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El mundo necesita poesía y canciones, necesita convertir los misiles en versos y lanzarlos al
corazón de la miseria humana. Pero como la paz es muy flaca nos hemos construido un poncho
antibalas hecho con sonrisas, y como la civilización moderna tiene Alzheimer hemos querido
recordar a los hermanos del sol, del ciervo y de la pradera en esta modesta obra.
El espíritu de los incas, mayas, y aztecas nada en la sangre de estos rockeros españoles, que
avergonzados por los crímenes que cometimos hace mas de quinientos años, hemos querido pedir
perdón a nuestros hermanos americanos con esta trilogía.
El primer poema de la historia nació con la primera sonrisa de la primera mujer que habitó la tierra
y el primer poeta fue el hombre que perdió a esa mujer. La soledad tiene labios de mujer. Para
nosotros América es esa sonrisa y esperamos no perderla nunca. <<Hay gente que te quiere y
gente que te U.S.A. >>
Barakaldo (Biskaia), 27 de enero de 2010
¡¡We must be over the rainbow!!
Txus Di Fellatio
El Príncipe de la Dulce Pena.
Egipto, 1922.
Odiaba transpirar, odiaba esa sensación de húmeda incomodidad que le hacía añorar el viento de
su fría ciudad en Inglaterra. Pero si algo le desesperaba era ese barrillo que se formaba en su piel
al añadir polvo a aquellas detestables gotas de sudor. Llevaba cerca de cinco años arañándole a la
Tierra vestigios del pasado sin éxito, robándole al desierto capas de polvo, misterio y arena -
toneladas de arena-...
Howard Carter había dedicado más de media vida al descubrimiento y conservación de tesoros y
tumbas reales en Egipto. Pero una idea fija le hacía seguir en su empeño de no tirar la toalla.
Estaba convencido que la tumba del faraón adolescente yacía en aquél valle -El Valle de los Reyes-.
Fue aquella mañana del veintidós de noviembre cuando por fin la Tierra decidió premiar el
esfuerzo de Carter y dejó entrever una entrada semiderruida dentro de las tripas de aquél desierto
milenario. Parecía como si aquél valle hubiera engullido toda prueba de aquella puerta a otra
forma de entender la vida, a otra forma de entender la muerte.
Tras dos años de duros trabajos para rescatar la tumba de Tutankamón de su cárcel de arena, por
fin pudieron robarle a la Tierra el fabuloso tesoro que escondía en su interior.
Los tesoros que yacían en aquella tumba eran de una magnificencia realmente fuera de lo
humano. A la multitud de piedras preciosas, joyas y utensilios de fina cerámica, había que añadir
más oro del que cualquier mortal pudiera imaginar junto. El resplandor que producía el reflejo de
aquél codiciado metal era similar al tinte de luz con el que baña el sol a cualquier amanecer en el
valle.
Y sin embargo, el momento más emocionante y remunerador tendría que venir dos años después,
el 3 de febrero de 1924, cuando Carter y su cuadrilla finalmente abrieron la puerta en la última
cámara, la dedicada a la tumba del faraón especialmente. Un grito de admiración escapó de la
garganta en los pocos presentes. Estaban ante un masivo ataúd de granito de más de nueve pies
de largo. Dentro del ataúd había otros tres más pequeños que a su vez se fijaban uno en el otro
con pasmosa precisión. Los dos exteriores hechos de madera con incrustaciones de oro y piedras
preciosas en la parte interna. Y el tercero y último conteniendo los restos del Faraón adolescente
hecho de oro sólido. Allí estaba el cuerpo momificado del faraón Tutankamón. Su rostro cubierto
con una máscara que semejaba sus facciones aniñadas y también de sólido oro. Carter y sus
obreros no constituían los primeros violadores de la tumba. A las claras se veía que, ladrones del
Valle de los Reyes habían penetrado en ella. Aún cuando ninguno de ellos se atrevió a tocar el
ataúd real. Los sellos en las puertas habían sido rotos y arreglados nuevamente por los guardianes.
Tutankamón fue violado en su descanso eterno por Carter. Estos históricos y maravillosos
descubrimientos atrajeron la atención internacional en el acto. Cientos y miles de turistas llegaron
al Valle de los Reyes desde todos los ámbitos del mundo. Caminaban por el polvo del desierto
excavando, pateando y apartando cuanta piedra había en su camino con la esperanza de
encontrar algún objeto precioso perdido.
