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UN PANES) a). aI e) 178 RFR CS n caso de en la Malaga dulterio del siglo XIX : = ace quinientos aos, en 1503, se cteaba en Sevilla lamada Casa de CComtatacon, un organismo cuya misn era de gran importancia de cara as tiers descublertas al oto lado del Atlntco: la organzacin, conto ysupesv- sion del trfco de personas y mercancias con ls indias que, obigatoiament, habia de hacetse desde Sevila Esta decsin convetia ala capital andaluza en la . 11508, a los cinco afios de haberse creado la Casa de la Contratacion de Sevilla, se instituyé un nuevo cargo adscrito al organismo sevilla- no, Américo Vespucio, el comer- ciante y navegante florentino que con el tiempo habria de dar su nom- bre al de todo el continente, fue el primer encargado dle ejercer ese fla- mante puesto de «Piloto Mayor de la Casa de la Contratacién». Con la aparici6n de este nuevo funcionario a sueldo de la Corona, la Casa deja- 28 = Andalucia en fa Historia ba de ser tan solo un centro buro- cratico encargado de la administra- cci6n del trénsito de personas y mer- cancias a través del Atlintico y comenzaba a ser, también, ef embri6n de un importante ndicleo de desarrollo cientifico en aspectos tan trascendentes como la cartografia y el arte de navegar. 2Acaso a Femando el Catélico le interesaban de manera especial las ciencias nduticas? jTal vez, el monarca aragonés, o sus suicesores de la Casa de Austria sentian pasion por los mapas? Parece cierto que, por ejemplo, a Carlos V le gustaba mucho consultar viejos portulanos y modernas representaciones de la Tierra, Pero lo que a este monarca, y a todos los que se sentaron en el trono de Espaia, le preocupaba de verdad era que legasen a puerto. sanas y salvas la mayor parte de las embarcaciones que procedian de las Indias y trafan en sus bodegas los tesoros con que se mantenfa la Real Hacienda. Sin mapas adecuados y sin pilotos que supieran bien su ofi- cio, era dificil que los buques arriba- sen sin problemas. Estas dltimas razones, de tipo puramente practico, fueron las que, por encima de cual- quier otra curiosidad tedrico-cientifi- a, llevé a la Corona a crear, impul- sar y desarrollar un importante niicleo de pilotos, cart6grafos, fabri- antes de instrumentos nauticos y profesores de navegacién, adscritos a la Casa de la Contrataci6n, orga- rnismo en el que realizaban su labor y de cuyos fondos percibian su sala- El cometido del primer Piloto Mayor y varios de los que le suce- dieron en el cargo, fue tri- ple. En primer lugar, confec- cionar un mapa que compendiase los avances geogréficos que se £1 astrolabio-ecuatorio se utilizaba ‘para conocer las coordenadas de! barco en alta mar. iban produciendo. Era el llamado «Padrén Real». Se trataba de un mapa-resumen en el que se incorpo- raban las informaciones que los pilotos que iban a las Indias aporta- ban. Los navegantes estaban obliga- dos a rendlir cuentas al de las novedades geograficas que detectasen y el funcionario, a su vez, debfa asimilarlas, corregirlas y, periddicamente, ponerlas al dia ‘mediante la confeccién de un gran mapa-mundi. Los padrones reales eran, pues, una especie de compen- io de «ciltima hora» en todo lo refe- rente a avances en el conocimiento geogréfico del mundo. Pocos de estos grandes mapas se han conser- vado, pero alguno de ellos, como la famosa carta de! cosmégrafo Diego er, realizada en 1529 y que se guarda como una joya en a biblio- teca del Vaticano, es una prueba palpable de la belleza y de la preci sién de la cartografia salida de la Casa de la Contratacién. EI piloto mayor tenia también que certificar la adecuacién de las cartas de navegar de los pilotos al padron y Verificar fa exactitud de los instru- ‘mentos néuticos. Finalmente, y este era uno de sus cometidos mas importantes, era responsable de valorar los conocimientos de los pilotos mediante un examen que, una vez aprobado, facultaba al aspi- rante a ser piloto oficial de la Carrera de Indias. Eran demasiadas obligaciones para una sola persona, por ello aparecie- La creaci6n de la Catedra del Arte de Navegar y Cosmografia convertia por primera vez a la Casa de la Contrataci6n en un verdadero centro de ensefianza ron nuevos funcionarios que descar- aron al piloto mayor de algunas de sus responsabilidades. En 1523 se ccre6 el cargo de Cosmégrafo Fabricador de Cartas e Instrumentos, yen 1552 se cre6 la figura de Catedratico del Arte de Navegar y Cosmografia. Este diltimo cargo con- vertfa por primera vez a la Casa de la Contratacién en un verdadero centro de ensefianza. La creaci6n de la Cétedra del Arte de Navegar y Cosmografia fue simultanea a la confeccién de un ambicioso programa de estudios por el que se ordenaba que todos los que quisiesen aspirar al titulo debfan seguir durante un afio el Curso que impartirfa el catedratico de la Casa de la Contrataci6n. Ast, este requisito se afiadia al de haber La Casa de la Contratacién Comprobacién de la altura del sol mediante un astrolabio. Grabado perteneciente a un tratado de rnavegaciin de Pedro Medina, editado en Sevilla en 1552. Biblioteca Ambrosian, Milén, navegado seis afios a bordo de los buques del rey o de los particulares. Durante ese afto de estucios se les explicaria a los aspirantes los dos primeros libros de La Esfera, de ‘Sacrobosco (nombre latino del famoso cosmégrafo inglés del siglo XIII, John Hollywood), para que de esta manera tuvieran una visi6n general de la onganizacién del cos- ‘mos segiin los prin- cipios clasicos que consice- raban a la Tierra como el centro del uni- verso. Igualmente deberfa ins- ttuirles para cal- cular la latitud por la altura del Astrolabio estérico sol y del polo (estrella aT, Andalucia en la Historia 29 Tema central. olan); el uso de las cartas de nave- gar y cOmo xechar el punto» en ella (cAlculo de la posicién). El curso inclufa conocimientos practicos, como los correspondientes a la fabrica_y el manejo de los siguien tes instrumentos: la bréjula, inclu- yendo la correccién de la declina- ion magnética, el astrolabio, el cuadrante y la ballestilla. Finalmente deberfan calcular la hora durante la noche mediante el «uso del reloj diumo y nocturno y habian de tener un preciso conoci- miento de la evolucién de las fases 30 Andalucia en ta Historia de la luna para calcular las mareas. Los pilotos, contrarios a las clases Se trataba de una politica educativa realmente ambiciosa y avanzada, ‘que podfa servir de ejemplo en toda Europa, pero que qued6 limitada Porque los propios pilotos opusieron resistencia a asistir a las clases y convertrse en epilotos especulati- vos». Ast, solo dos afios después de instituido este plan de estudios, el propio catedratico, Jerénimo de Chaves, propuso al Consejo de Indias que se limitase el tiempo de Retrato anénimo de Pedro Medina, autor del libro Arte de Navegat. ensefianza a tres meses. Eso es lo que se ordené por Real Cédula de 26 de noviembre de 1554. La raz6n que se esgrimié para reducir de una manera tan drastica el tiempo de formacién tedrica estaba en que los pilotos eran gente pobre que debia ganarse el pan diariamente y no podian estar un afio asistiendo a clase y sin trabajar. En 1567 se eli- miné del periodo lectivo un mes mas, quedando el ambicioso plan de studios proyectado en 1552 limita- do a un pequeno cursillo de solo dos meses y con el que, ademés, se hicieron bastantes excepciones, ya ‘que, en atencién a los conocimien- tos adquiridos durante largos afios de navegacién, se autoriz6 a muchos a presentarse a examen sin haber asistido a clase. La verdad es que, como hemos dicho, entre los pilotos hubo una apreciable resistencia a aceptar las A finales de la edad media los ‘mapas se conocian con el nombre de portulanos, donde se encontraban las formas de las costas y se marcaban con linea los rumbos que indicaba la brojula. «novedades» que ellos consideraban innecesarias, pues crefan bastarse con su experiencia de viejos lobos de mar. Asi, a mediados del siglo XVI un numeroso grupo de pilotos de la Carrera de Indias se dirigié a los oficiales de la Casa de la Contratacién y a sus cosmégrafos, los cuales intentaban imponerles el uso de cartas nduticas en las que debfan situar la posicién por latitud y longitud, en vez del tradicional sistema de rumbo y distancia de los viejos portulanos: «Pedimos y suplicamos a vues- tras mercedes nos dejen en nuestra costumbre y que usemos de lo que sabemos y alcanza- ‘mos y hallamos cierto y seguto y 1no innoven cosa alguna». Manuales de navegacién Estaba claro que la formaci6n en las nuevas técnicas de navegacién no se iba a poder hacer, de una manera ‘Mapa Mund! realizado por Juan de la Cosa; 1499-1500. ‘Museo Naval, Madrid. puramente escolar, con unos viejos pilotos sentados como si fueran par- vvulos en los pupitres cle un salén en ef que, durante un afo, tendrfan que ofr las lecciones de un sesudo cate- drdtico nombrado por el rey. Sin embargo, no hay duda de que, a pesar de todas las resistencias que los pilotos como colectivo oponian a las novedades, éstas resultaban tuna ayuda eficaz y, de manera parti- cular, muchos estaban interesados Entre los pilotos hubo una apreciable resistencia a aceptar «novedades», pues consideraban suficiente su experiencia de viejos lobos de mar en aprenclerlas y utilizarlas. Como también era verdad que no solfan disponer de tiempo ni de dinero para financiarse un aio de estudios, la solucién pasaba por estudiar un conjunto de manuales de navega- La Casa de la Contratacion AMIEL au IVS: VESPVCGI Américo Vespucio, dio nombre a las tierras descubiertas por Colén. ‘Cuadro perteciente a la Galeria de los Uffizi de Florencia. cién que comenzaron a publicarse en Espafia desde la primera mitad del siglo y que resultaban una ver- dadera enciclopedia de todos los conocimientos que debia tener una persona que quisiese dirigir un navio ‘en la navegaci6n oceénica. El primero de estos libros lo habia publicadlo Martin Ferndndez de Andalucia en ia Historia 31 Tema central. Enciso, un bachiller metido a nave- sgante y conquistador que dio a la imprenta en 1519 la Suma de geo- graff... que trata largamente del arte de navegar. En 1535 el cosm- ¢grafo portugués Francisco Falero (0 Faleiro), que habia ofrecido sus ser- vicios a la Corona espafiola, publicé su Tratado de la Esfera y del arte de marear. A mediados del XVI apare- cieron las dos obras que tuvieron tuna mayor repercusién, ya que se contaron por decenas las reedicio- nes hechas en las principales len- ‘gulas europeas. Se trata del Arte de navegar de Pedro de Medina, que tuvo su edicién principe en 1545, 0 el famoso Breve compendio de la Esfera y de la arte de navegar, de Martin Cortés, aparecido en 1551 Gélculo de posicién con el béculo de Santiago. Grabado perteneciente a un tratado de rnavegacién de Pedro Medina, editado en Sevilla en 1552. Biblioteca Ambrosiana, Milén. 