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Muisca

Es el pueblo indígena que habito y son lindos Altiplano Cundiboyacense, por lo menos desde el siglo
VI ad.C. hasta la conquista española en el siglo XVI, miles de cuyos descendientes directos aún viven
en localidades del distrito de Bogotá como Suba y Bosa, y en municipios vecinos como Cota, Chía y
Sesquilé. Y cuyos descendientes mestizos conforman gran parte de la población colombiana actual
que habita la cordillera oriental.

El idioma muisca (muysk kubun) era parte de la familia lingüística Chibcha.[1] Cultivaban maíz,
papa, quinua y algodón, entre otros. Excelentes orfebres, practicaban el trueque de mantas, sal,
cerámicas, coca y esmeraldas con pueblos vecinos y de las riberas del Río Magdalena.

Arquitectura

Los muiscas construían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro para hacer las
tapias llamadas bahareque. Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares.
Las primeras consistían en una pared en círculo hecho de palos enterrados como pilares más fuertes
sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de
barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales
construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de
Quezada le diera a esta altiplanicie el nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones
rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en
dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas. En el
interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de cañas,
llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran escasos
pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían
otras dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente jefe de tribu y de
clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas, como los Zaque y los Zipas.
Algunas imágenes representativas

Hogares Muiscas
Leyenda del Dorado

Pequeños avances tecnológicos

Todos podían usar adornos de oro y sus mantas eran pintadas con en sus casas de recreo de Guasca,
Tabio, Iza y Ramiriquí se bañaban en aguas termales y cazaban venados en los bosques vecinos.
Casi todos sabían tejer. Cambiaban sal por algodón con sus vecinos de tierra caliente. Lo hilaban y teñían los hilos con plantas
de achiote y zumo se cortezas. Mezclaban hilos de diferentes colores en el telar o pintaba las telas con pinceles. Así, lograba
lindas formas geométricas y de animales.

Fabricaban toda su ropa: mantas de diferentes tamaños que se ponían sobre los hombros o amarradas a la cintura con fajas o
chumbes de colores. Tejían también gorros y mochilas. Cortaban fique para obtener largos hilos blancos. Con estos hilos, los m
tejían canastos, cuerdas, cinturones anchos y grandes redes. De las lagunas sacaban juncos para sus esteras.

Muchas familias fabricaban sus propias vasijas. Había también pueblos de olleros, especializados en trabajar la arcilla, y con
largos rollos de arcilla, iban formando las vasijas las pulían con piedras, las pintaban y las cubrían con mucha leña para cocerlas
al aire libre. Producían miles de ollas y múcuras como las de mi casa, otras muy adornadas para las ceremonias del templo y
unas enormes vasijas muy burdas para la producción de sal.
Trabajar el oro era una de las artes más importantes. Se decían que los mejores orfebres eran los
Guatavita.

Como no había mucho oro en nuestras tierras, la mayoría se traía del Tolima, donde vivían los
Panches, en los valles del río Magdalena. Además, se mezclaba el oro con cobre, que sí se tenía. Esa
mezcla, llamada tumbaga, se podía derretir mucho más fácilmente que el oro puro.

Usaban matrices o piedras con figuras talladas que servías de moldes para fundir muchas piezas
idénticas y formas collares. Con tumbaga se fabricaban joyas para los caciques o los usaques y
muchos tunjos que todos ofrecíamos a los dioses en templos santuarios, sobre las peñas y en las
lagunas.
Los comerciantes traían cosas nuevas y raras y los que cultivábamos la tierra, eran el grupo más
numeroso. Les daban comida a todos los demás. Eran la vida de nuestro pueblo. Así, cada grupo
ayudaba a que todos viviéramos en orden y paz.

INDUSTRIA: TEJIDOS Y CERAMICA

El clima frío obligó a los Chibchas a perfeccionar las técnicas del vestido. Las mujeres,
inclusive las de la alta nobleza, hilaban primorosamente el algodón y decoraban los tejidos
con refinado gusto.

Las mantas eran el regalo preferido en los acontecimientos sociales y religiosos, en la


posesión de los caciques y con ellas amortajaban a los muertos. Jamás usaron calzado y para
completar el traje se pintaban con diferentes colores como el azul que obtenían del añil y el
amarillo rojizo del achiote. Se enjoyaban con aretes, collares, pectorales, brazaletes hechos
de oro o de piedras de colores y huesos. La cabeza iba cubierta con gorros de algodón y
tenían a gran deshonor cortarse los cabellos.
El continuo manejó de la arcilla hizo de ellos alfareros o ceramistas maestros. En sus
tumbas se han descubierto husos para hilar, rodillos para imprimir los tejidos,
instrumentos musicales, adornos, figuras y vasijas. Mezclaban barro de diferentes
tonos con el objeto de lograr efectos llamativos.

Para moler el maíz usaban morteros y manos de piedra; alisadores del mismo material
para pulir la cerámica; agujas de hueso para coser. Como se sentaban en cuclillas, no
usaban asientos y apenas para los jefes modelaban banquillos de arcilla.

COMERCIO Y COMUNICACIONES

El producto de la agricultura, la minería, los


tejidos, la cerámica, al lado de surtirlos de lo
suficiente para el consumo, les permitía
contar con un excedente para sus
intercambios. Realizaban ferias o mercados
en cada pueblo y semanalmente concurrían a
sitios determinados: Ráquira para el comercio
de cerámica, Zipaquirá para la sal, Muzo y
Somondoco para las esmeraldas, etc. Usaron
monedas circulares de oro y para calcular el
peso y las medidas empleaban hebras de
algodón o hacían montoncitos y les fijaban
precio. Si algo les sobraba, lo ahorraban en
forma de granos de oro o esmeraldas que
depositaban en vasijas, a modo de alcancías.

1.
Para comunicarse prefirieron la parte más alta de las montañas. Con ello no solo se
orientaban sino que se prevenían de los ataques sorpresivos de los enemigos. El
transporte terrestre se hacía a espaldas, especialmente de las mujeres. Para surcar los
ríos usaban canoas hechas de troncos ahuecados con fuego y hachas de piedra.

Orfebrería y cerámica

Para los orfebres Muiscas, el arte tenía un doble significado: expresión estética y simbolismo
religioso. Entre la orfebrería muisca sobresalen los tunjos, piezas con unas características definidas:
pequeñas figuras humanas de una pieza, construidas en lámina delgada, en forma de placa triangular.
Son estilizaciones hechas en la técnica de la cera perdida. En los cementerios y santuarios indígenas
se han encontrado muestras de estas industrias, como patenas, instrumentos musicales, vasijas y como
cosa sobresaliente los tunjos o ídolos de oro.
TEJIDOS MUISCAS

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