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lol EL CARACTER DE LA SUBLEVACION DE Tupac AMARU: ALGUNAS APROXIMACIONES"!??) (OOK. mE a canter de la sublevacién que dirigié cn 1780 ef cacique Tupac Amaru? Generalmente esta pregunta ha sido dis- cutida teniendo en perspectiva a fa independencia criolla (1821- 24) 4 en base a a alternativa teformisnd 0 separatismo. Pero lo imporrante en realidad no es tanto su significado en funcién de tun hecho posterior, cuanto su definicién interna. Una caracterizacién cabal de la sublevacion exigiria el anilisis de su composicién social, de las clases, grupos 0 sectares que patticipan en ella, distinguiendo entte quienes la dirigen y quienes conforman su fuerza moasiva; de la ideologfa, de los. pro- pésitos manifiestos y de la «concepcién del mundo», que cohesio- nna a los diversos, paricipances ¥ que se expresa 10 s6lo en lor bandos y las proclamas, sino también en lr misma acciéa, en las luchas y los enfientamientos; finalmente, cl conocimiento de fa coyuntura regional que hace posible a ta sublevaciéa precisamence en un lugar y una fecha determinados. No es suficiente con dlescribit los acontectinietitos. Establecer la relacién existente en- tre lot tres elementos anotados es lo que permitinfa caracterizar realmente a los sublevadds cuquetios de 1780. Debo teconocer en deus eon lot profenres Pierre Vilar Ropero Remano, qulenee me slentaon 9 incit ext knvetgntin. Agrderco’e Manet ‘Borga y Pablo Macera aie comentarie al texto. A Jevler Tevd, el Faber pet> mio lta ray estudioe inden. [2651 266 ‘Aussir0 Fotis GaLNoo De fo anterior, la ideologia es el aspecto aparentemente més tratado: gracias a historiadores como Boleslao Lewin, Daniel Valedrcel 0 Jorge Cornejo Bouroncle, podemos tener en claro la sucesién de ‘acontecimientos; [a amplia labor de publicacién de testimonios hecha, por ellos y otros de Angelis, Eguiguren, ete, nos permite delimitar claramente el «corpus» ideclégico de la rebelién, {la contribucién més importante ha sido dada recientemente por Ja Coleccién Documental de la Independencia del Peri, t. Il, vols. 2* y 32). Este abundante material exige set procesado me- diante una lectura que no sea un comentario reiterativo © un simple andlisis de contenido, sino una lectura que por el contrario descomponga [a estructuracién seméntica de lor textos. Exige también atender al contexto andino en el cual se formula esa ideologia, para dejar de pensarla como una manifestacién politica cualquiera. Sobre la coyuntura que constituye ef trasfondo de los acontecimientot, dejando de lado las informaciones aisladas que proporcionan algunos estudict?, lo ignoramos précticamente todo. No. sabemos si los fos que rodean a la rebelién son afios de pprosperidad 0 de crisis. Para conocer este y otros temas, después de precisar rigurosamente el espacio afectado por la sublevacién, tendrfamos que emprender un estudio cuantitativo de la produc- cién agticola (diermos), de la minerfa, el comercio y Ia tributa- ~ cin (Cajas Reales), de la poblacién (padrones de indios, libros pparroquiales) y tal ver, por més que no retinan el cardcter decisivo que tendrfan para la Europa de los mismos afios, de lot precios y salarios’ En cuanto a la composiciin socizh cl estudio més signi cativo se lo debemos a Oscar Comblit, quien empleando funda- 2 EL problem ce le selatin entte Is lingoticn y Ia Hori, y lx porblidades de utliar fe tnlear dela primera (rie espectcamente deb femncica de fs eicogis) para el andlilshisérico, han precvpado shina frente a fos hltoriaderes, El planteanlenco del problems se puede encontar en lio de Regine Robin, Howe et Ligue, Pacts, 1970, 3 "Pablo Mace «Feudalimo colonial americano: el caso de la ha clendas peromase en Acts Hiss, Seeged, 1971; Magnus Morner +Convinetdad Yy eam en una provinetn del Caco: Cale y Lares desde lor wico 1680 atts lov 1750 (texto mecanogrfindo), 1974 1 model de andl de coyunturs histricas se pueden encom: tear en Emest Libre, La erie de teconomle frmeaie 4 lt fn de Tacien régime dias de lx Révoluion, Pal, 1944; y Pere Vilar, «El mottn de Esqullches en Resuun de Ocedewe N* 107, Maid, 1972 - {oO} Ex CARACTER D6 1A SUBLEVACIN DE TPAC AMARU 267 mentalmente ef material impreso existente, ha subrayado ef im- portante papel que ewvieron los eforateross de fines del siglo ; XVII, en ef area de la rebelién*. Redaceando este texto Ilegé 2 ruestras manos un valioso articulo del historiador polaco Jan Szeminski, quien también se preocupa de manera muy aguda por este tema’. Las anotaciones que presentamos a continuacién son parte de una investigacién mayor, emprendida hace dos afios, sobre el levantamiento de Tépac Amaru, Dejando para otra ocasién nuestra incerpretacién de la deologia y de ta coyuntura, nos limicaremes a a composicién social del movimiento, Dentro de este aspecto ‘nuestro propésito seré dar un rostro a los rebeldes de 1780 (Rue), partiendo del aporte de nuevas fuentes y de la reinterpretacién de otras. 