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En esta extensa entrevista, Slavoj Žižek habla con profusión y elocuencia sobre
los más diversos temas, desde la crisis financiera hasta la física cuántica,
pasando por el “socialismo real”, el psicoanálisis, el idealismo alemán, el
constructivismo, la religión, el ecologismo, el cine y un sinnúmero de cosas más
que me resulta demasiado tedioso enumerar. El filósofo esloveno tiene un ojo
crítico implacable, y como tal, no lamenta no ofrecer soluciones sino formular
preguntas. La entrevista, inédita en español, fue realizada por la televisión
suiza, con un entrevistador de habla germana a quien Žižek, siempre que pudo
y en un evidente gesto de cortesía, le respondía en alemán1. He dejado esos
“bocadillos” en ese idioma, con la traducción al pie, en un intento de reflejar no
sólo el intelecto, sino también la humanidad de lo que se percibe en la nota
televisada. Y para quienes se animen al alemán, la entrevista en YouTube, al
pie.
- Sr. Žižek, bienvenido. Hace años que critica Ud. al capitalismo
global, ¿ve reafirmada esa crítica con la crisis actual?
- Sí, pero aquí debemos ser sumamente precisos. ¿Cuál es, realmente, nuestro
estilo de vida? No debemos olvidar que ya no vivimos en el clásico capitalismo
de consumo, vivimos en un capitalismo mucho más crítico… Un fenómeno
típico de nuestros días es (y esto lo acabo de ver en mi llegada a Zürich)… aquí
también existe la cadena Starbucks… Starbucks es la forma que tenemos hoy
de consumir; no compramos solamente café, permanentemente nos vemos
confrontados con el siguiente mensaje, en la publicidad, en los locales… hay un
anuncio que dice, en serio, “No es comprar café, es comprar una “Ethik des
Lebens”2… Ud. no compra café, compra el derecho de admisión en una
comunidad, en un espacio en donde encontrarse con otras personas, y
colabora para prestale atención médica a los niños de no sé qué país pobre de
Latinoamérica… es la más grande manipulación postcapitalista: que la caridad
y la humanidad sean parte del consumo, en lugar de ser parte de nuestras
vidas. Pero no quiero quejarme solamente de los “capitalistas malos”… ¿no
pasa exactamente lo mismo con los “alimentos bio”? Escuche, quiero plantearle
amistosamente una pregunta brutal: si es lo suficientemente estúpido para
comprar manzanas bio, ¿cree realmente que son tanto menos venenosas que
las otras? ¡No!, las compra sobre todo para sentirse bien, “Ay, dios, si compro
verdura bio hago algo por el planeta tierra”… Así funciona el capitalismo. Y ese
estilo de vida postcapitalista se ve reafirmado por la crisis.
- [...] Ud. es filósofo y psicoanalista, investiga y enseña en la
universidad de Liubliana y en innumerables universidades
alrededor del mundo. ¿Cómo es que combina la filosofía, el
psicoanálisis, el cine y la cultura popular? ¿Cómo llega la filosofía
a la pantalla grande?
- Si, pero ahí debemos ser muy precisos; la denominada “descentralización del
sujeto”, de la que habla Freud, no es ese mensaje naiv de que “pienso, pero en
realidad mi pensamiento está dirigido y controlado por un mecanismo
inconsciente” no estamos hablando de biología… El problema es que tenemos
una descentralización a nivel del pensamiento mismo; para Lacan, el
inconsciente freudiano no es cualquier irracional y biológico inconsciente, es un
inconsciente muy racional y discursivo: no sabemos que pensamos, en este
sentido, para Lacan, el sujeto del inconsciente es (y eso lo dice en otra parte de
ese libro) el “Cogito cartesiano”, en cierto sentido, Lacan reafirma el cogito
cartesiano; ¿pero qué es eso exactamente? No es la simple sentencia “Pienso,
luego existo”, que de alguna manera no es pensar, pues lo único que pienso es
que existo, y tampoco es la existencia, pues toda la existencia es que pienso
que existo… ese vacío puro es el sujeto del inconsciente, y aquí viene la
conexión con el idealismo alemán: la idea es… mucho más que en Descartes,
encontramos de Kant a Hegel a ese sujeto de vacío puro, denominado
“Selbstvermittelte Negativität”5 La idea es, entonces, y ésa es la propuesta
fundamental de todo mi trabajo, lo que Freud denomina “el sujeto del
inconsciente”, es EL tema del idealismo alemán, el tema kanteano de la
percepción trascendental, y de ahí sigue a Schilling, Hegel, etc. El “sujeto
freudeano” no tiene nada que ver con una “filosofía post-hegeleana”, no, el
sujeto freudeano es vacío y mecánico… no es la riqueza de la vida…
- Ahora estamos dentro de la cuestión central de la libertad, que
por un lado nos plantea la neurociencia, y que nos tenemos que
hacer al haber ubicado al sujeto: ¿qué pasa con la libertad
humana? y al respecto dice Ud. en su libro “La suspensión
política de la ética”:
“La posición de Lacan es, entonces, que el estar expuesto y
desbordado, el estar atrapado en una red de condiciones
preexistentes, por un lado, y la autonomía radical por el otro, no
son irreconciliables”
Entonces, ¿cómo rescata la libertad si, por otro lado, ocurren
tantos fenómenos inconscientes?
