Ciencias sociales
Robert Skidelsky
Keynes
El libro de bolsillo
Economia
Alianza EditorialAbeevstaras
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KepesPapess
(os Keyes Lecures, 198238: notes dew esudiante
‘ome pcsenatv,canscitesedtadas yreconstru-
‘dspor Thora. Rymes (1585),
Prélogo del autor a Ja edicién castellana
Elparoen la Uni6n Europea sesitia en la acualidad cerca
del once por cient y en Espaita en casi el veintiide por
lento. No hay datos que permitan augurar un descenso de
estas cifras en el futuro mids immediana En este context es
natural que exisia un interés renovadioen ls llamadas «po-
Iitias de empleo» yen laaportacién que el anisiskeyne-
sano puede realizar en a formulacién de dickas plitias.
Keynes crefa que las economias eapitlistas podian
apariarsedel pleno empleo durante periodos prolongads,
salvo que ls gobiernos emprendteran politica fisesles y
‘monetarias para garanticar un nivelde demanda, ode po-
derde compra, compatible cone pleno empleo, Desarrolé
sus teorfas en tos afos de entreguereasy partcularmente
tras laestela dela Gran Depresién de 1929-1932. Esast0-
vias influyeron sobre las politicas de los gobiernos desde los
‘cs 1940 hasta los aos 1970 ~un pertodo de crecimiento
econémico sin precedentes, de prosperidad y continuado
pena empleo-y después cayeran en el deseréite debido a
la alta yccelerada inflacién. La politica macroecondraica
dela iayoria dels paises se concentra hoyen el control dea sox ney
Iainflacion, fe mienat Qa labor dereducirelparo se deja
2s medidas micreconémicas, en especiah desregula-
‘itn del mercado de trabajo,
Je breve volumen presenta unainroduecién.a la vide
2elpensamiento de Keynes, ytombitn tun intento de expli-
Fai de por gue sus ideas fueron condenalaen, Tas déca-
dasde1970y 1989,
econdrnicas lo sufcientemonte,
Sir las motivacions
‘om para restrin.
= poltticas pero lo sufcientemente on,
‘ho como pare dejar lugar a la meses cin disereci.
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Roster SxipELskcy
Julio 1997,Introduccién: el hombre y.el economista
L
a dea fundamental de Keynes es que no conocemos ¥
1n0 podemos calcularlo queel futuro nos tiene reservad
En tales condiciones el dinero proporciona una segut
dad psicol6gica frente a la incertidumbre, Cuando los
ahorradores se vuelven pesimistas acezca de las perspec-
tivasfuturas pueden decidir atesorar sus ahocrosy no in-
vertirlos en empresas. Asi, no hay garantia de que todas
las rentas obtenidas serén gastadas. Esto equivale a afit-
‘mar que no hay ninguna tendencia natural hacia el em-
pleo de todos los recursos disponibles. «Los hombres no
podran encontrar trabajo», escribig en la Teoria general:
‘auande el objeto de deseo (es dels el dinero) es algo que no
‘puede ser produc (no e puede ocupara personasen su pro-
ucsiGn)y cuya demanda no puede ser sofoeada rpidamente,
No hay otro remedio que no sea persuadir al piblico de que
cl queso frescoes Ia misma cosa y poner la fbr del queso
fresco (es decir, un banco ceatral) bajo el contrel pablico.
(Cwrii.235)6 me
(cuando Keynesbablab del dinero como dl eajeto de
desea», en lugar de los bienes jse trataba de una frivoli-
ado estaba sastenend lg profunco de manera joc.