1) Al estudiar un movimiento social y sobre todo al eseudiar 2 sus componentes, el més diftcl problema que debe absolver un historiador es el de las fuentes. Se deben buscar las fuentes més directas, aquellas que permiten determinar de la manera més concreta posible a los patticipantes. No es suficiente el empleo de tEminos como «pucblor, «masas», 0 sindios»; hay que y observa a partir de su experiencia que «.. el Jefe de una Repiblica no debe temer tanto fa invasién de un ejército ‘contrario, cuanto las maquinaciones de los enemigos encublertos de cla y en América més que en ninguna pattes'®, No es de » Archivo General de Indian, Canc, le. 35. Thi, ep. 3. 1 Bolerio. Lestin, Le wien de Tupac Amaru y ls orgenes de bf deenderla de Hispmoambis, Bornes Aves, Secedad Baltora Latino Amzicana, 1987, 1 Archivo General de Indian, Curo, leg 35, of 7. 270 Auwexro Fiotss Gaumioo cextrafar que se intente procesar a un indip s6lo porque borracho hhabla del Inca en una chichesla. (Aunque en este caso pudo hhaber inctuido también la percepcién que de la importancia de los motivor mesiénicor euvieron los espafiles). Tampoco extrafia que alguien crea ver un inglés evestido de negro> por las calles del Cusco: fantasmas sugeridos por el miedo més que por la realidad”, En este contexto no resultan muy de fiar las declaraciones, hhechas por los testigot y por los encausados. A nosotros no nos va a interesar hacer un andlisis'de su contenido, empleado ye ea coos estudios. Nos va a (ateresar, en cambio, uolizar los datos que se pedian previamente a cada procesado! Estos datos eran: el nombre, el lugar de racimiento (natural), la casta o el esta- mento (calidad), el oficio, el estado civil. Cuando habta alguna duda sobre cualquiera de estos puntos era 1a autoridad espafiola, cl juet o el escribano, quien determinaba lo que se deberia con- signar, pero de hecho, en esta parte preliminar del proceso, salvo Jos casos que indicaremos mis adelante, no habla interés consciente por variar o hacer variar Jas declaraciones. Gra la parte més puramente burocritica y en cierta manera més espontinea. Ella rnos puede permitir ahora, como decfamos, tratar de caracterizat 2 los dirigentes y @ quienes estuvieron més cerca de ellos: intentar aproximarnos asf a la composicién social de ta sublevacién'. 2) El primer criterio que tomaremos en cuenta es el de la ocupacién. Al corejar las serentiocho fichas tomadas, la ocupa- ci6n es el dato que admice menos dudas o reparos; més atin si se compara_con la calidad. En ef cuadto que sigue se puede observar como un 22% son chacareros, es decir, trece de lor sesentiocho. Siguen diex que than declarado’ no tener cficio o que carecen de uno definido, alternando entre la arvierfa y otra actividad, a los cuales tal vez Bf antiaa de cate ogman miedo deede 1780 havta 1624 marecerta redo un apuslonante exudlo de chuorl de ta emenaldaers, Su hiss funda- imental eel’ lor escrtn de Camis de ly Vandera e! acura de Gegutano al Vieey Suregut tr pina del Mireurs Pemano> y del pelodime liber de 1812, lex Memorir de lor Vireyer, «| Dario de Peru, ademas de otto tetimonion dsfedamente pemonales como” conespondenciy 0 txtamentat "Un entudio ts minvelaso exlgicla Ia confecisn, a part de extot oron, de bigralion de coda partepante "Lon testimonies del proce aie ecabames de esta fatton remit, ddr ex lee cajoncn a Expats, por Ia via de Buenos Aures Daniel Valesrel, El remo de Tapee Amara, Lina, 1970, p28 |u| FL CARACTER DELA suRLEVAGIEW De TlPAC AMAR am 4 podfan sumar algunos de los doce que aparecen sin respuesta luego vienen los arrieros que constituyen apenas un 8%. Lot jveinte restantes estén sumamente disgregados en dcupaciones di- versas que comprenden algunas relaciones con los obrajes (tinte- ro); con la artesanfa rural o urbana (pellonero © sea, el que confecciona petacas, tejedor sastre); con la minerta (azogueto, minero); con el pastoreo. Llama la arencién la presencia de seit ‘procerados dedicados a actividades neramente ushanas, propias mds de espafioles o criollos que de indios, como ayudante de hospital, plumario (eres) y administrador de