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Arte en Asia

Historia del Arte en Asia .


La potente y rica civilización de la India de la época gupta no pudo extender su influencia
hacia Occidente. A pesar de que se trataba de una cultura poderosa que probablemente
hubiera sido capaz de llevar su influjo mucho más allá de los territorios que dominó, se
encontró con un pueblo no menos importante que frenó sus deseos expansionistas. De este
modo, la India gupta tropezó con la barrera del Irán que se encontraba en su período de
máximo esplendor bajo el estado militarizado de los sasánidas.

El Irán sasánida actuó como un tapón que obligó a que el comercio hindú se viera obligado a
tomar la ruta marítima del Sudeste, y el resultado de ello fue la propagación de la cultura de
la India en aquella zona del continente asiático. Seguramente, de no haber existido una
dinastía sasánida tan eficiente en la defensa de sus intereses, hoy se hablaría de la influencia
gupta en la zona que es conocida como Oriente Medio. A partir del siglo IV, pues, se
constituye poco a poco una especie de "Magna India", un inmenso territorio, que abarca
prácticamente todo el sudeste de Asia. Asimismo hay que destacar un hecho que puede
.
parecer sorprendente por el modo en que tradicional-mente se han expandido otros imperios
a lo largo de la historia. De este modo, jamás los reinos hindúes practicaron una colonización
política; la religión, la cultura y la lengua de la India se difundieron al ritmo de los contactos
comerciales y de los viajes de sus mercaderes. La poderosa influencia intelectual de la cultura
hindú, sin que nunca fuese utilizada la fuerza, impuso el sánscrito como lengua sagrada, de la
literatura y de la corte de esos países, mientras el pueblo seguía hablando las lenguas locales.
La civilización khmer que se desarrolló en el territorio de la actual Kampuchea (Camboya)
desde fines del siglo VI hasta principios del siglo XIV, en el arte de la isla de Java, por las
mismas fechas, y en el arte de Tailandia, país de los tai, a partir del siglo XIV
Cabeza de Jayavarman VII (Museo Real, Phnom
Penh). Las características estéticas del fin del arte
khmer quedan sintetizados en este retrato del último de
los monarcas, de finales del siglo XII, en el que se
mantiene y se potencia la serenidad de la mirada y la
sonrisa plácida del representado. De 41,5 cm de
estatura, fue realizado en piedra cincelada con
extremada finura y sensualidad para incitar a sus
seguidores a acariciarle el rostro para dejarse impregnar
por los sentimientos del soberano.
Pueblo de Khemer en Asia.
El arte del pueblo khmer, que se desarrolló hasta la invasión de los tai llegados desde el
Norte hacia el año 1300, es dividido por los especialistas en tres períodos denominados
arcaico, clásico y barroco. De este modo, la primera de estas épocas se afirma antes de
la mitad del siglo VII, bajo el reinado de Ishavarman I, que fundó la capital del reino en
Sambor. Allí, en esta antiquísima urbe, existen restos de templos de planta cuadrada, la
mayoría de ellos construidos en ladrillo, con torres poligonales que recuerdan los
sikhara que se encuentran en la India. Pero la influencia más clara del arte hindú,
especialmente de la India gupta, se aprecia en la escultura, que ofrece estatuas de Buda
sumamente parecidas a las gupta de Sarnath y una célebre figura de Lakshmi,
conservada en el Museo de Phnom Penh, que se la puede considerar el prototipo de las
figuras femeninas que se esculpieron durante el primer estilo khmer. Esta estatua
deriva directamente del canon indio de belleza femenina, y la serenidad y sonriente
plenitud del rostro hacen de ella una visión inolvidable.
Hacia el final del período arcaico se sitúan las construcciones de Jayavarman II (802-
854), príncipe que había vivido en la corte de los Sailendra, de Java, y que regresó a su
país impregnado de cultura javanesa (su reinado es contemporáneo de la obra maestra
del arte de Java, el templo de Borobudur al que se hará referencia más adelante) y
seguramente deseoso de imitarla. El reinado de este príncipe se muestra especialmente
relevante desde el punto de vista artístico porque al parecer se inventó durante su
época de gobierno la fórmula que constituye el rasgo más característico de la
arquitectura khmer: el templo-montaña.
