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El método formal

en los estudios literarios1

MDL671-108-1
Estética y Metodología en Bajtin
Prof. Manuel Jofré B.

Doctorado en Literatura Hispanoamericana


Humberto Olea Montero, 2009

1 Bajtin, Mijail (Pavel N. Medvedev). El método formal en los estudios literarios. Madrid: Alianza Editorial
S.A., 1994.

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Introducción2

En la presente obra, Pavel Medvedev, analizará las corrientes de crítica artística de su

época (1928): simbolismo, positivismo, pero especialmente el formalismo. Las criticará y

refutará y, al mismo tiempo, podrá presentar su propia teoría de los estudios artísticos y en

especial de los literarios.

Si bien la obra está firmada por Pavel Medveded, posteriores declaraciones, han

hecho dudar de su autoría y prefieren presentarla como obra de M. Bajtin3. Como sucede con

la edición utilizada para este ensayo.

También el autor deberá presentar y ampliar las teorías artísticas marxistas que en

ese momento son muy limitadas. Pero basándose en la dialéctica e incorporando el factor

social dentro de su estudio generará un sistema que permite sacar a luz factores que habían

sido ignorados por las teorías anteriores y que las había hecho llegar a un estancamiento al no

considerar el medio que rodea a la obra literaria y su influencia en ella.

En esta investigación aplicará, desarrollará o creará conceptos fundamentales para el

análisis literario como ideologema, horizonte ideológico, valoración social, puente ideológico,

etc. Planteará la importancia del proceso comunicativo como relación dinámica entre emisor y

receptor en un medio, además de anunciar sin denominar el naciente cronotopo.

La obra

La presente obra está dividida por el autor en cuatro partes:

Objeto y tareas de los estudios literarios marxistas.

Una contribución a la historia del método formal


2 Las notas irán señalando la página de los temas más importantes dentro de la edición que utilizo.
3 Holquist, Michael. Dialogism. Bakhtin and his world. Londres y Nueva York: Routledge, 1994. p. 8.

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El método formal en la poética

El método formal en la historia literaria

En ellas desarrollará sus ideas con la siguiente estructura:

Una sección en que analiza la carencia de un sistema para análisis literario del

marxismo. Una sección de crítica a los conceptos de los formalistas rusos y finalmente la

presentación de sus propias teorías para la realización de los estudios literarios y que se

relaciona con su primera sección.

Estas secciones se entrelazan con el temario original y van abarcando una segunda

discusión no menor en el tema principal: el tema político, señalando que su análisis es de raíz

marxista y que busca completar un vacío en dicha doctrina. Relacionar a los formalistas con

los futuristas, es decir, una corriente fascista o al menos burguesa.

Tal como postula Medveded, al analizar su obra tampoco podemos caer en el error de

estudiarla ajena a su horizonte ideológico ni a su contexto discursivo. El simple hecho de de la

discusión sobre la autoría de esta obra es relevante y anticipa que no va a poder decir todo lo

que quisiera decir4.

El desarrollo lo realizará dialógicamente, conversando con las posiciones que

presenta, evitando siempre caer en tonos monológicos.

Primera parte

El estudio de las ideologías y sus tareas inmediatas

En primer lugar considera que deberá definirse una super ciencia para el estudio

4 Bajtin fue arrestado 1929 y permanecerá aproximadamente hasta 1936 en Kustenai.

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literario: la ciencia de las ideologías y un método único de estudio. Sin olvidar que la

literatura forma parte, junto a las ciencias, la moral y la religión, de una superestructura

sujeta a una ley socioeconómica única5.

En la época que publica esta obra, 1928, el autor vive en la URSS (creada en 1922)

bajo el gobierno stalinista (que no se menciona) y en la Europa Occidental se aprecia una

crisis entre un positivismo carente de sentido y un idealismo alejado de la realidad.

Considera que la salida a esta crisis sólo la ofrece el marxismo dialéctico, ya que de

dichas dos posiciones contradictorias no se deduce un tertium non datur6. Es decir, no hay un

punto intermedio entre ambas ni tampoco es posible un eclecticismo, como está usando sus

contemporáneos.

Dichas tendencias, siguiendo el sistema de las ciencias fisiológicas, se han dedicado al

análisis de problemas individuales, y con ello han olvidado que el hombre individual aislado

no crea ideologías, que la creación ideológica y su concepción se llevan a cabo únicamente

mediante el proceso de comunicación social.

