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El texto que se nos presenta para comentar contiene varios artículos de la Constitución
española que en 1931 aprobaron las Cortes, una vez proclamada la República que dio
fin a la Dictadura de Primo de Rivera. En estos artículos, como luego veremos, se
reflejan algunos aspectos fundamentales por los que se había de regir la vida de la
nación. Procederemos al comentario siguiendo el siguiente esquema: clasificación,
determinación del tema e idea principales, contextualización y aportaciones del texto.
Finalizaremos con unas breves conclusiones.
1.- Clasificación
Comenzaremos por la naturaleza del texto. En este sentido indicaremos que por su
forma es un texto informativo; por su contenido es jurídico-político y, por su origen, es
una fuente histórica.
El autor es colectivo, dado que es presentado por las Cortes, y su destinatario es público
y nacional. Está datado el 9 de Diciembre de 1931 y seguramente publicado en el
Boletín Oficial que se edita en Madrid. Tiene la firma de don Julián Besteiro, Presidente
de las Cortes.
3.- Contextualización
Planteadas así las cosas, el resultado de las urnas fue favorable, por amplia mayoría, a
las candidaturas monárquicas. Sin embargo, basados en una interpretación
antidemocrática de los votos (más votos urbanos que rurales) y en la traición que
determinados políticos hicieron a Alfonso XIII (que se exilió) los firmantes del Pacto de
San Sebastián proclamaron la República, siendo el primer Ayuntamiento en hacerlo el
guipuzcoano de Eibar.
Como era previsible, una de sus primeras tareas será la elaboración de una nueva
Constitución que sustituyese a la anterior redactada en 1875 cuando se proclamó la
Restauración monárquica. El texto nos presente, precisamente, algunos de los artículos
de esta Constitución.
Como ya hemos indicado el texto nos aporta los primeros cuatro artículos y el doce.
Cada uno de ellos contiene distintas ideas, por lo que haremos el comentario uno por
uno.
- El artículo primero es el más complejo porque abarca tres ideas: la organización
de España como República unitaria compatible con autonomía de municipios y
regiones, la soberanía popular y los colores de la bandera. Quizá el más interesante sea
el primero porque por un lado desecha el federalismo (de tan nefasto recuerdo en la
primera República) y, por otro, abre la puerta para el establecimiento de Autonomías
(como luego se perfila en el artículo 8). En la misma línea se ubica el artículo 10 en el
que se indica que si algunos territorios acuerdan organizarse en región autónoma
deberán presentar su propio estatuto para su aprobación.
- El artículo tercero tiene una sencilla redacción pero motivó una polémica
tremenda. En él se dice que el Estado no tiene religión oficial, es decir, se afirma la
aconfesionalidad del Estado. La polémica vino porque ni unos ni otros fueron capaces
de explicar con detenimiento lo que esto significaba, interpretándolo la derecha y la
mayoría del pueblo (católico en su gran mayoría) como un ataque a la religión. Este
asunto se perfilará en el artículo 26 en el que se indican dos cuestiones clave: la
financiación de la Iglesia y la disolución de la Compañía de Jesús. La primera es
taxativa y clara aunque se da un plazo de dos años para extinguir el presupuesto
destinado al Clero. La segunda no señala directamente a los Jesuitas pero ellos son los
únicos que, además de hacer los tres votos canónicos, hacen uno especial de obediencia
al Papa (autoridad distinta a la del Gobierno).
- Los artículos 51, 51, 86 y 94 hacen referencia (de forma distinta) a la separación
de poderes y las diferentes atribuciones que debe tener cada uno de ellos.
CONCLUSIONES
- Esta Constitución estará vigente hasta 1939 cuando, finalizada la guerra civil,
será abolida por el régimen franquista. Sólo en 1978 saldrá a la luz la nueva
Constitución aún vigente en nuestros días.
E1 texto que se nos presenta para comentar tiene por titulo “Carta Colectiva del
Episcopado español” datada el 1 de Julio de 1937, prácticamente un año después del
inicio de la Guerra Civil española. En ella, con un lenguaje con muchos matices
teológicos e ideológicos, los obispos muestran su posición ante la guerra que se está
desarrollando. Todo ello lo veremos en nuestro comentario en cuya ejecución
seguiremos los siguientes pasos: clasificación, análisis del tema e ideas principales…
CLASIFICACION
COMENTARIO
Cuando el Frente Popular gana las elecciones de 1936, tras la caída del Bienio
Conservador, las fobias anticlericales se llevarán a límites nunca conocidos en Europa.
Los templos, conventos, monasterios, bibliotecas al igual que todo tipo de personas
relacionadas con ella (sacerdotes, monjas, laicos comprometidos con movimientos
católicos) serán víctimas de los atropellos de las masas populares azuzadas en la
mayoría de los casos por los líderes políticos y sindicales de izquierda.
En el primer párrafo se presentan varias opiniones sobre la Guerra Civil desde distintas
observadores. Una nos dice. “Es una carrera de velocidad entre el bolchevismo y la
civilización cristiana’- lo que ofrece claramente el concepto que tiene la Iglesia de la
guerra: es en enfrentamiento entre comunismo y cristianismo o, lo que es lo mismo, una
nueva cruzada. En este sentido debiéramos citar la duramente sofocada Revolución de
Octubre de 1834 en la que socialistas y anarquistas intentaron, mediante una sangrienta
revolución, imponer el modelo bochevique de estado.
Concluye el texto indicando la toma de postura el episcopado: “no hay en España más
esperanza que el triunfo del movimiento nacional porque el bando contrario no ofrece
garantías de estabilidad política y social. Con esta última afirmación, el episcopado deja
bien claro su apoyo al bando nacional y a la guerra para acabar con los republicanos que
estaban limitando sus derechos y llevando a cabo la represión más dura de la historia
contra todos los elementos de la Iglesia.
CONCLUSIÓN
l.- La proclamación de la República en 1931 aunque no fue bien vista por la Iglesia fue
aceptada con toda lealtad.
4.- Tras ganar las elecciones el Frente Popular en 1936, la persecución sistemática
contra la Iglesia fue, salvo en la Euskadi controlada por el Gobrierno vasco, de una
ferocidad nunca conocida en la Historia de Europa. Mientras, en la zona franquísta, todo
eran facilidades y ventajas.
5.- Por todo ello nada tiene de extraño que la jerarquía católica se posicionara
favorablemente al alzamiento franquista y emitiera para conocimiento público el texto
que acabamos de comentar. Sin embargo, señaláramos, para finalizar que, con ello, en
nada ayudó la misma Iglesia a solucionar pacíficamente el conflicto.