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ANALISIS DE UNA VIÑETA DE LA PACIENTE LLAMADA DORA

Nombre: Pamela Navarro


“-¿Ah sí? Nunca me contó usted nada de ella. Por favor, cuénteme.
-«Pues bien; en la casa había una muchacha joven como gobernanta de los niños”
-«Uno o dos días antes de la escena junto al lago la muchacha me llamó aparte; tenía
algo que contarme. Me dijo entonces que el señor K. se le había acercado en una época
en que su mujer se encontraba ausente por varias semanas, la había requerido de
amores vivamente, pidiéndole que gustase de él; le dijo que nada le importaba de su
mujer, etc.».
-Son las mismas palabras que usó cuando la requirió a usted, y a raíz de las cuales usted
le dio la bofetada en el rostro.
-«Sí. Ella cedió, pero al poco tiempo él ya no le hizo caso, y desde entonces ella lo
odiaba».
-¿Y por qué no se fue?
-«Dijo que quería esperar todavía un poco para ver si el señor K. cambiaba de proceder.
No aguantaba vivir así. Si no veía cambio alguno, daría preaviso y se iría».
“Pude decir a Dora:
-Ahora conozco el motivo de aquella bofetada con que usted respondió al cortejo. No fue
la afrenta por el atrevimiento de él, sino la venganza por celos.”
“Usted se dijo: ¿Cómo se atreve a tratarme como a una gobernanta, a una persona de
servicio? A esta afrenta al amor propio se sumaron los celos y los motivos de sensatez
consientes: en definitiva, era demasiado.”
“le aduzco sus repetidas identificaciones con ella en su sueño y en su propia conducta.”
“Usted se lo dice a sus padres, cosa que hasta aquí no habíamos entendido, tal como la
señorita se lo escribió a los suyos. Usted se despide de mí como una gobernanta, con un
preaviso de 14 días. La carta del sueño, que le permite a usted regresar a casa, es un
correspondiente de la carta de los padres de la señorita, donde le prohibían hacerlo.
-«¿Y por qué entonces no se lo conté enseguida a mis padres?».”

El caso clínico de Dora esta trabajado y construido desde los datos biográficos de la
paciente y con las consideraciones que Freud dice tener por la edad de la paciente.

Dora es una joven de 18 años, que llega a la consulta de Freud, aquejada de tos
espasmódica y nerviosa, presentando afonía junto con cambios en el carácter y desazón,
además de presentar problemas con sus padres quienes estaban muy preocupados por
ella, siendo ellos quienes la llevan a sesión con Freud al encontrar entre sus pertenencias
una carta suicida, por el hecho que provoca en Dora un ataque con pérdida de conciencia.

La paciente desde los seis años es una hija muy apegada a su padre ya que este empezó
a padecer diferentes enfermedades, a los ocho años se le presenta después de un paseo
a la montaña una disnea permanente y aguda, a los doce años empiezan las migrañas y
tos nerviosa, a la edad de catorce años un amigo del papá, el señor K la acosa
sexualmente y ella reacciona golpeándolo y arrancando, pero esta situación le deja una
secuela sensorial.

Además Dora se entera que su padre tiene un romance con la esposa del señor K, el
mismo que la acoso a los catorce años y luego a los dieciséis años el señor K vuelve
hacerle insinuaciones amorosas entonces ella busca apoyo en su familia contando lo
sucedido, pero ellos lo atribuyen a una fantasía de la niña, desestimándolo.
Freud enmarca a la paciente como Neurótica Histérica, pues para él, Dora desde los ocho
años ya presentaba síntomas neuróticos.

Freud parte del hecho que la histérica tiene un tauma infantil y que este queda alojado en
algún lugar del ICC a causa de un evento que podría ser una situación de abuso ocurrió
antes de la adolescencia.

Freud busca el evento traumático que podría haber ocurrido para provocar la situación. En
su análisis va dirigido a descubrir este evento y da la impresión de estar forzando la
teoría, además que el choca con la paciente que se resiste a las descripciones que el da.

-«¿Y por qué entonces no se lo conté enseguida a mis padres?».”

