*Trabajo presentado en las Jornadas del Dpto. de Psicoanálisis y Sociedad de la A.P.A. en la mesa "Sucesos Argentinos enlatados y enlutados", 2 y 3 de noviembre de 2012.
El objetivo, lejos de pretender un agotamiento de todos sus sentidos posibles que la recurrencia de interrogantes sigue denunciando, es el de sumarse a los cambios de perspectiva que el correr de los tiempos va proponiendo a la comprensión de las incertidumbres del presente. En primer lugar me interesa destacar el hecho de que el lugar común de las interpretaciones sobre ese período esta signado, en rigor estigmatizado, bajo la clave de la "violencia política". Así, las consecuencias derivadas de un aspecto de esa realidad, el ligado al horror y la muerte, disuelve en el olvido la diversidad de causas y proyectos que la sobredeterminaban, si de rescate de la verdad histórica de la época se trata. En otras palabras, se trata de escapar a una simplificación que recurre como explicación a aquello que debe ser explicado: el porque la praxis política, relevo de la realización del sujeto individual, tomó esa alternativa social histórico.
*Trabajo presentado en las Jornadas del Dpto. de Psicoanálisis y Sociedad de la A.P.A. en la mesa "Sucesos Argentinos enlatados y enlutados", 2 y 3 de noviembre de 2012.
El objetivo, lejos de pretender un agotamiento de todos sus sentidos posibles que la recurrencia de interrogantes sigue denunciando, es el de sumarse a los cambios de perspectiva que el correr de los tiempos va proponiendo a la comprensión de las incertidumbres del presente. En primer lugar me interesa destacar el hecho de que el lugar común de las interpretaciones sobre ese período esta signado, en rigor estigmatizado, bajo la clave de la "violencia política". Así, las consecuencias derivadas de un aspecto de esa realidad, el ligado al horror y la muerte, disuelve en el olvido la diversidad de causas y proyectos que la sobredeterminaban, si de rescate de la verdad histórica de la época se trata. En otras palabras, se trata de escapar a una simplificación que recurre como explicación a aquello que debe ser explicado: el porque la praxis política, relevo de la realización del sujeto individual, tomó esa alternativa social histórico.
*Trabajo presentado en las Jornadas del Dpto. de Psicoanálisis y Sociedad de la A.P.A. en la mesa "Sucesos Argentinos enlatados y enlutados", 2 y 3 de noviembre de 2012.
El objetivo, lejos de pretender un agotamiento de todos sus sentidos posibles que la recurrencia de interrogantes sigue denunciando, es el de sumarse a los cambios de perspectiva que el correr de los tiempos va proponiendo a la comprensión de las incertidumbres del presente. En primer lugar me interesa destacar el hecho de que el lugar común de las interpretaciones sobre ese período esta signado, en rigor estigmatizado, bajo la clave de la "violencia política". Así, las consecuencias derivadas de un aspecto de esa realidad, el ligado al horror y la muerte, disuelve en el olvido la diversidad de causas y proyectos que la sobredeterminaban, si de rescate de la verdad histórica de la época se trata. En otras palabras, se trata de escapar a una simplificación que recurre como explicación a aquello que debe ser explicado: el porque la praxis política, relevo de la realización del sujeto individual, tomó esa alternativa social histórico.
BLAS de SANTOS
lunes, 4 de febrero de 2013
EL OLVIDO EN OTRO*
Lo que sigue responde a los interrogantes que sigue suscitando la "historia reciente" de nuestra
sociedad. Dicha etapa abarca lo acontecido en tanto sus efectos pueden registrarse en boca de
Sus protagonistas y testigos.
