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‘Ass, esclava de su barro, es le muchodumbre de Zoi.
Pero no todos los hombres son mocanismot tan simples,
Gierto: todas somos barro, todos susumbimos ante las
{ntalidades do ls carne. Mas en este barro palpite wa
porifeuls de Dics, y no siempre esta particule ests
sofooada totalmente por el barro. Todo hombre tiene
2 mu coraxGa ha dicho alguien un ruseor que
donate,
Zola en una de sus frecuentes rebeliones contra e}
Gicterio de “esistion do la cloaca’ quo ve dié al nature
lismo, explica que, si aparace tanta pore en 1a novela
aluraista, no es porque se ‘eijan’ tipos potridos, sino
porque superabunda {a podredumbre en ls. criatura hus
mana, tanto de srriba camo de abajo. «Tanto arriba
‘cemo abajo, tropezsmes con la beatia>. Y prefiere estu-
iaria ab8j9 porque ee presente mis dosntda. Sin em-
bargo, el método pueds aplicarse clo mismo a les
duqussas que & leg prostitates».
ex sao a
jedan « su imagen y somejanra, Pudo entonoes haserlas
refngio de eentimientos vividos per él, de hechos de
conciencin encontrados en el bueeo de su propia alms.
‘Ala virtud do ose teasvaseroiento atrbulmos Ia vordad
humana de estos tipe flobertianos que, une vex ceno-
sidos, no se olvidan zude, Quince abos hace que defies
Madane Bovary; no hemos vuelto a hojeatla_¥, sin
‘embargo, nesta fleen memoria recuerds Jo priacipal.
‘Esta mistaa virbad bellamos en Don Quijoe, novela
que Flaubert debié recordar cuanéo hilvanabe is suya.
En Don Quijote no hay persons infrahumanss, de
‘mierte que Cervantes puda transmitirles (sobre todo al
‘absllerc) roucho de mu experiencia psicoldgics.
Cervantes no necesita adivinar qué sucode en el alma
de aus erinturas, porque lo sae, y lo sabe porque Ins
leva. dentro.
‘También lo sable Tolstoy. El autor de Gucrra y paz
desparramé por lon apesentoe fntimos de su prole eaté-
tio ol tesoro do zu vide intorir, extraordiaariemente
campleja y rice. ¥ pudo hacerlo, porque tampoco habla,
un abisino espiritaat entra él y ess prole estética
‘Tel abiamo no debié existiv onteo Thaen y ms pore-
srinos pecsonajon pues conficen: Todo lo he buseedo
fen mi mismo, todo hs sstido de mi eorassn>.
‘No podemos decir lo propio de la novela naturalsia,
En cli, sf eperoce el abiamo espiritual.
Recordotos forma spreads, ur ogee
‘pre hay alguno que no oy hablar det Mediterckaen): los
‘hermanos Gonoourt que mataban sus ocioe hutmacando
en Ja vida clreundante para abastarse de material lite-
ratio, no sospecharon que en su propia cotins, que en
sus propias naricgs, una pobre mujer estaba Nevacdo
‘uns vide prediada do lances y do aventuras dolorcees,
1Lo supicron euaade muni, cuando ose vida fu6 tritu-
rada en portales y ferias par las comadres do Ts vecin-
dad. A Is lax de este ehimmenr, y atando cabos, recar-
ddaron hechas extrafios que adlo shora interpretabanssvtriea tanemanat
eo Jas palabras. Se acoplan las palabras sin més pro
‘ocupacién que el nuidito de la rma y el tictas acom=
pasado del ritmo. Hasta pootas de le emineneia do
Herrera y Reissig esyeron en este extravio:
odo so péstwne y abuteacto
‘Yrs fntinan de mendlogse
{Lo expan desloge.
Del Taeognoestble Absa,
Arde ol bosquo ertureseto
Ba oo Gada do Ino,
‘Yep clctisa el itsuto
Laberinto dal prosenio
(Con el féeoro al genio
tbrege de lo aclato.