tabacos. Finalmente dos caci- ques. (En estos dos casos no se sefialé la ocupacién; en los catoe sete hemor atendido «Ia ccupcion dando de lado le uncién). Cuadro th OCUPACIONES: (Chacareros B Sin oficio! definido 10 Ariero 4 Peltonero Herero Ayudante de hospital Sin respuetta 1 Total 6 z e r i Se observa, en primer Lugar, una composicién social diver- sa. Aparentemente el mayor mimero cortesponde a los campesinos parcelaris o miembros de pueblos de indios (chacareros). Peo no habria que penser necerariamente en fe actual identificacién entre m ‘Avsexro Fronts Gatnino indios y campesinos. Ellos podtfan ser también mestizos ¢ incluso ctallos, De otto lado tenemos a posibles ex-campesinos, sin oficio ddefinido, que realian ocupaciones everauales en el campo (en chacras y eal ver en haciendas), en la ciudad (artesanado) 0 en el comercio (arrieros). Ellos son parte de esa masa de «forasterose vylo sforasteros sin tierras'*, de vagor y mendigos que recorren lox campos del sur andino 0 que se concentran en ciudades como Ayacucho o el mismo Casco a fines del s. XVII, No es un fendmeno nuevo. A fines del siglo anterior ha sido constatado en dlos areas diferentes: en la costa norte, en el valle de Jequetepeque, en un estudio de historia regional escrito por Manuel Burga"’ y cen el Alto Peni, en una encuesta de 1690, publicada y estudiada por Nicolés Sénche: Albornci*, Lo peculiar del siglo XVII radi- ca en la intensificacién del ferémeno tal vex consecuencia del ctecimiento demogrético- y en su nueva significacién social. Desde festa perspectiva, el historiador argentino Oscar Cornblit, ha planteado que los forasteros conforman el elemento masivo y deconante de los levancamientos campesines del Alo Pend®. En ‘efecto, los padrones de poblacion de la Caja Real del Cusco y los padrones mandados hacer en cada provincia por Matta Linares (1786), muestran un elevado niimero de forasteros de ta Inten- dencia'del Cusco: Sobce exon dor eéminos Magnus Morne ofce a siguiente acre ns sla eencis ene ambas cateoran cents 10 crgen en ln cates de Yanaconat incaieay,y eh bw migmclonss de tia hetuvunas que ceaaban del Tnbelo fortado y ees car posed. El hecho de vet lta de lor forateoe ewtnte rats tle que lade lor onginain nturaiente Iba cau que michor Indio origiaros tara de paar px formes. Po ota pate muchos de en se tstegaban con el tiempo a lov ayn, a fn cuales habia aldo agro, 7 Siqutln diem, por ete motivo, despds de Ia rforma cibuala de low aos 1780, el dualimo se wine de mane que hala, de un lado lee exgnatics 1 foeteros con thes, del oto, lo foraeror rin terrae, Magnus Mote, b ‘te, Dado que non refers hechor anerloes fs reforma tefl por Morne, pero a0 aban, «cha veces urna docomentor pstetorey “nos vemce Shlgadee 2 ai tatintawente La don catego Sr "Manvel Buren La wile du, op ck Niclds Séncher Albcmnc, E'iio en el Ao Pent fines del si XVI, Lina, 1913, "* Oar Comblt, sSoceey and ras rebellion tn Bightenth-Cencury Peru and Bolivin en St Avony Papers NY 22, Onfrd, 1970, [QO] EL CARACTIR BELA SUBLEVAGION DE TOPAC AMAR 3 Cuadro tt POBLACION DE LA INTENDENCIA DEL CUSCO Provincias Originarios ——Forasteros Total Tinta 6287 307 6594 Paucareambo 792 1264 2,056 Calea y Lares 1569 761 2330 Cotabambas 2,817* 316 3133 Quispicanchis 3.903 * 43 4316 Crubamba y Vileabamba 1586 278 2,364 Cusoo 1397 1,38 2535 Aymaracs 3,401 123, 3524 Abancay 3.262 22 3,999 Paruro 1,546 12340 2,780 Chumbivileas 2490 290 2.780 Faente: AGL, Ceo, leg 36 Es necesario precisar que estos hombres sin oficio, que ‘estas egentes sin destino» como dinta después el Intendente Sala- ‘manca, no son s6lo indios; son cambién mestizoe y criolos. Esta poblaciéa, por sus condiciones de desplaramiento constante, tenfe mayores posibilidades de conciencia social que, por ejemplo, los yanaconas adscritos al sistema de haciendas. Por su inseguridad econémica, por carecer de un cficio definido, se- rfan ellos los mis afectados por las variaciones cfclicas propias de tuna economfa tadicional, por las fases de auge 0 de depresién econémica: en este timo caso podtan fécilmente convertise en tun grupo de accién violenta. Factor, el vagabundaje, que se toma sumamente peligroso para la establlidad de un sistema donde ta economfa es preponderantemente natural, la sociedad oftece rfgi- has trabas a la movilidad sccial y no existen mercado nacionafes® Martine: Alier sefiala 2 partir de las ciffas proporcionadas por Comblit, que la presencia de los eindios forasteros+ indicarta la cexistencia de un samplio metcado de trabajo» y que esta poblacién