Eso hacía que Carter tuviera que mantener continua vigilancia veinticuatro horas al día sobre su
descubrimiento. Pero aún más que los tesoros había algo que atraía la morbosidad de la multitud.
Se corría entre los egipcios una leyenda. Se decía que todo aquél que violara la tumba del faraón
Tutankamón encontraría la muerte por su profanación. Una maldición ancestral, mítica y horrenda
que escapaba de las gélidas paredes de la tumba subterránea y que detenía a todo aquél que se
acercara a ella con la excepción de Carter y su equipo.
Pero alguien sí consiguió infiltrarse en el equipo de Howard: un taciturno y misterioso hombre
llamado Otto Rahn -un alemán perteneciente a una oscura sociedad secreta llamada <<La
sociedad de Thule>>-. Rahn había conseguido burlar la seguridad que rodeaba la tumba y, lejos de
la mirada curiosa del resto de la expedición, encontró un medallón en forma de pirámide con un
sello que acariciaba con aire ausente mientras miraba a través de la ventanilla del avión que debía
devolverle a Alemania. Otto Rahn sonreía...
<<Se calcula que las hormigas del planeta pesan lo mismo que la humanidad. Si desaparecieran se
produciría un fenómeno ligado a la extinción mucho más dramático que el meteorito que acabó
con los dinosaurios. En cambio, si se extinguiera la especie humana, en términos ecológicos no
pasaría absolutamente nada. Las personas no aportamos ya nada a los ecosistemas. Sólo
gastamos, somos los más grandes consumidores, y, sin embargo, nadie nos consume. ¿O sí...?>>
Santa Cruz asustado salió a la mañana siguiente y comprobó, con sorpresa, que el suelo estaba
totalmente quemado, dibujando una enorme pirámide con un símbolo.
Extracto de <<Verdadera relación de la conquista del Perú>>, de Francisco Jerez (Sevilla, 1534).
El capitán Hernando Pizarro se hospedó con sus hombres en unos grandes aposentos situados en
una parte del pueblo. Dijo que había venido por orden del gobernador (Francisco Pizarro, su
hermano) por el oro de aquella mezquita y que estaban allí para cogerlo y llevárselo al
gobernador.
Todos los principales del pueblo y los pajes del ídolo dijeron que se lo darían, y anduvieron
disimulando y dilatando. En conclusión, que trajeron muy poco y dijeron que no había más. El
capitán dijo que quería ir a ver aquél ídolo que tenían y que lo llevasen allá, y así fue llevado. El
ídolo estaba en una buena casa bien pintada, decorada con el típico estilo indígena; estatuas de
piedra de jaguares custodiaban la entrada, tallas de demoníacas criaturas con aspecto felino se
alineaban contra las paredes. Dentro, el capitán encontró una sala muy oscura y hedionda, en
cuyo centro se alzaba un altar de piedra. Durante nuestro viaje, nos hablaron de un ídolo
legendario que se encontraba en el interior del templo santuario de Pachacámac. Los indígenas
dicen que ese es su dios, que los creó y los sustenta, la fuente de todo su poder.
Pero no encontramos ningún ídolo en Pachacámac, tan sólo un altar de piedra en una sala
hedionda. El capitán ordenó entonces que se tirara abajo la bóveda donde se había guardado
aquél ídolo pagano y que se ejecutara a los principales por haberlo ocultado. Así se hizo, también
con los pajes del ídolo. Una vez hubieron terminado, el capitán enseñó a los habitantes del pueblo
muchas cosas de nuestra santa fe católica y les enseñó la señal de la cruz.
Había llegado hace unos meses a Nueva España como parte de la expedición del gobernador don
Alonso de Ojeda. Atrás quedaban veinte años de devastación, saqueo y muerte desde que el
sádico Hernán Cortés conquistara y cristianizara el Imperio Azteca. Pedro Alcázar sólo tenía un
pensamiento: vengar la muerte de Azaak e intentar por todos los medios minimizar los daños que
sus compatriotas sin duda harían también al imperio inca.
Pero una vez más y, tal como ya pasara en tierras aztecas, la ciudad sagrada de Cuzco se envolvió
con el mismo manto de terror, muerte y codicia que el imperio azteca. Los comeoros (nombre por
el cual eran conocidos los españoles por su hambre y codicia del preciado metal), una vez más,
pisotearon todo cuanto les era sagrado al pueblo inca.