Dichas corrientes han ignorado ese sentido, privilegiando la conciencia individual del

creador o del receptor, radicándola en el interior, mientras que para Medvedev la creatividad

ideológica reside entre nosotros, es decir en el contacto, en el diálogo, y es una realidad

social7.

Para el análisis marxista, la creatividad ideológica genera un producto ideológico:

ideologema, que es parte de la realidad social y material que rodea al hombre.

5 op. cit. p. 42.


6 op. cit. p. 45.
7 op. cit. p. 47.

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De esta manera, una palabra, un poema, como producto ideológico no puede ser ajeno

a su entorno ideológico, su significación no existe fuera de la relación social que le da un

sentido. No existen fuera de una forma de comunicación social.

Al considerar el ideologema como un producto social, se deja fuera la creación

artística como un concepto de creación y/o consumo individual y las deducciones hedonistas

q u e ello implica8. Al no haberse estudiado la vida ideológica como una comunicación

ideológica, se ha priorizado la imagen idealista de la contraparte: la conciencia solitaria ajena

a su entorno social.

El hombre está inmerso en un medio ideológico, rodeado de fenómenos ideológicos,

“objetos signo”, de diferentes tipos y categorías: de palabras variadas, de símbolos y creencias

religiosas, obras plásticas, etc.

Este medio es la conciencia social de una cierta colectividad que está determinada por

la existencia económica y determina la conciencia individual de sus miembros. Se manifiesta

en la lengua, las conversaciones, los mitos, el arte, etc.

La filosofía idealista, por una parte, ignoró estos conceptos y los reemplazó por nexos

extraespaciales y extratemporales de signos abstractos.

Las ciencias positivistas, en cambio, no aceptaron este universo ideal unitario y sólo

vieron infinidad de datos individuales inconexos.

También los marxistas en ocasiones subestiman la importancia del medio ideológico y

su unidad concreta y se trasladan rápidamente a analizar el medio socioeconómico. Al

estudiar los elementos aislados de la unidad que les da el medio ideológico caen en una
8 op. cit. p. 52.

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simplificación que Medvedev califica de ingenua: “como pensar que una rima se relaciona con

otra... bajo la acción de la causalidad económica.”9 Se saltan el análisis de la obra literaria

como tal dentro de su propio entorno.

La tareas inmediatas de los estudios literarios

La literatura forma parte de las superestructuras ideológicas, como las ciencias, pero

forman una sección autónoma debido a la estructura específica en que usan sus contenidos, ya

que refleja y refracta otras esferas ideológicas, es decir, la literatura refleja en su “contenido”

la totalidad del horizonte ideológico del cual ella es parte”10.

La literatura no toma estos conocimientos de fuentes científicas ni de los sistemas

ideológicos, sino directamente del proceso generativo viviente de la cognición. Esto le permite

anticipar incluso de manera intuitiva ideologemas en proceso de elaboración. Elementos que

aun no forman parte del horizonte ideológico pero que se encuentran en etapa de desarrollo y

hace aparentar en ocasiones estar separada de la realidad o adelantada a ella en su

argumento.

El argumento constituyente de una obra representa una vida refractada

ideológicamente y está conformada por conflictos ideológicos. Ellos van a variar dependiendo

del horizonte ideológico en el que están incluidos: señor feudal, funcionario, campesino,

obrero, etc. Este proceso de refracción ideológica es ineludible para el análisis de una obra

literaria. Ya que pueden convivir y conviven en un mismo momento histórico, diversas obras

provenientes de horizontes ideológicos diferentes y en ocasiones contradictorios.

El proceso es dialéctico, luego la literatura al importar estos signos crea nuevos signos
9 op. cit. p.56.
10 op. cit. p. 60.

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de comunicación ideológica.

La literatura presenta dos reflejos que es preciso distinguir: a) reflejo del medio

ideológico en el contenido literario y b) reflejo de las bases socioeconómicas.

Estos factores llevan a tres confusiones características:

1. No ver la autonomía de la obra literaria y limitarse a este reflejo, viéndola sólo

como servidora y transmisora de ideología.