tend:fa diversas saltemativas econémicass en las haciendas, las ™ Ruggiero Romano, «Acerca de le ‘ofertellmltds’ de trax @ pro Pico de Amérlen Cantal y Metlonals, Congreso de Americana, Meso, {or a4 ‘Aveeno Fonts Gaunoo ‘comunidades 0 en sel mercado de trabajo asalariados*. Pero el verdadero problema es que si bien esa poblacién desarraigada existe, ella no tiene eras alternativas que cree ver Martine: Alier, ella et literalmente excedente en la medida misma en que el vagabunda- je no puede ser absorbido por las rigidas esteucturas coloniales. De eta manera, la bisqueda obsesiva de minas en el sur del Peri (una de las causas de los padrones, las descripciones y los mapas ‘que manda a confeccionar Matta Linares) se explica no slo como uun medio para responder a fa demanda de la mettépoli, sino también como un mecanismo para catar de solucionar este grave Y dificil problema interno." Apare de los chacaretor y de fa gente sin oficio, es significativa la presencia de los artievor. Se explica por atravesar cl rea inmediatamente afectada por Ia rebelién (provincias de Cusco, Quispicanchis y Tinta), la ruta que unia al Cusco con Potosl. El camino pasaba por Oropesa, Urcos, Checacupe y St- cuani®, Por allf transcurrfan mercaderfas provenientes de Abancay, Paycartambo y Lares. Segin cifras proporcionadas por Matie Helmer, el Cusco era en ese entonces uno de los principales abastecedores de Porost®. Esas minas, contra lo que comunmente s€ supone, viven a partit de 1740 un perfodo de franca recupe- raci6n de su produccién, como lo muestran las cifras de Ia Caja Real de esa Villa, reunidas por el tesorero Lamberto Sierra y 8 an Marines Alles, Lox huschilror del Pend Pats, Ruedo Tico, 1973, pp. 2.23, Archivo General de India, Comest, leg, 116, Informe de Cars de 1a Vander 3 Masle Helmer proporcions las siguientes elias: Vator de low preducten cusqueSon devinedos al mercado de Potcal (1973) Eq bayeras que se Ubiwan de obraes 1210.00 En ld. de Chomtile 10.00 En axicar 50.400 En fend de varia clon 2.000 Ex Galeones de Oro y Pita fon y face, Melindres de Y. hlodon y borones de Yd $000 Em pellones de Alpaca y Agtpalpe 1000 En aderetoe dordor par monte 1500 En Mitre de Oro ono Fuente: Caete y Domingue, Flan que denuesna los ranos de Comercio Acivo 3 Pasvo, en Marie Helmet, =Documents pout Ucoire économique de VAmetique ds Sud. Commerce et Indore au Pheu a le fin du XVlilée scles en Revit de Indes, ano X, NP 4, 1950. JU) x caRACTER DE ta SUsLevaciw DETPAC AMAR 2s publicadas por Manuel Moreyrs, Potosi cuenta en ese entonces gon una poblacién de 23,000 habitantes™, cifra nada despreciable aunque inferior a la de Lima (52,000), Cusco (31,000) 0 Arequi- pa (23,000), segin el censo del Virey Gil de Taboads¥. Las minas y Potost, van a ser el motor que desarrollaré el activo comezcio de mulas entte Jujuy y Salta y el Alto y Bajo Peni. A las minas hhay que afadie también el activo comercio entre Cusco y los valles de Arequipa, especialmente Majes, de donde proventan vinos ¥ aguardientes. No et de extrafar, por todo lo anotado, que en Tinta sea bastante elevado el nimero de mulas: 1528, en 1786. Segin los aranceles de repartimiento (1756) era una de las provincias que requerlan de mayor cantidad de mules, aproximadamente unas 2.000%. Un testigo de la épaca observaba en los «prados» de la Provincia «recuas de mulas tucumanas>®. El propio Tdpac Amaru ‘era propietario de 350. mulas" ‘Cuando se piensa en los arrieros no se puede pensar precisamente en miserables, como serfa el caso de la mayor parte de los forasteros, No se debe olvidar que 2 ellos, por ser indis- pensables. para el comercio curquefio, se les debfe pagar un alto porcentaje de su salario -50 y hasta més del 70%- en moneda: Privilegio excepcional en un mundo agobiado por la escasez de ceirculante®, Si bien hemos querido recalcar en el pérrafo antetior las vineulaciones del Cusco con Potorf, porque fa ruta miners va-a 2 Manuel Mom, Encore » dot aloe decent sobre Pts ate en Reina Fron 1, 1983 3 Mat dl Pia Chao, sLa pcblcin de Pots en 1779» en Amani tts de Tnerigcines Heat N°, Rea, 1965, it chive General de Indi, End 7 2 Niecy Stacher Alomoy, sLa vce de mln de Salta al Pere en ‘Amerie dat Inano de Ineipecenn Hote NY 8, Romo, 195, p. 292 it archive Genel de Indian Cato, 6 2 Athivo Hnoco Nacional Mads, Reena de don Orepvo de Viadna, Carlo de Canary Canchis, & 42, Archivo General de Inds, Liew, 1095, lever Tox Reprint de cmegilor comer cool ew Pen, Ts de dectordo, Lies, 14 "pilin de le Acaiemis de la Hira, Madrid, Clee. Mata Laren, Compendia hii, woe, eneligico Jonge Corso Boonele, Tie Arman, La roche prensa de a enancpcin conten, Caco, 198, p19. 