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Wintergirls

Laurie Halse Anderson

“Chica muerta caminando” dicen los chicos por los pasillos.


“Dinos tu secreto” susurran las chicas en los baños.
Yo soy esa chica
Soy el espacio entre mis caderas por el cual pasa la luz de día.
Soy los huesos que ellos quieren, colgados en un marco de porcelana.

Lia y Cassie eran mejores amigas, chicas de invierno congeladas en cuerpos


como cerillas. Pero ahora Cassie está muerta. La madre de Lia está ocupada
tratando de salvar la vida de otras personas. Su padre esta fuera haciendo
negocios. Su madrastra no se da cuenta de nada. Y la voz dentro de su cabeza
le dice que debe permanecer en control, ser fuerte, perder más, pesar
menos…Si sigue así- delgada, más delgada, delgadísima- tal vez desaparezca
por completo.
Así que me lo dice, las palabras escurren junto con las migajas de muffin de
arándano, que se hunden en su café.
Me lo dice en cuatro oraciones. No, cinco.
No puedo escuchar esto, pero es demasiado tarde. Los hechos se escabullen y
me apuñalan. Cuando llega la peor parte
…cuerpo encontrado en una habitación de motel, solo…
…mis paredes se alzan y mis puertas se cierran. Yo asiento con la cabeza
como si estuviera escuchando, como si estuviéramos conversando, y nunca
notará la diferencia.

No está bien cuando las chicas mueren

“No queríamos que lo escucharás en la escuela o las noticias”. Jennifer se


atiborra el último pedazo de muffin en su boca. “¿Segura que estás bien?”
Yo abro la puerta del lavavajillas y me inclino en la nube de humo que sale
flotando.
Quisiera poder arrastrarme y enrollarme entre un tazón y un plato. Mi
madrastra Jennifer podría cerrar la puerta, poner SCALD y presionar ON.
El humo enfría cuando toca mi rostro. “Estoy bien”, miento.

Ella alcanza la caja de galletas de avena con pasas que está sobre la mesa.
“Esto debe ser horrible para ti” arranca el empaque, “Peor que horrible,
¿Puedes pasarme un recipiente limpio?”
Agarro una caja de plástico transparente lo levanto de la alacena y se lo
entrego estirándome por encima de la isla. “¿Dónde esta mi papá?”
“Tenía una reunión”
“¿Quién te dijo sobre Cassie?”
Le quita las orillas a las galletas antes de ponerlas en la caja, para que así
parezca que las horneo en vez de comprarlas. “Tu madre llamo anoche para
darnos la noticia. Ella quiere que vayas lo mas pronto posible con el Doctor
Parker en vez de esperar a tu próxima cita”

“¿Y tu qué piensas?” pregunto


“Pienso que es una buena idea” dice “Veré si puede atenderte esta misma
tarde”
“No te molestes” saco la rejilla superior del lavavajillas. Los vasos tiemblan con
pequeños gritos cuando los toco. Si los recojo se harán pedazos “¿Cuál es el
punto?”
Ella se detiene en lo que está haciendo “Cassie era tu mejor amiga”

“Pero ya no lo es. Veré al Dr. Parker la próxima semana como debe de ser”
“Supongo que es tu decisión. Pero debes prometerme que llamarás a tu mamá
y hablarás esto con ella”
“Lo prometo”
Jennifer ve el reloj del microondas y grita “Emma-cuatro minutos!”
Mi hermanastra Emma no contesta. Está en la habitación familiar, hipnotizada
con la televisión y un tazón de cereal azul.
Jennifer mordisquea una galleta. “Odio hablar mal de los muertos, pero me
alegra que ya no salieras con ella”
Meto la rejilla de nuevo y saco la de abajo.
“¿Por qué?”
“Cassie era un desastre. Pudo haberte hundido con ella”

Tomo el cuchillo de carne que está escondido entre las cucharas. El mango
negro es cálido. Cuando lo saco, la hoja corta el aire, dividiendo la cocina en
partes. Está Jennifer, empacando sus galletas compradas en la tienda, en un
tubo de plástico para la clase de su hija. Está la silla vacía de papá
pretendiendo que no tiene opción acerca de esas reuniones matutinas. Está la
sombra de mi madre, quién prefiere el teléfono porque frente a frente se toma
demasiado tiempo y usualmente se termina gritando.
Y aquí hay una chica sosteniendo un cuchillo. Hay grasa en la estufa, sangre
en el aire, y palabras de enojo apiladas en las esquinas. Estamos entrenados
para no verlo, para no ver nada de ello.

