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Pueeom ay | Ce eee tention ae a menuide Fs mexicana : eee ere rer ae Dy eee ae ret ee cts Sear goceca creme Rue ae hal Pesca y tole veteran cel gam ua lence ad See oe aa Bead DAVID A. BRADING II EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA ' La paradoja central del liberalismo mexicano consistié en que “los partidarios de tna transformacion masiva de las relaciones de propiedad se negaron a sancionar un poder ejecutivo cen- tral dotado de suficiente poder ya fuera para poner en practica esas metas 0 para resistir a la reaccién que inevitablemente provocaron, Los liberales se negaron resueltamente a adoptar los medios apropiados para alcanzar los fines deseados”.} Los es- tadistas contemporineos denunciaron la Constitucion de 1857 como impracticable. en 1861 Benito Juarez se quejaba de que “no es posible gobemnar en estas condiciones, nadie obedece, a nadie puedo obligar a obedecer’.? En un estudio ulterior sobre ese periodo, Emilio Rabasa sefialaba que en la practica Juarez goberné a México a despecho de la Constitucion, consiguien- do del Congreso la concesién de “facultades extraordinarias” que le permitieron gobernar efectivamente como un dictador. Laobra reciente de Richard N. Sinkin y Laurens Ballard Perry ha confirmado la exactitud del diagndstico de Rabasa.> Duran- te la Republica Restaurada (1867-1872) Juarez utilizé habil- 'D.A Brading, Los origenes del nacinalismo mexicano, Era, México, 1980, 208. . 2 Justo Sema, Obras, 14 vols, México, 1948, 20, p. 274 2 Emilio Rabisa, La Conttucin y a dctadura, 3 ed., Mexico, 1956, pp 98-112; Richard N.Sinkin, The Mexican, Reform, 1855-1876, A Study in Liberal Nation-Buildng, Austin Tex., 1979, pp. 75-92; Laurens Ballad Perry Juarez and Diaz. Machine polis in Mexico, Dekalb, Norther Minos, 1978, passim. Ls ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA Rr mente el prestigio y la lealad que se habia ganado gracias a su indomita resistencia a la Intervencion francesa para crear una autocracia presidencial. Los ingresos publicos se utilizaron para reclutar y sostener una maquinaria politica que logro Imponer a los candidatos oficiales como diputados al Congre- 50, jeles politicos e incluso gobernadores de los estados. Todas las tentativas de desafiar al régimen mediante la rebelién arma- da fueron firmemente aplastadas por el ejército regular. Al mis- mo tiempo, la oposicion politica seguta hallando expresion publica ya menudo violenta en la prensa, Si los hechos mas visibles de la situacién estén claros, en cambio se sabe bien poco del contexto ideol6gico en el que se re y justifies la autocracia, ;Cémo reaccionaron los liberales de la Reforma a ese manifiesto desafio a unos principios larga- mente acariciados? ;Suirieron sus principios durante ese perio- do algun cambio marcado, 0 quedaron simplemente arramba- dos, excluidos en lo sucesivo de toda influencia politica? Ya sélo el hecho de plantear estas preguntas indica la extension de nuestra ignorancia en cuanto a las diferentes corrientes de pen- samiento politico a mediados del siglo xix en México, Pues las, mismas preguntas pueden dirigirse al papel de la ideologta ‘beral durante la Reforma y la Intervencion. ;Por qué causa invitaban los partidarios de un individualismo posesivo y una economia de mercado a que los hombres sacrificaran sus vidas en la guerra civil? Obviamente, no bastaba apelar al principio del interés propio; se necesitaba otra clase de ret6rica piiblica Se ka argumentado que los liberales estaban empeiados en la “edificacién nacional” y que por consiguiente apelaron. al nacionalismo para justificar su causa. No hace falta decir que = encontraban mexicanos de todas las confesiones politicas luchando contra la invasién (rancesa a pesar de la buena acogi- da que le dispensaron algunos conservadores y catélicos. Peto tuna lectura cuidadosa de la retdrica liberal revela que pocas 28 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA veces o nunca apelaron al concepto de nacién, salvo en su sen- tido constitucional, como ambito y fuente de soberania, A los radicales les era ajeno el vocabulario del discurso nacionalista En cambio, los liberales de la Reforma invitaban a sus conciu- dadanos a entregar sus vidas por “la patria”, concepto que sclo nebulosamente podria corresponder al de pais (0 a la nocién inglesa de country). La tesis de este trabajo es que los radicales mas influyentes de este periodo, Ignacio Ramirez e Ignacio Manuel Altamirano, transformaron el significado politico de este término, redefiniendo la vieja patria criolla como wna Republica federal, heredera no del Anahuac o de la Nueva Espaha, sino de la Revolucion francesa y de la insurgencia de 1810. En efecto, el liberalismo posesivo de José Maria Luis, Mora se acompaftaba de un recurso al republicanismo clasico Para apreciar la importancia de esta innovacién ideologica es recomendable recordar que J. G. A. Pocock ha trazado un claro contraste entre las doctrinas del liberalismo y del republi- canismo clésico. Mientras el liberalismo concebia la sociedad como un concurso de individuos, empeftados cada uno de ellos en la persecucion del interés propio, que constituia una confederacién de propietarios ligados por una obligacién con- tractwal, el republicanismo clisico ensertaba en cambio que los hombres solo encuentran su realizacion en la accién politica emprendida como ciudadanos de una republica libre.* Se ha rastreado el origen de esta doctrina hasta el humanismo civico de la Florencia del siglo xv y Maquiavelo, que afirmaba tan enérgicamente la primacia de la accién politica sobre los ders, valores humanos o cristianos. En la Francia del siglo xv Mon- tesquiew observaba que, mientras las monarquias y los despo- tismos se gobiernan respectivamente por el honor y por el temor, las republicas en cambio estén animadas por la virted, 4).G.A Pocock, The Machiavellian Moment. Florentine Political Thought ‘andthe Aantic Tradition, Princeton, 1975, pp. 462-505. FL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA n9 cconcepto que conserva todavia gran parte del sentido de la vir- ta maquiavélica. De modo semejante, Rousseau argumenta que solo coma ciudadano de una republica libre podia el hombre sgozar de la libertad y de la igualdad y realizar sus posibilidades como ser social.> Tanto Maquiavelo como Rousseau critican enérgicamente el cristianismo por sus preocupaciones trascen- dentes, que distraen a los hombres del compromiso en la per- secucion de la virtud civica y la accion politica. Asi, mientras el liberalismo posesivo adopts la idea del Estado como vigilante, temeroso de que un gobierno central fuerte pudiera coartar el libre juego del interés individual, el republicanismo clasico conminaba a los hombres a alcanzar la gloria por el sacrificio de sus vidas en nombre de su ciudad y su pats. En este trabajo me propongo a) demostrar el liberalismo perdurable de Ramirez y Altamirano; b) examinar su aplicacion a México del republicanismo clasico; ¢) examinar el “naciona- lismo* cultural de Altamirano, El acento se pone aqui decidi- damente sobre la interpretacion de textos publicados; no se ha hecho ninguna tentativa de manejar fuentes manuscritas 0 tomadas de la prensa. La elecci6n de estos dos radicales nos fue dictada por su preeminencia, su interés y su semejanza; un Panorama mds completo tendria que haber incluido a Francis- co Zarco, Guillermo Prieto y Manuel Payno. Unos pocos deta- les biograficos pueden ser de utilidad. Ignacio Ramirez (1818-1879) era mestizo, nacido en San Miguel Allende y educado en Querétaro, donde, segun afirma el mismo, sufrié la habitual secuencia: “La pasé con sarampion, viruelas, sustos, reganios, misa, escuela”. Educado en el Colegio de San Gregorio de la ciudad de México, pronto pas6 a la polt- » Baron de Montesquieu, The Spirit of the Laws (esprit ds lis, rad, ingle- ‘sade Thomas Nugent, Nueva York, 1949), pp. 8 y 27. Sobre Rousseau y El contrat sol Judith N, Shar, Men and Cites, Cambridge, 1968, PB 330 ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA tica y al periodismo, en el que adquirié fama bajo el pseudsni- mo de el Nigromante. En la década de 1840 funds el Instituto Literario de Toluca y ensefié en él durante algin tiempo. Su carrera politica alcanz6 su pinaculo en 1861, cuando tuvo el cargo de ministro de Justicia € Instruccién Pablica bajo el go- bierno de Juarez. Mas tarde disputo con el presidente, y bajo la Republica Restaurada llev6 a cabo una violenta guerra perio- distica contra su anterior dirigente. Ramtrez fue también juez de la Suprema Corte y finalmente, en 1879, formé parte del primer gabinete de Porfirio Diaz, una vez mas como ministro de Justicia ® Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893) era indio, nacido en Tixtla, ciudad natal de Vicente Guerrero. Asistié como beca- rio al Instituto de Toluca y fue alumno de Ramirez, del que se convirtio en discipulo para el resto de su vida. Durante la Gue- rra de Tres afos fue secretario de Juan Alvarez, el caudillo de Guerrero, y durante la intervencion francesa se alist6 en el ejercito, donde lego a tener el rango de coronel. Mas tarde fue fiscal y juez de la Suprema Corte, dio conferencias en diferen- tes instituciones y se dedicd al periodismo tanto literario como politico. Se unio a Ramirez tanto en su oposicion a Juarez como en su apoyo a Diaz y recibié nombramientos oficiales en la década de 1880. En 1889 partio a Europa a desempeniar el cargo de consul en Barcelona y en Paris.” A pesar de sus puntos de vista comunes en politica, los dos hombres eran muy distin- tos en temperamento y estilo. Mientras Ramirez era un politico influyente y un periodista acerbo, Altamirano tenfa mas de hombre de letras, muy dado a la nostalgia romantica, con con- siderables logros literarios en su crédito, Ambos simbolizaban David R Maciel, Ignacio Ramirez, desogo del Nberalsme socal en Mexico, México, 1980, passim. # Luis Gonzalez Obregin et al, Homenaje a Ignacio M.Altamirano, México, 1935, pp. 3:19. = Te ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA Bh |a emergencia en México de una nueva clase de intelectuales que confiaban en su inteligencia y en la fluidez de su pluma para salir del anonimato, aunque rara vez de la pobreza. Fl hecho de que tuvieran, como Juarez, en todo o en parte, sangre india, acentéa ain més su cardcter de “hombres nuevos", ya que el mundo lterario y politico seguia dominado principal- mente por criollos. " El meollo del radicalismo en México era el aborrecimiento de la Iglesia catolica, cuyo poder e influencia se consideraba como el principal obstaculo para el progreso social, econémico y moral. Sin la destruccion de su autoridad Publica seria imposible crear luna sociedad moderna y secular dedicada a los principios de la Revolucion francesa. Como ministro de Justicia e Instruccion Publica en el gabinete liberal de 1861, Ignacio Ramirez se hizo Pronto célebre por el celo con que aplicaba las Leyes de Refor. tna. Bajo su direccién, las érdenes religiosas, masculinas y femeninas fueron expulsadas de sus claustros, y sus propieda- des, confiscadas. Varios de los grandes conventos fueron des- tmuidos a fin de facilitar el desarrollo urbano y otros fueron incautados para uso publico; antiguas iglesias servian ahora de bibliotecas, Sus pinturas, imagenes y tesoros quedaron disper- sados 0 destruidos. Tan decidido estaba en efecto Ramirez a librar a Mexico de todo rastro de las pasadas glorias, que cuan- do se enteré de que los obreros de la Casa de Moneda nacional se resistian a fundir las preciosas custodias y cies, se apresur6 a blandir él mismo un mantillo para asestar los primeros golpes. Mientras muchos liberales eran deistas 0 criptocatdlicos, Ramirez no ocultaba su ateismo y su aversion a toda reli- 16m. Ya en 1836 habia escandalizado a una pefia literaria 1m [EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA con la detonante declaracion: “No hay dios". Mas tarde, como jele politico de Tlaxcala, intent prohibir la procesion anual que se hacia en honor de Nuestra Sefiora de Ocotlan, imagen que se guardaba en el santuario principal de aquella ciudad, s6lo para ser expulsado por un populacho y un cle- 10 indignados.* Evidentemente, Ramirez incule6 su anticlericalismo al Insti- tuto Literario de Toluca, puesto que su joven discipulo Ignacio Manuel Altamirano se gané el sobrenombre de “Marat de los. liberales”, debido a sus violentos discursos en el Congreso de 1861. En una ocasién, denuncié apasionadamente las pro- puestas de una ammistia general para los conservadores, recientemente derrotados en la Guerra de Tres Anos, y lament6 abiertamente: “El gobierno desterr6 a los obispos, en vez de ahorcarlos, como lo merecian esos apéstoles de iniquidad”. En afios posteriores felicité al gobernador de Mexico por prohibir cen Tacubaya las procesiones de Semana Santa, “este espectacu- lo que nada tenia de comun con la religion cristiana y que des- decia de la cultura de nuestro siglo”. A diferencia de Ramirez, sin embargo, Altamirano apoyaba una forma purificada de reli- gion y argumentaba efectivamente que “el partido liberal es el ‘verdadero observador del Evangelio”. El enemigo era la Iglesia catélica, tal como estaba constituida entonces, no las ensetan- zas de Cristo? En su vision de los problemas econémicos de su pais, los, liberales eran partidarios de las doctrinas del laissez-faire del * Ygnacio Manuel Akamirano, “Biografia de Ignacio Ramirez" en su libro Latiunreacod vs bac 94.1 pp 10923 Se le dente dela Casa de Moneda, véase justo Stra, Obras, t x, p. 268, ° Ignacio Manuel Altsmirano, Discursos, Paris, 1892, p. 32, Notese que hay dos diferentes recoplaciones de los ensayos de Altamirano, ambas publi ‘cadas bajo el mismo titulo. ease Paisajesv leyendas. Tradiciones y costumbres de Mexico, 2 serie, Antigua Libreria Robredo, Mexico, 1949, p, 228 EL PATRIOTISMO LIBERAL YLA REFORMA MEXICANA 13 liberalismo clisico, insistiendo en el propio interés individual como motor principal del progreso material. Por su parte, Ramirez percibia agudamente las injusticias infligidas a las masas por los terratenientes e industriales, y en una ocasién, efectivamente, fue acusado de incitar a los indios a la rebelién ‘contra sus explotadores. Pero en general predicaba “el evange- lio de [Adam] Smith" e insistia en “el principio de no interven- ‘cion de la autoridad en la produccién y en el consumo”. Afir- maba de hecho que el principal proposito de la independencia conseguida respecto de Espafia era crear en México una econo- mia de libre mercado, Se seguta de ello que condenase toda medida de proteccion arancelaria, alegando que si México habia de superar su actual. “barbarismo industrial” debia importar tantas mercancias manufacturadas como le fuera posible. Haciendo claramente eco al anterior ataque de los liberales contra el Banco de Avio y contra el proyecto de Lucas ‘Alaiudut, cendiente a la mecanwzacién de la industria mexicana Por medio de financiaciones y aranceles estatales, Ramirez denuncié como una injuria a los intereses nacionales toda ten- tativa de introducir el proteccionismo, que s6lo beneficiaria, seguin él, a unos 5 000 obreros y “200 especuladores”. Al mis- mo tiempo, se interesaba bastante en los asuntos europeos ‘como para darse cuenta de que el conilicto entre el capital y el abajo era inevitable, punto de vista que le llev6 a defender la formacion de sindicatos y proteger los intereses de los trabaja- dores. Sin embargo, hacfa también advertencias sobre los peli- gros inherentes a cualquier avance hacia el socialismo o el comunismo, alegando que la restriccién de la libertad indivi- dual caracteristica de sus posiciones resultaria en una servi- dumbre colectiva. Esos temores le llevaron a informar a su colega liberal Guillermo Prieto de que “el derecho del trabajo no podia realizarse sino por el medio del comunismo”. De manera mas positiva, su defensa de una economia abierta se Be EL PATRIOTISMO LIBERAL VLA REFORMA MEXICANA wresaba en el apoyo que oftecié como ministro a la construc- cien de femocarilesy al establecimiento de colonias agricolas. Sin arredrarse ante la historia de Texas, favorecia la inmigra- cion europea y pedia asentamientos franceses en Sonora y Sinaloa. De modo semejante, consideraba bienvenida la inver- sign extranjeray declaraba: “Todo capital, por el hecho de exis- tir en México, debe considerarse como mexicano”.!° Debe recordarse, naturalmente, que murié antes de que el pais reci- biese ninguna aportacion importante de inversiones extran- er la efea dela atoridad pitic, Ramirez Segul tenien- inte el Estado la habitual desconfianza liberal, pero asi pes es predecesores habjan insistido en el sistema federal de estados soberanos para contrarrestar el poder del gobierno centrai, éi en cambio identificaba el municipio como el bastion principal de la libertad civica. Para justificar ¢sa preferencia, citaba la autoridad de Alexis de Tocqueville y el ejemplo de la Comuna de Paris de 1870. Una vez mas hacia advertencias sobre el comunismo, insistiendo en que cada municipalidad debia expresar la unicn politica de los propietarios individua- les, ya fuesen agricultores 0 artesanos, Una v2z que la propie- dad estuviera repartida entre el mayor numero de ciudadanos, Ja sociedad deberia ejercer el autogobierno por medio de insti- tuciones locales. El ejemplo de los Estados Unidos era en este punto una poderosa leccion de democracia, muy admirada por Ramirez, Fue en parte su oposicion a toda forma de centralis- ‘mo administrativo la que empujé a Ramirez a romper con Benito Juarez, Resumé sus creencas en ests form lapidaris: “El individuo es el soberano; el municipio es la nacién’ La educacién publica era la panacea liberal pata todos los % Ignacio Ramirez, Obras, 2 vols, México, 1966, facstmil de Ia edicon de 1609, pp. 90401, 11,126 138-161 1 gna Ramee, de, tp. 226246 y 541-382 ELPATRIOTISMO LIBERAL YLA REFORMA MEXICANA 135 tales de su pafs, tanto sociales como civicos. En cuanto minis- to, Ramirez dispuso que los libros confiscados a los grandes conventos se depositaran en la ex iglesia de los hermanos agus- tinos para formar una biblioteca nacional en la ciudad de Mexico, Pero los fondos estatales para la educacién sélo Hlega- on con el régimen de Porfirio Diaz. Altamirano lamentaba la incapacidad de los estadistas mexicanos para tomar las medi- das necesarias al establecimiento de escuelas primarias. Y sin embargo, sin un sistema de educacidn primaria obligatoria, écomo podria rescatarse a las masas de las supersticiones que ensenaba la Iglesia o prepararlas para ejercer sus derechos democraticos? Sin tales medidas, los habitantes de la Republica seguirian profundamente divididos y toda esperanza de igual- dad social seguiria siendo un engano. En un pasaje que nos dice mucho sobre el Mexico de aquella €poca, Altamirano declaraba: “Nosotros, obreros de progreso y de regeneracién, hhemos logrado después de largos afios de propaganda y de lucha, destruir todas las distinciones sociales que aqui, en una Republica, hacian irrisoria la igualdad ante la ley”. Los hom- bres acaudalados y privilegiados de Mexico habian perdido su anterior influencia tanto en la sociedad comu en la politica. Pero quedaba todavia la distincién importantisima entre “las, clases que se educan y las que permanecen en la ignorancia’ Mientras no se introdujese la educacién universal, el pais seguiria dividido entre una aristocracia de patricios e intelec- twales y las masas, y el conocimiento, en lugar de la religion 0 el poder militar, seria fuente de privilegios.12 A juzgar por sus obras publicadas, los liberales no ponian en tela de juicio los efectos de la Ley Lerdo de 1856 sobre la tenencia de la tierra de los indios. Su silencio es tanto mas notable si consideramos que subsiguientemente tanto Wistano "Ignacio Manuel Altamireno, Discurso, pp. 253-256, 136 [EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA Luis Orozco como Andrés Molina Enriquez condenaron la abolicién de la tenencia comunal y la distribucion de tierras entre los aldeanos como una medida que llevaria a la apropia- cin generalizada de las tierras de los pueblos por los mestizos, y los terratenientes vecinos. A este respecto, la tarea de la Revolucién consistia en invertir la obra de la Reforma."