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Abusos en la FENAPO 2010

Todos sabemos que la FENAPO – la Feria Nacional Potosina – trae consigo además de diversión y
esparcimiento para las familias potosinas (y de otras regiones de la República) empleos y oportunidades
de trabajo para muchas personas. Pero ¿qué pasa cuando esta gente, a la cual se le da la oportunidad de
tener un trabajo, quiere abusar de nosotros? Cabe mencionar que deseo exponer en esta ocasión una
experiencia personal, más sin embargo, también conozco experiencias muy similares a la mía.

El día sábado 28 de agosto del presente año, asistí a la FENAPO con motivo de un concierto en el Teatro
del Pueblo. Después de dicho espectáculo me decidí junto con mi hermano y un amigo a ir a cenar.
Nuestra primera opción fue cenar tacos. Fuimos entonces a los puestos que se encuentran a un costado
del Palenque, en donde desde un principio los meseros de diferentes establecimientos se peleaban a los
clientes, enganchándolos literalmente a su negocio. Nuestro caso no fue una excepción. Al preguntarle
el precio de un producto (una “gringa”) al mesero, este amablemente nos respondió que su costo era de
25 pesos, por lo que ordenamos sin dudar nuestra cena. Cabe recalcar que los alimentos no eran para
nada especiales, pero de todos modos disfrutamos la cena. Después de ingerir los alimentos pedimos la
cuenta y nos llevamos una gran sorpresa al leerla. “Debe estar equivocado, joven” le dije al mesero,
quien después respondió “No. Ese es su consumo.”… Y sí, era nuestro consumo pero las gringas venían
marcadas con un precio de 125 pesos cada una. Esto causó hasta cierto punto incertidumbre y coraje
por nuestra parte ya que le repetimos varias veces que el precio que nos había dado al momento que
nos tomó la orden era de 25 pesos por gringa a lo que nos respondió descarada y vilmente “Se me hace
que escucharon mal, porque dije ‘uno veinticinco’, no veinticinco”. Al final terminamos pagando los
alimentos (los cuales preferí en ese momento no haber comido por el coraje que me causó este hecho).

Se ha dicho en varias ocasiones que la FENAPO depende (en cuanto a su funcionamiento y organización)
a quien esté a cargo de la misma. No estoy haciendo responsable del suceso narrado a dichos
organizadores, pero sí supongo que al no estar enterados no cumplen con su trabajo de regular el
trabajo de los demás. Y si están enterados eso los hace cómplices o me hace pensar que de alguna
manera están involucrados con este hecho.

Daniel Olivares Díaz de León

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