…cuerpo encontrado en una habitación de motel, solo…


Es como si alguien acabara de arrancar mis párpados.

“Gracias a Dios que eres más fuerte de lo que ella era” Jennifer termina su taza
de café y limpia las migajas de la comisura de sus labios.
El cuchillo se desliza en el bloque de carnicero con un suspiro.
“Si” alcanzo un plato, libre de sangre y cartílago. Pesa 10 libras.
Ella cierra la caja de galletas. “Tengo una reunión hasta tarde. ¿Puedes llevar a
Emma a soccer? La práctica empieza a las cinco.”
“¿En qué campo?”
“Parque Richland, pasando el centro comercial. Toma” dice y me da la pesada
taza, su labial rojo sangre en la orilla. Lo pongo en la encimera y saco los
platos uno a la vez, con los brazos temblando.
Emma entra en la cocina y deja su tazón de cereal, medio lleno de leche color
azul cielo, al lado de la tarja.

“¿Recordaste las galletas?” pregunta a su madre.


Jennifer sacude el contenedor de plástico. “Es tarde cariño, agarra tus cosas”
Emma camina con pesadez a su mochila, arrastrando sus tenis. Ella debería
estar dormida todavía, pero la esposa de mi padre la lleva a la escuela
temprano cuatro mañanas por semana para sus clases de violín y conversación
en francés. Aún al ser de tercer grado no se es joven para el enriquecimiento
académico, sabes?
Jennifer se levanta. La tela de su falda esta tan ajustada en su cadera que sus
bolsillos se abren. Intenta alisar las arrugas. “No dejes que Emma te convenza
de comprarle papas fritas antes de la práctica. Si tiene hambre puede comer
una taza de fruta”
“¿Debería de esperarme y traerla de regreso a casa?”
Ella mueve la cabeza “Los Grant lo harán” toma el abrigo del respaldo de la
silla, mete las manos en las mangas y lo abotona. “¿Por qué no te comes uno
de los muffins? Ayer compre naranjas, o una tostada o waffles congelados”
Porque no me puedo permitir querer uno porque no necesito un muffin (410),
no quiero que una naranja (75) o una tostada (87) o unos waffles (180) me
hagan gag.
Señalo el tazón vacío en el mostrador, que está al lado del montón de botellas
apiladas y a la caja de Bluberridazzlepops
“Comeré cereal”

Sus ojos se mueven hacia el gabinete donde pego la hoja con mi plan de
comidas. Venía entre los papeles que descargaron cuando me mude, seis
meses atrás. Lo llevé 3 meses después, para mi cumpleaños dieciocho.
“Pero eso es muy poco para una ración completa” dice cuidadosamente
Podría comerme la caja completa probablemente ni siquiera logre llenas el
tazón “Mi estómago está revuelto”
Ella abre de nuevo la boca. Dudando. Un amargo aliento matutino a café flota
en la cocina y choca contra mi. No lo digas- nolodigas.

“Confianza Lia”
Lo dijo
“Ese es el asunto. Especialmente ahora. No queremos…”
Si no estuviera tan cansada, tiraría su confianza y problema en tragabasura y lo
dejaría correr todo el día
Saco un tazón mas grande del lavavajillas y lo pongo sobre el mostrador.
“Estoy.Bien. ¿Ok?”
Ella parpadea dos veces y termina de abotonarse el abrigo.
“Ok, entiendo. Ata tus zapatos Emma y sube al auto”
Emma bosteza.
“Espera” me agacho y ato los lazos de Emma. Doble nudo. La miro. “No puedo
seguir haciendo esto ¿sabes? Ya estás demasiado grande”
Ella sonríe y me besa en la frente. “Si puedes tontita”
Conforme me levanto, Jennifer da dos incómodos pasos hacia mí. Yo espero.
Ella es una pálida, mariposa redonda, polveada con maquillaje como si fuere su
cascarón, armada para el día con su portafolio de banquero, bolso y el control
de la SUV.
Ella se mueve, nerviosa.
Yo espero.
Aquí es donde deberíamos abrazarnos o besamos o al menos pretender
hacerlo.
Ella se acomoda el cinturón. “Mira… solo intenta mantenerte en movimiento
hoy, ¿si? Trata de no pensar las cosas demasiado”

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