Pedro Alcázar, entre lágrimas, no lograba distinguir entre los cuerpos mutilados y bañados en
sangre cuales de aquellos montones de carne deformes pertenecían a animales, y cuales habían
sido personas con sus sueños, sus quehaceres y sus amores.
Sentado en lo alto de un montículo, una de las esposas de Atahualpa (último jefe del imperio Inca
asesinado por Pizarro) dirige un cántico al cielo. Oculto entre sus manos pude adivinar la figura de
una pequeña estatua con rasgos de hombre blanco, todo ello rodeado por una pirámide y un
símbolo.
He puesto a secar
Los recuerdos frente al sol
He puesto a tender
La nostalgia del ayer
Y no voy a llorar
Pero no podré olvidar
Toda la desolación
Que los dioses trajeron del mar
¡Ohh!
No te olvides de mí
Ahora voy hacia un lugar
En donde no existe el miedo
Donde no vive el adiós
Me marcharé
Montado en la brisa del mar
Yo viviré en tu memoria
Y dormiré en tu corazón
No te olvides de mí
Ahora voy hacia un lugar
En donde no existe el miedo
Donde no vive el adiós
Me marcharé
Montado en la brisa del mar
Yo viviré en tu memoria
Y dormiré en tu corazón
¡Ohh!
No te olvides de mí
Ahora voy hacia un lugar
En donde no existe el miedo
Donde no vive el adiós
Me marcharé
Montado en la brisa del mar
Yo viviré en tu memoria
Y dormiré en tu corazón
Dies irae Malleus Maleficarum es (x3)
Berlín, 1924.
Otto Rahn era hijo de una familia de clase media. Aunque cursó estudios de derecho y filología
germánica, lo que siempre llamó su atención, fueron los grandes misterios históricos. Su fuerte
interés por la cultura Cátara le llevó a viajar por Francia, Italia, España y Suiza. Rahn estaba
convencido que el símbolo que había encontrado en la tumba del faraón Tutankamón, de alguna
manera, tenía una relación con el Santo Grial y con la búsqueda de los antepasados de la raza aria
(o al menos esa era una de las creencias de la oscura sociedad de Thule, a la pertenecían muchos
padres de la enfermedad que asolaría Europa pocos años más tarde: el nazismo).
La sociedad Thule fue una sociedad ocultista alemana fundada en 1912 por el noble alemán Rudolf
Von Sebottendorf. A ella pertenecieron importantes personalidades del III reich como el propio
Adolf Hitler y su lugarteniente Rudolf Hess. Al parecer, el partido nacionalsocialista (y por tanto el
III reich) tuvo su origen en esta sociedad esotérica, siendo el DAP (Deutsche Arbeiter-Partei),
después trasformado en NSDAP, su brazo político.
Como escudo de la sociedad Thule se eligió una esvástica (símbolo solar que luego adoptarían los
nazis) colocada detrás de una reluciente espada dispuesta verticalmente. El nombre de Thule fue
elegido en recuerdo del legendario (y para ellos existente) reino de Thule, que es simple y
llanamente otro nombre para designar la mística Atlántida.
Sus delirantes ideas sobre el fuego y el hielo, de un remoto pasado de hombres-dioses, introducía
en el pensamiento de una nación de altísimo nivel científico-técnico, como era Alemania, todo un
universo de profecías y leyendas que impresionó a hombres como Hitler, obsesionado con el
poder de los mitos y el destino de los pueblos y que consideraba que <<hay una ciencia nórdica y
nacionalsocialista que se opone a la ciencia judeo-liberal>>.
Entre los miembros de la sociedad Thule se encontraban, además de los paganos Heinrich himmler
y Alfred Rosenberg, también sacerdotes (como el confesor de Hitler, Bernhard Stempfle), monjes
cistercienses (como Guido Von List) y miembros de la orden del Temple refundida, además de
nacionalistas, patriotas, antimarxistas y anti judíos.
