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Avenida de la Vergüenza

Si algo le faltaba a este Gobierno atiborrado de mentiras para


terminar de cerrar la teoría del auto boicot a la que me referí
la semana pasada, era ese cuento para niños de 3 años
acerca de que interfirieron las comunicaciones del helicóptero
presidencial, cuya credibilidad está incluso por debajo de los
números del INDEC.

Supongamos que fuera cierto, resulta extraño que siendo la


práctica común de este gobierno de cortar cabezas, no haya
removido algún supuesto responsable por tan tremendo acto
contra la democracia.

El broche de oro de la supuesta amenaza fue haber


escuchado “La Avenida de las Camelias”, la cual, fue
compuesta por el maestro Capitán de Banda Pedro Maranesi
sobre el parche de un bombo, en el año 1915, en el lugar
denominado Campo del Durazno ubicado en Rosario de la
Frontera (Provincia de Salta), lugar donde se había
concentrado la 5ta División del Ejército para realizar sus
maniobras militares.

El autor la tituló de esa manera, con el nombre de una calle


que acababan de abrir los efectivos.

Acaso los que intentamos transitar por la Ciudad Autónoma de


Buenos Aires, deberíamos ir escuchando a todo volumen esa
marcha, a los fines de que el Ejecutivo se digne de una vez
por todas a acatar las ordenes Judiciales que tanto preocupan
a Nuestro Máximo Tribunal de Justicia, y de una vez por todas
liberar la Av. 9 de Julio, ícono de toda imagen de la Argentina
en el mundo?

No quieren “reprimir”, puesto que se llenan la boca hablando


de los Derechos Humanos y de no volver al pasado,
persiguiendo dinosaurios ancestrales en vez de ponerle un
punto final al tsunami de inseguridad y violencia.

No hace falta reprimir, hay que cumplir la orden Judicial, y


ordenarle a la Federal que invite a retirarse, caso contrario
como figura en toda acta de detención a delincuentes, se
usará la fuerza mínima necesaria, la misma que usaron al
momento de desalojar de la Plaza de Mayo a esos pobres
manifestantes del cuero y la misma que usa D´Elía cuando
impide que argentinos osen con la excéntrica idea de
protestar contra el Gobierno que le da trabajo a sus cinco
hijos.

No liberar las calles genera más violencia que una supuesta


represalia contra cualquier corte de calles o de rutas.

“La policía está para otra cosa afirma el Jefe de Gabinete”,


¿para qué está me pregunto, para qué le pagamos con
nuestros impuestos, para qué tenemos que pagar OTRA
NUEVA, para que haga lo que la “que está para otra cosa”
brilla por su ausencia?

“Yo cumplí e hice cumplir la Constitución”, continua


afirmando. ¿ Cuál Sr. Ministro; la Konstitución,? o la que reza:
“Todos los habitantes de la Nación gozan de los
siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer
toda industria lícita; de navegar y comerciar; de
peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer,
transitar y salir del territorio argentino, de publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa; de usar y
disponer de su propiedad; de asociarse con fine útiles;
de profesar libremente su culto; de enseñar y
aprender”

El Ejecutivo debe comprender, que hay personas que


necesitamos circular para poder trabajar, ya que no tenemos
la suerte de ser dueños de todo Calafate y vivir (en parte) de
esas rentas.

Ahora bien, existen rumores de que el dinero no les alcanza, y


por eso tal vez las nuevas moratorias, las autorizaciones de
pagos a proveedores con bonos.

No nos olvidemos que ya tomaron todo el dinero de las AFJP,


ya el transporte está “parcialmente subsidiado por el Estado”,
pero parecería que nada alcanza para mantener la fábrica de
pobres que han creado.

Pero la economía dibujada por Quinquela Moreno, menos


creíble que el estadio de Vélez lleno de “vagos” que no fueron
a trabajar por orden del Zar de los Kamiones, algún día será
insostenible y realmente que Dios, o en quién creamos nos
ampare.

Para finalizar, ruego a los lectores, pese al cansancio, al fin de


año y a las pocas ganas que quizás a algunos les queden de
construir un futuro mejor, estemos atentos, y no olvidemos la
frase del General San Martín: “El que se ahoga no repara
en lo que se agarra”.-

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