32 Andalucia ex la Historia En la segunda mitad del siglo tam- bién se publicaron obras de interés, una de las mas valiosas es el Compendio de la arte de navegar, fechadlo en 1581 y cuyo autor es Rodrigo Zamorano, catedratico de cosmografia de la Casa de la Contrataci6n. Algunos de estos libros no se editaron en la metr6po- Ii, En la Nueva Espafa y en 1587 vio la luz uno de los mas conocidos: Instruccién néutica para navegar, del que fue autor Diego Garefa de Palacio, oidor y rector de la Universidad de México. Siendo, como vemos, numerosas e importantes las obras de este tipo publicadas en el siglo XVI, hubo otras de gran calidad que no consi- guiron permiso real para ser lleva- das a la imprenta. El motivo era dar demasiada informacién sobre rutas, puertos, fondeaderos, lugares de aguada etc., datos éstos que la poll: tica de sigilo que practicaba la monarqufa espafiola pretendia ocul- tar a los navegantes de otras poten- cias rivales y competidoras. Entre ellas estén, por ejemplo, Espejo de rnavegantes, del piloto mayor de la Casa de la Contratacién Alonso de Chaves; Itinerario de navegacién dee los mares y tierras occidentales, del marino y general de flotas Juan de Escalante 0 Luz de navegantes, de Baltasar Vellerino de Villalobos. Con respecto a los autores de estos denauegar Rega primera Como elagaja es elinth esc enlanaargadonzcomobacetep py feetotelee atunesoade {teemepxeiouconmora (acre iru Peciennecerncnct eeceraeaainmares te ie ieee ie Sear eee een eeecteategge seca quae eussrnpl ge feonarraeerieee =< : seinen rane scarp bemoans ous ‘Normativas para el uso de fa brujula. Pertenece al libro de Pedro Medina Harte de Navegar, editado en Sevilla en 1552. ‘oteca Ambrosian, Min, libros puede decirse que son, en su ‘mayoria, castellanos y entre ellos abundan fos andaluces, en especial los sevillanos. Asf, por ejemplo, nacieron en esta ciudad Mar Femdndez de Enciso y Baltasar Vellerino, y con casi seguridad fue- ron también sevilla- nos Pedro de Medina y Alonso de Chaves. Hay, ccon todo, excep- ciones ilustres, Reloj de ‘«tamburinay. Siglo XVI. como la del aragonés residente en Cadiz Martin Cortés 0 la ya citada del portugues Falero (0 Faleiro) Si nos referimos al estrato social al que pertenecian, los podemos situar ee pa.WVET. ALOIIAE. CON. {SPALIMADVENTUSLOBEAN TUMUS REGIA SCI ENTIARUM, ACADEMIA iMsATOUE OPTATISSIMIS REGIBUS DEDICAVIT vy Lapida de Carlos IV, situada en la entrada del cuarto del Almirante en Ia Casa de la Contratacién. dentro de los sectores medios de extracci6n urbana y con amplia for- ‘maci6n intelectual, aunque también ‘nos encontramos con algunas que pertenecen a la baja nobleza, como es el caso del hidalgo montanés Juan de Escalante o el propio Martin Cortés, que en su libro reproduce 1a brijula, inventada por los chinos, al principio tenla forma de cuchara y se cdifundié por el mundo islémico y pos- teriormente por Europa. con orgullo los cuarteles de su escu- do de armas. Por su formacién, muchos poseen educaci6n universi- laria, bien como juristas 0 como ecosmégrafos». La cosmogratia era tuna materia que se estucliaba en el bachillerato y en la licenciatura en ‘Artes, que, a pesar dle la posible con- fusi6n con nuestras categorias actua- les, no tenfa nada que ver con el estudio de las «Bellas Artes», sino con el conocimiento de las matems- ticas, la geograffa 0 la cosmologia. Profesionalmente, buena parte de ellos fueron funcionarios pablicos vinculados a la Casa de la Contratacién como catedréticos de ‘cosmograffa, pilotos mayores 0 supervisotes de cartas e instrumentos niéuticos. Este fue el caso de Falero, Chaves, Medina 0 Zamorano. Como sus salarios no eran dlemasiado ele- vaclos solfa ser normal que tuviesen alguna actividad complementaria y remunerada: Zamorano era clérigo y Pedro de Medina fue preceptor del primogénito del duque de ‘Medinaceli Entre ellos hubo también algunos hombres de accién. Asi, Fernandez de Enciso, de quien ya dijimos que cra bachiller, fue empresario y capi- tan de algunas de las empresas con- quistacoras en tierra firme y Panama. Juan de Escalante, por su parte, fue marino, comerciante y armador, lle- gando a general de alguna de las flo- tas de la Carrera de Indias. Las activi- dades de Fernandez de Enciso o de Escalante entraban en el campo de la navegacién y el comercio con las Indias, pero también hay casos cuya profesin estaba alejada de todo lo {que fueran barcos, mercancfas 0 studios tedricos sobre las estrellas. Tal es el caso de Diego Garcia de Palacio, un importante funcionario colonial, que lleg6 a oicor (magistra- do) de la Audliencia de México y a rector de la Universidad de la capital de la Nueva Espafia. Por su parte, Baltasar de Vellerino fue director de varios colegios jesuitas, doctor en Santos Cénones y maestro en Artes y Filosofia. La Casa de la Contratacion La Rosa de los Vientos. Todo este movimiento cientifico, que produjo obras capitales en el avance de la ciencia nautica europea y que ha llevado a algunos autores a afir- mar que «Europa aprendié a navegar en libros espafioles», no hubiera sido posible sin la labor organizadora e impulsora de la Casa de ta Contratacién. Un organismo que se dedic6 a muchas labores y que fue tanto un tribunal de apelaciones judiciales en materias de trafico maritimo, como un lugar de guarda y ccustodia de tesoros o una aduana migratoria, pero que, al mismo tiempo, fue uno de los cen- {ros en los que la carto- sraffa y la nautica euro- pea alcanzaron tuna de sus i ccutibles cimas. Andalucia ena Historia 33 Tema central. La Casa de la Contratacién: vehiculo de cultura Carlos Alberto Gonzdlez Sanchez, Universidad de Sevilla Entre las atribuciones econémicas que caracterizaron el devenir de la Casa de la Contratacién subyace un conjunto de vericuetos intelectuales que la convirtieron en uno de los mds importantes vehiculos culturales entre Europa y las colonias america- nas de Espana. Sus funcionarios, por razones diversas, registraron el flujo continuo de creaciones artisticas, libros y otros impresos. HISPALIS UVLGO SEVILLIA VABIS TOTO ORBE CELEBERRIM A PRIMARIA EFFIGIES HISPANIA.QVE. ee = 34 Andalucia en ta Historia a administracién y organiza- cién de la Carera de Indias fue el objetivo primordial de la Casa de la Contratacién desde su fundacién en 1503, y hasta 1717 en Sevilla y después en Cadiz, las dos sedes del monopolio colonial espaftol. De ahy, tal vez, que el trfico de navios, hombres y ‘mercancias en las rutas ocesnicas haya acaparado las preferencias de ta investigacién sobre las relaciones entre el Viejo y el Nuevo Mundo. No en vano conformaban el cauce y los medios oficiales por los que flui- an los beneficios derivados de ta explotacién de los dominios amer ‘anos, unos tesoros indispensables para la supervivencia de la politica internacional de la monarquta ki panica. La proteccién de esta fuente de recursos fue uno de los factores que determinaron la estricta regla- mentaci6n de la navegaci6n ultra- marina durante la Edad Modema. Este entramado institucional depen- diente de la Corona presenta una gama muy amplia de actuacién: la ndutica, la emigracién, el intercam- bio cientifico-tecnol6gico y cultural, el comercio, etc.; sin embargo, hasta ahora la primacta en sus estudios la asume el impacto de su vertiente econémica y humana, en particular la referida a la cuantificacién del trénsito de hombres, barcos, merca- derfas y ganancias. En cambio, y salvo encomiables excepciones, no se ha profundizado en Ambitos tan decisivos en la génesis y desarrollo de la sociedad indiana tales como et de los objetos culturales, apreciables centre las pertenencias que portaban pasajeros y tripulantes, y entre los ‘géneros, mercantiles 0 no, cargados en las panzas de galeones y naos. Se trata de creaciones artisticas (pintura y escultura) y, fundamentalmente, al ‘material impreso, escrito € icénico- visual (libros, pliegos, estampas, gra- bbados), es decir, unos medios que, junto a los hombres, ejercieron un protagonismo de primer orden en la occidentalizacién del Nuevo Continente. La Casa de la Contratacién pasarfa de ser, en un principio, una simple aduana a una oficina con atribucio- ries cientifico-técnicas y judiciales. Sus oficiales debian garantizar fas En virtud de la vigilancia y censura ideolégica a la que fueron sometidas la imprenta y la colonizaci6n, los libros se convirtieron en el centro de un riguroso control condiciones de navegabilidad de los barcos, conceder las licencias nece- sarias para emprender viaje, confec- cionar las memorias (registros) de todo lo embarcado con destino a Indias, cobrar los derechos mercan- y organizar e inspeccionar las flotas. En el drea de la ciencia y la La Casa de la Contratacién Vista panordmica de la cludad de Sevilla en 1585. Anénimo. ‘técnica se encargaban de examinar a os pilotos de la Carrera, de trazar cartas de navegacién y del Padrén Real 0 mapa modelo del Nuevo ‘Mundo. Por dltimo, Ia Casa interve- rnfa.como tribunal en todas las cau- sas criminales relativas al quebranta- miento de sus normas y en la repatriacién y adjudicaci6n de los bienes de los espafioles que fallect- an al otro lado del Atlantico sin herederos. Si bien, en los 4mbitos culturales, la Casa hubo de emplear tuna estratagema muy peculiar y con frecuencia represiva, netamente visi- ble en las gestiones que acompafia- ron a los principales productos inte- lectuales de la navegacién y el ttafico intercontinental: los libros. Detengmonos en los tramites. La persona, comerciante 0 no, que quisiera enviar o llevar mercancfa y cualquier cosa a las Indias, debia presentar en la aduana del puerto en cuesti6n, so pena de confiscaci6n, tuna declaracién jurada y firmada, el registro de los bienes a embarcar y su valor. Esta forma de proceder, ya revista en las ordenanzas de 1503, Andalucia en ia Historia | 35 Tema central. la puso en marcha la Casa de la Contratacién intentando garantizar el cumplimiento del monopolio y la recaudacién de los tributos previstos al efecto. Sin embargo, cuando se pretendia introducir libros u otros impresos en los navios, la practica tomaba un cariz diferente, flexible y coercitivo a la vez. Flexible por la ‘exencién fiscal, de alcabalas y almo- jarifazgos, de la que, gracias a los reyes, gozaban desde el siglo XIV. Esta franquicia la refrendarfan los Reyes Catélicos en las Cortes de Toledo de 1480. Carlos V la impuso, referida ya al comercio americano, en Valladolid el 4 de noviembre de 1548: «los libros que de estos Reynos se llevaren a las Indias, y se traxeren de ellas, que nuestros Oficiales no pidan, ni Hleven ningu- nos derechos de almoxarifazgo por los libros, pena de nuestra merced y cien mil maravedis para nuestra Cémara. Pero estas ventajas eco- némicas no deben llevarnos a pen- sar en una actitud laxa de las autori- dades respecto a la exportaci6n de textos e imagenes impresas, sino todo lo contrario. En virtud de la vigilancia y censura ideolégica a la Frontispicio de la edicion de 1563 del Libro del invencible caballero Primaleén, hijo de Palmerin de Oliva, end acca Cali SkicLoctenegeh ead eae eee ee Sa el ee 36 Andalucia en ia Historia que fueron sometidas la i la colonizacién, se co el centro de un especial y riguroso contol. La Corona, pese