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Introducción

Mª Rosa Massa Esteve


Centre de Recerca per a la Història de la Tècnica
Departament de Matemàtica Aplicada I
Universitat Politècnica de Catalunya

Astronomía griega
Frecuentemente las traducciones de obras antiguas vienen acompañadas por un
profundo análisis del contexto histórico. En nuestro caso, no creemos imprescindible
hacer un estudio sobre la astronomía griega anterior a la época de Aristarco de Samos
(310-230 a.C.), ya que la bibliografía sobre el tema es muy abundante. Nos
limitaremos a mencionar algunos rasgos que ayuden a situar históricamente su obra. 1
En este contexto, hemos de entender por astronomía la ciencia que estudia los
movimientos (aparentes) de los astros visibles, o sea el Sol, la Luna, las estrellas, los
planetas y todos los objetos que se observan en el cielo. Aunque los poetas griegos
Homero y Hesíodo 2 utilizaban las recurrencias celestiales para la regulación de la vida
diaria, según Heath, el verdadero astrónomo era el que analizaba los movimientos del
Sol, la Luna y los cinco pequeños planetas combinados con el movimiento de la esfera
de las estrellas fijas [Heath, 1981a, p.12]. La astronomía, en sus comienzos, era
totalmente descriptiva y las teorías servían para explicar las apariencias celestes. Las
matemáticas y, en concreto la geometría, fueron una de las herramientas que
facilitaron esta descripción.
Como muchos historiadores señalan, la historia de la astronomía griega
probablemente comenzó como parte de la historia de la filosofía griega, de manera
que los primeros grandes filósofos fueron también a la vez los primeros astrónomos.
Así podemos citar, por ejemplo, a Tales (aprox. 624-547 a.C.), Pitágoras (aprox. 572-
497 a.C.), Eudoxo (aprox. 408-355 a.C.), Aristóteles (aprox. 384-322 a.C.), etc. 3

1
La bibliografía sobre la historia de la astronomía griega es muy extensa. Destacamos como obras
interesantes para proporcionar una visión de conjunto: Heath (1981a y 1981b), Berry (1961), Tannery
(1990 y 1995-96), Dreyer (1953) y Puig Pla (1996).
2
Por ejemplo, Hesíodo, uno de los primeros poetas griegos, escribió alrededor de 700 a.C. una épica
titulada: Los Trabajos y los días. En ella se describen los trabajos del campo según la posición de las
constelaciones en el cielo.
3
En la introducción de Heath aparecen también Anaximandro de Mileto (aprox. VI a.C.), Anaxímenes
(aprox. VI a.C.), Xenófanes (aprox, V a.C.), Heráclito (aprox. VI a.C.), Heráclides de Ponto (aprox. IV
a.C.), Platón (aprox. IV a.C.), etc [Heath, 1981, pp. 1-297].
2