? Pare~ ceria que Ramirez y Altamirano estaban cegados por su fe en el valor supremo de la propiedad individual y privada, per- suadidos de que una vez que los campesinos indios se convir- tieran en pequenos propietarios el juego del interés propio promoveria el mejoramiento material. En todo caso, miraban la sobrevivencia de los pueblos indios como un obstaculo @ la integracién social de la poblacién nativa, punto de vista que habfan heredado de Mora. Por su parte, Ramirez afirmaba que, debido a su aislamiento y a la multiplicidad de sus len- guas, los indios no podian definirse como mexicanos, puesto que “esas razas consetvan todavia su nacionalidad, protegida por la familia y la lengua”. Por regla general, su vida puebleri- ‘na segu{a su ritmo embotado més o menos inmune a las cues- tiones de interés nacional. Los nativos se parectan mas a hor- ‘migas industriosas que a ciudadanos de una reptiblica. ¢Hasta qué punto eran viables en México las instituciones liberales si las masas rurales seguian sumidas en la apatia politica, igno- rantes de todo lo que ocurria mas alla de los confines de su localidad inmediata? Haciendo involuntariamente eco a los gobernadores y misioneros espatioles del siglo xvi, Ramirez ponta en duda de plano la humanidad misma de los indios: “Para contar con ellos como ciudadanos, tenemos necesidad de comenzar por hacerlos hombres [...] Tenemos institucio- nes republicanas y no tenemos ciudadanos, porque ni siquiera ' Wistano Luis Orozco, Legslacony jursprudencia sobre terrens bles, 2 vols, Mexico, 1959, 11 pp. 442-443 y 658-659: tn, pp. 937-967 y 1¢@4% Andrés Molina Enriquez, La Reforma y juarez, Mexico, 1906, pp. 72-76. ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 137 tenemos hombres...” No hace falta aclarar que no era ninguna teoria de superioridad o inferioridad étnica la que sostenia estas observaciones, sino mds bien la conviccién de que el ejercicio de la virtud y el talento humanos exigian una base de Propiedad individual y de libre expresién en la vida politica de la Repablica.!4 En lo que los radicales de la Reforma diferian marcadamente de sus predecesores liberales era en su ntieva insistencia en la “patria"; Para captat la originalidad de esa maniobra ideologica debe recordarse que ya en el siglo xvu cieitos intelectuales crio- Ulos tales como Carlos de Siguenza y Géngora habian escrito para defender y exaltar su patria mexicana, fundada sobre las glorias de Tenochtitlan y protegida por Nuestra Setiora de Gua- dalupe. Ademits, durante la insuiyencia, fray Servando Teresa de Mier y Carlos Maria de Bustamante transformaron efectiva- mente el patriotismo criollo en un nacionalismo mexicano incipiente en el que Cuauhtémoc y Moctezuma figuraban jun- to a Hidalgo y Morelos como héroes nacionales que habian luchado por liberar a ia nacién mexicana del enemigo espanol Después de la Independencia, Bustamante dedico sus formida- bles aunque desiguales energias literarias a la celebracion con- junta del Anahuac y de la insurgencia, insistiendo en que era Hidalgo y no Iturbide quien debia ser aclamado como autor Principal de la Independencia. Su defensa tuvo tanto éxito que el “grito de Dolores” émpez6 a conmemorarse en una celebra- ign publica anual durante la cual los politicos tomaron la cos- tumbre de explayarse sobre temas patridticos. Nada de esto era del agrado de la primera generacion de liberales mexicanos, * Ignacio Ramirez, Obras ts, pp. 190-191; tn, pp. 183 y 192. 138 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA, puesto que tanto Lorenzo de Zavala como José Maria Luis Mora criticaron acerbamente la insurgencia por sus excesos populares y su vaguedad doctrinal, rechazando a Bustamante como a un entusiasta falto de inteligencia, ¢Qué hubiera podi- do merecer la simpatia de un liberal en un movimiento que estuvo guiado por el clero provinciano y que marchaba a los gritos de ~iViva Nuestra Setiora de Guadalupe”! y de “Mueran los gachupines!"? Tampoco les impresionaban en absoluto las continuas loas de Bustamante al pasado indio, que en opinion de ellos tenia poco que alabar.* Para cualquiera que esté fami- liarizado con esa insistencia antitética en el nacionalismo insurgente y en el liberalismo mexicano, resulta sorprendente ver a Ramirez y a Altamirano definiendo el movimiento de 1810 como ia fundacion de la patria radical. Efectivamente Ramirez alegaba que el pueblo mexicano no podia volver a la época de os aztecas, menos ain considerarse como espanol; en cambio, “nosotros venimos del pueblo de Dolores, descen- demos de Hidalgo" }* La adopcién por los radicales de la insurgencia como punto de nacimiento de su pais no acarreé ninguna simpatia por los temas caros al patriotismo criollo. Aunque Ramirez.se habia educado en el Colegio de San Gregorio, institucion fundada por los jesuitas para la nobleza india y administrada en sus tiempos por Juan Rodriguez Puebla, indigenista ferviente, mostr6 poco interés en el pasado indio, Es cierto que se burla- ba de toda sugerencia de una influencia exterior sobre el des- arrollo autéctono de la civilizacion nativa, y que compuso un incisivo juguete cémico sobre la supuesta misién de santo Tomas apdstol en Anahuac. En realidad apoyaba el estableci- miento de un instituto nacional para el estudio del nahuatl y } D.A. Brading, Los origenes del nacionaisma mexicano, pp. 73-82, 105- 108 y 115-129. 46 Ignacio Ramirez, Obras, 1, p. 136. ELPATRIOTISMO LIBERALY LA REFORMA MEXICANA 39, dela cultura y la historia nativas, afirmando que “la sabiduria nacional debe fundarse sobre una base indigena”. Pero todo esto quedaba més que compensado por su desdén radical por una sociedad dominada por la religion y el miedo, los residuos de cuya literatura que habia sobrevivido eran notables por su incoherencia y barbarie. ;Qué lecciones podian aprenderse de lunos textos que confesaban que “el primer emperador mexica- no se consumié a su esposa (sien la noche de bodas y ante el sol del dia siguiente la convirtié en Diosa”? En lo que hace al orden politico, observaba: “Todas estas clases, empero, no forman sino una jerarquia |...] él pueblo se compone de subditos y de esclavos |...| el terror estremecia ‘odo el cuerpo social”. En una palabra, definia la confederacion azteca como un despotismo oriental, opinin sostenida tanto por Alexander von Humboldt como por William Prescott." Era también el punto de vista que adaptaba ‘Altamirano, quien s¢ refirié alguna vez a “los antiguos sultanes del Anahuac y |...] sus odaliscas princesas”, Pero fuera de un breve elogio de 4a valentia de Cuauhtémoc en defensa de la libertad mexicana, Altamirano se abstuvo de cualquier pronunciamiento sobre el caricter y los logros de sus antepasados paganos, y su silencio sobre la historia indigena es tan notable como su desinterés en los problemas de los indios contemporaneos. No hace falta decir que Ramirez y Altamirano coincidian en ¢l escarnecimiento de los 300 anos de gobierno colonial, que consideraban como una edad oscura durante la cual el pats se Parecia a un vasto convento, aterrado por la Inquisicion y explotado en beneficio de Espafia. Ni su arte ni su literatura les parecian tener el menor valor y en realidad serfa mejor des- ‘wutrlos, no fuesen a corromper el gusto contemporaneo. Neo- dlisico en su manera de considerar las artes, Ramirez pidié la " Ignacio Ramirez, Obras, 1, pp, 221-222; tn, pp. 206-209, M0 ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA destruccion de los excelentes relieves barrocos que representa- ban a san Agustin y que adornaban la fachada de la Biblioteca Nacional, denunciando sus lineas torturadas como ejemplo barbaro de “un arte frailesco”. Del mismo modo, Altamirano condend una exposicién de pinturas sobre el arte colonial por su “caracter de ascetismo triste y enervante”, negando que se las pudiera considerar como mexicanas.'° En una vena similar, Ramirez rechazaba a sor Juana Inés de la Cruz como persoza pia que no habia conocido el amor y cuya poesia era compara- ble a las vaguedades de Manuel Carpio, poeta contemporinzo de vena religiosa del que dice que “es también llorén, amarte piadoso, como Nezahualcéyotl y sor Juana”, en una frase abar- cadora que barria con siglos enteros de exaltacion criolla. La sombra que habia arrojado sobre México el régimen colonial, era tan oscura que no se necesitaba menos que la figura de Ale- xander von Humboldt para alumbrar al pats con la ciencia y la filosofia de la Iustracién. En un estilo ten mexicano como los nopales, Ramirez exclama: “El progreso necesitaba un Colon y ése fue Humboldt [...] El conquistador, el misionero de la filo- sofia’? ‘No nos sorprendera, pues, observar que Ramirez escogio alabar a Hidalgo como propulsor del progreso y de la ciencia que alento activamente la industria local en su parroquia. Del mismo modo, Altamirano no sélo saludaba en el cura de Dolo- res al “Padre de la patria y liberador de México”, sino que afir- maba también que sus decretos, que liberaban a todos los esclavos y abolian el tributo de los indios, habian elevado su estatura por encima a la vez de Washington y de Bolivar. En tuna breve resetia de la historia mexicana desde la Independen- cia, caracteriz6 la insurgencia como un movimiento popular en el que el pueblo mexicano se rebel6 contra la explotacion ° Ignacio Manuel Alamirano, La Kteratura nacional, 1, p. 11 ° Ignacio Ramirez, Obras 1, pp. 466-472. EL PATRIOTISMO LIBERAL ¥ LA REFORMA MEXICANA ua de las clases privilegiadas, compuestas por la “nobleza colo- nial, alto clero, propietarios territoriales, comerciantes ricos”. Con el fracaso de la revuelta, esos mismos elementos privile- giados ayudaron a Iturbide a instrumentar su golpe de tal modo que pudieran mantener su estatuto amenazado y sus propiedades. Sélo con la Reforma pudieron los liberales, “el partido de la nacién’, disputarles el poder a la Iglesia y al ejér- Cito. A diferencia de Zavala y de Mora, Altamirano postulaba as{ una continuidad de propésito subyacente entre los insur gentes y los liberales basada sobre una comtin consistencia popular. Lo que encontramos aqui es la emergencia en el nivel literario de los puntos de vista y acciones politicas de Guerrero y Juan Alvarez, insurgentes tempranos que, a diferencia de Nicolis Bravo y Carlos Maria de Bustamante, lucharon en coa- licion con radicales ¢ idedlogos urbanos. Como oriundo de Tixtla y antiguo secretario de Alvarez, Altamirano expresaba la lealtad populit a la vez a la insurgencia y a la Reforma. Pero era Ramirez el que interpretaba el “grito de Dolores” como el otorgamiento al pueblo mexicano de un derecho natural que cexigia la insurrecci6n contra la tirania y el gobierno extranjero. Si Hidalgo no logré dar forma a la Constitucion ni elaborar una doctrina politica, fue debido a que estaba inspirado y ani- mado por la imagen de su patria liberada de la explotacién colonial. Su decisién de llamar a las masas a la rebelién contra Espatia constitula as{ un principio duradero de accion politi- ca, Elejemplo de Hidalgo resulté tanto mas significativo cuan- do Mexico se enfrenté a la invasion francesa y al imperio de Maximiliano, pues esos acontecimientos significaban con cla- ridad que las metas del movimiento de 1810 estaban todavia por alcanzarse plenamente. La intensidad con que reacciond Ramirez a la amenaza contra la Independencia puede calibrar- se por la observacién que hizo en 1865, cuando hua hacia ef norte del avance francés: “iMueran los gachupines! Hay algiin. ra EL PATRIOTISMO LIBERAL YLA REFORMA MEXICANA ‘mexicano que no haya proferido en su vida esas palabras sacramentales?”® Si la patria liberal se fund6 durante la insurgencia, se inspir6 cen los ideales y en el ejemplo de la Revolucién francesa. Tanto Ramirez como Altamirano rendian tributo a Francia, “la nodri- za” de todos los politicos mexicanos en la esfera de las ideas. En particular, estaban influidos por Jules Michelet, Edgar Qui- net y Victor Hugo, intelectuales que trasmutaron el republica niismo clésico de la Revolucion en nacionalismo jacobino. Fue Michelet quien celebro la patrie como un dios inmortal, una escuela viva, una gran amistad, animada desde la Revolucion por “el evangelio de la igualdad”, Afirmaba que “Ia vasta legion de campesinos-soldados propietarios” de la Francia contempo- ranea ofrecia.a la libertad un cimiento que le negaban otros paises sometidos ya a la servidumbre impuesta por la industria modema. Michelet y Quinet aplicaban a menado un vocabula- rio religioso a los heroes y acontecimientos nacional, tratan- do de crear una religion civic, provista de su propio panteén de santos, su calendario de fiestas y sus edificios civicos ador- nados de estatuas. Pero el nacionalismo en esie caso iba ataviado con galas neoclasicas en lugar de los habituales ropajes goticos, y la patrie no se definta apelando a la historia sino invocando los ideales radicales de la Repablica y la Revolucion. La distincién quedé claramente expresada por Victor Hugo cuando observ que los ingleses “estan todavia encaritiados con las ilusiones feudales. Creen en la herencia y la jerarquia [...] piensan toda- via en sf mismos como una nacién, no como un pueblo”. En 2® Ignacio Manuel Altmirano, “Revista histrica y politica’, en Manuel Catalee Prine manage srk aria y mare dela Replica mexicana, Nueva York, 1883-1884, p. 5. Véase ambien su Biografa de don Miguel Hidalgo y Cosila, México, 1960, pp. 10-13. También, Ignacio Rami- sez, Obras, 3, pp. 180-183 y 317 ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 44 cambio, Francia habia heredado la antorcha de la civilizacion de la antigua Grecia y de Italia, y sus ideales republicanos eran ast expresion de una permanente mission civilisatrice.21 Hasta qué grado los radicales mexicanos adoptaron esa retd- rica es cosa que puede observarse claramente en los primeros discursos de Altamirano, en los que declaraba: “Los apéstoles del culto a la patria, al contrario de los apostoles de la religion, deben morir combatiendo". En una vena muy similar, se pre- sentaba a s{ mismo como *humilde ‘apéstol del culto a la pa- tia’ y saludaba en Juarez al “gran sacerdote de la Republica [...] nuestro inmortal Presidente [...] el segundo padre de la Independencia mexicana”. De hecho, defendis a Juarez de la cri- tica que se le hacia por no haber escrito un libro, observando Que Socrates y Cristo eran veneradios por su ejemplo vivo mas ue por cualquier libro. En discursos subsiguientes dirigidos a los escolares, Altamirano los exhortaba a servir a su pais ent la politica y la literatura, Pero advertia a los nifios que sin el Patriotismo y el autosacrificio, la accion piiblica pierde su dig- nidad y su honor y se reduce a mero egoismo y ambicién. Si Ramirez era menos explicito, el sesgo de sus comentarios punta en la misma direccion, Durante la Intervencién france- sa escribi6 que era mas importante dar a los ciudadanos armas que ropa, invocando la imagen de la nacion en guerra, en la que todos los ciudadanos son soldados en potencia. Ade- Ids, su visita subsecuente a San Francisco lo dejé mas depn- mido que exaltado ante el espectaculo de tanta energia humana 2 Ignacio Ramirez, sidem, p. 156. Segin Juan Sanchez Azcona, Altamira no adoraba a Victor Hugo como aun “semidigs"; véase Homenaje a lgacio M. Altamirano, p. 79. Raoul Gtrardet, en Le nationalisme francais 1871-1914, Paris 1966, pp. 12-14, define esta ideologia como una acitud que redne “Le chauvinisme cocarder et le messianisme humanitate”. Vease Jules Michele, Ue peuple, Lucien Refor (ed), Pari, 1946, pp. 45, 71, 230-248 y 262-267, Victor Hugo, Les misérables, Penguin, Londres, 1980, 1, p. 316; 0, pp. 328 y 351 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA, despilfarrada en la persecucin del enriquecimiento, y sus idea- les republicanos se sintieron ofendidos por aquel individuals mo del laissez-faire? El republicanismo clasico que abrazaban Ramirez y Altami- rano no se reconciliaba facilmente con la autocracia presiden- cial introducida progresivamente por Juarez después de 1867. Ni uno ni otro aceptaron su retencion de la presidencia ea 1864 y desde entonces hicieron campana en la prensa contra sus reelecciones sucesivas en 1868 y 1872. La violencia de sus denuncias brotaba en parte de su disgusto por la dictadura y en parte de su apoyo a la candidatura del general Porfirio Diaz. Habiendo sido elegido juez de la Suprema Corte, Ramirez encontr6 que el gobierno no podia o no queria pagar su sale- tho porque el ingreso pilblico quedaba absorbido por el ejérci- to, 0 porque, segin afirmaba él, se gastaba “en ganar votaciones, en comprar las urnas electorales, en imponer gobernadores a los estados”, La uiitad por lo menos de los diputados del Con- sgreso era gente impuesta, obligada a apoyar al gobierno en. raz6n de sus puestos. El resultado era que “no existe en la Republica mexicana un gobierno legitimo", puesto que Juarez utilizaba su dominio del Congreso para conseguir la suspen- sion de la Constitucién, gobernando como dictador en virtud de sus “facultades extraordinarias”. En un ataque mordaz, Ramirez escarneci6 a su anterior guia: “D. Benito, ud. y todes ustedes reducen la politica a intrigas electorales, a gastos secre- tos, a corrupcién de diputados y a derramar sangre con fre- ccuencia. Otra cosa desea y necesita la nacién: caminos, puen- tes, colonias, libertad municipal”. Tal como eran las cosas, bajo cl gobierno de Juarez habian perdido la vida en guerras civiles mis mexicanos que durante toda la lucha contra los franceses y Maximiliano. Que esas acusaciones no brotaban meramente 2 Ignacio Manuel Altamirano, Discursas, pp. 59, 94, 109, 135, 368-374 388-390; Ignacio Ramirez, idem, pp. 148, 368 y 369, OAR Ct ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 15 de un republicanismo angustiado es cosa que quedé clara ‘cuando Ramirez definié los tres partidos en que habia quedado dividida la coalicion liberal. Pues si condend a los juaristas como poseedores de cargos y describio a los seguidores de Se- bastian Lerdo de Tejada como hombres de caudales y de inteli- gencia, identifics a los partidarios de Porfirio Diaz como “el partido del pueblo” 2 Desde la epoca de la alianza entre Valen- tin Gomez Farias y el general Antonio Lopez de Santa Anna, los radicales habfan mostrado siempre una fascinacién ante los caudillos militares. Aunque Altamirano