a los favores hacen- disticos concedidos a impresores y libreros, y al mecenazgo que ejercia en el campo editorial, nunca dej6 de fiscalizar los talleres tipograficos los libros en circulacién. Es més, siempre estuvo recelosa y dispuesta a proscribir e impedir la difusién de discursos supersticiosos, proximos a la brujeria 0 de alguna manera per- Quema de libros. Detalle del retablo de Santo Domingo de Guzman y los albigenses por P. Berruguete (1450-1504). museo det redo, Mca. niiciosos a su politica y a la doctrina y ética cristianas, llegando en muchas ocasiones a promover la destruccién en la hoguera de los escritos nocives. En concreto, los Reyes Catdlicos, guiados de la opi- nién de clérigos y moralistas escru- pulosos, mostraron preocup: por el éxito que en su tiempo esta- ban alcanzando, sobre todo entre los j6venes, los relatos de caballerf- a, unas historias apreciadas muy perjudiciales para la empresa india- na. Creian que pondrian en peligro la incipiente evangelizacién de los aborigenes y, en ditima instancia, fa autoridad suprema de la Biblia. Es decir, recelaban de la incapacidad de los indios para distinguir entre ficci6n y tevelaci6n, temiendo que los pueblos recién descubierios, cuya existencia estaba plagada de ritos méagicos, interpretarfan de idén- tica forma las maravillas biblicas y las caballerescas, circunstancia q les llevarfa a apartarse de la religion ya emular las conductas de los héroes literarios. En lo sucesivo, la certeza de la afi- cién creciente a los cuentos de caballeros andantes llevaria a los gobemantes a promulgar una serie de decretos en los que se exhortaba a los oficiales de la Contratacién a estar atentos e impedir el trinsito de dichas mentirosas historias. Asf, en 1531, el César Carlos quiso eliminar El Castillo de San Jorge, en Triana ya Torre del Oro. Grabado de Louis Mernier. 1665-1668. Caiur dor eb le Chateau de Fri Titans de'Madrid - Jos «libros de romance de historias vanas y profanas como el Amadis Planteamiento defendico también en 1543 por el principe Felipe, futuro Felipe Il. Por otto lado, el avance y consolidacién del protestantismo Quien pretendiera mandar impresos o manuscritos a las Indias tenia que acudir con una memoria detallada de los mismos a la sede de la Inquisicién, en el caso de Sevilla al castillo de San Jorge en Triana. hizo que el rigor de la represién tipografica tomara otros derroteros. Efectivamente, fracasadas las tentati- vas de concordia con los luteranos, frente a la expansion de sus ideas y la revitalizacién que la Reforma ” Lastorre del Oro en Sail: y la. inguin tion que esta Situada én sa arraual lama® nfel letive 25 cols Fte quent Miniatura de un cédice francés det «Aste de la guerra» de principios del siglo XVI. ‘experiment6 con la irrupcién del calvinismo, el emperacior concentré st afén de control librario en impe- dir, al precio que fuere, la entrada y Andalucia en la Historia 37 Tema central. difusién en sus dominios de la here- jfa 0 de ideas que la sostenian. Por ello, en 1550 exigié al presidente y les de la Casa que: «cuando hubieren de llevar a las Indias algu- 10s libros de los permitidos, los hagan registrar espectficamente cada uno, declarando la materia de que trata, y no se tegistren por mayor De este modo pretendia activar un examen més riguroso de los impre- sos circulantes en la Carrera de Indias y atajar una conducta que venia siendo corriente entre los car- gadores: declarar en los registros Gnicamente el ntimero de cajas, far- dos o lotes a embarcar. Mas drastica serfa atin la actitud de Felipe 1, monarca que decidié involucrar al Santo Oficio, al lado de los oficiales de la Contratacién, en la inspeccién de los libros a exportar al Nuevo ‘Mundo, El Prudente orden6 a los funcionarios de la Casa y a los Portada del libro Amadis de Gaul. Edicién impresa en 1533. te i aerns =! DLosquatrolibzose Amadis d gaula rine namente impzefios ahyftoziados. mls 3 sve 38 Andalucia en la Historia inquisidores comprobar minuciosa- jente «si los navios Hevaren algu- 1nos libros prohibidos, conforme a los expurgatorios de la Santa agentes que llevaran a cabo | peccién de los registros; el procedi- miento se efectuaba de la siguiente manera. Quien pretendiera mandar impresos ‘© manuscritos a las Indias tenfa que acudir con una memoria detallada de los mismos a la sede de la Inquisicién, en el caso de Sevilla al castillo de San Jorge en Triana. Alli, el secretario otorgaba el pase a los censores previstos para la labor. El calificador de turno revisaba el documento y, en caso de no encor trar alteraciones, concedia la autori- zaci6n pertinente; a continuacién debja dirigirse a la aduana para comprobar si la declaracién del car- gador coincidia con el contenido de los cajones prestos a embarcar, en los que, de ser afirmativa la verific in, estampaba el sello de la insti tucién. Acto seguido anotaba el per- miso de salida en el registro correspondiente. Como fuere, la Inquisici6n en ningin momento dej6 de reclamar una esmerada atencién a los oficiales de la Arqueria del Patio de la Monteria de! Real Alcézar, que da entrada al cuar- to del Almirante. Contratacién y a los pasajeros y tri- pulantes de los navios para que denunciaran la presencia de «imaige- nes religiosas deshonestas y libros prohibidos, fuera de registro y sin licencia del Santo Oficio» porque «el estilo ordinario de los herejes es poner escondi- A dos los libros entre ropas y mercaclurt- as» La obser- vacion de todos estos reqquisitos dio lugar a las resolu burocra as pro- pias de la Casa enlo referente a exporta ci6n de libros, conoci- das como registros de ida de naos, hoy dia conservados en el Archivo General de Indias. Sin embargo, y a pesar de las tan ingratas funciones que la Casa de la Contratacion hubo de asumir en los horizontes intelectuales de la monar- quia hispénica, lo cierto es que a lo largo de casi tres sighos la institucién sefiera del monopolio colonial espa- fol canalizé una parte muy importan- te de los intercambios culturales entre el Viejo y ef Nuevo Continente. La onerosa y perversa politica de cen- sura y control ideol6gico, muy seme- jante a la de cualquier otto Estado de Ta época, que fa Corona, a través de la Casa y de otras instituciones, interpuso en la Carrera de Indias no impidlié que cientos de miles de obras de arte, libros e impresos varios cruzaran el Aléntico y contribuyeran a elaborar tuna cultura original y sincrética, muchas veces en exceso conflictiva y apasionada, en los confines que des- ubriera Cristobal Colén en 1492. a i Hy i aig Miniatura del «Libro de Corazén ena- ‘morado de Amor» de René D’Anjou, siglo XVI Sirva de ejemplo, segtin el calculo de los expertos, que en torno al dos por ciento de los productos industriales embarcados en Sevilla con destino a ‘América durante el siglo XVI corres- ondia a libros. Una proporcién, segu- ramente, similar 0 superior hallarfa- mos en los registros de naos de las dos centurias siguientes. Definitivamente, la Casa de la Contratacién fue uno de los canales fundamentales que la cul- tura occidental emple6 para llegar a los confines del Nuevo Mundo. Fue testigo de lo peor del ingenio humano, pero también de lo mejor de sus crea- ciones intelectuales: la literatura, el pensamiento, la teolo- Bia, la ciencia, el derecho, la misi- «a, el arte, el hombre. Galeria de la planta alta del Archivo General de indias. En él se conservan hoy dia los «registros de ida de naos» La Casa de la Contratacién MAs iwrormacion (22 ‘Scag, nso: EI Consejo Real y ‘Supremo de las Indias, Historia y orga- nizacién del Consejo y la Casa dela Contratacién de las Indias, Sevila 1935. ‘Gx Bim Gatch, June, La Casa de CContratacién de Sevilla. Algunos aspec- tos de su historia. Anuario de Estudios “Americanos, vol. 00% pgs 679-761, Sevlla 1973, Hayton, €.4: Ef Tesoro americano y a ‘evolucion de los precios en Espana, 1501-1650. 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Jiménez Quintero, Universidad de Malaga EI Siglo XIX fue el siglo de la aplicacién de la tecnologia a la industria y algunos empresarios alcanzaron asi una gran influencia en su entorno social. Uno de ellos fue Martin Larios Herreros. i tuvigramos que establecer una fecha clave que marque el inicio de la Casa Larios en Malaga, ésta seria la de 1810, en vireud de la escritura celebrada ante el escribano (notario) José Gordén y Gémez el 8 de noviembre. En lla Manuel Domingo Larios Llera pro- ‘metia a Ana Maria Martinez, 15.000 rea~ les de vellén en arras. Si bien es cierto aque el dia de la boda (17 de noviembre) ‘este importe no se habia desembolsado atin, una nueva escritura de 16 de abril de 1813 recogia una dote de 105.920 rea- les para su esposa. Pero la fecha crucial hay que situarla a la muerte de Manuel Domingo Larios Llera, en 1830, Su hermano Martin Larios Herreros es nombrado tutor y curador ad bona de sus sobrinos Carlos, Margarita y Mercedes Larios y Martinez. Un aiio después contracria ‘matrimonio con su sobrina Margarita, aportando ésta una dote de 2.286.017,08 reales, suma que estarfa ligada a la de su esposo, y ambas a la sociedad de comer- Larios Hermanos y Compaiia. Bsta sociedad ¢s, sin lugar a dudas, la canali- zadora de toda la influencia de Martin Larios Herreros en Malaga durante el segundo tercio del siglo XTX. ‘Marvin Larios Herreros nacié el 11 de noviembre de 1798 en Laguna de Cameros, La Rioja. Su padre, Pablo Larios Las Heras, tras enviudar dos veces (de Ana Llera y Gregoria Herreros), se traslada a Malaga con sus hijos, movido por los aires de prosperi- dad que tespiraba la ciudad. ‘Martin Larios Herreros (primer marqués de Larios). Pero la familia Larios se escinde en dos grandes ramas. Una se asentard definiti- vamente en Gibraltar y Cidiz, dirigida por Pablo Larios Herreros y secundada ppor su hermano Martin, los cuales fun- dan las sociedades de comercio Larios Hermanos, con sede en Gibraltar y Cadiz, y Martin Larios, Lasanta_y Compaiii, con sede en Cédiz. La otra rama, integrada por Manuel Domingo Larios Llera y su hermano Juan Larios Herreros, se instala en Malaga, donde promueve la sociedad de comercio Manuel Domingo Larios y Hermano. A la muerte de Manuel Domingo Larios, la sociedad de comercio entra en liguidacién por un afo, al téemino del cual se constituye Larios Hermanos y Compania, que estaria integrada por Martin Larios Herreros, que aporta un capital de 120.000 reales de vellén, su hermano Juan, con un capital de 70.000 reales, y José Lépez Lerdé, con 10.000 reales. Bste efectivo era, en realidad, el ppago efectuado por los tres socios a los herederos de Manuel Domingo Larios, ‘en concepto de «las mercancias, efectos, créditos... existentes en la antigua Casa Andalucia enia Historia 41 has! Genealogla de Martin Larios Herreros (intesis). de Comercio». La valoracién de la ‘empresa se desprendia de los asientos contables, sin incluir la que pudiera resultar por cuotas de mercado, Esta valoracién es un acicate para Martin Larios Herreros y el inicio de su meteé- rica acumulacién de capita. Su participacin en los