2. Confundir el horizonte ideológico de la obra con un único horizonte: “Descubrir

un mundo representado por un artista no significa penetrar en la realidad

efectiva de la vida.”11

3. Al centrarse en un aspecto se olvidan muchos otros aspectos reflejados por el

artista, magnificando sólo una faceta.

Al caer en estos errores se obtiene una mala filosofía, una realidad endeble, conceptos

incompletos y se pasa por alto el análisis de la estructura artística.

En este tema creemos ver una crítica muy fuerte y sutil a los sistemas de

endiosamiento de artistas y que impide ver su obra artística. La obra es vista como una

creación filosófica o política y su autor pasa a ser “la voz de…” y su obra ya no es analizada

desde un enfoque artístico sino como fenómeno social. Para sus adherentes será un

manifiesto, para sus detractores una suma de errores, pero su contenido artístico será

olvidado.

Al intentar ver en una obra literaria realidades donde sólo hay refracciones o valores
11 op. cit. p. 62.

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universales que escapan al horizonte ideológico, el crítico se desvía, ya no ve el auténtico

proceso de generación del arte que se plasma en la obra del artista. Donde el artista es sólo

artista, no voz del pueblo o faro de las masas.

La labor del crítico no debe extraviarse en el análisis de ideologemas extra-artísticos

sino en la definición social del propio ideologema artístico, es decir la obra misma.

Sin embargo, se puede analizar una obra literaria como un objeto único dentro de un

medio ideológico y no dentro del mundo literario. Pero eso nos impedirá ver su lugar en el

medio ideológico.

Se debe considerar la relación dinámica entre los diversos medios: una obra de arte se

encuentra en la unidad de un medio literario, dicho medio literario se sitúa dentro del proceso

generativo del medio ideológico y finalmente, éste en el medio socio-económico que lo rodea.

Medio literario > medio ideológico > medio socio-económico

Estos fenómenos cobran vida en su interacción. El factor social entonces, es

primordial en el análisis literario. Cada fenómeno literario está determinado desde dentro por

la propia literatura y desde fuera por otras áreas de la vida social.12

La deformación en este campo de algunos críticos marxistas los ha llevado a sólo

buscar contenidos externos y olvidar aquellos literarios, reduciendo el método marxista al

estudio de la influencia de los factores extra-literarios sobre la literatura. Sin embargo, cuando

deben analizar la obra desde un punto de vista literario: la terminología, rasgos estructurales,

género, estilo, etc. vuelven a la poética tradicional que se basa en la sicología y la lingüística,

pero de ningún modo al método sociológico marxista.


12 op. cit. p. 76.

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Esta labor le corresponde a la “poética sociológica”, que deberá delimitar una obra

literaria en cuanto tal, dar una exposición de su estructura, determinar sus formas y especies

posibles y determinar sus elementos y funciones13. La primera labor de esta nueva ciencia será

la correspondencia de los estilos poéticos con determinado estilo económico, lo cual exigirá,

en primer lugar, aclarar la naturaleza social de un estilo poético.

El campo más interesado en la existencia de esta poética es la crítica literaria por la

pugna que existe en ella entre los criterios ideológicos (extra-literarios) y los artísticos, o dicho

de otra manera, los criterios sociales y los individuales.

Generalmente tiende a hacer exigencias ajenas a su labor al artista. El poeta, para

realizar la labor social que se le exige, primero debe traducirla a su lenguaje poético,

formularla como un problema poético y solucionarlo con recursos de la poesía: “Una crítica

competente y saludable debe plantear al artista una “tarea social” en su propio lenguaje, en

cuanto a tarea poética”14 y no como una obra social sin criterios propios del género usado.

Creemos que en este punto vuelve a referirse a la crítica simplista en que todo debe

ser evidente: obreros buenos, capitalistas malos, muchas banderas rojas flameando en el

horizontes de un mundo libre del yugo capitalista, pero con ausencia de lenguaje poético.

Después de esta introducción, presenta el tema a tratar: el “método formal” desconoce

la naturaleza social de la literatura. Es necesario, para la construcción de la ciencia literaria

marxista, refutar una a una todas sus proposiciones dentro de la singularidad del fenómeno

literario.

Una contribución a la historia del método formal


13 op. cit. p. 81.
14 op. cit. p. 84

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El método formal en los estudios del arte euro-occidentales

Su estudio se va a central especialmente en los formalistas rusos que “no se apoyan en

nadie ni hacen referencia sino a sí mismos.15”

La corriente europea se formó en la lucha contra el idealismo y el el positivismo.

