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eae ty Pe Serer praia de ing Hae Keo 2, in, Pe "hutuengene. Pe cdr Ee (Gs Mor Aen Mt Ne Cas Ca © 9 pur EDMTORIAL GRDALO. 5.4 de CV (Gia wa ‘en Powe it ie, De MERA EDICION ex sP4N0L itp pul ota atte penta sage tnt Seu a nt Seer ie mt nh MONUMENTOS, CARTELES, GRAFFITIS Néstor Garcia Canclini La mayoria de los mensajes visuales que existen en las grandes ciudades son impuestos. El orden urbanistico y gran parte de la arquitectura, sobre todo la de gran tamafio y presencia, son resultado de decisiones esta- tales y privadas en las que el habitante ordinario no tiene participacién. Los anuncios comerciales, por su parte, pretenden colocar los deseos bajo la disciplina de un consumo programado por los poderes econémicos, El poblador comiin no decide sobre las formas, ni los contenidos, ni la variedad, ni el ndimero ni el abigarra miento de tales mensajes. Son ottos los que establecen sus Cédigos, la cuota de realismo, de pop o de kitsch, los 6rdenes estético y conceptual en medio de los cuales debemos circular, Zapata en Cuernavaca, Met zAquién le importan los monumentos? Los monuments son casi siempre resultado de imposi- ciones del poder politico. El control simulténeo del dinero pablico, del espacio urbano y de la interpre- tacién oficial de la historia convierte al Estaclo en deten- tador exclusivo, 0 casi exclusivo, de la iniciativa de con- sagraci6n que los monumentos representan y de la capacidad de ejecutarla. Dado que los Estados mo- demos limitan la intervencion del pueblo a los grandes nombramientos politicos, y que los funcionarios y le- gisladores suelen actuar sin consultar a quienes los votaron, es légico que la eleccidn de los lugares, temas ¥ formas de los monumentos sea aceptada pasivamente por el usuario de la ciudad, sin siquiera ocurrirsele que pod ejercer su sentido crftico. {I monumento aparece un dia, 0 simplemente esta aht, uno lo rodea como peatén 0 automovilist, lo ve adn con mayor indiferen- cia que a los carteles publicitarios, en general mas estimulantes Sin embargo, la investigacion realizada para este libro registra varias decenas de monumentos que com- plican estas afirmaciones. Existe la escultura historica impuesta y existe la imposicién de signos publicitarios, pero también vemos interacciones complejas entre ambos sistemas, y que éstos son resignificados por ac- tuaciones, graffitis y otras alteraciones generadas por la gente. La lectura de lo que dicen los monumentos debe textenderse a los otros lenguajes urbanos: lo que sucede. 217 cen este entrecruzamiento, las in‘luencias reciprocas, los contrastes y contradieciones nos dicen mucho sobre la historia cambiante de cada ciudad. Apuntes para una tipologia Sin pretender ser exhaustivos, encontramos en el mate- rial reunido en este volumen ocho tipos de modifica- ciones operadas en los monumentos por su relacién conel contexto utbano a) Neutralizacién 0 cambio de significado de los monumentos por ruptura de escala: por ejemplo, el busto de Juarez en Atlacomulco, que alguna vez fue coherente con la edificacién que lo rodea, acabé devo- rado por la bomba de agua quince veces mas alta que le pusieron al lado. +) Neutralizacion del monumento por saturacién publicitaria del contexto: el busto de Hidalgo en Tamazunchale, San Luis Potosi, rodeado por anuncios de un negocio de “reparacién de radios, tocadiscos y cconsolas’, los carteles de un circo, de Coca Cola, y el abigarramiento de puestos comerciales ©) Perturbacién del mensaje iconografico por la sefializacion urbana. Dos ejemplos: la estatua a Ignacio Allende en una esquina de San Miguel Allende, Guana- juato, que compite con cinco mensajes: “La Ermita” en forma de flecha, el nombre de la calle, las sefales de transito que indican el sentido de la circulacién 0 “ceda el paso” y un cartel que informa el camino hacia Zapata en la e 0 (aba ing), y en Cuernavaca, Mor, (abajo iq). Inada ‘Allende en San Miguel de Allende, Cto, (Jer) 29 Tictac Tokteca en Pachuca, Heo. Celaya. La otra foto en la que estoy pensando es la de la gran estatua a Zapata, situada a la entrada de Toluca, cuya base se halla semicubierta por cuatro indica. ciones de trénsito, con flechas en direcciones distintas, y rodeada de otros seis carteles con diversas leyendas: entre tanta informacién, queda oculta la frase de Echeverria inscripta al pie y el propio monumento ve dlisminuida su significacién. 