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El primer trabajo emprendido para resolver las dudas
que me azotaban, fue una revisión crítica de la filosofía
hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción
apareció en 1844 en los ³Anales francoalemanes´, que
se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la
conclusión de que, tanto las relaciones jurídicas como
las formas de Estado no pueden comprenderse por sí
mismas ni por la llamada evolución general del espí ritu humano, sino que, por
el contrario, radican en las condiciones materiales de vida cuyo conjunto
resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del siglo
XVIII, bajo el nombre de ³sociedad civil´, y que la anatomía de la sociedad civi l
hay que buscarla en la economía política.

En Bruselas a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro


dictada por el señor Guizot proseguí mis estudios de economía política
comenzados en París. El resultado general al que llegué y que una v ez
obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la
producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones
necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que
corresponden a una fase dete rminada de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura
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económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la
superestructura jurídica y política y a la que corresponden det erminadas formas
de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo qu e
determina su conciencia.

Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas


materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de
producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto,
con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta
allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se
convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social.

Al cambiar la base económica se transforma -más o menos rápidamente- toda


la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas
transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales
ocurridos en las condiciones económicas de producción y que pueden
apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas
jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas
ideológicas en que los hombres adquieren conciencia de este conflicto y luchan
por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un individuo por lo
que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de
transformación por su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse
esta conciencia por las contradicciones de la vida ma terial, por el conflicto
existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción.
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las
fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más
elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales
para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por
eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede
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alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos
sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las
condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos
designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de
la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno
burgués.

Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del


proceso social de producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo
individual, sino de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de
vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en la
sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para
la solución de este antagonismo. Con est a formación social se cierra, por lo
tanto, la prehistoria de la sociedad humana.

³Según Marx, la sociedad en su conjunto, se puede visualizar científicamente


como una estructura, una totalidad orgánica. Se pueden distinguir
analíticamente, dos niveles: el de la estructura material propiamente dicha y el
de la superestructura. La estructura, está compuesta por el aparato material
productivo, la infraestructura tecnológica, las relaciones de trabajo, la
maquinaria, etc., y la superestructura, según los filósofos soviéticos, es algo
que está ³montado´ por ³encima´ de la estructura; es otro nivel o estrato. Su
composición sería la de toda la espiritualidad de la sociedad, y en ella estarían
incluidos por igual la ciencia y la religión, la moral y el arte, la filosofía y la
política, etc.

La otra concepción de superestructura, el verdadero pensamiento de Marx, no


concibe a la superestructura como un nivel situado por encima de la estructura,
sino, por el contrario, como una continuación interior de la estruct ura. ³La
Ideología está dentro del proceso mismo de producción´ decía Marcase. Así la
ideología jurídica, con sus justificaciones casuísticas de la propiedad privada,
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con sus contratos entre obreros y capitalistas según los cuales el trabajo es
³ilegítimamente pagado por el salario´ , está dentro del aparato de producción,
en el interior mismo de la fábrica. La ideología jurídica justifica así,
ideológicamente, las ³ganancias´ del capitalista, y oculta la relación secreta y
real, que es la extracción de plu svalía, de trabajo no pagado.

También la ideología religiosa opera en el interior de los conflictos sociales,


para convencer a los miserables de este mundo, a los marginados de la
sociedad, de que la verdadera riqueza ³no está en este mundo´, con lo cual se
le da carta de santidad a la pobreza y a la explotación. La ideología actúa, pues
en el interior del aparato productivo y también en nuestra psiquis. ³

Este texto nos permitirá despejar algunas dudas con respecto al concepto de
estructura y superestructura, no importa si el concepto de superestructura es la
de los soviéticos o si es el concepto propio de Marx, de todas maneras la
superestructura es la que influye, manipula, degrada, consolida el poder de una
clase sobre la otra. Cómo la ideología de la alienación está dentro del propio
monstruo capitalista, en la fábrica, entre sus obreros, la ideología sobrevive y
está activa entre las relaciones interpersonales, entre las leyes, en esa
estructura jurídica que le hace ver al obrero que no se le debe nad a, que no
debe defender sus derechos. La ideología jurídica justifica la ganancia
exagerada del capitalista pero con las leyes en la mano. Como serpientes se
arrastran las leyes en una sociedad capitalista que hace ricos a un grupo y
aliena y destruye a otro, bajo la mirada complaciente del Estado.

