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BIBLIOTECA w ^ DE TEOLOGÍA

® EDICIONES
PAI HIÑAS
JOSÉ MARÍA CASTILLO

TEOLOGÍA
PARA COMUNIDADES

EDICIONES PAULINAS
El amigo verdadero
ha de ser como la sangre,
que acude siempre a la herida
sin esperar que la llamen.

A Carlos, Juan Antonio y


Tatalo, cuya amistad no sabré
nunca agradecer suficientemente.

IMPRIMÍ POTEST
Manuel Tejera Arroyo, Superior Provincial SJ
Sevilla, 19 de marzo de 1990

© Ediciones Paulinas 1990 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)


Tel. (91) 742 51 13 - Fax (91) 742 57 23
© José María Castillo Sánchez, SJ 1990
Fotocomposición: Marasán, S. A. San Enrique, 4. 28020 Madrid
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28960 Humanes (Madrid)
ISBN: 84-285-1350-3
Depósito legal: M. 27.049-1990
Impreso en España. Printed in Spain
INTRODUCCIÓN

EL TITULO de este libro expresa ¡a intención que me ha movido


al escribirlo. Se trata de ofrecer un material de reflexión y estudio
a los grupos y comunidades de cristianos que hoy pululan por
todas partes. Por lo tanto, al hablar de "teología para comunida-
des", no pretendo elaborar una teoría (teología) sobre lo que es la
comunidad cristiana, sus características, sus fines, sus mecanismos
de funcionamiento y sus posibles riesgos. Todo eso ha sido ya
analizado y puntualizado por otras plumas más autorizadas y mejor
cortadas que la mía. La teología posterior al Vaticano II se ha
caracterizado, entre otras cosas, por su particular acento en lo
comunitario, de tal manera que las diversas corrientes teológicas
han insistido, cada una a su modo, en la importancia que tiene lo
comunitario en la Iglesia. En efecto, la Iglesia, pueblo de Dios y
cuerpo de Cristo, es esencialmente una comunidad. Cada diócesis
cada parroquia, tienen que ser una gran comunidad de comunida-
des. Y en la base, agrupando de forma concreta y práctica a los
fieles, la pequeña comunidad, que, unida a sus pastores, comparte
la palabra y los sacramentos. De ahí la cantidad considerable de
movimientos comunitarios que han surgido y siguen surgiendo por
todas partes en la Iglesia.
Pero ocurre, si no me equivoco, un hecho que debe retener
nuestra atención: con relativa frecuencia se encuentran grupos y
comunidades de fieles que denotan un vacío serio de formación
teológica. Se trata de gentes de buena voluntad, que se han reunido
con no poco entusiasmo, pero quizá con poco bagaje teologal. Y es
claro: donde hay más entusiasmo que teología, se pueden cometer
desaciertos de bulto. Al decir esto, no acuso a nadie en concreto.
Me limito a constatar un hecho que está a la vista de todos.
Por otra parte, no es raro el caso de grupos y comunidades que
7
se reúnen con cierta frecuencia y constancia, pero a la hora de su sectores de la población creyente. De sobra sabemos que la religión
reunión no saben de qué hablar; o se pasan el tiempo tratando se enseña poco y, además, muchas veces se enseña mal. No obstante
cuestiones más o menos anodinas. Y no es que se trate de gente los loables esfuerzos que se han hecho para mejorarla, la religión
incompetente. Sencillamente, les falta un material de formación. sigue siendo una de las "marías" casi desde la misma educación
Por eso muchas veces las reuniones resultan anodinas, insignifican- general básica. Por otra parte, catecumenados bien organizados no
tes, aburridas. Y por eso, sobre todo, no pocas comunidades llevan abundan demasiado, por desgracia. Y la predicación homilética es
una vida lánguida y sin horizontes. Por no hablar de los que, insuficiente a todas luces, aparte de que no pocas veces resulta
cansados de tanta ineficacia, terminan por abandonar la comu- lamentablemente pobre, en el peor sentido de esta palabra. Por
nidad. todo esto pienso que puede ser útil un libro que intenta presentar
un resumen del mensaje cristiano.
El libro que aquí presento pretende ser una ayuda en esta situa-
ción. No se trata, por tanto, de un ideario de lo que deben saber y Un resumen conlleva inevitablemente una selección de temas y
practicar las comunidades cristianas. Y menos aún se debe conside- de contenidos. Por eso, que nadie pretenda encontrar en este libro
rar como una especie de catecismo. Nada de eso. Es simplemente la respuesta a todas sus posibles preguntas. Que nadie pretenda
un conjunto de materiales que, de alguna manera, puedan ayudar encontrar aquí todos los temas que a cualquiera se le puedan ocu-
a los grupos y comunidades cristianas en su caminar. rrir. No se olvide que se trata de una síntesis. Y por cierto, una
síntesis inevitablemente limitada. Sólo desde esta óptica se podrá
De ahila selección de contenidos y su distribución. Empezamos enjuiciar correctamente una obra, que, como todo lo humano,
por el Antiguo Testamento. De él he escogido algunos temas que siempre es y será perfectible.
.me parecen fundamentales a la hora de comprender lo que es y lo
que implica la historia de la salvación: la promesa, el éxodo, la
alianza, los profetas, las grandes lecciones de la historia santa.
Luego viene un resumen muy sintetizado de lo que podríamos
llamar una cristología fundamental: la significación del evangelio,
el proyecto de Jesús (su mensaje sobre el reino de Dios), la perso-
nalidad de Jesús, la muerte y la resurrección, para terminar con un
estudio sobre el misterio de Cristo (su divinidad y su humanidad),
y un capitulo dedicado al Dios revelado por Cristo. Después de la
cristología, la eclesiología y los sacramentos. Al estudio de la Iglesia
se dedican tres capítulos: qué es la Iglesia, para qué es la Iglesia, en
qué consiste la estructura y organización de la misma Iglesia. En
cuanto a los sacramentos, he estudiado los tres de la iniciación
cristiana: bautismo, confirmación y eucaristía. Y para terminar,
una sección dedicada a la vida cristiana: las bienaventuranzas como
programa básico de la vida del creyente; el seguimiento de Jesús
como exigencia fundamental de los cristianos; el discernimiento
para encontrar la voluntad de Dios; la oración, hoy más necesaria
que nunca; el compromiso socio-político, y la esperanza ultramun-
dana.

No cabe duda que una de las causas más claras de la descristia-


nización actual es la ignorancia religiosa, que se da en grandes
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CAPÍTULO 1

TODO EMPEZÓ CON UNA PROMESA

PARA COMPRENDER lo que significa la fe cristiana en toda su


profundidad, tenemos que remontarnos hasta el Antiguo Testa-
mento, exactamente hasta la figura de Abrahán'. Este hombre es
presentado en la Biblia como el padre de todos los creyentes (Rom
4,11-12.16-17; Gal 3,7.29; 4,28; Sant 2,21). Ahora bien, esto signi-
fica dos cosas: en primer lugar, quiere decir que Abrahán es el
primero de todos los hombres y mujeres que han creído en Dios a
lo largo de la historia; pero, en segundo lugar, quiere decir algo
más importante, a saber: que Abrahán es el modelo ejemplar del
creyente, el maestro de la fe, ya que en la tradición judía el padre
era el maestro y el modelo ejemplar en el clan familiar2. Por eso el
Nuevo Testamento destaca, con insistencia y énfasis, lo que fue la
fe de Abrahán, una fe fuerte y sólida, capaz de llegar hasta los
sacrificios más heroicos (Rom 4,3.9.12.16.19; Gal 3,6.9; Heb
11,8.17; Sant 2,33)3. Por eso he dicho antes que para comprender
lo que significa la fe en toda su profundidad hace falta recurrir al
ejemplo de Abrahán: su fidelidad a Dios, por encima de las renun-

1
Para una introducción general sobre la figura de Abrahán, cf G. VON RAD, Teología
del Antiguo Testamento, vol. I, Salamanca 1972, 218-229; H. HAAG, Diccionario de la
Biblia, Barcelona 1966, 11-13; P. DHORME, Abrahan dans le cadre de l'histoire, en "RB" 37
(1928) 367-385; 481-511; 40 (1931) 365-374; 503-518; H. H. ROWLEY, The Servant ofthe
Lord and other Essays on the Oíd Testament, London 1952,269-305; H. SEEBASS, Abrahán,
en DTNT I, 47-50; J. SCHARBERT, Historia y economía salvífica en el Antiguo Testamento,
en Myst. Sal. 11/2, 1178-1186; R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, Madrid 1975,
225ss.
2
Cf Éx 12,26s; 13,14ss; Dt 6,7.20ss; 32,7.46; Is 38,19. Cf St.-B III, 615; O. HOFIUS,
Padre, tn DTNTIU, 245.
3
Toda la grandeza de Abrahán, según el N.T., no está en haber sido el padre carnal del
pueblo elegido, sino en su fe, de tal manera que Juan Bautista tira por tierra la convicción
que tenían los judíos de que por ser estirpe de Abrahán tenían la salvación asegurada (cf Mt
3,9; Le 3,8). Cf H. SEEBASS, en DTNTl, 48.

11
cias más increíbles, le acredita como el modelo perfecto del creyen- por Dios, entonces ocurre evidentemente que el cosmos como teo-
te. Lo que fue la fe de Abrahán debe ser también nuestra fe. O fanía queda sustituido por la historia como teofanía5. Es decir,
dicho más claramente: viendo cómo fue la fe de Abrahán, aprende- Dios se nos manifiesta y comunica, ante todo y esencialmente, en_
mos también cómo debe ser nuestra propia fe en Dios. Tos a¿PJÍLecinu^^ que la característica
fundamental del cristiano es la esperanza. No sólo la esperanza
Pero la importancia de Abrahán no reside sólo en su fe. Además jiltfaterrena en la otra vida, sino además de eso, y sobre todo, la
de la fe, hay que tener en cuenta la promesa. En efecto, Dios hizo esperanza histórica, que vive en el espesor de la vida y de la historia^
a Abrahán una promesa, que representa un momento culminante su encuentro con Dios.
en toda la historia de la salvación. Pero, por otra parte, según la
teología del Nuevo Testamento, la promesa hecha a Abrahán es en He ahí la importancia que tiene el tema de la promesa para los
realidad una promesa para los cristianos (Rom 15,8; Gal 3,14)4. cristianos. Por eso, cuando se trata de saber "cómo ser cristiano",
De ahí la importancia que tiene para nosotros el comprender exac- interesa, ante todo, comprender a fondo el significado de la prome-
tamente lo que significa la promesa hecha a Abrahán y la actuali- sa que Dios hizo a Abrahán.
dad de dicha promesa. Pero ocurre que, al leer los textos bíblicos
que se refieren a dicha promesa, se tiene una impresión desconcer-
tante. Porque la promesa se refiere a la fecundidad (los hijos) y a 1. Abrahán
la posesión (la tierra). Es decir, no parece que en la promesa haya
un contenido propiamente espiritual o religioso. Al menos, a pri- Abrahán vivió hacia el año 2000 antes de nuestra era (si-
mera vista, ésta es la impresión que se tiene. Por eso es necesario glos xvni-xix antes de Cristo). Nació en Ur, importante ciudad al
explicar la significación profunda que tiene la promesa de Dios a sur de Babilonia, entre los ríos Tigris y Eufrates, cerca del golfo
Abrahán. Pérsico6. Por lo tanto, Abrahán es originariamente hombre de
cultura urbana, hombre de ciudad. Pero un día el Señor dijo a
Pero ya desde ahora hay que decir que el tema de la promesa Abrahán: "Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre a la tierra
reviste una importancia insospechada. Porque afecta a nuestra com- que te mostraré" (Gen 12,1). La orden de Dios es firme. Y Abrahán
prensión de la historia e incluso a nuestra comprensión de Dios en obedece, cree y espera. Deja su ciudad y su cultura, abandona sus
sí mismo. En efecto, si el cristianismo se basa en la promesa de vínculos familiares y se pone en camino, sin saber adonde va7. De
Dios, eso quiere decir que la fe cristiana entraña una tensión hacia esta manera, Abrahán se convirtió en nómada y desde entonces
el futuro, de manera que su campo de crecimiento y desarrollo es llevó la vida errante de los nómadas8. Por eso el Génesis presenta
la historia. Por eso el cristiano es un hombre para el que la historia a los patriarcas como pastores nómadas. Viven en tiendas (Gen
no puede ser nunca indiferente, porque es un hombre en tensión 12,8; 13,3; 18,1-10; 24,67; 31,25.33.34), crían ovejas y cabras (Gen
hacia el futuro, impulsado no por la nostalgia del pasado, sino por 30,32-43), abren pozos (Gen 21,30; 26,15-22). Los patriarcas se
la esperanza de lo que ha de venir. Pero hay más. Porque, como se desplazan con sus rebaños de campamento en campamento (Gen
ha dicho muy bien, aquí la historia no tiene sólo una función de
servicio para el encuentro personal con Dios; la historia "misma" 5
J. MOLTMANN, Teología de ¡a Esperanza, Salamanca 1969, 151; W. PANNENBERG,
es la que revela a Dios. Yavé puede ser conocido como "el podero- Offenbarung ais Geschichte, Góttingen 1963, 68.
6
so" en el espejo de sus acciones históricas. La conexión histórica Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 1986-1987. Para más información, cf C. L.
entre el obrar nuevo y el obrar anterior de Dios es lo que permite WOOLLEY, Urofthe Chaldess, London 1950.
7
Para el tema del camino y la peregrinación, cf A. KUSCHKE, Die Menschenwege und
conocer la divinidad de Dios. Ahora bien, si la historia misma es der Weg im Alten Testament, Lund 1951, 106-118; Fr. NOTSCHER, Gotteswege und Men-
entendida de esta manera como revelación indirecta de sí mismo schenwege in der Bibel und in Qumran, Bonn 1958.
8
Sobre el nomadismo de los patriarcas, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I,
Madrid 1975, 225-235; J. HENNINGER, Über Lebensraum und Lebensformen der Frühsemi-
4
Cf E. HOFFMANN, Promesa, en DTNTUl, 423-425; J. SCHNIEWIND, G. FRIEDRICH, en ten, Koln 1968; ID, Zum frühsemitischen Nomadentum, en L. FÓLCLES, Viehwirtschaft und
TWNTll, 573ss. Hinterkullur, Budapest 1969, 33-68.

12 13
12,9; 13,3): de la alta Mesopotamia a Canaán, de Canaán a Egipto repitió la promesa (Gen 22,11-18). Éste es Abrahán. El hombre de
y de Egipto a Berseba, al Négueb. Observan el código no escrito del la fe y la confianza inquebrantable en Dios. El hombre que es
desierto: el mandamiento de la pureza de sangre (Gen 24,3-4; 28,1- capaz de pasar por las renuncias más espantosas antes que dudar
2), la ley de la hospitalidad (Gen 18,1-8; 19,1-8; 24,28-32), la ven- de la palabra del Señor. Como se ha dicho muy bien, la historia del
ganza colectiva (Gen 34,25-31)9. Es la vida dura de los nómadas, la "sacrificio de Isaac" supera todas las tentaciones precedentes de
gente que no tiene casa ni ciudad, porque siempre está en camino. Abrahán y penetra en el ámbito de las experiencias extremas de la
fe, cuando Dios se presenta ante el hombre como el enemigo de su
Este hecho no es circunstancial ni carece de importancia. Dios propia obra, cuando se oculta de manera tan profunda que el
pudo empezar la historia de la salvación de muchas maneras, pero abandono en Dios parece ser el único camino abierto aLdestinatario
eligió una en concreto. Para empezar a revelarse, Dios no escogió de la promesal0. Porque, efectivamente, a este hombre es a quien
a gente instalada y sedentaria, sino que prefirió a hombres errantes; Dios hizo la gran promesa. __ ~""
sin ciudad y sin casa. Y así empezó la historia santa: mediante un
desarraigo, una rü^tTIrTTorrfos-razos que atan al sistema estable-
cido^ un ponerse enTármñóTcorTlá esperanza puesta en la palabra
HeTSeñof. TódcTesfó tiene también una significación profunda 2. La promesa
para n(^tros,ToTcr?yeñtésTTJÍós; sé comunica a quienes no están
átádos^arslsíeñfa. Dios se revela a los hombres libres. He ahí el La promesa de Dios a Abrahán se repite en tres textos diferentes
primer presupuestó para comprender lo que significa la fe. (Gen 15,1-21; 17,1-14; 18,1-15), si bien en otros muchos pasajes
aparecen elementos aislados de la misma promesa ". En el primero
Pero hay algo mucho más fuerte en la figura y en la vida de de los tres textos fundamentales, Dios promete a Abrahán que
Abrahán. Porque Dios le había dicho: "Haré de ti un gran pueblo, tendrá una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo
te bendeciré, haré famoso tu nombre" (Gen 12,2). Es decir, Dios le (Gen 15,5) y que a su descendencia le dará en posesión la tierra
promete una descendencia numerosa y grande. Pero resulta que prometida (Gen 15,18-21). En el segundo, Dios vuelve a prometer
van pasando los años y Abrahán se da cuenta de que su mujer y él una fecundidad sin medida (Gen 17,3-7) y la posesión de la tierra
son estériles, no tienen hijos (Gen 15,2-3; 16,1). Y, sin embargo, de Canaán (Gen 17,8); pero Dios añade: "Seré tu Dios y el de tus
Dios insiste: "Mira al cielo; cuenta las estrellas si puedes; así será descendientes futuros" (Gen 17,8). En el tercero se repite la promesa
tu descendencia" (Gen 15,5). Y Abrahán sigue creyendo y esperan- de la fecundidad (Gen 18,10). El primero de estos relatos se termina
do en su Dios (Gen 15,6). Pero el tiempo pasa y Abrahán y su con el sacrificio de los animales descuartizados (Gen 15,9-11), cos-
mujer llegan a la ancianidad sin que el hijo venga (Gen 17,17). La tumbre que existía en los pueblos de oriente para sellar el pacto
palabra de Dios, sin embargo, es fiel y permanece: el hijo de la entre dos partes contratantes n. En el segundo, Dios impone la
promesa vino, y le pusieron por nombre Isaac (Gen 21,1-8). Pero obligación de la circuncisión de los varones como señal perpetua
entonces, precisamente entonces, es cuando ocurre lo más grande: del pacto contraído (Gen 17,10-14). En el tercero se le aparecen a
Dios pone a prueba a Abrahán de la manera más desconcertante; Abrahán tres hombres (Gen 18,2), lo que parece indicar que se
le pide que lleve a su querido hijo a un monte lejano y que allí lo trataba de Dios acompañado de dos ángeles. En los tres relatos,
mate ofreciéndolo en sacrificio (Gen 22,2). Era, sin duda alguna, la
prueba más fuerte que Dios podía pedirle. Porque era matar a su 10
G. VON RAD, Teología del A T, vol. I, 228.
hijo. Y porque era cortar la posibilidad de que la promesa de 11
Gen 12,3.7; 13,14-16; 15,3.7.18; 18,10; 22,17; 24,7; 26,3.24; 28,3-4.13-15; 32,13; 35,9-
descendencia se cumpliese. Y, sin embargo, Abrahán vuelve a creer 12; 46,3; 48,4.16; 50,24. Cf G. VON RAD, O.C, 221. Cf Cl. WESTERMANN, Asten der Erzáhlung
in der Génesis I: Verheissungserzáhlungen, en Forschung am Alten Testament, München
en la palabra de Dios y obedece (Gen 22,3-10). Ya sabemos cómo 1964, 11-34.
terminó esta historia: Abrahán no tuvo que matar al hijo y Dios le 12
Cf N. LOHFINK, Die Landverheissung ais Eid. Eine Studie zu Gn 15, Stuttgart 1967,
89-100; R. E. CLEMENTS, Abrahán and David. Génesis 15 and its Meaning for Israelite
Tradition, London 1967; S. E. LOEWENSTAMM, Zur Traditionsgeschichte des Bunds zwischen
9
Cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. 1, 225. den Stücken, en "VT" 18 (1968) 500-506.

14 15
Abrahán acepta, cree y se compromete (Gen 15,10-11; 17,3; 18,13- dejar su casa, su ciudad y su familia; el mérito de ponerse en
15). Es decir, Abrahán no pone la menor resistencia a Dios, jamás camino sin saber adonde iba; la vida dura que tuvo que llevar
duda, jamás difiere la cosa para más adelante. Abrahán es el hom- como nómada; el deseo y la esperanza que tuvo de instalarse en
bre de la fe inquebrantable y de la obediencia fiel a Dios. una ciudad con cimientos; la fe que tuvo para esperar un hijo y la
Por consiguiente, la promesa de Dios a Abrahán consistió en descendencia de ese hijo, cuando sabía que se le había pasado la
tres cosas: l.Q Yo seré tu Dios. 2.e Tendrás una descendenciá~sin edad de la fecundidad. Pero, a pesar de todo eso, él creyó y esperó.
límites. 3.Q Te daré una tierra rica y fecunda, en posesión perpetua. Creyó y esperó en lo humanamente imposible, en lo que no tenía
Se \e, por tanto, que la promesa no se refiere solamente a la sentido ni trazas de verdad. Y creyó y esperó sólo por una cosa:
descendencia y a la tierra, sino que abarca algo mucho más impor- porque Dios le había dado su palabra. De esta manera se ve y se
tante, más decisivo: "Yo seré tu Dios". Es un pacto, un compromiso comprende que la salvación, la obra de Dios, no depende de nin-
personal de Dios con Abrahán. Se trata, pues, de una promesa guna capacidad humana, de ningún poder terreno. Todo pende y
humana y sobrenatural al mismo tiempo. Y, en ese sentido, se depende de la sola palabra de Dios. Por consiguiente, queda claro,
puede decir que es una promesa completa. Pero la cuestión ahora de una vez por todas, que la obra de Dios no tiene su consistencia
está en saber el mensaje que todo esto entraña. en el poder de los hombres, ni en las instituciones de este mundo,
ni en el influjo de la política o de otras capacidades humanas. La
obra de Dios y la salvación, que él nos concede, depende de la sola
palabra del propio Dios; y de la fe con que el hombre responde a
3. La fe de Abrahán esa palabra.
La historia de la salvación empieza con un hombre. Más exac-
tamente, con la fe de un hombre. Se trata, por tanto, de una
historia basada en la fe. Abrahán es el primer eslabón de la cadena. 4. El sentido de la promesa
En ese sentido, es el prototipo, el ejemplar perfecto para todos los
que después nos hemos ido insertando en esa misma cadena, en la En la promesa de Dios a Abrahán hay dos elementos claramen-
misma corriente de salvación. te distinguibles: l.Q, el compromiso de Dios: "Yo seré tu Dios"
(Gen 17,8; cf 15,1); 2.Q, la promesa propiamente tal, que incluye la
Pero interesa comprender más de cerca en qué consistió la fe de descendencia en los hijos (Gen 15,4-5; 17,6; 18,10) y la posesión de
Abrahán. El autor de la carta a los Hebreos expresa así lo que fue una tierra estable para instalarse en ella (Gen 15,18-19; 17,8). Va-
la fe de Abrahán: "Por la fe respondió Abrahán al llamamiento de mos a analizar cada uno de estos elementos.
salir para la tierra que iba a recibir en herencia, y salió sin saber
adonde iba. Por la fe emigró a la tierra prometida como un extran- El compromiso de Dios se expresa en tres textos diferentes:
jero, habitando en tiendas con Isaac y Jacob, herederos de la misma "Yo soy tu escudo" (Gen 15,1); "Seré tu Dios y el de tus descen-
promesa. Esperaba la ciudad con cimientos, cuyo arquitecto y cons- dientes futuros" (Gen 17,8); "Yo estoy contigo, yo te guardaré
tructor es Dios. Por la fe recibió vigor para fundar una descenden- adondequiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te aban-
cia con Sara, aunque le había pasado la edad, porque juzgó digno donaré hasta que cumpla lo que he prometido" (Gen 28,15). Se
de fe al que se lo prometía. Así, de uno solo y, en este aspecto, ya trata, por tanto, de un compromiso de fidelidad. En el que es Dios
extinguido, nacieron hijos numerosos como los astros del cielo y mismo quien se compromete a acompañar, a defender, a proteger
como la arena incontable de la orilla del mar" (Heb 11,8-12). hasta el final. La promesa, en este sentido, es ilimitada. Se trata de
una promesa total. De ahí la seguridad y la esperanza que produce.
En este texto se destacan varias cosasl3: La fe de Abrahán al
Pero ¿qué exige esa promesa como contrapartida? Para responder
13
Para la estructura literaria del texto, cf A. VANHOYE, La síructure liltéraire de l'épitre a esta pregunta hay que tener en cuenta lo siguiente: en el oriente
aux Hébreux, Lyon 1962, 185-189. antiguo, entre las tribus nómadas, cada clan o grupo familiar tenía
16 17
su Dios. Era el "Dios del padre", es decir, el Dios al que el padre re la continuidad del clan, y la tierra en la que esperan asentarse.
o patriarca del clan familiar daba o había dado culto14. Esto está Se trata, por tanto, de una promesa que ofrece seguridad y protec-
perfectamente atestiguado: es el "Dios de Abrahán" (Gen 31,53); el ción. Pero no sólo eso. Además, prosperidad, abundancia y pleni-
"Dios de tu padre Abrahán" (Gen 26,24; 28,13; 32,10); el "Dios de tud (cf Gen 15,5.14; 17,6). El Dios que se revela de esta manera no
Isaac" (Gen 28,13); el "Dios de mi padre Isaac" (Gen 32,10; 46,1); es el Dios amenazante, que castiga y censura, que impone preceptos
el "Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob" (Éx y al que hay que aplacar con sacrificios y ofrendas. Nada de eso
3,6.15.16)l5. Ahora bien, lo importante aquí está en comprender aparece en la manifestación primordial de Dios. Porque se trata
que este Dios es el Dios de los nómadas, es decir, se trata de un del Dios protector, que cuida de los suyos, que los acompaña
Dios que no está vinculado a un lugar estable, a un santuario. siempre en el camino de su incesante peregrinación y que los de-
Porque es un Dios peregrino, que avanza, que lleva hacia lo desco- fiende de cualquier peligro.
nocido: "Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre a la tierra En resumen: la promesa es la primera gran revelación de Dios
que te mostraré" (Gen 12,1). Y así, Dios acompaña a Abrahán en la Biblia. En esta revelación, Dios se manifiesta con dos carac-
cuando va de Harán a Canaán (Gen 12,7), y de Canaán a Egipto terísticas muy acusadas: 1.a ,como Dios peregrino, es decir no vin-
(Gen 12,17); el mismo Dios manda a Jacob regresar a Canaán (Gen
culado a un lugar, a una situación, a una determinada instalación;
32,10; cf 31,3), le defiende dondequiera que vaya (Gen 28,15.20;
2.a, como Dios protector, es decir, como Dios que defiende, ayuda
35,3), le protege contra los abusos de Labán (Gen 31,42), le salva
y da seguridad en cualquier situación y en cualquier circunstancia.
del peligro con que le amenaza Esaú (Gen 32,12). El "Dios del
padre" está metido en la pequeña historia del grupo y la dirige. Así es el Dios de la historia de la salvación, el Dios de los creyentes,
Pero exige la obediencia y la fidelidad, el estar siempre en camino, nuestro Dios. Y lo es aunque a veces parezca todo lo contrario.
la peregrinación constante, acompañando y siendo acompañado Abrahán experimentó pruebas terribles. Pero siguió creyendo y
por su Dios. He ahí el mensaje profundo del pacto o compromiso esperando en este Dios. Es más, el relato del Génesis presenta una
que Dios estableció con Abrahán. Un pacto recíproco: Dios exige situación contradictoria. Dios le promete a Abrahán, repetidas
fidelidad y libertad, no estar atado a nada ni a nadie, para que así veces, que la tierra de Canaán va a ser para él y sus descendientes,
la fidelidad sea realmente posible; pero Dios ofrece compañía y como ya hemos visto. Pues bien, ni Abrahán, ni Isaac, ni Jacob
protección, seguridad en cualquier circunstancia y a toda prueba. fueron los dueños de aquella tierra. Vivían en ella, pero quienes la
Así son los caminos de Dios y el itinerario de la fe. habitaban eran los cananeos (Gen 12,6). Aquella tierra fue para sus
descendientes muchas generaciones más tarde l6 . La promesa de
La promesa propiamente tal ya hemos dicho que incluye la Dios no falla. Pero, con frecuencia, los destinatarios de esa promesa
descendencia en los hijos y la posesión de una tierra estable para ni la ven ni la sienten. La fidelidad de Dios, sin embargo, está por
instalarse en ella. Para comprender el sentido de estas promesas encima de todas las apariencias en contra.
hay que tener en cuenta lo que era la vida de los pastores nómadas: Por último, conviene indicar que, según todo lo dicho hasta
sin casa y sin hogar, sin una ciudad que les proteja, viviendo siem- aquí, el proyecto de Dios y la salvación que él nos trae no dependen
pre a la intemperie, en la inseguridad y el desamparo. Por eso las de los medios humanos, de la capacidad del hombre, sino solamente
dos promesas mencionadas responden a las aspiraciones primor- de la palabra de Dios, que se compromete y es fiel hasta el final. De
diales del grupo de pastores nómadas: la descendencia, que asegu- esto hablaremos enseguida otra vez.
14
Cf A. ALT, Der Gott der Valer. Ein Beitrag zur Urggeschichte der israelitischen
Religión, Stuttgart 1929; H. G. MAY, "The God of my Father". A Study on Patriarcal
Religión, en "Journal of Bible and Religión" 9 (1941) 155-158; 199-200; J. P. HYATT,
Yahveh as "The God ofmy Father", en "VT" 5 (1955) 130-136; K. T. ANDERSEN, "Der Gott
meines Vaters", en "ST" 16 (1962) 170-188; H. SEEBASS, Der erzvater Israel, Berlín 1966,
49-55.
15 16
Cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, 268-269. Cf G. VON RAD, Teología delAT, vol. I, 222.

18 19
5. Significación para hoy penalidades; y la decisión actual de confiar en el Dios que llama
está preñada de futuro. Tal es la esencia de la promesa, desde la
perspectiva de la migración20. De esta manera, la revelación es
a) El Dios de los nómadas entendida a partir de su contenido de promesa. Y la consecuencia
es no el sancionamiento del presente, sino la salida o éxodo del
Los pueblos primitivos se dividen en dos grandes bloques: los presente hacia el futuro21. En definitiva, se trata de comprender
pueblos nómadas (pastores) y los pueblos sedentarios (agricultores). que nosotros creemos en el Dios de la historia. Dios no está vincu-
Cada uno de estos pueblos o de estas culturas tenían sus divinidades lado a la mera repetición del pasado o a la instalación en el presen-
propias. En los pueblos sedentarios la divinidad está vinculada a te, sino a la promesa del futuro. Por eso Dios nos impulsa constan-
un santuario, tiene su culto y su sacerdocio, y la religiosidad está temente a seguir adelante, avanzar, con esperanza y optimismo en
asociada con los ciclos de la naturaleza, en relación con los ciclos el futuro. Y por eso, sobre todo, Dios nos saca constantemente de
de la agricultura. Por el contrario, en los pueblos nómadas, Dios es nuestra instalación, de nuestros pequeños y grandes asentamientos,
trashumante y peregrino y no está vinculado al presente y al pasa- y nos abre al futuro. Hay cristianos nostálgicos del pasado, que son
do, sino más bien al futuro, como garante de una promesa. En los inevitablemente conservadores. Y hay cristianos esperanzados en
pueblos sedentarios, Dios es, sobre todo, el Dios de la naturaleza. el futuro, que son obviamente renovadores o incluso revoluciona-
En los pueblos nómadas, Dios es, sobre todo, el Dios de la historia. rios. A la vista de todo lo dicho hasta aquí, parece claro que el Dios
Esto supuesto, lo importante aquí está en saber que el pueblo de la Biblia está más de acuerdo con los renovadores del futuro que
de Israel pasó de ser un pueblo de nómadas (patriarcas, éxodo), a con los nostálgicos del pasado.
ser un pueblo sedentario (cuando se asienta en Canaán). Pero lo
curioso es que, cuando Israel se convierte en pueblo sedentario, no
se desprende de su Dios peregrino, el Dios de la migración y del b) El Dios protector
desierto, sino que sigue creyendo en su Dios nómada, el Dios de la
historia n . Por eso Israel "historizó" las fiestas que encontró en Para mucha gente, Dios es una amenaza. Porque prohibe, vigi-
Canaán. Y así, en el Mazot, fiesta de la recolección de la cebada, la, censura, enjuicia y castiga. A quienes piensan así les han ense-
se hizo conmemoración de la salida de Egipto (Éx 23,15); y en la ñado, poco más o menos, que Dios es un ser terrible, que castiga
gran fiesta del otoño y la vendimia se recordó el tiempo del desierto a los malos, y a los buenos también como se descuiden. En tales
y de la morada en las tiendas (Lev 23,42s)l8. De esta manera, Israel circunstancias, Dios resulta casi insoportable. Y la prueba de ello
muestra una concepción del mundo y del ser totalmente propial9. es que quienes piensan de esa manera se sentirían aliviados si se les
Las fiestas y el culto de Israel no están tanto vinculados a los dijera que Dios no existe. Y efectivamente no existe ese Dios. Que
procesps de la naturaleza, sino más bien a los acontecimientos lo sepan muy bien todos los que viven atormentados por el proble-
históricos. ma de Dios. Ese Dios terrible y justiciero es producto de la imagi-
nación o del inconsciente, más o menos desequilibrado, de algunas
En el fondo, ¿qué quiere decir todo esto? Como ha dicho muy personas. Tal como se revela en la promesa a los patriarcas, Dios
bien Víctor Maag, aquí se siente la existencia como historia. Este es siempre protector, acompañante y garante del futuro. Por con-
Dios conduce hacia un futuro que no es mera repetición del presen- siguiente, es el Dios que ofrece siempre ayuda, que es escudo y
te, sino que es la meta de los sucesos que ahora están desarrollán- defensa, que no abandona jamás y que, en todo momento, propor-
dose. La meta es lo que da sentido a la peregrinación y a sus ciona seguridad y esperanza. Así es el Dios que se revela ya en el
17
Antiguo Testamento. Y es importante dejar esto muy claro desde
Cf V. MAAG, Malkut Jhwh, en "VT" Supl. VII (1960) 137-139.
18
G. VON RAD, Teología del AT, vol. II, Salamanca 1972, 137.
19
Cf E. KUTSCH, en RGG II, 911-912; A. WEISER, Glaube und Geschichte im AT(1931) 2» V. MAAG, O.C, 140.
22-23, citado por G. VON RAD, O.C, 137, nota 8. 21
J. MOLTMANN, Teología de la Esperanza, 130.

20 21
IIIIIM.I l'oic|iic con frecuencia los clichés prefabricados del Dios d) La fe de Abrahán
velciolcslamcntario lo presentan como un Dios amenazante y ven-
gativo, irritado y hasta despiadado. Todo eso corresponde a la La promesa de Dios está estrechamente ligada a la fe de Abra-
caricatura de Dios, a la deformación de Dios. Todo eso es casi hán. Así lo expresa Dios mismo con ocasión del sacrificio de Isaac:
blasfemia. Todo eso responde a la idolatría, en definitiva, a la "Por haber obrado así, por no haberte reservado a tu hijo, tu hijo
nada. Por otra parte, es evidente que un Dios con esas caracterís- único, te bendeciré, multiplicaré a tus descendientes como las estre-
ticas tan detestables no se soporta a la larga. Por eso es frecuente llas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes con-
que quienes sienten o piensan así de Dios terminan por abandonar- quistarán las ciudades de sus enemigos. Todos los pueblos se ben-
lo. El cliché falso del Dios del Antiguo Testamento es la fábrica decirán nombrando a tu descendencia, porque me has obedecido"
más eficaz de ateos. (Gen 22,16-17). La fe de Abrahán se caracteriza por su confianza
y su obediencia. Una confianza y una obediencia capaces de superar
las dificultades más fuertes. Por esa confianza y esa obediencia,
c) Salvación y promesa Abrahán abandonó su ciudad y su cultura, su familia y su arraigo
paterno. Por eso mismo se echó al camino, sin saber adonde iba.
Para que viniera al mundo el hijo de la promesa (Isaac), Dios Por lo mismo peregrinó toda su vida, sin tener un hogar permanen-
escogió un matrimonio estéril y además cuando los dos se habían te. Esperando cuando no había esperanza, fue constituido "padre
hecho viejos. Dios pudo hacer las cosas de otra manera. Pero las de todos los pueblos" (Rom 4,18), es decir, el primero de todos los
hizo así. ¿Por qué? Porque Dios quería dejar muy claro, de una vez creyentes. No dudando incluso en matar a su propio hijo por fe y
por todas, que la salvación no depende de los medios humanos, ni obediencia a Dios.
del esfuerzo del hombre, ni de la capacidad o posibilidades de esta
tierra. La salvación depende de la promesa, en la que está empeña- Esta figura, ejemplar y gigantesca, tuvo, de parte de Dios, una
da y comprometida la palabra de Dios, una palabra que no falla ni recompensa excepcional. Porque su verdadera descendencia fue
puede fallar. Jesucristo, hijo de Abrahán (Mt 1,1); más aún, entre los descen-
Esta lección es importante. Porque, con frecuencia, los cristia- dientes del patriarca, Jesús es el único en quien recae con plenitud
nos ponemos más nuestra confianza y nuestra esperanza en deter- la herencia de la promesa: es la descendencia por excelencia (Gal
minados medios humanos que en la palabra de Dios. Es el caso, 3,16). Por su vocación estaba Abrahán ciertamente orientado hacia
por ejemplo, de los que piensan que la Iglesia, para funcionar el advenimiento de Jesús, y su gozo consistió en percibir, en vis-
como Dios manda, necesita mucho dinero, muchas y muy sólidas lumbrar este día a través de las bendiciones de su propia existencia
instituciones o el amparo de un determinado sistema socio-políti- (Jn 8,56; cf Le l,54s-73)22. Ésta fue la más profunda recompensa
co. Y para eso se buscan razones divinas y humanas que lo justifi- de Abrahán.
quen. Ahora bien, a la vista de todo lo dicho en este capítulo, está En la figura de Abrahán se nos muestra la fe en toda su hondura
claro que quienes piensan y actúan de esa manera no han compren- y en toda su grandeza. La fe es entrega y confianza inquebrantable
dido el significado profundo de la promesa que Dios hizo a nuestros en la palabra de Dios. Seguridad en Dios. Obediencia a sus desig-
padres en la fe. Con el correr de la historia, cuando llegó la plenitud nios, pase lo que pase, venga lo que venga. En eso consiste la
de los tiempos, Dios quiso salvar al mundo por algo que era una actitud fundamental del hombre ante Dios. Y esa actitud hace
locura y un escándalo: la muerte de un ajusticiado, Jesús el Mesías. visible a Jesús en el mundo.
Este acontecimiento es la culminación de una larga historia en la
que Dios quiso salvar al hombre por medio de lo débil, lo pobre,
lo insignificante. Así son los caminos de Dios, tan distintos y tan
distantes de los caminos de los hombres. Veremos más claramente 22
R. FEUILLET, A. VANHOYE, Abrahán, en X. LÉON-DUFOUR, Vocabulario de Teología
todo esto al estudiar la figura de Jesús y su obra. Bíblica, Barcelona 1966, 39.

22 23
CAPÍTULO 2

LA LIBERACIÓN DE LOS ESCLAVOS

DIOS se muestra, en el Antiguo Testamento, no sólo como el Dios


de la promesa y de la historia. Además de eso, y sobre todo, Dios
se muestra como el gran libertador. De tal manera que la liberación
de los esclavos es el tema central y el sentido profundo que tiene la
salida de Egipto y el éxodo que vino a continuación. Esta cuestión
es tan fundamental que de ella depende, en gran medida, nuestra
inteligencia de la Biblia y del Dios de la Biblia. Lo que es tanto
como decir que de esta cuestión depende, sobre todo, nuestra inte-
ligencia de la fe y nuestra manera de vivir esa fe.
En efecto, como ha dicho muy bien G. von Rad, la afirmación
"Yavé sacó a Israel de Egipto" tiene el carácter de una profesión de
fe, dondequiera se la pronuncie. La encontramos en todos los es-
tratos de la tradición hasta Dan 9,15 y en los contextos más diver-
sos; es tan frecuente que será designada la profesión primitiva de
Israel'. Es decir, la fe de Israel se fundamentaba, sobre todo, en la
afirmación del hecho de la salida de Egipto, o sea en la afirmación
de su liberación por Yavé. Esta afirmación capital recorre todo el
Antiguo Testamento, de manera que, ante sucesos decisivos o si-
tuaciones difíciles en su historia, se le recuerda al pueblo la ayuda
que experimentó por parte de Yavé en la salida de Egipto y en el
paso del mar de los Juncos (mar Rojo) (Jos 2,10; 4,23; 24,5ss; Jue
6,8s)2. De la misma manera, los salmos recuerdan, con frecuencia,
las maravillas que Dios realizó con su pueblo al liberarlo de la
1
G. VON RAD, Teología del AT, vol. I, 230; cf M. NOTH, Überlieferungsgeschichte des
Pentateuch (1948) 52; K. GALUNG, Erwáhlungstradilionen Israels (1928) 5s. Citados por
G. VON RAD, l.c.
2
J. SCHARBERT, Historia y economía salvifwas en el Antiguo Testamento, en Afyst.
Sal. "11/2,1191.

25
esclavitud de los egipcios (Sal 18,8-16; 66,6; 77,17-20; 78; 81,8.11; los acontecimientos del Éxodo y la existencia de Jesús. La serpiente
105,23-43; 106,7-12; 135,8s; 136,13ss)3. Otro tanto hace la literatura de bronce, levantada en el desierto (Núm 21,8) y el maná (Éx
sapiencial (Sab 11,6-16; 16,16-19). Pero es sobre todo en los profe- 16,4.13s) dieron a Israel solamente la vida terrena; la elevación de
tas donde este tema recurre con particular fuerza y hasta dramatis- Jesús en la cruz (Jn 3,14) y el pan que él dará dan la vida eterna (Jn
mo: la salida de Egipto y el éxodo fueron para Israel el tiempo de 6,27-50)8.
su noviazgo con Yavé, cuando éste sacó al pueblo de su miseria
profunda (Jer 2,2s; Am 2,10; Os 13,14ss; Ez 16)4. Especialmente En definitiva, se trata de comprender que la clave del Éxodo,
los profetas del tiempo del exilio abrigan la esperanza de que Dios, como liberación de los esclavos, es decisiva para entender tanto el
ahora como entonces, librará a Israel de la humillante esclavitud, Antiguo Testamento como la figura y la obra de Jesús. De ahí la
del poder de los enemigos y de la dispersión del destierro por importancia que tienen los acontecimientos del Éxodo como expli-
medio de poderosos milagros (Is 51,10s; 55,12; Jer 23,7s; Ez cativos y determinantes de nuestra fe en Jesucristo. Por eso en este
20,34)5. No cabe duda, el tema de la liberación de la esclavitud de capítulo vamos a explicar, ante todo, los sucesos fundamentales
Egipto recorre todo el Antiguo Testamento como argumento fun- del Éxodo, para después poder desentrañar su mensaje y su signi-
damental, que el pueblo debe recordar constantemente. Se trata ficación para nuestro tiempo.
evidentemente de una cuestión decisiva para la fe y para la vida del
pueblo.
1. Un pueblo de esclavos
Y así debe ser también para los cristianos. Porque en Jesús se
cumple lo que estaba prefigurado en las acciones maravillosas de
Los descendientes de Abrahán (los israelitas) vivieron muchos
Yavé al sacar a su pueblo de la esclavitud. Por eso Jesús es presen-
años en Egipto. La cosa venía, como es bien sabido, desde los
tado como el definitivo libertador de los esclavos y cautivos (Le
tiempos de José, uno de los doce hijos del patriarca Jacob (Gen
4,18)6. Por eso también el evangelio de Mateo establece un para-
35,23-26)9. A este José lo vendieron sus hermanos a unos comer-
lelismo directo entre la salida de Egipto y la existencia de Jesús:
ciantes y así fue a parar a Egipto (Gen 37,23-36). Allí prosperó, se
como en otro tiempo Dios condujo hasta Egipto a Israel, "su hijo
hizo famoso y llegó a ser virrey de todo Egipto (Gen 41,39-40). Con
primogénito", y luego le volvió a traer desde allí (cf Éx 4,22; Os
este motivo, los once hermanos y el padre de José se trasladaron a
11,1), del mismo modo ahora Dios ha hecho ir a su Hijo a Egipto
Egipto y allí se instalaron para vivir (Gen 47,11-12). Pasaron los
y le ha traído luego desde allí a Palestina (Mt 2,13ss.l9s). Otro
años, muchos años, y los israelitas se multiplicaron, se hicieron
paralelismo manifiesto es el que el mismo Mateo establece entre la
muy fuertes y llenaban casi todo el país de los egipcios (Éx 1,6-7).
estancia de Israel en el desierto durante cuarenta años y la estancia
Hasta que llegó a gobernar en Egipto un faraón terrible y famoso,
de Jesús en el desierto durante cuarenta días (Mt 4,1-11). También
que cambió su política con relación a los israelitas (Éx 1,8-10). Este
en el evangelio de Lucas aparece este paralelismo, concretamente
faraón fue Ramsés II, que gobernó en Egipto desde el año 1290 al
en la escena de la transfiguración: el éxodo definitivo se realiza en
1224 antes de Cristo10. ¿Qué razones movieron al faraón para
Jerusalén con la muerte de Jesús (Le 9,31)7. Pero es sobre todo el
cambiar su política y mostrarse duro con los israelitas? Por lo que
evangelio de Juan el que establece un paralelismo estrecho entre
8
CfJ. SCHARBERT, o.c, 1193.
' Cf J. SCHARBERT, o.c, 1191; J. HARVEY, La typologie de l'Exode dans les Psaumes, en ' Para la historia de José, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, 298-314. Con
"Sciences Ecclésiastiques" 15 (1963) 383-405. bibliografía abundante en p. 298.
4
CfJ. SCHARBERT, O.C, 1191-1192, con bibliografía en nota 64. 10
Cf R. DE VAUX, O.C, 377. La fecha del éxodo se suele situar hacia 1250 a.C. Para este
5
CfJ. SCHARBERT, O.C, 1192. punto es fundamental el estudio de H. H. ROWLEY, From Joseph to Joshua, London 1950.
* CfJ. JEREMÍAS: TWATIV, 852-878; R. LE DÉAUT, La nuil paséale, Roma 1963, 131- Cf M. B. ROWTON, The Problem of the Exodus, en "Orientalia Suecana" 4 (1955) 77-86;
212; N. FÜGUSTER, Die Heilsbedeutung des Pascha, München 1963. E. DRIOTON, La date de VExode, en "RHPR" 35 (1955) 36-49; C. DE WIT, The Date and the
7
Cf J. MÁNEK, The New Exodus in the Books of Luke, en "NT" 2 (1957) 8-24; J. LE Route ofthe Exodus, London 1960; S. HERRMANN, Israel in Ágypten, en "ZAS" 91 (1964)
DÉAUT, O.C, 316-319; N. FÜOLISTER, O.C, 168. 63-79; K. A. KITCHEN, Ancient Orient and the Oíd Testament, Chicago 1966, 63-79.

26 27
dice el libro del Éxodo, el faraón tuvo tres razones para proceder país de Madián (Ex 3,1), en Arabia, al sur del golfo de Aqaba15.
así: razón política, porque la minoría extranjera se estaba naciendo Hasta que un día se le aparece Dios. La aparición tuvo lugar en el
mayoría (Éx 1,9); razón militar, porque podrían convertirse en monte Horeb, el monte de Dios (Éx 3,1). Moisés vio una zarza que
quinta columna del enemigo (Éx 1,10); razón económica, porque ardía sin consumirse (Éx 3,2). El fuego representa, en la Biblia, la
suministraban trabajo de balde (Éx 1,11). De esta manera y por cercanía, la presencia de Dios (IRe 18,38; 2Re 1,10-14; Núm 11,1;
estas razones comenzó la terrible opresión que sobrevino al pueblo 16,35; 21,28; 26,10; Lev 10,2; Sal 8,9; 50,3; 97,3; 144,5-6; Job
de Israel. Esta opresión pasa por tres etapas: trabajo obligatorio en 1,16)l6. Efectivamente, Dios se acerca a Moisés, se le hace presente
la construcción (Éx 1,11-12), eliminación de todos los recién naci- y le habla. La iniciativa de Dios es decisiva en este caso no sólo por
dos varones (Éx 1,15-22), empeoramiento de las condiciones del el hecho de manifestarse, sino, sobre todo, por la intencionalidad
trabajo obligatorio (Éx 5,6-23)". Este trabajo, de hecho, consistió que manifiesta: "He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he
en la construcción de las ciudades de defensa de Pitón y Ramsés oído sus quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimien-
(Éx 1,11)12. Se sabe que en Egipto cualquier subdito del faraón tos. Y he bajado a liberarlos de los egipcios, a sacarlos de esta
podía, salvo casos excepcionales, ser reclutado siempre que fuera tierra para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana
necesario. Y de hecho, la mano de obra ordinaria para las grandes leche y miel" (Éx 3,7-8). De ahí la misión que Dios asigna a Moisés:
obras públicas la proporcionaban el ejército, los prisioneros de "Ve al faraón, rey de Egipto, y dile que deje salir de su territorio a
guerra y los esclavos vinculados a los templos o dominios reales13. los israelitas" (Éx 6,10-11). La orden está dada por Dios. Ahora se
En concreto, los israelitas fueron asimilados, por su comunidad de trata de ejecutarla. La intención divina es meridianamente clara:
raza y origen, a los "apiru", prisioneros de guerra, y forzados como Dios quiere liberar a su pueblo de la esclavitud. No se trata direc-
ellos a los trabajos de Ramsés II en el delta. Se comprende que tamente de una finalidad religiosa o espiritual. Se trata de un
unos pastores seminómadas experimentaran la dureza de tal cam- proyecto socio-político. Y para eso elige a un hombre que será su
bio y quisieran volver a la vida libre del desierto. Se comprende mediador en la empresa.
igualmente que los egipcios no quisieran perder esta mano de obra
gratuita y que considerasen la oposición a prestar su trabajo como
una rebelión de esclavos y su partida como una evasión de prisio-
3. El nombre de Yavé
neros 14. El hecho es que, a través de todas estas peripecias, el que
había sido un pueblo libre de pastores se vio convertido por la Pero en la aparición de Dios a Moisés hay algo más que interesa
fuerza en un pueblo de esclavos, tratados con dureza, en los traba- sumamente analizar. Se trata de que el mismo Dios reveló su nom-
jos más penosos y sin cobrar ninguna clase de jornal. bre (Éx 3,14). Este nombre se emplea bajo dos formas en la Biblia:
la forma larga Yahvéh y la forma breve Yah, por ejemplo en la
aclamación hallelu- Yah17. La forma larga es la más primitiva y la
2. La misión de Moisés más frecuente en la Biblia. Y esa forma es la que se propone
explicar el texto de Éx 3,14. Por otra parte, parece lo más seguro
No hace falta recordar las historias que se refieren a la infancia que la mejor manera de traducir la fórmula de ese texto es: "Yo soy
de Moisés: el niño perdido en las aguas del Nilo, encontrado por la el Existente"; Yavé es el Dios que Israel debe reconocer como
hija del faraón, educado en la corte imperial (Éx 2,1-10). El hecho realmente existente 18. Ahora bien, ¿qué quiere decir eso?
es que este hombre, en su edad adulta, fue pastor de rebaños en el
15 R. DE VAUX, O.C, 325.
16
11
R. DE VAUX, O.C, 317. Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 722-723; F. LANG, Das Feuer im Sprachge-
12
R. DE VAUX, O.C, 318. brauch der Bibel, dargesteh auf den Hintergrund der Feuervorstellungen in der Umwelt,
13
R. DE VAUX, O.C, 319; cf W. HELCK, Der Einfluss der Militárführer in der 18 Tübingen 1951.
ágyptischen Dynastie, Hildesheim 1964, 21. " Cf R. DE VAUX, o.c, 331.
14
R. DE VAUX, O.C, 320. i» Cf R. DE VAUX, O.C, 344; J. LINDBLOM, en "AST1" (1964) 12.

28 29
Para un semita, un nombre propio es ya una definición de la lado a la obra de la liberación. Por lo tanto, conocer a Dios es
persona que lo lleva. Por eso cabe preguntarse qué sentido tiene el tomar parte activa en esa misma obra de liberación y salvación.
nombre de Yavé cuando se le explica como el Existente. Esta Dios revela su nombre cuando se pone a liberar al pueblo oprimido
investigación no debe inspirarse en la filosofía, pues como se ha y humillado. El ser y el actuar de Dios están siempre vinculados a
dicho muy bien, no existe cosa más ajena a esta etimología del esa tarea. Por consiguiente, no conoce a Dios el que se lo imagina
nombre de Yavé que una definición ontológica de su esencia19. La como el Dios que garantiza el poder de los opresores. El "Dios" de
investigación debe inspirarse en el contexto inmediato de lo que los opresores es un ídolo, un dios falso. El Dios de la Biblia es
ocurre cuando Dios da esa explicación20. En ese contexto, Dios esencialmente el liberador. Con frecuencia, los grandes opresores,
llama a Israel su pueblo (Éx 3,10); este pueblo es el que Moisés los dictadores y los tiranos invocan a Dios. Eso es una blasfemia.
debe hacer salir de Egipto (Éx 3,11), y para ello Dios estará a su Desde este punto de vista, nos tenemos que acostumbrar a ver a
lado (Éx 3,12). Por consiguiente, el Existente es el que realiza todo Dios y a la religión de manera muy distinta a como normalmente
eso. Es más, Yavé dice a Moisés: "Yo estaré con tu boca"(Éx 3,12), se ha considerado durante mucho tiempo. Para mucha gente, Dios
y un poco después: "Yo estaré con tu boca y con su boca (la de y la religión están ligados a las personas "de orden", a los de
Aarón)" (Éx 3,15). Yavé está efectivamente con Moisés, como es- derechas, quizá a los ricos y a los instalados. Es comprensible que
taba con Abrahán (Gen 21,22), con Isaac (Gen 26,3.28) y con mucha gente piense así, porque efectivamente esas categorías de
Jacob (Gen 29,15; 31,3). Ahora Yavé está con Moisés para benefi- personas son las que más han frecuentado los templos y las funcio-
cio del pueblo, y es con el pueblo con quien está unido Yavé de nes de Iglesia. Pero eso es lo que seguramente tenemos que corregir
manera eminente: Israel es su pueblo, su hijo primogénito. La en nuestra mentalidad. El Dios que se revela en la Biblia es, ante
preocupación por el pueblo está en el primer plano. Pero la pre- todo y sobre todo, el Dios del pueblo y el Dios de la liberación de
ocupación por el pueblo de una manera concreta: Dios quiere los esclavos y oprimidos. He ahí la lección más profunda que nos
sacarlo de Egipto, de la "casa de la esclavitud". Dios quiere liberar da la gran revelación bíblica del nombre de Dios.
al pueblo. Y es para beneficio del pueblo por lo que revela su
nombre. La consecuencia es clara: Israel debe reconocer en Yavé a
su único Dios, el único existente, el único liberador.
4. La última plaga
Todo esto no es una definición dogmática de Dios. No significa
que Dios es trascendente y un misterio para el hombre. Porque el Dios encomendó a Moisés la empresa de liberar al pueblo sa-
problema fundamental no está en saber cómo es Dios, sino en cándolo de Egipto. Pero obviamente la empresa no fue fácil. El
cómo actúa en favor del pueblo21. Lo que el nombre que se revela faraón no cedió, se puso terco y no quiso dejar a los israelitas salir
en Éx 3,14 significa es que Dios es el que actúa efectivamente para de Egipto (Éx 7,13). La razón económica era muy fuerte en ese
la liberación y la salvación del hombre. Este Dios no se manifiesta sentido, ya que el faraón tenía en los israelitas un ejército de escla-
en los fenómenos naturales de un ciclo de estaciones, como los vos a su servicio y, como es lógico, no quería soltar su presa. Por
dioses sedentarios de la fecundidad y la vegetación, sino que es un eso, Dios mandó las famosas plagas al país de Egipto: las aguas del
Dios que se revela en los acontecimientos que se suceden en el Nilo convertidas en sangre (Éx 7,19), las ranas (Éx 8,2), los mos-
tiempo y que él dirige hacia un fin: la salvación y la liberación del quitos (Éx 8,13), las moscas (Éx 8,20), la peste (Éx 9,3), las úlceras
hombre. (Éx 9,9), la tormenta (Éx 9,18), la langosta (Éx 10,4-6), las tinieblas
(Éx 10,21-23), la muerte de los primogénitos (Éx 11,4-8).
Por consiguiente, el nombre de Dios está esencialmente vincu-
Ahora bien, sobre estas plagas hay que decir varias cosas. En
" G. VON RAD, Teología del AT, vol. I, 235.
20
R. DE VAUX, o.c, 344.
primer lugar, la palabra "plaga" aparece una sola vez en todo el
21
G. VON RAD, O.C, 235; T. C. VRIEZEN, Ehje ser ehje, en "Festschrift für Bertholet" relato y además en un texto que se considera como secundario (Éx
(1950)498-499. 9,14). A estos hechos portentosos se les llama "prodigios" (Éx 11,9)
30 31
o "signos" (Éx 10,1-2), porque son los signos o prodigios cuyo cuenta lo siguiente: la "pascua" era una fiesta de pastores nómadas.
poder recibió Moisés de realizar (Éx 4,8.9.17.28.30; 4,21; 7,9)22. Sus ritos esenciales lo ponen de manifiesto: se celebra fuera del
Por lo tanto, la intención del autor parece más orientada a destacar santuario, sin sacerdote ni altar; la víctima, cogida del rebaño, se
el poder de Dios que el hecho de las desgracias en sí mismas. En asa en vez de cocerla, se come con el pan sin levadura de los
segundo lugar, no parece que esos hechos extraños fueran aconte- beduinos y con hierbas del desierto, con un atuendo que es el de los
cimientos "naturales" o fenómenos de tipo geológico, como han pastores; se celebra de noche, cuando no hay que ocuparse del
querido defender algunos autores23. Porque si eran fenómenos rebaño, y en la noche de luna llena, que es la más clara25. Se trata,
"naturales", no tenían ni podían tener el sentido de "signos" y por tanto, de una fiesta de nómadas, de gente libre. Y en el caso de
"prodigios", que acreditaban a Dios como su único posible autor. los israelitas quiere decir que aquel pueblo pasa de la esclavitud a
En tercer lugar, existen imposibilidades en la sucesión de las plagas: la libertad mediante el sacrificio y la muerte de un animal inocente
si todo el ganado ha muerto con la quinta plaga, ¿cómo pueden y limpio, el cordero. En el Nuevo Testamento se explica la signifi-
dañarle las úlceras de la sexta y el granizo de la séptima? Y se dan cación profunda que todo esto tiene: Jesús es el cordero de Dios,
imposibilidades en la descripción de una misma plaga: si toda el que quita el pecado del mundo (Jn 1,29), el que muere por la
agua se ha cambiado en sangre (Éx 7,19), ¿cómo pueden los magos salvación de todos (Jn 19,36; cf Ex 12,46; Sal 34,21). El mismo
realizar el mismo prodigio? (Éx 7,22). Si las ranas cubren toda la Jesús que celebró la pascua con sus discípulos (Mt 26,18), la pascua
tierra de Egipto (Éx 8,2), ¿cómo pueden los magos hacer subir que él había deseado intensamente (Le 22,15) y en la que instituyó
todavía las ranas? (Éx 8,13). Por estas razones y por otras que no la eucaristía, la nueva pascua de los cristianos (ICor 5,7-8). Pero de
es el caso explicar aquí, los autores más documentados en este todo esto hablaremos en su momento, al explicar el sentido que
asunto están de acuerdo en que lo de las plagas no se refiere a un tiene la eucaristía.
hecho histórico, sino que es una composición literaria, con la que
se quiere dar una enseñanza religiosa fundamental, a saber: que
Dios interviene portentosamente para sacar a su pueblo de la escla- 5. La salida de Egipto
vitud, de tal manera que el poder de Dios es reconocido por el
faraón y por los mismos israelitas24. El orden actual de la narración presenta así la salida de Egipto:
los israelitas, oprimidos, quieren salir. Para conseguir el permiso
Desde este punto de vista, adquiere su plena significación la del faraón ponen el pretexto de que deben ir al desierto a sacrificar
última plaga, la muerte de los primogénitos (Éx 11,1-10). En el a su Dios. Pese a los prodigios de las nueve primeras "plagas", el
relato del Éxodo, esta plaga se asocia con la celebración de la faraón se niega a dejarlos ir. Entonces Yavé lanza la décima plaga:
"pascua". Dios manda a los israelitas que maten un cordero y con los egipcios les dejan salir e incluso les urgen para que se vayan. Se
la sangre hagan una señal en la puerta de sus casas. De esa manera van, pero el faraón cambia de idea y manda perseguirlos. Entonces
el ángel exterminador, al ver la sangre en las puertas de los israe- interviene poderosamente Yavé: es el milagro del mar. A esto se
litas, los respeta y no les hace daño alguno, mientras que, por el reduce el relato, muy condensado.
contrario, mata a los primogénitos de los egipcios (Éx 12,13-14).
¿Qué quiere decir todo esto? Para comprenderlo hay que tener en Sin embargo, en este relato se mezclan dos tradiciones: una
presenta el hecho como una huida, la otra lo presenta como una
22
R. DE VAUX, O.C, 349. expulsión. La de la huida se basa en los datos siguientes: cumplien-
23
Por la explicación naturalista se ha pronunciado G. HORT, The Plagues ofEgypl, en do la misión que recibió de Yavé (Éx 3,18), Moisés pide al faraón
"ZAW'69 (1957) 84-103; 70 (1958) 48-59. Por la explicación geológica, A. G. GALANOPULOS, que deje salir a los israelitas, para ir al desierto a sacrificar a su
Die dgyplischen Plagen und der Auzug Israels aus geologischer Sicht, en "Das Altertum" 10
(1964) 131-137; L. POMERANCE, The Final Collapse of Santorini (Thera), 1400 B.C. or 1200 Dios. Este tema es fundamental en el relato de las nueve primeras
B.C?. Góteborg 1970, 19-20.
24 25
Para todo esto, cf R. DE VAUX, O.C. 351-354; G. M. CAMPS, Midras sobre la historia R. DE VAUX, o.c, 355. Cf P. LAAF, Die Pascha-Feier Israels, Bonn 1970; H. HAAG,
de las plagas. Miscelánea Bíblica, B. Ubach, Montserrat 1953, 97-113. Von alten zum neuen Pascha. Geschichte und Theologie des Osterfestes, Stuttgart 1971.

32 33
plagas (Éx 5,3; 7,16.26; 8,4.16.21-23; 9,1.13; 10,7.11.24-26). El fa- ¿Cuál de estas dos tradiciones se aproxima más a la verdad?
raón no se deja doblegar: se niega a ver de nuevo a Moisés, y Es sorprendente que en la segunda tradición no se habla para
Moisés no lo verá más (Éx 10,27-29). Todo ha terminado; los nada del paso de los israelitas por el mar. Éstos se hallan acampa-
israelitas no podrán salir libremente, no les queda sino huir. Y eso dos a orillas del mar y ven acercarse a los egipcios (Éx 14,9-10).
es lo que hacen (Éx 14,5). Por su parte, la tradición de la expulsión Yavé les dice: "Quedaos ahí y veréis; no tendréis que hacer nada"
tiene también su fundamento: la expulsión se anuncia en Éx 6,1. Es (Éx 14,13). A continuación todo tiene lugar entre Yavé y los egip-
el tema de la décima plaga (Éx 11,1; 12,39). Y es lo que expresa- cios; al día siguiente, los israelitas ven a los egipcios muertos en la
mente dice el relato (Éx 12,31-32). Ahora bien, ¿cuál de las dos orilla del mar (Éx 14,30); es la gran acción de Yavé (Éx 14,31).
tradiciones es la más verosímil? Por los estudios que se han reali- Para esta tradición, el milagro del mar no es el paso de los israelitas:
zado hasta ahora, parece que la tradición más probable es la de la es la destrucción de los egipcios. Y esto es lo único que retiene el
huida, ya que es la que mejor cuadra con el conjunto de toda la antiquísimo canto de María (Éx 15,21). Éste es también el único
historia. De manera que la tradición de la expulsión se explicaría aspecto que desarrolla el poema, más reciente, de Éx 15,1-18. Y
por el hecho de que, en el antiguo Egipto, hubo varias expulsiones esto mismo es lo que se dice en Dt 11,4 y Jos 24,7. Por consiguiente,
de grupos extranjeros, como es el caso de la expulsión de los parece que la tradición más segura es la segunda. Lo cual quiere
hicsos, que antiguamente fueron asociados a los hebreos26. decir que el famoso paso del mar entre dos murallas de agua en
realidad no existió21.
6. £1 paso del mar Rojo Entonces, ¿qué queda del famoso relato? Queda su profunda
lección religiosa: Yavé intervino, como un guerrero poderoso28,
Este episodio se cuenta en el capítulo 14 del Éxodo. Pero, en para liberar a su pueblo. Yavé interviene, incluso con la violen-
realidad, de él existen dos tradiciones. En una se presentan los cia, cuando está en juego la liberación de los esclavos. Ésta es la
hechos así: Moisés debe levantar su bastón para que los israelitas profunda lección que se desprende de la idea de Yavé como guerre-
pasen a pie seco (Éx 14,16). Moisés lo hace así y los israelitas pasan ro29.
a pie seco (Éx 14,21a.22). Los carros egipcios se lanzan en su
persecución (v. 23). Yavé ordena a Moisés que extienda la mano
para que refluyan las aguas sobre los egipcios (v. 26). Al hacerlo 7. £1 mensaje de la liberación
(v. 27a), los egipcios quedan sumergidos (v. 28) y los israelitas a
salvo (v. 29). Como se ve, en esta tradición Moisés, tiene una inter- En realidad, toda esta serie de episodios grandiosos sirve de
vención decisiva. marco para describir un hecho fundamental: la liberación del pue-
La segunda tradición presenta los hechos de otra manera: du- blo de Israel. Por eso se presenta al pueblo en la dura condición de
rante su persecución, los israelitas se creen perdidos y se rebelan un pueblo de esclavos: explotados (Éx 1,11), oprimidos (Éx 1,12),
contra Moisés. Éste, sin embargo, les ordena que permanezcan 27
Para todo este asunto, cf K. VON RABENAU, Die beiden Erzálungen von Schilfmeer-
donde están y que miren (Éx 14,10-14). La columna de nube que wunder, Ex 13,17-14,31, en Theologische Versuche, ed. G. Schiller, Berlín 1966, 7-29;
los protege se coloca entre ellos y los egipcios (Éx 14,19a). Durante R. DE VAUX, O.C, 367-373; Fr. M. CROSS, The Song of the Sea and Canaanile Myth, en
la noche, Yavé hace soplar el fuerte viento del este que seca el mar "Journal of Theology and the Church" 5 (1968) 1-25.
28
La idea de Yavé como guerrero está expresamente en Éx 15,3. Y todo el poema de Éx
(v. 21a). Al día siguiente, de madrugada, Yavé, desde la columna 15,1-18 es un canto de victoria en honor de Yavé. Cf N. LOHFINK, Das Siegeslied am
de fuego y de nube, siembra el pánico entre los egipcios y entorpece Schilfmeer: Christliche Auseinandersetzungen mit dem Alten Teslament, Frankfurt 1965,
las ruedas de sus carros (vv. 24-25). Al apuntar el día, las aguas 102-128; J. MUILENBURG, A Liturgy on the Triunphs of Yahweh, en Studia Bíblica et
Semítica, Wageningen 1966, 233-251..
vuelven a su lecho, y Yavé sumerge en ellas a los egipcios (v. 27). 29
Cf G. VON RAD, Der Heilige Krieg im Alten Israel, Zurich 1951, 45-47; H. FRIE-
DRIKSSON, Jahwe ais Krieger, Lund 1945, 83-86; R. SMEND, Jahwekrieg und Stammebund,
2
» Cf R. DE VAUX, O.C, 361-363. Góttingen 1963, 79-81.

34 35
llevando una vida amargada con dura esclavitud (Éx 1,13-14). Por libertad y, con frecuencia, prefiere el bienestar en la servidumbre,
eso "los gritos de auxilio de los esclavos llegaron a Dios" (Éx 2,23). rechazando los proyectos de liberación. Eso justamente es lo que
Por eso también Dios toma la iniciativa de liberarlos (Éx 3,7-10). pasó con los israelitas. La misma noche en que caminaban hacia la
Por la misma razón a Egipto se le llama la "casa de la esclavitud" libertad, cuando se vieron acosados por los egipcios, "gritaron
(Lev 23,7; 25,39-40; Dt 15,12; Is 14,3; Jer 17,4; 25,14; 30,8; 34,14; muertos de miedo y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en
Ez 29,18). Por eso, para liberar a su pueblo, elige Dios a Moisés Egipto? Nos has traído al desierto a morir. ¿Qué nos has hecho
(Éx 3,10). Por eso mismo también se entabla la dura confrontación sacándonos de Egipto? ¿No te decíamos ya en Egipto: Déjanos en
entre Moisés y el faraón, entre el representante del pueblo y el paz, y serviremos a los egipcios; más nos vale servir a los egipcios
opresor del pueblo (Éx 5-11). Por eso, finalmente, Yavé interviene que morir en el desierto" (Éx 14,11-12). Este tipo de quejas se
con poder y libera a los esclavos (Éx 14). De ahí que, con frecuen- repitieron después en el desierto, en la larga marcha hacia la liber-
cia, se utiliza el verbo sillah, que tiene el sentido jurídico de "libe- tad (Éx 16,3; 17,3; Núm 11,1-6; 14,1-4; 17,6.28; 20,2-5; 21,5). El
rar", "poner en libertad" a un esclavo (cf Dt 15,12-13.18; Jer 34,9- contenido esencial de esas quejas se resume en pocas palabras: el
16). Por consiguiente, el mensaje central del acontecimiento es el pueblo prefiere la seguridad y el bienestar en la esclavitud, mejor
mensaje de la liberación. que el penoso peregrinar hacia la liberación. Pero Dios sabe que lo
mejor para el hombre es su liberación integral. Por eso Yavé y su
Pero aquí es de suma importancia concretar de qué liberación mediador Moisés llevaron la empresa adelante, hasta el final.
se trata. No se trata, en primer lugar, de una liberación interior,
espiritual, sino de la liberación exterior de la esclavitud, es decir, de
una liberación socio-política. La liberación interior vendrá más 8. Significación para hoy
tarde, en la penosa y larga peregrinación por el desierto. La primera
iniciativa de Dios sobre el pueblo es sacarlo de su esclavitud. Lo
primero que Dios quiere es la libertad para su pueblo. Y, por a) El miedo a la libertad
cierto, una libertad que consiste en cambiar radicalmente la situa-
ción socio-política en que vive el pueblo. La libertad es la cosa más apetecida del mundo, y también la
Por otra parte, es importante también comprender que Dios no más temida30. Porque ser libre es no estar atado a nada ni a nadie.
proyecta lo que podríamos llamar un "plan de desarrollo" para el Y la experiencia nos enseña que nuestras ataduras nos resultan
pueblo, sino que se trata de un proyecto de liberación total. Es muy gratificantes. Así, el borracho, el fumador y el drogadicto se
decir, Dios no pretende que los egipcios traten mejor a los israelitas, sienten atados y como esclavizados al vino, al tabaco y a la droga.
que les suban el jornal, que no los castiguen. Todo eso hubiera sido Y no quieren soltar esas ataduras, porque les resultan muy gratifi-
bueno. Y se podría haber intentado antes de llegar a un plantea- cantes. Pero no hay que recurrir a esos casos singulares. La moder-
miento más radical. Pero el hecho es que Dios no procedió de esa na sociedad tiene el poder de esclavizarnos de mil maneras diferen-
manera. Desde el primer momento, Dios va al fondo del problema. tes. El mecanismo mediante el cual la sociedad nos esclaviza es la
Y lo que pretende desde el primer instante es el cambio radical de creación de necesidades: por medio de la propaganda y la publici-
la situación. Por consiguiente, el proyecto de Dios no consiste en dad, el sistema crea constantes y nuevas necesidades a la gente, de
mejorar las condiciones de vida que se dan en el pueblo, sino en tal manera que los ciudadanos llegan a sentirse apresados en los
cambiar su situación. Dios no quiere esclavos que viven bien, sino tentáculos del sistema. Nos encontramos entonces con los nuevos
hombres libres a costa de cualquier sacrificio y pasando por toda esclavos de la sociedad de consumo: la gente habita en edificios de
clase de privaciones. apartamentos y tiene automóviles privados con los que ya no puede

Y todavía una observación importante. La libertad es lo más 30


Para este punto es fundamental el estudio de E. FROMM, El miedo a la libertad,
duro de conseguir en la vida. Por eso la gente tiene miedo a la Madrid 1977.

36 37
escapar a un mundo diferente. Tienen enormes refrigeradores llenos trabajar en esa tarea. Hay un texto magistral de Jeremías que lo
de comida congelada. Tienen docenas de periódicos y revistas que dice exactamente:
exponen los mismos ideales. Tienen innumerables oportunidades
de elegir, innumerables aparatos que son todos del mismo tipo y "Hacía (Josías) justicia y derecho,
los mantienen ocupados y distraen su atención del verdadero pro- eso es bueno;
blema, que es la conciencia de que pueden trabajar menos y además defendía la causa del pobre y del indigente,
determinar sus propias necesidades y satisfacciones31. En definitiva, eso es bueno;
se trata de comprender que los individuos, a cambio de las como- ¿No consiste en eso el conocerme?, dice Yavé".
didades que enriquecen su vida, venden no sólo su trabajo, sino (Jer22,16)
también su tiempo libre. La vida mejor es compensada por el Conocer a Yavé es un término técnico, como bien han visto
control total sobre la vida32. He ahí el nuevo "Egipto", la nueva Mowinckel33, Botterweck34 y H. W. Wolff35, y como salta a la
"casa de la esclavitud". Por eso la gente necesita cada día más vista examinando los pasajes siguientes: Os 4,1-2; 6,4-6; 2,22; 5,4;
dinero. De ahí también las angustias económicas, los pluriempleos, 6,3; Is 11,2 (cf vv. 4-5); Is 1,3 (cf vv. 5-9); Hab 2,14. Conocer a
las horas extraordinarias, el trabajo agotador, que a todos nos Yavé es un término técnico y significa hacer justicia y derecho,
embrutece. La raíz del problema es siempre la misma: el sistema de defender la causa del pobre y del indigente36. Conocer a Dios no es
vida que nos ha impuesto la nueva sociedad. Y eso justamente es lo conocer un objeto. Conocer a Dios es vivir la experiencia esencial
que la gente quiere dejar, pero, por otra parte, teme perder. El que él quiere y espera de nosotros: la experiencia del amor incon-
miedo a la libertad atenaza nuestra imaginación, petrifica nuestras dicional, que se manifiesta en justicia, solidaridad y liberación.
facultades, nos incapacita para cambiar de vida. De ahí la necesidad Como dice exactamente la primera carta de Juan, "el que no ama
de un nuevo éxodo, salir del sistema, para emprender el camino de no conoce a Dios, porque Dios es amor" (Un 4,8).
la liberación. Las tareas concretas que impone este camino y las
claves para realizarlo irán apareciendo en los capítulos de este Hay personas que no conocen ni reconocen más Dios que el
libro. Dios del culto y la piedad; o el Dios de la moralidad y el orden; o
el Dios de una determinada ideología política. Por supuesto, que el
culto y la piedad son importantes; como también lo es la moralidad
(no decimos lo mismo de la ideología política). Pero debe quedar
b) El verdadero nombre de Dios muy claro, de una vez por todas, que el verdadero nombre de Dios
está esencialmente ligado a la tarea de la liberación. Todo lo que
Nosotros creemos en el mismo Dios que se reveló a Moisés. El no sea andar por ese camino es andar descaminados en el problema
Dios de Israel es nuestro Dios. Pero resulta que el nombre y el ser de Dios. Porque sólo conoce al verdadero Dios el que trabaja y
de ese Dios están íntimamente ligados a la tarea de la liberación. lucha por la liberación de los pobres y de todos los esclavos de la
Por eso creer en Dios y conocer a Dios es trabajar por la liberación tierra.
de todos los esclavos de la tierra, los esclavos de la moderna socie-
dad de consumo, y también los esclavos, sobre todo, en el sentido
más duro de la palabra: los pobres y oprimidos, los que no tienen c) La liberación
trabajo, los que carecen de cultura, los encadenados al vicio y a la
droga, todos los miserables y crucificados de este mundo. Para Desde hace más de quince años se viene hablando de la teología
toda esa gente, Dios es el Existente, que quiere sacarlos de esa de la liberación37. No se trata aquí de hacer una exposición deta-
situación. Y entonces, conocer a Dios y relacionarse con él es 33
Die Erkenntnis Gottes bei den altestamentlichen Propheten, Oslo 1941.
14
"Gotl erkennen''im Sprachgebrauch des Alten Testaments, Bonn 1951.
35
31 "Wissen um Gott"bei Hosea ais Urform von Theologie, en "EvTh" 12 (1952) 533ss.
H. MARCUSE, Erosy Civilización, Barcelona 1968, 100-101. 36
J. P. MIRANDA, El Ser y el Mesías, Salamanca 1973, 48.
» H. MARCUSE, O.C, 100. 37
Una presentación resumida de lo que es esta teología, en J. C. SCANNONE, Teología de

38 39
liada de los contenidos y presupuestos fundamentales de tal teolo- esclavizan y nos someten a intereses ajenos a nuestra propia reali-
gía. Para lo que nos interesa en este momento, sólo quiero decir zación personal; aquí entra todo aquello en lo que el hombre pierde
que, de acuerdo con el proyecto de Dios, tal como se manifiesta en la propia disponibilidad incondicional para bien y servicio de los
el Éxodo, es evidente que la tarea fundamental del creyente es la demás. 3.Q Nivel trascendente, que consiste en la liberación del
liberación. En este punto han insistido casi todos los teólogos de la pecado, como el mal más profundo que afecta al hombre, con todo
liberación. Y es que, como se ha dicho muy bien, en el Éxodo se lo que el pecado lleva consigo de degradación de la conciencia y del
cumplen las etapas de todo proceso liberador: espíritu39.
— una situación de opresión (Éx 1,13-14); Pero aquí conviene hacer una advertencia importante: al distin-
— toma de conciencia de esta situación ("clamor": Éx 2,23); guir estos tres niveles y escalonarlos sucesivamente, no se trata de
— aparición de un jefe carismático que suscita la conciencia de decir que lo más importante es la liberación de la miseria y que lo
dependencia injusta y la necesidad de liberarse (Éx 3 y 4; 4,27-31); menos importante es la liberación del pecado. En realidad, el nivel
— inicio de soluciones para superar la situación: dialéctica es- más profundo es el tercero, porque el pecado constituye la raíz
clavitud-salida (Éx 4,21-23; 5,1-3, etc.); última de toda esclavitud y opresión. Por eso hay que articular los
— opción definitiva por la liberación y ayuda directa de Dios, tres niveles, de manera que ninguno suplante a los otros. Es más,
que toma la iniciativa en el proceso (Éx 3ss); como se ha dicho muy bien, tenemos que combinar lo decisivo (la
— esfuerzo básico inicial para hacer real la liberación con el liberación del pecado) con lo urgente (la liberación de la miseria).
paso del mar Rojo (Éx 12,37-39; 14,5.31); Así, para las masas pobres del tercer mundo el "hambre de Dios"
— esfuerzo lento para edificar como permanente esa libera- será siempre la cuestión más decisiva, pero el "hambre de pan"
ción en un pueblo realmente libre, en medio de las dificultades continúa siendo la cuestión más urgente40.
(Éx 15ss);
He aquí la tarea que incumbe a todo creyente. Como se com-
— tentaciones diversas de volverse atrás (Éx 16,17.32, etc.); prende fácilmente, se trata de una tarea enorme. Sabemos que en
— realización definitiva con el ingreso en la tierra prome- esta tarea nunca vamos a alcanzar el logro pleno de nuestras aspi-
tida38. raciones en esta vida. Pero no por eso es una tarea menos exigente,
El esquema es claro y corresponde, casi al pie de la letra, a lo menos esencial. Porque, en definitiva, se trata de comprender que
que hoy está ocurriendo entre los grupos y comunidades de base ésta es la tarea primordial del creyente. De tal manera que a partir
sobre todo en América Latina. El pueblo oprimido vuelve a tomar de esta tarea se ha de interpretar la orientación que debe llevar la
conciencia de su situación de dependencia y opresión y lucha, desde vida personal del sujeto, la vida espiritual y religiosa, la organiza-
su fe en Dios, por la liberación. ción y funcionamiento de las instituciones, la marcha de la Iglesia,
Es necesario aclarar de qué liberación se trata. De hecho, tal la lucha y el compromiso por una sociedad más justa, etc.
como la plantean los especialistas en esta materia, la liberación se Por último, en todo este asunto es importante comprender que
sitúa a tres niveles: 1 .Q Nivel socio-político, que consiste en la libe- la tarea primordial del creyente no es una tarea de desarrollo, sino
ración del sometimiento injusto a los poderes de este mundo, poder una tarea de liberación. El desarrollo puede ir, y de hecho va,
político, poder económico, poder social; y exige la lucha contra asociado a profundas dependencias y esclavitudes de todo tipo,
toda dictadura política, contra todo poder económico injusto y mientras que la liberación consiste esencialmente en la supresión
contra todo poder social que resulte opresor. 2.Q Nivel personal, de toda dependencia y de toda esclavitud. A partir de este plantea-
que consiste en la liberación de las ataduras personales, que nos miento básico se ha de programar y organizar todo lo demás.
la liberación, en CFP 562-579, con bibliografía en p. 579. Más brevemente en J. M. CASTI- 3
LLO, La Teología después del Vaticano II, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, El Vaticano II, " Cf G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, Salamanca 1972, 67-69.
40
veinte años después; Madrid 1985, 156-158, con bibliografía. L. y Cl. BOFF, Convocatoria general en favor de la liberación, en "Noticias Obreras"
18
A. ALONSO, Iglesia y praxis de liberación, Salamanca 1974, 120-121. 940 (nov. 1986) 18.

40 41
CAPÍTULO 3

LA ALIANZA

LA SALIDA de Egipto representó, para los israelitas, la liberación


de la esclavitud. Pero no por eso estaba ya todo conseguido. La
liberación integral del hombre no consiste sólo en quitarse de en-
cima las cadenas exteriores que lo esclavizan. Un sujeto que sale de
la cárcel no es por eso ya un hombre libre en el sentido integral de
la palabra. Porque bien puede suceder que ese sujeto esté encade-
nado a muchas cosas que le atan desde dentro de sí mismo: puede
estar atado al vicio, a sus propias pasiones y a su propio egoísmo.
En definitiva, no es un hombre libre. Porque está encadenado y
esclavizado por sus propias ataduras interiores. En realidad, éste es
el gran problema en la moderna sociedad democrática: la gente se
siente libre de coacciones externas en muchos aspectos y desde
muchos puntos de vista. Pero no por eso podemos decir que la
gente es libre con una libertad integral. Porque de sobra sabemos
que la mayor parte de la gente está esclavizada al consumo y al
bienestar que ofrece este tipo de sociedad. No basta, por tanto, la
libertad de la esclavitud externa. Además de eso es fundamental
también la libertad interior; en definitiva, la libertad integral.
Y esto es lo que necesitaba el pueblo de Israel después de la
salida de Egipto. El paso del mar Rojo fue la liberación exterior.
Faltaba el paso decisivo hacia la liberación integral. He aquí el
significado profundo de la alianza.
En efecto, durante la peregrinación de los israelitas por el de-
sierto, tuvo lugar un acontecimiento de singular importancia: la
alianza que Dios estableció con su pueblo. Esta alianza consistía en
una relación de presencia mutua: en adelante, Yavé será el único
Dios de Israel; mientras que éste será siempre el pueblo de Dios.
En el fondo, esto representa la liberación integral. Si Yavé es el
43
único Dios de Israel, eso quiere decir que es el único absoluto, el En realidad, ¿qué es lo que allí ocurrió? Dios decide manifestar-
único en quien el pueblo puede poner su seguridad y su descanso, se, hacerse presente al pueblo. Y para ello elige un lugar y un
de tal manera que todo lo demás debe ser efectivamente relativo. momento determinado. El lugar es la montaña del Sinaí. El mo-
He ahí la liberación total. mento exige tres días de preparación (Éx 19,10-15). Durante esos
días, el pueblo debe purificarse, debe lavar sus ropas, debe estar
Por otra parte, sabemos que, con motivo de la alianza, Yavé preparado (Éx 19,10-11) y debe además abstenerse de relaciones
dio a su pueblo una ley fundamental: el decálogo. Pero entonces se sexuales (Éx 19,15). El acontecimiento que se avecina es solemne,
trata de saber qué sentido tienen esos diez mandamientos y cuáles terrible y sobrecogedor. Por eso nadie debe subir al monte o acer-
son sus exigencias. Porque, en realidad, ¿no es esto un nuevo some- carse a la falda (Éx 19,12), de tal manera que quien quebrante esa
timiento y un nuevo control sobre el pueblo? ¿No se puede decir orden será reo de muerte y debe ser ejecutado inmediatamente (Éx
que Israel salió del sometimiento al faraón para entrar en un nuevo 19,13). ¿Por qué tantas precauciones? Por una sola razón: Dios se
sometimiento, el sometimiento a Yavé? Además, ¿se puede decir acerca, Dios se hace presente. La presencia divina es impresionante.
que esos diez mandamientos siguen pesando sobre nosotros? Pero Por eso hay que establecer las debidas distancias y separaciones.
entonces, ¿no es verdad que nosotros mismos nos vemos sometidos Porque la distancia entre Dios y el hombre es infinita3.
por una ley que nos coacciona desde fuera? He aquí otra cuestión
que importa sumamente dejar bien clara. Llegado el momento, ocurrió el hecho portentoso: "Al tercer
día por la mañana hubo truenos y relámpagos y una nube espesa
Por último, en todo este asunto hay que tener en cuenta que el en el monte, mientras el toque de la trompeta crecía en intensidad,
evangelio nos habla a los cristianos de una "nueva alianza" (Le y el pueblo se echó a temblar en el campamento... El monte Sinaí
22,20; ICor 11,25; cf Mt 26,28; Me 14,24), que obviamente dice era todo una humareda, porque el Señor bajó a él con fuego; se
relación a la antigua y se comprende a partir de ella. Se trata, pues, alzaba el humo como de un horno, y toda la montaña temblaba"
de ver qué sentido tienen tanto una como otra alianza para nosotros (Éx 19,16-18). Como se ve por la descripción, aquello fue algo
en la actualidad. estremecedor: truenos y relámpagos, fuego y humo, sonar de trom-
petas, temblor de montañas y, dominándolo todo, una nube espesa.
De esta forma los hombres del Antiguo Testamento se imaginaban
1. La gran manifestación de Dios la presencia de Dios (cf Sal 18,8-15; 29,3.7-8; 46,7; 68,34; 83,15-16).
Una presencia especialmente asociada a la presencia de una nube
Al cumplirse tres meses de la salida de Egipto, el pueblo de (Éx 13,21-22; 14,19.20.24; 19,9; 34,5; Núm 14,14; cf también Éx
Israel llegó al desierto del Sinaí y acampó al pie del monte que lleva 33,9-11; Núm 11,25; 12,5-10)4. El pueblo temblaba de miedo en el
el mismo nombre (Éx 19,1)'. Allí, en aquel monte, iba a tener lugar campamento (Éx 19,16). Y Dios dijo a Moisés: "Baja al pueblo y
la gran manifestación de Dios al pueblo. Este acontecimiento tuvo mándales que no traspasen los límites para ver al Señor, porque
una importancia de primer orden para toda la historia de aquel morirían muchísimos" (Éx 19,21). Dios se manifiesta de manera
pueblo, como lo prueba el hecho de que las tradiciones relativas al aparatosa. Y se manifiesta como el ser grande, impresionante, po-
Sinaí abarcan un bloque de enseñanzas de dimensiones insólitas, deroso, aterrador, inaccesible. Es el ser que se impone al hombre y
que se extienden desde Éx 19 hasta Núm 10,10. En ningún otro que impresiona hasta provocar temores de muerte. Por eso el mis-
lugar del Antiguo Testamento se encuentra un cuerpo de tradición mo libro del Éxodo añade todavía: "Todo el pueblo percibía los
tan gigantesco, referido, en definitiva, a un solo acontecimiento: la truenos y relámpagos, el sonar de la trompeta y la montaña hu-
revelación de Dios en el Sinaí2.
3
Sobre las distancias que el hombre debe tomar ante la proximidad de lo sagrado, cf G.
1
Sobre la localización del Sinaí, cf R. DE VAUX, Historia antigua de Israel, vol. I, VAN DER LEEUW, La Religión dans son essence el ses manifestations, París 1970, 453-462.
4
407-418. Cf E. F. SUTCLIFFE, The Clouds as Water-Carriers in Hebrew Thougth, en "VT" 3
2 G. VON RAD, Teología del A. T., vol. I, 243. (1953)99-103.

44 45
in'iinle. Y el pueblo estaba aterrorizado, y se mantenía a distancia. que se percibe a Jesús como un hombre genial, un hombre excep-
Y dijeron a Moisés: Habíanos tú y te escucharemos; que no nos cional en todos los sentidos, pero, a fin de cuentas, un hombre a
hable Dios, que moriremos. Moisés respondió al pueblo: No te- secas. De donde resulta un cristianismo meramente horizontal,
máis; Dios ha venido para probaros, para que tengáis presente su muy comprometido con todo lo humano, si se quiere, pero un
temor y no pequéis" (Éx 20,18-20). El relato termina diciendo cristianismo al que le falta una dimensión esencial, porque carece
escuetamente: "El pueblo se quedó a distancia, y Moisés se acercó de Dios. Este tipo de "cristianismo" se ha desarrollado, en los
hasta la nube donde estaba Dios" (Éx 20,21). Así se manifestó Dios últimos tiempos, en ciertos ambientes eclesiales. Se trata de aquellas
a su pueblo en el desierto. personas y grupos que se entusiasman con la figura de Jesús y con
el evangelio, pero de tal manera que, al mismo tiempo, ponen a
Dios entre paréntesis, dudan de él o incluso lo niegan abiertamente.
2. Significación y límites del acontecimiento Es posible que eso se deba, al menos en buena parte, a que con
relativa frecuencia Dios ha sido presentado como el aliado de los
Lo más claro que hay en todo este relato es que Dios se mani- opresores de todo tipo. Pero aun siendo eso verdad, el cristiano
fiesta, se comunica y se da a conocer a través de una experiencia, inteligente y cabal tiene que saber distinguir entre lo que ha sido la
no por medio de una teoría, una doctrina, una determinada filoso- deformación histórica de Dios y lo que es la realidad profunda y
fía o una teología. Lo importante en la vida no es saber sobre Dios, misteriosa de Dios, el Dios que se nos revela en la Biblia. Esta
sino experimentar y vivir la cercanía, la presencia de Dios, aunque cuestión es capital para poder entender lo que significa el hecho
de eso no se sepa mucho ni se tengan muchas doctrinas al respecto. cristiano. Un cristianismo sin Dios ya no es el cristianismo, es otra
Por otra parte, la experiencia de Dios que aquí se destaca es la cosa radicalmente distinta.
experiencia de lo tremendo, lo portentoso, incluso lo aterrador. Sin embargo, la experiencia de Dios, tal como se manifestó en
Este tipo de experiencia es típica y característica de todos los fenó- el Sinaí, tiene sus límites; es decir, se trata de una experiencia
menos religiosos, en todos los tiempos y en todas las culturas5. No parcial y, por eso, esencialmente incompleta. En efecto, como ya
se trata aquí de analizar detenidamente este tipo de experiencia. he dicho ampliamente, es la experiencia de lo tremendo lo que
Pero de ella, en todo caso, hay que decir lo siguiente: en definitiva, impresiona y causa terror. Por lo tanto, Dios se manifiesta, en esa
se trata de la experiencia de lo sobrenatural, es decir, cuenta la experiencia, como el ser justiciero y castigador, un ser impresio-
experiencia en la que el hombre percibe que por encima de las nante al que se puede temer, pero que difícilmente se puede amar.
fuerzas de la naturaleza hay alguien que está sobre todo eso, que lo Y ahí es donde está la gran limitación de esa experiencia de Dios.
domina, que puede y manda más que todo lo que hay en este En el capítulo 5 de este libro vamos a ver que incluso en el Antiguo
mundo. Por eso se trata de una fuerza que causa temores de muerte, Testamento Dios se revela en plenitud de una manera muy distinta.
porque es una fuerza que nada ni nadie puede controlar. Ahora Pero, sobre todo, a esa experiencia de Dios, como el ser tremendo
bien, de esta realidad sobrecogedora hay que decir que es impor- y temible, le falta la gran revelación del Nuevo Testamento, la
tante, incluso decisivo, que el hombre la perciba y la viva, al menos revelación definitiva de Dios, que se nos ha hecho presente en
de alguna manera. No necesariamente en su forma externa concre- Jesús de Nazaret (cf Jn 1,18; Heb 1,1-3; Col 1,15). Según esta
ta, sino en su significación profunda. Y esa significación profunda revelación, sabemos que Dios es esencialmente Padre (Mt 6,9 par;
es el sentido de lo trascendente, de lo sobrenatural, lo que supera 11,27 par, etc.). Y sabemos, sobre todo, que Dios se ha dado a
infinitamente a todo lo humano. De lo contrario, es decir, de no conocer en la misma persona de Jesús, en su cercanía, en su bon-
percibir esa realidad, caemos inevitablemente en lo que bien po- dad, su disponibilidad y hasta su debilidad. Así "se hizo visible la
dríamos llamar un "cristianismo ateo", o sea un cristianismo en el bondad de Dios y su amor por los hombres" (Tit 3,4). Así se
completó esencialmente la revelación de Dios.
5
Se trata del mysterium tremendum, que ha sido analizado con perspicacia por
R. Orro, LO Sanio, Madrid 1965, 24-39. Pero hay todavía un aspecto que interesa resaltar. El Dios que
46 47
se revela en el Sinaí es el Dios que establece separaciones, que para determinar el sentido de la alianza tenemos que echar por
distingue entre el espacio sagrado y el espacio profano. Por eso el otro camino.
pueblo no se podía acercar al monte, bajo pena de muerte, cosa
que se repite en el relato hasta cuatro veces (Éx 19,12-13.21- En efecto, la palabra berit significa que alguien hace o toma
22.23.24). Es lo típico de la mentalidad anterior al cristianismo. sobre sí un compromiso solemne. En la práctica equivale a un
Según esa mentalidad, la presencia de Dios está en el templo (ISam juramento, más exactamente a un juramento promisorio, un jura-
8). Pero esa mentalidad tiene el inconveniente de que sugiere una mento en el que se promete algo de manera solemne. La expresión
idea de Dios inmóvil, que crea falsa seguridad (Jer 7). En el Nuevo que se utiliza en estos casos es karat berit, "cortar berit", que se
Testamento queda definitivamente superada tal mentalidad: "los refiere al rito que acompañaba al juramento: el que pronuncia el
que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y verdad" juramento pasa entre dos animales "cortados" por la mitad, lo que
(Jn 4,23). En definitiva, se trata de comprender que el espacio significa que, si perjura, correrá la misma suerte que los animales.
sagrado, para los cristianos, no es un espacio geográfico, sino un En la Biblia se alude a ese rito (Gen 15 y Jer 34,18-21). Cuando el
espacio humano. Porque el templo es Jesús mismo, ante todo (Jn compromiso es recíproco, los dos que se comprometen cortan cada
2,14-15)6, y la comunidad de los creyentes (ICor 3,16.17; 6,19; uno su berit, y, en consecuencia, hay dos berit. Así en el tratado
2Cor6,16;Ef2,21)7. entre Salomón y Jirán (IRe 5,26); en el tratado entre Damasco e
Israel (IRe 15,1); en el acuerdo entre David y Jonatán (ISam
23,18). Por consiguiente, y resumiendo, hacer una alianza es lo
mismo que hacer un juramento en el que se promete algo de manera
3. La alianza del Éxodo
solemne. Este compromiso puede ser mutuo, o solamente de una
de las partes hacia la otra.
La palabra española "alianza" traduce la hebrea berit. Esta
palabra puede significar un contrato (Gen 31,44ss), un convenio o En el libro del Éxodo hay cuatro relatos que se refieren a la
acuerdo entre amigos (ISam 18,3; 23,18), un pacto de los subditos alianza de Dios con su pueblo. Estos relatos son: 1.2 Éx 19,3-8.
con su rey (2Sam 5,3), una alianza entre dos reyes o naciones (IRe 2.5 Éx 24,9-11. 3.5 Éx 24,3-8. 4.° Éx 34,10-28. El primero de estos
5,2ss)8. Por otra parte, se sabe que en el antiguo oriente existían relatos es tardío, de tal manera que nuestra atención se debe fijar
tratados de vasallaje, que se estipulaban entre el soberano y sus en los tres siguientes12. En Éx 24,9-11 se cuenta que la alianza se
subditos9. Y se ha pensado que quizá la alianza del Éxodo fue una realizó sobre la montaña, en una comida a la que asistieron con
copia de aquellos tratados antiguos l0. Pero eso no parece probable. Moisés un grupo de setenta ancianos, representantes del pueblo.
Porque la alianza del Sinaí no tiene, en sus fuentes antiguas, la En Éx 24,3-8, Moisés refiere al pueblo las palabras de Yavé, recibe
forma de un tratado de vasallaje. Sólo se logra reconstruir su el asentimiento del pueblo, construye un altar al pie de la montaña,
estructura aceptando paralelos imperfectos y añadiendo, arbitra- manda que doce jóvenes ofrezcan sacrificios, se vierte la mitad de
riamente, elementos que proceden de fuentes diversas11. Por eso, la sangre sobre el altar y con la otra mitad se rocía al pueblo, que
6
se declara dispuesto a acatar lo que ha ordenado Yavé. En Éx
Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, Salamanca 1981, 38-41; O. CULLMANN, Les 34,10-28 se presenta una renovación de la alianza, lo cual tiene su
sacrements dans l'évangüe johannique, Neuchátel 1951, 18.
7
Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 45-51. razón de ser porque ha precedido el episodio del becerro de oro
8
9
L. ALONSO SCHOKEL, en Nueva Biblia Española, Madrid 1975, 1930. (Éx 32), que había sido una violación de la primera alianza.
Un buen estudio sobre este asunto en R. DE VAUX, o.c, 418-422.
10
Cf G. E. MENDENHALL, Law and Covenant in Israel and the Aneienl Near East,
Pittsburgh 1955; K. BALTZER, Das Bundesformular, Neukirchen-Vluyn 1960; D. J.
¿Qué nos quiere decir todo esto? Ante todo, hay una cosa muy
MCCARTHY, Treaty and Covenant. A Study in Form in the Ancient Oriental Document and clara: Dios se compromete con el pueblo, se solidariza con él y
in the Oíd Testament, Roma 1963. El estado de la cuestión en R. MARTIN-ACHARD, La establece un juramento de fidelidad. El texto tardío de la primera
signification de l'Alliance dans l'Ancient Testament d'apres quelques receñís travaux, en
"RThPh" 18 (1968) 88-102..
12
n R. DE VAUX, o.c, 421. Cf R. DE VAUX, O.C, 422.

48 49
alianza lo dice con estas palabras: "seréis mi propiedad" (Ex 19,5), falló nunca por parte de Dios, como es natural. Pero falló muchas
es decir, el pueblo de Israel es algo que Dios mira como suyo; por veces por la infidelidad del pueblo de Israel ante su Dios. Por eso
lo tanto, algo que Dios cuida, protege y defiende. De ahí la con- los profetas anunciaron una nueva y futura alianza (Jer 31,31-34;
fianza y la seguridad que ha de tener el pueblo. En el fondo, se 33,14-22; Ez 36,22-32). En estos textos se afirma que llegará el día
trata de una interpretación profunda de la relación del pueblo con en que Dios establecerá una nueva y definitiva alianza con los
Dios y de Dios con el pueblo. Es una relación de intimidad, de hombres. Es decir, Dios no cede en su compromiso, ni se cansa en
pertenencia y de entrega sin condiciones. En contra de lo que su fidelidad. Es más, esta alianza nueva será mucho mejor que la
pudiera parecer, Dios se solidariza con el pueblo y establece con él antigua. Porque su exigencia fundamental no consistirá en un có-
una verdadera comunión. digo de leyes externas al hombre, sino en la transformación interior,
en el corazón mismo de cada persona (Jer 31,31-34). Esta nueva
Pero hay en todo esto un aspecto importante, que conviene alianza quedó sellada con la sangre de Jesucristo, como afirman
destacar: propiamente hablando, la alianza, que se describe en los textos de la institución de la eucaristía (Le 22,20; ICor 11,25;
estos textos no es una alianza mutua, es decir, no se trata de un cf Mt 26,28; Me 14,24)15. Pero de este asunto hablaremos en su
compromiso recíproco, sino de un compromiso unilateral, el com- momento, al tratar el tema de la eucaristía.
promiso de Dios con el pueblo. Nunca "corta la berit" el pueblo:
siempre es Dios quien lo hace. En Éx 34,10 Yavé "corta una berit"
y se compromete a las promesas que hace a continuación; en Éx 5. Los diez mandamientos
34,27 es de nuevo Yavé el que "corta una berit" con Moisés y le
impone al pueblo los mandamientos 13. Por eso se ha planteado
Se sabe que, en la antigüedad, otros pueblos y culturas, al
seriamente la cuestión de si realmente se puede hablar de "alianza"
margen de Israel, tuvieron también sus códigos de moralidad, de
(berit) en el caso de lo que ocurrió en el Sinaíl4. Propiamente
alguna manera parecidos al decálogo judío16. Por otra parte, en la
hablando, allí no existió tal alianza. Por consiguiente, lo que lla-
misma Biblia hay otras listas de prohibiciones, y algunas de ellas
mamos la alianza consiste en el compromiso de Dios con su pueblo:
dan la impresión de una antigüedad superior a la redacción actual
Dios se compromete, mediante juramento sagrado, a cuidar de su
del decálogo. Por ejemplo, en Dt 27,15ss hay una lista de maldicio-
pueblo, a proteger al pueblo y a defenderlo en todo momento. El
nes muy antigua: se dirige contra las transgresiones que se cometían
pueblo, en respuesta a esa fidelidad de Yavé, debe observar los diez
"en secreto" y podían escapar a los controles y al castigo de la
mandamientos que Yavé le impone.
comunidad. También en Éx 21,12.15-17, hay otra lista de manda-
mientos que son muy semejantes al decálogo. Todo esto quiere
decir que en el pueblo de Israel se llevó a efecto una profunda
4. La nueva alianza reflexión teológica y pastoral en lo que se refiere a las obligaciones
del hombre ante Dios. Fruto de esa larga reflexión es el decálogo
La alianza es uno de los grandes temas de la Biblia. Porque en en su redacción actual, tal como ha llegado hasta nosotros en Éx
él se expresa cómo es la relación de Dios con los hombres y cómo 20,1-21l7.
tiene que ser la relación de los hombres con Dios. Esta alianza no
La palabra "decálogo" significa las diez palabras y fue introdu-
13
R. DE VAUX, o.c, 428.
cida, en el lenguaje teológico, por los autores del siglo II después de
14
A. JEPSEN, Berit. Ein Beitrag zur Theologie der Exilszeit, en Verbannung und Hein-
15
kehr, Tübingen 1961, 161-179; G. FOHRER, Altes Testament. "Amphyktionie und Bund"?, Cf J. GIBLET, La Alianza de Dios con los hombres, en VARIOS, Grandes Temas
en "TLZ" 91 (1966) 893-904; E. KUTSCH, Der Begriff berit in vordeuteronomischer Zeit, en Bíblicos, Madrid 1966, 37-55.
16
Das femé undnahe Wort, en "BZAW" 105 (1967) 133-143; N. LOHFINK, Die Landverheis- Cf W. ZIMMERLI, La Ley y los Profetas, Salamanca 1980, 76, que cita a H. GRESSMANN,
sung ais Eid, Stuttgart 1967; E. KUTSCH, Von "berit"zum Bund, en "Kerigma und Dogma" Altorienlalische Texle zum Alte Testament, 1926, 380-431; J. B. PRITCHARD, Ancient Near
14 (1968) 159-182; W. ZIMMERLI, Erwágungen zu Bund, en Wort-Gebot-Glaube, Zurich Eastern Texts relating to the Oíd Testament, 1950, 159-198.
17
1971, 171-190. Cf G. VON RAD, Teología del A. T„ vol. I, 247.

50 51
Cristo18. Tal como nosotros lo conocemos por nuestros catecismos, en la libertad de trabas externas al hombre. La libertad para es la
el decálogo es algo distinto del que presenta la Biblia. En el nuestro libertad interior, y consiste en no estar atado a nada ni a nadie, es
falta la prohibición de hacer imágenes de Dios (segundo manda- decir, consiste en la disponibilidad. Un ejemplo muy sencillo: un
miento), y entonces el número diez se mantiene gracias al recurso borracho puede tener libertad de, porque puede ir a la taberna
de dividir en dos el precepto relativo a la codicia (último manda- cuando le da la gana. Pero en realidad ese hombre no es libre,
miento). El texto del decálogo está en Éx 20,1-17, que se repite, con porque es un esclavo de la bebida, no tiene libertad para. Pues de
algunas variantes, en Dt 5,1-21. la misma manera, el pueblo de Israel conquistó su libertad de
cuando salió de Egipto. Pero ¿era ya y por eso solamente un pueblo
¿Qué sentido tiene este conjunto de prohibiciones? Ante todo, de hombres libres? He aquí la gran cuestión.
hay un hecho evidente: el decálogo está íntimamente ligado con la
alianzal9. Esto quiere decir lo siguiente: Dios se compromete con Pues bien, para que llegara a adquirir esa libertad interior, esa
el pueblo mediante la alianza; por su parte, el pueblo tiene que disponibilidad, para eso le dio Dios los diez mandamientos. Por-
responder a Dios, y el compromiso en el que se expresa la respuesta que, en primer lugar, los hebreos podían consagrarse al culto de
es precisamente el decálogo. Por consiguiente, el decálogo recoge y otros dioses que no fueran su libertador Yavé; podían servir a
resume lo que debe ser el comportamiento del hombre ante su ídolos en cualquier forma que eso se llevara a efecto (primero y
Dios. He ahí su sentido más fundamental. Pero sobre este punto, segundo mandamientos). Podían, además, meterse por el callejón
conviene hacer todavía una observación importante: como ha dicho sin salida del pecado, y salirse, por tanto, del camino real de la
muy bien G. von Rad, Israel no pudo considerar nunca el decálogo libertad, si no tomaban en serio a su Señor y no le servían a él por
como una ley moral absoluta; lo consideró, más bien, como la encima de todas las cosas (tercero y cuarto mandamientos). Podían
revelación de la voluntad de Yavé en un momento particular de su también hacerse daño unos a otros, podían privar a sus hermanos
historia, mediante la cual se le ofrecía el don de la vida. Por con- del derecho de ser ellos mismos, podían destruir en la comunidad
siguiente, con los mandamientos Yavé ofreció la vida a su pueblo; la armonía entre los hermanos, podían, en definitiva, atentar contra
al escuchar los mandamientos, Israel penetró en la alternativa entre la libertad de los demás (del quinto al noveno mandamientos). Por
la vida y la muerte (Dt 30,15s; 4,1; 5,30; 8,1; 16,20; 22,7. Cf Ez último, en el corazón de cada individuo existe la codicia, que es la
18,19; 20,11.13.21; 33,16.19; Lev 18,5)20. raíz de todos los atentados contra la libertad (décimo mandamien-
to). Por consiguiente, el decálogo es la carta magna de la libertad.
Ahora bien, ¿qué sentido tenía esta "vida" para el pueblo de La liberación interior del hombre. La liberación que consiste en la
Israel? El decálogo tiene que ser comprendido a partir del sentido disponibilidad total ante Dios y ante los demás.
general del libro del Éxodo. Pero, como ya he dicho en el capítulo
anterior, sabemos que el sentido general del Éxodo es que el pueblo Naturalmente, con la sola promulgación del decálogo no estaba
de Dios tenía que ser un pueblo de hombres libres, a fin de que ya todo conseguido. El camino de la liberación interior es largo y
pudieran consagrarse al servicio de su Señor. Por eso el mismo penoso. Mucho más largo y más penoso que el de la liberación
Señor sacó a su pueblo de Egipto, de la "casa de la esclavitud". puramente exterior. Porque hace falta que cada individuo lo inte-
Pero, en realidad, ¿estaba ya todo hecho con eso sólo? Para res- riorice y lo haga suyo, vida en su propia vida. Per'o queda en pie la
ponder a esta pregunta hay que tener en cuenta que una cosa es la afirmación fundamental, según la cual el decálogo es la carta magna
libertad de y otra cosa es la libertad para. La libertad de consiste de la liberación interior. He ahí su sentido y su significación funda-
mental.
'« Así en IRENEO, Adv.Haer. 4,15: PG 7,10-12; PTOLOMEO, Ep. ad Floram 3,2: PG
7,1285. Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 443.
19
6. La validez actual de los mandamientos
Cf J. SCHARBERT, Las instituciones salvíficas del AT, en Myst. Sal. 11/2, 1219, con
bibliografía abundante.
20
G. VON RAD, O.C, 251. Sobre el sentido de la ley en G. von Rad, cf W. ZIMMERLI, La Sabemos que en la doctrina del Nuevo Testamento se afirma
Ley y los Profetas, 95-110. con toda claridad que los cristianos hemos sido liberados de la ley
52 53
religiosa21. En este sentido, el apóstol Pablo establece una contra- Por consiguiente, para el cristiano sigue en pie el decálogo en
posición radical entre la gracia y la ley (Rom 6,14) y entre la fe y cuanto que establece las condiciones mínimas para amar a los
esa misma ley (Rom 3,21-22; 9,31-33; Flp 3,9). De donde se sigue demás. Lo que ocurre es que la exigencia del amor cristiano va
que la ley ha sido suprimida para el creyente (Gal 3,23-26), porque mucho más lejos, porque no se formula en forma de preceptos
la libertad y la esclavitud son situaciones incompatibles entre sí negativos, sino de manera positiva, hasta amar a los demás como
(Gal 5,1). Es más, Pablo llega a afirmar que los que se dejan llevar Jesús mismo nos ha amado a nosotros (Jn 13,34-35). En el fondo,
por el Espíritu no están sometidos a la ley (Gal 5,18). Por eso el se trata de comprender que el amor es libertad. Y si todo el decá-
creyente es una persona muerta para la ley (Gal 2,19). Porque, en logo se resume en el amor, eso quiere decir que todo el decálogo es
definitiva, Jesús el mesías es el término de la ley (Rom 10,4). la fuente de la liberación interior. He ahí el sentido profundo de la
alianza para Israel y para los cristianos. Ser cristiano es vivir la
Ahora bien, cuando Pablo dice que el cristiano ha sido liberado libertad de y la libertad para, es decir, la liberación integral. La
de la ley, se refiere inequívocamente al decálogo, porque ése es el medida de la fe de un creyente es la medida de su libertad.
sentido que tiene la ley para Pablo. Los textos en este sentido son
muy claros (Rom 13,8-10; Gal 5,14; Rom 2,22-23; 7,7; Gal 3,17.19;
4,21-22). Entonces, ¿se sigue de ahí que el cristiano no está obligado
a lo que manda el decálogo? La respuesta de Pablo a esta cuestión
es muy clara: el que ama de verdad a los demás, cumple por eso
mismo todo lo que manda el decálogo (Rom 13,8-10; Gal 5,14). Lo
cual, en definitiva, es lo mismo que dice Jesús en el evangelio (Mt
7,12). En eso consiste toda la ley y los profetas. Es decir, toda la ley
del Antiguo Testamento se resume en el amor. He ahí, en última
instancia, por qué he dicho antes que el decálogo fue de hecho la
carta magna de la libertad para el pueblo de Israel. Y no sólo para
el pueblo de Israel, sino para todos los creyentes a lo largo de la
historia.

Por lo demás, no parecen ser obstáculo, contra todo este plan-


teamiento, los textos evangélicos en los que el mismo Jesús habla
de la observancia de los mandamientos (Me 12,28-31; Mt 19, 17-19
par; Le 10,26-27), ya que en esos casos se propone tal observancia,
no a los seguidores de Jesús, sino a individuos que eran judíos, no
sólo de sangre, sino también de religión. Pero eso no quiere decir
que tales palabras constituyan una enseñanza específica para los
creyentes en Jesús.
21
Sobre este asunto, cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 221-314; A. VAN DÜLMEN,
Die Theologie des Gesetzes bei Paulus. Ein Beitrag zum Werden derpaulinischen Theologie,
Góttingen 1978; G. SIEGWALT, La Loi, chemin du salut, Neuchatel 1971; P. BLÁSER, Das
Gesetz bei Paulus, Münster 1941; H. HELLBART, Christus das Telos des Gesetzes, en "EvTh"
3 (1936) 331-346; R. BULTMANN, Christus das Gesetzes Ende, en Glaube und Verstehen II,
Tübingen 1952, 32-58; P. STUHLMACHER, Das Ende des Gesetzes, Tübingen 1970, 14-39;
E. KÁSEMANN, An die Romer, Tübingen 1974, 272-273; F. PASTOR, La libertad en la carta
a los Gálatas, Madrid 1977.

54 55
CAPÍTULO 4

EL MENSAJE DE LOS PROFETAS

EL HECHO de los profetas y el profetismo es algo tan importante


en la historia del pueblo de Israel, que ignorar ese hecho sería lo
mismo que desconocer una parte esencial de la Biblia. La palabra
"profeta" aparece en el Antiguo Testamento 309 veces '. Este solo
dato da idea de la importancia que el tema de los profetas tiene en
la revelación de Dios. Pero hay algo más significativo. Acostum-
bramos a considerar como profetas únicamente a los personajes
que dieron su nombre a las colecciones, agrupadas en la Biblia
griega o latina, con el título de "libros proféticos". En la Biblia
hebrea no hay "libros históricos", sino que, tras la ley, se hallan los
"profetas anteriores", que constituyen los libros de Josué, Samuel
y Reyes. Los "profetas posteriores" corresponden a nuestros "libros
proféticos"2. Esto quiere decir que la mayor parte del Antiguo
Testamento es de carácter profético. Ignorar, por lo tanto, el men-
saje de los profetas es lo mismo que ignorar la parte más volumi-
nosa de la Biblia.
Pero hay algo en este asunto que nos concierne más directa-
mente a nosotros. Jesús de Nazaret fue considerado como profeta
(Me 6,15 par; 8,27s par). Y de hecho él fue el más grande de todos
los profetas, el profeta definitivo. Por otra parte, según el Nuevo
Testamento, todos los cristianos poseemos el don profético (He
2,17s; 19,6). Por lo tanto, la profecía y el carácter profético es algo
que constituye un aspecto esencial de nuestro ser de cristianos3.
Ser creyente es ejercer el don profético en el mundo y en la socie-

i Cf C. H. PEISKER, Profeta, en DTNTWl, 415.


1
Cf J. DHEILLY, LOS Profetas, Andorra 1961, 14.
3
Cf C. H. PEISKER, O.C, 417419; K. SCHWARZWALLER, Kirche und Prophetie, en "EvTh"
26 (1966) 580ss.

57
dad. Pero ¿cómo vamos a ejercer esa función si no conocemos el también a los asistentes (ISam 10,10.20-24), y que "profetizaban"
mensaje de los profetas? en nombre de Yavé, es decir, daban testimonio de su presencia y de
las fuerzas del espíritu con palabras, gritos, danzas, etc. Por consi-
guiente, el fenómeno profético fue un hecho suficientemente exten-
1. El fenómeno profético dido en la antigüedad y del que participó ampliamente el pueblo de
Israel. A partir de este fenómeno se ha de interpretar la vida y la
El hecho de los profetas y el profetismo no es algo exclusivo de obra de los profetas en el Antiguo Testamento.
Israel. Seguramente antes que en Israel existió algo parecido en las
grandes religiones del antiguo oriente. Quizá en Egipto y en Meso-
potamia4, sin duda alguna en Mari, junto al río Eufrates5, en
2. Qué es un profeta
Byblos de Fenicia y seguramente también en Canaán6 existieron,
durante el segundo milenio antes de Cristo, hombres inspirados, La palabra "profeta" viene del griego profetes, que significa
que se presentaban, de una manera o de otra, como representantes "locutor": el que dice lo que la divinidad le ha inspirado l0. En
de Dios ante el pueblo. Y aunque las noticias que tenemos de estos hebreo se dice nabí, palabra de origen incierto, que, según parece,
hombres son con frecuencia escasas, nos suministran una informa- significa "el que ha sido llamado" (por Dios), "el que tiene una
ción que resulta válida para interpretar el profetismo bíblico7. vocación" ". Pero no debemos hacer mucho problema de la palabra
En Israel se tienen noticias del fenómeno profético desde tiem- en cuanto tal, porque en la Biblia se utilizan otros nombres para
pos muy antiguos. Según una interpretación muy posterior, se hablar de los profetas. Por ejemplo, Amos es llamado "vidente"
considera como profetas a Abrahán (Gen 20,7), a Moisés (Dt 18,15; por Amasias y responde que no es "profeta" (Am 7,12). En ISam
34,10), a Aarón (Éx 7,1) y a María, la hermana de Moisés (Éx 9,9 se consideran sinónimos "profeta" y "vidente". Y a Eliseo se le
15,20). En el libro de Samuel se habla de verdaderas comunidades llama con frecuencia "hombre de Dios" (2Re 4,7.9.16.21.25.27.40.
de profetas (ISam 10,5-13; 19,18-24), que existen también en tiem- 42; 5,8.14.20, etc.). Por lo tanto, más que la palabra nos interesa el
pos de Elias (IRe 18,14) y de Eliseo (2Re 2,3-18; 4,38s; 6,ls; 9,1)8. hecho, la realidad de lo que era un profeta.
Más aún, sabemos que Elias confundió, en el monte Carmelo, a los
450 profetas de Baal, que habían sido llamados por Jezabel (IRe Para la mayoría de la gente, como advierte atinadamente
18,19-40), y que el rey Acab llamó, para consultar, a 400 profetas J. L. Sicre, el profeta es un hombre que "predice" el futuro, una
(IRe 22,5-12)9. Probablemente estos profetas existían desde mucho especie de adivino. Esta concepción tan difundida tiene dos funda-
antes. De ellos se sabe que formaban grupos organizados, que mentos: uno, erróneo, de tipo etimológico; otro, parcialmente jus-
sufrían raptos y éxtasis al excitarse con la música, la danza, los tificado, de carácter histórico. Prescindo del primero para no cansar
gritos y los movimientos violentos (ISam 10,5), lo que contagiaba al lector con cuestiones filológicas. En cuanto al segundo, no cabe
duda de que ciertos relatos bíblicos presentan al profeta como un
4
Cf G. LANKZKOWSKI, Altágyptischer Prophetismus, Wiesbaden 1960; A. K. GRAYSON,
hombre capacitado para conocer cosas ocultas y adivinar el futuro:
W. G. LAMBERT, Akkadian Prophecies, en "JCS" 18 (1964) 7-23. Samuel puede encontrar las asnas que se le han perdido al padre de
5
Cf F. ELLERMEIER, Prophetie in Mari und Israel, Herzberg 1968, con bibliografía Saúl (ISam 9,6-7.20); Ajías, ya ciego, sabe que la mujer que acude
abundante.
6
Cf J. LINDBLOM, en "BZAW" (1958) 89-104; A. CONDAMIN, Prophétisme, en Dict.
a visitarlo disfrazada es la esposa del rey Jeroboán, y predice el
Apol. de la Foi Cath. IV, París 1922, 388-391. futuro de su hijo enfermo (IRe 14,1-16); Elias presiente la pronta
7
Sobre todo este tema, cf L. ALONSO SCHÓKEL, J. L. SICRE, Profetas I, Madrid 1980, muerte de Ocozías (2Re 1,16-17); Eliseo sabe que su criado, Gue-
30-33.
8
Sobre estas comunidades de profetas, cf A. GONZÁLEZ, Profetismo y Sacerdocio.
Profetas, sacerdotes y reyes en el antiguo Israel, Madrid 1969, 51-106. '" CfC H. PEISKER, O.C, 413.
' Sobre este hecho y su significado, véase A. GONZÁLEZ, Verdaderos y falsos profetas, en 11
Cf R. RENDTORFF, en TWNT VI, 796s; G. VON RAD, Teología del AT, II, 23;
A. GONZÁLEZ, N. LOHFINK, G. VON RAD, Profetas verdaderos, profetas falsos, Salamanca A. JEPSEN, Nabi. Soziologische Studien zur alttestamentlichen Literatur und Religions-
1976,20-25. geschichte, München 1934, 5s.