negocios le per- mitié acumular un poder considerable, tanto en Malaga como en Cadiz tenien- La fecha crucial hay que situarla a la muerte de Manuel Domingo Larios Lera, en 1830. Su hermano ‘Martin Larios Herreros es nombrado tutor y curador ad bona de sus sobrinos do en cuenta que las firmas comerciales de ambas provincias estarian siempre presentes en las grandes operaciones, lo que lleva a deci que Martin Larios Herreros romaré decisiones esteatégicas cen todas ells, desarrollando una cultura 42 Andalucia en la Historia Weiniae Ua Toa ROSNY ‘empresarial propia de un empresario innovador, con grandes dotes de oportu- nismo y negociacién. Bn 1861 se disuelve esta sociedad. Su promotor suscita el interés de sus his, Manuel Domingo y Martin Larios Larios, en fa fundacién de una nueva sociedad, de razén social Martin Larios ¢ Hijos, donde el padre es el socio capita- lista (con unos beneficios del 84 por ciento sobre las ganancias) y los hijos, socios industrales (con unos beneficios del 8 por ciento cada uno). ‘Segin consta en las cliusulas estatuta- rias, esta sociedad, de tipo. mercantil colectiva, deberia durar hasta la muerte del socio capitalista, més un periodo de 6 afios durante loe cuales, el 50 por ciento de los beneficios societarios serian para los herederos y un 25 por ciento para cada uno de los hijos varones supervi- vientes. Al fallecimiento de Martin Larios Herreros en 1873, en Pars, el capital de Ia empresa ascendia a casi 35 millones de pesetas. En esta fecha se decide su liqui- dacidn, hasta que en enero de 1880 se constituye Hijos de Martin Larios, inte- grada por Margarita Larios Martinez (sobrina y esposa de Martin Larios Herreros) y sus tres hijos, Manuel Domingo, Martin y Ana Maria. El capi- tal social se fija en 3 millones de pesetas, de las cuales 1.500.000 serian aportadas por la madre y 500,000 por cada uno de sus hijos, Lamuerce de Margarita Larios y a crisis de finde siglo supone un duro golpe para a Casa Larios. A pesar de que se intro- ‘Maquina usada en la eAaucarera Nuestra Seora del Carmen de Torre del Mar. ONIN (ARAL Muon) Ain Pa Evolucién del Marquesado de Larios ‘en el siglo XIX: Martin Larios (1°) ‘Manuel Dom. (2°), José Aurelio (3°). Ruinas de las dependencias azucareras «Nuestra Sefiora del Carmen», en Torre del Mar. RET AVM COUNT Tika ducen modificaciones estatutarias en la sociedad mercantil, ésta va cuarteindose y desapareciendo de los negocios, y sélo prevalece Industria Malaguefia. Pero esta cemptesa sigue el mismo camino que las anteriores, al apoyarse bsicamente en el comercio de interior y muy poco en el exterior. El intento de salvarla obligard a los Larios a dos reformas, una el 24 de diciembre de 1932 y otra el 24 de abril del ano siguiente. Con elas, as acciones se emiten al portador y se amplian de 1458 a 2.187. Bsta nueva inyeccién de dinero aliviars algo a la ya agénica empresa, pero su destino parecia estar ya fijado. La valoracion de la empresa heredada fue un acicate para Martin Larios Herreros yel inicio de su metedrica acumulacién de capital La Casa Larios de Malaga ‘Hablar de la Casa Larios de Milaga y de ‘Martin Larios Herreros es casi la misma cosa. Es algo consustancial en todos los aspectos sociales y econémicos de la ciu- dad en el siglo XIX. Prucba de ello es la Asilo cedido a las Hermanitas de los Pobres. Los restos de ‘Martin Larios Herreros estén depositados en la cripta de la iglesia. sgfan influencia que mantenia en todos los asuntos sociales de la urbe. Como ejemplos significatives podemos sefialar la donacién de un taberniculo a le Caredtral, la aplicacion de asfalto a la cin- dad o la promocién de un asilo para las Heemanitas de los Pobres. Pero lo que mis se conace es, sin dda, consteuccién de la calle que llevaré el nombre de Marqués de Larios. Se trata- ba de una idea del propio Martin Larios Herreros, que haria realidad su viuda Margarita Larios Martinez, y que seria promovida por su hijo Manuel Do- mingo. Este aporté una suma de dinero al Ayuntamiento de la ciudad, con la condicién de no modifica en lo sucesivo {a estructura primitva de la calle, En todo caso, sus actuaciones sociales, uunidas a las actividades econémicas y politicas de Martin Larios Herreros 44 Andalucia en la Historia f | | | | | Malaga, Larios y boquerones «Bn la ciudad todo es de Larios: la propiedad, la influencia politica estan en poder de ese apellido. Vais ‘por un paseo y encontrais una esta- tua del marqués de Larios La calle principal de la ciudad esta calle de Larios; todas las casas que forman ‘esa calle pertenecen a los Larios; de los Larias son también otras de la ciudad. Hay dos grandes fabricas de hilados con mas de 8.000 tra- bajadores y de més esta deciros que son de los Larios. Hay dice fabricas y refinerias de azitcar y pertenecen igual a la Samosa Jamia, 2¥ ese gran asilo? de Larios. Desde Gibraltar haste Almeria, como dicen. Todo es de ellos. 2Y la Catedral? (También sera de ellos? La Catedral jNO! pero el reloj de la Catedral ;SI! Estas son andaluzadas en serio.» Rubén Dario en su visita a Mélaga (sirva de ejemplo su condicién de dipu- tado por ‘Torrox en 1858), culminaron ‘con su pertenencia a la nobleza a través de los titulos de senador y caballero de la Orden de Carlos IIL Y, de manos de Isabel IT en 1865, Hlevatia para si y sus herederos el marquesado de Larios. Martin Larios, empresario innovador Martin Larios Herreros fue ante todo un_ {gran empresario que supo llevar efieaz- mente el timén de sus empresas, con algunos altibajos, pero a la postre con un. ‘éxito indiscutible. Varias son las razones que hacen de él un directivo innovador y ‘que sin ‘duda alguna le sittian a la van- guardia de las organizaciones empresa- riales del siglo XIX. En primer lugar, Martin Larios adopea determinadas decisiones esteatégicas en. torno a las actividades fituras de la ‘empresa, la localizacién de mercados y la percepcién de las necesidades que podrian satisfacerse a través de sus pro- ductos.. Pues bien, la creacién de Larios Her- manos y Compafiia, Industria Mala- guefa, S.A., Sociedad de Vapores, Mar- tin Larios ¢ Hijos, Sociedad Industrial y Agricola de Guadiaro..., son algunas de las empresas surgidas en el siglo XIX con el objetivo de posicionarse en el mer- cado malaguesio y adquirir frente a posi- bles competidores un sélido liderazgo, basando sus decisiones estratégicas en. metas muy particulates, ales. como la venta al por mayor y menor de todo tipo de productos, extraccién de mineral, transporte de personas, de materiales. En segundo lugat, Martin Larios recono- cz la necesidad de adopear ciertas decisio- ‘nes estructurales, es decir, decisiones acer- ca de la emejor organizacién» de los re- casos disponibles para satsfaer los obje- tivos estratégicos. Se suelen relacionar estas decisiones con la adquisicién y venta de compafias, con el fin de crear ‘grupos empresariales ms eficaces e incre- rmentae as los beneficios a partie de una ‘inica estructura organizativa, El testimonio més conocido de la influencia de la familia Larios en la ciudad de Malaga es la céntrica calle bautizada con tan prestigioso apellido, hoy una Via peatonal. En el caso de los Larios la comercializa- cién de productos al por mayor y menor se va a sustentar en la compra de empre- sas, Asien la costa oriental adquieren las aaucareras Nuestra Seftora del Carmen ‘en Torre del Mar, San José en Nerja, San Rafael en Torrox y Nuestra Sefiora de la Cabeza en Motril. Con estas compras se ‘genera una organizacién en torno a Ja industrializacién del aaticar que los con- vierte en empresarios lideres del sector en la Milaga del sigho XTX. Pantedn de los Larios en el cementerio de Malaga. Por tiltimo, los Larios adoptan una serie de decisiones operativas, derivadas de las anteriores, y por medio de las cuales se fenta una mayor consecucién de los objetivos prefijadas. Como ejemplo cabe citar Ia compra exclusiva de carbén de coque de Cala del Moral para elf namiento de los hornos belgas utilizados cen las azucareras, para la depuracién de las cafias con cal y andro carbénico. Larios» y Malaga En resumen, Martin Larios Herreros supo imbui en sus negocios el are de la innovacién estratégica, plasmando reali- dades empresatiales y mareando una cul- tura que sus hijos supieron_asimilar, hasta el punto de que el apelide «La- rios» siempre ha sido considerado en “Milaga como sinénimo de «poder», MAs INFORMACION © | a | Jimenez Quinteno, JA. (1979): | Mentalidad empresarialy | acumulacién de capital de la “Casa Larios’ de Malaga. «Cuadernos de Ciencias | Econémicas y Empresariales 4», pag. 215-246. Jimenez QuinTeRo, J.A. (1985): Martin Larios Herreros (1798-1873). En «Mélaga: Personajes en su historia», Alcobendas, M. Arguval Malaga, 1985. Roias, M* V. (1994): Estrategias y Ventajas Competitivas en las empresas malaguerias de! Siglo XIX. En «Temas de Economia y Empresa (Homenaje al Profesor Carlos Monter Serrano)». Facultad de Ciencias Econémicas y Empresariales de la Universidad de Malaga. Malaga, pag. 716-729. Jnwénez Quasteno, J.A. ¥ Caneros: | Andalucia en ia Historia 45 Los grupos humanos del III milenio a. C. en el sureste de Andalucia: Los Millares @ Manuel Carrilero Mildn, Universidad de Almeria El poblado y la necrépolis de Los Millares, asi como el complejo de fortines que delimi- tan el territorio que ocupan, constituyen un ejemplo de estudio para comprender y expli- car el periodo histérico del IIT milenio a. de C. en el sureste peninsular, 46 = Andalucia en ia Historia 1 momento histérico al que pertenece el conjunto arqucol6gico de Los Millares es la Edad del Cobre 0 Caleolitico, éemino que en dl sureste adopta el de Cultura de Los Millares. Cronolégicamente se desartolla ‘entre 3000 y 2150 a. de C. Esta etapa his- ‘6rica conoce varios elementos novedosos: 1a actividad metaliegica, los grandes po- bladosfortifcados y la apaicin de necré- polis. Todo ello ha llevado a pensar que en esa época te produjo un aumento demo- grifico considerable y una concentracién ‘mayor de la poblacién con respecto a las pequefias aldeas neoliticas del periodo precedente, En realidad, el vegisto arqueolégico de la prehistoria reciente de esta zona de la Peninsula ese resultado de un ciclo conti- LOS MILLARES muado que comienza con las. primeras sociedades agricolas del Neolitico y la denominada Cultura de Almeria, conti- muando con la Cultura de Los Millares para el III milenio y culminando en la EN EL SURESTE PENINSULAR, EN EL IIT MILENIO A, DE C, SE DABAN LAS CONDICIONES MATERIALES QUE PERMITIERON INICIAR LA METALURGIA DEL COBRE Culeura de BI Argat. Esta dlkima crea un paisaje agrario y una sociedad ecemenda- mente jerarquizada. Bl niimero de asen- tamientos y de necr6polis supera los dos- cientos en Almeria y abarea toda la varie~ dad de zonas.geogrificas, inchuyendo la aka montaita, como los Filabres, y la ‘cuenea alta del rio Almanzora, Los Millares y la actividad metaliegica Las primeras actividades. metalirgicas ddl sureste peninsular se asocian a pobla- dos del III milenio a. de C. Bl estudio pormenorizado