siempre se mostt6 dispuesto a recono- cer la graindeza de Juarez al oponer una indomable resistencia a los franceses, nunca sancioné la “ambicién de poder” del pre- sidente que lanz6 al paisa la rebelion y a la guerra civil. En su breve historia de México, escrita en 1883, pronuncié un vere- dicto condenatorio en el cual, después de conceder que Juarez poscia una “vollintad de granito” que le petuuitia superar «dos los reveses, condenaba su implacable persecucién de sus ene- migos personales. “Perdonaba al enemigo de sus ideas [...1 y elev6 a traidores a la patria con tal de que no hubieran atacado su petsona, y proscribié y persigui tenazmente o mando fust- lara liberales sin mancha, a patriotas esclarecidos, si habian tenido la desgracia de no haberle sido adictos personalmente 0 de ofenderlo de algiin modo.” En particular, crticaba a Juarez por mantener a los mismos ministros en el gabinete durante muchos aftos y por su “sistema de coalicion”, mediante el cual utilizaba al ejército y a los gobernadores de los estados para imponer candidatos oficiales en todos los niveles del gobierno. El ensayo terminaba con un mesurado panegitico de Porfirio Diaz y de su sucesor como presidente, Manuel Gonzalez, que hhabfa logrado la reconciliacién entre las diversas facciones de la 2 Ignacio Ramirez, Obras, 1, pp. 372 y 411; 1.1, pp. 286-288, 355, 368, 392, 402, 495 y 504, 146 FL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA “familia liberal”, Adems, sus éxitos politicos al gobernar @ ‘México sin provocar mas revueltas armadas iban acompaftados de la construccign de ferrocarriles y de una inversion onan {que prometia abrir una nueva era de progreso y prosperic : En la época en que escribié esas palabras, ae se des- empefiaba como funcionario del nuevo régimen, empleado ya como diputado al Congreso, ya en el Ministerio de Fomemo, de manera que su condenacién de Judrez proventa, en parte, afiliacion politica, 7 Sees liberal era la version mexicana del republica- nismo clisico. A diferencia de sus mentores franceses, a embargo, los radicales no pudieron elaborar ninguna forma de nacionalismo jacobino. “El Dios de las naciones” puede que haya hablado por boca de Francia, como declaré Michelet: pero su palabra radical no le fue revelada a ningun profeta mexicano. Aparte de sus ideales y proyectos liberales universa les, los liberales no tenfan més que un gran mensaje para su pueblo: la necesidad absoluta de la independencia de todo ‘gobierno extranjero. Al aseverar la prioridad de la accion poli- tica por encima de las preocupaciones privadas, incitaban a los rmexicanos a servir a su patria y morir por ella. Su retdrica esta- bba destinada a convertirse en el discurso corriente cada vez que la “familia liberal” se reunia en ceremonias civicas para conmemorar sus victorias y honrar a sus héroes. Habria de educar también a generaciones de escolares y formar la base de la historia patria, Hallé su expresién material publica en el Paseo de la Reforma, imponente avenida en cuyas orillas se advertian los bustos de los héroes liberales ¢ interrumpida periddicamente por monumentos elevados en honor a cs témoc, Colén y, sobre todo, los héroes de la insurgencia. El porfiriato fue tan heredado de la Reforma como lo es hoy el rat 2+ Ignacio Manuel Alamirano, Discursos, pp, 351-352; “Revista histeica y polities”. pp. 6063 y 7274 SEE 4 ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA ur Ak la Revolucion, St los radicalesevitaban todo discurso espe- cificamente nacionalista, era en parte porque el lenguaje del idealismo no estaba todavia disponible, y en parte porque los hhabitantes de la Republica mexicana no constitufan todavia tuna nacién. Casi invariablemente, la ideologia nacionalista apela a las virtudes populares y los valores historicos para unir al pafs contra la dominacion extranjera y os ideales cosmopo- tas. Sin embargo, en el caso de México, por lo menos dos Quintos de la poblacion eran indios que, si hemos de creer a Ramirez, seguian formando nacionalidades separadas, dichosa- mente inconscientes de su identidad mexicana, Ademés, los valores y la cultura populares estaban todavia sujetos a la influencia de la Iglesia catolica. En resumen, las masas tenian poco que oftecer a cualquier tentativa radical que buscara “modernizar” su pais. Es mas educado considerar a la Reforma de esta manera: no como un ensayo de “cuusiruccion nacional’ sino més bien como un ejercicio de “construccien del Estado” ‘Ademas, si ese Estado se fundaba en la autocracia presidencial, ese resultado era enteramente predecible para todo estudioso de la Revolucion francesa. La Reforma encontré su termidor y su directorio en Juarez, y su Napoleon en Diaz. Por que exacta- mente los radicales habrian de preferir al rey Cigitena antes que el rey Tronco es cosa bastante misteriosa. Posiblemente el culto neoclasico a los héroes nacionales los predisponia a iden- tificarse ms estrechamente con un general popular que con tun abogado impasible. El viaje que llevé a David desde El jura- mento de los Horacios hasta su retrato iconista de Napoleén no ‘staba tan alejado como podria imaginarse: dentro de la Repu blica yactan las semillas del Imperio.25 2 Vease Robert L. Herbert, David Voltaire, Brutus andthe French Revolution, Londres, 1972, passim, 48 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA Fue en la esfera de la cultura donde los radicales efectuaron ‘una tentativa de acercamiento al nacionalismo. En los primercs afios de la Republica Restaurada, Altamirano se aventuré a delinear para si mismo un papel de promotor de la literatura nacional, organizando reuniones literarias a las que asistian escritores de diversos plumajes politicos. Funds una revista de critica y él mismo escribi6 ensayos y novelas para exponer su mensaje. El motivo de semejante promocion era obvio: “Aqui en México [...] todavia no nos hemos atrevido todos a dar el grito de Dolores en todas materias”, En literatura, la tradicion espatiola imponia todavia su autoridad, ahogando todo interés real en los temas nacionales. El contraste con la situacién que prevalecia en otras partes del Nuevo Mundo era patente, ya que “la literatura en esos pueblos sudamericanos nacio del patriotismo”. ;No habfa compuesto inmediatamente José Joa- quin de Olmedo una oda patriotica para celebrar la victoria de Simén Bolivar en Junin, saludando al Libertador como “perso- nificacién de la libertad"? Més tarde, los discipulos de Andrés Bello consagraron sus talentos literarios a la descripcién poéti cca del magnifico paisaje de América; sus montaias, rios y pam- pas fueron su tema de eleccion, Pero en México, aparte de las cr6nicas bien intencionadas pero indigestas de Carlos Marta de Bustamante, la historia de la insurgencia estaba todavia por escribirse. En realidad, el cardcter y las hazahas de sus caudi llos habfan sido culminados por Lucas Alamén, el archirreac cionario “de nefanda memoria”. Ademés, las canciones y ver- sos populares siguen reflejando “el caracter profundamente religioso del pueblo mexicano”. Sien afios recientes Guillermo Prieto habia intentado llegar a un publico popular con su poe- sia, se habfa limitado sin embargo a las clases “mestizas que EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA we hablan castellano” y habia esquivado “el mundo sombrio y melancolico de la raza indfgena”2* En su ansia de promover a los jovenes escritores, Altamirano transforms a veces a patitos feos en majestuosos cisnes, decla- tando que si Manuel Eduardo de Gorostiza no era superior a ‘Shakespeare, era sin duda el igual de Moligre. Pero las tempra- nas esperanzas pronto dejaron el lugar ala duda, a medida que s¢ persuadia de que los autores contemporaneos de México eran meros “segundones”, hombres de calidad inferior. El talento literario que pudiera surgir pronto quedaba desmorali- zado por el desinterés publico, ya que los hombres de Estado no tenian en cuenta a las artes en sus presupuestos y las clases educadas se interesaban poco en los libros que tratasen temas mexicanos. El resultado era que la profesién de las letras en Mexico era “un potro de tormento”, y que la mayoria de los autores arrastraban una existencia dominada por la pobreza como maesttds de escuela de provincia y pequenos empleados antes de morit “en la miseria y en la tristeza”. No es que Alta- mirano exagerara, pues en cierta ocasion confié a su diario que, aunque poseta abundantes premios y honores, carecia de los medios para saciar su hambre. El caso era tanto mas tragico si se tenla en cuenta que México oftecia tan espléndidos mate- Tiales tanto al novelista como al poeta, con una historia que era “un manantial de leyendas poéticas y magnificas". Al mismo tiempo advertia a los jovenes poetas contra los romances caba- llerescos como posible tema en México, “donde no hay mis ruinas que las de los teocallis o las piramides de los aztecas (....y donde no ha habido mas cruzadas que contra los indios, ni mas recuerdos caballerescos que la rapacidad de los anti- 2 Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional. pp. 234-237 y 262-265; 8. n, pp. 15 y 144-145. Vease tambien Nicole Gitén, “La idea de ccleura nacional en el siglo xxx: Altamirano y Ramirez", en Héctor Aguilar Camin etal, En tomo a la cultura nacional, México, 1976, pp. 51-84 130 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA guos encomenderos...” En cuanto a los temas religiosos, se habia escrito ya demasiado y en todo caso “los contemplativos {...] eran casi locos”. La radical aversion de Altamirano en con- tra de la Nueva Espatia quedaba de manifesto en su desprecio por sor Juana Inés de la Cruz, “a quien es necesario dejar quie- tecita en el fondo de su sepulero y entre el pergamino de sus libros’, ya que habia medrado en el nefando periodo “de culte- ranismo. y de la Inquisicion y de la teologta escoléstica”. En otro lugar se lamentaba de que la imaginacion popular no se hubiera apoderado de la figura de la Malinche como de una Medea mexicana cuya memoria seria recordada para siempre.” Los principios criticos que guiaban a Altamirano en sus jui- cios sobre las artes pueden observarse especialmente en sus comentarios sobre pintura, No sélo condenaba la produccién de la Colonia como no mexicana, criticaba también el resurgimien- to de la Academia de San Carlos inaugurado por el pintor cata- ln Pelegrin Clavé por su msistencia en los modelos y crtenos eutopeos. De todos modos se alegraba de informar que después de 1867 habia aparecido una nueva generacion de pintores ‘mexicanos, hombres ansiosos de pintar escenas de interés nacio- nal. Tal era en efecto la ambicion de José Maria Velasco, cuyos paisajes figuran entre los cuadros més estimados que haya pro- ducido Mexico. Pero su descripcién de la meseta central s6lo despert6 una tibia estimacién en Altamirano, que tecomendaba sus cuadros de dientes para afuera como “estimadisimos”. Pues lo que el patriota liberal deseaba ver eran telas que tratasen de escenas y figuras historicas, preferencia que queda de manifiesto en su lamentacion ante una exposicion en la que no encontré “ni un solo herve de la Independencia ni ningtin mértir de la Refor- rma” entre los retratados. A modo de consuelo, insistia en las dos 2 Catalina Sierra Casasis,“Altamirano tntimo”, Historia Mexicana, t 1, (1951), pp. 97-103; Ignacio Manuel Altamirano, La literatura nacional, 1, P 10;1.m, pp. 60-67, 126 y 150; Discurso, p. 288 [BL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 11 composiciones de Félix Parra que trataban respectivamente de la ‘matanza llevada a cabo por Cortés en Cholula y de Bartolomé de Las Casas, el gran defensor de los indios. “Esta si era la pintura nacional —declaro—; Felix Parra és hoy, sin duda alguna, el pri- mer pintor de Mexico.” Como cualquier victoriano, Altamirano queria que un cuadro contuviera un mensaje, aunque en este «aso mas patriético que moral 5 ‘Aunque Altamirano compuso varias novelas, entre las cuales El Zarco fue la mas ambiciosa, es en cuanto ensayista mas que en cuanto novelista como merece ser recordado. Pues a princi- Pios de la década de 1880, 0 sea, cuando se acercaba a los 50 anos, Altamirano aprovech6 los ferrocarriles recién construidos ara viajar y registrar sus impresiones. Al mismo tiempo, encontro también la suficiente confianza_para- recordar sus experiencias infantiles, describiéndose a si mismo con carino como un tipico “alumno de municipalidad”, lo cual “significa miseria, desabrigo, flacura, ristica timidez y fealdad caricatu- resca", A causa de su relativa franqueza, esos ensayos ofrecen importantes indicios en cuanto a las contradicciones internas el radicalismo mexicano. Pues en una descripcion de Texcoco en 1882, Altamirano confiesa su desilusién al encontrar una ciudad que era “hibrida por sus edifcios, hibrida por sus habi- tantes, por sus costumbres, por su fisionomia”, y que presenta- ba "el aspecto ordinario, monétono y triste que caracteriza a los. pueblos mestizos del Estado de México”. Ese cardcter triste y empobrecido pronto se transformarfa, esperaba Altamirano, con la egada del ferrocarzil, expresion de la nueva civilizacion del siglo xxx, gracias al cual se difundirian la prosperidad y el conocimiento, rescatando a la poblacién de su anterior aisla- raiento, Lo que llama la atencién en este ensayo es la palmaria falta de interés de Altamirano en las antiguas glorias de Texco- 2 Ignacio Manuel Altamirano, “Revista artsticay monumental", en Caba- Tero, Primer almanague, pp. 90-107. ) 3 ) > 132 [ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA co, en la época en que Nezahualedyotl reunta a su corte en aquella ciudad. Entre el pasado azteca y Ia poblacion contem- pordnea no habia més nexos que entre la antigua Babilonia y los ‘modernos campesinos iraquies. En cambio, el monumento del pasado que capto la atencién de Altamirano fue la iglesia fran- ciscana, que le evocaba de inmediato una serie de rellexiones sobre el trabajo misionero de los failes mendicantes en México. Confesaba que habia estado leyendo los documentos y crénicas de los frailes, publicados por Joaquin Garcia leazbalceta, que revelaban con cuanta abnegacién habian servido de ministros a los indios. En particular, le habia impresionado el relato de Pedro de Gante, que habia ensefiado a los nativos las artes y ofi- cios esparioles. Sin duda, exclamaba, todos los mexicanos debe- rian “tributar gustosos el homenaje debido a la santa memoria’ de los primeros franciscanos.}? Tampoco fue ese subito entu- siasmo una reflexion pasajera, puesto que en un ensayo diferen- te sobre el santuario del Sacromonte de Amecameca, donde st veneraba una imagen de Cristo en una gruta utilizada antigua- ‘mente como ermita por Martin de Valencia, cabeza de la prime- ra misin franciscana en México, Altamirano encomia la cronica de Jeronimo de Mendieta por su “estilo suave, pintoresco y dul- ce” y su “gracia infantil e inocente” y saluda después alos frailes mendicantes como a “los primeros amigos de los indios, los mensajeros de la llustracién, los héroes verdaderos de la civili- zacién latinoamericana”. Casi al mismo tiempo, aprovecho la cocasion de un discurso escolar para describ el colegio francis- cano de la Santa Cruz de Tlatelolco como “ese primer santuario de civilizacion” en México. Todo esto estaba bien lejos del anti- lericalismo de su juventud.»° 2 Ignacio Manuel Altmirano,Patsajs y leyendas, Mésico, 1949, pp. 172- 184, 192-194 y 235. > Ignacio Manvel Altamirano, Pasa y Ieyendas, México, 1974, pp. 4-7: Discurso, p. 364, nen thi FL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 13 La creciente brecha entre el radicalismo pablico de Altami- rano y su nostalgia privada de la religion de su infancia en nin- gin sitio sezevela més claramente que en “Semana Santa en mi pueblo”, ensayo en el que evoca sus tempranas memorias dé Tintla, en la época en que todavia hablaba nahuatl. El resultado es un curioso trozo de escritura, Hleno de encanto, baftado de ‘una nostalgia casi dolorosa, un retrato de la inocencia perdidat Mientras que los indios aparécian generalmente en la literatura ‘mexicana de aquella época como payasos provincianos, alter nativamente borrachos, embotados, idélatras ¢ impasibles, en cambio én la resefta de Altamirano estan pintados como fer- vientes catolicos, cuyas vidas estan centradas en la liturgia y las fiestas de la Iglesia, Describe la expedicin de los nifios a cortar palmas para la Semana Santa y la procesion del Jueves Santo en. la que cada familia se echa a la calle cargando su propio cruci- fijo o imagen de Cristo, mas de mul imagenes tluminadas por las antorchas que parpadean en la noche. Reflexiona que “la religion es la hada buena de la infancia’, y confiesa que al escribir ese fragmento ha revivido algunas de las alegrtas de sus primeros aftos, Puesto que Altamirano en otros lugares aplau- dio publicamente la decision del gobernador del Estado de México de prohibir las procesiones de Corpus Christi en los, alrededores de la capital, esté claro que no podia acercarse a la iglesia o simpatizar con ella sino relegando sus virtudes a la infancia o al pasado. Curiosamente, fue en su novela corta La navidad en las montahas donde estuvo mas cerca de resolver esta contradiccién, pues presentaba alli una descripcion atrac- tiva de un sacerdote espaftol, antiguo carmelita, que predicaba el sencillo evangelio de las buenas obras y Ia fraternidad, esta- bleciendo una escuela para su parroquia y alentando la agricul- tura. Habia abolido la recoleccién de todo pago por las misas y los sacramentos y habia desnudado su iglesia de imagenes y altares laterales. Todo esto llevaba a la conclusion de que el 158 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA verdadero cristianisino, distinguido de laf practicas y dogmas de la Iglesia contemporanea, estaba verddderamente muy cer- ‘ca de los ideales del liberalismo.?! ‘ Hasta qué grado su reconocimiento de la fuerza del senti- miento religioso en México disuadio a Alfamirano de intentar fortalecer el patriotismo liberal mediante un llamado al nacio- nalismo, es algo que puede observarse de la mejor manera en su ensayo sobre el culto a Nuestra Seriora de Guadalupe, el unico estudio sistematico salido de su pluma. Ofrece alli un panorama de la compleja bibliografia que rodeaba a la historia de la aparicion de la Virgen Maria al indio Juan Diego en Tepe- ryac. Pero asi,como Garcia Icazbalceta habria de negar mas tar- de que la aparicion contara con pruebas documentales, Altami- rano en cambio se contenta con discutir la cuestién sin hacer polémica. Su propésito no era discutir el milagro, si es que lo hhubo, sino més bien examinar su significacion politica. Ya en el siglo xvi un “espiritu nacionalista” rodeaba al culto a Guada- Tupe, que para entonces habia asumido un “caracter patrioti- co”. En efecto, durante la insurgencia la Virgen se convirtio en “simbolo de la nacionalidad”, y Guerrero era tan devoto de la santa patrona de México que en 1828 deposité las banderas capturadas a los espaficles en la basilica del Tepeyac. Mas tar- de, hasta la llegada al poder de Juarez, todos los gobernantes de México, incluyendo a Maximiliano, iributaron su respeto @ la “deidad nacional”. Tan honrada era la Virgen que los libera- les eximieron al santuario de la aplicacion de las Leyes de Reforma. Altamirano, sin