1 Pale Mace, Maps cone de Rcd cnt, Lina, 1968, pow. 216 ‘Atsexo Fionss Gatixo ser el escenatio por el cual se propagard la rebelién del Bajo al Alto Peri, habria que sefalar que otras minas también se encuen- tran en expansin y requicren de las mulas y de los aieros cuzquefion. En el mismo Cusco tenemos las minas de Condorona, en la actual provincia de Espinar y en Arequipa, las minas de Cailloma, cuya Caja Real se encontraba muy floreciente®. No debe extrafiar encontrar mineros entre los procesados. Probablemente nivel de las masas que compusieron el movimiento, los porcentajes seclan mayores. En cuanto a los curacas, buen tiempo atrés John Rowe constat6 la hegemonfa que alcanzaron en las rebeliones campesi- ras del s. XVIII La hegemonfa de los curacas se bas6 no sélo cen Ia conservacién de las tradiciones indigenas que ellos realizaron principalmente a través de la pintura, sino también en el cardcrer mismo de su funcién que los colocaba en el «nudo de comuni- ‘cacigne entre 1a burocracia colonial y el mundo indigena, entre Ja replica de indios y la de espafoles. De esta manera un ‘curaca era quien ten{a més posiilidades de dirigit un movimiento de indios, mestizes criolles, en otras palabras, un movimiento popular en el que habia que dar las rdenes y difundie las pro- clamas en quechua y_espafil Pero en el liderazgo de los curacas inrerviene otro factor: Jas contradicciones que mantienen durante el siglo XVII con al sistema colonial. En este siglo los curacas se convierten en mer caderes. No s6lo logran aduefase de tierras y transformarse en terratenientes como lo habfan hecho antes”, sino que también comercian bienes eproducidos dentto de la economfa colonial Benjamin Orlove, sReipocldsd, devigualiad y dominaténe en Reograal« tambo en bs Anda pear, Linas 1975, p. BT; Jeet Tord, (Coe Redes Seri Coif Sire In acon de la mines fine dels. XVI el ants de as Can Reals empendido por Javier Tard Neve a xatner que «En conclu, noe pose Rablor de uns crude ls pediclin rine pervena eel sg XVI, fin mponiendo ue contabends dps on inporan‘e porcentsje del momo tora ycelendo em cers la reban de a tan de inp los monte tole, tecauadon en sein del Alto y, Bajo Prd pean de IL-l et 170009 taller de 199099, aver Tod, -Secedad colon called Indepen dlenclr, Ponicla proentads en el Primer Shrpasin de Hora dele Indepen- denen Avge, 1574, p27 Mr jn Rowe, «El movimiento naclona Inca dl sgl XVIl+ en Reis Unientane NF-107, Cun, 1934. Neole Strcher Alkomct, EL do era @. ty ps 8. |O}] [EL CARACTIR DE LA SUBLEVAGION O8 TUPAC AMARU aT ‘espafiola o importados de fuera>". El comercio acaba poniéndolos fen directa contradiccién con quienes pretcndtan monopolizar esa actividad en el Vireynato: con lox corregidotes. Por eso no es casual que Ia rebelién de 1780 empezar con la muerte de uno de ellos. Ademés a lo largo del siglo ya habian ocurrido una serie de atentados contra comregidores”. Ellos eran detestados entre los indios por su constante extraccién de excedentes de las corm dades y eran igualmente detestados entre los curacas por la dis- pura de los débiles mereados segionales Aleunos de estos curacas, mediante el comercio, lograton formar verdaderas forcunas. Tépac Amaru es el caro més conoci- do, aunque no el unico. Lleg6 a poseer tierras y cocales en Tinta y Sangabin, una fundicién en Tinta, una residencia «bastante buena para su medio» y unas minas, aunque sin trabajar, en Surimana®. Las 350 mulas que indicamos Iineas atcés, segin los aranceles de repartimientos de 1756, vendkfan a dar la suma de 11,200 ps. Era indudablemente un hombre rico, aunque resulte exagerado Hamarlo 0 un «vapor, ppodian significar en términos de castas indistintamente criollos, mestizos 0 indios. Cuadto V LUGAR DE NACIMIENTO Tinta 24 Quispicanchis rr Cusco 10 ‘Chumbivileas 3 Lampa 2 Arequipa 2 ‘Oropera 1 Carabaya 1 Paruro 1 Abancay 1 Lima 1 Oruto 1 Jauja 1 Santiago de Chile 1 Buenos Aires 1 ‘Cordoba. (Espavia) 1 Total 59 El cuadro V muestra el carécter fundamentalmente regional de Ia sublevacién. La gran mayorfa (cuarentaidés) proviene de las provincias inmediatamente afectedzs, de las provincias donde es- talla (a rebelién, donde son reclutadas las tropas, que son recort 280 ‘Assexto Fonts Gano das incesantemente por lot rebeldes, y que son escenatior de los Principales encuentros militares: Tinta, Quispicanchis y Cusco™, Tinta y Quispicanchis son cambién [as dos provincias ‘eusquetias