58 59
jazí, ha aceptado ocultamente dinero del ministro sirio Naamán sacerdotes. Ningún sector le resulta indiferente, porque nada es
(2Re 5,20-27), sabe dónde está el campamento arameo (2Re 6,8s), indiferente ante la palabra de Dios14.
que el rey ha decidido matarlo (2Re 6,30s), etc.12 Sin embargo,
nada de esto constituye lo verdaderamente característico de un Esta palabra divina se refiere normalmente al presente, es decir,
profeta, en el sentido que da a esta palabra el Antiguo Testamento. a las situaciones que se vivían cuando el profeta habla. Así, Isaías
El verdadero profeta es un hombre referido a otra realidad. denuncia la falsa religiosidad de la gente (Is 1,10-20), el lujo de las
mujeres (Is 3,16-24), el libertinaje y frivolidad de Jerusalén (Is 22,1-
Para determinar esta realidad, hay un dato elemental: el profeta 14); Jeremías ataca la falsa piedad que se practica en el templo (Jer
es un mensajero y un intérprete de la palabra de Dios. Por ejemplo, 7,1-15), la depravación de Jerusalén (Jer 9,1-10); Amos condena
en Éx 4,15-16 se dice que Aarón es el intérprete de Moisés, él es las injusticias que se cometían en los tribunales (Am 5,7-17), el lujo
como "su boca"; y en Ex 7,1 se afirma de Aarón que es "profeta". y las riquezas (Am 6,1-10), la injusticia social (Am 4,1-3); Oseas
En el mismo sentido, dice Dios a Jeremías: "Yo pongo en tu boca fustiga el comportamiento de los sacerdotes (Os 4,1-10), etc. Pero,
mis palabras" (Jer 1,9). Por eso, con frecuencia, los profetas tienen al mismo tiempo, denuncian estas cosas con la vista puesta en el
una conciencia muy clara del origen divino de su mensaje, que futuro: el futuro mesías, el futuro reino escatológico. Así, Oseas
introducen con la frase "habla el Señor" (Is 1,2) o terminan con la habla de una nueva entrada en Canaán (Os 11,1-11), Jeremías se
afirmación solemne "oráculo del Señor de los ejércitos" (Is 3,15). refiere a la nueva alianza (Jer 31,31-34), Isaías al nuevo David (Is
Este tipo de frases son extraordinariamente frecuentes en todos los 9,1-6). Se puede decir, en consecuencia, que mientras el adivino o
profetas. Señal evidente de la conciencia que ellos tenían en este el futurólogo interpreta el futuro a partir del presente, el profeta
sentido: es Dios mismo el que habla por su boca (cf Jer 2,1; 3,11; interpreta el presente a partir del futuro. Es decir, el futuro del
4,27; 7,1, etc.; Ez 3,16; 5,17; 6,1, etc.; Os 1,2; 3,1; Am 1, 3.6.9.11.13, hombre es Dios; por tanto, el futuro es la vida sin límites, la vida
etcétera). En este sentido se puede decir, con toda razón, que el plena y dichosa para todos. Ahora bien, desde este punto de vista
profeta es, ante todo, un hombre inspirado 13. es desde donde los profetas critican y enjuician el presente, la
situación de los hombres y de la sociedad. Por eso los profetas
Por otra parte, esta palabra, que viene de Dios, se impone de critican duramente las injusticias, los atropellos, el despotismo, la
tal manera a los profetas que no pueden callarla. "Habla el Señor, falsa religiosidad. De ahí que, como bien se ha dicho, el profeta es
¿quién no profetizará?", dice Amos (Am 3,8). Y Jeremías asegura un hombre amenazado. Es la amenaza del fracaso apostólico, de
que la palabra de Dios era "como un fuego ardiente encerrado en gastarse en una actitud que no encuentra respuesta en los oyentes,
los huesos: hacía esfuerzos por contenerla y no podía" (Jer 20,9). Y como es el caso de Ezequiel (Ez 33,30-33). Pero esto es lo más
es que habían sido escogidos por Dios para esa tarea (Am 7,15; Is suave que puede ocurrir. A veces, los profetas se enfrentan a situa-
6; Jer 1,4-10). Por eso la conciencia de haber sido llamados por ciones más duras. A Oseas lo tachan de "loco" y "necio"; a Jere-
Dios para transmitir al pueblo la palabra divina, es fundamental en mías, de traidor a la patria. Y se llega incluso a la persecución, la
los profetas. Desde este punto de vista, resulta lógico decir que el cárcel y la muerte. Elias debe huir del rey en muchas ocasiones;
profeta es un hombre público. Su lugar es la calle y la plaza pública, Miqueas ben Yimlá termina en la cárcel; Amos es expulsado del
donde se reúne la gente y donde el mensaje es más necesario y la reino del norte; Jeremías pasa en prisión varios meses de su vida;
problemática más acuciante. El profeta se halla en contacto directo igual le ocurre a Jananí. Zacarías es apedreado en los atrios del
con el mundo que lo rodea: conoce las maquinaciones de los polí- templo (2Crón 24,17-22); Urías es acuchillado y tirado a la fosa
ticos, las intenciones del rey, el descontento de los campesinos común (Jer 26,20-23). Esta persecución no es sólo de los reyes y de
pobres, el lujo de los poderosos, la despreocupación de muchos los poderosos; también intervienen en ella los sacerdotes y los
falsos profetas. E incluso el pueblo se vuelve contra ellos, los critica,
12
J. L. SICRE, Los profetas de Israel y su mensaje. Antología de textos, Madrid
1986, 19.
14
" Cf J. L. SICRE, O.C. 20-21. J. L. SICRE, o.c, 21.

60 61
desprecia y persigue. En el destino de los profetas queda prefigura- El hombre se relaciona con Dios mediante el culto religioso.
do el de Jesús de Nazaret, el más grande de todos los profetas, el Pero esto entraña un serio peligro: en la conciencia del "hombre
profeta definitivo 15. religioso", la fidelidad a la práctica religiosa se puede convertir, y
Por consiguiente, se puede decir que los profetas fueron autén- de hecho se convierte con demasiada frecuencia, en una impresio-
ticos "hombres de Dios", que tuvieron una experiencia muy pro- nante forma de ceguera y en un falso tranquilizante. Sencillamente,
funda de Dios, lo cual los capacitó para descubrir, en los aconte- Dios no quiere el culto cuando las personas que lo practican come-
cimientos de la historia, las intervenciones de Dios para bien del ten injusticias, se aprovechan de los débiles o simplemente se des-
pueblo. Por eso ellos supieron interpretar el presente, la situación entienden de los demás. Por consiguiente, donde no hay justicia no
del pueblo y de la sociedad. Y eso en un sentido concreto: ellos hay verdadero culto a Dios. Más aún, en esas circunstancias, el
decían claramente si la actuación de la gente, sobre todo de los culto se convierte en una auténtica ofensa al Señor. La documen-
magnates y poderosos, estaba bien orientada, según los deseos y tación sobre este punto es amplísima en los profetas (Is 1,11-18;
58,6-8; 66,1-3; Jer 7,4-11; 26,lss; Miq 6,6-8; Os 2,13-15; 4,11-19;
designios de Dios; o si, por el contrario, la gente y el pueblo se
6,6; 8,5s; 10,8-13; Am 4,1-5; 5,4-6.21-27; Mal 3,4-5), como también
apartaban de su recto camino.
aparece en el libro de los Proverbios (15,8; 21,3.27), en los Salmos
La edad de oro de los profetas transcurre desde el año 750 hasta (40,7-8; 50,7-15; 51,18-19) y en el Sirácida (34,18-22) '6.
el 400 a.C, es decir, desde el siglo vm hasta el siglo v antes de
Jesucristo. Pero sobre este asunto hay que hacer todavía algunas observa-
ciones. Ha habido autores que han adoptado una postura radical,
en el sentido de que la predicación profética habría rechazado
3. El mensaje de los profetas absolutamente cualquier forma de culto. Para los que piensan así,
Dios no quiere ninguna clase de culto religioso. Lo que Yavé desea
a) Dios y el culto y espera es la vida justa y honesta, es decir, la vida llena de conte-
nidos éticos n . Pero la verdad es que esta postura no ha tenido
El centro mismo del mensaje de los profetas es Dios. Desde este muchos seguidores. Hoy más bien se impone una actitud más mo-
punto de vista destaca la defensa que ellos hacen del monoteísmo: derada, en el sentido antes indicado, es decir, la polémica de los
Dios no hay más que uno; y ese Dios es Yavé (Is 44,6-8; 46,1-7.9). profetas con el culto no implica un rechazo radical del mismo. Los
Por eso los profetas atacan duramente a los falsos dioses, a los profetas no denuncian el culto en sí, sino un determinado culto, el
ídolos, es decir, a la absolutización de cualquier cosa que no sea culto que se quiere conciliar con la injusticia y con el atropello de
Dios (Os 2,7-15; Jer 2,5-13.27-28; 5,7; 16,20). Durante el exilio, los débiles, que por eso pierde su referencia a Dios y se precipita en
cuando a través de tantos fracasos el pueblo llega a dudar del el vacío l8.
poder de Yavé, este ataque profético contra los falsos dioses se
Pero lo importante es deducir de todo esto la enseñanza funda-
hace más patente (Is 40,19-20; 41,6-7.21-24; 44,9-20; 46,1-7; cf Jer
10,1-16; Bar 6; Dan 14). Este Dios único es el absolutamente "san- mental: según los profetas de Israel, Dios no quiere el culto religio-
to", que merece, por eso, todo respeto y veneración (Is 6,lss; 1,4; 16
La bibliografía sobre este tema es amplísima. Una información sobre el tema, con
5,19-24; 10,17-20, etc.; Os 11,9; Is 40,25; 41,14.16.20, etc.; Jer 50,29; literatura abundante, en L. RAMLOT, en Dict. de la Bibl. Suppl. VIII, 1121-1166. Cf también
51,5; Hab 1,12; 3,3; Ez 1). Pero, al mismo tiempo, es un Dios lleno L. ALONSO SCHOKEL, J. L. SICRE, Profetas 1,41-45; J. M. CASTILLO, La alternativa cristiana,
de ternura y amor incansable por su pueblo, como el esposo que Salamanca 1979, 303-308.
17
P. VOLZ, Die radikale Ablehnung der Kultreligion durch die alllestamentlichen Pro-
ama a la esposa sin límites y se entrega a ella con pasión de enamo- pheten, en "ZSysTh" 14 (1937) 63-85; W. HERZBERG, Die prophetische Kritik am Kult, en
rado (Os 2; Jer 2,2-7; 3,6-8; Ez 16 y 23). "TLZ" 75 (1950) 219-226.
18
Cf L. ALONSO SCHOKEL, J. L. SICRE, O.C, 44; R. HENTSCHKE, Die Stellung der vorexi-
lischen Propheten zum Kultus, Berlín 1957, 2; A. H. GUNNEWEG, Mündliche undschriftliche
15
CfJ.L. SICRE, o.c., 21-22. Tradition der vorexilischen Prophetenbücher, Góttingen 1959, 113.

62 63
so cuando tal culto va asociado a la injusticia, es decir, cuando el prender que los profetas no separan la relación con Dios, por una
culto es practicado por personas que cometen injusticias, atrepellan parte, y la relación con el hombre, por otra. Todo lo contrario, la
a los débiles o simplemente se desentienden de los demás. No hay verdadera relación con Dios exige y lleva consigo una relación
que ser un lince para darse cuenta de la actualidad que tiene todo correcta con los demás (Is 10,1-4; Jer 2,23-37; 5,23-28; Ez 9,8-10;
este planteamiento. Porque también en la actualidad ocurren cosas 18,1-9; Os 4,1-3; Am 4,1-3; 5,7-14; Miq 2,1-5; Sof 2,3)20.
parecidas. De hecho son muchos los cristianos que muestran un
cuidado esmerado en todo lo que se refiere al culto religioso y a la
piedad, mientras que se desentienden abusivamente de los que su- c) La política
fren a su alrededor. En tales circunstancias, hay que decir que Dios
detesta semejante postura, porque la piedad y el culto se convierten Un conocido especialista en cuestiones de Antiguo Testamento,
entonces en una ofensa al Señor. Es más, no sólo en una ofensa, G. von Rad, ha escrito acerca de los primeros profetas de Israel:
sino en una auténtica idolatría. El hombre es capaz de divinizar al "No nos encontramos en Eliseo, como tampoco en Elias ni en
dinero, al poder, al prestigio humano, las prácticas religiosas, las tantas otras figuras clave del Antiguo Testamento, con hombres
observancias morales: todo puede convertirse en un ídolo para el que viviesen sólo para el mundo religioso y espiritual tal como
hombre. Como se ha dicho muy bien, el culto, las verdades de la fe, nosotros lo entendemos: fe, doctrina y culto, y que, a lo sumo,
los sistemas religiosos, las personas sagradas, los tiempos, las tra- actuaban como reformadores; nos encontramos con hombres que
diciones... se prestan a ser absolutizados, a manipular a Dios atán- sirven a Israel. Ahora bien, Israel tenía una configuración política;
dole las manos. Entonces, cuando creemos estar sirviendo al Dios poseía una dimensión histórica que no se realizaba solamente en el
verdadero, lo único que hacemos es dar culto a un ídolo que nos terreno espiritual, sino también en el político, en el cual Israel
hemos fabricado 19. estaba no menos amenazado y necesitado de orden y protección"21.
Esto quiere decir que los profetas fueron no sólo hombres "espiri-
tuales", que se ocupaban de las cosas del espíritu y la religión, sino
b) La vida moral que además "se metieron en política". Es más, se puede decir que
hicieron eso precisamente porque eran tan espirituales. Un ejemplo
A la santidad de Dios se contrapone la impureza del hombre (Is muy claro, en este sentido, es el comportamiento del profeta Elias
6,5). Porque el pecado separa al hombre de Dios (Is 59,2). El con el rey Ajab de Samaría cuando éste mandó asesinar a Nabot,
pecado es, en efecto, un atentado contra el Dios de la justicia para quedarse con su viña (1 Re 21,1-13). La reacción del profeta,
(Amos), contra el Dios del amor (Oseas), contra el Dios de la precisamente por su intimidad y conversación con Dios (1 Re 21,17-
santidad (Isaías). Jeremías, por su parte, ve cómo el pecado se 19), fue tremenda: acusó al rey de asesino y ladrón y le anunció el
extiende a todo el pueblo y a la nación entera (Jer 13,23). Por eso castigo divino (IRe 21,19). Con la misma libertad se comporta el
tiene que venir el "día de Yavé", en el que el Señor hará justicia (Is profeta en su enfrentamiento con el rey Ocozías; las palabras de
2,6-22; 5,18-20; Os 5,9-14; Jl 2,1-2; Sof 1,14-18). En consecuencia, Elias contra el rey son impresionantes (2Re 1,6.16).
el hombre debe "buscar a Dios", es decir, debe practicar la justicia,
portarse honradamente con los demás, vivir en sencillez y humildad Y tenía que ser así. Los profetas veían cada situación y cada
(Am 5,4; Jer 50,4; Sof 2,3; Is 1,17; Am 5,24; Os 10,12; Miq 6,8). hecho a la luz de Dios. Y eso es lo que les daba la libertad y la
Porque lo que Dios quiere es la religión interior, la que brota del valentía que demostraron ante los reyes y grandes del mundo.
corazón del hombre (Jer 31,31-34). En definitiva, se trata de com- Desde este punto de vista, se pueden decir dos cosas, que están
muy claras en el Antiguo Testamento: 1.a, que los profetas se inte-
19 20
J. L. SICRE, Los dioses olvidados. Poder y riqueza en los profetas preexílicos, Madrid Cf N. W. PORTEOUS, The Basis of the Ethical Teaching of the Prophets, en H. H.
1979, 178. Más información sobre este asunto en J. L. SICRE, "Con los pobres de ¡a tierra". ROWLEV (ed.), Studies in Oíd Testament Prophecy, Edimburg 1957, 143-156.
21
La justicia social en los profetas de Israel, Madrid 1984. G. VON RAD, Teología del A. T., II, 46.

64 65
resaron por la política y se metieron en asuntos de política porque contra Samaría (Is 28,1-4), condena la confianza que se deposita en
vieron que en ello se jugaba de manera muy fundamental el bien Egipto (Is 20), ataca la actividad política en el reino de Ezequías (Is
del pueblo; 2.a, que esta relación con la política fue con frecuencia 28,7-13.14-22.23-29; 29,1-4.9-12.15-16), rechaza la actitud de Judá
conflictiva, porque no se metieron en política para medrar en ella, pidiendo ayuda a Egipto (Is 30,1-5; 31,1-3) y denuncia al gran
sino para criticarla desde la palabra de Dios. imperio de Asiría (Is 10,5-15; 14,24-27; 30,27-33; 27-33; 37,21-29).
Los ejemplos en este sentido abundan en casi toda la literatura Jeremías también pronuncia sus oráculos contra los países extran-
profética. Algunos casos nada más: Isaías tiene un serio conflicto jeros (Jer 25,15-38.46-49) y se opone a las alianzas para atacar a
con el rey Acaz, del que denuncia su cobardía (Is 7,2), y le exige: Babilonia (Jer 27). Por su parte, Ezequiel tiene también sus orácu-
"No temas" (Is 7,4). El mismo Isaías condena la actitud del rey los contra Egipto (Ez 29,1-6; 30,20-26; 31,1-18). Oseas denuncia las
Ezequías (Is 39,3-8). En otra ocasión ataca al mismo rey: "que no alianzas políticas con Egipto y Asiría (Os 5,8-14). Joel condena a
os engañe Ezequías" (Is 36,18). Jeremías condena al rey Joaquín las naciones extranjeras (Jl 4,1-3.9-14; 4,4-8.19). Amos anuncia el
por construirse un nuevo palacio cometiendo injusticias (Jer 22,13- delito y castigo de ocho naciones (Am 1,3-15; 2,1-16). Nahún acusa
19). En otro momento ataca a los babilonios (Jer 20,4-6; 25,11). La al rey de Nínive (Nah 1,11) y le dice que será condenado (Nah
acción simbólica de la jarra de loza (Jer 19,1-2.10-11) y el discurso 1,14).
que pronuncia (Jer 19,14-15; 25,1-11) le acarrean un nuevo peligro: El balance global de estos hechos nos obliga a pensar que los
es azotado y encarcelado (Jer 20,1-6). Pero Jeremías no se detiene profetas vieron en la actuación política una parte muy fundamental
ante eso: ataca la injusticia social (Jer 5,26-28; 12,1-5), de la que es de su misión. Ellos no separaron la política de la religión. Precisa-
especialmente responsable el rey (Jer 22,13-19), y también las per- mente porque fueron hombres verdaderamente religiosos, por eso
sonas importantes (Jer 5,5) y los sacerdotes (Jer 6,13; 23,11; cf 2,8). se comprometieron con toda libertad en los asuntos de la política.
En tiempos del rey Sedecías es encarcelado porque lo acusan de
desertor (Jer 37,11-16). Pero él sigue en su empeño: le pide más Pero ¿en qué consistió, más en concreto, esta actuación de los
libertad al rey (Jer 37,11-21; 38,24-28). Invita a la rendición en la profetas en los asuntos políticos? Sobre esta cuestión hay opiniones
guerra contra Nabucodonosor, y los príncipes deciden matarlo (Jer para todos los gustos: desde los que piensan que los profetas fueron
38,1-13). Sin embargo, él insiste contra los proyectos del rey en el agentes políticos de una potencia extranjera (Winckler) hasta los
asedio de Jerusalén (Jer 38,14-23). Ezequiel denuncia la política que opinan que fueron utopistas religiosos, que propugnaban la
equivocada de Sedecías (Ez 17,1-10). Como también denuncia a los renuncia al poder, para tener verdadera fe en el milagro (Troeltsch,
responsables de la gran catástrofe del destierro: príncipes, sacerdo- Küchler, Weinrich)22. Esta diversidad de puntos de vista indica la
tes, nobles, falsos profetas, terratenientes (Ez 22,23-31). Es más, complejidad del problema. Por eso me parecen acertadas las cuatro
responsabiliza a los reyes del fracaso que sufre el pueblo (Ez 34). afirmaciones que sintetizan las conclusiones de Gottwalt, que reco-
Por su parte, Amos choca con los dirigentes; el sacerdote Amasias, gen L. Alonso Schókel y J. L. Sicre:
escandalizado de que ataque al rey Jeroboán, lo denuncia y lo 1) Los profetas tenían una sólida información política; la pro-
expulsa de Israel (Am 7,10-13). Miqueas ataca a Omrí, fundador pia de todo profano inteligente.
de la dinastía de Samaría, y a Ajab, su sucesor (Miq 6,16). Se 2) Los profetas expresan su preocupación política mediante
podrían poner más ejemplos en esta misma línea de conducta. antiguas formas literarias israelitas y motivos religiosos.
3) No adoptaron actitudes utópicas, ni en la teoría ni en la
Pero la actuación de los profetas no se limitó a lo dicho. Ellos práctica. La experiencia y las circunstancias determinaban sus pos-
estaban persuadidos de que la seguridad de Israel dependía, no de turas. Experiencia y circunstancias que estaban reguladas por el
los pactos internacionales con las potencias extranjeras, sino de la
22
fidelidad del pueblo y sus gobernantes a la alianza. De ahí sus Exposición de las diversas sentencias en L. ALONSO SCHÓKEL, J. L. SICRE, Profetas I,
46-47; K. ELLIGER, Prophet und Politik, en "ZAW" 53 (1935) 3-22; H. J. KRAUS, Prophetíe
oráculos contra las naciones y la frecuente condena de la política in der Krisis, Neukirchen 1964, 5-18; N. GOTTWALD, All the Kingdoms ofíhe Earlh Israelile
estatal. Isaías pronuncia sus oráculos contra Filistea (Is 14,28-32) y Prophecy and International Relations in the Ancient Near East, New York 1964, 350-365.

66 67
peso de las tradiciones y una profunda experiencia personal de nombre del Señor (Jer 23,27); predican la rebeldía contra el Señor
Dios. (Jer 28,16; 29,32); impiden la verdadera conversión de la gente (Jer
4) El profeta consideraba las instituciones políticas como ins- 23,22; Ez 13,22); desvían al pueblo hacia la ruina (Is 3,12; 9,15; Jer
trumentos de los planes divinos23. 23,13.16.32; Lam2,14; Miq 3,5); anuncian lo que les conviene (Miq
3,5); quieren agradar a los hombres (IRe 22,6; Jer 27,9; Miq 3,5);
De todas maneras, quizá sea conveniente hacer aquí una obser- llevan cicatrices y vestidos ásperos para engañar a la gente (Zac
vación ulterior: si por actitudes utópicas entendemos lo imposible, 13,4.6); profetizan por el lucro y la ganancia (Ez 13,19; Miq 3,11);
entonces es cierto que los profetas no fueron utopistas ingenuos. explotan al pueblo (Ez 13,21); son amantes del vino, la inmorali-
Pero si por utopía entendemos la anticipación de un futuro mejor, dad, la violencia, la mentira y el soborno (Is 28,7; Jer 6,13; 23,14;
un futuro digno del hombre, en la hermandad y la solidaridad, 29,23; Miq 2,8-10)24. Como se ve, la lista de acusaciones de los
entonces parece más acertado decir que los profetas fueron utopis- verdaderos profetas contra los falsos resulta impresionante. Un
tas en el mejor sentido de la palabra. Sobre este punto volveremos signo más de la libertad y la valentía con que actuaron los verda-
más adelante en este mismo libro. deros "hombres de Dios".
Una conclusión final: los profetas son un modelo a imitar por ¿Por qué existieron los falsos profetas en Israel? ¿Cuál es su
nosotros los creyentes, que estamos llamados a realizar la utopía origen? Seguramente todo procedía de las bandas de nebiim de los
del reino de Dios. Esta utopía exige, con frecuencia, tomar posturas tiempos de Samuel y Elias, que quizá tuvieron sus antecesores en
decididas en asuntos relacionados con la política. Ante eso no cabe los profetas de los que se habla en Núm 11,24-3025. Pero hubo otra
inhibición posible, aunque lo mismo nos meta en situaciones com- causa más inmediata: en tiempos de la dinastía Omrí, por influjo
prometidas, incluso cuando una postura así nos acarrea la incom- fenicio, se inaugura un profetismo de palacio, en condición de
prensión y hasta la persecución. servilismo delante del monarca; el rey tiene "sus" profetas, los
agentes más eficaces de la política real, a cambio de dinero y de la
subsistencia cotidiana. Eran, por tanto, profetas "profesionales"
d) Los falsos profetas (IRe 13,1 lss; Jer 18,18). De ahí su corrupción y su engaño26.

No todos los profetas que hubo en Israel fueron verdaderos La actualidad de todo este planteamiento se comprende fácil-
profetas. También los hubo falsos, inauténticos, lobos disfrazados mente: también en nuestro tiempo hay falsos profetas, es decir,
de ovejas. Estos hombres hacían daño al pueblo, lo engañaban, le hombres que afirman estar enviados por Dios para salvar al pue-
daban una falsa seguridad, lo afianzaban en sus prácticas religiosas blo, pero que, en realidad, lo que hacen es vivir de su "profesión,
rutinarias y tradicionales, mientras las injusticias y los atropellos dando falsas seguridades a la gente, agradando a los poderosos del
cundían por todas partes. Por eso los verdaderos profetas de Dios mundo, mientras la injusticia y la opresión de los débiles se extiende
tuvieron que luchar contra semejante clase de gente. como un manto de luto por toda la sociedad.
Las acusaciones de los verdaderos profetas contra los falsos son
abundantes: el Señor no les ha enviado ni hablado (Jer 14,14;
23,21.32; 27,15; 29,9; Ez 22,28); su fuente de inspiración es su
propio corazón (Jer 23,16.26; Ez 13,3; Zac 13,4); roban las palabras
a otros profetas (Jer 23,30); mantienen al pueblo con falsas seguri- 24
Para esta lista de acusaciones, cf L. ALONSO SCHOKEL, J. L. SICRE, O.C, 50.
dades (Jer 6,14; 28,15; 29,31; Miq 2,7; 3,11); confirman a la gente 25
Cf E. F. SIEGMAN, The False Prophets of the Oíd Testament, Washington 1939,
en el pecado (Jer 8,11; 23,17); hacen que el pueblo se olvide del 26-76.
26
Cf A. GONZÁLEZ, Profetismo, 267-275. Para los criterios de distinción entre los verda-
deros profetas y los falsos, cf A. GONZÁLEZ, Profetas verdaderos, profetas falsos, 46-76, con
« L. ALONSO SCHÓKEL, J. L. SICRE, Profetas 1,48-49. bibliografía en p. 76.

68 69
4. El destino de los profetas se comportaban con una libertad sorprendente. Es más, a veces,
generalizaban o desfiguraban hasta el extremo las palabras o la
Unos hombres que transmitían un mensaje como el que acaba- conducta de aquellos a quienes atacaban (Is 5,20; 28,15; Jer
mos de ver tenían que terminar mal. Ya hemos hablado, en el 2,20.25.27; Am 2,12; Sof 1,12). Con lo cual lo que querían era
apartado de la política, de los numerosos enfrentamientos y con- mostrar el fin al que conduce el mal camino por el que iban sus
flictos que los profetas tuvieron con reyes, notables, terratenientes oyentes. Pero está claro que eso mismo indica, hasta la evidencia,
y gentes de poder. Obviamente, todo eso les acarreó incomprensio- la soberana libertad con que procedían estos "hombres de Dios".
nes, persecuciones, palizas y cárceles, como ya he dicho. En este En definitiva, se trata de comprender que los profetas fueron la
sentido, los evangelios recogen unas palabras durísimas de Jesús: voz que anunciaba, desde tiempos antiguos, al profeta definitivo, el
"¡ Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepul- más grande de todos los profetas: Jesús de Nazaret. Efectivamente,
cros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, Jesús fue reconocido como profeta por las gentes de su tiempo (Mt
diciendo: Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no 21,11.46; 26,68; Me 6,15; 14,65; Le 7,15; cf 7,39; 22,64; 24,29; Jn
habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas. 4,19; 7,52; 9,17; cf Mt 16,14 par). Y él mismo se presentó como
Con esto atestiguáis, en contra vuestra, que sois hijos de los que profeta (Mt 13,57; Me 6,4; Le 4,24; 13,33; Jn 4,44). Por eso, como
asesinaron a los profetas" (Mt 23,29-31; Le 11,47-48). Jesús declara Moisés o a imitación de Elíseo (2Re 4,42), Jesús multiplica el pan
que el final de los profetas ha sido el asesinato y la muerte, "desde (Jn 6 par); lo mismo que Elíseo, cura a los leprosos (Le 5,12s) y
la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías, hijo de resucita al hijo de la viuda de Naín (Le 7,15), como habían hecho
Baraquías, al que matasteis entre el santuario y el altar" (Mt 23,35; Elias y Eliseo (2Re 34). Jesús fue el más importante de todos los
Le 11,51). No se sabe exactamente quién fue este personaje. Pero profetas (He 3,22; 7,37). Y por eso actuó con una libertad y una
no importa. El hecho es que cayó asesinado, como el arzobispo audacia que supera a la de todos los profetas anteriores. Pero
Óscar A. Romero en El Salvador. Es más, Jesús insiste en su todos sabemos cuál fue el destino de Jesús: la muerte violenta en
ataque: "¡ Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas manos de sus enemigos. Porque procedió y habló con más libertad
a los que se te envían!" (Mt 23,37; Le 13,34). En efecto, así había que todos los profetas antiguos.
presentado el profeta Isaías a la que fue la ciudad "santa": toda
llena de criminales, sus jefes eran bandidos, socios de ladrones, Para terminar, una observación importante: en la Iglesia tam-
todos amigos de sobornos, en busca de regalos, mientras abando- bién hay profetas, hombres inspirados que hablan en nombre de
naban inicuamente al huérfano y a la viuda (Is 1,21-23). Está claro, Dios (Mt 7,22; 10,41; 23,34; He 11,27-28; 13,1; 15,32; 21,9-10; Rom
hombres que hablaban de esta manera habían de tener un mal 12,6; ICor 12,10.28-29, etc.). Es más, sabemos que muy pronto se
destino: la cárcel, la condena y la muerte violenta. consideró a los profetas como sujetos que desempeñaban un oficio
espiritual con un rango determinado en la comunidad: entre los
La razón de todo esto está en la libertad con que vivieron y apóstoles o en el mismo plano que ellos y que los doctores (ICor
hablaron los profetas. Es verdad, como ha dicho muy bien G. von 12,28s; Ef 4,11). Más aún, según Ef 2,20 los profetas pertenecen al
Rad, que los profetas no hablaron de este asunto, ni hicieron de su "fundamento" de la comunidad28. Por eso hay que decir, con toda
propia libertad un objeto de su predicación27. Pero también es claridad, que una Iglesia que se niega a escuchar a los profetas es
cierto que ejercieron esa libertad de una manera grandiosa. Cuando una Iglesia condenada al fracaso, porque niega su propio "funda-
se enfrentaban a los reyes, como ya hemos visto; cuando anuncia- mento". También hoy los profetas tienen su presencia y su voz en
ban, por ejemplo, que las huestes serían diezmadas (Am 5,3), o la la comunidad cristiana. Lo cual es tanto más de tener en cuenta si
deportación de las clases altas, que vivían en el lujo y la injusticia recordamos que, desde el momento en que el Espíritu de Dios se
(Am 4,ls; 6,ls), o la despoblación del país (Is 5,8s), es evidente que derramó "sobre todo hombre" (He 2,17), todos en la Iglesia tienen

27 28
G. VON RAD, Teología del AT, II, 98. CfC. H. PEISKER, O.C, 419.

70 71
el don profético (He 2,17-18; cf 19,6). Lo cual quiere decir que el
CAPÍTULO 5
mensaje y el destino de los profetas es no sólo una palabra que se
nos dirige a nosotros, sino sobre todo una tarea que se nos impone. LAS GRANDES LECCIONES
El mensaje de los profetas debe ser también nuestro mensaje al DE LA HISTORIA SANTA
mundo. Y el destino de los profetas debe ser también nuestro
destino.

EN ESTE capítulo se trata de recoger, en forma de resumen o


síntesis, las ideas más fundamentales que nos ofrece el Antiguo
Testamento sobre Dios y la esperanza de los hombres ante Dios.
El Antiguo Testamento es un conjunto enorme de materiales
muy diversos, no sólo por su origen (fecha de composición), sino
además por sus autores y por los temas que tratan. Por eso resulta
difícil saber con claridad cuáles son las lecciones más fundamentales
que ese conjunto de escritos presentan. Existe el peligro de que el
árbol tape al bosque, es decir, que nos quedemos prendidos de una
lección particular y perdamos de vista el conjunto. Por otra parte,
también puede ocurrir que tengamos ideas dispersas sobre el Anti-
guo Testamento, pero desorganizadas, sin ajustar cada una en su
sitio. Entonces nos pasaría como al que tiene todas las piezas de un
mosaico o de un puzzle, pero que no están colocadas cada una en
su debido lugar. Es claro que a quien le pase eso, en realidad no
sabe lo que Dios ha querido enseñarnos en la revelación del Anti-
guo Testamento. Como el que tiene las piezas desorganizadas de
un puzzle, en realidad no sabe la imagen que allí se representa.
Evidentemente, en este capítulo no pretendo recoger todas las
ideas fundamentales del Antiguo Testamento. Se trata, más bien,
de ir a lo esencial: la imagen de Dios que nos ofrece el Antiguo
Testamento y la esperanza básica que le cabe al hombre ante ese
Dios.
Pero aquí surge una dificultad importante. Muchas personas
tienen la impresión de que el Dios que se revela en el Antiguo
Testamento es esencialmente distinto del que se nos manifiesta en

72 73
el Nuevo. Porque el Dios del Antiguo Testamento es un Dios tienen que defender constantemente esta verdad fundamental.
terrible y por eso temible, mientras que el Dios del Nuevo Testa- Amos anuncia que Yavé es el único conductor y juez incluso de los
mento es todo bondad y amor. Esta dificultad se ve más claramente pueblos extranjeros (Am 1-2; 9,7). Isaías afirma que hasta los seres
si tenemos en cuenta que, a veces, en el Antiguo Testamento se celestes se tienen que cubrir la cara ante la gloria aplastante del
habla de Dios de tal manera que su ira y su furor irrumpe de único Dios (Is 6,1-4). Es más, los dioses de los imperios terrenos
formas desconcertantes, hasta el punto de que ha habido quien ha son elilim (vanidad, no-ser) (Is 2,8.18; 10,10; 19,3; Sal 96,5). Jere-
hablado de lo demoníaco en Yavé '. Tal es el caso, por ejemplo, del mías llama a los dioses de las naciones hebel (soplo de viento) (Jer
misterioso pasaje de Éx 4,24-26, en el que Yavé acomete a Moisés 2,5; 10,8.15; 14,22; 16,19); o también los llama no-dios (Jer 2,11;
por la noche cuando éste va por el desierto con su mujer y su hijo 5,7). Por fin, el segundo Isaías canta de manera solemne: "No hay
pequeñito. También en ISam 6,19 y 2Sam 6,6s se cuenta que Yavé otro Dios fuera de mí. Dios justo y salvador no lo hay fuera de mí"
hirió a las gentes de Bet-Semes por haber mirado el arca, y que (Is 45,21; cf 41,28; 43,10; 45,22s; 46,9)4.
mató a Uzzá por haberla tocado. Ejemplos parecidos se encuentran
en Gen 32,23-33 y en 2Sam 24,12. ¿No parece indicar todo esto que Pero sobre esta verdad fundamental hay que hacer todavía
el Dios del Antiguo Testamento es un Dios irresistible y.práctica- algunas observaciones. En primer lugar, como se ha dicho muy
mente insoportable en el sentido más literal de la palabra? He aquí bien, desde el punto de vista histórico, la Biblia parece dar a enten-
por qué se hace necesario investigar más detenidamente el signifi- der que se produjo una evolución, cuyo punto de partida podría ser
cado profundo de Dios tal como aparece en la revelación del An- el culto politeísta de los antepasados de Israel (cf Jos 24,2). Seguiría
tiguo Testamento3. después una larga etapa de monolatría en la que el pueblo se vio
invitado —entre tentaciones e infidelidades— a adorar a Yavé
como su único Dios, sin plantearse la cuestión teórica de si otros
1. £1 Dios único pueblos podrían tener dioses verdaderos o no; en todo caso, éstos
nada deberían suponer para Israel. Yavé ordena a Moisés: "No
La afirmación fundamental del Antiguo Testamento sobre Dios habrá para ti otros dioses delante de mí" (Éx 20,3). La última etapa
es que éste es único. La norma principal del documento de la de la evolución la constituiría la afirmación del monoteísmo en
alianza lo dice claramente: "No tendrás ningún otro Dios junto a sentido estricto. Éste supone el convencimiento de que el Dios
mí" (Éx 20,3). Esta verdad, tan elemental para nosotros, no era adorado —Yavé— es el único Dios no sólo del propio pueblo, sino
una cosa tan clara ni tan obvia para los antiguos israelitas. Ellos de todas las naciones. La predicación profética fue acentuando
vivían entre otros pueblos, que tenían sus dioses protectores, y los cada vez más esta dimensión que se refleja también en el Deutero-
israelitas lo sabían (cf Jue 11,24; ISam 26,19; 2Re 3,27). De ahí que nomio5.
en Israel se tuvo que luchar constantemente contra los falsos dioses.
Esta lucha alcanza su punto culminante en la contienda de Elias Por otra parte, esta afirmación fundamental del Antiguo Testa-
con los profetas de Baal (el dios falso). Hasta que aquellos falsos mento no se ha de entender como si los israelitas, a fuerza de
profetas tuvieron que reconocer: "¡El Señor es el Dios verdadero!" pensar y filosofar, hubieran llegado a dicha conclusión. Cuando
(IRe 18,39; cf 18,37). Por eso los verdaderos profetas de Israel hablamos de la unicidad de Dios, en el Antiguo Testamento, no se
trata de una verdad filosófica, resultado de una demostración teó-
1 4
P. Voiz, Das Dámonische in Yahwe, Góttingen 1924. A. DEISSLER, La revelación personal de Dios en el Antiguo Testamento, en Myst. Sal.
2
Cf H. HAAG, Diccionario de la Biblia, 910-912. 11/1, 271. Cf A. GELIN, Le monothéisme d'Israel, en "LumVie" 29 (1956) 9-26; M. GARCÍA
3
Cf J. HEMPEL, Goít undMensch im AT, Stuttgart 1956; H. SCHRADE, Der verborgene CORDERO, El monoteísmo en el A T, en "Burgense" 10 (1969) 9-34; D. MUÑOZ, Monoteísmo
Gott: Gottesbild und Gottesvorstellung in Israel und in Alten Orienl, Stuttgart 1949; bíblico: evolución de la idea y de la formulación del monoteísmo en la Biblia, en VARIOS, La
M. REHM, Das Bild Gottes im AT, Würzburg 1951; H. VORLANDER, Mein Goít. Die Vorslel- idea de Dios en la Biblia, Madrid 1971, 15-76; B. LANG, Der Geburt des biblischen Mono-
lungen von persónlichen Gott in Alten Orient und in Alten Testament, Neukirchen 1975; theismus, München 1981; J. R. GARCÍA-MURGA, O.C, 51-63.
J. R. GARCÍA-MURGA, El Dios del Antiguo Testamento, Madrid 1985. 5
J. R. GARCÍA-MURGA, O.C, 51-52.

74 75
rica. Se trata, más bien, de una experiencia vivida por el pueblo en que yo te he construido!" (IRe 8,27). Por eso Dios podía incluso
el transcurso de su historia. A través de la promesa, del éxodo y de destruir el templo (Miq 3,12; Jer 7,12), que se consideraba el lugar
la alianza, el pueblo experimentó que no tenía otro Dios, fuera del de la presencia de Yavé. Por eso también Dios no está ligado al
único Dios de Israel: "Escucha, Israel, Yavé es nuestro Dios, sólo cosmos (Am 9,3ss), que es lo mismo que expresa de manera poética
Yavé"(Dt 6,4)6. el salmo 139,7ss. De tal manera que incluso el "ejército del cielo"
Por último, aquí se debe hacer una advertencia importante. está a su servicio (Is 40,26; 45,12).
Esta afirmación fundamental sobre la unicidad de Dios quiere El Dios de la Biblia trasciende también el tiempo. Por eso Dios
decir que el hombre tiene su seguridad y su esperanza sólo en el es el creador de todo desde el comienzo (Gen 1,1 ss). De ahí que
único Dios. Esto significa que no se pueden buscar ni seguridades "antes que los montes fueran engendrados, antes que naciesen la
ni esperanzas en lo que no es Dios. Lo cual quiere decir que quienes tierra y el orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios" (Sal
ponen su seguridad y su esperanza en lo que no es Dios (el dinero, 90,2). Por eso, Dios es "el primero y el último" (Is 44,6; 48,12).
la profesión, la política, las relaciones humanas...), en realidad Porque Yavé es el "Dios de eternidad" (Gen 21,33; Jer 10,10; Is
están adorando a otros dioses, lo que es una forma larvada de 26,4; 33,14; 40,28; Dt 33,27; Dan 12,7; Sal 9,8; 10,16; 29,10; 93,2,
idolatría. Y esto sí es importante para nosotros en la actualidad. etcétera). Esto quiere decir, en definitiva, que Dios no se identifica
Nosotros no tenemos peligro de caer en el politeísmo filosófico o ni se confunde con nada de lo que pasa en el espacio y el tiempo,
puramente teórico, pero sí podemos caer en el politeísmo práctico, con nada de este mundo, nada de lo que ocurre en la historia.
poniendo nuestra esperanza y nuestra seguridad en la ciencia, en el
progreso, en la política, en las instituciones humanas, en el dinero, Dios es el Señor soberano, el todopoderoso. Por eso, Dios crea
en lo que sea. Creer en el Dios único es algo arriesgado y compro- las estrellas y las llama por su nombre (Is 40,26), como es el creador
metedor. He ahí la lección fundamental que nos ofrece el Antiguo de la tierra y el cielo (Is 48,13). De ahí la frase lapidaria: "Por la
Testamento. Teniendo en cuenta que esto se refiere incluso a la palabra de Yavé fueron hechos el cielo y la tierra... Pues él habló
institución religiosa y al culto sagrado. Precisamente la polémica y fue así, mandó él y se hizo" (Sal 33,6.9). Es la idea que se recoge
de los profetas contra el culto —de la que ya hemos hablado en el en Gen 1 sobre la creación universal. Y que se repite en Job 37,6 y
capítulo anterior— tiene como objetivo último el hacer comprender en Sal 147,15.
a la gente que también se puede poner la esperanza y la seguridad
en el culto y en la práctica religiosa. Lo cual es también una forma De ahí que la característica esencial de Yavé es su santidad. En
de idolatría7. Un texto de Isaías lo resume perfectamente: "Aquel este sentido, Amos designa ya "santo" el nombre de Dios (Am 2,7)
día el hombre mirará a su Hacedor, sus ojos contemplarán al y hace jurar a Yavé por su santidad (Am 4,2). Puesto que al jurar
Santo de Israel y ya no mirarán a los altares, hechura de sus se alude siempre a lo más elevado y sublime que existe, se nos
manos" (Is 17,7-8; cf Jer 7,7-9; 26,6; Am 6,1; Os 5,6-7, etc.). presenta ya aquí la santidad de Yavé como su característica esen-
cial. Pero ¿a qué se refiere esta "santidad" de Dios? En la visión de
la vocación de Isaías, los serafines aclaman a Dios tres veces santo
(Is 6,3). Por eso los ángeles se cubren el rostro y el profeta se
2. El Dios trascendente reconoce pecador. Esto significa que la santidad de Yavé es la
máxima pureza, que desde su esencia más íntima nos está exigiendo
El Dios de la Biblia trasciende el espacio, es decir, no se puede pureza. Por eso esta santidad se expresa, con frecuencia, bajo la
identificar con nada de lo que se localiza en algún lugar: "Si los apariencia de un fuego: cuando "chocan" la esfera divina y la
cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta casa terrena se producen chispas y llamas (cf Éx 19,18; Miq 1,4; Sal
6
29,7; 50,3, etc.). En este contexto se alude con frecuencia al kabod
Cf G. VON RAD, Teología delATU, 462.
7
Sobre este punto existe el excelente estudio de J. L. SICRE, LOS dioses olvidados. Poder
(gloria) de Yavé, que es el resplandor y la magnificencia de Yavé en
y riqueza en los profetas preexílicos, Madrid 1979. los hechos de la historia (Núm 14,20s; Is 35,2; 40,5; 59,19; 60,ls;
76 77
66,18; Sal 57,12; 96,3; 97,6). En definitiva, se trata de comprender 4. £1 amor y la misericordia de Dios
que Dios es "totalmente distinto", imposible de comparar con el
mundo y con el hombre (cf Is 40,15.25; 55,8, etc.)8. Dios y el La Biblia nos dice cosas a primera vista increíbles sobre este
mundo no pueden ponerse en un mismo plano. Ahí radica la razón amor12. Dios es esposo, que ama a su pueblo con el cariño loco de
teológica más profunda de que Israel se planteara tan seriamente la un enamorado. Por eso apartarse de Yavé es un auténtico adulterio
prohibición absoluta de hacerse imágenes de la divinidad9. (Os 1,2). Y es que la alianza es para Yavé una alianza matrimonial
con el pueblo (Os 2-3). Una alianza en la que se expresa un amor
de tal intensidad, que cuando la esposa (el pueblo) adultera con
3. La benevolencia de Dios otros dioses, Yavé es capaz de perdonar y acoger todavía con
ilusión y cariño (Os 3,1), hasta el punto de que Dios hace esta
Pero este Dios, trascendente y santo, no es un Dios lejano al afirmación inaudita: "Por eso yo la voy a seducir: la llevaré al
hombre. Dios es bondad, cercanía, solidaridad. Esta idea se expresa desierto y hablaré a su corazón" (Os 2,16), hasta que ella llame al
en la Biblia con el término hesed, que se refiere a la solidaridad en Señor "marido mío" (Os 2,18). De la misma manera, Jeremías
el pensamiento y en la acción entre personas que se unen mutua- concibe la alianza de Yavé con Israel como un "pacto de amor"
mente en una relación comunitaria10. Por eso Dios es el que "tiene (Jer 2,2; 3,1). Y el segundo Isaías llega a afirmar que se trata de un
hesed por mil generaciones" (Éx 27,6) o también el que "es rico en amor maternal: "¿Acaso puede olvidar una madre a su niño de
hesed (Éx 34,6). De ahí que el hesed es un elemento constitutivo de pecho, dejar de querer al hijo de sus entrañas? Pues aunque ella
la alianza, de tal manera que Yavé es "el que guarda la alianza y el llegue a olvidarse, yo no te olvido" (Is 49,15).
hesed"(Dt 7,9.12; IRe 8,23; Neh 1,15; 9,32; 2Crón 6,14; Dan 9,4). Esta idea del amor divino se expresa también, de manera elo-
Y es que existe una unión muy estrecha entre la alianza que Dios cuente, en el Deuteronomio (Dt 4,37; 7,8.13; 10,15; 23,6), de for-
hizo con el pueblo y el hesed que siempre mantuvo hacia el mismo ma que el pueblo debe responder con un amor similar (Dt 5,10; 6,5;
pueblo (cf Is 54,10; 55,3; Sal 25,10; 89,29.34.50, etc.). Por eso Dios 7,9, etc.). Por otra parte, esta misericordia gratuita es una decisión
no denuncia las repetidas infidelidades del pueblo a la alianza, sino fundamental de Dios (cf Os 2,21.25; 11,8; Miq 7,19; Jer 12,5; 31,20;
que, por el contrario, "perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado" 33,26; Is 14,1; 30,19; 49,13; 54,8; 60,10; Éx 39,25; Zac 1,16), cosa
(Éx 34,7; cf Núm 14,19ss). Es más, esta benevolencia de Dios se que repiten con frecuencia los Salmos (Sal 4,2; 6,3; 9,14; 25,16;
extiende a todas las criaturas (Sal 33,5; 36,7; 89,15; 119,64; 145,9). 51,3, etc.). Porque Yavé es "Dios misericordioso y clemente, tardo
Y, sobre todo, se trata de una benevolencia plena y eterna. Así se en la cólera y rico en benevolencia de alianza y en fidelidad" (Éx
expresa mediante el término hasid, que designa la plenitud perma- 34,6; cf Nah 3; Jl 2,13; Jon 4,2; Neh 9,17; Sab 15,1; Sal 86 15-
nente del hesed (Jer 3,12; Sal 147,5)". Por consiguiente, Dios es 103,8; 145,8).
esencialmente bondad, cercanía y solidaridad con el hombre, inclu-
so con el hombre pecador y malo, y hasta incluso con todas las Mucha gente suele pensar que el Dios del Antiguo Testamento
criaturas. La idea central de la Biblia respecto a la fe en Dios no es es un Dios terrible y amenazante, justiciero y hasta vengativo.
el temor, sino la solidaridad llena de benevolencia. Nada más lejos de la verdadera revelación de Dios. Incluso los
amores más apasionados, desde el punto de vista de nuestra expe-
riencia humana, son un pálido reflejo de la estremecedora realidad
del amor entrañable y profundo de Dios.

8
A. DEISSLER, o.c, 278-280. 12
9
Cf G. VON RAD, Teología del A T, I, 272-280. Cf A. DEISSLER, O.C, 301-305; J. ZIEGLER, Die Liebe Gottes bei den Propheten,
10
A. DEISSLER, O.C., 300. La obra fundamental sobre el tema sigue siendo la de Münster 1930; J. NIKEL, Das AT und die Ndschtenliebe, Münster 1913; J. BEEKING, Die
N. GIUECK, Das Wort hesed, Berlín 1961. Naschtenliebe nach der Lehre der Hl. Schrifí, Dusseldorf 1950; C. WIENER, Recherches sur
11
Cf A. DEISSLER, O.C, 300-301. l'amourpour Dieu dans l'AT, en Sacra Pagina II, París 1959, 440-455.

78 79
5. La justicia de Dios 6. El celo y la ira de Dios

En nuestra cultura, la justicia se entiende como un concepto y En la Biblia también se presenta a Yavé como un Dios celoso
una realidad que se contrapone a la gracia. Por eso "hacer justicia" y un Dios que tiene ira l4 . Pero interesa sumamente entender co-
es, muchas veces, lo mismo que castigar. Ahora bien, educados rrectamente estas afirmaciones. Ante todo, es doctrina clara, en
como estamos en estas ideas, nosotros solemos aplicar también a toda la revelación del Antiguo Testamento, que Yavé reacciona
Dios ese concepto de justicia. De donde resulta una idea de Dios ante el pecado castigando la conducta del hombre cuando éste se
peligrosa e incluso inaceptable. De ahí la importancia que tiene el opone al proyecto de Dios y a la esencia misma de Dios l5. Sin
comprender exactamente lo que significa la justicia de Diosl3. En embargo, es importante saber que esta reacción de Yavé no se
este sentido, lo primero que hay que decir es que la justicia de Dios atribuye a la justicia divina, sino a su celo y a su ira (cf Éx 20,5;
está íntimamente relacionada con la "salvación" (cf Is 45,8; 46,13; 34,14; Dt 4,24; 5,9; 6,15; Jos 24,19; Nah 1,2) o solamente a su ira
51,6) y con el hesed, es decir, con su benevolencia (cf Sal 36,11; (Dt 9,8.19; 11,17; 29,22-27; etc.). Pero sobre esto hay que hacer
103,17). De tal manera que la "justicia" de Yavé se manifiesta todavía algunas matizaciones.
constantemente en acciones salvíficas para su pueblo (Jue 5,11).
Hasta el punto de que "justicia" viene a ser equivalente de "salva- En primer lugar, cuando en la Biblia se aplican a Dios las
ción" o acción salvífica (Is 45,25; 46,13; 48,18s; 51,6.8, etc.). Por expresiones "tener celo", "estar celoso", se hace siempre en sentido
eso la justicia no es una amenaza, sino un don gratuito, un regalo positivo, que corresponde al celo humano por el bien (Si 51,18) o
de Dios a su pueblo (Os 2,21; Is 33,5; Jer 9,23, etc.). Y como los por el templo (Sal 69,10) o por la manifestación de la voluntad
más débiles son los que más necesitan de esa ayuda y de ese don divina (Núm 25,11.13; 1 Mac 2,26s, etc.). Por eso el celo de Yavé no
gratuito, por eso la justicia viene a ser equivalente de "defender suscita solamente juicios de castigo dirigidos contra los pecadores
eficazmente al que por sí mismo no puede defenderse". Esta es la (Dt 32,16; Ez 16,42; Sof 1,18; 3,8), sino que actúa sobre todo como
razón por la que los oprimidos por la injusticia se vuelven hacia el celo por la liberación de Israel, de tal manera que el "celo de Yavé"
"Dios de la justicia" (Sal 4,2), para que les ayude a salvaguardar viene a ser, en la práctica, "celo por el pueblo" (Is 26,11; 42,13).
sus derechos (Sal 10,17-18; 26,1; 43,1). Y ésa es también la razón
En segundo lugar, mientras que "celoso" es, a veces, un sobre-
por la que Yavé impone al rey, de un modo especial, la tarea de
nombre de Yavé (cf Éx 20,5; 34,4; Dt 4,24, etc.), el término "ira-
velar por los débiles y defender a los oprimidos (Dt 17,20; 2Sam
cundo" o "airado" no se aplica nunca ni como nombre de Dios ni
12,6; Sal 72,1-4.12-14).
como atributo suyo permanente. La mayor parte de las veces la ira
Eso es hacer justicia, según el mensaje del Antiguo Testamento. se refiere a la reacción arrebatada de Yavé contra la violación
Por eso se puede decir, con toda razón, que la idea de la justicia, perversa de la alianza (cf Éx 32,7ss; Núm 25,1-3; Dt ll,16s; 29,19;
en el sentido de "retribución justa", es una idea ajena a la Biblia, Is 9,11; Jer 4,4; 17,4; Ez 5,13; 7,3; Os 5,10; 8,5, etc.). Pero, en todo
hasta el punto de que jamás se habla en ella de la justicia para caso, interesa saber que, por encima de la ira, está la paciencia de
referirse a castigos del tipo que sean. Por consiguiente, Dios es Yavé (Éx 34,6; Núm 14,18; Jer 15,15; Jl 2,13; Jon 4,2; Nah 1,3; Sal
justo y ejerce la justicia, porque defiende eficazmente al que por sí 86,15; 103,8; 145,8). Es más, Dios "no cede al ardor de su cólera"
mismo no puede defenderse. De ahí que justicia y salvación vienen (Os 11,9), porque "es piadoso y no guarda rencor para siempre"
a ser, en la Biblia, dos términos equivalentes. (Jer 3,12). Esta conducta de Yavé queda recogida perfectamente en
la lapidaria frase de Isaías: "En un arrebato de ira te escondí un

14
Cf A. DEISSLER, O.C, 307-309; H. KÜNG, ¿Existe Dios?, Madrid 1979, 909-913;
13
H. CAZELLES, A propos de quelques textes difficiks relatifs á lojustice de Dieu dans M. DELCOL, Jour de Jahwéh, en Cathoticisme VI, 1054-1058; H. HAAG, Diccionario de la
VAT, en "RB" 58 (1951) 169-188; K. KOCH, SDQ im Alten Testament, Heidelberg 1953; Biblia, 909-913; J. R. GARCÍA-MURGA, El Dios del Antiguo Testamento, 43-50.
15
A. DEISSLER, O.C, 305-307. A. DEISSLER, o.c, 307.

80 81
instante mi rostro, pero con misericordia eterna te quiero" (Is razones más importantes para hacerlo es que él mismo es un "Dios
54,8). de fidelidad" (Dt 32,4; Sal 31,6; 2Crón 15,3). Porque Dios "es rico
en benevolencia de alianza y fidelidad" (Éx 34,6; Sal 86,15) y "ejer-
Por último, hay que decir que esta manera de hablar sobre cita la fidelidad" en la alianza (Gen 32,11; Éx 18,9; Neh 9,33), de
Dios, atribuyéndole reacciones y sentimientos humanos, es obvia- manera que "todos sus camino son benevolencia de alianza y fide-
mente un lenguaje mítico, propio de todas las religiones, y que lidad" (Sal 25,10), y eso para siempre jamás (Sal 117,2; 146,8). Él
expresa no lo que es Dios, sino lo que los hombres perciben o es el "Dios fiel que guarda la alianza y la benevolencia" (Dt 7,9).
experimentan ante determinadas acciones o hechos que se atribu- Por eso esfiely segura su palabra y especialmente su promesa (1 Re
yen a la divinidad. Por lo demás, es claro que la revelación de Dios 8,26; 2Crón 1,9); y por eso también el hombre puede "apoyarse
en el Antiguo Testamento es todavía una revelación incompleta. firmemente" en él (Sal 106,12; 119,16).
Como se ha dicho muy bien, a través de Jesús ("Yavé salva"), Dios
actúa libremente y con una intensidad inimaginable a favor del Pero si Dios es siempre fiel, el hombre no siempre lo es. Por eso
hombre. Jesús vino no para condenar, sino para salvar incluso a la historia santa está llena de auténticos atentados contra la fideli-
aquellos que, para las mentalidades legalistas de su tiempo, estaban dad de Dios, es decir, está llena de infidelidades del hombre ante
excluidos del Reino. El mensaje de las comidas de Jesús con los Dios. En este sentido, apenas establecida la alianza, el pueblo se
marginados coincide con el de las parábolas de la misericordia: aparta de Yavé y adora al becerro de oro (Éx 32,1-6). Ésta fue la
contra toda expectativa se anuncia que ha venido un salvador para primera gran caída del pueblo en la infidelidad. Después, con el
los pecadores. Jesús no se propone premiar a los buenos y castigar paso del tiempo, las infidelidades se repitieron, de tal manera que
a los malos, sino lograr que todos se incorporen al bien16. todos los desastres nacionales se atribuyen a la falta de fidelidad
del pueblo ante su Dios (Jue 2,10-15; 3,7-8; 4,1-2; 6,1-6; 8,33-35;
10,6-9; 13,1; IRe 11,1-13; 16,30-33; 2Re 10,29-33; 13,2-3; Os 13,1-
15; Am 2,4-16; 3,11; 6,7-9; Miq 3,1-4; Ez 5,7-17; 33,23-29). Por eso
7. La fidelidad de Dios los profetas no se cansan de recordar al pueblo su dureza de cora-
zón (Is 46,12; 48,4.8; Ez 2,4) y la magnitud enorme de su maldad
Dios es siempre fiel, por encima de todo y a pesar de todo n .
(Jer 5,1; 8,10; Is 64,6). Esta maldad llegó a ser tan general en Israel,
Por eso una de las cualidades mayores de Dios es precisamente su
que un salmo llega a decir: "Todos se extravían igualmente obsti-
fidelidad (Éx 34,6). De la misma manera que Dios es misericordioso
nados, no hay uno solo que obre bien, ni uno solo" (Sal 14,3). Y
(hesed), también es fiel (emet). De ahí que estos dos términos se
hay que tener en cuenta que se trataba de algo tan terrible para
unen frecuentemente en la Biblia al hablar de Dios (Gen 24,27;
Yavé como el adulterio y la fornicación de una esposa para su
32,11; Éx 34,6; Is 16,5; Os 2,22; Sal 25,10; 40,1 ls; 88,12; 89,3.15).
esposo (Os 1,2; 2,4), una esposa que se ha ido con muchos amantes
Misericordia y fidelidad son características esenciales de Dios.
(Os 2,12.15), hasta prostituirse con el primero que pasaba (Ez
Esta fidelidad se expresa con los sustantivos que se derivan de 16,15), llegando en su maldad hasta degollar a sus propios hijos
la raíz mn, que significa "estar firme", y se refiere generalmente a (Ez 16,21). No se puede dibujar con tintas más negras la infidelidad
la estabilidad de las palabras y acciones de Dios. Esto quiere decir del pueblo ante su Dios.
que Dios no falla, de tal manera que él es la "roca" firme y sólida
a la que se pueden acoger siempre los hombres (cf Gen 49,24; Is Y sin embargo, la fidelidad de Yavé permanece. Dios no se
30,29; Sal 18,3; 42,10; 94,22). De ahí que se pasa fácilmente del cansa y es siempre fiel, a pesar de todo. En el relato del libro del
sentido de solidez al de fidelidad (Sal 92,16). Por eso, si el Dios de Éxodo, apenas el pueblo ha consumado su pecado al adorar al
la alianza pide al hombre fidelidad (Os 4,ls; Jer 5,2s), una de las becerro de oro, Dios ya está recordando su promesa a Abrahán
(Éx 33,1). Y poco después se presenta como "el Dios compasivo y
16
clemente, paciente, misericordioso y fiel, que conserva la miseri-
J. R. GARCÍA-MURGA, O.C, 48-49.
17
Cf A. DEISSLER, O.C, 301.
cordia hasta la milésima generación, que perdona culpas, delitos y

82 83
pecados" (Éx 34,6-7). Por eso Dios renueva la alianza con su pue- 8. La promesa y la esperanza
blo, como si nada hubiera pasado (Éx 34,10-13). En el libro de los
Jueces, cuando se recuerdan las numerosas infidelidades del pueblo, La promesa que Dios hizo a Abrahán, a Isaac y a Jacob posee
la reacción del Señor es siempre positiva, amparando y protegiendo un doble contenido: la posesión del país de Canaán y la descenden-
al pueblo (Jue 2,16; 3,9; 4,6-7; 6,8-10; 10,16; 13,3ss). Pero, sobre cia innumerable. Con frecuencia, estas dos promesas se hallan jun-
todo, es en los profetas donde se pone de manifiesto la fidelidad tas, aunque también, a veces, se habla de una sola de ellas (Gen
incansable de Yavé, llegando en este punto a afirmaciones increí- 12,3.7; 13,14-16; 15,3.7.18; 18,10; 22,17; 24,7; 26,3.24; 28,3-4.13-15;
bles. Oseas describe, como ya hemos visto, el pecado de Israel en 32,13; 35,9-12; 46,3; 48,4.16; 50,24). Del conjunto de los textos se
términos de adulterio y fornicación. Pues bien, la reacción de Dios desprende que la promesa más importante es la que se refiere a la
es ésta: "Por tanto, mira, voy a seducirla llevándomela al desierto posesión de la tierra, "la tierra que mana leche y miel" (Éx 3,8.17),
y hablándole al corazón... Allí me responderá como en su juventud, con todas las formas de prosperidad (Gen 49,10-12.20-21.25-27; Éx
como cuando salió de Egipto" (Os 2,16-17). El cariño de Dios 23,27-33; Lev 26,3-13; Dt 28,1-14). Por lo tanto, la esperanza pri-
reacciona ante la infidelidad de manera incomprensible: ante el mera y fundamental de Israel es una esperanza en la tierra, en este
desamor responde con más amor. Por eso Dios insiste: "Me casaré mundo, en los bienes de la tierra, en la prosperidad y el bienestar.
contigo para siempre, me casaré contigo a precio de justicia y Porque a eso se refiere la primera y fundamental promesa de Dios
derecho, de afecto y de cariño. Me casaré contigo a precio de a su pueblo.
fidelidad y conocerás al Señor" (Os 2,21-22). De la misma manera,
el profeta Ezequiel describe también el pecado de Israel como una Por otra parte, la promesa no se refiere al solo bienestar mate-
infidelidad conyugal, como la traición a un amor apasionado (Ez rial. Porque es todo un conjunto de "bendiciones" (Gen 39,5; 49,25)
16,lss). Y de la misma manera, también Dios en este caso responde y de "dones" (Gen 13,15; 24,7; 28,13) que provienen de Dios. Por
con más fidelidad: "Pero yo me acordaré de la alianza que hice eso, cuando la fidelidad de Yavé lo exige, deben sacrificarse los
contigo cuando eras moza, y haré contigo una alianza eterna... Yo bienes materiales (Jos 6,17-21; ISam 15,9-23) y hasta la cercanía
mismo haré alianza contigo y sabrás que yo soy el Señor" (Ez con los bienes más queridos y con los seres más próximos (Gen
16,60.62). Es más, la nueva alianza será mejor que la antigua, 22,1-11). Pero siempre queda en pie que la promesa y la esperanza
porque no tendrá su fundamento en algo exterior al hombre (las se refieren a esta vida, a los bienes de la tierra.
tablas de los mandamientos), sino en la transformación interior del
propio corazón humano (Jer 31,31-34), un corazón nuevo y un Además, esta esperanza se mantiene a pesar de las infidelidades
espíritu nuevo, para caminar siempre de acuerdo con lo que quiere del pueblo. A la hora del sufrimiento y del castigo, el anuncio de
el Señor (Éx 36,26-27). Además, esta nueva alianza será perpetua, este "porvenir lleno de esperanza" (Jer 29,11; 31,17) resuena en los
para siempre jamás (Is 55,3), porque la misericordia del Señor es oídos de Israel (Jer 30,33; Ez 34-48; Is 40-55), para que se consuele
eterna (Is 54,8). y se mantenga su esperanza (Sal 9,19). De tal manera que incluso
la infidelidad de Israel no debe ser impedimento para la esperanza,
La consecuencia que se desprende de todo esto es muy clara: la porque Dios perdona siempre, mantiene su promesa y la acrecienta,
fidelidad de Dios no tiene límites. Por muchos que sean los pecados en una convivencia humana ideal (Is 11,5-9) y con un cariño cada
y las maldades del hombre, Dios es siempre fiel a su promesa y su vez más fuerte (Is 54,6-10), para que los hombres se sientan "segu-
alianza con el pueblo. De tal manera que la historia santa se puede ros en su territorio" (Ez 34,27). Por lo demás, esta esperanza incluye
resumir diciendo que fue una historia de infidelidades de Israel el conocimiento de Dios (Is 11,9; Hab 2,14) y la renovación de los
ante su Dios; y una historia también de la fidelidad eterna e incan- corazones (Jer 31,33ss; Ez 36,25ss).
sable de Dios para con su pueblo.
Al final del Antiguo Testamento, en los últimos libros inspira-
dos, se apunta ya claramente a una esperanza que trasciende los
límites de este mundo. Porque es una paz (Sab 3,3), un reposo (Sab
84
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4,7), una salvación (Sab 5,2), que no está ya en la tierra, sino en la CAPÍTULO 6
inmortalidad (Sab 3,4), cerca del Señor (Sab 5,15s). Es la esperanza EL ACONTECIMIENTO CENTRAL:
que, de forma dramática y maravillosa, expresan la madre y los
siete hermanos macabeos (2Mac 7). JESÚS Y EL EVANGELIO
La conclusión que se puede deducir de todo lo dicho es muy
clara: la promesa y la esperanza que nos ofrece la Biblia se refiere,
ante todo, al bienestar y la prosperidad del hombre en la tierra, al
logro de las aspiraciones más profundas del hombre. La religión de
la Biblia no predica la evasión de este mundo, sino la lucha y el
compromiso por conseguir una tierra más fecunda, una sociedad
más humana, una prosperidad para todos. Por lo tanto, la religión
de la Biblia no nos enseña a "despreciar lo terreno, para amar lo
celestial". La religión de la Biblia enfrenta al hombre con la res-
ponsabilidad de hacer un mundo más habitable, más digno del EN SU CARTA a los Gálatas, dice el apóstol Pablo: "Cuando se
hombre. Y solamente después de eso, y supuesto todo eso, la Biblia cumplió el plazo envió Dios a su hijo, nacido de mujer, sometido
nos enseña a esperar una vida más allá de la muerte, una vida plena a la ley, para rescatar a los que estaban sometidos a la ley, para que
y eterna, junto al Señor de la vida. recibiéramos la condición de hijos" (Gal 4,4-5). Con estas palabras
Pablo quiere decir que hubo un momento, el momento decisivo, en
el que Dios envió a su propio hijo al mundo, nacido como uno de
tantos, "nacido de mujer, sometido a la ley", para realizar la libe-
ración definitiva. Esta liberación se expresa diciendo: "para rescatar
a los que estaban sometidos a la ley". La sumisión a la ley era,
según el mismo Pablo, una auténtica esclavitud (Gal 4,1-3). Y de
esa esclavitud es de lo que vino a liberarnos el mismo hijo de Dios.
El proyecto de Dios sigue adelante y alcanza su plenitud. En el
Antiguo Testamento, Dios inició su obra de liberación sacando a
su pueblo de Egipto, como ya hemos tenido ocasión de ver amplia-
mente. Cuando llega la "plenitud de los tiempos", Dios realiza la
liberación definitiva, rescatando al hombre del sometimiento a la
ley religiosa y haciéndole hijo suyo.
Pero hay una diferencia fundamental entre el antiguo y el nuevo
actuar de Dios: en el Antiguo Testamento, Dios actúa a través de
mediadores (Abrahán, Moisés, los profetas...); cuando llega la "ple-
nitud de los tiempos", Dios interviene directamente, porque es el
hijo mismo de Dios el que se hace presente en medio de la huma-
nidad. Como dice la carta a los Hebreos, "en múltiples ocasiones y
de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres
por medio de los profetas. Ahora, en esta etapa final, nos ha habla-
do por su Hijo" (Heb 1,1-2). Por lo tanto, con la venida de Jesús
al mundo, se inaugura una etapa enteramente nueva para la huma-

86 87
nidad. Esta etapa se caracteriza por dos cosas: primero, porque es b) En el Nuevo Testamento
una etapa de liberación total; segundo, porque en esta etapa actúa
Dios directamente en la persona y en la obra de Jesús. En los evangelios se presenta el euaggélion como la "buena
noticia" que se les da a los pobres (Mt 11,5; Le 7,22; 4,18). Se trata
Por eso, Jesús y el evangelio constituyen el acontecimiento cen- de la gran noticia que anuncia el Antiguo Testamento: Dios, por
tral en la historia de la salvación. Digo Jesús y el evangelio porque fin, va a reinar y va a imponer su voluntad (Sal 40,10; 68,12; 96,2ss;
la persona y la obra de Jesús han llegado hasta nosotros a través Is 52,7; 61,1). Este "evangelio" se hace presente en el mundo me-
del evangelio. De ahí la importancia de estudiar detenidamente lo diante la persona y la obra de Jesús (Me 8,35; 10,29), de tal manera
que representa el evangelio y su significación para nosotros. que todo el actuar de Jesús es "buena noticia" (Me 1,1.14). Esta
"buena noticia" se refiere al Reino que Jesús predica (Mt 4,23;
9,35) y se expresa, sobre todo, en la enseñanza de Jesús a sus
1. Significado de la palabra "evangelio" discípulos (Mt 4,23; 9,35; 24,14) y en la pasión del propio Jesús
(Mt 26,13).

a) Significado original En la enseñanza de san Pablo, el "evangelio" es un término


central. Y se refiere a la "buena noticia" según la cual Dios, por
La palabra "evangelio" viene del griego euaggélion. Y significa medio de la muerte y la resurrección de Jesús, ha realizado la
literalmente "buen anuncio", "buena noticia"'. Más concretamente, salvación del mundo (Rom 1,1 ss; ICor 15,lss). Este "evangelio"
euaggélion significa, en la literatura griega antigua: a) la recom- tiene tal fuerza que donde es predicado (cf 2Cor 11,7; Gal 1,11;
pensa que recibe el mensajero que trae una buena noticia, concre- ICor 9,14) es una palabra eficaz, que crea la fe (Rom l,16s; Flp
tamente la noticia de una victoria; b) el mensaje mismo que trae el 1,27), obra la liberación y la salvación (Rom 1,16; ICor 15,2),
portador de buenas noticias; c) la noticia que se refiere a las actua- revela la justicia de Dios (Rom 1,17) y colma la esperanza de los
ciones del emperador, su nacimiento, su advenimiento al trono, sus hombres (Col 1,5.23). Pablo habla, a veces, de "su evangelio" (Rom
discursos, etc. En este caso la palabra tiene un sentido religioso, ya 16,25; 2Cor 4,3), pero se trata en realidad del mismo evangelio que
que el culto al emperador tenía ese sentido. Y era lo mismo que se predica en Jerusalén (Gal 1,6-9; 2Cor 10,13-16), que anuncia a
anunciar una nueva era, en la que la paz, el bienestar y la felicidad todos los hombres que han sido liberados de la ley religiosa (Gal
se iban a imponer, de acuerdo con las creencias de aquel tiempo2. 1,16; 2,7-8; Rom 1,15). Por lo tanto, el evangelio es la fuerza
Este sentido de la palabra euaggélion tiene especial importancia salvadora y liberadora de Dios puesta en acción en favor de los
para comprender su significado profundo en el Nuevo Testamento, hombres.
como vamos a ver enseguida.
c) Su sentido profundo
Ya he dicho que, en los evangelios, el euaggélion es la "buena
noticia" para los pobres. Ahora bien, la noticia verdaderamente
1
Cf U. BECKER, Evangelio, en DTNTW, 147-153; X. LÉON-DUFOUR, LOS evangelios y la
buena que se les puede dar a los pobres es que van a dejar de serlo.
historia de Jesús, Barcelona 1965; X. PIKAZA, Evangelio y evangelios, Madrid 1982; El "evangelio", por lo tanto, anuncia la nueva sociedad que Jesús
X. LÉON-DUFOUR, Estudios de evangelio, Barcelona 1969; J. R. SCHEIFFLER, Asi nacieron los vino a instaurar y de la que trataré en el capítulo siguiente. De esta
evangelios, Bilbao 1968; B. DE SOLAGES, Cómo se escribieron los evangelios, Bilbao 1974;
G. FRIEDRICH, en TfVNT II, 705ss; H. CONZELMANN, El centro del tiempo, Madrid 1974; manera, el "evangelio" se nos muestra no sólo como una esperanza
J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, Salamanca 1977, 138-148; J. SCHNIEWIND, para la otra vida, sino además como una realidad que se tiene que
Euangelion. Ursprung und erste Gestall d. Begriffs Evangelium, 1927/1931; E. MOLLAND, hacer presente en este mundo, en las situaciones de esta vida y en
Das paulinische Evangelium. Das Wort und die Sache, 1934.
2
Cf U. BECKER, O.C, 147-148. la sociedad actual.

88 89
Por otra parte, para comprender lo que significó la palabra 2. Origen y formación de los cuatro evangelios
"evangelio" entre los primeros cristianos, hay que tener en cuenta
el sentido religioso que tenía esa palabra en el culto al emperador.
a) Los autores
Para las gentes del imperio, el "evangelio" era "buena noticia",
porque expresaba una nueva era de paz y bienestar a causa de la
A partir del siglo II, la palabra "evangelio" se empezó a utilizar
nueva política que iba a llevar a cabo el emperador. Pero de sobra
para designar a los cuatro libros del Nuevo Testamento que tratan
sabemos que en aquella política prosperaban las clases dirigentes,
mientras que los pobres y marginados tenían que contentarse con de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Por eso ahora
su miseria. Por eso, la réplica al "evangelio" del cesar era el "evan- hablamos no sólo del "evangelio", sino además de los cuatro "evan-
gelio" de Jesús, la "buena noticia" para los pobres y pecadores de gelios".
este mundo, para los "no violentos" (lo contrario de los milites Estos cuatro evangelios se atribuyen a otros tantos autores:
gloriosi), para los que sufren y lloran (no a los que se dedican a los Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Mateo es el publicano al que llamó
placeres palaciegos), para los que "tienen hambre y sed de justicia" Jesús (Mt 9,9) y que formaba parte de los doce (Mt 10,3). Escribió
(no deseos de venganza y de revancha), para los que "trabajan por su evangelio seguramente en Palestina, para los cristianos conver-
la paz" (no a los que hacen la guerra y cifran en eso su gloria)3. tidos del judaismo5. Marcos, llamado Juan Marcos, fue un discí-
pulo de la comunidad de Jerusalén (He 12,12), que acompañó a
Como se ha dicho muy bien, "Dios" había sido secuestrado por Pablo en su apostolado (He 12,25; 13,5.13; Flm 24; 2Tim 4,11) y
los ricos, por los guerreros, por los emperadores, por los verdugos también a Bernabé (He 15,37.39), del que era primo (Col 4,10);
"legales" tanto del sanedrín como del pretorio. Y con esa confisca- finalmente acompañó también a Pedro (IPe 5,13). Escribió su evan-
ción de "Dios", los dirigentes de todas aquellas sociedades estaban gelio, según una antigua tradición, en Roma6. Lucas nació proba-
seguros de la obediencia y sumisión de las masas, dominadas por blemente en Antioquía, y fue médico (Col 4,14), de origen pagano
la idea del dominio absoluto de "Dios" a través del emperador. (cf Col 4,10-14), compañero de Pablo en su segundo (He 16,10ss)
Pues bien, Jesús tuvo la audacia de rescatar a Dios de manos de sus y tercer viaje (He 20,5ss) y durante su prisión en Roma (He 27,lss;
secuestradores y de devolvérselo al pueblo, a los pobres, a los que 2Tim 4,11). Parece que escribió su evangelio después de Mateo y
no guerrean, a los que sufren persecución por ser buenas personas, Marcos7. Finalmente, el cuarto evangelio se atribuye a Juan el
a los que no pueden gozar de los placeres exquisitos de sus amos4. apóstol (Mt 10,3), uno de los hijos de Zebedeo (Mt 4,21 par), del
De esta manera se comprende lo que significa el "evangelio" en su que se cree que tuvo una especial amistad con Pedro (Jn 13,23s;
sentido más profundo, desconcertante y hasta subversivo. El "evan- 18,15; 20,3-10; 21,20-23), cosa que aparece confirmada por Lucas
gelio" es la "buena noticia" de la salvación y liberación que Dios ha (Le 22,8; He 3,1-4.11; 4,13.19; 8,14). Este es el discípulo que escribió
realizado por medio de Jesús el mesías. Este evangelio es "buena el cuarto evangelio (Jn 21,24), que fue uno de los más particular-
noticia" para todos los desgraciados de la tierra, porque anuncia, mente estimados por Jesús (Me 5,37; 9,2; 13,3; 14,33)8.
no sólo el reino futuro en la otra vida, sino además la nueva
sociedad que Dios quiere establecer en este mundo, la sociedad en
que los desgraciados van a dejar de serlo.
b) Formación de los evangelios

Los cuatro autores indicados no se mencionan nunca ellos mis-


mos en la obra que se les atribuye. Eso quiere decir que el autor
5
Cf X. LÉON-DUFOUR, LOS evangelios y la historia de Jesús, 126-127.
' J. M. GONZÁLEZ RUIZ, Evangelio, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos funda- 6
CfX. LÉON-DUFOUR, o.c, 145-148.
mentales de pastoral, Madrid 1983,336-337. 1
CfX. LÉON-DUFOUR, o.c, 165-167.
4
J. M. GONZÁLEZ RUIZ, O.C, 337. 8
Cf X. LÉON-DUFOUR, O.C, 87-90.

90 91
primero y fundamental de cada evangelio no fue una persona de- c) El género literario
terminada. El autor es, más bien, la comunidad o las comunidades
a las que iban dirigidos esos evangelios. En efecto, fue en las prime- Como obra literaria constituyen los evangelios un género nuevo
ras comunidades cristianas donde se conservaron los recuerdos, las y particular que no se identifica con ninguno de los conocidos
palabras y los hechos de Jesús. Esos recuerdos se transmitieron de hasta la época. No se trata de simples biografías, como las que se
memoria de unos a otros, en forma de frases y narraciones cortas. estilaban en la época helenística, pues su interés principal no está
De tal manera que en eso consistieron los materiales que luego en describir la historia externa del héroe y mucho menos su vida
cada autor concreto utilizó y organizó de acuerdo con su visión interior o su carácter. Tampoco pueden clasificarse como meros
personal de las cosas y con su propio estilo literario. Pero aquí es libros de memorias, para mantener vivo el recuerdo de un gran
de suma importancia insistir en que el autor primero y fundamental personaje, conservando dichos y anécdotas de su vida, ni como
de los evangelios es la comunidad primitiva o mejor el conjunto de historias de milagros destinadas a glorificar a un taumaturgo. No
las primeras comunidades de creyentes que ha habido en el mundo. pretenden tampoco suscitar entusiasmo por la doctrina de un gran
Aquellos creyentes conservaron en su memoria los recuerdos del filósofo, ni admiración por la virtud de un gran hombre, sino
Señor, seleccionaron aquellos materiales, se fijaron en unos más despertar la fe en Jesús como mesías e Hijo de Dios (Me 1,1), para
que en otros, pusieron su acento en determinadas palabras o deter- llevar a un compromiso personal con él y a un cambio de vida (Mt
minados hechos de Jesús y transmitieron para las generaciones 7,24-27; Le 6,47-49) hecho posible por la salvación que él trae10.
futuras el contenido del "evangelio" o la "buena noticia" para los
hombres de todos los tiempos.
d) La cuestión sinóptica
Este procedimiento no nos debe llamar la atención. Nosotros
hemos nacido en la cultura del papel escrito y la imprenta. Por eso Para comprender mejor todo el problema de la formación de
nos extraña que los materiales de un libro entero se conserven de los evangelios, ayudará tener en cuenta lo que se llama la "cuestión
memoria en un grupo de personas. En tiempos antiguos las cosas sinóptica". A los tres primeros evangelios, Mateo, Marcos y Lucas,
funcionaban de otra manera. Antes de que el arte de la escritura se se les llama "evangelios sinópticos". La palabra "sinóptico" viene
generalizara, la memorización era la única forma de conservar una del griego synopsis, que significa "perspectiva común". Y se puede
frase o un texto. Y este método primitivo demostró ser muy con- decir de esos tres evangelios que son "sinópticos" porque cuentan
sistente. Entre los maestros judíos de la antigüedad, se observa que la vida y la actividad de Jesús de una manera bastante semejante y
la práctica generalidad de los acontecimientos importantes se apren- además porque, en muchas frases y pasajes enteros coinciden cu-
dían en forma de dichos o de textos que se imprimían en la memo- riosamente hasta el punto de que, con frecuencia, utilizan las mis-
ria de suerte que llegaban a saberse de carrerilla9. mas expresiones y las mismas palabras. Comparados con el evan-
gelio de Juan, los tres sinópticos ofrecen un estilo muy similar;
Éste fue el procedimiento en virtud del cual llegaron a formarse
están ausentes las largas discusiones (cosa que aparece con frecuen-
nuestros evangelios. En cada comunidad se conservaron los recuer-
cia en Juan), mientras se encuentran dichos separados, tajantes; los
dos del Señor de una manera distinta. Unas comunidades insistie-
discursos son breves o compuestos de dichos cortos e independien-
ron más en unos puntos, otras en otros. Y es lo que, ante todo,
tes y abundan las parábolas. Además los tres ofrecen el mismo
explica las diferencias entre los evangelios.
esquema al presentar la actividad de Jesús: aparición de Juan Bau-
tista, bautismo y tentaciones, labor en Galilea, viaje a Jerusalén,
pasión y resurrección. A veces la coincidencia es incluso verbal,
por ejemplo en Me 8,34-36 y par; 9,1 y par; 10,13-15 y par, etc.

10
9 Cf X. LÉON-DUFOUR, O.C, 187-194.
Cf J. M. GONZÁLEZ RUIZ, O.C, 334.

92 93
Aunque en otras ocasiones el paralelismo se da entre dos de ellos, vida de Jesús. Debieron existir otros escritos, entre los años treinta
mientras que el tercero omite o cambia tal o cual pasaje; por ejem- al cincuenta, que circularon entre los cristianos. El mismo Me
plo: Mt 4,18-21 con Me 1,16-19; Me 1,21-25 con Le 4,31-35; Mt parece que depende de alguno de esos hipotéticos escritos.
23,37-39 con Le 13,34-35; Mt 20,24-28 con Me 10,41-45, diferen-
te de Le 22,24-27; Me 12,38-40 con Le 20,46-47, diferente de Mt Aparte del material procedente de la fuente Q, queda una quinta
23,6-13. parte de Mt y más de un tercio de Le que representan material
exclusivo de estos dos evangelistas. No existe acuerdo acerca de su
La consecuencia obvia, que se desprende de todo esto es que origen. En general, los autores se niegan a admitir otras fuentes
existe una dependencia mutua de los tres sinópticos. Pero entonces escritas, aunque eso tampoco se puede demostrar con seguridad.
la pregunta lógica es: ¿quién copió a quién? Y por consiguiente,
¿cuál de ellos tres es el más antiguo y original, del que quizá los Muchos detalles de la cuestión sinóptica son prácticamente in-
otros dependen? La polémica sobre este asunto ha sido larga y solubles; pero, a pesar de eso, la figura de Jesús y su mensaje
todavía sigue en pie en muchas cuestiones". Por eso aquí me voy emergen de esos tres evangelios con una claridad indiscutible.
a limitar a exponer los resultados que se suelen considerar más
seguros.
3. Los evangelios como narración: la praxis de Jesús
Parece bastante claro que el evangelio más antiguo es el de narrada por las comunidades cristianas
Marcos, y que Mateo y Lucas lo utilizaron. De hecho, casi todo el
material de Me fue recogido y elaborado por Mt o por Le. Sólo Queda por explicar una cuestión importante. A pesar de la
pequeños trozos de Me no fueron recogidos por los otros (concre- profunda semejanza que existe entre los tres evangelios sinópticos,
tamente Me 3,20-21; 4,26-29; 7,31-37; 8,22-26; 9,49; 14,51). es evidente que también hay entre ellos divergencias muy impor-
Además del material que encontraron en Me, poseen Mt y Le tantes. Estas divergencias son considerablemente mayores con el
considerable cantidad de material común, ausente en Me. Se supo- evangelio de Juan. Ahora bien, a la vista de esas diferencias, resulta
ne que ambos lo tomaron de una fuente escrita anterior, que suele obligado preguntarse: ¿Por qué existen tales diferencias?
designarse con la letra Q (inicial de la palabra alemana Quelle, que Hay algo que está muy claro: cada evangelio, en su forma
significa "fuente"). Pero resulta que esa fuente Q no se ha conser- actual, fue redactado por un autor diferente. Y eso explica, al
vado independiente por sí misma, por lo que es muy difícil precisar menos en parte, las diferencias que existen entre los distintos evan-
su contenido exacto. gelios.
Además se tiene el convencimiento de que la llamada fuente Q Pero con esa explicación no basta. Porque ya he dicho que
no fue necesariamente el primer documento escrito acerca de la también hay, entre los evangelios, profundas semejanzas. Y enton-
11
ces la cuestión está en saber por qué en unas cosas hay semejanzas
Cf P. WERNLE, Die synoptische Frage, Freiburg/ B. 1899; W. BUSSMANN, Synoptische y por qué en otras existen tales diferencias.
Studien, 3 vols., Halle 1925/29/31; W. LARFELD, Die tal. Evangelien nach ihrer Eigenart
und Abhéngigkeit, Gütersloh 1925; J. M. VOSTÉ, De synoptkorum mutua relatione el La explicación de todo esto hay que buscarla en otro hecho. Ya
dependentia, Roma 1928; J. SCHMID, Matthaus und Lukas: Untersuchung des Verhdltnisses
ihrer Evangelien, Freiburg/B. 1930; A. WIKENHAUSER, Zur synoptischen Frage, en he dicho cómo se formaron los evangelios. De acuerdo con lo que
"Rómische Quartalschrift" (1931) 43-61; V. TAYLOR, The Elusive Q, en "Exp.Times" he explicado, sabemos que el verdadero autor de cada evangelio
(1934/35) 5-27; C. K. BARRETT, Q, a Reexamination, en "Exp.Times" (1942-1943) 320-323; fue la comunidad cristiana. Ahora bien, esto ¿qué quiere decir?
B. C. BUTLER, Originality of St. Matthew: A Critique ofthe Two-Documents Hypothesis,
Cambridge 1951; A. G. DA FONSECA, Quaestio synoptica, Roma 1952; P. PARKER, The Quiere decir lo siguiente: cada comunidad tuvo una experiencia
Gospel befare Mark, Chicago 1953; L. VAGANAY, Le próbleme synoptique, París 1954; J. determinada del acontecimiento de Jesús el mesías. Obviamente
LEVIE, L'Évangile araméen de S. Matthieu est-il la source de l'Évangile de S. Marc?, Tour-
nai-Paris 1954; X. LÉON-DUFOUR, LOS evangelios sinópticos, en A. ROBERT, A. FEUILLET,
esta experiencia no pudo ser la misma en todos los casos. Cada
Introducción a la Biblia II, Barcelona 1967, 250-281; P. BENOIT, M. E. BOISMARD, Synopse comunidad tuvo su propia experiencia de fe en Jesús. Y es esa
des quatre évangiles, II, Paris 1972, 15-59. experiencia de fe lo que ha quedado recogido y plasmado en cada
94 95
evangelio. Por eso se explican las diferencias que hay entre los estar muy de acuerdo con la praxis de Jesús, con su vida y sus
evangelios. Porque responden a experiencias de fe distintas. En enseñanzas. Por lo tanto, todo eso debe ser leído desde el "evange-
cuanto a las semejanzas, ya se ha dicho que tienen una explicación lio" e interpretado de acuerdo con el "evangelio" y no al revés. El
comprensible: los evangelios, concretamente los sinópticos, depen- "evangelio" es la norma fundamental para el cristiano.
den de fuentes en común, en el sentido que ya he expuesto. La segunda cosa que todo esto nos enseña es que, cuando
Por consiguiente, se puede decir que los evangelios son, en leemos los evangelios, lo que interesa no es tanto saber cómo po-
definitiva, la expresión de las experiencias de diversas comunidades, demos compaginar unos relatos con otros, sino comprender la
concretamente su experiencia de Jesús. En ese sentido se puede experiencia de fe que se refleja en cada uno de ellos. Los evangelios
decir que son la praxis de Jesús narrada por diferentes comunidades no son biografías de Jesús, sino relatos en los que se recogen las
cristianas. experiencias de fe que vivieron las primeras comunidades cristianas.
Y son esas experiencias diversas de la fe en el único Jesús las que
Ahora bien, esto quiere decir dos cosas, ambas de suma impor- deben marcar y determinar nuestra actual experiencia de la fe en
tancia. La primera es que lo decisivo para los cristianos es la praxis Jesucristo.
de Jesús, o sea lo que Jesús hizo y vivió. Eso es lo determinante, lo
definitivo para un creyente. Las comunidades en las que se elabo-
raron los evangelios comprendieron que los cristianos tienen que
vivir en conformidad y de acuerdo con lo que fue la praxis de
Jesús, su estilo de vida, su compromiso, su actuación, su forma de
actuar y de expresarse. Y comprendieron también que todo lo
demás interesa en tanto en cuanto está de acuerdo con la praxis de
Jesús.
Esto tiene más importancia de lo que parece a primera vista.
Por una razón que se comprende enseguida. Seguramente cuando
se escribieron los evangelios ya circulaban entre los cristianos otros
escritos, otras teorías, que pretendían adaptar el cristianismo a la
sociedad, a las costumbres y a las instituciones de la época, por
ejemplo, Pablo aceptaba la esclavitud (ICor 7,20-24; Flm 13-16; Ef
6,5-8)l2, el poder y el dominio de las autoridades romanas (Rom
13,1-7)l3, la estructura de la "casa" con lo que suponía de someti-
miento de todos a la autoridad total del padre y patriarca (ICor 16;
He 16,15.33; 18,8; cf Ef 5,21-6,9)>4. Pues bien, todo eso no parece

i2 Cf K. H. RENGSTORF, en TWNTll, 264-283.


13
Se ha discutido sobre la autenticidad de Rom 13,1-7, pero la cuestión no está resuelta.
Cf J. KALLAS, Romans XIII, 1-7: An Interpolation, en "NTS" 11 (1964/5) 365-374;
E. KASEMANN, An die Rómer, Tübingen 1973, 336.
14
Cf R. AGUIRRE, La Iglesia del NT y preconstantiniana, Madrid 1983, 21-27; H. J.
KLAUCK, Hausgemeinde und Hauskirche in frühen Christentum, Stuttgart 1981;
D. LÜHRMANN, Neutestamentliche Haustafeln und antike Ókonomie, en "NTS" 27 (1980)
83-97; R. BANKS, Paul's Idea of Community. The Early Hause Church in their Historical
Setting, Exeter, 1980; J. M. ELLIOT, A Home for Homeless. A Sociological Exegesis of l
Peter. Its Situation on Strategy, Philadelphia 1981; N. PROVENCHER, Vers une théologie de
lafamille: l'Eglise domestique, en "Eglise et Théologie" 12 (1981) 9-34.

96 97
CAPÍTULO 7

EL PROYECTO DE JESÚS

ES EVIDENTE para todos nosotros que la sociedad en que vivi-


mos, a pesar de sus logros y de sus muchas ventajas, es una sociedad
que no nos gusta, desde muchos puntos de vista. En este sentido,
el malestar, que se percibe por todas partes, es una cosa que salta
a la vista de todo el mundo. De ahí la aspiración de tantas personas,
que desean, de una manera o de otra, una nueva sociedad. Una
sociedad más humana, más fraterna, más solidaria; una sociedad,
en definitiva, más digna del hombre.
Ahora bien, habida cuenta de este estado de cosas, mi pregunta
es la siguiente: ¿Qué incidencia tiene hoy el cristianismo en esta
sociedad? Quiero decir, ¿se puede asegurar que el cristianismo y los
cristianos somos un agente de cambio fundamental para transfor-
mar la sociedad en que vivimos? ¿Es el cristianismo, por consi-
guiente, una fuerza revolucionaria que tiende eficazmente a trans-
formar las condiciones injustas que se dan en nuestro mundo y en
nuestra sociedad?
A mí me parece que esta pregunta es no sólo importante, sino
sobre todo enteramente esencial en este momento. Por una razón
que se comprende enseguida: hoy no basta hablar de la verdad (en
abstracto) de una cosa; lo que interesa, ante todo y sobre todo, es
la significatividad de esa cosa: qué significado tiene esto para el
hombre, para nosotros, para cada persona en concreto. Ahora
bien, hay significatividad donde hay eficacia. Quiero decir, una
cosa puede ser muy verdadera, pero si no sirve para nada, no
interesa. Sencillamente porque es algo que no tiene un significado
concreto y práctico.
Pues bien, a la luz de esta sencilla reflexión, vuelve mi pregunta
99
de antes: ¿Qué incidencia tiene el cristianismo hoy en la sociedad? El evangelio de Marcos lo ha resumido muy bien con estas palabras
O dicho de manera más sencilla: ¿Para qué sirve el cristianismo en programáticas: "Cuando detuvieron a Juan (el Bautista), Jesús se
nuestro tiempo y en nuestra sociedad? fue a Galilea a pregonar de parte de Dios la buena noticia. Decía:
Se ha cumplido el plazo, ya llega el reinado de Dios. Enmendaos
Al intentar responder a esta pregunta, no hay más remedio que y creed la buena noticia" (Me 1,14-15). En estas palabras hay dos
reconocer un hecho que salta a la vista: la moralidad, tanto privada cosas muy claras: por una parte, que el mensaje esencial de Jesús
como pública, no es más alta en los países cristianos que en los que era su predicación sobre el Reino; por otra parte, que esa predica-
no lo son. Es verdad que hay aspectos de la moralidad en los que ción sobre el Reino es la "buena noticia", el evangelio que Jesús
parece que sí hay diferencia, por ejemplo en la estabilidad de la tenía que proclamar. Por consiguiente, queda claro que el centro
familia o en ciertos aspectos que se refieren a la sexualidad. Pero mismo del evangelio es la predicación sobre el reinado de Dios2.
también es cierto que existen otros sectores de la vida en los que la
moralidad es más baja, en muchos países profundamente marcados Pero ¿qué quería decir Jesús cuando hablaba del reino de Dios?
por el cristianismo, que en otros pueblos que no son cristianos, por
ejemplo en ciertos sectores de la ética como son la práctica de la Empecemos por una observación sobre el término. Como ha
justicia, el sentido de la responsabilidad en el trabajo o, en general, probado muy bien el profesor Joachim Jeremias, consta con segu-
los deberes cívicos a distintos niveles. En este sentido, pienso que ridad que, para el oriental, la palabra malkut tenía un significado
sería elocuente hacer un estudio sociológico comparativo entre la distinto al de la palabra "reino" para el occidental. Porque en el
sociedad española y la sociedad japonesa, por poner un ejemplo Antiguo Testamento sólo muy escasas veces designa malkut un
concreto. Y pienso que los ejemplos, en esta línea, se podrían reino en sentido local, un territorio. Sino que designa casi siempre
multiplicar sin especial esfuerzo. Con lo cual se vuelve a plantear la el poder de gobernar, la autoridad, el poderío de un rey. Pero no
misma pregunta de antes: ¿Para qué sirve el cristianismo en nuestro se entiende nunca malkut en sentido abstracto, sino siempre como
tiempo y en nuestra sociedad? algo que se está realizando. Por consiguiente, el reino de Dios no
es un concepto espacial ni un concepto estático, sino un concepto
Si no me equivoco, todo esto nos lleva espontáneamente a dinámico. Designa la soberanía real de Dios ejerciéndose in actu.
pensar, o al menos a sospechar, que quizá existe un fallo muy De ahí que la traducción más adecuada no es la palabra "reino",
profundo en nuestra manera de entender y vivir el mensaje de Jesús sino más concretamente "reinado" de Dios3.
de Nazaret. Es decir, yo creo que todo esto nos obliga a preguntar-
nos si no será que hemos equivocado el camino en puntos muy Ahora bien, ¿qué sentido tiene, en la predicación de Jesús, este
esenciales del mensaje cristiano. O dicho de otra manera, todo esto reinado de Dios? Una cosa es clara: decir que Dios va a reinar es
nos obliga a preguntarnos en qué consiste la cuestión esencial que lo mismo que decir que se va a imponer el designio de Dios, la
el mensaje de Jesús plantea a los hombres de nuestro tiempo, voluntad de Dios, lo que Dios efectivamente quiere. Porque eso es
concretamente a cada uno de nosotros en este momento. lo característico del rey, según el concepto antiguo de la realeza: el
soberano es el que manda, el que por eso impone su voluntad. Pero
¿en qué consiste eso más en concreto?
1. £1 mensaje del Reino
en la predicación de Jesús Terrae" 66 (1978) 345-364; R. SCHNACKENBURG, Reino y reinado de Dios, Madrid 1967,
3-195; E. BARÓN, Cristología, Granada 1981, 26-36.
1
Así nos consta, no sólo por el sumario de Me 1,15, sino además por Mt 4,23 y 9,35
Hoy está fuera de duda que el centro mismo de la predicación (kerússein ló eúaggelion les basileias) y por Le 4,43 y 8,1 (eúaggeliseszai ten basileian).
y del mensaje de Jesús está en su enseñanza sobre el reino de Dios'. Cf J. JEREMÍAS, O.C, 119. Además, llama la atención la frecuencia con que aparece el tema
del reino de Dios en la predicación de Jesús, en contraste con la escasez de ejemplos que
hallamos en el judaismo contemporáneo y en el resto del Nuevo Testamento.
1
J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, vol. I, Salamanca 1981, 119-121; ' C f J. JEREMÍAS, O.C., 121-122; E. BARÓN, O.C, 32; J. MATEOS, Nuevo Testamento,
J. SOBRINO, Jesús y el reino de Dios. Significado y objetivos de su vida y misión, en "Sal Madrid 1975, 648.

100 101
Para responder a esta cuestión hay que tener en cuenta que él vengará sus vidas de la violencia,
Jesús predicó su mensaje a un pueblo que vivía de las ideas y de las su sangre será preciosa ante sus ojos".
tradiciones del Antiguo Testamento. Por consiguiente, hay que (Sal 72,1-4.12-14)
echar mano de aquellas ideas y de aquellas tradiciones para com-
prender lo que Jesús quería decir. Ahora bien, según las ideas del En este texto impresionante se ve el sentido que tenía, para los
Antiguo Testamento, existía en Israel una profunda corriente de israelitas, la idea de la justicia. Y la idea también del rey, que era
pensamiento según la cual se deseaba la venida de un rey que por quien tenía por misión implantar en la tierra semejante justicia.
fin iba a implantar en la tierra el ideal de la verdadera justicia (Sal Por eso, cuando Jesús dice en su predicación que ya llega el reinado
44; 72; Is 11,3-5; 32,1-3.15.18). Porque para los israelitas eso era lo de Dios, lo que en realidad quería decir es que, por fin, se va a
característico del rey: el que establece e implanta la justicia en el implantar la situación anhelada por todos los descontentos de la
mundo, tal como se describe en el retrato del rey ideal en los tierra; la situación en la que va a realizarse efectivamente la justicia,
salmos 45 y 72. En consecuencia, el significado del rey estaba es decir, la protección y la ayuda para todo el que por sí mismo no
determinado, para los israelitas, entre otras cosas, por el sentido puede valerse, para todos los desheredados de la tierra, para los
que la justicia tenía para ellos4. Pero ¿de qué justicia se trataba? pobres, los oprimidos, los débiles, los marginados y los indefensos.
Aquí es decisivo destacar que no se trataba de la justicia en el Por eso se comprende que, en la predicación de Jesús, el Reino es
sentido del derecho romano: dar a cada uno lo suyo, emitir un para los pobres (Le 6,20), para los niños (Me 10,14), para los
juicio imparcial. La justicia del rey, según las concepciones de los pequeños (Mt 5,19), en general para todos los que la sociedad
pueblos de oriente, y también según las concepciones de Israel margina y desestima.
desde los tiempos más antiguos, consistía en defender eficazmente En el fondo, ¿qué es lo que nos viene a decir todo esto? Está
al que por sí mismo no puede defenderse. De ahí que la justicia claro que aquí se describe lo que podríamos llamar el ideal de una
consistiera, para Israel, en la protección que el rey prestaba —o nueva sociedad. Una sociedad digna del hombre, en la que final-
debía prestar— a los desvalidos, a los débiles y a los pobres, a las mente se implanta la fraternidad, la igualdad y la solidaridad entre
viudas y a los huérfanos5. En este sentido, el testimonio más claro todos. Y una sociedad, además, en la que si alguien es privilegiado
es el que nos suministra el salmo 72: y favorecido, ése es precisamente el débil y el marginado, el que por
"Dios mío, confía tu juicio al rey, sí mismo no puede defenderse. De ahí que el reinado de Dios, tal
tu justicia al hijo de reyes: como Jesús lo presenta, representa la transmutación más radical de
para que rija a tu pueblo con justicia, valores que jamás se haya podido anunciar. Porque es la negación
a tus humildes con rectitud. y el cambio, desde sus cimientos, del sistema social establecido.
Que los montes traigan paz para tu pueblo Este sistema, como sabemos de sobra, se basa en la competitividad,
la lucha del más fuerte contra el más débil y la dominación del
y los collados justicia;
poderoso sobre el que no tiene poder. Frente a eso, Jesús proclama
que él defienda a los humildes del pueblo,
que Dios es padre de todos por igual. Y si es padre, eso quiere decir
socorra a los hijos del pobre
obviamente que todos somos hermanos. Y si hermanos, por consi-
y quebrante al explotador...,
guiente iguales y solidarios los unos de los otros. Además, en toda
porque él librará al pobre que pide auxilio,
familia bien nacida, si a alguien se privilegia, es precisamente al
al afligido que no tiene protector,
menos favorecido, al desgraciado y al indefenso. He ahí el ideal de
él se apiadará del pobre y del indigente, lo que representa el reinado de Dios en la predicación de Jesús.
y salvará la vida de los pobres;
4
Por supuesto, este ideal no se reduce a un mero proyecto de
Cf L. ALONSO SCHOKEL, Nueva Biblia Española, Madrid 1975, 1956.
5
J. JEREMÍAS, O.C, 122; J. DUPONT, Les beatitudes II: Labonnenouvelle, París 1969,53-
justicia social. Porque va mucho más lejos que todo eso, ya que
90. solamente alcanzará su estadio definitivo en la plenitud de la vida,
102 103
en el más allá, cuando Dios sea todo en todas las cosas. Además, De ahí que el reinado de Dios (segunda consecuencia), tampoco
el reinado de Dios supone y exige conversión, cambio de mentali- consiste en una situación que se vaya a implantar por la fuerza de
dad y de actitudes (Me 1,15 par), adhesión incondicional al mensaje las armas o el poderío de los ejércitos. Ni el reino de Dios consiste
de Jesús (Me 4,3-20 par) y, en ese sentido, interioridad. Pero aquí. en una especie de golpe militar, que por la fuerza haga que las
es fundamental comprender, de una vez por todas, que ni el estadio cosas cambien. Todo eso está en los antípodas del mensaje de
último del Reino ni la interioridad que eso exige deben ser justifi- Jesús.
cantes para mantener en este mundo situaciones de injusticia en el Por otra parte (y ésta es la tercera consecuencia), el reinado de
sentido que sea. Todo lo contrario, el estadio definitivo del Reino Dios tal como lo presenta Jesús no era, ni podía ser, el resultado de
será solamente la consumación de la nueva sociedad que antes he aplicar y vivir al pie de la letra la ley religiosa de Israel. Este ideal
descrito sumariamente y que se tiene que prefigurar en este mundo de la ley estaba muy vivo en ciertos sectores del pueblo judío en
y en esta tierra, en las condiciones de nuestra sociedad actual. tiempos de Jesús8. A eso se reducía, en definitiva, la aspiración de
Ahora bien, de todo lo dicho se siguen algunas consecuencias los fariseos9. Pero también Jesús defrauda las aspiraciones de su
fundamentales. Y la primera de ellas es que el reinado de Dios, en tiempo y de su pueblo a ese respecto 10.
la predicación de Jesús, no se refería en modo alguno a la idea En el mismo sentido hay que decir (cuarta consecuencia) que el
nacionalista que tenían los israelitas tan metida en sus sentimientos reinado de Dios no es tampoco el resultado de una práctica fiel y
patrióticos, sobre todo los grupos más fanatizados, zelotas y sica- observante de las obras religiosas: el culto, la piedad, los sacrificios.
rios6. Jesús fue tajante a este respecto. Jamás, en su predicación, Jesús tampoco se refiere a eso en su predicación. Con lo cual
dio pie para que el reino de Dios se interpretase en ese sentido defraudó también las ideas y aspiraciones de muchos hombres de
nacionalista. Es más, sabemos que Jesús defraudó y hasta irritó su pueblo y de su tiempo: sacerdotes, saduceos, quizá algunos
positivamente a los fanáticos nacionalistas, como consta expresa- grupos de esenios".
mente por el pasaje que cuenta el evangelio de Lucas cuando Jesús
predicó en la sinagoga de Nazaret (Le 4,14-30)7. Y, en general, sus Y todo esto, en última instancia, es así porque el reinado de
enseñanzas en el sermón del monte, cuando habló del amor a los Dios, como dije antes, es la buena noticia, concretamente la buena
enemigos (Mt 5,38-48), eran doctrinas que contradecían frontal- noticia para los pobres, los que sufren, los perseguidos y los mar-
mente a los planteamientos de los revolucionarios de aquel tiempo.
8
Decididamente, los planteamientos de Jesús no van por el camino Como se ha dicho muy bien, "en el judaismo de los primeros siglos antes de Cristo y
de la época de Jesús, predominó el empleo de nomos en un sentido absoluto. Aquí se
de ningún nacionalismo político, ni tampoco por la vía de las expresa la comprensión de la ley que ha pasado de ser un bien común para Israel: la ley es
alianzas con el poder de este mundo. Por eso el reinado de Dios no una magnitud absoluta, independiente de la alianza". H. H. ESSER, Ley, en DTNTU, 421.
9
se identifica con ninguna situación socio-política determinada: ni Un excelente estudio sobre la historia y la conciencia de los fariseos, en P. RICOEUR,
Finitud y culpabilidad, Madrid 1969, 369-393; también el clásico estudio de T. HERFORD,
con el ideal del Sacro Romano Imperio en la Edad Media ni con The Pharisees, New York 1924, especialmente 85ss.
los modernos proyectos de nacional-catolicismo (casos de Polonia, 10
Es verdad que hay pasajes del NT en los que Jesús es visto como un fiel observante
Irlanda y la España del régimen de Franco), que han perdurado de la ley (Le 2,2; Gal 4,4). Como también es cierto que, en una ocasión, Jesús envió a un
leproso a presentarse a los sacerdotes (Me 1,44; cf Le 17,14). Pero es claro que esas escasas
hasta nuestros días. indicaciones contrastan fuertemente con todo el material que nos ofrecen los evangelios en
el sentido de una actitud crítica de Jesús con respecto a la ley. Es más, Jesús afirma que la
6
Para una información sobre estos grupos, cf E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia de ley llegó hasta Juan el Bautista; desde entonces, lo que se establece es el reinado de Dios (Le
un viviente, Madrid 1981, 422, con bibliografía abundante. 16,16). Las palabras siguientes sobre la ley (Le 16,17) se han de entender en el sentido del
7
El texto de Le 4,22 debe traducirse: "Todos se declaraban en contra, extrañados de cumplimiento o plenitud, del que habla Mt 5,17-18. Además, hay que tener en cuenta que
que mencionase sólo las palabras sobre la gracia". J. MATEOS, Nuevo Testamento, 180. "la ley y los profetas" consisten esencialmente en el amor a los demás (Mt 7,12). Cf J. M.
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, 242; ID, Jesu Verheisung für Vólker, Stutt- CASTILLO, Símbolos de libertad, Salamanca 1985, 293-308. Para una información amplia
gart 1959, 37-39. Los nazarenos se extrañan de que Jesús, al citar a Isaías, se salte las sobre todo este asunto puede consultarse: R. BANKS, Jesús and the law in the synoptic
últimas palabras del profeta: "y un día de venganza de nuestro Dios" (Is 61,2). Jesús tradition, Cambridge 1975; también E. BARÓN, Cristologia, 54-62.
1
mencionó sólo las palabras sobre la gracia. Lo que iba diametralmente en contra de la ' Sobre la mentalidad y actitudes de los esenios, cf E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia
mentalidad nacionalista, que exigía el castigo de los infieles. de un viviente, 422.

104 105
ginadosl2. Pero es claro que la única "buena noticia" que se les este sentido, no sólo la experiencia, sino además la predicación de
puede dar a tales gentes es que van a dejar de ser pobres, van a Jesús son un argumento definitivo. Jamás se dice en el evangelio
dejar de sufrir y van a salir de su situación desesperada. He ahí la que a base de servicios religiosos se va a conseguir que Dios reine
significación profunda del reinado de Dios en la predicación de efectivamente en el mundo. Es más, a mí me parece que los servicios
Jesús y en su sentido histórico y concreto para nosotros. religiosos, siendo por supuesto necesarios, pueden, sin embargo,
entrañar un peligro. El peligro de que las Iglesias, al ver que la
Por último, me parece importante destacar que, a partir de
gente acude a los templos, se sientan satisfechas y se lleguen a
todo lo que he dicho, se comprende por qué el reino de Dios es algo
imaginar que así cumplen con su misión en el mundo y en la
contra lo que se usa la violencia, como dice el propio Jesús (Mt
sociedad. Si no me equivoco, esto ocurre con bastante frecuencia
11,12; Le 16,16). Es decir, el reino de Dios es algo que tiene que
en los ambientes cercanos a las distintas Iglesias, por lo menos me
soportar el enfrentamiento y la contradicción. ¿Por qué? Muy sen-
parece que es muy claro en el caso de la Iglesia católica. Nuestras
cillo, todos los que disfrutan y se ven privilegiados en la sociedad
liturgias, nuestros sacramentos, nuestras celebraciones nos fascinan
presente es evidente que no quieren esa otra sociedad. Por eso la
y nos entretienen, nos dan la impresión de que la vida cristiana
predicación del reinado de Dios es una cosa que no se puede reali-
marcha y funciona pasablemente bien, cuando en realidad estamos
zar impunemente. Porque predicar el reino es predicar el cambio
como ciegos para ver lo lejos que andamos del correcto camino
radical de la situación que vivimos. Y es, por eso, amenazar direc-
trazado por Jesús de Nazaretl3. He aquí la primera conclusión que
tamente contra este orden de cosas. Jesús anunció las persecucio-
cabe deducir del mensaje del reino de Dios.
nes, las cárceles y la misma muerte a sus discípulos (Mt 10,16-33
par). Y tenía que ser así. Porque el reino de Dios, que es la promesa La segunda conclusión es también importante. Y se puede for-
mejor que se puede hacer al mundo, es también, y por eso mismo, mular diciendo que el reinado de Dios tampoco consiste en la sola
la amenaza más radical para el presente orden constituido. práctica de la caridad, tal como se suele entender corrientemente.
En efecto, la práctica de la caridad, tal como se presenta en buena
parte de las predicaciones eclesiásticas, se reduce a mantener unas
2. Significado del reino de Dios buenas relaciones interpersonales y a la ayuda al prójimo por medio
para nosotros de la beneficencia. Por supuesto, tanto las relaciones interpersona-
les como la beneficencia son cosas importantes y que debemos
Se trata ahora de deducir algunas conclusiones de todo lo dicho tomar muy en serio en nuestra vida. Pero mediante unas buenas
hasta el momento. Y la primera de esas conclusiones es que el relaciones interpersonales y mediante la práctica de la beneficencia
mensaje y el proyecto de Jesús, de acuerdo con todo lo que se ha es seguro que no se cambia la sociedad en que vivimos. Es más,
dicho, no se puede reducir ni a una moral individualista ni a la sola aquí vuelvo a decir lo de antes: las buenas relaciones interpersonales
religiosidad. Digo esto porque, si no me equivoco, en la práctica, y la práctica de la beneficencia nos pueden fácilmente engañar,
a eso es a lo que se viene a reducir, al menos en buena medida, la porque nos pueden hacer la ilusión de que las cosas van como
acción y la presencia de las Iglesias cristianas, concretamente la tienen que ir, cuando en realidad de lo que se trata es de cambiar
Iglesia católica, en la actualidad. En efecto, yo creo que las Iglesias la sociedad que tenemos. Decididamente, las exigencias del Reino
han dejado de ser profundo revulsivo social, en el sentido indicado, no se satisfacen mediante la sola práctica de la caridad, en el sentido
y se han reducido prácticamente a ser organizaciones de servicios indicado. Hay que ir hasta la solidaridad, la igualdad verdadera, la
religiosos puestos a disposición del público. Pero está claro que 13
sólo a base de servicios religiosos no se transforma la sociedad. En El problema de fondo está en que, con frecuencia, los sacramentos son vividos y
practicados como rituales casi mágicos a los que se atribuye un efecto automático. Pero
aquí se debe recordar que los sacramentos son símbolos y, como todo símbolo, compor-
12
Un excelente estudio sobre el sentido del "evangelio" en J. M. GONZÁLEZ RUIZ, tan una determinada experiencia, concretamente la experiencia cristiana de la fe. He ana-
Evangelio, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de pastoral, Madrid lizado ampliamente toda esta cuestión en mi libro Símbolos de libertad, especialmente en
1983, 323-339. pp. 165-220.

106 107
fraternidad incondicional, en un sistema de convivencia que haga embargo, esa utopía es ya una realidad, no obstante las muchas
todo eso realmente posible y viable. limitaciones que aún tiene nuestro derecho laboral. Pues de la
Por otra parte —y ésta es la tercera conclusión—, todo esto que misma manera se puede afirmar, con todo derecho, que el proyecto
vengo diciendo nos indica claramente que el proyecto del reino de del reino de Dios es una utopía. Es decir, se trata de un proyecto
Dios es una utopía, en el sentido más estricto de esa palabra. que anticipa un futuro mejor. El proyecto de Jesús es posible. Es
Utopía, en efecto, según la etimología del término, es lo que no realizable. Lo que pasa es que no se nos va a dar por arte de magia
tiene lugar14. Pero lo que ocurre es que la ideología del sistema da o como resultado de un prodigio que Dios realiza sin nuestra
un paso más y va más lejos al enjuiciar a todo proyecto utópico. colaboración. El proyecto del Reino se hará realidad en la medida
Porque, para el sistema establecido, la utopía es no sólo lo que no en que los cristianos tengan fe en que ese proyecto es realizable. Y
tiene lugar, sino además lo que es imposible, lo irreal, lo puramente sobre todo, en la medida en que los creyentes nos pongamos a
imaginario y onírico. De esta manera el sistema descalifica lo que realizarlo. Aunque cueste sudor y sangre, como ha ocurrido con las
le molesta y lo reduce a la nada y a lo que no puede ser. Sin reivindicaciones sociales que han logrado los trabajadores a lo
embargo, de esa manera de pensar hay que decir que es también largo de la historia del movimiento obrero.
ideológica, es decir, generadora de falsa conciencia, porque nos Pero aquí debo hacer todavía una observación importante. El
presenta las cosas como realmente no sonl5. Quiero decir: la utopía proyecto del reino de Dios será siempre utopía, es decir, será siem-
se puede concebir de otra manera muy distinta, ya que se puede pre algo no plenamente realizado en la historia. Porque ese proyec-
entender como la anticipación del futuro, de un futuro mejor, un to apunta a una meta tan perfecta que será siempre algo irrealizado
futuro verdaderamente justo y digno del hombre. Y eso justamente en la condición histórica del hombre. Siempre nos acercamos a él
es lo que pasa con el proyecto del Reino que he descrito sumaria- y siempre será algo plenamente inalcanzado. Porque en su reali-
mente. zación total, es un proyecto metahistórico. Siempre habrá hombres
Para ayudar a comprender lo que acabo de decir, voy a poner que se acerquen a él, que lo vayan logrando más plenamente, pero
un ejemplo. Todos sabemos las condiciones en que tenían que vivir de tal manera que siempre estarán lejos de su realización total. Por
los trabajadores cuando la gran revolución industrial, a finales del eso he dicho antes que el proyecto del reino de Dios será siempre
siglo XVIII y comienzos del XIX. A aquellos hombres y mujeres les utopía16.
hacían trabajar hasta dieciséis o dieciocho horas diarias, con unos Por lo demás, se comprende perfectamente lo que voy a decir al
jornales de miseria, en pésimas condiciones sanitarias y sin seguros exponer la cuarta conclusión. Esta conclusión se refiere a que el
de ninguna clase. Pues bien, si a aquellas gentes les dicen que iba proyecto del Reino no se puede implantar a nivel de toda la socie-
a llegar el día en que iban a tener una jornada laboral de ocho dad. Por una razón muy sencilla: el proyecto del reino de Dios no
horas con el sábado y domingo pagados sin trabajar, que iban a se puede implantar por la fuerza de la imposición colectiva. El
tener además unas vacaciones anuales de un mes también pagado, proyecto del Reino tiene que venir mediante la conversión de los
que iban a tener seguro de enfermedad y de vejez, y que hasta si se corazones y de las conciencias. Es decir, el reinado de Dios se hará
quedaban sin trabajo les seguirían pagando un sueldo suficiente realidad en la medida en que haya hombres y mujeres que cambien
para no morirse de hambre, es evidente que aquellos trabajadores radicalmente su propia mentalidad, su escala de valores, su apre-
hubieran dicho que todo eso era una utopía formidable. Y sin ciación práctica y concreta por el dinero, el poder y el prestigio.
14
Cf K. MANNHEIM, Utopia, en A. NEUSÜSS, Utopía, Barcelona 1971, 83. Aunque tam- Ahora bien, eso no se va a dar a nivel de toda la población, es
bién es posible que se derive de eu-topos, el lugar de la dicha y la felicidad. Cf B. BACZKO, decir, a nivel de toda la sociedad. A no ser que pretendamos caer
Lumiéres de l'utopie, París 1978, 20. en el totalitarismo y en la represión. En este sentido se comprende
15
Como se ha dicho muy bien, el discurso reaccionario, según el cual solamente el
conservador es el que está exento de impurezas ideológicas, porque él es quien ve "las cosas
como son", eso es sin duda en sí mismo otro ideal, otra ideología y seguramente también 16
Un buen estudio, resumido, sobre la utopía, con bibliografía, en J. A. GIMBERNAT,
una farsa. Cf A. NEUSÜSS, o.c, 31. Utopía, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de pastoral, 1015-1022.

