e incluso los
abuelitos, también son clave importante en la educación inicial y son los encargados
de inculcarles los conceptos de piedad, disciplina, autodominio, moderación y
mesura del valor de las cosas, para alcanzar una vida profundamente sencilla,
austera y en plena comunión con la naturaleza. (Op Cit, 1994:25). Es pues para el
q’eqchi’, la naturaleza, el santuario donde se desarrolla la meditación y se busca
alcanzar el máximo limite de equilibrio y armonía con todo el cosmos, siendo el
pudor y la pulcritud los elementos que hacen alcanzar la magia de la vida convertida
en una verdadera religión.

Pero no solo se les inculca el respeto hacia uno mismo y hacia los demás, “sino
también hacia todas las cosas, como la tierra, los cerros, el maíz, el fríjol, los
animales: no hay que machucar ni pisotear nada de eso, todo es sagrado y hay que
decirlo, para que cuando el niño sea grande, le tenga respeto y siga las costumbres”.
(ibidem, 1994) los niños desde muy temprana edad son incorporados al trabajo que
realizan sus padres, no con el fin de explotarlos, sino para que se formen el hábito
del trabajo, para desarrollar las capacidades cognitivas y psicomotrices, que luego
les permita comprender a su pueblo, a su medio y a resolver los problemas que se le
presentan en la vida. (Rodríguez 1993:61)

En el pensamiento maya, el papel de las mujeres es extremadamente importante,


particularmente como educadora, en tal sentido Diego de Landa dice: “criaban las
indias a los niños hasta la edad de los trece años…” (1959:45). Mientras en el
pensamiento occidental, la mujer es una víctima más del mercado laboral, lo que
hace que cada vez la mujer se aleje del rol fundamental para la formación de la
61
personalidad del “hombre verdadero”, dejando por un lado la formación en valores y
principios practicadas en casa, dándole más valor a lo que la escuela ha venido a
implantar, pero que en efecto, no ha sabido hacer. Su incorporación a la
productividad ha obligado a alejarlo de los niños, dejándolos a merced de la
tecnología (televisión, radio, computadora, etc.), siendo las comunidades q’eqchi’es
en donde aun se práctica la comunicación y contacto directo entre padre-madre e
hijos, principalmente la madre que cumple con su rol insoslayable de educación en
valores.

La tendencia hacia la transformación y la modernización se nota en las fuertes


manifestaciones y aspiración de residir en zonas urbanas, esto a obligado a los
individuos a adoptar patrones de comportamiento más a la usanza ladina, cayendo
entonces en la crisis de identidad que se ha hablado, influenciado muchas veces por
la escuela, los medios de comunicación, las iglesias, etc., que solamente van
asegurando la aculturalización de los pueblos.

Como ya se dijo, la educación que se imparte en las comunidades y familias


q’eqchi’es, están basadas en principios y valores de la cultura propia, recreando una
epistemología indígena viva. Por eso las personas que ejercen el papel de maestro
no deben ser elegidos por haber obtenido un certificado como tal, sino porque tienen
el don de ser educadores y se lo van ganando con el paso del tiempo, al alcanzar la
edad madura, en toda la dimensión de la palabra, para poder llegar a ser guías de
sus comunidades, es por ello que se habla del papel de los ancianos como un reto y
uno de los más grandes ideales. Este tipo de educación tiene como pilares
fundamentales el trabajo, la responsabilidad, el respeto, la solidaridad, y la armonía
(Tzoc, J. 2005:34).

El sistema educativo nacional bajo el espíritu del actual proceso de Reforma


Educativa, apuesta por una interculturalidad que no puede ser posible sin el
afianzamiento de la identidad, los valores vinculada al currículo es un medio para
impulsar la relación escuela - comunidades, permitiendo abrir la institución educativa
a la vida e impregnarla de la realidad social; la educación entonces, debe facilitar la
formación de ciudadanos comprometidos con una vida en paz, con las
responsabilidades inherentes a la pertenencia a una comunidad, y la preservación
y construcción de su ambiente. Es decir que la Reforma Educativa plantee una
educación en valores desde la realidad de cada comunidad.

Por eso y de acuerdo a la red electrónica de consulta de la OEI48, la educación en


valores: “debe ser el desarrollo de la dimensión moral de la persona, potenciando su
autonomía, su racionalidad y el uso del diálogo, con el objeto de construir principios
y normas, tanto cognitivos como conductuales, que orienten a las personas ante
situaciones de conflicto de valores. El modelo que compartimos se opone a toda
posición autoritaria y heterónoma que establece lo que está bien y lo que está mal”.

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62
Siendo pues la educación un proceso que va de la mano con el desarrollo individual
y comunitario de las personas, los q’eqchi’es han confiado en la educación tanto que
consideran a la escuela como la naturaleza de la madre. Sin embargo, existen
también contradicciones y críticas hacia la misma, tomando en cuenta que hasta el
momento solamente a servido para romper con los esquemas comunitarios y
culturales del pueblo, de esta cuenta, resulta interesante mencionar lo que un
anciano q’eqchi’ dice en relación a la escuela: “el ir a las escuelas, solamente a
servido para convertir en haraganes a nuestros hijos, no solo aprende a no hacer
nada, sino también ya no respetan, yo recuerdo que antes, cada uno de nosotros
llevábamos nuestros hijos a trabajar y así aprendían desde niños, ya sea a traer
leña, a rozar, a traer agua, a cosechar maíz, o a cazar, pero ahora solo nos miran
cuando nosotros vamos al trabajadero… (Anciano q’eqchi’ de la comunidad de Santa Lucia
Lachua, Cobán, entrevista durante trabajo de campo).

Yarce, (2004:79) dice al respecto: “cada día nuestros actos deben reflejar la decidida
voluntad de hacer bien las cosas, no contentarnos con la mediocridad, (sino) de
aspirar a ser los mejores y, de esta manera, encontrar la felicidad propia y hacer
felices a los demás”, los valores hay que vivirlos, encarnarlos lo mejor posible; esto
es lo que se suele llamar virtudes y evitar que sea superado por el materialismo, el
consumismo, la falta de libertad, las modas y otras costumbres como el irrespeto a la
vida, la violencia, la corrupción moral; luchar por alcanzar la dignidad humana.

La familia es la unidad fundamental para la educación en valores, y para ello, cada


miembro de la familia es pieza importante en la relación educativa, sin embargo los
padres de familia ostentan el cargo insustituible de ofrecer a los hijos un modelo de
vida ejemplar en valores. La familia, es la institución responsable y la única llamada
a formar al ‘hombre verdadero’ mediante bases sólidas desde los primeros años,
pues generalmente el niño o la niña, inicialmente ve hacer las cosas en el hogar,
pide explicaciones y con ellas va tejiendo mentalmente la historia de su pueblo, sin
embargo, los hijos son vulnerados muy pronto y se ven sometidos a la esfera de
influencias extrafamiliares, de los medios de comunicación, que no siempre son
acordes a los valores, costumbres y tradiciones que tienen que ser aprendidos en el
hogar, (Escobar, 1994: 69-70), antes de incorporarse a la escuela.

En la familia, los padres enseñan los valores con el ejemplo, y establecen normas y
principios que se deben aprender y no se trata de decisiones propias de cada
individuo, sino que consiste en un sistema de normas y reglas que están para ser
acatados, son principios morales, éticos, culturales y comunitarios, y no dependen
más que de la propia dignidad humana, porque como dicen los abuelos, “si lo
quebrantas, te estás quebrantando a ti mismo”, es decir que si alguien actúa
desconociendo lo que ordenan estos principios, va en contra de sí mismo, como lo
que sucede con el Awas en el pensamiento q’eqchi’; al respecto, Yarce, (2004:29)
dice, “si una persona o comunidad decide desconocer lo que ordena el principio y
alejarse de él, sufre un proceso inevitable de deterioro y destrucción”, tal y como lo
plantea el principio q’eqchi’ del Q’oqonk y el kaqcha, y esto es el fin último que
norma la conducta y el comportamiento de la vida de cada ser humano, para con sus
semejantes y su entorno. En este sentido, las familias q’eqchi’es y en este caso
63
concreto, desarrollan una fuerte comunicación con sus hijos, las madres mayor
contacto con las niñas y los padres con los niños por la transmisión de
conocimientos relacionados con el trabajo, (Cabarrus, 1998:12-45). Al contrario con
lo que sucede en las familias del área urbana que tienen la necesidad de abandonar
a sus hijos a merced de los artefactos tecnológicos como la televisión, los
videojuegos, o de la servidumbre que cumple el papel de padre o madre familia
mientras los dos están ausentes del hogar, para dedicarse a actividades productivas
y competentes desde una visión más materialista, sin darse cuenta que descuidan la
formación del desarrollo humano procreado que pronto se incorporará al mundo
globalizado.

La familia, según Yarce, (2004:31) “en su propósito de ser la primera escuela de


valores, debe crear un ambiente propicio para que se cultiven los valores de la
convivencia y para que haya una sana emulación de virtudes que hacen posible
dicha convivencia: tolerancia, apertura, comprensión, buen humor, optimismo; de
modo que la familia crea su propio ambiente e influya en lo que le rodea, atrayéndola
si es positivo, o repeliéndolo si es negativo”. En la familia, las personas adquieren
seguridad en si mismas y viven respaldadas por la fuerza del amor y la compresión,
pues en ella se recibe la protección biológica, psíquica y espiritual como garantía de
la felicidad personal; y esta forma de vida, en la actualidad es el Ethos de vida de los
q’eqchies’ actuales.

Tanto la familia, como la comunidad, constituyen los escenarios ideales para


convertirse en la escuela de la laboriosidad, pues en este contexto, los niños y
jóvenes aprenden a tener aprecio al trabajo como una categoría de utilidad hacia los
demás y como sentido de servicio, el niño y la niña lo capta de sus padres, de los
principales, del modo de vivir en la comunidad, por consiguiente es uno de los
valores fundantes; por eso la educación en valores en las familias q’eqchi’es se basa
en el ejemplo, en la praxis.

