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El caso clínico de Dora esta trabajado y construido desde los datos biográficos de la
paciente y con las consideraciones que Freud dice tener por la edad de la paciente.
Dora es una joven de 18 años, que llega a la consulta de Freud, aquejada de tos
espasmódica y nerviosa, presentando afonía junto con cambios en el carácter y desazón,
además de presentar problemas con sus padres quienes estaban muy preocupados por
ella, siendo ellos quienes la llevan a sesión con Freud al encontrar entre sus pertenencias
una carta suicida, por el hecho que provoca en Dora un ataque con pérdida de conciencia.
La paciente desde los seis años es una hija muy apegada a su padre ya que este empezó
a padecer diferentes enfermedades, a los ocho años se le presenta después de un paseo
a la montaña una disnea permanente y aguda, a los doce años empiezan las migrañas y
tos nerviosa, a la edad de catorce años un amigo del papá, el señor K la acosa
sexualmente y ella reacciona golpeándolo y arrancando, pero esta situación le deja una
secuela sensorial.
Además Dora se entera que su padre tiene un romance con la esposa del señor K, el
mismo que la acoso a los catorce años y luego a los dieciséis años el señor K vuelve
hacerle insinuaciones amorosas entonces ella busca apoyo en su familia contando lo
sucedido, pero ellos lo atribuyen a una fantasía de la niña, desestimándolo.
Freud enmarca a la paciente como Neurótica Histérica, pues para él, Dora desde los ocho
años ya presentaba síntomas neuróticos.
Freud parte del hecho que la histérica tiene un tauma infantil y que este queda alojado en
algún lugar del ICC a causa de un evento que podría ser una situación de abuso ocurrió
antes de la adolescencia.
Freud busca el evento traumático que podría haber ocurrido para provocar la situación. En
su análisis va dirigido a descubrir este evento y da la impresión de estar forzando la
teoría, además que el choca con la paciente que se resiste a las descripciones que el da.
Freud dice que no le va temblar la mano para decir que la mujer es histérica si lo es, se
pone una posición de AMO ante la paciente, pero Dora no le da esa posición de sujeto de
supuesto saber.
“-Son las mismas palabras que usó cuando la requirió a usted, y a raíz de las cuales usted
le dio la bofetada en el rostro.
-«Sí. Ella cedió, pero al poco tiempo él ya no le hizo caso, y desde entonces ella lo
odiaba».”
Desde este punto quería empezar para construir el caso de una chica histérica, pues Dora
da cuenta una identificación con la gobernanta de los niños, identificación que Freud le
señalara más adelante, pero interpretada desde los celos que le despierta el señor K.
o quizás quiso decir nada importa de la mujer que cedió y pasa a ser su mujer dejando ser
objeto de deseo.
Entonces Dora se presentaría como una joven que se revela a su posición de mujer que
debe ser pasiva y además que si cede a ese estado de satisfacción la haría desaparecer
como fue el caso de su amiga que se va y nadie sabe a dónde.
Cualquiera que fuera los motivos de Freud fue incapaz de reconocer la agresión que el
señor K, hace a Dora, y además la responsabiliza de no ceder a sus requerimientos por
ser una histérica.
“-Ahora conozco el motivo de aquella bofetada con que usted respondió al cortejo. No fue
la afrenta por el atrevimiento de él, sino la venganza por celos.”