‘En materia crométios, In libertad es casi absoluta;
‘oleeamos los eaballos azules de Anglada, pastos rojos,
‘éelos y mares de colores inverosimies, todos los capri
chos 0 mudansas del dattoniemo, Toleremies Ja eatii-
sancién do Ing formas haste. un grado superlative. Pero
‘esto hay tna frontera, te puede eatiBsar
l peeft de un rbot hasta quo m0 e distings si especie,
pero no ir més allé,no ic hasta. que no ae distings que
40 c¢ un bol, Finture falas, pintura de :anicomio
23 em que ‘unzos que Io mismo de, colgatioa
cabeza artibe 0 cabesa abajo.
‘Tovante a lo snitiado, se nos oourre que Is verdad
csiéticn corre parejas oon ls verdad psicolégien. El ar-
tista puede modificar a mu gusto Io exterzo de sus
criaturas, pero no su verdad interior y hasia le es per
nmitido 8 atributos, siempre quo no altered su
paicologia, En Ise fSbulas, los animales gozan do un
Tunlbuto més: el lenguje articuledo, y nos parees mnuy
bien; pere tildariames do falsa In fAbula quo presentase
tun sotto ingenuo, una hiena bondadesn, un led oo
barde, un buho forpe, ux perro infil, un asno orgalieso,
‘Exigioa quo ios aniiusies mantengen Ia psicologta. que
Jes hemos atsibutdo.
‘os antiguas, con admirable instinto, al erear.su po-
cy 6s
rearing faune de se:ee fnetivios, no evan In arbitra~
dad al terrona psivol6gico. Vemos en la sirena. (vo
rf, formas venustas) el mito del eterco femenino,
fl canoso concenio de que la snujer es una dulee mene
tira, una atraceién irrosistibie..- pero fatal; y en el
Joon, el etemo masculina, Ip tortura feeundadora, La
tian del semen, expres es In Tasiia del macho
‘os, dioses del Olimpo griego viven como los ‘etl
‘yeros’, con sue mismes pasiones, virtudes y flnquezas.
‘¥ son estéticamenie inmortales por lo que tienen de
mortales, vale decir, de humencs,
Hay algo mis exorhitado, més fucra de te pasibi=
Jidad bialégioa que los gigantes de Rabelais? Sin em-
bare, sobroviven, Tota ol vulo sabe quiéne 603
jaganttia, Pantagruel, Cargamola, Grandgousier
sobzeviven, sean nuestro modo do vor, porque la exor-
no Tega a fo psiquico. Dentro de eins eorpazos
jroales evtd, Itabslnis, of ospititz emancipado de Ra-
bolas, y est el ‘hombre? eon ss apotoncize mis expose
‘inead, mis clomentales, mas graces.
Los gigantes de Swift y sus liliputienses no tienen
Ja fuerte dosis de oubstancis humaa do los moxstries
rabelesianos, paxo actiian como hombres, y de abi que,
2 peser de ou ceformacién fisiea, so mantengan dentro
do In verded ostéticn,
Para nosoires, In substancis humans es, en arto,
elixir de vida; e8, de In obre, lo menos fallecedero, La
efseara verbal del epitalam’s saloménico yace resces
por los sighs, pero su lava emorosa burinjea liquide
y caliente, Hi idioma do la Ceteelina, coda siglo seré
nds achacoso, mis nesositado de naulotaa, do apunta-
Jnmiento eradito, Pero la impregnscica huinsna da ala
trogicomedia foriaiezs, de Giamante, y le permitird ro-
sistirairosa las limaduras del tiempo. El tesiro espaol
del siglo de oto iu6 una eulfurica llamarada. A Te sazén
—spartado Shakespeare— nade cotejable produjo el
mundo, Hoy es une brasa eubierts de ceniza. Se lee
on cierto desvfo, por curicsidad, por exigenclas de ineo antoich ureenans
formacién y no para golesina de} copiritu. Su émbito
no se aleja gran cosa do !a8 aulas. ¥ es quo falta, en
ese teatro, algo rany entstantivo, eso que did poren-
ridad al do Suakespeares penetrasion pricolégiea, Las
‘excepeiones gonfinman Ia reeks
"Resumisndo: cada vez que el esertor ‘deskomaniza’
suarte, oadultera a verdad romana, incurre en here,
pisa en Jo falso estético y se coloce Rare de la literature,
Conelufmos entonees que la Iberted de erouciéa,
aplicads a 10 psiquica, tiene un Limite, no puede tras
poner Ia “logion do los sertimientor’. Los eonfines de
‘eta ligica los conoceaios por dictado de nuestro propio
corazén y por la experiencia milenaria de le que_es
el heaabre interior, guardada or Ja ciendia y por el arte
‘Br peaible que una madre ssesine a sus hijas y que
un hijo comete matricidio. Pero eoneebimoe tales exfe
rmenes slo en ettsdo de alionacién mental. Quien los
Hove al arte sin wtribuires cardeter teratolégco, pecs
contra la I6giea de los centimientos, cac on 10 falso
estético, coo ai dijese que llueve de abajo pare arriba.
