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Amantes II
Desnudos afrentamos el cuerpo
como dos ngeles equivocados,
como dos soles rojos en un bosque oscuro,
como dos vampiros al alzarse el da,
labios que buscan la joya del instante entre dos muslos,
boca que busca la boca, estatuas erguidas
que en la piedra inventan el beso
slo para que un relmpago de sangres juntas
cruce la invencible muerte que nos llama.
De pie como perezosos rboles en el esto,
sentados como dioses ebrios
para que me abrasen en el polvo tus dos astros,
tendidos como guerreros de dos patrias que el alba separa,
en tu cuerpo soy el incendio del ser.
Se juntan desnudos
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Preparacin para la muerte (1950); Salvacin del recuerdo (1953); Los sueos
(1956); Diario del Alto San Juan y del Atrato (1959); La vida cotidiana (1959);
Estoraques (1963); Obra literaria. Instituto Colombiano de Cultura (1976).
http://caribe.udea.edu.co/~hlopera/La_Palabra_Viva/ecl.html
LA ESTACIN PERENNE
Tu cuerpo desnudo brilla bajo los relmpagos
como antes bajo mis manos.
Todas las estaciones estn en tu cuerpo.
La primavera comienza su esplendor en tu abrazo
y concluye en tu boca entreabierta, exultante.
Todos los ros del mundo estn en tu cuerpo,
confluyen en ti en el momento
en que el animal ms bello del bosque
el ciervo, por ejemplo
bebe de ti y se contempla.
Tu piel es el lmite del fuego
donde se refugia el ardor del verano.
Rojas llamas te inundan.
Se mezclan los elementos y tu cuerpo se curva,
hay ms aire en tu boca y mi cuerpo sediento
busca en ti salida, la libertad, los deseos.
Se anudan en ti los olivos del mundo
y ardes como una lmpara.
Somos un cuerpo solo luchando contra la muerte.
El otoo se riega en tu cuerpo como vino rojo en la mesa.
Tus muslos descansan en el borde del mundo.
Vuela una paloma de tu pecho a mis manos.
Despus miramos los dos, de alegra cansados,
como a chimenea en invierno, el fuego pasado
y tu piel que brilla bajo los relmpagos.
ELEGA A MI PADRE
A mis hermanos
Una vez tendido le dio por morirse como
antes le haba dado por vivir
por talar los eucaliptos y hacer la casa
y se ech a morir porque saba
que de esa no pasaba.
Acaso, cuando los bueyes se cansaron
de arar, no se haba puesto alguna vez
en la nuca y en los hombros la coyunda?