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Luz nidia
Ya sabes lo que es oír, pero, ¿qué es una deficiencia auditiva? Las deficiencias auditivas,
también denominadas pérdidas auditivas o hipoacusias, ocurren cuando hay un problema
en los oídos o en una o más partes que facilitan la audición. Una persona con una
deficiencia auditiva puede ser capaz de oír algunos sonidos o puede no oír nada en
absoluto. La palabra deficiencia significa que algo no está funcionando correctamente o tan
bien como debería. La gente también utiliza palabras como sordo, sordera o duro de oído
para referirse a las pérdidas auditivas.
Aproximadamente tres de cada 1.000 bebés nacen con una deficiencia auditiva, siendo este
tipo de deficiencias una de las anomalías congénitas más frecuentes. Los problemas
auditivos también se pueden desarrollar más tarde en la vida de una persona. Para entender
cómo y por qué se producen las pérdidas auditivas, ayuda mucho saber cómo funciona el
oído.
¿Cómo funciona el oído? MARTHA
El oído se divide en tres partes diferentes: el oído externo, el oído medio y el oído interno.
Estas tres partes trabajan conjuntamente para que tú puedas oír y procesar sonidos. El oído
externo, o pabellón auditivo (la parte visible del oído), capta las ondas sonoras, que
posteriormente viajan a través del conducto auditivo externo.
Cuando las ondas sonoras golpean el tímpano, ubicado en el oído medio, éste empieza a
vibrar. Al vibrar, el tímpano hace que se muevan los huesos que integran la cadena de
huesecillos del oído, denominados martillo, yunque y estribo. Estos huesos, al vibrar,
ayudan a propagar el sonido hasta el oído interno.
Seguidamente las vibraciones llegan a la cóclea, que está llena de líquido y recubierta en su
interior de miles de pequeñas células pilosas o cilios. Las vibraciones sonoras hacen que
estos pelitos se muevan y transformen las vibraciones en señales nerviosas, a fin de que el
cerebro pueda interpretar los sonidos.
Tipos de deficiencias auditivas Hay distintos tipos de hipoacusias: de conducción,
sensorial, mixta (de conducción y sensorial simultáneamente) y neural.
• Hipoacusia de conducción: ocurre cuando hay un problema en una parte del oído
externo o medio. La mayoría de los niños con hipoacusia de conducción tienen una
deficiencia leve que suele ser temporal porque en la mayoría de los casos se puede
tratar médicamente.
• Hipoacusia sensorial: ocurre cuado la cóclea no está funcionando correctamente
porque las pequeñas células pilosas que recubren su interior están dañadas o
destruidas. Dependiendo del grado de deficiencia, un niño puede ser capaz de oír la
mayoría de los sonidos (aunque más apagados), solamente algunos sonidos o
• ningún sonido en absoluto. Las deficiencias auditivas sensoriales casi siempre son
permanentes y pueden influir negativamente sobre el habla del niño.
• Hipoacusia neural: ocurre cuando existe un problema en la conexión que une la
cóclea con el cerebro. Neural significa relativo a los nervios, de modo que en este
tipo de hipoacusias el nervio que transporta la información sonora desde la cóclea
hasta el cerebro está dañado.
¿Que causa las deficiencias auditivas?ANDREA
Una deficiencia auditiva puede obedecer a que una persona nació con partes del oído que
no se formaron correctamente y, por lo tanto, no funcionan como deberían. Pero hay
pérdidas auditivas que se producen más tarde en la vida de una persona, por ejemplo a
consecuencia de lesiones o enfermedades, incluyendo:
• presencia de fluido en el oído medio
• infecciones graves, como la meningitis
• lesiones en la cabeza
• escuchar música muy alta, sobre todo con auriculares
• exposición repetida a ruidos fuertes, como los de la maquinaria.
Muchos niños han tenido infecciones de oído, las cuales también pueden provocar pérdidas
auditivas. Las pérdidas auditivas permanentes consecuentes a una infección de oído son
raras, pero, si tus padres sospechan que puedes tener una, deberían llevarte al médico.
¿Cómo se diagnostica una hipoacusia? PAULA
Si un médico sospecha que un bebé o un niño pueden tener una deficiencia auditiva,
recomendará a sus padres que lo lleven a un audiólogo, médico especializado en la
evaluación y el tratamiento de los problemas relacionados con las deficiencias auditivas.
