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a zona Suse UN ANHELO Yudla core cavotros diay mache. “Mira eémo hoy descansa el tiempo en este recodo. Al sol contempla el camino que ha recorride en un i En tanto una ardieate fatiga se derrama por sus miembros, Lacperians Ge unsombrasélo hay bata su fee no sélo de los rayos busca protegerse el tier Una cegadora luz le azota ojos y sienes = Un enigma después de otro unas lentes revelaron’ La materia era fuerzayy la fuerza era materia, Resonantes, penetraron toda la naturaleza Y, vietoriosas, lo dieron us ojos resplandecientes, No obstante, el fondo del alma, la oscuridad més profunda, Pidea la naturaleza que otra imagen le entregue. Conocemos muchas cosas, creemos saberlo todo, Mas la razdn del misterio coa temor se nos sustrae. Virnos mucho y no hemos visto io mucho que nos rodea Invisible a avestros ojos, a nuestros ofdos mudos, Coanta luz debis el espivieu verter a tcavés del mundo Para descubrir la sombra que en la slaridad alberga. No sélo el sol nos incica a dénde pertenecemos En el lager més oscuro el ser echa sus races! jnséAanos, claro dia, aquel misterio de nuevo! iDevuélvenos, oh futuro, devuélvenas el respetoi * Goethe, Fate, Primera parte, escena IV (1784). [Nd] Dime Cais amin Inndcines MOMeNTARHAS Sse METERSIATIS MAS ALLA DE LA BELLEZA “Hoy sdlo se le vuelve Fécil a los que dejan que se le haga dift- cil. No es ningin arte, por supuesto, alcanzar todo Te que es posible si uno esta dispuesto a esforzarse y a matarse traba~ Jando, pero le resuleard terriblemente dificil al que quiera lo- grar algo sin esfuerzo. Tal ver. antes era fécil ser ingenioso y encontrar ofdos atentos. Pues hasta hace un par de siglos nuestro género habfa acumulado tanto pensamiento y expe- Hencia, tantas convieciones y valores, que slo era necesario decir, sin demasiadas vueltas, lo contrario a todo lo incuestio- ‘able para cosechar fama y ser considerado tan inteligente co- mo uno quisiera, En aquel entonces comenzé la gran batalla. ‘Armados tan slo con el gran signo de negacién, rechazaban lo {que todos afirmaban y afirmaban lo que todos negaban. Hl Sol no gira alrededor de la Tierra, como todos pueden veri no, el Sol se mantiene impertérrito, mientras la Tierra pasea en tor- 10 8 él, Haber edificado la cultura a lo largo de los siglos no es quird lo mejor det mundy de los hombres: ne, la naturaleza, dominada ya hace tiempo, es lo verdadero y debemos regresar aeella on vez de avanzar. La vida no es digna de ser vivida, co- mmo deberia parecer, ya que la mayoria de los seres himanos no se vuelve suicids; no, es un gran mecanismo de bancarrota en cel que toda felicidad es sélo una ilusidn éptica, La moral no es lo bueno y sensato; no, lox inmoralistas son las mejores perso- pas. Y asf se avanzaba alegremente, sélo bastabs tomar una afirmacién de la enorme reserva de frases a las que se aferran fox hombres y sostener que no es asf, sino precisamente lo con- tracio, y sno ya era. un hombre hecho. Pero esta Edad de Oro ha pasado, la reserve esté agotada, ya no queda nada acerca de Jo cual no se hays dicho lo contrario. Si, nos resulta dificil te- er ingenio. [Asi reflexionaba nuestro amigo, con el corazén agabiado Con extremo placer habia descubierto en algun rincén una 2 Geos Site Lausanses onuenriseens $8 Sacre TARTS 3 pequeia certeza més, una verdad cualquiera, clara como el sol, que siguiera su camino despreocupada y segura de su pro- pia seguridad. Entonces le habria tendido una emboscada, hax buf caido sobre ellay. arteramente, la habria puesto de cabeza diciendo gue era asf como debta ponerse. Pero ya ie habjan ga- nado por la mano en decir que la verdad na era verdaderay ya babfan dicho también que lo bueno era lo peor. ;Altot ;Acaso no hay todavia un ideal que no haya sido destronado, un valor que no haya sido revalorizado unay otra ver? ;Y la belleza? Bs verdad que hay hombres que sélo se enamoran de mujeres feas, ya por un secreto orgullo, ya para tener sélo para sf un anhelo yun placer que nadie pueda compartir, que nadie pueda com- prender fécilmente: es verdad que hay pintores que slo pintan lo feo, que estén atrapados en un profendo escepti ‘mo sobre las cosas y la posibilidad de aprehenderlas, y ya s6lo el dolor de las disonancias, la dolorosa violencia ocasionada por la brutalidad de fo feo, puede persuadirlos de una verda- dera realidad, del mismo mode que los nervios debilitados séio encuentran placer en el dolor, porque énicamente éste puede salvarlos del més temible aislamsiento: vivir en un mundo sin percepcién. Pero asi como en los sobrecargados caminos ba- rrocos lo feo llega a formar parte de lo bello, nadie ha afirmado ain que lo bello no tenga valor ni dignidad; tan abigarrado y enmarafiado es el conjunto que nadie ha osado arrebatar la bandera que lo cubre, una insignia invicta, {Pero como? ;¥ si uno de las mayores embelecos y fuegos fatuos de la humanidad fuera que ha crefde encontrar en lo bello ia bienaventuranza, la salvacién, la recompensa del ser? iY sila belleza fuera un canto de sirena que nos liama hacia una satisfaccién nunca antes alcanzada y al que nuestros sen- {dos