Bajtin rechaza muy brevemente y con explicaciones muy comprimidas cinco

postulados que considera fundamentales entre los primeros formalistas (von Marées, Fiedler

y Hildebrand).

1. No acepta separar la obra final de sus elementos constituyentes, ya que los

considera un conjunto inseparable. 2. No puede hacerse separación entre técnica y

realización, ya que van unidos siempre. 3. Los formalistas europeos creen en una plenitud

semántica: todo elemento lleva un mensaje, en oposición al realismo que veía elementos con

un sentido ornamental inferior (en esto difieren de los formalistas rusos). 4. La obra existe

para el pensamiento, para el sentimiento, para el alma; para nuestro autor debe ser tangible,

concreto: para el ojo. 5. “El arte sin nombre” que busca construir una historia objetiva del arte

y sus obras, pero cerrada en sí misma. Obviamente esto lo rechazará Medvedev, ya que dicha

teoría reniega de toda influencia del medio social.

El método formal en Rusia

Nace en 1914 con la obra de V. B. Shklovski, La resurrección de la palabra, los

formalistas rusos no tuvieron que luchar contra el positivismo sino contra el eclecticismo en

general, y eso los llevó a una tendencia positivista y naturalista.

15 op. cit. p. 91.

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En su primera etapa buscan “resucitar la palabra”, al estilo de los simbolistas, para los

cuales ésta no representa ni expresa, sino simboliza. Pero ellos buscarán liberar a la palabra

de las tendencias filosóficas y religiosas, su búsqueda trata de desenmascarar y eliminar lo

viejo en ellas. En esta etapa serán frecuentes términos como “lenguaje transracional”,

“distanciamiento” y “desautomatización” conceptos que introducen el alejamiento del

contenido semántico.

Pare a ellos, el arte es simplemente un procedimiento que se opone sin cesar al

sentido, al pensamiento, a la verdad artística, al contenido social, etc.16

De este modo, sus descubrimientos se fundan en quitar a la palabra y a la obra

literaria aspectos importantes. En este sentido, los relaciona con el nihilismo.

En su polémica con otras corrientes, tienden a ser lo opuesto a sus contenedores,

perdiendo el sentido de su búsqueda. Así, al restar importancia a la significación, no llegaban

a la estructura poética sino a una codificación del objeto estudiado.

Pero esto engendra también valores positivos, al ver al poeta como un maestro

artesano y su maestría en el dominio poético. Pero olvidan el aspecto creativo, viendo sólo el

táctico.

En su segunda etapa (1920-21), el formalismo ruso comienza discusiones internas que

lo lleva a desarrollar trabajos más elaborados siguiendo el estilo de los trabajos científicos. Sus

polémicas con los marxistas se centran en el tema de la influencia de los factores sociales

externos. Este no es resuelto y los formalistas se interesan más en problemas de estilo y

composición además de métrica y ritmo. Temas en los cuales hacen aportes interesantes.

16 op. cit. p. 118.

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En el momento en que Bajtin/Medvedev escribe su obra la situación del formalismo

ha variado a cuatro tendencias principales: Academicismo, que suaviza los antiguos

argumentos (Zhirmunski). En retorno al enfoque psicológico y filosófico. Incorporación del

método social y finalmente, un formalismo conservador que comienza a aceptar influencias

sociales en la obra.

La crítica podría situarse en la visión detallista de los fundamentalistas olvidando la

visión de conjunto que nace al iniciar la investigación desde lo social. Al carecer de una visión

de mundo los elementos singulares toman el rol principal. El crítico se pierde en un

sinnúmero de detalles, todos de igual o similar importancia.

El método formal en la poética

El lenguaje poético como objeto de la poética

Para los formalistas, el método es dependiente y secundario. El método debe

acomodarse a los rasgos específicos del objeto estudiado. El método no es bueno por sí

mismo, sólo lo es si se acomoda a los rasgos y es capaz de aprehenderlos. La clave está en el

propio objeto y su organización específica17.