Los audiólogos pediátricos evalúan la audición de los niños haciéndoles distintos tipos de
pruebas. ¡Hasta tienen pruebas pensadas especialmente para bebés! Tal vez te hayan hecho
alguna vez una prueba de audición, si te pusieron auriculares y te pidieron que levantaras la
mano derecha o izquierda para comprobar si oías bien por ambos oídos.
Si un audiólogo detecta una deficiencia auditiva en un niño, le recomendará un tratamiento
y sugerirá a la familia que trabaje con un equipo especial. Ese equipo ayudará a diseñar el
mejor programa para que el niño pueda realizar correctamente los aprendizajes escolares y
comunicarse adecuadamente.
¿Cómo se tratan las deficiencias auditivas?ALEYDA
El tipo de tratamiento depende del tipo de pérdida auditiva, de su gravedad y de las otras
necesidades que tenga el niño. Los tratamientos más frecuentes incluyen la medicación,
operaciones, unos aparatos que amplifican los sonidos denominados audífonos y unos
dispositivos que facilitan la escucha, al resaltar las voces y ayudar a oír mejor en los lugares
ruidosos. Con tratamiento, la mayoría de los niños pueden volver a oír con normalidad.
Los audífonos son una especie de micrófonos diminutos. Amplifican los sonidos e incluso
permiten captarlos mejor, para que la persona los oiga con mayor claridad. Los audífonos
envían sonidos amplificados (a través de vibraciones sonoras) desde el tímpano y el oído
medio hasta el oído interno o la cóclea. Los desarrollos tecnológicos han permitido diseñar
audífonos que gradúan el volumen de los sonidos automáticamente.
Para algunos niños que no pueden oír o entender las palabras con este tipo de aparatos,
existe un dispositivo denominado implante coclear. Se trata de una pieza electrónica
diminuta que se implanta en le cóclea mediante una operación. Desempeña la función que
deberían cumplir los cilios dañados o destruidos de la cóclea, esto es, transformar los
sonidos en señales eléctricas que estimulan directamente el nervio auditivo.
Aprendizaje escolar y comunicación Un niño con pérdida auditiva puede tener que ir a una
escuela especial, a clases especiales en una escuela ordinaria o a clases ordinarias en una
escuela ordinaria. Dependiendo de la gravedad de la deficiencia auditiva, algunos niños
necesitan trabajar con un audiólogo o un logopeda para desarrollar y/o mejorar su
capacidad auditiva y el habla. Algunas personas con este tipo de deficiencias necesitan
utilizar técnicas especiales para comunicarse:
• Leer los labios, lo que implica observar atentamente los labios de las demás
personas, sus expresiones faciales y sus gestos para saber qué palabras está
diciendo.
• El lenguaje americano de los signos, también conocido como ASL (American Sign
Language) o lenguaje de los sordomudos, que utiliza gestos y movimientos de las
manos; este leguaje permite comunicarse a las personas sordas y/o mudas sin
necesidad de utilizar la palabra hablada.
¿Y qué pasa con hablar por teléfono? Se ha inventado un aparato de telecomunicación,
conocido como TDD por sus siglas inglesas (Telecommunication Device for the Deaf), que
permite escribir a máquina las conversaciones en vez de tenerlas que mantener
auditivamente. Los mensajes se imprimen o aparecen en una pantalla especial.
Tal vez te preguntes cómo puede ir al cine o ver la tele una persona que tenga una
deficiencia auditiva. Los programas de televisión y las películas subtituladas llevan el texto
escrito al pie de la pantalla, de modo que las personas con hipoacusia pueden leer los
subtítulos para seguir lo que dicen los personajes.
O sea que los niños que tienen deficiencias auditivas pueden ir al colegio, hablar por
teléfono y ver películas. Si te parece muy parecido a la vida típica de cualquier niño, ¡tienes
toda la razón!
Limitado Auditivo: Es una expresión genérica que se utiliza para definir una persona que
posea una pérdida auditiva.
Sordo: Es aquella persona que presenta una pérdida auditiva mayor de noventa decibeles
(90) que le impide adquirir y utilizar el lenguaje oral en forma adecuada.
Hipoacusico: Disminución de la audición que en sentido estricto no llega a ser total, lo que
se denomina con el término de Cofosis.
Es el código cuyo medio es el visual más que el auditivo. Como cualquiera otra lengua
tiene su propio vocabulario, expresiones idiomáticas, gramáticas, sintaxis diferentes del
español. Los elementos de esta lengua (las señas individuales) son la configuración, la
posición y la orientación de las manos en relación con el cuerpo y con el individuo, la
lengua también utiliza el espacio, dirección y velocidad de movimientos, así como la
expresión facial para ayudar a transmitir el significado del mensaje, esta es una lengua
visogestual.
