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Chilenos
del
Bicentenario
Grandes Chilenos del Bicentenario
Grandes Chilenos del Bicentenario
Comisión Bicentenario, Presidencia de la República, 2010
Coordinación periodística:
Abraham Santibáñez Martínez
Fotografías:
© Jesús Inostroza
Agradecemos especialmente a La Nación y a Luis Navarro Vega la cesión de
las fotografías de Nicanor Parra.
Secretaría Ejecutiva
Comisión Asesora Presidencial Bicentenario
Holanda 2027, Providencia, Santiago de Chile
Teléfono: 56-2-411 21 00. Fax: 56-2-411 21 49
www.chilebicentenario.cl
Presentación A. Santibáñez: 13 7
El legado de los Diez
Chilenos de corazón
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© Archivo Fotográfico Presidencia de la República
Grandes Chilenos del Bicentenario
E
ste es un libro cuyos protagonistas están profundamente
enamorados de Chile. Coinciden, además, en que el Bicentenario
es a la vez un momento para aprender del pasado y una instancia
para proyectarse hacia el futuro.
A través de sus páginas, diez chilenos notables que han sido
merecedores del Premio Bicentenario nos sorprenden al mostrar tantas
coincidencias, pese a sus obvias y naturales diferencias.
Las bases de esa distinción, respaldadas por la Comisión
Bicentenario, la Corporación del Patrimonio Cultural de Chile y la
Secretaría Ejecutiva
Bicentenario Chile 2010
Grandes Chilenos del Bicentenario
que ser es algo más que ser consumidor” de acuerdo a las palabras del
economista chileno Manfred A. Max-Neef…” (Luis Merino)
“No soy tan pesimista como los sociólogos e historiadores actuales.
Recuerdo las palabras del Cardenal Raúl Silva Henríquez, que sostenía
que en el alma de Chile, vale decir en su cultura, se destacan el valor de la
libertad, y de la dignidad de las personas, el respeto al orden jurídico por
sobre la anarquía, y la realidad de que Chile crece mejor en el dolor. Estos
son valores de nuestra cultura. Son fundamentos de nuestro patrimonio”.
(Gabriel Valdés).
Aunque no debería sorprender, resulta llamativo que los dos
historiadores elegidos, el Padre Guarda y el profesor Martinic, coincidan
en la crítica al centralismo. La historia, dice el sacerdote, se ha escrito
desde Santiago. Y Martinic reclama con fuerza y convicción el derecho de
Magallanes a ser reconocida como la cuna de Chile, “descubierta” antes
que llegara Diego de Almagro por el norte.
Estos fabulosos chilenos desbordan esperanza: Cada uno a su modo,
que es lo más característico del antipoeta Nicanor Parra, capaz de desnudarse
en público:
A diferencia de nuestros mayores
-Y esto lo digo con todo respeto- 15
Nosotros sostenemos
Que el poeta no es un alquimista
El poeta es un hombre como todos
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.
Optimista es, en otra perspectiva, el doctor Fernando Monckeberg:
“Pienso que la desaparición de la pobreza y el sueño del bienestar,
debe pasar necesariamente por la calidad del recurso humano que se
puede alcanzar. Pienso que en ello reside la base del progreso alcanzado
por nuestro país durante los últimos años. Lograr la igualdad de
oportunidades, y la expresión del potencial genético, no sólo debe ser un
derecho de todo ser humano, sino que además es el único camino posible
para el desarrollo y el bienestar de la sociedad toda”.
Desde su propio punto de vista, esta visión de futuro es compartida
por Eugenio Heiremans:
“Dada la situación geográfica y de lejanía en que se ubica Chile,
nuestro porvenir está basado en la integración al resto del mundo.
Debemos ser capaces-por lo tanto- de continuar avanzando en este sentido
estableciendo vínculos culturales y comerciales con los demás países.
Esto nos obliga a ser cada día más eficientes, innovadores y competitivos
para insertarnos con éxito en los mercados globales”.
Grandes Chilenos del Bicentenario
Pero, como señala con realismo el Padre Poblete, aunque “todo esto
configura un escenario promisorio y el actual puede ser un tiempo de
esperanza para la conquista de mayor solidaridad social… estos factores
positivos son únicamente pequeños pasos; ante nosotros se extiende un
camino desafiante. Pues no olvidemos que en nuestro país todavía claman
múltiples urgencias y que aún en las calles quedan hombres solitarios a
los que nadie le tiende una mano, que existen desempleados que enfrentan
crisis materiales que desembocan en quiebres familiares, y que en muchas
partes hay niños y jóvenes desvalidos frente a la droga.