108 109
fácilmente en qué consiste la alternativa que representa el proyecto CAPÍTULO 8
del reino de Dios con relación a los sistemas establecidos. Quiero LA TAREA DE JESÚS
decir lo siguiente: la libertad y la igualdad son términos dialécticos.
Si se privilegia uno, se excluye el otro, cuando ambos se pretenden
imponer a nivel de toda la sociedad. Y así ocurre que en los países
del Este se impuso una determinada igualdad, pero fue a base de
reprimir la libertad. Mientras que en los pueblos de Occidente se
privilegia la libertad, pero es a base de terribles desigualdades n . Y
a eso no hay más alternativa que el proyecto de aquellos que, con
plena libertad, se proponen establecer entre ellos mismos la más
plena igualdad. De lo contrario, no tenemos más salida que la
represión y el totalitarismo 18. Pero es claro que eso sería el atentado
más brutal y más directo contra el proyecto de Jesús. En este AL FINAL del capítulo anterior ha quedado pendiente una pre-
sentido tienen razón los que piensan que las utopías pueden desem- gunta fundamental: ¿Cómo es realmente posible llevar a efecto la
bocar fácilmente en el totalitarismo. El ejemplo de los regímenes nueva sociedad que Jesús anuncia en su proyecto, el proyecto del
comunistas ha sido elocuente en nuestro siglo a este respecto. Pero reinado de Dios? Ya he dicho que eso no es posible si se pretende
aquí debe quedar bien claro que el proyecto de Jesús va por otro implantar a nivel de toda la sociedad. Porque eso sería lo mismo
camino y tiene un sentido muy distinto. ¿En qué consiste ese cami- que caer en el totalitarismo y en la represión. Hacer que toda la
no? De ello trataremos en el capítulo siguiente. sociedad viva el ideal utópico del Reino no sería posible sino a base
de la imposición colectiva. Y eso ya no sería el reino de Dios, sino
la dictadura de los hombres. Por eso, la pregunta que aquí nos
planteamos equivale a lo siguiente: ¿Qué hizo Jesús para que el
reinado de Dios no fuera sólo un ideal predicado, sino además una
realidad divina?
Nos planteamos así cuál fue la tarea de Jesús. Es decir, no nos
interesa solamente lo que Jesús dijo, sino además lo que él hizo.
Ahora bien, desde esta perspectiva, lo primero que salta a la vista
es la sorprendente originalidad de Jesús. En aquel tiempo había
diversas respuestas a la cuestión de cómo acercarse a Dios: los
saduceos (clero y gente del establishment) se dedicaban al culto y
a las obras de la religión; los fariseos ponían todo su empeño en la
fiel observancia de la ley religiosa; los esenios se entregaban a la
ascesis y a la piedad individual; los zelotas, por último, practicaban
la revolución violenta, porque sólo de esa manera creían que se
podía remediar la situación. Pues bien, Jesús no echó por ninguno
17
18
Cf J. M. CASTILLO, La alternativa cristiana, Salamanca 1983, 83-86. de esos caminos. Él, en efecto, no fue un sacerdote dedicado al
En este sentido, Karl R. Popper ha sido lúcido: "Considero a lo que llamo utopismo culto del templo y a las obras religiosas. Tampoco fue un fariseo
en teoría atrayente, y hasta enormemente atrayente, pero también la considero peligrosa y
perniciosa. Creo que es autofrustrante y que conduce a la violencia". K. R. POPPER, Utopía moralista que predicaba la observancia de la ley religiosa. Menos
y violencia, en A. NEUSÜSS, O.C, 133. Para la relación entre utopia y totalitarismo, cf W. aún se entregó a una vida ascética en la soledad del desierto o en
MÜHLMANN, Chiliasmus und Nativismus. Studien zur Psychologie, Soziologie und historis-
chen Kasuistik der Umsturzbewegungen, Berlín 1961, 377. la comunidad de Qumrán. Y, por último, tampoco fue un revolu-

110 111
cionario violento y nacionalista, es decir, un zelota o un sicario. Esta comunidad de discípulos, tal como aparece en los evange-
Como se ha dicho muy bien, Jesús salta por encima de todos los lios, era un grupo relativamente amplio. Es decir, no se limitaba
esquemas, tanto de la derecha como de la izquierda, de una forma sólo a "los doce". Así consta expresamente en Mt 8,21 y 27,57. Lo
provocadora; está más cerca de Dios que los sacerdotes y más libre mismo en Me 4,10 y 10,32. Es más, se puede afirmar que fue un
ante el mundo que los ascetas, es más moral que los moralistas y grupo numeroso: setenta y dos de ellos fueron enviados por Jesús
más revolucionario que los revolucionarios; ha venido a cumplir la a una misión especial (Le 10,1.17); en otras ocasiones se habla de
voluntad de Dios, norma suprema e inmediata. Y ¿cuál es la volun- un grupo abundante (Le 6,17; 19,37; Jn 6,60), muchos de los cuales
tad de Dios? Para Jesús la respuesta es bien clara: el bien de los se echaron atrás y dejaron de seguir a Jesús (Jn 6,66). En el grupo
hombres'. había varones, como Leví, el hijo de Alfeo (Me 2,14); José, ape-
llidado Barsabá, y Matías (He 1,23); también había mujeres (Le
Pero ¿cómo se procura, en concreto, este bien del hombre? La 8,1-3; Me 15,40-41), seguramente viudas, ya que disponían de sus
respuesta está en lo que fue la tarea fundamental de Jesús. bienes4.
En repetidas ocasiones, los evangelios distinguen netamente al
1. Lo primero que hizo Jesús grupo de la gente en general (Mt 9,10; 14,22; Me 2,15; 3,9; 5,31;
6,45; 8,34; 9,14; 10,46). Se trataba, por tanto, de un bloque de
personas, diferenciadas del resto de la población, con unos vínculos
Leyendo los evangelios, enseguida se comprende un hecho que que les unían muy estrechamente, como enseguida vamos a ver. Se
en ellos está muy claro: lo primero que hizo Jesús, en cuanto puede, por consiguiente, hablar de una comunidad5. Como sabe-
empezó su ministerio apostólico, fue reunir una comunidad, es mos, Jesús escogió a doce de entre los miembros de esta comunidad
decir, un grupo de personas que iban siempre con él y vivían como (Mt 10,1-2; 11,1; 20,17; 26,20; Me 3,14-16; 4,10; 6,7; 9,35; 10,32; Le
él. Así aparece claramente tanto en los evangelios sinópticos (Mt 6,13; 8,1; 9,1; 18,31; Jn 6,67-71; 20,24). A estos doce discípulos les
4,18-25; Me 1,16-20; Le 5,1-11) como en el evangelio de Juan (Jn confió una misión y unos poderes especiales (Mt 10,7; Me 1,22.37;
1,35-51). Por eso se comprende la extraordinaria frecuencia con 2,10; 11,28-29.33). A ellos les comunicó el Espíritu (He 2,lss), que
que la palabra "discípulo" (mazetés) aparece en los cuatro evange- el resucitado les había prometido (Le 24,49; He 1,5.8), para que
lios: 73 veces en Mateo; 46 en Marcos; 37 en Lucas y 70 en Juan. fueran "testigos" de Jesús en todo el mundo (He 1,8). De hecho,
Concretamente, por lo que se refiere a Marcos, tenemos el siguiente estos "doce" desempeñaron una función de primera importancia en
dato estadístico: de los 671 versículos que cuenta el escrito de su la constitución de la Iglesia (cf 1 Cor 15,5; Ap 21,14). Pero conviene
evangelio, 498 (el 76 por 100 del escrito) relatan palabras y hechos hacer una advertencia, que a veces no se tiene en cuenta cuando se
de Jesús en que los discípulos están presentes2. Y se debe tener en habla de la comunidad de discípulos que Jesús organizó. Los
cuenta que siempre que se habla de los discípulos, en realidad de lo "doce", además de la función histórica que desempeñaron en la
que se está hablando es de la comunidad que Jesús reunió en torno organización y estructuración de la Iglesia, tenían evidentemente
a sí. Se puede, por tanto, concluir que el hecho de la comunidad de una dimensión simbólica: ellos representaban a las "doce tribus" de
discípulos que Jesús reunió constituye un dato de importancia Israel (Mt 19,28; Ap 21,14.20), es decir, simbolizaban la plenitud
decisiva para la inteligencia del evangelio3. del nuevo pueblo de Dios. Dicho más claramente, de la misma
manera que el pueblo de Israel había sido como la posteridad, la
1
H. K.ÜNG, ¿Qué es el mensaje cristiano?, en "Concilium" 4 (1970) 238. expansión y la multiplicación de los doce hijos de Jacob, así la
2
Cf B. RIGAUX, Témoignage de l'évangile de Marc, Bruges 1965, 157.
5
Refiriéndose precisamente a la comunidad de discípulos, afirma J. Jeremías: "Vamos
4
a encarecerlo con todo vigor: el sentido único de toda la actividad de Jesús es el de Cf J. JEREMÍAS, O.C, 198-202.
5
congregar al pueblo escatológico de Dios". Teología del Nuevo Testamento I, Salamanca En este sentido, los autores hablan, con toda razón, de la comunidadpre-pascual. Cf
1974, 201; cf también X. LÉON-DUFOUR, Los evangelios y la historia de Jesús, Barcelona X. LÉON-DUFOUR, LOS evangelios y la historia de Jesús, 267-278; H. SCHLIER, Eclesiología
1967, 267-268. del Nuevo Testamento, en Mysi. Sal. IV/1, 114.

112 113
Iglesia, nuevo pueblo de Dios, no era otra cosa que la posteridad le habla del "seguimiento" (Mt 19,21 par). Por consiguiente, la
y el desarrollo de los doce apóstoles6. entrada en la comunidad no es para conseguir la vida eterna, sino
para otra cosa, de la que hablaremos enseguida9.
De lo dicho se sigue una conclusión: la intención fundamental
de Jesús fue constituir una comunidad. Dentro de esta comunidad La misma conclusión se deduce del relato en que aquel letrado
los doce desempeñaron una misión particular. Pero debe quedar planteó la cuestión: "¿Qué tengo que hacer para heredar la vida
muy claro que lo primordial y básico en la Iglesia es la comunidad eterna?" (Le 10,25). La respuesta de Jesús es exactamente paralela
toda entera. Los doce no son anteriores y exteriores a la comuni- a la que dio al joven rico: "¿Qué está escrito en la ley... Haz eso y
dad, sino que surgen dentro de ella y al servicio de ella. La tarea tendrás la vida" (Le 10,26-28)10. Y más claramente aún se advierte
principal de Jesús fue, por tanto, formar una comunidad de discí- este mismo planteamiento —aunque desde otro punto de vista—
pulos7. en el juicio final, el juicio de las naciones (Mt 25,31-46). La cuestión
decisiva, que en aquel momento se va a plantear, no se refiere ni a
la fe ni a la pertenencia a la comunidad de Jesús. Es decir, lo que
2. Una comunidad, ¿para qué? va a decidir el destino definitivo de unos y de otros es el compor-
tamiento del hombre con el hombre, especialmente con el pobre,
La incorporación a esta comunidad no es presentada por los con el que sufre y con el perseguido (Mt 25,35-36.42-43), lo cual, de
evangelios como algo necesario para obtener la salvación eterna. alguna manera, ya existía en el judaismo y en religiones extrabíbli-
Es decir, la función del grupo cristiano o comunidad no consiste en cas, concretamente en Egipto ".
asegurar la salvación para la otra vida. Esto se ve claramente en el
pasaje del joven rico (Mt 19,16-29 par). A la pregunta del joven, Por lo demás, este planteamiento no contradice la afirmación
"¿Qué tengo que hacer para conseguir la vida eterna?" (Mt 19,16 de Jesús, según la cual él renegará ante el Padre de aquellos de sus
par)8, Jesús contesta: "Si quieres entrar en la vida, guarda los discípulos que le hayan negado en vida (Mt 10,32-33); como tam-
mandamientos" (Mt 19,17). La respuesta, por lo tanto, no se refiere poco contradice la sentencia de condenación que sobrevendrá a
a la necesidad de entrar a formar parte de la comunidad para quienes se hayan negado a creer (Me 16,16). Evidentemente, en
obtener la salvación eterna; esa salvación es fruto de la observancia estos dos casos se trata de hombres cuya situación religiosa está
de los mandamientos. En definitiva, lo que Jesús le quiere decir al
joven es esto: tú eres judío; y según tu religión judía, lo que hay que 9
La palabra de Jesús: "si quieres ser perfecto" (téleios, acabado, logrado, v. 21), se ha
hacer para salvarse es observar los mandamientos. Pues bien, haz interpretado muchas veces en el sentido de un llamamiento a la vida religiosa (la vida de
"perfección"), por contraposición a la vida seglar, que sería la vida de simple observancia
eso y conseguirás la salvación eterna. Hasta ahora, Jesús no le ha de los mandamientos. Se advierte esta interpretación de Mt 19,21, por ejemplo, en
dicho nada de entrar en la comunidad. Eso vendrá después, cuando R. CARPENTIER, Témoins de la cité de Dieu, Bruges 1962, 19. En realidad, esta tendencia a
el muchacho diga que quiere algo más. Entonces es cuando Jesús dividir los adeptos de la religión en dos categorías de personas ha sido común a no pocos
movimientos religiosos. Cf B. HARING, La vocation de tous a la perfection, trait fondamemal
déla morale chrétienne, en Laics et vie chrétienne parfaite, Roma 1963, 119-121. Pero esta
6
Y. CONGAR, Propiedades esenciales de la Iglesia, en Myst. Sal. IV/1, 551. tesis es hoy indefendible en la Iglesia. Téngase en cuenta que el término téleios se aplica en
7
El decreto Ad gentes, del Vaticano II, dice que "los apóstoles fueron los gérmenes del el Nuevo Testamento a todos los cristianos sin distinción: Mt 5,48; ICor 2,6; 14,20; Flp 3,15;
nuevo Israel y al mismo tiempo origen de la sagrada jerarquía" (n. 5). Aquí se ve la doble Col 1,28; 4,12; Heb 5,14. Cf L. MENDIZÁBAL, Annotationes in theologiam spirilualem,
función de los "doce". Y concluye Y. Congar: "Salvo los casos particulares que encarnan Roma 1962, 131-142. En el caso concreto del texto de Mt 19,21 está demostrado que en el
formalmente una situación de autoridad, lo que fue fundado en el doce no fue solamente la estadio redaccional de los evangelios, por tanto en la intención del autor, tal como nos
jerarquía, sino la Iglesia". O sea, como explica el mismo autor, la comunidad. Ministerios transmite el dato revelado, se trata de un llamamiento y una exigencia para toda la comu-
y comunión eclesial, Madrid 1973, 20. nidad. Cf S. LEGASSE, Lappel du riche, París 1966, 257-258. Por lo demás, el Vaticano II
8
La "vida eterna" designa en Mateo la vida más allá en el Reino futuro. Tal es el sentido ha enseñado que todos los cristianos están llamados a la perfección (LG 39-40), por más que
inequívoco de Mt 25,46 y también en 19,29. La misma expresión en Me 10,17.30; Le 10,25; haya diversas vocaciones en la Iglesia (LG 41).
10
18,18.30. Desde este punto de vista, no parece aceptable la interpretación de P. Bonnard, La expresión se refiere ciertamente a la vida del mundo futuro. En este sentido, se
según la cual la vida eterna "designa la vida aprobada por Dios y a la que, en consecuencia, trataba de la pregunta que planteaban los discípulos a sus rabinos. Cf H. L. STRACK,
está prometido el acceso al Reino futuro"; L'évangile selon saint Matthieu, Neuchátel 1963, P. BILLERBECK, Kommentar zum N. T. aus Talmud und Midrasch I, München 1922, 808.
11
287. Es claro que el texto de Mt 25,46 se refiere sin duda a la vida en el más allá. Cf J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús, Estella 1965, 252.

114 115
esencialmente condicionada por la oferta exigente de la fe y por la exigencia de Dios tal como se le manifiesta a él—, entonces, ¿qué
resistencia consciente ante el don de Dios. En tal situación, la pretendió Jesús al formar la comunidad que constituyó en torno a
condena es el resultado inevitable del rechazo deliberado que el sí?; ¿a qué se orientó, por tanto, la tarea de Jesús? Para responder
hombre adopta ante Dios mismo n. a estas preguntas voy a explicar tres puntos que me parecen deci-
El concilio Vaticano II se sitúa en esta misma línea de pensa- sivos en todo este asunto: 1) la condición de admisión en la comu-
miento. Porque, en definitiva, lo que decide el destino último del nidad; 2) el programa de vida y acción que se le plantea al grupo;
hombre es la aceptación o el rechazo, según la propia conciencia, 3) la actitud básica y fundamental que debe reinar en la comu-
de la gracia salvadora de Dios. Y eso se puede dar tanto dentro nidad.
como fuera de la Iglesia13.
Ahora bien, supuesto todo lo que acabo de explicar, se plantea 3. La condición de admisión en la comunidad
una pregunta: Si el fin de la comunidad no es asegurar la salvación
para la otra vida —puesto que eso depende, en última instancia, de Está claro en los relatos evangélicos que la condición indispen-
la fidelidad del hombre a su propia conciencia y de acuerdo con la sable, absolutamente necesaria, para entrar a formar parte del gru-
12
Evidentemente, el hecho de no entrar en la comunidad de Jesús (la Iglesia) será po o comunidad es la renuncia al dinero y, en general, a todo lo
condenatorio para el sujeto en tanto en cuanto la propia conciencia vea en eso el rechazo que se tiene. Así, en efecto, plantea Jesús el ingreso en el grupo
de Dios mismo, el rechazo del plan de Dios. Si el hombre no lo ve así, el rechazo de ingresar
en la comunidad no puede ser condenatorio. El ejemplo más claro que tenemos en este desde el primer momento, cuando empieza a reunir discípulos en
sentido es el caso de Juan Bautista. Por lo que aparece en el evangelio, Juan no ingresó en torno a sí: Pedro y Andrés "dejaron inmediatamente las redes y lo
el grupo de Jesús. Es más, ni siquiera comprendió el plan de Jesús, como consta claramente siguieron" (Mt 4,20 par); los hijos de Zebedeo "dejaron inmediata-
por el relato de Mt 11,2-6. El Bautista, en efecto, esperaba al mesías temible de la apocalíp-
tica judía (cf Mt 3,1-17). Pero Jesús no se comporta de esa manera: admite en su compañía mente la barca y a su padre y lo siguieron" (Mt 4,22 par). Al
a los pecadores y publícanos; y al citar las profecías mesiánicas omite voluntariamente los letrado que le pidió entrar en el grupo, Jesús le respondió: "Las
versículos de la venganza (Is 35,4; 29,20; 61,2). Más aún, estaba prometido que el mesías zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero este hombre no
debía liberar a los prisioneros, sobre todo a los prisioneros por la fe (Le 4,18;
cf Is 61,1); pero Juan, que ya estaba en la cárcel (Mt 11,2), ve que Jesús no le libera a él. De tiene donde reclinar la cabeza" (Mt 8,19-20 par)14. Mateo dejó al
ahí la duda: "¿Eres tú el que tiene que venir o hemos de esperar a otro?" (Mt 11,3). Jesús momento su negocio de impuestos y lo siguió (Mt 9,9 par). Y
cumple las profecías mesiánicas, pero no tal como las entendía el Bautista. Cf P. BONNARD,
L'évangile selon Saint Matthieu, 161. Por todo esto se comprende que los movimientos conviene observar que en todos estos casos lo que realmente ocurrió
desencadenados por Juan y Jesús corrieran el uno junto al otro, pero no como movimientos es que aquellos hombres abandonaron efectivamente todo lo que
coincidentes, sino como rivales. J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento 1, 66. No poseían. Así lo reconoció Pedro más tarde, en nombre de los de-
obstante todo esto, Jesús elogia a Juan Bautista (Mt 11,7-11) y la Iglesia lo considera como
santo. más: "Nosotros ya lo hemos dejado todo y te hemos seguido" (Mt
13
El Vaticano II afirma, por supuesto, que "no podrán salvarse quienes, sabiendo que 19,27 par). El acento no se pone en el desprendimiento afectivo,
la Iglesia católica fue instituida por Jesucristo como necesaria, no quieran entrar o perma- sino en el despojo efectivo. Aquellos hombres, efectivamente, se
necer en ella" (LG 14,1). Pero al mismo tiempo afirma: "Los que inculpablemente descono-
cen el evangelio de Cristo y su Iglesia, y buscan con sinceridad a Dios, y se esfuerzan bajo quedaron sin nada.
el influjo de la gracia en cumplir con las obras de su voluntad, conocida por el dictamen de
la conciencia, pueden conseguir la salvación eterna" (LG 16). Por lo demás, como es sabido, La misma exigencia inicial de despojo total vuelve a aparecer
en la Edad Media hubo una serie de afirmaciones del magisterio según las cuales "fuera de cuando Jesús envía a los discípulos a misionar, tanto en el caso de
la iglesia no hay salvación": Inocencio III (DS 792); concilio IV de Letrán (DS 802);
Bonifacio VIH, Unam sanctam (DS 870); concilio de Florencia (DS 1351). Pero hay que los doce (Mt 10,5) como cuando mandó a un grupo más numeroso,
tener en cuenta que aquella antigua fórmula magisterial ha de ser leída de acuerdo con la los setenta y dos (Le 10,1). Las palabras de Jesús son tajantes: "No
mentalidad de la época. Como acertadamente ha escrito I. Riudor, "por aquella época el os procuréis oro, ni plata, ni calderilla para llevarla en la faja ni
mundo se identificaba prácticamente con el mundo cristiano. Muy candorosamente se creía
que el evangelio ya había llegado a todo el orbe y que el que no se hacía cristiano era porque
cerraba voluntariamente sus ojos a la luz. Y el que dejaba la Iglesia católica era siempre 14
Las palabras de Jesús, en este caso, no se refieren solamente a la pobreza, sino, en
culpable". Iglesia de Dios, Iglesia de los hombres I, Madrid 1972, 214. Información biblio- general, a la disponibilidad y más en concreto al itinerario dramático hacia el sufrimiento
gráfica sobre este asunto en B. A. WILLEMS, Necesidad de la Iglesia para la salvación, en y la cruz. Cf P. BONNARD, L'évangile selon saint Matthieu, 118. Pero es claro que eso no
"Concilium" 1 (1965) 114-127. excluye, sino que supone evidentemente la renuncia al dinero y a toda instalación.

116 117
tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni es mandar a todo aquel gentío que se vayan a comprar para comer
bastón" (Mt 10,9-10)15; "no llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias" (Me 6,36). Es decir, se trata, como es natural, del dinero como
(Le 10,4). medio de subsistencia. Frente a eso, lo que Jesús propone es: "dad-
les vosotros de comer" (Me 6,37). O sea, compartid con ellos lo
Pero sin duda alguna donde aparece con más evidencia esta poco que tenéis. Y a partir de ahí, mediante ese gesto, se produjo
condición indispensable de admisión en la comunidad es en el caso el milagro de la abundancia, hasta saciarse todos y sobrar en exceso
del joven rico: el primer paso que se le exige para seguir a Jesús y (Me 6,42-44). El mismo hecho se vuelve a repetir poco después (Me
entrar en el grupo es vender todo lo que tiene y dárselo a los pobres 8,1-10; Mt 15,32-39)l8.
(Mt 19,21). Aquí conviene notar que esta exigencia de renunciar a
todo es condición necesaria no para heredar la vida eterna, sino En resumen, la condición indispensable de admisión en el grupo
para entrar en el reino de Dios, que es lo que Jesús dice cuando cristiano es la renuncia al dinero y a toda atadura humana. Porque
afirma: "Más fácil es que entre un camello por el ojo de una aguja la comunidad de Jesús se construye sobre la base del compartir.
que no que entre un rico en el reino de Dios" (Mt 19,24). O sea, es Sólo a partir de esta base se puede construir la comunidad cristiana.
imposible que un rico, uno que sirve al dinero (Mt 6,24), entre en En ella el proyecto de compartir tiene que sustituir al proyecto
la comunidad 16. humano de poseer. Por consiguiente, Jesús quiere una sociedad
nueva y distinta, asentada sobre otras bases. De ello hablaremos
Este ideal de pobreza no consistía en el solo hecho de la renun-
más adelante.
cia por la renuncia, como un valor ascético aceptable por sí mismo.
Consistía más bien en el ideal de compartir lo que se tiene con los
que no tienen, sean o no sean del grupo17. Por lo demás, sabemos
que en la comunidad de Jesús había bolsa común (Jn 12,6). Como 4. £1 programa de vida
también sabemos que Jesús educó a los discípulos en esta nueva
mentalidad. Así se advierte claramente en el relato de la multipli- Jesús presenta al grupo cristiano un programa de vida y acción.
cación de los panes (Me 6,30-46 par). La reacción, humanamente Se trata de las bienaventuranzas (Mt 5,3-12; Le 6,20-26). Tanto
lógica, de los discípulos ante una masa enorme de gente hambrienta Mateo como Lucas sitúan esta proclamación programática de Je-
sús, dirigida a los discípulos (Mt 5,1; Le 6,20), en contextos muy
15
El sentido de estas palabras no es el de una pobreza ascética, recomendable por significativos: Mateo inmediatamente después de la convocación
sí misma, sino el de una disponibilidad absoluta para la proclamación del Reino. de los primeros seguidores (Mt 4,18-25) y en el comienzo del gran
Cf P. BONNARD, o.c, 144-145. También en esto se pone de manifiesto que la comunidad de
Jesús exige necesariamente la renuncia al dinero. discurso de proclamación del reino de Dios (Mt 5-7); Lucas a
16
La relación entre el reino de Dios y la comunidad es tan estrecha, que Jesús afirma continuación de la elección de los doce (Le 6,12-16) y cuando Jesús
que "es decisión de vuestro Padre daros el Reino a vosotros" (Le 12,32), es decir, a los
discípulos (cf Le 12,22). Los discípulos son los que comprenden los secretos del Reino (Mt se reúne con otro buen número de discípulos (Le 6,17). Se trata,
13,11). Jesús les confiere el Reino a los discípulos que se han mantenidofielesjunto a él (Le por tanto, del programa básico que Jesús presenta a la comunidad.
22,28-29). A Pedro, como portavoz del grupo, se le entregarán las llaves del Reino (Mt
16,19). Por lo demás, la vinculación entre el grupo y el Reino se pone en relación directa con Ahora bien, lo primero que aparece en este programa es que
la renuncia al dinero (Le 12,33-34). Es verdad que el Reino, en la predicación de Jesús,
rebasa los límites de la Iglesia y no se puede identificar con ella sin más. Pero es claro que
18
la comunidad hace presente en el mundo la fuerza salvadora y las promesas del Reino; las Lo importante, en el segundo relato de la multiplicación de los panes, que aparece en
fuerzas del Reino actúan en la comunidad de Jesús igual que en él. Cf R. SCHNACKENBURG, Me y Mt, no es el hecho de que efectivamente se repitiera el milagro por segunda vez, ya que
Reino y reinado de Dios, Madrid 1970,210-211. Desde este punto de vista, se puede afirmar lo más probable es que no hubiera sino una sola multiplicación. Cf P. BENOIT, E. BOISMARD,
que la comunidad de Jesús es la realización del Reino en su estadio presente, que anticipa Synopse des quatre évangiles II, París 1972, 239. Lo importante es que en los evangelios
el futuro. aparecen hasta seis relatos de multiplicación de panes (Mt 14,13-21; 15,32-39; Me 6,30-44;
17 8,1-10; Le 9,10-17; Jn 6,1-13), lo que hace pensar que las comunidades dieron a este hecho
Precisamente esta apertura hacia los pobres en general, no restringida a la secta, es lo
que distingue a la comunidad de Jesús de los grupos esenios, que practicaban la comunica- una importancia excepcional. Por lo demás, no se trata de aceptar la interpretación de
ción de bienes, pero sólo entre ellos. Cf L. MARCHAL, en Dict. de la Bibl. Suppl. II, 1114. J. Weis, según el cual todo se redujo a que Jesús y los discípulos repartieron sus provisiones
En la comunidad de Jesús se practicaba el compartir con los pobres en general: Le 12,33; y la gente siguió el mismo ejemplo. No. Se trata de un hecho milagroso, que tiene una
Me 14,5 par. relación directa con la eucaristía. Cf P. BONNARD, L'évangile selon saint Matthieu, 218.

118 119
Jesús promete a sus discípulos la felicidad l9. Una felicidad que no porque ésos van a recibir ayuda" (Mt 5,7). En la comunidad de
proviene de los valores que el mundo considera necesarios para ser Jesús a nadie le va a faltar nada, porque todo va a estar a disposi-
feliz, sino exactamente de todo lo contrario. Por consiguiente, el ción de todos. Y más en el fondo, la causa que aduce la sexta
programa del grupo cristiano comporta una transmutación de va- bienaventuranza: en la comunidad todos serán personas de un
lores20. La tarea de Jesús se encamina, ante todo y sobre todo, a corazón limpio (Mt 5,8), es decir, gente sin mala intención, sin
rehacer al hombre, devolviéndole la dicha y la paz. ideas torcidas, incapaces de traicionar. Por eso tales personas "van
Más adelante tendremos ocasión de analizar detenidamente el a ver a Dios". Esta expresión —que es netamente cultual— quiere
contenido de las bienaventuranzas. De momento, como resumen decir que los miembros de la comunidad van a ser personas que
sintético, podemos decir lo siguiente: el programa de vida que existen para servir a los demás22.
Jesús propone a su comunidad consiste, ante todo, en elegir ser En la séptima bienaventuranza, Jesús elogia a los miembros de
pobres (primera bienaventuranza: Mt 5,3; Le 6,20), para tener de la comunidad porque van a trabajar por la paz (Mt 5,9). La comu-
verdad solamente a Dios por rey21. Se trata de la condición de nidad cristiana va a ser una fuente de reconciliación y de armonía
admisión en el grupo cristiano. Jesús acepta entre los suyos sola- entre los hombres, de tal manera que así se va a instaurar un orden
mente a quienes no reconocen como absolutos ni al poder, ni al nuevo, no basado en la represión y la competitividad, sino en la
dinero, ni al prestigio, sino únicamente a Dios. igualdad y en la aceptación incondicional del otro. Aquí se trata de
De este planteamiento de base se siguen tres consecuencias: en la actividad del grupo en la sociedad ambiente, no sólo a nivel
primer lugar, los que sufren van a dejar de sufrir (segunda bien- interpersonal (reconciliar a los individuos entre sí), sino además en
aventuranza: Mt 5,4; Le 6,21); en segundo lugar, los sometidos van el ámbito de lo social y político, que tan fuertemente condiciona la
a salir de su situación humillante y humillada (tercera bienaventu- convivencia humana.
ranza: Mt 5,5); en tercer lugar, los que tienen hambre y sed de Finalmente, la última bienaventuranza elogia a los que "viven
justicia van a ser saciados (cuarta bienaventuranza: Mt 5,6). Estas perseguidos por su fidelidad" (Mt 5,10). La razón de esta persecu-
promesas de Jesús expresan la abundancia mesiánica, que colma ción está en que el orden presente (el "mundo") no tolera de ningu-
las aspiraciones del hombre hasta rebosar. na manera el programa de vida y acción que la comunidad vive.
Las tres bienaventuranzas siguientes exponen las razones pro- Ponerse a practicar el programa de la comunidad de Jesús es una
fundas de esta situación desconcertante. Ante todo, lo que se dice cosa que no se puede hacer impunemente. El sistema establecido se
en la quinta bienaventuranza: "Dichosos los que prestan ayuda, siente amenazado por unas personas que comunitariamente no
aceptan el dinero, el poder y el prestigio como bases de la organi-
" La vida del discípulo de Jesús está marcada, ante todo, por el mensaje central de las zación social.
parábolas del tesoro en el campo (Mt 13,44) y de la perla (Mt 13,45-46): la "buena noticia"
de Jesús proporciona una alegría tal que subyuga toda la vida. Cf J. JEREMÍAS, Las parábolas
de Jesús, 240-244. Lo primero es una felicidad desbordante; de ahí se sigue todo lo demás.
20
Como ha observado muy bien J. Jeremías, con la venida de Jesús las situaciones se 5. La actitud básica en la comunidad
invierten: lo oculto se manifiesta (Mt 6,4.6.18; 10,26 par); los pobres se vuelven ricos (Le
6,20); los últimos, primeros (Me 10,31); los pequeños, grandes (Mt 18,4); los hambrientos
se hartan (Le 6,21); los tristes son consolados (Mt 5,4); los enfermos son sanados, los ciegos En la comunidad de Jesús se exige una actitud fundamental: el
ven, los cojos andan, los leprosos son curados, los sordos oyen (Mt 11,5); los cautivos y los servicio. Concretamente, el servicio a los demás. La afirmación de
maltratados son liberados (Le 4,18); los humildes, ensalzados (Mt 23,12; Le 14,11; 18,14); Jesús en este sentido es tajante: "Sabéis que los jefes de las naciones
los sumisos se convierten en dominadores (Mt 5,5); los miembros del pequeño rebaño, en
reyes (Le 12,32); los muertos, en vivientes (Mt 11,5). Cf J. JEREMÍAS, Las parábolas de Jesús,
267-268; ID, Jesús ais Weltvollender, Gütersloh 1930, 69s. A lo cual hay que añadir el 22
Como demuestra J. DUPONT, Les beatitudes III, 566, "ver a Dios" tiene resonancias
trastorno radical de situaciones establecidas que anuncia María en su visita a Isabel: derriba cultuales o litúrgicas: se trata de estar en la presencia de Dios para rendirle homenaje. Pero
a los poderosos y exalta a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos aquí es fundamental tener en cuenta que el culto, el templo y la liturgia se transforman
los despide vacíos (Le 1,52-53). radicalmente en el Nuevo Testamento, en el sentido de servicio a los demás. Cf J. M.
21
Cf J. M. CASTILLO, La alternativa cristiana, Salamanca 1979, 42-43. CASTILLO, Oración y existencia cristiana, Salamanca 1975, 149-151.

120 121
las tiranizan y que los grandes las oprimen. No será así entre que en el grupo cristiano tiene que reinar la más absoluta igualdad,
vosotros. Al contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro; y hasta el punto que ni siquiera Jesús se comporta como "Señor" (Jn
el que quiera ser el primero, sea esclavo vuestro. Igual que este 13,13) y llama a los discípulos "amigos" (Le 12,4; Jn 15,15) y
hombre no ha venido a que le sirvan, sino a servir y dar su vida en "hermanos" (Mt 28,10; Jn 20,17). Se trata de la igualdad absoluta,
rescate por todos" (Mt 20,25-28 par). de la que luego Pablo va a hablar en términos elocuentes (ICor
El tema del servicio aparece aquí en un contexto doblemente 3,21-23; Rom 14,7-9; Gal 3,27; Col 3,11).
polémico: el servicio de Jesús y de sus discípulos se opone a una
doble dominación, la política y la religiosa. Es decir, se trata no
sólo de rechazar el estilo y la forma de dominación política, sino 6. La comunidad como alternativa
también la ambición y el autoritarismo de los líderes religiosos.
Porque en realidad ambas cosas se daban en el sistema político-re- Resumiendo lo que se ha dicho hasta aquí, resulta lo siguiente:
ligioso del pueblo judío. el grupo o comunidad que forma Jesús no está pensado primor-
dialmente para asegurar la salvación de las almas en la otra vida,
En contraste con lo que pasaba en la sociedad ambiente, y en puesto que eso se puede conseguir, y de hecho se consigue, también
contraste también con lo que sigue pasando en nuestros días, Jesús fuera de la comunidad. Tampoco la comunidad se organizó para
no tolera que nadie se imponga a nadie en la comunidad. Todo lo santificar a las almas, mediante la conversión individual e interior
contrario, en el Reino que predica Jesús es condición básica poner- de los corazones. La conversión de los individuos fue ya el resulta-
se el último: "Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como estos do de la predicación de Juan Bautista (Me 1,5). Pero tal conversión
chiquillos, no entraréis en el reino de Dios; o sea, cualquiera que se no fue suficiente. Por eso hizo falta la venida de otro "más fuerte"
haga tan poca cosa como el chiquillo este, ése es el más grande en (Me 1,7).
el reino de Dios" (Mt 18,3-5 par). En la sociedad judía del tiempo
de Jesús, el niño es el ser que no cuenta, el que no tiene ninguna Este otro "más fuerte" fue Jesús. Más fuerte no sólo porque era
importancia, de tal manera que se alineaba con los sordomudos y superior a Juan Bautista, sino además porque su mensaje y su\
los idiotas23. Por lo tanto, Jesús afirma que en la comunidad los proyecto tenían una fuerza muy superior a todo lo que hizo y dijo
primeros tienen que ser los más despreciados, los que no sirven el Bautista. En efecto, Jesús no se limitó a convertir a los indivi-
para nada. duos, sino que desde el primer momento se dedicó a formar un
grupo de discípulos a los que, cada vez más y más, dirigió su
Por consiguiente, en la comunidad de Jesús no puede haber ni atención y su mensaje. En el grupo se vivió el despojo total de los
ambición ni deseo de poder o dominación. Por eso Jesús prohibe bienes, se compartió lo que cada uno tenía, se procuró a toda costa
a los suyos la utilización de títulos honoríficos. Y así, "padre", que nadie se impusiera a los demás, se convivió con Jesús, con su
"abad", "papa" (es la misma palabra en tres lenguas distintas) están estilo y su forma de comportarse ante los ricos y ante los pobres,
prohibidos en Mt 23,9; "maestro", prohibido en Mt 23,8; "doctor", ante los dominadores y los dominados, ante la religión establecida
en Mt 23,10; "señor", y lógicamente también "monseñor", en Le y ante los poderes públicos.
22,25; "excelencia" y "eminencia" no cuadran con Mt 20,26-27;
23,11; Me 9,35; 10,43-44; Le 22,25; Jn 15,13-1524. Por el contrario, ¿Qué pretendió Jesús con todo esto? Sencillamente, ofrecer una
en la comunidad, dice Jesús, "todos sois hermanos" (Mt 23,9) y "el alternativa al modelo de convivencia y de sociedad en que vivimos.
más grande de vosotros será servidor vuestro" (Mt 23,11). De ahí Frente a la convivencia y a la sociedad basadas en el tener, el poder
y el subir, Jesús ofrece la alternativa de la comunidad cristiana,
11
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 265, nota 89; cf también basada en el compartir, el servicio y la solidaridad. Por supuesto,
J. BLINZLER, Kind und Kónigreich Gottes, en "Klerusblatt" 38 (1944) 95, citado por J. la pequeña comunidad cristiana no puede ser una alternativa al
DUPONT, o.c, III, 171, nota 3; A. OEPKE, en TWNTV, 636-653.
24
La observación y la enumeración de estos títulos ha sido hecha por H. U. VON conjunto de la sociedad en cuanto tal. Porque para eso hace falta
BALTHASAR, Ensayos teológicos II, Madrid 1964, 475-476. la mediación política, tema del que hablaremos más adelante, en
122 123
otro capítulo. Pero la comunidad cristiana tiene que ser una alter- impresionante: Jesús los llama asesinos (Me 12,1-12) y les dice que
nativa válida a los principios y valores sobre los que se asienta la Dios les ha quitado el Reino (Mt 21,33-46); compara a los dirigen-
sociedad y el sistema vigente. A partir de los principios y valores tes con unos chiquillos insensatos e inconsecuentes (Mt 11,16-19;
que propugna la comunidad cristiana, se debe organizar la actua- Le 7,31-35)25; les dice que son una "carnada de víboras" y malas
ción política de los cristianos. Pero de eso hablaremos en su mo- personas (Mt 12,34)26; los llama "gente perversa e idólatra" (Mt
mento. 12,39); les echa en cara constantemente que son unos hipócritas
(Mt 6,1-6.16-18; 15,7; 23,13.15.23.25.29; Le 13,15) y que su levadura
Por consiguiente, queda claro que la tarea fundamental de Jesús es la hipocresía (Le 12,2); los llama ciegos y guías de ciegos (Mt
consistió en la formación de la comunidad. Esto quiere decir, ob- 15,14; 23,16.19.24); les dice que son unos necios (Mt 23,17) y unos
viamente, que Jesús vio claramente, desde el primer momento, que "sepulcros blanqueados" (Mt 23,27) o "tumbas sin señal" (Le
lo más urgente para la implantación del reino de Dios es la existen- 11,44), insensatos llenos de robos y maldades (Le 11,39-41) y que
cia de la comunidad cristiana. Ni las prácticas religiosas por sí además son incorregibles (Mt 19,8), que el culto que practican es
solas, ni la observancia de la ley por sí sola, ni la ascesis individual inútil (Mt 15,8-9), asegura que los publícanos y las prostitutas son
por sí sola, ni tampoco la revolución violenta por sí sola son instru- mejores que los dirigentes (Mt 21,31-32) y que pasan por alto la
mentos adecuados para la implantación del reinado de Dios. Sólo justicia y el amor de Dios (Le 11,42); a los juristas les echa en cara
cuando los hombres se ponen a hacer comunidad, reproduciendo que abruman a la gente con cargas insoportables, mientras ellos ni
el modelo de la comunidad de Jesús, se puede decir que estamos las rozan con el dedo (Le 11,46); y denuncia que han guardado la
construyendo el reino de Dios. He ahí lo que debe constituir la llave del saber engañando al pueblo (Le 11,52); pone en ridículo a
tarea fundamental de todo cristiano. los fariseos y su piedad (Le 18,9-14), lo mismo que ridiculiza al
clero, que queda por debajo de un hereje samaritano (Le 10,30-37);
desacredita a los letrados ante el pueblo, echándoles en cara que
7. La denuncia
25
Aquí es importante comprender que Jesús no se refiere a la gente en general, sino a
La tarea de Jesús no se redujo solamente a formar el grupo un grupo determinado de personas. Así se demuestra por el uso de genea (generación), que
significa, ante todo, el clan o la familia, la estirpe; y que en sentido ético se aplica al grupo
cristiano, la nueva comunidad de salvación. Su actividad fue mucho de individuos que se comportan de determinado modo, malo (Sal 12,8s) o bueno (Sal 24,6).
más lejos. Él sabía perfectamente que el enemigo número uno de su Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, Madrid 1981, 114. Este grupo de
proyecto, el proyecto del reino de Dios, es el sistema establecido personas se localiza principalmente en los dirigentes, ya que el pueblo llano sí hizo caso del
mensaje de Juan Bautista (Mt 3,5-6; Le 3,7). Los que dudaron de Juan Bautista y no
sobre el dinero, el poder y el prestigio. Y sabía también que los hicieron caso de sus palabras fueron principalmente las autoridades judías de Jerusalén, que
dirigentes del sistema son, y tienen que ser, los más encarnizados enviaron agentes para someter a Juan a un interrogatorio (Jn 1,19).
26
enemigos de su proyecto y de su comunidad. Por todo ello, los La acusación va dirigida contra los fariseos (Mt 12,24). Es verdad que los fariseos
eran, por lo general, gente del pueblo. Cf J. JEREMÍAS, Jerusalén en tiempos de Jesús,
enfrentamientos entre Jesús y los dirigentes no tardaron en venir, Madrid 1977, 261. Pero, como indica el mismo Jeremías, las relaciones entre fariseos y
es decir, se produjeron apenas Jesús empezó a predicar y a poner escribas eran tan estrechas, que no se les puede separar con seguridad (o.c, 261). En este
en acción su proyecto. De ello nos ha dejado buena muestra el sentido, hay autores que identifican sin más a los escribas con los fariseos: L. BAECK, Die
Pharisáer, Berlín 1927, 33-71; R. T. HERFORD, The Pharisees, London 1924. Más crítico en
evangelio de Marcos: los conflictos empiezan casi desde el primer este sentido es R. WELLHAUSEN, Die Pharisáer und die Sadducüer, Greifswald 1847; también
momento (Me 2,1-12.13-17.23-28; 3,1-6; 8,11-12 par). L. FINKELSTEIN, The Pharisees. The Sociological Background of their Faith, Philadelphía
1966. En los evangelios se asocian constantemente los fariseos y los escribas (Mt 5,20; 12,38;
Pero interesa ver todo esto más de cerca. Es verdad que todos 15,1; 23,2.13.15.23.25.27.29; Me 2,16; 7,15; Le 5,21.30; 6,7; 11,53; 15,2; Jn 8,3; cf He 23,9).
Es más, sabemos que había escribas del partido de los fariseos (Me 2,16; He 23,9). Pero de
tenemos una cierta idea de los ataques de Jesús contra los judíos, los escribas sabemos con toda seguridad que eran de los grupos más influyentes en aquella
contra los fariseos y contra los sacerdotes. Pero seguramente nunca sociedad; eran de hecho la nueva clase superior. Cf J. JEREMÍAS, O.C., 249. De ahí que los
nos hemos parado a reflexionar seriamente sobre este asunto. Por evangelios los asocian constantemente a los sumos sacerdotes (Mt 16,21; 20,18; 21,15; 27,41;
Me 8,31; 10,33; 11,18.27; 14,1.43.53; 15,1.31; Le 9,22; 19,47; 20,1.19; 22,2.66; 23,10) y a los
eso interesa hacer aquí una enumeración de las cosas que dijo Jesús ancianos o senadores (Mt 26,57; Me 14,43.53; 15,1; Le 9,22; He 4,5; 6,12). Estos datos se
contra los dirigentes. La lista de ataques y hasta de insultos resulta deben tener en cuenta siempre que se habla de los fariseos.

124 125
"se comen los bienes de las viudas con pretexto de largos rezos" (Le CAPÍTULO 9
20,45-47); denuncia que los saduceos no entienden las Escrituras LA PERSONALIDAD DE JESÚS
(Me 12,24); amenaza a los ricos, a los satisfechos y a los que ríen
(Le 6,24-26). En el evangelio de Juan, los enfrentamientos entre
Jesús y los dirigentes judíos se repiten constantemente. Es verdad
que Juan no especifica, como lo hacen los sinópticos, a qué grupos
dirigentes se dirige Jesús en sus repetidos ataques. Pero hay que
tener presente que cuando Jesús habla de los "judíos", se refiere a
los dirigentes, a no ser que el contexto indique otra cosa27. Pues
bien, a esos dirigentes les dice Jesús que ni escuchan a Dios ni
observan su mensaje (Jn 5,38); les echa en cara que sólo buscan
honores y no llevan dentro el amor de Dios (Jn 5,41-44); los llama
idólatras, lo que ellos interpretan como si les llamara hijos de mala
madre (Jn 8,41); les dice que no conocen a Dios (Jn 8,54-55) y los PARA COMPRENDER a fondo el mensaje de Jesús no basta
califica de ladrones y bandidos (Jn 10,8). conocer lo que él dijo y lo que él hizo. Además de eso, es necesario
saber quién fue Jesús de Nazaret. Es decir, se trata de comprender
Es claro que si todas estas cosas no estuvieran en los evangelios, no sólo sus palabras y sus obras, sino especialmente su personali-
nos resultaría casi imposible creerlas. Nadie se imagina a Jesús dad. Es verdad que el misterio profundo que se encierra en la
hablando de esta manera, porque la imagen que de él nos ha ofre- persona de Jesús será objeto de estudio en el capítulo 12. Pero
cido la predicación y la literatura religiosa es completamente dis- también es cierto que ese misterio no será debidamente entendido
tinta. Sin embargo, ahí están los testimonios de los cuatro evange- sino a partir de lo que vamos a estudiar en el presente capítulo.
lios, para decirnos hasta qué punto la imagen usual de Jesús, como
una persona dulce y bonachona, es completamente falsa. Por otra Muchas personas tienen una determinada imagen de Jesús, la
parte, es evidente que si quitamos de los evangelios todo lo que se imagen que mejor encaja con sus inclinaciones personales y con la
refiere a los enfrentamientos de Jesús con los dirigentes, mutilamos propia manera de ver la vida. Por eso unos se imaginan a Jesús
esencialmente lo que el mensaje del Nuevo Testamento nos quiere como una especie de ser celestial y divino, que poco tiene que ver
transmitir. Y lo que nos quiere transmitir es muy claro: que Jesús con lo que es un hombre de carne y hueso. Mientras que otros, por
fue el más radical de todos los profetas, porque no transigió con la el contrario, se figuran a Jesús como si hubiera sido un revolucio-
injusticia y la opresión que las clases dirigentes ejercían sobre el nario socio-político o un anarquista subversivo, que pretendió lu-
pueblo, falseando de esa manera el significado de la religión. char contra la dominación romana en Palestina. Evidentemente,
Jesús no pudo ser ambas cosas. Lo cual quiere decir que por un
lado o por otro se falsea la imagen de Jesús. Pero lo más grave, en
este asunto, no es que se falsifique la imagen de Jesús. Lo más
importante es que esa imagen falsificada determina de manera
27
El término "judíos" se refiere siempre, en el evangelio de Juan, a los enemigos de decisiva la espiritualidad de las personas y su propia comprensión
Jesús. Cí R. MEYER, en DTNTM, 370. Si el contexto no sugiere otra cosa, se refiere a los
dirigentes judíos. Ellos son los que mandan sacerdotes y levitas a interrogar a Juan Bautista fundamental del cristianismo. Por eso hay quienes sólo piensan en
(Jn 1,19); interrogan a Jesús cuando lo del templo (Jn 2,18.20); son los que intervienen el dulce Jesús del sagrario, que les consuela en su intimidad y les
cuando lo de la curación del paralítico (Jn 5,10.15.16.18); son los que quieren matar a Jesús mantiene alejados de las preocupaciones del mundo. Mientras que
(Jn 7,1); intervienen en el caso del ciego de nacimiento (Jn 9,18); a ellos tienen miedo los
padres del ciego (Jn 9,22), porque eran los que podían expulsar de la sinagoga (Jn 9,22); en el extremo opuesto están los que sólo tienen en su cabeza al
ellos son los que envían policías a prender a Jesús (Jn 18,12); ellos son los que intervienen Cristo luchador y violento que golpeaba con su látigo a los comer-
en la pasión de Jesús (Jn 18,14; 19,7.12.14.31.38); a ellos tienen miedo los discípulos (Jn ciantes del templo. He ahí dos espiritualidades diametralmente
20,19).

126 127
opuestas, basadas en dos cristologías también diametralmente con- templo y el sacerdocio. Pues bien, vamos a estudiar la conducta de
trarias. Jesús ante tales instituciones.
Por otra parte, esta diversidad de imágenes de Jesús nos da idea
de un hecho: la figura de Jesús, precisamente por su extraordinaria
riqueza, se presta a toda clase de imaginaciones y hasta de manipu- a) Jesús y la ley
laciones. De ahí la necesidad que tenemos de estudiar a fondo
quién y cómo fue Jesús de Nazaret. Es verdad que, a tantos años Ante todo, la libertad en relación a la ley. Sabemos que la ley
de distancia, nadie podrá decir, con absoluta objetividad, que él religiosa era la institución fundamental del pueblo judío. Este pue-
posee la imagen exacta de Jesús. Pero también es cierto que, ana- blo era, en efecto, el pueblo de la ley. Y su religión, la religión de
lizando los evangelios, en ellos se pueden descubrir, con suficiente la ley. De tal manera que la observancia de dicha ley se consideraba
claridad, los rasgos más característicos de la personalidad de Jesús. como la mediación esencial en la relación del hombre con Dios.
Ahora bien, yo creo que esos rasgos son fundamentalmente tres: en Por eso violar la ley era la cosa más grave que podía hacer un
primer lugar, su libertad; en segundo lugar, su cercanía a los mar- judío. Hasta el punto de que una violación importante de la ley
ginados, y en tercer lugar, su fidelidad al Padre del cielo. El análisis llevaba consigo la pena de muerte '.
de estos tres puntos será el contenido del presente capítulo. Pues bien, estando así las cosas, el comportamiento de Jesús
con relación a la ley se puede resumir en los siguientes cuatro
puntos:
1. Hombre libre
1) Jesús quebrantó la ley religiosa de su pueblo repetidas ve-
En el capítulo 10 vamos a estudiar detenidamente por qué ma- ces: al tocar a los leprosos (Me 1,41 par), al curar intencionada-
taron a Jesús. Pero ya desde ahora hay que decir algo que es mente en sábado (Me 3,1-5 par; Le 13,10-17; 14,1-6), al tocar los
enteramente fundamental: con relativa frecuencia, los cristianos cadáveres (Me 5,41 par; Le 7,14).
tenemos el peligro de dar una respuesta demasiado simplista a la 2) Jesús permitió que su comunidad de discípulos quebrantase
pregunta de por qué mataron a Jesús. Lo mataron —se suele decir la ley religiosa y defendió a sus discípulos cuando se comportaron
a veces— porque tenía que morir, ya que ése era el designio y la de esa manera: al comer con pecadores y descreídos (Me 2,15 par),
voluntad del Padre del cielo. A mí me parece que eso es una al no practicar el ayuno en los días fijados en la ley (Me 2,18 par),
respuesta demasiado simplista, porque aquello tuvo una historia y al hacer lo que estaba expresamente prohibido en sábado (Me 2,23
en aquella historia hubo unas razones, unos hechos, unas causas y par), al no observar las leyes sobre la pureza ritual (Me 7,11-
unas consecuencias. Para decirlo brevemente: a Jesús lo mataron 23 par).
porque él se portó de tal manera, habló y actuó de tal forma, que
en realidad terminó como tenía que terminar una persona que 3) Jesús anuló la ley religiosa, es decir, la dejó sin efecto y, lo
actuaba como actuó Jesús en aquella sociedad. Quiero decir, el que es más importante, hizo que la violación de la ley produjera el
comportamiento de Jesús fue de tal manera provocativo, desde el efecto contrario, por ejemplo al tocar a los leprosos, enfermos y
punto de vista de la libertad, que aquello terminó como tenía que cadáveres. Es llamativo, en este sentido, la utilización del verbo
terminar en aquel pueblo y en aquella cultura. "tocar" (áptomai) en los evangelios (Me 1,41 par; Mt 8,15; 14,36;
Me 3,10; 6,56; Le 6,19; Mt 20,34; Me 8,22; 7,33; 5,27.28.30.31 par;
Es posible que a más de uno le parezca demasiado fuerte este Le 8,47). Las curaciones que hace Jesús se producen "tocando".
juicio. Sin embargo, enseguida se comprenderán las razones que Ahora bien, en todos estos casos, en lugar de producirse la impu-
tengo para hablar de esta manera. Por eso vamos a analizar el reza que preveía la ley (cf Lev 13-15; 2Re 7,3; Núm 19,11-14; 2Re
comportamiento de Jesús en relación a las grandes instituciones de
su tiempo. Tales instituciones eran cuatro: la ley, la familia, el Cf H. H. ESSER, en DTNTII, 418-421, con bibliografía abundante en p. 431-432.

128 129
23,1 ls), lo que sucede es que el contacto con Jesús produce salud, ley en su sentido más fuerte, llegando a afirmar algo que para la
vida y salvación. mentalidad judía era asombroso y escandaloso: que no es el hombre
4) Jesús corrigió la ley e incluso se pronunció expresamente para la ley, sino que la ley está sometida al hombre, porque "el
en contra de ella en más de una ocasión: al declarar puros todos los sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado: así
alimentos (Me 7,19) y cuando anuló de manera terminante la legis- que el hombre es señor también del sábado" (Me 2,28 par)4.
lación de Moisés sobre el privilegio que tenía el varón para sepa- Por otra parte, en todo este asunto hay que tener en cuenta que
rarse de la mujer (Me 10,9 par)2. estos actos contra la ley llevaban consigo, muchas veces, la pena de
muerte. El caso más claro, en este sentido, es la violación del
Como se ve, la lista de hechos contra la ley resulta impresionan- sábado. El evangelio de Marcos nos cuenta, a este respecto, cómo
te. Pero todavía, sobre estos hechos, hay que advertir dos cosas. En la primera violación se produce al arrancar espigas en sábado (Me
primer lugar, en la religión judía del tiempo de Jesús había dos 2,23-28). Y entonces Jesús es advertido públicamente de su delito
clases de ley: por una parte estaba la tora, que era la ley escrita, es (Me 2,24). Pues bien, a renglón seguido, Jesús vuelve a reincidir y
decir, la ley que propiamente había sido dada por Dios; por otra de manera pública y provocadora, en la misma sinagoga, al curar
parte, estaba la hallachach, que era la interpretación oral que los al hombre del brazo atrofiado (Me 3,1-6 par). De ahí que el evan-
letrados (escribas y teólogos de aquel tiempo) daban de la tora. gelio termina el relato diciendo: "Nada más salir de la sinagoga, los
Pues bien, estando así las cosas, es importante saber que Jesús no fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar
sólo quebrantó la hallachach, sino incluso la misma tora, es decir, con Jesús" (Me 3,6). Jesús ya estaba sentenciado a muerte. Es
la ley religiosa en su sentido más fuerte, la ley dada por Dios. Así decir, Jesús ya se había jugado la vida, precisamente por mostrarse
cuando Jesús toca al leproso, se opone directamente a lo mandado soberanamente libre frente a la ley5. Además, por si todo esto
por Dios en la ley de Moisés (Lev 5,3; 13,45-46); cuando permite fuera poco, hay que tener en cuenta que Jesús curaba a la gente
que sus discípulos arranquen espigas en sábado y justifica esa con- preferentemente en sábado. Así se desprende claramente del relato
ducta, se opone igualmente a la ley mosaica (Éx 31,12-17; 34,21; del evangelio de Lucas: cuando Jesús cura en sábado a una mujer
35,2); lo mismo hay que decir cuando vemos que toca a los enfer-
mos (contra Lev 13-15) y sobre todo a los cadáveres (contra Núm 4
Adopto aquí la traducción de J. MATEOS, Nueva Biblia Española, Madrid 1975, 1556.
19,11-14); más claramente aún cuando declara puros todos los Esta traducción supone que la expresión "hijo del hombre" no es una expresión consagrada
alimentos (contra Lev 11, 25-47; Dt 14,1-21) y expresamente con- con un matiz particular —que designaría un título mesiánico—, sino que es un simple
tradice a Moisés cuando anula la legislación sobre el divorcio (Dt semitismo para designar al hombre. La figura humana que aparece en la visión de Dan 7,13
indica que a los imperios bestiales que proceden del mar (caos) (Dan 7,1-8) va a suceder, por
24, l) 3 . En todos estos casos, Jesús se pronuncia y actúa contra la obra de Dios, un imperio regido por el hombre, no por la bestia (Dan 7,9-14). Para este
asunto, véase J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, Madrid 1981, 85-87. También
R. LEIVESTAD, Exit the Apocalyptic Son of Man, en "NTS" 18 (1971/72) 243-267; ID, Der
2
Es probable que, en este caso, el evangelio de Mateo haya reducido el conñicto de apocalyptische Menschensohn ein theologisches Phantom, en " Annual of the Swedish Theo-
fondo a la controversia entre las escuelas del judaismo contemporáneo, la de Hillel y la de logical Institute" 6 (1968) 49-105. Más tarde se ha puesto en cuestión la interpretación de R.
Achammai, con relación a los motivos suficientes para el divorcio. En este sentido se cita la Leivestad, pero sin aportar una argumentación válida para contradecir sus argumentos. Cf
alusión de Mt 19,3. Cf G. BORNKAMM, Jesús de Nazaret, Salamanca 1982, 104. Pero hay que B. LINDARS, Re-enter the Apocalyptic Son of Man, en "NTS"22(1975) 52-72. Evidentemen-
tener en cuenta que uno de los puntos adquiridos por la exégesis moderna es que el texto te, en Me 2,27-28 se trata del hombre sin más, porque si en el v. 27 se dice que el sábado ha
de Marcos nos transmite fielmente el dato original, en cuanto que las adiciones de Mateo sido hecho para el hombre, en el v. 28 la referencia no puede ser al mesías, sino al hombre
provienen probablemente de una tradición particular. Cf A. VARGAS MACHUCA, LOS casos simplemente. Es decir, lo que se afirma no es la superioridad del mesías sobre el sábado,
de divorcio admitidos por Maleo (5,32 y 19,9), en la obra en colaboración Teología y sino la primacía del hombre sobre la ley. Cf en este sentido E. KASEMANN, Exegetische
mundo contemporáneo. Homenaje a K. Rahner, Madrid 1975, 632. Versuche und Besinnungen I, 1965, 207; H. BRAUN, Spatjüdisch-háretischer undfrühchrist-
3 licher Radikalismus II, 1969, 70. Citados por W. RORDORF, Sabbat el dimanche dans l'église
Para todo esto, cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, Salamanca 1985, 294-296.
Desde este punto de vista, no podemos estar de acuerdo con las ideas de D. Flusser, según ancienne, Neuchátel 1972, 7, nota 1.
el cual "el Jesús de los sinópticos, aunque pocos se den cuenta de esto, no se enfrenta nunca 5
Hay que tener en cuenta que, según el derecho judío contemporáneo, un crimen
contra la praxis de la ley corriente en la época". D. FLUSSER, Jesús en sus palabras >• en su capital no llegaba a ser objeto de juicio sino después que el autor había sido advertido
tiempo, Madrid 1975, 57. La idea de Flusser sólo se puede mantener a base de manipular notoriamente ante testigos y quedaba asegurado de antemano que él había obrado delibe-
claramente los textos evangélicos. radamente. Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, Salamanca 1981, 323.

130 131
de su familia, Jesús le dijo: "El que echa mano al arado y sigue
encorvada, el jefe de la sinagoga, indignado por aquella violación mirando atrás, no vale para el reino de Dios" (Le 9,62). Y es que,
de la ley, le dijo a la gente: "Hay seis días de trabajo; venid esos como dice el mismo Jesús: "Si uno quiere ser de los míos y no me
días a que os curen, y no los sábados" (Le 13,14). Esto quiere decir prefiere a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus
que la gente acudía a ser curada por Jesús precisamente los sába- hermanos y hermanas, y hasta a sí mismo, no puede ser discípulo
dos, cuando eso estaba estrictamente prohibido. Señal inequívoca mío" (Le 14,26-27 par). Evidentemente, todo esto resulta extraño y
de que era precisamente el sábado el día en que Jesús curaba a los desconcertante.
enfermos. Había seis días en que se podía hacer eso sin el menor
conflicto. Pero Jesús prefiere nacerlo precisamente cuando estaba Pero la cosa no para ahí. Porque Jesús llega a decir que él ha
prohibido. Su comportamiento, en este sentido, es claramente pro- venido para traer la división precisamente entre los miembros de la
vocador. Y lo hace así por una razón muy sencilla: porque de esa familia: "¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Os digo que
manera demuestra su absoluta libertad frente a una ley que era no, división y nada más, porque de ahora en adelante una familia
esclavizante para el hombre, en cuanto que recortaba su libertad en de cinco estará dividida; se dividirán tres contra dos y dos contra
muchos aspectos. tres; padre contra hijo e hijo contra padre, madre contra hija e hija
contra madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra"
La libertad de Jesús frente a la ley contiene para nosotros una (Le 12,51-53). Es más, cuando Jesús anuncia las persecuciones que
enseñanza fundamental: el bien del hombre está antes que toda ley van a sufrir sus discípulos, concreta esas persecuciones de la manera
positiva. De tal manera que ese bien del hombre tiene que ser la más desconcertante: "Un hermano entregará a su hermano a la
medida de nuestra libertad. Así fue para Jesús. Y así tiene que ser muerte, y un padre a su hijo; los hijos denunciarán a sus padres y
también para todos los que creemos en él. los harán morir. Todos os odiarán por causa mía" (Mt 10,21-22).
Sin duda alguna, esta insistencia del evangelio al hablar de las
b) Jesús y la familia relaciones familiares de una manera tan crítica, se debe a que la
familia del tiempo de Jesús era una estructura sumamente opresiva.
Las palabras y la conducta de Jesús con respecto a la familia, El modelo de aquella familia era el modelo patriarcal7. En ese
son casi siempre críticas. Cuando Jesús llama a sus seguidores, lo modelo, el padre o patriarca tenía todos los derechos y libertades,
primero que les exige es la separación de la familia (Mt 4,18-22 mientras que la mujer y los hijos tenían que vivir en el más absoluto
par), de tal manera que a uno que quiso seguir a Jesús, pero antes sometimiento. El marido podía separarse de la mujer por cualquier
pretendió enterrar a su padre, Jesús le contestó secamente: "Sigúe- causa, hasta por el simple hecho de que a la mujer, un buen día, se
me y deja que los muertos entierren a los muertos" (Mt 8,22 par)6. le pegara la comida8. El padre era el único que podía casar a los
Y a otro que también quería seguirle, pero antes deseaba despedirse hijos e hijas con quien él quería y sin consultar a los interesados9.
El sometimiento era total y esclavizante. Y eso es lo que Jesús no
6
Para comprender el sentido de estas palabras de Jesús hay que tener en cuenta, ante tolera. Por eso las relaciones familiares del propio Jesús con su
todo, lo que representaba en aquel tiempo y en aquella cultura la obra de misericordia de
enterrar a los muertos. Se sabe que esta acción fue siempre para los hombres de la antigüe- 7
Cf W. GRUNDMANN, Los judíos de Palestina entre el levantamiento de los Macabeos y
dad una obligación humana y religiosa a un tiempo. Es decir, se trataba de algo en lo que elfin de la guerra judía, en J. LEIPOLDT y W. GRUNDMANN, El mundo del Nuevo Testamento,
se cumplía no sólo con un deber familiar, sino sobre todo con una obligación religiosa. Madrid 1973, 189.
Además, entre los judíos, el último servicio a los muertos había alcanzado tal importan- 8
W. GRUNDMANN, O.C, 194. Otro ejemplo: La mujer que salía sin llevar la cabeza
cia, que eso sólo eximía del cumplimiento de todos los mandamientos de la tora (la ley). cubierta, es decir, sin el tocado que velaba el rostro, ofendía hasta tal punto las buenas
Cf H. L. STRACK, P. BILLERBECK, Kommenlar zum Neuen Testament aus Talmud und costumbres que su marido tenía derecho, incluso deber, de despedirla, sin estar obligado a
Midrasch IV, 560; cf también I, 487ss, y IV, 578-592; M. HENGEL, Seguimiento y Carisma, pagarle la suma estipulada, en caso de divorcio, en el contrato matrimonial. Cf J. JEREMÍAS,
Santander 1981, 21, nota 25. Por lo tanto, apelar al entierro del propio padre era, en Jerusalén en tiempos de Jesús, 371.
definitiva, apelar a un deber religioso fundamental. Y eso es lo que Jesús no tolera. Porque 9
El padre podía incluso casar a una hija suya con un deforme. Cf J. JEREMÍAS, O.C, 376.
para él la fidelidad al seguimiento está por encima de cualquier otra fidelidad, por encima
Y hasta podía vender a su hija como esclava, con la sola excepción de las hijas mayores que
incluso de la religión y por encima de los deberes legales. Cf J. M. CASTILLO, El seguimiento habían cumplido los doce años y medio. Cf J. JEREMÍAS, l.c.
de Jesús, Salamanca 1986, 55.

132 133
familia tuvieron que ser enormemente críticas. En este sentido, el tructura de la "casa" como unidad básica para la Iglesia12, los
evangelio cuenta que sus parientes pensaban que Jesús estaba loco evangelios se muestran sumamente críticos a este respecto, como
(Me 3,21). Y en otra ocasión se dice que los parientes y los de su acabamos de ver. Por supuesto, no es éste el momento de hacer
casa despreciaban a Jesús (Me 6,4). De ahí que el propio Jesús una reflexión en profundidad acerca de lo que todo esto significa,
afirmó un día que su madre y sus hermanos eran los discípulos, los ya que eso nos desviaría de nuestro estudio. Pero, en todo caso,
miembros de la comunidad que le seguía (Me 3,35 par). Para Jesús, debe quedar muy claro lo que el evangelio nos viene a decir, a
la estructura comunitaria basada en la fe está antes que la estruc- saber: que el mensaje de Jesús no tolera las relaciones de someti-
tura de parentesco basada en la sangre. Porque la estructura comu- miento y dominación de unas personas sobre otras. Y es precisa-
nitaria era una estructura de igualdad, fraternidad y libertad, mien- mente por eso, porque la relación familiar se basaba en el someti-
tras que la estructura familiar era una estructura de sometimiento miento y la dominación, por lo que Jesús rechaza ese modelo de
y por eso de opresión de la persona. relación como válido para los cristianos. El proyecto de Jesús es un
proyecto por la liberación integral del hombre. En la medida en
Pero hay más. Un día dijo Jesús a sus discípulos: "No os llama- que la familia se oponía a eso, en esa misma medida Jesús rechaza
réis 'padre' unos a otros en la tierra, pues vuestro Padre es uno a la familia. He ahí la razón profunda de la libertad de Jesús con
solo, el del cielo" (Mt 23,9). Con estas palabras, Jesús rechaza el respecto a la estructura familiar.
modelo de relación familiar de sometimiento como modelo válido
para sus seguidores. Porque en la comunidad de los creyentes todos
son hermanos (Mt 23,8), es decir, todos son iguales y no hay, ni c) Jesús y el templo
puede haber, sometimiento servil de unos a otros. El título "padre"
se usaba en tiempos de Jesús para designar a los rabinos y a los Si sorprendente fue la libertad de Jesús con respecto a la familia,
miembros del gran consejo. "Padre" significaba transmisor de la más lo es su libertad con relación al templo. Para entender lo que
tradición y modelo de vida. Jesús prohibe a los suyos reconocer esto significó en aquel tiempo hay que tener en cuenta que el
ninguna paternidad terrena, es decir, someterse a lo que transmiten templo de Jerusalén era el centro de la vida religiosa de Israel,
otros ni tomarlos por modelo. Lo mismo que él no tiene padre como consta por las constantes alabanzas que se dedican al tem-
humano, tampoco los suyos han de reconocerlo en el sentido indi- plo en la literatura contemporánea del tiempo. El templo era el
cado. El discípulo de Jesús no tiene más modelo que el Padre del lugar de la presencia de Dios. Y era, por eso también, el lugar
cielo (cf Mt 5,48) y a él solo debe invocar como "Padre" (Mt 6,9)10, del encuentro con Yavé. De ahí su inviolabilidad y su sacralidad
el Padre lleno de amor y no déspota, del que nos habla ampliamente absolutas.
el evangelio.
Pues bien, estando así las cosas, lo primero que llama la aten-
En definitiva, ¿qué quiere decir todo esto? Yo tengo la impresión ción es el hecho de que los evangelios nunca presentan a Jesús
de que, hasta ahora, no se ha reflexionado suficientemente acerca participando en las ceremonias religiosas del templo. Se sabe que
de lo que significa el tratamiento que el evangelio da al tema de la Jesús iba con frecuencia al templo, pero iba para hablar a la gente,
familia. En la reflexión cristiana sobre la familia se ha puesto porque era el sitio donde el público se reunía (cf Mt 21,23; 26,55;
preferentemente la atención en la doctrina de Pablo sobre este Me 12,35; Le 19,47; 20,1; 21,37; Jn 7,28; 8,20; 18,20); por la misma
asunto, especialmente en la enseñanza de las llamadas cartas de la razón, Jesús iba a veces a las sinagogas (Me 1,21 par; Le 4,16; Jn
cautividad (Ef 5,21-6,9; Col 3,18-4,1). Pero no se ha tenido debida- 6,59, etc.). Para orar al Padre del cielo, Jesús se iba a la montaña
mente en cuenta que la enseñanza del evangelio sobre la familia va (Mt 14,23; Le 9,28-29) o al campo (Me 1,35; Le 5,16; 9,18), ya que
por un camino muy distinto11. Mientras que Pablo acepta la es- eso era su costumbre (Le 22,39).
10
Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, 229. 12
11
Ha estudiado este punto R. AGUIRRE, La Iglesia del Nuevo Testamento y preconstan- Véase, sobre este punto, la bibliografía que ofrece R. AGUIRRE, O.C, 21-22. También
tiniana, Madrid 1983, 21-27. puede consultarse J. GOETZMANN, Casa, en DTNTl, 233-242, con bibliografía en p. 242.

134 135
Pero más importante que todo esto es el comportamiento y la resultar para aquellas gentes, tan profundamente religiosas y ape-
enseñanza de Jesús en lo que se refiere directamente al templo. En gadas a su templo, un hecho absolutamente intolerable.
este sentido, lo más importante, sin duda alguna, es el relato de la
expulsión de los comerciantes del templo (Mt 21,12-13; Me 11,15- Por supuesto, Jesús tuvo que ser consciente de que, al actuar y
16; Le 19,45; Jn 2,14-15). Jesús se arroga el derecho de expulsar hablar de aquella manera, se estaba jugando la vida. Pero entonces,
violentamente del lugar santo a quienes proporcionaban los ele- ¿por qué lo hacía? Sencillamente porque el templo era el centro
mentos necesarios para los sacrificios y el culto. Y hasta llega a mismo de aquella religión. Y aquella religión era una fuente de
afirmar que aquel templo se ha convertido en una cueva de bandi- opresión y de represión increíbles. Por eso Jesús anuncia la des-
dos. El gesto de Jesús resulta especialmente significativo, ya que, trucción total del templo y de la ciudad santa (Mt 24,1-2). Porque
como señalan los evangelios, tiró por tierra las mesas de los cam- para él todo aquello no era un espacio de libertad, sino una estruc-
bistas (Mt 21,12 par), con lo cual se muestra en total oposición al tura de sometimiento, dados los abusos que en él se cometían.
pago del tributo y al culto por dinero que se practicaba allí de tal
manera y hasta tal punto que, como es bien sabido, el templo era d) Jesús y el sacerdocio
la gran fuente de ingresos para el clero judío e incluso para toda la
ciudad de Jerusalén13. De esta manera, el gesto de Jesús vino a
Aquí la cosa resulta más llamativa, si cabe, que en los apartados
tocar un punto neurálgico: el sistema económico del templo, con su
anteriores. Por una parte, está claro que los sacerdotes de la religión
enorme aflujo de dinero procedente de todo el mundo conocido,
judía gozaban de la máxima santidad y veneración en Israell6. Por
desde Mesopotamia hasta el occidente del Mediterráneo14. Es más,
otra parte, siempre que aparecen los sacerdotes en los evangelios es
cuando le preguntan a Jesús con qué autoridad hace todo aquello,
en contextos polémicos y normalmente en contextos de enfrenta-
él responde con una alusión a su propia persona ("destruid este
miento entre Jesús y aquellos sacerdotes. Eso hace que el mensaje
templo y yo...": Jn 2,19-21), con lo que viene a decir que el verda-
global de los evangelios sobre el sacerdocio judío sea un mensaje
dero templo era él mismo15. Sin duda alguna, todo este comporta-
crítico, incluso provocador. Pero veamos las cosas más de cerca.
miento de Jesús produjo una impresión muy profunda en la socie-
dad de su tiempo, especialmente entre los dirigentes religiosos. Los sacerdotes judíos se dividían en dos grupos: los simples
Téngase en cuenta que, teniendo aquellos dirigentes tantas cosas sacerdotes y los sumos sacerdotes. De los simples sacerdotes se
contra Jesús, la acusación más fuerte que encuentran contra él, ocupan poco los evangelios. Pero, aun así, resulta significativo
tanto en el juicio religioso como en la cruz, es precisamente el que, por ejemplo, en la parábola del buen samaritano (Le 10,25-
hecho del templo con las palabras que Jesús pronunció en aquella 37), los personajes que pasan de largo, y son por eso el prototipo
ocasión (Me 26,61 par; 27,40 par). Y es que todo esto tuvo que de la insolidaridad, son precisamente un sacerdote y un levita. La
intención de Jesús de desprestigiar a la institución sacerdotal es
13
Es indudable que Jerusalén debía su prosperidad económica a la importancia religiosa muy clara. Y algo parecido hay que decir por lo que se refiere al
que tenía. Y sabemos que esta importancia religiosa residía en el hecho de que en ella estaba pasaje del leproso, que termina con el envío del hombre curado,
el templo. Cf J. JEREMÍAS, Jerusalén en tiempos de Jesús, 157.
14
Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, 209. para que vaya a presentarse a los sacerdotes (Mt 8,4 par). La
15
Esta idea, según la cual Jesús es el nuevo templo, está clara en la conciencia de la intención del evangelio es manifiesta. Y viene a indicar dos cosas:
Iglesia primitiva. Pedro lo expresa así cuando afirma que Jesús es la piedra (lizos) que fue primero, que Jesús está por encima de los sacerdotes; segundo, que
rechazada por los constructores (He 4,11). Se trata de una referencia directa al salmo
118,22, cuyo texto es aducido por Jesús en la parábola de los viñadores homicidas (Mt 21,42 mientras lo propio de Jesús es el amor misericordioso que acoge al
par). Ahora bien, esta parábola fue pronunciada por Jesús inmediatamente después de la marginado social, lo que caracteriza a los sacerdotes es el mero
expulsión de los comerciantes del templo. Al colocar los tres sinópticos esta parábola, con
esa referencia al salmo 118,22, precisamente después del gesto simbólico del templo, está
trámite ritual n .
indicando que el rechazo y el asesinato del hijo (Jesús) es el rechazo de la piedra angular del
16
edificio. Y es justamente esta idea la que recoge Pedro en He 4,11. Todo este pensamiento De hecho, el sacerdocio ocupaba el puesto central en la religiosidad establecida.
se halla formulado de manera solemne en Ef 2,19-22. Para todo este punto, cf J. M. Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 59-60.
17
CASTILLO, Símbolos de libertad, 46. Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 65.

136 137
Pero lo más chocante en todo este asunto es lo que los evange- testigo de la época: "Son sumos sacerdotes, sus hijos tesoreros, sus
lios nos cuentan de los sumos sacerdotes. De ellos se habla 122 ve- yernos guardianes del templo y sus criados golpean al pueblo con
ces en los evangelios y en el libro de los Hechos. Y prácticamente bastones"i9. Se trataba, por tanto, de una fuerza de dominación y
siempre se habla de ellos desde un doble punto de vista: el poder de opresión sobre el pueblo. Y eso es lo que Jesús no tolera ni
autoritario y el enfrentamiento directo y mortal con Jesús18. En soporta. Por eso él se rebela, toma postura frente a aquellas cosas
este sentido es significativo que la primera vez que aparecen los y se manifiesta en contra de semejantes procedimientos y actitudes.
sumos sacerdotes en el ministerio público de Jesús, es precisamente Las palabras de Jesús a este respecto son tajantes: "Sabéis que los
en el primer anuncio de la pasión y muerte del propio Jesús (Me que figuran como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los
16,21 par), y ahí es Jesús mismo quien los presenta como agentes grandes los oprimen" (Me 10,42 par). Para Jesús, lo propio de
de sufrimiento y de muerte. Enseguida vienen los enfrentamientos aquellos poderes era tiranizar y oprimir. De ahí la severa prohi-
constantes entre Jesús y los sumos sacerdotes (Mt 21,23.45; Me bición que él impone a sus seguidores: "No ha de ser así entre
11,27; Le 20,19). Y al final, la intervención decisiva de los sacerdotes vosotros". De tal manera que "el que quiera subir, sea servidor
en la condena y en la ejecución de Jesús (Mt 26,3.14.47.51.57- vuestro, y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos" (Me
59 par). 10,43-44 par).

No hace falta insistir mucho en todo esto, porque ya es de sobra


conocido. Lo importante aquí está en comprender por qué Jesús se
comportó así con los sacerdotes judíos, es decir, por qué se com- e) Conclusión
portó así con la institución quizá más fuerte del judaismo. Y por
qué, también hay que decirlo, los sacerdotes se comportaron de Interesa ahora deducir la última conclusión que se desprende
manera tan brutal con Jesús. Es evidente que allí hubo un enfren- de todo lo dicho. Jesús sabía perfectamente que esta manera de
tamiento, y un enfrentamiento mortal. Ahora bien, eso no fue hablar y de actuar contra los poderes opresores le tenía que costar
caprichoso. Si ese enfrentamiento se produjo es porque Jesús se muy caro. Es más, él sabía que todo esto le llevaría hasta la muerte.
comportó y habló con una libertad absoluta respecto a los sacerdo- Y eso es precisamente lo más fuerte y lo más llamativo en la figura
tes y a lo que ellos representaban. Jesús no los venera. No los y en la actuación de Jesús. En este sentido, sabemos que Jesús
adula. Sino que, por el contrario, los desprestigia ante el pueblo y anunció tres veces el final y la muerte que se le avecinaban (Mt
se enfrenta directamente con ellos. ¿Por qué? Otra vez nos volvemos 16,21 par; Me 9,31; 10,33-34 par). Jesús era consciente del peligro
a encontrar aquí con lo mismo de siempre: Jesús se enfrenta direc- que se le venía encima20. Pero él no retrocede ni un paso. Ni acepta
tamente a las instituciones de su nación y de su pueblo, que, en vez componendas o posturas oblicuas. Es más, cuando mayor es la
de servir al pueblo, se enseñoreaban sobre él y lo dominaban bru- tensión y el peligro, se dirige a Jerusalén, entra en la ciudad santa,
talmente. En este sentido, sabemos que en tiempos de Jesús había donde residían las autoridades centrales, provocativamente expulsa
en Israel dos grupos de familias sacerdotales, las que eran legítimas a los comerciantes del templo y pronuncia el discurso más duro
y las que no lo eran. Pero resulta que las legítimas estaban despla- contra los dirigentes, a los que llama "raza de víboras" y "sepulcros
zadas de Jerusalén y del templo, mientras que las ilegítimas eran
las que se habían apoderado del poder desde el año 37 antes de " Cf J. JEREMÍAS, Jerusalén en tiempos de Jesús, 213.
Cristo. Además, estas familias ilegítimas, que acaparaban todo el 20
Como ha indicado acertadamente J. Jeremías, el curso exterior de su ministerio tuvo
poder, eran sólo cuatro. Y su poderío se basaba en la fuerza brutal que obligar a Jesús a contar con una muerte violenta. Cuando se le hace el reproche de que
con ayuda de Beelzebul expulsa demonios (Mt 12,24 par), quiere decir que él ha practica-
y en la intriga. De estas familias de sumos sacerdotes dice un do la magia y que ha merecido la lapidación. Cuando se le acusa de que está blasfe-
mando contra Dios (Me 2,7), de que es falso profeta (Me 14,65 par), de que es un hijo rebel-
de (Mt 11,19 par; cf Dt 21,20s), de que deliberadamente quebranta el sábado, cada uno de
18
Cf A. VANHOYE, Testi del nuovo testamento sul sacerdozio, Roma 1976, 7; ID, Prétres estos reproches está mencionando un delito que era castigado con la pena de muerte. Cf J.
aneiens, prétre nouveau selon le Nouveau Testament, París 1980, 21-33. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, 323.

138 139
blanqueados" (Mt 23,33.27). La suerte de Jesús estaba echada. Lo 2. Cercano a los marginados
demás ya sabemos cómo se desarrolló y cómo terminó.
Evidentemente, todo esto quiere decir que Jesús fue el defensor a) Marginados propiamente tales
más decidido de la libertad que jamás haya podido existir. Su
postura y su actuación frente a las instituciones y los poderes de su En la sociedad y en el tiempo de Jesús, marginados propiamente
tiempo y de su pueblo es elocuente en este sentido. Pero en todo tales eran los marginados por causa de la religión. A esta categoría
esto hay algo mucho más importante. Porque no se trata ya sola- de personas pertenecían muchos ciudadanos de Israel: los que no
mente de que Jesús defendió la libertad frente a las instituciones y tenían un origen legítimo, como eran los hijos ilegítimos de sacer-
poderes de aquel tiempo. Se trata sobre todo de que, al comportarse dotes, los prosélitos (paganos convertidos al judaismo), los esclavos
de aquella manera, Jesús se mostró soberanamente libre frente a su emancipados, los bastardos, los esclavos del templo,' los hijos de
propia muerte. Es decir, ante el peligro que se le venía encima, padre desconocido, los expósitos; los que ejercían oficios despre-
Jesús no retrocedió ni cedió absolutamente en nada. Él se mantuvo ciados, como eran los arrieros de asnos, los que cuidaban de los
firme hasta el final, hasta la misma muerte. camellos, los cocheros, los pastores, los tenderos, los carniceros,
los basureros, los fundidores de cobre, los curtidores, los recauda-
Pero hay aquí una cuestión más delicada y más profunda, que dores de contribuciones, etc.; pero especialmente se consideraban
no debemos olvidar. Jesús murió desamparado y abandonado de como impuros, y por tanto eran marginados, los "pecadores", pros-
todos: de su pueblo, de sus discípulos y hasta de sus seguidores más titutas y publícanos, y los que padecían ciertas enfermedades, sobre
íntimos. Sin embargo, no es eso lo más grave del asunto. El evan- todo los leprosos; además eran también fuertemente marginados
gelio dice que Jesús murió gritando: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué los samaritanos y los paganos en general21. Como se ve, mucha
me has abandonado?" (Mt 27,46; Me 15,34). Sea cual sea la expli- gente, gran cantidad del pueblo estaba "manchada" de ilegitimidad
cación que se dé a esas palabras misteriosas, una cosa hay absolu- por una razón o por otra.
tamente clara: en su pasión y en su muerte, Jesús se sintió abando-
nado hasta del mismo Dios. Es decir, murió sin la recompensa del Estas divisiones no eran meramente teóricas. Por supuesto,
consuelo divino. Por consiguiente, su libertad fue total. Porque afectaban al honor de las personas. Pero la cosa era más grave.
total fue su desamparo. Sin compensación de ningún tipo, su muer- Porque todas las dignidades, todos los puestos de confianza y
te fue el acto más soberanamente libre que puede poner un hombre, todos los cargos públicos importantes estaban reservados a los
precisamente porque fue un acto que no tuvo recompensa alguna. israelitas de pleno derecho22. Los demás eran ciudadanos de se-
gunda clase o incluso de tercera, como era el caso de los pecadores,
En definitiva, todo esto nos viene a decir lo siguiente: Jesús
los publícanos, los leprosos y los samaritanos. Se comprenden fá-
entendió que el valor supremo de la vida no es el sometimiento,
cilmente las divisiones, tensiones y enfrentamientos que todo esto
sino la libertad liberadora, que pone por encima de todo el bien del
llevaba consigo, sobre todo si tenemos en cuenta que había de por
hombre. Aunque eso lleve consigo el enfrentamiento con las insti-
medio grandes intereses de clase y enormes privilegios, que eran
tuciones tanto sociales como religiosas. Y aunque eso lleve consigo
defendidos con uñas y dientes por los bien situados.
el adoptar comportamientos subversivos y escandalosos para la
mentalidad establecida. La libertad de Jesús es la expresión más Pues bien, estando así las cosas, ¿cómo se comportó Jesús ante
fuerte de su extraordinaria personalidad. Pero, más que eso, es la semejante situación?
manifestación de una nueva manera de entender la vida: una ma- Otra vez aquí el comportamiento de Jesús tuvo que resultar, en
nera que consiste en poner por encima de todo el bien del hombre aquella sociedad, sorprendente, provocativo y escandaloso. Los
y su liberación integral. evangelios nos informan abundantemente en este sentido. Cuando
21
Cf J. JEREMÍAS, Jerusalénen tiempos de Jesús, 285-297; 315-323.
22
J. JEREMÍAS, O.C, 310.

140 141
le preguntan a Jesús si era él el que tenía que venir (Mt 11,3 par), 9,52-53) y hasta se le niega el agua para beber (Jn 4,9). Pero, a
ofrece la siguiente respuesta: "Los ciegos ven y los cojos andan, los pesar de todo eso, Jesús pone al samaritano como ejemplo a imitar,
leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y por encima del sacerdote y del levita (Le 10,33-37), elogia especial-
a los pobres se les anuncia la buena noticia" (Mt 11,5 par). Aquí se mente al leproso samaritano (Le 17,11) y se queda a pasar dos días
debe destacar la acción sobre los leprosos, porque ellos eran los en un pueblo de samaritanos (Jn 4,39-42). Por eso no tiene nada de
más marginados entre los marginados, hasta el punto de que no particular cuando insultan a Jesús llamándole samaritano (Jn 8,48).
podían ni tratar con el resto de la gente, ni siquiera vivir en las Por su cercanía a los marginados, Jesús llegó a ser él mismo un
ciudades, de tal manera que tenían que pasar la vida a la intemperie. marginado25.
Pues bien, sabemos que Jesús curó a varios leprosos (Me 1,40-45; Aquí será importante hacer la aplicación de todo este plantea-
Le 5,12-16; 17,11-19), es decir, reintegró a la convivencia social a miento a nuestra situación actual. Porque también hoy entre nos-
los que se tenían por marginados. Es más, sabemos también que otros existen marginados. Piénsese en los gitanos, los negros, los
dio a sus discípulos la orden de curar leprosos (Mt 10,8). Y él no homosexuales, las madres solteras, etc. Como se ha dicho muy
tuvo el menor inconveniente de alojarse en casa de uno que había bien, el comportamiento de Jesús frente a los marginados debe
sido leproso (Mt 26,6 par). La intención de Jesús es clara: para él interpelarnos seriamente. Pienso que lo que de verdad nos acusa a
no existe marginación alguna ni tolera en modo alguno la margi- los cristianos de hoy no son los templos vacíos, ni nuestra diversi-
nación. Por eso él actuó en consecuencia con este planteamiento. dad de opiniones en materias dogmáticas —el así llamado pluralis-
mo teológico—, ni nuestra tardía incorporación, más o menos
Esto se ve, sobre todo, en el comportamiento de Jesús con los selectiva, al proceso de la modernidad. La acusación realmente
pecadores, las prostitutas, los samaritanos, los publícanos y demás sustantiva contra nosotros la constituye el aspecto que ofrece el
gente de mala fama. El evangelio cuenta que Jesús y sus discípulos mundo, ese mundo en el que tenemos la misión de ser sal y luz,
solían comer con pecadores y gente de mala reputación (Mt 9,10- fermento poderoso de transformación integral en una línea de jus-
13 par; Le 15,1 s). Este hecho es muy significativo. Porque, según la ticia, misericordia y fraternidad. ¿Lo somos?26
mentalidad judía, comer con alguien era tanto como solidarizarse
con él23. De ahí el escándalo que produjeron estas comidas de
Jesús con gentes de mala fama (Mt 9,11 par; Le 15,2). Y de ahí
también que a Jesús lo consideraban como amigo de recaudadores b) Los pobres y otras gentes
y pecadores (Mt 11,19 par). Es más, Jesús llegó a decirles a los
dirigentes judíos que los recaudadores y las prostitutas estaban Los pobres no eran marginados religiosos. Pero sí lo eran desde
antes que ellos en el reino de Dios (Mt 21,31). Lo cual era lo mismo el punto de vista social, como ha ocurrido y ocurre en todos los
que decir que el reino de Dios no sólo no tolera marginaciones, pueblos y sociedades27. Se sabe que en Jerusalén abundaban los
sino además que los marginados por los hombres son los primeros mendigos. Y junto a los mendigos, los tullidos, lisiados, vagabundos
en el Reino. y otras gentes de ínfima condición.
¿Cómo se comporta Jesús con estas personas?
Mención especial merece el comportamiento de Jesús con los
samaritanos24. Esta gente era considerada como hereje y despre- Cuando Jesús anuncia su programa (Mt 11,5; Le 4,18), indica
ciable por los judíos. Y las tensiones entre unos y otros eran tan que su ministerio y su tarea preferente se dirige a los cojos, ciegos,
fuertes, que con frecuencia se llegaba a enfrentamientos sangrien- 25
tos. Cuando Jesús atraviesa Samaría, no encuentra acogida (Le Sobre la marginación del propio Jesús, cf M. FRAIJÓ, Jesús y los marginados, Madrid
1985, 60-66.
26
M. FRAUO, O.C, 70.
23 27
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, 144; O. BETZ, Was wissen wir von Sobre Jesús y los pobres, la literatura teológica es abundante. Buena bibliografía en
Jesús, Berlín 1966, 49. I. ELLACURÍA, Pobres, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de pastoral,
24 Madrid 1983, 801-802.
Cf J. JEREMÍAS, Jerusalén en tiempos de Jesús, 363-369.

142 143
sordos leprosos, pobres, cautivos y oprimidos. Lo que Jesús hace bra sobre Dios)28. En efecto, con estas acciones salvíficas en favor
con estas gentes no es una simple labor de beneficencia. Es verdad de los marginados, Jesús revela cómo actúa Dios y cómo es Dios.
que Jesús exige a los que le van a seguir, que den sus bienes a los El es el Padre de todos los hombres. Y de sobra sabemos que un
pobres (Me 10,21 par; Mt 9,20.22; Le 5,11.18; 18,28; Mt 19,27); y buen padre no quiere ni soporta marginaciones entre sus hijos. Es
se sabe que en la comunidad de Jesús existía esta práctica (Me más, para un buen padre, si alguien es privilegiado, ése debe ser el
14 5 7- Jn 13 29' cf Le 19,8). Pero la acción de Jesús va mucho más más infeliz, el más desgraciado por la razón que sea. De ahí que,
lejos- se trata de que los pobres y desgraciados de la tierra son los según los evangelios, el hecho de sentarse a la mesa con los peca-
privilegiados en el Reino. Teniendo en cuenta que, en todos estos dores o curar a los enfermos tiene el valor de una nueva revelación
casos no se trata de pobres "de espíritu" (ricos con el corazón deDios(cfMt 11,19.25; 20,1-16; Le 15,1-32).
despegado de los bienes), sino de pobres reales, las gentes más Este aspecto teo-lógico se pone de relieve cuando se trata de los
desgraciadas de la sociedad. En el banquete del reino de Dios marginadores, es decir, los ricos. El dinero es el competidor de
entran "los pobres, los lisiados, los ciegos y los cojos", no además Dios, porque exige servicio total y exclusivo; es como un ídolo, el
de los que tienen campos y yuntas de bueyes, sino en lugar de ésos ídolo "Mammón" (que significa riqueza privada) y que tiene sus
(Le 14 15-24). Y Jesús recomienda que cuando se dé un banquete, fieles (cf Mt 6,24 par; Le 16,9.11).
se invite precisamente a los pobres (Le 14,12-14), es decir, con ellos
es con quienes debe estar nuestra solidaridad. En definitiva, todo esto quiere decir que, en el asunto de los
marginados, nos jugamos nuestro conocimiento de Dios. Aquí la
Por lo demás, sabemos que Jesús proclama dichosos a los po- ortodoxia se hace ortopraxis, es decir, el verdadero conocimiento
bres (Mt 5,3; Le 6,20). Pero en este caso se trata de los discípulos de Dios depende del grado de solidaridad con los pobres y margi-
que toman'la opción de compartir con los demás. nados. No conoce mejor a Dios el que más lo estudia y el que mejor
se ajusta a determinadas fórmulas teóricas, sino el que vive la
cercanía solidaria con los hombres y mujeres que la sociedad más
desprecia. He ahí el secreto del verdadero conocimiento de Dios.
c) Teología de los marginados

;Por qué actúa Jesús de esta manera con los marginados? Hay 3. Fiel al Padre
una primera respuesta, que es muy clara: la nueva sociedad, que
proclama el mensaje del reino de Dios, es una sociedad basada en La libertad de Jesús y su postura ante los marginados tienen
la igualdad, la fraternidad y la solidaridad. Por consiguiente, en el una raíz, un origen: la profunda religiosidad del propio Jesús. Con
reino de Dios no se toleran marginaciones de ningún tipo. Por eso lo cual venimos a tocar lo más hondo de la personalidad de Jesús.
no está de acuerdo con el mensaje del reino de Dios, ni una religión Si él se comportó tan soberanamente libre frente a las instituciones,
que margina a la gente, ni una sociedad que tolera tales marginacio- y si, por otra parte, se comprometió en la más total solidaridad con
nes. Por el contrario, la sociedad que Jesús quiere instaurar es de los marginados, todo eso tenía su explicación en la profunda expe-
tal manera solidaria y fraterna que en ella el que quiera ser el riencia de Dios que vivió Jesús. Para él Dios era el único absoluto.
primero debe ponerse el último (Me 9,35 par; Mt 19,30-20,16; Le Por lo tanto, todo lo demás es relativo. He ahí el sentido de su
13 30). Y por eso en esa sociedad los preferidos son los más desgra- libertad. Además, Jesús vivió a Dios como Padre de todos. De ahí
ciados. De esta manera, Jesús pone el mundo al revés, trastorna las su solidaridad con los marginados.
situaciones establecidas y proclama la excelsa dignidad de todos
los que el orden presente margina y desprecia. Pero vengamos al asunto: ¿cómo fue la relación de Jesús con
Dios?
Pero en todo esto, hay algo más profundo. Porque la actuación
de Jesús'con los marginados entraña una profunda teo-logía (pala- Sobre la teología de los marginados, cf E. BARÓN, Cñstología, Granada 1981, 72-80.

144 145
Tenemos un dato seguro: la cercanía, la familiaridad y hasta la Por eso Jesús habló como habló y actuó como sabemos que
intimidad de Jesús con Dios ha quedado reflejada en su forma de actuó. Porque en eso él veía el designio del Padre del cielo. Y
orar. Jesús tenía por costumbre llamar a Dios Abba (Me 14,36; aunque él vio claramente que todo aquello le llevaba a la muerte y
cf Gal 4,6; Rom 8,15), de tal manera que esta palabra aramea era al fracaso, sin embargo no retrocedió ni vaciló un instante. Así
la invocación usual en labios de Jesús al dirigirse al Padre (Mt hasta soportar la persecución, la tortura y la muerte. En el capítulo
11,25-26; 26,39.42; Le 10,21; 11,2; 22,42; 23,34-46). Además, en siguiente podremos comprender el heroísmo y la fidelidad que
doce textos de los evangelios (sin contar los paralelos) se dice que todo esto supuso.
Jesús, al orar, se dirigía "al Padre": en la acción de gracias por la
revelación de Dios a la gente sencilla (Mt 11,25-26; Le 10,21; cf Jn
11,41); en Getsemaní (Me 14,36; Mt 26,39.42; Le 22,42), en la cruz 4. La personalidad de Jesús
(Le 23,34.46); en la oración sacerdotal (Jn 17,1.5.11.21.24.25). Se
trata, por tanto, de un material muy abundante, que expresa un Si ahora hacemos un balance de todo lo dicho en este capítulo,
hecho prácticamente cotidiano en la experiencia de Jesús. el resultado es ver con claridad la sorprendente personalidad de
Jesús. Esta personalidad está marcada por tres características: su
Ahora bien, sabemos que la palabra Abba era la expresión originalidad, su radicalidad y su coherencia.
familiar de mayor intimidad entre un hijo y su padre29. En tiempos
de Jesús, esta palabra era utilizada por todos los hijos, fueran La originalidad de Jesús se advierte claramente si se tiene en
niños o adultos. Pero su origen provenía del lenguaje balbuciente cuenta que él no se adaptó ni se pareció a ninguno de los modelos
de los chiquillos pequeños cuando empiezan a hablar. Equivalía a existentes en aquella sociedad. Me refiero a los modelos estableci-
"papá" o "mamá" en castellano. De ahí que a un judío jamás se le dos de acercamiento a Dios. Él, en efecto, no fue funcionario del
hubiera ocurrido utilizar esa palabra para dirigirse a Dios, porque templo (sacerdote), ni piadoso observante de la ley (fariseo), ni
eso sería, en la mentalidad de ellos, una falta de respeto. Sin em- asceta del desierto (esenio), ni revolucionario violento en la lucha
bargo, ésa era la palabra con que Jesús se dirigía al Padre del cielo. contra la dominación romana (zelota). Jesús rompe con todos los
La intimidad entre Jesús y el Padre era total. esquemas, salta por encima de todos los convencionalismos, no se
dedica a imitar a nadie. De tal manera que su personalidad es
Pero esta intimidad no era un mero sentimiento. Era una inti- irreductible a cualquier modelo humano. Esta originalidad tiene su
midad efectiva, que se traducía en hechos. Concretamente esta razón de ser en el profundo misterio de Jesús. Porque en él es Dios
intimidad se traducía en la fidelidad más absoluta. Jesús educó a mismo quien se manifiesta y quien se da a conocer. "Quien me ve
sus discípulos en esta fidelidad: "Hágase tu voluntad así en la tierra a mí está viendo al Padre" (Jn 14,9). Ver a Jesús es ver a Dios. Por
como en el cielo" (Mt 6,10 par). Porque era la actitud constante eso, en la medida en que Dios es irreductible a cualquier modelo
que mantuvo Jesús durante toda su vida, como ha quedado refle- humano, en esa misma medida Jesús rompe todos los esquemas y
jado en numerosos textos evangélicos: "Mi comida es hacer la está por encima de todos los modelos preestablecidos. Y ésa es la
voluntad del que me ha enviado" (Jn 4,34); "aquí estoy yo para razón por la que Jesús nos sorprende constantemente y hasta nos
hacer tu voluntad" (Heb 10,9); "no busco mi voluntad, sino la desconcierta con demasiada frecuencia. Es más, si Jesús no nos
voluntad de aquel que me ha enviado" (Jn 5,30); "no he venido desconcierta ni nos sorprende, seguramente es que hemos intentado
para hacer mi voluntad, sino la de aquel que me ha enviado" (Jn adaptarlo a nuestros esquemas simplemente humanos, a nuestros
6,38). Pero, sobre todo, está la oración que Jesús dirigió al Padre sistemas de interpretación y a nuestros convencionalismos. Todo
en Getsemaní: "No se haga mi voluntad, sino la tuya. Padre" (Le encuentro auténtico con Jesús comporta la sorpresa y hasta el
22,42; Mt 26,42). desconcierto. Porque su originalidad es absolutamente irreductible
a todo lo que nosotros podemos saber y manejar.
M
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, 80-87; ID, Abba. Studien zur neutes-
tamentlichen theologie und Zeitgeschichte, Góttingen 1966, 15-67. Esta originalidad se pone de manifiesto, sobre todo, en la asom-

146 147
brosa radicalidad de Jesús. Él, en efecto, fue absolutamente original CAPÍTULO 10
porque fue absolutamente radical. Pero radical, ¿en qué? Solamente LA MUERTE DE JESÚS
en una cosa: su total dedicación y entrega para buscar el bien del
hombre, sobre todo el bien y la liberación de los pobres y oprimidos
por el mundo, por el sistema establecido. Por eso Jesús quebrantó
leyes, escandalizó a los piadosos observantes de la religión conven-
cional, se enfrentó a los dirigentes, soportó la persecución y murió
como un delincuente. En este sentido y desde este punto de vista,
la radicalidad de Jesús no tuvo límites. Porque no tuvo límites su
amor y su fidelidad. Por eso Jesús no fue un fanático, sino un
apasionado radical por el bien del hombre. El fanatismo consiste
en anteponer ideas o proyectos a lo que es el bien del hombre. Pero
Jesús no tuvo más absoluto que la voluntad de Dios. Y la voluntad ES EVIDENTE que la pasión y la muerte de Jesús ocupan un
de Dios es el bien de los hombres, sobre todo el bien y la liberación lugar importante en la vida de muchos cristianos. ¿Quién no tiene
de los pobres y oprimidos. un crucifijo en su casa? ¿Quién no se ha sentido conmovido ante un
Y por último, su coherencia. Me refiero a la coherencia con el paso de semana santa con el Cristo agonizante tenuemente ilumi-
plan de Dios. Todo en Jesús fue coherente porque todo estuvo en nado por los cirios que le acompañan? ¿Quién no ha experimentado
él determinado por su profunda experiencia de Dios, hasta el punto una cierta emoción religiosa al pensar en las escenas de la pasión y
de que Dios mismo se reveló en Jesús, en su persona, en su vida y muerte de Jesús? Todo esto es bastante conocido y nos resulta
en sus actos. En los hombres muchas veces falla esta coherencia. incluso familiar. Prueba evidente de que, en efecto, la pasión y la
Porque se entregan a Dios de tal manera que eso entra en conflicto muerte de Cristo ocupan un lugar de primera importancia en la
con el bien del hombre (a veces se ha llegado a torturar y matar por vida de los cristianos.
fidelidad a Dios); o por el contrario, se entregan a ciertas causas
humanas olvidándose de Dios y marginando a Dios. En Jesús nada Sin embargo, a poco que se piense en este asunto, enseguida se
de esto ocurrió: él fue absolutamente fiel al Padre y absolutamente comprende que aquí falla algo. ¿Cómo es posible que la pasión y la
muerte de Cristo sean cosas tan importantes para mucha gente,
fiel al hombre. Una fidelidad le llevó a la otra. Porque sabía muy
pero luego resulta que eso no se nota en la vida de tantas personas?
bien que cuando una de esas dos fidelidades falla, se termina abso-
Veneramos el crucifijo, contemplamos con devoción el paso de
lutizando lo relativo, lo cual es tanto como caer en el fanatismo y
semana santa, leemos con respeto las escenas de la pasión; pero
quizá en la barbarie. luego, a la hora de la verdad, nada de eso transforma nuestra vida
y nos hace mejores. ¿Qué falla aquí?
Hay una cosa evidente: nosotros hemos sacralizado la cruz, es
decir, la hemos convertido en un objeto sagrado, que merece todo
nuestro respeto y nuestra mayor veneración. Sin embargo, origi-
nalmente la cruz no fue algo sagrado o religioso. La cruz era, en
tiempos de Jesús, el tormento, la humillación y la vergüenza que
sufrían los esclavos, los delincuentes más peligrosos, los revolucio-
narios y subversivos que se rebelaban contra el Estado. Cicerón
dijo: "Todo lo que tenga que ver con la cruz debe mantenerse lejos
de los ciudadanos romanos, no sólo de sus cuerpos, sino hasta de

148 149
sus pensamientos, ojos y oídos"1. Por eso iba contra las buenas han sido tan manipulados y tergiversados en su interpretación
costumbres el hablar en presencia de gente decente de una muerte como el de la cruz y la muerte de Jesús. Especialmente, las clases
de esclavos tan repugnante2. Y es que, en realidad, la cruz era "la opulentas y poderosas han utilizado el símbolo de la cruz y el
más vergonzosa de las penas"3. Pero hay más, porque para los hecho de la muerte redentora de Cristo para justificar la necesidad
judíos no sólo se trataba de un tormento espantoso, sino que ade- del sufrimiento y de la muerte en el horizonte de la vida humana.
más era una maldición divina: "Maldito el que cuelga del madero" Así, oímos decir, piadosa y resignadamente, que cada uno debe
(Gal 3,13; Dt 21,23). Apartado de entre los vivos y de la comunión cargar con sus cruces de cada día, que lo importante es vivir con
con Dios, el que moría en la cruz sólo podía ser un blasfemo paciencia y resignación y, lo que es más, que por la cruz llegamos
indeseable, que merecía semejante reprobación y desprecio. Esto a la luz y reparamos la infinita majestad de Dios, ofendida por
era la cruz en tiempos de Jesús. Y así la sufrió él, gritando en el nuestros pecados y los del mundo4. De esta manera se ha desarro-
momento final: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandona- llado, dentro del cristianismo, una mística de la cruz que, en defi-
do?" (Mt 27,46; Me 15,34). Y sin embargo, nosotros hemos conver- nitiva, ha dado pie para considerar a la religión como "opio del
tido la cruz en una reliquia santa y sagrada, la hemos metido en los pueblo". No cabe duda que esta falsa mística de la cruz ha hecho
templos, la hemos colocado sobre los altares y de esa manera le mucho daño en la Iglesia. Se ha abusado mucho de la teología de
hemos quitado toda su fuerza subversiva y revolucionaria. Es más, la cruz y la mística del sufrimiento por parte de la Iglesia en interés
nosotros hemos hecho de la cruz un objeto de honor y prestigio, la de aquellos que han causado el sufrimiento. Con demasiada fre-
hemos puesto coronando nuestras majestuosas catedrales, sobre el cuencia se exhortó a los campesinos, los indios y los esclavos negros
pecho de los grandes de este mundo y hasta como condecoración a aceptar el sufrimiento como "su cruz" y a no rebelarse contra él5.
de dictadores y tiranos. De esta manera la cruz ha venido a perder Por eso se comprende que Marx llegara a decir: "La religión es el
su significación original. De un instrumento de tortura y reproba- gemido de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin cora-
ción hemos hecho un distintivo de honor, grandeza y poder. Por zón, así como el espíritu de una situación carente de espíritu"6. Es
eso, la cruz nos inspira respeto y veneración, pero ya no significa la consecuencia inevitable de una mística de la cruz radicalmente
para nosotros lo que de hecho fue para Jesús y para los primeros desorientada y desorientadora.
cristianos. Para Jesús la cruz fue el destino de muerte y fracaso al Por eso es necesario analizar con alguna detención el sentido y
que le llevó su forma de entender la vida y su comportamiento ante el significado de la pasión y la muerte de Jesús. ¿Por qué anunció
los grandes de este mundo. Para los primeros cristianos la cruz fue Jesús su muerte y qué es lo que eso nos quiere decir? ¿Cuáles
un escándalo y una locura (ICor 1,18-25). Pero después, con el fueron los motivos por los que Jesús llegó a terminar su vida como
paso del tiempo, esa misma cruz se ha convertido en el adorno más de hecho terminó? ¿Qué sentido tiene para los cristianos la muerte
precioso que remata la corona de los emperadores. He ahí el indicio de Jesús? He aquí las cuestiones que vamos a tratar en el presente
más patente de la perversión radical que ha sufrido el cristianismo capítulo.
en la conciencia de muchas personas.
Pero hay más. Porque no sólo hemos sacralizado la cruz. Ade-
más de eso, la hemos manipulado en beneficio de los instalados y 1. Jesús anuncia su muerte
poderosos. Como se ha dicho muy bien, pocos temas de la teología
Los evangelios sinópticos dicen que Jesús anunció tres veces lo
1
"Nomen ipsum crucis absit non modo a corpore civium romanorum, sed etiam a que le iba a pasar al final de su vida (Me 8,31 par; 9,31 par; 10,33s
cogitatione, oculis, auribus". CICERÓN, Pro Rabirico 5,16. Citado por J. MOLTMANN, El Dios par). Por lo tanto, según los evangelios, Jesús sabía de antemano
crucificado. Salamanca 1975, 52-53.
2
J. MOLTMANN, O.C, 53. 4
L. BOFF, Jesucristo y la liberación del hombre, Madrid 1981,290-291.
3 J. SCHNEIDER, en TWNT Vil, 573; cf W. SCHRAGE, Das Verstandnis des Todes Jesu 5
J. MOLTMANN, O.C, 75.
Christi im Neuen Testament, en F. VIERING (ed.), Das Kreuz Jesu Christi ais Grund des 6
K. MARX, F. ENGELS, Sobre la religión, Salamanca 1974,94.
Heils, 1967, 61, nota 34. Cf J. MOLTMANN, O.C, 52.

150 151
lo que le iba a suceder. Ahora bien, aquí se plantea un problema: violación se sancionaba con la pena de muerte. Cuando a Jesús se
¿Sabía Jesús efectivamente todo eso de antemano y con tanto de- le hace el reproche de que con ayuda de Beelzebul expulsa los
talle?, ¿o no será, más bien, que los cristianos, al saber todo lo que demonios (Mt 12,24 par), quiere decir que está practicando la
había pasado, después de la muerte y resurrección de Jesús pusieron magia y que ha merecido la lapidación. Cuando se le acusa de que
en boca del propio Jesús todo lo que iba a pasar, para ensalzar la está blasfemando contra Dios (Me 2,7), de que es falso profeta (Me
figura del maestro? 14,65 par), de que es un hijo rebelde (Mt 11,19 par; véase Dt
21,20s), de que deliberadamente quebranta el sábado, cada uno de
En principio, no hay que extrañarse de estas preguntas. En el estos reproches está mencionando un delito que era castigado con
capítulo 12 vamos a ver hasta qué punto Jesús era un hombre la pena de muerte9.
como los demás. En todo igual a los demás hombres, menos en el
pecado. Por lo tanto, Jesús tenía las limitaciones propias de la Merece aquí especial atención la violación del sábado. Ya he-
condición humana. Y una de esas limitaciones es no saber de ante- mos hablado de este asunto en el capítulo anterior. Pero hay algo
mano lo que nos va a suceder en el futuro. Por consiguiente, tiene más concreto que debe retener nuestra atención. Tenemos numero-
pleno sentido la pregunta que antes he planteado: ¿Sabía Jesús sos ejemplos de que Jesús quebrantó el sábado (Me 2,23-28 par; Le
realmente el final que le esperaba? 13,10-17; 14,1-6; Jn 5,1-18; 9,1-41; cf Le 6,5)l0. Para comprender la
Leyendo los evangelios, se advierte una cosa que en ellos queda situación hay que tener en cuenta que un crimen capital no llegaba
muy clara: el curso exterior de su ministerio tuvo que obligar a a ser objeto de juicio sino después que el autor había sido advertido
Jesús a contar con una muerte violenta7. Es decir, tal como fueron notoriamente ante testigos. Y entonces, si reincidía, era condenado
ocurriendo las cosas, Jesús se tuvo que dar cuenta de que su vida a muerte. Porque así se sabía que el delincuente obraba deliberada-
terminaba mal. Hubiera sido un ingenuo si no advierte que esto, mente ". Bueno, pues esto justamente es lo que se cuenta ya en los
más que una probabilidad, era un final irremediable. Como se ha primeros capítulos del evangelio de Marcos. Cuando los discípulos
dicho muy bien, no hacía falta que Jesús fuera el Hijo de Dios para arrancan espigas en sábado, Jesús es advertido públicamente de la
que pudiera tener conciencia de la inevitabilidad de su muerte. En falta (Me 2,24; cf Jn 5,10), a lo que Jesús respondió que lo hacía
realidad, si Cristo era un hombre medianamente inteligente y sen- por convicción (Me 2,25-28). Pero, casi a renglón seguido, Jesús
sible, podía prever con bastante seguridad la posibilidad de su vuelve a quebrantar el sábado cuando cura, en plena sinagoga, al
muerte violenta. Todos los datos coincidían en la predicción: por hombre del brazo atrofiado (Me 3,1-6). Por eso se dice que los
un lado, el testimonio de los profetas del Antiguo Testamento, la dirigentes, que estaban al acecho (Me 3,2), enseguida decretaron su
misma muerte de Juan Bautista, la creciente violencia de las auto- muerte (Me 3,6). Además, hay que tener en cuenta que esto ocurrió
ridades con las que se enfrenta y que en repetidas ocasiones quieren en Galilea, donde el rey Herodes podía ejecutar sentencias de muer-
agredirle y capturarle, la reflexión veterotestamentaria sobre el te, como se ve por el asesinato de Juan el Bautista (Mt 14,9-11
justo oprimido y el siervo sufriente, que tan viva estaba en el par)12. Por consiguiente, hay que tomar muy en serio la advertencia
pueblo desde el exilio (sobre todo desde el tiempo de los Maca- que le hacen a Jesús: "Herodes quiere matarte" (Le 13,31)n.
Déos)8. Todo esto eran datos coincidentes que venían a confirmar
el destino de muerte que le aguardaba a Jesús. 9
J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento 1, 323. En estos casos, el castigo era la
lapidación. Sólo al falso profeta se le estrangulaba.
Pero veamos las cosas más de cerca. Me refiero a que la con- 10
Cf J. JEREMÍAS, Unbekannte Jesusworte, Gütersloh 1965, 61-64. Véase también
ducta de Jesús fue de tal manera provocativa, que en repetidas E. LOHSE, en TWNTU, 1-35.
ocasiones se puso al margen de la ley, y por cierto de una ley cuya " J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 323; ID., Untersuchungen zum Quel-
lenproblem der Apostelgeschichte, en "ZNW" 36 (1937) 209-213.
12
Se puede dudar si los judíos tenían potestad para ejecutar sentencias capitales en
7 Judea y Samaría (cf Jn 18,31). Cf J. JEREMÍAS, Zur Geschichtlichkeit des Verhors Jesu vor
J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 323.
8
J. A. ESTRADA, ¿Por qué mataron a Jesús?, en J. M. CASTILLO, J. A. ESTRADA, El dem Hohen Ral, en "ZNW" 43 (1950/51) 145-150.
13
proyecto de Jesús, Salamanca 1985, 68. J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento 1, 324.

152 153
Estando así las cosas, merece especial atención el gesto de Jesús más no en la atención a las masas, sino en la formación de su
cuando expulsó a los comerciantes del templo (Me 11,15-16 par). comunidad de discípulos. Por eso les insiste en que se retiren a
Sin duda alguna, este hecho fue visto como lo más grave que Jesús descansar (Me 6,30-31), lejos de la multitud (Mt 14,22; Me 6,45).
realizó contra las instituciones judías. De hecho a eso se redujo la
acusación definitiva que aportaron contra él en el juicio (Me 14,58 En realidad, ¿qué ocurrió allí? Hay una palabra del propio
par), así como las cosas que le echan en cara cuando estaba en la Jesús que nos pone en la pista de lo que allí pasó: "Dichoso el que
cruz (Me 15,29-30 par). Es evidente que Jesús, al realizar el gesto no se escandaliza de mí" (Mt 11,6; Le 7,23). Esto supone que había
simbólico del templo, se estaba jugando la vida. gente que se escandalizaba de Jesús, de lo que decía y hacía (cf Mt
13,57; 15,12; 17,27; 26,31.33; Me 6,3; 14,27.29; Jn 6,61; 16,1). Lo
Por lo tanto, la cosa está clara: Jesús había perdido, por muchos cual no nos debe sorprender. La amistad de Jesús con publícanos,
conceptos, el derecho a la vida; se veía constantemente amenazado, pecadores y gente de mal vivir tenía que ser una cosa escandalosa
de tal manera que sin cesar debía tener presente que su muerte para aquella sociedad. Y sobre todo las repetidas violaciones de la
habría de ser una muerte violenta. Hasta eso llegó la conducta de ley tenían que hacer de Jesús un sujeto sospechoso desde muchos
Jesús. De ahí el riesgo en que puso su vida. La libertad de Jesús fue puntos de vista.
provocadora. Y así terminó. Como tenía que terminar un hombre
que se comportaba de aquella manera u . Por eso, en torno a la persona y la obra de Jesús llegó a provo-
carse una pregunta tremenda: la pregunta de si Jesús traía salvación
o más bien tenía un demonio dentro (Le 11,14-23; Mt 12,22-23;
2. Por qué lo mataron cf Me 3,2; Jn 7,11; 8,48; 10,20)17. De ahí que hubo ciudades enteras
(Corozaín, Cafarnaún, Betsaida) que rechazaron el mensaje de Je-
sús, como se ve por la lamentación que el propio Jesús hizo de
a) El fracaso de Jesús aquellas ciudades (Le 10,13-15; Mt 11,20-24). Y de ahí que el mismo
Jesús llegó a confesar que ningún profeta es aceptado en su tierra
En contra de lo que algunos se imaginan, la predicación y la (Me 6,4; Mt 13,57; Le 4,24; Jn 4,44). Además, sabemos que las
actividad de Jesús en Galilea no terminaron en un éxito, sino más cosas llegaron a ponerse de tal manera, que un día el propio Jesús
bien en un fracaso, por lo menos en el sentido de que su mensaje hizo esta pregunta a sus discípulos más íntimos: "¿También vos-
no fue aceptado 15. Es verdad que al principio del ministerio en otros queréis marcharos?" (Jn 6,67). Señal inequívoca de que inclu-
Galilea los evangelios hablan con frecuencia de un gran éxito de la so los seguidores más cercanos a Jesús tuvieron la tentación de
predicación de Jesús (Me 1,33-34.38; 2,1.12.13; 3,7-11.20; 4,1; abandonarlo definitivamente.
5,21.24; 6,6.12.33-34.44.55-56). Pero también es cierto que a partir
del capítulo 7 de Marcos estas alusiones a la gran afluencia de ¿Qué nos viene a decir todo esto? La respuesta parece clara:
gente empiezan a disminuir (Me 7,37; 8,1.4; 9,14.15; 10,1.46; 11,8- durante el ministerio público de Jesús no todo fueron éxitos popu-
10.18)16. Se nota que la popularidad de Jesús va decreciendo. De lares. Más bien hay que decir que allí se produjeron conflictos y
tal manera que se tiene la impresión de que él se centra cada vez enfrentamientos, de manera que paulatinamente las grandes masas
fueron abandonando a Jesús, hasta el punto de que incluso sus
14
A todo esto hay que añadir que Jesús fue considerado como profeta. Pero, por discípulos más íntimos llegaron a tener la tentación de abandonar
otra parte, se tenía el convencimiento de que los profetas morían de muerte violenta. el camino emprendido junto al maestro. La pasión y la muerte de
Cf J. JEREMÍAS, Heiligengráber in Jesu Vmwelt, Gottingen 1958, 61ss. Véase también
A. SCHLATTER, Synagoge und Kirche, Stuttgart 1966, 237-304; J. SCHOEPS, Aus fruhehrist- Jesús fueron el resultado del conflicto que provocó su vida. Este
licher Zeit, Tübingen 1950, 126-143.
15
conflicto se apunta ya en su relación con la gente en general. Pero,
Cf E. SCHILLEBEECKX, Jesús, la historia de un viviente, Madrid 1981, 269. Véase
también C. H. DODD, El fundador del cristianismo, Barcelona 19845; F. MUSSNER, Gab es
17
eine "Galiláische Krise", en Orientierung an Jesús, Freiburg 1973, 238-252. E. SCHILLEBEECKX, o.c, 269; A. POLAG, ZU den Stufen der Christologie in Q, Berlín
16
E. SCHILLEBEECKX, o.c, 269. 1968, 72-74.