s6lo se entregaran para que todo otro sonido y atractive de la vida nos parezca, por comparacién, banal y falso? Du- rante siglos, una generacién ha transmitide a Ja otta el ideal de la belleza y su creencia en él, y cada una Jo ha cultivado 2 ipso ena smc nein Css ein su manera, arraigdndose cada vex mas firmemente en dicho ideal, hasta que, finalmente, una enortae sed de belleza, he- sencia de tan larga evolucién, se ha vuelto innata al alma, ob- sequio del género que éste deposita a cada uno en lacuna, co- mo silos griegos fueran los padrinos. Pues por eso es que la vida es tan oscura y desabrids, tan pobre y deforme: porque ante ella se yergue el ideal de la belleza, resplandeciente e in- macviado, derramando ur mar de brillo allf donde est el al- may no estan las cosas, jCémo pueden éstas, en efecto, man- tenerse claras y luminosas, comparadas con la luz de nuestros suefios de belieza? jAy: la belleza no sabe de compromiso al- uno! Es Ja balanza implacable sobre la que dia a dia se pese nuestra vida y se la encuentra demasiado liviana. Nos hemos conformado con fa mitad de las verdades, resignados a que todo saber es una obra fragmentaria y a que Ja verdad ltima de las cosas sélo puede reflejarse en los oj08 divinos, y ademas con el consuelo silencioso de que precisamente este no-saber cs la gran bendicisn de fa humanidad y de que nada demues- {ra tanto Ja sabiduria de la Providencia. como mrcstra no-tabi- duria, Nos hemos acostumbrado, sobre tado,'a la moral in completa y apenas pensamos smo salir de ella, no sélo pore Tamora! merliae equivale a menudo a a flicidad vo tal, sino porque a la lucha incesante de lo mejor de nosotros contra lo peor de nosotros se asocian un valor y wna significa ci6n de Ja vida infinitamente superiores « los que se asocian « la {ria incorruptibilidad del santo, libre de toda tentaciéa, Six embargo, no se puede negociar del mismo modo con el ideal de la belleza. Esta Heva en sila secreta promesa de ser plena- mente alcanzable y libra con ello una letra de cambio contra Ja realidad que jamds honea: no rezuma, a diferencia de los demas ideales, cl suave consuclo de gue el ser humano no so- portaria sv altima realizacién ¢ integridad, como Sémele en brazos de Zeus. No, podriainas distrutarla entera y plenamen- Le, nuestros sentidos son suficientemente amplios, auestra ea Gone Sui mente, suficiencemente profunda. A tat punto la belleza exige que las cosas sean plenamente bellas y destruye la silenciosa modestia de una satisfacciéa a medias. ¥ sin embargo tampo- ©o es real, como si siempre faltara una pequetiez para que las cosas fueran bellas, todavta un soplo y un destello mas, una Palabra redentora, un iltimo esfuerzo, como sila belleva est. viera detrés de las cosas, muy al aleance, y ella y nosotros eclo tuvigramos que estitar la mano, agudizando de este modo la tortura de la privacisn que producen In engafiosa cercanla y atraccién de la felicidad. Us demonio debe de haber inventado la belleza para que os amargara la vida. ;Oh suave, fntimo ideal de la fealdad, que nos embelleces la vida! jCon qué profunda satisfaceisn percibirfan nuestros ojos el mundo, con qué armontas sin di nancias se colmarfan nuestros ofdos, si pudiéramos medirlo con ei anhelo de la més completa fealdad, en vez de hacerlo con el anhelo de la mas completa bellezal Ya no lastimarfa enton- ces nuestros ofdos ninguna disonancia entre ideal y realidad, Yano leeriamos entonces ningiin deseo insatisfecho entve las Iineas del undo: verfamos fa evolucién natural de los hom. bres y de las cosas acercarse a su ideal plicida y permanente, mente, segura de que lo que no se ha alcanzado hoy se logeard mafiana, Una paz silenciosa, saciada, cubrird el mundo cuan- do ya no se juzguen las apariencias segtin el insensato suetio de la belleza, sino segtin el vidente cardcter incondicional de la fealdad; cuando ya no se les exija, con icritante obstinucidn, !o gue no conceden, sino aqueilo que ha de convertirseen su sen. tido inequivoco, Sélo entonces, cvande ya ne pentames el plar cer por las cosas ceclamando insolentemente la belleza, sine gue construyamos auestros ideales de manera déctii para que | realidad tenga un lugar en ellos. cuando nuestras peregrina- ciones interiores se dirijan a lo més sograco de lo feo, a lo més feo de lo sagrado, s6lo entonces el mundo seré realmente ues. troy disfrutaremos del espectéculo de ver que la realicad ya eep8 0 wm rene, ACERS mOMENTANEAS SUR hee aTURNiZES 1 no se queda a la zaga de los ideales, sino que a veces au el ideal se queda a la zaga de la realidad... ‘Solo cuando el ideal dela Fealdad sea norma y medida de todas as coun avid en vee ds I profane, la ai lez en vez de la plenitud, la disonancia en vez de la armonia, Simeone a implacable tragedia del reclamo de be- lez hab dad lgar al adapraciénorgica dea alas» su mmunda y habré alegria sobre la tierra y satisfaccién para los hombres... . Profundamente conmovidlo por la consagracisa del nuevo evangelio, y con la apremiante avides de ser su primer martin, esto amigo se puso de pie y se colacé frente al espejo.

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