El objetivo, lejos de pretender un agotamiento de todos sus sentidos posibles que la recurrencia
de interrogantes sigue denunciando, es el de sumarse a los cambios de perspectiva que el correr
de los tiempos va proponiendo a la comprensién de las incertidumbres del presente. En primer
lugar me interesa destacar el hecho de que el lugar comin de las interpretaciones sobre ese
periodo esta signado, en rigor estigmatizado, bajo la clave de la "violencia politica". Asi, las
consecuencias derivadas de un aspecto de esa realidad, el ligado al horror y la muerte, disuelve
en el olvido la diversidad de causas y proyectos que la sobredeterminaban, si de rescate de la
verdad historica de la época se trata. En otras palabras, se trata de escapar a una simplificacién
que recurre como explicacién a aquello que debe ser explicado: el porque la praxis politica,
relevo de la realizacién del sujeto individual, tomé esa alternativa social histérico,
En esa direccién es necesario distinguir entre la funcién de la violencia, en tanto empleo de la
fuerza en aras de la disputa por los consensos necesarios a la construccién social, al recurso a la
guerra como medio de liquidar, en vez de resolver los términos que se le oponen.
En el mismo psicoandlisis la ley que ordena lo social requiere de un crimen fundacional: el
asesinato del jefe de la horda, representacién mitica de lo que la hominizacién impone como
renuncia obligada a la plenitud de la satisfaccién animal supuesta al paraiso por el pasaje a la
cultura,
La medida de esa violencia la da la restriceién brutal que sure el gorjeo del lactante cuando
somete su potencia de expresién a los pocos sonidos que admite la lengua materna para
gestionar la lucha por su vida.
Para des-estigmatizar la violencia basta sustituir la impronta destructiva asociada a su nombre
con la opuesta funcién identitaria que su negatividad ejerce, esto es, del recurso discursivo del
que se sirve la constitucién de las individualidades desbrozadas del magma de lo real-social
previo. Condicién de corte, imprescindible, en toda invencién de orden en la deseable reuniénde diversidades, s6lo asi, constituidas. Las modalidades de convivencia se rigen por discursos
de poder simbélico, pero representativos de fuerzas sociales en puja --politi
EI sentido comin describe con la expresién "patear el tablero" el fracaso de la violencia
instrumental descripta contenida en los marcos de la sociedad a la que sirve, y experimenta
como guerra el retomo de la inhumanidad que su proporcionado empleo contenia. Ruptura de
un equilibrio que grafica la doble faz de todo documento de civilizacién como documento de
barbarie,
Contingencia ajena a las buenas intenciones y los mejores propésitos que, como Freud lo
justifica, sucede a las tentaciones del "todo 0 nada" frente a los costos desmesurados que la
cultura impone en aras de la vida en sociedad. Lo cierto es que Freud, salvo en su repudio a la
guerra, para él pura pulsién de muerte, cuenta con violencia, la agresién, la destructividad y,
aun, la crueldad en toda consideracién del sujeto.
EI sujeto individual no escapa a estas mismas vicisitudes, también él deberd decidirse en su
realizacion por acatar la tregua de una guerra perdida de antemano, como es la que resultaria del
empecinamiento en el "quiero todo, ahora".
Todo eso en condiciones de desenvolvimiento ideal: en los hechos el problema se presenta
cuando, por disparidad entre las exigencias de sus demandas por la fijeza de sus pulsiones o el
apego narcisista que las hace innegociables como por la inadecuacién de lo encontrado a lo
deseado, aquella tregua se hace insostenible. Ese cambio de las condiciones en que el sujeto
puede dar sentido a la postergacién o frustracién de su satisfaccion se instala como trauma.
Lo irreductible de ese desencuentro instala en el corazdn del psiquismo un nucleo extraiio y
hostil a la armonia de sus funcionamiento. Lacan lo describe con un neologismo que traduce su
naturaleza mixta: extimidad. Esta hablando de aquello interior-exterior que conjuga lo ajeno y
hostil con lo conocido y familiar y que detona reacciones tan intestinas como extranjeras contra
la entidad parasitada que lo enfrenta y resiste, procurando dominarlo.