154 155
sobre todo, se puso de manifiesto en su enfrentamiento con los fueron el resultado de su vida. Es decir, Jesús se comportó de tal
dirigentes y autoridades. manera que acabó como tenía que acabar una persona que adop-
taba semejante comportamiento.
A veces se dice que Jesús murió en la cruz porque eso era la
b) El enfrentamiento con los dirigentes voluntad del Padre, porque Dios necesitaba ser aplacado en su ira
contra los pecadores mediante la sangre de su hijo. Es verdad que
Ya hemos visto que los enfrentamientos con los dirigentes judíos frases de ese tipo pueden tener un cierto sentido verdadero, como
se produjeron relativamente pronto. El evangelio de Marcos dice vamos a ver en la última parte de este capítulo. Pero hay que tener
que, apenas Jesús había quebrantado el sábado por segunda vez, mucho cuidado con esas afirmaciones. Porque fácilmente podemos
los fariseos y los del partido de Herodes se pusieron a hacer planes dar una imagen de Dios que resulte inaceptable y hasta blasfema.
para ver cómo lo podían matar (Me 3,6). Además, sabemos que la Porque, en realidad, ¿qué es lo que Dios quiso? Dios no podía
policía de Herodes andaba buscando a Jesús "para matarlo" (Le querer el sufrimiento y la muerte de su hijo. Ningún padre quiere
13,31). Por lo tanto, las cosas se pusieron bastante feas para Jesús eso. Lo que Dios quiso es que Jesús se comportara como de hecho
casi desde el primer momento. Pero lo peor del caso es que esta se comportó. Aunque eso le tuviera que acarrear el enfrentamiento
tensión, en vez de disminuir, fue en aumento. Cada vez más proble- y la muerte. Así, sí. Entonces la muerte de Jesús no es el resultado
mas, de manera que el ambiente se fue poniendo cada vez más de una decisión del Padre (¡cosa espantosa!), sino la consecuencia
difícil. Un día Jesús preguntó claramente a los dirigentes: "¿Por de una forma de vida, la consecuencia de su ministerio y de su
qué queréis matarme?" (Jn 7,19). Y aunque ellos respondieron que libertad; en definitiva, la resultante de un comportamiento de com-
estaba loco y que no querían matarlo (Jn 7,20), el hecho es que promiso incondicional en favor del hombre. Como se ha dicho
algo después por poco lo meten en la cárcel (Jn 7,44) y en otro muy bien, Dios no quería la muerte de Jesús. Dios no es ni un ser
momento faltó casi nada para que lo mataran apedreándolo (Jn vengativo que exige una víctima por el pecado del hombre, ni un
8,59), cosa que se volvió a repetir poco después (Jn 10,31), de padre despiadado que condena a su propio hijo, ni una divinidad
manera que a duras penas pudo escapar con vida (Jn 10,39). fatídica que establece una ley histórica que tiene que cumplirse
Por consiguiente, está claro que la vida de Jesús se veía cada inexorablemente y que lleva a Cristo a someterse ante su destino.
día más amenazada, en mayor peligro. Y si no lo mataron antes es Ninguna de esas presentaciones de Dios son compatibles con la
porque todavía una parte del pueblo estaba con él y los dirigentes imagen que Jesús nos ofrece del Padre y con la significación que el
no querían provocar un levantamiento popular (Me 11,18; 12,12; mismo Jesús da a su muerte. Dios no desea la pasión y la muerte
14,2; Le 20,19; 22,2). de Jesús, sino que, por el contrario, busca que el pueblo se convierta
y que escuche su mensaje. Dios no quiere ese final, pero lo acepta
Ahora bien, estando así las cosas, lo más impresionante, en y asume como la respuesta del hombre al ofrecimiento que él hace
todo este asunto, es que Jesús se dirige a la capital, Jerusalén, muy en su hijo l8.
consciente de lo que le iba a pasar (Me 8,31 par; 9,31 par; 10,33s
par), y allí se pone a hacer las denuncias más fuertes que uno pueda
imaginarse contra las autoridades centrales. Les dice que el templo
es una cueva de bandidos (Mt 21,13 par), les echa en cara que sólo c) La razón de la condena
buscan su propio provecho (Mt 23,5-7) y que se comen los bienes
de los pobres con el cuento de que rezan mucho (Me 12,40). Les A Jesús le hicieron un doble juicio: el religioso y el civil. Y en
llama en público asesinos y malvados (Mt 21,33-46 par) y les anun- cada uno de ellos se dio una razón distinta de la condena a muerte.
cia que Dios les va a quitar todos sus privilegios (Mt 21,43 par). Por eso los vamos a analizar por separado.
Jesús no pudo estar más duro con aquella gente. Por eso aquello
terminó como tenía que terminar: la condena y la muerte de Jesús 18
J. A. ESTRADA, ¿Por qué mataron a Jesús?, 72-73.

156 157
En cuanto al juicio religioso, está claro que la condena se pro- los dirigentes religiosos de Israel condenaron, en último término, a
dujo desde el momento en que Jesús afirmó que él era el mesías, el Jesús a muerte.
Hijo de Dios bendito (Me 14,61-62 par). Los dirigentes religiosos Después vino el juicio político. Pero ahí la cosa está más clara.
interpretaron esas palabras de Jesús como una auténtica blasfemia Por lo que pusieron en el letrero de la cruz, sabemos que a Jesús lo
(Me 14,63-64 par). Pero el fondo de la cuestión estaba en otra cosa. condenaron por una causa política: por haberse proclamado rey de
Al decir esas palabras, Jesús estaba afirmando que Dios estaba de los judíos (Mt 27,38 par; Jn 19,19). Pero aquí es importante tener
su parte y que le daba la razón a él. Y, por tanto, estaba afirmando en cuenta que el gobernador militar confesó que no veía motivo
que les quitaba la razón a los dirigentes. Ahora bien, eso es lo que para matar a Jesús (Le 23,13-16) y además declaró que era inocente
aquellos dirigentes no pudieron soportar. El verse descalificados (Le 23,4). Por otra parte, Jesús explicó ante el gobernador que su
como representantes de Dios fue lo que les impulsó a condenar a reinado no era como los reinos de este mundo (Jn 18,39; 19,4.6).
Jesús. En realidad, el gobernador militar dio la sentencia de muerte por-
que los dirigentes religiosos lo amenazaron con denunciarlo al
Pero la cuestión es más complicada. Porque hoy no son pocos emperador (Jn 19,12).
los exegetas que afirman que seguramente las palabras de Jesús
"yo soy el mesías, el Hijo de Dios bendito" (Me 14,61-62) son una
añadidura, puesta por los cristianos después de la resurrección
para enaltecer a Jesús l9. Y entonces, lo que tenemos es que Jesús, 3. Significado teológico
ante el interrogatorio solemne del sumo sacerdote (Me 14,60 par),
se quedó callado y no respondió nada (Me 14,61 par). Ahora bien, a) El profeta mártir
¿por qué lo condenaron si la cosa sucedió así? La respuesta parece
estar en lo siguiente: los judíos tenían una ley según la cual "el que En el Nuevo Testamento hay tres corrientes de pensamiento
por arrogancia no escuche al sacerdote puesto al servicio del Señor, cuando se trata de interpretar teológicamente la muerte de Jesús.
tu Dios, ni acepte su sentencia, morirá" (Dt 17,12)20. Esto quería La primera de esas corrientes es la que se refiere al profeta mártir.
decir que resistirse al sumo sacerdote en el ejercicio de su función Esta interpretación aparece principalmente en He 4,10 y, ya mez-
judicial se castigaba en Israel con la pena de muerte. Por lo tanto, clada con otros motivos, en He 2,22-24; 5,30-31; 10,40. También
el desacato a la autoridad, sobre todo cuando ésta examinaba la aparece en la tradición propia de Lucas, concretamente en Le 13,31-
ortodoxia de los "maestros de Israel", era un motivo jurídico para 33; 11,47-48.49ss21.
condenar a muerte. Sin embargo, eso justamente parece ser lo que
ocurrió allí. El silencio de Jesús ante el interrogatorio del sumo ¿Qué nos quiere decir esta interpretación? Para responder a
sacerdote fue una postura crítica ante el tribunal que, según la ley, esta pregunta, conviene recordar, ante todo, que Jesús fue conside-
tenía la facultad de juzgar su doctrina y su vida. Jesús rehusa rado como profeta durante su ministerio público (Mt 13,57;
someter su doctrina y su vida a la autoridad judía. Guarda silencio. 21,11.46; 26,68; Me 6,4.15; 14,65; Le 4,24; 7,16.39; 13,33; 22,64;
Esto cae evidentemente bajo la sentencia de Dt 17,12. Por consi- 24,19; Jn 4,19.44; 7,52; 9,17). Es más, él fue tenido como el profeta
guiente, Jesús se negó a someter a la autoridad judía la cuestión de definitivo, el que tenía que venir para poner las cosas en orden (Jn
su misión y su actividad. Y ése parece que fue el motivo por el que 6,14; 7,40; He 3,23; 7,37). Pero, por otra parte, se tenía también el
convencimiento de que "Israel mata a sus profetas" (Mt 5,11-12; Le
6,22-23; Mt 23,29-36; Le 11,47-51; 13,31-33.34-35; Mt 23,37-39; Le
" Para la exégesis y estado de la cuestión de estos versículos, cf J. GNILKA, Das Evan- ll,49ss). Por consiguiente, desde este punto de vista, Jesús fue
gelium nach Markus, 11/2, Neukirchen 1979, 281-282; J. ERNST, Das Evangelium nach
Markus, Regensburg 1981, 442-444; R. PESCH, Das Markusevangelium II, Freiburg 1977, considerado por las primeras comunidades cristianas como el úl-
436-439.
20
Para el análisis de este texto y su relación con la condena de Jesús, cf E. SCHILLE-
BEECKX, o.c, 285-290; J. BOWKER, Jesús and the Pharisees, Cambridge 1973, 46-52. Cf E. SCHILLEBEECKX, o.c, 249-256.

158 159
timo y definitivo profeta que Dios había enviado al mundo, y que, ¿Por qué era necesaria esta explicación? Por una razón que se
al igual que los demás, fue asesinado por la maldad de Israel. comprende enseguida: en el Antiguo Testamento se dice que "ser
Pero, en realidad, la cosa resultó más problemática. Porque crucificado es una maldición divina" (Dt 21,23; cf Gal 3,13). Por
también es cierto que Jesús fue considerado como el "gran adver- consiguiente, los primeros cristianos tuvieron que demostrar que
sario", el falso profeta, que engañaba a la gente. Había quienes Jesús, a pesar de ser un crucificado, no era un maldito. Ahora bien,
decían que Jesús era un seductor (Mt 27,62-64; Jn 7,12), que ade- para llegar a esa demostración echaron mano del siguiente argu-
más "blasfemaba contra Dios" (cf Me 14,64; Le 5,21; 22,65). Lo mento: la muerte de Jesús en la cruz responde al plan divino de la
cual quiere decir que la vida de Jesús tuvo un sentido ambivalente, salvación; es decir, se trata de que Dios mismo ha sido quien ha
positivo y negativo al mismo tiempo. Por eso a partir de la resu- querido y quien ha dispuesto que las cosas sucedieran como de
rrección Jesús fue presentado como el verdadero profeta, el autén- hecho sucedieron. Pero aquí —hay que decirlo otra vez— ya no se
tico enviado por Dios, el mensajero fidedigno. trata de una descripción de los hechos tal como ocurrieron, sino
que se trata de una interpretación o explicación teológica que los
A la vista de esta interpretación, se trata de comprender lo primeros cristianos encontraron para esos hechos.
siguiente: Jesús es el que enseña el camino de Dios y, por eso, es la Esta corriente de pensamiento tiene su palabra clave en la ex-
solución que Dios ofrece a los problemas de la vida. Por consi- presión "debía" suceder así. Es decir, la muerte de Jesús "debía"
guiente, para estar con Dios hay que estar con Jesús. Porque, hay suceder como de hecho sucedió. Esto se encuentra en dos series de
que decirlo con toda claridad, el conflicto que planteó la vida de textos23:
Jesús sigue hoy planteado. Y por eso hoy también nos vemos
abocados a la opción: o tener a Jesús por un seductor o tenerlo por a) Mc8,31;9,12; Le 17,25. La forma original de esta tradición
el verdadero profeta de Dios, el verdadero camino, la auténtica es: "Este hombre tiene que padecer mucho y así ser glorificado".
solución. Teniendo en cuenta que esta solución es tanto más arries- Lo esencial, para esta tradición, es "padecer mucho" y "ser glorifi-
gada cuanto que se trata de la solución que ofrece un crucificado, cado". Aquí Jesús aparece, por decirlo así, pasivo entre dos sujetos
es decir, un perseguido, un calumniado, un condenado, un ajusti- agentes: los judíos y Dios.
ciado. Pero ahí, precisamente en eso, se manifiesta la sabiduría de b) Me 9,31; 14,41; Le 27,9. Aquí la expresión es: "Este hombre
Dios y el poder de Dios (ICor 1,18-31). va a ser entregado en manos de los hijos de los hombres". Aquí
Jesús no está ya entre dos sujetos, sino que la acción parte exclu-
sivamente de Dios. Es Dios mismo quien entrega a Jesús a la
b) El plan divino de salvación muerte.

Una segunda corriente de pensamiento en el Nuevo Testamento, Así pues, la pasión y la muerte de Jesús se interpretan, en esta
interpreta la muerte de Jesús desde el punto de vista del plan divino corriente de pensamiento, como un hecho que Dios mismo puso en
de la salvación. Aquí no se trata ya de una descripción de los movimiento y en el que es perceptible la intervención divina. Por
hechos, tal como ocurrieron, sino de una reflexión de los primeros otra parte, aquí los hombres aparecen no como los destinatarios o
cristianos sobre lo que había ocurrido para dar una explicación de beneficiarios de la muerte de Jesús, sino como aquellos en cuyas
ello22. manos es entregado el mismo Jesús.
En definitiva, ¿qué es lo que todo esto nos viene a decir? Para
22
Para todo este aspecto de la muerte de Jesús, cf E. SCHILLEBEECKX, O.C, 256-265. Por responder a esta pregunta hay que tener en cuenta lo que, en aquel
otra parte, hay que insistir en que se trata de una explicación o interpretación de la primera
comunidad. Otra cuestión es si Jesús tenía conciencia de todo este aspecto del problema. tiempo y en aquella sociedad tuvo que significar y representar la
Esto no parece probable. Cf J. A. ESTRADA, ¿Por qué mataron a Jesús?, 72; R. SCHNACKEN-
BURO, ¡st der Gedanke des Sühnestodes Jesu der einzige Zugang zum Verstándnis unserer 23
E. SCHILLEBEECKX, O.C, 257; J. ROLOFF, Anfánge der soteriologische Deutung des
Erlósung durch Jesús Christus?, en Der Tod Jesu, Freiburg 1976, 205-230. Todes Jesu (Mk 10,45 und Lk 22,27), en "NTS" 19 (1972/73) 38-64.

160 161
muerte de Jesús, tal como ocurrió. Para aquellas gentes, un cruci- ginal") y al pecado personal, en cuanto que es ruptura con Dios.
ficado era un maldito, un condenado, un desautorizado total por Ahora bien, esta situación sólo puede ser remediada por Dios
parte de Dios y de sus representantes en este mundo. Y Jesús murió mismo, que en Jesucristo se hace como uno de nosotros, y mediante
así. Para nosotros hoy esto representa un heroísmo supremo. Pero su entrega total a Dios en la muerte hace posible lo que para el solo
entonces no era así. Representaba, por el contrario, el fracaso y la hombre era imposible: el acercamiento a Dios, la participación de
reprobación más absoluta. Por eso se imponía la necesidad urgente su vida divina, la superación de la muerte y el destino feliz para
de demostrar que tal fracaso y tal reprobación significaban para- siempre.
dójicamente para los cristianos un "acontecimiento querido por
Pero aquí es fundamental tener en cuenta que todo esto es el
Dios". Y un acontecimiento, además, que los creyentes tenían que
resultado de la reflexión cristiana sobre lo que fue de hecho e
imitar (Me 14,27.38.66-72).
históricamente la muerte de Jesús. Es más, los exegetas del Nue-
La cuestión ahora está en comprender que, en el fondo, a nos- vo Testamento suelen decir que esta tercera interpretación es un
otros nos sigue pasando exactamente lo mismo que a las gentes del desarrollo secundario en el conjunto de la doctrina del Nuevo
siglo I. Nosotros tenemos un crucifijo en casa o lo llevamos en el Testamento sobre la muerte de Jesús25. Se trata, por tanto, de
pecho. Pero, a la hora de la verdad, reaccionamos ante el crucifi- una manera de considerar la muerte de Jesús que pertenece al con-
cado, es decir, ante el sufrimiento y el fracaso, como las gentes de junto de la fe cristiana, pero que es secundaria con respecto al
entonces. "Ser crucificado" es lo mismo que "sufrir y morir por el hecho principal: la muerte del profeta mártir tal como ya ha sido
pueblo", estar dispuesto a ser tenido por un maldito y un condena- explicada.
do por la sociedad. Y entonces reaccionar con el convencimiento
de que "eso es lo que Dios quiere". Porque los caminos de la
liberación del hombre pasan inevitablemente por el sufrimiento 4. El camino de Dios
que nos acarrea el enfrentamiento con los poderes de este mundo.
Dios no quiere el sufrimiento humano. Dios no quiere que el
hombre fracase y se vea machacado, literalmente triturado. Dios es
c) La muerte expiatoria Padre de todos los hombres. Y eso quiere decir que Dios quiere la
felicidad y la realización plena del hombre, de cualquier hombre.
La tercera corriente de pensamiento que hay en el Nuevo Tes- Lo que pasa es que Dios quiere esa felicidad y esa realización del
tamento sobre la muerte de Jesús interpreta este hecho como una hombre en una sociedad en la que unos hombres atropellan a otros
muerte expiatoria en favor de los hombres; es decir, como un y los esclavizan. Y entonces, precisamente porque Dios no quiere
sacrificio que Jesús sufrió en lugar de los demás, para salvarlos y el sufrimiento humano, por eso exactamente él quiere que todo
redimirlos a todos. hombre se revuelva contra la opresión, el atropello y la esclavitud.
Esta corriente de pensamiento se basa en las fórmulas que, en Pero de sobra sabemos que, en este mundo, luchar contra la opre-
griego, utilizan la preposición hyper (por, en favor de): muerto sión y la esclavitud es caer inevitablemente en el conflicto y en la
"por" nosotros, "por" nuestros pecados. Los textos en los que esto contradicción. Porque los que oprimen y esclavizan no están dis-
aparece son los siguientes: Gal 1,4; Rom 4,25; 5,8; 8,32; Ef 5,2; puestos a soltar su presa, lo mismo cuando se trata de pueblos
ICor 15,3-5; Me 10,45; 14,24; IPe 2,21-2424. Esta interpretación enteros que cuando los opresores y esclavizadores son individuos o
supone que el hombre se encuentra, de una manera inevitable, en grupos sociales. Ahora bien, es desde este planteamiento desde
una situación de desgracia y de perdición,"que se debe a la propia donde hay que entender el sentido histórico y concreto que tiene la
condición humana (lo que se llama teológicamente el "pecado ori- cruz de Cristo, el destino y la muerte de Jesús. Por eso seguir a

24 25
E. SCHILLEBEECKX, O.C, 266.
Cf E. SCHILLEBEECKX, o.c, 265-268.

162 163
Jesús es ir derechamente a la cruz, como tendremos ocasión de ver CAPÍTULO 11
más adelante. Por eso el camino de Dios es el camino de la cruz. LA RESURRECCIÓN DE JESÚS
Esto quiere decir que soportar la cruz no es aguantar con pa-
ciencia y resignación la injusticia de este mundo, sino que es rebe-
larse contra esa injusticia. Para que en el mundo no haya más
atropellos ni más esclavitudes. Ahora bien, esto quiere decir que
existe una relación esencial entre la cruz de Cristo y la situación de
todos los crucificados de esta tierra: los pobres, los oprimidos, los
marginados y los humillados. Optar por la cruz es optar por esas
personas, es ponerse de parte de ellas, colocarse a su lado, para que
su situación cambie. En definitiva, para que en este mundo haya
paz, solidaridad y amor.
LA RESURRECCIÓN de Jesús es el hecho más importante de
Por eso comprendemos ahora que se adultera la cruz de Cristo
toda la historia de la salvación. Es, por eso, el hecho central de esa
cuando se hace de ella un instrumento de resignación y paciencia historia. Porque es el acontecimiento decisivo en la existencia de
ante los males que aquejan al mundo. La cruz es todo lo contrario. Jesús; y en la vida y en la fe de los cristianos. Tan decisivo, que sin
Porque es el signo de la más sagrada rebeldía contra el sufrimiento resurrección ni la existencia de Jesús tendría sentido ni la fe de los
que unos hombres imponen a otros. La cruz no puede ser nunca la cristianos su más elemental consistencia.
condecoración que lucen en su pecho los satisfechos y los arrogan-
tes. La cruz es el símbolo de los que luchan para que en esta tierra ¿Por qué digo estas cosas? Jesús se presentó como enviado de
haya más igualdad entre todos, más solidaridad con los crucificados Dios para anunciar la salvación de todos los hombres. Pero, en
de la historia y más fraternidad entre todos los hijos de Dios. contra de lo que se podía esperar de él (Le 24,21), murió en una
cruz, abandonado por todos y con este grito en la boca: "¡Dios
mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" (Me 15,34). De
esta manera, la muerte de Jesús vino a enterrar todas las esperanzas
que se habían puesto en él. La fuga de los apóstoles (Me 15,50), la
decepción de los discípulos de Emaús (Le 24,21) y el miedo a los
judíos (Jn 20,19) nos sugieren con claridad la sensación de fracaso
que invadió a los primeros creyentes'. Sin duda alguna, aquellos
hombres se sintieron decepcionados, porque pensaban que Jesús
había fracasado totalmente. Esto indica claramente que si no llega
a acontecer la resurrección, el fracaso de Jesús se habría confirma-
do plenamente. Y con el fracaso de Jesús habría fracasado también
su proyecto y el incipiente movimiento que él originó. Como dice
el apóstol Pablo, si Cristo no ha resucitado, entonces nuestra pre-
dicación no tiene contenido ni vuestra fe tampoco (ICor 15,14). Es
más, si no hay resurrección, "somos los más desgraciados de los
hombres" (ICor 15,19), porque habríamos puesto nuestras espe-

1
Ha analizado este ambiente de fracaso E. SCHIUEBEECKX, Jesús. La historia de
viviente, 293-302, con bibliografía.

164 165
ranzas en un pobre fracasado, que terminó en la muerte como ción la cantidad de testimonios que se acumulan todos en torno al
todos los mortales y además de la peor manera. mismo hecho (Me 16,1-8; Mt 28,1-10; Le 24,1-12; Mt 28,16-20; Le
24,36-50; Jn 20,11-18.19-23.24-49; 21,1-23; ICor 15,3-8). Por otra
Por consiguiente, es claro que el hecho de la resurrección es parte, es significativo que nadie pudo rebatir ese hecho. Y menos
decisivo para la causa de Jesús; y para la causa también de todos aún demostrar su falsedad.
los que hemos puesto nuestra fe y nuestras esperanzas en Jesús.
Hablar, por tanto, de la resurrección es hablar de la cuestión deci- Es verdad que el relato de Mateo da a entender una cierta
siva para nosotros. Porque es la cuestión decisiva que afecta al polémica en torno al hecho: el sepulcro está vigilado por soldados
mismo Jesús. Pero resulta que la fe en la resurrección ha sido (Mt 27,62-66), los cuales son sobornados por las autoridades judías,
discutida desde los tiempos de los apóstoles hasta nuestros días. La para que propalen el rumor de que los discípulos de Jesús han
certeza que la Iglesia tiene es una certeza de fe. Hay una constante robado el cadáver (Mt 28,11-15). Además, la custodia oficial del
en los relatos sobre la resurrección: el sepulcro vacío y las aparicio- sepulcro debía durar tres días (Mt 27,63-64), y se puso un sello al
nes no son de tal naturaleza que excluyan la duda2. Por eso en los mismo sepulcro (Mt 27,65-66). Pero también es cierto que nada de
últimos años se ha levantado toda una polémica, tanto en la teolo- esto pudo impedir la constatación de que el sepulcro estaba vacío
gía protestante3 como en la católica4, acerca del sentido, la signi- (Mt 28,15; cf Jn 20,15). Y si las autoridades no denunciaron y
ficación y hasta la certeza que podemos y debemos tener en cuanto castigaron el presunto robo del cadáver, es que evidentemente re-
conocieron el hecho incuestionable: allí había ocurrido algo que
se refiere a la resurrección de Jesús. Por ello interesa sumamente
humanamente no tenía explicación.
analizar los diversos argumentos y las cuestiones que se han plan-
teado acerca del hecho de la resurrección. Es lo que vamos a hacer Ahora bien, a partir de este hecho se plantea una pregunta
en este capítulo. elemental: ¿En qué argumentos se basa la certeza de este hecho?
Los argumentos, como enseguida vamos a ver, son fundamental-
mente dos: el sepulcro vacío y las apariciones del resucitado. Pero
1. El hecho de la resurrección antes de entrar en esos argumentos debo hacer una observación
importante. La predicación de la Iglesia primitiva sobre la resu-
rrección expresa tal claridad y contundencia, que indica un hecho
a) Un hecho incuestionable que se impuso a los primeros creyentes con plena objetividad5. En
este sentido hay que recordar las fórmulas de fe que aparecen en
Algunos días después de la muerte de Jesús resonó en Jerusalén ICor 15,3-5 y en los capítulos 2 al 5 de los Hechos de los Apósto-
una noticia asombrosa: Dios ha resucitado al que fue crucificado les 6. La estructura formal de estas afirmaciones de la fe es siempre
(He 2,23; 3,15; 4,10; 10,39-40). Nadie había visto el hecho mismo la misma: a) Cristo murió, fue sepultado; b) fue resucitado (o Dios
de la resurrección, pero la cosa se presentaba como incuestionable. lo resucitó: He 2,4); c) según las Escrituras; d) se apareció a Pedro
Los seguidores de Jesús afirmaban que está vivo, porque ellos lo y después a los doce ("y de eso nosotros somos testigos": He 2,32).
habían visto, se les había aparecido. En este sentido, llama la aten- Como se ha dicho muy bien, las fórmulas de ICor 15 y de He 2-5
dejan entrever, por su rígida formulación, que la resurrección no es
2
L. BOFF, Jesucristo y la liberación del hombre, Madrid 1981, 458; P. SEIDENSTICKER, un producto de la fe de la comunidad primitiva, sino el testimonio
Die Auferstehung Jesu in der Boíschaft der Evangelisten, Stuttgart 1968, 91.
3
Para la visión de conjunto en la teología protestante, cf H. G. GEYER, Die Auferstehung de un impacto que se les impuso7.
Jesu Christi, en Die Bedeutung der Auferstehungsbotschaft für den Glauben and Jesús
Christus, Gütersloh 1968, 91-117; B. KLAPPERT (ed.), Diskussion um Kreuz und Auferste-
hung, Wuppertal 1968, 9-52; 298-300. 5 CfL. BOFF, o.c, 477-480.
4 6
Ofrece una bibliografía amplia E. SCHILLEBEECKX, O.C, 303-304. Cf también L. BOFF, Cf G. DELLING, Die Bedeutung der Auferstehung Jesu für den Glauben an Jesús
o.c, 459; H. EBERT, Die Krise des Osterglaubens. Zur Diskussion über die Auferstehung Christus, en Die Bedeutung der Auferstehungsbotschaft für den Glauben an Jesús Christus,
Jesu: Hochland 60 (1968) 305-331; X. LÉON-DUFOUR, en "Rech. de Se. Reí." 57 (1969) 583- Gütersloh 1968, 67-90.
7
622. L. BOFF, O.C, 480.

166 167
b) El sepulcro vacío riciones a los apóstoles. De ahí la preocupación de Me 16,7 en que
las mujeres vayan a Pedro y a los discípulos y les comuniquen el
Se ha dicho muchas veces que el primer argumento para afirmar mensaje del ángell0. Sin duda alguna, el argumento decisivo, para
la resurrección de Jesús es el hecho del sepulcro vacío. Sin embargo, afirmar la resurrección de Jesús, es el hecho de las apariciones a los
si nos fijamos más de cerca veremos enseguida que ningún evange- discípulos. Lo del sepulcro vacío no pasa de ser un signo de una fe
lista aporta, como prueba de la resurrección, el hecho del sepulcro previa en el hecho de la resurrección.
vacío. Porque este hecho, en vez de provocar la fe, causa miedo y
espanto, hasta el punto de que "las mujeres salieron huyendo del
sepulcro" (Me 16,8; Mt 28,8; Le 24,4). Por su parte, María Magda- c) Las apariciones a los discípulos
lena interpreta este hecho como robo del cuerpo del Señor (Jn
20,2.13.15). Y para los discípulos la cosa no pasa de ser un chismo- El argumento definitivo para afirmar la resurrección de Jesús
rreo de mujeres (Le 24,11.22-24.34). se basa en las apariciones del mismo Jesús a su comunidad de
Sin embargo, aquí conviene hacer dos observaciones. La pri- discípulos. Como ya he indicado antes, las fórmulas más antiguas
mera es que la repetida proclamación del sepulcro vacío no tendría sobre las apariciones (ICor 15,3-5; He 2,32; 3,15; 4,10; 5,32) indi-
sentido si quienes hacían esa proclamación no tuvieran la certeza can, por su formulación estricta y desapasionada, que estas apari-
de la resurrección. Porque, en caso contrario, cualquiera podría ciones no fueron visiones subjetivas, sino hechos objetivos, que se
haber demostrado su falsedad, si es que el cuerpo estaba en alguna podían afirmar con toda seguridad ".
parte. Por lo tanto, desde este punto de vista, las afirmaciones ¿Cuántas fueron las apariciones? Resulta muy difícil responder
sobre el sepulcro vacío eran, en el fondo, afirmaciones de la fe en a esta pregunta. Porque los datos que poseemos son inevitable-
la resurrección. mente fragmentarios e incompletos. Pablo nos da cuenta de cinco
Por otra parte —ésta es la segunda observación—, parece que apariciones del Señor vivo (ICor 15,3-8). Marcos no conoce ningu-
las afirmaciones sobre el sepulcro vacío estaban asociadas con una na aparición (Me 16,1-8), aunque indica que Jesús se dejará ver en
práctica, en la primitiva Iglesia, de peregrinación y culto al santo Galilea (Me 16,7). Mateo conoce una sola aparición a los once (Mt
sepulcro8. Los cristianos recorrían los diversos lugares de Jerusalén 28,16-20). Lucas refiere dos apariciones (Le 24,13-53). Juan relata
que les recordaban el viacrucis de Jesús. Como final de esta piadosa tres manifestaciones del Señor (Jn 20,11-18.19-23.24.29), a lo que
peregrinación visitaban también el santo sepulcro. Su veneración hay que añadir la aparición en Galilea de Jn 21. Pero a esta lista
religiosa alcanzaría su punto culminante cuando, llegados al lugar, hay que sumar otras apariciones, como, por ejemplo, la que tuvo
el guía pronunciara estas palabras: "Y éste es el sitio donde lo Esteban mientras era martirizado (He 7,56). Si a esto unimos la
depositaron" (Me 16,6)9. aparición a Pablo (He 9,4-6; cf ICor 15,8), se puede decir con
seguridad que las apariciones de Jesús a los suyos duraron varios
Todo esto quiere decir que la tradición del sepulcro vacío ex- años n.
presa, de manera indirecta, una fe sólida y profunda en la resurrec-
ción. De todas maneras, hay que afirmar con toda claridad que la En cuanto al modo, las apariciones son descritas como una
fe en la resurrección no tuvo su origen en el descubrimiento del presencia real y hasta carnal de Jesús. Come, camina con los suyos,
sepulcro vacío ni en el testimonio de las mujeres, sino en las apa- se deja tocar, dialoga con ellos. Su presencia es tan real que puede
ser confundido con un caminante (Le 24,14-16), un jardinero (Jn
8
Cf G. SCHILLE, Das Leiden des Herrn: die evangelischen Passionstraditionen und ihr 20,15) o un pescador (Jn 21,4-6). El hecho es que los discípulos que
Sitz im Leben, en "ZTK" 52 (1955) 161-205; J. DELORME, Résurrection el tombeau de Jésus,
en La résurrection du Chrisl et l'exégése moderne, París 1969, 125-129; E. L. BODE. A 10
L. BOFF, o.c, 483.
11
Lilurgical Sitz im Leben for the Gospel Tradition ofthe Women 's Easter Visit ofthe Tomb Cf P. SEIDENSTICKER, O.C, 9-58; J. KREMER, Das dlteste Zeugnis von der Auferstehung
of Jesús?, en "The Catholic Biblical Quarterly" 32 (1970) 237-242. Christi, Stuttgart 1967, 25ss.
9 12
E. SCHILLEBEECKX, O.C, 305. J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, I, 348.

168 169
lo vieron tenían la seguridad de que no era un "espíritu" (Le 24,39) el tiempo, entonces hay que decir que la resurrección no fue un
ni un "ángel" (He 23,8-9). El que murió y fue sepultado era el hecho histórico. Porque Jesús resucitado no estaba ya en el espacio
mismo que resucitó (ICor 15,3-5). De ahí la preocupación por y en el tiempo, es decir, no estaba en este mundo, sino que había
acentuar el hecho de las llagas (Le 24,39; Jn 20,20.25-29), de que él rebasado definitivamente las condiciones de la historicidad. Por
comió y bebió con sus discípulos (He 10,41) o de que comió delante eso, desde este punto de vista se puede decir que lo único histórico
de ellos (Le 24,42). que ocurrió allí es que los discípulos experimentaron la presencia
viva de Jesús y así lo manifestaron a los demás M.
Por lo demás, en los relatos de las apariciones se nota una
evolución: de una representación más espiritualizante como es la Por esto se comprende que los evangelios no cuentan el hecho
de ICor 15,5-8; He 3,15; 9,3; 26,16; Gal 1,15; Mt 28, se pasa a una mismo de la resurrección. Se cuentan las apariciones después de la
materialización cada vez más marcada, como ocurre en los relatos resurrección, pero no la resurrección misma. Por eso el evangelio
de Lucas y Juan; y mucho más en los evangelios apócrifos de apócrifo de Pedro (escrito hacia el 150 d.C), que en lenguaje fan-
Pedro y los Hebreos l3. tástico cuenta cómo resucitó Jesús, fue rechazado por la Iglesia,
porque la conciencia cristiana percibió enseguida que no se puede
Como conclusión de los relatos de apariciones se puede decir hablar de la resurrección en sí misma15.
que tales relatos constituyen una base sólida de la fe en la resurrec-
ción. Efectivamente, Jesús fue visto por los suyos, que convivieron
con él y aseguraron con toda firmeza el hecho de la resurrección 2. Significado para la comunidad cristiana
como incuestionable y seguro.
La muerte en la cruz era considerada en aquel tiempo como
una maldición divina (Dt 21,23; Gal 3,13). Además, Jesús había
d) ¿ Un hecho histórico? muerto gritando su desamparo total: Dios lo había abandonado
(Me 15,34). Por eso, ante los ojos de aquella sociedad, muerto de
Para entender correctamente la resurrección hay que hacer una aquella manera y sepultado era un fracasado total, un desecho del
distinción elemental: una cosa es resucitar y otra cosa es revivir. que no vale la pena hacer caso. Así se cumplió la palabra del
Jesús no revivió, sino que resucitó. Revivir es volver a la vida que mismo Jesús: "Todos os vais a escandalizar de mí" (Me 14,27; Mt
se tenía antes de la muerte. Por lo tanto, el que revive vuelve a ser 26,31). En consecuencia, los discípulos regresaron a Galilea (Me
un hombre mortal, porque vuelve a estar en este mundo, como uno 14,50; Mt'26,56), sin duda alguna decepcionados, como les pasaba
de tantos. Eso es lo que ocurrió en el caso de Lázaro (Jn 11,43-44) a los de Emaús (Le 24,19-21).
o en el del hijo de la viuda de Naín (Le 7,15). Por el contrario,
resucitar es vencer definitivamente la muerte y, por consiguiente, Ahora bien, con la resurrección todo cambia: Jesús es visto por
escapar ya para siempre a ella. En consecuencia, se puede decir que los suyos como el hombre cabal y perfecto del que habla Dan 7.
quien revive vuelve a este mundo, mientras que quien resucita Más aún, Jesús es para los creyentes el Señor (He 1,6.21; 2,20.
traspasa para siempre las fronteras de este mundo. 21.34.36.47; 4,33; 5,14; 7,59.60; 8,16; 9,1.5.10.11.13.15.17.27.28.
35.42; 10,36; 11,16, etc.), "sentado a la diestra de Dios" y "consti-
Ahora bien, a la luz de esta distinción elemental, ¿se puede tuido Hijo de Dios con poder" (Rom 1,4; He 13,33; Mt 28,18). De
decir que la resurrección fue un hecho histórico? Depende: si por
hecho histórico se entiende lo que acontece realmente, sin duda 14
Cf W. TRILLINO, Jesús y los problemas de su historicidad, Barcelona 1970, 169;
alguna la resurrección fue un hecho histórico; pero si por hecho R. SCHNACKENBURG, Haben wir die Bibelfalsch ausgelegt?, en Alte Fragen neuen Antworten?
histórico se entiende lo que se puede comprobar en el espacio y en Neue Fragen alte Antworten?, Würzburg 1967, 119-121; F. J. SCHIERSE, Um die Wirklichkeit
der Auferstehung Jesu.tn "Stimmen der Zeit" 92 (1967) 221-223.
15
Al igual que el evangelio de Pedro, también cuentan el hecho de la resurrección el
13
L. BOFF, o.c, 484; H. GRASS, Osíergeschehen und Osterberichte, Góttingen 1962, 94- evangelio de los Hebreos y la Carta de los Apóstoles. Textos en P. SEIDENSTICKER, Zeitge-
112; 186-232. nóssische Texte zur Osterbotschaft der Evangelien, Stuttgart 1967, 55-65.

170 171
tal manera que las confesiones de fe que presenta el Nuevo Testa- tanto, Dios le había dado la razón a Jesús; y se la había quitado a
mento en Jesús como Señor y como Hijo de Dios tienen su funda- todos los que no están de acuerdo con Jesús. Por consiguiente,
mento en la resurrección (Jn 3,16-17; Rom 1,3-4; 4,25; 6,5; 8,3.34; Jesús tenía razón. Y su causa es el camino que salva al hombre. La
14,9; ICor 15,3-5; 2Cor 5,15; Gal 4,4; Flp 2,6-11; Col 1,15-20; ITim cosa estaba clara: el enfrentamiento entre Jesús y los dirigentes
3,16; 2Tim 2,8; Heb 1,3; IPe 1,20; 3,18; Un 4,9). A partir de judíos se prolonga en los discípulos del resucitado. Predicar la
entonces los discípulos predican con gran valentía delante de los resurrección era tomar partido en una causa enormemente con-
judíos: "Vosotros lo habéis matado... Dios lo resucitó" (He 2,22s; flictiva.
3,15; 4,10; 5,30; 10,39s). Hasta el punto de que una de las caracte-
rísticas más acusadas de la predicación cristiana a partir de entonces Ahora bien, esto tiene dos consecuencias. La primera es muy
es la valentía, la audacia, la seguridad y la libertad (parresía) para clara: cuando se predica la resurrección y eso no acarrea ningún
proclamar el mensaje de la resurrección (He 2,29; 4,13.29.31; tipo de persecución, hay que preguntarse si lo que se predica es la
9,27.28; 13,46; 14,3; 18,26; 19,8; 26,26; 28,31; 2Cor 3,12; 7,4; Ef resurrección de Jesús o es más bien otra cosa. Porque hoy el mundo
6,19.20; Flp 1,20; ITes 2,2; ITim 3,13; Flm 8; Heb 3,6; 4,16; sigue siendo hostil a la causa de Jesús, como lo era en aquel tiempo.
10,19.35)16. Por eso una predicación de la resurrección que no acarrea proble-
mas es, sin duda alguna, una predicación viciada por su misma
Pero hay otro aspecto en la predicación de la resurrección que base. Porque es una predicación que no produce la confrontación
conviene resaltar. Según el testimonio del libro de los Hechos, inherente al mensaje profundo de la resurrección.
cuando los apóstoles proclamaban la resurrección eran perseguidos
De ahí la segunda consecuencia: predicar la resurrección no es
y encarcelados (He 4,1-3; 5,30-33.40-41; 7,54-60). Esto quiere decir,
solamente decir que Jesús vive. Es mucho más que eso. Es persuadir
obviamente, que el tema de la resurrección era un tema peligroso,
a la gente de que Jesús tenía razón. Y, por consiguiente, es persua-
que provocaba el enfrentamiento y que representaba una amenaza
dir a la gente de que el camino de Jesús es el verdadero camino.
para quienes lo predicaban. Ahora bien, ¿por qué sucedía eso así?
Por lo tanto, predicar la resurrección es convencer a la gente de
La pregunta es lógica, porque hoy no representa ningún tipo de
que la vida tiene que ser vista como la vio Jesús, que nos tiene que
amenaza la predicación sobre la resurrección. Ahora es, más bien,
gustar lo que le gustó a Jesús, y que tenemos que rechazar lo que
un tema inocuo, sin implicaciones de ninguna clase. Entonces, ¿por
él rechazó. La vida de Jesús terminó en un enfrentamiento: el
qué en aquel tiempo era un asunto tan peligroso?
enfrentamiento entre el evangelio y el orden establecido. En la
Jesús había muerto a causa de un enfrentamiento dramático resurrección, el evangelio triunfa; y el orden establecido queda
con los dirigentes judíos. Y en aquel enfrentamiento, él había sido descalificado. Por eso proclamar hoy la resurrección es ponerse de
el perdedor, el fracasado y el maldito. A partir de entonces la causa parte del evangelio. Y enfrentarse inevitablemente al sistema, al
de Jesús estaba perdida y derrotada. Pues bien, a los pocos días de orden presente.
semejante fracaso, los seguidores del ajusticiado se ponen a decir
que Dios lo ha resucitado. Evidentemente, eso tenía que resultar
peligroso en aquellas circunstancias. Porque era lo mismo que 3. La victoria sobre la muerte
decir a los dirigentes judíos: Dios está de parte del que vosotros
habéis matado; y por eso, Dios está a favor de él y en contra de
vosotros. Este tono polémico se nota perfectamente en la predica- a) Nuevo horizonte para la vida
ción de Pedro: "Habéis rechazado al santo, al justo, y habéis pedido
la libertad para un asesino; habéis matado al autor de la vida, pero El mensaje del Nuevo Testamento sobre la resurrección se refie-
Dios lo resucitó, nosotros somos testigos" (He 3,14-15). Por lo re no sólo a Jesús, sino también a los cristianos. Ese mensaje nos
viene a decir lo siguiente: si Jesús ha triunfado sobre la muerte,
16
Cf H. CHR. HAHN, en DTNT1, 295-297; H. SCHLIER, en TWNTV, 869. también nosotros los cristianos tenemos resuelto el problema de la
172 173
muerte. Porque el destino de Jesús es también nuestro destino. Y fuerte, en esa misma medida la certeza del creyente será capaz de
por eso, si Jesús ha vencido a la muerte, nosotros también la hemos superar las dificultades y evidencias contrarias a la resurrección.
vencido. La muerte ya no debe ser objeto de miedo, porque es
simplemente un paso, cuestión de un instante, ya que enseguida
tenemos la vida que no se acaba. b) Cómo será la resurrección

La afirmación más clara, en este sentido, es del apóstol Pablo: El apóstol Pablo se hace esta pregunta: "¿Y cómo resucitan los
"Si de Cristo se predica que resucitó de la muerte, ¿cómo decís muertos?, ¿qué clase de cuerpo traerán?" (ICor 15,35). Y da la
algunos que los muertos no resucitan? Si los muertos no resucitan, siguiente respuesta: "Se resucita con un cuerpo espiritual" (ICor
tampoco Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, enton- 15,44). Ahora bien, ¿qué quiere decir eso del "cuerpo espiritual"?
ces lo que predicamos no tiene sentido ni vuestra fe tampoco"
(ICor 15,12-14). Por consiguiente, la gran novedad, el nuevo hori- En la teología de san Pablo, "cuerpo" designa al hombre entero,
zonte para la vida está en que si Cristo resucitó, también nosotros interior y exterior, cuerpo y alma (2Cor 4,16; Rom 7,22-23; ICor
hemos de resucitar. Porque "todos somos vivificados en él" (ICor 9,27; 13,13; Flp 1,20)l8. Por su parte, la "carne" designa lo débil,
15,20.22; Rom 8,29; Col 1,18). La resurrección de Jesús no fue un mortal, transitorio, lo propio humano con sus limitaciones (ICor
hecho aislado, sino que afecta a toda la humanidad, porque él es el 5,5; 7,28; 2Cor 10,3; 11,18; Flp 3,3-4); por eso expresa también la
nuevo Adán (Rom 5,14). De ahí la constante afirmación del Nuevo debilidad moral, el estrato del ser donde arraiga el pecado (Rom
Testamento según la cual si Cristo ha resucitado, nosotros también 7,25) y, en definitiva, la situación humana rebelde contra Dios
resucitaremos (Rom 8,11; ICor 6,14; 15,12-17.20.32.42-44.52; 2Cor (Rom 2,28-29). Finalmente, "espíritu" se opone, no a cuerpo, sino
1,9; 4,14; Ef 2,6; Col 2,12; 3,1; cf Rom 6,5; Ef 5,14; Flp 3,10-11; a carne: "las tendencias de la carne son la muerte, pero las del
ITes 4,14). Como se ve, la documentación del Nuevo Testamento, espíritu son vida y paz" (Rom 8,6). Todo esto quiere decir que el
en este sentido, es extraordinariamente abundante. Lo cual quiere hombre, según el pensamiento bíblico, no se compone de cuerpo y
decir que se trata de una de las grandes convicciones del Nuevo alma, como dos realidades separables. El hombre entraña esencial-
Testamento. Por consiguiente, la fe en la resurrección es una parte mente corporalidad. Por tanto, la verdadera liberación del hombre
absolutamente esencial de la fe cristiana. En consecuencia, para el no está en el abandono del cuerpo, sino en la orientación total de
hombre de fe la muerte no es ya un problema. La muerte es simple- toda la persona hacia Dios. Por consiguiente, con la expresión
mente el paso a la resurrección17. "cuerpo espiritual" Pablo quiere decir que, por la resurrección, el
hombre entero queda radicalmente lleno de la realidad divina y así
El problema concreto que aquí se plantea es que esta certeza de es liberado de todas sus alienaciones y limitaciones, como la debi-
la resurrección solamente la poseemos en la fe. Y la fe es esencial- lidad, el dolor, la incapacidad de amar y comunicarse, el pecado y
mente oscura, es decir, no se basa en la evidencia, ni de ella pode- la muerte.
mos tener nunca evidencia alguna. Más bien hay que decir que la
evidencia que se nos impone es la evidencia de la muerte con todo En consecuencia, el hombre resucita, no a la vida biológica,
su poder destructor. Por eso la muerte será siempre un problema sino a la vida eterna, ya nunca amenazada por la muerte, ni aun
para el creyente, el problema decisivo de la vida. Un problema que siquiera por cualquier tipo de limitación. Esta certeza acaba con el
sólo puede ser superado a través de la oscuridad de la fe, entre carácter dramático de la muerte. La muerte no es la última palabra
tanteos, dudas e inseguridades. De todas maneras, el testimonio de sobre el destino humano. La última palabra sobre el destino del
la fe es cierto. Y eso quiere decir que en la medida en que la fe sea hombre es la vida. Y por cierto, la vida sin ningún tipo de limi-
tación.
17
Cf J. L. Ruiz DE LA PEÑA, La otra dimensión. Escatología cristiana, Madrid 1975,191- 18
238, con bibliografía en p. 191. S. WIBBING, en DTNTl, 377-380.

174 175
c) Cuándo tendrá lugar la resurrección (Jn 5,24-25; 11,26). De ahí la lapidaria afirmación de Jesús: "Quien
haga caso de mi mensaje no sabrá nunca lo que es morir" (Jn 8,51).
Según la concepción de la teología tradicional, la resurrección Por lo tanto, lo que llamamos la muerte no es propiamente una
tendrá lugar al final de los tiempos, cuando venga el fin del mundo muerte, sino una transformación o, mejor dicho, una resurrección.
y se consume la historia. Esta concepción tiene su fundamento en Por eso el cadáver no es ya el cuerpo de la persona. Es la materia,
tres afirmaciones básicas: a) la muerte no es total: afecta sólo al el último despojo que queda de lo que fue esa persona en su con-
cuerpo del hombre; b) la resurrección tampoco es total: afecta dición carnal. Téngase en cuenta que la materialidad biológica no
solamente al cuerpo; c) el hombre es fundamentalmente un com- es lo mismo que la corporalidad. Nuestro cuerpo renueva casi
puesto de dos sustancias incompletas, cuerpo y alma. todas las células cada siete años, o sea, cambia su realidad biológi-
ca. Pero sigue siendo el mismo cuerpo. Por eso cabe hacer la
Ahora bien, esta concepción no tiene su fundamento en la Bi- distinción, que hemos hecho, entre materialidad y corporalidad.
blia, sino en la filosofía griega, concretamente en el pensamiento De todo este asunto volveremos a hablar en el último capítulo de
platónico. Porque, como ya he dicho, según el pensamiento bíblico, este libro.
el hombre entraña esencialmente corporalidad. Por lo tanto, la
idea de un hombre sin cuerpo es completamente ajena a la revela-
ción bíblica. ¿Qué quiere decir esto en consecuencia? Quiere decir
que la idea de un hombre gozando de Dios en el cielo, pero sin
cuerpo (aunque sólo sea por algún tiempo, hasta el fin del mundo),
es una idea que tiene su fundamento más en la filosofía platónica
que en la revelación bíblica. O, mejor dicho, tiene su fundamento
simplemente en la filosofía platónica, pero no en la revelación de la
Biblia.

Entonces, ¿qué nos dice la Biblia sobre este asunto? Según el


pensamiento de san Pablo, el bautismo nos hace participar de la
muerte y la resurrección de Cristo (Rom 6,1-11; Col 2,12). Esta
participación en la resurrección se presenta como un acontecimien-
to futuro, en los primeros escritos de Pablo (ITes 4,15-17; Rom
6,5). Pero en los escritos posteriores se llega a presentar como un
acontecimiento ya realizado (Col 2,12; Ef 2,6). Por consiguiente,
según el pensamiento de Pablo, la resurrección (que implica tam-
bién corporalidad) se ha realizado ya. Lo que llamamos la muerte
es el paso a la resurrección definitiva. En consecuencia, se puede
decir, con todo derecho, que la resurrección acontece en el mismo
momento de la muerte.

Esta idea está aún más clara en la enseñanza del evangelio de


Juan. Es verdad que en ese evangelio se afirma la resurrección para
el último día, como creían los judíos (Jn 6,39-40.44.54; 11,24). Pero
también es cierto que quien cree en Jesús tiene ya la vida eterna (Jn
5,24; 6,40.47), ha pasado de la muerte a la vida y ya no muere más
176 177
CAPÍTULO 12

NUESTRA FE EN JESUCRISTO

ESTE CAPÍTULO nos enfrenta al problema central de nuestra fe:


la fe en Jesucristo como verdadero Dios y como verdadero hombre.
Los cristianos afirmamos esta fe con una cierta connaturalidad: es
algo que se nos ha dado, se nos ha transmitido; y algo también que
nosotros repetimos como la cosa más natural del mundo. Es más,
con frecuencia afirmamos esa fe como algo absolutamente intoca-
ble, es decir, como algo en lo que ni aun siquiera debemos pensar
demasiado, para no inquietarnos o para no incurrir en posibles
desviaciones que nos apartarían de la verdadera fe. Ahora bien, al
proceder de esta manera corremos un doble peligro: primero, el
peligro de ignorar cuál es el verdadero origen de esa fe; segundo, el
peligro de no comprender el verdadero sentido y las consecuencias
que entraña esa fe. Todo esto, en la medida en que se da así,
representa un desconocimiento de quién es Jesús para nosotros. Y
sobre todo, de quién y cómo es el Dios en el que creemos.
Por eso, aun a riesgo de inquietar a algunas personas, voy a
intentar responder, en este capítulo, a dos preguntas esenciales.
Primera pregunta: ¿Cuál es el origen de nuestra fe en Jesucristo
como verdadero Dios y como verdadero hombre? Segunda pre-
gunta: ¿Cómo podemos entender esa afirmación esencial de la fe?
Pero antes debemos tomar conciencia del problema que todo esto
representa. Por lo tanto, voy a dividir este capítulo en tres partes:
en la primera presentaré brevemente el problema que representa la
cristología para nosotros; en la segunda expondré cuál es y dónde
está el origen de nuestra fe en Jesucristo; en la tercera, por fin,
quiero explicar cómo podemos entender esa afirmación esencial de
nuestra fe.

179
1. El problema par; Me 10,21; Le 18,22; Jn 1,43; 21,19) y hasta incluso imitar
(ICor 11,1; ITes 1,6). ¿Cómo se resuelve esta dificultad?
La doctrina oficial de la Iglesia católica sobre Jesucristo se basa
en una afirmación esencial: Cristo es verdadero Dios y verdadero En este capítulo se trata de responder a esta cuestión. Pero
hombre. Esta afirmación tiene su fundamento en numerosos datos antes debo hacer mención de algo que me parece importante. La
del Nuevo Testamento y en la definición del concilio de Calcedonia dificultad (teórica y práctica) que acabo de indicar ha desencade-
(año 451)'. Tanto en esos datos como en esa definición aparece, nado dos corrientes de pensamiento: por una parte, la corriente de
por una parte, que Jesús de Nazaret fue un hombre de verdad; los que han acentuado la divinidad, con el consiguiente detrimento
pero, por otra parte, aparece también que Jesús, el Cristo, fue de la humanidad, por ejemplo los docetas y, sobre todo, el mono-
verdadero Hijo de Dios y, por eso, Dios como el Padre del cielo. fisismo (Cristo es Dios con apariencia de hombre)3; por otra parte,
la corriente de pensamiento de los que han puesto el acento en la
Más concretamente, según la definición de Calcedonia, Jesu- humanidad, con el consiguiente detrimento de la divinidad, por
cristo, Logos (Verbo, Palabra) de Dios hecho hombre, es una per- ejemplo el adopcionismo (Cristo fue un hombre adoptado por
sona en dos naturalezas, que se dan en esa persona de manera Dios, pero no era Dios)4.
inconfusa, inmutable, indivisa e inseparable2. Es decir, en Jesucris- Estas dos corrientes se dan en nuestros días entre los católicos.
to existe una sola persona y dos naturalezas, la naturaleza humana No en forma de doctrinas teóricas, sino más bien bajo la forma de
(propia del hombre) y la naturaleza divina (propia de Dios). En comportamientos determinantes de la vida cristiana en su totalidad.
esto consiste, dicho en pocas palabras, el dogma central de nuestra Y así tenemos, de una parte, lo que podemos llamar el monofisismo
cristología. práctico y, de otra parte, lo que podemos llamar el cristianismo
Pero es claro que esta doctrina, a poco que se piense en ella, ateo. Voy a explicar brevemente lo que significa todo esto.
entraña una dificultad enorme: ¿cómo es posible que un mismo ser El monofisismo como doctrina teológica fue condenado en el
personal sea, a un tiempo y esencialmente, verdadero Dios y verda- concilio de Calcedonia. Pero como tentación práctica ha pervivido
dero hombre? Esta dificultad es, ante todo, teórica, porque lógica- y pervive en muchos cristianos. Por la sencilla razón de que son
mente resulta muy difícil conciliar en la unidad de un ser personal muchos los sacerdotes y los fieles que hablan de tal manera de
dos realidades tan infinitamente distintas y distantes como son Cristo, que tienen muy buen cuidado en no decir nada que atente
Dios y el hombre. Pero además es una dificultad práctica, porque contra la divinidad, pero resulta que, al mismo tiempo, se dicen
¿cómo puede ser modelo para el hombre otro hombre que, en cosas que son difícilmente conciliables con lo que es la condición
definitiva, es Dios?; ¿cómo puede ser modelo para el hombre otro humana, la condición de un hombre como los demás. Lo cual es
hombre que tiene la sabiduría de Dios, la impecabilidad de Dios, perfectamente comprensible. Porque, según la definición de Calce-
la seguridad de Dios y el poder de Dios? Un hombre así sería donia, en Cristo hay una sola persona, que los teólogos han inter-
objeto de admiración, pero no de imitación. Y, sin embargo, los pretado como la persona divina. Ahora bien, esto les puede hacer
cristianos sabemos que en Jesucristo tenemos el modelo perfecto al
que debemos seguir (Mt 8,22; 9,9 par; Me 2,14; Le 5,27; Mt 19,21 1
Para una información elemental sobre este punto, cf K. RAHNER-H. VORGRIMLER,
Diccionario teológico, Barcelona 1966, 449-450. Según la doctrina de Eutiques, en virtud de
la unión sustancial del Logos con la entidad humana se originó una so\aphysis (naturaleza),
1
DENZINGER-SCHONMETZER, Enchiridion Symbolorum, Barcelona 1963, nn. 300-303. y la humanidad quedó en ella absorbida por la divinidad, siendo como una gota de miel
2
El concilio expresa esto mediante cuatro adverbios: ásugjútos, átréptos, ádiairéptos, disuelta en el océano.
4
ájoristos. DENZINGER-SCHONMETZER, O.C, n. 302. Estos adverbios son absolutamente im- El adopcionismo es el nombre general que se da a todas aquellas sentencias que,
prescindibles para comprender el sentido de la dualidad que se da en Cristo, la dualidad de preocupadas sobre todo de mantener el monoteísmo puro, ven en Jesucristo únicamente un
naturaleza en la unidad de persona. Cf J. 1. GONZÁLEZ FAUS, La humanidad nueva, ensayo hombre que posee de una manera especial el espíritu de Dios y al que Dios "adopta" como
de Cristología II, Madrid 1974, 494. Más ampliamente en I. ORTIZ DE URBINA, Das Glau- hijo. Estas ideas se dan ya en ciertos cristiano-judíos del siglo i, en Pablo de Samosata,
benssymbol von Chalkedon. Sein Texl, sein Werden und seine dogmatische Bedeutung, en en el siglo m y, en cierta manera, Elipando de Toledo y Félix de Urgel, en el siglo vm.
A. GRILLMEIER, H. BACHT, Das Konzilvon Chalkedon I, Würburg 1959, 386-418. Cf K. RAHNER-H. VORGRIMLER, O.C, 6.

180 181
pensar a algunas personas en dos cosas: 1) que Cristo fue Dios otros casos en forma de comportamientos concretos, que tienden a
antes que hombre (de ahí las fórmulas del Nuevo Testamento que presentar a Cristo más como un revolucionario socio-político y
hablan de la preexistencia del sujeto que actúa en Cristo); 2) que menos como el hijo de Dios del que nos hablan los autores del
Cristo fue más Dios que hombre, ya que en Cristo no hay persona Nuevo Testamento. Por poner un ejemplo concreto en este estudio,
humana (como la hay en todos los hombres), mientras que sí hay en la novela de Pasternak el Doctor Zivago se lee lo siguiente: "He
persona divina (cosa que no se da en ningún hombre). Por supues- dicho que hay que ser fiel a Cristo. Voy a explicar esto enseguida.
to, esta manera de hablar comporta una mala inteligencia del dog- Usted no comprende que se puede ser ateo, que se puede ignorar si
ma de Calcedonia. Pero el hecho es que en la mentalidad de muchos existe Dios o para qué sirve, y sin embargo saber que el hombre
cristianos se infiltra de algún modo esta manera de pensar. Además, vive, no en la naturaleza, sino en la historia, y que la historia tal
si tenemos en cuenta que, en definitiva, Dios es Dios y el hombre como se la entiende hoy ha sido instituida por Cristo, y que el
es el hombre, es decir, Dios es infinitamente superior al hombre, no evangelio es su fundamento". Seguramente muchos cristianos no
nos debe extrañar que, en el caso singular de Cristo, la divinidad llegan a hacer semejante afirmación. Pero no cabe duda de que son
predomine sobre la humanidad y finalmente termine por absor- muchos los que se sienten fuertemente atraídos por los presupuestos
berla. que subyacen al planteamiento de Pasternak: "Primero el amor al
prójimo, esa forma evolucionada de la energía vital, que llena el
Ahora bien, desde el momento en que muchos cristianos conci- corazón del hombre, que exige una apertura y una donación; des-
ben así a Cristo (de una manera más o menos confusa), se com- pués, los principales elementos constitutivos del hombre moderno,
prende fácilmente que toda la inteligencia del cristianismo se vea esos elementos sin los cuales no se le conoce ya, a saber: la idea de
orientada en la línea de una profunda divinización, con detrimento la persona libre y la idea de la vida como servicio". No cabe duda
de lo humano: interesan más los derechos de Dios que los derechos de que actualmente hay mucha gente, sobre todo entre las genera-
del hombre, preocupa más la religión que la justicia, se insiste más ciones jóvenes, que vive intensamente estos presupuestos. Por
en el poder y la gloria que en la solidaridad y el compromiso, se otra parte, parece bastante claro que si hay tanta gente que vive
pone más el acento en salvaguardar dogmas que en liberar perso- estas cosas de esta manera, eso quiere decir que para esas personas
nas, y así sucesivamente. El talante de la predicación y de la pasto- la idea de Dios entra en conflicto con la idea del hombre, los
ral se ven con frecuencia profundamente marcados por esta manera intereses de Dios con los intereses del hombre. Además, no olvide-
fundamental de ver a Cristo. Y de ahí toda una eclesiología que se mos que muchos ciudadanos de nuestro tiempo tienen la impresión
preocupa mucho por Dios y por la eterna salvación de las almas, de que la idea de Dios responde a la ideología de las clases domi-
pero que se desentiende, quizá escandalosamente, de los asuntos de nantes, lo que agrava la dificultad. Por eso se comprende el atrac-
este mundo, bajo el pretexto de que su misión es pura continuación tivo que ejerce la figura de Jesús sobre muchas personas, sobre
de la de su divino redentor. Los movimientos sociales del siglo todo entre los jóvenes, mientras que todo lo que se refiere a Dios
pasado nos han enseñado que debajo de todo ese modo de pensar (la religión, el culto, la Iglesia) se va quedando como cosas margi-
se oculta la ideología de las clases dominantes y el "opio del pue- nadas que interesan menos o incluso, a veces, nada. Por lo demás,
blo". Pero el hecho es que así ha sucedido. Y así sigue sucediendo aquí también se puede decir que esta forma fundamental de enten-
en no pocos casos. Las preocupaciones de ortodoxia y de cultualis- der el evangelio inspira a muchos sacerdotes y militantes cristianos
mo que caracterizan a bastantes clérigos tienen también su funda- en lo que dicen y en lo que hacen.
mento en esa manera de entender a Cristo y de leer su evangelio.
La reacción opuesta al monofisismo práctico es lo que podemos
llamar la corriente de pensamiento que caracteriza al cristianismo 2. El origen de nuestra fe en Jesucristo
ateo. Se trata de la manera de pensar que en Cristo ve a un hombre
ejemplar, pero nada más que eso. En unos casos en forma de doc- El origen de esta fe se encuentra en los escritos del Nuevo
trina sistemáticamente formulada (esto es lo menos frecuente), en Testamento. Más concretamente, en las abundantes confesiones de

182 183
fe que aparecen en los varios autores y tradiciones del Nuevo Tes- resucitado. Esta mención del resucitado se hace especialmente en
tamento. En efecto, leyendo los escritos del Nuevo Testamento, se las confesiones del segundo bloque, es decir, en las que representan
encuentran con frecuencia afirmaciones fundamentales de la fe determinados desarrollos de las anteriores confesiones de fe (Jn
cristiana, afirmaciones que se refieren a Jesucristo, y que de forma 3,16-17; Rom 1,3-4; 4,25; 6,5; 8,3.34; 14,9; ICor 15,3-5; 2Cor 5,15;
condensada y breve nos presentan el núcleo central y esencial de la Gal 4,4; Flp 2,6-11; Col 1,15-20; ITim 3,16; 2Tim 2,8; Heb 1,3; IPe
fe. Estas confesiones de fe se pueden dividir en dos grandes bloques: 1,20; 3,18; Un 4,9). Sólo más tarde, en un estadio posterior de la
por una parte están las confesiones que afirman que Jesús es el fe cristiana, se aplican esos títulos al Jesús terreno, es decir, a Jesús
exaltado a la gloria; por otra parte están las confesiones que repre- en su vida antes de la muerte y resurrección (por ejemplo: Mt
sentan determinados desarrollos de las anteriores confesiones de 16,16.20; Me 1,1; 3,11; Le 4,41, etc.). Por último, en algunas con-
fe5. En el primer bloque hay hasta 50 confesiones de fe; en el fesiones de fe, que habría que situar más bien en el segundo bloque,
segundo bloque se encuentran 20 afirmaciones de la misma fe. Se aparecen afirmaciones que conectan con la encarnación y en ellas
trata, pues, de un material abundante, que en su conjunto expresa se dice que Jesús, el que se encarnó y se hizo hombre, es preexis-
un hecho incuestionable, a saber: la fe en Jesús como Dios y como tente a su encarnación misma (por ejemplo, Gal 4,4; Rom 8,3; Jn
hombre es el constitutivo central y esencial de la fe cristiana. 3,13; 5,23.37; 6,38.44; 7,28.33; 8,42; 16,27 y también Flp 2,6-7).

Pero todavía sobre estas confesiones de fe hay que hacer algunas Por consiguiente, el origen de nuestra fe en Jesús como Dios y
indicaciones importantes. En primer lugar, se trata de frases predi- como hombre está en las abundantes confesiones de fe que nos
cativas 6, en las que se afirman de Jesús tres predicados: Jesús es el presenta el Nuevo Testamento. Pero aquí se vuelve a plantear la
Señor (He 2,36; Rom 4,24; 10,9; ICor 6,14; 8,6; 12,3; Ef 4,5; Flp segunda pregunta que ya he formulado antes: ¿Cómo debemos
2,11; Heb 13,20), Jesús es el mesías (Mt 16,16.20; Me 1,1; Jn 7,41; entender esa afirmación esencial de la fe?
9,22; 11,27; 20,31; He 2,36; 4,10; 5,42; 9,22; Rom 8,11.34; Gal 1,1;
Ef 1,20; Flp 1,11; ITim 2,5; 2Tim 2,8; Un 2,22; 3,23; 4,2; 5,1; 2Jn 3. Para entender la afirmación de la fe
7), Jesús es el Hijo de Dios (Mt 16,16; Me 1,1; 3,11; 15,39; Le 4,41;
Jn 1,49; 10,36; 11,27; 20,31; He 9,20; 13,33; Rom 6,4; ITes 1,10; Seguramente la cristología es la rama de la teología que más ha
Un 2,23; 3,23; 4,15; 5,5). En segundo lugar, esos tres títulos se progresado en los últimos veinte años. Prueba de ello es la abun-
refieren a Jesús. Lo cual quiere decir lo siguiente: había y hay ideas dante producción teológica que circula sobre este asunto8. Por
falsas sobre mesianismo, sobre señorío y sobre filiación divina. supuesto, no se trata aquí de hacer una exposición de todas las
Pues bien, para corregir tales ideas falsas hay que remitirse a Jesús, orientaciones que de hecho se dan en este importante ámbito del
es decir, el conocimiento de Jesús de Nazaret es el criterio para la saber teológico. Se trata, más bien, de ir directamente al centro de
fe7. Esto tiene una importancia decisiva para lo que vamos a decir la cuestión, para ver, en la medida de lo posible, cuáles son las
más adelante. En tercer lugar, esos tres títulos conectan con la corrientes fundamentales. Ahora bien, desde este punto de vista se
resurrección de Jesús, es decir, Jesús es el Señor, es el mesías y es puede afirmar que existen dos corrientes contrapuestas, que marcan
el Hijo de Dios por su exaltación en la resurrección. Y éste es el las dos orientaciones clave de la cristología. Se trata de la cristolo-
sentido más original y primitivo de la fe. De tal manera que esos gía descendente o "desde arriba", por una parte, y de la cristología
tres títulos, en su estadio más original y primitivo, se refieren al ascendente o "desde abajo", por otra parte9.
8
La información bibliográfica sobre cristología moderna es enorme. El lector puede
5
Para todo este asunto, cf E. BARÓN, Cristología, Granada 1982, 14-25; B. LANG, hacerse una idea de esta cuestión en la obra de E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia de un
Confesiones de fe en la Sagrada Escritura, en "Concilium" 14/3 (1978) 13-23; X. PIKAZA, viviente, Madrid 1981, que atiende, sobre todo, a la producción teológica europea. Para una
Las confesiones de fe en la Biblia, en "Communio" 1/2 (1979) 7-19; más ampliamente ha información sobre la cristología latinoamericana, véase L. BOFF, Jesucristo y la liberación
tratado este asunto V. H. NEUFELD, The earliest Christian confessions, Leiden 1963. del hombre, Madrid 1981, 17.
6 9
E. BARÓN, O.C, 16. W. Kasper ha escrito a este respecto: "El problema fundamental de una cristología
' E. BARÓN, O.C, 17. cuyo centro se sitúa en la cruz y la resurrección consiste en cómo se relaciona la cristología

184 185
La cristología descendente parte de Dios, es decir, es una cris- la soteriología, ya que la una no se puede comprender sin la otra.
tología que parte "desde arriba". Dios desciende al mundo y se Además, esta manera de ver las cosas tiene la ventaja de que salva
hace hombre, es decir, asume una naturaleza humana, mediante el a la cristología de todo peligro de monofisismo o de infiltraciones
misterio que se llama de la "unión hipostática"10. En consecuencia, míticas, de la manera que sea. En esta cristología aparece claro que
el momento clave de esta cristología es la encarnación, de tal ma- Cristo fue un hombre enteramente igual a los demás hombres,
nera que el resto de la vida de Jesús no añade nada esencial a su ser menos en el pecado (Heb 4,15; cf Flp 2,7-8). Por otra parte, en esta
y a su obra. De donde se deduce lógicamente que la cristología cristología se explican sin dificultad toda una serie de cosas que los
(doctrina sobre Cristo) y la soteriología (doctrina sobre la salva- evangelios nos cuentan de Jesús: que aprendía (Le 2,40.50), que se
ción) están desvinculadas y hasta pueden estar perfectamente sepa- extrañaba y se sorprendía (Mt 8,10; Le 7,9; Me 6,6), que no sabía
radas. Como se comprende fácilmente, esta cristología es la tradi- ciertas cosas (Me 13,32), que tenía tentaciones (Mt 4,1-11; Me
cional. Y como tal, da perfectamente cuenta del misterio de la 1,12-13; Le 4,1-13; 22,28), que sufrió el miedo ante la muerte y el
divinidad de Cristo y de los textos que en el Nuevo Testamento fracaso (Mt 26,38; Me 14,34; Le 22,43-45; Heb 5,7). En definitiva,
hablan de la preexistencia del Logos (el Verbo, el Hijo de Dios). Jesús aparece de esta manera como alguien a quien se puede seguir
Pero esta cristología tiene el peligro evidente de ser interpretada en y a quien se puede imitar. Igualmente en esta interpretación Jesús
categorías míticas y monofisitas. Y sobre todo, tiene el inconve- aparece como un ciudadano que se da cuenta de la verdadera
niente de que no da suficiente explicación de las fórmulas del situación de su pueblo, y se compromete hasta el fondo para liberar
Nuevo Testamento en las que se dice que Jesús fue hecho (époíesen) a los hombres de sus múltiples cadenas y esclavitudes (morales,
Señor y mesías (He 2,36; cf 10,36; Rom 14,9; Flp 2,11) precisamente religiosas, humanas) por obediencia al Padre del cielo, que es el
por su vida de obediencia al Padre y concretamente por su muerte Dios liberador que se había revelado en el Antiguo Testamento ".
y resurrección. Es más, esta cristología tampoco da cuenta de las Pero esta cristología tiene el inconveniente de que, al menos en
abundantes confesiones de fe, en las que, como ya hemos visto, se principio, no explica suficientemente toda una serie de afirmaciones
dice que Jesús fue constituido Señor, mesías e Hijo de Dios exac- del Nuevo Testamento en las que se habla de la preexistencia de
tamente por su muerte y resurrección. Cristo y de la conciencia de su propia divinidad que tenía Jesús, tal
como de ello se habla especialmente en el cuarto evangelio. De ello
Por el contrario, la cristología ascendente parte del hombre, es ya hemos tratado y volveremos a hacerlo más adelante.
decir, se trata de una cristología que parte "desde abajo". Según
esta manera de enfocar las cosas, Jesús fue un hombre singular y En consecuencia, nos encontramos con el hecho siguiente: en el
único (en el sentido de irrepetible), que vivió la existencia amena- Nuevo Testamento aparecen claramente delineadas dos cristolo-
zada e insegura de todo hombre, que se comprometió en la más gías, que hemos designado como cristología descendente y cristo-
radical obediencia a Dios para liberar al hombre, puesto que para logía ascendente. Cada una de ellas tiene sus ventajas y sus incon-
eso había sido elegido por Dios, y después de realizar exactamente venientes, como he explicado hace un momento. En cuanto a las
el plan trazado por Dios fue resucitado y constituido Señor. En ventajas, no hay que olvidar que cada una de ellas cuenta con una
este planteamiento están necesariamente vinculadas la cristología y serie de textos del Nuevo Testamento que la apoyan sólidamente.
Y en cuanto a los inconvenientes, simplificando mucho la cuestión,
de ascenso y exaltación que en ella se expresa con la cristología descendente implicada en se podría decir que mientras la cristología descendente tiene el
la idea de encarnación. Ambas tienen base bíblica, no pudiendo, por tanto, hacer valer una
contra la otra. El ser divino-humano de Jesús basa su historia en la cristología descendente; peligro de incurrir en el monofisismo práctico, la cristología ascen-
en la cristología ascendente su ser se constituye en y por su historia. Con ello la cristología dente corre el riesgo de caer en el cristianismo ateo. Por lo demás,
nos sitúa ante uno de los problemas más trascendentales del pensamiento como tal, es de- en todo este asunto es importante tener siempre en cuenta que cada
cir, ante la cuestión de la relación de ser y tiempo. W. KASPER, Jesús, el Cristo, Salamanca
1984, 45.
10 1
"Unión hipostática" es un término técnico que expresa la unión y unidad estable de ' Este aspecto de Jesucristo como liberador ha sido ampliamente desarrollado por la
una naturaleza humana con la persona (hypóstasis) divina del Verbo. Cf DENZINGER-SCHÜN- teología latinoamericana. Cf L. BOFF, Jesucristo y la liberación del hombre, especialmente
METZER, o.c, nn. 252-263; 301-302; 426; 436; 516. en pp. 95-109.

186 187
una de estas cristologías desencadena una determinada forma de ción de Jesús adquieren su significación más plena. Es decir, de
leer el evangelio: una forma más sobrenaturalista y espiritualista, esta manera Jesús es un modelo a la medida del hombre y al
en el caso de la cristología descendente; y una forma más encarnada alcance del ser limitado que es cada uno de nosotros los hombres.
y, si se quiere, más comprometida con la realidad humana, en el Por eso hay que defender con todo rigor la humanización total de
caso de la cristología ascendente. Y es que, en definitiva, se trata de Jesús, a partir de su total vaciamiento de todo rango que no le
dos formas fundamentales, y de alguna manera contrapuestas, de hiciera aparecer como uno de tantos, como un simple hombre (Flp
entender el mensaje de Jesús, la fe en ese mensaje y la vida cristiana 2,7). Además, si se comprende así la existencia de Jesús y su que-
en general. hacer como hombre, el evangelio adquiere una fuerte ejemplaridad.
Por poner un ejemplo: los evangelios nos cuentan que Jesús murió
gritando: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
4. ¿Qué se puede decir sobre este asunto? (Mt 27,46; Me 15,34). En realidad, ¿qué quiere decir ese grito
sorprendente de Jesús en el último instante de su vida? Hoy hay
1. Está claro que la fe en Cristo tiene que tomar muy en serio teólogos que, a partir de una cristología ascendente, interpretan
la humanidad de Jesús. Es decir, la fe tiene que afirmar que Jesús esas palabras de Jesús en el sentido más radical. Jesús se sintió
fue un hombre verdadero, un hombre como los demás hombres. realmente abandonado por Dios y completamente fracasado.
Por consiguiente, toda afirmación de la fe o toda presentación del Como ha escrito Leonardo Boff, "nos encontramos ante la suprema
mensaje que atente contra la humanidad de Cristo tiene que ser tentación soportada por Jesús; podemos formularla así: ¿Todo mi
desechada radicalmente, porque se trataría de una afirmación con compromiso ha sido en vano? ¿No va a venir el Reino? ¿Habrá sido
sabor a herejía o sencillamente herética. En este sentido conviene todo una pura ilusión? ¿Carecerá de sentido último el drama hu-
recordar la afirmación del concilio de Calcedonia, según la cual mano? ¿Es que no soy realmente el mesías? Han caído por tierra las
Jesucristo es "perfecto en la divinidad y perfecto en la humanidad, ideas que Jesús, verdadero hombre, se había formado. Jesús se
verdadero Dios y verdadero hombre, con alma racional y cuerpo. encuentra desnudo, desarmado, absolutamente vacío ante el miste-
Ese uno y el mismo es consustancial con nosotros por su humani- rio" 13. ¿Por qué se llegó hasta tal situación? La cosa resulta com-
dad, se hizo en todo semejante a nosotros menos en el pecado (Heb prensible. Jesús predicó el reino de Dios. Pero no sólo eso. Porque
4,15)" n. Es claro que esta afirmación del concilio de Calcedonia Jesús anunció, además, que el reino está próximo (Me 1,15; Mt
tiene que ser aplicada no simplemente a la "naturaleza humana", 3,17) o incluso ya "entre vosotros" (Le 17,21). Es más, Jesús dijo
sino más concretamente al "hombre", a un hombre determinado, el estas cosas en el marco de la mentalidad apocalíptica de su tiempo,
hombre que de hecho fue Jesús de Nazaret. Porque es evidente que que esperaba el reino en el sentido de una inminente e inesperada
la naturaleza humana en sí no existe, ya que eso es una abstracción intervención de Dios (cf Mt 13,30; 14,25; Le 22,15.19-29). Pero el
que nosotros hacemos. Lo que existe es el hombre. Y en ese sentido hecho es que esa intervención de Dios no se produjo. Y no sola-
afirmamos que Jesús fue un hombre en el pleno sentido de la mente no se produjo, sino que, además, lo que Jesús vio que se le
palabra, un hombre igual a los demás hombres menos en el pecado. venía encima era su propia muerte. En este sentido, Jesús pensó
Está en consonancia con numerosos pasajes del Nuevo Testamento que Dios realmente lo había abandonado y se sintió completamente
el decir que Jesús fue un hombre, que igual que los demás hombres fracasado, sin futuro y sin sentido. Tal fue el motivo de su grito en
sufrió de la ignorancia, del miedo, de la inseguridad y, en general, la cruz y la razón de su total entrega a Dios 14.
de las limitaciones inherentes al hombre, todo eso que hace la
existencia humana verdaderamente dura y difícil. Desde este punto 3. Por otra parte, en todo este asunto hay que tener muy en
de vista se debe leer cada página del evangelio.
cuenta el sentido que tienen la mayor parte de las confesiones de fe
2. Vistas las cosas de esta manera, el seguimiento y la imita-
i3 L. BOFF, O.C, 347.
14
12
DENZINGER-SCHÓNMETZER, O.C, 301. L. BOFF, O.C, 350.

188 189
que aparecen en el Nuevo Testamento. Como ya hemos podido respecto? Para responder a esta cuestión hay que tener en cuenta
ver, esas confesiones de fe afirman que Jesús fue constituido Señor, que esas afirmaciones del Nuevo Testamento tienen su razón de ser
mesías e Hijo de Dios mediante su resurrección. Desde este punto y su explicación en un acontecimiento que es sin duda el aconteci-
de vista, se ve claramente que las confesiones de fe más originales miento más importante de la revelación cristiana, y que con fre-
y más abundantes del Nuevo Testamento van decididamente en la cuencia no es tenido en cuenta por los creyentes o incluso, a veces,
línea de una cristología ascendente. ni por los teólogos. Este acontecimiento consiste en que Dios se ha
revelado, se ha dado a conocer en Jesús. Así lo afirma expresamen-
4. En el fondo, todo esto quiere decir que no podemos disociar te el evangelio de Juan: "A la divinidad nadie la ha visto nunca; el
la cristología (doctrina sobre el ser de Cristo) de la soteriología único Dios engendrado, el que está de cara al Padre, él ha sido la
(doctrina sobre la obra realizada por Cristo). Porque la soteriología explicación" (Jn 1,18). Eso quiere decir que la revelación verdadera
es esencialmente constitutiva de la misma cristología. Conocemos de Dios se ha realizado en Jesús. Por tanto, hay que desaprender
quién es Jesús a partir de lo que hizo el propio Jesús. Por consi- lo que se sabía de Dios para aprender de Jesús, que es su explica-
guiente, está claro que no podemos hablar de Cristo en tales térmi- ción l6. Por consiguiente, no conocemos a Jesús a partir de Dios,
nos que, en la práctica, se venga a separar la cristología de la sino que conocemos a Dios a partir de Jesús. De ahí que la afirma-
soteriología. Es evidente que de esa manera no salvamos la signi- ción "Jesús es Dios" tiene su razón de ser y su explicación en otra
ficación fundamental de las confesiones de fe en las que se afirma afirmación previa, que es más fundamental: "Dios es Jesús". Tén-
que Jesús, mediante su obra salvífica, llegó a la plenitud del señorío. gase en cuenta que no se trata de un juego de palabras. En toda
Por tanto, si elaboramos una cristología en la que desde la encar- frase predicativa, la función del predicado es explicar al sujeto, es
nación ya está todo hecho, elaboramos una reflexión falseada por decir, lo conocido es el predicado y lo desconocido es el sujeto. Por
su misma base. De ahí la inexactitud de ciertas afirmaciones que ejemplo, si yo digo "Pedro es rubio", se supone que yo sé lo que es
se hacen a veces, por ejemplo cuando se dice que un suspiro del un hombre rubio, y mediante eso me entero de cómo es Pedro.
niño Jesús habría bastado para redimir al mundo. Quien hace Pues de la misma manera, si yo digo "Jesús es Dios", se supone que
semejante afirmación olvida que la cristología está determinada yo sé quién es Dios y cómo es Dios, y mediante eso conozco quién
soteriológicamente, es decir, que la significación de la persona de es Jesús y cómo es Jesús. Pero no es eso lo que, en realidad, se debe
Jesús es inseparable de la historia y del destino del propio Jesús15. decir como afirmación fundamental. Porque según el texto de Jn
Por consiguiente, aislada de esa historia y de ese destino, la persona 1,18, a quien conocemos es a Jesús, mientras que lo desconocido es
de Jesús pierde su verdadera significación para nosotros. precisamente Dios. En consecuencia, podemos afirmar que toda
5. La cristología ascendente parece tropezar con una dificultad imagen de Dios que no se adecué a Jesús es inexacta. "Quien me ve
insuperable: las afirmaciones del Nuevo Testamento que hablan de a mí está viendo al Padre... ¿No crees que yo estoy identificado con
la preexistencia de Cristo. Por ejemplo, en Gal 4,4: "Cuando se el Padre y el Padre conmigo?" (Jn 14,9-10). Ahora bien, en la
cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo". O en Rom 8,3: "Dios medida en que Jesús nos revela a Dios, en esa misma medida se
envió a su Hijo en una condición como la nuestra, pecadora". Más puede afirmar, con todo derecho, que Jesús pertenece a la defini-
claramente aún en el evangelio de Juan: Jesús fue enviado por el ción de la esencia eterna de Dios. Es decir, el sentido de lo que es
Padre (5,23.37; 6,38.44; 7,28.33), ha venido del cielo (3,13; 6,38.51), Jesús se fundamenta en la esencia eterna de Dios, porque lo más
ha venido "de arriba" (8,23), ha salido del Padre (8,42; 16,27). profundo de esa esencia eterna se nos ha dado a conocer en Jesús l7.
También es importante en este sentido el texto de Flp 2,6-7. Parece Por consiguiente, nada tiene de particular que se pueda hablar de
lo más obvio decir que estas afirmaciones van claramente en la Jesús en términos de preexistencia, como preexistente es Dios mis-
línea de una cristología descendente. ¿Qué se debe pensar a este mo a todo lo creado. Por lo demás, la afirmación del prólogo del

15 16
De tal manera que este punto de vista ha sido considerado como una de las orienta- Cf J. MATEOS, J. BARRETO, £7 evangelio de Juan, Madrid 1979, 79.
17
ciones fundamentales de la cristología en nuestro tiempo. Cf W. KASPER, O.C, 23-26. CfW. KASPER, o.c, 215-216.

190 191
evangelio de Juan, según la cual "al principio ya existía la Palabra" 7. Queda por decir algo acerca de la definición del concilio de
(Jn 1,1), se ha de entender en el sentido del proyecto fundamental Calcedonia. La definición, en su parte más fundamental, dice lo
de Dios. Es el designio primordial, la palabra divina absoluta, siguiente: "Debemos creer en uno y el mismo Cristo, Hijo, Señor y
original, que relativiza todas las demás palabras. Y es ese proyecto Unigénito, subsistente en dos naturalezas de forma inconfundible,
el que se hizo realidad histórica concreta en la persona de Jesús18. inmutable, indivisa e inseparable. La diferencia entre las dos natu-
6. Pero, por otra parte, de la misma manera que no se puede ralezas jamás queda suprimida por causa de la unión; antes bien, lo
separar la cristología de la soteriología, también hay que decir que propio de cada naturaleza queda preservado, concurriendo ambas
no se puede disociar la soteriología de la cristología. Esto quiere a formar una sola persona o subsistencia. Creemos en Jesucristo,
decir lo siguiente: Cristo actuó de tal manera, durante su vida no en dos personas separadas o divididas, sino en uno y el mismo
mortal, que tuvo que ser considerado por sus seguidores como Hijo unigénito, palabra de Dios, Señor Jesucristo, como antes los
verdadero Dios. Es decir, si Jesús hizo tales cosas es porque él era profetas creyeron en él y el propio Jesucristo nos enseñó y el credo
Dios. Según la cristología ascendente, Jesús alcanzó una dignidad de nuestros padres nos transmitió". Acerca de esta fórmula quiero
que no había tenido en su ministerio. Como se ha dicho muy bien, indicar sumariamente varias cosas. En primer lugar, hoy está bien
este punto de vista es comprensible teniendo en cuenta que sus demostrado que la intención de Calcedonia no fue metafísica o
primeros discípulos aprendieron con la resurrección algo que antes filosófica, sino soteriológica. Es decir, no se trataba de hacer una
no habían conocido con claridad. Pero tal perspectiva resultó in- declaración sobre lo que Cristo es y nada más, sino sobre lo que
adecuada cuando los cristianos reflexionaron después sobre el mis- Cristo hizo. Lo que ocurre es que para eso era necesario afirmar
terio de la identidad de Jesús. Cuando se escribieron los evangelios, quién era Cristo, para poder saber exactamente lo que hizo Cristo.
dominaba una perspectiva más desarrollada, según la cual se esti- En este sentido, lo que pretendía la definición era afirmar que al
maba que Jesús era mesías e Hijo de Dios ya durante su ministerio, hombre le fue otorgada plenamente la salvación. Pero eso sólo
de modo que la resurrección no hizo más que manifestar pública- podía ser realizado por quien fuera de verdad Dios y de verdad
mente lo que ya era antes. Marcos dice que ya en el bautismo Jesús hombre. Porque era salvación plena (de Dios) para el hombrel9.
era el Hijo de Dios (Me 1,11). Pero los discípulos nunca reconocie- Ahora bien, para llegar a esa afirmación, el concilio se sirvió de los
ron la identidad gloriosa de Jesús durante su vida mortal; ni Jesús conceptos de "naturaleza" y "persona". "Naturaleza" divina y hu-
se lo reveló abiertamente nunca a los discípulos, probablemente mana es simplemente el nombre que designa todo lo que constituye
pprque no habrían sido capaces de entender semejante revelación. el ser humano y el ser divino; expresa, por tanto, lo que Jesucristo
Esta falta de comprensión se advierte en la escena de la transfigu- tiene en común con el Padre (divinidad) y en común con nosotros
ración: cuando Jesús toma aparte a sus discípulos predilectos y les (humanidad). El concilio entiende la naturaleza en sentido abstrac-
descubre su majestad, y cuando la voz de Dios declara que Jesús es to, como sinónimo de esencia o sustancia. "Persona" (hipóstasis),
su Hijo, ellos tienen miedo y no entienden (Me 9,2-8). En el evan- en la fórmula dogmática, quiere sólo expresar el principio de uni-
gelio de Marcos, únicamente después de la muerte de Jesús es dad del ser, aquello que hace que algo sea uno: que aquel que nació
descubierto el misterio por un testigo humano: "Verdaderamente, de Dios y de la Virgen es uno y el mismo y no dos. La persona no
éste era Hijo de Dios" (Me 15,39). Marcos, por tanto, ha conserva- es un ente o una "cosa" en el hombre, sino un modo de existir del
do en parte la perspectiva más antigua. Insiste en que Jesús era ya hombre20. Mediante estos conceptos, el concilio quería expresar
Hijo de Dios y mesías durante su vida mortal, pero no se sabía dos cosas: 1) que a Jesús no le faltaba nada para ser perfecto
públicamente; así se entiende por qué los cristianos pueden decir hombre; 2) que Jesús-hombre, debido a su unión con Dios, es
que ha llegado a ser mesías e Hijo de Dios en virtud de la muerte
y la resurrección.
19
Se desprende asi ya por el mismo proemio de la definición. DENZINGER-SCHONMETZER
o.c, 300. Para este punto, J. 1. GONZÁLEZ FAUS, Las fórmulas de la dogmática cristológica
18
y su interpretación actual, en "Estudios Eclesiásticos" 46 (1971) 339-367.
Cf J. MATEOS, J. BARRETO, O.C, 52-54. 20
Cf J. I. GONZÁLEZ FAUS, La humanidad nueva II, 494-497; L. BOFF, O.C, 203-204.

192 193
sustentado con la misma sustentación ontológica de Dios, es decir, diata de Dios. Esto quiere decir que existe en el hombre un deseo
Jesús está de tal manera unido a Dios, que en él el ser humano natural de la visión beatífica, un apetito natural de la contempla-
recibe su sustentación del absoluto. En lo cual se nos revela lo más ción bienaventurada de Dios. De tal manera que esto pertenece a
profundo y admirable que hay en la existencia de Jesús. Porque se la esencia misma del hombre. 2) El hombre sólo puede experimen-
abrió y se entregó a Dios con absoluta confianza y entrega, Jesús, tar y realizar su esencia, y lo que corresponde a su esencia, en la
como enseñó el concilio de Calcedonia, no poseía la hipóstasis, la historia. Porque el hombre es esencialmente un ser histórico. Esto
subsistencia, el permanecer en sí mismo y para sí mismo. Pero aquí quiere decir que el hombre tiene que esperar y buscar la comunica-
hay que insistir, una vez más, en que eso no constituye imperfección ción de Dios precisamente en su dimensión histórica. 3) La unidad
en Jesús, sino su máxima perfección. Él se vació de sí mismo hasta del "suceso absoluto de la salvación" y del "salvador absoluto". Es
tal punto que pudo crear espacio interior para ser llenado por la decir, esas dos realidades no son nada más que dos aspectos del
realidad del otro (Dios). Porque estaba totalmente lleno de Dios y único acontecimiento de la salvación. De esta manera, el salvador
por Dios, por eso de él se puede decir que no tenía subsistencia y la acción realizada por ese salvador quedan esencialmente vincu-
humana21. Por lo demás, aquí me parece que se debe recordar la ladas la una a la otra, de tal forma que no pueden disociarse. Una
atinada observación de W. Kasper: "El dogma cristológico de Cal- vez más nos encontramos con el principio ya enunciado: la cristo-
cedonia significa también una limitación respecto del testimonio logía no puede desvincularse de la soteriología. 4) El acontecimien-
cristológico total de la Escritura. El dogma se interesa exclusiva- to de la salvación, en el sentido indicado, debe comportar la acep-
mente por la constitución interna del sujeto humano-divino. Saca tación libre de la comunicación de Dios, ya que la libertad perte-
esta cuestión del contexto total de la historia y el destino de Jesús, nece también a la esencia del hombre. 5) El acontecimiento de la
de la relación en que Jesús se encuentra no sólo con el Logos, sino salvación, entendido de esta manera, sólo se puede dar en un hom-
con su 'Padre', y hace echar de menos la panorámica total escato- bre que, por una parte, renuncie en la muerte a todo futuro intra-
lógica de la cristología bíblica. Aun siendo, pues, el dogma de mundano, y, por otra parte, aceptando esa muerte, quede definiti-
Calcedonia exégesis perennemente obligatoria de la Escritura, tiene vamente asumido por Dios. 6) Jesús de Nazaret se entendió a sí
que ser integrado, sin embargo, también en el testimonio global mismo como este salvador absoluto y, además, en su resurrección
bíblico y se ha de interpretar a partir de éste"22. y consumación se manifestó que él es en efecto tal salvador23.

8. Por último, quiero indicar algo acerca de lo que sería la Como conclusión, después de todo lo explicado en este capítulo,
tarea de una "cristología desde abajo". Por todo lo que se ha dicho podemos decir que la "cristología ascendente" resulta ser la expli-
en este capítulo se comprende perfectamente que tal. cristología es cación más plausible del misterio de Cristo. Teniendo en cuenta
posible. Y no solamente posible, sino además aceptable, si tomamos que no se trata de una explicación excluyente. También la "cristo-
realmente en serio el sentido más elemental que tienen la mayor logía descendente" tiene un sentido y una significación para el
parte de las confesiones de fe que nos muestra el Nuevo Testamen- hombre de fe. Porque desde el momento en que sabemos que Jesús
to. Pues bien, supuesto este planteamiento, se trata ahora de for- nos revela lo que pertenece a la esencia eterna de Dios, desde ese
mular los presupuestos teológicos y antropológicos que hacen ver- momento podemos hablar de Jesús aplicándole lo que corresponde
daderamente posible esa "cristología desde abajo". La aportación a esa esencia eterna de lo divino. Pero en este caso se trata de una
de K. Rahner en este sentido ha sido decisiva. En efecto, él ha afirmación o explicación subsiguiente. Porque el criterio funda-
sabido formular los presupuestos de lo que se suele llamar una mental de interpretación del misterio es lo que hemos designado
"cristología trascendental". Esos presupuestos son los siguientes: como "cristología ascendente".
1) El hombre como ser ordenado esencialmente a la visión inme-
23
K. RAHNER, Curso fundamental sobre la fe, Barcelona 1979, 348-350. Más amplia-
mente en Die zwei Grundtypen der Christologie, en Schriften zur Theologie X, Einsiedeln
21
Cf L. BOFF, o.c, 208. 1972, 227-238; y sobre todo, en K. RAHNER, W. THÜSING, Cristología. Estudio teológico y
22
W. KASPER, O.C, 292. exegético, Madrid 1975.

194 195
CAPÍTULO 13

EL DIOS DE JESUCRISTO

PARA MUCHAS personas, Dios es un problema no resuelto.


Porque, para tales personas, Dios es un misterio tremendo, ante el
que se siente respeto y temor, pero no la cercanía y el amor que se
deben experimentar ante un ser querido. Por eso, para quienes
piensan de esa manera, la religión es una especie de pesadilla o
incluso una carga intolerable. Se va a misa por temor, se reza por
temor, se dejan de hacer ciertas cosas porque Dios me puede cas-
tigar, y así sucesivamente. Y la cosa llega a ser tan grave en algunos
casos, que hay quienes piensan que serían mucho más felices si
supieran que Dios no existe. Esto ocurre, con relativa frecuencia,
en la intimidad secreta de no pocas personas.
En otros casos no es temor lo que se siente ante Dios, pero sí un
desconocimiento profundo. No se sabe ni quién es Dios ni cómo es
Dios. Es más, se tiene el convencimiento de que nadie puede saber
algo cierto sobre Dios. De donde se sigue que Dios es el gran
desconocido y, con mucha frecuencia, el gran ignorado. La religión
entonces se convierte en una serie de prácticas, más o menos ruti-
narias, que se realizan sin alegría y, por supuesto, sin amor.
Pero el problema de Dios es más profundo. Porque, como ha
escrito acertadamente M. Buber, Dios es "la palabra más vilipen-
diada de todas las palabras humanas. Ninguna otra está tan man-
chada y tan dilacerada... Las generaciones humanas han cargado el
peso de su vida angustiada sobre esta palabra y la han dejado por
los suelos; yace en el polvo y sostiene el peso de todas ellas. Las
generaciones humanas con sus disensiones religiosas han dilacerado
esta palabra; han matado y se han dejado matar por ella; esa
palabra lleva sus huellas dactilares y su sangre... Los hombres

197
dibujan un monigote y escriben debajo la palabra 'Dios'; se asesinan 1. El Dios que se revela en Jesús
unos a otros y dicen hacerlo en nombre de Dios... Debemos respe-
tar a aquellos que evitan este nombre, porque es un modo de El prólogo del evangelio de Juan hace esta afirmación funda-
rebelarse contra la injusticia y la corrupción, que suelen escudarse mental: "A Dios nadie lo ha visto jamás; es el Hijo único, que es
en la autoridad de Dios"1. Efectivamente, la palabra "Dios" ha Dios y está al lado del Padre, quien lo ha explicado" (Jn 1,18). Esto
ensangrentado muchas páginas de la historia y ha ensuciado mu- quiere decir dos cosas. En primer lugar, quiere decir que Dios es
chas conciencias. Lo cual indica hasta qué punto Dios es un incom- inalcanzable e incomprensible para el entendimiento humano: Dios
prendido, un desconocido y un ser mancillado con toda la miseria está muy por encima de todo lo que nuestra inteligencia puede
de los hombres. alcanzar y comprender. En segundo lugar, quiere decir que ese
Dios, inalcanzable e incomprensible, se ha dado a conocer en la
Ahora bien, la consecuencia inevitable que se sigue de todo lo
persona y en la obra de Jesús de Nazaret. Por lo tanto, viendo y
dicho es que el mensaje cristiano deja de ser "buena noticia" para
comprendiendo a Jesús, se ve y se comprende a Dios. Que es
quienes piensan y sienten de esa manera. El evangelio entonces
justamente lo que el mismo Jesús le dijo a Felipe en la última cena:
pierde su verdadera significación. Y las palabras de Jesús no se
"Quien me ve a mí está viendo al Padre" (Jn 14,9). Por eso la carta
entienden; o se entienden al revés. Es evidente que, en tal estado de
a los Colosenses dice que Jesús el mesías es "imagen de Dios invi-
cosas, la vida auténticamente cristiana se hace sencillamente impo-
sible" (Col 1,15), es decir, el Dios escondido (Is 45,15) y oculto,
sible: todo son dificultades, dudas, temores, inseguridades profun-
absolutamente inefable (Sal 139,6; Job 36,26) y que habita en una
das y hasta miedos atroces. Porque falla lo esencial: el verdadero
luz inaccesible (ITim 1,17)2, se ha hecho presente y patente entre
conocimiento de Dios.
los hombres por medio de Jesús; o más exactamente en la persona
Por otra parte, está el problema de los ídolos, los falsos dioses y en la obra de Jesús.
que el hombre se construye para su utilidad y provecho. No se trata
de monigotes de barro o madera. Ni se trata del sol, la luna o las Por lo tanto, no se trata de conocer a Dios para saber de esa
estrellas. Esas cosas son los ídolos de antes, los ídolos de los pueblos manera quién es Jesús y cómo es Jesús, sino que se trata exacta-
primitivos. Los ídolos del hombre moderno son otros, son más mente de todo lo contrario: de saber cómo fue Jesús, para saber de
sutiles, más sofisticados y, por supuesto, más atractivos y eficaces. esa manera quién es Dios y cómo es Dios. Por consiguiente, la
Me refiero al dinero, al poder, al prestigio. Me refiero al bienestar pregunta que aquí se plantea es muy clara: ¿Cómo es el Dios que
y al confort, al consumo, a la política y a la ideología. He ahí los se revela y se da a conocer en Jesús de Nazaret?
verdaderos ídolos del hombre moderno, ídolos de muerte y devas- Para decirlo con una palabra, que es el término clave en este
tación, cuando esas cosas se convierten en absolutos a los que se asunto, el Dios que se revela en Jesús es el Dios de la solidaridad
sacrifica la honradez, la justicia, el amor y la paz. con el hombre. Porque, efectivamente, eso fue la vida de Jesús: un
Por eso es tan importante el tema de Dios, rectamente plantea- camino de incesante solidaridad. En este sentido, lo primero que
do y correctamente comprendido. Porque sólo él nos puede liberar, hay que recordar es la cercanía de Jesús a todos los marginados de
de una manera verdaderamente eficaz, de los falsos dioses, que aquella sociedad, es decir, la cercanía de Jesús a todos los excluidos
de la solidaridad3. La proclamación de las bienaventuranzas resulta
como fantasmas de violencia y de muerte se han enseñoreado de
elocuente por sí sola. Jesús asegura que son ya dichosos los pobres,
nuestro mundo.
los que sufren, los que lloran, los desposeídos, los que tienen ham-
bre y sed de justicia, los que se ven perseguidos, insultados y ca-
2
CfW. KASPER, O.C, 151-158, con bibliografía en p. 151.
3
Para la situación de los pobres y marginados en tiempo de Jesús, cf J. JEREMÍAS,
1
M. BUBER, Begegnung. Autobiographische Fragmente, Stuttgart 1961, 43. Citado por Jerusalén en tiempos de Jesús, Madrid 1977, 130-138; O. MICHEL, TWNT VIII, 88-106;
W. KASPER, El Dios de Jesucristo, Salamanca 1985, 14. E. GULIN, Die Freude im Neuen Testament, Helsinki 1932.

198 199
lumniados (Mt 5,1-12; Le 6,20-23). Indudablemente, Jesús afirma y recurriendo a abogados, sino poneos justamente en el polo opues-
de esa manera su cercanía profunda y fundamental a todos los to. Porque solamente así es como se puede crear un dinamismo de
desgraciados y marginados de la tierra, a todos los que no podían solidaridad entre los hombres. En este mismo sentido habría que
hacer valer sus derechos en este mundo, ya que ése era justamente interpretar las severas palabras de Jesús sobre la actitud ante el
el sentido que tenían los pobres en aquel tiempo4. En el mismo dinero (Mt 6,19-34) y, sobre todo, las exigencias que impone a sus
sentido hay que leer e interpretar la afirmación programática de seguidores: no deben llevar nada que exprese instalación o cual-
Jesús en la sinagoga de Nazaret al aplicarse a sí mismo las palabras quier tipo de ostentación (Mt 10,9-10 par), no deben jamás pare-
proféticas de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él cerse a los dirigentes de los pueblos y naciones (Mt 20,26-28 par),
me ha ungido, para que dé la buena noticia a los pobres; me ha no deben apetecer un puesto importante o un vestido singular (Me
enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los 12,38-40), no deben tolerar títulos o preeminencias (Mt 23,8-10) y
ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el ni siquiera deben sentirse atados por lazos familiares (Mt 8,18-22
año de gracia del Señor" (Le 4,18-19; Is 61,1-2). Los presos, los par; 12,46-50 par), que con frecuencia impiden una solidaridad
cautivos, los encadenados, los que no ven y han perdido toda luz más universal y más profunda.
y esperanza, encuentran en Jesús su solución. Que es justamente lo Por otra parte, hay que tener presente el tipo de personas que
mismo que viene a decir el propio Jesús en la respuesta que da a los solían acompañar a Jesús. Está claro que los seguidores de Jesús
que le preguntan, de parte de Juan el Bautista, si era él el que tenía eran predominantemente personas difamadas, personas que goza-
que venir o si había que esperar a otro (Mt 11,4; Le 7,21). ban de baja reputación y estima: los 'amme haa'arag, los incultos,
Pero hay más. Porque el radicalismo que muestra Jesús en su los ignorantes, a quienes su ignorancia religiosa y su comporta-
predicación encuentra su explicación en el proyecto de la solidari- miento moral les cerraban, según las convicciones de la época, la
dad. Dicho de otra manera, Jesús fue tan radical en su predicación puerta de acceso a la salvación6. Y es precisamente de ese tipo de
y en su vida porque a eso le llevó su solidaridad con el hombre. personas de quienes dice Jesús que son su verdadera familia (Mt
Como es sabido, ha habido quienes han intentado explicar ese 12,50 par); con ellos come y convive, con ellos aparece en público
radicalismo por la idea que Jesús tenía —según se dice— sobre la constantemente, lo que da pie a las murmuraciones y habladurías
inminencia del reino de Dios e incluso la inminencia del fin del más groseras (Mt 11,19 par; Le 15,11-2).
mundo5. Sin embargo, no parece que sea necesario echar mano de En realidad, ¿qué quiere decir todo esto? Ya lo hemos visto:
tales especulaciones para explicar una cosa que en sí es más sencilla. Dios se revela en Jesús, en la vida y en el comportamiento de Jesús.
Cuando Jesús dice a sus discípulos que no hagan frente al que los En consecuencia, todo esto quiere decir que el Dios que se nos da
agravia, que pongan la otra mejilla al que los abofetea y que den a conocer en Jesús es el Dios de la cercanía y la solidaridad. Un
incluso la capa al que les quiere robar la túnica (Mt 5,38-42), les Dios que no resulta amenazante para el pecador y el ignorante,
está indicando claramente que deben ir más allá del derecho y la sino todo lo contrario. Porque es el Dios de la solidaridad con el
justicia, hasta dejarse despojar, si es preciso. Pues bien, si Jesús hombre, sobre todo con el débil y el marginado. Y esto es cierto
dice eso, parece bastante claro que su idea es: no andéis pleiteando hasta tal punto, que se trata, en definitiva, de un Dios que resulta
escandaloso para los espíritus y las mentalidades de corte puritano
4
Para este punto, cf E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia de un viviente, Madrid y de estilo farisaico. Jesús lo dijo textualmente: "Dichoso el que no
1981, 160.
5
Para este punto, véase la exposición y enjuiciamiento que hace E. SCHILLEBEECKX, se escandaliza de mí" (Mt 11,6; Le 7,23). Esto supone que había
Jesús. La historia de un viviente, 128-141. Sobre el radicalismo de Jesús, cf H. BRAUN, gente que se escandalizaba de Jesús, es decir, del Dios que se
Spátjüdischháretischerundfrühchristlicher Radikalismus, Tübingen 1957; G. KRETSCHMAR, revelaba en Jesús. Hasta eso llega la solidaridad de Dios, del Dios
Ein Beitrag zur Frage nach dem Ursprungfrühchristlicher Askese, en "ZThK" 61 (1964) 27-
67; G. THEISSEN, Estudios de sociología del cristianismo primitivo, Salamanca 1985, 13-40; que se nos revela en Jesús. Así es el Dios de Jesucristo.
ID., Sociología del movimiento de Jesús. El nacimiento del cristianismo primitivo, Santander
1979; W. STEGEMANN, Wanderradikalismus im Urchristentum?, en la obra de W. SCHOTTROFF 6
y W. STEGEMANN, Der Gott derkleinen Leute. Neues Testamenl, München 1979, 94-120. J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 137.

200 201
2. El Dios-Padre novedad inaudita9. Primero por la frecuencia con que se utiliza el
apelativo Padre para referirse a Dios: hasta 245 veces en todo el
El nombre propio de Dios, para los cristianos, es Padre. Y es Nuevo Testamento. Segundo, porque aquí el hijo no es el pueblo
fundamental destacar, desde el primer momento, que no se trata en general, sino cada creyente en particular (Mt 5,44-48; Le 6,36;
simplemente de una metáfora o una simple comparación, sino de Rom 8,15; Gal 4,6). Tercero, porque, a juicio del evangelio de
una realidad sorprendente y estremecedora. Dios es creador porque Juan, todo concepto de Dios que no corresponda al de Padre es
da la vida en general. Pero es Padre porque da su propia vida, es falso (Jn 17,3; 20,17)10. Finalmente —y sobre todo—, porque el
decir, establece una comunión de vida y de intimidad entre él y cristiano puede y debe dirigirse a Dios, no sólo con la expresión
aquellos a los que llama sus hijos. ¿Qué significa esto para la genérica de Padre, sino además con la palabra Abba (Rom 8,15;
experiencia religiosa del hombre? Gal 4,6; cf Me 14,36), que está tomada del lenguaje balbuciente de
En la experiencia general de los hombres, el fenómeno religioso los niños pequeños y que expresa "cariño, intimidad y ternura, de
de Dios se muestra como un misterio tremendo y fascinante7. Es tal manera que su traducción más exacta sería el término "papá"11.
fascinante porque es atractivo. Pero es tremendo porque la grande- A ningún israelita se le hubiera podido ocurrir llamar a Dios
za y el poder de Dios infunden no sólo respeto, sino sobre todo Abba. Porque eso hubiera sido una falta de respeto inconcebible.
miedo, ya que ese misterio representa una amenaza para el hombre. En contraste con eso, el cristiano puede y debe dirigirse a Dios con
De ahí que en casi todas las religiones se representa a Dios como la más absoluta confianza, con la intimidad y cercanía con que un
un ser misterioso y tremendo, que infunde miedo y a veces pavor. niño pequeño se encuentra en brazos de su padre. He ahí la nove-
Por desgracia, muchos cristianos no llegan a superar este tipo de dad inaudita que nos aportó Jesús con su revelación de Dios, como
experiencia religiosa, de tal manera que su religión es la religión del Padre cercano, cariñoso e íntimo. De tal manera que todo concepto
miedo y del temor constante. Tales cristianos no conocen al Dios de Dios que no corresponda a éste es falso.
que nos ha revelado Jesucristo.
En consecuencia con lo que se acaba de decir, la imagen de
En el Antiguo Testamento se designa a Dios, algunas veces, con Dios que presenta Jesús es una imagen llena de bondad, cercanía
el apelativo de Padre8. Pero hay que tener en cuenta que esta y hasta ternura para con sus hijos. Dios se muestra como Padre de
denominación de Dios como Padre está referida, en el Antiguo los discípulos en su misericordia (Le 6,36), bondad (Mt 5,45), amor
Testamento, exclusivamente al pueblo de Israel en general (Dt perdonador (Me 11,25) y providencia (Mt 6,8.32; Le 12,30); conce-
32,6; Is 63,16; 64,7; Jer 31,9; Mal 1,6; 2,10; cf Jer 3,4.19) o al rey de a sus hijos lo que necesitan (Mt 7,11) y les prepara la salvación
de Israel (2Sam 7,14; ICrón 17,13; 22,10; 28,6; Sal 89,27), de tal definitiva (Le 12,32). Es más, cuando un hijo se aleja de la casa del
manera que nunca se habla de Dios como Padre de un individuo Padre y llega a cometer los pecados más indignos, el Padre le sale
particular. Por otra parte, la idea del "padre" en la tradición de al encuentro, le perdona, se olvida de todo y hasta se alegra inde-
Israel no evocaba el sentimiento de intimidad y cercanía, sino la ciblemente del retorno de su hijo (Le 15,11-32). Por eso la actitud
autoridad y el respeto, una autoridad a la que hay que obedecer en básica del discípulo ante Dios tiene que ser de absoluta seguridad
cualquier circunstancia (Éx 20,12; 21,15.17; Prov 23,22). y confianza (parresía). El que permanece en Cristo en la fe, el que
Pues bien, frente a tales ideas acerca de Dios, la revelación del no se siente condenado por su propia conciencia (Un 3,21), tendrá
Nuevo Testamento sobre este asunto se nos muestra como una siempre la confianza de los que se acercan a él (Un 5,14) y no se
7
Este aspecto ha sido analizado en la obra clásica de R. OTTO, LO Santo, Madrid 1962. 9
Cf W. KASPER, El Dios de Jesucristo, 168-172; W. MARCHEL, Abba, Pire. Lapriere du
Ver también J. MARTÍN VELASCO, El encuentro con Dios. Una interpretación personalista de Christ et des chrétiens, Roma 1971; J. JEREMÍAS, Abba, Salamanca 1983; G. BORNKAMM,
la religión, Madrid 1976. Das Vaterbild in Neuen Testament, en H. TELLENBACH (ed.), o.c, 136-154.
8 10
Cf W. KASPER, El Dios de Jesucristo, 166-168; L. PERLITT, Der Valer im Alten Testa- J. MATEOS, J. BARRETO, El evangelio de Juan, Madrid 1979, 1052.
ment; en H. TELLENBACH (ed.), Das Vaterbild in Mythos und Geschichte, Stuttgart 1976, 11
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 211-218, con bibliografía en
50-101. pp. 210-211.

202 203
sienten fracasados lejos de él el día de su venida (Un 2,28). Esta mismo pensamiento: "Cuando se cumplió el plazo envió Dios a su
confianza, por lo tanto, incluye la certeza de la salvación, la supe- Hijo, nacido de mujer, sometido a la ley, para rescatar a los que
ración de la conciencia culpable, la esperanza en el futuro. Ése es estaban sometidos a la ley, para que recibiéramos la condición de
el ambiente en el que se deben desenvolver y vivir los hijos de Dios. hijos. Y la prueba de que sois hijos es que Dios envió a vuestro
Pero la relación con Dios, como Padre, incluye algo más. Se interior el Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abba! ¡Padre! De modo
trata de la imitación del Padre del cielo. Porque los hijos tienen que ya no eres esclavo, sino hijo, y si eres hijo eres también
que parecerse al padre. Por eso dice Jesús: "Amad a vuestros ene- heredero, por obra de Dios" (Gal 4,4-7).
migos y rezad por los que os persiguen, para ser hijos de vuestro Somos hijos de Dios porque el mismo Dios nos ha dado su
Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda Espíritu. Es decir, nos ha dado su misma vida; y con su vida nos ha
la lluvia sobre justos e injustos... Por consiguiente, sed buenos del dado su amor (Rom 5,5). Por consiguiente, se trata de que la vida
todo, como es bueno vuestro Padre del cielo" (Mt 5,44-48). Porque misma de Dios ha sido dada al hombre (Jn 6,57; Un 4,9; 5,11;
Dios "es bondadoso con los malos y desgraciados" (Le 6,35). De cf Rom 6,23). Existe, pues, una comunión de vida, como entre
ahí que sus hijos deben "ser generosos como vuestro Padre es un hijo y su padre. Somos, por tanto, de la misma familia de Dios.
generoso" (Le 6,36).
¿Qué quiere decir Jesús con estas palabras? No se trata de que 3. El Dios-Espíritu
Dios ama a todos por igual. Se trata más bien de lo siguiente: nadie
piensa que su actitud para con Dios va a influir al día siguiente El Nuevo Testamento habla con frecuencia del Espíritu n. Es el
para que a su casa no le dé el sol o para que le caigan rayos de Espíritu de Dios (Mt 3,16; Rom 8,9; IPe 4,14; Un 4,2), o del Señor
punta; porque Dios no reacciona así ante los comportamientos (Le 4,18; He 5,9), o de vuestro Padre (Mt 10,20), o de Jesús (He
humanos. Pues de la misma manera, el hijo de Dios se tiene que 16,7), o de Cristo (Rom 8,9; IPe 1,11), o simplemente el Espíritu
comportar de tal forma que a nadie se le ocurra pensar en una (Me 1,10).
posible revancha, en un desquite, en una mala respuesta del que se Este Espíritu ha sido interpretado por la teología católica como
reconoce como hijo del Padre del cielo. En definitiva, se trata de persona de la Trinidad divina. Procede del Padre (Jn 14,26), se
comprender que la bondad desconcertante del Padre del cielo tiene distingue (cf Jn 14,16-16,15; Me l,10s; Mt 28,19) del Padre y del
que traducirse en una bondad semejante en sus hijos de la tierra. Y Hijo (Jn 15,26; 16,7) y su acción viene presentada en símbolos: la
así es como serán hijos de tal Padre (Mt 5,44-45). Es decir, los que paloma (Mt 3,16 par), el viento (Jn 3,8; He 2,2), el agua (Jn 7,38-
no tienden a comportarse como el Padre del cielo, en realidad no 39), la lluvia que riega (ICor 12,13; cf Sal 63,2), el líquido que se
son hijos suyos. Porque los hijos se parecen al Padre. derrama o donde uno se sumerge (He 2,17-18; Rom 5,5; ICor
12,13; Tit 3,5), el sello que hace de los fieles propiedad de Dios
Por último, se trata de responder a una pregunta elemental: (2Cor 1,22; Ef 1,13). Ahora bien, ¿qué quiere decir todo esto? Para
¿Por qué somos hijos de Dios? La respuesta a esta pregunta se responder a esta pregunta será necesario analizar más en concre-
encuentra, admirablemente formulada, en los escritos del apóstol to cómo es presentado el Espíritu en los escritos del Nuevo Testa-
Pablo. En la carta a los Romanos, dice el apóstol: "Hijos de Dios mento.
son todos y sólo aquellos que se dejan llevar por el Espíritu de
Dios. Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os
vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que nos a) El Espíritu profético
permite gritar: ¡Abba! ¡Padre! Ese mismo Espíritu le asegura a
nuestro espíritu que somos hijos de Dios; ahora, si somos hijos, En el judaismo del tiempo de Jesús se tenía el convencimiento
somos también herederos: herederos de Dios, coherederos con el de que el Espíritu significaba siempre lo mismo que "inspiración
mesías" (Rom 8,14-16). Y en la carta a los Gálatas se repite el 12
Cf E. KAMLAH, DTNT II, 136-147, con bibliografía abundante en pp. 146-147.

