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un peo con el clan le dije calmadamente. Pues, me lo reafirm y hasta me lo jur por su
madre, cosa que solamente lo haca en casos de extrema realidad.
Borrada por completo la expresin de jbilo de mi rostro, de inmediato me levant, dej
la taza de caf a medio terminar y proced a llamar a cada uno de los novios de mis
amigos (y al mo por supuesto) para comprobar tal abominacin, pensando en cada
momento: es obvio que la envidia le carcome por dentro y quiere destruirnos a toda
costa
Pues s, era cierto. El pendejo, tmido, gafo, inconspicuo, imberbe y desaliado de
Guillermo, se haba raspado a toditos los infames novios del clan. De inmediato le profer
cuatro gritos, dos pares de vulgaridades y le dije hasta del mal que se iba a morir.
Cmo era posible manchar la dignidad y la amistad por momentos de debilidad y
puterias?, no es posible.
Desde aquel entonces ms nunca tuve contacto con Guille, sino hasta hace dos meses que
habl con l. Me cont de lo bien que le iba, de sus progresos profesionales y
empresariales y del galanazo de novio que se gasta. En fin, yo estaba muy contento por lo
que le pasaba, hasta que recordamos el incidente Viste manito, ustedes pensando que
yo era gran pendejo y era yo el que les estaba cogiendo el maz graneado; eso es para
que veas mi hermano que debajo de la piedra est la serpiente y nunca juegues con los
sentimientos de una buena amistad
Le colgu con ira y an as le tengo mucho cario.
Mario Ortega