En el caso de una estructura que tiende a cambiar un sistema capitalista por


socialista, caso venezolano por ejemplo, es tremendamente complicado, las
relaciones de poder del Estado crean una ideología de la dom inación que
somete al ciudadano utilizando la superestructura, un grupo que tiene ahora el
poder y lo utiliza, no esclaviza ni expropia la fuerza de trabajo del obrero o
ciudadano, como lo hacía un sistema tradicional capitalista, ahora son todos
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iguales, como insectos rojos devorando las migajas de comida que le lanza el
sistema pro socialista. Ahora viven de la migaja, de la sobra. La
superestructura funciona igual que un sistema capitalista. ¿Qué cambió? Nada.
Continúa el mismo ciclo de alienación, el Es tado poderoso es dueño del capital,
ahora no existen ³grandes capitales´, todo lo ejecuta y controla el Estado. No
existen individualidades, existen masas, masas que no dudan de su proyecto,
articuladas por unos medios de comunicación sin libertad ideológi ca, igual
como los medios anteriores, cumpliendo el mismo plan. Existen sólo masas
que comen, gritan, devoran la ideología que les da el Sistema, sin sospechar
que están siendo alienadas.

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1. Base y superestructura.
2. Superestructura
3. Relación entre base y superestructura.

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Marx y Engels han llamado INFRAESTRUCTURA o BASE a la estructura


económica de la sociedad, y SUPERESTRUCTURA a las instituciones jurídico -
políticas, Estado, derecho, etc., y a las "formas de la conciencia social" que
corresponden a una infraestructura determinada.

En el Anti-Dühring Engels dice:

...la estructura económica de la sociedad constituye en cada caso el


fundamento real a partir del cual hay que explicar en últ ima instancia toda la
superestructura de las instituciones jurídicas y políticas así como los tipos de
representación religiosa, filosófica y de otra naturalez a, de cada período
histórico.
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Mediante las nociones de base y superestructura Marx y Engels expr esaron la
relación que existe entre el aspecto económico de la sociedad y los aspectos
jurídico-político e ideológico ("formas de la conciencia social").

De la misma manera que en un edificio los cimientos sirven de base para su


construcción, la estructura económica es la base de todo el edificio social.

Uno de los grandes aportes de Marx y Engels es haber descubierto que para
estudiar la sociedad no se debe partir de lo que los hombres dicen, imaginan o
piensan, sino de la forma en que producen los biene s materiales necesarios
para su vida.

En todos los casos es la relación directa entre los propietarios de las


condiciones de producción y los productores directos -relación ésta cuya forma
eventual siempre corresponde naturalmente a determinada fase de de sarrollo
del modo de trabajo y, por ende, a su fuerza productiva social - donde
encontraremos el secreto más íntimo, el fundamento oculto de toda la
estructura social, y por consiguiente también de la forma política que presenta
la relación de soberanía y dependencia, en suma, de la forma específica del
estado existente en cada caso. Esto no impide que la misma base económica -
la misma con arreglo a las condiciones principales-, en virtud de incontables
diferentes circunstancias empíricas, condiciones natura les, relaciones raciales,
influencias históricas operantes desde el exterior, etc., pueda presentar infinitas
variaciones y matices en sus manifestaciones, las que sólo resultan
comprensible s mediante el análisis de estas circu nstancias empíricamente
dadas.

La noción de SUPERESTRUCTURA designa, por lo tanto, dos aspectos de la


sociedad: la estructura jurídico -política y la estructura ideológica. A la primera

 
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corresponden el Estado y el derecho, a la segunda, las llamadas "formas de la
conciencia social".

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El que hayamos empleado el término "noción" para hablar de la


superestructura no se debe a un simple accidente, se debe a que no ha sido
estudiada en forma acabada por los marxistas.

¿Puede decirse, por ejemplo, que todo lo que ocurre en una sociedad que no
pertenece a la instancia económica debe ser considerado como un fenómeno
perteneciente a la superestructura?

Stalin, en su artículo "A propósito del marxismo en lingüística",61 afirma que el


lenguaje no es un fenómeno pertene ciente a la superestructura ni a la base o
infraestructura.

En una carta que se refiere a este artículo dice:

...no se puede situar el lenguaje ni en las categorías de las bases, ni en aquella


de las superestructuras.

Tampoco se le puede situar en la categoría de los fenómenos "intermedios"


entre la base y la superestructura, ya que no existen fenómen os intermedios de
este género.

Por otra parte, Althusser, al criticar a Gramsci, sostiene que la ciencia es un


fenómeno que no puede ser colocado bajo la c ategoría de superestructura.

 
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Hacer de la ciencia una superestructura es pensarla como una de esas
ideologías "orgánicas" que hacen tan bien bloque con la estructura q ue deben
desaparecer con ella.