204 205
profética",3. Pero, por otra parte, sabemos que Jesús fue recono- Es el Espíritu que se comunica mediante el bautismo (He 2,38), al
cido como profeta por el pueblo (Me 6,15 par; 8,28 par; Mt que acompaña la imposición de manos (He 8,15-17; 9,17s; 19,3-6),
21,11.46; Le 7,16; Jn 4,19; 6,14; 7,40.52; 9,17) e incluso de alguna y que también se hace presente en la comunidad de la Iglesia a
manera por los mismos fariseos (Le 7,39; Me 8,11 par) y sin duda través de la predicación (He 4,31; 10,44), el Espíritu que toma las
por los discípulos (Le 14,19). Pero, sobre todo, el propio Jesús se iniciativas y conduce a los creyentes (He 10,47; 13,2; 15,28; 16,6-7)
consideró a sí mismo entre los profetas (Le 13,33; Mt 23,3ls.34-36 en todo momento. La Iglesia es, pues, la comunidad del Espíritu,
par, 37-39 par; cf Me 6,4 par; Le 4,24; Jn 4,44). Todo lo cual hace cuya presencia y acción le comunican la vida y la orientación con-
pensar, obviamente, que el Espíritu que se relaciona tan estrecha- creta que debe seguir. Pero, más en concreto, ¿como orienta el
mente con Jesús en los evangelios es el Espíritu profético. Espíritu a la Iglesia?; ¿en qué dirección la lleva? Aquí hay que
analizar brevemente tres puntos fundamentales:
Ahora bien, lo importante aquí es comprender, no sólo que el
Espíritu de Dios está con Jesús, sino, sobre todo, que ese Espíritu l.Q El Espíritu crea la comunidad. Porque el fruto inmediato
orienta y dirige a Jesús en una dirección muy clara y definida. Es del Espíritu es la formación de la comunidad cristiana15. Por eso a
el Espíritu que impulsa a Jesús al enfrentamiento con los poderes la venida del Espíritu sigue inmediatamente, en el libro de los
de este mundo (Mt 4,1 par) y que actúa en favor de los discípulos Hechos, el relato de la vida comunitaria (He 2,42-47; 4,32-35). Por
cuando éstos sean conducidos a los tribunales, ante gobernadores otra parte, se trata de la comunidad en el sentido más fuerte de la
y reyes (Mt 10,16-20; Le 12,12); el Espíritu que lleva a Jesús a la palabra: comunidad de creencias y de prácticas (He 2,42), de pen-
región de los pobres, Galilea (Le 4,14), y sobre todo que hace a samientos y de sentimientos (He 4,32) y, sobre todo, comunidad de
Jesús proclamar la liberación para los oprimidos y desgraciados, bienes (He 2,42-45; 4,32.34-35). Se trata de la utopía del reino de
así como la buena noticia para los desheredados de la tierra (Le Dios, la nueva sociedad que el Espíritu crea entre los hombres16.
4,18-21). Aquí es importante caer en la cuenta de que en lo que
acabo de decir se describen cuáles son los caminos del Espíritu; 2.e El Espíritu impulsa hacia la audacia. El término técnico
cuando el Espíritu de Dios lleva a alguien, lo conduce por los que utiliza el Nuevo Testamento para hablar de esta audacia es el
caminos que acabo de indicar: el enfrentamiento con los poderes sustantivoparresía17, que por lo general tiene el sentido de libertad,
de este mundo y la liberación de los oprimidos. valentía y hasta audacia en el anuncio de la buena noticia (cf Me
8,32; Jn 7,26; 10,24; 16,29; 18,20). Exactamente como lo hacía
Por otra parte, sabemos que este mismo Espíritu se ha comuni- Jesús, se trata de decir sin ambigüedades, sin titubeos, con toda
cado a la comunidad de los creyentes (He 2,17-18; cf Jl 3,1-2), lo claridad, lo que se tiene que decir; de tal manera que los demás lo
cual marca una orientación definida a la Iglesia: al igual que Jesús, entiendan y resulte algo transparente para todo el mundo. Y hasta
también la comunidad de sus seguidores tiene que ponerse de parte con el matiz particular de decir eso en condiciones adversas, cuando
de los pobres y siempre a favor de ellos, aunque eso lleve consigo la seguridad personal y hasta la misma vida se ven amenazadas.
el tener que comparecer ante los poderes de este mundo y sus Esto es lo que Jesús hizo en su ministerio público. Y a eso justa-
tribunales. Porque ésa es la orientación que señaló a Jesús el Espí- mente es a lo que el Espíritu impulsa a su Iglesia, especialmente a
ritu profético. quienes tienen que enseñar el evangelio. El testimonio del libro de
los Hechos resulta apasionante en este sentido (He 2,29; 4,13.29.31;
9,27-28; 13,46; 14,3; 18,26; 19,8; 28,30-31), así como las indicaciones
b) El Espíritu y la Iglesia
15
Cf D. MINGUEZ, Pentecostés. Ensayo de Semiótica narrativa en He 2, Roma 1976.
En el libro de los Hechos de los Apóstoles se destaca especial- 16
Lucas quiere indicar que el ideal de vida compartida, que había sido irrealizable para
mente la estrecha conexión que existe entre el Espíritu y la Iglesia M. los griegos, finalmente se había llevado a efecto en la comunidad cristiana. Cf F. HAUCK,
TWNTIII, 793. Para el ideal utópico de los griegos, cf E. SALÍN, Platón und die griegische
13 Utopie, Berlín 1921.
J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento I, 70. i' Cf H. Chr. HAHN, Confianza, valentía, en DTNTX, 295-297.
14
Para este punto, cf G. SCHNEIDER, Die Apostelgeschichte, Freiburg 1980, 134-139.

206 207
de Pablo en la misma dirección (2Cor 3,12; 7,4; Ef 6,19-20; ITe's del hombre entraña una consecuencia fundamental: de ahí se sigue
2,2). La predicación del evangelio supone y entraña un peligro y que la acción de Dios sobre el hombre tiende siempre a la realiza-
una amenaza para el que lo anuncia. Por eso la Iglesia necesita la ción de éste en el logro de sus aspiraciones más profundas, como
asistencia del Espíritu, que le comunica la parresía. son la felicidad, la paz, la esperanza, la libertad y el amor. De
donde se deduce que la acción de la Iglesia y de los creyentes es
3.Q El Espíritu defiende siempre la libertad. Frente a la estre- correcta en la medida en que está orientada hacia la realización del
chez religiosa y legalista de los cristianos judaizantes (cf He 11,3; hombre en el logro de las aspiraciones más hondas de la persona.
10,13-14; 15,1.5; 21,20-21), el Espíritu se hace presente especial-
mente en el grupo de los helenistas (He 6,3.5.10; 7,55; 11,24; 13,2),
que mostraban una notable libertad frente al templo (He 7,48-50) d) El defensor de los cristianos
y la ley (He 15,1). Por eso Esteban afirma que los judíos resistían
al Espíritu Santo (He 7,51). Porque el Espíritu impulsa hacia la Según la teología de san Juan, la función principal del Espíritu
libertad de la que carecía la religiosidad judía (He 10,47; 11,12-17; consiste en ser el abogado defensor y el valedor permanente que da
15,8.28). seguridad a los creyentes (Jn 14,16-17) y que impulsa hacia el
testimonio y la libertad (Jn 15,26-27), sosteniendo a los seguidores
de Jesús cuando se ven amenazados por la hostilidad del mundo
c) Espíritu de Dios, espíritu del hombre (Jn 16,7-11). Ahora bien, el que necesita un abogado defensor de
manera permanente es que se va a tener que ver en dificultades,
Los dos sentidos fundamentales en que Pablo utiliza la palabra complicaciones y enfrentamientos. He ahí el destino de los cristia-
"espíritu" son: el Espíritu de Dios (por ejemplo, Rom 6,16; ICor nos que se dejan guiar efectivamente por el Espíritu, ya que éste no
2,10) y el espíritu del hombre, es decir, el yo con sus intenciones (cf hace sino recordar y descubrir el sentido del mensaje de Jesús (Jn
Rom 1,9), sentimientos (ICor 16,18) y autoconciencia (ICor 2,11). 14,26), mediante la experiencia que produce y que lleva al conoci-
Pero aquí conviene notar que con frecuencia resulta difícil saber si miento de la verdad (Jn 8,31-32). Pero, por otra parte, sabemos
tal texto determinado pertenece al primer grupo o más bien al que el "mundo", el orden presente, basado en la violencia institu-
segundo. De ahí la indecisión de los traductores en el uso de la cionalizada, odia a Jesús (Jn 7,7) y persigue a muerte a sus segui-
mayúscula o la minúscula al hablar del Espíritu. Lo cual nos viene dores (Jn 15,18-25; 16,2)19. Todo lo cual quiere decir obviamente
a indicar una dificultad más profunda, a saber: la relación que se que una Iglesia o una cristiandad que no se ve en estas dificultades
debe establecer entre el Espíritu de Dios y el espíritu del hombre. y enfrentamientos se tiene que preguntar seriamente si realmente
En este sentido, parece que se puede hablar de una correspondencia posee el Espíritu de Jesús. Porque es evidente que donde hay fide-
fundamental entre el espíritu del hombre (Rom 1,9; 8,16; ICor lidad a Jesús y adhesión a su mensaje, hay también inevitablemente
2,11; 5,3-4; Gal 6,18; Flp 4,23; ITes 5,23; Flm 25) y el Espíritu de persecución por parte del mundo y enfrentamientos con el orden
Dios, que suscita y dirige al hombre, si bien el Espíritu de Dios es constituido.
siempre soberano con relación al hombre. Es más, el Espíritu divino
habita en los creyentes (Rom 8,9), porque si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, ése no es cristiano (Rom 8,9-10), hasta el punto 4. La experiencia trinitaria
de poder decir que solamente son hijos de Dios los que se dejan
llevar por el Espíritu de Dios (Rom 8,14)18.
Toda la Biblia es la afirmación más solemne del monoteísmo.
Esta coincidencia profunda entre el Espíritu de Dios y el espíritu Dios no hay más que uno. Ya en el Antiguo Testamento leemos:
"Escucha, Israel. Yavé, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás a
18
Para todo esto, cf Traduction Oecuménique de la Bible, Epitre aux Romains, París
19
1967, 33-34. Cf J. MATEOS, J. BARRETO, El evangelio de Juan, 993-994.

208 209
Yavé, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las mismo, en la obra de la salvación de los hombres22. Pues bien, esto
fuerzas" (Dt 6,4-5; cf 2Mac 7,37). El Nuevo Testamenta asume la supuesto, hay que tener en cuenta que Dios se ha dado tan total-
fe veterotestamentaria en la unicidad de Dios (Me 12,29.32) y la mente al hombre, tan plenamente y sin reservas, que la Trinidad
esgrime frente al politeísmo pagano (He 14,15; 17,23; ICor 8,4; inmanente es también la económica, y viceversa23. Esto quiere
Rom3,29s;Ef4,6; ITim 1,17; 2,5)20. Pero esta unicidad de Dios es decir que la Trinidad que se da en Dios no es distinta de la que
perfectamente compatible con la trinidad de personas en el mismo obra la salvación en el hombre. Y al revés: la Trinidad del compor-
Dios. Por eso el Nuevo Testamento afirma la divinidad de Jesu- tamiento divino con el hombre es al mismo tiempo la realidad de
cristo (el Hijo). En él se da la plenitud del Espíritu (Le 4,18), el Dios, tal como éste existe en sí mismo.
perdón de los pecados (Me 2,1-12 par), la suprema cercanía de
¿Qué quiere decir todo esto? Quiere decir que conocemos lo que
Dios (Mt 1 l,25ss; Jn 10,30), el imperio sobre la ley dada por Dios
es Dios en sí mismo a través de lo que Dios ha hecho con nosotros
en el Antiguo Testamento (Me 2,23-28 par), el "yo soy" caracterís-
y por nosotros. El revelarse de Dios hacia fuera nos manifiesta
tico de Dios (Jn 8,58; 10,7.14; 11,25; cf Éx 3,14). De la misma
cómo es Dios hacia dentro. Ahora bien, Dios se ha revelado como
manera, él Nuevo Testamento conoce la divinidad del Espíritu
Padre, es decir, como el ser que da la vida al hombre y está siempre
Santo, que como Espíritu de Dios es la absoluta plenitud salvífica
a favor del hombre. Dios se ha revelado como Hijo, es decir, como
de Dios (Le 4,18; Tit 3,5s). Por eso las fórmulas trinitarias son
el amigo cercano y familiar al hombre, que traza el camino y el
frecuentes en el Nuevo Testamento. Así nos consta por el relato del
destino que debe seguir el creyente. Dios se ha revelado como
bautismo de Jesús (Me l,10s par) y por el mandato del bautismo
Espíritu, es decir, como amor absoluto y libertad soberana, que
del final de Mateo (Mt 28,19), lo mismo que por la doctrina de
describe cuáles tienen que ser las opciones fundamentales del hom-
Pablo (Rom l,3s; Gal4,4-6; ICor 12,4-6; 2Cor 13,13; cf Ef 4,4-6)21.
bre en la vida. Así se ha manifestado Dios. Y así es Dios en sí
Pero el Hijo y el Espíritu no son sencillamente lo mismo, como mismo.
presencia del Dios que revelan. Están relacionados con él, son Por otra parte, a partir de todo este planteamiento se compren-
enviados por él, cada uno tiene su "relación" peculiar con el Padre de fácilmente en qué consiste la experiencia trinitaria, la auténtica
(Jn 1,1.18; 15,26). experiencia de Dios. Es la experiencia de la seguridad y la confianza
Por lo tanto, el Nuevo Testamento, a la vez que sostiene con total en Dios como Padre. Es la experiencia del seguimiento de
toda firmeza la unicidad de Dios, reconoce también una tríada en Jesús como Hijo. Y es la experiencia del amor sin límites y de la
ese mismo Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, que se distinguen libertad total frente a los poderes e instituciones de este mundo. He
entre sí por medio de su acción salvífica diferenciable. No obstante, ahí la auténtica experiencia de Dios. Porque es la experiencia de lo
están de tal manera equiparados, que el Hijo y el Espíritu Santo no que Dios es en sí mismo.
pueden concebirse como meras "fuerzas" de la acción de Dios en el
mundo (cf, por ejemplo, Mt 28,19; 2Cor 13,13, etc.).
Ahora bien, ¿qué significación tiene esta doctrina sobre la Tri- 5. Un Dios desconcertante
nidad para nosotros los creyentes? Los teólogos distinguen entre la
Trinidad inmanente, que es la Trinidad que se da en Dios mismo; Con mucha frecuencia, Dios nos resulta desconcertante, abso-
y la Trinidad económica, que es la acción de Dios fuera de sí lutamente desconcertante. Y nos resulta desconcertante por una
razón muy sencilla: porque existe el mal en el mundo, el mal sufrido
2
» W. KASPER, El Dios de Jesucristo, 273; E. STAUFFER, TWNT II, 432-440; Th. C.
22
VRIEZEN, Theologie des Alten Testaments in Grundzügen, Neukirchen 1956, 147-152; Cf W. KASPER, O.C, 311-315; J. MOLTMANN, Trinidad y Reino de Dios, Salamanca
A. DEISSLER, Die Grundbotschaft des Alten Testaments. Ein theologischer Durchblick, 1983, 178-186.
23
Freiburg-Basel-Wien 1972, 25-31; B. LANG (ed.), Der einzige Gott. Die Geburt des biblischen Cf K. RAHNER, Advertencias sobre el tratado dogmático "de Trinitate", en Escritos de
Monotheismus, München 1981. Teología IV, 105ss. En el mismo sentido, K. BARTH, Die Kirchliche Dogmatik 1/1, 503
2i CfW. KASPER, O.C, 280-281. CfW. KASPER, O.C, 311.

210 211
por los inocentes, por los que no tienen culpa de nada. Ahora bien, CAPÍTULO 14
si existe el mal en el mundo de esa manera, eso quiere decir que a LA IGLESIA
nosotros nos resulta extremadamente difícil conciliar la omnipo-
tencia de Dios con la bondad del mismo Dios. Porque: o Dios
quiere evitar el mal y no puede, y por tanto no es omnipotente; o
Dios puede evitarlo y no quiere, y por tanto no es absolutamente
bueno. ¿Cómo salir de esta dificultad?
Yendo derechamente al centro mismo del problema, se puede
decir lo siguiente: el mal existe en el mundo porque el mundo no es
Dios. Solamente Dios es el ser en el que no hay mezcla de limitación
alguna, y por tanto en él no hay mal posible. Entre nosotros los
hombres existe el mal porque no somos Dios. Por consiguiente,
aceptar el mal en el mundo es aceptar nuestra condición de seres "JESÚS PREDICÓ el reino de Dios y en su lugar apareció la
limitados, que no somos infinitos. De ahí que el mal es siempre una Iglesia". Estas palabras de Alfredo Loisy' nos sitúan en el centro
posibilidad inherente a nuestro propio ser y a nuestra propia con- mismo del problema que aquí se plantea. Es un hecho que mucha
dición. Enfocar las cosas de otra manera sería lo mismo que pre- gente está de acuerdo con Jesús y su evangelio, pero esa misma
tender ser dioses, seres sin limitación posible. gente no quiere saber nada de la Iglesia. Porque son muchas las
personas que tienen la impresión de que la Iglesia es el tinglado
Pero entonces, si las cosas son así, el mal se convierte en una humano que los hombres han inventado para medrar en este mun-
fuente incesante de bien. Porque el mal nos impulsa constantemente do a la sombra de la figura de Jesús y su mensaje. De ahí la
a luchar contra él. De donde resulta que el proyecto fundamental cantidad de cristianos que viven de espaldas a la Iglesia. Son gentes
de nuestra vida tiene que ser la incesante lucha contra el mal en que no tienen relación alguna ni con el papa, ni con los obispos, ni
todas sus manifestaciones. Y así es como colaboramos con Dios en con el clero, ni con nada que huela a eclesiástico. Y otros muchos,
el logro de un mundo más humano y más digno del hombre. muchísimos, si no llegan a tanto, por lo menos es evidente que
En definitiva, Dios es desconcertante porque es Dios. Y porque experimentan serias dificultades en aceptar todo lo que se refiere a
nosotros no somos Dios. De ahí que aceptar a Dios es aceptar al la Iglesia, mientras que. al mismo tiempo, se trata de individuos
hombre, la condición limitada y perecedera del hombre. Y es a que sienten verdadera simpatía por el evangelio y su mensaje.
partir de esa aceptación desde donde es posible el compromiso y la
Esto quiere decir obviamente que mucha gente percibe que hay
lucha contra el mal del mundo en todas sus manifestaciones.
una diferencia y una distancia notable entre el evangelio y la Iglesia.
Es más, son muchos los que tienen la impresión de que la gran
dificultad para aceptar a Cristo y su mensaje es precisamente la
Iglesia. De ahí la necesidad apremiante que tenemos de responder,
en la medida de lo posible, a toda una serie de preguntas funda-
mentales: ¿Qué es la Iglesia? ¿Por qué existe la Iglesia? ¿Qué signi-
fica eso para nosotros los cristianos? ¿Por qué las diferencias que
hay entre la Iglesia y el evangelio?

A. LOISY, L'évangile el l'église, París 1903, 155.

212 213
1. Jesús y la Iglesia Espíritu Santo. Sólo después de la resurrección y de la venida del
Espíritu comprendieron los discípulos plenamente que Jesús era el
Empiezo aquí con una pregunta elemental: ¿Proviene la Iglesia mesías y el Hijo de Dios. Por otra parte, los teólogos y los exegetas
de Jesús? Es decir, ¿tiene la Iglesia su origen en una decisión de están hoy de acuerdo en que en el Nuevo Testamento no hay una
Jesús que durante su vida mortal la instituyó y determinó su es- sola eclesiología, sino diversas4. Por lo tanto, se puede concluir
tructura y su organización? Esta pregunta es fundamental. Porque que durante la vida de Jesús no quedó fijado un modelo acabado
si Jesús fundó así la Iglesia, entonces eso quiere decir que la Iglesia de Iglesia, que sería normativo para todos en todos sus detalles.
quedó determinada y configurada de una vez para siempre, de tal 3.Q De alguna manera se puede afirmar que la Iglesia es el
manera que los hombres no podemos introducir en ella ninguna resultado de un lento proceso de evolución en la conciencia de los
modificación sustancial. La Iglesia, por lo tanto, en este caso cons- primeros cristianos: conciencia de quién era Jesús; y conciencia
tituiría un modelo acabado e inamovible, que tendría que perma- también de la esencial diferencia entre la comunidad de Jesús y el
necer siempre igual en el transcurso del tiempo. ¿Qué se puede judaismo. En un primer momento no estuvo nada clara la diferen-
decir sobre este asunto? cia esencial entre la Iglesia y el pueblo elegido de Dios en el Antiguo
En el estado actual de la investigación exegética e histórica2, se Testamento (cf He 10,34-48; 11,1-18; 28,25-28). Por eso podemos
puede responder lo siguiente: concluir con Erik Peterson que al concepto de Iglesia pertenece el
hecho de ser esencialmente una Iglesia de gentiles5. Dicho de otra
l.Q Entre Jesús y la Iglesia existe un lazo fundamental de manera, esto quiere indicar que en la constitución de la primitiva
conexión, que es la persona y la obra del mismo Jesús. Éste predicó Iglesia influyó de manera decisiva el hecho de que los doce apósto-
el mensaje del Reino y reunió la comunidad de discípulos, que les, llamados e inspirados por el Espíritu Santo, se decidieron a ir
constituyeron el germen de la futura Iglesia. Sobre estas bases, los a los gentiles6. Desde entonces, propiamente hablando, existe la
apóstoles organizaron la Iglesia que perdura hasta hoy. Asumieron Iglesia en su plenitud.
los elementos que había introducido el Jesús histórico, los traduje-
ron a la nueva situación y, bajo la luz del Espíritu Santo, estable- Si después de todo esto preguntamos: ¿Cuál es la forma insti-
cieron las estructuras fundamentales de la Iglesia3. De esta manera tucional que Jesús quiso para su Iglesia?, podremos responder:
se puede y se debe decir que la Iglesia proviene de Jesús. quiso y sigue queriendo aquella que la comunidad apostólica, ilu-
minada por el Espíritu Santo y de acuerdo con el mensaje evangé-
2.Q No se puede decir que en la vida del Jesús histórico hubo lico, representa para la Iglesia en el sentido de apostolicidad y
un momento determinado en el que él instituyera formalmente la sucesión apostólica. Por lo tanto, el episcopado, el presbiterado y
Iglesia. Entre otras razones, porque Iglesia, en el sentido más pro- otras funciones permanecerán. Lo importante no consiste en eso,
pio y formal de esta palabra, no pudo haber antes de la venida del pues es de una evidencia palmaria el hecho de que esas estructuras
2
atienden a necesidades siempre presentes en las comunidades nece-
Cf A. VOGTLE, Ekkksiologische Aufíragsworte des Aufersiandenen, en Sacra Pagina sitadas de unión, de universalidad y de religación con los testigos
II, París-Gembloux 1959, II, 280-294; ID, Jesús und die Kirche, en Begegnung der Christen,
Festschrift O. Karrer, Stuttgart 1959, 54-81; ID, Der Einzelne und die Gemeinschaft in der mayores del pasado apostólico. Es más importante considerar el
Stufenfolge der Christusoffenbarung, en Sentiré Ecclesiam, Festschrift H. Rahner, Freiburg estilo que esas funciones han de vivir dentro de las comunidades: o
1961, 50-91; J. BETZ, Die Gründung der Kirche durch den historischen Jesús, en "ThQ" 138 sobre ellas, monopolizando todos los servicios y poderes, o al inte-
(1958) 152-183; O. Kuss, Bemerkungen zum Fragenkreis: Jesús und die Kirche im NT, en
"ThQ" 135 (1955) 28-55; W. G. KOMMEL, Kirchenbegriff und Geschichlsbewusstsein in der rior de ellas, integrando los encargos en vez de acumularlos, respe-
Urgemeinde und bei Jesús, Uppsala 1943; ID, Verheissung und Erfüllung. Vntersuchungen
zur eschatologischen Verkündigung Jesu, Zurich 1953; A. DEPKE, Der Herrenspruch über
4
die Kirche in der neueren Forschung, en "Studia Theologica" 2 (1948) 110-165; P. NEPPER- R. E. BROWN, Las iglesias que los apóstoles nos dejaron, Bilbao 1986; J. A. ESTRADA,
CHRISTENSEN, Wer hai die Kirche gestiftet?, Uppsala 1950; L. BOFE, ¿Quiso el Jesús histórico La Iglesia: ¿Institución o carisma?, Salamanca 1984, 55-116.
5
una única forma institucional de Iglesia?, en Eclesiogénesis. Las comunidades de base E. PETERSON, Die Kirche, en Theologische Traktate, München 1957, 411. CfL. BOFF,
reinventan la Iglesia, Santander 1980, 77-95. Eclesiogénesis, 89.
6
3
CfL. BOFF, o.c., 91. E. PETERSON, Die Kirche, 417; cf L. BOFF, O.C, 91.

214 215
tando los diversos carismas, conduciéndolos a la unidad del mismo gé. Ahora bien, de estas dos palabras parece que la más apropiada
cuerpo. Este último estilo es el que traduce la actitud evangélica y para designar a una comunidad religiosa era synagogé, puesto que
la praxis que Jesús quiso para la comunidad mesiánica7. era el término técnico acuñado por el judaismo para sus asambleas.
Sin embargo, los cristianos evitaron cuidadosamente designarse a
sí mismos como synagogé y prefirieron el término profano ekklesía.
2. El significado de la Iglesia ¿Por qué se hizo esta elección? La razón parece clara: los cristianos
quisieron distanciarse conscientemente de la "sinagoga", porque
La palabra "iglesia" viene del griego ekklesía, que designaba, en era el lugar de la explicación de la ley, mientras que los cristianos
el lenguaje de la antigüedad, la asamblea plenaria de los ciudadanos se comprendían a sí mismos como una comunidad y un aconteci-
miento en cuyo centro se encontraba precisamente la promulgación
en plenitud de derechos de la polis (la ciudad)8. Era competencia
de un evangelio auténticamente libre 12. Es decir, lo que caracteriza
de la ekklesía decidir sobre las propuestas de cambios de las leyes,
a los cristianos no es el sometimiento a la ley, sino la libertad
la elección de los funcionarios y todas las cuestiones importantes
evangélica.
de la política exterior e interior, así como la administración de
justicia en casos especiales. Se trataba, por tanto, de una asamblea Por lo tanto, la "iglesia", en su significado más original, nos
de ciudadanos libres, que decidían libremente sobre las cuestiones remite a tres ideas: en primer lugar, la idea de "pueblo de Dios", es
que les afectaban como tales ciudadanos. Y aquí ya es importante decir, se trata del nuevo pueblo congregado por Cristo para la
destacar que los primeros cristianos, para designarse a sí mismos salvación y liberación de los hombres (cf He 15,13-14; Tit 2,11-14;
en cuanto comunidad reunida, eligieron esta palabra, que remitía IPe 2,9-10)l3. En segundo lugar, la idea de asamblea o comunidad
a una institución profana, esencialmente democrática, participativa popular participativa y democrática, de acuerdo con el significado
y comunitaria. original de la palabra. Y en tercer lugar, la idea de comunidad
Por otra parte, es también importante tener en cuenta que la liberada de la esclavitud de la ley, para vivir en la libertad evangé-
palabra ekklesía se encuentra en la traducción griega del Antiguo lica que Jesús anunció.
Testamento llamada de los LXX. Y se utiliza allí para traducir la
Pero no se piense que con estas indicaciones tenemos ya el
palabra hebrea qahal, que significa el pueblo o, más exactamente,
concepto de lo que es la Iglesia en el Nuevo Testamento. En su
la asamblea del pueblo reunida o la comunidad popular (Núm sentido más profundo, la ekklesía es el "acontecimiento" en el que
16,33; Dt 9,10; 10,4)9. En el Antiguo Testamento esta palabra tiene Dios lleva a cabo su proyecto de salvación para los hombres tal
a veces un cierto carácter religioso, pero lo más común es que se como se describe en Rom 8,29-30, es decir, la Iglesia es el espacio
refiere a una realidad sencillamente profana: la asamblea general concreto de la llamada, la rehabilitación y la glorificación del hom-
del pueblo10. bre. Por eso es la "comunidad de Dios" (ICor 1,2; 11,16.22; 2Cor
Pero aquí hay otro aspecto que conviene resaltar. La palabra 1,1; Gal 1,13; lTes2,14; 2Tes 1,4). Yes, además, la comunidad que
hebrea qahal se traduce en los LXX a veces por ekklesía y otras se reúne en un lugar concreto, de tal manera que por la fe en Cristo
veces por synagogé, que significa literalmente sinagoga, la asamblea y por la fuerza de la predicación hace actual y experimentable a ese
religiosa judía reunida para la explicación de la ley y para las mismo Cristo 14. De esta manera la Iglesia aparece configurada por
oraciones H. Esto quiere decir que había dos palabras para traducir un elemento interno, que es el acontecimiento de la salvación ac-
el término qahal (pueblo), la palabra ekklesía y la palabra synago- tuante en el mundo; y por un elemento externo, visible, "institucio-
nal", que es el hecho comunitario, la comunidad reunida que hace
I
Cf L. BOFF, o.c, 94-95.
» Cf L. COENEN, DTNTll, 322. 12
' Cf L. COENEN, DTNTU, 323. CfL. COENEN, DTNTll, 226.
IJ
10
Cf L. COENEN, DTNTll, 323. Cf J. COLLANTES, La Iglesia de la Palabra I, Madrid 1972, 346-349.
14
II
CfScHRAGE, rWATVII, 800ss. CfL. COENEN, DTNTll, 327-328.

216 217
presente a Cristo entre los hombres. A esto se refiere el apóstol Y efectivamente Lucas nos informa, después de describir la venida
Pablo cuando se dirige a "la Iglesia que está en Corinto" (lCor 1,2; del Espíritu, que "el temor se apoderó de todos, pues los apóstoles
2Cor 1,2) o también cuando habla de "la asamblea (iglesia) de los realizaban muchos prodigios y señales" (He 2,43). E inmediata-
tesalonicenses"(lTes 1,1). mente después de anotar este sumario, Lucas nos describe un mi-
lagro concreto, como ilustración del referido sumario: la curación
de un tullido, realizada por Pedro y Juan en el templo (He 3,1-10).
3. La Iglesia y el Espíritu Por lo demás, según Lucas, no sólo los apóstoles realizaban mila-
gros, sino también todos los grandes testigos del evangelio: Esteban
Según el testimonio de los profetas de Israel, el Espíritu es la (He 6,8), Felipe (He 8,6-8.13), Bernabé (He 15,22) y Pablo (He
fuerza divina que crea y recrea al nuevo pueblo de Dios (cf Is 32,15; 13,6-12; 14,3.8-18; 16,16-18; 19,1 ls; 20,7-12; 28,1-6.8-10). Las na-
44,3; Ez 11,19; 36,26s; Jl 3,ls). Por eso se comprende la impresio- rraciones de milagros y los apuntes sumariales de actividades tau-
nante manifestación del Espíritu en la Iglesia naciente (He 2,1-4; matúrgicas de los predicadores abundan en los Hechos de los Após-
4,31; 10,44-46). Y eso es lo que explica que Pedro interprete en este toles. Las curaciones de enfermos y las expulsiones de demonios,
sentido el acontecimiento de pentecostés: "En los últimos días que Lucas cuenta apoyado en una tradición numerosa, corroboran
—dice Dios— derramaré mi Espíritu sobre todo hombre: profeti- la predicación como "señales concomitantes legitimadoras"17. Y
zarán vuestros hijos e hijas, vuestros jóvenes tendrán visiones y ponen de manifiesto el poder irresistible del evangelio que nadie
vuestros ancianos soñarán sueños; y sobre mis siervos y siervas puede detener. Pero indican también que el evangelio es un poder
derramaré mi Espíritu y profetizarán. Haré prodigios arriba en el sanante y liberador. Mientras que el incrédulo Israel no puede
cielo y signos abajo en la tierra..." (He 2,17-19). Sin duda alguna, procurar milagro alguno (He 19,13-16), el milagro florece en el
la Iglesia es la comunidad del Espíritu, es decir, la comunidad en la verdadero pueblo de Dios que es la Iglesia (He 5,12-16; 9,17-19.32-
que los hombres y mujeres, los jóvenes y los ancianos, todos son 35.36-43)18. El Espíritu se hace presente en su comunidad mediante
guiados por el Espíritu de Dios 15. los signos prodigiosos que realiza.
Pero la cuestión está en saber cómo se manifiesta el Espíritu en ¿Qué quiere decir todo esto? En el evangelio de Lucas hay unas
la Iglesia. Ahora bien, según la teología del Nuevo Testamento, la palabras que nos dan la clave de explicación: "El Espíritu del
respuesta a esta cuestión es muy clara: el Espíritu se manifiesta Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena
sobre todo por medio de las curaciones milagrosas, es decir, por noticia a los pobres. Me ha enviado para anunciar la libertad a los
medio de los signos y prodigios que el mismo Espíritu realiza entre cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimi-
los hombres. San Pablo lo dice claramente en la carta a los gálatas: dos, para proclamar el año de gracia del Señor" (Le 4,18-19; cf Is
¿cómo saben los gálatas que la salvación se ha hecho presente en 61,1-2). Esto quiere decir que existe una relación fundamental entre
ellos? Respuesta: mediante el Espíritu que han recibido. ¿Y cómo la presencia del Espíritu y la curación de las enfermedades, entre la
saben que han recibido el Espíritu? Respuesta: por las acciones presencia del Espíritu y la liberación de los oprimidos. Así sucedió
milagrosas que se produjeron y se siguen produciendo en medio de en la vida de Jesús. Y así tiene que suceder en la vida de su Iglesia.
ellos (Gal 3,1-5)16. Por eso en el texto que antes he citado de He Por eso Jesús envió a los doce no sólo a predicar, sino también a
2,17-19 Pedro afirma que la venida del Espíritu irá acompañada de sanar: "Convocando a los doce, les dio poder y autoridad sobre
"prodigios arriba en el cielo y signos abajo en la tierra" (He 2,19). todos los demonios y para curar enfermedades; y les envió a pro-
clamar el reino de Dios y curar" (Le 9,ls). La misión de la Iglesia
15
Cf E. SCHWEIZER, TWNTVl, 33(M53; E. KÁSEMANN, RGGII, 1272-1279; F. MUSSNER, como comunidad del Espíritu es no sólo predicar el mensaje, sino
LThK VIII, 572-576; E. SCHWEIZER, Geist und Gemeinde im N.T., München 1952; H. VON
CAMPENHAUSEN, Kirchliches Aml undgeistliche Vollmacht in der ersten drei Jahrhunderten, 17
J. JERWELL, Zeichen des Apostéis. Die Wunder beim lukanischen und paulinischen
Tübingen 1953.
16 Paulus, en "Studien zum Neuen Testament und seiner Umwelt"4 (1979) 54-75.
G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería, Bilbao 1986, 96. 18
G. LOHFINK, O.C, 94.

218 219
también sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, curar a todos 4. El cuerpo de Cristo
los desgraciados de este mundo.
En el fondo, se trata de comprender que la Iglesia, por ser la La gran afirmación de Pablo sobre la Iglesia es que ésta cons-
comunidad del Espíritu, tiene una función terapéutica en la socie- tituye y es el cuerpo de Cristo ,9. Y ya desde ahora es importante
dad. No se trata sólo de predicar el evangelio, sino además de eso, destacar que no se trata de una simple metáfora, sino que incluye
y al mismo tiempo que eso, se trata también de curar al hombre un realismo sorprendente: la Iglesia es el cuerpo de Cristo. De esta
entero. Es más, se trata de curar a la sociedad, ya que las enferme- manera, Pablo muestra la naturaleza de la comunidad cristiana.
dades y males que aquejan al hombre tienen siempre una relación La idea de Pablo al hablar de la Iglesia como el cuerpo de
inevitable con el entorno social. Por eso hay que decir que la Cristo se refiere, ante todo, a la unidad. De tal manera que hay
Iglesia no cumple con su misión si se dedica solamente a tareas autores que piensan que Pablo tomó la imagen del cuerpo del
religiosas y a tareas asistenciales, sin preocuparse por cambiar y ambiente cultural de la época, para indicar el orden según el cual
mejorar la sociedad en la que vive. debe ser conducido el pueblo, el Estado o el mundo. Hay un ejem-
Por otra parte, es importante comprender que solamente de plo muy claro, en este sentido, en Tito Livio. Se trata de la famosa
esta manera la Iglesia hará presente al Espíritu en el mundo. Y ella parábola de Menenio Agripa a los plebeyos rebeldes. El texto dice
se acreditará como la comunidad del Espíritu. Con frecuencia se así: "Antiguamente el hombre no estaba estructurado como hoy.
piensa que la Iglesia es la comunidad del Espíritu porque ella tiene Cada miembro tenía su propia voluntad, su propio lenguaje. Y he
el derecho y el deber de defender la verdad revelada. Y eso es aquí que los miembros se rebelaron contra el estómago, porque
verdad. Pero es sólo una parte de la verdad. La verdad total es que todos se preocupaban de él, trabajando para él, para que no le
la Iglesia es la comunidad del Espíritu porque hace ver a los que faltase nada, mientras el estómago se estaba tranquilo en medio del
están como ciegos, porque hace andar a los que no pueden avanzar cuerpo, sin hacer otra cosa que saciarse con los alimentos que
por la vida, porque libera a los cautivos y porque hace que haya recibía. Los miembros decidieron, por lo tanto, que las manos no
vida donde reinan los poderes de la muerte. Exactamente como lo llevarían más el alimento a la boca, la boca no recibiría más lo que
hizo Jesús. Y como el apóstol Pablo lo afirma de sí mismo: "Tengo, le fuese presentado, los dientes no lo masticarían. Pero justo en
pues, de qué gloriarme en Cristo Jesús en lo referente al servicio de el momento en que estaban a punto de destrozar al estómago de
Dios. Pues no me atrevo a hablar de cosa alguna que Cristo no hambre, los miembros mismos y todo el cuerpo se pusieron muy
haya realizado por medio de mí para conseguir la obediencia de los débiles y enfermos. Solamente entonces se dieron cuenta de que el
gentiles, de palabra y de obra, en virtud de señales y prodigios; en papel del estómago no era el de estarse ocioso, sino que cuando era
virtud del Espíritu de Dios, tanto que desde Jerusalén y en todas alimentado reforzaba a los miembros. El estómago distribuye a
direcciones hasta el Ilírico he dado cumplimiento al evangelio de todas las venas, hasta alcanzar a cada miembro del cuerpo, aquella
Cristo"(Rom 15,17-19). sangre que ha creado elaborando el alimento, por medio del cual
vivimos y crecemos"20. Ejemplos semejantes se pueden encontrar
Sin duda alguna, es misión de la Iglesia realizar las señales y en la literatura griega, por ejemplo en Platón, y también en la
prodigios por los que se acredita la presencia del Espíritu en el li'teratura midráshica21.
mundo. En nuestras manos no está el hacer milagros. Pero sí está
a nuestro alcance el conseguir que haya menos ceguera entre los Según esta concepción, la idea del "cuerpo de Cristo" quiere
hombres, menos opresión, menos esclavitud y menos muerte. He
" Bibliografía sobre este asunto en: H. Si'Hi.im, Corpus Chrisii. en RAÍ' III. Stuttgart
ahí cómo y de qué manera la Iglesia es la comunidad del Espíritu. 1957, 453; R. SCHYUKINBI R(i. La teología del Nuevo Testamento. Estado de la cuestión.
Bilbao 1966, I03s.
!
" I.ivu s. II. .12. Cf G. HASINHÍ n i . Charisma ordnungsprinzip der Kirche. Freiburg
1969.93.
21
PLATÓN, Pol. 462, c-d; STRACK-BU.I.ERBECK, III, 447-448; F. JOSEK), De Bello Jud. 4,
VIII, 406.

220 221
expresar algo concreto: se refiere a las relaciones de unos creyentes "de la iglesia" en el versículo 18 es interpretación, hecha por el
para con los otros. Estas relaciones deben ser de servicio y de autor, de un himno preexistente. En la forma original de ese himno,
orden. De la misma manera que en el cuerpo los miembros son el cuerpo de Cristo es el mundo. Así se pone de manifiesto la
distintos unos de otros, pero todos están al servicio de los demás, dimensión cósmica de la salvación: el mundo, el cosmos, solamente
así también tiene que ser el servicio y el orden en la comunidad es interpretado correctamente como cuerpo de Cristo. La influencia
eclesial, que es el cuerpo de Cristo. De tal manera que en estos dos gnóstica en esta manera de pensar parece bastante clara. Si se
conceptos, el servicio y el orden, se contiene la profunda idea que interpreta correctamente la concepción mítica subyacente, se de-
Pablo se hace de lo que debe ser la Iglesia: una comunidad en la muestra que mundo e Iglesia no están opuestos como dos magni-
que cada uno está siempre al servicio de los demás; y una comuni- tudes invariables, sino que Iglesia significa conocer y realizar bajo
dad en la que cada uno ocupa su puesto, según el carisma que Dios el reinado de Cristo los auténticos valores del mundo, vivir la
le ha concedido. libertad de la fe en el mundo.
Pero estas ideas no recogen todo lo que Pablo piensa cuando Por su parte, en la carta a los Efesios aparece claro desde el
habla de la Iglesia como cuerpo de Cristo. El pensamiento de principio el concepto de cuerpo como cuerpo de la Iglesia de Cristo.
Pablo es más profundo y más rico. Ante todo, hay que tener en En esta teología, Cristo es la cabeza del cuerpo que es la Iglesia (Ef
cuenta que el individuo se incorpora a la unidad viviente de la 4,15.16). En este pasaje aparece claramente que la carta a los Efe-
comunidad como cuerpo de Cristo mediante el bautismo: "Nos sios polemiza contra las concepciones y los grupos gnósticos de
bautizaron con el único espíritu para formar un solo cuerpo" (1 Cor dentro y de fuera de la comunidad cristiana. A estos grupos los
12,13). En el bautismo, el individuo muere a todo lo que es el califica de niños vacilantes e incluso equivocados en punto a doc-
mundo y el pecado (Rom 6,3-6) y de esa manera entra a formar trina. Frente a semejantes teorías destructivas de la comunión y la
parte del cuerpo de Cristo. La vida en el cuerpo de Cristo es, en unidad, la carta a los Efesios insiste en la unión indisoluble de la
definitiva, la vida misma de Cristo, que recibimos en el bautismo. cabeza con el cuerpo, que se unen mutuamente en un todo mediante
el amor.
La misma idea, expresada de otra forma, aparece en ICor
10,20-22. Aquí se trata de la eucaristía. Y Pablo afirma que los que Así obtiene la Iglesia su lugar en el mundo. Ella no está "contra"
comemos de un mismo pan formamos un mismo cuerpo. La vida el mundo, sino situada en el mundo. El cuerpo de Cristo es la
que alimenta el pan eucarístico es la vida del cuerpo de Cristo. Por Iglesia precisamente como lugar donde Cristo habita en el mundo.
lo tanto, la existencia en el cuerpo de Cristo no se refiere simple- Porque ésa es precisamente la función del cuerpo: hacer presente a
mente a un comportamiento moral determinado, sino que implica la persona. De esta manera podemos decir que la Iglesia es la
una auténtica divinización del cristiano. Por lo demás, en la comida presencia visible de Cristo en el mundo. La Iglesia hace visible al
eucarística, la muerte de Cristo ha de ser anunciada (ICor 11,26). mesías mediante su cuerpo, que es la comunidad de los creyentes.
La vida en un mismo cuerpo es la proclamación solemne de que el
acontecimiento de la muerte de Cristo sigue adelante en la historia. 5. Conclusión
Por eso hacerse reo del cuerpo de Cristo se concretiza en la acción
dirigida contra el hermano. La entrega del cuerpo de Cristo a la Según la teología del Nuevo Testamento, la Iglesia es el nuevo
muerte, que se convierte en el más decisivo acontecimiento de la pueblo de Dios, el cuerpo de Cristo y la comunidad del Espíritu.
fidelidad de Dios a los hombres, es el signo real de su comunidad, Todo esto quiere decir que, para nosotros, los creyentes, la Iglesia
que se autodefine como cuerpo de Cristo. es la mediación necesaria entre el creyente y Cristo. Por supuesto,
fuera de la Iglesia hay salvación, para aquellos que viven honrada-
En las cartas a los Colosenses y a los Efesios se desarrolla una mente de acuerdo con su propia conciencia22. Pero la situación es
concepción del cuerpo de Cristo que se diferencia de las restantes
cartas paulinas. En el himno de Col 1,15-20 parece que la expresión 22
Así lo ha dicho el concilio Vaticano II: LG 16.

222 223
distinta para los que hemos nacido y vivimos en el seno de la CAPÍTULO 15
comunidad eclesial. Para nosotros, la Iglesia no es una cuestión LA MISIÓN DE LA IGLESIA
secundaria o marginal. Para nosotros, la Iglesia es el espacio y el
medio en el que encontramos a Jesús y en el que podemos vivir su
evangelio. De ahí que, para nosotros, la fidelidad al mensaje de
Jesús pasa por nuestra fidelidad a la Iglesia. En la Iglesia nosotros
hemos encontrado a Jesús, hemos encontrado el evangelio, hemos
encontrado nuestra forma concreta de vivir el compromiso cristia-
no. Por eso no podemos prescindir de la Iglesia. Y menos aún
despreciarla de la manera que sea. Hoy hay muchos cristianos que
por una supuesta fidelidad al evangelio quieren prescindir de la
Iglesia y hasta la desprecian con toda tranquilidad de conciencia. A
EMPEZAMOS por una pregunta elemental: ¿Para qué es la Igle-
esos cristianos hay que decirles que la Iglesia ha sido la que nos ha
sia? Esta pregunta, en el fondo, equivale a la siguiente: ¿Qué papel
conservado y transmitido el mensaje de Jesús; en ella hemos encon-
debe desempeñar hoy la Iglesia en la formación de los fieles y en la
trado la fe y la comunidad cristiana; y en ella podemos vivir la
reanimación de sus adeptos?
esperanza que caracteriza a los creyentes.
Cuando se trata de responder a esta pregunta, nos encontramos
Pero la Iglesia no es un absoluto. El absoluto es Dios, es Jesús. con una dificultad concreta: en teoría, la respuesta es muy simple,
La Iglesia, como toda mediación humana, tiene inevitablemente porque todos sabemos muy bien que la Iglesia puede desempeñar
sus limitaciones, sus contradicciones incluso. Por eso los creyentes un papel decisivo en la formación y reanimación de los fieles por
podemos, y a veces debemos, criticar a la Iglesia. Como lo hicieron medio de su doctrina y de sus sacramentos. Pero, sin embargo, en
tantos santos y hombres de Iglesia en tiempos pasados. No hay que la práctica, todos sabemos también que la Iglesia no desempeña ese
insistir en este punto, que es de sobra conocido. Sólo quiero hacer papel decisivo en la formación y reanimación de los fieles. Y la
una observación, que me parece importante. Si a veces criticamos prueba más clara de eso la tenemos en el hecho de que nuestra
a la Iglesia, no es porque nos interese poco, y menos aún porque la sociedad europea ha sido instruida y cultivada por la Iglesia duran-
despreciemos. La criticamos porque la queremos como cuerpo del te muchos siglos y, sin embargo, hoy nos quejamos con razón de
Señor que es. La criticamos porque la queremos más coherente y que esta sociedad resulta opresora y alienante desde muchos puntos
más fiel al mensaje de Jesús. He ahí la postura en la que deben de vista.
permanecer los verdaderos creyentes: fidelidad y amor a la Iglesia
por encima de cualquier escándalo y cualquier contradicción. Fide- Esta situación nos viene a decir obviamente que las doctrinas
lidad y amor que se hacen críticos cuando el bien de la misma de la Iglesia y sus prácticas religiosas son, de hecho, ineficaces para
Iglesia lo exige. influir efectivamente en la conciencia y en los comportamientos de
amplios sectores de la población bautizada, es decir, en amplios
sectores de la población que constituye a la Iglesia. Ahora bien,
esta situación nos plantea un problema importante: ¿Tiene la Iglesia
una teología coherente acerca de su misión en el mundo y en la
sociedad?; ¿tiene la Iglesia, por consiguiente, una teología coherente
sobre el papel que ella debe desempeñar en la formación y reani-
mación de los fieles?
Para responder a estas cuestiones es necesario tener presente,
ante todo, que cuando se trata de la misión de la Iglesia, la teología
224 225
no puede consistir en una buena teoría sobre ese asunto. Porque si sistemas económicos y políticos más brutalmente represivos y alie-
los hechos no corresponden a esa teoría, entonces hay que decir nantes.
que esa teología es incoherente y, por tanto, inaceptable. Se ha Evidentemente, todo esto nos viene a enseñar que la teología de
dicho acertadamente que el cristianismo no es sólo una explicación la misión de la Iglesia falla por algún sitio. Y, sin duda alguna, que
de la existencia, sino también y esencialmente una renovación de la falla por algo que es muy fundamental. Porque lo más sorprendente
existencia, cuyo momento implícito es la "teoría"1. Por eso la en todo este asunto es que la Iglesia institucional ha estado casi
pregunta hermenéutica fundamental que ha de plantearse auténti- siempre en buena relación con los más directos responsables de las
camente la teología no es tanto la pregunta sobre la relación entre persecuciones y las matanzas, con los protagonistas de la domina-
pretérito (Escritura, tradición) y presente, sino entre teoría y pra- ción y el mantenimiento de la esclavitud, con los agentes más
xis 2. Y es claro que si este planteamiento vale para cualquier cues- cualificados de la colonización y la explotación. Es verdad que la
tión teológica, con más razón y de manera muy especial cuando se Iglesia no quería ni quiere hacer esas cosas. Pero no es menos
trata de la teología de la Iglesia y, más concretamente, de la misión verdad que la Iglesia oficial e institucional ha tolerado esas atroci-
de la Iglesia. dades, se ha callado ante ellas y muchas veces ha legitimado a los
agentes del mal.
Lo que acabo de decir implica una consecuencia fundamental:
cuando se trata de la misión de la Iglesia, lo verdaderamente deci- Ahora bien, todo esto quiere decir: 1.2, que la Iglesia ha sabido
sivo no está en delimitar el fin, sino los medios. Porque cuando se y sabe cuál es su fin, pero no ha puesto en práctica (por lo menos
trata de hacer algo en esta vida, lo importante no es sólo saber lo muchas veces) los medios eficaces para el logro de ese fin; 2.Q, que
que se va a hacer, sino además y sobre todo contar con los medios esos medios no pueden consistir solamente en la predicación del
eficaces para hacerlo. Ahora bien, la experiencia nos enseña que la mensaje y en la celebración de los sacramentos, porque sabemos
Iglesia tiene una idea suficientemente clara de lo que debe hacer en que la Iglesia ha puesto en práctica esos medios siempre y en todo
el mundo y en la sociedad: salvar y liberar a los hombres, servir a lugar. Pero la experiencia nos enseña que esos medios han resultado
los hombres para el logro de sus aspiraciones más profundas, con de hecho ineficaces para conseguir que los hombres vivan como
todo lo que eso implica ya desde ahora y en las condiciones de este hermanos en una sociedad más humana y más justa. De ahí, como
mundo. Pero la experiencia nos enseña también que la Iglesia no hemos visto, la cuestión fundamental que hoy se nos plantea: ¿Tiene
realiza eso de hecho, al menos en muchos casos. Y el ejemplo más la Iglesia una teología coherente acerca de su misión en el mundo
claro lo tenemQS en nuestro viejo continente europeo, el continente y en la sociedad?; ¿tiene la Iglesia, por consiguiente, una teología
en que, sin duda alguna, la predicación eclesiástica ha ejercido un coherente acerca de los medios que ella debe poner en práctica
influjo más duradero y más insistente, donde radica el centro ins- para el logro de su misión?
titucional de la Iglesia, donde se ha elaborado la teología oficial-
mente establecida, donde la historia de la cultura y la historia de la
fe se mezclan en una misma historia, donde por todas partes la 1. Coherencia en la misión
Iglesia está presente en las instituciones y en las personas. Pero, sin
embargo, la historia de Europa es la historia de las más grandes Si queremos elaborar una teología competente sobre la misión
contradicciones con el mensaje de Jesús, porque es la historia de de la Iglesia, debemos afrontar con honradez y sinceridad los dos
las persecuciones y las matanzas de herejes, judíos y paganos, la problemas mayores que, a mi manera de ver, se nos plantean a este
historia de la dominación y la esclavitud,"la historia de las coloni- respecto: 1) ante todo, el problema de la relación entre la Iglesia y
zaciones y la explotación a todos los niveles, la historia de los el evangelio; 2) en segundo lugar, el problema de la coherencia
entre el mensaje y la celebración.
1
Cf E. SCHILLEBEECKX, Interpretación de la fe, Salamanca 1973, 99.
2
O.c., 98.

226 227
a) Iglesia y evangelio to que pueden apoyar el poder y la autoridad, mientras que los
textos que no podían entenderse en ese sentido fueron marginados
Es un hecho que, para muchos creyentes y no creyentes, la o interpretados como consejos ascéticos para las almas fervorosas.
relación entre la Iglesia y el evangelio resulta confusa y problemá- Por ejemplo, el poder de "atar y desatar", que en Mt 16,19 es
tica. Por la sencilla razón de que la Iglesia ha llegado a organizarse concedido a Pedro, en Mt 18,18 se concede a todo miembro de la
de tal manera que de ella no se puede decir que es el conjunto de comunidad. Pero curiosamente la eclesiología ha tomado en con-
personas que viven de acuerdo con el evangelio o, al menos, que se sideración sólo el primero de esos textos, hasta hacerle decir que el
esfuerzan por vivir de esa manera. Es decir, el evangelio no confi- obispo de Roma tiene un poder absoluto sobre reyes y emperado-
gura a la Iglesia ni la delimita. res, según los defensores de la plenitudo potestatis3, mientras que
Mt 18,18 ha sido extrañamente olvidado en su significación para la
Esto se debe a una razón fundamental: el hecho generalizado
Iglesia. Lo mismo se puede decir a propósito de la metáfora de la
del bautismo de los niños ha provocado, como consecuencia inevi-
roca, que en Mt 7,24 y Le 6,48 se refiere a la solidez y consistencia
table que el ingreso en la Iglesia no se debe ya al acontecimiento
de la fe, que no se limita a oír el mensaje, sino que lo pone en
religioso de la conversión a la fe, sino al hecho sociológico del
práctica. Pero es un hecho que este sentido fundamental de la roca
nacimiento en una familia de bautizados. De ahí que los miembros
no ha sido tomado debidamente por la eclesiología, mientras que
de la Iglesia no son necesariamente los convertidos al evangelio,
la misma metáfora en Mt 16,18 se ha venido a erigir en el pilar
sino los nacidos en determinados países o en determinados grupos
básico de la estructuración y organización de la Iglesia, según las
sociológicos. En consecuencia, la Iglesia ha dejado de ser la comu-
ideas del siglo XIX. Evidentemente, si la eclesiología hubiera toma-
nidad de los convertidos al mensaje de Jesús y se ha configurado
do tan en serio la roca de Mt 7,24 como lo ha hecho con la de Mt
como la gran masa de los bautizados.
16,18, hoy tendríamos una Iglesia estructurada y configurada a
Esta situación ha sido admitida, legitimada y defendida como partir de las bienaventuranzas y de las palabras de Jesús en el
lo mejor para la Iglesia. Los teólogos han buscado y han encontra- sermón del monte. Pero es claro que eso resulta enormemente
do "buenos" argumentos en este sentido. Y los dirigentes eclesiás- difícil en una Iglesia que en la práctica se compone de toda la gente
ticos no han tolerado que esta situación de hecho se ponga en que nace en determinados países o en ciertos grupos sociológicos.
cuestión. Todos vemos, es verdad, que de esta manera la Iglesia no A partir del momento en que todos los subditos del imperio se
puede ser definida ni delimitada por el mensaje de Jesús. Pero no vieron obligados a abrazar la religión "que el divino apóstol Pedro
parece que eso resulte demasiado preocupante para los cristianos entregó a los romanos", según nos informa el Codex Theodosia-
en general, que admiten este hecho como la cosa más natural del nus4, los autores cristianos se vieron inevitablemente obligados a
mundo. interpretar el evangelio de acuerdo con la nueva situación. Ahora
Estando así las cosas, el evangelio ha sido leído y comprendido bien, en el imperio había nobles y plebeyos, señores y esclavos,
desde esta situación admitida como indiscutible. En consecuencia, dominadores y dominados. En consecuencia, las palabras de Jesús
el evangelio ha sido interpretado desde la situación de la Iglesia y que hablan de igualdad entre todos los miembros de la comunidad
no al contrario. Es decir, la situación de la Iglesia no ha sido cristiana, y más aún las palabras evangélicas que se refieren a la
interpretada, discutida y adaptada a las exigencias del evangelio. O primacía de los débiles, los pobres, los desgraciados y los que no
en otras palabras, el evangelio se ha acomodado a la organización cuentan en la vida, fueron en gran medida vaciadas de su contenido.
Tales palabras ya no podían ser palabras normativas para el con-
eclesiástica y no la organización eclesiástica al evangelio.
A partir de este planteamiento, nunca abiertamente confesado, 3
Está demostrado que los papas y teólogos que defendieron la plenitudo potestatis se
pero siempre implícitamente admitido, la eclesiología ha sido ela- fundaron bíblicamente en el texto de Mt 16,18-19. Sobre este punto, cf J. A. WATT, The
Theory of Papal Monarchy in the thirteenth Century, London 1965, 83-92.
borada preferentemente a partir de los textos del Nuevo Testamen- 4
XVI, 1, 2, ed. Th. Mommsem, 1/2, 833.
228 229
junto de la comunidad de la Iglesia, sino simplemente consejos comprende fácilmente: dado que la Iglesia se compone de la gran
piadosos para las almas o ideales utópicos inalcanzables. masa de los bautizados, la administración de los sacramentos se ha
Los ejemplos en este sentido se podrían amontonar sin especial convertido prácticamente en la celebración de servicios religiosos
esfuerzo. Pero no hace falta. La cuestión que aquí debemos plan- puestos a disposición del público. Es decir, la gente participa en los
tearnos es por qué y en virtud de qué principio la teología ha sacramentos indiscriminadamente, tanto los que viven de acuerdo
discriminado los textos evangélicos, asumiendo unos como pala- con el mensaje de Jesús como los que viven en desacuerdo con ese
bras normativas para la estructuración de la Iglesia y rechazando mensaje.
otros que han quedado relegados a simples consejos para que cada Ahora bien, mientras las cosas sigan de esa manera, la Iglesia
uno los viva en la intimidad de su conciencia. no puede cumplir con su misión evangelizadora. Y ello por tres
Conclusión: en la Iglesia existe un doble convencimiento pro- razones que se comprenden sin dificultad.
fundamente enraizado en la conciencia de los creyentes. Según este En primer lugar, por una razón teológica fundamental, a saber:
doble convencimiento, la Iglesia abarca y debe abarcar a la gran la necesaria unión y coherencia que tiene que existir entre la "pa-
masa de los bautizados; y además, la Iglesia no se puede limitar al labra" que se anuncia y el "sacramento" que se celebra. Porque
hecho fundamental de la comunidad de creyentes que se unen por palabra y sacramento son los dos momentos fundamentales del
la fe, la esperanza y el amor,porque la Iglesia, además de eso y aun único acontecimiento de Cristo salvador. Ahora bien, los hombres
a costa de eso, debe mantener sus obras e instituciones, es decir, su no podemos dividir a Cristo. Pero el hecho desagradable es que
alto grado de "especialización". Ahora bien, si somos consecuentes, nosotros lo estamos dividiendo en la acción pastoral. Lo estamos
no tenemos más remedio que aceptar que todo eso representa una dividiendo en cuanto que la "palabra" que se predica apunta a unas
dificultad muy seria, en la práctica, para que la relación entre la exigencias que luego el "sacramento" ignora.
Iglesia y el evangelio resulte un hecho transparente. Pero entonces,
¿cómo puede la Iglesia anunciar el mensaje de Jesús y celebrar los En segundo lugar, porque, estando así las cosas, la Iglesia se
símbolos de la fe de manera que esos medios sean de hecho la contradice en un sentido concreto: lo que se dice con la palabra
puesta en práctica de su misión ante el mundo? He aquí la cuestión predicada se contradice con el sacramento celebrado. Porque la
más grave que hoy debe afrontar la Iglesia. palabra es exigente, de acuerdo con el mensaje de Jesús; mientras
que el sacramento es tolerante, de acuerdo con los rituales social-
mente establecidos. De donde resulta que mientras, por un lado, la
b) Mensaje y celebración Iglesia está intentando/ormar la conciencia de los fieles (por medio
de la predicación y la instrucción religiosa), por otro lado, está
Sabemos que los medios que Cristo ha confiado a su Iglesia deformando la experiencia religiosa de esos mismos fieles (por
para desempeñar su misión son la proclamación del mensaje y la medio de la práctica religiosa establecida). Es decir, por una parte
celebración de los sacramentos. Así consta en el mandato funda- afirmamos y no nos cansamos de repetir que hay que vivir de
mental de Cristo a su comunidad (Mt 28,19-20). Y así lo ha enten- acuerdo con el evangelio; pero por otra parte y al mismo tiempo
dido siempre la tradición cristiana. Por otra parte, sabemos que la admitimos a la celebración sacramental a quienes viven de espaldas
celebración, en cuanto celebración de los sacramentos de la fe, al evangelio. Por una parte pronunciamos palabras comprometidas
debe ser siempre la respuesta coherente y consecuente de los cre- con el mensaje de Jesús; pero a renglón seguido de esas palabras
yentes a la interpelación del mensaje. De este asunto se han preocu- celebramos los sacramentos de manera que ya ni tiene sentido
pado ampliamente los teólogos de los últimos años sobre todo. Y hablar de un sacramento comprometido. ¿Qué sentido, en efecto,
es una cuestión que en teoría no ofrece dificultad. puede tener el hablar de un "bautismo comprometido", de un "ma-
Pero eso es una buena teoría. Porque sabemos que en la prác- trimonio comprometido" o de una "eucaristía comprometida"? De-
tica las cosas no funcionan así en la Iglesia. Por una razón que se cididamente, lo que se evangeliza con la palabra se desautoriza con

230 231
el sacramento. Y si alguien dice que ese tipo de ceremonias tienen 1) Ante todo, sería necesario abandonar el modelo masivo de
más un carácter social que estrictamente religioso, debemos res- Iglesia que hoy tenemos. Sería necesario, por consiguiente, aban-
ponder que eso precisamente es lo que nos parece inadmisible: que donar la práctica generalizada del bautismo de los niños. Y sería
la Iglesia haya venido a organizarse de tal manera que la celebra- necesario, en consecuencia, optar por un modelo de Iglesia basado
ción de la eucaristía haya terminado por desdibujarse para muchas en la formación de grupos comunitarios en los que las exigencias
personas en nuestra sociedad. del evangelio quedaran bien delimitadas y claramente propuestas.
Comunidades de personas que saben muy bien a lo que se compro-
En tercer lugar hay una razón de orden sociológico que me meten cuando deciden libremente entrar a formar parte de la co-
parece decisiva. Es un hecho que nuestra sociedad europea sigue munidad. Comunidades en las que todos se sienten responsables y
siendo religiosa. Y la prueba está en el aprecio que la gente sigue protagonistas de la misión de la Iglesia. Comunidades no disociadas
haciendo de los bautizos, las bodas y los entierros. Por supuesto, las unas de las otras, sino estrechamente relacionadas y unidas,
ese aprecio de la gente tiene que ver con lo mágico. Pero el hecho tarea que tendría que ser desempeñada por determinados ministe-
está ahí. Ahora bien, si el fenómeno religioso sigue jugando un rios dentro de cada comunidad. Comunidades siempre atentas para
papel importante en la vida de amplios sectores de la población, es no caer en la fácil tentación del sectarismo. Y, por último, comu-
evidente que ese fenómeno juega una carta decisiva en el proceso nidades en las que se asegura un mínimo de institucionalización
de la evangelización. Pero ¿qué es lo que sucede con demasiada que garantice la pervivencia, pero en las que se evite el exceso de
frecuencia? Muy sencillo: el hecho religioso ha crecido por sí solo, organización, que petrifica la creatividad y el carácter utópico de
a merced del capricho popular y a merced también de los intereses toda comunidad verdaderamente evangélica.
de los poderosos. Porque ni se ha exigido que las prácticas religio-
sas sean siempre coherentes con las exigencias del evangelio, ni se 2) En segundo lugar, sería necesario abandonar el modelo de
han adoptado las medidas necesarias para que los que tienen en sus Iglesia "especializada" que hoy tenemos. Yo sé muy bien que esto
manos el poder no puedan "manipular" la religiosidad para prove- resulta difícil de aceptar para determinadas personas. Sin embargo,
cho de sus intereses. Los poderosos, en efecto, han comprendido me atrevo a proponerlo. Porque considero que en este asunto la
muy bien que necesitan de la religión como principio de "legitima- Iglesia se juega algo muy grave. Si la Iglesia continúa con su gran
ción" ante el pueblo, pero con tal que la religión no resulte molesta organización de obras e instituciones a todos los niveles, la Iglesia
o amenazante para el poder establecido. no tiene más remedio que estar en buena armonía con los poderes
La consecuencia inevitable de todo esto es que la Iglesia se ha económicos, políticos y sociales que hoy dominan en la sociedad.
hecho inofensiva, en buena medida, para el sistema establecido. La Pero si la Iglesia mantiene esa buena armonía, es indudable que
Iglesia habla de los altos ideales de la vida cristiana, habla de la eso lo tiene que hacer a costa de callar unas veces, de disimular
justicia, la libertad, la igualdad entre todos los hombres y las cosas otras o de hablar desde la ambigüedad y con ambigüedad. Por otra
más excelentes que se puedan imaginar. Pero todo eso no tiene parte, es evidente que si la Iglesia calla y disimula, a veces, cuando
apenas poder efectivo frente al poder económico que actúa a través en determinados países se violan los derechos de la persona huma-
de la sociedad de consumo, ni frente al poder político que actúa na, la intención de los dirigentes eclesiásticos no es otra que man-
por medio de sus eficaces medios represivos. ¿Cómo puede entonces tener lo que se puede mantener, es decir, obtener por lo menos que
actuar la Iglesia para cumplir con su misión? a la Iglesia no se le prohiba enseñar la doctrina cristiana y celebrar
los sacramentos. Pero entonces, ¿cuál es el precio de esa limitada
libertad? Sencillamente, la mutilación del mensaje y además, a
2. Un programa para la misión veces, la "legitimación" de los poderes constituidos. Cuando se lee
la historia de la Iglesia primitiva, uno se queda impresionado de la
Con timidez, pero con toda sinceridad, me atrevo a proponer firmeza de aquellos creyentes. Hace la impresión de que no tenían
las líneas fundamentales de un programa para la misión de la mucho que perder, quizá solamente la vida. ¿Sería pedir demasiado
Iglesia en nuestra sociedad. Estas líneas fundamentales son dos:
232 233
si hoy proponemos algo parecido? Si todos estamos de acuerdo en CAPÍTULO 16
que nuestra sociedad es injusta y alienante desde no pocos puntos LA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA
de vista, ¿cómo se explica que en esta sociedad la Iglesia sea acep-
tada, sea aplaudida, sea incluso pagada económicamente y hasta
viva en buena relación con los más directos responsables de la
injusticia y la alienación? Por lo menos, valdría la pena intentar
responder a esta.cuestión.

SE TRATA en este capítulo de analizar la actual organización y


estructura de la Iglesia. Hablo de organización y estructuración
porque en realidad son dos cosas distintas, como enseguida vamos
a ver. Pero el problema que aquí se plantea es perfectamente com-
prensible. Sabemos que la Iglesia está gobernada por los sacerdotes,
por los obispos y por el papa. Y mucha gente se pregunta: ¿Y eso
por qué? Es decir, la existencia de los gobernantes eclesiásticos, ¿es
algo querido por Dios, o eso es el resultado de una evolución
humana, simplemente humana? Es importante responder a estas
cuestiones con claridad. Porque, como de sobra sabemos, en la
Iglesia, y fuera de ella, hay mucha gente que no está de acuerdo con
el clero. Y en algunos casos este desacuerdo llega hasta tal punto
que hay quienes se apartan de la Iglesia y de Jesucristo por causa
de ese desacuerdo. Por lo tanto, ¿qué se puede decir sobre este
asunto tan importante?

1. Los ministerios
según el Nuevo Testamento

Siempre ha habido en la Iglesia personas encargadas de deter-


minadas funciones directivas. O dicho de otra manera: se puede
asegurar que jamás han existido auténticas comunidades cristianas
sin líderes o encargados del gobierno. En este sentido es elocuente
el testimonio del escrito más antiguo del Nuevo Testamento, la
primera carta a los Tesalonicenses, donde Pablo recomienda a la
comunidad que aprecie "a esos de vosotros que trabajan duro,
haciéndose cargo de vosotros por el Señor y llamándoos al orden"

234 235
(ITes 5,12). Además, en diversos pasajes de sus cartas, el mismo Por lo que se refiere a las cartas pastorales, está claro que en
Pablo enumera los dones, las actividades y las diversas funciones ellas se presenta una organización de la Iglesia bastante evolucio-
existentes en la Iglesia (Rom 12,6-8; ICor 12,4-11.28-31; 14,6; nada: el título de presbítero es el tradicional de origen judío, mien-
cf además Ef 4,11-12). De entre estas diversas actividades o cargos, tras que el de obispo parece que se va imponiendo para designar al
Pablo destaca tres ministerios o servicios a los que da especial que preside en la comunidad3. Por lo demás, parece que esos dos
importancia: los apóstoles, los profetas y los doctores (ICor 12,28; títulos podrían designar, en el cristianismo primitivo, a las mismas
cf Ef 4,11). Pero hay que recordar también a aquellos a quienes personas (cf Tit 1,5-7; He 20,17.28; IPe 5,1-2), cosa que, en cuanto
Pablo llama sus colaboradores (Rom 16,3; ITes 3,2; 2Cor 8,23) y a obispos y diáconos, resulta bastante clara en la carta a los Fili-
concretamente los responsables de las comunidades locales, a los penses (Flp 1,1)4. Y es también interesante indicar que en las cartas
que nombra en el saludo de sus cartas (ITes 1,1; ICor 1,1; 2Cor pastorales el papel de los presbíteros aparece íntimamente ligado
1,1; Flp 1,1; Flm 1) o en las despedidas (ICor 16,19-20; Rom a la enseñanza (Tit 1,5-9; ITim 1,12; 4,13; 5,17; 2Tim 4,5, etcétera).
16,3ss; Flp 4,21; Flm 23-24). A estos colaboradores se les designa El autor de la carta a los Hebreos reconoce igualmente la exis-
con los títulos genéricos de synergountes (cooperadores) y kopioon- tencia de dirigentes en la comunidad: se trata de los "primeros
tes (los que comparten el cuidado de la comunidad) (ITes 5,12; testigos" (Heb 2,3-4; cf 12,1), los que tienen la función de guiar a
ICor 16,16). Pero, en todo caso, se debe recordar que, al hablar de los demás (Heb 13,7), especialmente en el momento en que se
los ministerios en las comunidades, Pablo insiste sobre todo en su escribe la carta (Heb 13,17.24). En todo caso, hay que reconocer
extraordinaria diversidad (ICor 12,5ss). Finalmente, dentro de los que en esta carta escasean las alusiones a dirigentes en la comuni-
escritos que se atribuyen a Pablo, es importante recordar el testi- dad, de tal manera que prácticamente sólo aparecen en el capítu-
monio de la carta a los Efesios, que enumera, junto a los apóstoles, lo 13. Además, no se trata de funciones o tareas claramente defi-
profetas y doctores, a los evangelistas y pastores (Ef 4,11), en el nidas.
contexto de un pasaje memorable que bien puede ser considerado
como la teología básica de los ministerios que gobiernan en la Por lo que se refiere al Apocalipsis, sólo encontramos alusio-
Iglesia (Ef 4,1-16)'. nes ocasionales a determinados ministerios: a los apóstoles (Ap
21,12.14; cf 2,2; Didajé XI, 3.4.6) y a los profetas, entre los que se
Por su parte, Lucas, en el libro de los Hechos, habla de la tarea encuentra el autor (Ap 22,9), reconociendo también que habrá una
especial de los apóstoles a los que identifica con los once y luego recompensa para los profetas (Ap 11,18). Otras veces se habla en el
con los doce (He 1,26; 2,14.37; 6,2.6). Más tarde, el mismo Lucas Apocalipsis de "santos, apóstoles y profetas" (18,20) o de los "pro-
nos informa del papel que desempeñaron los siete en la comunidad fetas, santos y todos los que fueron inmolados en la tierra" (18,24).
de los cristianos de habla griega (He 6,1-6), de la actividad de los En cuanto a los veinticuatro ancianos, no tienen nada que ver con
profetas (He 11,27-28; 13,1; 15,22.27.32) y por último de los pres- los ministerios del Nuevo Testamento5.
bíteros (He 14,23; 20,17-38). Finalmente, en esta enumeración de ministerios en la Iglesia
En la primera carta de Pedro se habla del oficio de los presbí- primitiva hay que recordar el testimonio de los evangelios sinópti-
teros o ancianos, que consiste en apacentar el rebaño, siguiendo el cos. Y ante todo, la existencia de los doce. Pero en todo este asunto
ejemplo del supremo pastor (IPe 5,1-4)2. es decisivo tener en cuenta que, al menos por lo que se refiere al
3
1 Cf A. LEMAIRE, Los ministerios en la Iglesia, en El ministerio y los ministerios según
Cf E. SCHILLEBEECKX, Das kirchliche Amt, Dusseldorf 1981, 23. Para este punto debe el Nuevo Testamento, 107.
consultarse también el estudio de R. P. MEYER, Kirche und Mission im Epheserbrief, 4
Así lo ha demostrado A. LEMAIRE, Les ministéres aux origines de l'Église, París 1971,
Stuttgart 1977.
2 96-103. Parece que se trataba de los presbíteros, que eran designados con esas dos expre-
Para este texto, cf E. COTHENET, La primera epístola de Pedro, en El ministerio y los siones, como ya lo había indicado san Juan Crisóstomo (Com. in Phil, c. I, hom. I: PG
ministerios en el Nuevo Testamento, Madrid 1975, 140-144; W. NAUCK, Probleme des 62,183).
frühchristlichen Amtsverstándnisses, 1 Pt 5, 2f, en "Zeitsch. für die Neutest. Wissenschaft" 5
48 (1957) 200-220. Cf A. FEUILLET, Les 24 vieillards de l'Apocalypse, en "Rev. Bibl." 65 (1958) 5-32.

236 237
evangelio de Marcos, esos "doce" representan simbólicamente al comunidad rechazara de sí misma y de su organización tales fun-
Israel que se adhiere a Jesús6, cosa que en el evangelio de Mateo ciones y servicios, dejaría de ser una verdadera comunidad de la
queda aún más claramente indicada (Mt 19,28). Los sinópticos, Iglesia.
además, reconocen la existencia de apóstoles, título que se atri- 2. En segundo lugar, está fuera de duda que el Nuevo Testa-
buye a los doce (Mt 10,2; Le 6,13), profetas (Mt 10,41; 23,34), sa- mento reconoce una gran diversidad de ministerios en la vida y el
bios y letrados (Mt 23,24), sirvientes y esclavos (Mt 20,26-28; funcionamiento de las primeras comunidades cristianas. La abun-
cf Me 10,43-45; Le 22,26-27; Jn 13,13-17) y también obreros (Mt dante documentación, aducida en el apartado anterior, lo demues-
9,38; 10,10; Le 10,2.7). tra sobradamente. Y demuestra, además, que esa gran diversidad
A la vista de toda esta documentación de textos y referencias de ministerios fue una cosa querida por Dios y dispuesta providen-
del Nuevo Testamento, sé puede concluir con seguridad que la cialmente para el bien y la edificación de la Iglesia. Lo cual quiere
presencia de cargos o funciones de dirección o gobierno en las decir que en las primeras comunidades cristianas no se había pro-
comunidades cristianas desde el primer momento de su existencia ducido la reducción de "carismas" que se refleja en los escritos de
es un hecho que resulta incuestionable. finales del siglo i. En efecto, tanto en las cartas de Pablo como en
los evangelios y en el libro de los Hechos aparece una gran multi-
plicidad de ministerios y carismas; esa multiplicidad y abundancia
se ve reducida en las cartas pastorales a los tres ministerios que
2. Diversidad y creatividad
luego han perdurado: obispos, presbíteros y diáconos. Pero no hay
razones para pensar que esta reducción haya sido un enriqueci-
Pero sobre estos datos que acabo de enumerar hay que hacer
miento para la Iglesia. Más bien se puede decir todo lo contrario.
tres observaciones fundamentales.
En este sentido es notable el cambio que se advierte en las pasto-
1. Ante todo, la existencia de funciones de liderazgo o de rales con respecto a las cartas de Pablo: mientras que para éste
dirección, en las comunidades cristianas primitivas no se debe in- todos son carismáticos en la comunidad (ICor 7,7; cf 12,7; Rom
terpretar como un hecho más o menos secundario en la vida de 12,7; IPe 4,10), en las pastorales sólo a Timoteo se le atribuyen
aquellas comunidades. Y menos aún debe entenderse como el re- dones propiamente carismáticos (ITim 4,14; 2Tim 1,6). De esta
sultado de una decisión tomada por los primeros cristianos. El manera se vino a producir una especie de inversión de valores: el
apóstol Pablo afirma que los ministerios que hay en la comunidad poder carismático, que constituía la estructura fundamental de la
son "dones" (jarísmata) (ICor 12,4.31) dados por Dios para el cre- Iglesia según Pablo, pasa a segundo término en las pastorales,
cimiento de la Iglesia. Es más, el mismo Pablo llega a decir que los mientras que lo que en éstas se resalta es la doctrina que se debe
apóstoles, los profetas y los doctores han sido "establecidos" por conservar (ITim 1,3.10; 4,1.6.13; 5,17;6,3.20s;2Tim2,2.14ss;3,lss;
Dios en la comunidad (ICor 12,28). Y el autor de la carta a los 4,lss; Tit 1,9.14; 2,lss; 3,8s). Por lo demás, no es cierto que tal
Efesios asegura que ha sido el mismo mesías quien ha dado a unos reducción fuera la única orientación impuesta a la Iglesia a partir
ser apóstoles, a otros profetas, evangelistas, pastores y maestros, de la segunda o tercera generación de cristianos, porque, como
"con el fin de equipar a los consagrados para la tarea del servicio, bien se sabe, las cartas de Juan son también de finales del siglo i y,
para construir el cuerpo del Mesías" (Ef 4,11-12). Por consiguiente, sin embargo, en ellas no se habla propiamente de obispos, presbí-
la existencia de funciones o servicios de animación, coordinación y teros y diáconos7.
liderazgo es una cosa de la que la comunidad creyente no puede
prescindir. Tales funciones y servicios han existido y existirán siem- 3. En tercer lugar, en las comunidades del Nuevo Testamento
pre porque Dios ha querido que existan. De tal manera que si una se advierte también una gran creatividad, es decir, las comunidades

6 7
Ci J. MATEOS, LOS doce y oíros seguidores de Jesús según el evangelio de Marcos, Para todo este asunto, cf G. HASENHÜTTL, Charisma Ordnunsprinzip der Kirche,
Madrid 1982. Freiburg 1969, 245-282.

238 239
se sintieron libres para producir, bajo la acción y el impulso del 3. Estructura y organización
Espíritu, los ministerios que en cada caso juzgaron necesarios o
convenientes, dadas las necesidades que se iban presentando. El Entendemos aquí por estructura lo que hay de divino e inmu-
signo más claro de esta libertad lo tenemos en el hecho de que los table en la Iglesia desde el punto de vista de la presencia de los
discípulos no mantuvieron como tales las únicas formas de minis- ministerios en ella. Por el contrario, entendemos también aquí por
terio formalmente establecidas por Cristo: los doce eligieron a Ma- organización lo que hay de humano y cambiable en la misma
tías antes de Pentecostés (He 1,21-26), pero después de esto jamás Iglesia desde ese mismo punto de vista. Por lo tanto, la estructura
volvieron a completar el "número de los doce"; y en cuanto a los es el elemento que viene "de arriba", mientras que la organización
setenta y dos (Le 10,1-12) —si es que ese número no se ha de es lo que proviene "de abajo". En consecuencia, la estructura es lo
entender simbólicamente—, no sabemos que fueran perpetuados que en la Iglesia debe permanecer intacto a través de los siglos,
como tales. Y sin embargo, mientras vemos que no se mantuvieron precisamente porque procede "de arriba", mientras que la organi-
las formas de ministerio establecidas por Cristo, se crearon otras zación puede, y a veces debe, ser cambiada, porque es una realidad
nuevas, como es el caso de los siete (He 6,1-3), para responder a las humana, es decir, una realidad que proviene "de abajo".
necesidades del grupo de los cristianos de habla griega que había Pues bien, planteadas así las cosas, nos preguntamos qué es lo
en Jerusalén. Como se ha dicho muy bien, "los ministerios que que pertenece a la estructura de la Iglesia y qué es lo que corres-
pulularon en la antigua Iglesia, comprendiendo los que asumieron ponde a su organización. Por consiguiente, nos preguntamos qué
la sucesión de los apóstoles, aparecen en una gran medida como es lo que en la Iglesia debe permanecer siempre intacto y qué es lo
creaciones funcionales realizadas bajo la presión de los aconteci- que en la misma Iglesia puede y quizá debe cambiar.
mientos y bajo el impulso del Espíritu Santo"8.
En el estado actual de la investigación histórica y teológica, la
En resumen, pues, se puede decir que los ministerios, tal como respuesta a esta cuestión es fácil y clara, al menos en principio: la
aparecen en el Nuevo Testamento, fueron de hecho un don de Dios estructura divina e intocable de la Iglesia consiste en su apostolici-
mismo a su Iglesia. Pero, por otra parte, sabemos también que en dad, mientras que la organización es el conjunto de formas histó-
los escritos del Nuevo Testamento los ministerios aparecen según ricas y de realizaciones concretas que la estructura adquiere en el
una gran diversidad y de acuerdo con una notable creatividad de espacio y en el tiempo. Por tanto, entendemos que la apostolicidad
las comunidades cristianas. Por lo tanto, se puede decir que Dios es el elemento divino e intocable que Dios mismo ha dado como
ha querido, para su Iglesia, no sólo la existencia de ministerios en don a su Iglesia y que por eso debe permanecer intacto hasta el
todas y cada una de las comunidades, sino que además ha querido final de los tiempos. Mientras que, por el contrario, todo lo que no
también la diversidad y la creatividad que se advierten en los escri- es la apostolicidad en sí misma es el conjunto de formas históricas
tos del Nuevo Testamento. y cambiables, que entran en el concepto de organización, y que no
Pero entonces, si todo esto es así, se plantea la cuestión que son sino el resultado de la iniciativa humana a lo largo de la
consiste en saber qué es lo divino e inmutable en la Iglesia, desde historia, por más que en determinados momentos esa iniciativa
el punto de vista de su estructura ministerial, y qué es lo humano humana pueda gozar de una especial asistencia divina9.
y mutable en esa misma estructura ministerial. Pero esta formulación resulta demasiado genérica y necesita
una serie de precisiones. Y ante todo, interesa concretar el concepto
mismo de apostolicidad10. En la enseñanza de la teología católica
9
Sobre todo en aquellos casos en los que, de acuerdo con la doctrina oficial de la
Iglesia, el magisterio eclesiástico es infalible, ya se trate de la infalibilidad del papa, del
concilio ecuménico o del magisterio ordinario. DS 3074-3075; 3011.
8 10
R. LAURENTIN, La crisis actual de los ministerios a la luz del Nuevo Testamento, en Para la apostolicidad de la Iglesia, cf la bibliografía abundante que aporta Y. CONGAR,
"Concilium" 80 (1972) 447-448. Propiedades esenciales de la Iglesia, en Mysterium Salutis IV/1, Madrid 1973, 608-609.

240 241
actual, se entiende por apostolicidad la propiedad merced a la cual Iglesia, que se impone como un dato de fel3. Pero, por otra parte,
la Iglesia conserva, a través de los tiempos, su identidad fundamen- hay que decir con toda claridad que no es lo mismo hablar de la
tal con la Iglesia de los apóstoles ". Esta apostolicidad consta de sucesión apostólica que hablar de la sucesión episcopal. Durante
dos componentes esenciales: la apostolicidad de ministerio y la los siglos i y H, sabemos con seguridad que hubo sucesión apostó-
apostolicidad de vida y doctrina. La primera consiste en el hecho lica, pero no sabemos si hubo o no hubo sucesión episcopal en
de la sucesión ininterrumpida de ministros al frente de las comuni- muchas de las comunidades cristianas. Desde el siglo m en adelan-
dades, mientras que la segunda está constituida por la conservación te, sabemos que la sucesión episcopal ha sido la forma histórica y
de la forma de vida y doctrina transmitida desde los apóstoles. concreta que ha recibido y asumido la sucesión apostólica en la
Estas dos formas o componentes de la apostolicidad se han de Iglesia. Pero eso no quiere decir que las cosas hayan tenido que ser
mantener siempre unidas en la teología de la apostolicidad y de la así necesariamente y, por lo tanto, que la sucesión episcopal sea la
sucesión apostólica, como nos consta sobradamente por la más única forma posible de sucesión apostólica.
antigua y la más rica tradición de la Iglesia n. Por consiguiente, cuando decimos que la apostolicidad perte-
nece a la estructura de la Iglesia, queremos decir, entre otras cosas,
Por otra parte, la sucesión apostólica es necesaria en la Iglesia que la existencia de ministros oficialmente establecidos en cada
para mantener y asegurar la apostolicidad de la misma Iglesia. Y comunidad eclesial es un dato que pertenece a la estructura de la
ello por una razón que se comprende enseguida: la presencia de misma Iglesia. Y, por lo tanto, que la presencia de tales ministros
ministros, oficialmente establecidos en la comunidad, es necesaria en cada comunidad eclesial es un hecho y un elemento que no debe
porque el ministerio representa el elemento "de arriba", es decir, lo faltar en ninguna comunidad de creyentes en Jesús. Por eso, cuando
que no proviene de la comunidad, sino lo que es dado y adviene a decimos que en las comunidades cristianas tiene que haber minis-
la misma comunidad, para vigilar sobre ella, para exhortarla y terios y ministros oficialmente establecidos, queremos decir que ese
hasta, si es necesario, corregirla. Pero teniendo siempre muy en hecho es un asunto que no pertenece solamente a la organización
cuenta, en todo este asunto, que la autenticidad del ministerio de la Iglesia y de cada comunidad, sino que, antes que eso, se trata
eclesial no puede quedar garantizada por el solo hecho de que el de un elemento esencialmente constitutivo de la estructura misma
ministro ha recibido válidamente la imposición de manos. Más de la Iglesia. De tal manera que si una comunidad rechazase, no ya
importante que ese gesto es lo que se quiere expresar mediante ese a tal ministro determinado, sino el hecho mismo del ministerio,
gesto. Ahora bien, lo que se quiere expresar mediante ese gesto son dejaría de ser, por eso mismo, una verdadera comunidad de cre-
dos cosas: por una parte, que el ministerio no proviene de la comu- yentes.
nidad, sino que procede "de arriba" y es un don de Dios; por otra
parte, que el ministerio es recibido y aceptado por la Iglesia, de tal En consecuencia, se debe decir que pertenece a la estructura de
manera que, como bien sabemos, la recepción y la aceptación ecle- la Iglesia, no sólo la apostolicidad de la misma Iglesia, sino además
sial es el criterio determinante y último de la autenticidad de un el hecho de la sucesión apostólica. Mientras que a la organización
ministerio determinado. de la Iglesia pertenece el hecho histórico de que la sucesión apos-
tólica se haya concretado y realizado a través de los ministerios que
Pero aquí queda un punto importante por aclarar: la relación actualmente entran dentro del sacramento del orden: obispos, pres-
entre sucesión apostólica y sucesión episcopal. Por una parte, el bíteros y diáconos. Y con más razón aún entra también dentro de
que los obispos sean "los sucesores de los apóstoles" es un hecho la mera organización de la Iglesia el conjunto de formas históricas
afirmado de tal forma por la tradición y por el magisterio de la que esos ministerios han ido adquiriendo a lo largo del tiempo.

11
Y. CONGAR, o.c, 547. 13
12
Para este punto, véase el excelente trabajo de Y. CONGAR, Ministerios y comunión Cf Y. CONGAR, Propiedades esenciales de la Iglesia, 556-557, que aporta amplia
información sobre este punto.
eclesial, Madrid 1973, 51-91.

242 243
4. Comunidad y ministerios ha dicho expresamente el concilio Vaticano II (LG 9), la comuni-
dad sacerdotal (LG 10-11), dentro de la cual suscita el Espíritu de
Lo primero y lo más fundamental en la Iglesia no es el minis- Dios diversos carismas y ministerios (LG 12). De tal manera que la
terio, sino la comunidad. De tal manera que el sentido y la razón jerarquía y el ministerio se han de entender dentro del dato previo
de ser del ministerio consiste precisamente en ser un servicio en la y básico de la comunidad (LG 18ss).
comunidad y para la comunidad de los creyentes. En este sentido,
es importante tener en cuenta que los escritos del Nuevo Testamen- Pero, por otra parte, cuando hablamos de la comunidad cristia-
to —excepción hecha de las cartas pastorales— se dirigen siempre na, es fundamental tener siempre en cuenta que se trata de una
a las comunidades, no a sus dirigentes o ministros. Y hay casos en comunidad "estructurada", es decir, una comunidad en la que,
los que este hecho resulta especialmente significativo; por ejemplo, para servicio de la misma, existe un ministerio oficialmente esta-
en la comunidad de Corinto se habían planteado problemas muy blecido, de acuerdo con lo que se ha dicho en el apartado anterior
serios: había una gran división entre los cristianos (ICor 1,10-13), al hablar de la estructura y la organización.
existían escándalos graves (ICor 5,1-3), litigios (ICor 6,1-11) e Ahora bien, a partir de estos datos podemos y debemos llegar
inmoralidad (ICor 6,12-19), se celebraba mal la eucaristía (ICor a determinadas conclusiones, que son de la máxima importancia
11,17-34), reinaba un gran desorden en las asambleas comunitarias cuando se trata de comprender la relación entre la comunidad y el
(ICor 14,26-40) y hasta se dudaba de la resurrección (ICor 15). ministerio. Y la primera de estas conclusiones es que, si el ministerio
Pues bien, en todos estos asuntos, tan graves y tan preocupantes, es un elemento esencialmente constitutivo de la comunidad cristia-
es la comunidad misma la que tiene que reunirse y resolver. Nunca na, de ahí se desprende lógicamente que toda comunidad de cre-
se hace una recomendación de recurrir a una autoridad ni de some- yentes tiene derecho a poseer los ministerios y los ministros que
terse a un dirigente. Lo mismo o algo parecido se podría decir de necesita15. De donde resulta que, desde el punto de vista de una
la carta a los Gálatas. Y en cuanto a la carta a los Romanos, resulta correcta teología de la Iglesia, no tiene sentido el hablar de crisis de
llamativo que en el capítulo final, dedicado a saludar a personas vocaciones o de falta de ministros para las comunidades eclesiales.
determinadas, no se encuentre ni una recomendación de saludo o Porque cuando una comunidad se queda sin ministro, se debe
despedida para los ministros de la comunidad. Por otra parte, designar a la persona que se considere idónea para el desempeño de
según los datos que nos suministran los evangelios, no se puede tal función; y el obispo debe proveer en ese sentido. Por otra parte,
decir que Jesús llamó primero a los apóstoles (ministros) de la las autoridades eclesiásticas no deben establecer tales condiciones
comunidad para que fueran éstos los encargados de reunir y orga- para el acceso al ministerio, que de ello se siga la carencia objetiva
nizar la Iglesia. Ese planteamiento resulta hoy inadmisible, en el de ministros en no pocas comunidades de la Iglesia. En la actuali-
estado actual de la investigación histórica y teológica. Porque sa- dad es esto lo que ocurre, y por cierto de manera alarmante, debido
bemos con seguridad que la comunidad de Jesús no se limitaba a a la disminución progresiva de los sacerdotes en casi todo el mun-
doce hombres, sino que en ella había muchas más personas (Mt do 16. Pero es claro que, de acuerdo con todo lo dicho, esta situación
8,21; 27,57; Me 4,10; 10,32; Le 10,1.17), de tal manera que era un es anormal y debe ser resuelta lo antes posible en diálogo franco y
grupo abundante (Le 6,17; 19,37; Jn 6,60). Es más, sabemos que el constructivo entre las comunidades cristianas y los dirigentes ecle-
número doce se ha de entender simbólicamente, en cuanto que siásticos.
representa la totalidad del nuevo pueblo que Dios congrega por
medio del Mesías (Mt 19,28; Le 22,30; Ap 21,12.14.20)14. En defi- Pero para el acceso al ministerio no basta la elección y designa-
nitiva, se trata de comprender que la Iglesia es, ante todo y sobre
todo, el nuevo pueblo de Dios, la comunidad de salvación, como 15
Cf E. SCHILLEBEECKX, Das kirchUche Amt, 57-64; también el trabajo editado por
SOLIDARITÁTSGRUPPE KATHOLISCHER PRIESTER DER DIOZEENE SPEYER, Das Recht der Gemeinde
auf Eucharistie, Trier 1978; N. GREINACHER, Derecho de la comunidad a un pastor, en
"Concilium" 16 (1980) 373-382.
16
14 Para este punto, véase el estudio de J. KERKHOFS, Sacerdotes y "parroquias". Estudio
Cf J. MATEOS, LOS doce y otros seguidores de Jesús..., 73; 247-252. estadístico, en "Concilium" 16 (1980) 305-315.
244
245
ción por parte de la comunidad. Además de eso, se necesita también Los cambios de fondo en la organización del ministerio oficial
la aceptación e instalación oficial por parte de quienes ejercen el se inician a partir de comienzos del siglo III. Porque es a partir de
ministerio eclesial. Y ése es el sentido que ha tenido tradicional- entonces cuando se empieza a hablar del "orden" y de la "ordena-
mente la ordenación o imposición de manos en la Iglesia. Según la ción". En efecto, parece ser Tertuliano el primer autor que utilizó
costumbre de la Iglesia antigua, cuando se trataba de un obispo, estos conceptos18, que años más tarde adquieren carta de ciudada-
otros tres obispos aceptaban su designación por la comunidad y le nía en el mundo cristiano l9. Ahora bien, ordo y ordinatio eran, en
imponían las manos. Cuando se trataba del presbítero, el obispo de aquel tiempo, conceptos clave en la organización de la sociedad y
cada diócesis era el encargado y responsable de esa imposición de del imperio20. Porque eran los términos clásicos para designar el
manos. La razón de ser de esto está en lo que se ha dicho antes nombramiento de los funcionarios imperiales, sobre todo cuando
acerca del sentido que tiene el ministerio en la Iglesia, en cuanto se trataba del emperador mismo. Lo cual indica claramente la
don de Dios a la comunidad, que adviene a ella para instruirla, tendencia de los ministros eclesiales a distanciarse del pueblo y
interpelarla y ocasionalmente corregirla. Esta realidad se ha dado acomodarse, en la medida de lo posible, a los notables y grandes de
desde los orígenes en todas las comunidades cristianas, y pertenece la tierra. Pero no se trata solamente de eso. Porque, además, el
a la apostolicidad de la misma Iglesia en el sentido indicado. ordo tenía en el imperio romano la significación secundaria de
clase social, de tal manera que existían tres ordines: el de los sena-
Y todavía otra conclusión importante: si el ministerio es un dores (ordo senatorum), el de los caballeros (ordo equitum) y el de
servicio a la comunidad, y en eso tiene su razón de ser, eso quiere la plebe o pueblo llano (ordo plebeius). Y es importante tener en
decir que el ministerio no es una dignidad y menos aún un premio cuenta que en las comunidades cristianas se asumió esta termino-
que se otorga por los méritos relevantes de un sujeto. Hay que logía precisamente para diferenciar netamente a los ministros (or-
acabar con esa concepción del ministerio como dignidad eclesiás- denados) del resto de la comunidad a la que se consideraba como
tica, por ejemplo, en el caso de algunas ordenaciones episcopales, la plebe21. De esta manera se vino a establecer una separación y
que no están orientadas al servicio pastoral, sino simplemente a hasta una distancia muy fundamental entre los ministros de la
premiar a un sujeto determinado. comunidad y la comunidad misma.
Sin embargo, las cosas no habían llegado entonces todavía a
5. Evolución histórica donde llegaron siglos más tarde. Por una razón muy sencilla: el

Se comprenderá mejor lo que he dicho en el apartado anterior 18


Por ejemplo, en De exhori. cast. VII: PL 2,971. Cf para este punto P. VAN BENEDEN,
si se tiene en cuenta la evolución histórica que ha sufrido el minis- Aux origines d'une terminologie sacramentelle. Ordo, ordinare, ordinatio dans la littéraíure
latine avant 313, Louvain 1974; M. BEVENOT, Tertullians thoughts about the christian
terio en la Iglesia. Sobre este asunto poseemos hoy una documen- priesthood, en Corona Gratiarum. Miscellanea E. Dekkers I, Bruges 1975, 125-137.
tación suficientemente sólida como para poder llegar a ciertas con- " En Cipriano es ya frecuente el uso de estos términos, precisamente para expresar la
pertenencia al estamento clerical y la consiguiente diferencia de la plebe: Epist. 33,1, 1 (ed.
clusiones válidas. J. Campos, 464); 38,1, 1 (477); II, 1 (478-479); 44, II, 1 (496); 45, II, 1 (499); III, 1 (500); IV,
Durante el siglo II se acentúa, sin duda alguna, el proceso que, 2 (501); 48, III, 2 (505); 55, VIII, 5 (526); XXIV, 2 (539); 56,1, 1 (544); 61, III, 1 (593-594);
66,1, 2 (624); IV, 2 (626); IX, 1 (630); 67, IV, 2 (634); 2.3.4 (635); V, 1 (635); VI, 3 (637); 68,
según vimos, ya se advierte claramente en algunos escritos tardíos II, 1 (642); 69, III, 2 (648); V, 1 (635); VI, 3 (637); 68, II, 1 (642); 69, III, 2 (648); V, 1 (649);
del Nuevo Testamento, concretamente en las cartas pastorales. Es VIII, 1 (652); 72, II, 1 (671); 73, VIII, 1 (678); De zelo el livore 6 (321).
20
Cf PAULY-WISSOWA, Realencyclopádie der klassischen Altertumswissenschaft
el proceso de "reducción" de los múltiples ministerios eclesiales a la XVIII/1, Stuttgart 1939,930-936; P. FRANSEN, Ordo, en LThK VII, 1212-1220.
conocida y clásica tríada de obispos, presbíteros y diáconos17. Pero 21
Pero es interesante tener en cuenta que, para Tertuliano, la diferencia entre los
todavía, en aquel tiempo, no se había producido la evolución más ordenados y la plebe es debida a una decisión de la autoridad eclesiástica: Differentiam Ínter
ordinem et plebem constituit ecclesiae auctoritas. De exhort. cast. VII: PL 2,971. Pero,
importante. pocos años más tarde, Cipriano ya atribuye la ordenación de los obispos a una decisión
divina: Epist. 55, VIII, 4 (526); 61, III, 1 (593-594); 66,1, 2 (624); 66, IX, 1 (630); 67, IV, 1
17
Cf el estudio de G. Hasenhüttl citado en nota 7. (634); 68, II, 1 (641-642); 69, V, 1 (649).

246 247
ministerio se seguía concibiendo como una realidad esencialmente esto quiere decir también que, durante el primer milenio, no se
vinculada a una comunidad concreta y determinada. De tal manera había establecido claramente la distinción entre la potestad de or-
que se tenía el convencimiento de que cada comunidad poseía, por den y la potestad de jurisdicción. Hasta los siglos XI y XII no se
derecho divino, la potestad de elegir a sus propios ministros e puede hablar propiamente de semejante distinción25. Y todavía
incluso el poder también de destituirlos y apartarlos del ministerio otra constatación fundamental: esta manera de concebir el minis-
cuando los tales ministros cometían faltas graves22. Es más, según terio eclesial nos viene a decir que, durante todo el primer milenio
nos consta por el canon sexto del concilio ecuménico de Calcedo- del cristianismo, la ordenación incluía no sólo la imposición de
nia, la relación del ministro a su comunidad era tal que se tenían manos del obispo, sino además y esencialmente también el llama-
por inválidas las llamadas "ordenaciones absolutas", es decir, aque- miento y la aceptación por parte de una comunidad, cosa que nos
llas ordenaciones en las que un sujeto era ordenado sin relación a consta ampliamente por los testimonios de la liturgia26. Por lo
una comunidad concreta23. En el fondo, esto quería decir que tanto, según la manera de pensar de aquellos siglos, se puede decir
solamente se consideraba ministro verdadero y válido de la Iglesia que no era el que poseía la potestad de orden el que presidía en una
aquel que era llamado y aceptado por una comunidad. Por lo comunidad y celebraba en ella la eucaristía, sino el que era desig-
tanto, lo primero era la comunidad; y sólo después, en el seno de nado por una comunidad era quien podía presidirla y celebrar en
la comunidad, se podía dar la realidad del ministerio, es decir, sólo ella la eucaristía27.
en la comunidad podía existir un ministro que fuera verdadero
Ahora bien, ¿qué concepción del ministerio eclesial subyacía a
ministro de la Iglesia.
todo este planteamiento? Brevemente se puede responder así: la
Las consecuencias que llevaba consigo esta manera de pensar y Iglesia consiste esencialmente en la comunidad de los creyentes, y
de actuar son importantes. Porque, en primer lugar, todo eso sig- por eso el ministerio brota de ella y es designado por ella. Pero al
nificaba que no era ni aun siquiera posible la existencia de ministros mismo tiempo se tenía muy claro también que el ministerio es un
sin comunidad concreta y determinada a la que servir. Por lo don de Dios a su Iglesia, y por eso se requería y se requiere la
tanto, el ministerio no era una realidad en sí, sino una función al imposición de manos. Por lo tanto, en la Iglesia no basta la sola
servicio de personas concretas. Lo cual era cierto hasta tal punto designación de un sujeto por parte de la comunidad para que ese
que si un ministro de comunidad era apartado de ésta y se quedaba sujeto pueda ejercer el ministerio, porque entonces falta el elemento
por eso sin su comunidad propia, automáticamente perdía el mi- "de arriba". Pero tampoco basta la sola imposición de manos por
nisterio y volvía a la condición de simple seglar. La documentación parte del obispo, porque entonces falta el elemento "de abajo", la
que poseemos en este sentido es muy abundante por lo que respecta dimensión propiamente eclesial. El ministerio eclesial es a la vez un
a la doctrina de los papas y los concilios24. Por otra parte, todo hecho comunitario y un don de Dios a su Iglesia. Y no puede faltar
ninguno de esos dos elementos.
22
Según el concilio de Cartago, del 254, presidido por Cipriano, el pueblo tiene poder,
por derecho divino, para elegir a sus ministros. CIPRIANO, Epist. 67, IV, 1-2 (634); y tiene XIV, 8: PL 54,674; XVII, 1: PL 54,705-706; XIX, 2: PL 54,711-712; CXXXV, 2: PL
además poder para quitarlos cuando son indignos: Epist. 67, III, 2 (634); de tal manera que 54,1097; GREGORIO MAGNO, Epist. I, 7: MGH, Ep. I, 10,1-2; I, 18: MGH, Ep. I, 24,11-22; I,
ni el recurso a Roma debe cambiar la situación, cuando ese recurso no se basa en la verdad 19: MGH, Ep. I, 25,8-12; I, 32: MGH, Ep. I, 44-45, etc.; ZÓSIMO, Epist. 4: MGH, Ep. III,
Epist. 67, V, 3 (635). 10,31-34; 7: MGH, Ep. III, 13,7-9; FÉLIX IV, Epist.: MGH, Ep. Ill, 45,15-16; JUAN II, Epist.:
23 MGH, Ep. III, 46,3-5; ZACAR(AS, Epist. 51: MGH, Ep. III, 303,15-18; JUAN VIH, Epist. 151:
Conciliorum Oecumenicorum Decreta, ed. J. ALBERIGO, etc., Bologna 1973, 90. Para
un estudio de este asunto, E. SCHILLEBEECKX, Das kirchliche Amt, 68-73; C. VOGEL, Vacua MGH, Ep. III, 127,15-19. Aunque la documentación que recoge es limitada, vale para este
manus impositio: I'inconsistence de la chirotonie en Occident, en Melanges Liturgiques punto el estudio de C. VOGEL, Laica communione contentus. La retour dupresbytre au rang
offerts au R.P. Dom B. Botte, Louvain 1972, 511-524. des laics, en "Rev. Se. Reí." 47 (1973) 56-122. Más ampliamente en J. M. CASTILLO, La
24
Nicea, can. 10 (Conc. Oecum. Decr. 11); can. 17 (14); can. 18(15); Calcedonia, can. 2 secularización de obispos y sacerdotes en la iglesia latina antigua, en "Rev. Cat. Teol."
(88); can. 10 (92); can. 22 (97); can. 27 (99); can. 29 (101). DÁMASO, Tomus IX: PL 13,360- VIH/1 (1983) 81-111.
25
361; SIRICIO, Epist. IV: PL 13,1149; I, 11: PL 13,1140; I, 15: PL 13,1143-1144; INOCENCIO I, Para este punto, cf E. SCHILLEBEECKX, Das kirchliche Amt, 95, con abundante biblio-
Epist. VI, I, 2: PL 20,496; XVII, I, 2: PL 20,528; XVII, III, 7: PL 20,530-531; BONIFACIO I, grafía en nota 65.
26
Epist. XIII, 4: PL 20,776-777; LEÓN MAGNO, Epist. I, 5: PL 54,596-597; IV, 2: PL 54,612; Ha estudiado bien este punto E. SCHILLEBEECKX, o.c, 73-80.
27
IV, 5: PL 54,614; X, 5: PL 54,633; XIV, 8: PL 54,674; XVII, 1: PL 54,614; X, 5: PL 54,633; Cf E. SCHILLEBEECKX, O.C, 82-83.

248 249
Sin embargo, sabemos perfectamente que, en la actualidad y Edad Media, todavía el Decreto de Graciano remite al canon sex-
desde hace ya varios siglos, se ha desdibujado y hasta se ha perdido to de Calcedonia y prohibe las "ordenaciones absolutas"28. Pero
prácticamente la dimensión comunitaria del ministerio: las comu- semejante doctrina no se podía mantener por mucho tiempo en
nidades cristianas ya no tienen derecho a la designación de sus las nuevas condiciones históricas. Y así, el concilio III de Letrán
ministros, ni aun siquiera se les consulta para el nombramiento de (año 1179), en vez de decir que nadie podía ser ordenado válida-
un ministro determinado, ni tampoco tiene derecho la comunidad mente si no era aceptado por una comunidad, afirmó que nadie
para destituir a un ministro por más que éste se muestre indigno podía ser ordenado "sin que le sea asignada una sustentación dig-
del cargo que desempeña, de tal manera que un obispo o un pres- na"29. Con lo cual no se negaba todavía, al menos en principio, la
bítero es ministro de la Iglesia por la sola imposición de manos que inserción comunitaria primitiva, pero en realidad todo eso era rein-
ha recibido en su ordenación, aunque no haya sido elegido por terpretado de tal manera que sólo se tenía delante el punto de vista
ninguna comunidad ni trabaje para comunidad alguna. En defini- financiero del mantenimiento del sacerdote.
tiva, el ministerio es una realidad en sí y no ya una función de
servicio a una comunidad concreta. Pero las cosas no pararon ahí. Porque años más tarde, exac-
tamente en 1215, el concilio IV de Letrán declaró que solamente
Esta evolución tan profunda se produce en los siglos xn y xm, puede celebrar la eucaristía un sacerdote válida y lícitamente orde-
debido principalmente a tres causas. En primer lugar, la organiza- nado30. Con lo cual se vino a reducir la función del ministerio
ción social: la Iglesia no consiste ya en comunidades, sino en terri- esencialmente sólo a la celebración de la eucaristía, aun cuando el
torios feudales, hasta el punto de que, en el feudalismo, los reyes, sacerdote en cuestión no tuviera ninguna comunidad a la que servir.
condes y duques eran los únicos que disponían de los sacerdotes e Así la ordenación se vio reducida sólo a la imposición de manos
incluso de los obispos. Por otra parte, durante ese mismo tiempo por parte del obispo. Y los ministros de las comunidades vinieron
se produjo un verdadero renacimiento del derecho romano, cuya a quedar reducidos a funcionarios del templo y del altar aun cuando
visión de las cosas en un contexto feudal desvinculó jurídicamente no trabajaran para ninguna comunidad. A todo lo cual hay que
la potestad de dirección del concepto de "territorialidad" y además, añadir la doctrina sobre el "carácter", que se elabora también en
en el campo religioso, del concepto de "iglesia local". De esta los siglos xil y xm 31 y cuyo resultado fue una concepción del sa-
manera, la autoridad se llegó a ver como un valor en sí misma, cerdocio como realidad en sí, eterna e imperecedera, por más que
desvinculada de la comunidad tanto en la esfera civil como en la el sujeto en cuestión no se dedique a tarea alguna ministerial o
religiosa. Y a todo esto hay que unir todavía una tercera causa: hasta incluso si ha perdido la fe. Esta doctrina, además, fue defini-
durante los siglos XII y xm nace la teología como ciencia, es decir, tivamente aceptada y promulgada por el concilio de Trento. Y es la
en ese tiempo se sistematiza el saber cristiano y se organiza en una doctrina que, prácticamente invariable, ha permanecido hasta nues-
serie de tratados teológicos. Pues bien, al nacer la teología como tros días. Es verdad que el concilio Vaticano II ha representado un
ciencia, nace obviamente la sacramentología y dentro de ella el cierto intento de renovación a este respecto, pero no cabe duda de
tratado teológico sobre el sacramento del orden. Pero lo curioso es que los pilares fundamentales de la visión medieval del sacerdocio
que en ese mismo tiempo no se elabora y nace la eclesiología. Con han quedado intactos32.
lo cual vino a resultar que se construyó un tratado teológico sobre
el ministerio sin tener paralelamente y al mismo tiempo un tratado
28
teológico sobre la Iglesia y menos aún un tratado sobre la comuni- 29
Decr. I, d. LXX, c. I, ed. Friedberg I, 257.
dad. De esta manera, la doctrina teológica sobre el ministerio nació Can. 5. Conc. Oecum. Decr., 214. Bibliografía en E. SCHILLEBEECKX, O.C, 90, nota 56.
30
Can. 1. Conc. Oecum. Decr., 230. Ha analizado este punto J. M. CASTILLO en Al
radicalmente desvinculada de lo comunitario y sin referencia alguna servicio del pueblo de Dios, Madrid 1974, 165-177.
31
a la comunidad de los fieles. Para este punto es clásico el estudio de J. GALOT, La nature du caractére sacramentel,
Bruxelles 1956. Ha analizado esta cuestión J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad. Teología
de los Sacramentos, Salamanca 1981, 450-455.
Estos nuevos condicionamientos produjeron sus resultados en 32 P a r a u n análisis de este p u n t o , cf J. M . CASTILLO, Al servicio del pueblo de Dios,
el campo doctrinal y en la praxis eclesial. Es verdad que, en plena 198-217.

250 251
CAPÍTULO 17
En resumen, pues, se puede decir que la evolución histórica del
ministerio en la Iglesia ha seguido una línea de progresiva separa- LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA
ción y distanciamiento de la comunidad. Los ministros se han
situado sobre la comunidad, mediante la doctrina del ordo y la
ordinatio, asimilándose a los notables y poderosos de la sociedad.
Y más tarde se han autocomprendido como una realidad en sí, un
status, una dignitas, un honor, una potestas33. Teniendo en cuenta
que toda esta teología ha generado, a su vez, un modo de vivir y de
hacerse presentes los ministros eclesiales en la sociedad: por ser
considerados como personas "sagradas", los sacerdotes deben vivir
"segregados" del resto de los mortales, sin mujer y sin hijos, sin una
profesión civil y sin una presencia activa en los compromisos socia-
les y políticos que son propios de cualquier ciudadano normal34. PARA MUCHA GENTE los sacramentos constituyen la actividad
Ahora bien, ¿qué consecuencias ha tenido todo esto para la vida más importante de la Iglesia. Una actividad tan importante que,
y el funcionamiento de la Iglesia? Es lo que vamos a ver a conti- para muchas personas, la práctica sacramental es el criterio de
nuación. identificación de los verdaderos católicos: es buen cMólico el que
recibe asiduamente los sacramentos; y no es buen católico el que
no se acerca a ellos. De ahí que en muchas parroquias la tarea que
6. Conclusión ocupa casi todo el tiempo de los sacerdotes es la administración de
los sacramentos: misas, comuniones, confesiones, bautizos, bodas
Los ministerios son un don y una exigencia para la Iglesia. Son, y entierros. Y por eso, el consumo sacramental es no sólo el criterio
ante todo, un don del Señor a la comunidad de los creyentes. Y son de identificación de los verdaderos católicos, sino además el prin-
además una exigencia de fidelidad a la vocación de servicio que cipio que diferencia a las buenas parroquias (aquellas en las que
debe caracterizar a los seguidores de Jesús de Nazaret. La razón de hay una vida sacramentalfloreciente)de las que no se tienen como
ser más profunda de este don y de esta exigencia radica en el hecho tales, es decir, aquellas en las que la vida sacramental languidece.
de la apostolicidad de la Iglesia. Teniendo muy en cuenta que Pero resulta que esta manera de pensar constituye un verdadero
cuando hablamos de este asunto nos referimos a la apostolicidad problema para bastantes creyentes. Por una razón que se compren-
de toda la Iglesia, porque toda la comunidad, y no sólo sus minis- de fácilmente: si leemos los evangelios con cierta atención, ensegui-
tros, ha de permanecer fiel al mensaje que nos transmitieron los da nos damos cuenta de que en ellos la práctica religiosa no parece
apóstoles. Pero precisamente para eso, para asegurar esa fidelidad, tener la importancia que hoy le atribuye el clero'. En realidad,
se requiere en cada comunidad una instancia externa a la comuni-
Jesús no fundó ningún templo al que tuvieran que acudir asidua-
dad misma, ya que una comunidad dejada a sí misma, a su propia
mente sus discípulos, ni obligó a éstos a determinadas prácticas
inercia y a su propio dinamismo bien podría llegar a desgajarse de
cultuales. Por supuesto, yo sé que este criterio es discutible. Pero,
la apostolicidad, rompiendo con la unidad eclesial. Por eso el mi-
nisterio es comunitario y es carismático, tiene un elemento "de en todo caso, hay algo que parece bastante cierto, a saber: que
arriba" y un elemento "de abajo", es un don y una exigencia para actualmente abundan los cristianos que ponen en cuestión o incluso
todos en la comunidad. rechazan los sacramentos. Unos porque los ven como rituales ob-
soletos, que poco o nada dicen a los hombres de nuestro tiempo.
33
Sobre este punto, cf J. M. CASTILLO, Sacerdotes, ¿para qué?, en "Sal Terrae" 64 (1976) 1
He analizado ampliamente este asunto en mi libro Símbolos de libertad, Salamanca
3-20, especialmente en pp. 9-10, con bibliografía. 1981, 31-80.
34
Para estas cuestiones, cf J. M. CASTILLO, ¿Hacia dónde va el clero?, Madrid 1971.

252 253
Otros porque tienen la impresión de que los sacramentos son como el rito y se recitan al detalle las fórmulas que deben acompañar a
rituales mágicos, con los que la gente intenta manipular a Dios. Y ese rito, entonces y sólo entonces se consigue automáticamente el
otros, finalmente, porque viven los sacramentos como si fueran efecto que se desea obtener. Freud habla a este respecto de lo que
instrumentos de dominación. Los que piensan de esta manera están él llama la "omnipotencia de las ideas"3. Se trata del proceso según
persuadidos de que los sacramentos son prácticas rituales destina- el cual el hombre atribuye una eficacia incuestionable a lo intensa-
das a dominar y someter a la gente para mantener el dominio del mente pensado y representado afectivamente.
clero sobre el resto de la población creyente y practicante.
Por otra parte, la magia, por su misma estructura fundamental,
Por supuesto, en todo esto hay muchas ideas equivocadas y no dice relación ni con el comportamiento ético de la persona ni
vivencias religiosas mal asimiladas. Pero el hecho es que, en la con las experiencias que deciden el destino de un hombre, el sentido
actualidad, hay bastantes personas que piensan así, sobre todo de la vida o de la convivencia humana. Por ejemplo, un individuo
entre las generaciones jóvenes, que por eso "pasan" de sacramentos, puede tener un comportamiento reprobable o vivir arrastrado por
"pasan" de religión y "pasan" de Iglesia. ¿Cómo explicar a tales experiencias de egoísmo o incluso de odio. Nada de eso, al menos
personas el significado y el alcance de los sacramentos de la Iglesia? en principio, será impedimento para que el ritual cabalmente ejecu-
Es lo que pretendo exponer en este capítulo. tado produzca los efectos mágicos que se le atribuyen.
Esto quiere decir que el peligro más serio, que amenaza cons-
tantemente a los sacramentos, es el peligro que consiste en vivir y
1. ¿Qué es un sacramento?
practicar tales sacramentos como ritos mágicos. Y entonces tales
sacramentos se convierten en fuente de alienación y engaño, es
decir, de falsa conciencia. Por otra parte, este peligro se ha acen-
a) No es un rito mágico tuado en la Iglesia desde el momento en que, según la doctrina
teológica tradicional, hay verdadero sacramento si el rito se ejecuta,
En la práctica sacramental existe siempre el peligro de vivir los en sus constitutivos esenciales (materia y forma), exactamente y
sacramentos como si fueran ritos mágicos. Esto ocurre siempre que como está determinado por la autoridad eclesiástica. Además, de-
al rito sacramental se le atribuye una eficacia automática, indepen- bido a una incorrecta interpretación de la doctrina del ex opere
dientemente del comportamiento y de la experiencia que vive la opéralo, mucha gente está persuadida de que el rito sacramental,
persona. Por ejemplo, hay gente que cuando va a misa se preocupa, fielmente ejecutado, produce automáticamente su efecto salvífico y
sobre todo, de que la ceremonia se celebre según el ritual estable- santificante. De donde se ha seguido una situación que todos cono-
cido; pero no se preocupa lo mismo y en la misma medida de su cemos por experiencia: en la práctica religiosa establecida entre los
propio egoísmo, de su propia ambición o de otras cosas por el católicos, lo que normalmente se urge más, y más se exige, es la
estilo. Cuando esto ocurre, es evidente que nos encontramos ante ejecución cabal y exacta de los rituales oficialmente establecidos.
un comportamiento de tipo mágico. Y esto, por desgracia, es más Porque se tiene el profundo convencimiento de que eso es decisivo
frecuente de lo que parece a primera vista. Pero todo esto necesita en la vida de la Iglesia y para la santificación de los fieles.
alguna explicación.
De todo esto resulta una cuestión capital en el asunto que nos
Ante todo, es importante tener muy presente que hay magia en
ocupa, a saber: ¿cómo debe ser entendido el sacramento para evitar,
un rito cuando a la ceremonia ritual se le atribuye una eficacia
en la medida de lo posible, el peligro que acabo de indicar?
automática, en orden a conseguir el efecto hacia el que empuja el
deseo2. Es decir, hay magia en un determinado comportamiento
cuando el individuo está persuadido de que si ejecuta exactamente
2
Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 146-149. 3
S. FREUD, Tótem y Tabú, en Obras completas V, Madrid 1972,1801-1804.

