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Era un mnibus de 44 pasajeros. Observaba la nuca bien rasurada del pasajero de enfrente.

A su lado no viajaba nadie. A su derecha, durante parte del viaje haba observado a la mujer
dibujando cosas en la humedad del cristal.
El mnibus iba casi vaco. Durante un momento el movimiento lo arrull y los recuerdos
aparecieron.
Era a mediados de octubre. Haba hecho el viaje con dos intenciones: escuchar las
campanas y mirar la luna de octubre por ltima vez.
Cunto tiempo haba pasado desde que hizo el camino en sentido inverso? Durante cada
ao haba tenido intenciones de regresar. Y haba escuchado durante todo ese tiempo el
sonido de innumerables campanas, pero ninguna le era tan familiar.
No tuvo que esperar por su maleta, de hecho no llevaba equipaje en lo absoluto. El viaje
haba obedecido a un impulso de ltimo momento.
A unos metros de la ventanilla pasaban los bosques y slo el cristal los separaba de la
noche. Conforme aparecieron los primeros rayos del sol se fue dibujando la espesa niebla. Y
para cuando llegaron descendieron del omnibus bajo un cielo gris.
Finalmente cuando pudo ver el atardecer completamente rojo, supo que la luna brillara en lo
ms alto.
Al llegar tuvo la intencin de tomar un taxi, pero en lugar de eso camin rumbo al norte hasta
encontrar un hotel. Pidi la habitacin ms silenciosa. Era una casona con ms de cien aos
y le ofrecieron la habitacin nmero 7.
El lugar estaba tan silencioso que pareca no albergar a nadie ms. Las diez habitaciones
disponibles estaban al rededor de un patio empedrado.

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