4) Subordinacién del monumento hist6rico a un sig- nificado mercantil-publicitario contiguo. Dos elemen- tos, que originalmente pertenecen a sistemas signicos istintos, son asociados por su proximidad y por rela- Ciones de evocacién con la ciudad en que coexisten. El *Coloso de Tula” y el reloj con el logotipo de *Ford”, al recibimnos juntos a la entrada de Pachuca, remiten a dos componentes de dicha ciudad: lo precolombino y lo industrial; pero el tamano del segundo simbolo se impone al primero; el reloj, representante de la valo- racién industrial del tiempo, absorbe la significacién histérica dela tradicion condensada en el Coloso. Otro ejemplo.es el monumento a Zapata, con‘tontado con el anuncio del hotel mas caracteristico de Taxco: Zapata, simbolo politico-popular, subordinado a Borda, nom: bre que representa dos etapas del poder en la misma regiénzel minero y el turstico. €) Conflicto semantico entre un elemento histérico y un cartel publicitario: la estatua de Carmen Serdn jun- toala vedette de Phillips: al fusil se opone el televisor, a la placa que dice “heroina de la Reyolucién mexi- cana” la leyenda del cartel “soy tu chica a todo color’, Carmen Serdn en Orizaba, Ver. ara izq). Hidalgo bien peinadito en Misantla, Ver. (abajo iza). Obreros 220 ‘contemorando a sus mértres en Rio Blanco, Ve. (der) ala agresividad de la combatiente el ofrecimiento de la vedette, ala politica el erotismo. En fin, la historia re- volucionaria y la publicidad televisiva como dos cam- os opuestos (jo complementarios2) de elaboracién simbdlica. f) Ironizacién de un simbolo hist6rico por aso- iacién con el lenguaje publicitario: la larga cabellera de Hidalgo en el monumento, junto al anuncio de un sal6n de belleza; la estatua enfatica del “obrero caido. fen aras de sus mas caros ideales revolucionarios” tocindose con un inmenso cartel de Pepsi. Otro caso. adn mas contrastante: el monumento a Judrez, cuyo nombre inscripto abajo forma frase con la palabra "Gigante" del supermercado que le sirve de fondo y lo reduce 4) Ironizacién de un simbolo histérico por su relacién con el contexto urbano: a estatua a Guillermo. Prieto, extendiendo su brazo en una de las esquinas ‘més transitadas de la ciudad de México, dio lugar a una denominacién popular: “EI hombre que ests llamando eltaxi” > La intervenci6n popular como discusi6n politica del sentido de! monumento: inumerables leyendas de critica al gobierno, a “la farsa electoral”, a la corrup- Ci6n, etcétera,inscriptas en estatuasa lideres de la Inde- pendencia y la Revolucién. Otro tipo de modificaciones: fuertes en la Lectura de los monumentos derivan de la presencia de la gente: manifestaciones por conflictos actuales junto a esculturas que evocan acontecimientos 201 Taxt, en Paseo de la Reforma, ciudad de México Cristo del Cubio por el rambo de Guanajuato (por sina ha ida al Cubiete) mm del pasado o simbolos més 0 menos intemporales, por ejemplo, las feministas con sus carteles en favor del aborto junto al monumento a la madre. La oposicion conceptual entre tres maneras de concebir la mater- niidad se muestra también en un contraste de estilos: la mujer dolida del cartel que alude al parto, los rostros sonrientes de las feministas en actitud de lucha, la se- veridad orgullosa de la madre con su hijo ena estatua, acentuada por el hieratismo en el tratamiento de la piedra Las luchas simbélicas por el poder EI