Mi sagrado destino
Mi orden moral
Esxtirpar la impureza
De la humanidad
Mi lucha es mi religión
Y el miedo mi voz
(Discurso de Hitler)
Rasputín era un hombre muy alto de estatura, de hábil y elocuente poder oratorio, personalidad
abrumadora, de aspecto un tanto tosco, grosero a veces, violento, tenía una mirada muy
penetrante y era poseedor de un carisma profundo. Amaba y odiaba efusivamente. Era un actor
soberbio y convincente, se sabía poseedor de estas habilidades y las usó inteligentemente en su
provecho.
En su época había rumores de que era una persona licenciosa y de que se le había visto numerosas
veces borracho y en compañía de prostitutas. Sus relaciones con sus discípulos, sus visitas de
alcoba, en su mayoría mujeres de la alta sociedad rusa, también eran polémicas. Una de sus
máximas era: " Se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado
al perdonar a los grandes pecadores".
Ingresó poco después en una secta cristiana condenada por la iglesia ortodoxa conocida como
Khlysty (flagelantes). Los Khlysty creían que para llegar a la fe verdadera hacía falta el dolor. En las
reuniones de esta secta las fiestas y orgías eran constantes y Grigori se convirtió en un acérrimo
integrante. El ingresó en esta congregación marcó al profeta siberiano de por vida, y explica la
notoria vida sexual que tuvo en años posteriores y que acabó ennegreciendo su reputación de
hombre santo.
Gracias a estas aparentemente milagrosas curaciones la zarina Alexandra confió ciegamente en él
curandero, ya que las pruebas de sanción que le producía a su hijo eran inexplicables. Confió
también en los vaticinios del monje sobre los destinos de la santa Rusia, a la cual veía Rasputín en
sus visiones <<envuelta en una nube negra e inmersa en un profundo y doloroso mar de
lágrimas>>.
En una de estas orgías alcohólico-esotéricas cuenta la leyenda que <<el brujo del Zar>> profetizó el
nacimiento de un movimiento sociocultural rebelde, libre y basado en una música poderosa y
contestataria, que habría de venir en un futuro no muy lejano.
Cuentan que todas estas visiones las tuvo tras ingerir ingentes cantidades de su bebida favorita, el
vodka, a la que él, ante la extrañeza de todos, la denominaba con un misterioso nombre:
<<Vodka'n'roll>> (la bebida de los atlantes).
Rasputín fue asesinado en 1916, y cuentan que días más tarde fue encontrada una nota al pie de
su tumba escrita en aymara (el idioma de los antiguos incas): <<Ama usa, ama ulula, ama
aquella>> (No robes, no mientas, no seas perezoso). La nota estaba firmada por <<La Atlantia que
está por llegar>>.
Ya!!!
Vámonos de fiesta la vamos a liar
Vamos a curar la soledad
En vez de ver tus fracasos mátalos con rock
Y tus miedos se ahogaran
Madrid, 2010.
Cuando terminó de leer la primera parte del informe que le había preparado el licenciado en
historia y escritor de cierto éxito Jesús Castejo, Rafael Haro empezó a tener claro que había un
nexo en común entre diferentes civilizaciones en distintos periodos de la historia; ¿Cómo es
posible que imperios tan lejanos en distancia y tiempo como el egipcio, el maya y el inca tuvieran
en la construcción de las pirámides un centro neurálgico de ceremonias espirituales? ¿Quién o
quienes construyeron las pirámides? ¿Hubo una sola y única civilización que enseñara al resto la
utilización y construcción de dichas pirámides...? Todas estas preguntas se agolpaban en su
interior mientras las respuestas se amotinaban y atrincheraban en su ya de por sí lleno cerebro.
-Deberías de ver esto- exclamó Inés Santiesteban (subinspectora del distrito centro de la Policía
Nacional Española). Inés Santiesteban era una atractiva cuarentona de figura atlética y mirada tan
dura y fibrosa que, cada vez que posaba sus enormes ojos en ti, pareciera que te desnudara e
interrogara el alma.
-¿De que se trata?- contestó distraído Rafael.
-Abajo tenemos a una de esas colgadas como si se hubieran escapado de la saga esa de
Crepúsculo, o como se llame. Creo que se llama, o se hace llamar, Suburbia o algo así. Dice que es
gótica y la verdad que da grima verla, tío. Parece la Morticia Adams esa de la serie <<Los
Monsters>> de la tele.
