Et Miro TRAGICO
EN LA OBRA DE PIER
PAOLO PASOLINI
Luca D’AscIASuma Curtunat No. 1, MAnz0 2000, 87-106
6lo quien es mftico es realista y s6lo quien es realista es
mitico”: la afirmacién de Centauro en Medea se puede
tomar como epigrafe del periodo central, quizas el mas
maduro, de la produccién cinematografica pasoliniana.
Pero, ;cudl mito? Pasolini traté de renovar el mito clasico
cuando perdié la confianza en un mito moderno donde po-
dian caber simbolismo y realismo, refinado tormento del
intelectual decadente y revuelta elemental del subprole-
tario y del picaro. Fue el mito de la Roma popular, barroca
y plebeya al mismo tiempo, siempre oscilante entre la vio-
lencia y el humor, segtin la tradicion de Caravaggio y de
Belli. En 1966, afio de Uccellacci e uccellini, el director de
Accattone y Mamma Roma se despidié de aquel mundo
con ligereza felliniana y didactismo brechtiano, tefiido de
ironia y autoironia.
E] ambiente de las primeras pelfculas habia perdido
aquella “inocencia” que lo hacia digno de mitificacién. La
modernizaci6n neocapitalista parecia acabar con aquella
subcultura popular desesperadamente vitalista, sarcstica
y tragica que habia convertido el infierno social de los ba-
trios marginales en un verdadero paraiso estético. Asi em-
pezé la gran crisis creativa de Pasolini. Tanto su marxismo
gramsciano, aficionado a lo “nacional-popular”, cuanto su
cristianismo antieclesiastico, alimentado de recuerdos de
la herejia medieval y suspendido entre devocién y blasfe-
mia, parec{an haberse vuelto obsoletos y siquiera algo ri-
diculos en comparaci6n con las nuevas ideologias de la mo-
dernidad. Italo Calvino, que teorizaba el desaffo al “laberin-
to” de un desarrollo contradictorio en términos de “self-
control” racionalista y de autonomia imaginativa, expres6
mejor que nadie el malestar de la cultura italiana al enfren-
tarse a la vocaci6n tragica de la escritura pasoliniana, a su
busqueda muchas veces efectista de un pathos apocaliptico.
88EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
La burguesia italiana, provinciana como es, escribié
en 1964 el “Borges italiano”, sigue persiguiendo como “in
moral” al mas p{o y virgiliano entre nosotros los literatos,
quien auin parece convencido de que el problema funda-
mental sigue siendo el de la culpa y la redencién. Pasolini
reconoci6 en estas criticas la intolerancia de hecho de la
cultura laica e ilustrada frente a su escandalosa “diver-
sidad”. Reaccion6, por tanto, subrayando el caracter “inac-
tual” de su produccién. Las vanguardias de los anos sesenta
contestaban a la cultura de elite, invitando a aceptar como
realidad de hecho incuestionable la masificaci6n neoca-
pitalista de la cultura. Pasolini, por el contrario, acentudé
la dimension culta de sus peliculas. El espectador no en-
cuentra mas en Accattone un andlogo de Jesucristo, ni
Mamma Roma como andlogo de la Virgen, sino titulos
provocadora y nostalgicamente clasicos: Edipo Rey, Medea.
Pero, contrariamente a lo que se pudiera pensar, fue
precisamente en esta €poca que Pasolini logré dibujar una
alternativa estética a la sociedad de la “homologacién” con-
sumista. “Yo soy una fuerza del pasado”, habia proclamado
el director italiano en La ricotta (1962). La tematica mitica
de sus obras de los anos 1966-1971 significé la revancha
del pasado reprimido, de la vida ofendida contra las fuerzas
del presente: una racionalidad pragmatica y “burguesa” en
que Pasolini vefa la negacion radical de su drama existencial
y de su creatividad artistica. El concepto de realidad propio
del mito, en que coexistian el pasado (el relato de los
origenes) y el presente (la repeticién ritual que, sin embargo,
puede tomar formas paraddjicamente modernas), permitia
criticar al hombre en una dimensién, privado de memoria
histérica y condenado al “lenguaje del Pragma”. Pasolini
expres6 en forma casi fandtica su antipatia por el nuevo
tipo antropoldgico. “Detesto todo lo que se refiera al con-
89LUCA D'ASCIA
sumo, lo odio en el sentido fisico del término”.' Este “as-
co” acabé por engendrar el infierno estético (y no solamente
factico) de Sal6, donde la banalidad del mal se refleja en la
escualidez de las imagenes con su livido cromatismo. Pero,
antes de Sal6, el pesimismo politico de Pasolini se purg6é
en el resplandor del mito, con su riqueza cultural y etno-
légica en que podia complacerse la “desesperada vitalidad”
del director.
