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At. Madrid-1; Sporting-0.

comprando comida, si se carece de


dinero?

Cuando tras la ensima volea y el


infinito pelotazo a la selva de cabezas,
Godn la enganch para peinarla y
embocarla Griezmann a la red, el
estadio Vicente Caldern, Simeone y
todo bicho viviente en rojiblanco
chillaban como si se hubiese ganado la
Copa de Europa. Andbamos por el
tiempo de aadido y tal accin limpi
de un plumazo lo visto hasta ese
momento. El ftbol y el gol, como
borrador de memoria, no tiene precio.
Dicen que el Atltico tiene una de sus
mejores plantillas de siempre y puede
que sea cierto. Lo que tampoco alberga
duda es que es uno de los que peor
juega de su historia. Y la explicacin es
sencilla. Los del Cholo son duchos en el
correr, en el saltar, en el sudar, en el
regatear y en el rematar, ms adolecen
del jugar. Quin pone la pausa, la
pelota al espacio o el criterio en el
juego? Nadie, si liver est en el banco.
El equipo del ttulo de liga contaba con
Arda de titularsimo. Cuando el turco la
reciba, aquello era otra cosa. Ahora, se
carece de tal referencia. Podr haber
mayor nivel individual en el conjunto,
ms se perdi juego. Es un grave
problema para el Cholo, difcil de
solucionar. Cmo saciar el hambre

El partido a orillas del Manzanares fue


un completo suplicio. El Sporting, de
quien dicen juega bien, (qu dios les
conserve el tacto porque la vista y el
gusto lo perdieron!) es una nmesis de
Atltico. Espera, presin, entrega de la
pelota y contra. Si enfrente hay un rival
escasamente aplicado en el manejo del
juego, hay un alto porcentaje de partido
ganado. Al menos, el empate, claro.
Luego, si suena la flauta en ataque
pueden soar con los tres puntos. Para
su
desgracia,
Oblak
salv
portentosamente sus dos opciones de
peligro.

Se estrellaba el Atleti contra un muro y


no haba forma de derribarlo. Los
pelotazos continuos, las prdidas
permanentes y el escaso peligro creado,
impacientaban al respetable. Ms an
cuando Carrasco era retirado (no era
necesario su desborde ante una defensa
de once?) y Simeone escuchaba la flauta
de la desaprobacin. Ni la salida de
liver serva para arreglar aquello. Slo
el efecto erosin del insistir e insistir
hasta derribar la pared a cabezazos. De
nuevo, el trabajo goz de premio.

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