Si el concepto de superestructura no da cuenta de todos los fenómenos


extraeconómicos, ¿cuál debe ser el concepto que permita dar cuenta de ellos?
Éste es un problema teórico que el marxismo debe resolver.

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Según la teoría marxista, es en la infraestructura donde hay que buscar el "hilo


conductor" para explicar los fenómenos sociales pertenecientes a la
superestructura, pero esta afirmación no implica afirmar que todo se reduce o
es un simple reflejo de lo económico.

Sin embargo, muchos textos de Marx y Engels se prestan para una


interpretación de este tipo debido a la acentuación excesiva que dan al papel
que desempeña la estructura económica dentro de la sociedad. Debemos
preguntamos, por lo tanto, cuál puede ser la razón que llevó a Marx y Engels a
realizar tal acentuación.

Es necesario recordar que en el momento histórico en que estos autores


escribían existía una fuerte corriente idealista que atribuía a \a voluntad y al
pensamiento de los hombres la causa de los fenómenos sociales,
despreciando el papel de la vida material. Aun los pensadores que ocupaban
las posiciones más avanzadas, como los materialistas' ingleses y franceses de
los siglos XVII y XVIII y el materialista alemán Ludwig Feuerbach, continuaban
sosteniendo principios idealistas cuando se trataba de explicar los fenómenos
de la vida social, la historia de las sociedades.

 
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Teólogos y filósofos idealistas, sociólogos e historiadores burgueses, todos los
ideólogos de la aristocracia feudal y de la grande y pequeña burguesía veían
en la conciencia, la razón, las ideas políticas, morales y religiosas la fuerza
motriz fundamental y determinante del desarrollo de la sociedad.

Veamos cómo critica Marx este idealismo en una carta a Annenkov, del 28 de
diciembre de 1846, donde habla del libro de Proudhon, Filosofía de la miseria:

...El señor Proudhon ve en la historia cierta serie de desarrollos sociales;


encuentra el progreso realizado en la historia... El autor no puede explicar estos
hechos y de improviso surge la hipótesis de la razón universal que se revela a
sí misma. Nada más fácil que inventar causas místicas, es decir, frases que
carecen de sentido común.

Por combatir posiciones de este tipo Marx y Engels caen, en ciertos textos; en
el extremo opuesto. Éstos, aislados del contexto y del campo ideo lógico en el
que han sido producidos, han conducido a falsas interpretaciones.

Por ejemplo, el pasaje siguiente de La ideología alemana:

...Las representaciones, los pensamientos, el comercio espiritual de los


hombres se presentan todavía, aquí, como ema nación directa de su
comportamiento material.

En la página siguiente dice:

...La moral, la religión, la metafísica y cualquier otra ideología y las formas de


conciencia que a ellas corresponden pierden, así, la aparienc ia de su propia
sustantividad.

 
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La interpretación mecánica, no crítica, de textos como éstos ha dado
nacimiento a una simplificación del marxismo.

Ciertos marxistas, los llamados por Lenin "marxistas vulgares", se esfuerzan


por deducir directamente de la economía todos los fenómenos produc idos a
nivel jurídico-político e ideológico.

En el caso de la ideología filosófica, por ejemplo, pretenden deducir los


conceptos de materia y de espíritu de las relaciones sociales de producción. El
concepto de materia correspondería al proletariado (trab ajo material) y el
concepto de espíritu correspondería a los capitalistas (trabajo de organización y
administración que no es un trabajo de tipo material).

Lenin rechaza con energía este simplismo haciendo ver que estos conceptos
han sido producidos hace más de dos mil años por filósofos que pertenecían a
diferentes clases.

A los marxistas vulgares debe repetírseles la frase de Engels en su carta a


Borgius del 25 de enero de 1894: no existe "un efecto automáti co" de la
situación económica.

Es necesario mostrarles que si Marx y Engels han acentuado el lado


económico se debe a que frente a sus adversarios les era necesario "subrayar
este principio fundamental" negado por ellos ya que no siempre tuvieron
"tiempo, lugar ni oportunidad de hacer justicia a los demás elementos que
participan en su interacción".

El estudio de las obras políticas de Marx y Engels es la prueba' más evidente


de la importancia que acordaban a los otros niveles de la sociedad y, sobre
todo, a la acción revolucionaria, producto de la l ucha de clases.

 
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Respecto al papel de la economía, estos autores afirmaban:

...Si alguien lo tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento


económico es el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido,
abstracta y absurda.

