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12 Trabajo, salud mental y diferencias de género

Yolanda de Juan Ladrón


Blanca García Carrillo

Introducción
En el siglo XXI el trabajo es una de las activida- borales, las bajas por enfermedades derivadas
des sobre las que se organizan las sociedades, y del trabajo y las incapacidades laborales indi-
por ello, en los estados modernos se incluye, can que las condiciones de seguridad en el tra-
entre las responsabilidades de los gobiernos, el bajo y promoción de la salud son más una aspi-
velar por la salud, seguridad e higiene en el en- ración que una realidad. Este capítulo analiza el
torno laboral. Sin embargo, las estadísticas estrés laboral, el síndrome de burnout o del tra-
muestran que, incluso en las sociedades más bajador quemado y el acoso laboral o mobbing,
avanzadas, ese derecho dista de estar garanti- atendiendo a las diferencias de género que se
zado. Las cifras que reflejan los accidentes la- presentan en estos fenómenos.

Estrés laboral
Se define como el conjunto de manifestaciones res europeos padece estrés. Las consecuencias
emocionales y físicas que se presentan cuando son importantes y afectan a la salud física y
las demandas del trabajo exceden las capacida- mental, a la calidad de vida y a la eficacia profe-
des y expectativas del trabajador. Según datos sional. Las investigaciones realizadas en las últi-
del estudio llevado a cabo por la Fundación mas décadas sobre la asociación del estrés con la
Europea para la Mejora de las Condiciones de salud postulan tres grupos de mediadores críti-
Vida y Trabajo en 1999, el 28 % de los trabajado- cos que alteran los efectos de los factores estre-
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santes en la salud: el apoyo social, los recursos Existen distintas posibles explicaciones al hecho
psicosociales y los recursos de afrontamiento. de que las mujeres que trabajan experimenten
mayor estrés que los hombres. Por un lado, pue-
En cuanto al género como variable mediadora, de que sean más vulnerables a los efectos del
los resultados son contradictorios, ya que algu- estrés, es decir, que respondan con un mayor
nos estudios no encuentran evidencias del papel nivel de estrés a los mismos factores estresan-
moderador de esta variable y demuestran que la tes que afrontan los hombres, debido a una per-
relación entre los factores estresantes hallados cepción más estresante de determinados aspec-
en el entorno laboral y el nivel de estrés experi- tos del entorno laboral. Mientras que la
mentado es igual entre hombres y mujeres con exposición al estrés es un factor predictor nega-
distintas profesiones (Vermeulen y Mustard, tivo significativo de la salud, tanto para hom-
2000). Puede que la ausencia de diferencias en- bres como para mujeres, el estrés percibido es
tre hombres y mujeres en el factor estrés emo- únicamente predictor para las mujeres
cional se deba a que comparamos hombres y (Weeckes y cols., 2005). Otra posible explicación
mujeres con la misma profesión, y por lo tanto sobre las diferencias entre hombres y mujeres
con el mismo rol laboral, lo que conlleva una sería la doble carga de trabajo que conlleva la
cierta igualdad de formación, salario y condicio- práctica profesional y la tarea familiar. Según
nes laborales. Esto coincide con los autores que un informe realizado por la Agencia Europea
encuentran que la relación entre las experiencias para la Seguridad y la Salud en el Trabajo
laborales y el malestar psíquico es igual para mu- (AESST), las mujeres sufren más estrés laboral y
jeres y para hombres (Barnett y Brennan, 1995). están más afectadas por factores estresantes
personales. Las que trabajan como asalariadas y
Otros estudios, en cambio, demuestran que exis- han de conciliar su vida laboral con la familiar
ten diferencias de género: el apoyo social en el suelen dedicar el doble de tiempo a las tareas
trabajo parece estar relacionado con el nivel de familiares que sus compañeros varones, lo que
estrés experimentado por ambos géneros suele ir en perjuicio de su desarrollo profesional,
(Vermeulen y Mustard, 2000) pero parece ser de sus aficiones o de su propia formación, ge-
más importante para mitigar los aspectos nega- nerándoles, en el mejor de los casos, resenti-
tivos del trabajo en mujeres que en hombres miento y frustración, cuando no algún tipo de
(Vermeulen y Mustard, 2000). En relación con patología que puede influir en su estado de sa-
esto, Greenglass y cols. (1998) encontraron que, lud (Informe SESPAS, 2004). En un estudio lle-
en las mujeres, el apoyo social de las compañe- vado a cabo recientemente entre profesionales
ras reducía el agotamiento emocional, mientras altamente cualificados en el Reino Unido se ob-
que, en los hombres, el apoyo del supervisor y de servó que únicamente un 65 % de las mujeres
los compañeros llevaba a un mayor sentimiento estaban casadas, frente a casi el 90 % de los
de realización personal. En cuanto a la sintoma- hombres que ocupaban similares puestos
tología experimentada por hombres y mujeres, (Griffin y cols., 2002). Una última posible expli-
Culbertson (1997) llevó a cabo una revisión del cación sería que hombres y mujeres trabajan en
tema y encontró mayor sintomatología depresi- distintos sectores, cada uno con sus condicio-
va y ansiosa en mujeres. En un estudio con una nes específicas, exponiéndose las mujeres a un
muestra de profesores de Matud y cols. (2002), mayor nivel de factores estresantes. En la terce-
aunque no se observan diferencias entre hom- ra Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo
bres y mujeres en cuanto al estrés laboral ni a la se comprobó que las mujeres se ven sometidas
insatisfacción con el rol laboral, las mujeres de- a un trabajo más monótono y exigente, sufren
clararon más síntomas somáticos y menos de ti- mayor acoso sexual y moral, reciben un menor
po alérgico que los hombres. salario y se enfrentan a peores perspectivas de
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promoción que los hombres. Los hombres perci- cialmente en el caso de las mujeres, mayor es el
ben que tienen un control interno más alto, lo estrés laboral experimentado, y muchos de los
que les generaría un mayor sentimiento de rea- trabajos típicos llevados a cabo por mujeres son
lización personal (Smet y cols., 2005). Cuanto de bajo estatus; por lo tanto, se espera un ma-
menor es el estatus del trabajo realizado, espe- yor nivel de estrés entre ellas.