‘2 Ba quémecids habia uetomaren eros sigeren.
clade quel neo pti etropears, coma el gue
‘1 debate sobre estos asuntos prsiguis ininterrumpi-
amente desde etonces. Fue Keynes mero especula
dorde ess o fue un salvador que rao una nueva expe
‘anza de salud oun mondo enfermo? La fabian Beatrice
‘Webb spunté: «Keynes no tratalos problemas econéni.
osserimsente juga al aedrezcon ellos en sushoras de
(cio. La esttia es su inicnculto serio. En opinion de
Ruscl Lefingwe un funcioneri del Tesoro nortesine-
‘cano que negocé con lena Conferenci de Paz de Pe.
risen 1918, Keynesera siempre pervrso travieso..um
ruchacho brillant, que esandalzabaa sus admiado-
resde més edad al custonar le existencia de Dios ylos
Diez Mandamientos, Pero seine economista James
“Meade, quleconoci como posgraduado en Cambridge
como funcionaro éorante le guerre, Keynes ano era
simplemente tn gran hombre; también era un buen
hombres, Pare la mayora de os economistasjovenes]a
“Teoréa general esplandecta como una atalayahtinosa
un mundo detinebes.«Obtuvimosina gozosareve-
lecines tempos de pnumbras recuerda David Benst-
san-Batt,quelleg « Carsbrdge en 1933 a estudiar Eco-
nom: «El capitalsmoreformado de Keynes tenia todo
loquclageneraciénfbian habia buscedo enelsocals
‘oy ein ms: era igualftarioentéminos moraes,com-
‘rendia la plena ocupacin, era generosoy alegre.n.
Otro etudiante, Lore Tashi aseguré:e¥ en diane.
teacalo que Keynes cpt fe esperanza tna esperanza
5
i
3
en que a prosperidad podria ser restablecida y manteni-
dasinel concurso de campos de prisioneros, jecuciones
ceinterrogatorios bestiles..»,
Estos estereotipos han persistido, Para los anticeyne-
sianos Keynes plantes hipotessfértles pero en definitiva
{nfundades y desorientadas; para los keynesianos pre~
sent6 una visi6n profuunda de la maneraen quelas econo
sas se comportan y unas herramientas de politica eco
rémica de inalterable valor. Tales estereotipos son
verdaderos pero incompletos. Keynes era polifacético y
personas diferentes vieron en él aspects diferentes. #1
sujsmo cambié a suvez,con lo que generaciones distintas
Tocontemplaron desde peropectivas distintas. Es verdad
quele gustabe jugar descuidadamente con lasideas pero,
como subray6 su amigo Oswald Fal, ede esa manera, 2
pesar dels pistasflsas captaraba el sentido delos acon-
tecimientos mas répidamente quelos dems». Era un no-
table acutador de frases yutilizaba las palabras delibera-
. Se referia a La bella dr-
trent elbalet de Chaikovat, pero ol Seretario dl T-
soro norteamericano, Frederic Vinson, lo torné como
algo personal y refunfusé: «No me importa que me la
‘men malvado, pero sique me lamen heda».
‘Kut Singer pinta un retrato més amable de Keynes en
acei6ny evocd «por el gesto, la mirada lapalabra..lafi-
¢gora den pjaro, deincretble velocidad, que traza crcu-
losen lo mésalto pero queesletalen suprecisién cuando
se precipita hacia abajo sobre alsin hecho o pensamaiento
conefetocxptz de acunarinovdeblesoralas vebalt
para expresarlo que vei, y que apresaba incluso albotia
intelectual renuente con un pu de hierro»
Nipor antecedentes ni por capacidades estaba predes-
tinado Keynes a hacer dela economia ia obra de su vida,
Supadre era unl6gico yun economist, pero cuya carre-
raconstituy6 un deficiente presagio dela de subijo:fixa-
liz6 en la gestin universitara, La mente de Keynes era26 ees
demasiado ampliay su espirtu demasiado activo para
tmalaboracadémica altementeespecialzada. Alredactar
‘su Tratado sobre la probablided agot6 su interés en Ia
Tgica:resulteba demasiado estrecha para su intelecto.
