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Mi relación con el dinero

Por Beth Ludojoski, Coach Ontológico – 23/08/10

¿Qué significa para vos el dinero? ¿Cuál es la conversación que tienes acerca del dinero? Si
tomas ahora en tus manos un billete, el que más te guste, ¿qué puedes decir acerca de él?
Quizás te parezca algo sucio y busques enseguida limpiarte las manos con alcohol en gel.
También podría agradarte y disfrutarlo y gustarte ganarlo y generarlo. Sea cual sea tu
conversación, ella es la que determina la forma en que te relacionas con el dinero.

¿Qué has aprendido acerca del dinero? ¿Qué te han transmitido tus padres acerca de él? ¿Te
suenan estas frases? “Mejor pobre pero honrado,” o “el dinero corrompe,” o “el dinero no es
todo, pero como ayuda.” Estas frases que hemos venido escuchando desde nuestra niñez, han
probablemente asentado en nosotros determinadas creencias acerca de cómo es el dinero y
cómo somos o en qué nos podemos convertir al manejarlo.

¿Qué historia te cuentas sobre cómo llega el dinero a tu vida? ¿Cuál es tu manera de
generarlo? Quizás sea trabajando en tu oficina en algo que no te gusta para pagar el alquiler,
quizás recibas dinero de rentas, quizás estés estudiando y recibas dinero de tus padres o
quizás en el mejor de los casos estés trabajando en lo que eliges y deseas generar más dinero
para un nuevo emprendimiento. Sea cual fuera la forma en que hoy llega el dinero a tu vida, te
invito a que puedas observar que esta es la forma que hoy conoces, es la historia que hoy
eliges contarte sobre la facilidad o dificultad con que el dinero llega a tu vida. Que puedas
realizar esta observación es importante si es que no estás conforme con lo que estás
recibiendo. ¿De qué otra manera podría llegar dinero a mi vida? La forma en la que está
llegando hoy es solamente la historia que hoy conoces y en la que te permites creer. ¿Estás
listo para desafiarte?

Todos dependemos del dinero en alguna medida ya que vivimos en una sociedad capitalista
basada en el intercambio de bienes y servicios con el propósito de producir o acumular
ganancias para beneficio propio o para otros. En un extremo podemos depender del dinero
para tener un plato de comida todos los días. Quizás dependamos del dinero porque hemos
acumulado deudas que nos urge saldar. Podemos ser de los que tanto dinero tienen en caja
que su preocupación pasa por cuidarlo en lugar de disfrutarlo. Quizás sepamos que contamos
con una herencia que sólo es cuestión de tiempo recibirla y esto nos bloquea para generar
recursos por nosotros mismos. Quizás te encuentres casada y no estés dispuesta a soltar un
matrimonio que ya no funciona para no perder tu cómoda situación económica, como nos trae
Linda Peretz en su obra “no seré feliz, pero tengo marido.” Quizás simplemente adores tanto el
dinero que se haya convertido en el centro de tu vida. EL dinero forma parte de nuestra vida,
¿cómo elegimos relacionarnos con él?

«Si el dinero es tu esperanza para la independencia, nunca la tendrás. La única seguridad real
que un hombre puede tener en este mundo es una reserva de conocimiento, experiencia y
habilidad.»
Citando a Henry Ford, podemos observar como el dinero no es un fin en sí mismo, sino
solamente una herramienta. Lo que nos hace poderosos es la capacidad para generar
proyectos que generen medios de desarrollo para nosotros mismos y para los seres que nos
rodean, aún comenzando desde 0. Lo que hace a una persona rica no es el dinero en sí mismo
sino su mentalidad de abundancia para consigo y para los otros.

¿Tienes un proyecto, tienes un sueño? Sólo nuestro compromiso puede hacer aparecer el
dinero que estamos necesitando. ¿Estás pensando que no es tan sencillo? Te invito a que
puedas pensar en una situación extrema, como ser un hijo enfermo que requiere un tratamiento
muy caro y en otro país. ¿Sigues pensando que sería complicado conseguir el dinero para
salvar a tu hijo? Lo que guía nuestras acciones es nuestro compromiso, pregúntate entonces:
¿con qué estás comprometido? ¿Es tu proyecto lo suficientemente importante para ti como
para llevarlo a cabo?
Dar para recibir. ¿Estás pensando en equipo? ¿A cuánta gente asistirás a alcanzar su sueño
alcanzando el tuyo primero? ¿Cuál es el propósito de tu proyecto? Dios escucha nuestras
intenciones.

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