Síndrome de quemado profesional o burnout


Hay acuerdo respecto a que el síndrome de bur- dentistas masculinos obtienen puntuaciones
nout es una respuesta que comprende una serie de más altas en la dimensión despersonalización;
alteraciones físicas, del comportamiento y emocio- sin embargo, también encontraron que los den-
nales al estrés laboral crónico. El término fue em- tistas varones trabajaban más horas a la semana
pleado originalmente en 1974 por Freudenberger y trataban a más pacientes por término medio.
para describir un conjunto de síntomas físicos su- Cuando se controlan estas variables, las diferen-
fridos por profesionales asistenciales al realizar un cias entre sexos se disipan.
sobreesfuerzo trabajando intensamente por ayu-
dar a otros, sin tomar en consideración sus propias También existen estudios que han encontrado
necesidades. A partir de los estudios de Maslach y que los hombres son más susceptibles de sufrir el
Jackson, en 1985, este síndrome adquirió verdade- síndrome de burnout (Caballero y cols., 2001).
ra importancia. Estos autores lo consideran una Por el contrario, Pera y Serra-Prat (2002), en un
respuesta principalmente emocional, que se desa- estudio realizado en un hospital de Cataluña, en-
rrolla en los profesionales cuyo objeto de trabajo contraron que la categoría profesional y el sexo
son personas. Es un síndrome tridimensional que se asociaban de forma significativa con un alto
se resume en la tabla 1. grado de burnout, siendo el sexo masculino un
factor de riesgo. Algún estudio no encuentra di-
Entre las consecuencias del síndrome destacan ferencias en la prevalencia de este síndrome se-
las alteraciones emocionales y conductuales, gún el género, como el de Benbow y Jolley (2002)
síntomas psicosomáticos, pérdida de la eficacia quienes encontraron que los niveles de burnout
laboral al disminuir el rendimiento y alteracio- no se ven mediatizados por la variable género en
nes leves de la vida familiar. El burnout también una muestra de psiquiatras del Reino Unido.
afecta de forma diferente a mujeres y hombres,
aunque existe división de opiniones en cuanto a
la mayor prevalencia de este síndrome en uno u
Tabla 1. Dimensiones del quemado profesional
otro grupo. En su estudio, Atance (1997) encon-
tró diferencias de género significativas de can- — Cansancio emocional, caracterizado por pérdida
sancio emocional, siendo las mujeres quienes progresiva de energía y fatiga
presentaron una puntuación media más eleva- — Despersonalización, entendida como el desarro-
da. Esto ya lo habían advertido Maslach y llo de sentimientos, actitudes y respuestas ne-
Jackson, quienes precisaron que las mujeres sue- gativas, distantes y frías hacia los demás, espe-
len obtener puntuaciones más altas que los cialmente los beneficiarios del propio trabajo,
hombres, mientras que ellos suelen obtener acompañado de irritabilidad y pérdida de moti-
puntuaciones más elevadas en la dimensión de vación hacia el trabajo
— Falta de realización personal, que supone res-
despersonalización. Brake y cols. (2003) confir-
puestas negativas hacia sí mismo y el trabajo
maron este último dato al encontrar que los
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Acoso laboral o mobbing