Templo Khmer:
El templo mayor recuerda con su nombre la figura de un importante personaje del pueblo
khmer, el brahmán Yajnavaraha, Sivaíta ferviente, cuya inmensa cultura estuvo sostenida por
una curiosidad insaciable. Situado a 20 kilómetros al noroeste de Angkor, el templo de
Banteay Srei revela la personalidad de su fundador en cada detalle. Formado por varios
recintos cuadrangulares concéntricos en los que se abren los típicos pabellones de acceso,
fascina sobre todo por las mil pequeñas figuras que se retuercen entre el follaje de los
arquitrabes y la decoración. Los muros cincelados como joyas en la piedra arenisca rosada
sostienen frontones de un perfil originalísimo. Estos frontones contienen relieves narrativos
con personajes que ilustran episodios de la leyenda sagrada.
Pero el momento culminante del segundo estilo khmer, el que corresponde al período clásico,
lo constituye el reinado de Suryavarman II (1113-1150), el rey que edificó Angkor Vat, el enorme
templo de inspiración visnuísta que cubre una superficie de 200 hectáreas. Aparte de la
monumen-talidad del templo y de los ricos detalles decorativos que lo adornan, como se verá
seguidamente, éste sirve simultáneamente de sepulcro a su fundador, razón por la que está
orientado hacia el sol poniente. Su recinto exterior, de forma rectangular, mide 1.000 metros
de largo por 800 de ancho. Las puertas, cubiertas por pabellones monumentales, se
encuentran en los extremos de los ejes de cada uno de los rectángulos que constituyen los
sucesivos recintos. Las torres de Angkor Vat son sikharas parecidos a los del norte de la India,
pero cuya planta cuadrada se convierte en una sección estrellada antes de iniciarse la
curvatura de sus aristas que confiere a estas torres el característico perfil en forma de obús.
Templo de Banteay Srei, en Angkor. Al noroeste se
erige uno de los complejos sagrados mejor conservados
de la arquitectura del siglo X d.C. Protegido por una
muralla, miles de figuras escultóricas que se retuercen
entre sí, trabajadas sobre arenisca roja, decoran fachadas,
frontones, tímpanos y dinteles de todo el templo. Al pie
de las escalinatas suelen encontrarse representaciones de
seres fantásticos cuya función simbólica era la de guardar
el lugar sagrado
Arte persa
Arte persa
El término Persia alude a una región histórica de Oriente Medio, al este de
Mesopotamia, hoy en día Irán.
Historia
Los persas eran un pueblo de lengua indoeuropea. Se originó como un grupo de
tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán.
Alrededor de algunas de estas tribus, antepasadas de los persas históricos, se
trasladó hacia el sur de Irán.
Arte persa.
Al tratar el arte persa, lo primero que hay que decir es que fue poderosamente influido
por las culturas orientales y que evolucionó a la par que el Imperio, nacido en los
territorios que actualmente corresponden a Irán, iba ampliando gloriosamente sus
fronteras. Cabe destacar, como se verá en profundidad más adelante, que el Imperio
persa no tenía una única capital que fuera el centro de referencia político, religioso y
cultural para el resto de las poblaciones y regiones del territorio, sino que estaba
gobernado por una corte itinerante que cambiaba de residencia cada cierto tiempo.
Así, no se debe pensar que en este recorrido por el arte persa se va a encontrar una
ciudad que destaque sobremanera por encima de las demás, que sea la Roma, la
Atenas o la Bizancio del importante imperio persa.
La corte cambiará muchas veces de residencia, llevándose con ella el poder político, el
militar y el económico, lo que, lógicamente, impediría la preponderencia prolongada
de una ciudad sobre otra. De este modo, las ciudades más importantes de la época, y
en las que, lógicamente, se encuentran las manifestaciones artísticas de mayor
interés, fueron Susa, Babilonia, Ecbatana, Pasargada y Persépolis. Por tanto, en esta
aproximación al arte de los persas hay que centrarse en los citados núcleos urbanos,
cuna de algunas de las obras de arte más importantes que ha elaborado la humanidad.
Ciudad de Persépolis (El Fars, Irán). A setenta
kilómetros al noreste de Shi-raz, junto a la unión
de los ríos Puhar y Kur, se asentó la antigua capital
del imperio persa durante la época aqueménida.