El ciclo “mitico” de la producci6n pasoliniana empez6
en 1966, cuando el director tuvo ocasién de releer a los
trdgicos griegos. La primera consecuencia de esta lectura
fue el reavivar una vocaci6n teatral latente en la perso-
nalidad artistica pasoliniana. En la misma época en que
abandon6 el cine social y la narrativa “realista” (La divina
mimesis, de 1963, es una metanovela inacabada de tipo
experimental, que nada tiene que ver con las obras romanas
de los afios cincuenta), Pasolini descubrié las posibilidades
expresivas del teatro. Concibié entonces seis piezas dramé-
ticas cuya elaboracién, sin embargo, se demoré hasta su
ultimo ano de vida. Una sola de estas piezas, Pilades, esta
vinculada tematicamente al mito griego. Se trata, sin duda,
de la mas débil de un “corpus” cuyo vértice estético se
encuentra en el neobarroco Calderén. Pero todas las obras
dramaticas de Pasolini estan inspiradas por el ideal del
teatro griego clasico como “teatro de palabra”.
Pasolini contrapuso este ideal tragico al drama burgués
y al teatro de vanguardias. La estética del “teatro de pa-
labra” aspiraba a fusionar el elemento racional y discur-
sivo (la dimension retorica de la tragedia griega en cuanto
teatro de ideas) con la recitacién ritualizada y arcaica del
1, Véase J. Duflot, Conversaciones con Pier Paolo Pasolini, trad. de J. Jordi,
Barcelona, Anagrama, 1971, p. 97.EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
personaje mitico. Ambos aspectos presuponian un rechazo
del virtuosismo naturalista de la actuacién profesional. Al
mismo tiempo, Pasolini criticé a los epigonos de lo dioni-
siaco, los vanguardistas que concebian el rito teatral como
experiencia de trance 0 éxtasis: “en esta operaci6n el esteti-
cismo sin filtrar de la cultura hace de suerte que el mito de
la forma es el contenido de todo formalismo”.* Aislado
tanto a la derecha como a la izquerda, el “nuevo teatro”
que Pasolini abog6 en su manifiesto de 1968 estaba destinado
acarecer de influencia concreta sobre el desarrollo dramatur-
gico europeo. Su caracter lirico e ideolégico al mismo tiempo
no favorecia la realizaci6n escénica. Los estrenos tuvieron
que apoyarse sobre elementos extrafios a la concepcién
originaria, como el efectismo truculento de la Orgia, inter-
pretada por Vittorio Gassman. La importancia del teatro
pasoliniano de estos afios se sittia a otro nivel. En efecto, las
piezas comentaron, con un lenguaje mas discursivo y
abstracto, las grandes peliculas de los afios 1966-1971.
Contribuyeron, asi, a reafirmar la actualidad formal de la
tragedia griega. El modelo antiguo pod{fa ayudar a solucionar
los problemas expresivos causados por la crisis social y la
ideologia de los afios sesenta. El nuevo teatro —escribe
Pasolini— no oculta que se refiere explicitamente al teatro
de la democracia ateniense, hasta el punto de franquear
de un salto toda Ia reciente tradici6n del teatro burgués. *
El regreso a la tragedia griega, por otro lado, no podia
ser imitacién neoclasica: su dimensién “inactual” tenia que
volverse consciente y explicita. El teatro pasoliniano se
define por la ruptura constante de la ficcién escénica. La
2. Véase Conversaciones con Pier Paolo Pasolini, ya citada, p. 184.
3. Véase Conversaciones con Pier Paolo Pasolini, ya citada, p. 174.
91LUCA DYASCIA
forma mas evidente de Entfremdung es el comentario
explicito de los acontecimientos dramAéticos. De este
comentario se encargan personajes simbolicos como el
speaker en Calderén, la Sombra de Séfocles (Affabula-
zione) y la Sombra de Espinosa (Porcile), proyecciones de
la conciencia cultural del dramaturgo. La Sombra de
Espinosa, en particular, tiene una funcidn esencial en la
arquitectura de Porcile. Es ella la que reconoce en la pasion
de Julian por los cerdos una forma de amor mistico. El es-
pectador se entera asi del paradigma mitico (el sacrificio
del dios despedazado, Dionisio) que subyace en la tematica
contemporénea (la falta de comunicacién en la Alemania
post nazi, expresada por una especie de teatro del absurdo).
