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Equidad
(del latín "aequitas", de "aequus", igual), según la definición de la Real Academia Española, tiene varias acepciones:
• Sinonimo de Igualdad.
• Bondadosa templanza habitual. Propensión a dejarse guiar, o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las
prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley.
• Justicia natural, por oposición a la letra de la ley positiva.
• Moderación en el precio de las cosas, o en las condiciones de los contratos.
• Disposición del ánimo que mueve a dar a cada uno lo que merece.
Equidad de Genero
Se llama género al conjunto de diferencias sociales entre mujeres y hombres, partiendo de los roles, creencias y valores que a cada uno(a) de los sexos se
les asignan culturalmente.
La equidad de género significa que mujeres y hombres, independientemente de sus diferencias biológicas, tienen derecho a acceder con justicia e igualdad
al uso, control y beneficio de los mismos bienes y servicios de la sociedad, así como a la toma de decisiones en los ámbitos de la vida social, económica,
política, cultural y familiar. Es la aceptación de las diferencias entre hombres y mujeres, y la aceptación también de derechos, buscando el ideal de un
equilibrio en el que ninguno de ambos sexos se beneficie de manera injusta en prejuicio del otro. La equidad de genero esta muy presente en la
humanidad,desde los inicios de la vida social, economica, política. Desde aquel entonces la mujer no tenia derecho a ser escuchada, ni a opinar, ni mucho
menos a ser parte de una familia y sociedad.
Derecho
El principio de equidad es un Principio General del Derecho. El artículo 3.2 del Código civil de España establece que "La equidad habrá de ponderarse en
la aplicación de las normas, si bien las resoluciones de los Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la ley expresamente lo
permita".
Constituye uno de los postulados básicos de tales Principios Generales del Derecho y nos indica que está íntimamente ligada a la justicia, no pudiendo
entenderse sin ella. Tanto es así que Aristóteles consideraba lo equitativo y lo justo como una misma cosa; pero para él, aún siendo ambos buenos, la
diferencia existente entre ellos es que lo equitativo es mejor aún.
De tal forma, citando el Diccionario de la lengua española, la equidad es contemplada como la "bondadosa templanza habitual; propensión a dejarse guiar,
o a fallar, por el sentimiento del deber o de la conciencia, más bien que por las prescripciones rigurosas de la justicia o por el texto terminante de la ley"; a
su vez se define como "justicia natural por oposición a la letra de la ley positiva". Por lo tanto, dentro de la definición de este principio encontramos
referencias a lo justo, a la justicia. Sin embargo, justicia y equidad son conceptos distintos. El gran jurisconsulto romano Celso definía el Derecho como
algo que involucraba necesariamente lo equitativo, pues dijo que éste era "Ars boni et aequi".
Equidad en la Educación
Las desigualdades que en el ámbito de la educación padecen amplios sectores de las sociedades iberoamericanas y su tratamiento a través de diversas
políticas de equidad, constituyen el tema monográfico de este número de la Revista Iberoamericana de Educación.
Iberoamérica parece vivir una situación paradójica en relación con dicha cuestión.
Si bien la evaluación de los resultados obtenidos de la aplicación de programas puntuales dirigidos a corregir las situaciones de desigualdad educativa en
sectores con graves déficit sociales y económicos resulta muy positiva y esperanzadora, los indicadores macroeducativos siguen empeorando en cada
nueva medición.
Aun cuando el concepto de equidad educativa se encuentra ineludiblemente relacionado con el de calidad de la educación, en esta oportunidad hemos
intentado realizar un análisis individualizado de sus componentes, dejando a los autores invitados la tarea de vincularlos con la condición cualitativa
cuando lo creyesen necesario.
Muchas son las variables que componen, describen y explican la condición sociológica que en los últimos años venimos llamando equidad educativa, y que
se relaciona con conceptos más tradicionales como los de igualdad de oportunidades y justicia social.