El término mobbing es un vocablo anglosajón mayor, encuentran diferencias menos marcadas
que proviene del verbo to mob y cuya traduc- con respecto a los hombres, y, finalmente, otros
ción literal podría ser acosar, linchar, atacar en trabajos encuentran una mayor prevalencia en
masa. Fue Leymann, psicólogo alemán, quien en hombres, pero con diferencias no significativas.
la década de 1980 retomó el concepto de mob- En suma, la opinión mayoritaria coincide con
bing y lo aplicó al ámbito laboral, definiéndolo una mayor prevalencia de este fenómeno en el
como «aquella situación en la que una persona género femenino.
o grupo de personas ejerce una violencia psico-
lógica extrema, de forma sistemática (al menos En un estudio en el que colaboraron médicos de
1 vez por semana) y recurrente (como mínimo toda España se analizaron 6.500 bajas laborales,
6 meses) sobre otra persona en el lugar de tra- sospechando la presencia de mobbing en un to-
bajo». Si bien los datos sobre las personas hosti- tal de 111 casos, lo que supondría un 1,71 % del to-
gadas en su lugar de trabajo resultan alarman- tal. De estos casos, estimaban que la media de edad
tes, merece destacarse que esta situación afecta era de 37,7 años, con una mayor incidencia en las
también a las personas que, sin ser víctimas de mujeres (68,5 %) que en los hombres (34,2 %). Este
la situación, observan episodios de acoso en su estudio concluye que siendo las mujeres minoría
lugar de trabajo. en el ámbito del trabajo remunerado, es muy des-
tacable que sean más acosadas que los hombres
Las cifras de incidencia en la población varían en una relación 2:1, dato coincidente con los pu-
mucho de un estudio a otro, aunque en cual- blicados e interpreta esta mayor victimización de
quier caso parece establecido que se trata de un la mujer como un signo de que en el ámbito la-
problema con una frecuencia bastante elevada boral los conceptos sobre igualdad de derechos y
en las sociedades occidentales. En España, el úl- oportunidades no están plenamente asentados
timo informe de la Fundación Europea para la (Pastrana, 2002). Estos datos estarían en conso-
Mejora de las Condiciones de Trabajo (2001) es- nancia con los estimados por el Dictamen
timaba que unas 750.000 personas padecen Económico y Social Francés (CES) adoptado en el
acoso psicológico en su trabajo. Se trata de una 2001 y que concluía que el acoso moral es más
estimación muy benévola si se compara con los frecuente en mujeres, siendo casi el 70 % de los
datos derivados del Quinto Informe Cisneros de- afectados del sexo femenino. Se encontró tam-
sarrollado por Piñuel en la Universidad de Alcalá, bién que era habitual que afectara a minorías ét-
que afirma que en España, más de 1,5 millones nicas, religiosas, políticas o a personas que sufrí-
de personas son víctimas de hostigamiento la- an algún tipo de discapacidad. Por otra parte, las
boral, lo que supone más del 15 % de los traba- conclusiones de las Jornadas sobre mobbing, ce-
jadores en activo. Estudios recientes señalan que lebradas en Barcelona (2000), estimaron que la
entre el 5 y el 11 % de la población occidental incidencia del mobbing en Europa era superior en
trabajadora podrían ser víctimas de este tipo de las mujeres, pero sólo ligeramente con respecto a
violencia, habiéndose cifrado en un 8 % la po- los hombres (9 frente al 7 %). Piñuel y Zabala
blación europea que sufre acoso psicológico en (2001) por el contrario, analizando los datos del I