Creemos que esta afirmación del autor es conflictiva con su posición categórica, casi

declaración de fe de la primera parte, al presentar al marxismo y la dialéctica marxista como

el método (aún en desarrollo) para utilizar, pero comprensible con su momento histórico. La

obra se inicia declarando su adhesión al sistema marxista, única forma de avanzar en sus

estudios. En este momento, ya en la mitad de la obra (donde no llegan los censores) se

permite modular su pensamiento inicial: el buen método mal aplicado también puede ocultar

la realidad.
17 op. cit. p. 137.

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La gran proposición del autor, de analizar la obra de su medio social debe de aplicarse

a el mismo. En este estudio se puede apreciar la casi ausencia del rol del artista, del individuo.

Y eso la deja trunca. Ese tema hubiera sido imposible de tratar en el momento histórico en

que se escribe. La tendencia oficial en aquél momento en la URSS, se orienta sólo hacia el

artista social, monológico, que representa y refleja en su arte las luchas de los trabajadores

pero, al mismo tiempo niega toda individualidad en su obra.

De esta manera, en la primera parte, presenta su adhesión al marxismo y más

adelante destacará la relación del formalismo con el futurismo, que ya en la época de

publicación mostraba su adherencia al fascismo en Italia.

Por eso es importante su coincidencia con los formalistas, en cuanto a no petrificar el

método y hacerlo algo sagrado e intocable. Tal como dejan de ver la obra por su dedicación a

los detalles, también es posible no verla por priorizar el método.

El método inicial no debe de ser ad hoc confiando en una intuición, debe orientarse

hacia un contexto metodológico amplio, ya que los estudios literarios no son una primera

disciplina, así, su objeto de estudio primario fue el lenguaje poético y no la estructura concreta

de una obra literaria.

Los formalistas formaron la OPOIAZ, “Sociedad para el estudio del lenguaje poético” que

en vez de iniciar el análisis de la estructura poética, siguiendo un sistema naturalista,

comenzará por el lenguaje poético y sus elementos. De este modo la estructura poética estaba

destinada a ilustrar la teoría del lenguaje poético creada por ellos18. Posteriormente

sustituirán “contenido” y “forma” por los conceptos de “material” y “procedimiento”.

18 op. cit. p. 140.

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El método formal abarcará varios temas que Medvedev analizará y rechazará.

– Considerar el lenguaje poético como una lengua especial y no verla como un producto

social.

– Este lenguaje poético no lo ven como generado desde una estructura poética. Es la

estructura poética la que puede transformar cualquier elemento lingüístico en poético.

– Transfieren acríticamente tanto los rasgos constructivos de las obras literarias como los

elementos lingüísticos a la construcción poética, priorizando la temática lingüística. De

esta manera, pareciera que una obra literaria se estructura a partir de formas

gramaticales.

– No ve un lenguaje poético, sino funciones poéticas que residen en la estructura de las

obras poéticas.

Analizan la obra literaria y creen encontrar en ella un lenguaje particular, específico,

que se opone al lenguaje cotidiano. Bajtin en cambio ve el eje en el proceso comunicativo, es

éste el que definirá si es lenguaje cotidiano o poético, cambiando la generación desde la

temática lingüística al campo social.

En los análisis formalistas aparecen muchas características de este lenguaje poético,

pero ninguna definición positiva de él. Se presentan las diferencias entre ambos lenguajes,

usando lo que describe como método apofático: definir por la negación.19

Si el lenguaje poético se define por la negación tendremos un lenguaje que es

parasitario del cotidiano, un lenguaje absolutamente improductivo y no creativo y su único

19 op. cit. p. 152.

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aporte posible sería la infracción al lenguaje cotidiano.

Pero incluso este lenguaje cotidiano aparece pobremente definido, ya que la

lingüística construyó sus conceptos en una completa abstracción sin ver los rasgos singulares

de la estructura cotidiana. No ve características utilizadas permanentemente, como el tacto, la

cautela, relaciones verticales, etc. Que son primordiales y definitorias en el proceso

comunicativo. Todas estas relaciones no se refieren a la lengua, sino a ciertas construcciones y

se determinan plenamente por las condiciones y objetivos de la comunicación20.

El lenguaje cotidiano también debe ser incluido en un contexto social e histórico para

su análisis. Al quitarle su entorno y su interrelación social también se vuelve a un concepto

improductivo y no creativo.