Algunas de esas variables formaron parte importante, de manera más o menos aislada, de las políticas públicas que se ejecutaron desde los primeros
momentos de la consolidación de la mayor parte de los Estados de Iberoamérica.
La cobertura total de la población en edad escolar por parte de los servicios educativos sigue siendo, a pesar de los importantes logros alcanzados en la
segunda mitad del siglo XX, la meta que garantice la igualdad de oportunidades de acceso a los sistemas educativos.
Los desarrollos pedagógicos y los conocimientos más recientes sobre las formas y las condiciones del aprendizaje, introducen en el análisis de la equidad
la perspectiva de una atención diferenciada que facilite la retención y equipare las condiciones de éxito entre todos los sectores sociales.
Por otra parte, si se entiende la educación como facilitadora de competencias y habilidades para el desempeño social y especialmente económico, las
políticas de equidad apuntarán a la generalización de los resultados que aseguren actuaciones socialmente responsables y económicamente productivas
entre los individuos de todos los estratos socioeconómicos.
Está claro que sobre tales variables —acceso, proceso, resultados— pueden actuar quienes administran los sistemas educativos y también algunos de los
que intervienen en ellas, como es el caso de los docentes.
Sobre ellas se definen y ejecutan, así mismo, distintas políticas, que van desde la construcción de edificios escolares a la aplicación de nuevas estrategias
pedagógicas, pasando por la adecuada capacitación docente a las nuevas circunstancias o la evaluación de los aprendizajes.
En esas políticas se inscriben igualmente los programas ‘compensatorios’ y de ‘discriminación positiva’, que procuran eliminar o al menos disminuir
algunos de los aspectos más negativos de la desigualdad educativa que afecta a los sectores con mayores carencias.
Una interpretación de la educación como ‘mercado económico’ en el que se demandan y ofrecen servicios educativos, permite entender y atender a la
equidad mediante la introducción de nuevas variables. En realidad, y de acuerdo con esta posición, la única variable sobre la que se tendría que operar sería
la económica. Procurar a las familias los apoyos que les permitan ejercer sus derechos como consumidores en igualdad de condiciones con los restantes
demandantes, debería ser suficiente para garantizar la equidad educativa. La libertad de elección, los intereses y preferencias del usuario, los elementos
diferenciales del servicio ofrecido, la competencia entre distintos oferentes, son elementos que deberían bastar para obtener una educación de calidad al
alcance de todos.
Otros analistas han llegado a la conclusión de que las variables propias de los sistemas educativos no resultan suficientes para explicar las sensibles
diferencias que se producen entre grupos de distinto estrato socioeconómico, en indicadores tales como niveles de acceso, rendimiento, repitencia,
permanencia, abandono, éxito, fracaso. Por tal motivo sus trabajos proponen incorporar variables ‘extraescolares’ que tendrían una influencia negativa
sobre aquellos indicadores. Este es un campo en permanente investigación, aunque se afirma que existen algunos factores suficientemente contrastados
como para plantearse actuar sobre ellos.
La presencia o ausencia de estimulación temprana; la edad en que el niño comienza su ‘educación’; el nivel de instrucción alcanzado por los padres (en
particular por la madre); el trabajo de la madre; las condiciones socioambientales; el estrato social y económico de pertenencia, son algunas de las variables
que se consideran asociadas a los indicadores antes mencionados, y que se han ido incorporando a casi todos los estudios de este tipo que se vienen
realizando en los últimos tiempos.
Las variables consideradas hasta aquí pueden ser definidas como ‘educativas’, socioeconómicas, ambientales o culturales. Sin embargo, existen otras
características de las personas que históricamente han sido fuente de prejuicios, marginación y, consecuentemente, de desigualdad tanto educativa como de
otros órdenes. Entre estas variables las más significativas siguen siendo el género y la pertenencia étnica. Dado que no se puede actuar sobre ellas con
intención de eliminarlas, las políticas públicas apuntan a reparar el agravio comparativo sufrido por estos sectores sociales desarrollando programas de
discriminación positiva, educación bilingüe intercultural y otros similares.