Se cuenta que en su origen tan sólo se
construyeron dos o tres palacios oficiales para la
corte de Darío I en el siglo VI a.C, pero
posteriormente sus descendientes enriquecerían
la ciudad de manera fastuosa. La leyenda dice que
Alejandro Magno la incendió en una noche de
orgía antes de marchar hacia la India
La formación del nuevo Imperio de los persas aqueménidas fue rápida y sin
dificultades, ya que Asiria había acostumbrado a los pueblos a vivir en la
esclavitud. De momento, las tribus medas, que descendiendo al llano
habían ayudado a los escitas a saquear e incendiar Nínive, recogieron su
parte del botín y, con ayuda del prestigio logrado, formaron el primer
núcleo de un Estado conquistador. Más tarde, las principales familias persas,
fuertemente agrupadas en torno de su monarca Ciro sojuzgaron a sus
confederados, los medos, y todo Irán obedeció a una sola cabeza. Ciro, el
primer aqueménida, conquistó ya Babilonia en el 539 a.C, y el hijo de Ciro,
Cambises, en 525, humilló nuevamente a Egipto con la dominación
extranjera. De esta forma, se puede afirmar que llegados a estas fechas, el
Imperio persa era una verdadera potencia
Mujer en un palanquín sobre la grupa de
un caballo (Musée du Louvre, París). Esta
estatuilla de terracota de 15 cm de alto
reproduce una de las técnicas de transporte
más habituales para las travesías cortas
durante el período aqueménida.
Friso de los leones (Musée du Louvre,
París). La parte superior de la fachada del
palacio real de Susa, en Irán, estaba
decorado en cerámica vidriada, igual que
la puerta de Ishtar de Babilonia. Para
proteger el palacio, el rey mandó esculpir
leones y arqueros de su ejército personal
para sentirse simbólicamente
resguardado.
Destrucción del imperio Asirio
Se conocen básicamente tres fuentes de información para reconstruir la historia de la
dinastía meda, el relato de Herodoto, que procede de una fuente oral meda del siglo V a.C.,
algunos datos de los anales mesopotámicos y, por último, las inscripciones aqueménidas.
Como puede observarse las noticias de las que se dispone son bastante limitadas, aunque las
mismas permiten trazar un recorrido fiable de los inicios del pueblo persa.
Los relatos de las campañas asirías de la segunda mitad del siglo VIII a.C. mencionan
algunos de los asentamientos de los medos en el noroeste de Irán. Los describen
organizados en pequeñas comunidades tribales, que se situaron en dos zonas bien
diferenciadas, una bajo dominio asirio y la otra, alrededor de Ecbatana, fuera de las
fronteras del Imperio asirio.
A finales del siglo VII a.C. uno de estos jefes de tribu llamado Ciaxares, reunió un ejército
poderoso que, teniendo como aliados a los babilonios, inició un ataque sistemático a las
ciudades más importantes del Imperio asirio como Assur, Nínive y Harrán.
Arte Hindú
Arte Hindú.
La palabra hindú proviene del idioma persa hindú (‫)ہ ندو‬, que era la manera en que los
persas pronunciaban el nombre del río Sindhu (en español, el río Indo, que
antiguamente era la frontera de Indostán). Su aparición más antigua conocida data del
tiempo de Darío I, bajo la forma hindush, mencionada en una inscripción en avéstico. El
nombre designaba al pueblo del contemporáneo Subcontinente Indio. Después de las
conquistas musulmanas del siglo XI, originarias de Persia y Asia Central, este nombre
comenzó a ser utilizado también en la India.
En español, la palabra hindú se utiliza, al igual que hinduista, para referirse a los que
profesan el hinduismo o relativo a dicha religión. El hecho de que la mayoría de la
población de la India profese el hinduismo, junto con el deseo de evitar la ambigüedad
del gentilicio indio (usado también para designar a los aborígenes del continente
americano), explica que prácticamente desde su introducción al español en el último
tercio del siglo XIX se haya usado también esta voz para designar a los naturales de la
India. 1
Durante este periodo perviven los estilos anteriores, acentuando las formas
brahmánicas. El tipo de santuario más difundido es el sikhara, como el de
Udaipur. La arquitectura se divide en dos tipologías: el edificio cubierto y la
pirámide, característico del arte drávida (vimāna de Tanjore, siglo XI), y el
edificio con tejado curvilíneo (templos de Gujarāt y Kāthiāwār).
En las regiones montañosas se encuentran templos monolíticos, que repiten
las formas tradicionales. Entre los siglos X-XI se produce el arte de Khajurāhō,
que se puede considerar la culminación del arte indoario por la elegancia de
sus templos y la escultura que los adorna. En Orissā, en la parte nororiental de
la India, se desarrollan nuevas tipologías arquitectónicas, que convierten los
sikhara y los vimāna en representaciones arquitectónicas de los dioses
hindúes, como en Bhubaneshwar y Kōnārka.
En la India septentrional continúa el estilo Pallava; la escultura conserva el
carácter monumental de los periodos anteriores
Arte hindú en
Miradas Creha.

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