Algo similar sucederá en su análisis del sonido y sus derivados: ritmo, rima, partición

de estrofas, iteraciones, etc. El sonido tendrá una gran importancia en la significación

constructiva de una obra poética. Deberá estudiarse la coordinación sonido/sentido en su

totalidad del objeto que construyen.

Para los formalistas, el sonido se disfruta individual y hedonísticamente. El sonido no

significa en el organismo ni en la naturaleza, sino entre la gente, y además entre la gente

socialmente organizada dentro de un horizonte específico. Por eso no puede ser comprendido

fuera de las condiciones concretas de esta organización21.

Material y procedimiento como factores de la estructura poética

En una obra en prosa, los formalistas distinguieron dos modos: argumento y discurso

20 op. cit. p. 159.


21 op. cit. p. 171.

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oral estilizado o tono personal (skaz). Argumento será la forma que construye el autor en que

va hilando los diversos sucesos (fábula), agregando disgresiones interruptoras. La fábula de la

obra será por ejemplo la historia de un héroe y el autor, organizando las secuencias de

situaciones (argumento), el autor construirá El Quijote. El argumento se ajusta a la idea de

obra-objeto. El artista realiza un procedimiento y lo analizable es este manejo que realiza, el

contenido, ya no tiene importancia para el crítico. Este procedimiento es originado por una

motivación.

La motivación del procedimiento será denominada “material”22. Con este concepto,

toda una parte de la labor del poeta queda fuera de análisis, es extra-artística. Este material se

encuentra tal como el escultor encuentra su mármol, citando a Medvedev. No existe un

momento de elaboración de éste. La separación entre material y procedimiento la considera

ficticia e injustificable.

Sin embargo ¿cómo distingo la motivación del procedimiento? En una obra bien

estructurada no es posible encontrar elementos que carezcan de significación constructiva, es

decir motivos. Sólo en la novela en que los elementos están introducidos torpemente se

descubre la retardación, disgresión o ruptura. Solamente un hecho que de por sí carece de

significación interna necesita una motivación23. El concepto formalista de “motivación” en una

obra de arte no existe, ya que en ella nada es sustituible.

¿Qué es lo que une entonces la palabra con su sentido? Para Medvedev es la

valoración social, el sentido que le da un grupo social en un momento dado. La definición de

la palabra entregada por el diccionario es totalmente eventual y técnica. Entre esta realidad

22 op. cit. p. 185.


23 op. cit. p. 189.

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puntual de la palabra y su significación está el valor que le da la asociación.

Pero todo enunciado es una acto social, es parte de la realidad social. La relación entre

signo y sentido existe sólo para un enunciado determinado y en un momento dado. A este

concepto Medvedev denominará valoración social:

Denominamos valoración social a esta actualidad histórica que une la


existencia singular del enunciado con la plenitud y carácter general de su
sentido, actualidad que individualiza y concreta el sentido, y que asigna el
sentido a la materialidad fónica de la palabra aquí y ahora24.

Esta valoración social será matizada por la entonación expresiva, que se refleja en

cada palabra del enunciado y las hace históricamente irrepetible. La palabra no llega al

enunciado desde el diccionario sino desde la realidad y es ahí donde debemos buscarla.

El poeta no busca formas lingüísticas sino las valoraciones que estas encierran. Al

elegirlas y combinarlas, elige y combina sus valoraciones sociales no sus valoraciones

lingüísticas.

Si una palabra es usada por diferentes grupos sociales se entonarán de diferente

manera. Las mismas construcciones gramaticales formarán combinaciones semánticas y

estilísticas profundamente distintas. Por eso, dos grupos sociales sustancialmente distintos no

pueden poseer el mismo arsenal lingüístico.25 El diccionario nos hace creer esa utopía

semiológica, pero sólo el medio muestra los significados que le son propios.

Pero en la creación poética se presentan diferencias, el enunciado está separado de su

objeto y también está aislado de la acción. La valoración social termina en el enunciado

24 op. cit. p. 195.


25 op. cit. p. 199.

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poético. Por esto es el organizador de la construcción y abarcará todo su desarrollo desde el

inicio hasta su recepción.

Los elementos de la construcción artística

El tema del género no se considera dentro de los procedimientos sino de una manera

mecánica. La verdadera importancia del género no fue comprendida por los formalistas. El

género tipifica la totalidad del enunciado. La importancia de cada elemento estará relacionada

con el género seleccionado.