Comunicación: Es un proceso social en el cual es necesario como mínimo que haya dos
personas en situación de interrelación de ideas o mensajes, un emisor o locutor y un
receptor.
Para que la comunicación se produzca es necesario que exista entre los interlocutores
motivación para transmitir y recibir.
Es preciso que haya intervenido explícita o implícita, un acuerdo entre los interlocutores
respecto de la utilización de un código que permita la organización de los mensajes
transmitidos tomando un medio o canal de comunicación determinado.
Abarca una amplia variedad de medidas y actividades, desde la rehabilitación más básica y
general hasta las actividades de orientación específica, como por ejemplo la rehabilitación
profesional.
• Persigue los fines y objetivos establecidos para cada uno de los niveles del
sistema escolar y adapta los planes y programas de estudio, tomando en
cuenta las necesidades educativas individuales y grupales, y la pertinencia de
los aprendizajes para el desarrollo autónomo, intelectual, emocional y ético de
los educandos.
• Destaca la importancia de la evaluación diagnóstica, formativa y sumativa así
como el seguimiento, como fuentes permanentes de información para que el
equipo técnico-docente determine progresos y corrija o minimice las dificultades
que interfieren en un momento determinado del proceso educativo.
• Implementa medidas y acciones que conduzcan al logro de los objetivos de la
Educación Básica y fundamentalmente, de los objetivos de la educación y
trabajo de la población deficiente auditiva, que por diversas razones se
incorpora tardíamente o ha interrumpido su prosecución en el sistema escolar.
Conocer las características del educando deficiente auditivo nos permiten valorar la
información que los aspectos mencionados aportan a la evaluación, diagnóstico y toma
de decisiones para la intervención educativa.
El papel del maestro de apoyo especialista en la educación del niño sordo:
En la gran mayoría de los casos, la integración del niño sordo requiere la presencia de un
maestro especialista de la educación del niño sordo que colabore con el maestro dentro del
aula de integración para favorecer el progreso del niño y su aprendizaje.
Hay en esta primera afirmación un aspecto que merece destacarse: la necesidad de que el
maestro de apoyo sea un especialista en la educación del sordo. Esto supone un
conocimiento del desarrollo del niño, de sus procesos de aprendizaje y de los métodos más
adecuados para que adquiera el lenguaje oral.
Igualmente debe tener competencia suficiente para utilizar los medios de expresión y
comunicación que se ajusten mejor a sus posibilidades. Esta preparación específica del
maestro de apoyo para colaborar con éxito en el desarrollo del niño sordo incluye también
el conocimiento del lenguaje de signos. Parece razonable que entre las habilidades que debe
poseer el maestro de apoyo o el logopeda que trabaja directamente con el niño, para
ayudarle a resolver los problemas que encuentra en clase o hacerle más fácil la
comprensión de lo que se transmite en el aula, esté el conocimiento del lenguaje propio de
los sordos. Esto no quiere decir que este lenguaje deba ser utilizado necesariamente con el
niño sordo. Dependerá en cada caso de las posibilidades educativas del niño y de la mayor
o menor necesidad de emplear varios sistemas de comunicación con él. La decisión más
adecuada depende también de la historia comunicativa den niño y del proyecto pedagógico
del centro en relación con la integración del niño sordo. Otro de los puntos que suscitan
discusión es el de la forma concreta de llevar adelante el apoyo que el niño necesita. De
nuevo aquí hay que comenzar señalando que depende de las características del niño y de
sus posibilidades comunicativas y de aprendizaje. No obstante, es posible indicar
situaciones más diferenciadas: ayudando al maestro tutor o trabajando fuera de la clase en
el aula de apoyo o aula de logopedia.
En la primera situación, la colaboración puede a su vez adoptar diversas modalidades. En
unos casos, el maestro de apoyo necesita y prepara materiales, información, textos..., para
que el tutor los utilice en clase con el niño sordo. En otros casos, puede trabajar
directamente con el niño sordo, explicándole los temas que se han suscitado, clarificándole
interrogantes y presentándole un plan de trabajo más adaptado al nivel del niño sordo.
Finalmente puede también realizar su tarea con un grupo de alumnos entre los que está el
niño sordo. De esta forma, no sólo explica la información, sino que al mismo tiempo puede
impulsar, canalizar y facilitar la comunicación y el intercambio en el trabajo entre alumnos
oyentes y el alumno o alumnos sordos. Esta modalidad grupal, incluso cuando se realiza
fuera de clase, tiene un enorme valor pedagógico y contribuye a favorecer la integración del
niño sordo.