‘Uno debe empearel cerebro este y pricticamente. Lt
peicologia del dinero y de a especulacién burst lo fas
Cinaron desde la temprana juventud sus talentos admi-
nistrativos lo habrfan convertido en un alto funcionario
imperial era un extraordinario escritor. Fue finalmente
capaz de utilizar la economia como un vehfculo para to-
Gas sus obsesionesy destrezas, perolo quehizo dels eco-
‘nomia su vocaciéa fue el incierto estado de un mundo
convulsionado por la guerra
2,
{Qué clase de economista fue Keynes? Lo que mis desta
Caen élesla combinacién de dones que aports ala disc
plina, Es imposible que no haya pensado en él misono
‘eaando escribid, en su ensayo sobre Marshall,
el gen ceooion debe pose una ana a test
sen ct gro an manic heart
train an feo Ha Se entender los yaar con
Saliba, Deke contempt opera rinse
ene oa lo sc yo concn cun miso veo
Sprint, Tne qe entuiaro oesete aan 6
ust con os ropa del faa, Nena sci de Ik
ReflrdelHombee ys neces debe quda te
ef de su conferain, Dee ss strearestt
id y desinterndoy tne icoraptble como ut
aristapooa vcs cere dela ead cop un polo.
{(CWx. 173-4.) ‘ereaiind bee
oer
yeia Lopokova su mses opin que Keynes era és
quraneconomistassy€mismo creia quesupensamien-
are pune estab fertiliado por stodossusmundos».
seen ext antigua denominacién, diffe de defini:
ie oatsta politico, alguien que contempla I econo-
comeing una rama dela politi de Estado y no como
a raplina autosuficiene con lyes invariable. Uno
“Feds intelocutoresena Commision Macmillan sobre F-
cesosseTadustria le pregunt silasprestaciones dela Se-
aatidad Socal 0 habian obstaculizado la accion dees
Biajesecondmicas» y Keynes respond: No creo que
otis ley mis econbimica la failed para bars s4-
ellos que para no bajarls. Es una cnetin deecho. La
Joy econdmica no esablee Ios hechos sole informa
‘usted sobre sus consecuenciase (CW x01 83-4). En suma-
‘cools lamenfar amergamente que los economistes
‘Genes no tenia a prepaacion suficiente no eran =
aren de interpretarios nechs econsmicos a partis de
rae cultre amplia. Aquibay una clave para entender 10
cha funcionado alen ia economia yen ealidadtam-
(Maenla revoluciSn keynesine. Keynes aacé alos te-
vga pero ellos siguieron sind. Empleazon sus he-
‘amentas pro no actalizaron suenfoque.
Tiel ensayo que esribig sobre Thomas Malthus Key-
neg ivindies para sel primer economista de Cambrid-
ov une eprofunda intlcin econ6micto yuna inusual
ae ie de una mente siempre abierta ante el cambiante
‘anocama dla experiencia yque cnstantemerte pice
are au inerpretaci6n los princpioe dl pensamiento
pore al (CW. 108). Esto rel) en apretad resumen st
propia fllosofa de a economta. La ciencia econdmice
aeeroe dijo a Roy Harrod en 1938, ¢5 «una cencia que
fiensaen terminos de modelos yun arte que escoge los~s ene
modelos relevantes para el mundo contemportineo...Los
‘buenos economistas son escasos porque el don de em-
plear la “observacién vigilante” para seleccionar los
modelos buenos es a todas luces sumanente escaso>
(CW xix. 296-7). Bn su ensayo sobre Isaac Newton, Key-
ne cits el veredicto de De Morgan sobre aquél: «tan feliz
ensus conjeturas que parecta saber més delo que sus me-
dios le podian permitir demostrar» (CWx. 365). Keynes
tambin estaba seguro del resultado mucho antes de ha-
beraportadola prueba.