embargo, no contento con valorar la signifiacién historica del culto, confesaba abiertamente que sélo cuando los mexicanos se agrupaban en la adoracin a Nuestra Senora de Guadalupe se sentian iguales y unidos, independientemente de su raza o su clase: tal era la realidad 3 Ignacio Manuel Altamirano, Paisajes y leyendas, 1974, pp. 9-19; Cle- ‘menciay La navidad er las montaias, Mexico, 1966. ELPATRIOTISMO LIBERAL YLA.REFORMA MEXICANA 135 viva, todo lo demas era cuestion de teoria y dé derecho. “Es la igualdad ante la Virgen; es la idolatria nacional (...] y en dlti- mo extremo, en los casos desesperados, el culto a la Virgen ‘mexicana es el inico vinculo que los une.” Altamirano conclu- a que el dia que no se venerase a Nuestra Seftora de Guadalu- pe “la nacionalidad mexicana” habria desaparecido.» Si tal era efectivamente el caso, gsobre qué base podia fundarse entonces tuna teorfa del nacionalismo? Durante la insurgencia, las doctr- nas del patriotismo criollo habian servido como voz unificado- Tay bandera de las masas, tanto indias como mestizas, unidas como los hijos de la Madre de Dios. Toda una generacion més tarde, el patriotismo liberal no habia dibujado un culto con la fuerza suficiente para remplazar la influencia decreciente de Ja Virgen mexicana. Fue Justo Sierta, discipulo de Altamirano, quien asumié el manto de su maestro y oficié como sumo sacerdote de la patria liberal durante la whima decada del porfiriato. En una altiso- nante descripcién de la Reforma y la Intervencién, escrita como texto escolar, conclufa: “La libertad habia triunfado: la gran revolucién reformista se habfa confundido con una guerra de independencia, y Patria, Republica y Reforma eran una casa sola desde entonces”. En otro lugar afirma: “el partido liberal, que hoy es la nacién...” El corolario implicito de esos audaces pronunciamientos era, por decirlo asi, la expatriacion ideologi- a de todos los conservadores y catdlicos, que obviamente no figuraban como miembros de la patria liberal. No contento con tales afirmaciones, Sierra trato de resolver las contradicciones entre las instituciones republicanas y la autocracia presiden- 2 Ignacio Manel Alumiano, Pate ylxyendas, 1974 pp. 5657, 95 119, 125 y 128, ° ° a 156 ELPATRICTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA cial. Rechaz6 abiertamente la Constitucién de 1856, califican- dola de “generosa utopia liberal”, y argumento que la apatia y la ignorancia de las masas cuando se combinaba con la prefe- rencia reaccionaria de la élite social y de la Iglesia, significaba inevitablemente que México necesitaba un poder ejecutivo central fuerte si es que el pais habia de progresat. En una pala- bra, hacia de la necesidad una virtud y proclamaba: “La evolu- cion politica de México ha sido sacrificada a las otras fases de su evolucién social”. Al mismo tiempo, distingufa claramente centre la patria y la nacion, argumentando que la esencia de la nacion se encarnaba en los mestizos, pues “la familia mestiza {...] ha constituido el factor dinamico en nuestra historia”. Si la patria habia nacido del “grito de Dolores”, la nacion habia sido concebida en el abrazo de Cortés y la Malinche. Las impli- caciones de esta nueva teoria de la nacionalidad mexicana habian de ser elucidadas por Andrés Molina Enriquez y trans- formadas en una ideologta notablemente wlierente del nacio- nalismo mexicano. Otra cosa de igual importancia es que Sie- rma trat6 de rescatar a Judrez de la denigracion de Ramirez y Altamirano, tanto mas especialmente cuanto que Francisco Bulnes habia reiterado sus criticas en no menos de dos libros El resultado fue una impresionante biograffa romantica en la que Sierra aplico toda su habilidad literaria en retratar a Juarez como un héroe republicano, un semidids que salvo a su pais de la traicion conservadora y el dominio extranjero.» El impacto de ese efervescente relato quedaba realzado por la virtual omi- sidn de toda descripcion de los medios con que Juarez consoli- dé Ia autoridad presidencial durante la Republica Restaurada. En cambio, Sierra volvia a vivir su propia juventud radical y dejaba a sus lectores la imagen de un liberalismo triunfante y de una Republica salvada de las fuerzas de la reaccién. Una vez 2 Just Sierra, Obras, 1.1, p. 230: 41, pp. 131, 165, 193-194 y 388; oa, pasi EL PATRIOTISMO LIBERAL ¥ LA REFORMA MEXICANA sr ms, Molina Enriquez sacé la conclusion implicita de que la historia nacional, en el verdadero sentido de la palabra, empe- zaba con la Reforma, con lo cual Juarez era aclamado como su fundador y padre. Del mismo modo que la critica liberal a Hidalgo habia sido suprimida por Ramirez y Altamirano, el ataque radical a judrez era repudiado ahora por Sierra y Molina Enriquez. El republicanismo clasico quedaba ast instaurado como credo oficial. No fue sino durante la Revolucién cuando algunos ideologos como Manuel Gamio. Molina Enriquez y José Vasconcelos, conscientes del abismo que separaba a la pa- tria liberal de la nacién mexicana, imaginaron toda una gama de doctrinas nacionalistas. Pero esa es otra historia. Interludio IV a Mexico aanoioo En sus esfuerzos por alentar la emergencta de una cultura nacional en México, Ignacio Manuel Altamirano ponia fuerte- mente el acento en la novela, que definia como la forma artisti- ca més importante del siglo srx, tan moderna y original en su. esfera como el ferrocarrl o el telégrafo. {En qué otro sitio podia encontrarse un retrato tan convincente y realista de la historia y la politica, de los hombres y mujeres individuales y su amor, del paisaje y las ciudades, de los modales y Ia sociedad, de los hé- roes y las guerras, todo ello abarcado dentro de las paginas de una sola obra que daba deleite lo mismo al populacho iletrado que a a élite intelectual? Como siempre, la meta de Altamirano era patriotica y didactica. Sin duda, exclamaba, la dramatica y turbulenta historia de México desde la Independencia, con su cielo de invasion extranjera y guerra civil, oftecia abundantes materiales para la composicién de una novela épica. Ademas, 158 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA del mismo modo que la Iglesta habia inculeado tan habilmente el dogma por medio de sermones € himnos, ast los liberales podian utilizar la novela como el medio ideal para la propaga- ‘cidn de los sentimientos radicales y patridticos, ya que la des- cripcion de las costumbres es un poderoso vehiculo para la educacién popular. Si el impulso de este programa literario bien puede sugerir al lector moderno un equivalente de La guerra y 1a paz, lo que Altamirano tenia en mientes era Waverly, Les misé- rables y The Last of the Mohicans, puesto que los autores que recomendaba como modelos eran Victor Hugo, sir Walter Scott, Fenimore Cooper, Alexandre Dumas y Manuel Fernandez y Gonzalez. Fiel a sus propios preceptos, el propio Altamirano escribio varias novelas sobre escenas contempordneas, en las cuales, jay! la influencia de Victor Hugo no era sino demasiado evidente. El principio de que el fin de la literatura era “crear un carficter nacional” inhibia su impulso satirice y atiborraba stu relato de digresiones morales.** En todo caso, aunque se publi: co gran numero de novelas histéricas y modernas, surgieron pocas obras de interés duradero. En cambio, como lo demues- tra el ejemplo del propio Altamirano, el talento literario de Mexico encontré su mejor expresi6n en el periodismo, geniero enel que durante las décadas centrales del siglo una generacion de escritores pints un retrato colectivo de su pais y su pueblo. Las sabrosas memorias y viajes de Guillermo Prieto sobrepasan con mucho en vivacidad e interés las sobrevaloradas Cartas des- de México de Fanny Calderén de la Barca. Sobre todo, es la in- fluencia del costumbrismo espafiol, con st insistencia en los ccuadros de costumbres y en la vida inmediata, lo que hay detrés de su fascinacién ante la realidad contempordnea. Ademés, las colecciones litogrificas de ese periodo, de las que la mas nota- ble es México y sus alrededores (1854), oftecian un testimonio Ygnacio Manvel Altamirano, La literatura nacional, 3 vols., México, 1949, 4, pp. 12-15, 31-39 y 69-72. FL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA. 159, pictorico de los trajes y escenas notablemente variopintos de Mexico. Puede observarse el mismo cuidado en la pintura de la realidad local en los retratos de Juan de Herrera (1818-1878) y de su discipulo Hermenegildo Bustos, pintores provincianos cuyos logros eran muy superiores a las composiciones histéri- cas y religiosas producidas bajo Ia égida de la Academia.» Sia pesar de las esperanzas de Altamirano no surgié ningiin Tolstoi mexicano era, obviamente, porque ni el caricter de la historia nacional ni su cultura intelectual ofrecian un suelo propicio para la emergencia de un talento literario de ese orden. En todo caso, sélo una obra capté la extrafia realidad de México en las tumultuosas décadas que siguieron a la Indepen- dencia, cuando el general Antonio Lopez de Santa Anna se ajetreaba en un escenario politico dominado por los golpes militares y las luchas partidarias. Su autor, Manuel Payno (1810-189), politico y periodista liberal, escribi6 Los bandidos de Rio Frio (1888-1801) durante un exilio en Santander en los tiltimos aftos de su vida, y lo publico en forma de folletin en periddicos espatioles.» Puesto que los acontecimientos que describia se referian obviamente al periodo anterior a la Refor- ima, Payno tenia la ventaja de perspectiva de quien explica a un publico extranjero escenas y acontecimientos que ha presen- ciado personalmente, pero que son ya un pasado alejado y ciertamente ya para 1888 muchas veces muy transformado. Al comienzo, la novela —si ast puede llamarsela— es poco més que una serie de esbozos costumbristas escritos en una vena humoristica y nostélgica, vagamente conectados entre s{ por una historia de amor convencional entre un joven oficial y una 2 Gonzalo Obregén, “Un pintor desconocido, Juan de Herrera", Artes de Mexica, nm, 138, México, 1960. Véase también México y sus alrededors, México, 1855-1856, 2* ed. facsimilar, 1967. La edicin mis conveniente es Manuel Payno, Las bandidos de Rio Fr, sdicién y prologo de Antonio Castro Leal, 5 vols, México, 1965. 160 —_-ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA joven dama inefablemente virtuosa. Pero a medida que avanzé el relato —Payno tard6 cuatro atios en escribitlo—, la historie se vuelve mis y més sombria, para no decir macabra, y a pesar de su melodrama, da de México una imagen amarga, la de ur pais gobernado por bandidos y bribones. Es dificil, por supuesto, defender a Los bandidos de Rio Frio como obra de arte: es cosa dispersa y desordenada, lena de subintrigas mal organizadas, con personajes que quedan en movimiento interrumpido capitulo tras capitulo, mientras el hilo de la acci6n principal emerge solamente en el tercero de sus cinco volamenes. La conclusion es un verdadero matadero ‘en que os villanos son despachados a toda prisa al otro mun do. Pero lo que tiene el libro es vitalidad; sus escenas y perso- najes se apoderan de la imaginacion y presentan una imagen inolvidable de Mexico en la epoca de Santa Anna. Con la tran- quila confianza de un hombre de mundo, Payno describe a abogados, oficiales del ejército y sus hombres, a la anstocracia, los sacerdotes, los artesanos, los politicos, los terratenientes y sgranjeros, los indios, las criadas y, por supuesto, los bandidos. Los escenarios incluyen la célebre feria de San Juan de los Lagos, el presidente en su palacio, la Basilica del Tepeyac, la vida en las haciendas, los canales y barcas que unen a Chalco con la ciudad de México, y el més importante orfanato de México, Al mismo tiempo, Payno incluye en su relato persona- {jes historicos, como el financiero Manuel Escandén, el excén- trico obispo Andrés Fernandez de Madrid y el conocido correo de la embajada briténica. Uno de sus personajes pide incluso a Guillermo Prieto unos versos de amor pata ayudarle en su empresa amorosa. En una palabra, se nos ofrece un retrato des- lumbrante y comprensivo de todos los niveles de la sociedad mexicana, casi como si las figuras retratadas en México y sus alrededores salieran de sus paginas y se pusieran a hablar ya disputar. El mas cercano equivalente en la literatura inglesa sts entre yi mai ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 161 serfa La feria de las vanidades, de Thackeray. La semejanza que- da subrayada si consideramos que ambos hombres llegaron a la novela despues de haberse hecho un nombre como escrito- res de articillos en los periédicos, y que ambos conservan una vision esencialmente dieciochesca de la sociedad y de la natu- raleza humana. Para captar la verdadera significacion de Los bandidos de Rio Frio es necesario primero excluir de nuestra consideracion la proliferacion de intrigas secundarias y concentrarnos en el cur- so central de la accién. A pesar de su humorismo inicial, la familia de Moctezuma III y su rancho tienen que eliminarse, Del mismo modo, el conde de Sauz, su hija Mariana, su enva- rado amante Juan Robrefio y su pretendiente el marqués de Valle Alegre tienen que expatriarse y regresar a las novelas europeas de donde vinieron. Ast también el hijo perdido de Mariana, el huérfano Juan, en las escenas citadinas copiadas del Gavroche de Victor Hugo, sirve sobre todo para conectar tramos separados de la iniriga. En una palabra, si a fuer de ‘buenos liberales eliminamos a la aristocracia criolla y a la mayoria de los indios, nos quedamos con aquellos personajes que encarnan el mensaje escondido tras el libro: tres abogados, un artesano, un coronel del ejército y una vendedora de fruta, Son sus acciones, Ilevadas a cabo bajo los vigilantes auspicios, del presidente, las que constituyen el interés real del texto. Let- do de esta manera, tenemos una historia que, a diferencia de la novela habitual del siglo xxx, no tiene ningin joven heroe para sostener el hilo del relato. En cambio, el principal interés de la obra consiste en los nefastos hechos de sus tres villanos: Cri- santo Bedolla, abogado indio; Evaristo, ebanista convertido en bandido; y el coronel Relumbrén, criollo bastardo que otgani- za-una vasta conspiracion criminal. El lado romantico de-la novela se centra en la prolongada corte del abogado Crisanto Lamparilla a los favores de la vendedora de fruta mestizay Cec 162 —_ELPATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA lia, Sila obra tiene un heroe, es tn abogado conservador entra- do en afos, Pedro de Olafieta, que, como fiscal y juez, repre- senta un rasero de justicia y final retribucién en un mundo descrito por lo demas como desordenado y corrupto. En Bedolla encontraremos el conocido tipo mexicano del licenciado y politico de extraccion humilde, alternativamente humoristay cinico, que administra un periodico inspirado por el gobierno, llega a ser confidente de los ministros y engatia al gobernador de un estado con consumada holgura. Una vez ‘que ha sido nombrado juez, Bedolla pierde précticamente todo escripulo, feliz de despachar a cautivos inocentes a las galeras para favorecer su propia reputacion. Mientras la carrera de Bedolla esta trazada con el escepticismo del politico avezado y muy al corriente, en Evaristo en cambio Payno presenta una encamacion simple de la malevolencia, aunque anotando que elcurso de la violencia fue desencadenado primero por una paliza injustificada y un sentimiento de talento no recampen- sado, Hombre de ilimitada energia y decision, Evaristo organi- za una banda de ladrones para asaltar en la principal carretera 2 Puebla, y en reconocimiento a sus talentos es nombrado capitan de los rurales, la policfa del campo, puesto que le per- mite extorsionar dinero a cambio de dar proteccién a los viaje- ros que van a la capital. El México del siglo xx era un pais cla- sico para el bandidaje, y en Evaristo tenemos un personaje fuerte y malintencionado que resulta familiar a todos los lecto- tes de las novelas de Martin Luis Guzman; muchos hombres como Evaristo habrian de hacerse un nombre en la Revolucion ‘mexicana. El tercer villano, el coronel Relumbrén, esté retrata- do como una figura mas compleja, un hombre que se mueve en la buena sociedad, ama a su esposa y a su hija pero al mis- mo tiempo mantiene a otras mujeres, es un jugador compulsi- vo y saca finalmente ventaja de su posicién como edecén del presidente para montar un turbio garito de juego y organizar EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA, 16 después un imperio criminal, enrolando a Evaristo como su principal lugarteniente. De este modo Payno nos ofrece la imagen de un pais donde elcrimen y la cormupcion invaden todos los niveles de la socie- dad. Ademés, si nos volvemos hacia las causas del éxito crimi- nal, encontraremos que son el no nombrado presidente o su leal coronel Baininelli los que tienen la responsabilidad de la carrera de Bedbolla, del nombramiento de Evaristo como capi- tan de rurales y de la posicién de Relumbron. Por otra parte, las acciones del Estado, incluso cuando no son positivamente malas, quedan descritas como arbitrarias y predatorias, Baini- nelli acta como un proyectil sin meta, obedeciendo ciegamen- te las ordenes del presidente, destruyendo virtualmente su regimiento en la demente persecucién de las fuerzas rebeldes. Franco, su cabo de confianza, deja tranquilamente que su bata- lon devaste una granja en busca de provisiones y, cuando mas tarde tecibe Ia orden de suprimir el bandidaje, arranca infor maciones de los pueblerinos bajo coaccién y resuelve el pro- blema mediante ejecuciones sumarias. Cierto que en Pedro de Olafieta Payno nos ofrece la figura de un juez recto que, con algin perjuicio para su propia familia, lleva finalmente a todos los criminales ante la justicia. Ademas, en esa coyuntura, logra contar con el apoyo activo del presidente, que asi queda retrata~ do en ultima instancia como benevolente. Sin embargo, el vere- dicto implicito del libro es condenatario: en todos los niveles de la sociedad y el Estado mismo la corrupcion y el cinismo reinan soberanamente, y el gobierno se describe como un organismo parasito que sobrevive gracias al saqueo de sus ciudadanos. Un ultimo rasgo de la novela merece un comentario, Es la smorosa descripcién en que ese literato de avanzada edad se prodiga sobre los encantos de Cecilia, la vendedora de fruta mestiza del mercado del Volador. Mujer de caracter y de sus- tancia, con casa tanto en México como en Chalco y una chalu- 6 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA pa para su transporte, Cecilia es objeto de la persecuci6n a la vez de Evaristo y de Crisanto Lamparilla, un abogado que es simulténeamente protegido de Olaneta y socio de Bedoll Temible en la defensa de su honor, Cecilia pasa gran parte de la novela cuidandose de los abrazos amorosos de Lamparilla, que su vez pasa mucho tiempo entregado al debate sobre los pre- blemas de casarse con una mujer tan inferior a él en educacion, Esta parte de la historia es humoristica y tiene mucho del encanto de una pastoral. Se compara a Cecilia con Ceres, y Payno esta tan enamorado de su creacion que nos da todo un capitulo sobre el deleitoso tema de Cecilia tomando un bafo. Al final la virtud de Cecilia y la lascivia de Lamparilla levan a la pareja al altar. Pero, como