que aportan hombres a la taita de Potost. Pot los afios que nos interesan, de los 293 que deberfan ir de Tinta faltaban 128, y en Quispicanchis de 58 faltban todos". La evasién de la rmita, aunque en eicala muy limitada, podia ser otra fuente del vagabundaje, Tinta y Quispicanchis son, de otto lado, provincias con ‘una importante poblacién india: 83 y 81.96% respectivamente. En. cambio en ef Cusco la poblacién india alcanza solamente al 44.57%, siendo una de las diecisiete provincias del Virreinaro -de tun total de cumentaiuno- que denen menos de un 50% de po- ‘bladores indios, Esta referencia, relacionada con los cuadros Il y IV llevaria a fundamentar que no se trata de una rebelién ex- clusivamente india, Ademés no se debe olvidar que dada la de- bilidad del ejército colonial, la rebelién acabé siendo sofocada gracias al apoyo de los propios naturales. Por ejemplo, Paruro propotcioné 1,300 hombres; Andahuaylas mds de 1,000; Urubamba, presididos por su corregidor, 800, ete.*. Se conocen también los nombres de algunos curacas fieles como Pumacahua, Pedro Sawaraura 0 Ambrosio Chillitupa*. Cotabambas, una de las pro- vineias que seavn el informe del Cabildo del Cusco al Rey se rmancivo fel, era Ta provincia con un mayor volumen de poblacién india del Cusco, el porcentaje llegaba al 91.99%". En Tinta y Quispicanchis la poblacién forastera no era precisamente abrumadora (cuadro lll). Pero en el Cusco sucedia Jo contrario. Cartié de la Vandera habia observado cémo la ciu- dad «tiene infinidad de Indios y algunos propios de la ciudad>. ‘Una revisita de la ciudad hecha en 1787 nos proporciona las siguientes cifras de tribucarios, distribuidos en lax categorlas de coriginatios y forasteros: © Archivo General de Indlan Mapas y Plano, Pers 9; Manuel Aparicio Vem, Canogaia hiténca cure, Mepat del Cusco extertes x Archive gene de Inds. Conca, 1971 Archive General de Inlay, Chea, leg. 694 George Kubler, The Inn’ Cae of Pen Washington, D.C, 1952 Daniel Valedcel, La rebel de... op 6. 86, 99 y 125. Thi, p93. © George Kubler, op. ct Archivo General de Indias, Corer, leg. 116. Caren de Curis de ta Vander. {4) EL CARACTIR DE LA SURLEVAGION be TUPAC AMARU 28t Cyadro VI POBLACION DEL CUSCO Patroquias Originarios Forasteror Belén a 96 Santiago 175, at Hospiral 68 207 Santa Ana 1 B San Cristsbal 8 a San Sebastién a 15 San Blas Gy 86 San Gerénimo 270 9 Gremiot 306 429 Total 1,383 1123 Puente: Reamen de lr Indes Tibuaros 1 Foraueros de tos sures Peevaqis 3 Gremio. de la Cala det Cuaca (22 de jlo de 1987). Biblorca de Ja Academia de la Histor, Made Coleccion Maun Linares Interesa recalear que el mayor niimero de forasteros se encuentran en lo gremios. De los cuattocientos veintinueve, ‘ochenta son sastres, cincuentiseis yanaconas y cincuenta zapateros. A Ia poblacién forastera del Cusco habria que sumar ta poblacién que aflufa conseantemente a fa ciudad como consecuencia del comercio y del arrieraje. Como observaba Concolorcorvo, 3 decit Carrié de la Vandera; «El Cusco mantiene més de dos mil bestias diariamente, con desperdicio de 1a mitad de lo que comen, porque caballos y mulas pisan la alfalfa y alcacer, en que son prédigos todos aquellos habieances. Ademés del copioso imero de almas que contiene fa ciudad, que creo pasan de teinta mil, entran diatiamente de las provinclas cercanas con bastimentot y efectos més de mil indios, sin los arvieros de otras partess™. En esta ciudad mestiza, de artesanos, atrieros y comer: ciantes, Tipac Amaru enconteé gran apoyo a sus planteamientos. Después de la victoria de Sangararé cen la vieja capital del in- canato se formaron dos bandos: uno, dispuesto a aceptar las ex- hhorraciones del jefe rebelde de entregatle fa ciudad; y otro, decidido a no cederle terreno»®. Sabemos que este sltimo bando fue en- Concolercorve El emi de cages caminants, Made, 1959, . 360 ® Bolaiao Lewis, ob ok, p. 455 12 Aunlxt0 FLoRss Gino caberado por lor nobles cusqueios. No sabemos con claridad ‘quienes estaban en el otto. Valedrcel eseribe con imprecisién que ‘Tupac Amaru parece haber recibido muchas cartas de prominen- tes cuzquetios prometiendo entregarle fa ciudad..1*!, En todo 250, si [a ciudad se salvé fue por las indecisiones de tos rebeldes en. atacat, consecuencia de las contradicciones que se dieron al inte- tor del propio movimiento y merced al apoyo de corregidores y curacas files que movilizaron gran cantidad de indios. Para termisar, proporcionamos un timo cuadro con las edades de los participantes. Resalta la predominancia de fos hhombres menores de