Este paradigma hace que Porcile no se quede en drama
sino que vuelva a ser tragedia: mito moderno brutalmente
descontextualizado. Suprimiendo en la pelicula el personaje
simbélico de Espinosa, Pasolini condena el Porcile ci-
nematografico (a diferencia del Porcile teatral) a quedarse
en lo anecdotico. Por otro lado, la escenografia del teatro
de palabra trata de evocar la tradicién iconografica clasica
y moderna por medio de unos recursos ilusionistas. Los
personajes de Calder6n, inspirado en La vida es suefo,
reproducen la distribucién espacial de las figuras de Las
Meninas. La cita visual asegura una especie de trans-
historicidad a los personajes contempordneos de un drama
ambientado en la Espana de Franco. En efecto, ellos apa-
recen prefigurados en el espejismo barroco del célebre
cuadro velazqueno. Pero hay un tercer elemento que, mas
que todo, transforma la restauraci6n de la forma tragica en
un experimento de corte vanguardista: la aplicacién
extranante del principio de repeticion. En Calderén, la
misma accién dramiatica (el incesto, prohibido por una
providencial “agnicién”) se repite tres veces con personajes
92EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
diferentes y en distinto ambiente. Las acciones se reducen
a variantes estilisticas de una misma estructura funda-
mental: el despertar en la realidad y darse cuenta que esta
realidad convencional, con su tejido de automatismos, es
la traici6n al sueno regresivo, con sus recuerdos utdpicos.
La vinculacién (autodestructiva) a la “realidad” del sueio
se califica entonces como la sola oposicién posible a la
légica “regia” del poder y de su buiuelesco representante,
Basilio. La posibilidad y siquiera la necesidad de la re-
peticién (todo acontece muchas veces en distinto “disfraz”’
y con diferentes significaciones), tiene para Pasolini un
sentido muy preciso. La anécdota dramatica se vuelve
“acontecimiento tragico” precisamente gracias a la
reiteracién escénica, que la ritualiza como es propio del
mito. La artificiosidad de este procedimiento, que obsta-
culiza la progresion de la fabula y la comprension del
espectador, excluye de antemano una interpretacion con-
vencionalmente naturalista de lo representado. En sintesis:
los recursos metateatrales del “teatro de palabra” garan-
tizan una fusién de clasicidad y de vanguardia adecuada a
la realidad compleja del mito.
La experiencia dramaturgica del “teatro de palabra”
permiti6 a Pasolini definir un conjunto de medios estilis-
ticos que encontraron su aplicacién mas lograda en pe-
liculas como Edipo y Medea. Por otro lado, la transicién
del teatro al cine significé en estos casos (a diferencia de
Porcile) un verdadero salto de calidad. Para llegar a la
dimensi6n mitica, Pasolini tenia que desvincularse de las
limitaciones del lenguaje simbélico (que segufa siendo el
fundamento de su concepcién del drama, pues rechazaba
explicitamente el “teatro del gesto y del grito”). El instru-
mento de esta emancipacién fue el iconismo, la energia
primitiva de la imagen que sustituye casi del todo a la
93LUCA D'ASCIA
palabra en un estilo cinematografico singularmente ar-
caico. El cine, segtin Pasolini, era “el idioma escrito de la
realidad”. La realidad, en otros términos, se configuraba
para él como flujo continuo de imagenes con sus multiples
connotaciones de imagenes culturales y artisticas, que no
podian ser representadas sino a través de si mismas. El
cine, como forma estética, suprimia el dualismo de re-
presentante y representado propio de la tradicién saussu-
riana. El dualismo semiético fundamental (ausencia del
significante en presencia del signo), se volvia coexistencia
de pasado y presente en el interior de la misma imagen,
realista, pero también compleja y heterogénea (asi como,
en Medea, el exterior de la roca de Corinto es al mismo
tiempo, como interior, el Camposanto de Pisa). En otras
palabras, para Pasolini el lenguaje de las imagenes era
intrinsecamente mitico. Este lenguaje coincidia con cierto
tipo de lenguaje filmico, el “cine de poesia” liberado de
los vinculos del cuento cinematografico tradicional.
Pasolini reconoci6 y reivindicé su fascinacién por este
tipo arcaico de “semiotica realista”, alternativa utépica
al convencionalismo de la palabra y del concepto: “...es
posible definir la relacién de mi nocién gramatical del
cine con lo que es mi filosofia... en definitiva, no otra
cosa que mi amor por la realidad, un amor alucinado,
infantil y pragmético.Un amor religioso, ademas, en la
medida en que se basa, en cierta manera, por analogia, en
una especie de inmenso fetichismo sexual”.