Keynes fue el més intuitivo de fos economistes, em-
pleandola palabra . Perolaesiabilidad del tipo de cambio habrie deset
Sha consccmntadelon resis os enable, 9s un
objetivo de politica independiente, ymucho menos prio-
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sreve tratado sobre la reforma monetaria identificé a
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sindical a una rebejaen el salatio nominal por trabajador
‘cupado, El resultado seria une economia con poco em.
pleo. Yas fue. A pesar dela derrota dela huelga general
«de 1926, los empresarios ao tomaron ninguna iniciativa
Para reduciz los salarios nominales, que permanecieron
«stables durante el resto delos aBos 1920, aunque el nivel
de precios se desploms, Keynes fue el primero en perc-
Dir y expouer con claridad que une moneda sobrevatoa.
anoserfa una moneda fuerte, sino débil
Los hechos que rodearon ia huelga general desplaza~
ron Ia lealtad politica de Keynes desde Asquith hasta
Loy George, le suscitaron una mayor simpatia hacia el
Partido Laboriste, Entre 1926 y 1929 desempeii un pa-
pel destacable ene diserio dela politica del Partido Like.
[al de Lloyd George. La idea de Lloyd George era que
Keynes aportara el programa econéatico que permitivee
slosliberales obtener al menos una cuota de poder; Key.
nes pensaba que Lloyd George era el instrumento rate
rometedor para ederrotar al paro», La labor de Keynes
ena Investigacién Industrial Liberal en 1927-8 marca el
Punto dlgido de su militancta polttica. También fue el
‘nico perfodo desu vida en el que pensé en profinndided
sobrelos problemas estructurales dela industria britant-
£2. El resultado de esta fase fue su filosofia politica dela
‘Via Intermedia, bosquejada por vez primera en gu folle-
tol final del laissez-faire (1926).
Keynes pasé parte de los alos 1925-8 escribiendo su
Tratado del dinero, que nacié como un desarrollo dees
ideas del Breve tratado, En ese momento su principal
‘compatiero intelectual fue Dennis Robertson, miembeo
el Trinity College, un hombre retraido pero an poles,
ts tenaz. A mediados de los aos 1920 Keynes no tenia
ise{pulos; Kurt Singer lo recuerda como stina gira so.ca sees
litaria, patética, zebelde y con gusto por el mando, pero
‘que atin no posefa la consigria que determina el lideraz~
go. Sin embargo, una generacién mds joven, que ontt
uyé allevar weabo la revoluci6n keynesiana, empezaba
fa echar raices en Cambridge: el émigré italiano Piero
Sraffa, Joan y Austin Robinson, y sobre todo Richard
‘Kahn, a quien Keynes describi6 como su valumno favori-
to». Atuno desus estudiantes, H. M. Robertson, Keynesle
ppareci6 «mds un agente de bolsa que un profesor», con
sustrajesyysuscotilleos dela City.
El Traxado del dinero, publicado en 1930, es un ejemplo
excelente de la pasién de Keynes por la generalizacién.
Enesencia, Keynes edificé un aparato conceptual suma~
‘mente complicado para demostrar e6mo una economia
bajo el patrén oro caerfa ante ciertas circunstancias en.
‘una trampa de subocupacién, Sila autoridad monetaria,
no podia zeducir Ia tasa de interés a largo plazo hasta un.
nivel conforme con las expectativas de os inversores, y si
los costes locales de produccién impedian el logro de un.
superdvit parala exportacion igual alo que el piblico de-
seaba prestar al exterior, el resultado seriaun cexceso» de
shorro sobre Ia inversién, ef hundimiento del nivel de
precios y una economia watascaday. Tal el destino britd-
nico en los afios 1920. El punto de vista revolucionario,
cexpuesto mésnitidamente ena Teorfa general,era queen
tunsistema econémico modernono existia ningiin meca-
‘nismo automtico que mantuviese el ahorro deseado en.