desarrollo urbano moderno ha distribuido los obje- 103 y los signos en lugares especificos: las mercancias de uso actual en las tienda, los objetos del pasado en museos de historia, los que pretenden valer por su sen- Lido estético en museos de arte, y los mensajes que difunden las mercancias, las obras histricas y las artis- ticas, ¢ indican como usarlas, en las escuelas y los, medios masivos de comunicacién. Una clasificacién rigurosa de las cosas y los Jenguajes que hablan de ellas sostiene la organizaci6n sistematica de los espa- ios sociales en que deben ser consumidos. Este orden esiructura la vida de los consumidores, enseiia com- portamientos y mados de percibir adecuados a cada situacién, Un habitante de la ciudad moderna es el que sabe distinguir entre lo que se compra para usar, lo que-se rememora y lo que se goza simbélicamente. Es el que ‘Gigante joirex en Division del Norte, ciudad de México (arniba). Manifstaciin en apoyo al aborto ‘eente al Monumento 4 la Madke, Chidad de Mico (abajo) se somete a la compartimentacion de la vida social que el poder ha establecido. Sin embargo, la calle ransgrede a cada momento este orden impecable. En la vide pablica de la ciudad los in- tereses mercantiles se cruzan con los histéricos, los estéticos y los comunicacionales. Las luchas seménticas por neutralizarse, perturbar el mensaje de los otros 0 cambiar su significado son puestas en escena de los conilictos entre fuerzas sociales: entre el mercado, el Estado, la publicidad y también la lucha popular por sobrevivir y ser escuchado. ‘Mientras en el museo los objetos histéricos son sustraf- dos de la historia, congelados en el sentido que con- tendfan en s{mismos, en una eternidad donde ya nunca pasaria nada, os monumentos abiertos a la dindmica urbana facilitan que la historia interactie con los nuevos desarrollo dela vida social, que sus préceres se revitali- cen gracias ala irreverencia de la propaganda o el trénsi- to: siguen luchando con los movimientos sociales que los sobrevivieron. En el museo, los héroes de la Indepen- dencia se significan por surelacién con los de la Reforma y la Revolucion; en la calle, su sentido se renueva al dialogar con las contradicciones presentes. Sin vitrinas ni uardianes que los protejan, los monumentos urbanos estan felizmente expuestos a que un graffiti o una mani- festacién popular vinculen su mondtona muerte de piedra con lo que hoy agita a los hombres. No obstante, es evidente que desde hace décadas los monumentos no centralizan la vida simbdlica de la ciu- 25 dad. La experiencia vivida se representa y se condensa ‘en nuevos sistemas de signos que corresponden a las actuales relaciones sociales. Los habitantes urbanos se identifican mas con los simbolos que concretizan plas- ticamente valores tecnolégicos (autopistas, edificios de arquitectura moderna) y de consumo placentero (grandes centros comerciales, supermercados, lugares de diversién). Los macizos monumentos que transmiten solemnementesignificados historicos son ahora marcas poco pertinentes para identificar lugares regidos por tuna ldgica funcional, para identficarse y comprenderse como parte de una estructura en la que las tradiciones y los valores del pasado son reemplazados por otras, practicas y otros significados muy inestables. Qué necesita un monumento para ser popular? Graffiti, careles comerciales, monumentos: tres lenguajes que representan a las principales fuerzas que actdan en la ciudad. Los monumentos son casi siempre las obras con que el poder politico consagra a las personas y los acon- tecimientos fundadores del Estado. Los carteles publicita- ‘ios quieren articular la vida cotidiana con los intereses del poder econémico. Los grafts (como los carteles y actos politicos de oposicién) expresan la critica popular al orden impuesto. Por eso son tan significativos los anuncios pu- blicitarios que ocultan a los monumentos 0 los contradi cen, asf camo los grafts inscriptos sobre unos y otro. Por un lado, la proliferaci6n de anuncios ahoga la identidad hist6rica,tiende a que la memoria popular se diluya en la percepcién ansiosa y dispersa que el con- sumo ofrece a cada instante. Por otra parte, los autores de leyendas espontaneas estan diciencio, ademas de su mensaje explicito, que los monumentos y que la icono- grata del consumo no alcanzan para expresar los sen- timientos. 