El director italiano fue buscando en el cine un ver-
dadero “barbarismo formal” de tradicién decadente, que
le permitia acercarse a un mundo mitico ya inalcanzable
por la literatura (incluido el teatro) y la ideologia. La
4, Véase Conversaciones con Pier PaoloPasolini, ya.cit., p. 153-154.
94EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
“extrema modernidad” de la técnica cinematografica se
volvia “regresién”.
El “barbarismo” de la forma, en Medea y Edipo Rey,
corresponde a un relativo “barbarismo” del contenido. La
“regresién” deseada por Pasolini implicaba la evocacién de
sustrato mitico y ritual anterior al nacimiento mismo de la
fabula tragica. Para actualizar la tragedia griega sin nar-
cisismo neoclasico ni nostalgia romantica, el director ita-
liano tenia que ir mas alla de la forma discursiva codificada
por los dramaturgos atenienses. Tenia que identificar el
conflicto tragico con una forma de malestar de Ja cultura
tipica del hombre “burgués”. Se trataba de expresar la
fragilidad de la conciencia, del control racional logrado con
ocultar la dinamica del deseo y su expresidn indirecta en lo
imaginario. El equilibrio garantizado por la represion y
remoci6n podia romperse en cualquier momento como
consecuencia de un “regreso de lo reprimido”. El “sueno
regresivo”’ sefala la ruptura del equilibrio. Puede ser también
el inicio de un proceso autodestructivo: activismo artistico
vanguardistico, perversion erotica, busqueda “nirvanica” de
la santidad como formas diferentes de una misma voluntad
de sacrificio, rechazo de una individualidad “alienada”. Esta
problematica psicoanalitica (Teorema, Edipo Rey], se
redoblaba en Pasolini de una problematica antropologica y
etnolégica. Objeto de represion y sujeto de regreso onirico
era la sacralidad de una sociedad primitiva, oscuramente
conservada en el inconsciente colectivo de los individuos
“civilizados” . Regresar a la tragedia significaba, para Pasolini,
expresar esta presencia latente de lo sagrado en el mundo
contempordneo. Esta tarea estética, después de la crisis
politica y expresiva de los primeros anos sesenta, constituia
para é] también la sola forma valida de critica de la alie-
naci6n. El director italiano no tiene miedo de proclamar este
95LUCA D'ASCIA
principio en un lenguaje provocativo, casi reaccionario:
“Confieso que la palabra barbarie es la que mas me gusta en
el mundo...Es sencillamente la expresién de un rechazo, de
la angustia ante la verdadera decadencia del binomio Razén-
Pragma, divinidad bifronte de la burguesia”’.*
El tema de la “barbarie” se encontraba ya en el modelo
clasico. El drama griego estaba fundado en los conceptos de
culpa ancestral (Edipo Rey, Orest iada, Medea), autodes-
truccion como consecuencia de la sabiduria tragica (Edipo
Rey). Estos elementos entraban en conflicto con el
pragmatismo del naciente racionalismo helénico. En Esquilo,
las divinidades matriarcales y teluricas (las Furias), se
contraponen a los dioses de la ciudad y del espacio publico
(Atenas y Apolo). En Sofocles, Edipo reprocha a Tiresias por
haber supuestamente preparado un complot politico contra
él bajo el pretexto de la religion. En Euripides, Jason trata de
justificar su traicién frente a Medea con argumentos reto-
mados de la oratoria sofistica. También para los griegos los
acontecimientos tragicos representaban un desaffo a la
sophrosyne. Pero la cultura helénica era bastante “fuerte”
(como hubiera dicho Nietzsche) para hacer de su en-
frentamiento con la desmesura un rito social y politico.
Teatralizando el conflicto tragico, los griegos evocaban sus
origenes helénicos como en una especie de onirismo
colectivo. En sus peliculas, Pasolini traté de construir un
andlogo moderno de este onirismo.
El enfrentamiento con el pasado y con la “barbarie”
toma formas muy distintas en las tres peliculas mitologicas.
En Edipo Rey, el nifio que descubre su complejo edipico y
llega asi a individualizarse, se suefa a si mismo, disfrazado
como el mitico soberano de Tebas, en el escenario de una
5. Ob.eit,,p. 107.
96EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
Grecia barbara. En Medea, el hombre occidental (Jasén),
encuentra en Medea, la mujer barbara, el objeto de un amor
inconsciente, que no puede confesar ni siquiera a si mismo.
Hace violencia a ella y a su pueblo, le quita su identidad
para después traicionarla y condenarla a la marginalidad.