254 255
b) El sacramento es un símbolo su atención es en describir las experiencias que tales sacramentos
comportaban. Así, al hablar del bautismo cristiano, se insiste en la
En su acepción más elemental, un símbolo es la expresión de experiencia del Espíritu (Mt 3,11; Me 1,8; Le 3,16; Jn 1,33; He 1,5;
una experiencia4. Esto quiere decir que el símbolo se compone de 11,16; 19,3-5), en la experiencia de la muerte (Rom 6,3-5; ICor
dos elementos: por una parte, una experiencia que adentra sus 1,13; Col 2,11-13), de tal forma que, en boca de Jesús, ser bautizado
raíces en el inconsciente de la persona; por otra, la expresión exter- equivale a ser crucificado, sufrir y morir por el pueblo (cf Me
na de esa experiencia. De tal manera que la relación que existe 10,38; Le 12,50) y, finalmente, en la experiencia de la libertad, de
entre la experiencia y su expresión externa es una relación de acuerdo con toda la teología de Pablo sobre este asunto, porque
correspondencia y no meramente de semejanza, como ocurre en la donde hay Espíritu del Señor hay libertad (2Cor 3,17). De la misma
metáfora5. Por consiguiente, se puede y se debe decir que donde no manera, cuando en el Nuevo Testamento se habla de la eucaristía,
hay experiencia no hay símbolo. Como es igualmente cierto que se dice que ella sella la "nueva alianza" (Mt 26,28 par), pero sabe-
donde hay sólo una experiencia (inexpresada o incomunicada) tam- mos que esa alianza es y comporta esencialmente la gran experien-
poco hay símbolo. Por ejemplo, el amor es una experiencia que se cia del corazón humano liberado, como consta por un famoso
expresa mediante la mirada, el gesto, el tacto, etc. Tales expresiones pasaje de Jeremías (31,31-34). Por otra parte, la eucaristía lleva
externas y visibles son los símbolos del amor y en general de la vida consigo también la gran experiencia de la vida compartida con los
afectiva. hermanos en la comunidad (He 2,42-47), la solidaridad y la frater-
nidad en la igualdad (ICor 11,17-34), la experiencia de la mutua
Pues bien, la fe cristiana comporta experiencias muy fuertes y pertenencia a un mismo cuerpo, que es el cuerpo de Jesús el mesías
muy profundas, sobre todo la experiencia del amor de Dios y del (ICor 10,14-22) y, sobre todo, la experiencia del pan que se parte
amor a Dios; la experiencia del amor del hombre y del amor al y se reparte, que simboliza el amor en la unidad (cf Jn 6,22-40;
hombre. En definitiva, las experiencias más serias que puede vivir 13,33-35).
una persona. Por lo tanto, si la fe comporta esencialmente las
experiencias más fuertes de la vida, eso quiere decir que la fe se Conviene indicar aquí, por último, que todo lo dicho no signi-
tiene que expresar también simbólicamente, de acuerdo con todo fica que los sacramentos sean puros símbolos espontáneos e incluso
lo que sabemos acerca de la función del símbolo en la vida humana. anárquicos. Nada de eso. Como diré más adelante, los sacramentos
Creer, por consiguiente, es comprometerse. Pero creer es también constituyen una verdadera celebración. Y, por otra parte, toda
y al mismo tiempo expresar simbólicamente lo que se vive. Por eso celebración colectiva o comunitaria comporta una determinada
se comprende que las comunidades cristianas primitivas expresaron ritualización. Pero eso no quiere decir que los sacramentos consis-
su fe en la forma que tomaron de vivir. Pero la expresaron también tan esencialmente en unos ritos determinados. Lo más que se puede
en sus formas de celebrar simbólicamente lo que creían. He aquí la decir, a este respecto, es que el sacramento conlleva una cierta
razón de ser de los sacramentos. Por eso cabe decir con todo ritualización.
derecho que los sacramentos son los símbolos de la fe.
Por lo demás, es importante tener en cuenta que cuando el
c) Consecuencias pastorales
Nuevo Testamento habla de los sacramentos del bautismo y de la
eucaristía no se detiene a explicar los ritos que con ese motivo se
De lo dicho anteriormente sobre lo que son esencialmente los
ponían en práctica. Por el contrario, cuando los autores del Nuevo
sacramentos, se deducen algunas consecuencias que conviene tener
Testamento hablan del bautismo y de la eucaristía, en lo que ponen
presentes:
4
Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 168ss; P. RICOEUR, Parole el Symbole, en 1) Si los sacramentos son esencialmente símbolos, eso quiere
J. E. MENARD (ed.), Le Symbole, Estrasburgo 1975, 143ss.
5
decir que hay sacramentos cristianos donde hay experiencia cristia-
P. RICOEUR, Parole et Symbole, 143. na. Porque el símbolo —ya lo he dicho— es la expresión de una
256 257
experiencia. Por consiguiente, donde no hay experiencia cristiana excelencia, en cuanto que él es la realidad visible que nos expresa
no hay ni puede haber sacramento. De donde se sigue que, en la el misterio profundo de Dios, la experiencia de Dios.
práctica pastoral, se debería poner el mayor énfasis en educar a los Todo esto puede dar la impresión de una teoría demasiado
fieles para vivir las experiencias que comportan los sacramentos. abstracta y sin incidencia en la praxis de la vida cristiana. Sin
2) Los sacramentos no pueden consistir, de hecho, en servicios embargo, si miramos las cosas más despacio, enseguida nos damos
religiosos puestos a disposición del público. Porque cuando los cuenta de la consecuencia que entraña lo que acabo de explicar. Si
sacramentos se practican de esa manera, inevitablemente se con- todo sacramento se explica a partir de Cristo, eso quiere decir que
vierten en simples ceremonias sagradas a las que mucha gente se ha de celebrar en coherencia con lo que es la sacramentalidad de
acude por cumplir con un precepto legal, por razón de la costumbre Cristo. Él es el sacramento radical porque es la expresión visible de
o por otras motivaciones, tales como el miedo al castigo divino o Dios mismo, de la experiencia de Dios. Por lo tanto, todo sacra-
la necesidad de acallar la conciencia. Pero nada de eso es lo que mento se ha de celebrar de tal manera que, al igual que Cristo,
está en juego cuando se trata de celebrar un sacramento. resulte ser una profunda experiencia de Dios, del Dios que se nos
ha revelado en Jesús. Pero, en realidad, ¿qué tienen que ver con
3) Los sacramentos, en cuanto símbolos de la fe, tienen que esto muchas de nuestras bodas, de nuestras primeras comuniones,
ser celebrados por una comunidad de fe para que sean verdadera- de nuestros bautizos, etc.? He aquí un problema profundo, que
mente tales símbolos. Una comunidad de fe es un grupo de personas afecta directamente a nuestra manera de celebrar los sacramentos.
que comparten la experiencia del seguimiento de Jesús. Es un grupo
de personas, por lo tanto, que comparten la experiencia de la Por otra parte, el hecho de que Jesús sea el sacramento original
conversión a los valores fundamentales del evangelio, la experiencia entraña otra consecuencia importante, a saber: el agente primero y
del Espíritu, la experiencia de la libertad cristiana, la experiencia principal en todo sacramento es Cristo mismo. De tal manera que
del amor cristiano. Cuando tales experiencias no son vividas y el sacramento no es primordialmente un acto del hombre que rinde
compartidas por un grupo, no hay ni puede haber símbolos cristia- homenaje a Dios, sino que es acto de Dios para la liberación del
nos, es decir, no hay ni puede haber sacramentos. En el fondo, se hombre. Porque la comunidad cristiana no se salva a sí misma; es
trata de comprender que una comunidad de creyentes no es una Jesús el Señor quien la salva en todo momento. Y eso es lo que la
masa de gente que acude a un templo a una hora determinada. Eso comunidad celebra cuando se reúne a participar en el sacramento.
puede ser más la consecuencia de un fenómeno social que de un
acontecimiento verdaderamente cristiano.
e) La Iglesia y los sacramentos

d) Cristo y los sacramentos El concilio Vaticano II ha afirmado repetidas veces que la Igle-
sia es un sacramento6. Esto quiere decir que la Iglesia prolonga, en
Pero con lo dicho no tenemos todavía una idea completa de lo el espacio y el tiempo, la presencia salvadora y liberadora de Jesús
que es un sacramento. Falta por explicar la dimensión propiamente el mesías entre los hombres. Porque la Iglesia es el cuerpo de
teológica de los sacramentos. Ahora bien, lo primero que hay que Cristo. Y es propio del cuerpo hacer visible y presente a la persona.
decir, en este sentido, es que el sacramento primordial y radical es Por consiguiente, la Iglesia tiene que organizarse y funcionar de tal
Cristo mismo. Esto se explica porque Cristo es verdadero Dios y manera que lo visible que hay en ella, lo que la gente percibe y se
verdadero hombre. Y eso significa que Cristo es Dios de una ma- mete por los ojos, sea real y efectivamente un motivo para que la
nera humana y es hombre de una manera divina. Lo cual, a su vez, gente conozca a Jesús, acepte a Jesús y viva de acuerdo con el
quiere decir que el Dios invisible e inaccesible se hace visible y evangelio de Jesús. Por lo tanto, se puede y se debe decir que lo
cercano en Jesús: "El que me ve a mí está viendo al Padre" (Jn
14,9). De ahí que Jesús puede ser considerado el sacramento por 6
LG 1; 9; 48; 59; SC 5; 26; GS 42; 45; AG 1; 5.

258 259
visible y tangible de la Iglesia no es una cosa sin importancia; por hizo bautizar, no estaba imponiendo una ley a los creyentes. Y
el contrario, se trata ahí y en eso de una categoría estrictamente cuando celebró la cena con su comunidad, tampoco estaba senten-
teológica, puesto que pertenece en sentido propio a la sacramenta- ciando una ley para el futuro. El bautismo de Jesús es el gesto
lidad de la Iglesia. simbólico en el que expresa su destino, de la misma manera que el
bautismo de cada cristiano es el símbolo que celebra y expresa el
Por otra parte, si la Iglesia es el primer sacramento, de donde destino del hombre de fe, que se adhiere mediante el seguimiento al
brotan los demás sacramentos, ello quiere decir que todo sacra- destino del mesías. Y en el mismo sentido, la cena que celebró
mento se debe interpretar y comprender a partir de la sacramenta- Jesús con su comunidad de discípulos es el gesto simbólico que
lidad de la Iglesia. Ahora bien, la Iglesia es esencialmente un pueblo expresa la comunión de vida de los creyentes con Jesús y entre ellos
unido, una comunidad de creyentes. Por consiguiente, todo sacra- mismos.
mento tiene necesariamente una dimensión comunitaria y una ex- La Iglesia es fiel a Jesús cuando celebra, por la fuerza del
presión también comunitaria. Es decir, lo comunitario es esen- Espíritu, los mismos gestos simbólicos que realizó Jesús: cuando se
cialmente constitutivo de todo sacramento. Y eso significa que la adhiere a su destino y comulga con su vida, cuando perdona los
celebración sacramental debe ser siempre una experiencia comu- pecados y libera a los hombres de las fuerzas de la esclavitud y de
nitaria. la muerte que operan en la sociedad, cuando sana las raíces del mal
y del sufrimiento que oprimen a todos los crucificados de la tierra.
Cuando todo eso no son meras palabras, sino experiencias reales y
2. ¿Por qué hay sacramentos? concretas, vividas cada día en cada comunidad de fe, entonces cada
una de esas comunidades expresa automáticamente tales experien-
Esta pregunta es importante. Porque hay personas que piensan cias mediante los símbolos fundamentales de nuestra fe a los que
que los sacramentos son una cosa sin importancia, algo secundario llamamos sacramentos7.
en la vida de la Iglesia. Es más, hay quienes se imaginan que los
sacramentos han sido una invención del clero, que de esa manera
pretende tener sometida a la gente. Nada de eso responde, ni de 3. ¿Para qué son los sacramentos?
lejos, a la realidad de las cosas.
Es peligroso interpretar los sacramentos con un criterio funcio-
En la Iglesia hay sacramentos porque la vida de fe comporta nal. Como es igualmente peligroso interpretar los símbolos de la
experiencias tan hondas y decisivas que no pueden expresarse y relación humana con semejante criterio. Por ejemplo, es peligroso
comunicarse nada más que por medio de símbolos. De la misma y seguramente también aberrante que una madre diga: "Yo quiero
manera que la relación humana y la vida afectiva no pueden expre- y beso a mi hijo para que así mi hijo me quiera y me bese a mí". Las
sarse y comunicarse adecuadamente con el instrumental que sumi- grandes experiencias de la vida y los símbolos que las expresan no
nistran las ideas y las palabras, sino que necesitan de la riqueza se pueden instrumentalizar sin correr el riesgo de desnaturalizar
expresiva y de la fuerza de vida que contienen los símbolos, igual- tanto las experiencias como los símbolos. Desde el momento en
mente la vida de fe, de esperanza y de amor que caracteriza a la que el amor se utiliza para algo, se manipula y degenera, hasta
comunidad creyente no puede expresarse y comunicarse en toda su convertirse en burdo egoísmo. Y lo mismo ocurre con los símbolos
plenitud nada más que por medio de símbolos. Y esos símbolos son fundamentales que expresan y comunican el amor. Por eso, si
nuestros sacramentos. decimos que los sacramentos son los símbolos fundamentales de
Por lo tanto, la razón de por qué hay sacramentos en la Iglesia nuestra fe, resulta extremadamente peligroso interpretar tales sím-
no está en que hay una ley divina que así lo ha dispuesto; o porque bolos con un criterio utilitario y funcional. De ahí que preguntarse
al clero se le ha ocurrido semejante procedimiento de someter a los 7
fieles. Nada de eso tiene que ver con la realidad. Cuando Jesús se Sobre todo esto, cf mi libro Símbolos de libertad, 458.

260 261
para qué son los sacramentos es una cosa que, en buena medida, ni escandalosamente la atención a las exigencias éticas y sociales que
siquiera tiene sentido. comporta la fe cristiana. Y entonces se produce la inevitable inco-
Sin embargo, es importante esta pregunta. Por una razón que herencia de una Iglesia que es más religiosa que cristiana, más
se comprende enseguida: de hecho, los sacramentos son utilizados parecida a la institución sacral con la que se enfrentó Jesús que a
como verdaderos instrumentos o "causas instrumentales", como la comunidad de discípulos que reunió el propio Jesús.
los llamó la teología medieval8. Según esta manera de pensar, el Es verdad que en teoría nadie va a conceder más importancia a
sacramento se usa, se utiliza y se instrumentaliza con un fin deter- las prácticas religiosas que a las exigencias éticas. Pero lo cierto es
minado: para obtener la gracia de Dios, para salvarse y santificarse. que eso ocurre, en la práctica, de una manera asombrosa. Por una
Porque, según la antigua teología escolástica, el sacramento es razón muy sencilla: las prácticas religiosas resultan menos compro-
"causa eficaz" y más concretamente "causa instrumental" de la metidas y menos arriesgadas que las exigencias éticas y sociales del
gracia. evangelio. Y además las prácticas religiosas ejercen una especie de
fascinación sobre los fieles, que no se suele dar en el caso de los
En principio, esta manera de comprender la finalidad y la fun-
compromisos sociales, civiles y hasta políticos. Es más, muchas
cionalidad de los sacramentos parece bastante natural y hasta lo
veces los compromisos de esa índole no resultan del todo claros y
más lógico del mundo. Porque así el sacramento aparece como el
transparentes y en ocasiones parecen estar complicados con ideo-
"signo eficaz" de la relación entre el hombre y Dios. Un signo, por
logías, estrategias y tácticas que se pueden considerar como poco
tanto, de que el hombre obedece a Dios y de que Dios santifica al
cristianas. Por el contrario, las prácticas religiosas producen casi
hombre, ya que se trata de un signo de eficacia indefectible.
siempre la impresión de ser lo mejor y lo más santo que un creyente
Y efectivamente así debe ser entendida la eficacia del sacramen- puede hacer. Ahora bien, estando así las cosas, no nos tiene que
to, puesto que en él es Dios mismo quien actúa para bien del extrañar que la Iglesia oriente su presencia en la sociedad de tal
hombre. Pero aquí es importante señalar los posibles peligros en manera que, por salvaguardar y asegurar sus prácticas sacramenta-
que puede incurrir esta manera de entender la eficacia de los sacra- les, se calle a veces ante los atropellos y las injusticias que se
mentos. Porque, en primer lugar, se puede deslizar la imagen del cometen. Por ejemplo, ocurre en algunos casos que en los países
sacramento hacia una concepción casi mágica del mismo: si en el dominados por dictaduras políticas, ya sean de derechas o incluso
sacramento se da una especie de eficacia automática, que funciona de izquierdas, los clérigos se callan ante los atropellos que se come-
por sí misma e independientemente de la vida del que lo recibe, ten contra los derechos fundamentales de las personas. Y es claro
caemos inevitablemente en una idea del sacramento que lo desna- que los clérigos se callan, en esos casos, por la sencilla razón de que
turaliza. Por otra parte, si se da esa idea de que el sacramento está así se consigue que a la Iglesia la dejen seguir celebrando sus fun-
dotado de una especie de eficacia automática, las cosas se orientan ciones en los templos y administrando los sacramentos a la gente.
en la Iglesia hacia un cierto consumismo sacramental, porque los En ese caso, los sacramentos tienen una funcionalidad indirecta
sacerdotes llegan a convencerse de que lo mejor es administrar y muy concreta: sirven para tranquilizar la conciencia de los clérigos
repartir la mayor cantidad posible de sacramentos; y los fieles, por y de los fieles en general, al mismo tiempo que vienen a legitimar
su parte, se llegan a creer que cuantos más sacramentos reciban de hecho a los poderes constituidos.
tanto mejor. De donde resulta que la actividad pastoral de la Iglesia
y sus centros de interés se orientan con preferencia hacia las prác- Evidentemente, si pensamos en todo este asunto con una con-
ticas religiosas, el esmero y la atención a lo cultual y lo sagrado, la ciencia iluminada por la fe, tenemos que decir que los sacramentos
sensibilidad por los ritos y ceremonias, mientras que se descuida no pueden tener la finalidad práctica y la funcionalidad concreta
que acabo de describir. Lo que equivale a decir que los sacramentos
8
cristianos no pueden ser interpretados y comprendidos desde el
S. TOMÁS, Sum. Theol. III, q. 64, 1, 5 y 9c; q. 84, 3 ad 3; cf I, q. 57, 4; II-II., q. 44c;
q. 106, 5 ad 3. Cf R. HOTZ, Sakramente im Wechselspiel zwischen Ost und West, Zürich criterio que nos suministra la llamada "causalidad instrumental"
1979, 83-86. de los sacramentos. Como tampoco pueden ser interpretados desde
262 263
el punto de vista que nos proporciona la teoría de los ritos religiosos privilegiada como negativo de cualquier forma de sacramentalidad.
y su eficacia casi mágica o automática, tal como de hecho los Su clamor es una exigencia de solidaridad. Por el contrario, la
entiende y los recibe mucha gente. solidaridad con los pobres, al restablecer el plan de Dios (crear la
Pero entonces, ¿qué decir sobre la pregunta planteada en este gran familia de los hijos del Padre), es no sólo sacramental, sino
apartado: para qué son los sacramentos? Brevemente: cuando el incluso se puede decir que es el princeps analogatum, el punto de
sacramento se comprende como símbolo que expresa y comunica referencia modélico y ejemplar de la sacramentalidad humana y de
una experiencia, entonces la finalidad del sacramento resulta cohe- cualquier forma de expresión sacramental entre cristianos9.
rente. Porque ya no se trata de que el fiel creyente recibe un rito
religioso para que así Dios le devuelva la gracia santificante, sino
que se trata de que el hombre de fe participa en la celebración 4. Los sacramentos como celebración
simbólica porque a ello se siente impulsado por su experiencia,
sabiendo que entonces esa experiencia no sólo se expresa y se a) Por qué los sacramentos son una celebración
comunica, sino que además se acrecienta, se intensifica y se hace
más fuerte. En este sentido, se puede y se debe decir que, efectiva- Celebración o fiesta es la expresión comunitaria, ritual y gozosa
mente, los sacramentos comunican y acrecientan la gracia de Dios de experiencias y aspiraciones comunes, centradas sobre un hecho
en el que los pone en práctica. Además, sabiendo que se trata de histórico, pasado o presente10. La celebración, por lo tanto, es la
una experiencia esencialmente comunitaria, el sacramento tiene expresión de experiencias colectivas, compartidas por una comu-
entonces la virtualidad de edificar a la comunidad: la experiencia nidad, una familia o un pueblo. Por eso se explica la diferencia
que los creyentes comparten y expresan simbólicamente tiene por esencial que existe entre la celebración y la mera diversión: en la
sí misma la capacidad de unir a las personas, las vincula en un diversión cada cual va a disfrutar él, es decir, en la diversión el
mismo proyecto y así la comunidad se muestra como el gran sacra- sujeto está centrado sobre sí mismo; por el contrario, en la celebra-
mento de la unidad y la solidaridad de los hombres entre sí y de los ción el sujeto está abierto a los demás, ya que la celebración consiste
hombres con Dios. He ahí la significación más profunda de la esencialmente en un hecho participado y comunitario.
Iglesia. La comunidad hace los sacramentos. Y los sacramentos
hacen a la Iglesia. Por otra parte, toda celebración tiene un marcado carácter
simbólico; y consiste de hecho en una serie de símbolos colectivos,
Por último, es importante destacar la función social y pública que vive el pueblo y que el pueblo expresa comunitariamente.
que así adquiere el sacramento. Cuando la experiencia que lleva a
los cristianos a celebrar el sacramento es una verdadera experiencia De ahí que el sacramento es una auténtica celebración. Porque,
de fe, se puede decir con toda razón que la comunidad no se reúne como ya se ha explicado, un sacramento es eso: un símbolo comu-
porque se siente satisfecha en sí misma, sino porque siente como nitario compartido y vivido por un grupo y que expresa las aspira-
cosa propia el sufrimiento y la angustia de todos los desgraciados ciones y las vivencias comunes y colectivas de ese grupo. Por ejem-
de la tierra. Y entonces el sacramento es la expresión simbólica de plo, cuando se trata del sacramento de la eucaristía, el símbolo en
un gran deseo y de una verdadera pasión: el deseo y la pasión por cuestión es el símbolo de la comida compartida. Pero como la
una sociedad distinta, en la que no haya unos hombres que domi- comida es lo que alimenta la vida, de ahí que compartir la misma
nan a otros hombres, ni gentes insolidarias con el dolor ajeno, ni 9
personas que se ven privadas de sus derechos. Y así, los símbolos V. CODINA, Analogía sacramental: de la eucaristía a la solidaridad, en "EtEc" 54
(1979)355.
de la fe cristiana y los símbolos de toda aspiración humana vienen 10
Para toda esta cuestión, cf J. MATEOS, Cristianos enfiesta, Madrid 1972, 237-248;
a tener una misteriosa y profunda convergencia: la insolidaridad H. Cox, Las fiestas de locos, Madrid 1972, 37-43; J. PIEPER, Zustimmung zur Welt. Eine
humana, se ha dicho muy bien, produce ruptura de sacramentali- Theorie des Festes, München 1963; J. MOLTMANN, Sobre la libertad, la alegría y el juego,
Salamanca 1972; L. MALDONADO, Iniciaciones a la teología de los sacramentos, Madrid
dad a todos los niveles y halla en los pobres su expresión simbólica 1977, 109-114.

264 265
comida es el símbolo que expresa que los creyentes comparten la de tal forma que no resulte aislante para quienes participan en la
misma vida de Jesús; y que comparten además la misma vida y las celebración. De la misma manera, los vestidos que utilicen los
mismas aspiraciones entre ellos. Y entonces la celebración de la ministros en la celebración deben expresar, a un tiempo, el sentido
eucaristía es la celebración de la gran fiesta de la vida, la vida de lo sagrado y el sentido de la fiesta, que es propio de toda
compartida, la vida solidaria y fraternal, en la libertad y en la celebración cristiana.
igualdad de todos.
Finalmente, en la celebración debe darse un clima de recogi-
miento y oración; pero al mismo tiempo debe reinar un ambiente
b) Cómo se deben celebrar de acogida y de sencillez, de espontaneidad y de naturalidad, con
tal que ayude a la edificación común y no se convierta en desorden.
Hay dos estilos o formas de celebración: un estilo sacral y Las personas deben sentirse a gusto y con libertad para expresar
ritual, y un estilo secular y connatural a la experiencia espontánea lo que sienten. Todo ello en una atmósfera de oración de tal manera
de los hombres. El primero se basa en la distinción entre lo sagrado connatural a lo que cada uno vive, que cualquiera pueda decirle al
y lo profano; el segundo tiene su razón de ser en la sacralización del Señor, en voz alta, lo que pasa por su corazón.
universo, que es propia de la fe cristiana.
Vistas así las cosas, no cabe duda de que ambos estilos deben c) ¿Celebración reglamentada?
armonizarse y coordinarse en la celebración cristiana. El estilo
sacral y ritual corresponde a la experiencia que ya se apunta clara- Hay que responder a esta pregunta: Una expresión simbólica,
mente en los padres de la Iglesia y es el que está más de acuerdo ¿puede ser una cosa reglamentada y prescrita mediante normas
con la tradición litúrgica de la misma Iglesia. Por su parte, el estilo externas? En realidad, nuestras liturgias son actos estrictamente
secular corresponde más bien a la experiencia y a la praxis de las reglamentados. Pero ¿deberían ser así?
primeras comunidades cristianas, que, como bien sabemos, no adop-
taron para sus celebraciones el estilo de las religiones mistéricas de En principio, parece que no. Porque la expresión simbólica es
aquel tiempo, sino que celebraban sus asambleas en las casas, no algo que brota de dentro: expresar la alegría o la tristeza es algo
tenían templos y adoptaron una nomenclatura secular o civil para que parece no se puede reglamentar. De lo contrario, caeríamos en
sus celebraciones y ministerios. Sin embargo, también es cierto que la teatralidad, pues como bien sabemos la expresión teatral es una
la praxis de corte más bien secular de los primeros momentos cosa reglamentada, que brota no de dentro, sino del formalismo de
pronto empezó a orientarse en el sentido sacral y ritual que después la representación.
se impone en la liturgia cristiana. En nuestros días, la liturgia no
puede renunciar a su dimensión sacral y ritual. Aunque la eucaris- Sin embargo, con decir eso no tocamos el fondo de la cuestión.
tía, por ejemplo, se celebre en una casa, debe crearse un clima Porque en la celebración se trata de un símbolo no meramente
sagrado que invite a la oración y a la comunicación con Dios. El individual, sino colectivo o comunitario. En el símbolo individual,
hombre necesita cortar con lo habitual y cotidiano para elevarse por supuesto que se ha de mantener la más completa espontanei-
hasta la comunicación con el trascendente. Y este corte representa dad. Pero cuando lo que está en juego es un símbolo compartido
la separación entre el tiempo sagrado y el tiempo profano; el espa- por un grupo o una colectividad, es claro que entonces se tiene que
cio sagrado y el espacio profano. dar un común acuerdo, de tal forma que la celebración resulte
válida y aceptable para todos los participantes. Por eso he dicho
Por eso el local de la celebración debe ser, a un mismo tiempo, antes que la celebración es una expresión comunitaria y ritual. Es
el lugar del encuentro con Dios y la gran sala de reunión de la ritual en cuanto que tiene que producirse una determinada coinci-
comunidad. Un local, por tanto, que invite a la oración y comuni- dencia en los gestos y en las palabras. Porque si la experiencia es
cación con Dios; y también a la comunicación entre los hermanos, común y compartida, de la misma manera la expresión visible y

266 267
externa de esa experiencia ha de ser algo común a todos y compar- CAPÍTULO 18
tida por todos. BAUTISMO: SUFRIR Y MORIR
Por consiguiente, la celebración sacramental no puede ser una POR EL PUEBLO
expresión puramente espontánea y menos aún anárquica, como si
cada uno pudiera expresarse a su antojo y siguiendo los impulsos
del momento. Ni en la celebración cristiana ni en ningún otro tipo
de celebración se hacen así las cosas. Por lo tanto, tiene perfecto
sentido el que exista una determinada reglamentación que unifique
a todos en la manera concreta de celebrar. Con tal que esa regla-
mentación no resulte minuciosa y menos aún oprimente.

EL BAUTISMO es el sacramento del que más habla el Nuevo


Testamento'. Esto indica la importancia que tiene este sacramento
en la Iglesia y en la vida de los fieles. De tal manera que, sin
exageración alguna, se puede afirmar que el bautismo es el sacra-
mento fundamental que configura y determina toda la vida cristia-
na 2 . Sin embargo, es un hecho que el bautismo ha llegado a ser un
rito insignificante para la vida de muchos cristianos. Y la razón es
muy sencilla: casi todo el mundo recibe este sacramento en su más
tierna infancia. Lo cual quiere decir que casi nadie se da cuenta de
lo que recibe cuando es bautizado. De ahí lo poco que significa este
sacramento en la vida concreta de muchos cristianos. La gente se
preocupa de que los niños sean bautizados por una serie de moti-
vaciones de tipo sociológico, cultural y religioso3. Pero luego casi
nadie se vuelve a acordar de su bautismo y de las consecuencias
que entraña.

Por otra parte, la enseñanza tradicional de los catecismos clá-


sicos ha destacado sólo un aspecto del sacramento del bautismo: su
relación con el pecado original. De ahí que, en la opinión popular,
el bautismo es el sacramento que sirve para borrar el pecado origi-
nal, de tal manera que a eso se reduce lo que mucha gente sabe

1
Cf G. R. BEASLEY-MURRAY, Bautismo, en DTNTl, 160-168.
2
Cf D. BOROBIO, Bautismo, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales
de Pastoral, Madrid 1983, 48-49.
3
Un buen análisis de estas razones en J. POTEL, Que signifiepour "eux"le baptéme?, en
P. GERBÉ, E. MARCUS, J. POTEL, J. RÉMOND, R. SALAÜN, lis demandent le baptémepour leur
enfant, París 1966, 37-64.

268 269
acerca del bautismo. Desde este punto de vista, la insuficiencia de Ahora bien, el agua simboliza cuatro cosas:
la catequesis tradicional resulta manifiesta.
1. El agua da vida: porque el agua es absolutamente necesaria
Pero hay más. El bautismo es administrado a la casi totalidad para la vida. Por eso, donde hay agua hay vida. Y donde falta el
de la población infantil en los llamados países cristianos. Y eso agua, lo único que puede haber es muerte. Este simbolismo ha sido
tiene una consecuencia muy grave: de esa manera, y en virtud de fuertemente destacado en no pocas religiones5. Porque corresponde
ese procedimiento, la casi totalidad de la población entra a formar a la naturaleza misma de las aguas y su función fecundante. De ahí
parte de la Iglesia. De donde resulta que la Iglesia no es ya la que el desierto es el lugar donde está ausente la vida, porque allí
comunidad de los convertidos a la fe y al evangelio, sino la sociedad está ausente el agua; mientras que el oasis es el lugar de la vida,
de los nacidos en ciertos países o en determinados grupos socioló- porque es el lugar del agua. Por todo esto se comprende fácilmente
gicos. Dicho de otra manera, lo que configura a la Iglesia no es ya que el agua es uno de los mejores símbolos de la vida. Por eso en
el evangelio y el mensaje de Jesús, sino la población de ciertos muchas religiones se utiliza el agua para simbolizar que los fieles
países, la gente de cierta cultura, los grupos de una determinada pasan de la muerte a la vida, y que tienen la vida que proviene de
mentalidad, la mentalidad eclesiástica. Es evidente que, en tales Dios.
circunstancias, el bautismo ha venido a perder su significación
original, tal y como se habla de ese asunto en los escritos del Nuevo 2. El agua lava: cosa que todos sabemos por experiencia y que
Testamento. no necesita explicación. Por eso, lo mismo en el judaismo que en
otras religiones antiguas y modernas se utilizan ciertos lavatorios
Estando así las cosas, resulta muy difícil comprender y vivir a rituales para indicar y simbolizar que, de la misma manera que el
fondo lo que significa el bautismo cristiano. No sólo porque la agua lava el cuerpo, igualmente la gracia de Dios lava el espíritu,
formación catequética ha sido deficiente hasta hace no pocos años, limpia del pecado o de las impurezas cultuales y nos hace presen-
sino además porque la organización eclesiástica, cuando se trata de
tables, como el que está recién lavado de pies a cabeza6.
este sacramento, presenta serias cuestiones que será necesario ana-
lizar, sobre todo por lo que se refiere al bautismo de los niños. 3. El agua satisface la sed: o también se suele decir que apaga
Para responder a esta compleja problemática, nos vamos a la sed, lo mismo que apaga el fuego. Pero como la sed expresa una
fijar, sobre todo, en el análisis de los principales textos bautismales necesidad tan fundamental en la vida, de ahí que, con frecuencia,
del Nuevo Testamento. Pero antes de eso conviene decir algo acerca se habla de la sed para indicar nuestros deseos más grandes, por
del simbolismo que es propio de este sacramento. ejemplo, cuando se dice que tenemos sed de justicia o sed de paz.
Y de la misma manera se suele también hablar del agua como la
satisfacción de nuestras necesidades más grandes o de nuestras
1. £1 simbolismo acuático aspiraciones más profundas. De ahí la utilización frecuente del
agua y la sed en el lenguaje simbólico de la poesía y el arte.
Todo sacramento es un símbolo4. Esto quiere decir, entre otras 4. El agua mata: porque muchas veces es agente de destruc-
cosas, que para comprender un sacramento en concreto el camino ción y de muerte, cosa que ocurre con frecuencia en riadas, tor-
mas directo es analizar el símbolo que se pone en práctica al admi- mentas, inundaciones, etc. Y por eso también uno de los simbolis-
nistrarlo. Pues bien, en el caso del bautismo, el simbolismo que se mos más fundamentales del agua, en muchas religiones, es la in-
utiliza es el simbolismo del agua. Por consiguiente, analizando el mersión en las aguas de un río o de una piscina para indicar que el
simbolismo acuático, tendremos un punto de referencia fundamen-
tal para comprender la significación del bautismo.
5 Cf M. ELIADE, Images et symboles, París 1972, 199-211.
4 6
Ya lo hemos visto en el capítulo anterior. He analizado detenidamente esta cuestión en Cf G. VAN DER LEEUW, La Religión dans son essence et ses manifestations, París 1970,
mi libro Símbolos de libertad. Teología de los sacramentos, Salamanca 1981, 165-220. 335-341.
270 271
hombre sepulta su vida pasada en el pecado y renace a una vida del arameo, que significa "tomar un baño sumergiéndose en las
nueva en la gracia y la amistad con Dios7. aguas", lo que sugiere principalmente la idea de sumergirse en las
aguas de la muerte9. Por eso, sin duda, cuando Jesús utiliza el
Ahora bien, acerca de estos cuatro simbolismos hay que pre- verbo baptiszénai, se refiere a su propia muerte (Me 10,38; Le
guntarse: ¿Habla la Biblia de todos ellos al referirse al bautismo?, 12,50). De estos textos volveré a hablar enseguida. Sin embargo, ya
¿son todos igualmente importantes?, ¿existe alguno que sea el sim- desde ahora hay que decir que, para Jesús, la idea del bautismo se
bolismo fundamental, el simbolismo básico, para explicar lo que relaciona directamente con la idea de la muerte.
significa y representa el bautismo cristiano?
Pero, sobre todo, hay que recordar el texto bautismal más
importante de todo el Nuevo Testamento: Rom 6,3-5. En este texto
2. El simbolismo acuático en la Biblia —del que volveré a hablar más adelante— el bautismo cristiano se
pone directamente en relación con la muerte y la resurrección
El Nuevo Testamento habla con frecuencia del agua en relación (cf Col 2,11.-12; Gal 2,20; 5,24).
al bautismo. Sabemos, en efecto, que el bautismo cristiano se ad- Por consiguiente, se puede decir, con seguridad, que el simbo-
ministraba con agua (He 8,36.38s; 10,47). Y por eso los cuatro lismo fundamental del agua bautismal en el Nuevo Testamento se
simbolismos del agua que antes he indicado aparecen en los distin- refiere al agua en cuanto agente de destrucción y de muerte. Por lo
tos autores y tradiciones del Nuevo Testamento, aunque no todos tanto, a eso se refiere fundamentalmente el bautismo cristiano.
de la misma manera ni con la misma importancia. Pero, ¿qué quiere decir eso más en concreto? De ello hablo a
Así, ante todo, se habla del agua bautismal como fuente de una continuación.
nueva vida. En este sentido, se dice que el cristiano, una vez bau-
tizado, vive una vida nueva, lejos del mal y del pecado (Rom 6,4; 3. Sufrir y morir por el pueblo
Un 3,9). También se dice que el bautismo es un baño renovador y
regenerador (Tit 3,5; cf Ef 5,26; Heb 10,22). O se habla del agua Los cuatro evangelios cuentan el bautismo que recibió Jesús
que quita la sed para siempre, lo cual, aunque no directamente, de (Me 1,9-11; Mt 3,13-17; Le 3,21-22; Jn 1,32-34). Y los cuatro con-
alguna manera se puede referir al bautismo (Jn 4,14). ceden especial importancia a este hecho, porque representa el punto
Pero, sin duda alguna, es el cuarto simbolismo, el agua que de partida del ministerio público de Jesús (cf He 1,22; 10,37; Un
mata, el que más se destaca en el Nuevo Testamento, cuando se 5,6). Pero es, sobre todo, el mismo Jesús quien reconoce en el
trata del bautismo. En efecto, los grandes símbolos acuáticos del bautismo de Juan un acontecimiento de singular importancia para
Antiguo Testamento, el diluvio (Gen 7,18-24) y el paso del mar interpretar y explicar su propia autoridad de mesías. Así nos consta
Rojo (Éx 14), son símbolos en los que el agua aparece como agente por Me 11,27-33: le preguntan a Jesús de dónde ha recibido él su
de destrucción y de muerte. Pues bien, esos dos símbolos son apli- autoridad; y Jesús responde apelando al bautismo de Juan. Si
cados al bautismo cristiano en el Nuevo Testamento: el diluvio en tomamos en serio la contrapregunta de Jesús, entonces su sentido
IPe 3,20s, y el paso del mar Rojo en ICor 10,ls8. es el siguiente: "mi autoridad se basa en el bautismo de Juan". Y
esto, a su vez, quiere decir: "mi autoridad se basa en lo que sucedió
Por otra parte, hay que tener en cuenta que cuando en los cuando yo fui bautizado por Juan" l0 . Por consiguiente, nos encon-
evangelios se utiliza la expresión "ser bautizado", en pasiva (bap- tramos con que el propio Jesús atribuye su autoridad a la vocación
tiszénai) (Me 1,9 par; Mt 3,16; Le 3,21), se trata de una traducción que recibió al ser bautizado por Juan. He ahí la importancia que
7
tuvo la experiencia del bautismo para Jesús.
Cf M. ELIADE, Images et symboles, 199-201.
8
Por eso las aguas en el A.T., tienen con frecuencia el sentido de amenaza demonía-
9
ca. De ahí que el diluvio y mucha agua equivalgan al reino de los muertos (Ez 26,19s). Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, vol. I, 69.
10
Cf O. BOCHER, Agua, en DTNTl, 72. Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, vol. I, 74.

272 273
Pero ¿en qué consistió aquella experiencia? Y esto justamente es lo que no comprendía Juan el Bautista; de
Los cuatro evangelios coinciden en narrar dos cosas cuando ahí su desconcierto cuando vio que Jesús venía a ser bautizado (Mt
cuentan el bautismo que recibió Jesús: en primer lugar, la venida 3,14). Porque, para el Bautista, los caminos del mesías tienen que
ser caminos de imposición autoritaria, de poder y de juicio (Mt
del Espíritu; en segundo lugar, una proclamación divina asociada
3,10-12). Por eso se comprenden la perplejidad y las dudas de Juan
a la venida del Espíritu. En cuanto al descenso del Espíritu, hay
Bautista (Mt 11,2-3). Porque para él el mesías tenía que ser fuerte,
que tener en cuenta que, según el judaismo antiguo, la comunica-
poderoso y autoritario. Sin embargo, para Jesús, el camino que se
ción del Espíritu significaba lo mismo que inspiración profética, es traza a partir del bautismo es el camino de la solidaridad, el sufri-
decir, la persona que recibía el Espíritu era llamada por Dios para miento y la muerte 12.
ser su mensajero ". Por lo tanto, en el momento de su bautismo,
Jesús recibió del Padre la vocación y el destino que marcó y orientó
su vida. 4. "Nos bautizaron uniéndonos a su muerte"
Ahora bien, ¿en qué consistió concretamente esta orientación y
este destino? La proclamación divina que acompañó a la venida del Pero la significación del bautismo cristiano es más profunda.
Espíritu fue ésta: "Éste es mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto" No se trata solamente de que, al recibir el bautismo, asumimos un
(Me 1,11; Mt 3,17; Le 3,22). Estas palabras se refieren a un texto destino de muerte; se trata, además, de que el bautismo es en sí una
famoso del profeta Isaías (Is 42,1), que es el comienzo de los cantos verdadera muerte. Es decir, el bautismo es el sacramento mediante
del siervo de Yavé, en los que se presenta a este siervo como el el cual se expresa y se simboliza un cambio total y completo en la
hombre solidario con el pueblo pecador, sufriendo y muriendo por vida. Porque se trata del cambio de la muerte (pecado, injusticia)
la salvación y liberación del pueblo (cf Is 53,1-12). Por consiguiente, a la vida (honradez, bondad). De la misma manera que Jesús pasó
con ocasión de su bautismo, Jesús experimentó su vocación. Y esa por la muerte, para así llegar a la vida sin límites, igualmente el
vocación es el destino del siervo, que se solidariza con el pueblo y cristiano tiene que pasar por la muerte (el bautismo), para empezar
sufre y muere por salvar al pueblo. una vida nueva, la vida de la fe, la vida propia del creyente. Así lo
explica el apóstol Pablo: "¿Es que no sabéis que a todos nosotros,
Por lo tanto, en el momento de su bautismo, Jesús recibió y al bautizarnos uniéndonos a Jesús el mesías, nos bautizaron unién-
aceptó una misión y un destino: la misión y el destino que le donos a su muerte? Por lo tanto, aquel baño que nos metió en las
llevarían a su muerte violenta. Por eso se explica que las dos únicas aguas y que nos unió a su muerte, nos sepultó con él, para que, así
veces que Jesús utiliza el verbo "bautizar" (baptiszénai, "ser bauti- como Cristo fue resucitado de la muerte por el poder del Padre,
zado") (Me 10,38; Le 12,50), es para referirse a su propia muerte. también nosotros empezáramos una vida nueva. Además, si hemos
En labios de Jesús, "ser bautizado" es lo mismo que "ser crucifica- quedado incorporados a él por una muerte semejante a la suya,
do", sufrir y morir por el pueblo. ciertamente lo estaremos por una resurrección semejante" (Rom
En consecuencia, el bautismo tiene un sentido concreto para 6,3-5).
Jesús: es el acto y el momento en el que el hombre asume conscien-
temente una vocación y un destino en la vida: la vocación y el En este texto hay unas palabras clave: "al bautizarnos uniéndo-
destino de la solidaridad incondicional con el pueblo, sobre todo nos a Jesús el mesías" (ébaptíszemen eis Xriston Iesoün). Estas
con el pueblo pecador y perdido, hasta llegar a la misma muerte si palabras son paralelas a otras del mismo Pablo, según las cuales
los judíos, al pasar el mar Rojo, "fueron bautizados uniéndolos a
es necesario. Éste es el sentido radical y fuerte que tiene el bautismo
Moisés" (ébaptíszesan eis ton Moisén) (ICor 10,2). Esto quiere
cristiano, interpretado a partir del propio bautismo que recibió
decir: los judíos que siguieron a Moisés y pasaron con él por las
Jesús.
12
11
Cf J. JEREMÍAS, ÜX., 70; H. L. STRACK-P. BIU.ERBECK, Kommemar zum Neuen Tes- Cf para todo este problema P. BONNARD, L'Évangile selon saint Malthieu, Neuchátel
lamenl aus Talmud und Midrasch II, München 1924, 127-138. 1963, 160-162.

274 275
aguas de la muerte, encontraron de esa manera la vida y la libertad. 2,15.21.22). Pero además, el bautizado queda "revestido de Cristo".
Pues de la misma manera, ahora los cristianos que siguen el destino Aquí se utiliza el verbo griego énduészai, que se refiere al compor-
de Jesús hasta la muerte, cosa que se expresa simbólicamente me- tamiento, a la conducta (Rom 13,12.14; 2Cor 5,3; cf 5,6-10; Ef
diante las aguas del bautismo, de esa forma encuentran el destino 4,24; 6,11.14; Col 3,10.12; 1 Tes 5,8). Y quiere decir que, a partir del
de la vida y la liberación l3. bautismo, el creyente adopta la misma conducta de Jesús el mesías.
Por consiguiente, el bautismo es para el creyente el punto de partida
Pero el texto dice más, porque afirma que "nos bautizaron de una vida que actúa y va en la dirección de lo que fue la existencia
uniéndonos a su muerte" (Rom 6,3). Parece que estas palabras de Jesús: la existencia para los demás.
están tomadas del lenguaje de los cultos mistéricos de aquel tiem-
po l4. Y vienen a decir lo siguiente: el que recibe el bautismo sepulta Por otra parte, puesto que el bautizado queda tan íntimamente
su pasado y muere a todo lo que no sea una vida de verdadero hijo asociado a Cristo, todo lo que Cristo realiza en su acción salvadora
de Dios. Porque "morir con Cristo" significa morir al mundo, al por el hombre se asocia estrechamente con el bautismo. Así, el
orden establecido, como fundamento de la vida del hombre (Gal bautismo lleva consigo, no sólo el morir con Cristo, sino también
6,14) o a los poderes del mundo que esclavizan (Col 2,20), a la su resurrección (Rom 6,lss; Col 2,1 lss), incluye el perdón de los
esclavitud de la ley (Rom 7,6), a la vida en el pecado (Rom 6,6) o pecados y la purificación de los mismos (He 2,38; 22,16), la perte-
a la "vida-para-sí-mismo" (2Cor 5,14-15). Todo eso ocurre en el nencia como miembros al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia (ICor
bautismo cristiano. Por eso el verdadero creyente vive entregado 12,13; Gal 3,27) y la promesa del reino de Dios (Jn 3,5).
continuamente a la muerte por causa de Jesús, "para que también En consecuencia, el hombre que ha recibido el bautismo queda
la vida de Jesús se transparente en nuestra carne mortal" (2Cor
vinculado a Cristo de la forma más estrecha y profunda posible.
4,11; cf Col 1,24).
Primero porque la vida misma de Cristo anima al creyente. Ade-
La clave de interpretación del bautismo cristiano es la muerte. más, porque la conducta del creyente tiene que ser un calco y una
La muerte de Jesús. Esa muerte como destino y como aconteci- copia de lo que fue la conducta de Jesús.
miento. El bautizado es el hombre que asume en la vida el destino
de la muerte por los demás. De tal manera que él es un muerto para
todo lo que no sea una vida como la vida que llevó el propio Jesús. b) La experiencia del Espíritu

Según los relatos bautismales del Nuevo Testamento, el bautis-


5. Consecuencias del bautismo mo cristiano se caracteriza porque, a diferencia del bautismo de
Juan, es un bautismo no sólo de agua, sino también de Espíritu
(Mt 3,11; Me 1,8; Le 3,16; Jn 1,33; He 1,5; 11,16; 19,3-5). La
a) Revestidos del Mesías relación entre el bautismo cristiano y la presencia del Espíritu
queda además atestiguada en He 10,47; 11,15-17; ICor 12,13; Jn
La primera consecuencia del bautismo es que quien lo recibe 3,5. Todo esto quiere decir que es característica esencial del bautis-
queda revestido de Jesús el mesías. Así lo dice san Pablo: "Todos, mo cristiano la presencia del Espíritu en el bautizado.
al bautizaros vinculándoos al Mesías, os revestísteis del Mesías"
(Gal 3,27). El bautizado está "vinculado al Mesías", lo cual quiere Ahora bien, está fuera de duda que, según el Nuevo Testamento,
decir que la vida misma de Cristo está presente y actúa en el que ha el Espíritu fue para la comunidad primitiva, antes que un objeto de
recibido el bautismo (cf Rom 6,3; 11,36; ICor 8,6; 12,13; Ef enseñanza, un dato de experiencia. Hasta el punto de que tal expe-
riencia es lo que explica la diferencia y la unidad, al mismo tiempo,
13
14
Cf F. J. LEENHARDT, L'épííre de saini Paul aux Romains, Neuchátel 1957, 88-89. de las diversas fórmulas que utilizan los autores del Nuevo Testa-
Acerca de la relación de este texto con los cultos mistéricos del tiempo, cf E. KÁ-
SEMANN, An die Rómer, Tübingen 1973, 151-157.
mento para hablar del Espíritu. Así, el Espíritu equivale a la expe-

276 277
rienda del que habla, no por propia iniciativa, sino por efecto de trata de responder a la acusación que algunos hacían contra Pablo
la acción de Dios (Me 13,11; Mt 10,20; Le 12,12). Él Espíritu es de que, al predicar la libertad de la ley, de esa manera lo que en rea-
también la experiencia de una fuerza que impulsa y lleva a los lidad fomentaba era la inmoralidad y el libertinaje (Rom 6,1). Ante
hombres (Le 2,27; 4,1.14; He 13,4; 16,6.7; 20,23); es una experiencia semejante acusación, Pablo aduce el hecho del bautismo con la
de gozo y alegría (Le 10,21; He 9,31; 13,52; Rom 14,17; ITes 1,6), experiencia que comporta, para concluir con una frase sencilla-
una experiencia de amor (Rom 5,5; 15,30; 2Cor 13,13) y de libertad mente lapidaria: "El pecado no tendrá dominio sobre vosotros,
(2Cor3,17). porque ya no estáis en régimen de ley, sino en régimen de gracia"
(Rom 6,14). El hombre que ha vivido la experiencia del Espíritu en
Por otra parte, se trata de una experiencia fuerte, que actúa con el bautismo, ha vivido por eso mismo la experiencia de una libera-
energía en el creyente. En este sentido llama la atención la conexión ción. Se trata de la liberación del pecado, que ya no tiene dominio
que se da, en el Nuevo Testamento, entre el pneuma (espíritu) y la (kurieúein) sobre los cristianos. Pero lo sorprendente es la razón
dynamis (fuerza), porque son dos realidades que se acompañan que da el mismo Pablo de por qué los cristianos ya no están some-
constantemente (Le 1,17; 4,14.36; He 10,38; Rom 15,13.19; ICor tidos al señorío del pecado: "porque ya no estáis en régimen de ley,
2,4; Ef 8,16; 2Tim 1,7). sino en régimen de gracia". Es decir, los creyentes están liberados
Por consiguiente, el hombre bautizado es una persona de espí- del pecado porque, en el fondo, de lo que están liberados es de
ritu, una persona animada por una fuerza mística, una fuerza so- la ley.
breabundante, que se traduce en alegría y en libertad. Pero con tal
que esto se entienda bien. Porque no se trata solamente de una Por consiguiente, la experiencia del bautismo es la experiencia
fuerza intimista, de devoción y afecto. El Espíritu es una fuerza que de la libertad más radical. Porque es la liberación de la ley en su
empuja a los creyentes a dar testimonio de Jesús hasta el fin del sentido más fuerte, es decir, la ley en cuanto voluntad impositiva y
mundo (He 1,8), una fuerza que impulsa a la comunidad cristiana codificada que se impone al hombre desde fuera (cf Rom 13,8-10;
para que anuncie con audacia y libertad (parresía) el mensaje de 2,17-23; 7,7; Gal 3,10.17.19; 4,21-22)15. En el fondo, ¿qué quiere
Jesús (He 4,31). decir todo esto? Sencillamente, que la ley del creyente es el amor.
A eso se refiere Pablo en Rom 13,8-10 y en Gal 5,14. Lo que quiere
decir que la experiencia fundamental del creyente en el bautismo es
c) La experiencia de la libertad la experiencia del amor. Y por cierto, no sólo del amor a Dios, sino
además del amor al prójimo, ya que a eso se refieren expresamente
El paso del mar Rojo fue, para los israelitas, el paso de la los textos de Romanos y Gálatas que acabo de citar: el que ama al
esclavitud a la libertad. Por eso el bautismo que vinculó a aquellos prójimo cumple la ley plenamente hasta sus últimas consecuencias.
hombres al destino de Moisés (ICor 10,2) fue el bautismo de la
liberación. Pero, como ya se ha dicho, el bautismo que vinculó a
los israelitas a Moisés tiene un paralelismo, formulado literalmente 6. La Iglesia que nace del bautismo
mediante la misma frase, con el bautismo que vincula a los creyen-
tes con el mesías Jesús (Rom 6,3). Por consiguiente, ya desde este La Iglesia es la comunidad de los bautizados. De tal manera
punto de vista, el bautismo cristiano comporta una experiencia de que es efecto fundamental del bautismo el incorporar al hombre a
liberación. Es decir, de la misma manera que el paso del mar Rojo la comunidad de la Iglesia (cf ICor 12,13; Gal 3,27). Esto quiere
fue para los israelitas la experiencia fundamental de su liberación, decir que el bautismo es el sacramento que configura a la Iglesia.
así también el paso por el agua bautismal comporta para los cris- Es decir, la Iglesia tiene que ser la comunidad que nace del bautis-
tianos la experiencia de su propia libertad.
Pero libertad, ¿de qué y para qué? San Pablo explica este punto 15
He analizado detenidamente este punto en mi libro Símbolos de libertad. Teología de
de manera admirable. Precisamente en el texto de Rom 6,3-5 se los sacramentos, 272-279.

278 279
mo y que, por consiguiente, está de acuerdo con lo que significa el mente las razones en pro y en contra del bautismo de niños. Así
bautismo. podremos enjuiciar este asunto con objetividad.
Ahora bien, ¿qué modelo de Iglesia surge a partir del bautismo, Las razones de los que defienden que se debe seguir bautizando
según lo que éste significa? De acuerdo con todo lo que aquí se ha a los niños pequeños son las siguientes: l.Q En los escritos del
dicho sobre el bautismo, resulta que la Iglesia tiene que ser, en el Nuevo Testamento se dice varias veces que se bautizaban casas o
mundo y en la sociedad, la comunidad de los que libre y conscien- familias enteras (ICor 1,16; He 11,14; 16,15-33; 18,8), y parece que
temente han asumido un destino en la vida: el sufrir y morir por los la expresión "la casa" (oikos) incluía a los niños pequeños. 2.2 Se
demás. O sea, la Iglesia es la comunidad de los que existen para los cree que en ICor 7,14 se utiliza la terminología del bautismo judío
demás. Y es también la comunidad de los que se han revestido de de los prosélitos, según lo cual se admite que la comunidad primi-
Cristo, es decir, de los que reproducen en su vida lo que fue la vida tiva se habría apropiado el uso judío de bautizar a los niños peque-
de Jesús el mesías. Y además la comunidad de los hombes y mujeres ños de los prosélitos. 3.2 Desde tiempos muy antiguos, quizá desde
a quienes guía y lleva el Espíritu. Finalmente, la comunidad de la el siglo II, se sabe que se administraba el bautismo a los niños
libertad liberadora, en el sentido explicado. recién nacidos. 4.2 Desde finales del siglo IV y comienzos del v se
hace ya general la costumbre de bautizar a los bebés. 5.e El concilio
¿A qué conclusión nos lleva todo esto? O todo lo que acabo de de Trento dijo que se debe bautizar a los niños, precisamente para
decir es pura palabrería, que en la práctica no significa nada en borrar en ellos el pecado original. 6.2 Muchos teólogos, tanto ca-
concreto; o todo eso se tiene que tomar en serio y tal como suena. tólicos como protestantes, defienden el bautismo de los niños. Estas
Pero entonces, ¿qué resulta? Inevitablemente, no una Iglesia masi-
razones, muy resumidas, son las que explican por qué la Iglesia
ficada y amorfa, sino una Iglesia que consiste en la gran comunidad
defiende con toda fuerza la práctica de bautizar a los niños pe-
de comunidades. Comunidades que viven lo que representa y exige
queños.
el bautismo de la forma ya explicada. A partir de eso se tendría que
organizar todo lo demás en la Iglesia. Pero frente a estas razones están las de los que afirman que no
se debe bautizar a los niños. Son las siguientes: 1 .2 Un niño peque-
Pero todo esto plantea un serio problema: el bautismo de los ño no se entera ni se puede enterar de nada. Por lo tanto, no tiene
niños. La Iglesia es una masa amorfa de gente porque el bautismo ni puede tener fe en Jesucristo. Pero, por otra parte, sabemos que
se administra a los niños de una manera prácticamente indiscrimi- los sacramentos no se pueden administrar nada más que a quienes
nada, de tal modo que entran a formar parte de la Iglesia los que tienen fe. 2.Q No vale decir que el niño se bautiza por la fe que
no pueden decidir de sí mismos para su futuro. Pero ¿es que tiene tienen sus padres o los padrinos. Porque nadie puede tener fe por
que ser así? ¿No podría ser de otra manera? otro como no puede pecar por otro, ni ganarse el cielo en lugar de
otro. 3.Q Es verdad que en el Nuevo Testamento se habla del bau-
tismo de "casas" enteras. Pero lo que no sabemos es si en aquellas
7. El bautismo de los niños casas había niños pequeños. Eso no se dice en ninguna parte.
y los niños que mueren sin bautismo 4.Q La costumbre de bautizar masivamente a los niños se introdujo
a finales del siglo IV, a causa de un decreto del emperador Teodo-
sio, que le impuso a todo el mundo la obligación de hacerse cristia-
a) El bautismo de los niños no. 5.2 El Nuevo Testamento no habla de la relación entre bautis-
mo y pecado original. Ni tampoco los autores cristianos de los
Esta cuestión ha sido objeto de una profunda controversia, primeros siglos. Eso se introdujo en la Iglesia a partir de san Agus-
sobre todo en los últimos cuarenta años16. Voy a exponer breve- tín, en su controversia con los pelagianos. 6.Q El bautismo exige
16
una conversión previa (cf He 2,41; 16,33), cosa que no se puede dar
Ha resumido bien toda esta controversia D. GRASSO, ¿Hay que seguir bautizando a en el niño pequeño. 7.2 El bautismo masivo de los niños pequeños
los niños?, Salamanca 1973.

280 281
tiene una consecuencia muy grave para la Iglesia: debido a esa bo17. Es más, si echamos mano de los documentos eclesiásticos
práctica, la Iglesia viene a ser no la comunidad de los convertidos antiguos, habría que decir, más bien, que no puede haber limbo. El
a la fe, sino la sociedad de los nacidos en ciertos países o grupos concilio XVI de Cartago (canon 3.Q)18 condena a quien afirme que
humanos. De ahí que la Iglesia no está, en la práctica, configurada existe un lugar intermedio entre el cielo y el infierno precisamente
por el bautismo, sino por el nacimiento, cosa que no va de acuerdo para los niños sin bautizar.
con lo que es y exige el bautismo cristiano.
En consecuencia, los niños que mueren sin bautizar van al
Vistas las razones de una y otra parte, ¿qué se puede decir sobre cielo. No pueden ir al infierno, porque allí sólo van quienes tienen
este asunto? En principio, parece que las razones en contra del pecados personales. Y limbo no hay... Por lo tanto, no queda otra
bautismo de niños tienen más peso que las razones a favor de esa salida que el cielo. Lo cual, sobre todo, es más coherente con el
práctica. Sin embargo, hay una razón seria, en virtud de la cual sentido profundo y universal que tiene la salvación que Cristo ha
parece que se puede afirmar que tiene un profundo sentido teoló- traído para todos los hombres.
gico y cristiano el hecho de bautizar a un niño pequeño. Esa razón
es que la Iglesia lo viene haciendo así desde hace casi diecinueve
siglos. Lo cual responde a una experiencia humana muy conocida:
el niño es capaz de asimilar e integrar en su propia experiencia los
símbolos en general: como asimila el amor de sus padres, puede
también ir asimilando su fe, su experiencia de vida, su lenguaje,
etcétera. Por eso parece que se puede encontrar un sentido positivo
al hecho de bautizar a un niño pequeño.
Pero eso no quiere decir que se pueda seguir bautizando masi-
vamente a todos los niños cuyos padres solicitan el bautismo. En
esto la Iglesia tiene que ser más exigente, para administrar el bau-
tismo solamente en aquellos casos en que se sepa con certeza que
los padres son personas de una fe profunda y consecuente.
Otra cosa es lo que se debe hacer, en cada caso, desde el punto
de vista pastoral. El ideal sería que las conferencias episcopales
diesen unas orientaciones claras en este sentido y sobre este asunto.
Hacia eso hay que tender y eso es lo que hay que buscar.

b) Los niños que mueren sin bautismo

Bastantes teólogos, sobre todo entre los escolásticos, inventaron


la teoría del limbo, que sería el lugar al que van los niños que
mueren sin bautismo. Pero la teoría del limbo no tiene fundamento
alguno en la Biblia. Tampoco la Iglesia se ha pronunciado oficial-
mente sobre ella. Ni se puede decir que haya habido consentimiento
unánime de los teólogos sobre este tema. En la actualidad, los 17
El estado actual de la cuestión lo resume bien P. GUMPEL en "LTK" 6,1057-1059.
teólogos más serios y documentados piensan que no existe el lim- i* DS 224.

282 283
CAPÍTULO 19

CONFIRMACIÓN:
LA LUCHA POR LA JUSTICIA

EL SACRAMENTO de la confirmación es seguramente el que


menos interesa a la mayor parte de los cristianos. Y prueba de que
interesa muy poco es que hay mucha gente bautizada que se muere
sin haberlo recibido. Lo cual, además, no le quita el sueño a nadie.
Porque se tiene el convencimiento de que si uno no recibe este
sacramento, en definitiva no pasa nada. Es verdad que desde hace
algunos años se tiende a dar más importancia a la confirmación, en
los colegios confesionales y en bastantes parroquias. Pero también
es cierto que el resurgir de la confirmación ha ido unido a no pocas
dudas y controversias, tanto en el ámbito de la teología dogmática
como en el terreno de la pastoral'. Lo que viene a indicar clara-
mente que no todo está resuelto cuando se trata de este sacramento.
Y es que, en el fondo, lo que no está claro es la identidad misma de
la confirmación. Como se ha dicho muy bien, si la relevancia que
se ha dado a la confirmación no siempre ha salvado la identidad
del sacramento, habrá que esforzarse por descubrir su identidad
sacramental para resituar su relevancia2. Porque, en definitiva, ahí
es donde está el problema: ¿sabemos con certeza por qué este
sacramento es tan importante? Y sobre todo, ¿sabemos exactamen-
te para qué es este sacramento?
La razón de estas dudas es clara y se comprende enseguida:
según el Nuevo Testamento, lo propio y característico del bautismo
1
Prueba de ello es la enorme bibliografía que se ha producido en los últimos años
acerca de este tema. Cf D. BOROBIO, Confirmación, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Concep-
tos fundamentales de pastoral, Madrid 1983, 198-199.
2
D. BOROBIO, O.C, 179.

285
cristiano es la donación del Espíritu (Mt 3,11; Me 1,8; Le 3,16; Jn tener en cuenta lo siguiente: muchas veces se ha dicho que el sacra-
1,33; He 1,5; 11,16; 19,3-5; cf He 10,47; 11,15-17; ICor 12,13; Jn mento de la confirmación está claramente atestiguado en el libro
3,5). Pero entonces, ¿a qué viene luego otro sacramento, que se de los Hechos de los Apóstoles cuando se cuenta que fueron Pedro
pretende explicar y especificar como el sacramento del Espíritu? y Juan a imponer las manos a los recién bautizados de Samaría,
¿No es eso una incongruencia sin base alguna en la revelación para que así recibieran el Espíritu Santo (He 8,14-17). Y también
cristiana? Por eso, como se ha dicho de manera pertinente, parece cuando se dice que san Pablo llegó a la ciudad de Éfeso y allí
que a la confirmación le faltan los elementos importantes para que bautizó e impuso las manos a unas cuantas personas, que así reci-
sea un verdadero sacramento: institución por Cristo, un signo ex- bieron el Espíritu Santo (He 19,5-7). Pero hoy está más que demos-
terno constante, el efecto específico junto al bautismo, la necesidad trado que en ninguno de esos casos se trata del sacramento de la
para la salvación; son problemáticos el ministro y su potestad, el confirmación. Lo que en esos textos se quiere enseñar es simple-
sujeto y su edad3. mente que los nuevos cristianos se iban incorporando a la unidad
Todo esto quiere decir que la confirmación es un sacramento y a la comunión con la Iglesia. Porque, para el libro de los Hechos
indeterminado: en su origen, en su significación y en sus efectos. de los Apóstoles, la incorporación a la Iglesia se expresa mediante
Por eso, al hablar aquí de la confirmación, intentaré responder a la efusión y la intervención del Espíritu (He 2,4.17.38; 4,31; 10,44-
dos preguntas fundamentales: 1) ¿Cuál es el origen de este sacra- 48; 9,31; 13,52). Por lo tanto, la intención del autor de los Hechos,
mento? 2) ¿Qué significa la confirmación para la vida cristiana? al hablar de la comunicación del Espíritu, no es sacramental, sino
Sólo después de haber respondido a estas dos preguntas podremos eclesiológica6. Por consiguiente, del texto de He 8,14-17 no se
tener los elementos de juicio indispensables para organizar una puede deducir nada en concreto a favor de un sacramento deter-
catequesis inteligente sobre la confirmación. minado.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la comunicación
del Espíritu a los creyentes, tal como aparece en el libro de los
1. Origen histórico Hechos, no está necesariamente vinculada a la imposición de las
manos de los apóstoles. Porque hay casos en los que el Espíritu se
comunica con ocasión del bautismo (He 1,5; 2,38, etc.), pero hay
a) ¿Dice algo el Nuevo Testamento? otros textos en los que el Espíritu Santo se comunica antes del
bautismo, por ejemplo en He 10,44-47; y otros en los que se da
La primera dificultad que encontramos al tratar sobre el sacra- después del bautismo, como por ejemplo en He 8,14-17. O sea, que
mento de la confirmación es que el Nuevo Testamento no dice en no se puede decir que existe un rito religioso (la imposición de
ninguna parte que Jesús instituyera directa e inmediatamente este manos) mediante el cual se comunica el Espíritu Santo a los cris-
sacramento4. Los especialistas sobre esta materia están hoy de tianos.
acuerdo sobre este punto5. Por otra parte, los testimonios indirec-
tos que hay en el Nuevo Testamento sobre este asunto necesitan Además, como ya he dicho antes, precisamente lo que caracte-
algunas puntualizaciones. riza y especifica al bautismo cristiano, frente al bautismo que ad-
ministraba Juan, es la donación del Espíritu (Mt 3,11; Me 1,8; Le
Para comprender exactamente lo que acabo de decir hay que 3,16; Jn 1,33; He 1,5; 11,16; 19,3-5). Por lo tanto, no tiene sentido
3
H. KÜNG, La confirmación como culminación del bautismo, en "Concilium" 99-100
hablar de otro sacramento (la confirmación) para la donación del
(1974) 100. Espíritu, puesto que eso ya acontece en el bautismo. Y sería absur-
4
En este sentido, dice H. Küng: "En todo el Nuevo Testamento no hay un solo texto ni do pretender quitar algo esencial al bautismo para justificar de esa
una sola palabra o signo de Jesús que digan que la confirmación fue instituida por él".
H. KÜNG, O.C, 100. manera la confirmación.
5
Véase la amplia exposición que hace en este sentido J. AMOUGOU ANTAGANA, Ein
Sakrament des Geistempfangs? Zum Verháltnis von der Taufe und Firmung, Freiburg 1974. 6
Cf G. SCHNEIDER, Die Apostelgeschichte, Freiburg 1980, 492.

286 287
Y no se encuentra nada más sobre todo este tema en todo el comienzos del siglo III, los cristianos eran ungidos con aceite al
Nuevo Testamento. recibir el bautismo. En este sentido ya habla la Didaskalía9 y
probablemente también Ireneo10.
b) Desarrollo histórico Esta costumbre, con ligeras variantes en algunos casos, se man-
tuvo así hasta el siglo v. Es decir, hasta ese tiempo no existió un
Ya en el Nuevo Testamento se habla del gesto de la imposición rito religioso separado del bautismo para imponer las manos o
de manos. Pero casi siempre en relación con curaciones de tipo para ungir a los cristianos. Dicho más claramente, hasta el siglo V
carismático (Mt 9,18; Me 5,23; 6,5; 7,32; 8,23; Le 13,13; He 28,2). no existió la confirmación como rito separado del bautismo. Ade-
Aunque también se establece una relación entre este gesto y el más, las Iglesias orientales han mantenido hasta hoy esta costum-
reino de Dios (Mt 19,13.15; cf Me 10,16) o se habla, en otros casos, bre, es decir, en oriente no hay ni un rito específico de confirma-
del bautismo cristiano (He 8,17ss; 9,17; 19,16; cf ITim 5,22). En ción, ni consiguientemente una teología específica de la confirma-
todo caso, es cierto que, desde los primeros tiempos de la Iglesia, ción. Los orientales se atienen sencillamente a la tradición antigua:
cuando se administraba el bautismo se tenía la costumbre de que el el presbítero administra el bautismo junto con los ritos posbautis-
obispo hiciera un gesto o ritual de bendición mediante la imposi- males11.
ción de manos sobre la cabeza del recién bautizado. De esta manera Fue en occidente, y sólo a partir del siglo V, cuando se introdujo
se recordaba lo que hicieron los primeros apóstoles, según hemos la costumbre de administrar el bautismo sólo con agua. Y entonces
visto que cuenta el libro de los Hechos. Por lo menos, es seguro la imposición de manos y la unción se empezaron a administrar
que desde comienzos del siglo m aparecen ya, en conexión con el separadamente, en otro momento después del bautismo. ¿Por qué
bautismo, ritos de los que se formó más tarde la estructura del rito se produjo esta separación de los dos ritos? Prescindiendo de otras
de la confirmación: imposición de manos, unción, signación con la razones de menor importancia12, el motivo fundamental de esta
cruz e incluso, en Roma, una segunda unción posbautismal de separación fue el siguiente: desde finales del siglo IV se impuso la
origen desconocido, pero sumamente importante para el desarrollo costumbre de bautizar masivamente a todos los niños recién naci-
del rito posterior de la confirmación7. dos. En consecuencia, los bautismos eran muy abundantes. De ahí
que el obispo no podía estar en todos los bautizos. Por eso desde
Además, también desde los tiempos más antiguos había la cos- ese tiempo eran los simples sacerdotes o los diáconos quienes ad-
tumbre de que a los recién bautizados se les ungía con aceite en la ministraban el bautismo con agua, mientras que la imposición de
cabeza o en el pecho. Este aceite había sido bendecido antes por el manos y la unción quedaron reservadas para cuando el obispo
obispo. Y eso tenía un significado: en aquellos tiempos, las medi- podía administrar esos ritos. Por lo tanto, la confirmación tiene, en
cinas y los perfumes se diluían en aceite. Por eso el hecho de ungir occidente, un origen concreto: el privilegio, reservado a los obispos,
con aceite significaba o simbolizaba la alegría de la fiesta (perfu- de ser ellos y sólo ellos los ministros de los ritos posbautismales13.
marse) y la fortaleza de la curación (medicinarse). Pues bien, estas Así pues, el otorgar a los obispos el privilegio de ministros de los
dos cosas se querían significar en el momento del bautismo: la
alegría de la nueva vida en Cristo y la fortaleza contra los poderes ' Didask., XV, 12,2-3.
enemigos del Reino. Hay quienes piensan que ya se habla de esta 10
Adv. Haer., I, 21,3-5; IV, 38,3. Cf A. HAMMAN, Baptéme et Confirmation, París
unción, relacionada con el bautismo, en los escritos del Nuevo 1969, 195.
11
Cf H. KÜNG, O.C, 103. Para más información, cf A. RAES, OÚ se trouve la confirmation
Testamento (2Cor 1,21; Un 2,20.27). Pero no es seguro que esos dans le rite syro-oriental?, en "L'Orient syrien" I (1956) 239-254; D. VAN DEN EYNDE, Baptéme
textos se refieran a una unción que ya en aquel tiempo recibieran et Confirmation d'apres les Const. Apost., VII, 44,3, en "RecSR" 27 (1937) 196-212.
los cristianos al bautizarse8. En todo caso, es seguro que, desde
12
Influyeron también, en primer lugar, el desarrollo de la idea de una necesidad para la
salvación del bautismo de agua al menos; y en segundo lugar, el rechazo de bautizar a los
herejes convertidos, a los que sólo se les imponían las manos. Cf M. THURIAN, La Confir-
7
Cf H. KÜNG, o.c, 103. mation. Consécration des laics, Neuchátel 1957, 61.
8
Cf D. MÜLLER, Ungir, en DTNTIV, 306. " Cf H. KÜNG, o.c, 104.

288 289
ritos posbautismales no presupuso la existencia de dos sacramentos siguientes conclusiones: 1) Lo que ahora llamamos el sacramento
independientes, sino que la creó: inicialmente, la desmembración de la confirmación no existió, en un principio, como sacramento
del rito bautismal no se tiene en absoluto como normal. Todo lo separado y completo aparte del bautismo. 2) La separación de los
contrario: durante mucho tiempo se buscó con ahínco que al bau- dos ritos se inicia en el siglo v y se consuma en la Edad Media,
tismo del niño siguiera lo más rápidamente posible su confirma- debido a circunstancias coyunturales. 3) Persiste una cierta inde-
ción. Esta situación se mantuvo así hasta el siglo XIII14. terminación en el rito mismo de la confirmación, ya que la tradición
Por lo tanto, la confirmación nació históricamente como una oscila entre la imposición de manos y la unción con aceite.
desmembración del rito bautismal antiguo. La teología de esta De todas maneras, es importante destacar que el gesto simbólico
confirmación, nacida así, tiene su primera formulación en el si-
de imponer las manos y de ungir con el crisma (mezcla de aceite y
glo v, en una homilía atribuida a Fausto de Riez15. Pero para
bálsamo) es un hecho muy antiguo, que se remonta hasta los pri-
encontrar una teología más elaborada de este sacramento hay que
meros tiempos de la Iglesia, y que además tiene una significación
esperar todavía varios siglos, hasta Pedro Lombardo, primero, y
luego hasta Tomás de Aquino, que justifica la confirmación sir- profunda, como enseguida explicaré.
viéndose de la analogía con la vida corporal: al nacimiento y a la
maduración del hombre tienen que corresponder, en la vida espiri-
tual, dos sacramentos, el bautismo y la confirmación16. Pero es 2. Significación fundamental
importante destacar que esta teología tomista, así formulada, no
tiene fundamento en la tradición anterior.
a) No es completar el bautismo
Por último, conviene indicar algo acerca de la indeterminación
del rito de la confirmación. Todo el problema consiste en saber si Se suele decir, a veces, que la confirmación es el sacramento
el rito de la confirmación consiste esencialmente en la imposición que viene a completar el bautismo. Pero semejante afirmación, así
de manos o más bien en la unción con aceite. Parece que el rito más formulada, es inexacta, ya que al bautismo no le falta nada ni es un
antiguo es el de la unción. Pero durante muchos siglos se intentó sacramento incompleto. No se puede pretender justificar la confir-
combinar la unción con la imposición de manos, de tal manera que mación a costa de disminuir al bautismo de la manera que sea.
el Pontifical del obispo Durando (siglo xm) manda que, al ungir,
se extiendan ambas manos sobre el confirmando n . Sin embargo, Por una razón parecida se puede afirmar que también es falso
para santo Tomás, la "materia" de la confirmación es la unción, decir que la confirmación es el sacramento del Espíritu, es decir, el
pero añade que los apóstoles ungían ya cuando imponían las ma- sacramento en el que se comunica el Espíritu a los creyentes. Tal
nos 18. Este estado de cosas perdura hasta el siglo xvm, cuando Be- manera de hablar no concuerda con la teología del bautismo, que
nedicto XIV restaura la imposición de manos individual, pero de es, según la teología del Nuevo Testamento y en su sentido propio,
modo que la mano derecha se imponga sobre la cabeza del confir- el verdadero sacramento del Espíritu.
mando durante la signación con el aceite19. . Lo que sí es cierto es que la confirmación se tiene que entender
Resumiendo todo lo dicho hasta ahora, podemos llegar a las en relación con el bautismo, puesto que, como hemos visto, en los
primeros siglos se administraba juntamente con el rito bautismal.
14
Desde este punto de vista, la confirmación tiene el sentido de co-
CfH. KÜNG, o.c. 104.
15
Cf L. A. VAN BUCHEM, L'hometie pseudoeusebienne de Pentecóte. ¿'origine de la rroborar y hacer consciente el compromiso bautismal. Esto es tanto
"confirmaiio"en Gaule méridionale el l'interprétation de Fauste de Riez, Nimega 1967. más importante cuanto que, como sabemos perfectamente, el sa-
16
Cf H. KÜNG, O.C, 105-106. cramento del bautismo se administra, la mayoría de las veces, a
» Cf H. KÜNG, O.C., 106.
18
Sum. Theol, III, q. 72, a. 2 ad 1. niños pequeños, que ni se dan cuenta ni comprenden lo que signi-
" Cf H. KÜNG, O.C., 107. fica su bautismo. De ahí la conveniencia de otro rito sacramental
290 291
en el que, quienes fueron bautizados de pequeños, tomen conciencia c) Sanos y fuertes para defender la justicia
de su compromiso cristiano y asuman libremente sus responsabili-
dades de creyentes. En este sentido y en esta dirección hay que Como ya se ha dicho, lo que caracteriza al símbolo de la con-
buscar el significado fundamental de la confirmación. firmación es la imposición de manos y la unción con el crisma. Por
lo tanto, recurriendo a lo que significan esos gestos simbólicos es
como podremos saber el sentido que tiene la confirmación.
b) Las fluctuaciones de la teología
En cuanto a la imposición de manos, no tiene especial impor-
tancia en la tradición bíblica del Antiguo Testamento. Algunas
El problema se plantea de nuevo cuando se intenta precisar más
veces se habla de ese gesto para expresar un acto de bendición (Gen
en concreto cuál es el significado preciso de la confirmación. A este
48,18; Is 44,3); en otros casos se trata del gesto que expresa la
respecto, el parecer de los teólogos no es unánime y los diversos
transmisión de un oficio o una tarea (Núm 27,12ss; Dt 34,9). En
autores buscan aquel sentido que les parece más coherente. Así,
este sentido, se puede decir que es propio de la confirmación que el
unos lo ven en la referencia a pentecostés (Schillebeeckx, Camelot,
obispo, en nombre de la Iglesia, bendice a los bautizados y les
Lecuyer, Hamman); otros optan por el paralelismo con la actuación
impone una tarea determinada. Pero con decir eso no basta. Lo
del Espíritu en Cristo (Nocent, Magrasi, Thornton); otros prefieren
importante es saber de qué tarea se trata.
hablar de la especial unión a la Iglesia y a las tareas eclesiales
(Breuning, Mühlen, Bouhot, Bourgeois); otros se refieren al creci- En el Antiguo Testamento tiene una significación importante el
miento y la configuración más plena con Cristo (Ligier, Tena), y gesto de ungir a los reyes (Jue 9,8.15; ISam 9,16; 10,1; 15,1.17;
otros, finalmente, hablan de la función perfectiva que tiene la con- 16,3.12; IRe 1,39; 2Re 9,3.6, etc.). Mediante esta unción se le
firmación con respecto al bautismo en cuanto desarrollo, co- otorgaba al rey el poder para ejercer su función (Sal 45,8-9). Pero,
rroboración y culminación del bautismo (Amougeou-Atangana, por otra parte, esta función estaba estrechamente relacionada con
Küng)2o. la defensa de la justicia, que era, según la mentalidad hebrea, la
defensa de los pobres y desvalidos, los huérfanos y las viudas, es
Ahora bien, esta multiplicidad de pareceres y teorías, a primera decir, la defensa eficaz de los que por sí mismos no podían defen-
vista dispares, tiene algo en común: todos los autores, de una derse.
manera o de otra, pretenden justificar y explicar la confirmación
no a partir del rito en sí mismo, sino a partir del bautismo. Pero lo Pero esto necesita alguna explicación. En las ideas del Antiguo
hacen de tal manera que siempre es a base de comprender el bau- Testamento, el gran defensor de la justicia, en favor de los débiles,
tismo como un rito incompleto, que debe ser perfeccionado por la es Dios mismo. Así se expresa, con toda claridad, en los salmos.
confirmación. Ahora bien, se ha dicho que ese camino es incorrec- Por ejemplo, en el salmo 82 se dice:
to, porque el bautismo, incluso en el caso de los niños, es un
"Dios se levanta en la asamblea divina...
sacramento perfecto y completo. Por eso queda aún por responder
¿Hasta cuándo daréis sentencias injustas
la pregunta principal: ¿Cuál es el significado fundamental de la
confirmación? Este significado tiene que ser deducido del rito mis- poniéndoos de parte del culpable?
mo de la confirmación, no de lo que inconscientemente le sustrae- Proteged al desvalido y al huérfano,
mos al bautismo. Pero entonces, ¿cuál es ese significado? haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable" (Sal 82,1-4).

En el mismo sentido se pueden citar los salmos 68,86 y 98. Dios


hace justicia, defendiendo eficazmente a los que por sí mismos no
20
Cf D. BOROBIO, o.c, 189. pueden valerse, es decir, los pobres y débiles de la tierra.
292 293
Pero, por otra parte, según la mentalidad del Antiguo Testa- practicar la justicia de Dios, es decir, para ponerse de parte de
mento, Dios ejercía esta función no directamente, sino por la me- todos los desgraciados y oprimidos de este mundo y para defender
diación del rey. Es decir, la tarea primordial del rey consistía en eficazmente a esas personas. Por lo tanto, recibir el sacramento de
hacer justicia en nombre de Dios. Por eso cuando, en el Antiguo la confirmación es recibir la señal y el sello del compromiso en
Testamento, se describe lo que era un rey ideal, se explica diciendo favor de la justicia de los pobres y marginados de este mundo.
que él era el defensor de la justicia en favor de los pobres y margi-
nados. Así en el salmo 45 se le dice al rey: "Amas la justicia y odias
la maldad; por eso, entre todos tus compañeros, el Señor tu Dios d) Exigencias de la confirmación
te ha ungido con perfume de fiesta" (Sal 45,8). Y más claramente
aún en el salmo 72: El cristiano es un hombre ungido para la lucha en favor de la
justicia en el mundo. Esto quiere decir, ante todo, que para el
"Dios mío, confía tu juicio al rey, creyente en Jesucristo el lugar del encuentro con Dios no es ni la
tu justicia al hijo de reyes: experiencia metafísica del ser (que caracteriza a la tradición occi-
para que rija a tu pueblo con justicia, dental), ni la experiencia nacionalista (que marca a las religiones
a tus humildes con rectitud. judía e islámica), ni la experiencia interior intimista (que se da
Que los montes traigan paz para tu pueblo sobre todo en las religiones orientales). Ninguno de esos tres es el
y los collados justicia, lugar del encuentro con nuestro Dios, el Dios que se ha revelado en
que él defienda a los humildes del pueblo, Jesucristo. Ese lugar es para nosotros el campo de las relaciones
socorra a los hijos del pobre y quebrante al explotador... con los demás, no sólo en el plano individual, sino sobre todo en
porque él librará al pobre que pide auxilio, el terreno de lo colectivo y lo social21. Por consiguiente, el creyente
al afligido que no tiene protector; se encuentra con su Dios en la lucha por la justicia. Aquí se debe
él se apiadará del pobre y del indigente, recordar un texto memorable de Jeremías: "Practicó la justicia con
y salvará la vida de los pobres; el pobre. ¿No es eso conocerme?" (Jer 22,16). Conocer a Dios y
él vengará sus vidas de la violencia, encontrarse con él es lo mismo que luchar en favor de la justicia
su sangre será preciosa a sus ojos" (Sal 72,1-4.12-14). que defiende al pobre.

Por lo tanto, como acabamos de ver, los reyes de Israel eran A la misma conclusión se llega si miramos las cosas desde otro
ungidos para dedicarse a la defensa de la justicia en nombre y en punto de vista. Sabemos que el Jesús de la historia fue un hombre
lugar de Dios. Y esa justicia consistía en la defensa de los pobres y cercano a los pobres para anunciarles el reinado de Dios y su
desamparados de la tierra. Por eso se comprende la relación que se justicia (Me 6,33). Por otra parte, el mesías que confiesa la fe es el
establece ya en el Nuevo Testamento entre la unción del Espíritu Cristo "hecho pobre" (2Cor 8,9), empobrecido y anonadado (Flp
Santo y la solidaridad con los pobres, oprimidos y desgraciados. 2,7), "para que nosotros nos hagamos justicia de Dios en él"(2Cor
Así, el evangelio de Lucas nos dice que Jesús fue ungido por el 5,21). Todo esto quiere decir que el creyente sigue verdaderamente
Espíritu, "para dar la buena noticia a los pobres, para anunciar la a Jesús y se une a él en la medida en que participa en la lucha por
libertad a los cautivos, para dar la vista a los ciegos, para poner en defender a los pobres, la lucha por la justicia. En consecuencia, se
libertad a los oprimidos" (Le 4,18). Y ya después de la resurrección puede decir, con toda verdad, que donde no hay opción por la
de Jesús, el apóstol Pedro dijo del mismo Jesús que Dios lo ungió justicia, no hay conversión a Dios ni seguimiento de Jesús.
con el Espíritu Santo "y pasó haciendo el bien y curando a todos Por eso, cuando el cristiano es ungido en la confirmación, como
los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él" (He 10,38). lo eran los reyes en el Antiguo Testamento, su compromiso en
En consecuencia, recibir la unción del Espíritu es recibir la 21
Cf J. I. GONZÁLEZ FAUS, Justicia, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos funda-
fuerza y la valentía necesarias para hacer justicia en la tierra, para mentales de pastoral, 514.
294 295
favor de la justicia en el mundo queda sancionado y ratificado ción, ya que ésta se administra a continuación del bautismo, como
definitivamente. El cristiano es un hombre para los demás, es decir, corroboración y complemento del mismo.
un hombre para la justicia que defiende eficazmente a todos los Pero frente a esta tendencia existe la de los que defienden que
desgraciados de la tierra. la confirmación se debe retrasar hasta la edad de la pubertad o
Pero aquí se deben hacer dos observaciones importantes. En quizá algo más adelante (entre los doce y los veinte años). Ésta es
primer lugar, si queremos que el compromiso en favor de la justicia la práctica que ha prevalecido principalmente en Alemania Occi-
sea verdaderamente eficaz, ese compromiso tiene que pasar por las dental, Francia e Italia23. La razón fundamental de esta tendencia
mediaciones sociales y políticas, que en la sociedad actual encarnan es que sólo a esa edad más avanzada el sujeto está capacitado para
y completan la lucha por la justicia. El cristiano aislado y solo poco comprender lo que verdaderamente significa la confirmación y las
puede hacer en pro de la justicia. Integrado con otros, en grupos e exigencias que ésta impone. De ahí que sólo en esa edad tiene
instituciones socialmente significativas, aportará algo verdadera- sentido un verdadero catecumenado como preparación a la recep-
mente serio en la lucha por defender a los oprimidos del mundo. ción del sacramento.
Por otra parte, es evidente que este planteamiento de la propia ¿Cuál de las dos tendencias es preferible? A mí me parece más
vida desemboca inevitablemente en el conflicto. Porque los intere- acertada la segunda. Y la razón es clara: si la confirmación se
ses sociales, económicos y políticos que se ponen enjuego son muy interpreta a partir de su relación con el compromiso en favor de la
fuertes. Lo cual quiere decir que las situaciones que se provocan a justicia, es evidente que un niño de siete años no está capacitado
partir de este planteamiento son muy graves. Pero aquí el creyente para asumir, con todas sus consecuencias, el proyecto en favor de
tiene que recordar siempre que la cruz está en el centro de la la justicia en el mundo y la lucha en pro de los desheredados de la
existencia del que quiera ser discípulo de Jesús (cf Mt 10,37-39; Me tierra.
8,34-35 par; Jn 12,24-26). La gran cruz, que se impone al creyente
es su incesante lucha en favor de la justicia de los pobres.
b) El catecumenado

3. Consecuencias prácticas De la misma manera que en la Iglesia antigua precedía el cate-


cumenado a la recepción del bautismo, así también en la actualidad
ese catecumenado debe preceder a la confirmación. Pero con tal
a) La edad de la confirmación que se trate de un catecumenado orientado expresamente a lo que
significa y exige el sacramento de la confirmación. Por consiguien-
Se ha discutido ampliamente esta cuestión22. Las sentencias te, tiene que ser un catecumenado en el que, además de explicar la
principales, a este respecto, se pueden resumir en dos: por una razón de ser y la historia del sacramento, se expongan con toda
parte están los que defienden que lo ideal es administrar la confir- claridad las exigencias de la justicia en el mundo actual. Sobre
mación lo antes posible, quizá inmediatamente después del bautis- todo, la justicia en favor de los pobres y marginados de la sociedad
mo, y en todo caso, antes de la primera comunión. Los que piensan presente. Por otra parte, es claro que el catecumenado no se puede
de esta manera se basan en que es necesario defender y asegurar el reducir a una simple instrucción teórica. Además de eso, es funda-
orden de la "iniciación cristiana" (bautismo-confirmación-eucaris- mental que el catecúmeno vaya asumiendo personalmente sus com-
tía). De tal manera que la recepción de la eucaristía debe ser la promisos en un proceso de auténtica conversión.
culminación del proceso iniciático. Además, en esta manera de ver
las cosas queda más patente la unión entre bautismo y confirma-
22
Una exposición detallada en las diversas edades, con sus ventajas e inconvenientes, en
H. BOURGEOIS, El futuro de la Confirmación, Madrid 1973, 146-157. 23 Cf D. BOROBIO, o.c, 195.

296 297
CAPÍTULO 20

EUCARISTÍA: LA VIDA COMPARTIDA

LA CATEQUESIS tradicional, al tratar el tema de la eucaristía, se


fijó casi exclusivamente en un solo punto: la presencia real de
Cristo en este sacramento. Esto es cierto hasta tal punto que los
clásicos catecismos de Astete y Ripalda no hablaban del sacramen-
to de la eucaristía, sino del sacramento de la comunión', explican-
do únicamente las cuestiones que se refieren a la presencia real y
sustancial del cuerpo y la sangre de Cristo en el sacramento, así
como las condiciones morales que se exigían de parte del fiel cris-
tiano para recibir dignamente la sagrada comunión. Es más, en el
Texto nacional del Catecismo, que se publica en España desde
1957 hasta 1962, sólo se tratan tres cuestiones acerca de la eucaris-
tía: a) la presencia real de Jesucristo en la eucaristía; b) el sacrificio
de la misa; c) la sagrada comunión2. Hay que esperar hasta los
nuevos catecismos, posteriores al concilio Vaticano II, que se em-
piezan a publicar en España en 1968, para encontrar en la enseñan-
za catequética, un tratamiento más rico y más profundo de lo que
significa la eucaristía para los creyentes3. Esto quiere decir que
hasta hace poco más de quince años, todo lo que normalmente se
enseñaba acerca de la eucaristía, en España, es que Cristo está
realmente presente en la sagrada comunión y que a esa comunión
había que acercarse bien confesado y en ayunas. Lo demás eran
cuestiones marginales, que apenas se tenían en cuenta o simple-
mente se ignoraban.
Las consecuencias que se seguían de este estado de cosas eran
1
Cf J. MONTERO VIVES, Evolución de la catequesis sobre los sacramentos, Granada
1986, 147-153.
2
0.c, 154-158.
3 O.c, 159-180.

299
fácilmente comprensibles. La comunión eucarística, con su fuerte bastante clara de lo que representó la eucaristía para la Iglesia
carga emocional y devocional, prevalecía sobre el resto de la cele- primitiva.
bración, de tal manera que era frecuente el caso de personas que
pedían comulgar al comienzo de la misa, para poder dedicarse Los textos eucarísticos del Nuevo Testamento se pueden distri-
durante todo el tiempo de la celebración a dar gracias por la pre- buir en cinco apartados: 1) Los textos sobre la institución (ICor
sencia de Cristo en el alma. Así la dimensión eclesial y comunitaria 11,23-26; Mt 26,26-29; Me 15,22-25; Le 22,15-20). 2) Los textos
quedaba prácticamente marginada. Y, lo que es más grave, a veces que se refieren a la realización de la eucaristía o su puesta en
las exigencias éticas de la eucaristía pasaban prácticamente inad- práctica (He 2,42-47; 20,7-12; cf 27,35). 3) El pasaje fundamental
vertidas, sobre todo las exigencias de tipo social y político. Por eso de ICor 11,17-34, en donde Pablo plantea y explica cómo una
no era raro el caso de personas que comulgaban asiduamente y al comunidad puede llegar a la anulación de la eucaristía. 4) La refle-
mismo tiempo mantenían conductas sumamente dudosas en cuanto xión que el mismo Pablo hace en ICor 10,14-22, donde explica
se refiere a la justicia y a la defensa de los derechos humanos. Es cómo la eucaristía edifica a la Iglesia como "cuerpo de Cristo".
más, este tipo de comportamientos se sigue dando en la actualidad, 5) El discurso de la promesa (Jn 6,41-59), al que precede la multi-
lo cual indica hasta qué punto la educación catequética tradicional plicación de los panes (Jn 6,1-21) y las palabras de Jesús sobre el
era insuficiente, al menos por lo que se refiere a la eucaristía. "pan del cielo" o "pan de la vida" (Jn 6,22-40), que en la tradición
judía representaba la tora (ley)4.
Por eso, la pregunta que aquí nos planteamos es muy clara: ¿En
qué cuestiones debe insistir especialmente la catequesis sobre la Del conjunto de estos textos cabe deducir dos conclusiones, ya
eucaristía? Para responder a esta pregunta vamos a analizar las que todos ellos coinciden en dos cosas: 1) La eucaristía es un hecho
cuatro cuestiones más importantes que plantea este sacramento: comunitario, es decir, no hay ni un solo texto en el que la eucaristía
1) la significación fundamental de la eucaristía; 2) la nueva pascua aparezca como un gesto individual, realizado por un individuo y
y la nueva alianza; 3) el memorial; 4) la presencia de Cristo. para un individuo, sino que siempre se trata de algo que es compar-
tido por un grupo. 2) La eucaristía es una comida, y, por cierto,
una comida compartida; lo que significa que no es una "cosa"
1. Significación fundamental santa y sagrada, sino una "acción" que lógicamente comporta un
determinado simbolismo. Voy a desarrollar más detenidamente
La significación fundamental de la eucaristía es muy clara: ella estas dos conclusiones.
es el sacramento de la vida compartida, es decir, la eucaristía es el
símbolo sacramental que expresa y produce la solidaridad con la
vida que llevó Jesús; y la solidaridad también entre los creyentes b) La comida compartida
que participan del mismo sacramento. He aquí la cuestión capital
en lo que se refiere a la eucaristía. Lo vamos a ver analizando los Ante todo, está claro que la eucaristía es esencialmente una
textos eucarísticos que nos presenta el Nuevo Testamento. comida. Así, en relación con la eucaristía, el verbo comer (eszió) se
repite más de 30 veces5 y el verbo beber (pino) más de 10 veces6.
a) Los textos eucarísticos del Nuevo Testamento 4
STRACK-BILLERBECK, Kommenlar zum Neuen Testament aus Talmud und Midrasch II,
428-484; cf J. BONSIRVEN, Textes rabbiniques des deux premiers siecles chrétiens, Roma
La documentación de textos que el Nuevo Testamento nos 1955, 25; 27-28; 229-230.
5
ofrece acerca de la eucaristía no es tan abundante como la que nos Mt 26,17.21.26; Me 14,12.14.18.22; Le 22,8.11.15.16; Jn 6,5.23.26.31.49.50.51.52.53.58;
He 27,35; ICor 11,20.21.22.26.27.28.29.33.34.
proporciona acerca del bautismo. Pero tiene la ventaja de ser lo 6
Mt 26,27.29; Me 14,23.25; Le 22,18.30; Jn 6,53.54.55.56; ICor 10,16.21; 11,25.26.
suficientemente variada y rica como para poder hacernos una idea 28.29.

300 301
También resulta elocuente la utilización de las palabras pan (artos)1 veces porque Jesús y su grupo compartían la mesa con descreídos,
y copa (poterionp. No cabe duda de que esta insistencia sobre la pecadores y gente indeseable (Me 2,16 par; Le 15,2); en otros casos
acción de comer y beber no es ocasional o accidental cuando se porque la comunidad de Jesús no ayunaba precisamente en los días
trata de intentar comprender lo que la eucaristía representa para que eso estaba prescrito (Me 2,17-18 par), y a veces también porque
los cristianos. Se puede, por tanto, afirmar que la eucaristía es los enemigos de Jesús le acusaban de ser un comilón y un bebedor
esencialmente una comida. (Mt 11,18-19 par). Obviamente, todo esto quiere decir que el hecho
de comer no era una cosa intranscendente, desde el punto de vista
Por otra parte, esta comida tiene una particularidad importante: religioso, para la sociedad en que vivía Jesús. La comida revestía
se trata de una comida compartida, porque en ella los comensales un cierto carácter teológico. Y está claro que Jesús y su comunidad
comen del mismo pan, que se parte y se reparte entre todos (Mt rompen con la teología establecida por aquel sistema religioso.
26,26; Me 14,22; Le 22,10; ICor 11,24); y todos beben de la misma Porque no le dan a la comida el carácter ritual que le otorgaban los
copa, que pasa de boca en boca desde el primero hasta el último judíos piadosos del tiempo. Y porque además Jesús practica sus
(Mt 26,27; Me 14,23; Le 22,20; ICor 11,25). Además, este gesto de comidas de tal manera que revisten un sentido verdaderamente
compartir el mismo pan queda repetidamente afirmado cuando se revolucionario. ¿Por qué?
habla de la eucaristía como "fracción del pan", de manera que, en
este sentido, resulta iluminador el uso del verbo kláo (partir), que Muy sencillo: en la mentalidad judía, compartir la mesa signi-
siempre aparece en el Nuevo Testamento en contextos que dicen ficaba solidarizarse con los comensalesu. Por consiguiente, cuando
relación a la eucaristía9. El hecho de partir el pan con otras perso- Jesús come con los pecadores y descreídos, es decir, con la gente
nas aparece, pues, como un constitutivo de lo que en realidad fue que el sistema religioso rechazaba radicalmente, está indicando
la experiencia de la eucaristía para las primeras comunidades cris- que él también rechaza aquel sistema. Para Jesús lo importante no
tianas. es la observancia de los rituales religiosos, sino la solidaridad con
los despreciados precisamente por la religión.
Pero hay algo más en todo este asunto. El evangelio de Lucas
c) Las comidas de Jesús nos ha conservado unas palabras, que atribuye al propio Jesús, y
que indican lo que la comunidad primitiva pensaba a este respecto:
Pero la conducta de Jesús en esta materia va más lejos. El
"Cuando des un banquete invita a los pobres, lisiados, cojos y
hecho de que Jesús instituyera la eucaristía en una comida (la cena
ciegos; y dichoso tú entonces porque no pueden pagarte; te pagarán
de despedida), nos remite a una práctica de Jesús y de su comuni-
cuando resuciten los justos" (Le 14,13-14). Esta misma enseñanza
dad que es algo muy significativo: los evangelios nos informan
abundantemente de las comidas de Jesús y su grupo de discípulos10. se viene a repetir poco después, en la parábola del gran banquete
Y nos informan de esas comidas en contextos que son casi siempre (Le 14,21 par). El verdadero sentido teológico de la comida com-
polémicos: unas veces porque Jesús y sus discípulos no se ajustaban partida, según la enseñanza evangélica, está en que se trata de
a las normas rituales y religiosas que todo judío observante debía compartir la vida y solidarizarse con los pobres y desamparados de
tener en cuenta (Me 7,2-5 par; Mt 12,21 par; cf Jn 18,28); otras este mundo.
Ahora bien, este hecho guarda una relación directa con el sen-
? Mt 26,26; Me 14,22; Le 22,19; 24,30; Jn 6,5.7.9.11.13.23.26.31.32.33.34.35.41.48.50.51. tido que debe tener la eucaristía para los creyentes. Por una razón
58; He 2,46; 20,7.11; 27,35; ICor 10,16.17; 11,23.26.27.28.
8
que se comprende enseguida: hoy está fuera de duda que el relato
Mt 26,27; Me 14,23; Le 22,17.20; ICor 10,16.21; 11,25.27.29.
' Mt 14,19; 15,36; 26,26; Me 8,6.19; 14,22; Le 22,19; 24,30; He 2,46; 20,7.11; 27,35; ICor de la institución de la eucaristía está construido con una referencia
10,16; 11,24.
10
La exégesis actual está de acuerdo en que para comprender el significado de la 11
eucaristía, hay que tener en cuenta lo que los evangelios nos dicen acerca de las comidas de Cf J. JEREMÍAS, Jesús ais weltvollender, Gütersloh 1930, 74-79; O. Honus, Jesús
Jesús con sus discípulos. Cf B. KLAPPERT, en DTNTl, 249-250. Tischgemeinschaft mit dem Sündern, Stuttgart 1967, 1 lss.

302 303
expresa muy marcada al acontecimiento de la pascua judía. Pero, e) La experiencia de la primera comunidad
por otra parte, sabemos que en la tradición judía de la cena pascual
se destacaba la idea de la solidaridad con los pobres y desgraciados, El libro de los Hechos de los Apóstoles resume perfectamente
hasta el punto de que se le llamaba el "pan de los pobres" o también lo que era la vida de la Iglesia primitiva de Jerusalén (He 2,42-
el "pan de la miseria"12. Y eso es lo que se compartía en aquella 47) M. El pasaje es bien conocido y no hace falta repetirlo. Aquí se
cena. trata de hacer caer en la cuenta del punto esencial que interesa a
nuestro estudio. Ante todo, el texto citado es el resumen de lo que
era la vida de la comunidad cristiana. Por otra parte, todo el
d) El simbolismo de la comida capítulo segundo del libro de los Hechos está construido de tal
manera que la narración se orienta hacia el final (vv. 42-47)l5, es
Si tenemos en cuenta, de una parte, que la cena eucarística se decir, hacia el resumen de la vida comunitaria de la primitiva
inscribe en el contexto más general de las comidas de Jesús y sus Iglesia de Jerusalén. La venida del Espíritu sobre la Iglesia confi-
discípulos; y si, de otra parte, tomamos en consideración el sentido gura a ésta como la comunidad eucarística, que comparte no sólo
que de hecho tenía la cena pascual para los judíos de aquel tiempo, en la celebración, sino además en la vida entera. He ahí el fruto
podemos lógicamente concluir que la cena eucarística implica esen- concreto y esencial de la venida del Espíritu sobre la Iglesia.
cialmente un simbolismo concreto: el simbolismo de la vida com- Por otra parte, el texto nos dice que los miembros de la comu-
partida. Porque, en efecto, en eso consiste el símbolo de la comida nidad "a diario frecuentaban el templo en grupo; partían el pan en
que se comparte13. La comida es fuente de vida, es lo que mantiene las casas y comían juntos alabando a Dios" (He 2,46-47). El texto
y fortalece nuestra vida. Por consiguiente, compartir la misma distingue, por una parte, el templo; por otra, las casas. Es decir, se
comida es compartir la misma vida. Por eso la comida y la bebida distingue netamente el espacio sagrado del espacio profano. Pues
son consideradas como realidades "sacramentales" en no pocas bien, lo significativo aquí está en que la celebración específicamente
religiones: la bebida desencadena una cierta corriente amorosa; la cristiana, la eucaristía, no está vinculada al espacio sagrado y a los
comida en común liga a los participantes. Pero al margen de estas rituales que caracterizan a ese espacio, sino al espacio profano.
significaciones propiamente sacrales, la experiencia cotidiana nos Desde este punto de vista, por lo tanto, la celebración eucarística
enseña que el hecho de sentarse a la misma mesa es vivido, en casi es un símbolo comunitario.
todas las culturas, como un gesto de participación amistosa e inclu-
so amorosa. La fuerza y las consecuencias que tenía en la vida este símbolo
han quedado sólidamente afirmadas por Lucas en el relato de los
Ahora bien, todo esto nos viene a indicar que la eucaristía tiene Hechos: "Los creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en
un sentido fundamental muy claro: ella es el símbolo que consagra común" (He 2,44); "en el grupo de los creyentes todos pensaban y
el compromiso de compartir la misma vida que llevó Jesús; y tam- sentían lo mismo, lo poseían todo en común y nadie consideraba
bién la misma vida entre los participantes. Con una especial refe- suyo nada de lo que tenía" (He 4,32). Los cristianos sacaron hasta
rencia a compartir esa vida con los más pobres y desgraciados de las últimas consecuencias de lo que representaba el símbolo de la
este mundo. comida compartida: la experiencia de comunión que les llevó a
poner en común lo que cada uno poseía. Otra vez nos encontramos
con lo mismo: la eucaristía simboliza esencialmente la vida com-
partida.
12
Cf J. JEREMÍAS, Die Abendmahlsworte Jesu, Góttingen 19674, 52; más ampliamente 14
Por supuesto, Lucas, en este pasaje, idealiza lo que era la vida real de la comunidad
en la obra de H. SCHURMANN, Der Abendmahlsberekht Lk 22,7-38, Leipzig 1960. primitiva de Jerusalén, porque sabemos que en aquella comunidad hubo tensiones muy
13
Cf F. BAMMEL, Das heilige Mahl im Glauben der Volker, 1950, citado por G. VAN DER fuertes (He 6,1-2) y situaciones claramente escandalosas (He 5,1-11).
LEEUW, Fenomenología de la religión, México 1964, 346. 15
Cf D. MINGUEZ, Pentecostés. Ensayo de semiótica narrativa en He 2, Roma 1976, 60.

304 305
f) "Formamos un solo cuerpo En consecuencia, la comunidad cristiana se construye como
cuerpo de Cristo precisamente en la celebración de la eucaristía. Y
En la primera carta a los Corintios dice Pablo: "Esa copa de eso quiere decir que la celebración eucarística consiste esencial-
bendición que bendecimos, ¿no significa solidaridad con la sangre mente en la puesta en práctica del amor mutuo, en el servicio y la
del Mesías? Ese pan que partimos, ¿no significa solidaridad con el disponibilidad ante los demás. En el texto de ICor 10,16-17, Pablo
cuerpo del Mesías? Como hay un solo pan, aun siendo muchos contrapone la celebración eucarística a los ritos religiosos propios
formamos un solo cuerpo, pues todos y cada uno participamos de del paganismo. Y viene a decir que mientras el ritual religioso
ese único pan" (ICor 10,16-17). pagano vincula al que lo practica con las fuerzas demoníacas, la
celebración eucarística vincula a los creyentes unos con otros en el
Pablo afirma lisa y llanamente que el "pan que compartimos" mismo cuerpo, es decir, en una comunidad que se caracteriza por
es participar y estar en el "cuerpo de Cristo". La eucaristía, por el servicio y el amor mutuo.
consiguiente, comporta esencialmente el hecho y la consiguiente
experiencia de lo que en concreto es el "cuerpo de Cristo".
Ahora bien, la metáfora del cuerpo tiene en Pablo un sentido g) Cuando la eucaristía se hace imposible
concreto: no se refiere propiamente a la relación entre el creyente
y Cristo, ni a la unión individual del hombre con Cristo, ni a la Para entender rectamente el sentido de la eucaristía, es capital
piedad personal con respecto a Cristo, sino a la relación entre los el conocido pasaje de ICor 11,17-34. Como es bien sabido, se trata
miembros de la comunidad. Es decir, la idea de Pablo es que los de las severas advertencias que hace Pablo a la comunidad de
creyentes deben adoptar, en el seno de la comunidad, el mismo Corinto a causa de la mala organización que allí se observaba
comportamiento que los miembros en el cuerpo humano: todos cuando los cristianos se reunían para celebrar la eucaristía. Esta
son distintos, cada uno ocupa su puesto y tiene su función propia, mala organización no consistía en que allí no se cumplieran deter-
pero todos están al servicio de todos16. Aquí es importante recordar minadas normas litúrgicas o ceremoniales prescritos, sino en que
que cuando Pablo aduce la metáfora del cuerpo para hablar de la los cristianos estaban divididos entre sí, de tal manera que los ricos
comunidad, lo hace en textos parenéticos, es decir, en contextos de comían y bebían hasta emborracharse, mientras que los pobres
exhortación, en los que se trata de orientar y estimular a los fieles pasaban hambre (ICor 11,21). En la comunidad de Corinto, por lo
para que eviten toda rivalidad entre ellos, para que se ayuden tanto, había ricos y pobres, gente que tenía de sobra y gente que no
mutuamente y, en definitiva, para que, no obstante las diferencias, tenía ni lo indispensable. Y lo peor del caso es que luego todos se
ninguno se considere superior a los otros, sino que todos y cada reunían para celebrar la eucaristía.
uno estén al servicio de los demás. Por esta razón, las reflexiones
de tipo cosmológico, cuando se trata del "cuerpo de Cristo", o Ahora bien, Pablo les dice a aquellos cristianos que en esas
faltan por completo (Rom 12,4-5; ICor 12,12-27) o se deben inter- circunstancias la eucaristía se hace sencillamente imposible (ICor
pretar a partir de este principio (cf Ef l,22ss; 3,6; 4,4.12.16; 5,23.29; 11,20) o por lo menos que eso ya no es celebrar la "cena del Señor".
Col 1,18.24; 2,19; 3,15). En todos estos pasajes, lo mismo que en Esta afirmación, tan dura y tajante, es una revelación sorprendente
Rom 7,4 y en Flp 3,21, se trata inequívocamente de palabras de cuando se trata de entender correctamente el significado de la
exhortación que se refieren a la organización de los miembros de la celebración eucarística. Porque el hecho es que en aquella comuni-
comunidad con vistas al servicio común, a la fidelidad y, en defini- dad no se reunían simplemente para cenar juntos, en cuyo caso la
tiva, al amor (cf Flp 4,1). falta estaría en que los ricos se llevaban su propia cena y se adelan-
taban para comérsela, mientras que los pobres se quedaban con
16
hambre (cf v. 21). Ciertamente, no se trataba de eso simplemente,
Sobre esta manera fundamental de entender la teología del "cuerpo de Cristo" según sino de que querían compaginar esa forma de proceder con el
la enseñanza de Pablo, cf G. HASENHÜTTL, Charisma Ordnungsprinzip der Kirche, Freiburg
1969, 95. hecho de comer el pan y beber la copa del Señor (vv. 27-28). Por

306 307
consiguiente, allí se celebraba lo que, según el lenguaje actualmente la eucaristía17. Como ya había descrito en el discurso después de la
establecido, se llama el rito eucarístico. Y es en ese punto en el que multiplicación de los panes: "Quien come mi carne y bebe mi sangre
afirma Pablo tajantemente que ese "rito" no es "la cena del Señor", sigue conmigo y yo con él" (Jn 6,56). La eucaristía es la identifica-
es decir, eso no es la eucaristía. ción de vida con Jesús: hacer lo que él hizo y vivir como él vivió.
Por lo tanto, Pablo enseña, sin lugar a dudas, que la eucaristía En el fondo, todo esto quiere decir que para el evangelio de Juan
no consiste esencialmente en lo que ahora llamamos el rito externo lo fundamental de la eucaristía no es el rito, sino la experiencia que
o el ceremonial, puesto que eso se celebraba en la comunidad de se expresa en el símbolo. Y esa experiencia es el amor a los demás,
Corinto, y, sin embargo, Pablo les dice a aquellos cristianos que exactamente como Jesús se entregó por todos hasta la muerte.
eso no era celebrar la eucaristía. Y no era celebrar la eucaristía por Por consiguiente, se puede decir, con todo derecho, que donde
la sola razón de que allí había divisiones, bandos y partidos (vv. 18- no hay amor y vida compartida no hay eucaristía. He aquí en qué
19). Lo cual es afirmar que la unidad efectiva entre los miembros consiste la significación fundamental de este sacramento. Éste, por
de la comunidad es constitutivo esencial de la celebración eucarís- lo tanto, debe ser el punto fundamental en el que debe insistir una
tica. La eucaristía no es un mero ritual, que tiene sentido por sí catequesis bien orientada sobre lo que representa y exige la euca-
solo y al margen de la vida que llevan los participantes. La eucaris- ristía en la Iglesia.
tía es el símbolo de la vida compartida. Desde ese punto de vista
adquiere su plena significación.
2. La nueva pascua y la nueva alianza
h) Significación fundamental
a) La nueva pascua
De todo lo dicho hasta aquí se desprende que la significación
fundamental de la eucaristía está en relación y se ha de interpretar En los evangelios se establece una estrecha conexión entre la
a partir del símbolo de la comida compartida. Compartir la misma cena eucarística y la fiesta judía de la pascua18. Es verdad que en
comida es compartir la misma vida. Y como en la eucaristía la esto hay una diferencia entre los sinópticos y Juan: según los sinóp-
comida es Jesús mismo, de ahí se sigue que la eucaristía es el ticos, la última cena de Jesús fue la cena pascual (Me 14,12-26 par);
sacramento en el que los creyentes se comprometen a compartir la en cambio, según Juan, esto tuvo lugar veinticuatro horas antes
misma vida que llevó Jesús; y a compartir también la misma vida (Jn 18,28; 19,4). Pero, en todo caso, también para Juan existe una
entre ellos, en el amor y la solidaridad. profunda conexión entre la eucaristía y la pascua judía (Jn 6,4).
Esto es lo que se dice de manera admirable en el evangelio de Esto quiere decir que, para los evangelios, la eucaristía es la nueva
Juan. Como sabemos, este evangelio se ocupa ampliamente de la pascua de los cristianos. Ahora bien, sabemos que en la tradición
eucaristía (Jn 6). Pero resulta que cuando llega el momento de la del Antiguo Testamento se pone en estrecha conexión el aconteci-
cena de despedida, Juan no cuenta la institución de la eucaristía. miento de la pascua con la salida de Egipto (Éx 12,21-2), de tal
Pero lo hace de tal manera que justamente donde los otros evange- manera que la celebración de la pascua estaba dedicada a conme-
lios cuentan la institución eucarística, entre el anuncio de la traición morar lo que hizo Dios con su pueblo al sacarlo de la esclavitud
de Judas (Mt 26,21-25 par) y el anuncio de la negación de Pedro (Dt 16,1; Ex 12,11-14).
(Mt 26,31-35 par), Juan pone el mandamiento nuevo: "Os doy un Por consiguiente, si la eucaristía viene a sustituir, para los cris-
mandamiento nuevo, que os améis unos a otros; igual que yo os he tianos, lo que era la antigua pascua para los judíos, eso quiere decir
amado, amaos también entre vosotros. En esto conocerán que sois
discípulos míos, en que os amáis unos a otros" (Jn 13,34-35). 17
Cf J. MATEOS, J. BARRETO, El evangelio de Juan, Madrid 1979, 617.
'« Mt 25,2.17.18.19; Me 14,1.12.14.16; Le 22,1.7.8.11.13.15; Jn 6,4; 11,55; 12,1; 13,1;
Con estas palabras, Juan explica el sentido profundo que tiene cf 1 Cor 5,7.

308 309
que se instaura una nueva alianza. ¿En qué consiste esta nueva
que nuestra eucaristía tiene un sentido concreto y fuerte para nos-
alianza?
otros: ella es la celebración de nuestra liberación. Liberación de
todas las esclavitudes que oprimen al hombre, empezando por la Según la carta a los Hebreos, la muerte de Cristo representó la
esclavitud económica y social y terminando por la esclavitud del anulación de la antigua alianza y la instauración de una nueva
mal y del pecado. La eucaristía es la gran celebración, la gran fiesta (Heb 8,13). Y para explicar en qué consiste esta novedad, cita
de los hombres libres, que en el mundo generan no opresión, sino textualmente un famoso pasaje de Jeremías, en el que Dios anuncia
libertad. También este punto debe ser fundamental en la catequesis una nueva alianza (Heb 8,8-12). El texto de Jeremías dice así:
sobre la eucaristía. "Mirad que llegan días —oráculo del Señor— en que haré una
Por otra parte, la cena pascual judía se celebraba sacrificando alianza nueva con Israel y con Judá: no será como la alianza que
un cordero (Ex 12,1-14.43-51). Pero, al mismo tiempo, sabemos el hice con sus padres cuando los agarré de la mano para sacarlos de
paralelismo que existe entre Jesús y el cordero pascual (ICor 5,7; Egipto; la alianza que ellos quebrantaron y yo mantuve —oráculo
IPe 1,19; Jn 19,36; cf Ap 5,6.9.12; 12,11). De ahí las palabras en del Señor—; así será la alianza que haré con Israel en aquel tiempo
que Jesús se compara a sí mismo con el cordero sacrificado (Me futuro —oráculo del Señor—: meteré mi ley en su pecho, la escri-
14,22-24; Le 22,19s). Esto significa que la eucaristía es un auténtico biré en su corazón, yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo; ya no
sacrificio, como lo ha destacado la tradición católica19. En la euca- tendrán que enseñarse unos a otros, mutuamente, diciendo: 'Tienes
ristía recibimos el cuerpo "que se entrega" por los demás y la que conocer al Señor', porque todos, grandes y pequeños, me co-
sangre "que se derrama" por todos. Es decir, la eucaristía es el nocerán —oráculo del Señor—, pues yo perdono sus culpas y olvi-
sacrificio en el que Jesús se entrega por el bien del hombre. Y el do sus pecados" (Jer 31,31-34).
sacrificio también en el que Jesús enseña a los suyos a hacer lo que Los años de la alianza sellada en el Sinaí han concluido. La
él hizo. relación con Dios seguirá siendo básica: "Yo seré su Dios y ellos
serán mi pueblo". Pero esa relación es ya radicalmente distinta. La
alianza antigua estaba basada en la ley escrita, exterior al hombre.
b) La nueva alianza Por el contrario, lo distintivo de la alianza nueva es que cada
persona la lleva inscrita en su propio corazón, es decir, en lo más
Los cuatro relatos de la institución eucarística, al referirse a las íntimo del hombre. Esto significa que la nueva relación con Dios se
palabras que Jesús pronunció sobre el cáliz, hablan de la "alianza" basa en una experiencia profunda, directa o inmediata, que vive el
(Mt 26,26-29; Me 14,22-25; Le 22,15-20; ICor 11,23-26). Con esto creyente en su intimidad. Al no existir ya una ley exterior, sino la ley
se quiere indicar que la "alianza", para los cristianos, es la eucaris- que Dios mete en el pecho y en el corazón, la novedad sorprendente
tía. Es decir, de la misma manera que en el Antiguo Testamento de esta situación consiste en la autonomía del corazón. Frente a la
Dios marcó cómo tenían que ser sus relaciones con el pueblo heteronomía, que caracterizaba a la antigua situación, Dios dispone
elegido mediante la alianza, así en la nueva situación que se esta- que los hombres se entiendan con él a partir de la experiencia
blece a partir de Cristo, Dios marca cómo tienen que ser las rela- profunda del amor, que no será una experiencia caprichosa y arbi-
ciones de los creyentes con él en esta otra "alianza" que es la traria, sino la experiencia del que se siente perdonado y querido
eucaristía. (Jer 31,34).
Pero ¿cómo es esta otra alianza? Los relatos del evangelio de
Por consiguiente, la eucaristía es el sacramento que marca y
Lucas y de la primera carta a los Corintios no hablan simplemente
define la nueva situación en que vivimos los creyentes: la situación
de la "alianza", sino de la "nueva alianza" (Le 22,20; ICor 11,25).
No se trata, por tanto, de que se reafirma la alianza de antes, sino que consiste en el amor y que se define por la libertad verdadera
que brota del amor auténtico. Si hay eucaristía donde hay alianza
" DS 1738-1743; 1751.
nueva, eso quiere decir que hay eucaristía donde hay experiencia

310 311
de amor y de auténtica libertad. Por lo demás, esto no quiere decir relación profunda que existía en la conciencia judía entre memorial
que el cristiano, precisamente porque recibe la eucaristía, puede y liberación.
hacer en cada momento lo primero que se le antoje. Por la teología Pero, por otra parte, sabemos que la nueva pascua de los cris-
del Nuevo Testamento sabemos que la ley de los cristianos es el tianos es la muerte y resurrección de Jesús el Señor. Por lo tanto,
amor (Rom 13,8-10; Gal 5,13-15)20. Pero el amor es más exigente la eucaristía es el memorial de los cristianos, porque en ella se
que cualquier ley escrita. A fin de cuentas, la ley escrita tiene sus actualiza y se hace presente la nueva y definitiva liberación de los
límites, mientras que el amor no los tiene. Por eso la eucaristía hombres. Eso es lo que recordamos y proclamamos al celebrar
simboliza y exige un amor sin fronteras. cada eucaristía. Por consiguiente, la eucaristía tiene una dimensión
esencialmente liberadora: en ella cada cristiano se tiene que consi-
derar totalmente liberado de sus esclavitudes. Y, por supuesto,
3. £1 memorial tiene que actuar en consecuencia. Teniendo en cuenta que no se
trata de un mero recuerdo intimista y privado, sino que tiene que
ser un acontecimiento público, como consta por las palabras que
Según la tradición de Lucas y Pablo, cuando Jesús pronunció añade Pablo al hablar del memorial: "Cada vez que comáis este
las palabras de consagración sobre el pan añadió: "haced lo mismo pan y bebáis esta copa proclamad la muerte del Señor hasta que
en memoria mía" (Le 22,19; ICor 11,24). Esto quiere decir que vuelva" (ICor 11,26). En este texto, el imperativo "proclamad"
Jesús instituyó la eucaristía como memorial. Ahora bien, el "me- traduce el verbo kataggelein, que es uno de los términos técnicos
morial" (zikkaron), en la mentalidad de los judíos, es una celebra- que utiliza el Nuevo Testamento para hablar de la proclamación
ción conmemorativa de un acontecimiento salvífico del pasado, misional del evangelio (He 4,2; 13,5.38; 15,36; 16,17; 17,3.23; ICor
que se hace presente a la comunidad celebrante, la cual toma parte 2,1; 9,14; Flp 1,17-18; Col 1,28). En su acepción profana, para los
en el acontecimiento y en la salvación que el acontecimiento anun- griegos este verbo significa anunciar pública y solemnemente un
cia21. Por lo tanto, el memorial no es un mero recuerdo subjetivo, acontecimiento pasado, de tal forma que mediante ese anuncio el
sino que es la actualización de un acontecimiento pasado. Pero ¿de acontecimiento en cuestión se hace presente y hasta adquiere su
qué acontecimiento se trata? El texto más importante del Antiguo fuerza y su valor para el público al que va dirigido24. Por lo tanto,
Testamento sobre el "memorial" es Éx 13,3-9. Ese texto se refiere según la concepción de Pablo, la "memoria" se hace "proclama-
a la pascua judía, es decir, a la salida de Egipto. Se trata, por tanto, ción" de la muerte y resurrección de Jesús el mesías. Dicho de otra
de un texto de liberación. Y viene a decir tres cosas: 1.a, el memorial manera, la memoria se hace proclamación de la liberación total del
es una celebración cultual, la celebración de la pascua; 2.a, que hombre. De esta manera es como la Iglesia se acuerda de Jesús y
suscita la memoria en cada israelita de lo que Yavé ha hecho por hace actual ese recuerdo.
él al sacarlo de la esclavitud; 3.a, de tal manera que se hace presente
y actual la virtualidad y los efectos del acontecimiento pasado. La
Mishna comenta así: "Cada uno está obligado a considerarse, de
generación en generación, como si él mismo hubiera salido de 4. La presencia de Cristo en la eucaristía
Egipto"22; o también: "Es necesario que todo israelita sepa que él
mismo ha sido liberado de la esclavitud"23. De esta manera se ve la
a) El hecho de la presencia
20
Para este punto, cf J. M. CASTILLO, El discernimiento cristiano, Salamanca 1984, Una cosa es el hecho de que Cristo está presente en la eucaristía
118-126.
21
Cf I. OÑATIBIA, Eucaristía, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales y otra cosa es la explicación que nosotros podemos o debemos dar
de Pastoral, Madrid 1983, 315.
22
Citado por J. DE WATTEVILLE, Le Sacrifice eucharistique, París 1973, 18, nota 56.
23 24
J. J. VON ALLMEN, Essai sur le Repas du Seigneur, Neuchátel 1966, 24. Cf H. SCHLIER, Le temps de l'Église, París 1961, 253-254.