2Qué mayor evidencia de la distancia entre un Esta- do y un pueblo que la necesidad de rescribir politica: mente los monumentos? gExiste declaracién mas rotun- dda de desconexidn entre lo cotidiano y lo oficial, entre lo personal y lo programado colectivamente, que la de quien anota en la estatua de un antiguo presidente 0 bajo el anuincio de un perfume transnacionak*Carmen, yoteamo"? Hay que alegrarse de que los monumentos sean desafiados y revisados por los graffiti. Hay que cele- bar que la ciudad no sea una pulera continuidad de espacios limpios donde las marcas de la historia estarfan serenamente integradas a la vida presente, sino Un organismo vivo capaz de reunir as luchas pasadas on las actuales. Los monumentos, que a menudo re- presentan una parte de la memoria popular, pero defor- mada o demagogicamente exaltada por el poder, se vuelve més significativos cuando Jos reasume el poblador comin, Cuando son incorporades a las bata- Hlas por el poder simbélico, y por alléa las contradic- ciones de la vida cotidiana nay ‘Al agua paas: exhibicion de trajes de bano frente a un almacén (2g). Uno de los pegatos de Bellas Artes 228 frente alos anuncos de la Avenida Juirez.cludad de México (der) Los constructores de monumentos —artistas y fun- narios que los ordenan— podrfan enriquecer el sen- tido de nuestras ciudades sino se limitaran a almidonar proceres y valores del pasado. Si comprendieran que su arte puede ser mucho mas ‘que una cosmética de esquinas y plazas. Como una porcién del arte pablico necesario en nuestras urbes de autopistas y ejes viales, de nedn y condominios, los ‘monumentos pueden contribuir a resignificar la histo- ria y transformar nuestras relaciones sensibles y si bolicas con el entorno. No monumentos para sacralizar la ciudad como centro de poder, sino para senalar y recordar los centros de reunién e intercambios de- mocréticos, horizontales. Quizé puedan llegar a expre- sar, mediante un trabajo mas flexible con las formas y con nuevos materiales, las transformaciones de la sociedad que suelen ser restringidas a los discursos sal- vajes de los muros, En esta 6poca en que los cambios sociales llevan a ‘que ciertos monumentos sean derribados, y otros modi- fiquen su sentido al interactuar con nuevos mensajes Urbanisticos, publicitarios y politicos, se necesita una estética de lo efimero para guiar la construccién de la memoria publica Necesitamos una memoria que no oponga la cele- bracién del pasado a lo que ahora emerge y exige revi sar lo que fue. Se tata de elaborar un discurso histérico que no hable sdlo de lo que ha vivido, sino de lo que quiere vivir. 29 MONUMENTOS MExICANOS Det ue dey ee ‘Thule ein ool: Mon Movement Sane Eco, ‘Abeer ven ork etude: Pals Gay Maly Sis Sipe de pac dea edn gin: Hope Koa ©1989, pe feos, Pla Ges © 19, por sts, Hen Eobed, Keane Gonz: Gn Joe aren, eae Picky. Rie Eee Cal Me Jog Alene Morey Neo Gata Cai ©1969, pot a omic. Ce ier Psd DR € 1991 por EDITORIAL GRUALBO. S.A. de C¥. Cin Sip Barto Naualpn 28 ‘igen Posen 128, ‘fel Huge, Me DF PRIMERA EDICION EN FSPANOL, condi: Dein Genel de Pines de Gore Nea us Cay hs Anes Mal Go SA. de CV. 1a postin ydagon en cna 1d aa panna de WONUMENTOS MEXICANS fen propel de eon Qua escanene [eh epg paca 6 wal fe obi por lg Sema tid Seite aarp Benge de a pedi de Jag Meni aig spr oda Baia, Bro fini Bestoomere ta ancogs Faerie mcs at Gaga Mai Sis coalee darren ‘ime de 100 cpt

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