equilibrio com la inversién deseada. Solo Hayek se di
cuenta de que esto era equivalentea afirmar que enelsis-
tema no habla ningrin mecenismo automético que ajus-
tara le demanda agregada a la oferta. En la nocién de
ahorroslocalesno compensados por inversidn local oex-
terior; Keynes halé la justifcacién para un programa de
beans
‘obras pfblicas financiado con endeudamiento pera in-
czementar el empleo dentro del marco restrictive de un
sistema de patrén oro,
El respaldo pubblico de Keynes, en abril de 1929, aa
politica de Lloyd George de obzas pdblicas financiadas
‘con deuce, en Puede Lloyd George lograrlo?, escrito jan-
to con Hubert Henderson, fue notable por el aguinento
de que el gasto en obras piblicas generaria una onda
«acumulativay de prosperidad. La oportunidad pars in-
fluir sobre a politica dl segundo gobierno laborista de
Ramsay MacDonald llegé con su designacién como
rmiembro dela Comisién Macmillan sobre Finanzas Tn
Gasiria, etableeida en noviembre de 1929, ydel Consejo
-Asesor Econ6mico del gobierno, establecido.en enero de
1930. Su exposicion alo argo de nueve dis dela teoria
del Thatadoy los psiblesemedios del paro ante la Comi-
sién Macmillan en marzo de 1930 marean el comienzo
real dela revoluciSn keynesiana en politica econémice.
Pero sus propuestas para obras ptblicasyen pro del pro-
teccionismo no tuvieron éxito entonees. El colapso de la
economia mundial ya confanza empresrial animaron
las fuerzas de Ie ortodoxia. La presién en favor de los re-
cortes en la hacienda piblica dio lugar alasutiucién del.
gobierno leborista por el nacional el 25 de agosto de
1931. 121 de septiembre el colapsofinanciezo dela Bu
tropa central, junto conTe aparicién del défictenabalan-
zade pegosbritinics, empujaron la libra esterina fuera
del pate6n oro. Ese otohio Keynes empeas.aeseribirunli-
bro teérico cuyo objetivo era subrayar el papel de los
‘cambios del producto en el juste hacia una nueva posi-
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diencia decida quién leva razén, yuna dama vehemente, la
Sra.Joan Robinson, intenta explicar por quéestin en desacuer-
ddo.Esinteresante pero confuso.
Alahora de as sitimes pruebas, en l verano de 1935,
Roy Harrod formul sugerencias importantes,
Keynes nunca fue persona de hacer cada cosa a su
tiempo. Ademés de trabejarenelibro,dedicé buena par-
tede 19345 ala planificacia y supervisin del edificio
del Teatro de las Artes de Cambridge, eummpiendo un
suelo de antes dela guerra: dotar a Cambridge de un
centro permanente para el arte dramélico. Como tesore-
rodel King’s College y como «sefior de Tilton» seintezess
crecientemente en esuntosagrcols. ilo se refiejéen dos
articalos esritos en 1933 en pro de la eautosuficiencia
* nacionale, que mezclaban un alaque moral ala divisiéa
internacional del trabajo con el argumento de que «el
sgrueso de los métodos modernos de producciéa masiva
pueden ser aplicados con casi idénticaeficiencia en la
rmayorta de Ios paises y climas» (CW xa. 233-46), Hizo
dos viajes alos Estados Unidos, en 1981 71934. nel se-
gando de ellos conocis Roosevelt ya muchos de os ax-
uitectos del New Deal, asi como aalguno desuscriticos.
Ta influencia desu presencia y sus escritos sobrela pri-
‘mera fase del New Dealha so subestimada.
La Teorta general cambié la manera en que los econo-
‘mistas percibian el funcionamiento de a economi. Este
sentido fue una obraexplicitay efectivamente revolucio-
narie. También ejerci6 un impacto revolucionazio en el
plano politico. No inmediatamente, pero sf después dela
Segunda Guerre Mundial, los gobiernos occidentales se
comprometieron de forme abierta oimplictaa mantener
un elevado nivel de empleo. La Teoria generals una pro-