312 313
de ese hecho. Ahora vamos a hablar del hecho; después hablaremos este punto no ha habido desviaciones en la historia de la Iglesia, ya
de su explicación. que los errores de Berengario (siglo xi) y de los reformadores pro-
testantes (siglo XVI) se referían no tanto al hecho mismo de la
El hecho está bastante claro. Cuando Jesús instituyó la eucaris- presencia (que ellos no querían negar), sino más bien al modo de
tía, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio a sus
explicar ese hecho. Aunque es cierto que los autores citados daban
discípulos diciendo: "Tomad, comed; esto es mi cuerpo" (Mt 26,26
una explicación de la presencia tan insuficiente que, en la práctica,
par). En esta frase hay que destacar el realismo que identifica el
era como negarla.
sujeto "esto" (el pan) con el predicado "mi cuerpo" (la persona de
Jesús). Si tenemos en cuenta que Jesús no era un loco (que decía
cosas extrañas) ni un iluso (que vivía engañado), sino que era y es
el Hijo de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos, no queda b) La explicación del hecho
más remedio que concluir en la verdadera y real presencia de Cristo
en el pan y el vino consagrados. Los problemas serios se han planteado cuando se ha querido
dar una explicación satisfactoria acerca de cómo está Cristo pre-
Por lo tanto, las palabras de Jesús en la institución eucarística sente en el pan y el vino consagrados. Concretamente sobre esta
no se pueden entender como una mera comparación (esto es cuestión se han dado históricamente tres grandes intentos de expli-
"como" mi cuerpo), sino como una afirmación real (esto "es" mi cación:
cuerpo). 1. Explicación simbólica: es la más antigua y se puede decir
Para comprender esto mejor hay que tener en cuenta lo siguien- que domina desde los orígenes de la Iglesia hasta el siglo x. Es la
te: Jesús dijo en otras ocasiones frases parecidas; por ejemplo: "yo explicación que dieron de la presencia eucarística los santos padres,
soy el camino" (Jn 14,6), "yo soy la puerta" (Jn 10,8), "yo soy el en los primeros siglos del cristianismo. Esta explicación se basa en
pastor'" (Jn 10,14). Pero sabemos perfectamente que esas frases el pensamiento simbólico de Platón. Por eso aquellos autores, cuan-
eran metafóricas, ya que en realidad Jesús no es un camino, ni una do se refieren a la eucaristía, hablan de "símbolo", "imagen", "figu-
puerta, ni un pastor de ganados. Entonces, ¿en qué está la diferencia ra", "semejanza", etc. Pero ellos entendían el símbolo en sentido
con las palabras de la institución eucarística? realista, como medio en el cual y por el cual se nos hace presente
y asequible una realidad que pertenece al orden sobrenatural de la
Cuando Jesús pronuncia esas frases, se refiere a una doctrina o salvación. Pero los santos padres corrigieron el pensamiento de
una enseñanza, que es universal, ya que se refiere a todos los Platón: éste establecía la relación "original-copia" sólo entre reali-
caminos y a ningún camino en concreto. Con esas frases Jesús zados estáticos (para Platón las ideas son inmóviles); los santos
quiere decir: "yo soy como un camino", "yo soy como un pastor", padres, en cambio, hablaban de una correspondencia entre aconte-
etcétera. Pero cuando se trata de la eucaristía, Jesús se refiere a un cimientos: entre la celebración de la Iglesia y el acontecimiento
gesto concreto (partir el pan, repartirlo y comerlo); y se refiere, redentor25.
sobre todo, a un pan concreto y determinado, de tal manera que la
frase no puede tener nada más que este sentido: "esto soy yo". Por 2. Explicación aristotélica: se basa en el pensamiento de Aris-
lo tanto, Jesús afirma su presencia real y verdadera en la comunión tóteles. Y es la explicación que se introduce a partir de los siglos XI
del pan consagrado. y XII, sobre todo con la teología escolástica. Según esta teología, en
las cosas hay que distinguir, por una parte, la sustancia; por otra
Por lo demás, en todo este asunto hay que tener muy en cuenta parte, los accidentes. La sustancia es el fondo y el fundamento de
que la fe de la Iglesia ha sido unánime y constante a este respecto. la realidad de las cosas, mientras que los accidentes son la aparien-
Es decir, los creyentes de todos los tiempos han pensado, han
sabido y han creído que en la eucaristía está presente el propio 25
Para todo este asunto, cf J. P. DE JONG, L'Eucharistie comme réalité symbolique, Pa-
Jesús. Y se puede decir —al menos en algún sentido— que sobre rís 1972.
314 315
l.Q En la catequesis, sobre todo cuando ésta es para niños o
cia, lo que se percibe por los sentidos. Por eso, en una cosa pue- gente sencilla, no convendría insistir demasiado en todo este tipo
de ocurrir que se cambie la sustancia, pero que no se cambien
de explicaciones filosóficas. Para creer en la eucaristía y ser buen
los accidentes. Y en tal caso nos encontraríamos con que ya aquella
cristiano no hace falta saber toda esa serie de lucubraciones de
cosa es otra cosa, pero sigue pareciendo lo mismo que antes. Y eso
carácter filosófico. Porque todo eso es cosa de gente entendida y
justamente es lo que ocurre con el pan y el vino en la eucaristía: en
virtud de la consagración, se cambia la sustancia del pan y del vino leída, mientras que el mensaje de Jesús es sobre todo para la gente
en la sustancia del cuerpo y la sangre de Cristo, permaneciendo los sencilla (cfMt 11,25-26).
mismos accidentes, como si el pan siguiera siendo pan y el vino 2. e Lo importante es saber y creer que Cristo está de verdad
siguiera siendo vino. Es la doctrina que explica ampliamente santo y realmente presente en la comunión y en el sagrario. También se
Tomás de Aquino. Y que fue recogida y afirmada oficialmente por suele utilizar el término "sustancialmente", que se refiere a la expli-
el concilio IV de Letrán y más tarde por el concilio de Trento26. cación segunda que antes he indicado. Y hay que tener en cuenta
Estas ideas han durado hasta nuestros días, de tal manera que que ésa es la explicación oficial de la Iglesia, es decir, goza de una
siguen siendo la explicación oficial de lo que ocurre con el pan y el autoridad que no tienen las otras explicaciones.
vino en la celebración eucarística.
3.9 La explicación primera —la simbólica— no es suficiente,
3. Explicación fenomenológica: desde hace más de veinticinco porque se nos queda corta, ya que actualmente, en la mentalidad
años hay autores católicos que han intentado explicar la presencia de mucha gente, lo simbólico se contrapone a lo real. Y entonces
eucarística en categorías fenomenológicas. Los que piensan de esta puede parecer que sólo afirmamos una cierta presencia simbólica
manera dicen que, en realidad, no sabemos ni podemos saber nada de Cristo en la eucaristía. Pero eso no corresponde a lo que es la fe
sobre todo eso de la sustancia y los accidentes. Por eso estos autores de la Iglesia.
no niegan la explicación aristotélica; lo que dicen es que eso no
4.5 En realidad, la explicación más completa es la tercera, con
basta. Porque lo importante en las cosas no es lo que cada cosa es
en sí, sino lo que es para nosotros. Por eso estos autores no hablan tal de admitir la segunda. Hay que tener presente que quienes
tanto de "transustanciación", sino que prefieren hablar de "trans- prefieren esta tercera explicación no niegan la segunda, sino que
finalización" (cambio de finalidad) y de "transignificación" (cambio dicen que eso hoy no es suficiente, porque nuestra cultura no piensa
de significado). Es decir, en el pan de la eucaristía, lo que se produce ya en categorías de sustancia y accidentes, sino más bien se refle-
es un cambio de finalidad: antes era pan común cuya finalidad era xiona sobre lo que cada cosa es para nosotros, sin prestar particular
alimentarnos, mientras que ahora es pan eucarístico cuya finalidad atención a cuál es la última sustancia de cada cosa.
es representar y contener el cuerpo de Cristo. Y se produce también 5.Q La tercera explicación parece acertada en este sentido:
un cambio de significación: antes significaba pan común y ahora cada uno de nosotros tiene el poder de dar un sentido, una signi-
significa el cuerpo de Cristo27. ficación y una finalidad a las cosas. En realidad, las cosas son lo
que nosotros los hombres decimos que significan para nosotros.
Por ejemplo, decimos que una tela determinada es un vestido de
c) ¿Qué decir sobre este asunto? hombre o de mujer, mientras que de otra tela decimos que es una
bandera de tal o cual país. Todo eso depende de la capacidad que
Como respuesta a la problemática planteada, podemos estable- tenemos los hombres para dar un sentido y una significación a la
cer los siguientes criterios: realidad que nos rodea.
6.s No obstante lo que acabo de indicar, hay que decir que las
26
27
DS 1642; 1652. cosas tienen una realidad en sí mismas, independientemente de lo
Una exposición suficiente de esta teoría, en A. GERKEN, Theologie der Eucharistie que nosotros decimos que son. Lo cual quiere decir lo siguiente: en
München 1973, 173-199.

316 317
la eucaristía el pan eucarístico es el cuerpo de Cristo, no sólo CAPÍTULO 21
porque nosotros, mediante la fe, lo afirmamos así y lo creemos así,
sino además porque Dios hace posible que efectivamente Cristo SEGUIR A JESÚS:
esté realmente presente en la eucaristía. Desde este punto de vista, POR UN CRISTIANISMO RADICAL
hay que decir que la tercera explicación debe ser enriquecida y
completada con el significado profundo que tiene la segunda, que
es, como ya he dicho, la explicación oficial de la Iglesia, formulada
en el concilio de Trento y recientemente en la encíclica de Pablo VI
Mysterium fidei28.

UNA BUENA teología de los sacramentos desemboca obviamente,


necesariamente, en una praxis, un determinado comportamiento o,
si se quiere, en una espiritualidad. De eso voy a hablar ahora.
La cuestión es importante. Porque se refiere a lo que es el
núcleo esencial de la vida cristiana. Muchas personas viven esta
vida como un conjunto de creencias difíciles de aceptar, una serie
de obligaciones que resultan demasiado pesadas y algunas prácticas
que no acaban de entender. Y es claro: cuando las cosas del cristia-
nismo se viven así, la vida cristiana se convierte en una carga
insoportable. A las personas que viven de esa manera les falta
alegría y fuerza en su vida de creyentes. En ellos todo anda desor-
denado y disperso, como las ramas de un árbol que han sido sepa-
radas de su tronco y por eso carecen de vida y de armonía. Quien
vive así, carece de una espiritualidad sana, sólida y fuerte. De ahí
que su vida de cristiano será siempre lánguida y enfermiza.
Por otra parte, en todo esto hay un peligro o mejor una posible
desorientación: muchos dicen que el centro de la espiritualidad
cristiana es la perfección del creyente, la perfección de su vida
espiritual. Pero eso tiene varios inconvenientes. En primer lugar,
esa idea, propiamente hablando, no aparece en el evangelio. En
segundo lugar, ese planteamiento puede desembocar en el "espiri-
tualismo", carente de la debida relación a los demás y a la sociedad
en que se vive. Y en tercer lugar, esa manera de ver las cosas puede
fomentar, sin darse cuenta, el más refinado egoísmo, ya que centra
28
Cf W. BEINERT, Die Enzykíika "Mysterium fidei" und neuere Auffassungen über die
a la persona sobre sí misma y no la abre a un proyecto social e
Eucharistie, en "TThQ" 147 (1967) 159-176. histórico.
318 319
Por estas razones interesa sumamente analizar qué es lo que Esta misma idea queda aún más clara, si cabe, en el evangelio
nos dice el evangelio sobre la relación esencial del creyente en de Juan. Jesús es la luz del mundo, pero sólo el que "le sigue" se
Cristo. Y eso es lo que voy a hacer, estudiando lo que significa y verá liberado de las tinieblas y tendrá la luz de la vida (Jn 8,12).
representa el seguimiento de Jesús. Más aún, según afirma el mismo Jesús, "las ovejas mías escuchan
mi voz; yo las conozco y ellas me siguen" (Jn 10,27); es decir, lo que
define a los que son de Jesús es el "conocimiento", que en el len-
1. Una tarea para todos los creyentes guaje bíblico expresa relación mutua profunda y comunión de
vida2, y, por otra parte, el "seguimiento", que es la adhesión, no
La relación fundamental del creyente con Jesús se expresa en verbal ni de principio, sino de conducta y de vida, comprometién-
los evangelios mediante la metáfora del seguimiento. Esto quiere dose con él y como él a entregarse sin reservas al bien del hombre3.
decir que, según los evangelios, hay verdadera relación con Jesús y Y la misma idea vuelve a aparecer en el momento solemne, cuando
auténtica fe donde hay seguimiento del mismo Jesús. Y que no llega "la hora" de Jesús (Jn 12,23): "El que quiera servirme, que me
existe esa relación ni esa fe donde el seguimiento falta. O dicho de siga, y allí donde esté yo esté también mi servidor" (Jn 12,26).
otra manera, es creyente el que sigue a Jesús. Y no lo es el que no Todo el que quiera estar con Jesús no tiene más camino que el
le sigue1. seguimiento. No hay participación en la luz, ni pertenencia a Jesús,
¿En qué razones se basa esta afirmación? Ante todo, hay un ni servicio incondicional a su causa fuera del seguimiento.
hecho muy claro: cuando los evangelios cuentan la primera relación No cabe duda alguna. La condición básica del creyente se ex-
seria y profunda que Jesús establece con determinadas personas, presa, en los cuatro evangelios, mediante la idea del seguimiento de
expresa esa relación mediante la metáfora del seguimiento. Así Jesús. Enseguida vamos a analizar lo que significa y comporta este
ocurre en el caso de los primeros discípulos junto al lago (Mt 4,20.22 seguimiento. Pero ya desde ahora hay que decir que esta manera de
par), en la vocación del publicano Leví (Mt 9,9 par), en el episodio entender la fe desautoriza la imagen difuminada y pálida que sole-
del joven rico (Mt 19,21 par), en la versión que da el evangelio de mos tener muchas veces de lo que es un creyente. Una vez oí decir
Juan de los primeros creyentes (Jn 1,37.38.40.43) e incluso cuando a un clérigo importante: "Para mí es cristiano el que va a misa los
se trata de individuos que no estuvieron dispuestos a quedarse con domingos". Es un ejemplo elocuente: se antepone el criterio ecle-
Jesús (Mt 8,19.22 par; Le 9,59.61). En todos estos casos, el término siástico al criterio evangélico. Se reduce y se rebaja la fe hasta el
técnico que se utiliza para expresar lo que está en juego —la rela- límite de nuestras costumbres y de nuestras conveniencias. Y así
ción con Jesús— es la metáfora del seguimiento. nos hacemos a la idea de que las cosas van como tienen que ir, que
Pero hay más. Los tres evangelios sinópticos nos han conserva- la Iglesia funciona y el cristianismo se mantiene. Frente a tales
do una afirmación de Jesús que resulta enteramente central para criterios, masivamente aceptados, la palabra evangélica nos pre-
comprender el sentido fundamental del seguimiento: "El que quiera senta el criterio recto y cabal, el único criterio aceptable en esta
venirse conmigo, que renuncie de sí mismo, que cargue con su cruz materia: no hay fe verdadera fuera del seguimiento de Jesús. He
y me siga" (Me 8,34; Mt 16,24; Le 9,23; cf Mt 10,38; Le 14,27). ahí la base y el fundamento de lo que he llamado "un cristianismo
Jesús dijo estas palabras no sólo a los discípulos, sino también a la radical".
multitud (Me 8,34) o a todos, como puntualiza el evangelio de
Lucas (9,23). Esto quiere decir que el seguimiento no es obviamente
una exigencia limitada a un grupo de selectos, sino que es para
todos los que quieran ir con Jesús, estar cerca de él.
2
1 Cf R. BULTMANN, en TWNTl, 688ss.
Cf J. M. CASTILLO, El seguimiento de Jesús, Salamanca 1986, 15, con abundante 3
Cf J. MATEOS, J. BARRETO, El evangelio de Juan. Análisis lingüística y comentario
bibliografía en pp. 238-239. exegético, Madrid 1979, 479.

320 321
2. ¿Imitación o seguimiento? mesías. De hecho, vitalmente la imitación va, de una manera o de
otra, implicada en la categoría de seguimiento. Los discípulos que
El verbo "seguir" (ákolouzein) aparece 90 veces en el Nuevo seguían a Jesús se pusieron por eso mismo a imitar sus formas de
Testamento. Y se distribuye así según los diversos autores: 25 veces comportamiento ante los hechos más importantes de la vida: ante
en Mateo, 18 en Marcos, 17 en Lucas, 19 en Juan (evangelio), el dinero y el fracaso, ante los ricos y los pobres, ante los que
cuatro en los Hechos de los Apóstoles, una sola vez en Pablo y seis mandan y los que viven para someterse y obedecer, ante Dios y ante
en el Apocalipsis4. Por lo tanto, mientras que la idea del segui- la muerte. Todos estos hechos tuvieron que impresionar profunda-
miento aparece 79 veces en los evangelios, en todo el resto del mente a los discípulos; y tuvieron también que llevarles a la imita-
Nuevo Testamento se habla de eso solamente en 11 ocasiones. Se ción de Jesús.
trata, pues, de una idea fundamentalmente evangélica.
Con todo, si los evangelios hablan mucho del seguimiento y ni
Pero hay algo que resulta aún más significativo. El verbo áko- siquiera mencionan la imitación, eso debe tener alguna explicación.
louzein se emplea casi siempre para hablar del seguimiento de Y efectivamente la razón parece ser la siguiente: los rabinos de
Jesús y sólo raras veces para referirse a otras cosas. Pues bien, los Israel exigían a sus discípulos una imitación lo más minuciosa
textos que hablan del seguimiento de Jesús están casi todos en los posible en todo lo que se refería a la observancia de la ley con su
evangelios, menos dos textos que se refieren a eso indirectamente casuística casi infinita. Ahora bien, Jesús no exigió eso nunca de
en el Apocalipsis (14,4; 19,14). Por consiguiente, al leer el Nuevo sus propios discípulos. Por eso los evangelios destacan tan fuerte-
Testamento nos encontramos con este hecho: mientras que los mente el seguimiento y no hablan para nada de la imitación. Jesús
cuatro evangelios hablan frecuentemente del seguimiento de Jesús, no actuó como los rabinos de Israel. Esto estaba perfectamente
en todo el resto del Nuevo Testamento no se habla propiamente de claro en la conciencia de las primeras comunidades cristianas.
ese asunto. Se confirma, por tanto, que estamos ante una idea
esencialmente evangélica. Por lo demás, alguna diferencia existe entre imitación y segui-
miento. Imitar es copiar un modelo, mientras que seguir es asumir
Por otra parte, y en contraste con lo que se acaba de indicar, un destino. La imitación se puede dar en el caso de un modelo
cuando se plantea el tema de la "imitación" de Cristo, nos encon- inmóvil, estático y fijo, mientras que el seguimiento supone siempre
tramos con que el verbo "imitar" (miméomai) no aparece ni una la presencia de un agente principal que se mueve y avanza, de tal
sola vez en los evangelios. Y en los demás autores del Nuevo Tes- manera que precisamente por eso es posible el seguimiento. Por
tamento se habla de imitación de Cristo sólo dos veces (ICor 11,1; eso la imitación no lleva consigo la idea de acción, actividad y tarea
ITes 1,6) y una vez se hace referencia a la imitación de Dios (Ef a realizar, mientras que el seguimiento implica necesariamente todo
5,1). En consecuencia, podemos decir con plena objetividad que la eso. Pero, sobre todo, cuando se trata de un modelo que se copia,
idea de imitación, referida a Cristo o a Dios, es infrecuente y rara el sujeto se orienta hacia el modelo para retornar sobre sí, mientras
en el Nuevo Testamento y está completamente ausente de los evan- que en el seguimiento el sujeto sale de sí para orientarse enteramen-
gelios 5. te hacia un destino. O dicho de otra manera, en la imitación el
Ahora bien, esto no quiere decir que el cristiano se tenga que centro de interés está en el propio sujeto, mientras que en el segui-
desentender de lo que es y lo que comporta la imitación de Jesús el miento ese centro está situado en el destino que se persigue. La
imagen cabal de la imitación es el espejo; la imagen ejemplar del
4
R. MORGENTHALER, Statistik des Neutestamenllichen Wortschaízes, Zürich 1958, 70. seguimiento es el camino. Y bien sabemos que mientras el espejo es
5
No estoy de acuerdo, por lo tanto, con el trabajo de H. D. BETZ, Nachfolge und el exponente de la vanidad, el camino es el símbolo de la tarea, de
Nachahmung Jesu Christi im Neuen Testament, Tübingen 1967, que dedica sólo unas
páginas al estudio del seguimiento en los evangelios (págs. 5-42) y después estudia, de
la misión y del objetivo a cumplir. Jesús llama al hombre para que
manera desproporcionadamente amplia, el problema de la "imitación" (mimesis) en la salga de sí, hacia la libertad y la liberación, no para que se encierre
antigüedad, sobre todo en el mundo griego (págs. 48-136). Para una crítica de la obra de H. cada vez más en sí mismo con la obsesión del propio perfecciona-
D. BETZ, cf M. HENGEL, Seguimiento y Carisma. La radicalidad de la llamada de Jesús,
Santander 1981, 123-126.
miento.

322 323
3. La llamada de Jesús un fugitivo sin patria, sin familia y sin casa, sin todo lo que puede
hacer confortable la vida. Incluso las bestias llevan una existencia
Pero interesa precisar más de cerca en qué consiste el segui- más segura que la suya. Por eso unirse a Jesús significa asumir el
miento. Para eso vamos a analizar lo que ocurre cuando Jesús mismo destino7.
llama a alguien para que le siga. Pero la cosa no para ahí. Porque a renglón seguido se nos dice
La primera cosa que, a este respecto, resulta sorprendente es que Jesús le dijo a otro: "Sigúeme". Pero el sujeto en cuestión
que cuando Jesús llama a alguien al seguimiento, no suele proponer respondió: "Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre". A
o explicar un programa. En otras palabras, Jesús no suele decir, al lo que Jesús replicó: "Sigúeme y deja que los muertos entierren a
menos en principio, para qué llama. Sólo una palabra: "sigúeme" sus muertos" (Le 9,59; Mt 8,21-22). Aquí la situación es más grave.
(Mt 8,22; 9,9 par; Me 2,14; Le 5,27; Mt 19,21 par; Me 10,21; Le Porque lo que aquel sujeto le pide a Jesús es algo totalmente
18,22; Jn 1,43; 21,19). Se trata de una invitación. Pero, más que natural, más aún, totalmente necesario. Por eso la respuesta de
una invitación, lo que está enjuego es una orden, que compromete Jesús resulta aún más inexplicable. ¿Qué se puede decir sobre este
a la persona entera y todo su mundo de relaciones. En virtud de esa asunto? Para comprender el significado de las palabras de Jesús,
palabra se abandona la familia (Mt 4,22; 8,22; 19,27; Me 10,28; Le hay que tener en cuenta, ante todo, lo que representaba, en aquel
9,59.61; 18,28), el trabajo y la profesión (Mt 4,20.22; 9,9; Me 1,18; tiempo y en aquella cultura, la obra de misericordia de enterrar a
2,14; Le 5,11.27-28), los propios bienes (Mt 19,21.27 par). Es decir, los muertos. Se sabe que esta acción fue siempre, para los hombres
se trata de algo extremadamente serio, pues supone un giro total en de la antigüedad, una obligación humana y religiosa a un tiempo8.
la vida de una persona. Ahora bien, lo sorprendente es que, para Es decir, se trataba de algo en lo que se cumplía no sólo con un
una cosa tan seria y de tan graves consecuencias, Jesús no da deber familiar, sino sobre todo con una obligación religiosa. Ade-
explicaciones, ni presenta un programa, ni una meta, ni un ideal, ni más, entre los judíos, el último servicio a los muertos había alcan-
aduce motivos, ni siquiera hace una alusión a la importancia del zado tal importancia, que eso sólo eximía del cumplimiento de
momento o a las consecuencias que aquello va a tener o puede todos los mandamientos de la tora (la ley)9. Por lo tanto, apelar al
tener. Sigúeme, corre detrás de mí. Eso es todo6. Sólo queda la entierro del propio padre era, en definitiva, apelar a un deber
llamada en sí misma, abierta a todas las posibilidades y, por eso religioso fundamental. Y eso es lo que Jesús no tolera. Porque para
mismo, inabarcable en todo lo que supone y conlleva. Parece, por él la fidelidad al seguimiento está por encima de cualquier otra
tanto, que esta llamada entraña algo extremadamente profundo y, fidelidad, por encima incluso de la religión y por encima de los
si se quiere, misterioso. Algo, en definitiva, que nos asoma al mis- deberes legales. En última instancia, se trata de comprender que el
terio profundo de Jesús. seguimiento de Jesús no admite condiciones, ni aun las más sagra-
das que puede haber en la vida. Hasta eso llega la exigencia de
Pero en la llamada de Jesús hay algo aún más desconcertante. Jesús cuando llama a alguien para que le siga.
En determinados casos, cuando Jesús llama a alguien para que le
siga, añade alguna observación que resulta de lo más extraño y
sorprendente. Por ejemplo, un día se acercó a Jesús un letrado y le
dijo: "Maestro, te seguiré adondequiera que vayas" (Mt 8,19; Le
9,57). La respuesta de Jesús es desconcertante y hasta provocativa:
"Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero este hom-
bre no tiene donde reclinar la cabeza" (Mt 8,20; Le 9,58). Se trata 7
J. SCHMID, L'Evangelo secondo Luca, Brescia 1965, 230.
del planteamiento radical de la libertad absoluta, que consiste en s E. STOMMEL, i?^C 2.200.
no estar atado a nada ni a nadie. El mismo Jesús lleva la vida de 9
Cf H. L. STRACK-P. BILLERBECK, Kommentar zum Neuen Testament aus Talmud und
Midrasch IV, 560; cf también I, 487ss y IV, 578-592. El cuarto mandamiento llegó a ser
considerado, entre los judíos, como el mandamiento más grave de todos. Cf M. HENGEL,
6
D. BONHOEFFER, El precio de la gracia, Salamanca 19863, 26-27. Seguimiento y Carisma, 21, nota 25.

324 325
4. El destino de Jesús incesante solidaridad. En este sentido, lo primero que hay que
recordar es la cercanía de Jesús a todos los marginados de aquella
Seguir a Jesús consiste, en definitiva, en asumir el mismo des- sociedad, es decir, la cercanía de Jesús a todos los excluidos de la
tino que siguió el propio Jesús. Ahora bien, este destino fue la cruz. solidaridad11. La proclamación de las bienaventuranzas resulta
De ahí la cantidad de textos que ponen el seguimiento en relación elocuente por sí sola. Jesús asegura que son ya dichosos los pobres,
con la muerte, y una muerte de cruz (Mt 10,38; 16,24; Me 8,34; los que sufren, los que lloran, los desposeídos, los que tienen ham-
10,32; Le 9,23; Jn 12,26; 13,36.37; 21,19). Seguir a Jesús es ir bre y sed de justicia, los que se ven perseguidos, insultados y ca-
derechamente a la cruz. Pero ¿por qué llegó Jesús a ese final tan lumniados (Mt 5,1-12; Le 6,20-23). Indudablemente, Jesús afirma
dramático y escandaloso? La respuesta a esta pregunta hay que de esa manera su cercanía profunda y fundamental a todos los
buscarla en las palabras que el Padre del cielo dijo al mismo Jesús desgraciados y marginados de la tierra, a todos los que no podían
en el momento en que éste era bautizado por Juan el Bautista: "Tú hacer valer sus derechos en este mundo, ya que ése justamente era
eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto" (Me 1,11 par). Con el sentido que tenían los pobres en aquel tiempo12. En el mismo
esas palabras, el Padre del cielo estaba diciendo a Jesús que él tenía sentido hay que leer e interpretar la afirmación programática de
que realizar la tarea y la misión del "siervo doliente", del que había Jesús en la sinagoga de Nazaret al aplicarse a sí mismo las palabras
dicho cosas impresionantes el profeta Isaías (Is 42,lss) y cuyo des- proféticas de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él
tino tenía que consistir en solidarizarse con los miserables y peca- me ha ungido para que dé la buena noticia a los pobres; me ha
dores, con todos los malvados de la tierra, para sufrir por ellos y en enviado para anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los
lugar de ellos, ya que a eso se refiere expresamente el famoso ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el
pasaje del profeta Isaías (Is 53,12)10. año de gracia del Señor" (Le 4,18-19; Is 61,1-2). Los presos, los
cautivos, los encadenados, los que no ven y han perdido toda luz
Esto quiere decir que, con ocasión de su bautismo, Jesús expe- y esperanza, encuentran su solución en Jesús. Que es justamente lo
rimentó su vocación, se dio cuenta perfectamente de la tarea que el mismo que viene a decir el propio Jesús en la respuesta que da a los
Padre del cielo le había asignado, y aceptó ese destino. Ahora bien, que le preguntan de parte de Juan el Bautista si era él el que tenía
aquella tarea y aquel destino comportaban, de hecho, no sólo un que venir o si había que esperar a otro (Mt 11,4; Le 7,21).
fin que había que conseguir, la salvación y la liberación de todos
los hombres, sino además un medio, es decir, un camino y un Pero hay más. Porque el radicalismo que muestra Jesús en su
procedimiento en orden a obtener ese fin. Y ese medio o ese pro- predicación encuentra su explicación en el proyecto de la solidari-
cedimiento era, ni más ni menos, la solidaridad con todos los dad. Dicho de otra manera, Jesús fue tan radical en su predicación
pecadores y esclavos de la tierra, hasta sufrir y morir con ellos y y en su vida porque a eso le llevó su solidaridad con el hombre.
por ellos. Como es sabido, ha habido quienes han intentado explicar ese
radicalismo por la idea que Jesús tenía —según se dice— sobre la
Por lo tanto, para Jesús no hay más que un medio de salvación inminencia del reino de Dios e incluso la inminencia del fin del
y de liberación: la solidaridad hasta el extremo de lo inconcebible. mundo12. Sin embargo, no parece que sea necesario echar mano de
Y ese extremo es justamente la cruz, donde Jesús muere y fracasa, tales especulaciones para explicar una cosa que en sí es más sencilla.
entre pecadores, malhechores y delincuentes públicos. Ese fue el Cuando Jesús dice a sus discípulos que no hagan frente al que los
destino de Jesús. Y a ese destino, es decir, a esa solidaridad, invita agravia, que pongan la otra mejilla al que los abofetea y que den
él a todo el que quiera seguirle.
Por eso se comprende que la vida de Jesús fue un camino de 11
Para la situación de los pobres y marginados en tiempo de Jesús, cf J. JEREMÍAS,
Jerusalén en tiempos de Jesús, Madrid 1977, 130-138; O. MICHEL, en TWNTWW, 88-106;
E. GULIN, Die Freude im Neuen Testament, Helsinki 1932.
10 12
Cf J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento 1,339-346, con bibliografía sobre este Para este punto, cf E. SCHILLEBEECKX, Jesús. La historia de un viviente, Madrid 1981,
punto. 128-141.

326 327
incluso la capa al que les quiere robar la túnica (Mt 5,38-42), les en torno a la persona y a la obra de Jesús llegó a provocarse una
está indicando claramente que deben ir más allá del derecho y la pregunta tremenda: la pregunta de si Jesús traía salvación o más
justicia, hasta dejarse despojar si es preciso. Pues bien, si Jesús dice bien tenía un demonio dentro (Le 11,14-23; Mt 12,22-23; cf Me 3,2;
eso, parece bastante claro que su idea es: no andéis pleiteando y Jn 7,11; 8,48; 10,20) M. De ahí que hubo ciudades enteras (Coro-
recurriendo a abogados, sino poneos justamente en el polo opuesto. zaín, Cafarnaún, Betsaida) que rechazaron el mensaje de Jesús,
Porque solamente así es como se puede crear un dinamismo de como se ve por la lamentación que el propio Jesús hizo de aquellas
solidaridad entre los hombres. En este mismo sentido habría que ciudades (Le 10,13-15; Mt 11,20-24). Y de ahí también que el mismo
interpretar las severas palabras de Jesús sobre la actitud ante el Jesús llegó a confesar que ningún profeta es aceptado en su tierra
dinero (Mt 6,19-34) y, sobre todo, las exigencias que impone a sus (Me 6,4; Mt 13,57; Le 4,24; Jn 4,44). Además, sabemos que las
seguidores: no deben llevar nada que exprese instalación o cual- cosas llegaron a ponerse tan mal, que un día el propio Jesús hizo
quier tipo de ostentación (Mt 10,9-10 par), no deben jamás pare- esta pregunta a sus discípulos más íntimos: "¿También vosotros
cerse a los dirigentes de los pueblos y naciones (Mt 20,26-28 par), queréis marcharos?" (Jn 6,67).
no deben apetecer un puesto importante o un vestido singular (Me ¿Qué nos viene a decir todo esto? La respuesta parece clara: el
12,38-40), no deben tolerar títulos o preeminencias (Mt 23,8-10) y destino de Jesús fue la solidaridad con todos, especialmente con los
ni aun siquiera deben sentirse atados por lazos familiares (Mt 8,18- marginados y miserables de este mundo. Y él fue tan fiel a ese
22 par; 12,46-50 par), que con frecuencia impiden una solidaridad destino, que, por mantener esa fidelidad, no dudó en escandalizar
más universal y más profunda. a unos, en irritar a otros y en provocar el vacío a su alrededor.
Por otra parte, hay que tener presente el tipo de personas que Pero no es eso lo más grave. Lo peor fue el peligro de perder la
solían acompañar a Jesús. Está claro que los seguidores de Jesús vida en que se metió Jesús precisamente por causa de estos com-
consistían predominantemente en personas difamadas, en personas portamientos. En efecto, los dirigentes y autoridades del pueblo
que gozaban de baja reputación y estima: los 'amme haa'ardg, los judío, al ver las cosas que decía y sobre todo cómo actuaba, deci-
incultos, los ignorantes, a quienes su ignorancia religiosa y su com- dieron formalmente acabar con Jesús (Me 3,6; Le 11,53-54; 13,31;
portamiento moral les cerraban, según las convicciones de la época, Jn 7,19.26; 8,59), cosa que él sabía perfectamente y así se lo anuncia
la puerta de acceso a la salvación u . Y es precisamente de ese tipo a sus propios discípulos (Mt 16,21 par; 20,18-19 par; Me 10,32-34
de personas de quienes dice Jesús que son su verdadera familia par). Sin embargo, en todo esto llama la atención el que Jesús no
(Mt 12,50 par); con ellos come y convive, con ellos aparece en cede en su doctrina y en su actuación, sigue adelante a pesar de la
público constantemente, lo que da pie a las murmuraciones y ha- oposición que encuentra, y hasta decide irrevocablemente ir a Je-
bladurías más groseras (Mt 11,19 par; Le 15,1-2). rusalén (Le 9,51), donde va a pronunciar la denuncia más dura
El hecho es que, debido a esta clase de ideas y de comporta- contra las autoridades centrales (Mt 21,45-46; 23,1-39 par) y donde
mientos, la situación de Jesús se fue enrareciendo progresivamente. además va a poner su propia vida en peligro inminente (Mt 26,3-
En realidad, ¿qué ocurrió allí? Hay una palabra del propio Jesús 4 par). A pesar de las amenazas y las sospechas, a pesar de todos
que nos pone en la pista de lo que allí pasó: "Dichoso el que no se los miedos, Jesús siguió predicando con la misma autoridad y con
escandaliza de mí" (Mt 11,6; Le 7,23). Esto supone que había gente las mismas invectivas, como si no ocurriera nada. Sabía que estaba
que se escandalizaba de Jesús, de lo que decía y de lo que hacía. Lo en manos del Padre, al que se sentía íntimamente unido y cuya
cual no nos debe sorprender: su destino de solidaridad con todos voluntad procuraba cumplir constantemente15. Hasta que al final
los miserables era una cosa que aquella sociedad (como la actual) pasó lo que tenía que pasar: las autoridades decidieron liquidarlo
no podía soportar. Su amistad con publícanos, pecadores y gente y dieron orden de caza y captura para acabar con él (Jn 11,45-57).
de mal vivir tenía que resultar enormemente escandalosa. Por eso
14
Para todo este planteamiento, cf E. SCHILLEBEECKX, O.C, 268-273.
15
' 3 J. JEREMÍAS, Teología del Nuevo Testamento, 137. L. BOFF, Jesucristo y la liberación del hombre, Madrid 1981, 351.

328 329
El final —bien lo sabemos— fue dramático en extremo: a gritos y Jesús. Un individuo, un grupo, puede ser profundamente religioso,
con lágrimas, pidiendo y suplicando al que podía salvarlo de la pero no por eso podemos asegurar que ese individuo o ese grupo
muerte (Heb 5,7), se entregó al designio de Dios (Mt 26,39.42 par), siguen a Jesús, tal como el seguimiento ha sido descrito en este
hasta que fue juzgado, torturado y ejecutado entre bandidos, con capítulo. Y es que hemos caído en el peligro de crear otra religión
la queja espantosa del que se siente desamparado en el momento a la sombra del nombre de Jesús de Nazaretl6. Y así ha resultado
decisivo: "¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?" lo que acertadamente se ha llamado la "religión burguesa"17, cuya
(Mt 27,46 par). Pero el hecho es que, de esta manera, se vino a característica principal es la incapacidad para el seguimiento 18. La
revelar lo más profundo del misterio del amor de Dios y de su religión burguesa tiene menos poder para cambiar los corazones de
designio: la salvación y liberación del hombre, mediante la solida- los burgueses que los burgueses para transformar la Iglesia en la
ridad de Jesús con todos los desgraciados de este mundo. institución de "su" religión19. De ahí la necesidad imperiosa de una
conversión en profundidad a las exigencias del seguimiento de
La lección más clara que se desprende obviamente de todo lo Jesús.
dicho es ésta: Jesús fue fiel a su proyecto de solidaridad hasta el
final y hasta sus últimas consecuencias. Siempre al lado y de parte Por último, una advertencia importante. Hay personas que,
de los marginados, de los oprimidos, de todos los despreciados de según sus ideas y según sus palabras, están persuadidas de que el
la tierra, hasta terminar en el supremo desprecio y junto a los más seguimiento es el centro de su vida. Tales personas viven un radi-
miserables de este mundo, como el peor de ellos, y sin tener ni aun calismo ideológico y verbal, que seguramente no pasa de eso. En
siquiera el consuelo de saber que el Padre del cielo estaba de su ese caso, el radicalismo ideológico y verbal actúa como falsa con-
parte. ciencia que autoengaña al sujeto. Porque la pura verdad es que se
trata de individuos (quizá también grupos) cuya sensibilidad, cuya
Éste fue el destino de Jesús: trabajar y luchar por el bien del afectividad y cuyo comportamiento real están muy lejos del radica-
hombre, en solidaridad con él, hasta la muerte. Seguir a Jesús es lismo evangélico. También estas personas, también estos grupos
asumir ese mismo destino en la vida, con todas sus consecuencias. tienen una necesidad imperiosa de convertirse a las reales y concre-
tas exigencias del seguimiento de Jesús.
5. Por un cristianismo radical

Entiendo por cristianismo radical aquel que toma en serio el


seguimiento de Jesús, porque se organiza a partir de las exigencias
de ese seguimiento. Ya lo he dicho y lo repito aquí: el seguimiento
de Jesús no es una exigencia reservada a almas selectas. Según los
evangelios, el seguimiento es el proyecto que tiene que asumir todo
creyente. Por eso el cristianismo o es radical o no es cristianismo.
El problema que aquí se plantea reside no sólo en la dificultad que
entraña el seguimiento, sino además en que el modelo oficial de la
religión, tal como se lo representa y lo vive mucha gente, no incluye
el seguimiento como condición esencial y exigencia básica. En efec-
to, son muchas las personas que están persuadidas de que un buen
cristiano es el que va a misa todos los domingos. Por supuesto, la
16
misa dominical es importante para la vida cristiana. Pero es evi- 17
M. FRAIJÓ, Jesús y los marginados. Utopía y esperanza cristiana, Madrid 1985, 161.
J. B. METZ, Más allá de la religión burguesa, Salamanca 1982.
dente que hay mucha gente que va a misa cada domingo, pero no 18
M. FRAIJÓ, O.C, 161.
por eso se puede decir que tales personas viven el seguimiento de 19
J. B. METZ, O.C., 15.

330 331
CAPÍTULO 22

LAS BIENAVENTURANZAS:
EL PROGRAMA DE LA COMUNIDAD

MUCHAS VECES se suele decir que nuestra sociedad está deshu-


manizada y es deshumanizante. Porque en ella se ha impusto, y lo
domina todo, la manera de pensar que sólo se interesa por el
propio bienestar, la propia utilidad, el confort y el consumo. De
ahí la enorme y brutal insolidaridad que reina por todas partes. El
nivel de vida y las aspiraciones de la gente están por encima de lo
que da de sí la situación económica. Por eso a casi nadie le llega el
sueldo para cubrir las mil necesidades que la misma sociedad nos
ha creado mediante la propaganda y la publicidad. De donde resul-
ta que el dinero es el dueño y señor de la situación. Todo el mundo
aspira a ganar más de lo que gana, para gastar más de lo que gasta.
Y no hay más ideal ni más meta en grandes sectores de la población.
Es cierto que siempre, de toda la vida, la gente ha querido ganar
más y vivir mejor. Lo que diferencia a la situación actual de las
anteriores es que la gente es incapaz de pensar en otros valores y en
otros ideales que no sean los que ofrece la sociedad del consumo y
del confort. A esto se le ha llamado el pensamiento y el comporta-
miento unidimensional1, es decir, la gente sólo es capaz de pensar
y de actuar en esta única dimensión, la dimensión del bienestar, del
gasto, del consumo: los valores de la publicidad crean una manera
de vivir; es una manera de vivir mejor que antes, y en cuanto tal se
defiende contra todo cambio cualitativo2, es decir, a la gente que
no le hablen de otro tipo de sociedad ni de otro modelo de convi-

1
Esta expresión fue divulgada hace más de veinte años por H. MARCUSE, One-
Dimensional Man. Studies in Ihe Ideology of Advanced Industrial Society, Boston 1964.
2
H. MARCUSE, L'Homme unidimensionel, París 1968, 37.

333
vencía, porque lo que todo el mundo quiere y aspira a tener es el objeto más de consumo para la gente, de tal forma que esos servi-
piso confortable, los mil cacharros y potingues que la publicidad cios no tienen, de hecho y tal como se practican, el poder necesario
nos mete en la cabeza, el coche, el chalet, y de ahí para arriba todo para transformar la manera de pensar de la gente, y menos aún
lo que se quiera. para cambiar sus pautas de comportamiento. Por eso en nuestra
No pretendo hacer un análisis de este tipo de sociedad, porque sociedad hay un alto "consumo religioso" (bodas, bautizos, prime-
eso rebasa con mucho los límites y la intención de este capítulo. ras comuniones, entierros, misas, comuniones...), pero, tal como
Aquí quiero apuntar solamente las consecuencias que se siguen de las cosas suceden en concreto en la mayoría de los casos, resulta
esta clase de sociedad en la presente situación. Esas consecuencias que tales servicios religiosos no modifican la manera de pensar de
son principalmente dos: la inflación a nivel económico y el paro a la gente en lo tocante al dinero y al consumo, es decir, en lo tocante
nivel social. La inflación quiere decir que el dinero vale menos cada a la solidaridad.
día, lo que genera más ansiedad e incluso más ambición de lucro. Habida cuenta de este estado de cosas, resulta lógico pregun-
Por su parte, el paro es el resultado de la ambición colectiva: como tarse: ¿Qué nos dice el evangelio a los cristianos en esta situación?
los que trabajan ganan lo que ganan, no hay ni puede haber trabajo Intentaré responder a esta cuestión analizando sumariamente el
para todos. De ahí la insolidaridad escandalosa y brutal de una mensaje de las bienaventuranzas.
sociedad en la que muchos ganan más de lo que producen, mientras
que otros se ven condenados a no ganar ni producir nada. Esto si
nos limitamos al ámbito nacional. Porque si levantamos la vista 1. £1 programa de la comunidad cristiana
para mirar al ancho mundo, en el ámbito internacional, entonces la
situación es mucho más espantosa: pueblos enteros que se mueren
literalmente de hambre, mientras en otros países no se sabe ya ni a) Un momento solemne
dónde ni cómo almacenar los excedentes de la alimentación. Se me
dirá que todo esto es demasiado complejo. Por supuesto que lo es. El evangelio de Mateo empieza su narración del sermón del
Pero de eso precisamente es de lo que yo me quejo: de que hayamos monte diciendo que "siguieron a Jesús grandes multitudes de gente
montado un tipo de sociedad y de convivencia de tal complejidad, llegadas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y TransJordania"
que ya seamos incapaces de resolver los problemas más elemen- (Mt 4,25). Se nota en estas palabras que el entusiasmo de la gente
tales. por Jesús ha alcanzado su expresión máxima. Hasta la lejana pro-
vincia de Galilea han llegado gentes venidas de la importante Judea,
Y mientras tanto, ¿qué hacemos los cristianos en tal estado de de la capital, Jerusalén, y hasta del extranjero, la Decápolis y la
cosas? Pues muy sencillo: los creyentes nos hemos subido, como TransJordania3. ¿Qué ha ocurrido para que se produzca semejante
todo el mundo, al carro del consumismo y el bienestar, y galopamos entusiasmo?
más o menos felices por la vida, mientras vemos a nuestro lado a
millones de personas que se desangran. A fin de cuentas, también Según el mismo evangelio de Mateo, Jesús ha empezado ya la
los cristianos participamos del pensamiento y el comportamiento proclamación del Reino (Mt 4,17; cf Me 1,14-15; Le 4,14-15). Es
unidimensional, con sus aterradoras consecuencias. Es verdad que decir, ha comenzado a proclamar la nueva sociedad que Dios quie-
la Iglesia, por boca de sus más altos representantes, no cesa de re 4. Pero Jesús no se limita a eso, es decir, no se limita a hablar.
hablar de la cuestión social, reclamando un orden más justo y más 3
Las palabras de Mt 4,25 deben considerarse como introductorias al sermón del mon-
humano a todos los niveles. Pero lo que ocurre a la hora de la te. Los argumentos, en este sentido, los aporta muy bien F. CAMACHO, Las bienaventu-
ranzas de Mateo (5,3-10). Análisis semántico y comentario exegético, Granada 1983, 14-15.
verdad es que la oferta concreta que la Iglesia hace a este tipo de Cf también J. MATEOS, F. CAMACHO, Elevangelio de Mateo, Madrid 1981, 51-52; K. ALAND,
sociedad es integrada y asimilada por el pensamiento unidimensio- Synopsis Quatuor Evangeliorum, Stuttgart 1969, 73s; H. Roux, L'Évangile du Royaume,
nal, sin que tal pensamiento se modifique para nada. Quiero decir Genéve 1956, 43.
4
El significado del reino de Dios quedó explicado en el capítulo 7, al estudiar el proyecto
que en la sociedad actual los servicios religiosos vienen a ser un de Jesús.

334 335
Jesús actúa y hace presente la nueva situación "curando todo acha- Por consiguiente, las bienaventuranzas constituyen el programa
que y toda enfermedad del pueblo" (Mt 4,23). Por eso, como añade básico de la comunidad cristiana, el resumen de todo lo que Dios,
el mismo Mateo, "se hablaba de él en toda Siria: le traían enfermos por medio de Jesús, desea y espera de su nuevo pueblo, la comu-
con toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, epilépti- nidad de discípulos de Jesús.
cos y paralíticos, y él los curaba" (Mt 4,24). Jesús remedia el sufri- Pero hay todavía algo importante que destacar: en la antigua
miento humano, libera a los oprimidos, da la "buena noticia" a los alianza el pueblo tenía que mantenerse a distancia de Dios, no
pobres (Mt 11,5; Le 4,18). Es decir, Jesús restaura al hombre, le podía subir al monte (Éx 19,12-13;23); aquí, sin embargo, se dice
devuelve su dignidad y su libertad. He ahí la causa del entusiasmo que Jesús subió al monte "y se le acercaron sus discípulos". Los
popular. que siguen a Jesús, en el nuevo pueblo de Dios, entran en la esfera
Pero es lógico preguntarse: en definitiva, ¿qué programa trae divina y viven en la intimidad y familiaridad con Dios8. Y es desde
Jesús?, ¿qué es lo que él pretende? Estamos en el momento solemne este planteamiento de familiaridad y de intimidad con Dios como
en que el mismo Jesús va a responder a estas cuestiones. hay que entender las bienaventuranzas.
Por lo demás, aquí los papeles cambian: Jesús sube al monte
como Moisés, mostrando así su ser de hombre, pero es él mismo
b) La nueva alianza quien habla en el monte, mostrando así que la comunidad cristiana
lo identifica con Dios. Jesús es el Señor, que promulga el nuevo
"Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte, se sentó y se le estatuto de la comunidad de los creyentes. Y ese estatuto consiste
acercaron sus discípulos" (Mt 5,1). La expresión "subir al monte" en las bienaventuranzas.
no es simplemente narrativa. Tiene un sentido teológico5. En la
tradición del Antiguo Testamento, el monte simboliza el lugar de
Dios, la esfera divina (Éx 3,1; 4,27; 18,5; 24,13; IRe 19,8; Núm
10,33; Sal 24,3; 68,16; cf Gen 49,26; Dt 33,15). Por eso en los 2. Significado de las bienaventuranzas
evangelios el monte es con frecuencia para Jesús el lugar del en-
cuentro con Dios (Mt 14,23; 28,16; Me 6,46; Le 1,39.65; 6,12; Jn a) Un proyecto de felicidad
6,3.15)".
Pero en este caso no se trata de un monte cualquiera. Jesús Lo primero que aparece en las bienaventuranzas es que el pro-
sube al monte de la misma manera que Moisés subió al monte grama de Jesús para los suyos es un proyecto de felicidad. Cada
santo de Dios en el momento de la alianza (Éx 19,3.20)7. Dios afirmación de Jesús empieza con la palabra makárioi, "dichosos".
estableció entonces un pacto con su pueblo. Y la expresión de la Esta palabra significa, en griego, la condición del que está libre de
voluntad de Dios quedó plasmada y concretada en la ley, que el preocupaciones y trabajos diarios; y describe, en lenguaje poético,
mismo Dios dio a su pueblo por medio de Moisés. Pues de la el estado de los dioses y de aquellos que participan de su existencia
misma manera ahora, desde el monte al que sube Jesús, Dios feliz9. Por consiguiente, Jesús promete la dicha sin límites, la feli-
expresa su voluntad en una nueva ley, que ya no es ley, porque cidad plena para sus seguidores. Dios no quiere el dolor, la tristeza
tiene otro carácter, como enseguida vamos a ver. La voluntad de y el sufrimiento. Dios quiere precisamente todo lo contrario: que el
Dios, para su pueblo, queda ahora plasmada y concretada en las hombre se realice plenamente, que viva feliz, que la dicha abunde
bienaventuranzas. y sobreabunde en su vida.

5 8
Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, 52. Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, El evangelio de Mateo, 52.
6 » Cf F. HAUCK, G. BERTRAM, en TWNTIV, 365ss; P. ALTHAUS, Seligkeit, en RGG V,
Cf M. NOTH, Überlieferungsgeschkhte des Pentateuch, Stuttgart 1948, 150-155.
7 1686ss; G. BRAUMANN, Zum traditionsgeschichtlichen Problem der Sligpreisungen, en "Nov
Para el paralelismo entre Moisés y Jesús, cf H. SEEBASS, en DTNT111, 110-113; ID,
Mose und Aaron. Sinai und Goltesberg, 1962. Test"4(1960)253ss.

336 337
Lo que pasa es que el camino de la felicidad no es el que Por lo tanto, puede diseñarse el siguiente esquema:
propone el mundo, el orden presente, el sistema establecido. Preci- Dichosos los que eligen ser pobres...
samente lo sorprendente de las bienaventuranzas es que invierten
los papeles. El orden establecido dice: serás feliz en la medida en' Dichosos los que sufren...
que tengas dinero para consumir. Por el contrario, Jesús dice: serás Dichosos los sometidos...
feliz en la medida en que te despojes del dinero para compartir. Dichosos los que tienen hambre...
Son caminos diametralmente opuestos, antagonistas, como anta- Dichosos los que prestan ayuda...
gonistas son entre sí Dios y el dinero (Mt 6,24). Dichosos los limpios de corazón...
Dichosos los que trabajan por la paz...
De lo dicho se desprende una consecuencia importante: lo que
las bienaventuranzas presentan no es una serie de virtudes que hay Dichosos los que viven perseguidos...
que practicar como obligaciones pesadas y costosas. Se trata justa-
mente de todo lo contrario: un programa de felicidad, cuya base, Según este esquema, tenemos una afirmación básica, que es el
como enseguida vamos a ver, es la renuncia al dinero. principio y el fundamento de todo lo demás: "Dichosos los que
eligen ser pobres..." De ahí se van a seguir tres consecuencias, que
Por lo demás, las bienaventuranzas del sermón del monte se son las bienaventuranzas segunda, tercera y cuarta. A continuación
completan con otras que también aparecen en los evangelios: son vienen otras tres bienaventuranzas, que expresan las razones pro-
dichosos los que viven el proyecto del Reino (Mt 13,16s), los que fundas de la nueva situación. Y, por último, la octava bienaventu-
salen al encuentro de ese proyecto (Le 1,45; Mt 16,17; Jn 20,29), los ranza conecta con la primera y declara la condición de aquellos
que no se escandalizan del proceder y de la actuación de Jesús (Mt que perseveran fielmente en la opción tomada.
11,6), los que no se limitan a oír estas cosas, sino que además las
ponen en práctica (Le 14,14; Jn 13,17) y los que perseveran en
actitud vigilante (Le 12,37s; Mt 24,24; cf Sant 1,12; Ap 16,15, etc.). c) "Los que eligen ser pobres"

La primera bienaventuranza se presta a dos interpretaciones:


b) Estructura de las bienaventuranzas 1) pobres en cuanto al espíritu; 2) pobres por el espíritu, es decir,
por una decisión que brota de su profunda espiritualidad. La pri-
De las ocho bienaventuranzas que presenta Mateo (Mt 5,3-10), mera de estas dos posibles interpretaciones debe ser excluida, por-
hay que destacar la primera y la última, que tienen idéntico el que expresaría una afirmación absurda, a saber: dichosos los que
segundo miembro y la promesa en presente: "porque esos tienen a tienen pocas cualidades. Eso es una mera situación humana y so-
Dios por rey" (vv. 3 y 10). Cada una de las otras seis tienen un ciológica, que no puede ser objeto de una especial bendición de
segundo miembro diferente y la promesa vale para el futuro próxi- Dios ". Por otra parte, tampoco cabe decir que se trata de aquellos
mo ("van a recibir", "van a heredar", etc.). De esas seis, las tres que viven interiormente desprendidos del dinero, aunque lo posean
primeras (vv. 4, 5 y 6) mencionan en el primer miembro un estado en abundancia. Este sentido está excluido por el significado del
doloroso para el hombre, del que se promete la liberación. La término "pobres" (anawim/aniyim), como voy a explicar enseguida,
quinta, sexta y séptima (vv. 7, 8 y 9), en cambio, enuncian una y por las palabras del propio Jesús en Mt 6,19-24, que excluyen
actividad, estado o disposición del hombre favorable y beneficioso radicalmente la posesión del dinero; y también, en el mismo senti-
para su prójimo, que lleva también su correspondiente promesa de do, por la respuesta que da Jesús al joven rico (Mt 19,21-24).
felicidad presente y futura10. Por lo tanto, nos queda la segunda interpretación: pobres por
11
10
Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, O.C, 52-53. Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, O.C, 53.

338 339
el espíritu. ¿Qué quiere decir eso? En las ideas del judaismo de yecto de compartir. Y entonces se produce la intervención de Dios
aquel tiempo, el espíritu del hombre expresa lo más profundo de la en favor de ellos. La intervención que consiste en que aquellos que
interioridad de la persona, en cuanto raíz o fuente de sus decisio- comparten lo que tienen experimentan el milagro de la abundancia,
nes 12. Por lo tanto, la expresión "pobres por el espíritu" quiere como ocurrió en los episodios de los panes. En la práctica, se trata
decir los que son pobres por decisión, opuesto a pobres por nece- de personas que renuncian a acumular y retener bienes, porque su
sidad u . La pobreza por necesidad es una desgracia, que debe ser proyecto básico no es tener, sino compartir con los demás. Pero
erradicada del mundo. En ese sentido hemos de luchar con todas con tal que esta opción de compartir sea radical y efectiva, en el
nuestras fuerzas para que nuestra sociedad sea más fraternal y más seno de una comunidad de creyentes. Teniendo en cuenta que se
humana. trata de compartir no sólo la materialidad del dinero, sino además
Además, hay que tener en cuenta que, en la tradición judía, los todo lo que el dinero representa y lleva consigo: bienestar, seguri-
términos anawim/' aniyim designaban a los pobres sociológicos, dad, confianza y, en general, todo lo que es disfrute de la vida.
que ponían su esperanza en Dios por no encontrar apoyo ni justicia Pero en todo esto hay algo más profundo. Dios había dicho:
en la sociedad M. Jesús recoge este sentido e invita a elegir la con- "No tendrás otros dioses frente a mí" (Dt 5,7). El peligro de idola-
dición de pobre (opción contra el dinero y el rango social), ponién- tría, que amenazaba a los judíos en tiempos antiguos, se concreta
dose en manos de Diosl5. ahora en otra cosa: en la posesión de las riquezas. Jesús lo explica
En definitiva, ¿qué nos viene a decir todo esto? Por lo que así: "Nadie puede estar al servicio de dos amos, porque aborrecerá
acabo de explicar, se comprende que no se trata de la pobreza a uno y querrá al otro, o bien se apegará a uno y despreciará al
ascética, sino de la condición de aquellos que en realidad se des- otro. No podéis servir a Dios y al dinero" (Mt 6,24). El rival
prenden del dinero y de todo lo que el dinero representa para práctico y concreto de Dios es el dinero16. Por eso se puede decir
compartir con los demás, como aparece claramente en el pasaje del que la idolatría moderna no es la que presta adoración a divinida-
joven rico (Mt 19,21-24 par) y en el significado profundo de las dos des falsas, sino la que pone su confianza y su seguridad en el
multiplicaciones de panes (Mt 14,13-23 par; 15,32-39 par). Jesús dinero17.
proclama que las personas que toman esta decisión en la vida son
dichosas. Porque cambian el proyecto básico de poseer por el pro- d) Consecuencias de la opción básica
12
Cf E. KAMLAH, en DTNTU, 136-139. Según acabamos de ver, en el reino de Dios entran los que
13
La lista de autores que, de una u otra forma, se inclinan por esta interpretación, en eligen ser pobres, es decir, los que cambian la opción de poseer por
F. CAMACHO, Las bienaventuranzas de Maleo (5,3-10), 16, nota 118; D. BUZY, Évangile el proyecto de compartir. Esto quiere decir que la comunidad cris-
selon saint Matthieu, París 1935, 54; N. DAYEZ, Th. SNOY, Les Beatitudes selon Matthieu,
en "Bible et vie chrétienne" 103 (1972) 8; J. C. FENTON, The Gospel of St. Matthew, tiana se compone de aquellas personas que deciden compartir con
Hermondworth 1968, 80; S. GAMBER, Le Discours de Jésus sur la Montagne, París 1911,47; los demás lo que son y lo que tienen. Por lo tanto, a nadie, en la
A. GRATRY, Commentaire sur l'Évangile selon saint Matthieu, t. I, París 1863, 71; P. JOÜON,
L'EvangUe de Notre-Seigneur Jésus-Christ. Traduction el commentaire du texte originel
comunidad, le va a faltar nada, porque todo va a estar a disposición
grec, compte tenu du substrat sémitique, París 1930, 20; W. KNORZER, Die Bergpredigt, de todos. Por supuesto, semejante proyecto es utópico, es decir, se
Modell einer neuen Welt, Stuttgart 1968, 29s; E. LOHMEYER, Das Evangelium nach Mat- trata de un camino en el que siempre vamos a avanzar, pero que
tháus, Gdttingen 1967, 82s; G. MIEGGE, // Sermone sul Monte. Commentario Esegetico,
Torino 1970, 34s; F. NAOELSBACH, Der Schlüssel zum Verstandnis der Bergpredigt, Gütersloh solamente en el más allá se verá realizado plenamente. Sin embar-
1916, 16; K. H. SCHELKLE, Die Gemeinde von Qumrám und die Kirche des Neuen Testa- go, la exigencia evangélica nos urge a ir anticipando progresiva-
ments, Dusseldorf 1960, 44s; K. SCHUBERT, Bergpredigt und Texte von "En Fesha", "Theol. mente ese futuro ideal. He ahí la opción básica que comporta el
Quart." 135 (1955) 326s; F. SPADAFORA, Temi di Esegesi, Rovigo 1953, 321.
14
En general, se puede decir que la traducción de piojos es "mendigo" y sus equivalentes,
programa de las bienaventuranzas.
"miserable", "necesitado". Cf H. H. ESSER, en DTNTIII, 381; HUCK, BAMMEL, en TWNT
VI, 885ss; A. HAMMANN, Arm und reich in der Urkirche, 1964. 16
15
Cf E. SCHWEIZER, Das Evangelium nach Mattháus, Góttingen 1973, 103-104.
Cf A. GELIN, Les Pauvres de Yahvé, París 1954; H. J. KANDLER, Die Bedeutung der 17
Es interesante, en este sentido, el número 42 de la revista "Biblia y Fe" XIV (1988):
Armut im Schrifttum von Chirbet Qumram, en "Judaica" 13 (1957) 193-209. Idolatrías, hoy. Cómo ser cristiano en una sociedad alienada.

340 341
Ahora bien, a partir de esta opción se siguen tres consecuencias dinero, por tener, por acumular, entonces la tierra se convierte en
decisivas: los que sufren van a dejar de sufrir; los que se ven some- bien común para todos.
tidos van a dejar de estarlo, y los que tienen hambre y sed de Por último, en la cuarta bienaventuranza se declara dichosos a
justicia se van a ver saciados. Tal es el sentido de las bienaventu- los que tienen hambre y sed de justicia. Y son dichosos porque
ranzas segunda, tercera y cuarta. Pero esto necesita alguna expli- "esos van a ser saciados". Aquí es importante comprender que la
cación. palabra "justicia" (dikaiosyné) expresa la actividad conforme a una
En la segunda bienaventuranza, Jesús proclama dichosos a los norma recta, reguladora de las relaciones humanas, que en este
que sufren, porque "van a recibir el consuelo", es decir, van a dejar caso restaura los derechos conculcados por la situación social in-
de sufrir. Se trata de la situación descrita por el profeta Isaías (Is justa que padecen tanto "los que sufren" como "los sometidos"20.
61,1)l8, donde los que sufren forman parte de la enumeración que Por eso se puede decir que esta bienaventuranza condensa y resume
incluye a los cautivos y a los prisioneros. La expresión "los que lo que han dicho las dos bienaventuranzas anteriores. En realidad,
sufren" expresa, según el verbo griego (oí penzoüntes), un dolor el artículo anafórico ten, que acompaña a dikaiosyné, remite a la
profundo que no puede menos de manifestarse al exterior (cf Mt situación descrita inmediatamente antes, es decir, la situación de
9,15; Me 15,10; Le 6,25; ICor 5,2; 2Cor 12,21; Sant 4,9; Ap 18,11). los que sufren y de los que se ven sometidos. Por eso la "justicia",
En el texto de Isaías, el consuelo significa el fin del sufrimiento y en esta bienaventuranza, se refiere a verse libres de opresión, gozar
de la opresión. Y se comprende que sea así: cuando lo que se de independencia y libertad. En definitiva, se trata de comprender
impone no es el interés por el dinero y por el propio bienestar, sino que en la sociedad humana según el proyecto divino, el reino de
el deseo sincero y eficaz de compartir y ayudar a los demás, es Dios, no quedará rastro de injusticia.
evidente que se elimina la causa de los mayores sufrimientos que
Por consiguiente, las consecuencias que se van a seguir de la
nos acarrea el egoísmo social y colectivo.
opción básica, compartir con los demás, son muy claras: los que
La tercera bienaventuranza declara dichosos a los "sometidos", sufren van a dejar de pasarlo mal, nadie va a estar sometido a nadie
"porque ésos van a heredar la tierra". El texto reproduce, casi ni humillado por nadie, y ningún creyente va a cometer la injusticia
literalmente, lo que dice el salmo 36,11. En el salmo, los sometidos contra sus semejantes.
(praeis) son los anawim, es decir, los pobres que, por la codicia de
los malvados, han perdido su independencia económica (tierra,
terreno) y su libertad; y tienen que vivir sometidos a los poderosos, e) Las razones profundas de esta situación
que los han despojado. Su situación es tal que no pueden expresar
siquiera su protesta. Por lo tanto, el término praüs no designa, en Las bienaventuranzas quinta, sexta y séptima expresan las ra-
este caso, una cualidad de la persona: su mansedumbre, su no zones profundas de esta nueva situación. Se acabaron los sufri-
violencia (cf Núm 12,3; Sal 24,9; 33,2; Zac 9,9, etc.), sino que se mientos, las humillaciones y las injusticias, en primer lugar porque
refiere a un estado negativo: el del hombre que carece de recursos todos se van a prestar ayuda; en segundo lugar porque todos van
para defenderse (cf Sal 36,11; 146,6; 149,4; Job 24,4; Si 10,14, a tener un corazón limpio; en tercer lugar porque todos van a
etcétera)19. A las personas que se encuentran en esa situación, trabajar por la paz.
Jesús promete no ya la posesión de un terreno como patrimonio
familiar, sino la posesión de "la tierra", que es bien común para En la quinta bienaventuranza se declara dichosos a los que
todos (cf Dt 4 y 26). Es la segunda consecuencia que se sigue de la prestan ayuda (eleémones). No se trata de la misericordia como
opción básica: cuando los hombres renuncian a su codicia por el mero sentimiento, sino de la actitud que, imitando a Dios, presta
ayuda eficazmente al que lo necesita (cf Mt 18,33; Le 16,24). Y,
18 20
Casi todos los comentarios indican esta referencia a Is 61,1. Cf F. CAMACHO, O.C, 21. F. Camacho, (o.c, 23-25) ofrece los argumentos en los que se basa esta interpretación,
15
F. CAMACHO, O.C, 21-22. así como la lista de autores que la defienden.

342 343
naturalmente, esta ayuda se ha de prestar, ante todo, en el terreno los llamará hijos suyos". Es decir, esta actividad hace al hombre
de lo corporal (cf Mt 25,35ss). Pero no solamente en eso, sino en semejante a Dios, por ser la misma que él ejerce con los hombres,
todo lo que afecta e interesa a la persona: en la vida social, cultural, como se dice en los versículos 4-623. Cesa, pues, la relación con
política, etc. Por otra parte, a los que prestan ayuda se les promete Dios como soberano lejano y temible, propia de la antigua alianza,
que la van a recibir. A nadie le faltará nada, porque todo va a estar y en su lugar se instaura una relación basada en la confianza, la
a disposición de todos. intimidad y la colaboración del Padre con los hijos24.
La sexta bienaventuranza promete la felicidad a "los limpios de
corazón, porque ésos van a ver a Dios". La expresión "los limpios
de corazón" está tomada del salmo 24,4 y se encuentra en paralelo f) Los que tienen a Dios por rey
con "el de manos inocentes". Por lo tanto, "limpio de corazón" es
el que no abriga malas intenciones contra su prójimo, el que es La última bienaventuranza lleva consigo la misma promesa que
incapaz de hacer daño a los demás21. Esta limpieza de corazón la primera: "porque ésos tienen a Dios por rey". Esto indica que, en
como disposición permanente se traduce en transparencia y since- el fondo, se trata de la misma cosa, pero expresada de otra manera:
ridad de conducta; y crea una convivencia donde reina la confianza en la primera bienaventuranza se trata de los que asumen la opción
mutua. Todos y cada uno, en la comunidad cristiana, se sienten y el proyecto de compartir con los demás; aquí se trata de los que
seguros, se sienten estimados y valorados, se sienten útiles. He ahí son fieles a semejante proyecto, ya que la "justicia" (dikaiosyné) es
el ideal utópico de convivencia que describe Jesús. Por lo demás, a interpretada, en este caso, por la mayoría de los autores como
"los limpios de corazón" les promete Jesús que "van a ver a Dios", rectitud de vida conforme a la voluntad de Dios, o sea fidelidad a
es decir, que van a tener una profunda y constante experiencia de lo que Dios quiere25. Por lo tanto, se trata de comprender que los
Dios en su vida. Esta bienaventuranza contrasta con el concepto de que han hecho una opción seria y radical contra el dinero vivirán
pureza meramente ritual y legalista: la pureza ante Dios no consiste inevitablemente perseguidos. Lo cual es perfectamente comprensi-
en estar incontaminado de impurezas legales, ni se consigue con ble: la sociedad basada en la ambición del poder, del prestigio y del
ritos y ceremonias, sino con la buena disposición hacia los demás dinero (cf Mt 4,9), no puede tolerar la existencia y la actividad de
y la sinceridad de conducta. grupos cuyo modo de vivir niega las bases del sistema y le presenta
un claro frente de oposición. De ahí la persecución, que es, ni más
Por último, en la séptima bienaventuranza se dice que son ni menos, la consecuencia inevitable de la opción por el reinado
dichosos "los que trabajan por la paz (eirénopoioí), porque a ésos de Dios.
los va a llamar Dios hijos suyos". "La paz" tiene el sentido semítico
de la prosperidad, tranquilidad, derecho y justicia. Significa, por Ahora bien, esto entraña una consecuencia muy fuerte: el ingre-
eso, la felicidad del hombre considerado individual y socialmente22. so en el proyecto de Jesús, el reinado de Dios, lleva consigo inevi-
De ahí que, con toda razón, se puede afirmar que esta.bienaventu- tablemente la persecución. Por lo tanto, quien vive pacíficamente,
ranza condensa y resume las dos anteriores: en una sociedad donde en armonía con el sistema establecido, tiene que preguntarse seria-
todos están dispuestos a prestar ayuda y donde nadie abriga malas mente si ha entrado o no ha entrado en el reino de Dios. Por eso
intenciones contra los demás, se realiza plenamente la justicia y se 23
Cf J. M. BOVER, El Evangelio de san Mateo, Barcelona 1946, 111; L. FONCK, "Beati...!"
alcanza la felicidad del hombre. (Mt 5,1-12), en "VD" 2 (1922) 327; G. FRIEDLANDER, The Jewish sources ofthe Sermón on
the Mount, New York 1969, 22s; I. GOMA, El Evangelio según san Mateo, Madrid 1976, t. I,
A los que trabajan por esta felicidad promete Jesús que "Dios 235; J. LAGRANGE, Évangile selon Saint Matthieu, París 1927, 85s; E. LOHMEYER, o.c, 93;
F. M. LÓPEZ MELUS, Las bienaventuranzas, Ley del Reino, Madrid 1976, 144s;
21
Por lo tanto, no se trata de la pureza en sentido cultual o ritual, sino en el sentido de A. H. M'NEILE, The Gospel according to Si. Matthew, London 1955, 52s; G. ROUILLER,
entrega incondicional a Dios y a los demás. Cf H. G. LINK, J. SCHATENMANN, en DTNT M. CH. VHARONE, Saint Matthieu, en "Échos de saint Maurice", t. 5, número especial (1975)
II, 451. 164; J. SCHMID, Das Evangelium nach Matthaus, Regensburg 1948, 62.
22 24
Cf H. BECK, en DTNTIU, 308-314; W. FOERSTER, G. VON RAD, en TrVNTU, 398ss; Cf J. MATEOS, F. CAMACHO, O.C., 56.
25
J. J. STAMM, H. BIETENHARD, Der Weltfriede im Alten und Neuen Testament, 1959. Cf F. CAMACHO, O.C., 27-28, nota 144.

344 345
aquí la persecución es paradójicamente promesa de felicidad. Por- Por otra parte, todo esto nos viene a indicar que si la Iglesia
que el verse perseguido es la señal más clara de que uno ha entrado quiere decir a nuestra sociedad algo que valga la pena y que resulte
en el proyecto de Jesús, en la nueva humanidad, en el reino de efectivo, tiene que ser a base de organizarse como conjunto de
Dios. Los que tienen que soportar la persecución son los que ver- comunidades de fieles que optan radicalmente contra el sistema
daderamente tienen a Dios por rey. basado en la ambición por el dinero, y toman la determinación
seria de compartir con los demás. En definitiva, se trata de com-
prender que la Iglesia tiene que ser más carismática y más profética,
3. Los valores fundamentales de la nueva sociedad no sólo en sus palabras y en su predicación, sino sobre todo en su
organización y en sus comportamientos. Si la Iglesia se empeña en
Al comienzo de este capítulo, he hablado de la deshumanización funcionar como organización de servicios religiosos, poco o nada
de nuestra sociedad. Y he indicado cómo la raíz de esa deshuma- verdaderamente efectivo va a decir a nuestra sociedad. La oferta
nización es la pasión por el dinero, el afán de lucro y todo lo que concreta de la Iglesia a los hombres de nuestro tiempo seguirá
eso lleva consigo: rivalidades, enfrentamientos, injusticias, someti- siendo asimilada e integrada por la sociedad del confort y del
miento de unos hombres a otros, etc. Pues bien, en tal estado de consumo, de manera que los servicios religiosos serán, en la prác-
cosas se impone la necesidad de un cambio profundo y radical. tica, un objeto más del consumismo imperante.
Pero es evidente que ese cambio no va a venir ni se va a producir
por la dinámica inherente al capital y a las instituciones basadas en De ahí la necesidad de tener siempre muy claro lo que, en
el dinero y el consumismo. Al contrario, el dinero y el consumismo definitiva, viene a decirnos el mensaje de las bienaventuranzas. Es
generan cada vez más inflación y más paro, más desequilibrio entre el mensaje de una nueva sociedad: una sociedad en la que el valor
unos pueblos y otros, más hambre y más miseria. Por eso el cambio fundamental no es el dinero y todo lo que el dinero lleva consigo,
tiene que venir desde el interior de las personas, mediante una sino la solidaridad y el amor efectivo que se traduce en el proyecto
profunda conversión a los valores de la nueva sociedad que presen- concreto de compartir.
ta Jesús en el programa de las bienaventuranzas. Para terminar, quiero hacer hincapié en algo que me parece
fundamental en todo este asunto. Ante las exigencias que aquí he
Pero esto necesita todavía alguna explicación. Hay que tener en
presentado, no cabe decir que todo esto es una utopía, o sea, irreal
cuenta que, en la primera y última bienaventuranzas, la promesa se
e imposible. No podemos decir eso antes de habernos puesto a
encuentra en presente ("porque ésos tienen a Dios por rey"), mien-
practicarlo, aunque sea de una manera muy incipiente, y por tanto,
tras que las demás bienaventuranzas llevan su promesa en futuro
muy imperfecta. Lo importante es ponerse en marcha en la direc-
("van a ser consolados", etc.). Esto quiere decir que las promesas
ción aquí apuntada. Para experimentar que efectivamente este
de futuro son efecto de la opción por la pobreza y de la fidelidad
modo de organizarse la vida lleva consigo una felicidad que no es
a ella. Se distinguen, pues, dos planos: el del grupo que se adhiere
equiparable a ninguna otra alegría.
a Jesús y da el paso cumpliendo la opción propuesta por él, y el
efecto de tal opción en la humanidad. En otras palabras, la existen-
cia del grupo que opta radicalmente contra los valores de la socie-
dad establecida provoca una liberación progresiva de los oprimidos
(vv. 4-6) y va creando una sociedad nueva (vv. 7-9). La obra libe-
radora de Dios y de Jesús con la humanidad está vinculada a la
existencia del grupo cristiano, que renuncia a la idolatría del dinero
y crea el ámbito para que sea efectivo el reinado de Dios26.

26
J. MATEOS, F. CAMACHO, O.C, 56-57.

346 347
CAPÍTULO 23

EL DISCERNIMIENTO CRISTIANO:
POR UNA CONCIENCIA CRÍTICA

ESTE CAPÍTULO pretende responder a una pregunta elemental:


¿Cómo puede y debe el creyente saber lo que tiene que hacer para
proceder rectamente y agradar a Dios en todo momento? Conoce-
mos ya, por los capítulos anteriores, el contenido esencial del men-
saje cristiano. Pero todo eso son principios generales. El problema
está en saber cómo tiene que actuar un cristiano en cada situación
concreta. Pues bien, la respuesta que ofrece este capítulo es que
cada cual debe buscar lo que agrada a Dios mediante el discer-
nimiento personal, en la propia conciencia del creyente y a partir
de su fe.
Pero esto necesita alguna explicación, ya de entrada. Con fre-
cuencia, se acusa a la moral católica de estrechez y legalismo, hasta
el punto de resultar para muchas personas una moral opresora y
anticuada, intransigente, enemiga de la libertad y del auténtico
desarrollo de la persona'. Y la verdad es que quienes se quejan de
esas cosas tienen buena parte de razón. Por eso se comprende la
reacción extrema que representó, hace más de treinta años, la lla-
mada moral de situación: nada de leyes, nada de normas o de
principios absolutos y umversalmente válidos, etc.2 Era la postura
diametralmente opuesta a la anterior. Una postura que llevaba
consigo el peligro casi inevitable de disolver el comportamiento
ético de las personas en la más completa anarquía. De ahí que los
1
Cf sobre este punto: B. FORCANO, Una moral liberadora, Madrid 1981, 25-36; E. LÓPEZ
AZPITARTE, Praxis cristiana I, Madrid 1980, 351-354.
2
Sobre la ética de situación, cf la considerable bibliografía que aduce W. MOLINSKI,
Ética de situación, en Sacramentum Mundi II, Barcelona 1972,949-951. Mas reciente, véase
E. LÓPEZ AZPITARTE, O.C, 354-355.

349
teólogos y moralistas han tenido que afrontar en los últimos tiem- afirmación vigorosa del mismo Pablo (Gal 5,4). Por otra parte,
pos la delicada tarea de liberar a la conciencia creyente de la antigua según Rom 7,1-4, el creyente está muerto para la ley, es decir, la
opresión injustificada, pero salvando al mismo tiempo los princi- legislación del Antiguo Testamento ya no existe para él. Y la razón
pios irrenunciables de un comportamiento que pretenda ser autén- está en que el Mesías fue, de hecho, el fin de la ley (Rom 10,4). Es
ticamente humano y coherente con las exigencias de la fe. más, de acuerdo con Gal 2,19-21, vivir para Dios es morir para la
Pero el problema está en cómo proceder, en concreto y en la ley, porque, en último término, la ley, según la entendían los judíos,
práctica, para salvar y asegurar lo uno y lo otro. Es decir, ¿cómo era una auténtica maldición (Gal 3,13-14). Por eso, el mesías Jesús
actuar, en las situaciones concretas de la vida, para que, por una nos liberó del sometimiento servil a la ley judía, de la misma manera
parte, la conciencia se sienta realmente liberada de todo lo que es que el hombre adulto se ve y se siente liberado del sometimiento a
opresión indebida y, por otra parte, eso no degenere en el libertinaje los tutores y educadores, que lo tuvieron sujeto durante su infancia
y en el más completo desorden moral? (Gal 3,23-26).
La respuesta que los autores del Nuevo Testamento dan a esta Todo esto no quiere decir que el cristiano sea un hombre que
pregunta es muy clara: el discernimiento personal de la voluntad de vive sin ley. Están los preceptos negativos universales (no robar, no
Dios, de acuerdo con las exigencias de la fe, representa a un tiempo matar, etc.), que tienen por objeto defender los derechos funda-
la más completa liberación interior que puede vivir un creyente y la mentales de unos hombres frente a otros. Y están, por otra parte,
exigencia más radical que brota del mensaje de Jesús de Nazaret. las leyes positivas, que toda sociedad humana necesita y que tienden
a organizar la convivencia de una forma razonable y justa. De
todas maneras, en este tema hay que puntualizar un aspecto de la
1. Punto de partida cuestión que interesa sumamente dejar bien claro. Cuando Pablo
habla de la ley, se refiere a la ley del Antiguo Testamento en
El punto de partida en el problema del discernimiento cristiano general, de tal modo que incluye el decálogo4. Los textos en este
consiste en el hecho de la libertad del creyente con respecto a la ley sentido son muy claros. En efecto, a la ley del decálogo se refiere
del Antiguo Testamento3. En efecto, según la afirmación funda- Pablo en Rom 2,17-23, texto en el que aparece cinco veces la
mental del apóstol Pablo, Cristo vino a abolir la ley de la antigua palabra nomos (ley). Y lo mismo en Rom 7,7, que cita literalmente
alianza, de tal manera que los cristianos ya no estamos en régimen la prohibición fundamental del decálogo (cf Éx 20,17; Dt 5,21).
de ley, sino en régimen de gracia (Rom 6,14), lo cual quiere decir Pero, sin duda alguna, el texto más claro para ver hasta qué punto
que la ley antigua, como régimen de salvación, ha sido abolida; en identifica Pablo la ley con el decálogo está en Rom 13,8-10, que
su lugar, Cristo ha instituido un régimen nuevo, que es el régimen cita expresamente la ley dictada por Dios a Moisés (Éx 20,13-17;
de la ley del amor y la ley de la gracia. Pablo establece de esta Dt 5,17-21). Esta misma idea se repite en Gal 5,14: el cumplimiento
manera una antítesis, que no es una afirmación puramente retórica, de la ley es el amor (cf Lev 19,18). Igualmente en Gal 3,10 la
sino que se refiere directamente a una realidad: la libertad que referencia a la ley de Moisés es indiscutible, ya que Pablo cita a Dt
caracteriza al hombre de fe. Lo que es cierto hasta tal punto que 27,26, pero sabemos que en Dt 27,15-26 se trata de las maldiciones
quienes buscan agradar a Dios por medio de las observancias de la que sobrevienen a quien quebranta la ley fundamental de Dios. Y
ley antigua rompen con el Mesías y caen en desgracia, según la otro tanto hay que decir por lo que se refiere a Gal 3,17, si se tiene
3
en cuenta Éx 12,40-41. Finalmente, en Gal 3,19 y 4,21-22 la refe-
Para este punto, cf A. VON DÜLLMEN, Die Theologie des Gesetzes bei Paulus, Stuttgart rencia a la ley mosaica es también clara, como ha sido demostrado
1968; H. HÜBNER, Das Gesetz bei Paulus. Ein Beitrag zum Werden der paulinischen Theo-
logie, GSttingen 1978; G. SIEOWALT, La loi, chemin du Salut, Neuchátel 1971; F. PASTOR, La por los especialistas en la materia5.
libertad en la carta a los Gálatas, Madrid 1977; P. BLASER, Das Gesetz bei Paulus, Münster
1941; P. STUHLMACHER, Das Ende des Gesetzes, Tübingen 1970; R. BANKS, Jesús and the
Law in the Synoptic Tradition, Cambridge 1975; J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 4
Cf J. M. CASTILLO, Símbolos de libertad, 272-279.
Salamanca 1981, 221-314. 5
H. SCHLIER, La carta a los Gálatas, Salamanca 1975, 181-184.

350 351
í Entonces, ¿qué significa esta ley de la que Pablo afirma que el Esto se ve, sobre todo, en Rom 12,1-2, donde Pablo viene a
hombre está liberado? Por una parte, hay que tener en cuenta que formular en qué debe consistir la existencia cristiana, el "culto
Pablo habla de la ley en un sentido uniforme6. Por otra parte —y auténtico" de los creyentes: esa existencia y ese culto se han de
i esto es lo más importante—, se trata de la ley como fuerza de traducir, ante todo, en la capacidad para discernir cuál es la volun-
j salvación. Pablo quiere decir: la salvación no os viene de la obser- tad de Dios. En este sentido resulta también capital el pasaje de Ef
/ vancia de la ley, sino de la acción de Cristo el Señor. Por lo tanto, 5,8-10: "Portaos como gente hecha a la luz..., discerniendo lo que
el cristiano no puede quedarse satisfecho por el solo hecho de que agrada al Señor". La conducta de los cristianos, como hijos de la
cumple con la materialidad de la ley. Hay algo más profundo en la luz, consiste en el discernimiento de la voluntad de Dios. Por otra
vida cristiana, que es lo que debe orientar la conducta del creyente. parte, sabemos que el deseo más intenso de Pablo es que el amor
¿Qué es eso de lo que el hombre de fe tiene que echar mano para se intensifique en la experiencia de los cristianos, para que así se
agradar a Dios en todo momento? He aquí la cuestión que marca capaciten en orden a discernir lo que agrada al Señor (Flp 1,8-11).
el punto de partida de eso que llamamos el discernimiento cristia- Más aún, ante el peligro de posibles desviaciones en la vida cristia-
J no. na, la solución que ofrece Pablo es precisamente el discernimiento
personal (1 Cor 11,28-29; 2Cor 13,5-6; Gal 6,4-5). Teniendo en cuen-
ta que no se trata solamente de un descubrimiento exclusivo de
2. £1 discernimiento en la vida cristiana cada individuo, sino que es el discernimiento el medio por el que la
comunidad cristiana descubre la acción del Espíritu en ella (ITes
Ante todo, debe tenerse en cuenta que el Nuevo Testamento no 5,19-22). Por último, según la primera carta de Juan, el camino de
dice en ningún sitio que el creyente encuentre lo que agrada a Dios solución ante las posibles desorientaciones de la comunidad es
mediante el sometimiento a una norma o a una ley escrita. Por el precisamente el discernimiento espiritual (Un 4,1). Y todavía un
contrario, la expresión "lo que agrada a Dios" se relaciona, concre- texto importante: según Heb 5,14, lo que caracteriza a los creyentes
tamente en Pablo, con el discernimiento (Rom 12,2; 14,8; 2Cor 5,9; adultos, a las personas maduras en la vida de fe, es justamente la
Ef 5,10; Flp 4,18; Col 3,20; Tit 2,9), es decir, el descubrimiento capacidad para discernir lo bueno de lo malo.
personal que debe hacer el propio creyente. En resumen, del análisis de los textos se deduce que la vida de
Este descubrimiento es expresado por el Nuevo Testamento fe del creyente y su culto auténtico se concreta y se expresa en el
mediante dos términos: el sustantivo diákrisis, que indica la idea de discernimiento (Rom 12,2); el caminar como hijos de la luz, por
separar o hacer una distinción y el verbo dokimásein, que tiene el contraposición a los hijos de las tinieblas, lleva consigo la puesta en
sentido de probar o aprobar, de donde resulta la idea de discernir práctica del discernimiento para ver lo que agrada al Señor (Ef 5,8-
mediante una prueba, al término de la cual se rechaza lo falso y lo 10); la madurez en la vida cristiana comporta necesariamente la
malo, para retener lo auténtico y lo bueno. El término diákrisis se capacitación para discernir lo bueno de lo malo (Heb 5,14); el
utiliza en Heb 5,14, mientras que el verbo dokimásein, que aparece
22 veces en el Nuevo Testamento, es el término técnico con el que III, 1222-1247; J. M. CASTILLO, El discernimiento cristiano según san Pablo, Granada 1975;
Pablo expresa cómo tiene que ser, en concreto, la conducta del ID, El discernimiento cristiano. Por una conciencia crítica, Salamanca 1984; L. BOROS, El
creyente. De tal manera que bien se puede afirmar que aquí tene- discernimiento de espíritus, en "Conc" 129 (1977) 368-375; M. MCNAMARA, Criterios de
discernimiento en Israel, en "Conc" 139 (1978) 503-516; J. SOBRINO, El seguimiento de Jesús
mos el concepto clave para entender lo que es la existencia cris- como discernimiento, en "Conc" 139 (1978) 517-529; W. A. PETERS, Ignacio de Loyola y la
tiana 7. "discreción de espíritus", en "Conc" 139 (1978) 530-538; L. BAKKER, Die Lehre des Ignatius
von Loyola von der "linterscheidung der Geister", Würzburg 1969; G. D. COLEMAN, The
Discernement of Spirits, Jersey City 1973; J. PIKAZA, El discernimiento de espíritus en el
6 Nuevo Testamento, en "VR" 285 (1975) 259-271; L. GONZÁLEZ, Corso pratico di discerni-
Cf A. VAN DÜLLMEN, Die Theologie des Gesetzes bei Paulus, 130; G. SIEGWALT, La loi,
chemin dusalut, 10. mento comunitario, Roma 1978; E. DUSSEL, Discernimiento, ¿cuestión de ortodoxia u
7 ortopraxis?, en "Conc" 139 (1978) 552-567; E. M. URENA, Discernimiento cristiano, psicoa-
Cf G. THERRIEN, Le discernement dans les écrits pauliniens, París 1973; W. GRUND-
MANN, Dókimos, en TWNTII, 258-264; J. GUILLET, Discernement des esprits, en "DSpir" nálisis y análisis marxista, en "Conc" 139 (1978) 568-583.

352 353
deseo y la oración de Pablo en favor de sus comunidades se concre- deseos, a los caprichos del instinto y de la imaginación, en defini-
tan en que los creyentes se capaciten, por medio del amor, para tiva, a la ambición por el dinero, el poder y el prestigio, que escla-
tener el tacto afinado que les lleve a discernir cuál es la voluntad de vizan al hombre y lo encierran en su propio egoísmo. En este
Dios (Flp 1,9-10); y, por último, la solución ante el engaño o las sentido es elocuente el texto de Rom 12,2: "No os amoldéis al
posibles desviaciones en nuestro caminar hacia Dios no es otra mundo este, sino dejaos transformar por la nueva mentalidad, para
cosa que el discernimiento espiritual (Un 4,1). ser vosotros capaces de discernir lo que es voluntad de Dios". Se
trata, pues, de lo que bien podemos llamar el inconformismo cris-
De todo lo dicho resulta que el discernimiento de la voluntad tiano o la intransigencia del creyente frente al mundo este. De tal
de Dios ocupa, con toda razón, el centro mismo de la vida cris- manera que ese inconformismo y esa intransigencia es lo que capa-
tiana. cita al hombre de fe para poder llevar a efecto el discernimiento.
La cuestión capital está aquí en comprender lo que Pablo quiere
3. La condición necesaria decir cuando habla del "mundo este". Se trata del "orden estable-
cido" o el "sistema", que se configura y se define por un determi-
Por extraño que parezca, el punto de partida y la disposición nado "saber" (ICor 1,20-25), es decir, por toda una escala de valo-
indispensable para poder hacer el verdadero discernimiento cristia- res que implica el aprecio de lo fuerte y de lo sabio, junto con el
no consiste en que no se haga según el propio juicio, según el desprecio de lo débil y lo plebeyo (ICor 1,27-28), el sistema y el
criterio propio y la propia valoración de las cosas. Por el contrario, orden que tiene su consistencia en los intelectuales, los poderosos
para poder realizar el verdadero discernimiento es absolutamente y la gente de buena familia (cf ICor 1,26). O dicho más claramente,
indispensable despojarse de lo propio, para capacitarse con algo el sistema en el que lo decisivo es el prestigio, el poder y el dinero,
que solamente Dios puede dar. lo que comprenden y propugnan los jefes de este mundo, que
crucificaron al Señor (ICor 2,6-8). Por eso el mensaje de la cruz es
En efecto, según Rom 12,2, el creyente debe dejarse transformar la subversión más radical de cuanto comporta el mundo (ICor
por la nueva mentalidad, para ser capaz de discernir lo que es la 1,20-21). Y por eso también es absolutamente necesaria la intran-
voluntad de Dios. Esta transformación ha de llevarse a efecto en la sigencia frente al mundo, para poder hacer el discernimiento cris-
interioridad de la persona (el noüs), es decir, en el hombre como tiano.
sujeto consciente que conoce, comprende, decide y se sitúa ante
Dios y ante los valores morales. Por otra parte, según Ef 5,10, los Esta última conclusión es decisiva en todo este asunto. Porque
creyentes deben portarse como "hijos de la luz" para discernir lo con relativa frecuencia se da el caso de personas que pretenden
que agrada al Señor. Ahora bien, según Ef 4,17-24, los "hijos de la hacer un verdadero discernimiento cristiano, pero la verdad es que
luz" son los hombres en quienes se ha producido un cambio radical, esto les resulta imposible, porque se trata de gente que no ha roto
una renovación, en el centro mismo de la persona, en su compren- con el mundo o con el sistema establecido en el sentido antes
sión más honda, en su visión y valoración de las cosas, en su explicado. Tales personas están sencillamente incapacitadas para
afección a todo lo que nos rodea. He ahí la condición necesaria discernir cristianamente. Siguen anteponiendo lo fuerte y lo sabio
para poder hacer el verdadero discernimiento cristiano. de este mundo a lo débil y a lo plebeyo. Y, es claro, en esas
condiciones el discernimiento cristiano se hace imposible. Quien
Pero con eso no está dicho todo. Ni siquiera lo más importante. no ha cambiado radicalmente de mentalidad frente al "orden esta-
Porque esa transformación de la persona tiene un sentido determi- blecido" no puede discernir lo que quiere el Señor.
nado y comporta una exigencia fundamental: la intransigencia del
creyente ante el orden establecido, es decir, ante el ordenamiento y Esta imposibilidad práctica se suele dar frecuentemente en el
la organización de este mundo, que se opone radicalmente al saber caso de aquellas personas que se identifican incondicionalmente
de Dios y que se basa en el sometimiento de los hombres a los bajos con una determinada organización o institución. Porque, en ese
354 355
caso, la persona se identifica no sólo con los fines de la institución, que la coherencia de los textos, en este sentido, indica que se trata
sino además con los intereses de la misma institución. Y bien puede de algo expresamente pretendido. Ahora bien, esta imprecisión
ocurrir que los fines sean altísimos y excelentes, pero que los inte- pretendida contiene una enseñanza fundamental: el discernimiento
reses no sean ni tan altos ni tan excelsos, sino más bien todo lo no se realiza en función de determinados contenidos mentales que
contrario: intereses basados en el dinero, el poder y el prestigio. Lo marquen el camino que se ha de seguir o los resultados que se han
cual ocurre con bastante frecuencia, si tenemos en cuenta la diná- de obtener. Nunca se indican tales contenidos, ni de tipo ideológico
mica inherente a la organización y funcionamiento de las institu- ni de orden normativo. El discernimiento, por consiguiente, com-
ciones 8. De donde resulta que la persona que se identifica incondi- porta una experiencia más original, más profunda.
cionalmente con la institución vive las pasiones y apetencias mun- Pero ¿en qué consiste tal experiencia? Para responder a esta
danas "por procurador", es decir, mediante la misma institución: la cuestión, el texto más importante, sin duda alguna, es Flp 1,9-10:
apetencia por el dinero, el poder y el prestigio se transfiere a la "Pido en mi oración que vuestro amor crezca más y más en pe-
organización institucional. Y entonces lo que suele ocurrir es que la netración y en sensibilidad para todo, a fin de discernir lo mejor".
persona es quizá muy desprendida de todo eso, pero no consiente El discernimiento aparece aquí, no como fruto de unas ideas o de
en que nada de eso le falte a la institución por medio de la cual vive una determinada mentalidad, sino como resultado de una expe-
tales apetencias. La consecuencia, en ese caso, es que el sujeto en riencia, la experiencia afectiva por excelencia, el amor. Se trata de
cuestión se incapacita radicalmente para poder hacer un discerni- una experiencia intensa y sobreabundante: el amor que crece más
miento cristiano. Este proceso es frecuente en el caso de sacerdotes y más (épi mállon kai mállon). Se trata, además, del amor al pró-
y religiosos profundamente identificados con sus propias institu- jimo, ya que de ese amor es del que habla enseguida el autor (Flp
ciones, a las que cada sujeto da todo lo que puede dar, pero de las 2,1-18). Y se trata, sobre todo, de un amor que se traduce en
que recibe también la seguridad, la protección y hasta la promoción "penetración" (epígnosis) y "sensibilidad" o tacto afinado (áiszesis).
que el propio sujeto busca tan apasionadamente. De todo lo cual resulta la siguiente conclusión: el discernimiento
cristiano es fruto de una experiencia intensa y creciente. La expe-
riencia del amor cristiano a los demás. Este amor, que invade la
4. La experiencia del discernimiento vida afectiva del creyente, se traduce en conocimiento profundo y
práctico, y en una sensibilidad o tacto afinado que descubre, con
Cuando se estudian los textos del Nuevo Testamento sobre el una cierta connaturalidad y espontaneidad, lo que agrada al Señor,
discernimiento, llama poderosamente la atención la imprecisión de lo mejor y lo más acertado en cada situación y en cada circunstancia
objetivos en que tales textos se mueven. Jamás se pone el discerni- concreta.
miento en relación con una norma, una ley que se trate de aplicar. Esta misma conclusión se desprende también del análisis de
Es decir, el discernimiento no consiste en la aplicación de la ley a otro de los textos fundamentales sobre el discernimiento, Ef 5,8-10:
los casos concretos. Por el contrario, todos los textos hablan de tal los "hijos de la luz" proceden en la vida discerniendo lo que es la
manera que los objetivos que se señalan son siempre algo muy
voluntad de Dios. Y enseguida añade el mismo autor: "Por consi-
impreciso o demasiado general: la voluntad de Dios (Rom 12,2), la
guiente, mucha atención a cómo os portáis: no como simplones,
propia actuación (Gal 6,4; 2Cor 13,5), lo que es lo mejor (Flp 1,9-
sino con talento, aprovechando las ocasiones, porque corren días
10), lo que agrada al Señor (Ef 5,10), lo que está bien (ITes 5,21-
22) o simplemente discernir lo bueno de lo malo (Heb 5,14). Esta malos. No seáis irreflexivos (áfrones), sino tratad de comprender
imprecisión en un asunto de tanta importancia para la vida cristia- (syniete) lo que el Señor quiere" (Ef 5,15-17). De acuerdo con el
na no puede ser el resultado del olvido o la inadvertencia. Es claro sentido que tiene el verbo fronéo en los escritos de Pablo, se trata
de comprender que el discernimiento no es cuestión de criterios
8 especulativos o de ideas abstractas, sino que es el resultado de
Para este punto, cf A. ETZIONI, Les organisations modernes, Gembloux 1971; ID, La
sociedad activa, Madrid 1980. aquello que en la persona es objeto de deseo, de amor, de estima,

356 357
de admiración. La persona discierne en la línea de "los valores" que ciona la carta a los Efesios (5,8-9), así como la rectitud o vida justa
vive y defiende como lo más suyo. (dikaiosyné), según Filipenses (1,10).
Por consiguiente, el discernimiento es fruto del amor cristiano Por otra parte, si se analizan de cerca estas listas de "frutos", se
hacia los demás. Este amor se traduce en conocimiento práctico y comprende enseguida que todos ellos apuntan a una misma cosa:
en sensibilidad, que descubre, mediante la solicitación o exigencia el amor al prójimo en todas sus manifestaciones9. Lo cual quiere
que comporta todo valor, lo que agrada a Dios en cada circunstan- decir que donde se producen esos frutos del Espíritu el discerni-
cia concreta. miento de la voluntad de Dios es acertado. Donde no se producen
esos frutos, no se descubre lo que Dios quiere, por más que se
consigan otras cosas: hablar lenguas de ángeles, tener todo el saber,
5. Los frutos del Espíritu trasladar montañas y hasta incluso dejarse quemar vivo (ICor 13,1-
3). Una ortodoxia, una fidelidad, un integrismo, o también un
Queda por resolver la dificultad más seria que plantea el discer- compromiso, que llegaran a metas tan altas, no servirían para nada
nimiento, a saber: que el hombre puede engañarse y tomar por si falta el único criterio que tenemos los cristianos para saber si
voluntad de Dios lo que, en realidad, no es sino voluntad propia. acertamos o no en nuestras decisiones. Y ese criterio es el amor
Y conste que esta dificultad es tanto más problemática cuanto que concreto y real a los demás, con los efectos que produce ese amor.
proviene, ante todo, de la indeterminación misma en que muchas Por lo demás, y siendo consecuentes con lo dicho hasta aquí,
veces suele presentarse ante la conciencia lo que Dios quiere. De debemos concluir que es el discernimiento, y no la ley, lo que tiene
ahí que se plantea lógicamente una cuestión fundamental: ¿cómo que determinar y orientar el comportamiento cristiano. Sin embar-
puede saber el creyente si acierta o no en su decisión? go, en una sociedad de hombres es necesario que existan determi-
Para responder a esta cuestión debe tenerse en cuenta que tanto nadas normas. Se imponen por su evidencia los preceptos negati-
en la carta a los Efesios como en Filipenses se establece una relación vos, que prohiben hacer daño al prójimo. Y hay que tener también
directa entre el discernimiento y los "frutos" que el cristiano debe en cuenta las disposiciones positivas, que protegen a la sociedad de
producir (Ef 5,8-10; Flp 1,9-11). Y es que la autenticidad de la vida la anarquía y orientan la convivencia social. ¿Qué papel deben
cristiana se conoce por los frutos que el Espíritu produce en el desempeñar las normas cuando el hombre trata de formarse la
hombre de fe (Gal 5,22; Col 1,6-10; Tit 3,14; cf también Rom 1,3; conciencia? La norma es un elemento de juicio que el creyente ha
6,21-22; 7,4; ICor 9,7; Heb 12,11; 13,15; Sant 3,17-18; 2Pe 1,8; Ap de tener en cuenta al hacer el discernimiento. Es decir, el hombre
22,2). Porque donde hay vida tiene que haber fruto (ICor 9,7; de fe ha de tener muy presente la norma al hacer su discernimiento.
2Tim 2,6; cf Is 37,30), mientras que la esterilidad, la vida que no se Pero queda en pie lo que ya he dicho antes: cuando se trata de la
traduce en frutos, merece la reprobación y el castigo (Jds 12; Jn formación de la conciencia, la última palabra no la tiene el propio
15,6; Le 13,6-9; Mt 3,10; 21,43; Me 11,14). Por consiguiente, el sujeto, como tampoco la tiene la norma. La última palabra perte-
tema de los frutos es la clave de interpretación a la hora de medir nece solamente al Espíritu de Dios, que, mediante el discernimiento,
la autenticidad de la conducta cristiana, de acuerdo con la sentencia nos descubre lo que agrada al Señor.
evangélica: "El árbol se conoce por el fruto" (Mt 12,33; cf Le 6,43-
44; Mt 7,16-20).
Ahora bien, ¿qué frutos se trata de producir? La lista más
completa de frutos del Espíritu se encuentra en la carta a los Gá-
latas: "El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, tolerancia, agra-
do, generosidad, lealtad, sencillez, dominio de sí" (Gal 5,22), a los
que hay que añadir la "bondad, honradez y sinceridad" que men- 9
Cf J. M. CASTILLO, El discernimiento cristiano según san Pablo, 83-89.

358 359
CAPÍTULO 24

LA ORACIÓN:
¿ESPIRITUALISMO O COMPROMISO?

¿QUÉ IMPORTANCIA y qué significación tiene la oración en el


conjunto de la vida de un cristiano? Esta cuestión es importante.
Porque nos enfrenta a uno de los problemas que más hondamente
afectan a la Iglesia de nuestro tiempo. Incluso se puede afirmar, sin
exageración alguna, que nos enfrenta al problema fundamental: el
problema de la fe.
En efecto, la tensión de generaciones y el malestar de muchos
creyentes de nuestro tiempo queda en buena medida polarizado y
reflejado aquí. Para unos, gentes de porte tradicional y conserva-
dor, "creer en Dios" equivale a comprometerse con algo que evoca
fundamentalmente la referencia directa e inmediata a "lo espiri-
tual": la oración, el culto, las prácticas piadosas. Para otros, los
hombres de mentalidad abierta y progresista, la fe es la categoría
fundamental que les lleva, ante todo, a comprometerse con el mun-
do y con la vida. Unos y otros hablarán de la oración y de Dios,
como también es cierto que hablarán de compromisos temporales
y del amor a los hermanos. Pero es claro que el mayor acento y, a
veces, hasta la división tajante que se establece entre ambas con-
cepciones viene a situar exactamente a los hombres de una y otra
generación. Cuando hay sacerdotes o laicos que se quejan de que
tales personas viven refugiadas en su "espiritualismo" y en su "ora-
ción", pero sin comprometerse con una presencia y una acción
cristiana en el mundo, están reflejando exactamente la gravedad
del problema. Cuando, por el contrario, tales otros cristianos se
quejan y hasta se escandalizan de los que quieren hacer del cristia-
nismo una acción de tipo social y en ocasiones hasta político, están
reflejando también esta misma gravedad de la actual situación.

361
Unos quieren que el sacerdote ideal sea el hombre "espiritual", el para alcanzar a Dios. Porque el momento del descubrimiento es
hombre de la oración; para otros, el hombre de Dios es el hombre precisamente, muy a menudo, según mi experiencia, el momento
comprometido con los hombres y con el mundo. Unos dicen que del contacto y del compromiso incondicional"3. "Mi experiencia
por ese camino de compromisos temporales y de acciones políticas personal es que yo hago oración de verdad por la gente y por ellos
estamos desvirtuando el cristianismo, lo estamos vaciando de su yo comparto la agonía de Dios precisamente cuando voy a su
contenido esencial; los otros protestan, a veces hasta con amargura, encuentro y cuando les doy toda mi alma. Es entonces o nunca, en
de que todo el montaje de la llamada "vida espiritual" no ha servido esta relación encarnada, cuando la profundidad se comunica y
sino para alienar a la Iglesia, para alejar a los hombres de las cuando el espíritu de Dios es capaz de percibir nuestros quejidos
exigencias concretas que les imponía el mandato fundamental del inarticulados para transformarlos en oración"4.
Señor: "amarás a tu prójimo"1. He aquí el problema. Se podrán Pero dejémonos de teorías. Sean cuales sean las ideas que cada
describir y matizar más detalladamente ambas posturas. Pero no uno pueda tener sobre esta cuestión, el hecho es que las dos tenden-
hace falta. Con lo dicho basta para hacerse cargo de la gravedad cias o grupos que antes he descrito están perfectamente descritos y
del asunto al que nos enfrentamos. Y también de su actualidad. delimitados en la práctica: de una parte, los que ponen su acento
Así las cosas y desde este punto de vista, no es exagerado fundamental y su empeño concreto en la oración, en la relación
afirmar que la oración es el test de la fe. En cuanto que la actitud directa con Dios; de otra parte, los que se fijan, ante todo, en el
que, en concreto, cada hombre adopta ante la oración es el dato compromiso con el mundo y con los nombres. Todo esto es ya de
más directamente revelador de su propia comprensión de la fe en sobra conocido. Y si lo he traído aquí no es, claro está, para
Cristo Jesús. Y hago hincapié en el aspecto particular de la actitud descubrir lo que todo el mundo sabe. Mi intención va más lejos. Se
concreta y práctica. Porque en teoría nadie pondrá en duda la trata de buscar el sentido y la importancia de la oración en la
necesidad del recurso a Dios, la necesidad también del retiro y la existencia concreta de un creyente. Pero para esto era necesario
reflexión. De una manera u otra, toda la Biblia insiste en ello. tomar como punto de partida la situación de hecho que todos, de
Jesús de Nazaret hizo oración retirada y frecuente en la soledad de una manera u otra, estamos padeciendo. A partir de esta situación,
los montes y de las noches (Me 1,35; 6,46; 14,32-42; Le 3,21; 4,1; la palabra de Dios puede aportar una respuesta válida para nuestras
5,16; 6,12; 9,18.28.29; 11,1; 22,41; Jn 6,15; Mt 26,36ss)2. Y todos situaciones interiores y para nuestro desconcierto. He aquí la sig-
los hombres de Dios han sabido muy bien que su fe era indisociable nificación práctica del presente capítulo.
de la búsqueda y del encuentro con el Señor. Pero es que el proble-
ma no está en eso. El problema no está en la aceptación teórica de
que el recurso a Dios y el diálogo con Dios es importante. El 1. Originalidad de la oración cristiana
problema está en la realización práctica de ese recurso y de ese
diálogo. Y así, no es infrecuente en nuestro tiempo encontrar per- Antes he dicho que la oración es el test de la fe, en cuanto que
sonas que aceptan, desde luego, la importancia del diálogo con la actitud que, en concreto y prácticamente, cada uno adopta ante
Dios en nuestro mundo secular, es sencillamente encontrar al her- la oración es el dato más directamente revelador de su propia
mano. Recuerdo aquí un texto de J. A. T. Robinson: "Yo me comprensión de la fe en Cristo Jesús. A más de uno ha tenido que
pregunto si la oración cristiana, vista a través del misterio de la extrañar semejante afirmación. Porque suena a "esplritualismo" y
encarnación, no debe ser definida en términos que implican encon- a defensa cerrada de posturas inmovilistas y desencarnadas. Y así
trar a Dios a través del mundo, más bien que retirarse del mundo es en realidad, tal como esa frase se puede y se suele entender a
primera vista. Y es que las quejas de los que propugnan un cristia-
1
Véase sobre este asunto JOSÉ M. CASTILLO, Oración y existencia cristiana, Salamanca 3
1969. J. A. T. ROBINSON, Honest to God, London 1965, 98-99 (trad. esp., Sincero para con
2
Cf A. HAMMAN, La Friere, vol. I, Tournai 1959, 78-94; J.A. ESTRADA, Oración: libe- Dios, Barcelona 19672).
4
ración y compromiso de fe, Santander 1986, 125-127. J. A. T. ROBINSON, O.C, 104.

362 363
nismo más al día y más comprometido no están exentas de una ante la conciencia de muchos se impone el hecho aplastante de
profunda verdad. En efecto, el criterio decisivo que aporta el Nuevo sacerdotes, religiosos y seglares que son fieles a la práctica de un
Testamento para comprobar la autenticidad de la fe de una persona tiempo determinado de oración y, sin embargo, con esa fidelidad
no es la oración, ni los sentimientos o las experiencias espirituales coexisten una serie de posturas y actitudes que no se ven fácilmente
que esa persona pueda tener en momentos determinados. El criterio conciliables con el espíritu del sermón del monte: hombres cerrados
definitivo de la fe es la caridad, es la disponibilidad, es el servicio, ante el hermano, incapaces de escuchar de verdad al otro, seguros
es la existencia para los demás. Una caridad y un servicio que se de sí mismos y jueces de los demás, poco pobres y poco niños,
traducen en hechos tangibles y concretos. Una caridad, sobre todo, bastante incapacitados, por consiguiente, para acoger y recibir el
que realiza la justicia en el mundo. La insistencia de los autores del Reino. Es verdad que semejante actitud se debe, muchas veces, más
Nuevo Testamento es, en este sentido, indiscutible. Las exhortacio- que nada a determinados factores de tipo cultural y ambiental;
nes de las cartas de san Pablo, las tesis de los escritos de Juan, porque no se puede negar la evidente buena voluntad de algunas
repiten siempre y de mil maneras la misma argumentación: "Quien personas. Pero, en todo caso, es innegable que de esta manera y
no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no por ese camino muchos hombres de hoy han venido a caer en una
ve. Y este mandamiento tenemos de él: que el que ama a Dios, ame situación de desengaño y desconcierto fatales. Porque no se trata
también a su hermano" (Un 4,20-21). San Juan muestra un eviden- solamente del mal ejemplo que pueden dar determinados hombres
te recelo ante toda mística que no se expresa concretamente en la representativos de la Iglesia. Es que aquí hay algo más grave:
actitud que un hombre adopta ante los demás. "A Dios nadie lo ha muchos hombres de hoy se sienten cada día más desconectados
visto jamás; si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nos- psicológicamente de los hombes y de las obras que encarnan la
otros, y su amor alcanza en nosotros su perfección" (Un 4,12)5. espiritualidad que tanto ha defendido la oración; ellos no ven en
esos hombres el ideal humano, evangélico y sacerdotal que les
No es la primera vez, en la historia de la Iglesia, que determi- pueda atraer eficazmente a vivir lo que se les predica; y, lo que es
nados errores y hasta aberraciones muy fuertes se han camuflado peor, ellos se dan cuenta de que esos hombres, en definitiva esa
con apariencias de intensa espiritualidad6. Cuando la fe cristiana espiritualidad —porque la espiritualidad era el motor que les im-
se manifiesta en la incondicional aceptación y donación, en el amor pulsaba—, han creado y mantenido unas obras, es decir, una acción
verdadero a los otros, en el absoluto respeto a todos, en el servicio pastoral que aparece en muchos aspectos muy distante de las ver-
evangélico, entonces tenemos el criterio infalible de lo que vale una daderas exigencias del pueblo que sufre, de los pobres y oprimidos
vida de oración. Pero aquí es donde reside precisamente la verda- que son signo evangélico de la presencia del reino de Dios.
dera dificultad tal como aparece en la conciencia de muchos hom-
bres de nuestro tiempo. No se trata ya simplemente de que, apoya- Vistas así las cosas, es claro que la oración no es ni puede ser el
dos en estos argumentos, ellos digan que lo que hay que hacer es signo manifestativo de la fe cristiana, el test de un verdadero cre-
amar y servir a los demás (se haga o no se haga oración); es que yente. También el bonzo y el santón rezan, y quizá rezan mucho,
a sus dioses. Por el solo hecho de que un hombre acuda e invoque
5
Lo que se acentúa en Un 4 no es el objeto del amor (Dios y el prójimo), sino la
a la divinidad o porque contemple el absoluto, no por eso podemos
oposición entre "contemplar" y "amar". Por el amor, no por la contemplación, es como se decir que ese hombre sea un creyente. El signo manifestativo de la
alcanza la comunión con Dios. San Juan combate aquí el pretendido conocimiento inme- fe cristiana es el amor, es el compromiso eficaz con los hermanos,
diato de Dios (propio de los gnósticos) y su contemplación extática por el solo esfuerzo
humano. Cf F. J. RODRÍGUEZ MOLERO, Epístolas de San Juan, en La Sagrada Escritura, es la vida evangélica.
N.T., vol. III, Madrid 1962,487.
6
Un caso clarísimo, en este sentido, es el de los "alumbrados", que aparecen desde 1512 Para comprender lo que acabo de decir hay que tener en cuenta
en Toledo y que se extendieron por toda España. Cf B. LLORCA, Die Spanische Inquisition que una cosa es el fenómeno religioso en su generalidad y otra cosa
unddie "Alumbrados", Berlín-Bonn 1934. Es bien conocido, sobre este asunto, el estudio de es el hecho cristiano. El fenómeno religioso brota del hombre, de
M. MENÉNDEZ PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles, t. IV, l.V, Santander 1946-
1948. También es importante el conocido estudio de M. BATAILLON, Érasme et l'Espagne. la estructura metafísica del hombre mismo, que busca en Dios
Recherches sur l'histoire spirituelle du XVIsiécle, París 1937. solución y respuesta; es un movimiento de abajo-arriba. El hecho
364 365
cristiano brota de Dios, de la libre iniciativa de Dios, que busca al meno contemplativo natural y otra cosa el fenómeno de la oración
hombre; es un movimiento de arriba-abajo7. El fenómeno religioso cristiana. Que existe un fenómeno contemplativo natural, connatu-
se expresa en la piedad individual y en el culto comunitario o ral al ser del hombre, es un hecho de sobra conocido y atestiguado
público; el hecho cristiano se expresa en la fe8. Y sabemos que la por los filósofos, los artistas y los místicos de todos los tiempos y
fe es la aceptación de Cristo en la vida entera, la aceptación de de cualquier confesión religiosa. Desde la profundidad más íntima
Cristo como norma decisiva en el conjunto de toda la vida, no sólo del ser personal brota la tendencia espontánea, previa a todo con-
en los momentos aislados en que se expresa la piedad y el culto. cepto y a toda imagen definida, para el reposo contemplativo en la
San Pablo ha formulado de manera tajante que el hombre no se percepción inefable de la belleza y el orden, la verdad y el absoluto.
salva por la religiosidad, por la fuerza de su impulso en la busca de Artistas, poetas y místicos saben muy bien de estas cosas. Pero ese
Dios, no se salva por el vigor de su piedad y su culto, por el fenómeno por sí solo no puede definir lo que es la oración de los
cumplimiento exacto de unas prácticas o unos ritos. El hombre se cristianos, la originalidad de la oración cristiana.
salva por la fe, por el vigor del evangelio, que es el vigor y la fuerza
La oración de un creyente, en cuanto tal, no brota de una
de Cristo salvador (Rom 1,16-17; 3,21-31; 9,31s; Gal 2,16; 3,1 ls).
tendencia natural, sino de la fe; no se especifica por la atracción
También los cristianos tenemos nuestro culto; pero es un culto
espontánea hacia el absoluto, sino por la acción del Espíritu Santo
espiritual (Rom 12,2). Por supuesto, los cristianos celebramos los
y por la atracción del Padre, que nos lleva al encuentro con Cristo
sacramentos como culto comunitario y público9. Pero en todo este
Jesús (Rom 8,14-15; Gal 4,4-6; Jn 6,44). Es decisivo, en esta cues-
asunto es fundamental comprender que, según el Nuevo Testamen-
tión, tener esto siempre muy claro. No solamente porque la fe parte
to, el culto cristiano es, ante todo, el culto espiritual y existencial,
de la iniciativa de Dios (y no de un dinamismo humano), sino
que se expresa en la vida entera (Flp 2,17; Rom 12,ls; IPe 2,5s;
sobre todo porque ella es una referencia personal y un encuentro
cf Flp 3,3; 4.18; 2Tim 1,3; 4,16; Heb 9,14; 12,28; 13,15). Léanse los
con Cristo Jesús como persona. Un encuentro, además, que implica
textos que acabo de citar. La convergencia de todos ellos es conclu-
el diálogo y la co-efusión, el seguimiento y la co-ejecución de su
yente: nuestro culto (en el sentido que le da el Nuevo Testamento)
vida. Lo original y diferencial del cristianismo está en esta relación
es el culto de la fe, que se expresa en la celebración sacramental y
personal que el hombre entabla con Dios en la fe, es decir, en la
cuyo fruto fundamental es el amor.
aceptación y en el compromiso con la persona de Cristo Jesús.
Pero hay más. De la misma manera que hemos dicho que una Sobre la base de esta "relación personal" se construye lo cristiano,
cosa es el fenómeno religioso en su generalidad y otra cosa es el de tal manera que en tanto puede darse una fe madura en cuanto
hecho cristiano, igualmente hay que decir que una cosa es úfenó- se dé esta relación con el Señor. El fondo del contraste entre la
experiencia cristiana y la espiritualidad oriental reside precisamente
aquí: en la "interioridad recíproca" como superación de la interio-
ridad solitaria"10.
1
Desarrolla estas ideas más ampliamente J. DANIÉLOU, Historia de la salvación y forma-
ción litúrgica, en "Proyección" 12 (1965) 83-84.
8
Como es sabido, K. Barth desarrolla ampliamente la tesis de la radical contraposición
entre religión y revelación: la religión brota del hombre, la revelación brota de Dios. Y entre A nadie se le oculta la gravedad de consecuencias que este
ambas existe un antagonismo radical. Cf K. BARTH, Die Kirchliche Dogmatik 1/2, Zollikon- planteamiento implica, si es que se toma sinceramente en serio.
Zürich 1948, 309-317; 324-226. Sin embargo, como ya he probado en otro sitio (en mi libro Porque, ante todo, viene a denunciar el mito de espiritualidad
Símbolos de libertad, Salamanca 1981, 409-419), no se puede demostrar en modo alguno
que la revelación cristiana tenga que ser asumida y vivida por el hombre de un modo (falsa espiritualidad cristiana) que viven muchos cristianos. De
arreligioso. Y menos aún se puede demostrar que entre religión y revelación exista una hecho, es en la unión a Cristo, y solamente ahí, donde reside el
radical incompatibilidad y menos aún un mutuo rechazo. Por lo demás, esto no quiere decir verdadero problema y la verdadera originalidad de la oración cris-
que la revelación cristiana asuma el hecho religioso sin más. Y menos aún quiere decir que
la revelación se acomode y se pliegue al hecho religioso de una manera ingenua o, si se quiere, tiana. La más bella contemplación histórica, afectiva o estética de
acrítica. Por el contrario, la revelación cristiana (y la fe, que es la respuesta a esa revelación)
tiene siempre el cometido de criticar y denunciar las degradaciones y perversiones que
10
frecuentemente se producen a nivel de las mediaciones de lo religioso. J. A. CUTTAT, Expérience chrétienne et spiritualité oriéntale, en el volumen en cola-
9
Así lo he demostrado ampliamente en mi libro Símbolos de libertad. boración, dirigido por A. RIVIER, La Mystique et les mystiques, París 1965, 846.