Tales, conocido como astrónomo y que, según Heath, predijo y explicó las causas
de un eclipse 4 de Sol, entendía la Luna y el Sol como discos o cilindros cortos que se
comportaban como si flotaran en el agua [Heath, 1981b, pp. 137-138]. Tannery
compara esta visión del universo de Tales con la que se encuentra en los papiros
egipcios [Tannery, 1990, p. 74].
Otros avances tuvieron lugar con Pitágoras y sus seguidores, quienes
reconocieron que la Tierra era una esfera y que Venus, la estrella vespertina, era el
mismo planeta que Venus, la estrella matutina. El movimiento de la Tierra así como el
del Sol, la Luna y los planetas alrededor de un fuego central fue también una teoría
atribuida a un discípulo de Pitágoras, Filolao de Crotona (aprox. 470 a.C.) [Berry,
1961, pp. 24-25].
Posteriormente, Eudoxo propuso una teoría de esferas homocéntricas para
describir el movimiento de los cuerpos celestes. Supuso que la Tierra permanecía
inmóvil en el centro y que los planetas (incluyendo el Sol y la Luna) ejecutaban
movimientos circulares alrededor de ella. Eudoxo las consideró esferas encajadas y
concéntricas con la Tierra: tres esferas para el Sol, tres para la Luna y cuatro para
cada uno de los otros planetas con diferentes velocidades de rotación y ejes de giro.
También construyó un observatorio en Cnido, observó las estrellas y escribió un libro
sobre la salida y la puesta de las constelaciones.
Aristóteles, cuyos textos tuvieron gran influencia, analizó las realidades
observables y reconstruyó la teoría del universo integrando en su cosmología muchas
de las ideas de sus predecesores tales como el geocentrismo, el marco estructural del
universo de las dos esferas, el principio platónico de movimiento circular y uniforme de
los cuerpos celestes y, además, se apropió de la teoría presocrática de los cuatro
elementos [Puig Pla, 1996, pp. 41-55]. Estableció las bases de lo que hoy llamamos
física antigua y las líneas básicas de su doctrina fueron aceptadas como dogma
durante unas sesenta generaciones. Las fuentes disponibles que hacen referencia a
los principios de filosofía natural de Aristóteles son los ocho libros de Física. Las
cuestiones astronómicas se discuten sobre todo en los cuatro libros del De Caelo y en
la Meteorología. De hecho la práctica totalidad de los astrónomos griegos, árabes y
cristianos aceptaron, de forma implícita o no, las premisas fundamentales de la
cosmología aristotélica: el carácter cerrado y finito del cosmos, la inmovilidad de la
Tierra en el centro del universo y la diferencia esencial entre las dos regiones: la
celeste (supralunar) y la terrestre (sublunar).

4
Recientemente Bowen y Goldstein (1994) han publicado un artículo con comentarios astronómicos
sobre los eclipses solares en Aristarco, Tales y Heráclito.
3

Aristarco de Samos, que se sitúa entre Euclides (aprox. 300 a.C.) y Arquímedes
(287-212 a.C.), fue una de las raras excepciones que planteó ideas heliocéntricas del
Universo, como comentaremos más adelante. Sin embargo, en su obra Sobre los
tamaños y las distancias del Sol y la Luna utilizó la teoría geocéntrica. Aristarco fue
uno de los pioneros en escribir una obra que calculaba los tamaños del Sol y la Luna
relacionándolos con los de la Tierra y las distancias de ellos a la Tierra.

Aristarco de Samos. Datos biográficos 5


Aristarco nació en la isla de Samos el 310 a.C.. Fue discípulo de Estratón de
Lampsaco, tercer director del Liceo, la escuela fundada por Aristóteles. Sin embargo, se
cree más probable que Aristarco estudiara con Estratón en Alejandría, y no en Atenas, ya
que Estratón fue nombrado director del Museo de Alejandría en el año 287 a.C..
No se conoce casi nada de su vida. Las escasas informaciones de que se dispone
están determinadas por las citas halladas en textos posteriores y por la obra que nos
dejó. Así, Ptolomeo (aprox. 85 -165), en su obra Almagesto (150), llamada también
Sintaxis Matemática, explica que Aristarco observó el solsticio de verano en el año 280
a.C.. Ptolomeo, en el apartado primero del libro III de su obra, describe también los
procedimientos de Aristarco para determinar la longitud del año solar [Ptolemy, 1984, pp.
137-139]. Posteriormente, Nicolás Copérnico (1473-1543) en su obra De Revolutionibus
orbium coelestium libri VI (1543) explica las observaciones realizadas por Aristarco en
Alejandría con Timocaris de Alejandría (aprox. III a.C.) y Aristilo (discípulo de Timocaris).
En el capítulo II del tercer libro, Copérnico relata las observaciones de los equinoccios y
solsticios bajo el título: “Historia de las observaciones que comprueban la irregular
precesión de los equinoccios y los solsticios” y cita a Aristarco y a Timocaris. Concluye
que “desde Timocaris a Ptolomeo, en comparación con los restantes tiempos, el
movimiento aparente de precesión de los equinoccios se descubrió más lento”. En el
capítulo VI de este mismo libro, Copérnico vuelve a describir los movimientos regulares
de la precesión de los equinoccios, citando de nuevo a Aristarco, Timocaris y Aristilo. 6
Finalmente, en el capítulo XIII del mismo libro tercero, Copérnico describe los cálculos
realizados por diversos astrónomos, entre ellos Aristarco, para determinar la magnitud del
año solar [Copérnico, 1987, pp. 151-154,162-169 y183-187].
Aunque fue reconocido como astrónomo en las obras anteriores, Aristarco en su
época fue llamado el “matemático”, y citado como uno de los pocos hombres que tenían