En la familia, la educación y el trabajo, los valores no pueden ser un discurso ideal,


alejado de los intereses de cada uno de los individuos; por el contrario, deben ser
objeto de discusión, de perfeccionamiento y, sobre todo, de esfuerzo para traducirlos
en vivencias que conduzcan a mejorar el comportamiento, pues cuando se afectan
los valores, se afectan todo el ser, y así, no se puede alcanzar conductas coherentes
que brinden el soporte a la vida. (Yarce, 2004:32)

En la vida los q’eqchi’es, la práctica de los valores esta en todo momento, e inicia
desde el momento de la concepción, por eso dicen “jalan chik wankat, anaqwan
tento taaloq’on aawib’, re naq maak’a’ taawil, ut maak’a’ xk’ul laawilom” (ahora que
estas en estado de gestación, debes de ser prudente, para que nada te suceda, y
para que sea normal tu retoño). Esto quiere decir que desde el sihajik / (concepción)
da inicio, pero se desarrolla con mayor énfasis durante el tiempo del desarrollo del
conocimiento, en la edad que señala Jean Peaget, como las etapas del desarrollo
del conocimiento. Luego, es la comunidad y sus instituciones la que se encarga de
terminar de dar forma a la conducta de las personas.

64
Yarce (2004:30), señala que “accedemos a los valores por diversos caminos, unos
ya están en nosotros, porque los hemos recibido a través de nuestros propios genes
(la herencia biológica) y los vamos desarrollando poco a poco, otros están en el
ambiente en el que nos desenvolvemos: en la familia y en la escuela, gracias al
contacto con personas que actúan inspirados en ellos, pero hay otros que son
necesariamente fruto de un aprendizaje”. El awas es uno de los elementos mágicos
de la vida q’eqchi’ por la cual se accede a los valores, pues por medio de él se va
aprendiendo, ya que de ello depende los resultados tanto del parto, como del
desarrollo normal del niño o la niña en su edad infantil, aunque también tiene que ver
en su edad adulta, pues este simbolismo, sigue vigente durante la vida en la
convivencia en la comunidad, al convertirse en una norma de control social, es decir
que por la práctica de este valor, se evita que se quebranten las normas de la
comunidad. Parte de este rito es el trato que recibe el ombligo del bebe, si es varón
o mujer, pues la distribución de los roles se van demarcando como parte de la
construcción de la identidad, aun que esté en contra de las nuevas teorías de género
de culturas foráneas, “li winq ak winq aj wi’, li ixq ak ixq, ak ch’olch’o li rajom li
junjunq, li winq re li k’alek, kaaxukuut li rilom (4), li ixq re li junkab’lali’bk, oxxukuut li
reetalil (3), ha’an li k’ub’, maajun wa naru naq li winq wanq chi re xaml, ut li ixq sa’
pim, wi’ ta raj jo’kan, tiik ink’a’ raj tana ch’olch’o re qu naq wanko” la misión de cada
quien son determinadas desde el nacimiento, el hombre tiene como rol dedicarse al
trabajo de campo, su dimensión cósmica está representada en el numero 4
representada en los cuatro horcones de la casa, y la mujer por el numero 3
representado en los tenamastes, por eso, la familia está representada por el numero
7, de mucho valor por ser la sumatoria de los dos49, si esto se alterara, se estaría
caminando a la degradación del pueblo, pues de ello depende el futuro y el buen
desenvolvimiento de la persona, aunque hay que reconocer que existen
excepciones, que derivan de la misma influencia de la globalización cultural.

La práctica de los valores en el seno familiar permite experimentar la bondad de las


normas y su funcionalidad en la vida social, solamente de esta manera, el niño o la
niña puede imaginar su futuro experimentando o practicando con el ejemplo al lado
de su papá o de su mamá su papel protagónico como miembro responsable de la
familia50, el sentirse importante, útil y benefactor de los suyos, el niño o la niña
puede entender de esta manera que llegará a ser como su papá, mamá o como su
abuelo o abuela, con el tiempo, dominará el conocimiento sobre las plantas, los
animales, los lugares energéticos, los astros, los seres de la noche, lo sagrado y lo
prohibido, algunos se especializan y llegan a controlar el ilok o eek’ak, es decir el
arte de la adivinación, pero esto es el resultado de la buena práctica de los valores
que se inicia aprendiendo en la casa, “li kok’al rik’in xna’ xyuwa’ naxtzol xsik’b’al
xtzakahemq jo’ li okox, li k’ib’, li xxe’ che’k’aam, li xmaruk’ ichaj, li chaab’il xul, jo’ wi’
xkolb’al rib’ chi ru li rahilal jo’ li xmay k’anti’, aj xook, ut xnawb’aleb’ ru jo’k’ihal xpayil
wankatqeb’”, además, se aprenden el arte de clasificar las diferentes clases de
alimentos, como raíces, yerbas, frutos, tallos, cogollos, hongos, etc., a contrarrestar

5B : 7 G - )
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65
o aplicar antídotos naturales contra la mordedura de serpientes y picaduras de
animales ponzoñosos. Por lo mismo, Contreras (1994) dice que “la familia, es el
lugar en que las personas se forman y se preparan para desarrollar eventualmente
un papel protagónico en la sociedad,…en este sentido, el hombre será lo que sea su
familia, y… la comunidad será lo que sean las familias que lo integran”, algo que se
cumple en el análisis de la participación de los padres de familia, y los miembros de
las comunidades estudiadas ya que la infancia es, precisamente, la etapa en la que
hay una disponibilidad natural, sensibilidad especial para captar y vivir los valores.

En este sentido, es válido mencionar que la educación en valores se da en un


sistema de espiral, pues no es repetitivo como en el sistema escolar basado en el
conductivismo, sino que a cada temática o contenido que se va abordando, durante
el crecimiento del niño o la niña, se van agregando más cada vez, hasta llegar a
alcanzar las escalas de valores que lo hacen ser una persona útil y aceptable para
la comunidad, esto último para ser considerada la persona, hombre o mujer, como
miembro de la nobleza, por su don de gente, carisma, modo de vida, y conocimiento;
al respecto, Caal (2000) dice, “si los ancianos mantienen fieles a sus conocimientos
y practicas serán siempre los nobles de la comunidad”.51 Esto obviamente contradice
la existencia de consejos de ancianos que algunas organizaciones impulsan, pues
estas categorías y dignidades no se puede integrar por elección, sino por una
experiencia de vida, lo que no establece edad, ni forma para ser seleccionado a
ocupar el cargo, es por simple respeto y don, pues en el pensamiento q’eqchi’, este
estatus de principado o nobleza q’eqchi’ no se da por elección, sino por la forma de
vivir la vida con valores, por eso, para que un anciano alcance un estatus o
categoría de noble en la comunidad, no puede haber actos de corrupción, egoísmo,
envidia, traición, indiferencia, ambición, atentar contra el orden y la seguridad de la
comunidad, y sobre todo deslealtad y aprovechamiento en nombre de los demás;
pues todo aquel que siente, conoce y ha vivido una experiencia de vida, tienen
capacidad de irradiar conocimiento y es quien se gana la admiración de los más por
antonomasia, es quien al final de su camino en esta construcción del sistema de
pensamiento, se convierte en el candidato ideal a ser Principal de la comunidad,
luego de haber cumplido con todos los requerimientos, grados, puestos, y escalones
que la cultura y la comunidad q’eqchi’ exige como requisito indispensable para ser
considerado el modelo de hombre verdadero.

51
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66
La Globalización
La globalización entendido como un proceso de integración mundial que busca
alcanzar una estandarización en todos los ámbitos de la vida, y por lo tanto una
deshumanización que tiende a quitar al hombre de su entorno, convirtiéndolo en
cosa y materia pero sin razón, obedeciendo las reglas del consumismo y de las
necesidades del capital. La globalización es un proceso de desarraigo y éxodo
irreversible en el ámbito mundial que obliga a todas las personas a responder a su
llamado, y se manifiesta en indicadores como la educación, la edificación de valores
y la organización de la sociedad en general (Reyes, 2005:s/n) en donde se van
afianzando y permitiendo la apertura mental al incorporar sus elementos en los
modelos propios en las otras culturas

El inicio de la globalización se encuentra en la revolución ocurrida en la electrónica a


partir del descubrimiento del transistor, base del desarrollo de la microelectrónica
contemporánea; que condujo a una revolución en las técnicas informáticas, como
resultado de la cual fue posible el acceso masivo a sistemas de cómputo con gran
capacidad de almacenamiento, amplias facilidades para la realización de consultas y
procesamiento de grandes volúmenes de datos en tiempos cada vez más pequeños,
a los cuales se han ido incorporando nuevas facilidades como: audio (sistemas de
multimedia), video (cámaras digitales), factibilidad de conversión de documentos
(textos y gráficos) al formato digital (escáner, digitalizadores) así como la aparición
de nuevos servicios tales como la venta a través de catálogos electrónicos y el
intercambio de mensajería e información en general (correo electrónico) que es
capaz de hacer llegar a los destinatarios en cuestión de minutos una gran cantidad
de mensajes, archivos, imágenes, sonidos, etc., como también las
videoconferencias, que ya se aprovechan para el modelo de educación virtual
modernizada, hasta la adquisición de libros digitales. Así como los servicios de
telefonía celular y televisión por cable o vía satelital, la radio y otros sistemas
sofisticados utilizados por la ciencia y el desarrollo armamentismo que permiten ver
al mundo cada vez más cerca, y sin límites al pensamiento.