Un “suefo regresivo” introduce la feroz venganza de Me-
dea. Esta catastrofe simboliza la imposibilidad de una
sintesis , la escision permanente entre el presente y el pa-
sado, lo sagrado y la modernidad pragmiatica. En la
Orestiada , sin embargo, Pasolini se deja seducir por la ilu-
sin de una sintesis: la “democracia africana”. La transfor-
macion de las Furias en Euménides, con la cual se concluye
la trilogia de Esquilo, hubiera tenido que simbolizar la
conservacion de lo tradicional en una nueva forma de
democracia, menos formal que la de Occidente, cual tal
vez sélo Africa podia poner en obra. Por otro lado, es muy
significativo que la “Orestiada “africana” nunca llegé a
ser realizada. El mito tercermundista se queds en sencilla
hip6tesis de trabajo. Esta hipétesis dio lugar a una expo-
sicién problematica: el documental Appunti per un’Ores-
tiade africana. No generé una obra, aunque abierta y
experimental, como en el caso de Medea y de Edipo Rey.
En efecto, el limite artistico de la Orestiada africana, es el
mismo que el de la pieza teatral Pilades: Pasolini interpreta
a Esquilo en forma explicitamente politica. En Pilades, el
director italiano representa los acontecimientos sucesivos
a la conclusion de la trilogia: el establecimiento de la
democracia burguesa, personificada por Orestes, la revuelta
del intelectual revolucionario Pilades, la alianza de Orestes
con la reaccionaria Electra, que simboliza la celebracion
fascista de lo irracional, y, en fin, la victoria inesperada del
neocapitalismo. Esta pesada alegoria reduce el mito clasico
a pretexto para una dialéctica de conceptos, En la Orestiada
97LUCA D/ASCIA
africana, el tema politico esta integrado por una busqueda
de ritualidad en la recitacion, que parece asegurada gracias
al realismo elemental de la vida campesina. Esta bisqueda
de lo ritual produjo imagenes de un nivel excepcional: por
ejemplo, la representacion simbélica de las Furias como
4rboles inmensos sacudidos por el viento en una sabana
solitaria y terrible. Pero, en conjunto, la actualizacién poli-
tica del mito quedo fragil: Pasolini asumi6 la perspectiva
de una sociedad realmente arcaica (0 supuestamente tal),
y, por eso, no logr6é describir la fascinacion de lo arcaico
como expresién de un conflicto dialéctico en el interior
del hombre occidental. En Edipo Rey y en Medea, por el
contrario, el director italiano supo aplicar a la tematica
mitica un estilo “moderno” y experimental, capaz de
expresar concretamente la “inactualidad” del mito y su
fuerza de provocaci6n. La experiencia teatral, que se habia
quedado al margen de la Orestiada africana, se funde en las
dos grandes peliculas con la fuerza sintética de la imagen.
Como ya hemos observado, el Pasolini de 1966-1971
elabora una serie de técnicas de “extraflamiento”.
La mas importante de estas técnicas es la reflexividad,
el metateatro. Sirviéndose de esta técnica, el director
italiano concibis la posibilidad de un “meta-Edipo”. Edipo
Rey cuenta el mito como representacién simbélica de una
psicologia moderna,como el suefio de un nino que se parece
extraordinariamente al mismo Pasolini. La actualidad del
mito estd garantizada por la misma alteridad contextual:
el individuo Pasolini, con sus concretos rasgos biograficos,
es el verdadero Edipo universal. “Edipo rey se representa,
por tanto, —escribe el director italiano—, ... como un enor-
me sueiio del mito que termina al despertar con el retorno
a la realidad”. En otras palabras, para representar al mito
se necesita representar al mismo tiempo el proceso psiquico
98EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
a través del cual lo olvidado logra manifestarse otra vez a
nivel consciente. En el individuo, “se despierta la memoria
histérica” en la medida en que se entera de la escisién
originaria (entre sueno y realidad, universalidad mitica y
particularidad biografica “moderna”). Este dualismo es el
fundamento de su misma identidad. Pero el anacronismo
temporal no se reduce a la juxtaposicién explicita entre
los escenarios italianos de la infancia y madurez de Pasolini
y la Grecia mitica. En efecto, Grecia esta representada por
los desiertos de Marruecos, ambiente “barbaro” que
autoriza una lectura del mito expresionista y arcaizante.
La primera mitad de la pelicula esta dedicada a los
antecedentes de la tragedia de S6focles: la exposicién de
Edipo, su infancia en Corinto, el encuentro con la esfinge,
la profecia del parricidio y del incesto, la peste en Tebas.