5
Aparte de las biografías clásicas, Wall (1975) ha publicado un artículo sobre la historiografía de
Aristarco de Samos.
6
Recientemente Maeyama (1984) y Goldstein & Bowen (1991) han publicado artículos donde se
describen las observaciones precisas de las estrellas realizadas por los astrónomos Timocaris, Aristilo y
Aristarco, en el Museo de Alejandría.
4

un profundo conocimiento de todas las ramas de la ciencia: geometría, astronomía,


música,… Así Vitruvio (s. I a.C.) 7 lo menciona en su obra De Architectura (35-25 a.C.):

“Los que recibieron de la naturaleza tanto talento, perspicacia y memoria, que


puedan adquirir perfectamente la Geometría, Astrología, Música, y demás
disciplinas, pasan los límites de architectos, y se hacen Matemáticos; con lo qual
pueden fácilmente disputar de estas ciencias, hallándose apercibidos con el
conocimiento de otras muchas. Pero raras veces se ven tales sujetos, como en
otros tiempos lo fueron Aristarco Samio, Philolao y Architas Tarentinos, Apolonio
Pergéo, Eratóstenes Cyreneo, y Archimedes y Scopínas Siracusanos: los quales
dexaron a la posteridad muchas invenciones orgánicas y gnomónicas, halladas y
explicadas por cálculo numérico, y razones naturales.” 8

Según Tannery (1995, Vol. I, p. 373), Vitruvio explica también que Aristarco había
construido dos relojes de Sol, uno hemisférico y otro plano. Por otro lado, no tenemos
ninguna duda de que era un geómetra muy capaz, como queda probado en el trabajo de
astronomía que nos ha legado. También escribió sobre visión, luz y colores. Decía que
los colores eran “formas estampando el aire con impresiones de cómo eran ellas
mismas”.
No obstante, Aristarco es sobre todo conocido por ser el “antiguo Copérnico”. Hay
unanimidad en afirmar que Aristarco fue de los primeros en presentar la hipótesis
heliocéntrica. Arquímedes (Archimède, 1971, p. 135), contemporáneo suyo, lo afirma en
un pasaje de su obra Arenario (216 a.C.),

“Ahora bien tú te acuerdas que para el término mundo la mayor parte de los
astrónomos designan la esfera que tiene por centro el centro de la Tierra y por
radio la recta comprendida entre el centro del Sol y el centro de la Tierra, pues tú
habrás aprendido esto en las demostraciones que escriben los astrónomos. Sin
embargo, Aristarco de Samos ha publicado algunas hipótesis 9 de las cuales se
deducen para el mundo dimensiones mucho más grandes que las que acabamos
de mencionar. Supone, en efecto, que las estrellas fijas y el Sol permanecen
inmóviles, que la Tierra gira alrededor del Sol sobre una circunferencia de círculo,
ocupando el Sol el centro de esta trayectoria, y que la esfera de las fijas, que se

7
Vitruvio, arquitecto y tratadista romano. No se le conoce ninguna obra proyectada o construida. Su fama
procede de su tratado de diez libros titulado De Architectura, obra singular de aquella época.
8
Esta descripción se encuentra en el Capítulo I del primer libro de la obra De Architectura titulado “De la
esencia de la Arquitectura” [Vitruvio, 1787, p. 8].
9
Se cree que es una obra perdida titulada Las Hipótesis de 260 a.C..
5

extiende alrededor del mismo centro que el Sol, tiene un tamaño tal que la razón
del círculo, sobre el que se supone que la Tierra gira, respecto a la distancia de
las estrellas fijas es comparable a la razón del centro de la esfera respecto a su
superficie.”