Esta característica puede considerarse como la clave para la rápida difusión en la


actualidad del fenómeno de la «globalización», ya que reduce el tiempo requerido
para las operaciones de transferencia de capitales, así como permite conocer que
sucede en cualquier parte del mundo casi al momento de su ocurrencia, como las
guerras impulsadas por los norteamericanos a la población árabe, ayudado con toda
clase de tecnología. Por lo que la globalización no se debe ver como un fenómeno
fundamentalmente económico, sino que trasciende a otras dimensiones como la
política, y el desarrollo social; colocando a los pobres en situaciones contradictorias,
pues hasta el momento no ha logrado erradicar la pobreza tal y como lo esperan sus
promotores, sino más bien tiende a degradar la situación precaria, pues esta
innovación tecnológica, es accesible a sectores con facilidades y condiciones más
acomodadas y no así a los sectores vulnerables de la pobreza social.

La globalización entonces, es una teoría entre cuyos fines se encuentra la


interpretación de los eventos que actualmente tienen lugar en los campos del

67
desarrollo, la economía mundial, los escenarios sociales y las influencias culturales y
políticas. La globalización es un conjunto de propuestas teóricas que subrayan
especialmente dos grandes tendencias: (a) los sistemas de comunicación mundial; y
(b) las condiciones económicas, especialmente aquellas relacionadas con la
movilidad de los recursos financieros y comerciales. La globalización también es
considerado una nueva fase de la expansión del sistema capitalista mediante sus
características de divulgación de sistemas económicos, la ampliación de mercados
internacionales y la innovación tecnológica para el incremento del comercio mundial
(Reyes, 2001:s/n)

Además, el autor establece que la globalización, tiene un papel central en los


estudios del desarrollo como: (i) la modernización, en el entendido del avance de la
tecnología; (ii) la mundialización, en la universalización del conocimiento; y (iii) la
dependencia, en constituir al ser humano en adicto consumidor de los dos
postulados anteriores. Desde una óptica, la teoría de la globalización establece
una "dirección orientativa" del desarrollo basado en las condiciones propias de
Europa Occidental y de Estados Unidos. Se enfatiza el hecho de que los avances
tecnológicos y los patrones de acumulación que establecen estos países
desarrollados son los instrumentos para alcanzar mejores niveles de vida.

En cuanto a que la globalización enfatiza que los aspectos económicos y culturales


determinan los procesos sociales, es una teoría que ofrece rasgos similares a los de
la "sociología comprehensiva" de Max Weber.52 Desde esta óptica, el sistema de
valores, creencias y los patrones de identidades son aspectos claves para entender
la dinámica social. Ya sea que esos caracteres se refieran a los grupos dominantes
o a grupos subalternos dentro del contexto social. Para la globalización, los
planteamientos weberianos de los años veinte deben ser adaptados a las actuales
condiciones de principios del siglo XXI tomando en cuenta la difusión de ideas,
valores culturales y la influencia en general de los medios de comunicación en las
sociedades.

Los fenómenos conocidos como globalización que también habría que decir mejor,
mundialización, internacionalización, universalización o la revolución de las nuevas
tecnologías (particularmente de la información y de las comunicaciones), que a su
vez es la estructura que soporta, impulsa y dinamiza la globalización misma de la
economía, constituyen los de mayor impacto para la vida y el desarrollo de la
humanidad en nuestros días.

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68
La globalización y sus efectos en la Cultura Maya Q’eqchi’
Los límites o fronteras de los procesos de globalización están puestos por los
denominados países desarrollados. De esa manera permanecen excluidos los
menos desarrollados (periféricos) aunque los primeros no dudan en apoyarse en
ellos, de manera especial a la hora de obtener materias primas a precios
ridículamente reducidos. A pesar de los creyentes que proclaman a los cuatro
vientos las bondades de la globalización para el progreso de los pueblos, las
consecuencias que ya se están sintiendo y tienen que ver con el empobrecimiento
de los países del tercer mundo, el saqueo hasta el agotamiento de sus materias
primas, la industrialización salvaje basada en un proceso de instalación de industrias
contaminantes que ya están dejando ver sus efectos calamitosos para el desarrollo
económico sostenible. La globalización se basa en el auge de los medios de
comunicación que están creando una especie de sociedad del aislamiento y del
egoísmo en donde los seres humanos son bombardeados por tal cantidad de
estímulos e información que los sume en un estado de fascinación y adicción con el
que afloran actitudes egoístas, enfermizas y el deseo de no relacionarse con las
personas sino de manera virtual, despersonalizada. (Ceballos, 2005:s/n)

A pesar de la producción de ciencia y tecnología para satisfacer las demandas de


una economía global, y a pesar de la ola de globalización tecnológica que pareciera
irrumpir por doquier como la gran redentora para el desarrollo, la globalización lo que
realmente ha hecho es obligar a los países periféricos a abrir sus puertas a los
bienes de los países industrializados más adelantados y, al mismo tiempo,
protegiendo los mercados de éstos; introduciendo una globalización cultural que
incluye aspectos de lenguaje, modas, conductas, actitudes y costumbres que vienen
a ser resultado de la invasión de otras culturas, la creación de necesidades
superfluas y el rompimiento del carácter humano en la persona a cambio de la
tecnología y la industrialización, lo cual se traduce en el hecho aterrador, de que la
globalización hace a los ricos cada vez más ricos y a los pobres cada vez más
pobres, utilizando las palabras del premio Nóbel de economía, Joseph Stiglitz, y
entonces la brecha se acentúa cada vez más.

En estos escenarios, es la infancia y la adolescencia los niveles de formación la que


mas es absorbida por esta corriente que devora a la sociedad actual, y en las
comunidades indígenas, el impacto se siente con mayor ímpetu, pues aumenta la
adquisición de productos desechables, las modas y la comodidad que tienen el
propósito de evitar cualquier esfuerzo a los individuos; así se observa la
disponibilidad de teléfonos celulares, juegos, videos y música digital, alimentos para
el control de peso, dietas, el culto al cuerpo, ropas y calzados de marca, sin importar
si pueden o no comprarlas o mantenerlas. Así mismo, se adquieren ciertas
conductas, formas de hablar, gustos a lugares de diversión, hasta caer incluso en
vicios como el alcohol; extremos que ha alejado los hijos de los padres de familia, de
los principales de las comunidades y de su cultura misma, pues pierden la identidad
para aparentar ser reconocidos como parte de cierto grupo social, vistiendo
atuendos y símbolos de las otras culturas y comportándose como lo hacen las
pandillas, actores de cine, grupos musicales, etc., tratando de esa manera ser

69
identificado como diferente en su comunidad, pero que la otra cultura ni los absorbe,
ni los rechaza, simplemente los utiliza.

Por eso mismo, “una de las razones por la que es atacada la globalización, es
porque parece conspirar contra los valores tradicionales, los conflictos son reales y
en cierta medida inevitables, el crecimiento económico…, dará como resultado la
urbanización, lo que socava las sociedades rurales tradicionales”, Stiglitz,
(2002:307), según este autor, la globalización se ha mostrado insuficiente para
evidenciar que no amenaza la identidad y los valores culturales, o que puedan
adaptarse y responder a los nuevos desafíos. En este sentido, la globalización es
desafiada en todo el mundo, hay malestar con la globalización, y con sobrados
motivos; la globalización de las ideas sobre la democracia y la sociedad han
cambiado la manera de pensar de la gente…, pero para millones de personas la
globalización no ha funcionado, la situación de muchas de ellas de hecho empeoró y
vieron como sus empleados eran reducidos y sus vidas se volvían más inseguras, se
han sentido cada vez más impotentes frente a fuerzas más allá de su control, han
visto debilitadas en sus democracias y erosionadas sus culturas. (Op. Cit. 2002:307-
309).

Como efecto central que se puede encontrar en las comunidades indígenas es el


consumismo, interpretada por este estudio como la necesidad creada para que el ser
humano necesite lo que no es necesario, sino que simplemente, busca estar a la
corriente de la modernidad, con estos fundamentos no se podrá hablar nunca, de
más y mejor educación, sino que solamente se está imitando a los que tienen y
pueden, creer y pensar que están mejorando para que no se den cuenta de su
realidad, en otras palabras, se crea una cortina de humo, un distractor.

Al revisar el término “Humanismo”, se entiende que es un cultismo forjado en el siglo


XIX, arrancando exactamente en 1808, y según Agustín Renaudet, historiador
europeo, él propone una definición que parece adecuada al decir que es una ética
de la nobleza humana orientada a reconocer y exaltar la grandeza del genio
humano, el poder de sus creaciones, oponiendo su fuerza a la fuerza bruta de la
naturaleza y magnificarlo. (Citado por Fernand Braudel en Civilizaciones Actuales,
1998:296). Entonces el humanismo, “pretenden privilegiar nuestros propios valores,
la identidad de nuestra cultura, el valor de nuestra historia, etc.; y la búsqueda por
supuesto de la felicidad de todos y el bienestar colectivo. La otra tendencia, como es
de todos conocida, privilegia el sentido utilitario de lo que se hace y erige el saber
técnico por encima de las concepciones éticas y sociales; y desemboca en una
sociedad eminentemente productiva, en donde el éxito de la vida se finca en el
poder que emana de la acumulación de la riqueza.” González (1994:35), Existe en la
actualidad con la inclusión de la globalización, una tendencia a asumir sin medida ni
control el desarrollo de la ciencia, la tecnología, la expansión del pensamiento
consumista, que solo induce a convertir a los seres humanos en personas con una
racionalidad instrumental y utilitaria; que de hecho repercute en una acción en
cadena que al socavar los pilares de la vida y la unidad comunitaria, pone en riesgo
los valores de la comunidad y desintegran los esquemas culturales propios de la
misma.
70
La educación en la era de la tecnología53, como resultado de la globalización del
conocimiento, insta a todo el mundo a pretender responder a las expectativas e
exigencias de la modernidad de tal manera que nos conduce en un mundo
materialista, sin embargo como dice López, (2001:5), “estos procesos globales se
producen en un contexto de distribución desigual de la tecnología, recursos
financieros, conocimientos, tanto internamente en cada país como en el plano
internacional”, y que no importa para los actuales gobiernos, de hecho se percibe en
el concierto de la modernización, que aun no se cuenta con el perfil para poder
responder positivamente a dicha corriente, y lo más que puede suceder es caer a
una crisis de valores humanos, en desequilibrio en la vida comunitaria y cultural, y
que solo repercuten en desordenes y deterioros en el ecosistema universal, además
del consabido problema económico que acarrea.

