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ESTADO, SOCIEDAD, POLÍTICAS PÚBLICAS – Bruno Jobert

- La idea es entender a las políticas públicas como un momento de la lucha


política global: El estudio del Estado en acción es siempre la política
concatenada a través de otros medios y sobre otras escenas.

Lo que está en juego en la acción estatal: regulación, diferenciación,


legitimación

- La política tiene como función principal el mantenimiento de la cohesión


social. “No se identifica con el conjunto de los mecanismos de la regulación y
de la legitimación social, se trata más bien de limitar los efectos
desintegradores resultantes de las contradicciones sociales inherentes a todos
los procesos de integración. Ella no orquesta la reproducción social pero actúa
sobre sus fallas” (20).

- “Las políticas públicas no se determinan más únicamente en función de un


medio ambiente externo estructurado por un conjunto de mecanismos de
integración exterior al Estado; ellas deben tomar en cuenta un medio ambiente
interno estructurado por mecanismos específicos de legitimación y de
regulación, asegurando al mismo tiempo la compatibilidad con la mantención
de un orden social global” (22).

Las políticas como aprendizaje e invenciones intelectuales

- “Los hombres políticos no conocen a priori los límites más allá de los cuales
las mismas bases de la cohesión social estarían amenazadas”. “Es por un
proceso de aprendizaje continuo que los gobiernos aprehenden las condiciones
de una cohesión social y el lugar que deben tener sus políticos en su
mantenimiento” (23). Este aprendizaje, a su vez, se vuelve necesario según
dos factores: primero, el político no sabría conocer a priori las variaciones
tolerables de la sociedad más allá de las cuales ésta perdería su identidad y,
segundo, ninguna situación social amenazante dicta por sí misma la naturaleza
de la eventual intervención del Estado.

- La función intelectual por su parte implica que la acción estatal se extienda


más allá del mandato y el reglamento; hacia la influencia en los
comportamientos de los agentes del desarrollo. De este modo, “la acción
significativa se situará (…) en los niveles de las normas y de las
representaciones claves que orientan los comportamientos día a día” (26).

- En última instancia cabe mencionar que “el análisis de los políticos quedaría
(…) truncado si al lado de su función decisional no se desarrolla el estudio de
su función intelectual” (27).

Las estructuras mediadoras

- Los grupos que componen el Estado deben situarse en un nuevo lugar, pues
las fuerzas sociales penetran cada vez más en el Estado. Estos grupos ya no
son meros ejecutantes, son actores de pleno ejercicio de la acción estatal. Por
su parte, el dominio del Estado sobre la sociedad “determina en parte la
manera de constitución de los actores sociales que participarán en las luchas
por las política públicas” (27).

- “El acceso a la escena política es estructurado por procesos específicos de


mediación, que predeterminan extensamente las condiciones del juego
político” (33).

- “La interpenetración del problema determina así extensamente el sistema de


actores que será movilizado en la lucha política” (35).

- Una primera discrepancia opondrá las interpretaciones que conducen a


cualquier tipo de politización a las interpretaciones despolitizantes. Aquí el
problema se plantea en términos que vuelven inútil o ilegítimo el recurso a la
política. Interpretaciones despolitizantes corresponden a interpretaciones
individuales de los problemas que, sin duda, tienen una raíz en las
representaciones de orden social.

- La politización, de las interpretaciones, por su parte, engendra lealtad a


colectividades más amplias. Pueden ser de dos tipos: la búsqueda del par o la
diferenciación resolutiva, es decir, se puede dar prioridad a la solidaridad entre
grupos e individuos situados en la misma situación frente a los problemas
planteados o se puede preferir la búsqueda de solidaridad ente grupos de
distintos estatus en la jerarquía social.

- “Los aparatos de Estado no juegan un rol pasivo en el proceso de


interpretación social de los problemas. Mientras más se asienta la función
intelectual del Estado, más estratégico resulta su rol en ese ámbito” (38). “Sus
intervenciones no se limitan únicamente al nivel de los discursos y de las
representaciones, sino que contribuyen, también, a la creación de grupos
sociales y de actores colectivos”.

- La acción del Estado moderno y su imbricación con la sociedad civil implica


que de forma directa modele las estructuras de la sociedad creando los
fundamentos de ciertos grupos mayores que lo animarán. Del mismo modo,
por su influencia intelectual, contribuye a modelar las representaciones en
torno a las cuales se organizarán y se enfrentarán los actores sociales.

- Mientras más aumenta esta capacidad de acción sobre la sociedad, más este
aparato se diferencia y suscita la aparición en su seno de grupos rivales, más
él aparece en sí como el sitio de conflictos y de contradicciones difícilmente
sobrellevables. Mantener la cohesión, por tanto, es una tarea repleta de
incertidumbres. De hecho, las condiciones iniciales de cohesión social no son
conocidas ni conocibles a priori por los gobernantes: “la política, los políticos,
tratan de rodear los contornos posibles a través de los procesos complejos de
aprendizaje y de invención intelectual” (40).

- El Estado, a través de las políticas públicas, produce actores sociales. Su


influencia intelectual, además, produce representaciones en torno a las cuales
se organizarán los actores sociales. Finalmente, los modos de mediación que
adopta el Estado, regulan también el acceso de esos actores y su modo de
organización.
Conclusión

- El análisis de redes no conduce a la negación de la política o el Estado,


conduce a un desplazamiento respecto a lo que es necesario observar. “Lo que
hay que apreciar, no es tanto la capacidad de los representantes electos de
hacer prevaler su visión, sino la influencia de un sistema político complejo
sobre las diversas redes de las políticas públicas que se abrigan en él” (59). La
relación se piensa, por tanto, desde las relaciones mismas entre los órganos
especializados de la acción política y el resto de la sociedad, es decir, ya no
pensamos solamente en autoridades políticas que definen las normas que
garantizan el orden social.

- Estas relaciones, además, nunca son unilaterales. El Estado no está sometido


a la presión constante de determinados actores y, además, el Estado no logra
canalizar a su voluntad los movimientos contradictorios que trabajan el
conjunto social.

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