cuarenta afios, pero la edad es siempre anotada con surea peecisién («més 0 menos»), lo cual resulta ‘explicable si se tiene en cuenta que «los Incas no compartieron la preocupacién que obsesionaba a tantos europeos de llevar ta ccucnta exacta de su edad, como anota John Rowe al refericse a la fecha de nacimiento de Tipac Amaru. Las imprecsiones en toro a su edad, indican que este dato no habrfa «tenido mucho terés para el jefe revolucionario»®, Ademds, en los términos administrarivor de la época, interesaba saber simplemente si se era ‘© no txibutatio. La mayorfa como se conststa en el cuadro, eran tributarios. Finalmente, en términos populates importaba s6lo sa- ber si se era viejo o joven. La mayorfa eran jévenes Cuadro VII EDADES : 10-20 21-30 31-40 41-50 51-60 61-70 7-8 81-90 Sin resp. 8) Daniel Valeseeh, La rebelifa den. op ety p98 51 Job Rowe, =La fecha de nacimicnto de Joxé Gabriel Thopa Ama tus en Hone y Catura N* 5, Lina, 1921, p. IS? Lee ee Ex cARACTER DE LA SURLEVAGION Ce TUPAC AMARU 283 Los cuadrot anteriores nos permiten realirar algunas preci siones sobre el movimiento de Tépac Amatu a) No se podria decit, por lo mencs tomando en cuenta a quienes la dirigieron, que fa revolucién de Tupac Amaru la hicieron exclusivsmence los indigenas. Al lado de la presencia India fue indudable el aporte del ctillo y mestizos. ') Tampoco se trata de un movimiento dirigido exclusi- vamente por los curacas, no obstante que éstos ocuparon lugar preponderante. ©) Si bien se trata de un movimiento popular, en él aparecen diversor sectores sociales. El curaca Tipac Amaru ra un hhombre rico en: su €p0ca; los arrieros y los empleados que figuran cen el proceso, deberian tener un nivel de ingresos mayor que el de muchos chacarerot ¢ indudablemente que el de aquellos que carecian de oficio. ‘Las caracteristicas anotadas cortesponden al programa que foe cnunciado por tos sublevados. Se crat6, en efecto de una sublevacién que bused satisacer reivindicaciones de los campesi- nos-indion (abolicign de la mita y. de tos repartos), de los co- merciantes y atrieros (supresién de tas alcabalas y aduanas), de los exclavos negros (bando de libertad), que surgié contra el intento de reclasificar [as castas, que pidié para beneficio de los coloni- zados criollos incluidos- una Audiencia en el Cusco ¥ que en beneficio de todos ellos combatié a los odiados corregidores. Combing de esta manera elementos antifscales, propioe de las revueltas del Antiguo Régimen, con rasgos anti-coloniales. BPero en qué medida esto y las tres prudentes conclusio- res anteriores serfan generalizables a todo el movimiento? En otras palabras (Hasta qué punto los cincuentainueve procesacios nos pueden permitie proponer afirmaciones sobre el movimiento en su conjunto! Como deciamos al empezar este atticule, los procesos a los rebeldes nos informan de los dirigentes y de quienes estuvieron mds préximos a ellos. Pero esto no debe hacer que los romemas despectivamente porque al ser esos los dicigentes, al ser esa «élite» aceptada por la masa, de alguna’ manera acaba reflejando la composicién social de ésta En efecto, cuando la rebelién estall6, un testigo residente fen ef pueblo de Sicuani, el genovés Santiago Bolaiios, logs ‘observa a aquellos que acudieron al llamamiento de Tipac Ama tiempo despues, ante el corregidor de Azingato, hizo la siguiente declaraci6n: «vio que iban "legando de los Pueblos de ta Provincia los Espafioles y Mestizos con los indies y sus Caciques, y después 284 ‘AusexTo Fonts Gatssb0 ‘como a las dos de la tarde vio, que en un caballo blanco venia dl dicho cacique..». Es por esto que segtin el mismo declarante, Tipac Amana «daba Stdenes a los criollos y mestizor, en caste- ano; a los indios, en quechuas™, En el movimiento, desde el inicio, se hablan dos idiomas. No serfa aventurado pensar que también convivian desde el inicio dos ideologfas. El programa que todos conocemos estaba ditigido a los criollos y mestizos, caciques y nobles indios: todos ellos razonaban con categorias politicas, sumamente avanzadas y radicar les. Un radicalismo que tenia los limites de las estructuras men- tales de su época y de su sociedad. Hay un cierto anacronismo cuando se afirma que «la imagen del orden social que tenfan los Iideres era esencialmente conservadorar*, porque no se les puede pedir que razonen como los hombres del 89 francés. Pero paralelamente al discurso dingido a la «éliter, los Iideres se comunican con las masas empleando un lenguaje de roigambre mesiénica, un lenguzje y un razonamientn