De esta cuenta, nos invade como resultado de todo, la masiva información a través
de los medios de comunicación como la televisión que se ha convertido en uno de
los principales agentes de expansión de mensajes, imágenes y conceptos que
según López, (2001:13), “…en su mayoría, tienen como ejes vertebradores la
violencia, el miedo, la pornografía y la exaltación de valores negativos, pautas de
consumo y formas de convivencia basados en modelos foráneos”, y que a su vez,
como consecuencia trágica, han sustituido a la familia como agentes de transmisión
de conocimientos, y que la escuela no tiene forma de poder intervenir, peor aún,
cuando los maestros por negligencia o conformismo, fomentan a manera de
complicidad, el uso inadecuado e inmoderado de elementos de la tecnología como el
Internet, que a la larga puede caer en dependencia y mediocridad.

En este sentido, y tomando en cuenta que los valores lo aprenden los niños en el
hogar, mas con lo que sus ojos pueden captar que con los oídos, por lo que
Ordóñez, (2001:23) dice que: “una de las consecuencias de la presencia de la
invasión tecnológica es haber roto la vigencia de un sistema de valores que orienta
la acción humana”., por lo que se debe ilustrar o hacer entender a aquellos que
tienen las decisiones políticas en sus manos, para que tomen en cuenta que es
técnicamente posible y factible una verdadera educación de calidad basada en la
realidad, y no trasponer intereses electoreras que solo pone en detrimento la
formación de la persona humana, especialmente la de las comunidades indígenas.

La detereorización de la cultura es pues un efecto automático de pretender


responder a los modelos que exigen las naciones industrializados y desarrollados en
el mundo de la tecnología, ciencia, comercio y comunicación; extremo que pone en
riesgo lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la
ONU que reconoce el derecho a la cultura, y como dice López (2001:8) “que una
sociedad globalizada por la tecnología, reduce la sociedad a una maquina, en donde

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71
el ser humano es una pieza para que funcione la totalidad…, una sociedad
deshumanizada” en la era de la robótica.

Los valores q’eqchi’es en la era de la Globalización Cultural.


La interculturalidad es percibido en este contexto, por los padres de familia, los
ancianos y maestros consultados en una posición homogénea, pues, si la
globalización cultural trae consigo la necesidad de aprender de otras culturas, es
importante también que la cultura maya q’eqchi’, sea conocido y aprendido por los
otros, ya que la cultura maya constituye un paradigma, que muy bien puede aportar
en la transformación de la sociedad, que cada día se va desarrollando, pero de no
saber cómo conducir este proceso, solamente aumentara la descomposición social,
la degeneración del hombre, la lucha por el poder, y la deshumanización de las
comunidades.

La ciencia actual no contempla el awas, el q’oqonk, y el xxutaan como parte del


conocimiento, sin embargo son valores que muy bien pueden ayudar a superar los
conflictos, las injusticias, las diferencias, el rompimiento del tejido comunitario,
debido a elementos y patrones de conducta provenientes de otras culturas como las
maras, los linchamientos, los abusos etc. “relik chi yaal naq rik’in li qana’leb’ ut li
qaloq’al, tuqtuu raj ru ut sa’ xyaalal raj wanko junelik, wi’ ta raj nake’xk’e xwankil li qe
laa’o” (entrevista a un padre de familia de la región de Nimlaha’kok), esto encuentra
fundamento en lo que dicen los abuelos: -si quebrantas la norma, te estás
quebrantando a ti mismo, algo parecido a lo que se conoce como “…lo que le
hicieres a la madre naturaleza, a ti mismo lo estás haciendo…”. (Jefe Seatle)

Por su parte los maestros entrevistados reconocen que para enfrentar el mundo
globalizado, se hace necesario impulsar los conocimientos y prácticas culturales
como las ciencias de la pedagogía, psicología, medicina, agricultura, matemática,
organización, las artes desde la cultura para no ser víctima del consumismo, en
donde también hay que rescatar el aspecto que dicen: “us xtzolb’al li loq’laj chaab’il
na’leb’eb’ li junxil winq, re xtawb’al xjayal li xb’ehil qayu’am” el conocimiento de los
ancianos es primordial, pues son virtudes que es necesario empoderarlos de tal
manera que retomen el camino, lo que evidencia que los valores existen en cada
uno, solamente que se ha dejado de practicar y valorar, como dice un anciano
entrevistado al decir: “laa’o yal sujewo aj chik, tiik timil timil yooko chi kamk” que
metafóricamente se interpreta como el desaparecimiento de la cultura, del
conocimiento, pues nosotros ya no contamos con las mismas energías, las mismas
fuerzas que los –mayas- de antes.

Toda cultura es un acto de formación y reformación continua, a la vez que constituye


una estructura de comportamiento y de homogenización de un pueblo, su práctica
implica la aceptación y la transformaciones de la realidad y del medio, la persona
humana vale según lo que es y lo que hace; por eso considerar los valores en la
globalización cultural, debe ser un compromiso no solo de los padres de familia, sino

72
también de la escuela, y de las instituciones responsables, solamente así se podrán
practicarlos, vivirlos e interiorizarlos en cada una de las actividades, pues es el eje
fundamental de la identidad en contextos multiculturales.

Generalmente los Q’eqchi’es no utilizan este término para denominarse a ellos


mismos, sino a su lengua. Según estudios realizados por Pacheco, los q’eqchi’es
para referirse a la gente de su etnia utilizan las palabras “tzacal cuink» o «yal aj
cuink”. [sic] (Pacheco, 1985:30). 54 Que significan literalmente «hombre verdadero o
perfecto», sin embargo en la actualidad, en las comunidades q’eqchi’es acostumbran
decir: “laa’o aj Q’eqchi’” con propiedad, y con cierto nivel de orgullo, a pesar de los
azotes de la discriminación y racismo que se ha recibido a través de los años; el ser
q’eqchi’, le da la categoría de una persona que se entiende con su entorno, con la
naturaleza y su cosmovisión. Por eso, en las comunidades q’eqchi’es se acostumbra
decir Qakomonil que literalmente significa, de nuestro pueblo o de los nuestros, pero
puede interpretarse como de nuestra sangre, de nuestra estirpe al referirse a las
personas que se identifican con ellos, los q’eqchi’es nativos, y cuando se trata de un
q’eqchi’ foráneo, con rasgos ladinizados inmediatamente lo identifican como moko
qakomonil ta chik, -ya no es de los nuestros-, ahora bien si fuera un ladino o no
q’eqchi’, le dicen aj kaxlan. La identidad es una realidad natural, que incluye el color,
el idioma, el pensamiento, los sentimientos, etc., estas condiciones permiten
encontrar con facilidad, las nuevas huellas que puede traer consigo el fenómeno de
la globalización en las comunidades q’eqchi’es, pues los cambios en la identidad son
percibidos inmediatamente por ciertos patrones que son estándar y que de alguna
manera se convierten en referentes que actúan como especie de censores de
cualquier cambio que se manifiesta en la comunidad o en la familia, dichos cambios
se van denominando kaxlano’k, que se refiere a una ladinización de sus patrones de
identidad.

Siebers, (2001), dice “a primera vista, los q’eqchi’es no parecen ser un caso evidente
para estudiar el impacto de la globalización. Viven más bien lejos de los centros de
comunicación…, solo tienen acceso a una infraestructura muy pobre…, sin embargo,
mirando más de cerca, es claro que están involucrados en los flujos globales” el
mismo autor señala también que existen ONGs que están acelerando la
globalización cultural en las comunidades por ejemplo con la formación e
incorporación de los temas de la salud, la comercialización de productos como el
café y el cardamomo, los fertilizantes y pesticidas químicos, como opciones en la
producción agrícola, así como el espacio que han alcanzado algunos productos
como las gaseosas de empresas transnacionales que venden sus productos
enlatados, envasados, empaquetados, así como la sustitución de los productos
propios que se elaboran en las comunidades, por instrumentos de plástico, hierro y
aluminio. Por su parte López, (2001:8), dice que “ el mundo moderno ha tenido un
impacto desintegrador en las relaciones y vínculos comunitarios; los valores y
sentimientos compartidos que generan cohesión y unidad, han sido paulatinamente

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73
socavados y sustituidos por (otras) ideologías…, reforzando la tendencia a la
separatividad y el conflicto.”

Es entonces la universalización de la tecnología, la occidentalización del mundo y la


destrucción de las culturas que se basan en visiones propias de la realidad y que
hoy por hoy, están condenadas a desaparecer tarde o temprano debido al progreso
de la tecnología, por lo que se trata de un engaño el ofrecimiento de un aparente
desarrollo y la promesa de un ‘futuro mejor’, solamente se esconde la verdadera
realidad y no se quiere decir claramente que el precio de esa ‘futura felicidad’ es la
extinción de la cultura. Por lo que se evidencia una fuerte deculturación de la cultura
maya, pues los indígenas se van apropiando de elementos y rasgos culturales de la
cultura dominante, van perdiendo elementos y rasgos esenciales como los valores
de su cultura. Xohe’xb’alaq’i, nos han defraudado, dicen los q’eqchi’es actuales,
pues se está perdiendo lo propio y no se aprende lo mejor de afuera, y las
reacciones son palpables, se han cansado de mucha manipulación, se ha puesto a
los q’eqchi’es contra sus propios principios, contra sus propios valores, para
responder a los exigencias del mercado mundial, pero a los ensayistas se les ha
escapado del control, y así se preguntan porque mucha violencia y linchamientos,
cuando los comunitarios solamente están reproduciendo lo que han aprendido de las
otras culturas. Al respecto Gallo, (1994270-286) dice: “la persona humana… que
este herida en su identidad, acabará por ser un resentido, inconforme, violento,
agresivo, inseguro e inútil social” pues la persona humana nace y se desarrolla en
un contexto comunitario y social adquiriendo todos los elementos de su cultura que
le es heredado y que amplía su capacidad y creatividad, pero que no ha recibido
continuidad en los espacios nuevos que van llegan a la comunidad.