Sélo en broma: en el vodevil, en a opercts, ex In
comedia frivola, es adminible ls alsedad pricalégioa, el
ilogizmo de las’ pasiones. Nos divertimos viendo a un
reflor cornudo, sabedor do su situacién, sgessiar al
mente de sc propis mujer y mimar » éta como en Ia
Juna de saiel. Saberaoe que esa sotitud no ela natural,
‘gentimos' Jo endenalo do esa conducta pero, como todo
‘8 broma, pssamos por alto.
No es un prejuicio de moral burguesa Jo que deter-
‘mina suekixo eoncepto de lo normal o anormal prico-
égioo, tino algo més profundo, més voting de nucetra
centrafia, Sin reflerién, decimos de un acto: ‘es human’.
Lp sabemos porcue lo sentimee humeno ¥ porque ia
vida, In mejor maesire, nas lo ha enseiado. La literer
tra, peiooldgice moderna dié en presenter, no parse
ddigmes sino ‘canoe’ y ealaveradas del coraséa, al morgen,
ead todas olla, de la étice corionte. Humane es 1s
pasién de La malzwrida hacia su padrastro, como 10
os ls pasién de Fedra hacia Hipslito, wu hijastro; hu-
sao oo uno same nin te ane
Penge cme ae
conte, ami to sus hijos, y sbandona por 6! hogar
sme sa ita em
scan oa Sit
Como es humaao el que un oxeclente padre de familin,
después de una vide soscgada y regular, pierda la chas
een ara e LE ges
enloquecido por Ias pantortillss de una bailarina, o los
spon eats me oe te
Psicolégicamente verdadero y, por lo tanto, susceptible
Teese lee lt Sutera
ao
E! principio de que les letras no toleran Io falso
psicolégico viens de lejos y eaté confirmado por uaa
‘experiencia de sigloa, (Horacio ya lo formulaba en su
Episicla a tos Prsones). ¥ que no se trata de un dogna
Sheed thee, ete mat
Estee at ens sa
Ssne Qdrspak moasauneaand
‘miopfa: pagd con fa vide de eu obra.v
DE LO GROTESCO O IMITACION DE LA REAL
DAD PLOR DE LO QUD ES
Ep los expitulos precedents, amalizand Js tren fase
de In mimesis, hemos Jlamedo ‘qrotesco” al arte que
Aefigura ta Tealided. presenténdoin peor db To que os.
“Vietor Hugo * enouentaa ex lo grotesco, revergo para
41 de To sublime, uno de los elementos carscterizantes
dol rommanticisms o, mejor, del arte cristiano. Reconoce,
tempero, cateccdenica on ef arte de los antigtos: «Loe
tritones, ls tira, Tas eflopes, son grotescos; Polifemo
8 un groteseo terrible; Sileno'es un grotesco bufén>.
Pero slo grotesco antiguo es tfmido y trata siempre
+ de caultarse, Los sitios, los tzitanas, las sizenas, eon
‘penas deforaes. Las pareas, 18 arpias, son més
lentes por sus ziributos que por sus Tasgos; las furtas
‘20u belias y se las llama ‘euménides’, os decir, duleas,
behochors Hay un velo do grandest o de divided
sobre olzoa grotoseus: Polifemo es un gignnte, Midas
tun rey, Sileno un diosa,
‘Terreno propicio para lo grotesco Ia ccmedin, Pero
agus pess In comodia. ent Tos antiguos? «Frente a los
colotgs hométicos —Exquilo, S6focles, Busfpides— caté
fon Aristimes y Diauto? TTomero los lleva consigo,
como Liéreulesllovaba a los pigmens, ovultes en su pel
de teins.