observa Payno en su postfacio, el matrimonio no resulté feliz. {Seria demasiado extravagante percibir en este relato la sugerencia de una alegoria en la que Cecilia sirve como imagen de México, virtuosa con natural vigor, mas india que mestiza, de cardcter abierto peru atrope- llado por las exigencias de un t{pico abogado radical, demasie- do dispuesto a utilizar la politica como medio de medro perse- nal, que se casa con Cecilia mas por lascivia que por amor? {No hay aqui algo de la relacion de México y sus politicos en el siglo xx? Interludio V Crustiapa ¥ Revouucion La imterpretacién de la Revolucion de México como un movi- miento esencialmente agrario llevado a cabo por la reaccion campesina ante la creciente concentracion de la propiedad territorial que habfa acompafado al crecimiento econémico del régimen de Porfirio Diaz (1876-1910) ha quedado consé- grada en la mayoria de los libros de texto durante tanto tiem:- EL PATRIOTISMO LIBERALY LA REFORMA MEXICANA 165 Po, que resulta un poco escandaloso enterarse de que grandes sectores de la poblacién rural mexicana o bien se abstuvieron, de participar en los levantamientos armados de los aftos si- guientes 2 1910, 0 bien combatieron activamente contra el gobierno que pretendia representar a la Revolucién. Sin duda, la sorpresa es mayor en el extranjero que en el pais, puesto que existe una tradicion en los comentarios populistas norteameri- canos sobre México que insiste en los agravios de campesinos Indios como causa principal del conflicto después de 1910. A su cabeza se sittia el libro de J. K. Tamer, México barbaro (1911), que condenaba enérgicamente la guerra de exterminio levada a cabo contra los indios yaquis de Sonora y la esclaviza- cin de los mayas en las plantaciones de henequén de Yucatan. Una linea muy similar siguié John Reed, quien en su México insurgente (1914) pintaba un vivo contraste entre Pancho Villa, al que saludaba como “el Amigo de los Pobres. el Robin Hood mexicano”, y tf camanila corrupta de clase media que rodeaba aun Venustiano Carranza envejecido, Y era también en una vena muy parecida como Carleton Beals, en su Laberinto mexi- cano (1931), describia a Felipe Carrillo Puerto, gobernador de Yucatan, como “el Gandhi de los mayas”. La figura mas influ- yente, con mucho, en esta tradicién populista, era Frank Tan- rnenbaum, que en 1933 escribi6: La Revolucion mexicana fue ancnima. Fue esencialmente obra de la gente comin. Ningiin partido organizado presidié su nacimiento, No hubo grandes intelectuales que prescribieran su programa, formularan sus doctrinas, delinearan sus objeti- vos [...] No hay un Lenin en México [...] Pequefios grupos de indios bajo drigentes andnimos eran la Revolucion, Siguiendo esta interpretacién, Tannenbaum destacaba a Emi- liano Zapata como la figura mds representativa de la revolucion 166 _ELPATRIOTISMOLIBERALY LA REFORMA MEXICANA agraria. Ademés, aunque el principal partidario moderno de cesta tradicion, John Womack, subraya la derrota infligida a los zapatistas por los generales constitucionalistas del norte, el mensaje de su efervescente resefta Emiliano Zapata and the Mexican Revolution (1968) es que en la dura busqueda de tie- rras y autonomia local de la “gente del campo” de Morelos es donde debe buscarse la verdadera esencia o la gracia salvadora de la Revolucion.” En cambio. en La rebelién cristera (1976), Jean Meyer define la Revolucion en estilo tocqueviliano como “el climax del pro~ cceso de modernizacién en las postrimerias del siglo xm, el per- feccionamiento mas que la destruccién de la obra de Porfirio ‘Diaz”. Sus heroes son los campesinos de las regiones occiden- tales que combatieron en nombre de Cristo Rey Para los hombres que participaron en esa Vendée mexicana, la “fiesta de las balas”. como llamé una vez a la Revolucion Martin Luis ‘Guzrman, fue un apocalipsis en el que el Anticristo, en la perso- nna de incontables generales y bandidos, quem6, saqued y ase- ‘sind a lo largo y lo ancho del pats. La reforma agraria de esos aftos se miraba como poco mas que un expediente con que los politicos se hacian de una clientela rural cautiva, Tanto como los zapatistas —y Meyer subraya que varios zapatistas se con- virtieron en cristeros—, esos campesinos buscaban la libera- cién de los excesos de la Revolucién y sofaban con un sistema politico en que los pueblos pudieran decidir su propio destino, con las tierras distribuidas entre propietatios individuales. Detras de la rebelin cristera debia verse ese notable desper- tar de energfa espiritual e institucional que tuvo lugar en el 2? John Reed, Insurgent Mexico, 2* ed, Nueva York, 1968, p. 116; Car- ‘baum, Peace by Revolution: Mexico After 1910, 2 ed, Nueva York, 1968, pp. Mis, 118199176 °s ean Meer a cristds, 3 vols, México, 194; una ves abreviad se pbc en agen ell de Fie Crista Blin, Camb, 1976 EL PATRIOTISMO LIBERAL Y LA REFORMA MEXICANA 167 interior de la Iglesia mexicana durante las tltimas décadas del siglo xix, Habia alli un Mexico rural que recuerda a Irlanda. Pues en las zonas de asentamientos mestizos, el clero, rechuta- do generalmente entre los hijos de los rancheros y tenderos rosperos, surgié como lider natural de esas comunidades y utilizé su influencia para alentar una significativa renovacién de la observancia y el apego religiosos. Fue una reviviscencia que florecié sobre todo en los estados de Michoacan, Guana- Juato y Jalisco, con las nuevas ciudades episcopales de Zamora y Leon como verdaderas ciudadelas de la influencia clerical. Que en esas dos nuevas ciudades los nuevos obispos intenta- sen erigir grandiosas catedrales e iglesias de estilo neogético es, cosa que ilustra la cualidad ultramontana de la inspiracion intelectual del movimiento. Al mismo tiempo, la jerarquia nacional, influida por el catolicismo social aleman, convoca congresos para debatir cuestiones de justicia social, y en 1912 apoyo al Partido Catolico, que gané un ntimero considerable de curules en la Asamblea Nacional. Todo esto era anatema para la élite revolucionaria que, ya fueran viejos jacobinos 0 nuevos socialistas, estaba unida para aplastar el renacimiento del poder de una Iglesia que para ellos encarnaba todos los males y errores de la Colonia A fin de cuentas, ambos lados del conflicto, el gobierno del presidente Plutarco Elias Calles y los obispos, quedaron sor- prendidos, para no decir rebasados, por la rebelign espontanea del campesinado en un vasto arco de territorio en el México occidental que se extendia desde Guerrero hasta Durango, con el epicentro de ese levantamiento politico en las tierras altas de Jalisco. El profesor Meyer no oculta su identificacién con esos ‘campesinos catdlicos en quienes encuentra, mucho més que el clericalismo pietista de la clase media urbana, el espfritu de la Sobre esa reviviscencia, véase Luis Gonzalez, Zamora, Morelia, Michoa- in, 1978, pp, 105-123. 168, EL PATRIOTISMO LIBERAL. ¥ LA REFORMA MEXICANA verdadera religion. Su evidente simpatfa por su causa le valid tener acceso a los papeles privados de antiguos Iideres crisie~ ros. Son esas fuentes, apoyadas por los informes de la inteli- sgencia militar enviados a Washington por observadores norte- americanos, las que lo levan a rechazar toda explicacisn simplemente econémica o conspirativa de la rebelién. En las filas de los cristeros figuraban pequefios terratenientes, ranche- tos, indios, trabajadores rurales y antiguos revolucionarios. Las mujeres eran partidarias ardientes. En una palabra, eta un mo- vvimiento eminentemente popular, conducido en gran medida por hombres locales con una formacion muy similar a la de sus seguidores. En realidad, fue precisamente la ausencia de inte- lectuales urbanos o de politicos nacionales al timén de la tebe- lign lo que la condend a la derrota y a la final oscuridad. Pues después de tres atos de guerra de guerrillas y de contrainsur- _gencia caracterizada por las habituales tacticas de atrocidad y reasentamiento, se pact6 la paz cuando el embajador norte- americano Dwight Morrow, apoyado por el peso combinado de Washington y del Vaticano (que nunca habia aprobado la revuelta), persuadi6 al presidente Calles y a la jerarquia mexi- cana de llegar a un acuerdo, Abandonados por el establishment eclesidstico, que sin ninguna garantia de salvoconductos con- mind a los rebeldes a entregar sus armas, los cristeros volvieron a sus campos, donde, en algunos casos, pronto cayeron en emboscadas y fueron fusilados En lo que hace a la Revolucion, la obra de Meyer es un ejer- cicio en la via negativa. Toda pretensién de que la coalicién vic~ toriosa encabezada por Carranza y Obregon representaba la causa del campesinado mexicano debe tratarse desde entonces con la mayor reserva, Esos hombres y sus asociados suprimie- ron despiadadamente dos grandes movimientos populares de aquellos afios: el zapatismo y la cristiada. Gracias a la obra de Hector Aguilar Camin podemos rastrear ahora los intereses EL PATRIOTISMO LIBERAL ¥ LA REFORMA MEXICANA 169 y la ideologta que sostenian a la dinastia de los sonorenses en su busqueda del poder y de la fortuna: esencialmente miem- bros de una élite fronteriza local, los generales norteios tenfan ppoca simpatia y menos comprension atin hacia las exigencias populares de tierra y libertad religiosa.*® Es impresionante, en efecto, observar cémo la Revolucion profundizo y perpetud la honda brecha que existia en el seno de la sociedad mexicana entre una élite politica e intelectual radicalmente secularizada y la poblacién en general, que seguta siendo notablemente Leal ala Iglesia. Como lo muestran las fotografias de la época, tanto los zapatistas como los cristeros desfilaban con el pendén de Guadahipe a la cabeza, hecho tranquilamente pasado por alto por los historiadores norteamericanos radicales del movimien- to, Habia sido la Reforma la que habia excluido a la Iglesia de toda intervencién o todo papel en los asuntos publicos. En ese contexto, la Revolucion fue, pues, el segundo acto de un conti- ‘uo ataque lieral a una institucion que la lite teanfa y detesta~ ba. La significacion de la cristiada consistié en que hizo ver al directorio politico que habia por lo menos una zona de la vida nacional en la que el Leviatan no podia imponer su voluntad. “© Hector Aguilar Camin, La frontera nomada: Sonora y a Revoluciin mext- «cana, México, 1977. IV. DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO ‘Andrés Molina Enriquez y José Vasconcelos en la Revolucion mexicana ‘Aun cuando generalmente suele aceptarse que un estallido de nacionalismo acompané, si no es que acelero, la Revolucion mexicana, se ha prestado relativamente poca atencién a la natu- raleza precisa de esta ideologia. Ciertamente, populistas norte- americanos tales como Frank Tannenbaum estimaron que la Revolucién fue un movimiento desprovisto de ideas y prefirie- ron definirla como un movimiento campesino anumado por una simple y cast instintiva busqueda de la tierra." Igualmente, la lite cultural mexicana, representada por el Ateneo de Ia Juven- tud, tendio a descartar la Revolucion, pues vio en ella un des- censo a la barbarie, un incoherente contflicto civil con el poder. La tierra sélo aparecia como el premio a los caudillos victorio- sos que forjaron el nuevo Estado. Para hombres como Alfonso Reyes 0 Antonio Caso lo verdaderamente importante era la revo- lucién concomitante en las ideas, desbancar al positivismo en favor de un idealismo sin cortapisas y ecléctico.? Recientemente, algunos estudios han empezado a subrayat la existencia de una cultura politica vigorosa, populista y patriotica en Mexico que, con profundas raices en la movilizacién de masas efectuada 1 Frank Tannenbaum, Peace by Revolution: México After 1910, 2* ed, Nue~ -va York, 1968, pp. 1 y 118-119. 2 Alfonso Reyes, “Pasado inmediato”,en Juan Hernandez Luna (comp.), Conferencias del Atenco de la Juventud, México, 1962, pp. 187-214. 170 DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO m durante las guerras de Reforma y la Intervenci6n francesa, se con= serv integra, aunque apaciguada, a lo largo de los afos del porfi- rato? En cuanto a la esfera de la ideologia, la Revolucién oper un salto dialéctico dentro de la tradicion central del liberalismo ‘mexicano, al reafirmar y simulténeamente repudiar ala Reforma, Contrariamente a las opiniones prevalecientes, México experiment6 ademas un considerable proceso de fermentacién intelectual tanto antes de la Revolucion como durante ella. El resurgimiento de la Iglesia, inspirado en parte por el catolicis- mo social de Alemania, répidamente se vio alcanzado por un recrudecimiento del jacobinismo que, cuando fue reprimido, se transformé en un franco anarquismo bajo el liderazgo de los hermanos Flores Magén. Igual importancia tuvo el qué Justo Sierra y Francisco Bulnes, precisamente los hombres mas aso- ciados con el régimen porfirista, escribieran una serie de libros después de 1900 que prepararon al publico para los aconteci- mientos que estaban por venir. En tanto que Bulnes insistia en Ja astuta realpolitik de Juarez para explicar sus éxitos, Sierra, por su parte, evivi6 el fervor radical de su juventud y retrat6 a Jusrez como un gran héroe liberal, interpretacion que segura- ‘mente influyo en las expectativas del publico cuando se vio confrontado con la campania de Francisco I. Madero en favor del restablecimiento de la democracia representativa Sibien durante los aftos de turbulencia la Revolucion estuvo dominada y asesorada por generales y abogados de mediana edad, fue también un periodo en que los hombres jovenes sofiaron con el futuro y escribieron libros. Las publicaciones de un solo alo, el de 1916, muestran por si mismas una gama 2 Hector Aguilar Carin, La frontera nomada: Sonora y la Revolucin mexica- na, México, 1977; Arnaldo Cordova, La ideologia de la Revolucion mexicana, México, 1973; Alan Knight, “Intellectuals in the Mexican Revolution”, en Los intlectuales ye poder en México, Roderic A. Camp, Charles A. Hole, Josefina Zoraida Vazquez (comps), Hl Colegio de Mexico, México, 1991, pp. 141-171. m DDARWINISMO SOCIAL IDEALISMO ROMANTICO notablemente entreverada de esfuerzos politicos y filoséficos que dan prueba del fermento intelectual del pais. Los titulos abarcan desde La existencia como economia y como caridad, ce ‘Antonio Caso; Pitdgoras, una teoria del ritmo, de José Vasconce- los; hasta La higiene en México, de Pani; Forjando patria, ce Manuel Gamio; la conferencia de Luis Cabrera, México y les mexicanos; yel primer libro de poesta de Ramon Lopez Velarde, La sangre devota, donde pinta una provincia dividida entre “catélicos de Pedro el Ermitafio y jacobinos de la época tercia- ria que se odian los unos a los otros con buena fe".+ Nuestro objetivo aqui, sin embargo, no es el de examinar todo el espectro ideoldgico entonces presente en México, ejemt- plificado en buena medida por estos titulos, sino mas bien concentrarnos en la obra de Andrés Molina Enriquez y José Vasconcelos, dos hombres representativos, aunque sumamente idiosincraticas, de dos generaciones distintas de intelectuales que trataron de influir en la direccién y la politica de la Revolu- cion. El interés de la comparacion reside en el comin impulso nacionalista que animé su atrevida empresa, una identidad en las motivaciones que resulta altamente sorprendente cuan- do las filosofias en que se basan para crear su teorta de la nacio- nalidad muestran divergencias. El que tanto el darwinismo social como el idealismo romintico pudiesen canalizarse en favor del nacionalismo sirve para indicar la fuerza del mévil comtn. El texto por el que Molina Enriquez es atin recordado, Les grandes problemas nacionales, publicado en 1909/ fue ulterior- + Ramon Lopes Velarde, Poesas completasy El minutero, México, 1957, pe. 5 Andrés Molina Enriquez, Los grandes problemas naconales (1909) y otros ARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO ey mente reivindicado por Luis Cabrera, en un discurso ante la Camara de Diputados, como la mejor gufa disponible de los problemas agrarios de México. Desde entonces, el libro encon- 16 una audiencia selecta en los Estados Unidos, influyé en estudiosos tales como G. M. McBride y Frank Tannenbaum, y su influencia sobrevive incluso hasta nuestros dias en los traba- jos de Eric Wolf, Francois Chevalier y Enrique Florescano.® Fue gracias a la amistad con Luis Cabrera, un periodista radical que primero fue lider de los diputados del bloque “Renovador” durante el gobierno de Madero y que luego prest6 sus servicios, como secretario de Hacienda de Venustiano Carranza, como Molina Enriquez pudo encontrar audiencia para sus propues- tas en la vida politica de aquellos afios. Fue Cabrera quien ase- guré su nombramiento como asesor legal del Congreso Consti- tuyente de Querétaro, en donde preparé el primer proyecto del articulo 27 de la Constitucion de 1917, la ley fundamental que gobernaria el futuro curso de la reforma agraria.? En su libro, Molina Enriquez tributa reconocimiento a la investigacién pionera de Luis Wistano Orozco, quien en 1695 publicé una critica vehemente det latifundio mexicano; definia a estos estamentos como instituciones feudales enraizadas en la violenta expropiacién de las tierras indigenas que siguis a la conquista, como un céncer social que hundia a la fuerza de textos, 1911-1919, pol. de Amaldo Cordova, Era, México, 1978, Todas las cita subsiguentes se refieen a esta edicién, Sobre la recomendacién,vease Lis Cabrera, Obras completa, 4 vols, Mexico, 1972-1975.t.1,p. 141 * Esa inluencia puede rasiearse a través de las nota al pie en George M. McBride, The Land Systems of México, Nueva York, 1973, y Frank Tannen- ‘baum, The Mexican Agrarian Revoluion, Washington, 1929: veanse también Eric R Wolly Sidney Mintz, “Haciendas and plantations in Middle America and the Antiles”, Soil and Economie Studs, tv, 3 (975), pp. 380-412; y Enrique Florescano, Extructuras agraras de México, 1500-1821, México 1971, pp. 153-163. 