Esto manifiesta con toda claridad que la globalización no se basa exclusivamente en


la actividad económica, ya que incide fuertemente en todas las esferas de la
actividad humana y, por tanto, su caracterización reviste gran importancia, pero
sobre todo que su presencia ha permitido establecer acciones y reacciones
conscientes en los pueblos q’eqchi’es, tratando de reducir o de enfrentar, sino resistir
los impactos negativos de su presencia en algunos lugares. Hernando, A. (1995:s/n)
en su estudio con comunidades q’eqchi’es, manifiesta que en esa época, ya los
q’eqchi’es estaban divisando una situación de crisis de identidad; “un grupo de
ancianos q’eqchi’es, con quienes me reuní en Chahal en Diciembre de 1995,
anunciaba explícitamente, en un grito angustiado e impotente, su muerte, la muerte
del q’eqchi’: «Estamos muriendo. Se están pasando los jóvenes al mundo ladino. En
parte, la culpa es de la escuela, porque los hijos que ya saben leer y escribir castilla
no nos respetan como antes, y la costumbre se está perdiendo. Se están perdiendo
las tradiciones, porque ya no se cuentan. Está cambiando todo, y la vida del
indígena es la vida del indígena y la del ladino, la del ladino. No hay que
mezclarlas»”. Por lo que queda claro, cómo el fenómeno de la globalización cultural,
se viene dando desde cierto tiempo atrás, y su acelerada manifestación es percibida
mediante la lamentación de los ancianos de las comunidades. De acuerdo a sus
notas, también expone otro caso, esta vez de ancianos de la comunidad de Sebolito,
que coincidentemente manifestaban cómo los q’eqchi’es tenían riesgo de

74
desaparecer, esta vez “porque Tzultaká’ [sic], se estaba enfadando” y que trae como
consecuencia, la perdida en las siembras, especialmente en el cultivo del maíz.

Continua Almudena Hernando, diciendo que “los jóvenes ya no respetan los ritos
como antes, y los ritos son necesarios para que Tzultaká’ deje salir del interior de los
cerros al maíz y los animales que guarda. Los jóvenes ya no respetan nada, no
respetan a los ancianos y no hacen los ritos. Por eso puede verse que la caza
disminuye y que las cosechas son peores. Si no respetan la costumbre, la tradición,
van a morir” [sic]. En esa misma línea Wilson (1999:222) expone sobre el
descontento en las comunidades q’eqchi’es “causado por la espiral inflacionaria de
los precios de los bienes de consumo y la caída de los precios de venta…, los
pequeños productores dependen ahora del mercado, mucho más que antes” por lo
que se opta por retomar o impulsar según el autor, una revitalización de la estrategia
agrícola de autosuficiencia bajo el simbolismo de los sagrados Tzuultaq’as.

Para los q’eqchi’es, el abandono de la tradición implica la muerte. Los ancianos


están hablando de la «muerte social», de la muerte del «nosotros», ello manifiesta
hasta qué punto la pertenencia al grupo social es fuente de identidad para el
q’eqchi’, y hasta dónde esa construcción consiste en la rígida reproducción de roles
y de valores. Por todo ello, es fácil comprender que la muerte del grupo social, de la
identidad social q’eqchi’ equivale a su propia muerte, pues es la fuente de su
identidad la que desaparece con él. El q’eqchi’ es aún mucho más «nosotros» que
«yo», por lo que se comprende totalmente la angustia que a los ancianos les
produce la desaparición del orden que a ellos les dio sentido, y al que tan
desesperadamente se han aferrado durante tanto tiempo. Un anciano q’eqchi’
expuso en mi trabajo de campo la siguiente aseveración: “el ir a las escuelas,
solamente a servido para convertir en haraganes a nuestros hijos, no solo aprende a
no hacer nada, sino también ya no respetan a los demás, ya solo piensan en jugar y
hacer su deber…, yo recuerdo que antes, cada uno de nosotros llevábamos
nuestros hijos a trabajar y así aprendían desde niños, ya sea a traer leña, a rozar, a
traer agua, a cosechar maíz, o a cazar, pero ahora solo nos miran cuando nosotros
vamos al trabajadero… (Testimonio de anciano q’eqchi’ de la comunidad de Nimlaha’kok,
Cobán)

Sin embargo, los q’eqchi’es ya han manifestado ciertas reacciones mediante


incipientes formas de organización para enfrentar la invasión cultural foránea, de
esta cuenta, Wilson, pudo establecer como grupos de catequistas, fortalecidos en la
formación del cristianismo se constituyeron en una organización denominada Qawa
Quk’a, que según el autor citado, estas agrupaciones buscaron como defender sus
medios de vida y la cultura de sus comunidades frente al espiral inflacionista y la
expansión de los mercados globales, (Op Cit. 1999: 206-209), a criterio de este
autor, los q’eqchi’es “enfrentados a unas condiciones de vida que empeoraba cada
día más en sus aldeas, buscaban un discurso que los amparase, que no fuera el de
las clases sociales, y que uniera a sus comunidades en la acción”, por lo tanto
abanderaron la exaltación de todo lo tradicional, que inspiraba propiedad cultural, ya
que sorprendentemente, cada uno de los elementos y objetos nuevos de otras
culturas que llegan, no solo son artefactos extraños, sino que son elementos sin
75
vida, sin aliento, porque son elaborados con materiales de la naturaleza, pero
extraídos sin el permiso de los creadores, fueron hechas solamente para producir
dinero, riqueza, y no para aportar en el desarrollo del ser humano, no fueron
hablados, no fueron orientados, no recibieron el wa’tesink como los propios, es por
eso que muchas veces son útiles, pero también causan enfermedades y hasta la
muerte.

En ese sentido, según Wilson (1999) se pronunciaron los q’eqchi’es en los


siguientes términos: “somos un grupo de q’eqchi’es que hemos tomado conciencia
que estamos perdiendo las antiguas ideas que nuestros antepasados nos dejaron, y
nos damos cuenta de que cada día la vida está más cara y vemos a nuestros niños
vivir en la miseria sin saber qué será de ellos el día de mañana, …nos llegan nuevas
cosas y nos dicen que las queramos y las aceptemos sin más y eso nos está
matando, nos están manipulando y es difícil dejarlas.” (Qawa Quk’a’ citado por
Wilson, 1999:209), reflexión que levanta la frente como pueblo, y que hace el
llamado para que antes de ser reflejo de otros países, se debe ser primero parte de
uno mismo, encontrarnos y aceptarnos para luego entablar relaciones con los demás
bajo criterios de tolerancia y respeto.

Los ancianos q’eqchi’es dicen: “chanchan naq li wankeb’ sa’ tenamit ink’a’ chik jultik
reheb’, ink’a’ ch’olch’o ru naq wankatqeb’, laa’o chik naqanaw sah chi ruheb’, arin toj
naqaxok qib’ laa’o, jo’kan naq maajun wa too’oso’q” (expresión de un anciano de la
comunidad de Peña Blanca) Esta expresión es la percepción que se tiene en las
comunidades q’eqchi’es de la modernización, pues este señor indica que los del
área urbana, están frente a una crisis (de valores, hay descontrol, desorden, que se
traduce en anarquía, y resalta diciendo que nosotros, (los q’eqchi’es) están aun más
conscientes, pues reconoce y valora que en las comunidades se conservan
principios y valores que mantiene vivo la cultura, y finaliza sentenciando que por eso,
“nosotros jamás desapareceremos” al decir del pueblo q’eqchi’ en este caso. Y sobre
todo cuando realzan la cultura propia diciendo: “li k’a’ re ru qe laa’o wan xyu’am,
moko kamk ta re, wan xmuhel, yo’yo″ que no es más que decir que los elementos de
la cultura ‘tienen vida, no muere, pues tiene espíritu’ y que por eso mismo, no se
puede cambiar ante lo nuevo que llega.

Pero sobre todo cuando se tiene la postura de lo siguiente: ″ Li toj ak’ nachal ha’an
re qakamsinkil, ra xmay chi xjunil, xb’aan naq yal ninqi chapok ut rax chapok naq
k’uub’anb’il chaq, ut chi jo’kan li qe naru nakooxq’oqo″, indica que lo nuevo es dañino
para la comunidad, que siempre trae fatales consecuencias por haber sido
diseñados sin el permiso de los seres que lo integran y así, los elementos de la
cultura, puede reprimir, castigar, o abandonar, por lo que se debe, seguir cumpliendo
con lo que enseñaron, pues es sagrado y no se puede quebrantar, esta posición
implica reconstruir permanentemente la cultura frente a la invasión de culturas
foráneas es una gran fortaleza, incluso se puede intuir que a los ideólogos e
impulsores de estas corrientes alienantes, pueden ser sujetas al Q’oq en el futuro.

76
Los padres de familia velan por que sus hijos no se pierdan con las nuevas cosas
que llegan con la globalización, por eso existe la posición que expresa, que es
bueno lo que es útil para el desarrollo de la comunidad, lo que no, se debe evitar.