En este texto se deduce que Aristarco suponía que las esferas de las estrellas y el Sol
permanecían en el espacio sin moverse y que la Tierra giraba alrededor del Sol. Aristarco
comparaba la esfera de las estrellas fijas con la órbita de la Tierra. 10 En este sentido
también lo cita Plutarco (aprox. 46-125) 11 en su obra Obras Morales:

“Ahora bien, tú no me tentarás hoy a defender a los Estoicos contra tus cargas
hasta que os haya llamado para que justifiquéis como giráis el Universo al revés.
“A continuación, Lucius sonrió y dijo: Oh Señor, sencillamente no nos acuséis de
impiedad como Cleanthes 12 que creyó que los griegos deberían haber presentado
una acción por impiedad contra Aristarco de Samos, sobre la base de que estaba
desplazando la Tierra del universo, porque intentó explicar 13 los fenómenos
suponiendo que los cielos están quietos mientras que la Tierra gira a lo largo de la
eclíptica y al mismo tiempo está girando sobre su propio eje.” 14

Plutarco comenta que Cleanthes creía que se debería atacar a Aristarco por desplazar la
Tierra del centro del universo o sea que, en aquella época, se suponía que Aristarco
asumía, en sus teorías, el movimiento de la Tierra. Sin embargo, a pesar de estas
referencias, Aristarco en su obra Sobre los tamaños y las distancias del Sol y la Luna no
presenta la hipótesis heliocéntrica. Es probable que esta hipótesis le viniera sugerida al
comprobar, en su obra, que el Sol es mucho más grande que la Tierra y la Luna y se
encuentra mucho más lejos de la Tierra que la Luna. Veamos el contenido de esta obra
con más detalle.

10
Rudolf von Erhart y Erika von Erhart-Siebold (1942) analizan la autoría del texto de Arquímedes y
Neugebauer (1942) en su artículo lo discute.
11
Plutarco fue un historiador griego. Debe su fama a su obra Vidas paralelas, en ella establece
comparaciones entre figuras griegas y romanas y es una fuente muy importante de información sobre la
Antigüedad. Los otros escritos: Obras Morales son 78 tratados que recogen discusiones filosóficas y de
carácter retórico.
12
Cleanthes (263-232 a.C.) filósofo estoico, discípulo de Zenón.
13
Literalmente sería “salvar los fenómenos”. La idea es adaptar las teorías establecidas y aceptadas para
que puedan ir explicando los fenómenos nuevos a medida que se produzcan.
14
Plutarco escribió estas ideas sobre Aristarco en un tratado de sus Obras Morales titulado: Sobre la cara
visible de la Luna, se suele citar como Moralia 923 A [Chermiss- Helmbald, 1957, p. 55].
6