-Sintetice, Inés- al inspector le molestó los adjetivos utilizados por la subinspectora, pues su hija
mayor Katty era exactamente idéntica a esa <<colgada>> a la que haría mención de una manera
tan despectiva. Katty era una adicta a las novelas de Anne Rice y a grupos como Him, To Die For,
New Church o Depeche Mode.
-Bueno, el caso es que anoche una patrulla la encontró en el cementerio de San Isidro, totalmente
desnuda dormida sobre una lápida. Asegura que un tal <<Príncipe de la dulce nosequé>> se le
apareció. Todo esto es muy raro -sentenció Inés-. Pa' mí que va hasta el culo.
Coro:
Que el miedo bañe tu mirada
Que el viento gima por los dos
Y la sangre caerá antes que la luz del sol
Nos haga arder
Quiero morir en ti
Aquella revelación le hizo a Rafael Haro añorar a su preciosa mujer. Durante los últimos años el
caso de Alma Echegaray y el senador Joe Hamilton le había robado demasiados besos, le había
robado demasiadas conversaciones junto al fuego cómplice de una chimenea...
Quiero regresar
Pues tú eres mi hogar
Quisiera poderte coser
A mi piel
Al viento diré
Que me lleve a ti
Pues donde tú estés
Estará mi hogar
Y siempre es bueno
Que alguien te espere
Para seguir siendo tu
Para curar la borrachera
De halagos y traición
Tatuare un te quiero
En tu cuerpo mi jardín
Podaré tus manos pa' que
No me alejen más de ti
Zurzidita a mi voz
Llevo tu respiración
Y tu olor
Quiero regresar
Pues tú eres mi hogar
Quisiera poderte coser
A mi piel
Al viento diré
Que me lleve a ti
Pues donde tú estés
Estará mi hogar
Quiero regresar
Pues tú eres mi hogar
Quisiera poderte coser
A mi piel
Al viento diré
Que me lleve a ti
Pues donde tú estés
Estará mi hogar
Quiero regresar
Pues tú eres mi hogar
Quisiera poderte coser
A mi piel
Al viento diré
Que me lleve a ti
Pues donde tú estés.
A la mañana siguiente, después de desperezar su ánimo bañándolo con un generoso mar de café,
el inspector continuó leyendo el informe que el historiador Jesús Castejo había redactado
contrastando datos históricos con manuscritos escritos por un monje español en 1548.
<<Cuanta razón tenía>> pensó Rafael Haro, y mientras se encendía un cigarrillo recordó el poema
que su padre una vez le hizo aprenderse:
Rudyard Kipling
Una tarde, mientras Rafael se disponía a abandonar la comisaría, escuchó el sonido de un violín.
Parecía que llorase. Al dirigir sus pasos hacia el origen de aquella lastimera melodía, ante su
sorpresa se encontró con Suburbia en uno de los cuartos de declaraciones tocando un andrajoso
violín.
-¿Te gusta?- preguntó divertida
-Es... raro.- contestó el policía.
-Este violín tiene una vieja historia, y aunque no te lo creas, en el mundo real, es decir en tu
mundo, hay más de una cosa inexplicable...
Cuenta así la leyenda que, en una noche de 1713 un profesional del violín, Giuseppe Tartini,
obsesionado con la composición perfecta, tuvo un sueño con el Diablo. En el, el diablo se le
aparecía con un atuendo hermoso y perfecto, proponiéndole un pacto. Le otorgaría un violín con
el cual tocaría la melodía perfecta pero a cambio Giuseppe le ofrecería su alma. Giuseppe, ansioso
y cegado por su ambición aceptó el pacto sin pensárselo dos veces. Entonces el diablo empezó a
tocar una melodía fascinante. ¡Gloriosa! con tal destreza y facilidad, que dejó al músico
impresionado al oír una composición tan perfecta y hermosa de tal ser tan horrendo y malicioso
según decían, porque él, lo que veía, era un hombre de una belleza deslumbrante que disfrutaba
tocando el violín, del cual salía una melodía plácida y pacífica. Si así era el demonio, ¿cómo serían
los ángeles? Parecía más bien un ángel.