Las condiciones económicas son "en definitiva las decisivas", pero los otros
aspectos de la sociedad desempeñan también un papel:

El desenvolvimiento político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico, etc.,


se basa en el desarrollo económico. Pero estos elementos interactúan entre sí
y también vuelven a actuar sobre la base económica [...].

Hay, por el contrario, interacción sobre la base de la necesidad económica, la


que en última instancia siempre se abre camino.

Los elementos de la superestructura están ligados directa o indirectamente a


los cambios operados en la infraestructura, pero tienen una autonomía relativa
y su desarrollo se encuentra regido por leyes específicas.

Engels señala cómo el desarrollo de la filosofía, por ejemplo, no puede ser


explicado pura y simplemente a partir del desarrollo económico:

...la filosofía de cada época, puesto que es un dominio preciso de la división del
trabajo, presupone un determinado material intelectual heredado de sus
antecesores y del que toma su punto de partida. Y ésta es la razón por la cual
los países económicamente atrasados pueden hacer de primer violín en
filosofía...

Podemos, por lo tanto, decir que pueden existir ciertos elementos ideológicos
que se trasmiten de una formación social a otra, pero estos elementos están
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siempre puestos al servicio de los intereses de las clases dominantes, a las
que sirven de instrumentos de lucha. La transformación radical de la
superestructura y su reemplazo por una nueva no excluye la continuidad de
algunos elementos.

Si la economía determinara mecánicamente toda la superestructura y el


desarrollo de la sociedad, Marx y Engels caerían en un contrasentido absurdo:
hacer un llamado a la lucha de clases y a la revolución cuando todo estaría ya
determinado por anticipado por la economía.

Éste es uno de los puntos más frecuentemente repetidos por los críticos del
marxismo. Se complacen en señalar "la incoherencia lógica" de la teoría
marxista. Por una parte, la afirmación de la determinación económica y, po r
otra, la afirmación de la necesidad de la acción de los "hombres" en la historia.
Esta crítica no hace sino revelar la ignorancia o la mala fe de quienes la
formulan, los que parecen olvidar la diferencia radical que existe entre el
determinismo marxista y el determinismo mecanicista.

Engels escribía lo siguiente a Franz Mehring sobre este problema:

A esto se une también la idea estúpida de los ideólogos, de que porque les
negamos un desarrollo histórico independiente a las diversas esferas de la
cultura que desempeñan un papel en la historia, también les negamos todo
efecto sobre la historia. A partir de esta concepción corriente, no dialéctica de
causa y efecto como polos opuestos de manera rígida, de la ignorancia
absoluta de la interacción, esos señores olvidan con frecuencia y casi
deliberadamente que, una vez que un factor histórico ha sido engendrado por
otros factores económicos, vuelve a actuar también a su vez y puede volver a
actuar sobre su medio e incluso sobre sus propias causas.

 
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Desgraciadamente, Marx y Engels no pudieron desarrollar de una manera
sistemática y profunda el problema del determinismo específico del marxismo.
Althusser nos dice al respecto que:

...proponerse pensar la determinación de los elementos de un todo por la


estructura del todo; la determinación de una estructura por otra estructura, es
decir, los problemas de la causalidad estructural, es plantearse un problema
absolutamente nuevo, dentro del más grande embrollo teórico, ya que no se
dispone de ningún concept o teórico elaborado para resolverlo.

Algunos años más tarde el filósofo francés preferirá el término "causalidad


dialéctica materialista" al de "causalidad estructural".

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El campo de la sociedad civil es extremadamente amplio, ya que constituye el


de la ideología. Sólo las ideologías ligadas a una clase fundamental y su
concepción del mundo son esenciales, en tanto que orgánicas y constitutivas
del bloque histórico como tal. Las distintas ramas de la ideología (arte, der echo,
medios de comunicación, vida intelectual, economía, ciencia, etc.) no son más
que los diferentes aspectos de un mismo todo.

Gramsci afirma que todos los hombres son filósofos. Esto se funda en que, aún
en la menor actividad intelectual, el lenguaje, está contenida una determinada
ideología. Por ideología se entiende una "concepción del mundo que se
manifiesta implícitamente en el arte, en el derecho, en la actividad económica,
en todas las manifestaciones de la vida intelectual y colectiva".

La ideología, como concepción del mundo de la clase dirigente, debe difundirse


en toda la sociedad, aunque no posee la misma homogeneidad en todas las

 
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capas sociales. Dentro del análisis de Gramsci los dos extremos estarán
constituidos por la filosofía y el folklore. Para este pensador la filosofía es la
"piedra angular" de la ideología, ya que al poseer el máximo de coherencia
influye sobre las normas de vida de prácticamente todas las capas sociales (en
las clases auxiliares y subalternas ésta se manifiesta en e l "sentido común").