que no obedecen propiamente al mundo de la polftica, por lo menos en el sentido modemo del término. Ese lenguaje mesisnico se trasunta fen el uso de instrumentor musicales tradicionales, en el empleo ide banderas «con las armas de los Reyes Incas» y sobre todo en ‘un sentimiento esponténeo de las mismas masas, de_composicién rmayoritariamente indfgena, que tratan y 1 ditigen a Tupac Amani on el apelativo de Inca. Recientemente dexle la antropologta, Juan Ossio ha sugerido I idencificacion det movimiento con la nueva condicién exittencial del hombre andino>, expresada en el manejo de un «lenguaje simbslico»™. ste detdoblamiento ideol6gico traeré consigo una dualidad fen los comportamientos. Mientras Tdpac Amani pide que, se respeten las propiedades de los criollos y quiere ganar muchos Daniel Valesreal, El erate dene oP ot, pM: oleae Lewin, of. ct, p44. % Karen Spalding, 0. typ. IDL Bluse de eve lengua segs Ouro» se revela en el mismo seudé- imo que ecg eh Ider: Tupac Amaru (Tipcncooa tea Amarucserpiete) (Juan Ole, Ideoges meni del mundo anna, Lima, Edliin de Imacto Prado Plate, 1973, pp. XXVD. Pro la presence de elementos sknbéllcn y mesnicot tn ls eebeliin debe meecer neato tealmente exidadowo donde lon bechos Inutéscos sean cerpetadon. Asl por ejemplo =Topee Amariv no et un seudénimo, tino el nombre, que rectbe de impedes el er, como conat claremente en uracto. de nt partida de bauio, John Rowe, op. ot, p 189 yuy FL cARACTER o€ LA SURLEVACHON DeTUPAC AMAR 285 adeptos entre ellos para el movimiento, las masas se precipitan saqueando obrajes y haciendas: «... el enemigo quitaba las vidas Faquantot se nombraban espafioles, quemaban sus casas y destufan, sus haciendas y bienes». Las autoridades atribuirin todos estos hhechos @ un propésito consciente de Tipac Amaru, por e10 dirén Juego que el cacique srobaba Haciendas en sus frutos y ganados; puto fuego a muchas caras de expafiles.... Se podea continuar con citas similares extratdas de otto testimonics. Todos recalcan la especial violencia de las masas contra los sfmbolos de la domi- rnacién econémica colonial. Para los efectos de lo que venimos diciendo conviene reparar en la siguiente expresi6n: EL CARACTER DE LA ss EVa cto pe THe ANARU 287 y.sdlo Te quedan los is ideologta. Finalmente las dudas y los vaivenes de Tipac Atmans, sus Jinarchas al Collao y Cailloma, su marcha tardia al Cusco, acabae sin desalertando a sus pattidarios indies y, como afirma Choy, las masas comenraron a protestar y abandonarlos. Esa desmo- ralizacién fue un factor decisive en ure ejécico imegulae y ial armado con s6lo algunos fusiles y muchos Aondetos, donde la base del triunfo estaba en la accién masiva y el herofsmo indie vidual. EI movimiento de Tupac Amant, en conclusién, no puede set cstudiado como un movimiento exclusivamente indigena", Tgualmente errado serfa, persarlo como una expresién del «na- cionalismo Incas, que segtin Rowe fue preducto de «una conciencia racionalista bien desartolladas, inspirada en los tiempos incaicos ¥ generada encre los caciques. Por el contratio, en sus inicios, el movimiento buscé una ssolucién unificadoras, es decit, la «uni- dad desde el espafot americano o ctiollo hasta el indio y el negro y toda la gama de mestizos... Pero esa solucién unifi cadora que se trasunta en su programa y en la composicién social de sus més destacados participantes, acab6 siendo una utopia, un. ideal irtealizable, al interior de una sociedad en la cual las contradicciones entee las clases, los sectores de clase y los grupox fueron al parecer més fuertes que los laz0s de soltdaridad que podieran exist entre ellos. La clase se superpuso sobre los inte- tescs nacionales». El nacionalismo del cacique Tipac Amana sitvis simplemente para mostrat fo diffeil que era unit esos dos mundos, el andino y el europe, separados con la misma conquista. Difi- cultad que persists. 2 pesar’ de las eransfonnaciones sociales. y econémicat del siglo XVI Las consccuencias del movimiento, la represién y a re- cconquista del_mundo indio emprendida a partir de 1781 por los cespatiles acabé acentuando esta separacién. Con la Repablica ctiolla el proceso continuarfa. Realidades del s. XVIII que tam- bién son realidades del s. XX pervano, : los, que no comnparten por entero su © Eaio Choy, op. oy p73 1 Jeot Caslon Mariteguy, Perwmacemos ef Penk Lina, Einpeia Eitore Armia, 1970, p. 26 John Rome, of. ot Lots Durand Fores, Indgendersia & beg Tapre Aman Lies, 1972, pp. 16 y 25 el plan eliza de

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