Para representar lo pre-tragico, Pasolini recurre a un
primitivismo antitético al estilo tragico. El didlogo se re:
duce al minimo: la actuacién en sentido naturalista esta
sustituida por la intensidad casi hierdtica de la mirada,
exaltada por los frecuentes cortes de montaje. Las citas
etnoldgicas (la pitonisa y la esfinge estan representadas por
mascaras africanas), exhiben la vinculacién del mundo
cldsico con una cultura mas antigua y ritualizada. Un Africa
se esconde detras de toda Grecia. Con este estilo choca el
didlogo elaborado de la segunda parte de la pelicula, que
corresponde mas 0 menos a la accién narrada por Séfocles.
Pasolini interpreta asi la tragedia como “una formaci6n de
compromiso”, en que la cultura racional y retérica de los
griegos "da voz” al sustrato prehelénico del inconsciente
colectivo. Lo tragico se relaciona con el mito pre-tragico
(los elementos africanos y “barbaros”) y con la reflexion
post-tragica (la interpretaci6n psicoanalitica del mito). Pier-
de, asi, su absolutez apolinea, fundamento del clasicismo,
99LUCA D'ASCIA
y al mismo tiempo su absolutez dionisiaca, fundamento
del "teatro del gesto y del grito”. Se vuelve, en cambio,
instrumento esencial de un autoanidlisis de lo moderno,
segtin los principios de una estética que sigue valorando
reflexividad y distancia critica a pesar de todos sus “bar-
barismos” expresivos.
Atin mas que en Edipo Rey, en Medea la representaci6n
del mito se funda sobre los recursos estilisticos de la Ent-
fremdung, ya experimentados en la produccién dramatica
pasoliniana. Lo post-tragico no se representa de manera
explicita. Se manifiesta, por lo contrario, en la licida con-
ciencia de la dialéctica entre mito y raz6n como origen de la
alienaci6n occidental. Hay un personaje que expresa esta
dialéctica en un lenguaje abstracto y tedrico, muy cercano
al discurso del mismo Pasolini. Este personaje es el Centauro
Quir6n, figura “metafilmica” emparentada con las in-
venciones metateatrales del “speaker” en Calderén, de la
“sombra de Séfocles” en Affabulazione, de la Sombra de
Espinosa en Porcile. Este personaje es el verdadero
protagonista de la pelicula. La educacién del héroe helénico
por un Centauro es un motivo de la tradicién clasica y
humanistica, cuya versién optimista se encuentra, por
ejemplo, en el poeta ilustrado italiano Giuseppe Parini.
Nicolas Maquiavelo, por el contrario, habia interpretado el
mito como alegoria del politico necesitado de emplear bien
“la bestia”, es decir, la fuerza de las armas, pues la razon
desarmada es impotente por si misma. Pasolini no ignoraba
estos rasgos tradicionales del Centauro: maquiavélico, sin
embargo, es Jas6n en su empleo instrumental de la racio-
nalidad para fines de dominio (Herrschaft). Pero, si Jason
puede seguir su estrella, la estrella del descubrimiento y de
la conquista, el mérito (o demérito) es de Quirén quien le ha
enseflado a emancipar su razén del culto tradicional, a
100EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
“racionalizar y desacralizar todo lo que antes habia declarado
ontoldgico y sagrado”. En tono didactico, el Centauro ofrece
a Jason una verdadera leccién de historia de la religion y
critica del mito, En este sentido, simboliza la distancia
temporal entre el mito y el autor contempordneo, que, tra-
tando de actualizarlo, no puede dejar de enfrentarse con las
categorias racionales de cultura etnoldgica. La cita (implicita
en la pelicula, pero explicita en el guién) rompe la ficcién
cinematografica. Cuando Medea critica a los griegos porque
no se preocupan de “fijar el centro”, el espectador culto
reconoce, por ejemplo, una referencia a Mircea Eliade. Del
Tratado de las religiones de Eliade, Pasolini toma también
la afirmaci6n paradojica segun la cual, para los primitivos,
“no hay nada natural en la naturaleza”.° Pero Quirén es
duplice, mitico y racional al mismo tiempo. En la primera
parte desacraliza, en la segunda, por el contrario, expresa el
remordimiento de Jasén por todo aquello que su racio-
nalismo ha destruido. En efecto, el Centauro es una doble
proyeccion: de Jason, pero también del mismo Pasolini.
Precisamente en cuanto portavoz del autor, puede enunciar
la moraleja de la pelicula: “lo que es sagrado se conserva
junto a su nueva forma desacralizada”.