Al día siguiente al despertar recordó perfectamente tal melodía y empezó a escribirla con tal
habilidad que no daba crédito a lo que experimentaba. Cuando terminó de completar la sonata se
dio cuenta de que había un nuevo objeto en su habitación. Se trataba de un violín precioso, violín
color caoba que destellaba. Era como si el violín le hipnotizara, tenía algo que le hechizaba, algo
mágico. Entonces cogió el violín y se dispuso a tocar, y tocó una y otra vez la sonata hasta que
llegó la noche. Pero algo pasaba, no salía como él deseaba, como la había oído tocar. No paró de
tocar en todo el día, olvidándose así de sus obligaciones. Pero no era igual, no transmitía la belleza
y bondad que transmitió el Diablo tocándola. Al final Giuseppe enloqueció y se suicidó al verse
imposibilitado de repetir la sonata.
El violín que le dio el Diablo fue heredado por los familiares de Giuseppe, y pasó de mano en
mano. Aún sigue existiendo y circulando por algún lugar de este mundo. Incluso hay quien dice
que si el violín cae en manos de un joven músico, el Diablo se presentará ante él para ofrecerle el
mismo pacto que a Tartini. Giuseppe tituló esta sonata -El Trino del Diablo-y hoy en día somos muy
pocos los músicos que nos atrevemos a tocarla.
Me cuenta la historia
Del mundo y detrás
Me anuda en su lecho
Despide al mortal
No quiero ya
Dejar de soñar
No puedo ya
Olvidar la verdad
Quedarme con el
Llegar hasta al fin
Y volver.
Comencé a llorar
Estos versos
Bañados en canción
Quiero volver a dormir con tu olor.
Quiero perfumar
Mi alma con gotas de ti
Y archivar mi dolor
En el doble fondo que hay en mi colchón.
Como ayer
Me perdí en el laberinto
De caminar sin ti
Grite: ¿mi amor dónde estás? y lloré.
Tú me preguntabas:
Cuanto te quería yo
Te quiero siempre amor.
Quiero perfumar
Mi alma con gotas de ti
Y archivar mi dolor
En el doble fondo que hay en mi colchón.
Quiero perfumar
Mi alma con gotas de ti
Y archivar mi dolor
En el doble fondo que hay...
Rafael intentó apartar de su mente la congoja que le producía la melancolía y añoranza de los
suyos. Sacó una botella de brandy que guardaba en el tercer cajón de su mesita auxiliar.
Los últimos años la bebida y las drogas había actuado de analgésico (le dolía el alma y en estas
sustancias él encontraba el olvido del dolor y algo de calma...). Pero realmente era prisionero en
una cárcel llena de demonios.
Arriad velas,
Derecho el timón,
Por horizonte la mar.
Nuestro destino
La gloria, mi amor,
Y tu cama mi hogar.
Ábrete a mí,
"mi sable" se quiere dormir.
Y naufragar de pasión
En el mar que hay en ti.
Ábrete mi amor
Y dame lo mejor de ti
La vela izarás
Del "palo mayor" que hay en mí.
Y al abrigo de un fuego
Con una canción,
Hacer la colada al corazón.
Es el fin
No existe el futuro
Mata a los humanos
Es el fin.
No existe el futuro
Mata a los humanos
En un lujoso despacho, en penumbra, un primer ministro y un alto cargo militar ríen... (Pero esa es
otra historia y en otro momento será contada)
Si he de naufragar en mi tormenta
Déjame nadar dentro de ti
Todo lo que fui se puso en venta
Todo lo que ame, lo que aprendí
Me quiero morir en tu mirada
Me quiero dormir en el que fui
Nos atrincharemos en tu almohada
Siempre que el destino tenga bien
Bienaventurado el parado
Y el que no llega -sin bebes?-
Bienaventurada la esposa
Bienaventurado el parado
Y el que no llega -sin bebes?-
Bienaventurada la esposa
Que soporta golpes de infierno
Que reprime -ningunarramas?-
Con una sonrisa y una oración
-cambio de ritmo-
El infierno se enfrío
Y el cielo se cubrió
De una telaraña gris
De nubes y dolor
Vomitaba un volcán
El bosque se quemo
Desangrábase una flor
Herida por el sol
-más solos-
-aun…-
-break-
Se ha inundado el infierno
Se ha ahogado el edén
Se enquistó la primavera
Y a las flores que les den
Animas en comunión,
Reunión del mas allá
Convocados por Satán,
Que no para de llorar
-cambio de ritmo-
FIN
(Nota: El símbolo al que se refieren durante toda la novela, es una pirámide con un símbolo en
medio, que es la figura parecida a una estrella que tiene la tapa del disco).