En la segunda situación, el maestro de apoyo trabaja con el alumno fuera de la clase, en el
aula especializada o de apoyo. Normalmente este trabajo se centra en la adquisición y
desarrollo del lenguaje y/o en el aprendizaje de materias que son difícilmente asimilables
con los compañeros oyentes. Aquí también la organización del trabajo puede ser individual
o en pequeño grupo.
Las distintas modalidades que se han indicado de forma esquemática no deben entenderse
como excluyentes. Por el contrario, en gran número de alumnos sordos integrados es muy
positivo que la labor se realice tanto dentro del aula como en el aula de apoyo, variando el
tiempo en una o en otra en función del nivel y de las posibilidades del niño sordo.
Lenguaje oral en el niño sordo:
La adquisición del lenguaje orla es una tarea larga y difícil para el niño sordo, que exige
unos esfuerzos constantes. Durante los primeros años, el niño no encontrará la misma
satisfacción que el oyente en el hecho de hablar, ya que su lenguaje será aún muy pobre y le
entenderán muy pocas personas. Durante estos años se servirá del lenguaje oral para pedir
cosas, pero difícilmente para expresar sus sentimientos, sus dudas... Estas dificultades
refuerzan el planteamiento de facilitar el aprendizaje del lenguaje oral en situaciones de
juego, que motiven al niño, y en los que encuentre alguna compensación a sus esfuerzos.
La pérdida auditiva del niño sordo, y su consiguiente imposibilidad de percibir la mayoría
de los sonidos, obliga a tener en cuenta un conjunto de normas elementales de
comunicación. Por delante de todas ellas hay que tener siempre presente que la
comunicación supone intercambio, atención compartida y referencia conjunta. Cualquier
programa para el desarrollo de la comunicación y del lenguaje debe estar basado e estos
prerrequisitos:
1) Lo más importante es que el niño nos mire a la cara cuando hablamos, que vea nuestro
rostro. Esto debe conseguirse sin obligarle; debe ser la expresión, la mirada, la mímica
corporal, los gestos faciales..., los que lleven al niño a buscar nuestra cara durante la
comunicación. Si queremos dirigir su mirada orientando su cara con nuestra mano cada vez
que queramos hablarle, es muy probable que con el tiempo esto le resulte desagradable y
que, a la larga, se produzca un bloqueo en la mirada. Esto no quiere decir que no podamos
recurrir a tocarle en el cuerpo o incluso en la cara suavemente, cuando queramos indicarle
que la vamos a decir algo, lo mismo que los niños oyentes les llamamos por su nombre para
que nos atiendan. Dada la importancia de que el niño mire a su interlocutor (lectura labial),
la situación ideal de nuestra comunicación es cuando nos mira de forma espontánea.
2) Nuestro rostro debe estar frente al del niño, no de lado ni ligeramente ladeado, con el fin
de facilitar la lectura de los labios. La mejor situación es que nuestro rostro esté a la altura
de los ojos del niño, por lo que el adulto debe adaptarse para conseguir este objetivo en los
intercambios comunicativos.
3) Hay que procurar no hablar deprisa, fundamentalmente para que el niño pueda apreciar
mejor el movimiento de los labios, pero sin que una excesiva lentitud dificulte la
percepción de cada palabra como una totalidad, ni la secuencia de palabras.
4) Hay que vocalizar claramente, pero sin exageración, ya que se puede llegar a deformar la
articulación y el movimiento de los labios en el intento de facilitar la lectura labial.
5) No hay que utilizar una comunicación excesivamente reducida. Hay que emplear frases
sencillas, pero completas. No utilicemos nunca un estilo telegráfico; proporcionaremos al
niño modelos gramaticales sencillos, fundamentales para la construcción del lenguaje.
6) Hay que hacerse entender, darle al niño todas las pistas posibles -gesticulación, mímica,
etc.- que le ayuden a comprendernos y a conectar con él. Si nuestro rostro no sugiere nada
el sordo dejará de atenderlo.
En general, se trata de ser expresivos, y para ello hay que recurrir a todos los medios: hay
que comunicarse con los labios, con las manos, con los ojos, con todo el cuerpo.