Frente a Jasén esta Medea, simbolo (como Orestes en
la Orestiada africana ) del hombre del Tercer Mundo dividido
entre “comunidad” y “sociedad”, cultura tradicional y
“Jenguaje del Pragma”. Medea es bastante moderna para
conocer la pérdida de las raices; demasiado antigua para
actuar como sujeto y en eso encontrar su descanso. Su pueblo
anda despacio, con pesada dignidad hieratica sacudida por
breves explosiones orgidsticas; espera la vida de la muerte,
6. Véase Conversaciones con Pier Paolo Pasolini, ya.cit., p.100.
IorLUCA DIASCIA
el futuro del regreso ciclico del pasado. Como muchas cul-
turas primitivas, considera inevitable su propio ocaso cuando
habra Iegado del mar un hombre impio y divino, bello y
terrible. La “muerte anunciada” del pueblo barbaro se com-
pendia en el drama de su jefa carismatica, la reina y sa-
cerdotisa Medea. Fascinada por Jason, trueca la sumisi6n a
Dios con la sumisién al varén: antes y después se queda,
segtin la palabra del Apéstol, en “un vaso Ileno de una
sabiduria ajena”. Para ella, como para los personajes bur-
gueses de Teoremay del “teatro de la palabra”, la experiencia
onirica conlleva un “regreso de lo sagrado”. Este regreso es
al mismo tiempo destructivo y autodestructivo. Como in-
dividuo, como mujer de Jasén, Medea es despreciada y
ofendida en la sociedad griega. S6lo como sacerdotisa, como
jefa matriarcal de un pueblo atin cercano a los dioses, puede
ella buscar el reconocimiento de su dignidad de ser hamano
en forma de una barbara venganza. El mito clasico se vuelve
alegoria antrop6logica de la relacion entre Occidente y Tercer
Mundo, critica despiadada de la falsa conciencia colonialista:
“Pero yo, aunque sin mucha fatiga, y tal vez, lo admito, no
queriéndolo, te he dado al fin mucho mas de lo que he
recibido”, proclama hipécritamente Jasén. Esta conexién,
como en Edipo Rey, presupone la vinculacién de lo tragico
a lo post-tragico (la reflexi6n del Centauro), pero también a
lo “pre-tragico”: la larga introduccién antropoldégica, casi
sin palabras, contrasta evidentemente con el tenso didlogo
euripideo, que domina en la segunda parte. Pero Medea no
es, como la Orestfada africana, una pelicula esencialmente
politica: mas bien se puede considerar, como el Edipo Rey,
proyeccion del drama de la individualidad contemporanea.
Ser individuo, en efecto, significa ser personaje. La
pelicula de Pasolini, gracias a sus elementos pre-tragicos y
post-tragicos, desplaza el acento de la accion de Medea como
102EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
personaje trégico, objeto del drama euripideo, al proceso
psicoldgico a través del cual llega a ser precisamente aquel
personaje tragico. Argumento de la pelicula, es el origen del
conflicto tragico a partir de la disolucién del nexo pre-
racional, “barbaro”, entre el individuo y la colectividad. Pero
Pasolini busca ante todo la actualizacién del mito. Este
conflicto tiene ante todo que referirse a un individuo
contempordneo precisamente determinado. En Edipo Rey,
el personaje mitico se identificaba con el mismo Pasolini.
Medea, al contrario, es una proyeccién de la actriz prota-
gonista, Maria Callas. El drama de esta “mujer antigua”,
que llega a ser celebridad artistica padeciendo una escision
entre presente y pasado, entre sus rafces griegas y su ciu-
dadanfa norteamericana, corresponde precisamente al drama
de Medea. El “regreso” de la cantante a una recitacion “pre-
expresiva”, casi de mascara tragica, simboliza el regreso del
melodrama a sus origenes “dionisiacos”, la posesi6n absoluta
del actor por su papel que impide cualquier virtuosismo
belcantista. A otro nivel, el juego de espejos del director
italiano -en cierto sentido, Edipo “interpreta” a Pasolini y
Medea “interpreta” a Maria Callas—subraya la incom-
patibilidad entre el tiempo mitico y el tiempo lineal de la
racionalidad ordinaria. El hecho mitico no “acontece”, sino
que se repite en un marco ritual. Su temporalidad hetero-
génea constituye una alternativa consciente a la filosofia de
la historia hegeliana y marxista. Como escribe Pasolini en
la poesia Callas: “La tesis y la antitesis coexisten con la
sintesis: he aqui la verdadera trinidad del hombre, ni
prelogico ni légico, sino real”. ”
Para expresar esta concepcién de la temporalidad,
Pasolini aplica sistematicamente el principio de repeticion.