En cuanto a la sociedad política, esta agrupa el conjunto de las actividades de


la superestructura que se relacionan directamente con la coerción. Se trata de
la conservación, por la violencia, del orden establecido.

"Por ahora se pueden fijar dos grandes planos superestructurales, el que se


puede llamar de la "sociedad civil", que está formado por el conjunto de los
organismos vulgarmente llamados "privados", y el de la "sociedad política o
Estado", y que corresponden a la función de "hegemonía" que el grupo
dominante ejerce en toda sociedad y a la de "dominio directo" o de comando
que se expresa en el Estado y en el gobierno "jurídico"."

La división entre sociedad civil y sociedad política es meramente funcional, a


fines de lograr su explicación desde la teoría. En sí representan una unidad
dialéctica, donde consenso y coerción son utilizados alternativamente, según
las circunstancias históricas y las necesidades de la clase dirigente.

Para que la hegemonía sea sólidamente estableci da es necesario que


sociedad civil y sociedad política estén igualmente desarrolladas y
orgánicamente ligadas, para permitir su uso alternativo por parte de la clase
dirigente.

Para Gramsci el terreno esencial de la lucha contra la clase dirigente se sitú a


en la sociedad civil, ya que el aspecto central de la hegemonía reside en el
monopolio intelectual.

 
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Los intelectuales poseen una función clave en relación con el resto de la
sociedad. Todos los hombres son filósofos, pero no todos cumplen la función
de intelectuales.

"La relación entre los intelectuales y el mundo de la producción no es


inmediata, como ocurre con los grupos sociales fundamentales, sino que es
"mediata" en grado diverso en todo el tejido social y en el complejo de las
superestructuras, en los que los intelectuales son los "funcionarios"« Los
intelectuales son los "empleados" del grupo dominante para el ejercicio de las
funciones subalternas de la hegemonía social y del gobierno político, a saber:
1) el "consenso" espontáneo que las grandes masas de la población dan a la
dirección impuesta a la vida social por el grupo fundamental dominante,
consenso que históricamente nace del prestigio (y por lo tanto de la
confianza) que el grupo dominante deriva de su posición y de su función en
el mundo de la producción;
2) del aparato de coerción estatal que asegura "legalmente" la disciplina de
aquellos grupos que no "consienten" ni activa ni pasivamente, pero que
está preparado para toda la sociedad en previsión de los momentos de
crisis en el comando y en la dirección, casos en que no se da el consenso
espontáneo"

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Mientras que la noción de dominación enfatiza el ejercicio de la coerción
(primacía de la sociedad política), la idea de hegemonía pone su acento en la
organización del consentimiento (primacía de la sociedad civil, dirección moral
e intelectual). Este término fue un concepto totalmente nuevo en el discurso
marxista.

Simbólicamente, Gramsci tomó la obra de Maquiavelo como punto de partida


para esta nueva teoría. Afirmando la necesid ad de una "doble perspectiva" en
toda acción política utilizó la comparación con la figura del Centauro en
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Maquiavelo (la bestia y el hombre). Así, Gramsci explica los niveles de la fuerza
y el consenso, la autoridad y la hegemonía, etc.

El sistema hegemónico de poder se basa en el grado de consenso que


se obtiene de las masas populares (clases subalternas), a las que la clase
dirigente domina. A su vez, esto lleva a una consiguiente reducción en la
cantidad de coerción necesaria para reprimirlas. Los mecanismos de control
por los que la clase hegemónica se asegura el consenso constituyen una red
de instituciones culturales que van desde las escuelas o iglesias hasta los
paridos, los periódicos y las asociaciones, etc. A través del conjunt o de
ideologías se llega a una subordinación pasiva por parte de las masas
explotadas. A esto es necesario añadir la adhesión de clases aliadas
secundarias (clases aliadas o auxiliares) en un compacto bloque social bajo la
dirección política de la clase he gemónica.

Vale destacar que, al igual que la sociedad civil y la sociedad política,


hegemonía y dictadura o dominación no están totalmente separadas en la
realidad concreta. Incluso en un sistema hegemónico, la clase dirigente se
enfoca principalmente hacia la clase auxiliar o aliada, que constituye su base
social, pero por otro lado, en caso de ser esto necesario, suele utilizar la
coacción frente a las clases opositoras o subalternas. Es decir, si bien en la
hegemonía hay una superioridad de la sociedad civil, ésta nunca es total, sino
que las relaciones son dialécticas y se modifican en los distintos momentos
históricos.