Enzo Traverso, historiador italiano, en su libro A sangre y fuego. De la guerra civil europea,
1914-1945, propone una tesis iluminadora de lo que vengo desarrollando. En ella declara
caduca la clasica diferenciacién entre guerras "entre estados" y “fratricidas" afirmando la
realidad de una actualidad en la que todas se libran contra los civiles. Es decir, contra los
"semejantes".Sus argumentos giran en torno a la disolucién de las restricciones que reservaban las antiguas
conflagraciones a la oposicién entra Estados constituidos en la integridad de sus respectivos
territorios y regimenes juridicos.
El hecho que el autor advierte es el de la disolucién de los limites que confinaba las posiciones
en las que se desarrollaba la contienda a las fronteras geograficas, juridicas y culturales de las
entidades que la habian acordado declararla. Esto hacia al reconocimiento retérico —el crimen
de la guerra no desprovisto de leyes regulatorias-- de la juricidad del hecho que, de ese modo,
tenia por objetivo final la neutralizacién de la potencialidad bélica de los contrincantes —sus
respectivos ejércitos.
En cambio lo que se conoce como Guerra Civil parte del no reconocimiento mutuo de la
condicién de beligerante de sus participantes. Es el caso de los “alzados" o “irregulares" que
surgen, precisamente, a partir del repudio al orden institucional que conforma las entidades
enfrentadas en raz6n del derecho asumido por disputarlo y suplantarlo por una alternativa
propia. En punto es que esta modalidad, primeramente reservada a las luchas nacionales
revolucionarias 0 liberadoras, se extendié al resto de las guerras asumidas como "Guerra Total".
A partir de las transformaciones ocurridas en el curso de las "Guerras Mundiales" europeas,
"progres" tecno cientifico mediante (medios de destruccién masiva: nucleares y
bacteriolégicos) cada vez més la beligerancia fue direccionada dirigida contra la poblacién civil
Y Sus recursos naturales y productivos, priorizando su aniquilacién fisica y su inhibicién por el
terror por sobre la neutralizacién de la potencialidad bélica de sus fuerzas armadas, Son un
ejemplo de esta realidad la suspensién de las Convenciones de Ginebra reservadas a sus
ejércitos regulares y a la regulaci6n de las guerras convencionales para las que fijaban reglas —
proteccién prisioneros vs. el "derecho" a la ejecucién de los "no-uniformados" y a sus
extensivas jurisprudencias en la llamada "guerra suci
Si nos ocupamos en simultaneo de pensar la alteridad constitutiva de los sujetos se hace posible
encarar de modo no dilematico el recurrente problema ético-politico entre "medios y fines", sin
necesidad de apelar a trascendencia religiosa o imperativos morales alguna.
Este es, en mi opinién, un modo de responder al tema de la responsabilidad frente al semejante
que no transite su sacralizacién que saltea en religioso per saltum una Postura prescindente de
los argumentos politicos, histricos y éticos de las subjetividades involucradas en la
consideracién de la violencia social. El ejemplo cercano es el de la polémica planteada por el
filésofo Oscar del Barco hace unos afios bajo la promulgacién al mandamiento del "no matards"
como premisa absoluta por sobre toda otra consideracién.
EI dilema de si los fines justifican a los medios se resuelve antes que en la sumisién a un
mandato transcendente a lo humano, como es en el sagrado el "no matards" que lo unge, en el
cuidado del semejante como medio para la preservacién del fin propio. Més alld de todoaltruismo el sujeto preserva en la vida de su semejante la realizacién de la humanidad a la que
constituyendo lo constituye. Una transversalidad bien entendida ya que la toma de posicién
transcurre en la horizontalidad de la fundamentacién entre sujetos politicos y sus proporcionales
responsabilidades y no en la inconmensurable asimetria del trato con la divinidad.
Freud, en el Malestar en la Cultura, reacciona como ante pocas cosas frente a la propuesta
cristiana del "Amarés a tu préjimo como a ti mismo",
Una reaccién digna de indagacién ya que proviene de alguien que sabia traducir convenciones y
prejuicios en contradicciones esclarecedoras. Lo cierto es su indignacién por el absurdo que
suponia pretender tratar con amor a aquellos de quien slo cabia esperar explotacién laboral,
despotismo, abuso sexual y ejercicio de tendencias criminales. La manera de avanzar en la
dificultad freudiana no puede ser otra que recurrir al propio Freud: el mandamiento que funda la
serie es el de "Amards a fu dios por sobre todas las cosas". Un giro que concluye alli desde
donde parte siempre que el odio abra la distancia de una mismidad tan amorosa como fatal.