Sobre los tamaños y las distancias del Sol y la Luna


Una valoración integral de esta obra de astronomía ha de considerar la estrecha
relación que tuvieron los inicios de la astronomía con los orígenes de la trigonometría, 15
aspecto, éste, que contribuye a su mejor comprensión. En el texto, Aristarco se plantea
problemas de geometría plana cortando las esferas del Sol y de la Luna en círculos
máximos. Para resolver los problemas geométricos, recurre a relaciones, consideradas
hoy como trigonométricas, entre ángulos y lados de un triángulo. Los ángulos los expresa
como fracciones de ángulo recto y escribe las razones trigonométricas como razones
entre los lados de los triángulos; así puede determinar las cotas superiores e inferiores
del valor que busca. Las proposiciones geométricas que Aristarco emplea se encuentran
mayoritariamente en los Elementos de Euclides. La teoría de proporciones de Eudoxo del
libro V de los Elementos es utilizada constantemente y sus propiedades de invertir,
alternar, componer y multiplicar son aplicadas tanto para proporciones de igualdad como
de desigualdad. Aristarco se basa también implícitamente en otras relaciones, que para
nosotros son trigonométricas, como si las conociese o las considerase triviales.
Aristarco parte de seis hipótesis sobre los tamaños y las distancias a los astros, y a
través de dieciocho proposiciones, demuestra tres tesis. Las hipótesis de las que parte se
pueden agrupar en dos bloques: uno, para las tres primeras que son descriptivas y otro,
para las tres restantes que son además cuantitativas. El contenido de las tres primeras
podríamos enunciarlo así: la primera afirma que La Luna recibe su luz del Sol, la segunda
explica que La Tierra representa el centro de la esfera en la que se mueve la Luna, y la
tercera nos describe que el círculo máximo que delimita las partes de oscuridad y
claridad en la Luna está en el campo de visión de nuestro ojo. Estas hipótesis, pues, no
aportan ningún ángulo, ninguna medida, sino que describen las posiciones de los astros.
Las otras tres hipótesis proporcionan medidas obtenidas probablemente por observación.
Así, la cuarta implica que cuando la Luna forma ángulo recto con el Sol y la Tierra, el
ángulo de visión de la Luna desde la Tierra es de 87º, ya que el otro ángulo del triángulo
rectángulo mide una treintava parte (1/30) de un cuadrante (90º), es decir 3º; la quinta
nos proporciona el tamaño de la sombra de la Tierra que es dos veces la Luna, y la sexta
y última nos explica que la Luna es vista desde la Tierra, formando un cono, con un
ángulo de 2º, que es una quinceava parte de un signo del zodíaco (30º).
Las tres tesis, que enuncia al principio del libro, son: la primera, la distancia desde la
Tierra al Sol es mayor que dieciocho veces, pero menor que veinte veces, la distancia

15
Mi interés por la obra de Aristarco procede precisamente de un proyecto, del cual soy la investigadora
principal, sobre los orígenes de la trigonometría. Este estudio tiene como objetivo seleccionar textos
históricos para utilizar en el aula y así facilitar la enseñanza de la trigonometría. El marco teórico fue
publicado en Massa (2003) y un resumen sobre la obra de Aristarco y el dossier para su enseñanza se
encuentran en Massa (2005).
7

desde la Tierra a la Luna; la segunda, el diámetro del Sol está en la misma razón que el
diámetro de la Luna, y la tercera, el diámetro del Sol tiene con respecto al diámetro de la
Tierra una razón mayor que la de 19 a 3, pero menor que la de 43 a 6. Estas tres tesis las
demuestra en las proposiciones nº 7, nº 9 y nº 15, respectivamente. Analizamos cada
una de las demostraciones.
La proposición nº 7 afirma que la distancia desde la Tierra al Sol es mayor que
dieciocho veces, pero menor que veinte veces la distancia desde la Tierra a la Luna.
Aristarco construye un triángulo rectángulo con vértices en los centros de la Tierra (B), de
la Luna (C) y del Sol (A) con ángulos dados o sea conocidos por observación. Como la
Luna se nos muestra partida en dos, el ángulo BCA es recto, el ángulo ABC es de 87º
(por observación) y el CAB es de 3º. De hecho, demuestra que:
1/18 > sin 3º = CB : AB > 1/20, siendo CB la distancia Luna-Tierra, AB la distancia Sol-
Tierra y interpretando aquí la razón de las distancias como el seno del ángulo
complementario al comprendido entre ellas.
Con este planteamiento, hemos de destacar las cuatro estrategias matemáticas
necesarias para el desarrollo de la demostración de la primera desigualdad: el paso
del análisis del problema del triángulo Sol-Tierra-Luna a un triángulo semejante; la
utilización de la relación, como si fuera trivial, entre las tangentes (expresión actual) y
los ángulos (tg a : tg b > a : b, con a, b ángulos del primer cuadrante); el

establecimiento de una proporción entre los segmentos que determina la bisectriz de


un ángulo y los lados del triángulo (aplicando una proposición de los Elementos) y, la

última, la aproximación de 2 por 7: 5. Al final traslada el resultado obtenido en el

triángulo semejante, al triángulo ABC inicial, Sol-Tierra-Luna y concluye que AB > 18