"El ejercicio "normal" de la hegemonía en el terreno clásico devenido


del régimen parlamentario se caracteriza por la combinación de la fuerza y el
consenso que se equilibran en formas variadas, sin que la fuerza rebase
demasiado el consenso«"

 
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La clase dirigente está en una situación preeminente en un doble nivel:
estructural, debido a ser la clase económicamente fundamental del período
histórico, y de igual forma superestructural, ya que posee la dirección
ideológica gracias al bloque intelectual. Los grupos aliados poseen un papel
secundario en ambos niveles (reforzando el papel de la clase fundame ntal).
Esto refleja la desigualdad de hecho entre ambos grupos. Pero, al ser los
grupos auxiliares de gran importancia para mantener la situación hegemónica,
se deberán tener en cuenta sus intereses específicos, siempre y cuando éstos
no entren en contradicción con los fundamentales de la clase dirigente.

Entonces, el hecho de que la hegemonía presuponga indudablemente


que se tienen en cuenta los intereses y tendencias de los grupos sobre los
cuáles se ejerce dicha hegemonía, formándose así un cierto equilibrio de
compromiso en el que un grupo dirigente hace sacrificios, también es
igualmente indudable que tales sacrificios o compromisos puedan relacionarse
con lo esencial, no debemos perder de vista el hecho de que el grupo dirigente
es también el rector de la actividad económica.

Las clases subalternas estarán generalmente excluidas y se las neutralizará,


asegurando su "pasividad". En este sentido, Portelli desarrolla el concepto
gramsciano de "transformismo", el cuál consiste en la in tegración de los
intelectuales de las clases subalternas a la clase política, para decapitar la
dirección de esos grupos. Es un proceso orgánico que consiste en la
"decapitación intelectual" de las clases subalternas.

A grandes rasgos, un grupo social es dominante sobre los grupos enemigos


que tiende a "liquidar" o someter por la fuerza armada y es dirigente respecto a
los grupos afines o aliados.

Para finalizar este desarrollo creo importante destacar que del concepto de
hegemonía Gramsci desprende una e strategia revolucionaria para la conquista
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del poder político, retomando la concepción leninista de la alianza entre el
campesinado y el proletariado, para adaptarla a la situación particular de Italia.

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ieber se centrará, en este aspecto de su análisis, en la división del poder
dentro de la comunidad. Para él, el poder económico debe ser analizado como
cualquier otro tipo de poder.

Por poder entiende "la probabilidad que tiene un ho mbre o una agrupación de
hombres, de imponer su propia voluntad en una acción comunitaria, inclusive
contra la oposición de los demás miembros. Como es natural, el poder
"condicionado económicamente" no se identifi ca con el "poder" en general".

Es decir, el poder puede tener un valor "por si mismo" (honor social) y


esto es algo que no se debe pasar por alto.

Los fenómenos de la distribución del poder dentro de una sociedad


están representados por las "clases", los "estamentos" y l os "partidos".

"hablamos de una "clase" cuando: 1) es común a cierto número de hombres


un componente causal específico de sus probabilidades de existencia, en tanto
que, 2) tal componente esté representado exclusivamente por intereses
lucrativos y de posesión de bienes, 3) en las condiciones determinadas por el
mercado (de bienes o de trabajo) ("situación de clase")« Por consiguiente, la
"posesión" y la "no posesión" son las categorías fundamentales de todas las
situaciones de clase, tanto si tienen lugar en la esfera de la lucha de precios
como si se efectúa en la esfera de la competencia. Sin embargo, dentro de ésta
se diferencian las situaciones de clase según la especie de bienes susceptibles
de producir ganancias o según los productos que puedan o frecerse en el
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mercado« todas estas situaciones producen una diferenciación en la posición
de clase ocupada por los poseedores, lo mismo que el "sentido" que dan y
pueden dar al aprovechamiento de sus bienes, ante todo de sus bienes
monetarios, es decir, según pertenezcan a la clase de los rentistas o a la clase
de los empresarios. Y también se diferencian considerablemente entre sí los no
poseedores que ofrecen los productos del trabajo según los utilicen en el curso
de una relación continuada con un consu midor o sólo cuando las circunstancias
lo requieran. No obstante, corresponde siempre al concepto de clase el hecho
de que las probabilidades que se tienen en el mercado constituyen el resorte
que condiciona el destino del individuo. La "situación de clase " significa,
últimamente, en este sentido la "posición ocupada en el mercado"."

ieber discute con la teoría marxista al criticar sus empleos "seudo


científicos" de los conceptos de "clase" y de "interés de clase". Para este autor,
basándose en su individualismo metodológico, lo que existe son innumerables
situaciones de clase, que pueden ser similares entre si, cada una determinada
por la relación que el individuo entabla con los medios de producción y según
sus diferentes calificaciones. Así, las cl ases no "son" por si mismas
comunidades, y que el hecho de que en determinadas circunstancias, un grupo
de individuos reaccione en respuesta al perjuicio de sus propios intereses
económicos, no significa más que una acción de masas propiamente dicha. Es
una acción realizada no por individuos pertenecientes a una misma clase, sino
entre miembros de diferentes clases.