En su Psicologia de las masas Freud establece un esquema que fija las condiciones y la
dinamica que rigen las posibilidades estructurales del orden social entre sujetos: el lazo que los
liga se tiende en toro a la identificacién comin con un tercero que opera de pivote al tiempo
que se consolida en la distincién que instala la produccién de un "otro" exterior a dicho acuerdo.
O sea 1a contratara de la fundacién de pertenencia es la emergencia de la frontera de lo
extranjero. De la intervencién de contingencias histéricas, sociales, econémicas, politica,
ideolégicas, etc. dependeri el grado en que esa distincién originaria sea el grano de
precipitacién de modalidades de agregacin social que precisen dar sustancia a ese corte
identitario: la discriminacién se hard segregacién y la exclusién del marginal se asegurard en la
solucién final de su aniquilacién, de aquel que el lazo preciso fabricar como distinto, sin otra
raz6n que la funcionalidad olvidada que lo forjara como prenda de una unidad basada en la
diferencia. En otras palabras, la desmesura mortifera del enemigo sepultando la utilidad del
vecino delimitando el ambito de lo propio.
El terrorismo de estado, la tortura y la desaparicién del otro son los recursos que tales
intenciones tomaron en nuestra historia reciente, De ser asi, la deuda social pendiente pasa por
la amnesia de ese mecanismo forjador de ese otro requerido en la respectiva identidad de las
partes —partidos?-- en juego.
Si el trauma significa la permanencia téxica del pasado su elaboracién deberd transitar el
camino que el recuerdo abre al olvido del otro de su deseo que por exceso 0 defecto extravid su
logro.Elaboracién, equivale entonces més que al encuentro con la verdad su construccién, Es obvia la
diferencia con el arreglo de cuentas que el arrepentimiento religioso concede en términos de
responsabilidad del sujeto: el reconocimiento de los deseos del primer caso en sus
consecuencias presentes en nada se asimila a la absolucién que la segunda opera cuando la
negacién de la falta que pudo causarlos se premia con la gracia de un amor que los hace
irrelevantes.
La verdad tramitada por la confesién, voluntaria o forzada, es en nada equivalente a la que la
elaboracién psicoanalitica tramita, En el medioevo el prestigio de la confesién era tal que se
recurria a la tortura para que el pecador gozara de sus ventajas redentoras: renovacién del pacto
de "proteccién" con la divinidad que en la actualidad suscribe el Estado en la funcionalidad de
los seculares rituales civicos de sus consultas electorales. El dispositivo social que lo encama
reproduce el de la sujecién individual. As{ como la "angustia social" cede a la "conciencia de
culpa", en el caso del sujeto colectivo la identificacién con los ideales privatiza la otrora
vergiienza, es decir la amenaza de des amor como castigo por Ia falta a la comunidad, en
problema de conciencia particular. La violencia que otrora la sancién social directa exponia
queda disuelta en la impersonalidad administrativa del Estado y sus "disciplinadores".
Lo deuda social antes mencionada exhibe como sintoma de su imposible amortizacién. Es decir,
el fracaso en la elaboracién, en el insistente testimonio de los suftimientos evocados y en la
renovada condena de sus ya probados culpables. La negacién, que el terror impuso en el pasado,
cedié con la democracia a cierta sobreactuacién reactiva cuya prueba es la inexistencia de voces
que asuman, aun criticamente, su compromiso con la dictadura. El "prohibido olvidar" 0 peor
aun, "la obligacién de recordar", aparecen en cambio como muestras de la mala conciencia de
una subjetividad social temerosa de que le sea ejecutada la deuda por haber sobrevivido a la
muerte,
La concepcién de la verdad a la que se accede arrancando la tapa que la oculta tiene por funcién
negar la razén de su amnesia: la de la actualidad de los deseos que etemizan el hueco que los
mantiene irresueltos en el pasado y que la repeticién conserva en el olvido. Otra versién de la
verdad, en cambio, 1a hace emergente del desmonte de los medios que resisten al olvido.