366 367
una escena evangélica no es necesariamente una oración cristiana. 2. La oración, experiencia de la fe
Tampoco lo es la más impecable liturgia, incluso si los participantes
experimentan, en el transcurso de la ceremonia, el sentimiento Toda la vida cristiana arranca de la fe y se interpreta a partir de
vivísimo de la comunión eclesial. Tampoco incluso la meditación ella. Esto es perfectamente claro. Lo que no parece tan claro, al
más profunda de las verdades cristianas. La oración no es verdade- menos para muchos espíritus, es que la oración sea una expresión
ramente cristiana nada más que cuando el creyente sale de ella con absolutamente necesaria e indispensable de la fe. Dicho de una
una fe, una esperanza y una caridad más intensas, es decir, decidido manera más tajante, ¿se puede asegurar que no puede haber fe
a vivir más sinceramente como hijo de Dios, comprometido con verdaderamente adulta sin oración? ¿Se puede decir que un hombre
Jesús y con el evangelio (y por lo tanto con los hombres) con todas que se define creyente en Cristo, por más que se comprometa, no
sus consecuencias. Esta decisión distingue a la oración cristiana de es tal creyente si no ora? ¿Se puede defender, por consiguiente, que
toda otra oración, pagana, musulmana, budista11. fe cristiana y oración son absolutamente indisociables y que por
eso toda presentación de la fe que prescinda de la oración es sen-
Reconocemos, desde luego, que el dinamismo de la fe se inserta cillamente una adulteración de la misma fe? Aquí estamos tocando
en el dinamismo humano y aprovecha todas sus virtualidades. Re- el centro del problema. Del problema de la fe y también de la
conocemos por eso que la energía del Espíritu Santo y la atracción oración.
del Padre cuentan con la natural capacidad contemplativa y orante
de cualquier hombre. En este sentido, yo comprendo muy bien lo Si es que somos sinceros y consecuentes con el planteamiento
que escribía a este respecto Rene Daumal: "Acabo de leer sucesiva- que de la fe hace el Nuevo Testamento, no podemos sino afirmar
mente textos sobre la bhacti, algunas citas de autores místicos que en tanto hay vida de fe en cuanto que hay vida de oración. Es
musulmanes y un pasaje de san Francisco de Asís, y una vez más decir, la oración es la expresión de la intensidad de la fe en una
me veo sorprendido al constatar que todo es la misma cosa" n. persona. Oración cristiana y fe en Cristo son dos realidades que se
En el fondo, es el fenómeno contemplativo-religioso natural, aclaran y se expresan mutuamente. En efecto, la convergencia de
coincidente en todos los espíritus. Pero una cosa es su conciencia dos datos fundamentales nos lleva a esta conclusión. No será difícil
en la base de la experiencia humana; y otra cosa es su especificación comprenderlo.
y determinación concreta, aquello que le confiere su originalidad. De una parte y ante todo está el planteamiento que el Nuevo
Y esta originalidad, ya lo he dicho, solamente le viene de la fe en Testamento y la teología moderna hacen de la fe. Aceptar la fe no
Jesucristo. Con todo lo que la fe implica de compromiso con la es primordialmente aceptar un sistema de verdades y un conjunto
vida. de obligaciones, ni siquiera aceptar y comprometerse con un pro-
Concluyamos. Ni la capacidad orante en cuanto tal ni siquiera yecto de realizaciones humanitarias o incluso trascendentes. Con-
la práctica fiel de una oración alta puede distinguir a un cristiano. vertirse a la fe es convertirse a una persona, encontrar la fe es
Es una equivocación, desgraciadamente muy extendida, el enjuiciar encontrar a esta persona, aceptar la fe es aceptar esa misma perso-
el grado de vivencia cristiana de una persona por su capacidad na. Creer es encontrar a Cristo. De ahí se deducirá todo lo demás,
puramente contemplativa o incluso por cierta atracción mística. en cuanto a la aceptación de verdades y al compromiso con proyec-
"Yo soy místico, proclamaba Nietzsche, y no creo en nada". Ni la tos. Pero en la base de todo está el encuentro personal, noción
oración ni la piedad por sí salvan o santifican. Solamente salva y clave para comprender lo que es el cristianismo. La teología mo-
santifica la fe, que actúa por medio del amor (Gal 5,6). derna ha insistido en que la fe tiene una estructura personal13. El
vocabulario del Nuevo Testamento, por sí solo, bastaría para ates-
13
Cf J. MOUROUX, Je crois en Toi, París 1949; A. BRUNNER, Glaube und Erkenntnis,
11
A. RIVIER, o.c, 145. München 1951; J. PFAMMATTER, La fe según la Palabra de Dios, en Myst. Sal. 1/2, Madrid
12
Lettre á Jacques Masui, en Cahiers du Sud, 1954, 393. 1969, 883-904.

368 369
tiguarlo. Es raro que el verbo pisteuein (creer) en los evangelios cuentro y toda vinculación de dos personas entre sí es posible
tenga un complemento distinto del mismo Cristo y, en más de una únicamente en el amor. Ahora bien, el amor, es decir, el encuentro
ocasión, otros posibles complementos se refieren a Cristo también. profundo, implica necesariamente una exigencia y un deseo de
Así este verbo ha venido a ser el verbo cristiano, el que evoca presencia, de intimidad, de confianza y de diálogo. Todo esto es
inmediatamente a Cristo. Sólo en dos ocasiones aparece Dios como demasiado conocido y basta apelar a la experiencia más simple de
complemento del verbo (Me 11,22; Jn 14,1). la vida para caer en la cuenta de su generalidad y su frecuencia en
En cuanto a la experiencia que el verbo "creer" implica hay que el quehacer y en el vivir de todos los días. En lo que quizá no
tener en cuenta que en 35 casos es sinónimo de poner la confianza reflexionamos debidamente es en su importancia insustituible. Quie-
en alguien, 12 veces significa "tener por verdadero", en 15 ocasiones ro decir esto: la persona se realiza plena y solamente en el en-
el sentido es dudoso entre ambas acepciones. Por lo demás, los cuentro con el "tú", en el encuentro con otra persona. Ahora
textos son netamente claros en cuanto al planteamiento de la rela- bien, tal encuentro puede darse únicamente en la "co-ejecución"
ción personal de cada hombre a Cristo mismo en materia de fe: (Mitvollzug) en cuanto "tú" y "yo" nos co-realizamos. Max Scheler
"¿Quién decís vosotros que soy yo?" (Mt 16,15); "¿Crees tú en el ha sabido formularlo con precisión: ni en el amor ni en cualquier
Hijo del hombre?" (Jn 9,36); "La obra de Dios es que creáis en el otro acto personal, aunque éste sea un acto cognoscitivo, es posible
que él ha enviado" (Jn 6,29). Concretamente en el evangelio de objetivar una persona. La persona sólo puede serme dada en cuanto
Juan, las expresiones varían, pero siempre, de una manera o de co-realizo sus actos, cognoscitivamente en la comprensión y en la
otra, vienen a formular esta realidad de la fe como relación personal vivencia conjunta, moralmente en el libre seguimiento 15. El otro, el
del hombre con Jesús el mesías. En cuanto a san Pablo, es verdad "tú", no es entonces y así ni obstáculo, ni instrumento, ni espectá-
que él ha destacado el aspecto de la fe como conocimiento; pero es culo, ni objeto transformable, sino persona; mi relación con él no
igualmente cierto que quizá ningún autor del Nuevo Testamento consiste en contemplación o en manejo, sino en co-realización.
ha marcado tan fuertemente la referencia de esta fe a un objetivo Esto supuesto y porque la persona es así, en su quehacer y su
concreto: Cristo mismo. Jesús es el Señor en el que él cree y al que realización, comprendemos perfectamente la singular importancia
él se entrega. A partir de ahí se explica todo lo demás (Gal 2,16; Ef que adquieren, en la convivencia humana, el silencio, la presencia,
3,12; Flp 3,9; Col 2,5; Flm 5). Santo Tomás supo explicar la razón la intimidad y el abandono en el otro. Y la razón es clara: la co-rea-
profunda de esta realidad de la fe en una fórmula genial: "Todo el lización completa no implica solamente co-actividad, sino además
que cree en alguien, se adhiere a su palabra. Luego, lo que aparece y también fundamentalmente co-efusión o co-afección. Esta co-
como principal y como poseyendo de alguna forma el valor de fin, efusión nos viene dada no en el "ser para" el otro, sino en el "estar
en todo el acto de creer, es la persona a cuya palabra se adhiere. Y con" el otro, en el contagio de la presencia. Porque es ahí y en eso
las verdades afirmadas, en esta voluntad de adherirse a una perso- donde se ponen en movimiento los mecanismos profundos del ser
na, se presentan como algo secundario"14. El centro de la fe es la personal, mecanismos que son preconceptuales y que por eso no
adhesión a Cristo resucitado, la vinculación, por consiguiente, al tienen más posibilidad de actuarse que la presencia del "tú" en
Señor como persona viviente hoy. Esta adhesión y esta referencia cuanto persona.
explican y justifican todo lo demás. Creer es entablar una relación
de persona a persona. No es éste el momento de analizar más detenidamente esta
experiencia. Con lo dicho basta llegar a una conclusión fundamen-
El segundo dato convergente que había que aportar aquí aclara tal: una cosa es alcanzar al "tú" como proyecto y otra cosa es
y completa lo anterior. La moderna fenomenología se ha preocu- alcanzar al "tú" como persona. En el primer caso me basta con la
pado de manera insistente de este acontecimiento y de este proceso co-actividad, hacer lo que él manda y lo que él ejecuta. Pero esto
que llamamos encuentro interpersonal. Toda relación, todo en- no es relacionarse con él como persona; persona a quien se quiere
14 15
Sum. Theol, II-II, q. 11, a. 1. Esencia y formas de la simpatía, Buenos Aires 1967, 223-224.

370 371
y con quien se convive. También puedo yo co-ejecutar cabalmente CAPÍTULO 25
los actos de un robot o ser secuaz fidelísimo de un sistema social o
político. Si alcanzo al otro como persona y en la medida en que lo ACTITUDES FUNDAMENTALES
alcanzo así, eso me llevará necesariamente a la co-efusión, que es DEL DISCÍPULO
presencia, intimidad y diálogo.
Vengamos a lo concreto. Si tenemos en cuenta, por una parte,
la estructura personal de la fe y, por otra, la fenomenología de todo
encuentro y de toda relación interpersonal, tal como ha sido descri-
ta esa relación, tenemos que concluir que toda vivencia de la fe
cristiana desemboca necesariamente en una experiencia de convi-
vencia "yo-tú". Lo cual es afirmar que desemboca en diálogo y en
presencia, es decir, en oración. Habría que rehacer la fe y habría
que rehacer al hombre mismo para que toda vivencia de verdadera
fe cristiana no terminara en oración. Creer es co-realizar el evange-
lio. Pero el evangelio es Jesús el mesías. Y entonces, precisamente EN ESTE CAPÍTULO nos hacemos una pregunta elemental: en
por eso, creer es hacer lo que dice y hace el Señor; pero también e definitiva, ¿qué es un creyente? O mejor dicho, ¿quién puede ser
igualmente vivir el diálogo, la presencia, la confianza, el abandono considerado como hombre de fe? Para responder a estas preguntas,
en él. Vivir intensamente la fe es vivir intensamente la oración. lo mejor sería poder elaborar una especie de retrato robot del
discípulo de Jesús. Pero ¿es eso realmente posible?
Así las cosas, habrá que preguntarse y reflexionar sobre la
La tarea no es fácil. Porque existen clichés prefabricados o
significación del compromiso y la fe tal como muchos lo plantean
imágenes estereotipadas que lo complican todo. Los usos y cos-
hoy. Creer es comprometerse. Pero ¿con qué? ¿Con un proyecto o
tumbres que hay entre los que se llaman cristianos representan en
con una persona! La cuestión es actualísima. Porque no es infre-
este sentido una seria dificultad. Porque mucha gente tiene el cri-
cuente el caso de hombres que, en nuestro tiempo y en nuestra
terio de que es un verdadero creyente el que tiene en su cabeza una
Iglesia, se entregan con una buena volundad desconcertante a la
serie de ideas muy claras: las ideas que se refieren a las verdades de
realización de los valores más puramente evangélicos, en la encar-
la fe, a los dogmas establecidos, a las costumbres y tradiciones de
nación con los pobres y oprimidos, en la defensa de la justicia y la
la Iglesia. Para otros, que simplifican mucho más las cosas, es
libertad, en la superación de toda estructura de pecado. Y hacen
creyente el que va a misa, reza y recibe los sacramentos. En otros
todo eso por la fe, porque creen en Cristo. Pero de tal manera que
casos, se consideran como creyentes a los que son de derechas, a
al mismo tiempo, y haciendo todo eso, no sienten en absoluto la
los que son gente de orden, quizá también a las personas integradas
necesidad de orar; hablar de oración es hablar para ellos de aliena-
en el sistema establecido.
ción espiritualista, de evasión del verdadero compromiso, de afin-
camiento en posturas trasnochadas, de fuga; en definitiva, del ver- Por supuesto, esas cosas pueden ser indicios de que una persona
dadero evangelio que ellos han descubierto ahora. Y uno se pre- es discípulo de Jesús. Pero también pueden no serlo, al menos
gunta: ¿Se han comprometido con Cristo o se han comprometido desde ciertos puntos de vista, como enseguida voy a explicar. Por-
con un proyecto! ¿Han hecho de Cristo un proyecto o lo miran que, para decirlo de una vez, hay que afirmar que es discípulo de
como persona? Ésta es la cuestión clave que tenemos que afrontar Jesús el que vive las actitudes fundamentales que caracterizan a
y resolver cuando se trata del problema de la oración. En el asunto todo discípulo. Y estas actitudes son la fe, la esperanza y la caridad.
de la fe hay que ir a lo esencial. No basta comprometerse con unos La tradición cristiana ha designado a estas actitudes con el nombre
ideales. Creer es comprometerse con Cristo el Señor. de virtudes. Concretamente se las considera como virtudes sobre-
naturales e infusas, es decir, dadas por Dios al creyente, como

372 373
dinámica de la gracia santificante'. Más aún, estas tres virtudes (la jóvenes, cuando empiezan a pensar por propia cuenta, abandonan,
fe, la esperanza y la caridad) se designan como "teologales", por antes o después, todo lo que se refiere a la fe y sus exigencias. Es
referirse inmediatamente a Dios, tal como es en sí2. El Nuevo la consecuencia prácticamente inevitable de una fe deformada. Y
Testamento (ICor 13,13) y la tradición3 conceden a estas tres vir- digo "una fe deformada" porque es una fe a la que le falta lo
tudes una importancia capital. Aquí las designamos con el nombre esencial. Por supuesto, la fe lleva consigo el saber y aceptar teóri-
de "actitudes", porque esa palabra resulta más familiar, y también camente las verdades reveladas4. Pero eso sólo no es lo esencial en
porque así se destaca la colaboración humana en la vida sobrena- la fe. La esencia y el centro de la fe consisten en otra cosa, que
tural: el hombre tiene que corresponder a la gracia de Dios. Y esa enseguida vamos a intentar analizar.
correspondencia se concreta en las tres actitudes fundamentales
que definen la vida del discípulo de Jesús.
b) Fe y salvación

Ante todo, es fundamental comprender que la fe es el punto de


1. Fe y encuentro personal con Dios partida y la clave de toda la vida cristiana. No entramos aquí en la
cuestión, ampliamente tratada por la teología moderna, que se
refiere a la llamada "fe implícita" y a los "cristianos anónimos", es
a) La deformación de la fe decir, aquellas personas que no han podido conocer el mensaje
cristiano, pero que proceden en su vida con entera honradez y
Cuando los chiquillos empiezan a tener uso de razón, se suelen sinceridad. En la medida en que esas personas se comportan en
poner en contacto con las cosas de la fe mediante el catecismo. El perfecta coherencia con su conciencia (rectamente formada), de
niño aprende de memoria una serie de afirmaciones doctrinales ellas se puede decir que implícitamente tienen fe y que anónima-
que se refieren a Dios y a los misterios de la fe. Y al niño se le dice mente son cristianos5.
que tener fe es creer lo que no se ve, o sea estar seguro de que son Pero no es ése el caso que aquí nos interesa. Ahora hablamos
verdad las afirmaciones doctrinales que se contienen en el catecismo del hombre que se ve situado ante la opción de aceptar o rechazar
o en los libros de religión. el mensaje cristiano. Y de ese hombre decimos que, para él, es
Es probable que al niño se le hable también del encuentro imposible agradar a Dios y encontrar la salvación al margen de la
personal con Dios. Pero es problemático que un niño pequeño se fe. Porque esta fe es la respuesta de adhesión al mensaje de Dios
entere de lo que eso significa y representa. Por eso existe el peligro (Rom 1,5; 15,18; 16,19; IPe 1,22). De tal manera que a los cristianos
de que, a fin de cuentas, lo que al niño le queda, como constitutivo se les califica específicamente como "creyentes" (pistéuontes) (Rom
de la fe, sea el conjunto de afirmaciones doctrinales que aprendió 1,16; 3,22; 4,11; ICor 1,21). Lo cual quiere decir que la fe es aquello
más o menos de carrerilla. que especifica y define a los miembros de la comunidad cristiana.
Por eso en el libro de los Hechos de los Apóstoles, donde se cuentan
La consecuencia inevitable que se sigue de todo esto es que la los primeros pasos que la fe ha dado en la historia, se afirma de
fe es en la práctica, para muchos cristianos, no el encuentro con
"alguien", sino el encuentro con "algo". Es decir, la fe no es, para 4
Por eso los teólogos han afirmado siempre que la fe es un acto del entendimiento, que
esos cristianos, el encuentro con una persona, sino el encuentro lógicamente comporta un conocimiento. Cf J. ALFARO, Fe, en Sacram. Mundi, vol. III,
con una cosa, las verdades de la fe, que además resultan difíciles de 107-110.
5
comprender y más difíciles de practicar. Por eso tantos y tantos Sobre los cristianos anónimos y la fe implícita ha tratado ampliamente K. RAHNER,
Los cristianos anónimos, en "Escritos" VI (1969) 535-544; ID, Bemerkungen zum Problem
des "anonymen" Chisten, en "Schriften" X (1972) 531-546; H. OTT, Existentiale interpre-
1 taron und anonyme Christlichkeil, en E. DINKLER, Zeit und Geschichle, Tübingen 1964,
K. RAHNER, H. VORGRIMLER, Diccionario teológico, Barcelona 1966, 776.
2 367-379; K. RIESENHUBER, Der anonyme Christ nach Karl Rahner, en "ZKTh" 86 (1964)
K. RAHNER, H. VORGRIMLER, Le.
3 286-303.
Concilio de Trento, ses. VI, cap. 7: DS 1530.

, 374 375
maneras muy distintas que esa fe es el punto de partida en la vida personas (Núm 12,7; ISan 12,14; Is 8,2; Prov 25,13) y especialmente
del cristiano como tal (He 3,16; 4,4; 5,14; 6,7; 8,12.13.37; 9,42; a Dios, que guarda su gracia y su alianza para los que le aman (Dt
10,43; 11,17, etc.). 7,9). Estamos, pues, en el ámbito de las relaciones interpersonales.
Ahora bien, esto entraña una consecuencia fundamental: la fe De tal manera que, en algunos pasajes, el verbo aman adquiere el
es la clave de interpretación de la vida cristiana. Por lo tanto, la sentido de ser fiel a, ser de la confianza de (Núm 12,7; ISam 3,20;
medida de la fe, en cada hombre, es la medida de su vida cristiana. Os 12,1).
Y en ese sentido, la medida de la fe es también la medida de la Pero es sobre todo en el Nuevo Testamento donde se expresa
salvación actuante en cada persona. "Sin fe es imposible agradar a este sentido fundamental de la fe: creer es adherirse a Dios, fiarse
Dios: quien se acerque a Dios debe creer que existe y que recom- de él, tener seguridad en su amistad y en su persona. Por eso la fe
pensará a los que lo buscan" (Heb 11,6). En definitiva, la medida consiste en un compromiso y en una entrega a Dios (Rom 6,10-11;
de nuestra fe es la medida de nuestra cercanía a Dios. IPe 3,21). Y por eso también la fe se opone a las obras, es decir, se
opone a la pretensión de salvarse uno mismo por sus propios com-
portamientos, ya que la salvación viene solamente de la adhesión y
c) La fe como encuentro personal de la confianza en Dios (Rom 3,28.30; 4,6.13.24; 5,1, etc.; cf 1,17).

Pero ¿qué es la fe? ¿Se trata básicamente de la aceptación de Desde este punto de vista, se comprende que la fe en los evan-
unas verdades y nada más que eso? ¿O se trata esencialmente de gelios sinópticos es ante todo y sobre todo confianza y seguridad
otra cosa? en Jesús (Mt 8,13; 9,2.22.28.29; 15,28; cf 21,21-22; Me 2,5; 5,34.36;
10,52; 11,22-24; Le 5,20; 7,9.50; 8,48.50; 17,5-6.19; 18,42). Se trata,
Para responder a estas preguntas hay que tener en cuenta, ante por lo tanto, básicamente de una relación personal con Jesús, la
todo, que los términos que en el Nuevo Testamento se refieren a la relación que se traduce en confianza y seguridad.
fe describen esencialmente la relación con una persona (secunda-
riamente con una cosa); relación basada en la confianza y en la Pero, sin duda alguna, donde aparece con más claridad esta
autenticidad6. Así se utiliza el verbo peízomai y sus derivados, que dimensión de la fe es en el evangelio de Juan. Se trata, en este caso,
expresan fundamentalmente la idea de "confiar". Y sobre todo se ante todo y esencialmente de creer en Jesús, es decir, en su persona
utiliza el grupo derivado de pístis, que designa originariamente la (Jn 2,11.23; 4,21.39; 6,69; 7,31.38.39.48; 9,35.36.38; 11,25.26.27.45.
lealtad entre los que establecen una alianza y la solidez de sus 48; 12,11; 13,19; 14,1.11.12; 16,27; 17,8.20.21). De tal manera que
promesas. Por consiguiente, nos encontramos con términos que se es sinónimo de creer, "acercarse a Jesús" (Jn 5,40; 6,45), "recibirlo"
refieren básicamente a la relación entre personas, ya que la con- (Jn 1,12), "aceptarlo" (Jn 5,43) y "amarlo" (Jn 14,15.23-24)7.
fianza y la lealtad expresan actitudes de relación interpersonal.
Esto quiere decir que cuando el Nuevo Testamento elige estos Por consiguiente, queda perfectamente claro que la fe consiste
términos para hablar de la fe, entiende bajo ese concepto funda- esencialmente en un encuentro entre personas: el encuentro de la
mental una relación a "alguien". Y ese alguien es Dios como per- persona del creyente con el Dios tripersonal, que se nos ha revelado
sona, que se nos ha revelado en la persona de Jesús. y comunicado en Jesús. Creer, por lo tanto, es lo mismo que aceptar
a Jesús y adherirse a él8.
Las raíces de este planteamiento se encuentran ya en el Antiguo
Testamento. En efecto, en el ámbito lingüístico hebreo, el verbo 7
Sobre la fe en el evangelio de Juan, cf J. MATEOS, J. BARRETO, El evangelio de Juan,
aman, en su forma nifal, significa ser leal, ser fiel. Y se aplica a las Madrid 1979, 994-998.
8
Para un estudio sobre la estructura personal de la fe, cf R. GUARDINI, Sobre la vida de
la fe, Madrid 1963; J MOUROUX, Creo en ti, Barcelona 1958; A. BRUNNER, Glaube und
6
Cf O. MICHEL, Fe, en DTNTU, 175-184; R. BULTMANN, en TWNTVl, lss; A. WEISER, Erkenntnis, München 1951; F. M. BRAUN, L'accueil de la foi selon saint Jean, en "VieSpir"
en TWNT VI, 174ss; J. TRÜTSCH, J. PFAMMATTER, La fe, en MS 1/2, 877-993; J. ALFARO, 92 (1955) 344-363; J. DECOURTRAY, La conception johannique de la foi, en "NRT" 91 (1959)
Fides in terminología bíblica, en "Greg" 42 (1961) 463-505. 561-576; W. TRILLINO, Christusgeheimnis - Glaubensgeheimnis, Mayence 1957.

376 377
d) Consecuencias de este planteamiento donde hay diálogo y comunicación con el otro. He ahí las dos
dimensiones fundamentales del encuentro interpersonal.
Hemos dicho que la fe consiste primordialmente en un encuen-
tro personal. Es verdad que también la fe comporta un acto inte- Pues bien, a la luz de todo este planteamiento, se comprende
lectual y la consiguiente aceptación de unas verdades, las verdades ahora lo que significa y representa la fe como encuentro personal.
de la fe9. Pero, en todo caso, debe quedar claro que la fe es primor- Creer en Jesús es "co-realizar" su vida, seguirle, vivir su mensaje,
dialmente el encuentro con una "persona". Por eso interesa suma- ejecutar lo mismo que él ejecutó. Y creer en Jesús es además pre-
mente comprender lo que eso significa. sencia, diálogo y oración. Por eso dice el evangelio de Marcos que
Jesús llamó a sus discípulos "para que fueran sus compañeros y
Todos los autores que han estudiado el fenómeno del encuentro para enviarlos a predicar" (Me 3,14). He ahí las dos dimensiones
entre personas han insistido en la originalidad de esa experiencia, fundamentales de la fe. Creer no consiste primordialmente en acep-
una originalidad que consiste en que tal experiencia no es reducible tar unas verdades con la cabeza, sino en vivir lo que vivió Jesús y
a ninguna otra. Desde su misma vigencia original, el encuentro con como vivió Jesús: en la realización del proyecto del Padre; y en el
una persona tiene una singularidad que lo diferencia radicalmente. diálogo y presencia de la oración.
Como ya he dicho al hablar de la oración, cuando alguien se me
acerca, veo antes la expresión de su mirada que el tamaño y el Por supuesto, ya lo he apuntado, la fe comporta también la
color de sus ojos; como se ha dicho muy bien, la mirada se adelanta aceptación de unas verdades, el mensaje revelado por Dios. Pero
a los ojos, los enmascara. La persona nos viene dada por una este aspecto es derivado con respecto a todo lo que antes he dicho.
experiencia más original, más profunda que el simple conocimiento En consecuencia, la primera actitud fundamental del discípulo
o que la percepción sensible. Con los objetos, con las cosas, puedo no es su seguridad doctrinal ni la fiel observancia de unos rituales
relacionarme por el solo conocimiento, por el uso, por la posesión. o ceremonias, sino la puesta en práctica de lo que vivió y dijo
A la persona no se la puede usar, ni se la puede poseer, ni se la Jesús. Y junto a eso, la amistad y el diálogo con el Señor, que se
alcanza por la reflexión o el análisis,0. traduce en oración. Esto supuesto, entonces tienen pleno sentido
Entonces, ¿en qué consiste esencialmente el encuentro con una la seguridad doctrinal y la fiel observancia de los rituales y las
persona? Esencialmente consiste en el amor. Pero el amor no es un normas.
mero sentimiento o una emoción. El amor es, en primer lugar, "co-
ejecución"; y en segundo lugar, "co-efusión". Es decir, hay amor 2. Esperanza y utopía humana
donde hay seguimiento. Y hay amor —supuesto lo anterior— don-
de hay presencia, afecto y ternura. Por lo tanto, hay encuentro a) La esperanza cristiana
personal donde se "co-ejecuta" y se "co-realiza" la vida del otro; y
El cristiano no se caracteriza sólo por la fe. Junto a la fe se dan
9
Sobre esta dimensión esencial de la fe, cf J. ALFARO, La fe como conocimiento, en en él asimismo la esperanza y el amor (ITes 1,3; ICor 13,13; Col
Sacr. Mundi, vol. 3, 107-110; J. DUPONT, La connaissance religieuse d'aprés S. Paul, París 1,4-5). De tal manera que ninguna de estas tres actitudes funda-
1949; R. AUBERT, Le probléme de Vacie de foi, Louvain 1958; U. GERBER, Katholischer
Glaubensbegriff, Gütersloh 1966. mentales puede existir sin las otras dos. Concretamente, sin fe en
10
Bibliografía sobre el encuentro interpersonal: M. SCHELER, Esencia y formas de la Cristo, no puede haber esperanza, porque la esperanza cristiana
simpatía, Buenos Aires 1957; M. DEPUY, La philosophie de Max Scheler, París 1959; tiene su fundamento en el Señor, ya que él es "nuestra esperanza"
E. HUSSERL, Carlesianische Meditationen und Pariser Vortrage, Haag 1950; M. HEIDEGGER,
El ser y el tiempo y también Von Wesendes Grundes; M. BUBER, Yo-tú, Buenos Aires 1956; (ITim 1,1; Col 1,27). Pero, por otra parte, una fe sin esperan-
ID, La vie en dialogue, París 1050; ID, ¿Qué es el hombre?, México 1964; H. U. VON za sería una cosa vacía de contenido y por eso inútil (ICor
BALTHASAR, Einsame Zwiesprache. Martin Buber und das Christentum, Kóln 1958; J. P. 15,14.17) n.
SARTRE, El ser y la nada; M. MERLEAU-PONTY, Phénoménologie de la perception; F. J. J.
BUYTENDUK, Phénoménologie de la rencontre y el volumen en colaboración Rencontre, 11
Cf E. HOHHMANN, en DTNTU, 129-135; W. GROSSOUW, L'espérance dans le Nouveau
Ecounter, Begegnung, Utrecht 1957; P. LAÍN ENTRALGO, Teoría del otro, Madrid 1961. Testament, en "RB" 61 (1954) 481ss; 508ss; R. BULTMANN, K. H. RENGSTORF, en TWNTll,
378 379
Pero ¿a qué se refiere esta esperanza? Es decir, ¿qué es lo que el equivocación el separar ambos niveles de la actitud humano-
cristiano tiene que esperar? En las afirmaciones del Nuevo Testa- cristiana de la esperanza, desplazando lo que tenemos que esperar
mento se da como contenido de la esperanza lo siguiente: la salva- a la otra vida, sin incidencia en las cosas y situaciones del hombre
ción (ITes 5,8), la plena rehabilitación del creyente (Gal 5,5), la en el mundo y en la historia.
resurrección en el cuerpo incorruptible (ICor 15; He 23,6; 24,15), Esto significa en concreto lo siguiente: por difícil que resulte, la
la vida eterna (Tit 1,2; 3,7), la visión de Dios y el hacernos seme- buena concepción de la esperanza cristiana es la que, sin olvidar
jantes a él (Un 3,2-3), la gloria de Dios (Rom 5,2; cf Col 1,27; 2Cor que todo últimamente se apoya en Dios y que el decisivo problema
3,12). Por lo tanto, se trata de una esperanza que rebasa los límites de la muerte sólo podrá ser resuelto por el don de Dios, sabe al
del espacio y del tiempo, ya que se refiere a algo que está colocado mismo tiempo empeñarse comprometidamente en la construcción
más allá de este mundo, en la vida misma y en la eternidad de Dios. de una historia mejor, la historia de los hijos de Dios, que podrán
La muerte no es la última palabra de la vida, sino el trámite que llegar un día a vivir en armonía y en hermandad en una sociedad
nos adentra en la plenitud de la vida, la vida misma de Dios. digna del hombre 12.
Pero sería un error reducir la esperanza cristiana a su contenido En el fondo, todo esto requiere decir que el orden natural y el
ultramundano. En este sentido no podemos olvidar que el centro orden sobrenatural, sin confundirse, no se pueden disociar en el
de la esperanza es Jesucristo. Ahora bien, Jesús no predicó la proyecto global de Dios. Lo natural ha quedado trascendido por lo
esperanza en abstracto, sino que anunció su motivo: "que ya llega sobrenatural. Pero lo sobrenatural no anula ni margina a lo natu-
el reinado de Dios" (Me 1,15 par). Por eso Jesús, como mesías, es ral. Es más, existe una correlación, que consiste en que sólo cons-
la esperanza de las naciones (Mt 12,21; cf Rom 15,12; Col 1,27). truyendo la ciudad temporal hacemos posible la celeste. El cristia-
Esto quiere decir que el mensaje del Reino, tal como fue presentado nismo no se reduce a un humanismo, pero incluye un humanismo
por Jesús, está también en el centro de la esperanza cristiana. Y no menos, sino más exigente. Ya que si la realidad esperada de una
esto significa que el proyecto de una sociedad digna del hombre, la plenitud después de la muerte da una mayor serenidad a toda
nueva sociedad en la que se imponen los valores de las bienaventu- acción en el tiempo, no le quita ninguna urgencia: la urgencia es
ranzas, es algo que el cristiano debe esperar y por lo que debe incluso mayor para una acción que se sabe llamada a sobrevivirse
luchar de manera incansable. Es más, la esperanza cristiana apunta en la eternidad l3.
a la restauración total de la creación entera (Rom 8,19-22), alcan-
zándose lo que Teilhard de Chardin llamó el "punto omega" del Por consiguiente, el cristiano, en virtud de su esperanza, asume
desarrollo evolutivo universal. todas las esperanzas humanas. Y trabaja por el ideal más alto, el
más utópico que ha podido imaginarse: el logro de una sociedad en
b) Esperanza trascendente y esperanzas históricas la que por fin se llegan a armonizar la justicia y la libertad, la
fraternidad humana y el respeto más incondicional a los derechos
De lo que acabo de decir se sigue una consecuencia fundamen- de cada persona.
tal: de la misma manera que sería un error de primera magnitud el
reducir la esperanza a la inmanencia histórica, es decir, a las reali-
zaciones que se acaban en este mundo, así también sería una fatal c) Esperanza y utopía

515ss; G. MARCEL, Homo viator, Prolégoménes a une métaphysique de ¡'esperance, París


Pero ¿no es todo eso una utopía? Es decir, ¿no es todo eso algo
1944; P. LAÍN ENTRALGO, La espera y la esperanza, Madrid 1957; R. BERNARD, La esperanza, completamente irreal, una pura ensoñación, una imaginación sin
Madrid 1961; E. BLOCH, El principio esperanza, Madrid 1977-1979; J. MOLTMANN, Teología
de la esperanza, Salamanca 1969; ID, Conversión al futuro, Barcelona 1974; E. FROMM, La 12
revolución de la esperanza, México 1970; J. ALFARO, Esperanza cristiana y liberación J. GÓMEZ CAFFARENA, Esperanza, en C. FLORISTÁN y J. J. TAMAYO, Conceptos funda-
humana, Barcelona 1972; P. LAÍN ENTRALGO, Antropología de la esperanza, Barcelona mentales de pastoral, Madrid 1983, 291.
13
J. GÓMEZ CAFFARENA, O.C, 291.

380 381
fundamento? Entonces, ¿para qué vamos a aspirar a una cosa que desembocaría inevitablemente en la represión y el totalitarismo. El
nunca va a existir en este mundo y en las condiciones de nuestra ejemplo de los movimientos nazis y comunistas en nuestro siglo es
historia? elocuente en este sentido. La utopía se sitúa al nivel de lo simbólico,
Para responder a estas preguntas resulta obligado analizar el es decir, asume las aspiraciones más profundas de la persona y las
concepto de utopía M. La palabra utopía es un neologismo inven- expresa en forma de ideal o meta hacia la que se orientan las ener-
tado por Tomás Moro en el siglo XVI. Etimológicamente viene de gías de la misma persona.
oúk-topos, lo que no tiene lugar, lo que no existe en ninguna parte. Esto supuesto, lo más importante es comprender la funcionali-
De ahí que la utopía es, para mucha gente, lo irreal, lo puramente dad de la utopía, en cuanto agente de cambio y de transformación.
imaginario. En este sentido hay que decir tres cosas: 1) En primer lugar, la
Pero afortunadamente no es ésa la única manera de entender la utopía es protesta contra la situación presente, negativa a adaptarse
utopía. Hay otra forma de comprender lo utópico, que va más al al sistema. 2) En segundo lugar, la utopía es prospección de las
fondo de las cosas, y que representa la auténtica comprensión de la posibilidades todavía no realizadas en la sociedad. 3) Finalmente,
utopía. Esta otra forma consiste en comprender la utopía como la la utopía es al mismo tiempo exigencia impaciente de realizar en-
aspiración hacia una forma de convivencia en la que se implanta seguida esa sociedad libre de toda constricción y en la que defini-
efectivamente un orden de vida verdaderamente razonable y justo. tivamente se implante la justicia. Por todo esto, la utopía es tensión
En este sentido, la utopía no es la tendencia hacia lo irreal, sino la y hasta conflicto con el sistema establecido. Porque el sistema es lo
anticipación de un futuro mejor. Un ejemplo muy sencillo puede que existe, mientras que la utopía es lo que debería existir.
aclarar lo que aquí queremos decir: todos sabemos las condiciones Por último, hay que decir que la esperanza cristiana es utopía
económicas y sociales en que se encontraban los trabajadores en en el sentido explicado. Es verdad que la meta última hacia la que
casi toda Europa hace siglo y medio. Salarios de miseria, carencia apunta la esperanza rebasa todas las posibilidades del hombre y
absoluta de toda clase de seguros sociales, horarios de trabajo sólo es realizable más allá de la muerte. Pero esa meta última no
insoportables, condiciones pésimas de sanidad e higiene, etc. Pues anula, sino que, por el contrario, estimula y empuja en la dirección
bien, si a aquella gente le dicen que iba a llegar el día en que iban de las mejores utopías humanas. En definitiva, ella empuja hacia el
a ganar un buen salario, con una jornada laboral razonable, pro- logro de esa sociedad ideal, en la que finalmente sean una realidad
tegidos por toda clase de seguros y en unas condiciones absoluta- la justicia plena y la libertad total.
mente diferentes, lo más probable es que aquellos hombres hubie-
ran dicho que eso era una utopía, un sueño, una cosa enteramente Esta esperanza es también actitud básica y fundamental en el
irreal. Y sin embargo, aquella utopía es ya hoy una realidad. creyente.

Esta manera de entender la utopía nos viene a decir que ésta no


se sitúa al nivel de lo racional, según la lógica del discurso humano. 3. Amor y vida comunitaria
Desde ese punto de vista, la utopía es lo irreal, lo ilógico. Pero ya
he dicho que la utopía no se explica a partir del discurso lógico.
a) El amor cristiano
Tampoco pertenece la utopía al orden de la voluntad y de la ética,
porque si interpretáramos la utopía como un proyecto ético, eso
El amor es un concepto y un hecho enteramente central en todo
14 el Nuevo Testamento, de tal manera que la expresión fundamental
Cf K. MANNHEIM, Ideología y utopia, Madrid 1966; E. BLOCH, Thomas Münzer,
teólogo de la revolución, Madrid 1968; ID, El principio esperanza, 3 vols., Madrid 1977- de la fe consiste y se resume en el amor (cf Jn 3,16). El actuar de
1980; A. NEUSÜS, Utopie, Berlín 1968, traducción parcial en Barral, Barcelona 1971; J. A. Dios es amor, que espera como respuesta el amor del hombre (Un
GIMBERNAT, Ernsl Bloch. Utopia y esperanza, Madrid 1983; ID, Utopía, en C. FLORISTÁN y 4,19). Incluso toda la ética cristiana está fundada en el amor de
J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de pastoral, 1015-1022; J. M. CASTILLO, Sentido y
fuerza de la utopía para la creatividad social, en "Pastoral Misionera" 134 (1984) 241-250. Dios y cobra de ahí su significado (Un 4,7). Además, el amor está
382 383
por encima de la fe y de la esperanza (ICor 13,13). Pero sobre amor a los hermanos (Un 3,11; Jn 13,34-35; 15,12.17; Un 3,23;
todo, Dios mismo es designado esencialmente como amor (Un 4,21; 5,1; 2Jn 5). De ahí que todo lo que Jesús quiere de sus
4,8.16). Más no se puede decir acerca de la importancia y de la discípulos (Jn 14,15.21; 15,10) se concreta en el único mandamien-
significación del amor para el creyente. to, el mandamiento del amor a los demás (Jn 15,12.17; cf 13,15-16;
Un 2,6; 3,3). Hasta el punto de que quien no ama al prójimo no
Pero sobre este asunto hay que indicar varias cosas. En primer
conoce a Dios (Un 4,8), es decir, el que no ama al prójimo no tiene
lugar, el término érós no aparece ni una sola vez en todo el Nuevo
relación alguna con Dios.
Testamento. Ese término expresa el amor humano en su sentido
más elemental, como pulsión que brota del hombre y revierte sobre Por eso en los escritos apostólicos se insiste en que el amor
él. De ese amor así entendido no habla el Nuevo Testamento. El mutuo es la expresión necesaria de la fe (Gal 5,6; Sant 2,14-17; IPe
término normal que expresa lo que es el amor cristiano, es agápé: 1,22) y el cumplimiento de toda la ley (Rom 13,10); de manera que
amor que procede de Dios, amor hacia los demás que nace de la ese amor es el cimiento y la raíz de toda comunidad cristiana (Ef
proximidad de Dios y que asume todas las energías y virtualidades 3,17); más aún, la medida del buen estado de la comunidad (Ef
del amor humano15. 1,15; Col 1,4; ITes 1,3; 3,6.12).
Por otra parte, para entender lo que significa el agápé cristiano En resumen: hay amor de Dios y amor a Dios, donde hay amor
es decisivo tener en cuenta que el amor a Dios (Mt 22,37 par) se a los demás. Hay relación con Dios donde hay amor mutuo. Hay
traduce en imitación (Mt 5,44-45), es decir, hacer lo que Dios hace cristianismo y comunidad cristiana donde el amor fraterno es una
y lo que Dios quiere (Mt 6,10; 7,21; 12,50; 18,14; 21,31; Me 3,35; realidad tangible. La medida de la fe es el amor.
Le 8,21). Ahora bien, Dios es amor y lo que él hace es amar a los
hombres (Un 4,8.16). De donde se sigue que ser fiel a Dios (Mt
5,20) significa no ofender al prójimo (Mt 5,21-26.27-30.31-32), ser b) Amor y comunidad
sincero (Mt 5,33-37), renunciar a la venganza (Mt 5,38-42), hacer
el bien a los demás (Mt 5,43-48), no condenar (Mt 7,1); es decir, El amor cristiano se ve amenazado constantemente, no sólo por
amar a Dios es amar al prójimo con las obras, pues eso significa la el desamor, la indiferencia y el odio, sino sobre todo por algo más
ley y los profetas (Mt 7,12). Por eso Jesús insiste en que la condi- sutil, que interesa sumamente tener en cuenta. Me refiero a la
ción necesaria y suficiente para heredar la vida eterna es el amor al postura de aquellos cristianos que reducen la práctica del amor
prójimo (Me 10,17-19 par; Le 10,25-37; Mt 25,31-46). fraterno a las buenas relaciones interpersonales y a la beneficencia
para con los necesitados. Por supuesto, el amor cristiano se tiene
Pero, sin duda alguna, el autor que más destaca, en el Nuevo que expresar en las relaciones interpersonales y en la ayuda carita-
Testamento, la importancia del amor a los demás es el evangelista tiva a los pobres. Pero eso no basta ni es lo más fundamental. Lo
Juan. La razón profunda de tal planteamiento está en que el amor que verdaderamente determina y especifica al amor cristiano es el
de Dios al hombre (Jn 1,14.17) exige un amor de la misma calidad hecho comunitario.
entre los hombres (Jn 13,34; 15,12-13.17). Por eso el mensaje y el
mandamiento que sustituye a todos los demás mandamientos es el Para comprender lo que esto significa hay que tener en cuenta
que todos los escritos del Nuevo Testamento, si se exceptúan las
15
Cf W. GÜNTHER, H. G. LINK, Amor, en DTNTI, 110-122; G. QUELL, E. STAUFFER, en llamadas cartas pastorales (ITim, 2Tim, Tit), se dirigen a comuni-
TWNTl, 20ss; M. PAESLACK, Zur Bedeutungsgeschichte der Wórlerphilein "Lieben ";philia dades de cristianos. Por lo tanto, las enseñanzas del Nuevo Testa-
"Liebe"; "Freundschaft";philos "Freund", in der LXX und im NTunter Berücksichtigung
ihrer Beziehung zu "agapan", "ágape", "agapetos", en "ThViat" 5 (1954) 51ss; C. SPICQ, mento sobre la caridad están pensadas no para individuos simple-
Agapé dans le NT, 3 vols., París 1958-1960; W. PESCH, Das Liebesgebot in der Verkündi- mente, sino para grupos comunitarios. Obviamente, cada individuo
gung Jesu, en "BuK" 9 (1964) 129ss; K. RAHNER, Amor, en Sacr. Mundi I, 114-133;
W. EICHRODT, Teología del Antiguo Testamento, Salamanca 1975, 228-236; 292-302;
tiene que vivir el amor cristiano desde su propia responsabilidad.
K. H. SCHELKE, Teología del Nuevo Testamento, vol. III, Salamanca 1975, 167-200. Pero eso no quiere decir que el amor cristiano se agote en el indi-
384 385
viduo y en sus realizaciones puramente individualistas. El amor CAPÍTULO 26
cristiano engendra comunidad entre los hombres y se traduce en el
hecho comunitario. CRISTIANOS EN LA SOCIEDAD
Pero ¿qué es la comunidad? Una comunidad no es simplemente
un grupo de gente que tiene las mismas creencias religiosas y que
asiste a los mismos servicios cultuales. Hay comunidad donde hay
tendencia hacia una meta común, donde hay participación activa
de todos y donde hay solidaridad. Por eso la comunidad comporta
proyectos comunes, corresponsabilidad de todos los miembros y
puesta en común de lo que cada uno es y de lo que cada uno tiene.
Sólo cuando se llega a eso las enseñanzas del Nuevo Testamento
sobre la caridad adquieren su verdadera significación. Entonces el
amor no se reduce a prestar una ayuda más o menos ocasional,
sino que se traduce en la verdadera igualdad entre todos, la frater- CON FRECUENCIA nos quejamos de la sociedad en que vivimos.
nidad, la solidaridad y el compromiso de cada uno con todos los Porque nos resulta inhumana, injusta, opresora, indigna del hom-
demás. Eso es, en definitiva, la realización del proyecto de Jesús, el bre. Pero con frecuencia también ocurre que no pasamos más allá
ideal del Reino, la nueva sociedad que Dios ha querido y quiere de esas quejas. De donde resulta que, las más de las veces, nuestro
instaurar entre los hombres. inconformismo social es estéril y termina engendrando pesimis-
mo y desaliento en nosotros mismos. De esa manera no sólo no
Por lo tanto, la preocupación básica del cristiano tiene que ser cambiamos la sociedad, sino que además nos hacemos daño a
agruparse con otros creyentes, formar una comunidad, aunque sea nosotros.
pequeña, para hacer realidad de esa manera el mensaje de Jesús. Por lo tanto, se impone la necesidad de un cambio. Un cambio
en nosotros, en nuestras actitudes más profundas. Sólo con oración
y con paciencia no se cambia la sociedad en que vivimos. Por eso
tenemos que pasar a la acción. Concretamente a la acción socio-
política, es decir, al compromiso real y concreto por transformar
las estructuras de nuestra sociedad.
Pero aquí se plantean varias preguntas. En primer lugar, ¿por
qué es necesario el compromiso socio-político? ¿Es que no basta el
comportamiento ético correcto, acompañado de oración y vida
sacramental? ¿Es que vamos a politizar el evangelio o vamos a
convertir la fe en una palanca de acción temporal? En segundo
lugar, ¿cómo tiene que ser, en concreto, ese compromiso? En tercer
lugar, ¿cuáles son los límites de ese compromiso?
He aquí las cuestiones más importantes a las que se pretende
dar respuesta en este capítulo.

386 387
sociedad desquiciada y enferma. De ahí el malestar y el descontento
1. La alternativa: una sociedad digna del hombre
que cunden por todas partes.
Vamos a analizar más detenidamente esta situación.
a) La sociedad enferma

La sociedad en que vivimos está desquiciada y enferma, porque b) La enfermedad económica


es una sociedad basada en el tener y no en el ser. Es decir, cada
persona y cada grupo es valorado por lo que tiene y no por lo que Es lo primero que salta a la vista. El dinero, constituido en
es. He ahí la raíz de los males que nos aquejan '. auténtico fetiche con su poder fascinante2, la acumulación de capi-
Pero esta formulación resulta demasiado abstracta y necesita tales, el afán de poseer y de consumir, el lucro y el negocio como
alguna explicación. Todo el mundo estará de acuerdo en reconocer ley pragmática que se impone sin discusión posible, el trabajo
que existe un abismo entre lo que dicen los principios universales agotador de horas extraordinarias y de pluriempleos que se nece-
y las constituciones de cada país, por una parte, y lo que de hecho sitan para ganar más y más, la creación de falsas necesidades me-
ocurre en la vida, por otra. Según dicen los principios universales diante el hábil empleo del aparato publicitario, para que la gente
y las constituciones de los diversos países, todos los hombres son tenga que ganar más dinero y así poseer más cosas, he ahí algunos
iguales. Sin embargo, en la práctica, sabemos que no se da esa de los síntomas más alarmantes de este tipo de sociedad que se nos
igualdad. Y no se da porque, como es obvio, unos hombres son ha impuesto. De ahí el desquiciamiento general en todo orden de
más honrados que otros; unos son más inteligentes que otros; unos cosas.
son más trabajadores que otros. Y así sucesivamente. Pero el pro- Desquiciamiento en la relación del hombre con la naturaleza,
blema de fondo no está en eso. El problema de fondo está en que que ya no es vista como objeto de realización para el hombre, sino
el modelo de sociedad y de convivencia que se nos ha impuesto está como objeto de posesión. Desquiciamiento en la relación del hom-
basado no en lo que cada hombre es, sino en lo que cada hombre bre con los demás hombres, que ya no son vistos como los seres en
tiene. El que tiene dinero, poder y prestigio sale adelante y triunfa los que me realizo al realizarse ellos, sino que inevitablemente son
en la vida. El que no tiene esas cosas es inevitablemente un desgra- considerados como los competidores a los que me tengo que en-
ciado, por más que las leyes y los principios constitucionales digan frentar cuando compro y cuando vendo, cuando trabajo y cuando
que es tan digno como el primero. Por eso ocurre que hay gente pretendo descansar, cuando busco una colocación, un ascenso o la
honradísima que no pinta nada en la vida. Y por eso ocurre también satisfacción de muchas de mis exigencias. Y desquiciamiento, por
que hay gente depravada ante la que todo el mundo se descubre. último, en la relación del hombre consigo mismo, ya que cada uno
Por eso hay santos que han muerto en las cárceles. Y criminales se valora por lo que tiene o por lo que es capaz de tener.
que lucen condecoraciones. Por eso hay verdaderos talentos que se
pasan la vida en un rincón sin que nadie les tenga en cuenta, Se trata, en el fondo, de la alienación, el extrañamiento, la
mientras que hay verdaderos zoquetes ocupando puestos de impor- enajenación3. Alienación de las cosas convertidas en mercancías;
tancia. Por eso los pobres y los débiles no tienen más remedio que 2
"El enigma del fetiche dinero no es, por tanto, más que el enigma del fetiche mercancía,
sufrir. Y por eso los ricos y los poderosos tienen casi todo lo que que cobra en el dinero una forma visible y fascinadora". K. MARX, El capital, México 1973,
quieren y, a veces, más de lo que quieren. 55; cf también 36-47.
3
Para una iniciación acerca del sentido de la alienación en la filosofía moderna, véase
Evidentemente, una sociedad que vive y que funciona así es una C. GURMÉNDEZ, El secreto de la alienación, Madrid 1967. Un buen resumen del estado de la
cuestión en E. RITZ, Entfremdung, en Historisches Worterbuch der Philosophie II, Basel
1972, 509-512. Puede consultarse también J. GAVIN, Entfremdung et Entáusserung dans la
1
Es conocido, en este sentido, el importante libro de E. FROMM, Tener o ser, Ma- Phénoménologie de l'Esprit de Hegel, en "Archives de Philosophie" 25 (1962) 558ss;
drid 19797. Fromm plantea precisamente el problema de la irracionalidad que supone el tipo W. POST, La crítica de la religión en Karl Marx, Barcelona 1972, 217-218; J. GABEL, Formen
de sociedad que vivimos, una sociedad basada en el tener y que desemboca en el consumis- der Entfremdung, Frankfurt 1964.
mo, el provecho y la destrucción.
389
388
alienación del trabajo, que es también considerado como mercan- mente que el poder tampoco debe estar concentrado en un solo
cía; alienación de las cualidades personales, el talento, la habilidad partido, que se erige en conciencia del pueblo, en representante de
y hasta la honradez, que resultan ser igualmente excelentes mer- los intereses del pueblo y, en definitiva, en dominador sobre el
cancías. Todo se compra y se vende. Todo en función del dinero. pueblo. La triste experiencia de la burocracia stalinista y, en gene-
Porque lo que importa es, ante todo y sobre todo, tener: tener cada ral, de los países de detrás del telón de acero ha demostrado hasta
día más y con más seguridad. qué punto todo esto es verdad.
Las consecuencias de este estado de cosas están a la vista de Pero entonces, ¿quiere esto decir que el sistema político ideal es
todos. Ante todo, la desigualdad: unos tienen de sobra, mientras el sistema democrático? Desde luego, es innegable que un sistema
que otros no tienen ni lo indispensable. En segundo lugar, la domi- democrático es menos irracional, bajo muchos puntos de vista, que
nación: los que tienen dominan a los que no tienen. En tercer lugar, un sistema totalitario. Esto es una cosa que nadie va a poner en
la represión: el totalitarismo no es solamente una organización duda. Por otra parte, en toda forma de organización política será
política terrorista; es también toda forma de organización econó- necesario que haya una cierta delegación del poder, ya que no
mico-técnica no terrorista que funciona manipulando las necesida- pocas opciones fundamentales tienen que ser adoptadas a nivel del
des de la gente en nombre de un falso interés general4. conjunto de la sociedad. El problema que aquí se plantea —hay
que decirlo una vez más— está en determinar quién va a poseer esa
Está claro que una sociedad modelada así se ve abocada a delegación del poder y cómo la va a ejercitar. En los países llamados
situaciones sin solución. Porque lo que manda no es el ser del democráticos lo que ocurre es que la gente, cuando deposita su
hombre, sino el interés de los que tienen o la necesidad apremiante voto en las urnas, con el voto entrega también su capacidad de
de los que no tienen, pero cuya aspiración constante es tener. decisión, que queda en manos de los líderes del partido al que cada
uno vota. Lo que resulta, en la práctica, después de unas elecciones,
es que el ciudadano aliena su libertad hasta dentro de otros cuatro
c) La enfermedad política años. Mientras llega esa nueva oportunidad, el individuo no tiene
cauce legal para modificar la situación y no le queda más remedio
La situación en el orden político se encuentra igualmente abo- que aceptar lo que decidan los que mandan. Además, los que
cada a un callejón sin salida. Por la sencilla razón de que el orden mandan en nombre de un partido no tienen, durante su mandato,
en la convivencia ciudadana y en la organización estatal está mon- más control que el que les impone el juego de fuerzas de los que
tado sobre el aparato del poder. De la misma manera que, en el también mandan en nombre de los otros partidos. De donde resulta
orden económico, lo que manda es el dinero, en el orden político que las decisiones se toman, con demasiada frecuencia, más en
lo que manda es el poder. Hay un fetichismo del dinero. Y hay un función de los intereses del partido que en función de los intereses
fetichismo del poder. Es decir, hay un culto, una veneración y reales del pueblo al que el partido dice que representa. De esta
hasta una fascinación ante el poder. De donde resulta que lo que se manera, el poder queda concentrado en la cumbre5.
impone en la vida de los pueblos no es el bien de los ciudadanos,
sino el poder de los que mandan. También en este orden de cosas, está claro que una sociedad
modelada así se ve abocada a situaciones sin solución. Porque lo
Pero esto requiere alguna explicación. Por supuesto, estamos que manda no es el ser del hombre, sino el poder de los que se
de acuerdo en que la política consiste esencialmente en el ejercicio encuentran situados en la cumbre del sistema.
del poder. El problema está en saber quién detenta ese poder y
cómo lo ejerce. Está claro que el poder no debe estar concentrado
en una sola persona y de una manera ilimitada. Está claro igual-
5
Cf R. GARAUDY, Una nueva civilización, Madrid 1977,102; J. J. ROUSSEAU, El contrato
4
Cf H. MARCUSE, El hombre unidimensional, Barcelona 1971, 33. social, Madrid 1969, 145; J. M. CASTILLO, La alternativa cristiana, Salamanca 1979,12-14.

390 391
d) La enfermedad cultural acuerdo en que aquí no exageramos, ni cargamos las tintas por
afán de dramatizar. Los hechos están a la vista de todos.
La situación en el orden cultural no resulta tampoco ni ejemplar Ante todo, la desigualdad: unos tienen de sobra y otros no
ni envidiable. Si, como antes se ha dicho, existe un fetichismo del tienen ni lo indispensable. En segundo lugar, la opresión: los que
dinero y un fetichismo del poder, no es menos verdad que existe tienen más dominan a los que tienen menos. En tercer lugar, la
igualmente un fetichismo del prestigio. En la vida y en la sociedad rivalidad: todos se disputan el tener a través de enfrentamientos
se impone no lo que cada uno es, sino lo que cada uno tiene de brutales. Y finalmente, la alienación: en casi todo el mundo se ha
prestigio y de reputación. Por eso hay gente que se mata estudian- producido el transvase del ser al tener. Y lo peor del asunto es que
do, preparando oposiciones, haciendo tesis doctorales, concurrien- todos asistimos a este proceso irracional como el que ve la cosa
do a cursillos de ascenso y a toda la gama de ofertas que nuestra más natural del mundo. Hasta el punto de que hemos llegado a
sociedad presenta a los que quieren conquistar, por medio de la persuadirnos de que la vida no puede ser de otra manera. Incluso
"cultura", los primeros puestos del prestigio. Al niño se le "educa" somos incapaces de imaginar otro orden de cosas, otro modelo de
más para tener que para ser: para que tenga una posición segura y sociedad y de convivencia. En este punto nos encontramos. Sumer-
desahogada, un cargo, unos ingresos, una autoridad y un prestigio. gidos en un malestar agotador y enervante. Sin grandes esperanzas
¿En qué está el fallo del sistema? En que todo está pensado y para salir de esta situación.
organizado no para que el individuo sea él mismo en la pacífica
convivencia con los demás, sino para que el individuo tenga una
titulación y un prestigio que le haga posible el imponerse a los f) La alternativa
demás, el sobresalir por encima de los otros y, si es posible, el
dominar a los demás. De acuerdo con lo que hemos visto en el capítulo 7 de este
libro, el proyecto de Jesús es, en definitiva, el proyecto de una
Además, en nuestra sociedad la "cultura" se convierte en poder.
nueva sociedad. Una sociedad digna del hombre. Ahora bien, esto
Porque, en la actualidad, los políticos no pueden prescindir de los
quiere decir que el proyecto de Jesús no es un proyecto meramente
técnicos y en general de los intelectuales. De ahí la tentación cons-
trascendente, es decir, que mira sólo a la otra vida. Por supuesto,
tante que acosa a los hombres "cultos": la tentación de subordinar
el proyecto de Jesús tendrá su consumación plena en el más allá.
los intereses de la cultura a los intereses del poder político. Lo que,
Pero empieza a realizarse y debe realizarse en esta vida, concreta-
en el fondo, significa la perversión más radical de la cultura6.
mente en la transformación de nuestra sociedad, para que sea efec-
tivamente una sociedad digna del hombre. Por otra parte, todo
esto quiere decir también que el proyecto de Jesús no se limita a la
e) Un balance aterrador sola interioridad de las personas, es decir, lo que Jesús quiere no es
solamente que cada individuo sea más santo. Junto a eso, la inten-
Ahora estamos en condiciones de hacer un balance global de la ción de Jesús es cambiar la sociedad. Se trata, pues, de un proyecto
situación. Todos sabemos por experiencia hasta qué punto nuestra social. Y, en ese sentido, se trata también de un proyecto político.
sociedad es inhumana, agresiva, intolerante e injusta. Pero la ver- O dicho más exactamente, entraña necesariamente consecuencias
dad es que nadie parece estar capacitado para ofrecer una alterna- políticas.
tiva verdaderamente eficaz en orden a encontrar una solución. Esta
sociedad, que funciona a base de potenciar cada día más y más el Más en concreto, la sociedad está enferma por el ansia de tener
ansia de tener, está llegando a la cima de sus logros más irraciona- que a todos nos ha invadido. Tener dinero, poder y prestigio. Pues
les. Cualquier persona que sea medianamente sensata estará de bien, el proyecto que ofrece Jesús es una sociedad en la que los
hombres comparten lo que son y lo que tienen (frente al ansia de
6
Cf N. CHOMSKY, La responsabilidad de los intelectuales, Barcelona 1971, 88. dinero), en la que todos se sirven mutuamente (frente al ansia de
392 393
poder) y en lasque se da la más plena solidaridad (frente al ansia de Pero la conversión a nivel personal es sólo el punto de partida.
prestigio). De tal manera que el compartir, el servicio y la solida- Hay que ir más lejos y llegar hasta el nivel comunitario. Con esto
ridad son los pilares sobre los que se asienta esta nueva sociedad. quiero decir que para el logro de la nueva sociedad es necesario que
Por supuesto, semejante proyecto de sociedad constituye una se formen comunidades de fe, en las que se empiecen a vivir los
auténtica utopía. Y eso significa que tal proyecto no será jamás valores y los planteamientos de esa sociedad que anhelamos. Pre-
plenamente alcanzable en esta vida. Pero significa también que se cisamente por esto el mensaje de Jesús es esencialmente comunita-
trata de un proyecto al que nos debemos ir acercando constante- rio. Porque sólo en una comunidad se pueden empezar a vivir y
mente. Porque eso es lo que caracteriza a la utopía, de acuerdo con hacer realidad los valores de la nueva sociedad. No lo olvidemos:
lo que hemos visto en el capítulo 25 al hablar de la esperanza el problema esencial de la evangelización no es tanto conseguir que
cristiana. haya individuos santos, sino sobre todo lograr que se formen co-
munidades sanas y auténticas. Ahí está la clave de la evangeli-
Por consiguiente, la tarea constante de los cristianos consiste en zación.
ir haciendo realidad incesantemente el ideal de la nueva sociedad,
la alternativa cristiana que acabo de describir sumariamente. Aunque tampoco basta el nivel comunitario. Porque la comunidad
cristiana no es una realidad aislada, sino que vive y se realiza en la
sociedad. Por eso es necesario pasar al nivel social. Es decir, se
2. £1 compromiso: la mediación socio-política trata de pasar a la acción y al compromiso en la sociedad. Ahora
bien, la realidad más determinante en la sociedad es la realidad
política. Luego de ahí se sigue la necesidad de la acción y el com-
a) ¿Cómo será posible la nueva sociedad? promiso en el terreno de la política.
A cualquiera se le ocurre preguntar: Pero, en realidad, ¿cómo Pero aquí se plantean varios problemas: ¿contiene el evangelio
será posible el logro de esa nueva sociedad? Para responder a esta un mensaje político?, ¿cómo hay que entender eso?, ¿no corremos
pregunta hay que distinguir tres planos o niveles: el nivel personal, así el peligro de politizar el mensaje de Jesús?, ¿no fue ésa la
el nivel comunitario y el nivel social. tentación de los zelotas del tiempo de Jesús?, ¿no se opuso Jesús
radicalmente a semejante politización?, ¿se deriva de la fe alguna
Ante todo, es necesario que a nivel personal el individuo cambie opción política determinada? He aquí algunas de las cuestiones que
en su interior. Es decir, la nueva sociedad será posible en la medida todavía tenemos que resolver.
en que haya hombres y mujeres que cambien radicalmente su escala
de valores: el deseo de ganar y atesorar, por el proyecto de compar-
tir; el deseo de mandar, por el servicio incondicional a todos, y el b) Los dos niveles de la política
deseo de subir y brillar, por la solidaridad. Sólo a partir de este
cambio y desde esta profunda conversión es posible pensar en una Para empezar a aclararnos en toda esta problemática, conviene
sociedad nueva y distinta de la que tenemos. Aquí es importante tener en cuenta que la realidad política se puede situar a dos nive-
destacar que no se trata solamente de una conversión "religiosa" en les7. Por una parte está lo que podemos llamar la política formal,
el sentido de que la persona empiece a ser más devota, más piadosa es decir, la política como acción específica de aquellos que se dedi-
o cosas por el estilo. Sabemos que hay personas profundamente can a esa tarea. En este caso estamos en el nivel de la política de
religiosas que al mismo tiempo están también profundamente ape- partidos, o sea la política en cuanto ciencia y técnica que lleva al
gadas al dinero o a su deseo de mandar o a la posición social que manejo del poder y de los instrumentos de poder en la organización
tienen, etc. La conversión de que aquí hablo es mucho más profun- de los estados. Ésta es la política de los "políticos" de oficio y de los
da, porque consiste en la transmutación más radical de valores que
una persona puede experimentar. 7
Cf J. M. PAUPERT, Pour une politique évangelique, París 1965, 75-76.

394 395
afiliados a los partidos políticos, que se dedican a ese tipo de tareas c) La mediación socio-política
de una manera más o menos exclusiva.
Pero la política se puede entender de otra manera o, si se quiere, Pero con lo dicho no hemos explicado todo lo que hay que
a otro nivel. Se trata aquí de la política no-formal, es decir, la explicar aquí. Porque la pregunta que aquí se plantea es cómo debe
política en cuanto realidad global que determina la felicidad o la actuar el cristiano en la sociedad para lograr que haya más justicia
desgracia de los ciudadanos. Aquí entra, como realidad política, y más libertad. No basta con que el cristiano sea una persona de
todo lo que condiciona el que en una sociedad determinada haya buena conciencia. Eso, por supuesto, es necesario. Pero con eso
justicia y haya libertad. Por ejemplo, es evidente que la sanidad, la sólo no se cambia la sociedad. Por eso es necesario que el cristiano
educación o el deporte no son realidades directamente políticas. actúe a través de las instituciones y organizaciones que en la socie-
Pero no cabe duda de que esas cosas influyen decisivamente en el dad trabajan y luchan por mejorar las cosas. En este sentido hay
bienestar o en la desgracia de los ciudadanos. Por eso tales cosas que recordar los partidos políticos, los sindicatos, las organizacio-
entran dentro del ámbito de la política, aunque no pertenezcan a la nes populares, que actúan de una manera más o menos directa en
política formal. la gestión y transformación de la cosa pública.
Pues bien, hecha esta distinción, podemos ya venir a responder El cristiano es libre para pertenecer, de acuerdo con su concien-
a las preguntas de antes. ¿Contiene el evangelio un mensaje políti- cia, a los partidos u organizaciones que él considere más apropiados
co? A nivel de la política formal, ciertamente no. Es decir, del para el fin que se pretende. Teniendo siempre en cuenta que se
evangelio no se puede deducir directamente que tal partido político trata de luchar por la justicia y la libertad. Por lo tanto, el cristiano
sea preferible a tal otro. Ni en el evangelio se puede apoyar ningún deberá pertenecer a aquellas instituciones que, a su juicio, conducen
partido político para el logro de sus pretensiones, ni siquiera los más eficazmente hacia ese fin.
partidos que llevan la etiqueta de "cristianos" (la democracia cris-
tiana, el partido social cristiano, etc.). Es más, del evangelio no se
puede deducir ninguna política concreta, como tampoco se puede 3. Exigencias y límites del compromiso
deducir del mensaje de Jesús una forma concreta de construir puen-
tes o de fabricar zapatos. Esto es lo que hay que decir si nos
situamos al nivel de la política formal8. a) La causa de los pobres
Sin embargo, otra cosa muy distinta es si hablamos de la políti- La exigencia fundamental del compromiso cristiano es la lucha
ca no-formal, es decir, si hablamos de todo aquello que determina por defender la causa de los pobres10.
el que en una sociedad concreta haya justicia y haya libertad. En-
tonces el evangelio no es neutral ni puede serlo. Porque donde no H. PEUKERT, Diskussion zur "politischen Théologie", Mayence-München 1969. Estudios
hay justicia y no hay libertad no puede haber tampoco fe cristiana. importantes sobre la teología política: B. G. BAUER, Christliche Hoffnung und menschlicher
Fortschrif. Die politische théologie von J. B. Metz ais theologische Begründung gessells-
Por eso el creyente no puede quedarse con los brazos cruzados ante chaftlicher Verantwortung des Christen, Mayence 1976; V. SPÜLBECK, Neomarxismus und
los atropellos e injusticias que se cometen en nuestra sociedad. Théologie, Freiburg 1977; A. GANOCZY, Sprechen von Gott in heutiger Gesellschafl. Weite-
Como Jesús no se quedó callado ante el sufrimiento de los pobres rentwicklung der "Politischen Théologie", Freiburg 1974; M. XHAUFFLAIRE, La "théologie
politique". Introduction a la théologie polilique de J. B. Metz, París 1972; ID, La pratique
o la marginación de los desgraciados. Ante tales cosas, el cristiano de la théologie politique. Analyse critique des conditions pratiques de l'instauration d'un
tiene que actuar, aunque se le acuse de que se mete en política9. discours chrétien ¡ibérateur, Tournai 1974; F. STRAZZARI, Ilpensiero di J. B. Metz, Padova
1974; S. WIEDENHOFER, Politische théologie, Stuttgart 1976; A. FIERRO, El evangelio belige-
8 rante, Estella 1975.
Importantes matizaciones, en este sentido, en C. BOFF, Teología de lo político. Sus 10
mediaciones, Salamanca 1980; cf también F. BIOT, Teología de las realidades políticas, La bibliografía sobre el tema de los pobres es abundantísima. Cf I. ELLACURÍA,
Salamanca 1974. Pobres, en C. FLORISTAN, J. J. TAMAYO, Conceptos fundamentales de pastoral, 786-802;
' Por eso es posible y deseable la teología política. Cf J. B. METZ, Teología del mundo, G. FERRETTI, La poverta nella cultura contemporánea, en ABI, Evangelizare pauperibus,
Salamanca 1970; ID., Teología política, en SM, vol. V, Barcelona 1974, 499-508; Brescia 1978, 11-28; G. COLOMBO, Evangelizare pauperibus. Riflessione teológica, ib, 29-46;
N. M. Loss, // tema dellapoverta nei libri storici e profetici dell'Antico Testamento, ib, 47-
396 397
Pero esto necesita varias aclaraciones. En primer lugar, hay que Por otra parte, la solidaridad con los pobres no se puede reducir
tener en cuenta que la pobreza no es un hecho natural, sino un a "estar con los pobres", sino que tiene además que asumir su
hecho social. Es decir, la pobreza no se debe a que hay gente "causa", es decir, tiene que traducirse en lucha solidaria con los
naturalmente pobre, como hay gente que es rubia o morena, alta o pobres, contra las causas que generan la pobreza injusta. Como se
baja de estatura, inteligente o mentecata. La pobreza se debe a la ha dicho muy bien, "no se está con los pobres si no se lucha contra
mala organización de la sociedad. Más en concreto, hay pobres la pobreza" (Paul Ricoeur).
porque hay ricos. O sea, hay gente que no tiene nada porque hay Esta lucha contra la pobreza se tiene que manifestar y actualizar
otra gente que tiene mucho. Desde el momento en que los bienes de en todos los frentes de la vida. Ante todo, en el terreno ideológico,
este mundo se los apropian unos cuantos, desde ese momento hay elaborando una reflexión, un discurso, una teología cuyo punto de
y tiene que haber pobres. Por lo tanto, la pobreza no es un hecho partida sea precisamente la situación de los pobres y el hecho de la
irremediable. La pobreza tiene solución si la organización social es pobreza en el mundo. Esto es justamente lo que ha hecho la teología
distinta. de la liberación". Distinguiendo cuidadosamente entre liberación
En segundo lugar, Dios no quiere que haya pobres. Y no lo y desarrollo: no basta con promover el desarrollo de los pueblos
quiere porque Dios es Padre de todos los hombres por igual. Ahora pobres, ya que el desarrollo se puede dar y de hecho se da con
bien, lo primero que quiere un padre bueno es que entre sus hijos situaciones de dependencia y sometimiento. Hay que llegar hasta la
no haya desgraciados. Por eso Dios no quiere, ni puede querer, que liberación: no sólo la liberación del pecado, sino además la libera-
en este mundo haya pobres. En consecuencia, hay que decir que la ción cultural y la liberación socioeconómica y política. Por eso la
actual organización social es algo que Dios detesta, es algo que está teología de la liberación es tan importante en este momento. Y
en contra de la voluntad de Dios. Por consiguiente, la actual orga- también tan necesaria y tan urgente.
nización social es algo contra lo que el creyente tiene que luchar
con todas sus fuerzas. Dando un paso más, hay que decir además que ponerse de
parte de los pobres supone y lleva consigo inevitablemente el tomar
Pero hay más. No se trata solamente de que Dios no quiere que una opción de clase. Es decir, se trata de ponerse de parte de la
haya pobres. Se trata, sobre todo, de que Dios prefiere a los pobres. clase más desposeída y abandonada de la sociedad. La realidad de
Y eso por una razón muy sencilla: si un buen padre tiene varios las clases sociales es un hecho palpable, antes que una teoría mar-
hijos, pero entre esos hijos hay alguno o algunos que son muy xista. Por eso, se sea o no se sea marxista, es incuestionable que el
desgraciados, lo más natural y lo más lógico es que ese padre
prefiera y ponga su mayor cuidado en los que sufren a causa de su 11
Una bibliografía bastante completa de la teología de la liberación, en J. J. TAMAYO,
desgracia. Eso justamente es lo que le pasa a Dios. Por eso él se Creadores e inspiradores de la teología de la liberación, en "MisAb" 77 (1984) 441-443.
revela en la Biblia como el Dios de los pobres. Y por eso también Obras fundamentales: G. GUTIÉRREZ, Teología de la liberación, Salamanca 1972; ID, La
fuerza histórica de los pobres, Salamanca 1982; H. ASSMAN, Teología desde la praxis de la
Jesús de Nazaret se puso de parte de los pobres y luchó por su liberación, Salamanca 1973; J. COMBLIN, Teología de la práctica de la revolución, Bilbao
causa a través de una praxis conflictiva y liberadora (cf Le 4,16-24; 1979; J. L. SEGUNDO, Teología abierta, 2.a ed., 3 vols., Madrid 1984-1985; S. GALILEA,
6,20-26; Mt 11,2-6; 11,25-26; 25,31-46, etc.). Espiritualidad de la liberación, Santiago de Chile 1973; E. DUSSEL, Método para una
filosofía de la liberación, Salamanca 1974; L. BOFF, Jesucristo y la liberación del hombre,
Madrid 1981; ID, Eclesiogénesis. Las comunidades de base reinventan la Iglesia, Santander
1979; ID, Iglesia: Carisma y Poder. Ensayos de eclesiologia militante, Santander 1982;
106; A. RENON, Evangelizare pauperibus nei Salmi e Sapienziali, ib, 107-125; J. DUPONT, Cl. BOFF, Teología de lo político. Sus mediaciones, Salamanca 1980; J. SOBRINO, Cristologia
Jésus annonce la bonne nouvelle aux pauvres, ib, 127-189; U. VANNI, Povertá e annuncio in desde América Latina, México 1976; ID, Jesús en América Latina. Su significado para la fe
Paolo, ib, 191-205; A. PENNA, Ipoveri secondo il Deuteronomio, ibid., 219-228; S. ZEDDA, y la Cristologia, Santander 1982; ID, Resurrección de la verdadera Iglesia, Santander 1983;
La povertá di Cristo secondo S. Paolo, ib, 343-369; P. GAUTHIER, Los pobres, Jesús y la I. ELLACURfA, Teología política, San Salvador 1973; ID, Conversión de la Iglesia alreino de
Iglesia, Barcelona 1964; ID, La Iglesia y la pobreza, en G. BARAONA, La Iglesia del Vatica- Dios, Santander 1985. Una presentación histórica de los diversos autores y tendencias, en
no II, I Barcelona 1966, 401-431; cf el n. 74 (1981) de la revista "Misión Abierta", dedicado R. OLIVEROS, Liberación y Teología, Lima 1977. Una presentación resumida de lo que es la
a Teología y pobreza; G. GUTIÉRREZ, La fuerza histórica de los pobres, Lima 1978; ID, LOS teología de la liberación, en J. M. CASTILLO, La teología después del Vaticano II, en C.
pobres en la Iglesia, en "Conc" 124 (1977) 103-109; VARIOS, Iglesia de los pobres y organi- FLORISTÁN y J. J. TAMAYO, El Vaticano II, veinte años después, Madrid 1985, 156-158.
zaciones populares, San Salvador 1978.

398 399
creyente tiene que ponerse de parte de la clase más pobre y humi- a la religión como palanca que apoya sus pretensiones. Por ejem-
llada en nuestra sociedad. plo, tal partido dice que él defiende el humanismo cristiano; o tal
Y todavía una observación importante: ponerse de parte de los político aprovecha el fotografiarse con el papa o con un obispo,
pobres lleva consigo inevitablemente una determinada conflictivi- para que los católicos lo voten a él. Este tipo de actuaciones deben
dad. Porque los ricos no suelen estar dispuestos a soltar sus bienes ser criticadas por el creyente. Porque la religión no debe ser nunca
y sus pretendidos derechos. De ahí que luchar por los pobres es un instrumento político cuando se trata de la política formal, como
inevitablemente entrar en conflicto con los ricos. Por eso, entre ya quedó explicado.
otras cosas, la vida de Jesús fue conflictiva. Y por eso, entre otras En definitiva, se trata de comprender que nunca le está permi-
razones, la vida del creyente lo será también. tido al cristiano politizar el evangelio en el sentido de utilizar el
mensaje de Jesús como instrumento de una política partidista. El
evangelio no está con ningún partido político determinado. Es
b) Límites del compromiso más, ni hay ni puede haber un partido que abarque y contenga
todo el mensaje evangélico, porque el evangelio es una utopía, es
El compromiso cristiano, en lo que se refiere a la actuación un mensaje trascendente, que por eso sobrepasa toda posible polí-
política, lleva consigo determinadas limitaciones, que debemos te- tica de este mundo. De todas maneras, es claro que el proyecto
ner muy en cuenta. global de los partidos de izquierdas se acerca más al ideal del
evangelio, porque el proyecto de esos partidos está de parte de la
Ante todo, es fundamental tener presente que el cristiano no causa de los pobres.
puede comprometerse incondicionalmente con ningún partido po-
lítico, con ningún sindicato y en general con ninguna organización
de este mundo. Y no puede hacer eso porque desde el momento en
que hiciera tal cosa perdería su libertad. Esto quiere decir que lo
absoluto, para un cristiano, no es el partido político, sino el evan-
gelio. De tal manera que el creyente debe estar siempre dispuesto
a criticar al partido o a la organización desde los presupuestos y
exigencias de su fe.
Es más, el creyente no sólo debe estar dispuesto a esa crítica,
sino que además normalmente tendrá que hacerla con relativa fre-
cuencia. Por una razón que se comprende enseguida: los partidos
políticos buscan el poder para el logro de sus fines; pero a veces
ocurre que anteponen sus intereses de poder a sus fines sociales o
humanitarios. En ese caso, los partidos incurren en actuaciones
verdaderamente patológicas. Y el hombre de fe no podrá callarse
ante ese tipo de actuaciones. La actitud crítica y profética es fun-
damental siempre para un cristiano, que sigue el mismo destino de
Jesús.
Por otra parte, el creyente deberá evitar siempre cuidadosa-
mente utilizar la religión como palanca política, en el sentido de la
política formal que antes he indicado. Con frecuencia, los partidos
políticos, sobre todo los de derechas, tienen la tentación de utilizar
400 401
CAPÍTULO 27

CRISTIANOS EN EL MUNDO

POR MUY BIEN que veamos las cosas, por mucho optimismo
que tengamos, no nos queda más remedio que aceptar que este
mundo entraña una contradicción radical. Esa contradicción con-
siste en que, por una parte, todos y cada uno de nosotros sentimos
un ansia irresistible de felicidad, una felicidad que no se acabe
nunca; pero, por otra parte, todos y cada uno de nosotros sabemos
que estamos inevitablemente abocados a la muerte. De esta manera,
la muerte se nos muestra como la frustración y el fracaso de nues-
tros deseos más profundos.
Ahora bien, ¿qué tiene que decir el cristianismo ante tal situa-
ción? Esta pregunta se refiere, ante todo, a este mundo: ¿Es posible
la esperanza en esta vida, a pesar de lo inevitable que es la muerte?
Pero con eso sólo no queda resuelto el problema. Porque, en defi-
nitiva, ¿y después de la muerte, qué pasa?
En la medida en que el cristianismo tiene una respuesta seria y
radical para estas preguntas, en esa misma medida se nos muestra
como la solución definitiva para los problemas más agobiantes de
la existencia humana. Más allá de todas las frustraciones de este
mundo y más allá también de la misma muerte, el hombre que
acepta el mensaje cristiano tiene un fundamento inamovible para
su esperanza y, en último término, una solución definitiva para la
misma muerte.
Por lo tanto, ésta es la condición de los cristianos en el mundo:
ellos son testigos de esperanza, de la esperanza más absoluta, ante
los problemas más radicales de la vida.

403
1. Testigos de esperanza sería una cosa sin sentido (ICor 15,14.17). Por consiguiente, el
creyente es esencialmente un hombre de esperanza.
¿Cuál es la raíz y el fundamento de esta esperanza? La carta a
a) Un mundo sin esperanza los Colosenses lo dice admirablemente: Jesús, el mesías, "es nuestra
esperanza" (Col 1,27). Nuestra esperanza tiene su fundamento en
El mundo y la sociedad en que vivimos parecen un inmenso Jesucristo. Porque él venció a la muerte y goza ya de la vida sin
hueco que nos asoma al vacío. Cuando hemos alcanzado los logros límites junto al Padre en el cielo. Nuestro destino es el mismo
más sensacionales desde el punto de vista científico y técnico, la destino de Jesús. Por eso, si él venció a la muerte, nosotros también
nada se nos muestra con más evidencia que nunca, desafiando así la hemos vencido. San Pablo es concluyente en este sentido: "Si de
todas nuestras falsas tranquilidades. Por eso podemos decir que Cristo se proclama que resucitó de la muerte, ¿cómo decís algunos
cuando el hombre ha logrado dominar más y mejor a la naturaleza, que no hay resurrección de los muertos? Si no hay resurrección de
precisamente entonces se siente más solo y desamparado. muertos, tampoco Cristo ha resucitado, y si Cristo no ha resucita-
De ahí los sucedáneos y las falsas esperanzas que pululan por do, entonces nuestra predicación no tiene contenido ni vuestra fe
todas partes. Las dos grandes aspiraciones del hombre son el amor tampoco" (ICor 15,12-14).
y la inmortalidad. Pues bien, para esas dos grandes aspiraciones se Ahora bien, esto quiere decir que nuestra esperanza tiene su
han encontrado los sucedáneos de turno, que sumergen a los incau- razón de ser allí donde se acaba y fracasa toda esperanza humana.
tos en un paraíso de engaños. Para el amor, el sexo. Para la inmor- Porque Jesús, el mesías, fracasó con el fracaso total de un ajusticia-
talidad, la ciencia ficción. Pero resulta que ni el sexo ni la ciencia do, que terminó reconociendo haber sido abandonado por Dios
ficción tienen el poder suficiente para acallar los gritos y susurros (Me 15,34). En tal situación no había esperanza posible. Y sin
de la conciencia inquieta. Todo lo contrario, tanto el sexo como la embargo, Jesús hizo posible, de esta manera, la esperanza para
ciencia ficción terminan por hundir más y más a la persona, que no todos. Por lo tanto, hay lugar para la esperanza cristiana también
encuentra por ese camino la respuesta que busca. donde el hombre se siente sin esperanza posible; y también cuando
Por lo demás, ni la ciencia, ni la técnica, ni el progreso, ni todos el hombre ha perdido toda posibilidad de esperar. Es entonces,
los logros de las sociedades más avanzadas son capaces de ofrecer precisamente entonces, cuando la esperanza cristiana se expresa y
una solución adecuada a las preguntas más fundamentales de la se pone de manifiesto con toda su fuerza2.
vida. De esa manera, el ansia de felicidad sin límites se ve siempre Por otra parte, ¿a qué se refiere esta esperanza? El contenido de
frustrada. Y el hombre se siente sumergido irremediablemente en la esperanza cristiana, según el Nuevo Testamento, es el siguiente:
un mundo sin esperanza. la salvación (ITes 5,8), la justicia (Gal 5,5), la resurrección en el
cuerpo incorruptible (ICor 15,14.17, etc.; He 23,6; 24,15), la vida
b) La esperanza cristiana eterna (Tit 1,2; 3,7), la visión de Dios y el hacerse semejantes a él
(Un 3,2s), la gloria de Dios (Rom 5,2; Col 1,27; cf 2Cor 3,12). Con
Frente a todas las evidencias de fracaso y frustración que hay o estas expresiones el Nuevo Testamento nos quiere decir que la
pueda haber en esta vida, la esperanza aparece, en el Nuevo Testa- esperanza cristiana se refiere a la plenitud de la vida. Dicho de otra
mento, como característica esencial del creyente1. Tan esencial manera, nuestra vida, no sólo no está condenada al fracaso, sino
como la fe y el amor (ITes 1,3; ICor 13,13), de tal manera que no 2
Para una comprensión teológica de la esperanza cristiana, cf G. MARCEL, Homo
puede haber fe o amor sin esperanza. Es más, una fe sin esperanza vialor. Prolégoménes a une métaphysique de l'espérance, París 1944; R. BERNARD, La
esperanza, Madrid 1961; J. MOLTMANN, Teología de la esperanza, Salamanca 1969; ID,
1
Cf E. HOFFMANN, en DTNTU, 129-136; R. BULTMANN, K. H. RENGSTORF, en TWNT Conversión alfuturo, Barcelona 1974; J. ALFARO, Esperanza cristiana y liberación humana,
II, 515ss; W. GROSSOUW, L'espérance dans le Nouveau Testament, en "RB" 61 (1954) 481ss; Barcelona 1972; J. GÓMEZ CAFFARENA, Esperanza, en C. FLORISTÁN, J. J. TAMAYO, Concep-
508ss; F. KERSTIENS, Esperanza, en SMII, 792-803. tos fundamentales de pastoral, 285-293.

404 405
que está destinada a un grado de realización y plenitud que sólo es Pero aquí hay que hacer una advertencia importante. La utopía
comprensible desde Dios3. cristiana no se puede interpretar como un proyecto acabado y
Por último, es importante destacar que la esperanza cristiana cerrado, que se tendría que implantar en este mundo, en el sentido
tiene un rasgo fundamental: la certeza y hasta la seguridad de que de igualdad total, de fraternidad absoluta o de otras categorías por
el estilo. Si interpretamos de esa manera la utopía, caemos irreme-
Dios no falla ni puede fallar. Exactamente como en el caso de
diablemente en el totalitarismo y en la barbarie. Porque esa igual-
Abrahán, que fue capaz de "esperar cuando no había esperanza"
dad total y esa fraternidad absoluta, en las condiciones de este
(Rom 4,18). La razón de esta seguridad radica en la fe, que es la
mundo, no se podría implantar sino por medio de la fuerza repre-
sustancia de la esperanza (Heb 11,1). El hombre que tiene fe, por siva, que desemboca en el totalitarismo y en la barbarie. Esto
eso mismo tiene derecho a una esperanza inquebrantable. Pero quiere decir que el "Reino", el "amor", la "igualdad", la "fraterni-
teniendo en cuenta que, precisamente por esto, la esperanza cristia- dad", la "libertad", la "justicia" y la "paz", en la realización plena
na está siempre expuesta a la tentación, a la inseguridad y a la de lo que significan estos conceptos, son categorías escatológicas,
duda. Porque la fe no se basa en la evidencia, sino en la opción es decir, se lograrán plenamente sólo más allá de este mundo. Pero,
libre. Por eso siempre es posible la tentación contra la fe y contra al mismo tiempo, son también categorías simbólicas; esto es, se
la esperanza. Sentir la duda y el miedo de la nada no es carecer de trata de aspiraciones, ideales y proyectos que los creyentes tenemos
esperanza. Eso es simplemente ser humano y vivir aún en el estadio que ir construyendo dentro de la historia. De no ser así, vaciamos
presente de la existencia. al cristianismo de su fuerza característica para la progresiva trans-
formación de la sociedad presente.
c) Esperanza cristiana y utopías intrahistóricas Por lo tanto, la esperanza cristiana alimenta, estimula e impulsa
a todas las utopías intrahistóricas. Pero no se agota en ninguna de
La esperanza cristiana no se refiere sólo al más allá. Cuando el ellas. La esperanza cristiana apunta siempre a un más allá, un
Nuevo Testamento nos habla de la salvación, la justicia y la gloria mejor, que solamente alcanzará su realización plena más allá de la
de Dios, como términos a los que se refiere la esperanza cristiana, historia, en las condiciones de otro mundo, que no es el nuestro.
está apuntando a realidades que tienen su consumación plena en el
más allá, pero que tienen también una expresión dentro de la Por otra parte, como se ha dicho muy bien, referirse a la nueva
historia. Jesús habló de esta esperanza utilizando la categoría de sociedad del futuro o recuperar la añoranza por un mundo, un
reino de Dios, como ya hemos tenido ocasión de ver al estudiar el ordenamiento social justo y fraterno, con las categorías evangélicas
proyecto de Jesús. Por consiguiente, el creyente espera no sólo la de reino de Dios, justicia de Dios, etc., no quiere decir tener una
salvación más allá de la muerte, sino además la progresiva implan- visión clara de cómo todo eso debiera ser traducido a nuestra
tación del reinado de Dios en este mundo. Lo cual quiere decir que situación socio-histórica concreta. Significa nada más, y nada me-
el cristiano espera la progresiva implantación de una sociedad digna nos, el clamor por una justicia perfecta y consumada, que desata la
del hombre. En esto consiste la utopía cristiana, que, como catego- imaginación creadora, la urgencia del cambio y la búsqueda de
ría simbólica, impulsa nuestros deseos y nuestros proyectos hacia mediaciones5.
el logro de una sociedad mejor4. Pero hay más. Otra consecuencia importante que se deriva de
3
todo lo dicho es la siguiente: si el cristiano posee una esperanza,
Cf E. HOFFMANN, O.C., 133.
4
Para una correcta comprensión de la esperanza, hoy es obligado consultar los siguien- que es promesa de futuro que dinamiza el presente, pero que no se
tes autores, que, desde diversos puntos de vista, han destacado esta dimensión esencial de agota en el más acá, quiere decir esto que el cristiano es un crítico
la existencia humana: M. BLONDEL, L'Action, París 1893; P. LAÍN ENTRALGO, La espera y la permanente de lo que hay, es decir, de todo cuanto existe a su
esperanza, Madrid 1957; ID, Antropología de la esperanza, Barcelona 1978; E. BLOCH, El
principio esperanza, Madrid 1977-1979; E. FROMM, La revolución de la esperanza, México
5
1970; R. GARAUDY, Del anatema al diálogo, Barcelona 1968. J. M. MARDONES, Esperanza cristiana y utopías intrahistóricas, Madrid 1983, 34.

406 407
alrededor. Lo cual significa que el cristiano es y tiene que ser un 115,17) y el olvido (Sal 88,13), es ser arrancado de la mano de Yavé
revolucionario permanente. Su esperanza le hace ser un relativiza- (Sal 88,6) y no poder alabarlo (Sal 6,6; 30,10).
dor continuo de todo proyecto histórico. Porque ningún programa Pero se plantea una cuestión fundamental: ¿Dónde, cuándo y
político, social o económico será capaz de instaurar la sociedad cómo retribuye Dios al hombre? La primera respuesta que Israel
definitiva, libre de toda injusticia. dio a esta pregunta es la siguiente: Dios sanciona el bien y el mal,
De esta manera, la esperanza cristiana se nos muestra como la fidelidad y la infidelidad, en esta vida, con premios y castigos
fuerza histórica que dinamiza el presente, pero de tal manera que temporales. Tal es la teología que se contiene implícitamente en
ella no se agota en ningún programa histórico, ya que, en último Lev 26 y Dt 28. Y más claramente en los salmos 1, 91, 112 y 128.
término, se refiere a la situación definitiva que viviremos después Sin embargo, la evidencia se impone en contra de semejante tesis:
de la muerte. Teniendo siempre muy en cuenta que el más allá con demasiada frecuencia, los malos son los que prosperan en esta
metahistórico será la coronación definitiva del empeño y el com- vida, mientras que los justos sufren las consecuencias de un mal
promiso que tenemos que mantener en la situación presente, en que no han cometido. En este sentido, el autor del libro de Job
nuestro mundo y en nuestra sociedad. considera que la respuesta tradicional al problema de la retribución
del bien y del mal es pura falacia (Job 21,34).
Por eso se impone la necesidad de una reflexión en otro sentido.
2. Más allá de la muerte Si Dios es el señor de la vida, ha de serlo también de la muerte y
de los muertos. Si además se ha manifestado como amor inconmo-
vible y misericordioso, la muerte del amigo no puede dejarlo indi-
a) La muerte en el Antiguo Testamento
ferente. Por eso el justo tiene el convencimiento de que Dios no lo
va a abandonar al seol (Sal 16). Y más claramente en los salmos 49
Por muy sorprendente que parezca, en casi todo el Antiguo y 73, donde se defiende el principio según el cual el amor y la
Testamento no existe, propiamente hablando, la creencia de la fidelidad de Dios son más fuertes que la muerte y más fuertes
inmortalidad6. Para aquellos autores antiguos, la muerte es el fin también que el poder del seol.
definitivo del hombre: "Todos hemos de morir, somos agua derra-
mada en tierra, que no se puede recoger" (2Sam 14,14; cf 12,15ss). De esta manera, lentamente, llegamos a los últimos tiempos del
El hombre, tomado de la tierra, se convertirá de nuevo en polvo Antiguo Testamento. La esperanza, antiguamente vislumbrada
(Gen 3,19). Es verdad que en numerosos pasajes se habla del seol nada más, en el sentido de que el poder de Dios es capaz de vencer
como lugar donde el hombre pervive, de alguna manera, después a la muerte (Sal 49; 73; Is 25,8; 26,19; 53,1; ISam 2,6), se afir-
de la muerte. Pero hay que tener en cuenta que ese seol es el reino ma como un convencimiento claro en Dan 12,2 y en 2Mac 7. Así
de la oscuridad, subterráneo, donde el hombre continúa una exis- se prepara la revelación sensacional y definitiva del Nuevo Testa-
tencia que no es vida, está lejano de Dios y ni siquiera puede alabar mento.
al Señor (Sal 88; Is 38,11.18). Y es que la muerte produce la sepa-
ración de Yavé, que es el origen de la vida (Sal 6,6; 30,10; 88,6.1 lss;
Is 38,11). De ahí que al hombre no le queda más salida que aceptar b) La muerte en el Nuevo Testamento
la suerte común de la muerte (Gen 3,19; Si 14,18ss; 41,5ss). Y el
destino del seol, que es habitar en el silencio (Sal 31,18; 94,17; La idea central del Nuevo Testamento sobre la muerte es que
ésta ha sido superada y vencida mediante la resurrección. Aquí
6
Cf G. QUELL, Die Auffassung des Todes in Israel, Berlín 1925; R. BULTMANN, en entra en juego, ante todo, lo que fue la muerte de Jesús: él murió
TWNTWl, 7ss; J. LEIPOLDT, Der Todbei Griechen undJuden, München 1942; R. MARTIN- "por nosotros", es decir, en favor nuestro (Rom 5,6ss; ITes 5,10;
ACHARD, De la mort a la résurrection d'apres l'Anden Testament, París 1956; J. L. Ruiz DE Heb 2,9; Me 10,45) y fue resucitado y exaltado también en favor
LA PEÑA, La muerte, destino humano y esperanza cristiana, Madrid 1983, 25-37; G. VON
RAD, Teología del Antiguo Testamento I, Salamanca 1978, 347-351; 473-478; 493-497. nuestro (2Cor 5,14s; IPe 3,18). De tal manera que su muerte venció

408 409
a la ley (Rom 7,4; cf Gal 2,21), al pecado (2Cor 5,21; Col 1,22) y a tan porque Cristo resucitó (vv. 20-23). La razón profunda de este
nuestra muerte (Rom 5,9; 2Tim 1,10; Heb 2,14s; Ap l,17s)7. planteamiento está en que los creyentes somos miembros del cuerpo
de Cristo. Ahora bien, si en el Cristo total ha resucitado ya la
El texto fundamental en el que se expresan de manera más
cabeza, que es el mismo Cristo, de ahí se sigue que tienen que
contundente estas ideas es el capítulo 15 de la primera carta a los
resucitar también los miembros. Por eso Pablo afirma: "Dios, que
Corintios. El pensamiento de Pablo en este texto famoso se resume
resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros... ¿No sabéis
en tres ideas: a) el carácter futuro (escatológico) de la resurrección
(vv. 20-28); b) la índole corporal de la existencia resucitada (vv. 35- que vuestros cuerpos son miembros de Cristo?" (ICor 6,14-15).
44); c) la causalidad eficiente (vv. 20-21) y ejemplar (vv. 45-49) que Por esto puede decirse, con toda razón, que Cristo resucitado no
ejerce Cristo sobre esa existencia. está completo hasta que resucitemos todos los que integramos su
cuerpo. Nuestra resurrección completa lo que aún falta a la resu-
En cuanto al carácter escatológico de la resurrección, se trata rrección del Señor.
de comprender que nuestra resurrección se producirá en la venida
de Cristo (v. 23). Por eso aún queda por vencer el último enemigo,
que es la muerte (v. 26). Esto quiere decir que mientras vivimos en c) Credibilidad de la resurrección
este mundo no nos queda más alternativa que la esperanza confiada
y segura en la resurrección. Porque "si los muertos no resucitan, La doctrina sobre la resurrección de los muertos tiene su razón
comamos y bebamos, que mañana moriremos" (v. 32). de ser y su fundamento en la resurrección de Jesús, el mesías.
Ahora bien, la resurrección de Jesús fue el acto por el que Dios
Por lo que se refiere a la índole corporal de nuestra resurrección,
hay que recordar que se trata de una corporeidad "espiritual" salió en defensa de su Hijo, injustamente atropellado y condenado
(v. 44), expresión del Espíritu que da la vida (v. 45). Esto significa por los hombres. Por lo tanto, la doctrina sobre la resurrección de
que, en nuestra muerte, "todos seremos transformados" (v. 51-52). los muertos arranca de un acto reivindicador de Dios, que se pone
Como se ha dicho muy bien, la fe en la resurrección estatuye una de parte del justo injustamente condenado. Dios sale en defensa del
dialéctica entre continuidad y ruptura, identidad y mutación Cua- inocente y hace finalmente justicia con el que ha sido injustamente
litativa; el sujeto de la existencia resucitada es el mismo de la tratado en esta vida.
existencia corporal, pero transformado. Mantendremos nuestro Este planteamiento es importante. Con frecuencia nos quejamos
mismo cuerpo. Pero un cuerpo renovado8. de lo injusta que es la vida y el mundo con tantas personas inocen-
tes, que sufren las consecuencias de tantos atropellos y de tantas
Por último, hay que destacar la dimensión cristológica de la maldades que estamos presenciando todos los días. Muchas veces
resurrección: la resurrección de Cristo es el fundamento de la resu-
los verdugos triunfan, mientras que los santos se ven en las cárceles
rrección de los muertos. Pablo lo dice claramente: "Si se predica
y ajusticiados. Frente a tales situaciones, clamamos pidiendo justi-
que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo andan dicien-
cia. Pero de sobra sabemos que, las más de las veces, esajusticia no
do algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?"
(v. 12). Y añade: "Si no hay resurrección de muertos, tampoco se hace en este mundo. Y entonces nos preguntamos: ¿Es que no se
Cristo resucitó" (vv. 13.15.16). La tesis de Pablo no es que Cristo va a hacer justicia con los inocentes y con todos los maltratados
resucitó porque los muertos resucitan, sino que los muertos resuci- injustamente en esta vida?
La respuesta que la fe nos proporciona a semejante pregunta es
7
Cf J. L. RUÉDELA PEÑA, O.C, 38-43; W. SCHMITHALS, L. COENEN, en DTNTIU, 113-
que Dios hace justicia con los inocentes mediante la resurrección
127; K. RAHNER, Zur Theologie des Todes, München 1958; ID, Muerte, en SMIV, 818-825; de los muertos. En esta vida no hay justicia para todos. Pero Dios,
E. SCHWEIZER, DyingandRising with Christ, en "NTS" 14 (1967/68) lss; ID, Die Leiblichkeit que es justo, hace esa justicia en el mundo futuro, en la vida defi-
des Menschen: Leben-Tod-Auferstehung, en "EvTh" 29 (1969) 40ss; K. H. SCHELKLE, Teo-
logía del Nuevo Testamento IV, 1978, 83-95. nitiva. Como se ha dicho muy bien, puede o no darse crédito a la
8
J. L. Ruiz DE LA PEÑA, O.C, 40. resurrección. Pero quien la descartase como un sueño ciertamente
410 411
irrealizable tendría que tener el coraje de ir hasta el fondo y declarar tener en cuenta que la promesa de Dios para después de la muerte
irrealizables con análoga certeza los valores absolutos de una jus- se refiere a la pervivencia de la persona y no sólo a una parte de
ticia y una libertad universales. A no ser que fuese capaz de mostrar ella. Ahora bien, la persona humana implica esencialmente corpo-
cómo tales valores se cumplen también en los muertos injustamen- ralidad. Por lo tanto, parece lo más coherente decir que después de
te, en los que han sido tratados como esclavos, en la legión innu- la muerte pervive el hombre entero. Lo cual lleva consigo la afir-
merable de los humillados y ofendidos9. mación implícita de que la resurrección acontece en el mismo ins-
tante de la muerte.
Ciertamente: o aceptamos que Dios no hace justicia con los
inocentes o no tenemos más remedio que aceptar la reivindicación Por otra parte, se debe tener presente que la muerte representa
que Dios hace de tales personas mediante la resurrección. Si creer una ruptura con la existencia presente. Por lo tanto, lo que llama-
en la resurrección es difícil, más difícil resulta aceptar que no hay mos la pervivencia de la persona no se puede producir en línea de
justicia para los que claman por ella. Porque de sobra sabemos que continuidad con la existencia histórica. Esa ruptura, por lo demás,
este mundo no hace justicia con todos. Ni este mundo ni la historia resulta evidente si tenemos en cuenta que la materialidad del cuerpo
tampoco, porque con demasiada frecuencia los inocentes y los que hemos llevado en esta vida fenece y se corrompe. En la muerte,
desgraciados son los más olvidados de la historia. No nos queda por lo tanto, hay algo de nosotros que pervive inmutable; y algo
más salida que aceptar la justicia que Dios hace más allá de la que se transforma profunda y radicalmente. Lo que pervive inmu-
muerte. table es el principio espiritual del ser humano, lo que llamamos
alma. Y lo que se transforma radicalmente es lo que llamamos
cuerpo. Así se explica la continuidad y la ruptura que se da en la
d) Entre la muerte y la resurrección muerte.
En cuanto a la posibilidad de purificación posmortal (purgato-
¿Qué pasa con los muertos? ¿Cuándo se produce la resurrec- rio), se debe recordar que está definido que existe10, pero no está
ción? Estas preguntas y otras similares están en la mente de muchos definido en qué consiste. Hay teólogos que piensan que el purgato-
cristianos, que buscan luz en un asunto tan oscuro. rio se puede muy bien reducir a un acto de purificación que ocurre
en un instante, en el mismo instante del encuentro con Dios.
Para responder a estas preguntas hay que tener en cuenta los
datos siguientes: 1) Es de fe que es inmortal el principio espiritual Por último, no parece que sea necesario establecer una dimen-
del ser humano; este principio es el que corrientemente se llama sión cronológica entre lo que llamamos muerte y lo que entendemos
alma. 2) Es también de fe que inmediatamente después de la muer- por resurrección. Lo que sabemos con certeza es que hay continui-
te se da la retribución correspondiente al que acaba de morir. dad en la misma persona, por una parte, y ruptura radical, por
3) También es de fe que la resurrección es un acontecimiento defi- otra. Esto supuesto, no se ve por qué la duración de esa ruptura
nitivo y último (escatológico). 4) Y, es finalmente, también de fe haya de tener más extensión que la necesaria y suficiente para que
que existe una posibilidad de purificación posmortal; a esta posibi- se dé efectivamente la secuencia muerte-resurrección. Como se ha
lidad se le llama corrientemente purgatorio. Por lo demás, a estos dicho muy bien, no es obligado distender muerte y resurrección en
cuatro datos hay que añadir uno más, que resulta obvio: la dura- un intervalo cuantitativamente mensurable. Desde este punto de
ción vigente fuera de la historia no es la misma que transcurre vista, se comprende la profunda significación del dicho de Jesús
dentro de la historia. que recoge el evangelio de Juan: "Pues sí, os lo aseguro, quien haga
caso de mi mensaje no sabrá nunca lo que es morir" (Jn 8,51).
Pero además de estos datos, hay que tener presentes algunas
observaciones. En primer lugar, en todo este asunto es fundamental
10
' Cf J. L. RUIZDELA PEÑA, O.C, 56-58. DS 1820.

412 413
e) Más allá de la muerte ÍNDICE
La fe cristiana afirma que el creyente no está condenado al
fracaso y a la frustración. Por el contrario, la vida presente no es
más que un trámite, que desemboca en la vida verdadera, en la
plenitud de la vida. Según la teología del Nuevo Testamento, la
nueva vida que Cristo nos ha aportado no se agota en el tiempo
histórico, sino que tiende a la superación o victoria del último
enemigo, la muerte, y con ello a la vida eterna (ICor 15,26.28; Rom
6,22; Gal 6,8). Pablo se representa el paso de la vida temporal a la
eterna como un drama universal cósmico y como una transforma- Pág.
ción o apoteosis maravillosa(ITes 4,13-17; ICor 15,20ss.35ss.51ss).
Para indicar lo que será la vida futura, Pablo se expresa por medio Introducción 7
de alusiones metafóricas: será una vida corporal (ICor 15,35ss;
2Cor 5,lss), ya que la vida sin cuerpo es inconcebible para el 1. Todo empezó con una promesa 11
pensamiento judío; será además una contemplación cara a cara
(ICor 13,12; cf 2Cor 5,7); será también un compartir su gloria 1. Abrahán 13
(Rom 8,17); pero sobre todo será un estar con Cristo (ITes 4,17; 2. La promesa 15
2Cor 5,8; Flp 1,23). 3. La fe de Abrahán 16
4. El sentido de la promesa 17
No cabe duda de que el Nuevo Testamento guarda una discreta 5. Significación para hoy 20
reserva en lo que se refiere a las descripciones de la vida futura. De a) El Dios de los nómadas 20
ella sabemos que será una vida sin limitaciones de ningún tipo. Y b) El Dios protector 21
que por eso será lo mismo que la satisfacción de nuestras aspiracio- c) Salvación y promesa 22
nes más profundas: amor, libertad, justicia, paz. En cuanto a des- d) La fe de Abrahán 23
cribir más detalladamente aquella vida que nos espera, debemos
ser muy cautos. De ella podemos hablar más con negaciones de lo 2. La liberación de los esclavos 25
que tenemos a la vista que con suposiciones sobre lo que será. La 1. Un pueblo de esclavos 27
vida eterna no significa ni la continuación de la vida terrena en una 2. La misión de Moisés 28
dirección sin término ni una doble vida platónica en el más allá. 3. El nombre de Yavé 29
Será, más bien, la comunión con el Dios que ha vencido a la 4. La última plaga 31
muerte y ha dejado tras sí todas las limitaciones que inevitablemen- 5. La salida de Egipto 33
te comporta nuestra condición actual. 6. El paso del mar Rojo 34
7. El mensaje de la liberación 35
8. Significación para hoy 37
a) El miedo a la libertad 37
b) El verdadero nombre de Dios 38
c) La liberación 39
3. La alianza 43
1. La gran manifestación de Dios 44
414 415
Pág. Pág.

2. Significación y límites del acontecimiento 46 7. El proyecto de Jesús 99


3. La alianza del Éxodo 48 1. El mensaje del Reino en la predicación de Jesús 100
4. La nueva alianza 50 2. Significado del reino de Dios para nosotros 106
5. Los diez mandamientos 51
6. La validez actual de los mandamientos 53 8. La tarea de Jesús 111
1. Lo primero que hizo Jesús 112
4. El mensaje de los profetas 57 2. Una comunidad, ¿para qué? 114
1. El fenómeno profético 58 3. La condición de admisión en la comunidad 117
2. Qué es un profeta 59 4. El programa de vida 119
3. El mensaje de los profetas 62 5. La actitud básica en la comunidad 121
a) Dios y el culto 62 6. La comunidad como alternativa 123
b) La vida moral 64 7. La denuncia 124
c) La política 65
d) Los falsos profetas 68 9. La personalidad de Jesús 127
4. El destino de los profetas 70 1. Hombre libre 128
a) Jesús y la ley 129
5. Las grandes lecciones de la historia santa 73 b) Jesús y la familia 132
1. El Dios único 74 c) Jesús y el templo 135
2. El Dios trascendente 76 d) Jesús y el sacerdocio 137
3. La benevolencia de Dios 78 e) Conclusión 139
4. El amor y la misericordia de Dios 79 2. Cercano a los marginados 141
5. La justicia de Dios 80 a) Marginados propiamente tales 141
6. El celo y la ira de Dios 81 b) Los pobres y otras gentes 143
7. La fidelidad de Dios 82 c) Teología de los marginados 144
8. La promesa y la esperanza 85 3. Fiel al Padre , 145
4. La personalidad de Jesús 147
6. El acontecimiento central: Jesús y el evangelio 87
1. Significado de la palabra "evangelio" 88 10. La muerte de Jesús 149
a) Significado original 88 1. Jesús anuncia su muerte 151
b) En el Nuevo Testamento 89 2. Por qué lo mataron 154
c) Su sentido profundo 89 a) El fracaso de Jesús 154
2. Origen y formación de los cuatro evangelios 91 b) El enfrentamiento con los dirigentes 156
a) Los autores 91 c) La razón de la condena 157
b) Formación de los evangelios 91 3. Significado teológico 159
c) El género literario 93 a) El profeta mártir 159
d) La cuestión sinóptica 93 b) El plan divino de salvación 160
3. Los evangelios como narración: la praxis de Jesús na- c) La muerte expiatoria 162
rrada por las comunidades cristianas 95 4. El camino de Dios 163
Pág.
Pág
a) Iglesia y evangelio 228
11. La resurrección de Jesús 165
b) Mensaje y celebración 230
1. El hecho de la resurrección 166 2. Un programa para la misión 232
a) Un hecho incuestionable 166
b) El sepulcro vacío 168 16. La organización de la Iglesia 235
c) Las apariciones a los discípulos 169
1. Los ministerios según el Nuevo Testamento 235
d) ¿Un hecho histórico? 170
2. Diversidad y creatividad 238
2. Significado para la comunidad cristiana 171
3. Estructura y organización 241
3. La victoria sobre la muerte 173
4. Comunidad y ministerios 244
a) Nuevo horizonte para la vida 173
5. Evolución histórica 246
b) Cómo será la resurrección 175
6. Conclusión 252
c) Cuando tendrá lugar la resurrección 176
12. Nuestra fe en Jesucristo 179 17. Los sacramentos de la Iglesia 253
1. El problema 180 1. ¿Qué es un sacramento? 254
2. El origen de nuestra fe en Jesucristo 183 a) No es un rito mágico 254
3. Para entender la afirmación de la fe 185 b) El sacramento es un símbolo 256
4. ¿Qué se puede decir sobre este asunto? 188 c) Consecuencias pastorales 257
d) Cristo y los sacramentos 258
13. El Dios de Jesucristo 197 e) La Iglesia y los sacramentos 259
1. El Dios que se revela en Jesús 199 2. ¿Por qué hay sacramentos? 260
2. El Dios-Padre 202 3. ¿Para qué son los sacramentos? 261
3. El Dios-Espíritu 205 4. Los sacramentos como celebración 265
a) El Espíritu profético 205 a) Por qué los sacramentos son una celebración 265
b) El Espíritu y la Iglesia 206 b) Cómo se deben celebrar 266
c) Espíritu de Dios, espíritu del hombre 208 c) ¿Celebración reglamentada? 267
d) El defensor de los cristianos 209
18. Bautismo: Sufrir y morir por el pueblo 269
4. La experiencia trinitaria 209
5. Un Dios desconcertante 211 1. El simbolismo acuático 270
2. El simbolismo acuático en la Biblia 272
14. La Iglesia 213 3. Sufrir y morir por el pueblo 273
1. Jesús y la Iglesia 214 4. "Nos bautizaron uniéndonos a su muerte" 275
2. El significado de la Iglesia 216 5. Consecuencias del bautismo 276
3. La Iglesia y el Espíritu 218 a) Revestidos del Mesías 276
4. El cuerpo de Cristo 221 b) La experiencia del Espíritu 277
5. Conclusión 223 c) La experiencia de la libertad 278
6. La Iglesia que nace del bautismo 279
15. La misión de ia Iglesia 225 7. El bautismo de los niños y los niños que mueren sin
1. Coherencia en la misión 227 bautismo 280

418 419
Pág. Pág.

a) El bautismo de los niños 280 La llamada de Jesús 324


b) Los niños que mueren sin bautismo 282 El destino de Jesús 326
Por un cristianismo radical 330
19. Confirmación: La lucha por la justicia 285 A
1. Origen histórico 286 Las bienaventuranzas: El programa de la comunidad. 333
a) ¿Dice algo el Nuevo Testamento? 286 El programa de la comunidad cristiana 335
b) Desarrollo histórico 288 a) Un momento solemne 335
2. Significación fundamental 291 b) La nueva alianza 336
a) No es completar el bautismo 291 Significado de las bienaventuranzas 337
b) Las fluctuaciones de la teología 292 a) Un proyecto de felicidad 337
c) Sanos y fuertes para defender la justicia 293 b) Estructura de las bienaventuranzas 338
d) Exigencias de la confirmación 295 c) "Los que eligen ser pobres" 339
3. Consecuencias prácticas 296 d) Consecuencias de la opción básica 341
a) La edad de la confirmación 296 e) Las razones profundas de esta situación 343
b) El catecumenado 297 f) Los que tienen a Dios por rey 345
Los valores fundamentales de la nueva sociedad 346
20. Eucaristía: La vida compartida 299
El discernimiento cristiano: Por una conciencia crí-
1. Significación fundamental 300 tica 349
a) Los textos eucarísticos del Nuevo Testamento 300
b) La comida compartida 301 Punto de partida 350
c) Las comidas de Jesús 302 El discernimiento en la vida cristiana 352
d) El simbolismo de la comida 304 La condición necesaria 354
e) La experiencia de la primera comunidad 305 La experiencia del discernimiento 356
f) "Formamos un solo cuerpo" 306 Los frutos del Espíritu 358
g) Cuando la eucaristía se hace imposible 307
La oración: ¿Esplritualismo o compromiso? 361
h) Significación fundamental 308
2. La nueva pascua y la nueva alianza 309 Originalidad de la oración cristiana 363
a) La nueva pascua 309 La oración, experiencia de la fe 369
b) La nueva alianza 310
3. El memorial 312 Actitudes fundamentales del discípulo 373
4. La presencia de Cristo en la eucaristía 313 Fe y encuentro personal con Dios 374
a) El hecho de la presencia 313 a) La deformación de la fe 174
b) La explicación del hecho 315 b) Fe y salvación MS
c) ¿Qué decir sobre este asunto? 316 c) La fe como encuentro personal 376
d) Consecuencias de este planteamiento 37H
21. Seguir a Jesús: Por un cristianismo radical 319 Esperanza y utopía humana 379
1. Una tarea para todos los creyentes 320 a) La esperanza cristiana W
2. ¿Imitación o seguimiento? 322 b) Esperanza trascendente y esperanzas históricas 1K0
420
Pág.

c) Esperanza y utopía 381


3. Amor y vida comunitaria 383
a) El amor cristiano 383
b) Amor y eomunidad 384
26. Cristianos en la sociedad 387
1. La alternativa: una sociedad digna del hombre 388
a) La sociedad enferma 388
b) La enfermedad económica 389
c) La enfermedad política 390
d) La enfermedad cultural 392
e) Un balance aterrador 392
f) La alternativa 393
2. El compromiso: la mediación socio-política 394
a) ¿Cómo será posible la nueva sociedad? 394
b) Los dos niveles de la política 395
c) La mediación socio-política 397
3. Exigencias y límites del compromiso 397
a) La causa de los pobres 397
b) Límites del compromiso 400
27. Cristianos en el mundo 403
1. Testigos de esperanza 404
a) Un mundo sin esperanza 404
b) La esperanza cristiana 404
c) Esperanza cristiana y utopías intrahistóricas 406
2. Más allá de la muerte 408
a) La muerte en el Antiguo Testamento 408
b) La muerte en el Nuevo Testamento 409
c) Credibilidad de la resurrección 411
d) Entre la muerte y la resurrección 412
e) Más allá de la muerte 414

422

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