Cómo interpretar la educación en tiempos de la mundialización


Como dijera Delors, (1996:s/n) “estamos en un proceso de innovación en la que se
está dando el paso a una sociedad cognoscitiva”, la urgencia de la introducción de
las innovaciones en información y comunicación; en tal sentido, López, (2001:5)
también dice: “asistimos a una etapa de transición planetaria sacudida por
espectaculares cambios, en la cual se revaloriza el conocimiento, la tecnología, la
participación y la creatividad como componentes esenciales del desarrollo”, donde la
tarea fundamental debiera ser la de evitar producir sujetos en serie, sean estos
hombres, mujeres o niños, enfrentando las distintas corrientes que obligan a las
personas a adaptarse por la fuerza a redes, procesos y fenómenos materiales, al
mundo de las cosas, de los objetos, que circulan a través de imágenes, publicidad, y
expectativas que conducen la atención a la competitividad; el papel de la educación
frente la globalización debería ser pues, de oposición constructiva a esa ingeniería
social del hombre mecánico, para poder generar conocimientos, construir valores y
actitudes desde su entorno natural, social e histórico. (Ibíd., 2001: 15-16).

Los imperativos de la competitividad exigen de los seres humanos, la dialéctica de lo


local y lo global55, que se entrecruzan y formen una red en la que ambos elementos
se transforman, y que se expresan en una tensión entre fuerzas, entre la comunidad
global y la comunidad local.(España, 2001:45) que expone “la era digital que
viviremos en el próximo milenio, será más descentralizadora, globalizadora,
armonizadora y permisiva; las tecnologías de la información harán realidad la utopía
de la aldea global o una nueva humanidad sin fronteras, para la cual habrá que
prepararse técnica y culturalmente ante los nuevos retos de la cibersociedad o una
nueva sociedad de la información del siglo XXI”, concibiendo la cibersociedad56
como aquella que sustenta el hecho de que la información es un recurso o un bien
económico fundamental, base del desarrollo social actual, amparado en una
cibercultura, compuesta por la multimedia, la realidad virtual, las carreteras digitales,
el Internet y otros alcances de la tecnología moderna. Y así, el Ministerio de

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Educación se embelesa en estar instalando centros de informática en las escuelas
rurales con el mensaje de abrir la puerta al desarrollo.

Por esta situación, la educación en Guatemala, tiende a cambiar de rumbo, pues en


lugar de hablar de una educación de calidad57, se esta apostando a una educación
competitiva58, basada en parámetros estadísticos y se descuida el desarrollo de
conocimientos, habilidades, destrezas, valores, emociones, y sentimientos para
lograr una verdadera formación del ser, donde se ponga énfasis en las
potencialidades físicas, morales, cognitivas, reflexivas, éticas y espirituales. Más
bien “sucumbimos frente a la mundialización que lejos de entrar en una
modernización de la educación, significa una negación de nosotros mismos”.(idem
2001:48), pues las nuevas propuestas de educación que surgen para responder las
expectativas de la competitividad global, es carente de horizonte con respecto a lo
humano, de una visión antropológica clara, delimita el espíritu y ciñe al ser humano a
que ingrese a un grupo automatizado y robotizado de transformaciones, sin medir las
consecuencias éticas y morales en la familia y la sociedad.

La tendencia hacia la transformación y la modernización se nota en las fuertes


manifestaciones y aspiración de residir en zonas urbanas, que obligan a los
individuos a adoptar patrones de comportamiento más a la usanza ladina, cayendo
entonces a esa crisis de identidad que se viene hablando influenciado muchas veces
por la escuela, los medios de comunicación, las iglesias, etc., que solamente van
asegurando la aculturación de los pueblos.

La educación es desarrollo, pero este tipo de desarrollo a criterio de Stiglitz;


(2002:309), “no consiste en ayudar a unos pocos individuos a enriquecerse o en
crear un puñado de absurdas industrias protegidas que solo benefician a la elite del
país”, el desarrollo de transformar las sociedades, mejorar la vida de los pobres,
permitir que todos tengan la oportunidad de salir adelante, una globalización con
rostro humano. Si bien es cierto, la globalización y el contagio del desarrollo ha roto
las fronteras nacionales de los países –la supresión de las barreras al libre comercio
y la integración de las economías nacionales- como dice Stiglitz, pueden traer
progreso desde el sentido económico; lo que si se debe discutir es que estos
acuerdos internacionales no toquen las estructuras sociales y culturales de los
pueblos. (Op. Cit. 2002:313-314).

La educación es considerada el vehículo apropiado para la transmisión y desarrollo


de los valores, por lo que es necesario impulsar su abordaje para garantizar la
calidad educativa. (MINUGUA, 1996: 85) Sin embargo, la tarea de educar no es una
simple acción, sino que debe tener principalmente una meta que perseguir, la
formación de un modelo antropológico útil y apreciable por la humanidad.

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Se debe estar convencido que los valores son la base de los buenos hábitos y por
ello los estudiantes deben ser mejor cada día, por eso la educación debe cumplir su
rol para construir una sociedad útil y funcional, como dice López de Llergo,
(2002:84) “el objetivo de la educación es formar un hombre nuevo; por eso los
factores activos de la educación deben tender a que el educando actúe cada vez
más por sí mismo, y que afronte cada vez más el ambiente por sí solo”. Pues en la
formación de la persona humana debe ser considerada su cultura para valorar lo que
tiene, ser parte de ella y no solo espectador de sus propios valores.

Cuando se habla del tema de los valores en el campo pedagógico, se está hablando
de un tema vigente, actual e importante. Y como bien dice la autora, el desarrollo de
la educación en valores, “ trata de sacar a la superficie aspectos esénciales que
laten en el alma de todo ser humano, como el heroísmo, la fidelidad, y hasta la
muerte, …, la sensibilidad, la humildad…, paradójicamente en una época utilitarista y
hedonista en que se propugna todo lo contrario”.59 La educación en valores
entonces, se concibe como la orientación a la inteligencia, en el entendido que la
inteligencia es la facultad espiritual cuyo objeto es alcanzar la verdad, y frente a
todos los problemas que aquejan a los pueblos, la educación en valores es sobre
todas las cosas, el punto de partida de toda propuesta educativa. Teniendo la
educación en virtudes el punto de llegada, pues por valor entendemos una
perfección real y posible, real porque ya está enraizada en el ser de todo o que
existe, y posible porque aun cuando no se actualice está potencialmente presente,
por lo que la virtud se relaciona íntimamente con la trascendencia humana, ya que
con sus actos virtuosos la persona deja una huella en sí misma y en otros (Ibíd.,
2002:xv).

Por consiguiente, es importante impulsar modificaciones significativas que


incorporen saberes, conocimientos y valores de la cultura maya q’eqchi’ en el
currículo educativo, un currículo que surja del pueblo. Considerar que las normas y
valores presentes en la vida comunitaria maya, como la cohesión social y el sentido
de pertenencia, son elementos que se hace necesario retomar, tomando en cuenta
que los pueblos indígenas han sido fragmentados, disgregados intencionalmente
desde la colonia. De esta cuenta, en Guatemala existen compromisos que
florecieron como resultado de la firma de los Acuerdos de Paz, y que una Comisión
Paritaria (integrada por representantes del gobierno, la sociedad civil y los pueblos
indígenas) diseñó el contenido de la Reforma al sistema educativo guatemalteco.
Esta propuesta plantea también la dimensión de los valores al tenor de los
Acuerdos de Paz, pero particularmente el Acuerdo sobre Identidad y Derechos de
los Pueblos Indígenas y en el Acuerdo Socioeconómico y Agrario. (Cfr. Propuesta de
Reforma Educativa60 1998).

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79
La educación vinculada a los currículos a través de distintas opciones de trabajo, es
un medio para impulsar la relación entre la escuela y la comunidad, permitiendo abrir
la institución educativa a la vida e impregnarla de la realidad social. En este sentido,
la escuela, es la institución encargada de la educación, quien facilita la formación de
ciudadanos adaptables a los cambios, comprometidos con una vida, con las
responsabilidades inherentes a la pertenencia a una comunidad, al desarrollo, y a la
preservación de su medio ambiente, (Cfr. : http://www.oei.es/valores.htm ).

A la escuela depende la construcción y la formación del modelo antropológico, por


eso la educación ante todo debe ser una educación para la vida, para el trabajo,
para la realización del ser humano, pues aprender no solo implica aprender
conocimientos, sino para alcanzar altos niveles de vida; hay que recordar que cada
niño o niña, está hecho de pasiones, de emociones, motivaciones, sentimientos,
miedos, tristezas, alegrías, deseos, y más valores; es la escuela a quien le
corresponde la formación moral de las conciencias y que prepare a las comunidades
para que en el futuro inmediato pueda ser sinónimo de horizonte para una nueva
esperanza, para que la educación ya no se ha visto como un medio para escalar
socialmente y ganar dinero, pues muchos padres de familia hacen enormes
sacrificios para que sus hijos estudien en los mejores centros educativos, y se
olvidan en hacer personas, miembros de una comunidad que los necesita. Pues
frente al paradigma económico de la globalización, que establece el dinero como la
única forma de lograr y superar el medio, y con él, la suerte de las familias pobres;
resalta el planteamiento, que solo la educación hace salir de la pobreza, y se olvidan
de los valores, sin pensar que el dinero puede ser solo una chispa que encandila
pero que a falta de educación, el dinero se escurre de las manos como agua entre
los dedos, hasta tener que admitir la pobreza nuevamente en sus vidas. Esto
indudablemente es tarea de la ciencia de la pedagogía.

La autoestima del docente es el elemento central para poder reconocerse como


profesional con identidad étnica. Así el punto central de las capacitaciones deben
estar alrededor de alcanzar una docencia indígena que no se reduce a un ”empleo”
sino como una oportunidad de autorrealización y desarrollo para superar el
desarraigo, la identidad, y el compromiso con la niñez indígena, de sus hermanos.