CB.
Para la segunda desigualdad, Aristarco trabaja también con el triángulo semejante
anterior y construye otra circunferencia tomando la hipotenusa como diámetro.
Utiliza el lado de un hexágono inscrito en la circunferencia para relacionar su arco de
circunferencia con el de la cuerda determinada por el lado opuesto al ángulo de 3º.
En este caso tiene en cuenta que el ángulo inscrito vale la mitad del arco que abarca y
así puede establecer una proporción de desigualdad entre los arcos de circunferencia
y las cuerdas. Destaquemos que otra vez está suponiendo cierta una relación

trigonométrica entre los ángulos y sus senos (a : b > sin a : sin b, con a, b ángulos del

primer cuadrante). Nuevamente traslada el resultado obtenido en el triángulo


semejante, al triángulo ABC inicial, Sol-Tierra-Luna y concluye que AB < 20 CB.
8

Aristarco explica en la segunda tesis que el diámetro del Sol está en la misma razón
que el diámetro de la Luna. Esta tesis la demuestra en la proposición nº 9: el diámetro del
Sol es mayor que dieciocho veces el diámetro de la Luna, pero menor que veinte veces
éste. La demostración se basa en el resultado de las distancias demostrado en la
proposición anterior. Dibuja un cono con nuestro ojo en el vértice, cuya base es el círculo
máximo del Sol obtenido cortando por un plano su esfera. Entre nuestro ojo y el círculo
del Sol, se encuentra el círculo de la Luna, también obtenido cortando su esfera por un
plano. 16 A continuación, establece una proporción entre, por un lado, las distancias de la
Tierra al centro del Sol y de la Tierra al de la Luna y, por otro, los radios del Sol y de la
Luna. Mediante la construcción de dos triángulos semejantes obtenidos cortando el cono
por un plano, toma como lados de los triángulos las distancias y los radios. Entonces
puede establecer esta proporción por Euclides (VI.4): “En los triángulos de ángulos
iguales, los lados que comprenden los ángulos iguales son proporcionales” [Euclides,
1994, p. 62]. Por lo tanto, la relación entre las distancias del apartado anterior es la
misma que entre los radios y en consecuencia, la misma que entre los diámetros.
A partir de esta relación entre los diámetros en la proposición nº 10 concluye,
elevando al cubo, que el tamaño del Sol es mayor que 5.832 veces el tamaño de la Luna
y menor que 8.000 veces éste.
Aristarco demuestra su tercera tesis en la proposición nº 15, que relaciona el Sol con
la Tierra: el diámetro del Sol tiene con respecto al diámetro de la Tierra una razón mayor
que la de 19 a 3, pero menor que la de 43 a 6. Para ello, utiliza la razón entre las
distancias de la proposición nº 7, las hipótesis nº 5 y 6, sobre el tamaño de la sombra de
la Tierra y sobre el ángulo de 2º del cono que subtiende la Luna, respectivamente.
A partir de esta relación entre los diámetros en la proposición nº 16 concluye,
elevando al cubo, que el tamaño del Sol es mayor que 6.859/27 veces el tamaño de la
Tierra y menor que 79.507/216 veces éste. Utilizando estos resultados en las
proposiciones nº 17 y 18 relaciona el diámetro de la Tierra con el de la Luna y, otra vez,
elevando al cubo, el tamaño de la Tierra con el de la Luna.
Cabe destacar que las dos últimas tesis se basan en la primera, con lo que podemos
decir que la proposición nº 7 es el pilar de esta obra. Respecto a las otras proposiciones,
las nº 3, 4, 5 y 6 analizan las posiciones del círculo que delimita las partes de oscuridad y
claridad en la Luna y las proposiciones nº 11, 12 ,13 y 14 miden las posiciones de este
círculo y se utilizan para la demostración de la proposición nº 15.
El texto constituye una colección coherente de proposiciones, con una descripción
correlativa de las ideas que quiere mostrar, teniendo siempre presente sus objetivos, es
decir, calcular los tamaños y las distancias de los astros. Las proposiciones constituyen
16
Esta construcción del cono con los círculos del Sol y la Luna, la establece en las proposiciones nº 1 y 2.
9