de estas primeras piczas cde metal sugiere una tecnologia muy infe- rior ala de otros grupos mediterrineos 0 ceuropeos contemporncos. Fillo se debe a Ia reproduccién de formas sencills y téc- nicas de transformacién y fundicién que impedian endurecer el cobre. Este hecho contrastasignifcativamente con la meta~ Jurgia del suroeste (Cabezo Jurel, Alosno, Huelva), donde se aprecia una compleji- dad mayor. La existencia de materias primas en el sureste y el Ficil acceso a las mismas, asi como una tecnologia adecuada y simple paca la cransformacin del mineral moti- v6 Ia experimentacién con estos minera- les, pues durante la etapa precedente (IV milenio a. de C.) exista una importante rmineria de rocas duras como el slex, uti lizado para dientes de hoz, para recoger las cosechas, 0 las rocas volednicas, utili zadas en hachas, escoplos y hazadas para el wabajo de la madera y la tierra. Los tipos metélicos més frecuentes. son hhachas planas y punzones, y al final del petiodo, puntas de lanza denominadas palmelas, y pufiales con una lengiiera para la empaiiadura, que era de madera, asta de animal cuero. Ast pues, en el sureste se daban las condiciones materia- les hist6ricas que permitieron iniciar la smetalurgia del cobre. La reconstruccién del medio ambiente para esta etapa, parce del estudio que ofrecieron los investigadores A. von den Driesch y A. Morales en 1977 sobre la fauna del poblado de Terrera Ventura, en Situaci6n de Los Millares en el sureste de fa Peninsula Ibérica. Andalucia en ia Historia 47 Vista aérea del poblado de Los Millares y la necrSpolis con el rio ‘Andarax ala izquierda y la Rambla de Huéchar a la derecha (Foto: Departamento de Prehistoriay Arqueologi, Universidad de Granada). EL AUMENTO DEMOGRAFICO DEL III MILENIO A. DE C. BS UNA CONSECUENCIA DEL MAYOR CONTROL DE LA PRODUCCION AGRARIA, CON EL ALMACENAMIENTO DE CEREALES EN SILOS EXCAVADOS EN LA ROCA Y¥ LA ESTABULACION DE LA GANADERIA DOMESTICA ‘Tabernas. Estos estudiosos Hlegaron a la condlusién de que la existencia de uros, jabalies y ciervos, junto 2 otros mamife- ros, sugetia la existencia de bosques 0 tie- ras con vegetacién, lo que implicaba un mayor caudal hidrico por las ramblas (ac~ tualmente secas), con un bosque galerfa en sus mérgeues. Sin embargo, investiga- 48 Andalucia en ia Historia ciones posteriores revelaron que en la zona no existié una cubierta forestal, sino aque el matorral era dominance. Ademés aitadiexon que s6lo existié un arbolado de sibera que desaparecié hacia 2200. de C. 2 lo largo del rio Andarax y a Rambla de ‘Huéchac, Igualmente, en el yacimiento de CCiavieja (EI Ejido) las investigaciones han demostrado la masiva presencia de acebuches, y en menor proporcién, de pinosslvestesy irboles de ribera. Los Millares: poblacién y fauna El aumento demogeéfico del III milenio a. de C. es una consecuencia del mayor control de a produceién agraria. Entonces comena6 el almacenamiento de cereales censilos excavados en la rocay la ganaderia doméstica de rebaios de ovejus y cabras, cerdoe y bueyes, lo cual permits sostener ‘una poblacién més amplia que en erapas anteriores. El periodo se inicia y continita con la colonizacién de nuevas tierras y con los asentamientos situados en las mérgenes dels ros, donde se hallan las tiereas més productivas. En relacién al peciodo pre- cedente, lo largo del III milenio a. de C. se produce en el sureste una diversifica- cién de los cereales cultivados como las egumninosas, lentes y habas, ademas del desarrollo de téenicas de conservacién de alimentos y la posible explotacién del olivo y la vid. Todo ello contribuyé a una mayor variedad alimenticia junto con tin ‘reciente control de la agricultura, a lo aque sin duda debié de contribuir el des- arrollo de la tecnologia metahirgica, aun- Vista de la muralla exterior ‘on bastiones. Carteles explicativos que indican Ia historia del yacimiento. aque los tiles de trabajo en campo seguian siendo en su mayoria de pide. Bl estudio de las restos de la fauna proce- dlemes de las excavaciones de Los Mi- Iares, Almizaraque (Cuevas del Alman- zora) y Tervera Ventura proporciona un indicador dela carne consumida, que pro- cedia principalmente de los rebaiios do- Los ENTERRAMIENTOS COLECTIVOS INDICAN QUE QUIENES SE ENTIERRAN EN LAS GRANDES TUMBAS RESPONDEN A UN GRUPO DE PARENTESCO O LINAJE mésticos. Sin embargo, la existencia de caballos en estos yacimientos, asi como en Cerro de la Virgen (Orce) de la provincia de Granada, plancea la posibilidad de la cdomesticacién autéctona de esta especie en {a peninsula Ibérica, segin el investigador H.P.Uerpman, En consecnencia,ysegtin este investigadot, habria que descartar la difusién del caballo doméstico desde (Oriente o Europa central. Bl estudio pormenorizado de la fauna de Los Millaes arroja 31.783 restos, que se dlistribuyen entce mamiferos, aves, repti- les, peces y moluscos. La fauna doméstica ‘std encabezada por las ovejas y cabras, seguidas de cerdos y bueyes. La fauna ccazada la encabezan ciervos,conejas y lie~ bres, y en tna pequefia proporcién el caballo, jabal,eabra montés,uro, zoreo, tej6n y lince, Las aves se cazaban por sus Ihuesos y plumas,y los huevos deavestruz cencontrados, que se utilizaban para ador- nos, procedian del norte de Africa, al {gual que el marfil de elefane. Apenas si hay 8 espinas de pescado, pero llaman la atencién los 3.642 restos de caracoles, que eran consumidos por su valor nuteitivo, ‘mientras que la gran abundancia de con- chas marinas legaron vacas al poblado, lo ‘que indica que no eran consumidas como alimento, sino que constitufan la base dela ‘materia prima utilizada para hacer ador- Asentamientos y nectépolis El patrén de asentamiento de este perio- do se caracteriza por poblados situados cn las zonas riberefias de los valles y era frecuente la existencia de consteucciones dlefensivas en a zona de acceso (Los Millares, Zjjara, Las Pilas..). Bn las lla nuras litorales 0 depresiones interiores ‘existen también poblados en llano, donde Tumbas de la necropolis, reciente- ‘mente consolidadas. la construccién de murallas ain no esti comprobada, como en Ciavieja (El Bjiclo) y Puente del Algarrobo (Vera). Junto a éstos_ se documentan las necrépolis rmegalitcas donde predomina la forma tholoi (sepulcros de chmara circular cu- bierta con falsa cipula y corredor de Andalucia en la Historia 49 PLANTA DEL CONJUNTO ARQUEOLOGICO DE LOS MILLARES CON EL POBLADO La muralla exterior (Linea I) esta formada por un ~~ lienzo con dos hiladas de piedras con un interior de relleno, al que se adosan por el exterior bastiones if semicirculares. Gracias a los nuevos trabajos efec- py) tuados desde 1978, la muralla exterior se conoce en ) AGC Ja actualidad en un tramo de unos 190m. Esta SN linea defensiva se corresponde con el momento his- /, ASR térico de mayor amplitud del poblado de Los. “3 \ Miillates y es la tiltima fortficacién que se constru- yeen la meseta del mismo. La Linea II ha sido investigada recientemente. El sistema defensivo que presenta parece més com- plejo atin que el de la fortificacién exterior, debido a la utilizacién de torres citculares en lugar de bastio- nes, y por la mayor cantidad de fases de reconstrucciones sucesivas, La Linea Ill: Hs interesante sefialar que sobre esta estructura defensiva existen estructuras de habita- cién, de lo que se desprende un abandono de la muralla atin estando habitado Los Millares. EI yacimiento de Los Millares se asienta sobre XIX pusieron al descubierto un complicado sis- tuna meseta delimitada por la confluencia del rio. _rema con cuatro Iineas de murallas que cerraban Andarax con la Rambla de Huéchar, junto al pue- la meseta de Los Millares, a lo que se une otra blo de Santa Fe de Mondajar (Almeria). Ubicado linea de fortines que muestra la sofisticacién del cen la cuenca baja del Andarax, su altitud media sistema defensivo de este singular asentamiento. sobre el cauce del rio es de unos 50 metros, Una __Efectivamente, sobre las alturas més prominentes, serie de trabajos realizados desde finales del siglo _situadas alrededor de la meseta del poblado y Ia 50 Andalucia en a Historia Y LA NECROPOLIS, ASi COMO ALGUNOS DE LOS FORTINES QUE LO CIRCUNDAN LOS MILLARES La Linea IV se documenté en los trabajos de 1985 y es la mas interna del poblado, cerrando la mesera que forma el extremo oriental del asentamiento. En ella se realizaron tres cortes que han dado la secuencia més completa del asentamiento, especial- mente para la fase final del poblado. El poblador En las recientes excavaciones se ha puestoxde manifesto la existencia de numerosas cabafias adosadas a la muralla exterior, La técnica constructiva presenta dos hileras de piedras entre las que existe un pequeiio espacio relleno de tierra y cascajos. Los diémetros oscilan entre 7'5 y 4 metros, En 1981, la ampliacién hacia el sur de la zona de estudio de la muralla exterior ha documentado nue- vos fondos de cabaiias similares, algunes de ellos con tirantes hacia la pared interior de la muralla. La necrépolis: De todas las sepulturas conocidas (80), unas 70 son tholoi, es decir, cémara circular cubierta con falsa ciipula por aproximacién de hila- das y un corredor. De éstas, 7 estan formadas por cimaras redondas no cubiertas por falsas ciipulas y sin corredor, y 5 con chmara poligonal y con corre- dor. Existen tres casos de cumbas realizadas en cue- vas artificiales excavadas en la roca con elementos constructivos como muros, asi como tumbas que responden al tipo de megalitos conseruidos con grandes piedas u ortostatos. necrépolis, se alinean construcciones definidas como fortines en funcién de su estructura y su estratégica situacién, En total son 12 fortines que forman una linea que protege el flanco meridional del poblado a lo largo de mas de dos kilometros, desde el Andarax hasta la Rambla de Huéchas, y cerrando la entrada de la Rambla de Gergal. Luis Siret anotaba en una descripcién realizada en 1893 que en Ia fortificacién exterior habia una pequefia interrupcién que constitufa la entrada de tun posible acueducto que, partiendo de una fuen- te ya seca en el siglo pasado y situada a un kil6- metro del poblado, Hegarfa a una supuesta cister- na en el interior del mismo. Andalucia en ia Historia “51 Tumba 0° 1 situada entre las lineas de muralla ly l, nica que se encuentra reconstruida. EL PATRON DE ASENTAMIENTO DE ESTE PERIODO SE CARACTERIZA POR POBLADOS SITUADOS EN LAS ZONAS RIBERENAS DE LOS VALLES Y ERA FRECUENTE LA EXISTENCIA DE CONSTRUCCIONES DEFENSIVAS EN LA ZONA DE ACCESO entrada, cubiertos por un timulo de tie- La gran organizaci6n que deja enteever dctos y materia primas que circulan de tra artificial), mientras que en el interior esta configuracién del erritorio no impi- unas comunidades a otras, incluyendo la de los poblados las cabatias son redondas de su integracién en un marco regional cerémica campaniforme u objetos utilita- y multfincionales, dado que funcionan de intercambios generalizados de pro- rios como silex, metales y rocas duras. En ‘como Ingares de produccién, almacena- miento y consumo, asi como lugares de descanso. El hogar, en el centro de la cabaiia, esté delimitado por un anillo de barro en forma de media caia, y éstas constituyen una tinica escancia con una superficie que ocupa entre 10 y 60 metros ccadrados. Los asentamientos se extien- den a lo largo de los valles de los rios, donde surge por primera vez una estrate- ia disuasoria entee las comunidades ribereias, con el sistema de fortifieacio- nes que delimitan los poblados y en numerosos casos fortines © pequefos rmicleos dependientes, como podemos ver cn los alrededores de Los Millares, en el alto Almanzora en Chercos, y en el ‘Aguas en torno a Las Pilas (Mojécar). Vista aérea del fortin n° 1. (foto: Departamento de Prehistoria y Arqueoiogia de la Universidad de Granada). 