-Si, perfecto, lo puedo explicar brevemente, con otra pequeña historia que dice
mucho sobre la ideología de hoy. Nils Bohr (otra vez, hablando de física
cuántica, y esto lo leí en su biografía) tiene una anécdota maravillosamente
paradójica: un amigo lo visitó un día en su casa de campo, y vio que sobre la
puerta colgaba una herradura (como sabemos, la superstición europea dice que
tener una herradura sobre la puerta impide que los malos espíritus entren en la
casa). El amigo (que también era un científico) sorprendido le preguntó al ver la
herradura: “¿Por qué tienes eso ahí? ¿Crees en esa superstición?” a lo que Nils
Bohr respondió: “Por supuesto que no, soy una persona racional” y el amigo
preguntó “¿Y por qué lo tienes?” ¿Y sabe lo que respondió Nils Bohr? “Lo tengo
ahí porque escuché que funciona aunque no se crea en ello”. Así funciona, eso
es democracia hoy. Todos somos cínicos, nadie cree, pero todos nos
comportamos como si creyéramos. Quiero decir: Lacan diría que Dios “es
inconsciente” en el sentido de que las creencias importantes no son las
creencias explícitas; quizás pensemos que no creemos, pero con nuestros
actos demostramos que sí lo hacemos. La idea de Lacan no es la tradicional,
que afirmamos creer pero en privado somos cínicos, no: en la permisiva
sociedad actual tomamos nuestras decisiones abiertamente y libres de
prejuicios, podemos tener sexo grupal o cualquier clase de inmoralidad, pero
inconscientemente creemos mucho más. Así es la vida, y por eso la tesis de
Lacan tiene más validez que nunca. Dios aparece como el contenido más
radical de la fe; nuestra fe es inconsciente, pero no por ello deja de funcionar.
- ¿Qué opina de la historia de que Lacan, habiendo sido ateo, en
su lecho de muerte pidió tener un entierro católico?
- No creo, y esta es otra lección ateísta, no creo que lo que se dice cuando se
está cerca de la muerte posea una especial autenticidad… Le doy otro ejemplo
(se da cuenta, soy como una mujer, en el sentido de aquel cliché machista-
chauvinista sobre que las mujeres no pueden pensar conceptos abstractos y
por eso buscan ejemplos permanentemente… bueno, soy una mujer porque
necesito encontrar ejemplos para cada cosa): ¿se acuerda del 11 de
septiembre? Fue una tragedia, y no pretendo burlarme de ello… bien, se
acuerda que algunos pasajeros, al darse cuenta de que iban a morir, pudieron
hacer una última llamada a sus familias, y el mensaje fue siempre el mismo:
“Voy a morir, pero recuerda que te amo”. No creo que algo de todo aquello haya
sido auténtico. Es horrible, pero… Hasta pude hablar con un periodista que
investigó alguno de esos casos y descubrió que uno de los hombres que llamó
a su mujer y le dijo “te amo”, estaba en ese vuelo para encontrarse con su
amante. Quiero decir que no somos auténticos cuando estamos cerca de la
muerte. Nos encontramos en un estado de pánico absoluto, queremos
salvarnos y salvar nuestra imagen para la posteridad… Esa es la gran lección
del psicoanálisis: tenemos una máscara, y detrás de ella está nuestro rostro,
pero en la máscara hay más verdad. Y los niños pequeños lo saben, haga el
experimento si tiene un niño pequeño. Yo lo he hecho con mi hijo… Es un
poquito cruel: acérquese con la máscara puesta, el niño se asustará;
quítesela:“Mira, sólo es tu estúpido padre”… y el niño reirá; pero cuando vuelva
a ponerse la máscara, el niño volverá a asustarse, aunque ya sepa que detrás
de ella sólo está su padre. Y tiene razón: la verdad está en la máscara. Ésa es
otra lección de la teoría de Lacan del “sujeto descentralizado”
- Evidentemente, la imagen que nos muestra se vuelve más
compleja con cada observación… ¿cuándo piensa convertirse al
catolicismo?
