Professional Documents
Culture Documents
Rut: 18.759.835-4
Nº de Inscripción:
Son sólo pocos los momentos que me quedan en este mundo, pero el problema
es el cómo llegué hasta este momento, ver a mi familia y a mis amigos velar y a mi
madre llorar por mí. Lo que único que recuerdo fue esa gran caída, muy extraña
para ser sincero ¡¿Pero cómo voy a seguir sin responder esta gran interrogante?!
¿Cómo llegué hasta acá? ¿Por qué quise hacerlo? ¿Lo habré hecho bien? Ahora
se los voy a contar… soy Zack, un joven cualquiera de 16 años. Tenía una vida
cualquiera, una familia normal, como la tuya. Pero ese no es el punto. No soy de
cambio, salgo con mis amigos, “Los Pibes”, como nos hacemos llamar, nos
puerta del departamento, el 1420. Toco el timbre pero se tarda en abrir la puerta,
algo así como unos 10 minutos. Al fin, Pablo abre la puerta, nos saludamos y me
invita a pasar. Pareciera que todo está normal, le pregunto cómo estaba y él me
dijo que estaba bien, pero él estaba cabizbajo y un poco nervioso. Después le
vuelvo a preguntar pero si esta vez le pregunté si estaba todo bien por aquí y el
suspiro largo e intenso que vayamos al balcón. Salimos del living comedor hacia el
balcón. Ya ahí, nos sentamos y yo lo quedé mirando. Pablo estaba inquieto, por
otro lado, el día estaba hermoso, con la suave compañía de una brisa que nos
– Zack, te conozco desde que tengo memoria, y desde que vivo en el condominio,
separaron y estoy viendo la vida diferente. Además, creo que este pensamiento
Con eso, se pone a llorar con furia y a la vez, con tristeza; por otro lado, a mi me
dejó perplejo y con intriga, temía que algo saliera a la luz, pero también sentía que
escuchar atónito…
– Zack, compadre, mi amigo de toda la vida. Soy gay – me dijo. Yo sentía que caía
cada vez más y más rápido. Pablo se puso a llorar desenfrenadamente sobre mi
gente que posiblemente está alrededor de mi vida. Era algo que en realidad
– ¿Momento de qué? ¿Qué piensas hacer? ¿Para adónde vas? – fue lo primero
Yo ya no sabía qué hacer. Yo seguía cayéndome, pero esta vez iba muy rápido,
como si esta situación nunca tuviera un maldito fin. Ahora sí que la caída me
llevaba. No pensaba, no podía hacer nada de nada. Sentía las lágrimas correr por
mi cara sin freno alguno, me estaba dando cuenta que yo también agarré el mismo
llanto desesperado que Pablo tenía en ese instante. Me veía en un túnel oscuro,
sin luces, sin nada ni a nadie para preguntarle en dónde estoy o sin poder pedir
que ya me dolía hasta ese entonces; se agachó a mi altura y me miró con una
cara que tal vez me quería decir “Quédate tranquilo, que todo va estar bien”, me
iba a hacer. Empecé a llorar con melancolía sin saber el por qué. Pablo me abrazó
levantó y lo seguía por ojos llenos de lágrimas. Se iba hacia el barandal del
mantenía equilibrado por sus propios pies. Ahí, él ya estaba listo y de un momento
realizo un salto que logro dejar a Pablo sano y salvo sobre el piso del balcón y yo
me detuve…
Estaba detenido en el cielo, pero el resto del ambiente se movía rápidamente. Fue
muy extraño y me cansé mucho. Cerré mis ojos y me puse a descansar. Pasó
Bueno, aquí es donde me encontraron, después de esto, todos “Los Pibes” oraban
por mí, mi familia entera, en especial mi madre le rogaba a Dios para que me
salve ahora mismo. Lo bueno de esto que la familia de Pablo está agradecida por
lo que hice.
No tengo nada más que decir gracias, si, gracias Pablo. Gracias a ti, mis últimos
Llegó la hora de partir, y como me dijo Pablo, este es el adiós. Hasta siempre.