52° Andalucia en ta Historia ‘un caso concreto hemos detectado este tipo de intercambios, que implican rela- iones intercomunitarias entre Los Millares y la desembocadura del rio LA FAUNA CAZADA LA ENCABEZAN CIERVOS, CONEJOS Y LIEBRES, Y EN UNA PEQUENA PROPORCION EL CABALLO, JABAL{, CABRA MONT#s, URO, ZORRO, TEJON Y LINCE. ‘Andarax, donde existian pequerias aldeas ‘que explotaban recursos agropecuatios y ‘marinos que intercambiaban por objetos de cobre y cerémiea campaniforme. Trabajos de consolidacién en la mura- la exterior, verano de 2002. Las necrépolis se caracterizan por las construceiones megalitcas de cardceer funeratio, que engloban tanto a pequeiios ddélmenes y galeras cubiertas, como tho- ni, consteuidos con piedras. Hoy vemos estos enterramientos megaliticos como monumentos colectivos de culto a los Hipdtesis de reconstrucciin de los recintos fortificados de Los Millares. ancepasados, que aparecen agrupadas en necrépolis 0 a lo largo de un rea muy extensa en lugares caramente visibes en el paisaje. La siruacién de estos monu- Andalucia en a Historia 53 mentos megalfticos ha sido interpretada como indicador territorial del grupo de personas, normalmente unidas por lazos de parentesco y que se enterraban en esa rumba. Bn una necrépolis como lade Los Millaes las tumbas colectivas son en su rmayorfa del tipo thlos, al igual que en las de Bl Barranquete, Almizaraque © Los Milanes, en Abla. Los enterramientos que se realizaron en las cumbas de Los Millares abarcaban varias generaciones y los rituales docu- mentados incluyen, en algunas casos, el tratamiento del cadiver con fuego antes de ser depositado en la tumba, En otros, se realizaban inhumaciones y se aparta- ban los huesos de los eadveres preceden- tes, para formar osarios. A estos enterra- imientos se asocian ajuares integrados por Cronologia comparada de Los Millares con los yacimientas del tit milenio a.C. del sureste peninsular. EL CAMBIO MAS SIGNIFICATIVO DEL IIT MILENIO AL ILA. DEC, EN EL SURESTE ES FL ABANDONO DEL ENTERRAMIENTO COLECTIVO POR EL RITUAL INDIVIDUAL elementos utilitarios (puntas de flecha, vasijas, hachas de piedra, cuchillos y lez- nas de metal) y de cardctersimbélico 0 de uso personal (adornos, peines, pufales de cobre y cerimicas decoradas). A Ia entra- da de las tumbas se han documentado tuna serie de elementos relacionados con ef ritual de enterramiento, como betilos (especie de grandes {doles realizados en peda que miden entre 30 y 50 em), ceré- ricas fragmentadasy restos de fuegos. De estos elementos es imposible deducir cémo podia ser un entero hace 4500 aftos en Los Millares. Igualmente, hay que snotar ques restos humanos pertenecien- tes a nis son muy escasos, aun cuando en este momento hist6rico la mortalidad infarc debis de ser alta. Por tanto, hay suficientes motivos para pensar que no todos los habitantes del poblado se ente- rraban en las tumbas,y esto puede indicar aque el entierro era un privilegio social. Raguel Lacalle ha realizado un estudio del megalitismo en Andalucia occidental, y plancea que la varabilidad que ofrecen has sepuleuras en este dmbito terstorial responde a las diferencias de prestigio mantenidas entee los linajes aristocréri- cos enterrados, de tal manera que el ritual fanerario se destinaba a mantener el cultoa los ancestros, como sistema de tei- vindicacién y legitimacién de los dere- chos de las familias. 3000 — 2800 2600 200 Sierra Hidalga Angosturas Lasalud Gatas-1 Aimizaraque Gavieia Marques camper TarajalBarraquete Ei Malagén Milares-.1 Cueva Sagrada! 54 Andalucia en la Historia Los Millares y el Argar Entre 2550 y 2150 a.de Cla sociedad que construyé estos poblados fortificados (y ‘que mayoritariamente se enterraba en necrépolis de tumbas colectivas) expert menta sensibles cambios. En algunas ‘zonas como ef noreste de Almeria (Bajo ‘Almanzora y depresién de Vera) la cono- ccemos como Cultura de Bl Argar. Estas transformaciones coinciden con la fabrica- cién de un tipo de cerimica denominada campaniforme, Recibe su nombre de la forma acampanada de ls vasos que estin hacia 2150 a, de C. La mayor proporci6n de estas cerimicas se localizan en pobla- dos como Ciavieja, Los Millaes, Las Pilas y Almizaraque La mayor parte de los poblados fortifica- dos del IIT milenio se abandonan hacia 2250-2100 a. de C. y surgen otros nuevos en parajes de fcil defensa con empinadas Iaderas y cervos escarpados. Solian contar ‘on acceso a manantiales de agua y terras productvas, asf como una diversidad eco- [igica mayor que en el peciodo preceden- te. En este sentido, las construcciones de Pero, sin dda, el cambio mas significativo del II milenio al Ira. de C.en el sureste es 1 abandono del enterramiento colectivo por un ritual individual que ademis tiene lugar dentro del poblado. En este fenéme- no podemos ver un cambio en las rel nes de parentesco que ahora, en el mbito productivo, se Fandamentan sobre grupos més reducidos ¢ independientes, como son la familia nuclear 0 familia reducida, Reconstruccién y corte transversal de una tumba tholos de Los Millares. decorados con la téenica impresa a peine (gue deja la impronta de los dientes del :ismo sobre el barro hiimedo), 0 la técni- ca incisa (que realiza un dibujo geométri- co cortando la superficie mas externa del barro). Actualmente el término eampani- forme no sélo engloba este tipo de vasos sino también cuencos, cazuelas, copas y tinajas, Estas cerimicas estén documenta- das desde Centroeuropa hasta el Medi- terrineo occidental, lo que ha llevado a cexplicar el fenémeno de su aparicién como dl producto de un pueblo némada que fue extendiéndola por donde passba, y que estaba relacionado con la metalurpia del cobee, Su difusi6n fue producto de los intercambios y alianzas de los grupos pre- hhist6ricos de finales del III milenio. En el szreste, este tipo de cermicas se fabricé a partir de 2550 a. de C. y dej6 de hacerse las casas se ralizan en terrazas adaptadas aladisposicin del terceno,en las cuales se localizan los hogares domésticos, si como bbancos corridos, tinajas de almacenamien- EL TERMINO CAMPANIFORME NO SOLO ENGLOBA ESTE TIPO DE VASOS SINO TAMBIEN CUENCOS, CAZUELAS, COPAS ¥ TINAJAS to 0 iitiles de trabajo artesano, etcu. Aparecen nuevos tipos metilicos como alabardas y pufales con remaches para sostener el mango, y la cerémica es lisa, sin decorar con intensos bruiides que le dan un brillo metélic. cen el seno de la cual tiene luga la produe- ibn, Jo que hace que la herencia se man- tenga y los rangos puedan ser heredados. Estamos ya en la Cultura de Bl Argar. (Mas woman £2 Maaco yA, Aas (1963) £1 pobiado y la necrépals megaltcos ‘de Los Milores (Santa Fede Mond, | Almeri), Madid. | M.canmuno A Sutter (1957), | Eerrtorioalmeriense en la | | Prehistori,Diputacén de Ame. CManit OWA, ML Cains YM Pa Rous (1898) La Pretoria ‘en Memoras de tiempo: ta Historia de Almeria, ol. 1, Madi, pp. 948. Andalucia en ia Historia 55 56 Andalucia en fa Historia La conjura del duque de Medinasidonia Il José Calvo Poyato, Historiador El duque de Medinasidonia y el marqués de Ayamonte protagonizaron en 1641 un episodio interpretado como un intento de sublevar Andalucia contra Felipe IV. se episodio contin en kx actual: cad, después de mis de tes sglos y rnedio, ofteciéndonos periles osc 9s yaspectosppropicios ala polémica, A ls interpretacidn teadcional protagonizada por nobles ansiosos de poder seha unide fa de considerar lo acecido, 0 mis ‘ona conjara bien lo planeado, come un movinvento secesio- asst lentil del protagonizado por portague- scey catalanes, También se ha defendile laesis dde que la conspiracién del poderoso magnate andaluz no exist nunca y todo five wn monea- Je del conde-duque de Olivares provocade por Is exwiin que el valida le tenia al duque de Medinasidonia porel hecho de ser tuna rama menor de te misma familiar los iembrode Geemanes ‘Los conspicadores ELIX duque de Medinasidonia, el personaje scusado de conspirar conta Felipe IV, ea on Gaspar Alonso Pétez de Guzmin, epresen consid tance de la rama mayor de a fs sada segin alguna expeesin cong como los tees de Andalucia, Se conven duque de Medinasidonia al more su pare en 1636 tena etoncesteintay tes aos yesaba casa con una supa, doa Ana de Las Finanzas del cade, pose a mens for tuna de Tos Medinasidoni, pasaban por un momento de gaes dielades y sbre ols posh no era jena el dispendio con que el duque labia apasja la vise que Felipe LV sealixd en 1624 al coro de Doians. También habia influ el ajo een de vida leva en corte pordon Gaspar Alonso durantelos fos inme- dlacamente ameriores la mere de spade. [At asumic ajar de la cas, el dugue de ‘Medinasidonia también ocapaba oot cargos de relevania como etal de Ia Captania Ge- eral de la Mar Océan y Costas de Andalucia, lo gue sponial responsabilidad mira de un anaplio espacio geogréfco que iba desde la des embocaua del Gusdiana hasta el estrecho de Gibraltar penetando vente egas rca ade teo. Brel jwciio de estas funcones, habia rnumerosashipotecas. A esa sinaackin Alrigido Tae operaciones de lucha contra los porcugueses cuando tn movimiento de rebe lin sxcudis el Alpauve en 1637. Colabors en dlicha eazea el duque de Braganza que, en 1632 habia com wa Laisa de ‘Guzman, hermana de don Gaspar Alonte. Ena conspiraciin hubo otto proragonista don Francisco Antonio de Guzmén y Ziiiga, mar ro de otra de las ido matrimonio con d ‘quis de Ayamonee y mien amas menores de Ia paderoea Famili de fos Gwzmanes. Habia nacido en 1606 y ra el vies lar de un sefiorio pobre y con recusos muy limitados. Su prodigaidad le lev a tal estado dle endeudamiento que, desde 1636, la ai nistacin dese rentas habia sco asumnicls por onseja de Castilla, También tons paste en a mencionada expedicidn a Portugal La ituacion de Andalucta hacia 1640 Las noticias que en Ia Cortese renin sobre la sicuacin de Andalucia hacia 1640 no eran ha- Iagiefas. En Sevilla habia surgi wn pacquin emel que aparecia dibyjada una mujer con los peels descubiertos,ran abultadosyeaidos que pprecia shogada por a peso. El dibjo eenia Andalucia en ia Historia 57 tuna leyenda: eB peso de aquellos pechos no ime dejan movers. Otra inscripcién rezaba: «Pues levintate>. Laslasién no podia ser mas clara La voracidad fiscal dl Gobierno habia gravado con numero- sos tribuos —lamados también pechos— las economias de toda la pblacién, pero con mayor dureza las de los més débiles, y en ‘Andalucia el peso de a Fiscal era ms Fuer- te que en otras partes de la monarqua. El pro- io Quevedo ya dj sentado por aquel enton- ‘ces que en materia de impuestos eran bs dos Castilsy ol eeino andaluz quienes sopoctaban cf mayor peso de la cruz impositiva. Esta pre si6n fiscal, erginada por la politica del conde dluque de Olivares, habia afectado incluso a la nobleza. Asi, por ejemplo, muchos grandes fefiores, que en sus dominios eabraban un impuesto tan sustancioso como era el de las aleabalas —una especie de IVA de la época ciftato en el diez por ciento—; habian sido amenazados con su pérdida desde aka instan cias conesanas si no aportaban wn generos0 donatvo. Tanro el duque de Medinasidonia como el marqués de Ayamonte se vieron grave- mente afectals en sus privlegios econémicos por este procedimiento. 