- Si, insisto en ello, ¿y sabe por qué? Vivimos en una época única porque
estamos motivados por la ideología. Ya no existen las llamadas clásicas “Sé un
cristiano” o “Sé un comunista”, “Sacrifícate”… lo que la sociedad hoy quiere de
nosotros es una vaga especie de hedonismo iluminado: “Sé tu mismo”, “Sé fiel
a tí mismo”, “Realiza tus potenciales”, y siempre con ese aspecto terrorista:
¡Disfruta! ¿Sabe dónde pude experimentarlo? Aquí en Zurich, en la
Bahnhofstraße, compré un paquete de golosinas mus caras, empaquetadas
herméticamente, hay que comerlas muy frescas, y me reí mucho al abrir el
paquete, pues decía: “Sofort Geniessen!”11Eso es ideología hoy. Creo que hay
algo realmente liberador en el psicoanálisis, que ya no es más el viejo
psicoanálisis freudeano (la idea de Freud era que tenemos deseos sexuales,
pero que la moral dominante nos reprime, y que el psicoanálisis nos ayuda a
liberarnos de las trabas y a gozar plenamente), pero hoy la represión surge de
la exigencia del goce. Literalmente, lo escucho una y otra vez de psicoanalistas:
las personas tienen culpa, no porque tengan deseos prohibidos, como antes,
cuando los homosexuales sentían culpa, no: las personas sienten culpa porque
no son capaces de disfrutar.
- ¿Quiere proponernos una dieta espiritual?
- No usaría la palabra “espiritual”, pero “dieta”, sí. Creo que deberíamos
desobedecer la orden del super-yo: “Disfruta!”. No estamos obligados a
disfrutar.
- Si trasladamos esa idea a la política, estoy hablando de una
cosmovisión: ¿cómo seguimos?, y en su libro habla de la
“suspensión política de la ética”
- No, no me refiero a que tengamos que comenzar a matarnos. Lo que quiero
decir es que la izquierda actual está atrapada en un esquema ético-legalista.
Sobre todo, la izquierda no tiene una alternativa real sobre cómo reordenar las
cosas; esa fue la mayor tragedia del movimiento anti-globalización de Porto
Alegre: “están en contra”. Pero en cuanto se le pregunta cuál es su programa,
se recibe una serie de respuestas vagas, como “más autodeterminación”, y
cosas por el estilo. La izquierda se limita a moralizar “Que terrible, las personas
se mueren de hambre”, y tratan de traducir eso a conceptos operativos,
“Necesitamos nuevas leyes”… Hablamos de legalidad y moralidad, pero creo
que deberíamos romper con ese esquema. Mi fórmula actual es incluso más
agresiva: “La suspensión teológica-política de la ética”. Claro que no digo
“teología” refiriéndome a Dios, sino pensando en las visiones apocalípticas…
- ¿Y se queda con esa visión apocalíptica o nos brinda una luz de
esperanza?
– Todo lo que tengo para decir (como sabe, es una de las críticas típicas),
es que lo mismo fue dicho sobre Hegel: me honra estar en su compañía.
Inmediatamente después de la publicación de la “Fenomenología del espíritu”
se dijo “esto es una confusión de ejemplos de aquí y de allá, y sobre ellos
siempre los mismos monótonos intentos dialécticos…” Lo que quiero
responderle a esa persona es: ¿sabe lo que dice Hegel en esa misma
“Fenomenología del espíritu”? Dice: “A veces, la maldad está en los ojos de
quien la percibe” Quiero decir: mis textos pueden causar esa impresión, pero
afirmo que tratan una serie precisa de problemas profundos. ¿Y por qué salto
de aquí para allá? Pues porque no estoy hablando ni de esto ni de aquello,
estoy hablando de un problema fundamental detrás de todo eso. Pero esta
gente, evidentemente, no lo ve.
- En el TAZ12 hay otra nota: “Si existe algo como el prototipo del
intelectual nervioso, entonces Žižek es su encarnación”