Avogura luego el autor de Cromudl que lo groiesso,
ex el ponsamionto de los modemes, tiene Un papel
nmenso, Abarea Jo deforme, lo horrible, o eéunio0, lo
41 Preasio a Crome
mr ve enoresca oo
ufo. No abarca In feo, agrogamos nosotros, pues la
copia de Yo feo, si no Iauy deformacign, da renlieme,
A nuestro parever, el srotosco heléhiea se distiague
do lan demés grotescos en qae deriva de Jo “hello max
taal, (Ge diving en ol griggo una inslintive aversién
luacia Jo feo). De ah que aparozea eavuclto, coro dive
‘Hugo, on un velo do grandoza 0 divinidad. En cambio,
el grotesco de in era cristinne os In exagoracidn do 16
‘eo natural: de una vieja ssle una braja; de un bor
bre enjuto ung estantigua; de un reptil, vestigloe o dra~
‘gonee eepantublaa. Fae groteaen horrible tiene remotos
‘antegedentes en el Asia, En ningiin continente, como
en el esidtico, la fantasfa ha parido tantos engondros.
‘Hasta el Buda ventrudo es un grotesco.
‘La Bdad Media fué incubsdora de espantajas, fué la
edad de los squelares sabstinoe, eonventfeulos de bra-
jos y hechiceras, Eu ella, el Tuzbel hermaso de lax
cesritoras se transforma en Satands, on un diablo «de
‘una risueda embajada de grotescos, les ‘mascaras’ de
Ia ‘comedia do! arte’: Polichinele, Avlequin, Pantaléa,
Matamoros, Scoramuche, Capitén, etc.
En el drama espeitol de le épocs sures, lo grotesco,
‘encamado en el ‘gracioso’, pone wis eficeefsima nota
de contrasts. LAstina que, & veces, suelta el gracioso
sue egudezes con una catgante inoportunidad, malo-
arando el patetismo de muchas escenas.
Ex el drama sespiriano Ja bufonada va mediando lo
frigioo y sacudiendo al auditorio con el exeoloirio de
lo antitético, Las chocarrerias de fos sepultureros, que
en Hamlet precedes al entierro do Ofelia, som de un
efectinino teatral inolvidable,
‘Mis adelante veremos émo 2 presenta Lo grotesco
Tandntico y lo grotesco modemo,
La deformacidn que, conduce al grotesca puede ser
sélo fisica 9 s6lo spiritual, o espivitual y fisen, Hay
fentonoes groteseos isicos, groter20e psicoléyicos y grO-7 sudan urea.
tesocs que péstcipan do la deformesién exterior © ine
terior.
‘Dr groteato fsso o2 ol ms priacitivo y slants,
1 que guntaw los nites y ala pleber ex ol experponto,
Ia otara, In reojzongs, el payaso de lon ere, eb
Bigante o el dragéa de los cuentos.
1H groteeco paculégizo oe maajar mAs delicado:exige
cocinero mis Tino 9 coxrentales mence ineullos. 8
‘ecto no es vieotada sino rsa de intelgencia.
Probablementa eran fisicos lon grovestos qe, dee
el carro de Texpis, divertian @ Joe riisticos griegos. Los
de Aristéfanes ya eran psicoligicos, pues se encere-
aaban & pablico mAs refinado, Qomo oa eabido, en Las
ruber se egocija a los ateionses a costa de Sderates
‘La fealdad de la iluatre victima e prestaba pare 1s
cearicaturs. Pero Aristofanes logra si propésito sip ne-
cesidad de ese recurso: le basta colosar al fildsofo an
situacin dessirada (colgado dentro de un canasto) y
deformat en doctrine, pretentindolo camo oa chee
‘thn, como un sofista que vende discursos, justos ¢ in-
furs, epleablea tos al arte do no paar Ina doulas.
Lo cotriente os que el escritor se ayude de to fision
para seentuer Ia daformidad ingvir. Lag soranss del
Arcipreste son hembras cerriles y slzades. Est4n en los