He aquí que el reto paradigmático de la educación, construir todo desde la cultura, y


la comunidad, pues si se globaliza la sociedad es lógico que afectará los valores y la
cosmovisión de los pueblos, por lo tanto la propuesta alterna para convivir con la
globalización debe corresponder a una planificación comunitaria, que abarque a
todos los miembros, que ofrezcan sus esfuerzos para formar el proceso de
resistencia y la formación del nuevo sujeto que necesita la comunidad, al mismo
tiempo que se empiece a pensar en poder convivir en una sociedad intercultural. De
hecho la misión del docente es transformar la realidad y el conocimiento, mediante
su práctica profesional, siendo un protagonista responsable de impulsar un proceso
educativo que identifique y que arraigue al estudiantado, por medio de estrategias de
enseñanza y aprendizaje, de tal forma que se debe hacer un esfuerzo por modificar
el currículo, los planes, los materiales y los contenidos.
80
Por eso, el papel del educador en las comunidades q’eqchi’es es vital para el
fortalecimiento de los valores de la cultura, es decir que el rol del profesorado debe
ser un portador sine qua non61 de los valores, a partir de lo que enseña, de cómo
enseña y de la práctica de vida en relación a sus conocimientos. Es el docente el
responsable de una educación en valores de la cultura, pues la escuela es la
institución encargada de recrear la identidad, responsable de la formación de las
nuevas generaciones, de pueblos y de la tarea encargada a los abuelos como dice
el libro sagrado Poopol Vuh.

La escuela, institución para recrear la identidad Q’eqchi’


La idea de la escuela en la actualidad, para las comunidades q’eqchi’es está
concebido como el lugar para aprender el idioma español, pues es un medio para
alcanzar los conocimientos que un día puede liberar a las personas de la exclusión y
la pobreza, por eso los padres de familia coinciden en decir: “laa’in nintaqlaheb’
linkok’al chi tzolok re naq te’xtzol li aatinak sa’ kaxlan aatin, mare chi kama’an, ink’a
chik te’xk’ul li xqak’ul chaq laa’o, jo’kan naq ra wanko, maak’a’ nayo’la qe,
tz’eqtananb’ilo, xb’aan naq mutz’qu, maak’a’ nakoo’ok wi’ chi ruheb’ li
b’ihom”.(entrevista con padre de familia de la región Nimlaha’kok). Resalta la necesidad de
aprender el español, como un paso que puede de alguna manera enfrentar las
condiciones discriminatorias y excluyentes que imperan en el medio; por lo que, la
escuela no es considerado como la forjadora de conocimiento, sino como
instrumento para enfrentar las crisis que se vive en las comunidades, “li kok’al maraj
li saaj nake’taqe’ xtzolb’al, nake’sach xna’leb’, nake’xutaanak chik chi ruheb’ xna’
xyuwa’, b’aan li xk’aleb’aal, li raatin, jalaneb’ chik li xtijb’al, jalaneb’ chik li xna’leb’,
nake’numta chik chi ruheb’ li cheek, chi ru li asb’ej, chi ru laj k’amol b’e, junes sa chik
nake’raj xtzakankil, wech’eb’ chik re, nake’sumen chik, jalan chik li raq’eb’, maak’a’
chik nake’raj…,” los entrevistados están concientes que cada niño o niña que va
escalando los diferentes grados de formación, tiende a salir de su comunidad,
emigrar a la ciudad y ser una persona con otros, modelos de vida, otros principios, y
practicante de otros valores, se vuelven ambiciosos, rebeldes, belicosos,
jactanciosos, irrespetuosos, inhumanos, lo que pone en entredicho el importante
papel de la institucionalidad de la escuela y la idea para la cual fue creada.

Por eso, hay padres de familia que defienden la posición más conservadora y
señalan que la en la escuela, solamente se van a perder tiempo los hijos, aprenden
otros patrones de conducta que hace desobedecer a los padres.: “sa’ li tzoleb’aal
ha’an li q’emkunal nake’xtzol chaq, maak’a’ chik nake’raj, k’a’ aj wi’ li xhuheb’
nake’xchap” (padre de familia entrevistado de la región de Nimlaha’kok) hay padres de familia
que dicen que en la escuela, aprenden patrones de conducta que no son propios de
la comunidad, como la formación de grupos como las maras, que aprenden de la
relación que tienen con otros compañeros; así como también la misma escuela a
través de sus maestros, aprenden a participar en dramatizaciones y bailes de ritmos

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81
y música que se identifica con pandillas, en donde se invoca muchas veces a la
violencia y la maldad, que vienen de otros países como los conocidos como raperos
y/o gruperos.

Los padres de familia q’eqchi’ dicen: “Wi laa’o tqak’ut xloq’al li qana’leb’ chi ruheb’ li
kok’al, textaw xyaalal naq wan xwankil, xb’aan naq li qe yo’yo, ut li wank moko yal
nimqal wank ta, wan xyaalal naq wanko sa’ xb’een ruchich’och’, jo’kan naq tento
tqak’e xloq’al li qe chi ru li toj yooh chaq chi ok sa’ qayanq”. (Entrevista con anciano de la
región de Nimlaha’kok), en donde reconocen que están conscientes que se debe
enseñar todos los elementos de la cultura a los hijos, porque están convencidos que
solamente estos tienen vida, y que para ello, se debe entender que una de las
misiones sobre la tierra es reconocer el valor de lo propio antes de lo nuevo que
ingresa.

Es evidente que no hay un rechazo concreto hacia lo nuevo, hacia la modernización,


pero hay que resaltar que tanto los padres de familia, los ancianos, y los maestros,
reconocen que los valores de la cultura q’eqchi’, tiene sentido para la vida del
q’eqchi’, pues trasciende el valor de los elementos de la cultura por su cualidad
especial, que no son inertes sino por el contrario son entes vivientes que están
integrados de muhel (espíritu) que irradian energía, que se preocupan por los seres
humanos, y por eso mismo, los q’eqchi’es, en tanto son hijos de esta cultura, le
deben respeto, culto, y veneración; si esto no ocurre, los mismos, pueden
abandonarlos, aborrecerlos, descuidarlos. Por eso, existe la práctica del ritual del
wa’tesink, para todo lo nuevo que compran, adquieren, o construyen, estos rituales
acompañan a la persona desde que nace hasta que muere, pues permiten la
socialización y reproducción de la vida comunitaria, pues no hay una edad concreta
para empezar a educar a los niños, sino que esto es una exigencia permanente de
los padres de familia y de la comunidad, Parra N. (1994: 34), y en efecto, aunque
sea de manera subjetiva, esta práctica sigue presente y se sigue practicando aun en
las familias de creencias protestantes fundamentalistas.

El decir que los elementos de la cultura está vivo (yo’yo), es un factor que favorece
el respeto a la vida, puesto que la naturaleza, es el santuario donde se desarrolla la
meditación y se busca alcanzar el máximo limite de equilibrio y armonía con todo el
cosmos, el pudor y la pulcritud son elementos que hacen alcanzar la magia de la
vida convertida en una verdadera religión, en donde la corrupción, el atentado a la
vida, los linchamientos, etc., no son posibles, si no están desarraigados los valores
de la cultura maya q’eqchi’ de sus dominios, del corazón del pueblo, de su ch’ool.
Yarce (2004:38) dice “cada día nuestros actos deben reflejar la decidida voluntad de
hacer bien las cosas, nos contentarnos con la mediocridad, de aspirar a ser los
mejores y, de esta manera, encontrar la felicidad propia y hacer felices a los demás”,
los valores hay que vivirlos, encarnarlos lo mejor posible, esto es lo que se suele
llamar virtudes y evitar que sea superado por el materialismo, el consumismo, la falta
de libertad, las modas y otras costumbres como el irrespeto a la vida, la violencia, la
corrupción; sino al contrario, luchar por alcanzar la dignidad humana y vivir la
dimensión de la vida plena. Vivir los valores implica poner en práctica las ciencias
como la matemática, la psicología, la pedagogía, el derecho, la medicina, la filosofía,
82
la política, etc., que son paradigmas que han sido invisibilizados por los
conocimientos occidentales que la academia inculca en la formación de la persona.

Tanto los padres de familia, como los ancianos entrevistados, coinciden en la idea
que, para que el maestro pueda abordar en el proceso enseñanza aprendizaje, el
tema de los valores, éste debe contar con ciertas categorías como requisito
indispensable para tener solvencia y capacidad de enseñarlo en el aula, pues como
coincidentemente dice la OEI en su página web62, “ la educación en valores “debe
ser el desarrollo de la dimensión moral de la persona, potenciando su autonomía, su
racionalidad y el uso del diálogo, con el objeto de construir principios y normas, tanto
cognitivos como conductuales, que orienten a las personas ante situaciones de
conflicto de valores”. Las categorías señaladas para ejercer la docencia son: 1) ser
q’eqchi’, es obvio que para poder abordar el tema de la axiología maya, el docente
debe inspirarse en la vivencia natural de la cultura, pues si no, se estaría limitando a
un abordaje teórico y a la vez retórico “laj k’utunel tento naq tnaw re, tnaw xyaalal li
yooq chi xk’utb’al”. Por eso los entrevistados señalan que para enseñar a ser
q’eqchi’, hay que ser q’eqchi’, “tento xnawb’al li wank, re xnawb’al li xtijb’aleb’ li
kok’al, wi’ ink’a’ naqanaw aawe, yal b’ayok yookat, xb’aan naq yooqat chi tijok kok’al
ut maak’a’ aakok’al”; luego la otra categoría es 2) tener familia, esta dimensión exige
tener la experiencia de haberla enseñado también en el propio hogar de cada
maestro. Y por último, 3) identificarse con la comunidad, es decir que vivan y sientan
las necesidades y realidades de la comunidad, que no solamente llegue y trate de
imponer sus ideas, de cambio, de mejoramiento, de desarrollo, sin tomar en cuenta
los principios que rigen en la comunidad, en todo sentido, cuando el maestro tenga
un nivel de conciencia étnica, se identifique con la comunidad, solo así se asegura
que tomará en cuenta las observaciones y recomendaciones de la comunidad para
la formación de los niños y las niñas, para no llevarlos al desarraigo de sus principios
y valores.