Seguramente los motivos que actúan en contra de la obtención de niveles satisfactorios de equidad son mucho más numerosos que los enunciados hasta
aquí. Algunos todavía no se han manifestado en todo su potencial, otros puede que lleven asociada a su condición innovadora positiva la capacidad de
hacer mayores las desigualdades que hoy no conseguimos eliminar.
Teniendo en cuenta que los factores externos a la educación van ocupando un espacio cada vez mayor en la explicación del origen de las desigualdades
educativas, la cuestión por resolver parece ser la de la necesaria integralidad de las políticas públicas orientadas al logro de la equidad. Visto desde otro
punto, la educación deberá establecer los límites de su responsabilidad y de su acción sobre el problema de las desigualdades, porque de no hacerlo correrá
el riesgo de verse involucrada en cuestiones que no podrá resolver y que la llevarán a incumplir sus objetivos más elementales.
Sobre algunas de estas cuestiones han escrito para este número cinco destacados miembros de la comunidad educativa iberoamericana. Casi todos han
tenido y siguen teniendo responsabilidades ejecutivas, de asesoramiento y académicas, que les han permitido observar, convivir y actuar en relación con el
problema de las desigualdades educativas y con la lucha por la equidad.
Desde la cátedra universitaria, Fernando Reimers analiza los motivos por los cuales la igualdad de oportunidades debe ser el objetivo prioritario de las
políticas educativas en América Latina.
La responsabilidad en la ejecución del Plan Social Educativo del Ministerio de Educación de Argentina, permite a Sergio España trabajar sobre algunos de
los elementos que, a su juicio, condicionan la ejecución de las políticas sociales y defienden la validez de las mismas desde el ejemplo de los programas
compensatorios en educación.
Los factores externos a los sistemas educativos que se encuentran en el origen de las desigualdades educativas y el papel que las reformas recientes ha
tenido en la búsqueda de la equidad, son tratados con su reconocida capacidad de observación por José Rivero.
La experiencia recogida a través de su paso por la administración educativa y por su trabajo desde la cátedra universitaria, avalan la propuesta de Álvaro
Marchesi de un sistema de indicadores que pretende mostrar las relaciones entre desigualdades sociales y desigualdades educativas.
La parte monográfica se cierra con un trabajo del economista y funcionario de los Ministerios de Economía y de Educación de Argentina, Alejandro
Morduchowicz. En él se analiza la compleja problemática de la equidad desde la perspectiva del gasto educativo, profundizando en la controversia sobre el
modo de atender la desigualdad: presencia del Estado, mecanismos de mercado, programas compensatorios…
El apartado de Estudios complementa en esta oportunidad la sección monográfica, incluyendo el artículo de Carmen Nieves Pérez, profesora de la
Universidad de la Laguna (Tenerife, España), que presenta —a modo de apuntes—, un informe acerca de una investigación realizada en dos centros de
primaria referente a la influencia que pueden tener las percepciones y opiniones de los docentes en la consolidación de las desigualdades preexistentes
entre sus alumnos.
El último artículo que se presenta en este número inaugura la sección Otros Temas. Se trata de una propuesta de Jorge R. Seibold de reunir, bajo el
concepto de ‘calidad integral’, los elementos positivos más significativos de la calidad (según su actual concepción), la equidad y los valores que deben
impregnar la tarea docente.
Las tradicionales secciones de Documentos y Reseñas recogen, como es habitual, los resultados de las últimas reuniones desarrolladas en el ámbito de
actuación de la OEI y algunas de las publicaciones de reciente edición recibidas en nuestro Centro de Documentación.
Equidad e Igualdad
“Igualdad” y “Equidad” suelen usarse habitualmente como sinónimos. Sin
embargo, si bien símiles, son conceptos connotativamente distintos, (quizá mejor
comprendida su diferencia en las políticas sanitarias que en las educativas).