7 Pastor Rouaix, Genesis de lo artculos 27 y 123 dela ConsitcionPoltca de 1917, Mexico, 1959, pp. 152-163, M4 ARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO trabajo agricola en la servidumbre, principal obstaculo para la ‘emergencia de una democracia social basada en pequefios pro- pietarios rancheros. Orozco fute también el primero en conde- nar la Ley Lerdo de 1856, por haber despojado a los pueblos indigenas de la seguridad que les daba la tenencia comunal de la tierra y por promover una distribucion forzada de titulos individuales de propiedad, sistema que pronto condujo a una pérdida generalizada de la tierra.? Molina Enriquez participé activamente en esta critica a la Reforma y al gobierno de Porfi- rio Diaz, que fue el que aplicé la ley, sacando partido de la experiencia que adquirio como notario de provincia y juez rural. Condené la ignorancia de los liberales del siglo xx sobre la realidad mexicana, asi como su susiento doctrinario basado en los teoremas europeos de la sociedad. En contrapartida, elo- gid a Espana y a las autoridades coloniales por su sabiduria al reconocer que los indios y los espanoles, en.razon de su dife- rente estudio en le evolucion social, requerivian diferentes for- mas de tenencia de la tierra Donde Molina Enriquez se anot6 un éxito fue en su analisis econémico de la hacienda, a la que definfa como un patrimo- nio feudal controlado, a menudo durante generaciones enteras, por la misma familia, que producia bajos réditos del capital invertido y que slo sobrevivia gracias alos bajos salatios paga- dos a sus peones y al régimen de autosuficiencia existente den- to de la propiedad para cubrir los costos basicos de produc cién, Comparaba los vastos y a menudo baldfos terrenos de los latifundios con las parcelas intensivamente cultivadas por. los rancheros y los pueblos indigenas, alegando que, puesto ‘que muchas haciendas restringfan el crecimiento del cultivo del trigo y del maiz a areas delimitadas de tierta bajo irriga- 4 Wistano Luis Orozco, Legslaion yjurispradencia sobre termenos bade, 2 vols, México, 1895, 1, pp, 42-443, 658-659; tu, pp. 937-967, 1084 y 1097. DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO ws ci6n, eran los pequentos propietarios y los comuneros quienes abastecian los mercados urbanos la mayor parte del tiempo. Fn. sintesis, dentro de la zona cerealera del centro de México la hacienda era una institucin artificial y no economica que impedia que una clase emprendedora de rancheros, dedicada al cultivo de las serrantas circundantes, explotara racionalmen- te el suelo. Conclufa: “La hacienda no es negocio [...] entre nosotros el hacendado, como buen criollo, no es agricultor, sino, por una parte, sefior feudal, y por otra, rentista; el verda- dero agricultor entre nosotros es el ranchero" ? Al poner el acento en el papel del ranchero, del pequefio propietario agricola, Molina Enriquez reiteraba una insistencia tradicional del liberalismo mexicano, iniciada ya por José Maria Luis Mora, Mariano Otero y, desde luego, Orozco. Con el adve- nimiento de la Revolucién, sin embargo, Molina Enriquez rom- pid con esta tradicién, que buscaba promover la reforma por medio del libre juego del mercado al eaigit publicamente la expropiacién inmediata de las haciendas y su reparto en ran- cchos de no mas de 500 hectareas."° Es significativo que, a pesar de haber elogiado antes el sistema de tenencia comunal para los pueblos indigenas, s6lo cuando los zapatistas publicaron su Plan de Ayala abrazo activamente la causa de la reconstitucion de los ejidos, avance significativo en politica agraria que cont6 con el apoyo piiblico de Luis Cabrera en el Congreso. Claro que el articulo 27 de la nueva Constitucin ponia fuera de la ley los latifundios, cuyas tierras deberian distribuirse para dotar a todos los asentamientos rurales sin perjudicar los derechos inviolables de la pequefta propiedad.” De igual relevancia fue ® Andrés Molina Enriquez, op. cit, pp. 157-165 '-Vease “Las derrotas de Degollado”, reimp. en Los grandes problemas nacionles, Anexos, pp. 453-463, 1 Andrés Molina Enriques, La revolucon agaria en México, 2" ed, Méxi- co, 1976, pp, 449-50. Notese que la primera edicion levabs el utulo de ) 176 ARWINISMO SOCIAL F IDEALISMO ROMANTIC la introduccién del principio de tenencia comunal bajo el nom- bre de gjdo. De esta manera, la obra de la Reforma quedé inver- tida y Mexico se transformo en una version moderna del siste- ma colonial, con dos tipos distintos de tenencia de la tierr: la pequefia propiedad y los ejidos de los pueblos. En cuanto libe- ral posesivo, Molina Enriquez abogé a favor de que se entregara la més amplia dotacion posible de tierras a la poblacién, argu- ‘mentando que el alcanzar la igualdad social no dependita, como pretendian muchos liberales, de la educacién sino mas bien de la distribucion de la propiedad. Detras de este interés agrario existia toda una teoria de la nacionalidad y la historia mexicanas. En este punto conviene traer a colacién que Molina Enriquez nacié en la pequefia ciu- dad de jilotepec en 1866, que fue un mestizo de abuela-otomi y que se educé en el famoso y radical Instituto Cientifico y Literario de Toluca. Liberal declarado, cuyo primer libro habia sido una biogtafia de Juarez," conocia a fondo la tradicion mexicana del analisis social y del comentario historico iniciada por Manuel Abad y Queipo, continuada por Mora y Otero y que alcanz6 su apogeo en los trabajos de justo Sierra, Francis- co Bulnes y Vicente Riva Palacio. Al mismo tiempo, aunque se educo dentro de los postulados del positivismo corntiano, como la mayor parte de los hombres de su época, estuvo fuer- temente influido por sus lecturas de Spencer, Darwin y Emest Haeckel. A pesar de que todavia en los afios treinta elogiaba el “genio sublime” de Comte y se describia a st mismo como “un positivista de absoluta conviccién’, también fue un darwinista social, persuadido de que “entre las naciones como entre los Esoco de a historia de los primeros diz ahos de la revlucion agrria de México Ge 1910 41920), 5 vols., México, 1934-1936. "La mejor exposicién de la vida de Andrés Molina Enriquez es la de ‘Amnaldo Cordoba en su prologo a Las grandes problemas nacionales; vésse ‘ambien Luis Cabrera, Obras, t.1v, pp. 405-408. _DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO wr individuos, la progresiva desaparicion de los débiles es una condicién del progreso, que obedece, como dijo Spencer, a la accion de una providencia inmensa y bienhechora’."® Los con- ceptos de una lucha por la existencia, de la supervivencia de los mas aptos, de la evolucion social a través de la seleccion natural basada en una adaptacién al medio, todos ellos arma- ron su mente con amplios elementos para edificar una teorfa de la nacionalidad. El darwinismo social era susceptible de ser utilizado tanto por los nacionalistas como por los imperialistas. En su habilidad para integrar las determinaciones del medio y de la raza con el liberalismo usual, Molina Enriquez hace pen- sar en su contemporineo norteamericano Frederick Jackson Turner, el cual, en su libro The Frontier in American History, invoca el mismo espectro de conceptos.* Una demostracién de su independencia de pensamiento puede encontrarse en su teoria de la evolucin social, pues en lugar de reproducir el sistema usual de etapas progresivas prefe- rido por Spencer y Comte, insistié en una antitesis sincrénica entre aquellas sociedades basadas en la division interna del tra- ‘bajo, la erarquia social y la guerra entre los Estados, y las socie- dades caracterizadas pot la competencia individual dentro del ‘grupo, la tenencia comuin de la tierra, las formas patriarcales de autoridad y una ausencia de guerra organizada. En lo esencial, se trataba de una antitesis entre Europa y Asia, entre sociedades Sobre esta visidn de Come ye positvismo, véase Andrés Molina Enrt- ‘ques, Clasifcacion dels ctencasfundamencales, 2 ed, México, 1933, pp. 3-4 y 17a ita sobre la competenca esta tomada de Los grandes problemas naco- nals, p, 439, y se refire explictamente a Spencer ™ Vease Richard Hofstadter, Social Darwinismo in American Tough, 1860- 1915, Filadelfia, 1945, pp. 91-97. Los socialistas adoptaron igualmente al darwinismo, Tambien, G, F Turner, The Frontier in American History, Nueva York, 1920, p. 206: “La historia de nuestras insttuciones politias (..] es la historia de la evolucion y adaptacion de unos érganos en respuesta a un medio social cambiado, la istria del origen de una nueva especie politica”. 178 [BARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO, donde por razones de cohesién social el individuo alcanzaba un desarrollo superior de sus facultades, y sociedades donde la competencia interna y Ja adaptacién superior al medio hacian mas apto al individuo para la sobrevivencia.!? En un conflicto cualquiera entre estos dos tipos, la victoria inmediata muy bien podria favorecer a Europa, pero en el largo plazo las fuerzas que trabajaban por la supervivencia favorecerian a Asia. Aplicande esta teoria general a México, Molina Enriquez se centré en el mestizo como base de la nacionalidad. Claro que esta seleccion no era de ninguna manera original, ya que tanto Riva Palacio como Justo Sierra habfan definido al mestizo como el elemento dinamico dentro de la poblacién mexica- nna, como un estrato medio que se habfa abierto camino hasta la supremacia politica durante la Reforma y que en la persona de Porfirio Diaz aitn dirigia los destinos del pats.'® Pero a pesar de ser Molina Enriquez un spenceriano tan convencido, seguian atin en pie las aplastantes palabras de su maestro, que negaban cualquier posibilidad de estabilidad a la media-casta: Es una unidad cuya naturaleza no ha sido moldeada por ningun tipo social, y por ende no puede, con otros de su ‘misma naturaleza, evolucionar en ningun tipo social. El Mexico moderno y las republicas sudamericanas, con sus revoluciones perpetuas, nos muestran el resultado |...) las sociedades hibridas son imperfectamente organizables...!7 15 Vease la *Nota cientifics", en Los grandes problemas nacionats, pp. 346-348, 18 Justo Sierra, "México social y politico", en Obras completas, 12 vols. ‘Mexico, 1948, t,o, p. 131: “a familia mesiza|...] ha constituide el factor a 180 _DARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO Para Molina Enriquez sélo los mestizos eran verdaderos mexicanos y ett esto diferia de Sierra. Asf, de un solo gesto, des- naturalizaba a todos los criollos e indios. La cuestidn era senci- lla. Los criollos, debido a su ascendencia europea, seguian sien- do una flor exética injertada al tronco central de la raza ‘mexicana. Vinculados a sus antepasados de ultramar por el sen- timiento, la cultura y las costumbres, siempre volteaban hacia el extranjero en busca de la salvacién politica. Lo que es peor, actuaban como una quinta columna interna, dando siempre la bienvenida a nuevos extranjeros para que se instalaran en Méxi- co, procurando matrimonios y alianzas con estos inmigrantes para despreciar al resto de la poblacién. Por lo que se refiere a los indios, Molina Enriquez simplemente hizo eco a los tradicio- nales temores liberales; pensaba que los indios permanecerian vinculados exclusivamente a sus pueblos, sin la menor lealtad a Ja nacion o a su estado, debido a la multiplicidad de lenguas y grupos sociales. La verdadera patria del indio era su pueblo" Estas aseveraciones no pasarian de ser una mera curiosidad de ese periodo de no haber sido porque Molina Enriquez prove- dio a correlacionar las tres grandes secciones étnicas de la poblacién con las clases sociales y las ocupaciones, para luego definir su papel en Ia historia y la politica recientes. El cuadro que compilé es extremadamente idiosinerésico, pero particular- ‘mente instructivo.” Para empezar, definié a la clase alta 0 prii- legiada como una categoria amplia, que incluia a todos los extranjeros y criollos, muchos mestizos y pocos indios. Por su cocupacidn, los criollos se dividian en terratenientes, alto clero y liberales moderados; estos ultimos eran hijos de empresarios de “nuestro destino manifest" y predic la vez una inmigracion masiva a los Estados Unidos y una poblacién mexicana de 50 millones en un lapsode 30 ates. 2 Lae grandes problemas nacionales, pp. 378-424. 2 El programa esta impreso en ls pp. 308-305 de Los grandes problemas nacionales. DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO et recientemente inmigrados y se subdividian en politicos y crio- los nuevos. En tanto que los crillos y los extranjeros domina- ban la vida econémica, los mestizos de la clase privilegiada incluian a Tos directores politicos, burécratas, profesionistas, oficiales del ejército y la clase trabajadora alta. Los tinicos indios cen esta categoria eran los del bajo clero. Sélo un elemento de la sociedad fue tomado en cuenta como constitutive de una clase ‘media, los rancheros mestizos, es decir, los pequeftos propieta- rios agricolas. Finalmente, defini6 a la clase baja como entera- ‘mente indfgena y la subdividis en soldados, comuneros, la cla- se trabajacora urbana baja y los jornaleros eventuales 0 peones. Division étnica de ta poblacion mexicana y su relaci con las clases sociales y ocupacionales, segin Andrés Molina Enriquez Clase Casta Scapa Cases Baranjeros alias 0 prvilegadss — Crollos Senores Ao dero Liberles mederados Nuevos —Direcoms politicos Prolesonstas Buroeratas Oficiales de ejrcito —Anesanos tuabajadorescalificados Bajo ero Mestizos Indigenas Clase media —-Mestiz0s Pequenos propietarios Rancheros Soldados Trabajadores no calificados Comuneras Jomaleros (Clase baja Indigenas| 12 [DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO La interpretacién de este cuadro es de suma imporiancia para la comprension de Molina Enriquez. De ninguna manera puede aceptarse que su afirmacion de una correlacion entre emia y clase en México fuese exacta. De hecho, el mismo Moli- na Enriquez citaba un censo reciente que clasificaba a cerca de la mitad de la poblacion como mestiza, 15% como criolla y 35% como india.2> No obstante, en su cuadro de ocupaciones clasificé a la aruplia mayoria de la poblacién dentro de la clase baja, a la cual definio como enteramente indigena. En cambio, los tres principales grupos descritos como mestizos —el estrato profesional y burocratico, la clase trabajadora alta y los ranche- ros— probablemente sumaban menos de un quinto de la poblacién. En pocas palabras, Molina Enriquez utiliz6 las ads- cripciones étnicas como definiciones de un status social més que genético. Una manera facil de resolver el problema es acep- tar la sugerencia de Luis Chavez Orozco y tomar al mestizo ‘como sinonimo de la clase media Pero esta identificacton simn- plemente transfiere la carga ideol6gica a un sistema diferente, pues Molina Enriquez ordené sus grapos sociales también en. cuanto actores politicos de la historia mexicana reciente. Asf, la division de los criollos en liberales y conservadores, los dimos compuestos de terratenientes y clérigos, fue el elemento que permitié a los mestizos, definidos como radicales, tomar el poder durante la Reforma e instaurar una nueva politica agraria que beneficié en primera instancia a los rancheros mestizos. Los indios permanecieron apaticos 0, si se movilizaron, participaron en el bando conservador como sacerdotes y soldados. Ante el ‘enemigo criollo y la apatia del indio, los radicales tuvieron que aliarse, para poder conquistar el poder politico, con los liberales > Los grandes protemas nacional, 9.279. > Vease ln inrdecion de Luls Chavez Orozco a Andrés Molin En quer, "Los ganes problemas mains", Prbenas eral cides, Suplement al vo Meso, 1953 DARWINISMO SOCIAL F IDEALISMO ROMANTICO 183 moderados, todos ellos criollos, pero esta alianza les impidi6 destruir ese bastién de la influencia criolla que era la hacienda. Asi, aunque en lo inmediato los mestizos lograron consolidar, Primero con Juarez y luego bajo Diaz, su control sobre el Esta do, mis tarde se vieron confrontados a un resurgimiento criollo provocado en gran medida por la inversién extranjera y la inmi= ¢gtacion, que vinieron a teforzar a las clases propictarias a través de nuevas industrias, bancos, minas y agricultura de exporta- cion. Por otra parte, la emergencia de una clase trabajadora alta ‘mas numerosa reforz6 la base popular de los mestizos. La conclusion que se desprende de este breve esbozo es sor- prendente y profética. Si se acepta el argumento de Molina Enriquez en el sentido de que fue la Reforma, mas que la Inde- pendencia, la que marc6 el verdadero inicio de la historia na- ional, se concluye entonces que el nacimiento de la nacién mexicana, en lo esencial, consisti6 en la creacién de un Estado Por parte de un grupo relativamente pequetio de mestizos tadicales.2 Demasiado debiles para destruir el poder econémi- co de las clases propietarias, los rancheros y la clase trabajado- ra urbana no pudieron proteger a sus principales aliados. Ahora bien, si hacemos una pausa paia considerar que los elementos sociales que lograron forjar un nuevo Estado después de la Revolucion proventan precisamente de esos mismos estratos —la clase media profesional, los ranchetos y los trabajadores urbanos—, la calidad perceptiva de la visién de Molina Enri- quez resulta de todo punto innegable Fue esta misma confianza en los criterios étnicos lo que per- mitié a Molina Enriquez defender la necesidad de un gobierno autoritario en México sin caer en una posicién incémoda. Acepts el dictum de Spencer de que la inestabilidad esencial de las sociedades hibridas requeria una cooperacién compulsiva, ® Andrés Molina Enriquez, La Reforma y Juarez, México, 1906, p. 2 et DARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTIC para luego argumentar que la cohesién social tenfa que depen- derde un gobierno fuerte para su mantenimiento, debido a que los vinculos locales de los indios y las tendencias jacobinas del mestizo la ponian en peligro. De cualquier manera, “para los mestizos y los indios la forma esponténea y material de gobierno era la dictatorial”. Incluso en afios tan tardios como los treinta, Molina Enriquez atin defendia los logros de Porfirio Diaz, sosteniendo que su régimen “habia encontrado en su estructura y su estabilidad propia la forma definitiva de les Gobiernos Nacionales". Asi, no resulta sorprendente que haya despreciado la tentativa de Madero de restaurar la democracia y preferido al general Bernardo Reyes como sucesor de Diaz." Es obvio que un Estado fuerte resultaba tanto mas indispen- sable debido a la amenaza creciente de una intervencién norte- americana, Durante el porfiriato México se habia convertido en una dependencia econémica de los Estados Unidos, con inver- siones extranjeras que dominaban lineas de produccion ente- ras, Pero lo que mas alarmaba a Molina Enriquez era la alianza de estos intereses con los criollos y su entrada al gobierno a través de la camarilla de los Cientficos, mas atin si se toma en cuenta que amenazaba con hacer de los mexicanos, es decir, de los mestizos, extranjeros en su propio pais, sometidos al des- precio racista de los criollos y de los extranjeros. Con amargura escribié: “El hecho es que la opinién plenamente admitida en ‘nuestro propio pais acerca de este punto es la de que somos un pueblo de unidades sociales que saben menos, pueden menos y que merecen menos que las unidades de los demés pueblos de la tierra”. Esa misma pasién atiz6 su odio contra los terrate- nientes y conden6 la criminal dominacion que ejercfan tan a menudo los hacendados: “El propietario ejerce la dominaciéa 2% Andrés Molina Enriquez, La revolucidn agraria, pp. 324 y 384-398 Fue el general Reyes quien financie la publicacion de Los grandes problemas nacionales. BARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 185 absoluta de un seftor feudal. Manda, grita, pega, castiga, encar- cela, viola mujeres y hasta mata’? Molina Enriquez fue un nacionalista mexicano, un positivis- ta radical y un darwinista social, A partir de elementos ideolo- gicos habitualmente calificados de conservadores, construy6 ‘una maquinaria para la reforma que no pusiese en peligro sus objetivos liberales. Defendis el articulo 27 contra las acusacio- nes de favorecer un “franco comunismo”, con el argumento de que la declaracion inicial, al reconocer a la nacién como pro- pietaria primordial de todas las tierras dentro del territorio de la Republica, simplemente restituia a la nacion y al Estado los derechos reales que una vez habia gozado la Cotona espafola, Desde un punto de vista filosofico, dicha declaracién iba un poco més alla del principio comtiano segiin el cual los dere- chos de la sociedad preceden y son superiores a los derechos del individuo.