Recuerdo haberlo escrito de este modo en La fidelidad del olvido: "En Freud el recuerdo, el
ejercicio de la memoria, no estaba destinado a cubrir los huecos que una época pudo dejar, sino
a interrogar al sujeto sobre los rellenos que ocultan los de su actualidad".
Es en funcién de la necesidad de elaborar el pasado y escapar a la repeticién de una memoria
reservada a impedir el olvido, que adquiere sentido hablar de responsabilidad historica y
politica. Algo, que no se no se libra en el pasado sino en la actualidad de sus resonancias en el
presente, El tema de la elaboracién de la memoria enquistada se complica porque se asimila alos reclamos de absolucién o indultos disimulados en propuestas de reconciliacién, que encubre
la exculpacién de los responsables de delitos en nombre de intereses abstractos 0 superiores
como son la homologacién de todas las culpas por igual y la necesidad de restablecer la unidad
de la comunidad. Recordemos lo dicho acerca de los lazos sociales fundados en la referencia al
ideal y sus efectos de odio y segregacién.
La experiencia argentina ha demostrado como la lucha contra el olvido en demanda de verdad y
de justicia de las Madres, los Hijos, los organismos de DD.HH y la militancia social y politica
hizo posible que la reaccién al dolor y al suftimiento por Io sucedido tomara el camino de la
venganza y perpetuara la ceguera del trauma y la repeticién de sus efectos.
Tal vez, es mi posicién, haya Ilegado el tiempo de profundizar los niveles de elaboracién hasta
ahora dispuestos. El objetivo tiene por doble propésito liberar la subjetividad social del cerrojo
que la fija a un pasado de muerte y horros y, en el mismo movimiento, disponer de una potencia
de pensamiento que no derroche la parte de realidad negada en la exclusi6n de lo propio en el
otro.
Es de mi consideracién si a las necesarias reparaciones juridicas y politicas, imprescindibles, no
para entrar en el tinel del tiempo y modificar el pasado sino para restablecer, en el ejercicio de
las inculpaciones y deudas sociales y de justicia correspondientes, la trama simbélica que las
trasgresiones ocurridas hubieran dafiado, no deberfan sumarse lo que podria designarse como
reparaciones subjetivas.
Voy a exponer dos ejemplos de reparacién subjetiva en los que pueden visualizarse algunos
mecanismos intervinientes y sus distintas consecuencias:
En el primero, G.F., en una entrevista publicada en el diario Clarin (22.1X.12), el relato de sus
padecimientos durante la dictadura militar deja lugar en lo que para ella supondria dar término
definitivo a la continuidad presente de los tormentos del pasado.
En el afio 1976, a los 19 afios, siendo universitaria y ex militante estudiantil, es secuestrado,
torturada y violada durante tres dias. y torturada. Liberada se exilia en Espafia donde reside.
Durante 25 afios se resiste a recordar e incluso a comentar todo aquello que pudiera evocarle lo
sucedido hasta que en ocasién de una aplicacién de acupuntura con electricidad comienza a
recordarlo: "...de pronto, un pasado mil veces borrado, enterrado y olvidado se me transformé
en palabras, en narracién y en lagrimas y escribi un libro: Detrés de los ojos". "Comprendi
entonces que el odio y la sed de venganza no me ayudarian a apaciguar ese dolor que vuelve
con el recuerdo y se desperté, en cambio, el deseo, la necesidad casi, de encontrarme alguna vez
con esos hombres cara a cara, sin venda en los ojos esta vez en mi el recuerdo. Hablar con
algunos de ellos como hablan dos personas adultas de algo que les concierne, de algo que hatenido y tiene un especial peso en sus vidas". "Miramos a los ojos y reconocernos, poder
hacerles preguntas, ahora ya sin miedo, de igual a igual, sin violencia y sin amenazas.