La obra artística estará orientada en dos direcciones y esta orientación definirá el

género: en primer lugar está orientada a un oyente o receptor y, a continuación, está orientada

hacia la vida. En primera opción está orientada a un cierto público en cierta circunstancia,

lugar y tiempo. De esta manera también se orienta a la vida y entra a convivir con una

realidad: una festividad, un ritual. Cada género está orientado a alguno de estos posibles

espacios sociales.

La unidad temática de la obra no puede tampoco ser analizada desde el punto de la

lengua, ya que la trasciende. Una obra, en cuanto tal, no se compone de oraciones y períodos,

sino de su realidad circundante, de las circunstancias de lugar y tiempo.

Cada género posee sus recursos de ver y concebir la realidad y cada artista debe

aprender a ver la realidad con los ojos de cierto género. La realidad del género y realidad

accesible al género están íntimamente ligadas. La concepción de la realidad se genera en la

comunicación social y, de ahí se deduce que una poética del género sólo puede ser una visión

social del género y no una combinación fortuita de procedimientos elegidos al azar.

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Los formalistas en su análisis dan por resuelto el trabajo de la creación, dan por hecho

la fábula y el problema, pero incluso los elementos que analizan los separan de la realidad

social en que se desarrollan.

El método formal en la historia literaria

La obra de arte como dación externa a la conciencia

El trabajo que desarrollan los formalistas merece respeto por lo profundo y serio y por

este motivo es respetado por Bajtin, sólo que lo considera dirigido al punto equivocado. Está

de acuerdo al rechazo que hacen al negar el psicologismo subjetivo en los estudios literarios.

Pero no está de acuerdo cuando los separan del mundo social e ideológico. Para ellos la visión

del mundo, valoraciones, estados de ánimo, son parte de la subjetividad, al ignorarlos por una

errada clasificación dejaron fuera de su estudio el análisis ideológico.

Lo mismo hacen cuando excluyen alma y en realidad excluyen de la obra todo lo

significativo desde el punto de vista ideológico.26 En cambio, usan el concepto de

“perceptibilidad” que es vacío, ya que es subjetivo y depende de condiciones y circunstancias

siempre variables y no objetivables.

Todo enunciado representa un mensaje inseparable de la comunicación. Lo que se

comunica es inseparable de las condiciones concretas de la comunicación Para los formalistas

la comunicación está prefigurada e inmóvil y el mensaje es estático.

El mensaje no se transmite de una persona a otra, sino que se construye a modo de

puente ideológico, en el proceso de interacción de ellos.27 Esta interacción humana es la que

permite la compresión de la obra. Es dialéctica y se desarrolla dentro del horizonte ideológico


26 op. cit. p. 232.
27 op. cit. p. 236.

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de los sujetos involucrados.

Pero se presentan en diferentes períodos conflictos que parecieran negar estos

conceptos sociales de Medvedev, como son las ideas del “arte por el arte”, la “naturaleza

autónoma del arte” u otras concepciones artísticas. Dichos factores toman importancia porque

se hacen internos a la literatura y entran en conflicto con factores externos, llegan a estar en

contradicción por ser pertenecientes a otra clase enfrentados a un horizonte ideológico

antagónico. No es la naturaleza de la literatura la que está en conflicto, sino estos elementos

internos correspondientes a un período dado y propios de las clases y sus diferentes visiones.

Será importante entonces, la clarificación de lo “interno” y lo “externo” en la literatura u otra

ideología.

La teoría formalista de la evolución histórica de la literatura

Para los formalistas “la historia de la literatura se mueve hacia adelante siguiendo una

línea discontinua y llena de rupturas”, dice citando a Shklovski. La diferentes escuelas (que se

desarrollan en torno a un individuo y duran una generación) conviven simultáneamente y van

intercambiando sus puestos, naciendo y muriendo. Su desarrollo es generacional y se da en el

campo de la “automatización-perceptibilidad”: aparecen y desaparecen de nuestra percepción

siguiendo una ley psicofísica, pero no han descubierto una regla que gobierne esa explicación.

No es una evolución, sino cambios que se producen esporádicamente, Tampoco es dialéctica,

ya que en ese caso llevaría en su interior el germen contradictorio y en ésta el cambio es

externo.