* En forma similar, al definir como feudales a las hhaciendas y ettquetar a todos los criollos como hacendados, pudo justficar la destruccién inmediata de lo que constituia el sustrato del antiguo régimen en México, sin poner de ninguna manera en peligro los inolvidables derechos de propiedad de la clase media. Su defensa de la tenencia comunal para los pue-"” bios indigenas se fund6 en una mezcla de precedente colonial y de necesidad étnica. A todas luces, Molina Enriquez prefirio asi apelar a argumentos enmarcados en términos de historia y de raza, que evitaban cualquier acusacion de anarquismo 0 de comunismo. En el contexto del liberalismo mexicano fue un revisionista radical que, si bien elogié los logros politicos de Juarez y de Diaz, también atacé fuertemente tanto la legisla- » Los grandes problemas nacionales, pp. 157 y 315; para el ataque contra los Genificos como agentes de penetracion, véase Luis Cabrera, Obra, tt, pp. 54-57, 94y 150-157, 2 Vease Andrés Molina Enriquez, “El articulo 27 de la Constitucion”, reimp, en Anexos a Les grandes problemas naconales, pp. 465-478, 186 DARWINISMO SOCIAL F IDEALISMO ROMANTICO cion agraria de la Reforma como las politicas econémicas del porfiriato. Sin embargo, al insistr en la necesidad de un Estado dictatorial, intervencionista, dotado de poderes para actuar como patron de obreros y campesinos, cuyos dirigentes prove- nian fundamentalmente de Ia clase media, y dispuesto a actuar en alianza con los pequeftas propietarios por encima de esos sectores, Molina Enriquez demostré ser el profeta de la Revolt- cion y del partido que atin gobierna a México en la actualidad elon u Si la victoriosa coalicion constitucionalista dirigida por Venus- tiano Carranza, para armarse de una justficacion ideol6gica, se apoy6 en una mezcla de viejos liberales, positivistas radicales y antiguos anarquistas, se debié en gran medida a que la élite cultural de Mexico, centtada eu el Ateneo de la Juventud, © bien se abstuvo de participar en la Revolucion, o bien se com- prometio con Pancho Villa y los Convencionistas. De los lide- res de ese grupo sélo Antonio Caso permanecié en la ciudad de México, lustrando diligentemente la lampara de.Is cultura en un pais desgarrado por la guerra civil. En 1916 publico un corto ensayo, titulad La existencta como economia y como cari- dad, en donde denuncié 2 Spencer, Darwin y Malthus por su teorfa social determinista con su insistencia egoista en la com- petencia y la mera sobrevivencia; por ser doctrinas, argumenta- ba, que no supieron tomar en cuenta ese excedente de energia humana que permite a los hombres jugar, dedicarse a la con- templacién estética y aventurarse en la accion heroica, Por en- cima del imperio de la necesidad biologica y econdmica existia la esfera del desinterés, un campo libre de accién donde los hombres encontraban su mas alta forma de expresion en el autosacrificio altruista, En un México dominado por la rebe- DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 187 lion campesina, el bandolerismo puro y la violencia faccional de caudillos ambiciosos, el sermén secular de Caso, predicado con intensidad rapsodica, conquist6 un amplio auditorio entre las mas jovenes generaciones de intelectuales. Si Caso sembré la semilla del ideatismo filosdfico, José Vas- concelos, otro lider del Ateneo, recolect6 la cosecha politica ‘cuando regreso a México en 1920, primero para servir como rec- tor de la restablecida Universidad Nacional y luego para ocupar el cargo de secretario de Educacion en el gabinete del presidente Alvaro Obregon. Vasconcelos habia participado ya activamente en favor de la campana de Francisco 1. Madero, y en 1915, ala edad de 34 aos, haba desempeniado el cargo de secretario de Educacion en el corto gobierno provisional de Eulalio Gutierrez Durante su exilio subsecuente, publico varias obras filosoficas que dieron contorno al amplio programa de su gestion.» En su discurso inaugural como rector proclamé que venia como “dele- gad de la Revolucion” para conminar a la Universidad al trabajo en beneficio del pueblo mexicano y para ayudar a las masas a liberarse de la ignorancia y la pobreza. “La revolucién —anun- io— anda ahora en busca de sabios ...] seamos los iniciadores de una cruzada de educacion publica.” Esto no significabe que su exhortacion se confinase solo a esta tarea social, pues también afirmé que “a la Universidad Nacional corresponde definir los caracteres de la cultura mexicana” y doto a la institucién con el lema que atin hoy enarbola: “Por mi raza hablara el espiritu” 2! 2 Antonio Caso, Obras completas, 13 vols., México, 1971-1973, t. 1, pp. 5-22; sobre su influencia, véase Enrique Krauze, Caudilosculturles en la Revolucin mexicana, México, 1976, pp. 67-73, % No hay todavia una biografiasatisfactoria de Vasconcelos; véase sin ‘embargo José Joaquin Blanco, Se lamaba Vasconcelos, México, 1977; Joaquin. Cardenas Noriega, José Vasconcelos, 1882-1982, eduador, poco yprofeta, Mexi- 0, 1982; y Gabriela de Beer, Jose Vasconcelos and his Werld, Nueva York, 1966. >) Jose Vasconcelos, Obras completas, 4 vols, México, 1961, t. 1, pp. 773, 775 y 781. 188 [DARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO La obra de Vasconcelos como secretario de Educacién es demasiado conocida como para requerir una discusién extensa. El envio de misiones rurales concebidas para promover la edu- cacién popular, donde la escuela actuaba como centro de la acti- vidad cultural, la entrega de bibliotecas publicas, el estableci- miento de institutos de investigacion agricola, escuelas de ingenietia, y la especial atencién que se presté a la incorpora- ‘ion de los pueblos indigenas a la comunidad nacional, han sido ya descritos con gran detalle. El papel de Vasconcelos como rmecenas de un renacimiento cultural, que abarca desde el ballet folkl6rico hasta la pintura mural, demostré ser decisive. Esti- muls ¢ incluso en momentos dificiles protegio a artistas tales como Diego Rivera y José Clemente Orozco, a pesar de que su temética a veces mas que atraerle le repelfa.» Una generacion, entera de intelectuales y artistas entré en el servicio publico, bajo su inspiracion y direccién, para asesorar a los multiples ins- titutos y departamentos establecidos en esa época y para instru- rmentar las politicas del gobierno revolucionao. La cualidad mesianica de su contribucion puede apreciarse mejor en el discurso que pronuncio en la inauguracién de la Secretaria de Educacién, un elegante edificio construido con lineas neoclésicas, con murales pintados en las paredes de sus corredores, con estatuas de Platén, Buda, Las Casas y Quetzal- céatl dominando el patio central para simabolizar la herencia cultural de Grecia, Asia, Espanta y América. Para Vasconcelos, el edificio anunciaba los albores de una nueva era, en la que Mexico por fin ofrecta su propia vor a la cultura comin de la humanidad. Concluy6 con una resonante invocacién: “Gloria ena tierra [...] Ya es tiempo, mexicanos. En cuatro siglos de encogimiento y de mutismo, la raza se ha hecho triste de tanto 2 May Kay Vaughan, State, Education and Social Class in Mexico, 1890-1928, Dekalb, Minos, 1982; Edgar linds Alvarez, Revlucin, educacin -y mexicanidad, México, 1978. DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 169 refrenarse y de tanto cavilar, y ahora se suelta a las empresas locales de la accién; en dolor o contento, victoria 0 yerro, pero siempre gloria” > Cuando viajé a Brasil para develar Ia estatua de Cuauhtémoc, el tltimo emperador azteca, Vasconcelos pro- clamé, en ese mismo tono, que ya era hora de que Latinoamé- rica alcanzara su segunda independencia, “la independencia de la civilizacion, la emancipacion del espiritu". Caracteriz6 al siglo xxx como “el periodo simiesco del afrancesamiento”, en el ‘que la imitacion esclava de modelos extranjeros, especialmente el francés, habia reducido al hemisferio a la condicién de “colonias espirituales”. El escuchaba ya “estas voces de una ‘gran raza que comienza a danzat en la lu2”.» ;Tavo alguna vez algan filosofo o poeta romntico tal oportunidad de expresar piblicamente su visién 0 de contar con tales recursos para su instrumentacion? “Era la dicha estar vivo en ese amanecer”, pero ser Vasconcelos, podriamos especular, “era el mismo cie- Jo", Seguramenté en esto reside la explicacién de la intensidad vibrante del mensaje: Vasconcelos se desliz6 en la cresta de esa ola de romanticismo que s¢ filtré en el mundo hispanico du- rante la década de 1880, gan6 vigor hacia finales de siglo y flu- yo en pleamar después de la primera Guerra Mundial. Seria demasiado sugerir que, tomando el término en su sentido mas profundo, Vasconcelos fue el primer romantico mexicano? Para calar la fuerza de tal afirmacion hay que retroceder al inicio del movimiento. En sus inicios, el romanticismo fue en gran medida un asunto de poetas ingleses y filésofos alemanes comprometidos en una batalla abierta contra la llustraci6n, tanto la francesa como la escocesa, y que se caracterizaron, des- pués de un temerario amanecer de entusiasmo, por un rechazo igualmente vehemente de la revoluci6n. Si en Ia politica inme- diata los romanticos se aferraron al caracter y cualidad de la 2 Jose Vasconcelos, Obras, tn, p- 802. 2 Bidem, pp. 851-852 180 DDARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO nacién —definidos por su historia, arte y literatura—, como baluartes en contra de la pretensién de los filésofos de hablar por toda la humanidad, en un nivel mas profundo los romadnti- cos hicieron hincapié en el papel central de la religion contra el frio mundo de la ciencia; en esta afirmacién, lanzada en forma de revelacién espiritual, el poeta o filésofo asumia el papel de tun profeta secular.” Para el propésito de nuestra argumenta- cion es necesario recordar que durante la mayor parte del siglo vax el mundo hispénico permaneci6 obstinadamente indiferen- tea cualquier cosa que rebasara los elementos mas superficiales del movimiento, La liberacién espafiola respecto a Francia y la independencia americana con respecto a la Peninsula fueron celebradas en versos neoclisicos. Ast, aunque sir Walter Scott y lord Byron encontraron imitadores, su influencia apenas si fue ‘algo mas que una simple adicién al repertorio literario, mas que transformar el lenguaje, se limit6 2 ampliar el vocabulario de una cultura que atin atesoraba una liberacion intelectual alcanzada a través del neoclasicismo durante las itimas déca- das del siglo precedente. Solo bajo el impacto de Victor Hugo y Taine el mundo hispanico empez6 a abrir cautelosamente sus ‘puertas al nuevo movimiento. En estas condiciones, le toco a Rubén Dario proponerse a si mismo como profeta de ese nuevo evangelio que proclamaba la supremacia del arte sobre otros valores y que pintaba al poeta como un sacramento viviente, desgarrado por las demandas de amor y plegaria, hijo de la vision.» Paralelamente, Dario célebro en verso declamatorio las, cualidades de la raza hispénica, aunque Ianzando una mirada temerosa al poder de los Estados Unidos. 35 M. H. Abrams, Natural Supernaturalism: Tradition and Revolution in Romantic Literature, Nueva York, 1971, edicin de bolsillo, 1973, pp. 65-68. 56 Sobre Rubén Dari, véanse Pedro Salinas, La poesta de Rubén Dario, ‘Buenos Aires, 1948; y Octavio Paz, Cuadrivio, Mexico, 1965, donde en le 1-28 define el modemismo como “nuestro verdadero romantcismo”, DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 191 Mientras en Espafia el mensaje de Dario era rapidamente desplazado por el surgimiento de la generacién del 98, la cual, dirigida por Miguel de Unamuno, trataba de definir la quintae- sencia del alma nacional, en América Latina, en cambio, el esti- lo y el enfoque de Dario dominaron a todo el grupo conocido como los modernistas. Su mensaje fue enriquecido por José Enrique Rodo, el ensayista uruguayo que en stu Ariel tocd la campana nacionalista advirtiendo a la juventud de América Latina sobre el peligro que representaban los Estados Unidos. Denuncié la cultura materialista y utilitaria del coloso del norte y conmind a los jovenes latinos a realizar hazafias heroicas en la esfera estética y espiritual, donde el caracter esencialmente aris- tocritico de su raza encontraba su expresion més idénea. Rodd alegaba que la verdadera patria de la raza latina del Nuevo Mando no la constituian las republicas particulates sino la gran confederacion de toda la América hispana, Desde el principio, por ende, cl romanticismo se identifies con una busqueda de identidad cultural y con una afirmacién de unidad nacional frente a la amenaza de los Estados Unidos, pintados como la encarnacién del progreso industrial y la democracia materialis- 127 En México, por supuesto, la generacion del Ateneo estuvo casi enteramente moldeada, en su periodo inicial, por los escri- tos de Dario y Rod6, que les fueron transmitidos por su colabo- tador cercano, Pedro Henriquez Urena. Lo que distinguis su contribucién fue calificar el positivismo en México de Ilustra- sion estéril, de opositor mas que precursor de la vision proféti- sa, cuya dependencia de las doctrinas anglosajonas era un obs- vaculo para la autonomia cultural. Pronto, Caso y Vasconcelos remontaron sus lecturas més alla de las fuentes francesas inme- diatas utilizadas por Dario, para inspirarse en las obras de Scho- Jost Enrique Rod, Obras complets, int. de Emir Rodriguez Monegal, Madrid, 1957. La correspondencia que se encuentra en las pp. 1300-1306 entre Rod6 y Unamuno es extremadamente ilaminadora 12 [DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO penhauer, Nietzsche y Wagner * Como ninguno de los dos te- nia chispa de invencién literaria prefirieron prudentemente, ‘aunque con reticencias, ocupar el terreno de la filosofia tratando de aplicar los argumentos tradicionales del idealismo romantico al caso de México. Sobra decir que su reaccién ante la Revol ign fue profundamente ambigua. Alreflexionar sobre Vasconcelos encontramos que en su pri- ‘mera obra importante, Pitdgoras; una teoria del ritmo, publicada en La Habana en 1916, se esforzaba en establecer la distincion entre dos tipos de conocimiento radicalmente distintos, dos visiones conceptuales de la realidad, Ademas del mundo de la ciencia y de la economia, gobernado por leyes generales, some- tido a la necesidad, objetivo y analitico en su relacién con la realidad, existia el reino del arte y de la contemplacién desinte- resada, al que se llegaba por medio de la percepcién intuitiva, estética, de caracter sintético y subjetivo. Interpretando las doctrinas de Pitagoras con la ayuda de argumentos tomados de Schopenhauer y Wagner, Vasconcelos declaraba que el univer- so en su esencia era musical, que sus elementos vibraban de acuerdo con su ritmo interno y que todos contribuian, en armonfa oculta, a esa vasta sinfonta que diariamente ef mundo ejecutaba para deleite del filésofo y del artista. Al comparar a Newton con Pitégoras, Vasconcelos se declaraba partidario fer- viente del agorero griego, al cual salud6 como “mago y esteta fildsofo y santo”. El ensayo es un poema en prosa, mas que un ejercicio de logica es una declaracién de fe, Su equivalente en la literatura seria The Eolian Harp (El arpa eolianal (1795), de Coleridge, donde se enuncia en verso la misma doctrina del carécter musical del universo.2? 8 Jose Vasconcelos, “D. Gabino Barreda y las ideas contemporéneas”. Obras, 11, pp- 38-55. Vasconcelos, Obras, tm, pp. 9-86. Las fuentes principales de estos argumentos pueden encontrarse en Arthur Schopenhauer, The World as Wil DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 193 Se podria arghir que estas voces estén demasiado distantes de Pancho Villa y de Molina Enriquez. Sin embargo, la inspi- racidn rectgra que hay detras de esta filosofia no estaba tan alejada del ataque de Columbus como podria pensarse, pues no hay que olvidar que entre los ocho y los 13 attos José Vas- concelos, conocido como “Joe” por muchos de sus amigos norteamericanos, iba y venfa sobre el puente fronterizo que separaba Piedras Negras de Eagle Pass con el fin de acudir ala «and Representation [El mundo como voluntad y representacion}, 2 vls., Nue va York, 1958, ts, pp. 257-265, 357; tm, p. 450; y Richard Wagner, Prose Works, 8 vols., Londres, 1892-1899, Vease “Beethoven”, pp. 57-126, donde cencontramos nociones tales com "la miisica,revelacion dela vision interior de laecencia del Mundo” y “los nmeros de Pitigoras deben con seguridad centenderse corectamente a través dela masica™ Véase también Thomas Ta: lor, lamblichus' Life of Pythagoras, Londres, 1818, reimp. 1965, p. 32, donde Pitagoras “tendo el oldo y jo su intelecto sobre las sublimes sinfonias del ‘mundo, oyendo y entendiendo el solo, egun parece, la universal armonia y ‘consonancia dela esteras, y las estrellas que se mueven gracias a elas y que preducen una melodia mas plena y mas incensa que todo lo que puedan efeetuat los sonidos morales” Coleridge en The Eolian Harp escrbi: the one Life within us and abroad, Which meets all maton and becomes its soul, Alligh im sound, a sound-lke power in light Rhythm in all cought, and joyance everywhere food ‘And what if lof animated nature Be bu organic Harps divesely fram ‘That tremble ino thought, as o'r them sweeps Plastic and vas, one intellectual breeze, “Atonce the Soul of Each, and God of alt. (Teaduccign literal; “jOh! la vida nica que estd en nosotros y afuers. / Que se une a todo movimiento y se convierte en su alma, / Luz en el sonido, ‘sonora fueraa en la luz/ Ritmo en todo pensamiento, y goce en todas parts. (1 Y qué sucederia sa naturaleza animada entera No fuese sino Arpas onginicasdiversamente constituidas / Donde tiembla el pensamiento cuando sobre ellassopla /Plisticay vasta, una brisa intelectual, / A la vez Alma de cada una y Dios de todas elas“ 194 DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTIC escuela en los Estados Unidos. Como resultado de ello no solo se convirti6 de hecho en bilingve sino que mantuvo también, por el resto de su vida, un marco de referencia dual, por no decir bicultural.