Se percibe un sentimiento generalizado en los padres de familia, al decir: “us raj naq
sa’ li tzoleb’aal te’xwaklesi raj wi’ chik li xna’leb’eb’ li qamama’ qixa’an, xb’aan naq
laa’o maak’a chik naqanaw, moko xk’ute’ ta chik chaq chi qu, mare naqanaw, raj
hab’an yal resil aj chik naqab’i, moko ch’olch’o ta chik chi qu jo’ naq xe’wan chaq li
najteril winq, eb’ laj ch’olwinq, li wan chaq tz’aqal li muqmuukil na’leb’ rik’ineb’”, esta
expresión da una lectura de cómo los q’eqchi’es de las comunidades, mantienen
cierto tipo de reserva como posición de resistencia, pues no quieren reconocer que
son depositarios de una gran cultura, siempre manifiestan que no poseen el
conocimiento que un día sus abuelos (antepasados mayas) pusieron en práctica al
decir “laa’o ink’a’ chik naqanaw li muqmuukil na’leb’ xe’xb’eeresi chaq li qamama’
qixa’an” que implica desconocer la filosofía maya que los abuelos desarrollaron, y
que hoy se consideran solamente como costumbres o preconceptos, con la idea de
restarle meritos, o simplemente una forma más de discriminación que pesa sobre los
mayas q’eqchi’es de hoy.

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Nosotros hemos perdido las virtudes de nuestros padres y abuelos, nuestros
saberes son muy limitados, “timil, timil yooko chi kamk”, poco a poco está muriendo
nuestra cultura, y salta a la vista, como ellos mismos piden que la escuela, los
maestros, se encarguen de facilitar estos conocimientos, pone en relieve, que sí
reconocen que el q’eqchi’ es un ser portador de valores, principios vivenciales de la
cultura ancestral, como dicen Salazar & Telón (1999:19) estos valores “fundamentan
la identidad de la persona en su convivencia familiar, y comunitaria…”, pues el
muqmuukil na’leb’ (filosofía q’eqchi’) es lo que nutre de magia y encanto la realidad
virtual donde los antepasados mayas, abuelos y abuelas, continúan viviendo por
siempre, y se comunican con los vivos, a través de los sueños, de las señales en la
naturaleza y el universo, en las interpretaciones de los ancianos principales, en
manifestaciones y personificaciones, etc., recrean su historia y se nutre de lo que
sus nietos los mayas q’eqchi’ de hoy les ofrecen y les comparten. Dándole vida a lo
que el libro sagrado Pop Wuj dice, que no nos olviden, no nos quiten de su memoria,
nútrannos, mantengan la llama de nuestra descendencia.

Por lo que en la formación de la persona humana debe ser considerado su cultura


para valorar lo que tiene, ser parte de ella y no solo espectador de sus propios
valores.

84
CONCLUSIONES

Enfrentar la globalización cultural o la mundialización del conocimiento no implica,


rechazarla, sino participar lo suficiente para poder compartir con ella, pero con el
conocimiento de los valores de la Cultura Maya Q’eqchi’ bien cimentados, que están
contenidos en una dimensión que se sintetiza en cuatro rangos: loq’, loq’al, oxloq’il,
loq’onink. Loq’ se refiere a la sacralidad de todo lo que existe; loq’al la virtud que
difunden cada uno de los elementos, el espíritu; oxloq’il una derivación que se refiere
a la exaltación del ser místico, la virtud que lo hace estar sujeto al culto; y loq’onink,
el culto mismo, la práctica de la espiritualidad, la vivencia de la magia del muqmuukil
na’leb’, una axiología q’eqchi’ que nutre el encanto de la existencia del constructo
virtual de los antepasados, abuelos y abuelas q’eqchi’es que viven en la eternidad.

Según el acercamientos a la cultura maya realizado, los q’eqchi’es siguen de pié y


constituyen un pueblo que se desarrolla gracias al alto grado de religiosidad que les
da un nivel de homogeneidad, en la práctica y vivencia de sus valores, como el
respeto a la naturaleza, a los ancianos, la concepción del hombre como un elemento
más del cosmos, y su rol protagónico en relación con los otros seres del universo, el
mayejak es decir, la convivencia con el muhel, espíritu de las cosas y de los abuelos
y abuelas, término que hace sentirse más cerca de los mayas antiguos, pues
antepasados, evoca tiempos remotos y fenecidos, y que al decir abuelos refiere a la
ascendencia inmediata y fortalece la cohesión identitaria.

Los hallazgos del presente estudio, presenta una aproximación a la existencia en la


realidad, la valoración de los roles entre los padres de familia y los hijos, y todo
apunta al aprendizaje de patrones culturales que van dinamizando el papel de los
padres y las madres, de los ancianos y ancianas, de los principales y autoridades de
las comunidades, quienes tiene bajo su responsabilidad, formar al ser humano en
personas útiles mediante procesos de enseñanza aprendizaje que cumple una ruta
de forma espiral, pues va aumentando la carga temática, en cuanto va creciendo
cada individuo primero en su hogar, luego en la escuela, hasta llegar a su relación
con la comunidad, pasando por diferentes etapas como: la niñez, la adolescencia, la
juventud, la adultez, y la ancianidad, por supuesto cumpliendo roles y etapas como
la del matrimonio, la dirección de la comunidad, y otros cargos que hacen a cada
persona, alcanzar una madurez que le permite seguidamente, ser reconocido y
respetado como principal o noble de la sociedad comunitaria. Por lo que la cultura
representa una experiencia social, y la presencia de otros elementos de otras
culturas mediante la globalización, será solamente un tipo de relación con el mundo
exterior.

La aplicación de los valores de la Cultura Maya Q’eqchi’ en la Educación Bilíngüe, a


efecto de aprovechar el espacio de la escuela como centro y el maestro como un
multiplicador de los mismos, se encuentra en la plena participación de los padres de
familia, ancianos y principales de la comunidad, desarrollando conocimientos
propios, contextualizados, y útiles para la persona, para la familia y la comunidad
como: el conocimiento de las plantas, el awas, etc.; el manejo de las fases de la
luna, las técnicas para la conservación del medio ambiente, y los recursos naturales;
85
las formas propias para el control social; las terapias como el b’oqok muhel,
sib’te’enk, k’ehok eeqaj, etc.; la concepción epistemológica propia del universo, etc.,
que pueden tener de pie al hombre, aunque el mundo se desborda en plena crisis.
Pues los abuelos y abuelas, nobles y sabios q’eqchi’es de la actualidad, siguen
advirtiendo que lo que se hace hoy al otro, (persona, animal u otro ser vivo), puede
sufrir más adelante, uno mismo en cuerpo y alma o sus descendientes, una
advertencia a no ser víctima del kaqcha, q’oqonk y el awas, principios que equivalen
a normas, reglas y leyes que regulan la conducta de las personas. De esta manera,
sentencian los padres de familia consultados que con solo sujetarse a la observancia
y la práctica de estos tres principios, se puede regular y controlar las relaciones de la
sociedad comunitaria, sin tener que necesitar de los sistemas de seguridad como la
policía y las cárceles, lo que equivale a un reto a la globalización de la cultura, pues
son reales y siguen vigentes, ya que se manifiesta, y se registran en la cotidianidad.

Si bien es cierto que este trabajo tiene una planteamiento social – humanístico,
demuestra como la familia, es la primera institución encargada de la socialización de
los valores que se debe incorporar por excelencia en la acción educativa, ya que
aparte de garantizar la reproducción biológica, tiene la función educativa de los hijos,
en donde los padres de familia, los abuelos y abuelas encargados de la seguridad
emocional, espiritual y material, juegan un rol importante e incorporan el componente
de la comunidad que permite la formación del ‘hombre verdadero’ basado en el
razonamiento q’eqchi’ de educar en base a valores morales, éticos y ontológicos,
haciendo uso de los niveles del lenguaje y del ejemplo como mecanismos para
trasladar los conocimientos.

Es necesario un proceso virtual de des-academización y descolonización cultural,


para lograr cambios de actitud y hacer de la acción pedagógica, una práctica
intercultural, pues la globalización cultural debe ser enfrentado como una
oportunidad y no como una amenaza; buscando que cada maestro, además de
hablar el idioma maya, desarrolle su vida como un miembro más de la comunidad,
convirtiéndose en un ejemplo de vida en su familia y la misma comunidad, pues para
abordar los valores en la escuela, hay que vivirla y no llevarla al aula de manera
folklórica, solo así cada sujeto valora la vida, exalta el equilibrio y la armonía como
única forma para alcanzar la trascendencia, la plenitud y el placer de la vida
comunitaria, anteponiendo el awas, el kaqcha y el q’oqonk como elementos de la
práctica del Ethos maya q’eqchi’; que incorpora formas propias de comunicación, de
pensamiento, de sentimientos, de relaciones y de intercambio intelectual y material,
como el trabajo, el juego, la participación, la espiritualidad y las ciencias.

Finalmente se puede decir con certeza que la globalización cultural, implica la


universalización del mundo y la consecuente destrucción de las culturas nativas
como la Maya Q’eqchi’, que se ven condenadas a desaparecer la práctica de sus
valores ante el progreso de la tecnología y la mundialización del conocimiento por lo
que se debería asumir responsablemente una atención desde la misma cultura y
enseñar claramente a sus miembros que el precio de la aculturación o trasformación
es la extinción, que es una propuesta de salvación para las otras culturas.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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