ejercicios matemáticos con operaciones entre razones y con construcciones singulares


de figuras que nos muestran la gran calidad de este matemático. Es un texto rico y bien
estructurado y, a nuestro entender, sus demostraciones son impecables en cuanto al
rigor.
Sin embargo, su rigor en el razonamiento no fue acompañado de observaciones
correctas, así observó un ángulo de 87º, cuando en realidad es casi de 90º. De hecho, el
Sol está 400 veces más lejos de la Tierra que la Luna y su diámetro es 109 veces mayor
que el de la Tierra. Tannery afirma que Aristarco en su obra seguía una tradición
empezada por Eudoxo, Fidias 17 (aprox. 490-430 a.C.) y otros, de cálculos de relaciones
entre los diámetros de los astros y sus distancias. [Tannery, 1995, pp. 372-373]. Eudoxo
establecía que el diámetro del Sol es 9 veces el de la Tierra, Fidias obtenía el valor de 12
y Aristarco, como hemos visto, entre 18 y 20. Posteriormente, los resultados que
muestran las relaciones entre los tamaños de los astros y sus distancias fueron distintos
basándose en las observaciones de Hiparco de Nicea (aprox. 125 a.C.) 18 y Ptolomeo,
como se desprende del texto de Pappus (aprox. 320) 19 . De hecho éste en su comentario
señala que Aristarco deduce las relaciones anteriores de sus suposiciones y
observaciones y afirma que al cambiar las suposiciones también cambiaron las medidas
obtenidas. Así Hiparco y Ptolomeo obtuvieron otras relaciones más aproximadas a las
que hoy conocemos.

El texto y esta traducción


La obra Sobre los tamaños y las distancias del Sol y la Luna, según cuenta Pappus, se
encontraba en una colección de textos, llamada Pequeña Astronomía, juntamente con las
obras: Sobre la esfera en movimiento de Autólico de Pitania (aprox. 320 a.C.) 20 , la Optica
y los Fenómenos 21 de Euclides, las Sphaerics y De diebus et noctibus de Teodosio
(aprox. 107-43 a.C.) 22 y otros ( Pappus, 1982, T. 2, p. 369).

17
Fidias fue un escultor griego que conserva su fama debido a las esculturas del Partenón.
18
Las informaciones sobre las observaciones de Hiparco se encuentran explicadas básicamente en la obra
de Ptolomeo.
19
Pappus de Alejandría escribió una obra titulada Colección Matemática que contenía originalmente 8
libros de los cuales el primero y parte del segundo se han perdido. Esta obra es importante ya que
presenta los resultados de diversos autores, añadiendo lemas, demostraciones y comentarios; así, en el
libro VI comenta los libros publicados sobre astronomía que se encuentran en una colección llamada
Pequeña Astronomía. Entre ellos se encontraba el libro de Aristarco (Pappus, 1982, T. 2, pp. 426-430).
20
Se afirma que Autólico de Pitania basó su trabajo sobre la geometría esférica en un trabajo anterior de
Eudoxo. Sin embargo, el trabajo de Autolico presenta importantes coincidencias con los Fenómenos de
Euclides.
21
La Óptica y los Fenómenos de Euclides aparecen traducidos al castellano en Ortiz García (2000), pp.
117-197 y 241-324.
22
Teodosio es conocido por los tres libros sobre las esféricas que contienen 60 teoremas y problemas
sobre la esfera. Influyó en la obra sobre las esféricas de Menelao (100 dC). Recientemente, en nuestro
proyecto sobre los orígenes de la trigonometría, hemos analizado la obra sobre las esféricas de Menelao,
10