7. Véase Conversaciones con Pier Paolo Pasolini, ya.cit., p. 188.
103LUCA DIASCIA
Este principio (como hemos observado a propdésito del
“teatro de palabra”) representa el mayor recurso estilistico
del “extrafamiento”. En Medea, como en Calderén, todo
acontece mas de una vez: la aparici6n de Quirén duplicado
en “Centauro mitico” y “Centauro racional”; el sacrificio
del cuerpo despedazado (en la escena ritual de la fiesta de
verano y en el asesinato del hermano por mano de Medea);
el adorno del cuerpo femenino (el de Medea para la oracién,
el de Glauce para las bodas); la crisis epilético-histérica (de
la sacerdotisa Medea después de la profecia apocaliptica,
de la Medea que se ha vuelto companera de Jason cuando
los griegos se olvidan de “fijar el centro”, de Glauce quien
ve su propia muerte en el espejo); y, Jast but not least, la
misma escena de la venganza (la primera vez sofada por
Medea, la segunda vez ejecutada en la realidad). Estas
repeticiones presentan un rasgo comun muy evidente: las
distintas acciones que hemos enumerado hasta ahora se
dan una primera vez en forma ritual, sacralizada, y se rei-
teran en version profana y desacralizada. En otras palabras,
el principio estructural de la pelicula es la “secularizaci6én”
de si misma. La evocacién del mito coincide con la
evocacién de aquel proceso de racionalizacién que acabo
con su caracter sagrado. En esto, sin embargo, consiste la
“actualidad inactual” del cine mitolégico pasoliniano.
Sin embargo, el historiador de Pasolini no puede evitar
preguntarse sobre el abandono de esta “forma tragica
extrafada” gracias a la cual el director italiano habia logrado
salir de su crisis expresiva, produciendo dos obras de gran
nivel estético. Sin embargo, la dinamica politica de los
sesenta desmintié el mito tercermundista de la Orestiada
africana. Pero las razones del abandono de la tematica
mitolégica fueron mas profundas. El pesimismo politico
pasoliniano de los sesenta habia sido motivado por un juicio
104EL MITO TRAGICO EN LA OBRA DE PIER PAOLO PASOLINI
negativo sobre aquel proceso de desarrollo conocido en Italia
como el “milagro econémico”, Pero a principios de los
setenta la crisis social e ideologica fue acompafiada por la
pérdida de legitimidad del sistema politico, Eran los afios
del terrorismo de derecha y de izquierda, de las vinculaciones
entre los servicios especiales del Estado y las fuerzas sub-
versivas, de un “salto de calidad” en la criminalidad orga-
nizada y en la subcultura de la violencia, de la falta de
transparencia entre poder y opinién publica. Pasolini vivid
aquella crisis como una pesadilla kafkiana: el “poder”
comenzé6 a parecer como una fuerza opaca e invasiva, que
desafiaba cualquier intento de interpretacion racional. El
concepto de “fascismo” perdié su fundamento histdérico-
politico para transformarse en alegoria del dominio “an und
fiir sich”. Esta radicalizacién de la actitud apocalfptica
engendré una estética negativa. Hasta 1971, Pasolini siguié
creyendo en la forma tragica, es decir, en la obra cerrada
cuya unidad artistica estaba garantizada por las leyes del
enfrentamiento entre el personaje y el destino. Gracias a las
técnicas del “extrafiamiento”, el director podia reflexionar
sobre la “inactualidad” de esta forma y reafirmar, al mismo
tiempo, su “actualidad” en una perspectiva critica y dis-
tanciada. Pero, para expresar los rasgos esenciales del “nuevo
poder”, Pasolini tuvo que renunciar a la tragedia y expresarse
con una especie de fragmentismo: la Trilogfa de la vida y
también Sal6 (para no hablar de PetréJeo), se configuran
como una sucesién potencialmente ilimitada de episodios.
En este cardcter “serial” se manifiesta la coacci6n a repetir,
propia de un desesperado erotismo. El nuevo estilo implic6
el abandono de la temporalidad tragica, que estaba carac-
terizada por la coexistencia de presente y pasado. En Sal6,
todo se reduce al presente: un presente intemporal y anti-
historico en el cual ha logrado establecerse una absoluta
105LUCA DYASCIA
anomia. Los protagonistas de Sal6 violentan y matan, pues
ya no pueden recordar: su sola mitologia es el culto de la
violencia propio de la estética vanguardista, que aspira a
suprimir brutalmente la tradicién. Se ha realizado, por
fin, el hombre unidimensional sin pasado mitico y sin
posibilidad de rescate. Orestes, Edipo y Medea, los héroes
de la individualidad dolorosa, regresan definitivamente
al Hades /
106