el trabajo. En cuanto a la distribución de la pre- Informe Cisneros, encontraron un ligero predo-
valencia según sexos, los resultados son contra- minio de los hombres como víctimas (52,33 %)
dictorios: algunos estudios defienden una ma- frente al colectivo femenino (47,06 %), aunque,
yor prevalencia en mujeres; otros, aun posteriormente, al hacer un «retrato robot» de la
reconociendo que la prevalencia en mujeres es víctima, reconocían que apenas existen diferen-
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cias entre uno y otro género. Sin embargo, en- tales, sector inmobiliario, banca e incluso ONG.
contraron claras diferencias en cuanto al mayor Así, el III Informe Cisneros, realizado en el colec-
resentimiento psicológico que presentan los tivo de enfermería, dio como resultado una inci-
hombres con respecto a las mujeres durante la dencia media de mobbing del 33 % en esta pro-
experiencia de acoso. Esto podría estar relaciona- fesión. El perfil de la víctima según este mismo
do con la diferencia entre ambos sexos respecto estudio es el de una mujer de media de edad de
al tiempo medio que aguantan en el lugar de tra- 40 a 50 años y con contrato fijo. Es destacable la
bajo una vez que ha comenzado la conducta de presencia de mobbing en la organización sanita-
hostigamiento (las mujeres 15 meses y los hom- ria; se han comunicado riesgos muy elevados de
bres 18 meses). acoso moral en este ámbito al darse un entorno
muy competitivo, con estructuras piramidales
El mobbing se ha descrito en instituciones alta- muy marcadas. Recientemente, en un estudio
mente reglamentadas y conservadoras en las que llevado a cabo por el Colegio Oficial de Médicos
hay poca tolerancia a la diversidad y fuertes vín- de Madrid, en el año 2003, sobre una muestra de
culos entre sus miembros. Aunque su presencia 1.554 facultativos, revelaba que el 32 % de los
no está excluida de ninguna institución, es más participantes declaraba haber sufrido algún tipo
probable en la administración del Estado (escue- de acoso moral en su trabajo; no hubo diferen-
las, universidades, fuerzas armadas, etc.), hospi- cias significativas por sexo en este estudio.

Conclusión
Se estima que el estrés laboral, así como el síndro- tes medidas preventivas, así como los tratamien-
me de burnout y el mobbing, son un importante tos más eficaces. En la III Encuesta Europea de
problema social, no sólo por la repercusión en la Condiciones de Trabajo se afirma que dado que
salud de los afectados, sino también por los eleva- muchos de los estudios realizados sobre la salud
dos costes indirectos que ocasiona, derivados de la laboral se han llevado a cabo en clave masculina,
disminución del rendimiento, del aumento del ab- se han enmascarado las diferencias de las mujeres
sentismo laboral y de la accidentalidad, así como y sería necesario abordar el tema con un enfoque
de las bajas laborales. Las cifras de afectados están de género, es decir, teniendo en cuenta a las mu-
aumentando de forma espectacular en los últimos jeres y la especificidad de los trabajos que realizan;
años, siendo cada vez más prioritaria la puesta en con esto también esperan aclarar las contradiccio-
marcha de investigaciones para conocer bien esta nes que existen sobre la prevalencia de estos fenó-
problemática y poder adoptar las correspondien- menos en función del género.

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