"En oposición a las clases, los estamentos son normalmente comunidades,


aunque con frecuencia de carácter amorfo. En oposición a la "s ituación de
clase" condicionada por motivos puramente económicos, llamaremos "situación
estamental" a todo componente típico del destino vital humano condicionado
por una estimación social específica -positiva o negativa - del "honor" adscrito a
alguna cualidad común a muchas personas. Este honor puede también
relacionarse con una situación de clase: las diferencias de clase pueden
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combinarse con las más diversas diferencias estamentales y, tal como hemos
observado, la posesión de bienes en cuanto tal no es siempre suficiente, pero
con extraordinaria frecuencia llega a tener a la larga importancia para el
estamento « En cuanto a su contenido, el honor correspondiente al estamento
encuentra normalmente su expresión ante todo en la exigencia de un modo de
vida determinado a todo el que quiera pertenecer a su círculo. Con esto marcha
paralela la limitación de la "vida social", es decir, no económica o comercial,
con inclusión especialmente en el matrimonio, hasta que el círculo así formado
alcanza el mayor aislamiento posible."

Si bien no se relaciona directamente con el sentido de este trabajo, creo


interesante mencionar el hecho de que para ieber este proceso puede
desembocar en la formación de una "casta" cerrada, por medio de la creencia
en los lazos de sangre. Esto es, cuando las diferencias son consideradas de
base "étnica", existe por lo tanto una casta "naturalmente inferior". Este
sentimiento de superioridad de determinados estamentos vive, según ieber
"para el presente y del glorioso pasado". Creo que esta reflexión es digna de
ser remarcada, debido a que años más tarde, en Alemania, junto a una fuerte
reivindicación de su pasado glorioso y la teoría de una raza aria y
genéticamente superior, se realizará el exterminio masivo y sistemático del
pueblo judío. Si bien el fenómeno nazi se fue construyendo gracias a una serie
de acontecimientos históricos de naturaleza muy diversa, considero importante
rescatar también una reflexión en torno a rasgos culturales. En Alemania de la
época de ieber los judío s representaban un claro ejemplo de gran poder
económico pero no así político.

Volviendo a la diferencia entre clases y estamentos, este pensador afirma


que "las "clases" se organizan según las relaciones de producción y de
adquisición de bienes; los "estamentos", según los principios de su consumo de
bienes en las diversas formas específicas de su "manera de vivir"."

 
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Por esta misma razón, ieber adjudica un papel decisivo a los estamentos
en el mantenimiento de todas las convenciones, ya q ue el honor y el modo de
vivir poseen en ellos un rol primordial. Por otro lado, en las sociedades
modernas, la posibilidad de que los miembros de un grupo puedan llevar el
estilo de vida esperado se encuentra económicamente condicionada.

"En tanto las "clases" tienen su verdadero suelo patrio en el "orden


económico" y los "estamentos" lo tienen en el "orden social" y, por tanto, en la
esfera de la repartición del "honor", influyendo sobre el orden jurídico y siendo
a la vez influido por él, los partidos se mueven primariamente dentro de la
esfera del "poder". Su acción está encaminada al "poder" social, es decir,
tiende a ejercer una influencia sobre una acción comunitaria, cualquiera que
sea su contenido. En principio, puede haber partidos tanto en un "club" como
en un "Estado". En oposición a la acción comunitaria ejercida por las "clases" y
por los "estamentos" -en los cuales no se presenta necesariamente este caso -,
la acción comunitaria de los "partidos" contiene siempre una socialización.
Pues va siempre dirigida a un fin metódicamente establecido, tanto si se trata
de un fin "objetivo" -realización de un programa con propósitos ideales o
materiales - como de un fin "personal" -prebendas, poder y, como
consecuencia de ello, honor para sus jefes y secuaces o todo esto a la vez.