58 Andalucia en ja Historia EI Corpus de sang la revuelta de los segadores en Barcelona fire uno de los levantamientos que sacudieron la Espaita del XVI. Oleo de A. Estruch, TANTO EL DUQUE DE MEDINASIDONIA COMO EL MARQUES DE AYAMONTE SE VIERON GRAVEMENTE AFECTADOS EN SUS PRIVILEGIOS ECONGMICOS ‘Asimismo hemos de tener en cuenta ls grave crisis que habla producid el llamado baile del vellén —aleeracin del valor real de as mone- das a las que se quitaba plata y se le aiadia ‘cobre— que, en 1641, vivié uno de sus momentos mis ctticas al devaluarse estas smonedas de cobreen proporcién al plata qui- ‘ada en sus acuiaciones La medida wo espe- a influencia en ls centros urbanos y mercan- Ailes Po ello no nos extra que el pasquin de los pechos vsse la haz en Sevilla nica cided peninsular junto con Madrid, a que se podia dlar un carfcer verdaderamente tbano. En snaeria econdmica la capital andaluza era la «cabeza del comercio con las Indias y e centro snereanil mis importante dela monarquia, En las zonas rurale la situacién no era mejor En 1637 se hea deco poner en venta los terrenos baldios del reino de Granada, Se trata- ba de terenos que eran propiedad de la Corona, pero de les que se aprovechaban los ‘Ayuntamientos y muchos wecinos para gue en dllos pastasen animales, se reogiese lei, se pucliesecaza ose recoleetasenfeuts sitvestres como bellotas, sera oespirragos que ayudaban a sobrevvir a las cases mas necesitadas. Las provestas ane la orden de venta fueron nume- ‘os, per como el Gobierno obtenia algunos fondos de los compradores pariculares, si decisiénfuela de extender las ventas alesotros reins de Andalucia: Cordoba, Jaén y Sevilla. La venta de los balos a particulates provocs faces tensiones sociales en rumerosos luga- ses: jornaleros, pequeiios ganaderos y arrenda- does vcron reducirse sus ya difciles posibil- dades de subsisencia ‘Al malesar que produyjo a venta de baldis, sumaco a la presén fiscal yal endoreimiento de as carga seorales —muchos nobles tata- bande resarcirse de los donativos que les exgia cl Gobierno imponiendo exacciones 3s vass- llos—, se uni elencarecimiento de ls precios de articulos de primera necesidad como el wigo- Todo ello perflé un panorama muy tensa nla Andalucia de 1640, que acabaria por ers- talizaren una oleada de motines y rebcliones acaecdos en diversos puntos de su geografla entre 1647 y 1652, Este malestat origina por causas tan diferentes, no puede perderse de viszaparaexplicarel episodio que tuvo lugar en 1641. Bsa tensién quedabs recogida en una cara que, desde Madrid, un cortesano escibfa ‘un noble andaluz: «Andalucia no puede an- dar, que tiene necesidad de levantarse también como sus vecinos, y hablando moralmente, no todas las Luclas se dejan sacar los ojos. Esta, aunque los tiene, puro deshechos,tuertos, en fin, tiene ojos, y ve cuando quire, sabré morir nate aos cerados por su libertad y virgini- dad primera» Noticias dela rebeli6n portuguesa ‘yactituel de Medinasidonia neste ambiente legaran a Andalucia noticias dela tebeién poraguesa de a proclamacién ‘del duque de Braganza como re, con el nom- bbre de Juan TV. En Madeid nombraron al dluque de Medinasidoniacapitin general den «facto que deberaaracar alos rebels desde Andalucia. Con tal motivo l daque se wasladé ‘a Ayamonte donde instal su cuartel general y clo Srdenes para que se concentras,procede ted diferentes puntos de Anal, un gf to de dice mil hombres. Sin embargo, la con- centracign del ea se relied —cosa que ‘rade extrait —con una lenttud desesperan- ‘e.incaso podemos hablar de desidia cuando el ddaque rechazé las tropas enviadas por el asis- tence de Sevilla, conde de Salvatirr, alegando que een este grit flan diversas coses para formarse que se han de proveer de Madrido, ‘Bra una actitud que resultaba, cuando menos, cenraia. Sélo acepes rescientos hombres para _guamecer Ia frontera porque en sus planes no entraba atacar a los portugueses, que habian convertido a su hermana en reina. Su pasiva actitud colbord sn dud, lfacaso del lvan- tamiento que a favor de Espana se prodajo en Poreagal-Algunas fuentes seal, ncuso, que facron el propio duque de Medinasidonia y el smargués de Ayamonte quienes revelaron a Juan IV os planes de dicho levantamiento. Ela Corte empeab a sospecharse de laacttud rmantenida por el dugue cuando Hlegaron rumoresde que conspiraba y preparaba un plan para sublevar Andalucia, Parece ser que la pri- rmeraidea del levantamiento patib del marqués ‘de Ayamonte, quien se relacionaba con el dluque través de una sere de contactos. Enel ‘pln se contaba con el apoyo de Portugal y con la colaboracién de las floas de Francia y Holanda. Toda aque tama hizo que se pro- Aujesen numerosasiasyvendas por a fonte- a portuguesa y que por Ayamonte cicculasen cxtaiosrumorescuya grvedad hizo queen dl verano de 1641, apaeciese por all un envia- do especial de Madrid, don Antonio de Iss, _gnien intercepts tna carta, que envi ala Cor- {6 remitda por Ayamonte a Mectinasidonia en «ANDALUCIA NO PUEDE ANDAR, QUE TIENE NECESIDAD DE LEVANTARSE TAMBIEN COMO SUS VECINOS» Ja que quedaba al descubirto la erama de ba conspiracién. A Madeid también legaban gra- ves noticias sobre la conjurafaitadss por un Fancionario de la Contaduria Mayor de (Cuenta, Francisco Sinchez, que habia estado _prso en Poreugl, donde obeuvo informacién de las relaciones que ls portugueses mante- nian con los conjurados. Puestoen libertad y de regreso a Casilla, informs de todo al conde- duque de Olivares. Sefrustra a conjura Cuando Medinasidonia y Ayamonte esperaban noticias de Povcugal acerca de la presencia de ‘una loca feanco-holandesa que colaboraria con los conjurados y que seria el momento en que se inicarfae levantamiento, fueron llamados a 1a Corte, El duque se excus6slegando razones dle salud, en un intento de ganar tiempo, ya que algunas noticias seaban lalegadainminenre del flora. Aprovechs los dls que le propor- conaba su excusa para entrar en canteto con algunos nobles andaluces, sondeando su posi- én ance un posible levancamieneo. Las res ‘puestas que obruvo fueron negativas algunos le recomenlaron que se acogise al piedad real como tinea sida. nesteestat de cosas, desde la Corte se envis Vista de la almadraba de Cédiz, grabado de Hoefnagel del Civitates Orbis Terrarum, 59 Andalucia ex la Historia Felipe IV, 6leo de Velézquez. 4 Andalucia a don Luis de Haro —al faruro ssucesor de Olivares en la privanza— para ‘conocer hasta dénde legaban las ramifcaco- nes dela conjura y para llevar a cabo la deten- cién de Medinasidenia. En cuarenta horas — todo un alarde para la época— via de Madrid a Cédoba, donde recibié a numerosos nobles y varios mensajes Su impresin fe que los gran des estaban tranquil, pero gue habia cierta 60 = Andalucia en fa Historia ‘Medinasdonade llega del de Haro y para ‘evitar el escndalo desu prisin, el dague salis rando para Madcid, donde visits al conde- ddugue y amt éste confess In conspiaci6n, al ‘parecer engaitado por la acttud de Olivares, quelle hizo eeer que usaria de coda su inflen- cia para defender su vid, su esa y su honra, Medinasidonia y Ayamonte seeulpan mucuamente “Tras esta entrevista se prod la confesin de culpabildad de Medinasidonia ante el rey deka que recogisrestimonio escrico el notario mayor del ceino. En ella culpé al marqués de ‘Ayamonte de habedle inducido a aquella accin, ala vez que negaba saintencign de pro- «lamarse ey de Andalucia, Por su pare el marqués de Ayamonte fue He- ‘ado presoa la corte, al negarse a acudir por st ‘propia vluntadA la poste no legs a Madeid, ‘pues fue interogado en Ilescas, donde se declaé culpable, pero cargando la mayor parte dle la responsabilidad en el dugue, a quien advitié —segin su propia confesin— que no le perwicca proclamarse rey de Andalucia y que silo Te apoyarfaen ba Formacin de una EL MARQUEs, SIN VALEDORES QUE INTERCEDIESEN POR EL, FUE AJUSTICIADO EN EL ALCAZAR DE SEGOVIA replica andaluza. Tras un largo ‘or varia prsiones yun prolongado juicio ue condenado a muere y 2a confcacién de sus bienes. Un dictamen recomend al rey cone tar la pena capital por ade cadena perperua y que se apicae la confscacin. Felipe IV se most conforme, peo en 1648, al descubriese Ja conspracin del dugue de Hija en Aragén, see jecut6 al considerar el monarea queen un trance como aque no podia haber pied para Jos traidores. EL marqués, sin valedores que incecediesen por 4, fue ajusticiado en el Alar de Sepovia. ‘Medinasidonia eta al dugue de Braganza Con Ia finalidad de lavar su imagen, ‘Medinasidonia, ue habia so perdonado por el rey cuvo la estrfaara idea de retar a singu- larcombateal rey de Portugal conminndole 2 ‘comparecer en un lugie determinado de la frontera portugues enn cierto plazo detcm- po. Hasta el lugar propuesto se desplazé el lague, que exper initlmente. Alin excritor compart6 el iculo que protagonizabajustifi- candoreoligicamente aque desafio. Los portu- ‘gueses, que se tomuron a chacota a Medi- nasidonia, dion 2 la imprenta un opsisclo, cuyo tiealo revea su contenido: Cart de desao 1 proetcn cabllersca de Don Quijote deta ‘Mancha. Cabiler del triste ura en defensin de sus cstellans fea en a ciudad de Toes a 29 Ae ctbre de 1641. Ss Sankicar en el siglo XVI, dibujo de Anton Van der Wyngaerde pare Felipe i Felipe IV le perdoné, pero no olvidé. Fue des- terrado de la Corte y nunca obtavo permiso para regresar asus dominios andaluces. Cuando To hizo sin licencia fue arestado y encarcelado, See priv del senor de Sanicar de Barrameda, que reve ala Corona, y hubo de pagar una mula de doscientos mil ducados bajo el eufemismo de hacer un donatvo al rey ‘Aungue, come sialabamos al principio, agin trabajo ha pretend sefalar qu la eonspira- én de Medinasidonia y Ayamonte fue un ‘montaje para castigaral primero, urdido por un «awidiosoconde-duque de Olivares que mane- Jtba todos los hilos del poder, nos parecen demasiadas ls dedaraciones y las evidencias ‘qoe ponen de manifesto I exstencia de una ‘conspiracin y deun plan de rebelién, ‘Cosa dstnea son ls recursos con los que con tasen los conspiradores y las voluntades que pudiesen aunat. Todos los datas apunean