Explicarles lo que senti y poder oir lo que ellos quieran decirme, juntar las partes de una escena
pasada siempre viva".
Relata que, tiempo después, visitando el lugar de detencién sintié sensaciones extrafias
inquietantes precisamente en relacién con agresiones sexuales. "En la sala de tortura todo era
extremo y también claro: dolor, gritos, violencia en estado puro, odio, terror gritos desgarrados,
llamar a mi madre, el tiempo se detiene y el mundo entero que se derrumba"
"Es el pozo més profundo, el lugar al que no se quiere volver ni siquiera en el recuerdo,
imposible de revivir, el punto negro al partir del cual se cae y se cae e un agujero sin fin,
clavado en mi cuerpo para toda la eternidad”
Pasillo camino al bajio, cuenta lo insélito de que mientras la manoseaban le hablaban: "Cuerpos
sin caras, manos sin cuerpo, penes sin identidad, sin ojos, sin rostros. Lo que estos cuerpos me
transmitian ya no era lo mismo que en la tortura, era algo distinto como desesperacién, como
angustia... de soledad y de locura, una desesperacién que buscaba sosiego en ese contacto
fugaz, torpe absurdo, grotesco
‘Sentime", mormuré una voz que parecia un ruego, una stiplica de consuelo, Se ubica frente a lo
ridiculo de las abstracciones que la levado a aquel sétano: en lo més profundo y verdadero
todos éramos parte de lo mismo tocar la carne de esos hombres era también tocar sus almas y
sentir su propio dolor, su locura su desesperacién: la carne de uno otro se decia mutuamente su
dolor desesperado su terror y las almas contactaban por un segundo al descubrirse en su
semejanza en su pertenencia a algo comtin”.
El otro ejemplo es tomado de las conclusiones a las que arriba el protagonista de la novela de
Cesare Pavese. La casa en la colina, al término de la Segunda Guerra, en la que hace balance de
una posicién subjetiva que lo Ilevé a mantenerse al margen de las definiciones y riesgos que
asumié el resto de su generacién. "Los encuentros y los hechos de este afio me obsesionan, pero
que ocurre que a veces me pregunto {qué hay de comin entre yo y este hombre que ha escapado
de las bombas, de los alemanes, de los remordimientos y del dolor? Ese yo que me ve observar
con recelo los rostros y las ansias de estos iiltimos tiempos, se siente otro, se siente desapegado,
como si todo lo que hizo, dijo y sufrié hubiera sucedido ante sus ojos como cosas ajenas” "He
vistos a los muertos fascistas. Estos me han despertado. Si un desconocido, un enemigo, se
convierte al morir en semejante cosa, si uno se detiene y teme pasar delante de él, quiere decir
que el enemigo, aun vencido sigue siendo alguien, y que después de haber derramado su sangre,
hay que aplacarle, hay que dar una voz a esta sangre, justificar al que la derramé. Por eso toda
guerra es una guerra civil: cada muerto se parece al que queda con vida, pide cuenta de su
existencia. Qué hacemos con los caidos? ;Para qué han muerto? No sabria que responder.
Acaso s6lo los muertos lo sabrén, y s6lo para ellos la guerra ha terminado realmente"Los ejemplos plantean dos opciones frente a la ineludible relacién con el projimo. Lo primero
que se advierte es que la primera lo piensa en una relacién de didlogo y, por eso, con el prdjimo
vivo. El segundo, es un monélogo culposo en el que la lucidez solo sirve a la certeza de lo
imposible.
Cuanto de la imposibilidad en transformar la realidad, pasada o presente, siempre vivida a causa
del otro que la impide, no se aliviarian de recuperar el obstdculo extrafiado en él en Ambito de lo
propio que lo expulsa.
*Trabajo presentado en las Jornadas del Dpto. de Psicoandlisis y Sociedad de la A.P.A. en la
mesa "Sucesos Argentinos enlatados y enlutados", 2 y 3 de noviembre de 2012.