Freud dice que no le va temblar la mano para decir que la mujer es histérica si lo es, se
pone una posición de AMO ante la paciente, pero Dora no le da esa posición de sujeto de
supuesto saber.

En la viñeta Dora es interpelada por Freud:

“-Son las mismas palabras que usó cuando la requirió a usted, y a raíz de las cuales usted
le dio la bofetada en el rostro.
-«Sí. Ella cedió, pero al poco tiempo él ya no le hizo caso, y desde entonces ella lo
odiaba».”

Desde este punto quería empezar para construir el caso de una chica histérica, pues Dora
da cuenta una identificación con la gobernanta de los niños, identificación que Freud le
señalara más adelante, pero interpretada desde los celos que le despierta el señor K.

La gobernanta acepta el requerimiento de su patrón y luego este pierde el interés y desde


entonces ella lo odia, para Dora ella cedió, y con ello perdió, perdió una posición, la
posición de ser el objeto de deseo, lo que da cuenta que Dora es histérica.

La paciente se revela a la posición pasiva que la mujer adopta en la época y no quiere


someterse a los requerimientos que la sociedad espera de ella. Pero Dora como buena
histérica, mantiene al otro cercano, pero no tan cercano, pone al otro en la posición de
decepcionante, buscando sus debilidades y marcándoselas como por ejemplo:

-“le dijo que nada le importaba de su mujer”.

o quizás quiso decir nada importa de la mujer que cedió y pasa a ser su mujer dejando ser
objeto de deseo.

Entonces Dora se presentaría como una joven que se revela a su posición de mujer que
debe ser pasiva y además que si cede a ese estado de satisfacción la haría desaparecer
como fue el caso de su amiga que se va y nadie sabe a dónde.

Dora presenta un yo insatisfecho, para protegerse de la angustia, adopta una


identificación con lo masculino y asi anticipa su conducta tomando una posición activa,
manteniendo un vinculo fantasmatico, conservandolo como un deseo insatisfecho y así
manteniendo al otro deseante, ella a través de su rechazo le demuestra que él no es todo
lo que ella quiere, que esta en falta, por eso el señor K se mantendrá en su posición
decepcionante para Dora y así todos los hombres.
En resumen lo masculino se encuentra devaluado y la lleva por la vía de la insatisfacción
por lo que ella se siente satisfecha en el ámbito de su padecimiento en relación a la falta
que la constituye como mujer, en la posición que ella toma que es la neurosis histérica.

Cualquiera que fuera los motivos de Freud fue incapaz de reconocer la agresión que el
señor K, hace a Dora, y además la responsabiliza de no ceder a sus requerimientos por
ser una histérica.
“-Ahora conozco el motivo de aquella bofetada con que usted respondió al cortejo. No fue
la afrenta por el atrevimiento de él, sino la venganza por celos.”

Si hay un espacio para la interpretación este se da al anudar el síntoma con la


trasferencia, ese material que se produce en la sesión es lo que deja el síntoma en la
trasferencia, pero el analista en el caso Dora da impresión que este material que se
produce en la trasferencia y contratrasferencia va mas dirigida a la identificación que en
Freud se produce con el señor K, que podrían estar relacionado con sus propios conflictos
libidinales inconscientes, trasformando a Dora en la culpable, la celosa y la orgullosa
joven que niega su amor por el señor K.

En conclusión aunque Dora es una joven enmarcada en la neurosis histérica, en el


análisis se pone juego algo más que su padecer, Pareciera que Freud buscaba demostrar
que su teoría se ajustaba a la paciente, que en la trasferencia había logrado interpretar lo
que a ella le pasaba, todo lo ajusto a los conflictos libidinales que se ponían en juego en
Dora y si el caso clínico fracaso fue por culpa de la analizada que no quiso colaborar y
que se despide como una gobernanta de él.

Pero olvida su posición, en el espacio analítico el síntoma del analista es la interpretación,


y Freud no presto atención a su síntoma, su identificación con el señor K.

D: “Si no veía cambio alguno, daría preaviso y se iría”.

F: “Usted se despide de mí como una gobernanta, con un preaviso de 14 días.”

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