a que los apoyos procederian del exterior lo que sea- Ininditectamene laf de apoyo interno, pese al malestar que habia en amplias capas de la poblacén. En la conspiracién, que podemos LVGA hath in at ot califcar de conjura nobiiaria, no se conta «on las matas populares, y los contactos esta- blecdos se reduclan 2 algunos grupos de la nobleza.Alguna fuente scala que Sevilla est- ’ba pronea a levantarse y que habia que contar con Jerez EN LA CONSPIRACION, QUE PODEMOS CALIFICAR DE NOBILIARIA, NO SE CONTABA CON LAS MASAS POPULARES La debilidad de fa monarquia era patente a fa vista de todos. Ls rio éxitos de ls rebel- des catalanes y portagueses la percepciin de tuna alea cota de malestar ya promesa de ayuda ceerio debieron de influ en el Snimo de los conjurados, Pero Medinasidonia y Ayamonte ‘ivieron un espejismo; en Cataluia y Portugal ‘viata un fuerte apoyo popular asus movi ‘mientos que en Andalucia, tal vz mis dif de ‘conseguit ni sguiera se intend, Les illosen la organizacin, donde habia algu- nos raidores, no pudieronevitar las ilteaciones 1 pasieron los planes de a conjura en conoci- rmiento de Olivares, que acabé con elasuntola- ‘mando los dos cabecillasa Madrid. Una carta anénima y sin destinstario recogida en el Memorial Histério Espail dice que los tres {que delaaron la conjurarecibiron imporean- tes mercedes: el primero dos mil ducados y un hhoneaso cargo en f armada de la Mar Océana, dl segundo una plaza de contador y un hibico de cabalero de una orden militar, y el ereero ‘otro hibieo y un cargo de veedor general de! Ia ladera del certo de los Olivares, en euya cima _al-Nasir habia planado su emble- mitica tienda roja, arquerosy honderos, muchos de ellos. ata- dos por los muslos 0 enterrados hasta las rodillas, Mientras l combate se desarrolla- MIENTRAS EL COMBATE SE DESARROLLABA, At-Nasir, SENTADO SOBRE SU ESCUDO, ALA PUERTA DE LA TIENDA ROJA, LE[A EL CorAn fortificacién campatia consti- twida por una amplia empaliza- Aastha hl tar Se ses epoca de Las Navas, W1r0s, troncos y cadenas. Esta for- ba, AL-Nasit, sentado sobre_su escudo,a tificacion de cam- la puerta de la tienda rojalefa_ el Coen. pia bastante frecuente en a Edad Media, Es diffeil caleular el nimero de comba- solia mostrarse efectiva para detener a Js caballeria pesada. Bl palenque estaba defendide por una guardia de piqueros, tientes que se enfrentaron en las Navas de Tolosa. Los cronistas érabes hablan de seiscientos mil musulmanes y de Esquema de una carga de cabaleria, Lacaballeria cristiana Eljinete a caballo cristiano estaba armado con espada, un escudo, una cota de malla 0 cotaza y el ama principal, una larga lanza de hasta tres metros, que sosteria bajo e bra~ 20, apretada al cuerpo con la axl, Su téctca principal de combate era la carga, un ata- {que frontal en formacién cerrada que seinilaba con el caballo al paso, para ir tomnando de bos arqueros artos que fue- ron la pesadila del efrcto romano en la antigiiedad (noescasualquelos J turcos medievales ocuparan el mismo territorio que los antiguos patos). Andalucia en la Historia 75 Los villanos huyen En un momento de la batalla, Alfonso Vill crey6 distinguir entre la polvareda ‘que el pendén de don Diego Loper de Haro se batia en retirada, y volviendose al arzobispo de Toledo comenté con disgusto: «iMirad como vuel- ve la sefta de don Diego!» Andrés Roca, ciudadano de Medina del Campo, oyé fas palabras del rey y le replicd: «Aquélla no es la senia de don Diego, sefior. Mirad adelante y veréis vuestra sefia y don Diego con la suya. Los que huyen los vilanos somos, que los hidalgos no, que aquélla que hhuye es la sefia de Madrid», Por este Imenosprecio, tos de Madrid lapidarian ‘més adelante a Andrés Roca. ‘organizé las filas en su base y cargé_ por fa nava del Llano de las Américas, un terreno cubierto de monte bajo y salpica- do de encinas y alcornoques. Las avan- zadas musulmanas se dispersaron, sin dejar un miverto en el campo, y los cris- ‘tianos prosiguieron su galopada en bus- «2 del blanco firme que se ofrecfa en los __ altozanos contiguos, donde esta- ba apostada_ una muchedumbre cde musulmanes. Alli se_produ- jeOr0 los pri- 76 Andalucia en la Historia Recreactn aginaa de boas de las Navas de Tolosa en un deo obra de Francisco de Puls Van Hen, ‘Masco del Sead, Madi ‘eros chogues, pero los atacantes.atea- vesaron esta segunda linea sin mayor dificultad y todavia les quedé impulso para arcemeter contra el geueso de los almohades, que los recibieron en alto y Jos contuvieron, atacando ellos mismos pendiente abajo con los acostumbrados gritos de guerra (alaridos) y tuido de rambores. AL PROPIO TIEMPO, SINCRONIZANDO SU MOVIMIENTO CON EL DEL CUERPO CENTRAL, ENTRABAN EN COMBATE LAS RESERVAS, AL MANDO DE LOS REYES DE AraGon y Navarra Don Diego y los suyos se mantuvieron femes en la confusién, pero las endebles tropas de los concejos comenzaron a ce- der terreno. Era evidente que las dos pri- rmeras lineas_cristianas estaban en dif- «ill siemacién, asaltadas desde mejores posiciones por los almohades y penetra- das y envueltas por la eaballeria ligera . Los cronistas cristianos ciftan los moros ‘muertos en unos cien mil, Io que parece ‘excesivo. Por el lado cristiano, hablan de veinticinco 0 treinta muertos, una cifa ‘La Guardia negra Los componentes de la guardia del pbalenque no eran, como sostiene fa tra- dicién, deseraciados esclavos.negias encacenados para evitar su huida, sino ‘més bien fanaticos voluntatios de a fe, Tos llamados imesebelen (desposados) ‘que, ligados por un juramento, ofrecian ‘us vidas en defensa dal islam y se haci- anatar por ls rdilas para asegurarse el sactiicio. Esta institucion ha perdurado hasta nuestos dis entre fos muaidinesy los vvoluntatios suicidas de las. guenias ‘modemas. Escibe Huck «Los france- ses han sido muchas veces testigos de suvalor en las campafas argelinas. En 1854 dos columnasfrancesas penetra- ton en fa Gran Cabilay encontieron sok dados desnucos hasta la cintura, vest- , Juan de Medina, probable inductor de tal slicitud,le peguneé a ella silo querialevara cabo, eadvirtiéndole que le convenia para crédito de su honea> y con este efecto la joven «se allané a ello y con- ‘jo el matrimonio con aquel mauchacho desconocide y forastero. Sin embargo, la pasién siempre puede més que la conven- ibn. Bl matrimonio con aquel joven de quien la mujer nada sabia no slo fxe una decisién equivocach por sus consecuencias, sino que complicé todavia mis si cabe la vida de todos. Primero porque el matrimo- nnio ne impidié que ella mantuviese la comunicaci6n con don Juan de Flindes y segundo, porque lo que era una relacién Andalucia en ia Historia 95 moral y sociaimente iia se convieté en quel hombre. La frustracin no signfica- tuna rlacin adalera y deliciva,casigada ba sin embargo, claudicaién, La relacin por las leyes muy severamente. LEJOs DE PRODUCIR fraternal tendria ocasién de probarse de Las relaciones entre el amante de la joven y nuevo, Juan de Medina sedesbordaron apartirdel_—- ARREPENTIMIENTO PUSIERON A los pocos dias de este lamentable lance, ‘momento en el que éste tuvo conocimien- Jamuchacha, de cuyo nombre nada se sabe, rode que su hermana ya casadaiba muchas DE MANIFIESTO LA ro resin la eentacn de vlver ala casa veces a casa de don Juan de Flandes. En del alcaide, acompafiada ademis por su tuna de esas ocasiones, levado de su honra ‘ARROGANGIA Y LA madre y aprovechando que su aie y dea dl maridode su hermana, del cual habia dicho que iba a Hueha. En realidad Srech cola candi ens, AEANEUADEUNROHEE, ea tae muy poca dis- entrar en casa del laid, a quien envi un ORGULLOSO tanta de all al barra del Texrén el pucr- recado anunciando su vista. Craso error. El amante avisado oculté a la amada. CClamaba a voces la verdad y a deshonra de Medina, que se quejé reciamente al de Flandes voceindole «Smo permitia el escindalo del pueblo y la deshonea suya y lade suhermana,que ya era mujer casaca». ‘Vanas palabras. Lejos de prodtcir arrepen- timiento en el altro pusieron de mané- fiesto la arrogancia y la altaneria de un hombre orgulloso a causa de su poscién y dle su riqueza, de la seguridad de su inmu- nidad social y tal vez de un temperamento encendido. Qué otra opinién merece sino la que se deduce de la respuesta que dio a Juan de Medina, a quien replcé diciéndole {que eaquello era menester que se dispusie- ddujo en el pobre Medina un sentimiento de rendicién y de Feacaso social y moral al ver eda poca enmienda que habia en a ddicha comunicacién» entre su hermana y ‘enferulentes cae Lupe EN BL sicLo XVII ee del siglo XVII, Lepe era una poblacién peque- Jaa que no pasaba de tescientos vecinos. La mayoria de los trabajaban como jornalezos en el campo, en el teifico dela costa yen as pesquerias, alas que concurrian con natu- rales de las poblaciones vecinas de Ayamonte, Cartaya y Portugal. El comercio de la sardina embarricada o salada, el de los vvinos bastardos que se embarcaban por otofio para Flandes yeel de las uvas pasas y de los higos secas de los higuerales {que se consurmian en Extremadura, Sevilla y los puertos de Ia Bahia, habian convertido a Lepe, desde Ia Edad Media, se-con pies de plomow? Se trataba de una {Y Eragicomediade Lalla y Ae roar. Para au sorpes, la nica respuesta sere panne A inp lama aa Dicokehipn one: awe ‘obtuvo fara dela casa. Fons lencia al prudente Tl arroganciapro- S&B Muy ee 8 obligado a ser mes prudence ain, Juan bs Ne roger” frandale oa engtboe quctan ee pear eed aisocliractdove Lenturio, Portada de la Celestina. to de Lepe, de tal manera que mediante esta argucia podria probar la cuestionada fidelidad de su esposa. Cuando anochecis regres6 a su casa y la encontré cerrada. Extrafado, acudié ala de su cuado, su protector. A Juan de Medina aquella nueva cireunstancia le hubo de resultar muy cembarazosa, pues intuyendo el paradero de ‘su hermana,a su propia deshonra se suma- - tala de su cutiado, No perdié el énimo. Mediante una conocida suya mand6 l- mara su madre ya su hermana alas casas de don Juan de Flandes, pero éstas se nega- ron a sali de ali. Desesperado por seme- jjante actitud, Juan de Medina envié a su propia mujer y a una comadre para que consiguieran convencerlas. del regreso al Medina tavo que avivar su imaginacién para dar a su cusiado uma explicacién que ‘tviera la ldgicasuficiente para no incomo- datlo: le hizo saber que hija y madre se chucuamenteanae ‘en una villa de acarreo, en un lugat de intercambios, lo cual cexplica la existencia de carreteros, mercaderes y tratantes ‘especializados, muchos de los cuales trataban en los puer- ros de la Europa noroccidental Sin embargo, desde mediados del siglo XVIL, el ejercicio ccomiin de negociacién por mar habia cesado y es0 era como decir que la economia local basada en el comercio maritimo de sus productos agricolas estaba desmantelada y ten estado de pura raina, Bran, sin duda, tiempos recios. Si alguien de aquel lugar vivié barroca y conflict ‘momento, esa persona fue Juan de Medina, 96 — Andalucia en la Historia

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