La colección Pequeña Astronomía constituía un curso de introducción a la gran


astronomía que, de hecho, estaba representada por la obra Almagesto de Ptolomeo.
Todos estos textos se encontraban escritos en griego, así como en árabe. Una
traducción del griego al árabe la hizo Luqa al-Balabakki que murió en 912. Más tarde,
Nasir al-din al-Tusi (1201-1274) hizo una recensión de todos los libros de Pequeña
Astronomía. La primera edición de la obra fue una traducción latina de George Valla en
1488 (una segunda edición en Venecia,1498) y, a partir de esta fecha, se sucedieron
diversas traducciones, la latina de Commandino (1572), una edición griega de John
Wallis (Oxford,1688), una edición greco-latina de Fortia d'Urban (Paris, 1810), seguida
por una traducción francesa del mismo autor, en 1823 y en Oxford, en 1913, una edición
griega con la traducción inglesa de Thomas Heath.
Para nuestra traducción hemos utilizado la edición latina de Commandino y la
edición greco-inglesa de Heath, ya que esta traducción inglesa está hecha a partir de un
manuscrito griego del Vaticano, del texto de Wallis y de la traducción francesa de Fortia
d'Urban. El texto griego que aparece en el mismo libro de Heath ha sido utilizado por el
profesor Joaquín Ritoré para revisar esta traducción al castellano. Para ilustrar las
proposiciones se han reproducido las figuras que aparecen en la edición latina de
Comandino que, en algunos casos, presenta letras distintas del texto griego publicado en
Heath. Para la traducción de los comentarios de Pappus de su Colección Matemática
hemos utilizado la traducción francesa de Paul ver Eecke de 1982, revisándola con el
texto latino de Commandino y con la traducción inglesa de Heath.
Los objetivos de esta traducción son dos: por una parte, aportar un texto que pueda
ser útil para los investigadores de historia de la ciencia, para los profesores de
matemáticas y de astronomía y por otra, contribuir a la divulgación de esta obra
merecedora de contar entre aquellas que ayudan a un mejor conocimiento de la historia
de la astronomía. Es uno de los pocos textos que conserva íntegra cada proposición con
sus demostraciones y figuras y del cual no conocemos ninguna traducción castellana.
Con estos objetivos in mente hemos procurado ser fieles al texto pero a la vez nos
hemos permitido algunas licencias para hacerlo más comprensible. Así, por ejemplo,
hemos añadido algunos conectores cuando el texto lo requería. Para expresar los
cálculos hemos conservado el estilo retórico de Aristarco, pero hemos añadido a pie de
página las operaciones correspondientes a estos cálculos. Aunque Aristarco en el texto
griego no cita sus fuentes, nos ha parecido útil para el lector citar aquéllas en las que, a
nuestro entender, podría haberse basado para el desarrollo de las demostraciones, casi
siempre los Elementos de Euclides. Respecto al estilo literario, dado que, en ocasiones

que presenta el “Teorema de Menelao” fundamental para el desarrollo posterior de la trigonometría


(Guevara, Romero y Massa, en prensa).
11

se podía optar por diversas opciones de traducción hemos escogido la que, a nuestro
entender, se aproximaba más al lector de nuestros días, indicando a pie de página la
expresión literal original.

Agradecimientos
En primer lugar quiero agradecer al Profesor Cándido Martín, Director del
Secretariado de Extensión Universitaria de la Universidad de Cádiz, por haberme
propuesto esta traducción en el Congreso de la Sociedad Española de Historia de las
Ciencias y las Técnicas, que tuvo lugar en Cádiz en Septiembre de 2005. Sus ánimos
constantes me han permitido llevar a cabo esta traducción sin desfallecer y con ilusión.
En segundo lugar agradezco al Director de nuestro Centre de Recerca per a la Història
de la Tècnica, Guillermo Lusa sus lecturas y sus eruditos comentarios que me han
servido para mejorar la introducción y la traducción de la obra. Quiero agradecer también
a todas las personas, Dolors Magret, Fátima Romero, Mª Dolors Massa y Carles Puig,
que se han leído parte o toda la traducción al castellano sugiriéndome mejoras,
anotaciones y opciones de traducción. Un agradecimiento especial a mi amiga Pilar
Crivillés, profesora de francés, que me ha ayudado especialmente en mis traducciones
de los textos franceses.

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