Todo se vería muy distinto si los formalistas relacionaran la perceptibilidad y

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automatización con las condiciones generales ideológicas y socioeconómicas de la época28.

Pero también en este caso esos términos serían ineficientes, ya que son características

inmanentes de la construcción artística. Por eso Bajtin ha debido hacer este

Los formalistas, considera Bajtin, fueron un fecundo aporte al plantear los problemas

en un alto nivel. Con ellos han dado una base a la ciencia literaria marxista para su desarrollo.

Conclusiones

…”una obra poética, igual que cualquier enunciado individual, aparece


como la unidad indisoluble del sentido y de la realidad, basada en la unidad
de la valoración social que la impregna de lado a lado.”29

Este trabajo, originalmente firmado por Pavel Medvedev y atribuido a M. Bajtin en los

años setenta por su alumno Viacheslav V. Ivanov, ha realizado una amplia revisión de los

conceptos básicos en que se debiera basar un análisis literario marxista.

Para ello ha tomado como eje principal la crítica a las teorías de los formalistas rusos.

Evitando la permanente negación de sus postulados al presentar positivamente sus propias

ideas en contraposición.

Podría separarse fácilmente la teoría personal de Bajtin de las formulaciones ajenas,

pero esto rompería su estilo análisis dialógico. El autor ha preferido más que una postulación

de sus propias teorías, siguiendo el camino de la interacción de variados pensamientos,

hacerlos hablar, compararlos y llegar a conclusiones.

No es un tratado científico en el cual se presenta una nueva teoría sino que es la

presentación práctica de una teoría que se confirma en su desarrollo.

28 op. cit. p. 255.


29 op. cit. p. 200.

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De esta manera, la obra se va desarrollando lentamente con un temario muy

detallado, llevándonos a descubrir su propio pensamiento. El autor dialoga con teóricos que

analiza, acepta o contradice, pero al mismo tiempo avanza muy lentamente (incluso con

muchísima reiteración) presentando no sólo sus propias ideas, sino también presentando tan

sólidamente como es posible los argumentos contrarios, y no es raro que nos sorprenda al

dejar al lector casi convencido con una explicación que a continuación procederá a refutar.

El desarrollo teórico tendrá en todo momento presente la gran diferencia con el

movimiento formalista y sus líneas derivadas que llegan hasta nuestra actualidad: toda

comunicación es de contenido social y se realiza dentro de un horizonte ideológico.

No existen elementos abstractos ajenos al tiempo y espacio. Las artes y las ciencias

forman parte de la superestructura de la sociedad. Y están por tanto, relacionadas con su

infraestructura económica.

El negar al análisis artístico su entorno social genera la detección de interminables

elementos inconexos que no logran llegar a construir una respuesta al contenido de la obra

artística. Es el inicio del desvío de los formalistas que los llevará a priorizar los análisis

lingüísticos que terminarán entregándoles una estructura estéril.

Tampoco quedan fuera de su críticas tendencias políticas hegemónicas que debe

denunciar de forma más sutil, considerando que esta obra se publica en época de Stalin y, si se

considera la opinión de Viacheslav V. Ivanov, a a nombre de otro estudioso.

Pero además muestra la contradicción de decirse marxista, pero aceptar las

herramientas de estudio ajenas a la dialéctica o más especialmente, y referido a su época, el

sacar de contexto la obra artística y traspasarla a otro medio aportándole al autor roles que

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van más allá de su realidad de artística y transformarlo en un líder de opinión, filósofo, “voz

del pueblo”, sacándolo de su horizonte ideológico y poniéndolo en un “horizonte universal”:

“Es malo que olvide –el crítico– que en literatura no hay filosofía, sino tan sólo un filosofar;

no hay conocimiento sino cognición.30

También ese espacio histórico que le correspondió habitar le impedirá analizar más

ampliamente el rol del individuo dentro de su horizonte ideológico y el origen,

funcionamiento y desarrollo de la individualidad dentro de la obra artística y en relación a un

medio ideológico.

Bibliografía

Bajtin, Mijail (Pavel N. Medvedev). El método formal en los estudios literarios.

Madrid: Alianza Editorial S.A., 1994.

Holquist, Michael. Dialogism. Bakhtin and his world. Londres y Nueva York:

Routledge, 1994.

30 op. cit. p. 64.

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