La lectura labial:
La lectura labial es la habilidad de llegar a entender un lenguaje a través del movimiento de
los labios. Es, pues, un método visual, imprescindible para que el niño sordo pueda
comprender la comunicación oral. La lectura labial es una tarea difícil. Complicada, lenta y
relacionada principalmente con el conocimiento previo que tengamos del lenguaje.
El entrenamiento de la lectura labial:
Lo primero es cumplir las normas de comunicación que señalábamos anteriormente, a la
vez que entrenamos al niño a que fije su intención en los labios.
La lectura labial no es una habilidad que entrene sólo el especialista, sino que es algo que
todos los implicados en el proceso educativo del niño deben tener en cuenta y favorecer, ya
que las mejores situaciones para practicar la lectura labial son las cotidianas y naturales, a
través de los intereses del niño, cuando observamos que está receptivo, etc. Especialmente
son los padres quienes, teniendo la necesidad de comunicarse con su hijo, y porque
disponen de más tiempo para estar a su lado, deben ejercitar este apartado.
Lo principal es hablarles una y otra vez de las mismas cosas, hablarles de la “luz”, cuando
la encendemos, cuando la apagamos, cuando un juguete tiene una luz intermitente...
Cualquier momento es bueno para practicar, sin forzar. Le hablaremos sobre los objetos
utilizados mientras se le baña, mientras come, de lo que vemos mientras paseamos por la
calle, el zoo, el campo... Estas situaciones son tanto o más útiles que las situaciones
concretas de trabajo.
Mecanismos que facilitan la lectura labial:
Ni el niño sordo ni nadie podrá leer en los labios una palabra que no conoce.
Además sólo por lectura labial es difícil que el niño sordo aprenda a hablar ni a entender el
lenguaje. Por tanto, lo primero que tenemos que lograr es que adquieran un vocabulario,
para que posteriormente lo puedan leer en los labios.
Para conseguir este objetivo es necesario utilizar todos los recursos que tengamos, y sean
más accesibles para hacer llegar nuestro mensaje al niño sordo:
1) Pistas visuales: hay que apoyarnos, al principio, en todas las pistas perceptivas de que
dispongamos para que vaya conociendo las palabras, y vaya asociando un determinado
movimiento de los labios con una palabra. Cuando le hablemos de la silla señalémosla,
mostremos distintas fotos de sillas, hagámosle un dibujo...
2) Contexto natural: presentémosle las palabras dentro de un contexto familiar, cotidiano.
Hablémosle del peine cuando lo tiene en la mano y se está peinando; del vaso cuando está
bebiendo.
3) Utilización de la mímica: podemos acompañar la palabra con un gesto natural, o un
signo. El niño adquirirá primero el vocabulario a través de la mímica, y a la vez comenzará
a asociar un determinado movimiento de los labios con un determinado gesto o mimo.
El lenguaje de signos en la práctica educativa:
En la práctica educativa, tanto maestros como especialistas pueden utilizar el lenguaje
bimodal fundamentalmente como sistema de comunicación con el niño.
Esto nos permite hacer más natural la relación con él, ya que es posible comentar y
expresar muchas más situaciones. Así mismo, el niño podrá expresarse con mayor
precisión y amplitud.
Aunque se pretende que la adquisición de los signos sea natural, es interesante utilizar
algunos signos de manera más sistemática, especialmente aquellos que se refieren a
nociones fundamentales que pueden plantear más dificultades al niño sordo:
1) Nociones espaciales (dentro, donde, fuera, debajo...)
2) Nociones temporales (cuando, después, pronto, rápido, despacio...)
3) Nociones causales (porque, para...)
4) Categorías (tamaños, colores, formas...)
5) Preguntas concretas (qué hace, quién, cuántos...)
En general, el lenguaje de signos permite el desarrollo de actividades que sería muy difícil
llevar a cabo con una comunicación exclusivamente oral:
1) Contar cuentos y secuencias lógicas de acción.
2) Planificar el juego, o las actividades que se van a hacer.
3) Comentar y recordar lo que se hizo el día anterior.
4) Explicar lo que sucede, por qué hay que hacer unas cosas y otras no.
5) Etcétera
Implante coclear, milagro tecnológico para el sordo
Malo Bueno
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Desde que el Dr. Wiiliam House diseñó en 1984 el primer implante coclear era impensable
que una persona sorda profunda pudiera recuperar la audición a niveles normales con el
uso de un aparato electrónico. Tampoco que pudiera gozar de una calidad auditiva digital
que le permitiera percibir la música o el canto de los pájaros, o el sonido de las hojas de un
árbol al moverlas el viento.
26-40 f, p, sh, s, k, l
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