*° Poseyé todas las actitudes de un nacionalis- ta fronterizo, Fiel a su propia naturaleza, asoci6, siguiendo a Rod6, la modalidad cientifica del conocimiento con el mundo anglosajén y ataco a los Cientiicos porfirianos por adorar a Spencer y Darwin. A la vez, caracterizaba esta modalidad de! conocimiento como la fuente del capitalismo industrial y del im- perialismo econémico. En ensayos que escribio antes de re gresar a México denuncié “esa civilizacion del taller y de la labor manual cuyo modelo se encuentra en la Inglaterra modema”. y protesté contra ella, “aunque hoy se haya dado cn llamar civilizacion a ese sistema de la organizacion indus- trial que reduce a esclavitud moral y fisica al noventa por ciento de los hombres de una sociedad”. Su repudio de la supremacia burguesa y el darwinismo social que justificaba su dominacion lo llevaron a abogar por lo que Hamé “el socialis- ‘mo cientifico”, en el que los frutos de la industria serian com- partidos por la comunidad entera. Como secretario de Educa- ion se dirigio a sus trabajadores en los siguientes términos: “La clase productora necesita hacerse del poder para socializar la riqueza y organizar bajo nuevas bases las libertades publi- cas’*" Aqui, en un inesperado rincén de sus escritos, encon- tramos resurrecto él viejo suefio comtiano de una alianza centre trabajadores ¢ intelectuales para contener a la burguesia industrial ‘Vasconcelos tocé una cuerda original al proclamar mesiani- camente que una nueva era en la historia de la humanidad esta- ba despuntado y que esa nueva edad pertenecta a Hispanoamé- * John Skirus, “Genesis de Vasconcelos", Vuelta, México, 37 diciembre de 1974, pp. 14-21. * Jose Vasconcelos, Obras, tu, pp. 826-827, pp. 100 y 199-202. [DARWINISMO SOCIAL F IDEALISMO ROMANTICO 195 rica? En La raza césmica (1925) e Indologia (1926), publicados inmediatamente después de renunciar a su cargo de ministro, remplaz6 su dicotomia previa de las modalidades cientifica y estética del conocimiento por una gran teoria del progreso tem- poral en la que la historia estaba dividida en tres etapas. La pri- mera, la fase material 0 militar, estaba dominada primariamen- te por la fuerza; la segunda, la etapa intelectual o politica, estaba gobernada por la ciencia y la ley constituia una época de competencia entre Estados-naciones, y la tercera, la edad estéti- ca espiritual, estaba animada por el amor y la belleza y por ello era un periodo de confederacion y paz. Aun cuando la segunda gran etapa estaba en ascenso, signos de la edad tercera y final eran ya evidentes y visibles para el ojo informado. En consecuencia con sus expectativas milenaristas, Vasconcelos declaré que la moral convencional, basada en la ley y en la obli- gacién, era una causa que deberia ser sobreseida ante los indi- ios superiores del amor y la belleza. Tampoco tuvo empacho cn sacar la conchusién antinémica al exclamar: “Hacer nuestro antojo, no nuestro deber; seguir el sendero del gusto, no el det apetito, no el del silogismo; vivir en el jbilo fundado en amor, ésa es la tercera etapa’."? Habe Hegado el momento de cons- tmuir el reino de Dios en la tierra, de realizar la utopia, ‘A estas doctrinas, ya conocidas desde los dias de Joachim de Fiote y de los romanticos alemanes, Vasconcelos les dio una aplicacién original al identificar el Nuevo Mundo con la escena predestinada, en la que floreceria la tercera edad. Asia y Europa eran decrépitas y nada propicias, Africa era atin informe, s6lo * Vease Enrique Krauze, “Pasion y contemplacion en Vasconcelos", Viel- 1a, México, nom. 78-79, mayo-junio de 1983, pp. 16-26 y 12-19. * Jose Vasconcelos, Obras, tv, p. 382: “Todos los conflicts de la moral se resuelvenentonces en la ley superior de la esttiea, que es amor en el cora- 26n, belleza en los ojos, goceinfinito en la conciencia" vease también Obras, cu, p. 930, 196 DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO ‘América ofrecfa esperanzas de un nuevo principio a la humani- dad. Sobra decir que los Estados Unidos no figuraban en este placentero prospecto: los éxitos que en ese entonces alcanzaben eran la prueba de-que pertenecian enteramente a la segunda fase de la historia, la era de la industria, la ciencia, la competen- cia. En pocas palabras, era Hispanoamérica, portuguesa y caste- lana, la que ahora entraba en su periodo de Destino Manifesto En todo esto, el hijo promisorio, la raza escogida, era el mesti- 20. Vasconcelos descarté con desdén las teorfas de Spencer y Le Bon sobre la inestabilidad 0 degeneracién de las sociedades hibridas, tachandolas de calumnnias imperialistas, y proclamé al mestizo primera gran raza de la humanidad, formadora de una sintesis universal, mezcla final de los pueblos de Europa, Africa, Asia y América. Esta raza, hispadnica o latina, ya habia desplega- do en el terreno de la cultura su aptitud peculiar para la crea- cidn eatética Ia actividad erética, preludio preparative pars el futuro reino de belleza y amor. La sede dominante de este nut vo reino se ubicaria en los tropicos, con la Amazonia como epi- centro, opinaba Vasconcelos, mientras que los frios paises del norte se marchitarian, anquilosados en la rutina de la segunda edad. En breve, nos encontramos aqui con una combinacién de las Cartas sobre la educacién estética del hombre, de Schiller, y los Discursas a la nacién alemana, de Fichte, cantados en el tono de Espectdculo en Broadway y Porta orilla del Ontario azul, de Walt Whitman." A decir verdad, para un oido inglés acostumbrado * Friedrich Schiller, On the Aesthetic Education of Man, Londres, 1959; bay trad, al espanol: La educacin esttica del hombre, Col. Austral, Buenos Aires, . 77. presenta tres estadios de Naturaleza, Razén y Belleza: “A través dela Belleza legamos a la libercad”; JH. Fichte, Addresses tothe German Nation [Discursos ala nacion aleranal, Chicago, 1922, predice tambien el adveni- ‘miento de la Tercera Edad con la nacion alemana como “regeneradors y recreadora del mundo", p. 253. Vasconcelos escribid que Walt Whitman habia superado a Ruben Dario como poeta de la naturaleza americana: vésse Obras, p. 1213; Pablo Neruda era el Whitman hispanico. ig iii ot te DDARWINISMO SOCIAL & IDEALISMO ROMANTICO 197 alla retorica mexicana, hay en su obra un optimismo hemisferi- ‘co que suena mas a Eagle Pass que a Piedras Negras. En este mareante fermento de ideas hay otro elemento que require discusién. Ya desde 1916, a su llegada a Lima, Vascon- celos se.calificé a s{ mismo de Ulises, portador desde México de Ja buena nueva de la revolucion de ideas que habia derrocado al positivismo a favor de la “nueva religién de belleza”. Sus meses en Lima, escribiria més tarde, constituyeron un periodo de “des- esperanza y de vision” que lo empujé a asegurar que “a nosotros nos toca un periodo de indecision y de eleccion extraordinaria- mente propicio para el milagro". En ese mismo afto, en su Pita goras, describio a la élite intelectual como “espiritus elegidos [...] videntes", los tnicos con el poder para intuit as fuerzas internas que animaban a la raza, y aiadi: “El filosofo, interpre- tando el conjunto, es un artista en grande”. A partir de su estu- dio de la filosofia hinda desarroll6 la teoria de que sucesivos sabios, una serie de budas, entraban al mundo para predicar el evangelio del amor, Es més, en su Indologia relata que cuando proclamo el advenimiento de la tercera edad frente aun puiblico mayoritariamente mulato en Santo Domingo le aplaudieron como si fuera una especie de mesias. Incluso se pregunto si las lastimosas edicioncillas de sus libros lo hundirian en el olvido, de manera que a las generaciones ulteriores les apareciese como. un “Hermes americano”, un filésofo de sabiduria secreta, revela- dor de las fuerzas internas de la raza hispanica.® La intrépida y loca decision de Vasconcelos para tratar de alcanzar la presidencia en 1929 solo se comprende tomando en cuenta que estaba persuadido de ese destino personal. En aquel afto, el general Plutarco Elias Calles, el “Jefe Maximo”, habia reunido a las abigarradas facciones y caudillos que toma- ron el poder durante la Revolucién dentro de un partido oficial conocido como vk, un partido que bajo diferentes nombres © Jose Vasconcelos, Obras, ta, pp. 114: tm, p43: pt 198 [DARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO hha gobernado a México hasta la fecha. Ciertamente, la campa- fia de Vasconcelos levanté considerable entusiasmo, hubo mul- titudes que salieron a las calles para escucharlo y un cuadro solicito de jovenes intelectuales se dedicé a reunir apoyo en su favor, Pero el resultado fue una tragedia, Los mftines fueron brutalmente interrumpidos, muchos de sus seguidores fueron ‘encarcelados 0 asesinados y la votacién final fue cfnicamente manipulada para dar la aplastante mayoria al candidato oficial En sus discursos Vasconcelos se presentaba a s{ mismo como Queizaleéatl redivivus, un profeta de la paz, un segundo Made- ro cuya misiOn era la de restaurar la democracia y el gobierno civil en México, Sin embargo, el pais estaba cansado de la gue- rra civil y el régimen de Calles no tenia nada de exhausto.*® Una vez mas en la historia mexicana Huitzilopochth, el dios de la guerra, desterraba a la serpiente emplumada. En esta coyun- tura se le ofreci6 @ Vasconcelos la direcciémde la cristiada, la insurgencia armada de los campesinos catolicos del occidente de México en contra de las medidas anticlericales de Calles. Pero Vasconcelos no tenia temple para la guerra de guerrillas y se escabullo ignominiosamente cruzando la frontera. Al inicio de su vida profesional habia escrito: “Ya sabemos que los grant- des guerreros son variedades del tipo criminal, habemos mu- chos que no nos decidiriamos a matar ni en nombre de la patria o de la gloria”. A lo largo de toda su vida se mofo de los caudillos calificandolos de barbaros ignorantes y proclamé el advenimiento del reino de la paz. En los hechos, propulsado por un sentido de eleccion providencial, condujo a toda una generacion de jévenes mexicanos hacia su primera derrota politica y a algunos hasta a su propia muerte.””_ “Sobre esa campata, véanse John Skirts, Jost Vaconcelosy la cruzada de 1929, Mexico, 1978: y Vito Alessio Robles, Mis andanzas con nuestro Ulises, México, 1938. “7 Vease su "Teorta dindmica del derecho” (1907), en Obras, 1, p29. DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 19 El climax de la vida de nuestro héroe, en consecuencia, no fue la conquista de la presidencia sino, al estilo romantico, la redaccién de su autobiografia, grandiosamente bautizada Ulises crillo (1936). Fue tal el éxito popular de estas memorias de su nitiez, educacion y primera empresa politica, que Vasconcelos produjo tres voltimenes mas, atinadamente intitulados La tor- menta (1937), El desastre (1938) y El proconsulado (1939), que narraban su vida publica y sus asuntos privados hasta llegar a la malhadada campafia de 1929. Su trabajo, una obra maestra cuarteada de dolorosas fisuras, sobrevive gracias a su obsesivi- dad, al dramatismo de los acontecimientos que relata y la fuer- za vituperativa de su polémica. A pesar de sus pretensiones estéticas, Vasconcelos tenia poco sentido de la forma literaria y del estilo, su trabajo a menudo adolecio de disonancias grotes- ‘as, entre arrebatos proféticos, tediosas narraciones de sus via- jes y suplantaciones de la tragedia politica por un sentimiento nostilyico de amor perdido, Lejos de alcanzar la tranquilidad espiritual, Vasconcelos prefirid revivir su propia vida en sus paginas, posefdo por una furia vengadora aunque algo amarga. Solo. través del recuerdo de su madre y de sus primeras corre- vias por el mundo de la literatura y del arte se alcanza a vishum- brar por qué este hombre pudo agitar a toda una generacion de jovenes intelectuales. Por lo demas, lo que més sorprende al lector moderno es la incapacidad de Vasconcelos para propo- ner un anélisis de la Revolucion. Siempre fiel al evangelio maderista de la democracia liberal, se dedicé a destrozar a los, caudillos de esos arios con un espiritu de diatriba moralista que no dejaba lugar para ninguna explicacién, ni de las fuerzas sociales ni del caracter politico del movimiento. En resumen, su tan vanagloriada filosofia estética lo despojé de todo instru- = mento conceptual que le permitiese rebasar la mera superficie del acontecimiento. En lugar de ello simplemente hizo eco al | idedlogo politico argentino Domingo Faustino Sarmiento, 200 DARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO quien hizo el primer retrato de la tiranta de los caudillos. Sobre Pancho Villa y sus asociados, Vasconcelos escribié: “De pronto se hacia realidad otra vez en nuestro suelo el tipo del Facundo de Sarmiento”. En otro pasaje, después de la descripcion des- denosa de un vaquero nortefio, con pantalones ajustados y un sombrero monstruosamente ancho, exclama tristemente: “Sera esto de verdad Méxicoyy no la corteza de europeismo que man- tenemos en las ciudades’.** La antitesis entre barbarie rural y civilizacién urbana, entre Europa y América, la extrajo directa- mente de su mentor argentino, Sin embargo, st denuncia mis feroz la dirigio contra la coalicién constitucionalista dirigida por Venuustiano Carranza, que fue la que forj6 el Estado autori- tario que gobernaria al pais en los afios venideros. Calificd esa conquista del poder como una traicién mas que como una rea- lizacion de las aspiraciones de la Revolucién iniciada por Fran- cisco I. Madero. Con el advenimiento de Calles el regimen se torné cada vez mas dependiente de los Estados Unidos, depen- dencia abiertamente ostentada en el reconocimiento otorgado al embajador norteamericano Dwight Morrow. En fin, Ulises criollo constituye una acusacién permanente contra la Revolu- cin por ser una mera conquista del poder realizada por hom- bres que estaban més interesados en su enriquecimiento perso- nal que en el bienestar de su pueblo. Si cuatro siglos antes Bartolomé de Las Casas habia denunciado a los conquistadores espanoles por tiranos y ladrones, también Vasconcelos conde- 1n6 a los caudillos de la Revolucién mexicana por sus crimenes y su corrupcion, Desgraciadamente, su costumbre de mezclar asuntos privados con los acontecimientos piblicos le quité fuerza moral a su polémica. En hima instancia, su actitud de denuncia contra la tiranta de los caudillos provino, podemos suponer, no tanto de la tragedia del pueblo mexicano, de su Jose Vasconcelos, Obras, 1, pp. 569 y 886. DDARWINISMO SOCIAL E IDEALISMO ROMANTICO 201 propiedad destruida, de sus esperanzas traicionadas y de sus vvidas puestas en peligro, sino mas bien de la comedia incons- ciente de up rey fildsofo al que se le ha negado su trono terre- nal, No sin razén Ortega y Gasset declaraba que el narcisismo cera el vicio que acechaba a los intelectuales latinoamericanos. Los altercados de los intelectuales literarios con la Revolu- cion es una vieja historia, que se encuentra tanto en Rusia y Francia como en México. El constante desliz de los rominticos hacia el ala derecha de la politica es un tema igualmente fami- liar. Pero Vasconcelos, amargado por el exilio y la derrota, fue ‘més lejos'en el camino de la reaccion que Ia mayoria de su ‘generacién. En 1936 public una Breve historia de México donde abanderaba los colores de un hispanismo conservador.*? El pasado azteca era totalmente condenado como un despotismo barbaro, manchado por el sacrificio humano y la guerra perpe- tua. Por el contrario, saludaba a Cortés como a otto Quetzal- céatl portador de paz y civilizacién para el sulrido pueblo de Mexico, adaptando asi su filosofia a la version franciscana en la que el conquistador aparecia como tun nuevo Moisés. Al mismo tiempo, no mostraba ningtin entusiasmo ni por el régimen de los Habsburgos ni por el de los Borbones, lamentandose tan solo de la declinacién de la cultura hispanica del siglo xvu. Vas- concelos insistia, en abierto espiritu de controversia, en que la Independencia fue en gran medida resultado de las manipula- ciones britanicas y que incluso el éxito de Juarez se habia fun- dado en su subordinacién a los Estados Unidos. Sélo el estadis- ta conservador Lucas Alaman emergia de la historia con algin crédito. Asi, la historia de México como nacion independiente era un triste relato sobre generales como Santa Anna y politicos como Juarez y Calles, que waicionaron los intereses vitales del pais para congraciarse con Washington, una historia solo miti- 4 Reimp. en Obras, tv la mayorla¢e Tos hechos estén tomados de Pereyra, Historia de America 202 [DARWINISMO SOCIAL EIDEALISMO ROMANTICO gada por las aspiraciones de Madero. México estaba condenado a convertirse en otra Texas. La insistencia en el pasado azteca y el caracter indigena del Mexico contempordneo eran parte de uuna campatia norteamericana para eliminar la cultura hispénica y reducir al pueblo mexicano al nivel de “pochos” texanos, des- pojados de toda cultura nacional. La Breve historia es una itri- tante invectiva donde quedo plasmado su viraje desde una vision generosa, omnicomprensiva, de su periodo en el poder hasta el amargado vituperio de su exilio. En sus tltimos aos, Vasconcelos hizo por fin las paces con la Iglesia, expurgs su biografia para adecuarla al consumo pio y terminé sus dias como apologista del catolicismo, mas inclinado a leer a:Hilaire Belloc que a Plotino. Es instructivo indicar, a manera de conclusion, lus puntus de acuerdo entre el darwinismo social y el idealismo romantico para evitar que se juzgue insalvable el abismo que los separa. ‘Tanto Molina Enriquez como Vasconcelos fueron nacionalistas que trataron de dotar 2 México con leyes e instituciones disetia- das para proteger al pais de la hegemonia cultural y econémica de los Estados Unidos. También resulta sorprendente que ambos hombres hayan estado preocupados por la cuestiGn de la identi- dad nacional y que hayan puesto sus ojos en el mestizo como fundamento de la nacionalidad. Ninguno de los dos presto aten- ion a las glorias del pasado indigena, ese tema tan perenne de celebracién patriotica, sino que mas bien definieron a la Colonia —la Nueva Espafia— como fuente de inspiracion y modelo para el presente, tanto en educacién como en tenencia de la tierra Ambos hombres elogiaron el estilo churrigueresco en la arqui- tectura por ser peculiarmente mexicano. Las diferencias existen- tes entre ellos son igualmente instructivas. Mientras que Molina DARWINISMO SOCIAL F IDEALISMO ROMANTIC 203 Enriquez lanzaba escarnios precisamente contra la nocién de raza latina, tildndola de propaganda criolla disenada para reno- var los vinculos entre Espatia y Europa y de enemiga de la base ‘mestiza de la nacionalidad mexicana, Vasconcelos, por el contra- tio, repudi6 el patriotismo puramente mexicano a favor de un nacionalismo basado en la raza, de una identificacién cultural con toda la América hispanica en cuanto mundo cultural en si ‘isto, como posible base de una gran confederacion. En una comparacién final entre Molina Enriquez y Vascon- celos sobre sus respectivas contribuciones a la elaboracién de 4a ideologia revolucionaria, la palma ciertamente es para el mas viejo de los dos. Hasta cierto punto, es la vieja historia de la tortuga y la liebre. Pues fue el aplicado provinciano darwinista social, con un estilo tan execrable como el de Spencer mismo, quien construyo un sistema entero de andlisis que logr6 inte- sgrar la geografia, la historia y la politica en una sola tesis cohe- rente sobre la sociedad mexicana y su Estado. A pesar de la naturaleza dificil y fastidiosa del texto, Los grandes problemas nacional es un clasico que todos los estudiantes de México deberian leer. Por el contrario, ningun libro de Vasconcelos exige el mismo trato, Ciertamente, tanto Ulises criallo como La raza cosmica dan fe del amplio alcance de su ambicién intelec- tual, son testimonios inolvidables de los trigicos acontecimien- tos € ideas exoticas que determinaron la trayectoria de una generacion particular en la historia mexicana. Pero son tan s6lo testimonios, mas que obras de arte o andlisis de los aconteci- Iientos. Los verdaderos logros de Vasconcelos se ubican en la esfera de la accion, durante su gestion como secretario de Edu- cacién, cuando aglutiné a toda una generacion de jévenes inte- lectuales para que entraran al servicio pablico, y fue durante esos aiios, en gran medida gracias a su mensaje mesidnico, cuando la Revolucion revivié como un gran movimiento Social de renovacicn, como tn inicio del Renacimiento nacional.

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