Por eso sólo pueden existir partidos dentro de comunidades de algún modo
socializadas, es decir, de comunidades que poseen un ordenamiento racional y
un "aparato" personal dispuesto a realizarlo. Pues la finalidad de los p artidos
consiste precisamente en influir sobre tal "aparato" y, allí donde sea posible, en
componerlo de partidarios. En algún caso especial pueden representar
intereses condicionados por la "situación clasista o estamental" y reclutar a sus
secuaces de acuerdo con ellos. Pero no necesitan ser puros "partidos de
clases" o "estamentales"; casi siempre lo son sólo en parte y con frecuencia no
lo son en absoluto. Pueden presentar formas efímeras o permanentes.

 
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Sus medios para alcanzar el poder pueden ser muy diversos, desde el empleo
de la simple violencia hasta la propaganda y el sufragio por procedimientos
rudos o delicados: dinero, influencia social, poder de la palabra, sugestión y
grosero engaño, táctica más o menos hábil de la obstrucción dentro de las
asambleas parlamentarias.

Su estructura sociológica es necesariamente muy diversa, y varía de acuerdo


con la estructura de la acción comunitaria por cuya influencia lucha, de acuerdo
con la organización de la comunidad en clases o estamentos y, sobre todo, de
acuerdo con la estructura de "dominación" que prevalece dentro de la misma.
Pues para sus jefes se trata precisamente de hacerse con esta dominación. En
el sentido general a que aquí nos atenemos, no son productos de formas de
dominación específicamente modernas. Consideramos también desde el
mismo punto de vista a los partidos antiguos y medievales, a pesar de que su
estructura difiere considerablemente de la que presentan los modernos. Mas a
consecuencia de estas diferencias que ofrece la estructura de dominación es
necesario el examen de las estructuras de dominación social para poder hablar
acerca de la estructura del partido, el cual es una organización que lucha por el
dominio y, por lo tanto, suele estar también organizado en una forma con
frecuencia rigurosamente "autorit aria". Por eso nos ocuparemos ahora de este
fenómeno central de todo lo social"

Para ieber, los partidos que triunfen en la lucha por el poder serán los que
logren una progresiva burocratización, transformándose en eficaces
maquinarias políticas en las sociedades modernas, debido a que serán los más
racionalizados.

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La dominación es un caso especial del poder, al igual que lo es el monopolio
económico.

 
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ieber ve en la dominación uno de los element os más importantes en la
influencia sobre toda acción comunitaria, si bien muchas veces no es palpable
a simple vista, está siempre es parte de las mismas.

"Consiguientemente, entendemos aquí por "dominación" un estado de cosas


por el cual una voluntad ma nifiesta ("mandato") del "dominador" o de los
"dominadores" influye sobre los actos de los otros (del "dominado" o de los
"dominados"), de tal suerte que en un grado socialmente relevante estos actos
tienen lugar como si los dominados hubieran adoptado por sí mismos y como
máxima de su obrar el contenid o del mandato ("obediencia")«"

Para este intelectual todo régimen de gobierno necesita del dominio en alguna
forma. Incluso en el caso de una democracia directa (sólo posible en
sociedades cuantitativamente reducidas), por limitada que sea la esfera de
poder, deben confiarse ciertas funciones específicas y facultades de mando en
una determinada figura. Con respecto a lo anteriormente dicho ieber
menciona que el "régimen de dominación directa es inestable en cualquier
parte donde se manifieste. Si tiene lugar una diferenciación económica se
presenta también la probabilidad (chance) de que los poseedores se apoderen
de las funciones de gobierno, no porque estén necesariamente dotados de
cualidades personales o de un más amplio conocimiento de las cosas, sino
simplemente porque están "desocupados", porque disponen del ocio necesario
para hacerse cargo del gobierno y porque están en situación económica de
desempeñar sus funciones por poco precio o sin ninguna rem uneración en
absoluto."

"La dominación comporta una relación de reciprocidad entre dominadores y


dominados; dentro de esta relación, la frecuencia real de sometimiento no es
sino un aspecto, en el que se advierte la existencia efectiva del poder de
mando. Igualmente importante es el significado que dominadores y dominados
atribuyen a la relación de autoridad. Del hecho de pronunciar mandatos, los
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dominadores hacen cuestión de derecho: pretenden tener legítima autoridad
para ello, y cuentan, por ende, con ser obedecidos. Del mismo modo, la
obediencia de los dominados se inspira hasta cierto punto en la idea de que los
dominadores y sus mandatos constituyen un orden legítimo de autoridad"

Entonces, toda relación de dominación se manifiesta mediante su "aut o-


justificación", es decir, apelando a la legitimidad.

Como método sociológico para analizar sus ideas, ieber realizará una
tipología sobre los tres tipos puros de la dominación legítima.

 
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