“Un país genuinamente solidario se debe movilizar permanentemente
ante estas necesidades y no conformarse nunca”.
Es, sin duda, el mejor mensaje para este Bicentenario y para los
años que vienen.
Abraham Santibáñez
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Eugenio Heiremans Despouy
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© Jesús Inostroza
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© Jesús Inostroza
Grandes Chilenos del Bicentenario
ADN de empresario
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© Jesús Inostroza
Su gran herencia
Sólo hay que ingresar a las oficinas de Asociación Chilena de
Seguridad (ACHS) para saber que allí se respira un ambiente especial.
Entre los muros y pasillos, una pequeña frase acompaña cada día a todos
los trabajadores y visitantes: “Nuestra misión es servir, y servir con
cariño”. Ése es el espíritu que Heiremans ha instaurado en ésta, su más
querida y trascendental obra. “Aquí hay un ambiente verdaderamente 27
bueno. En todas las empresas en las que he estado ha sido mi preocupación
fundamental que sea un lugar agradable para trabajar”, dice.
Como fundador y presidente desde hace más de 40 años, Eugenio
Heiremans explica que esta institución ha logrado cambiar “totalmente
el concepto de seguridad social, poniendo énfasis en la prevención de
riesgos y en la entrega de excelencia profesional, calidad e infraestructura
tecnológica en los Hospitales del Trabajador”.
La ACHS se creó en 1958, cuando, hasta ese momento, los
temas de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales estaban
“prácticamente botados”, comenta, “los trabajadores no tenían ninguna
prevención de riesgo, eran atendidos en los hospitales públicos. Entonces
se me ocurrió realizar esta empresa, como un aporte del empresario a
los trabajadores”. Cumpliendo con aquella responsabilidad social que
lo movía, basada en los postulados de la Encíclica Rerum Novarum,
Heiremans pensó que “si dedicaba esfuerzos a mejorar la administración
de las leyes sociales, utilizando los conocimientos y la experiencia
empresarial, podría cumplir con esos principios”.
Debido a que en ese entonces ocurría un accidente de trabajo cada
27 segundos en Chile, el “directorio de la Sociedad de Fomento Fabril
(Sofofa) aprobó la idea (…) de crear una corporación privada -sin fines de
lucro- que otorgara cobertura total a este tipo de siniestros, y en especial,
Grandes Chilenos del Bicentenario
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© Jesús Inostroza
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© Jesús Inostroza
Eugenio Heiremans Despouy
CHILE EN EL BICENTENARIO
Futuro
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Nicanor Parra Sandoval
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© Luis Navarro V.
”Qué es un antipoeta:
un comerciante en urnas y ataúdes?
un sacerdote que no cree en nada?
un general que duda de sí mismo?
un vagabundo que se ríe de todo
hasta de la vejez y de la muerte?
un interlocutor de mal carácter?
un bailarín al borde del abismo?
un narciso que ama a todo el mundo?
un bromista sangriento
deliberadamente miserable?
un poeta que duerme en una silla?
un alquimista de los tiempos modernos?
un revolucionario de bolsillo?
un pequeño burgués? 39
un charlatán?
un dios?
un inocente?
un aldeano de Santiago de Chile?
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© Luis Navarro V.
Grandes Chilenos del Bicentenario
lector necesita, algo que anda buscando de una manera u otra. Una cosa
parecida ocurre cuando se entra de noche a una ciudad moderna. Uno
viene de la nada y los avisos luminosos como que lo llenan, como que
de alguna manera lo hacen vibrar, lo hacen vivir, y uno va de un aviso
a otro y cada aviso es una especie de pinchazo a la médula. Esta noción
de pinchazo a la médula es interesante. Se trata de tocar puntos sensibles
del lector con la punta de una aguja, de galvanizarlo de manera que el
lector mueva un pie, mueva un dedo o gire la cabeza. Interesa mucho no
perder de vista la relación de texto a objeto o a mundo que está más allá
del texto mismo. El artefacto está apuntando a una realidad que existe
con anterioridad al artefacto (...) hay que vender una mercadería, una
mercadería que es de otra naturaleza y que al lector le es de gran utilidad
para su vida”.
La biografía de Nicanor Parra, incluyendo su parentesco con el
clan familiar, cuya bandera era Violeta Parra, muestra la historia de un
chileno de provincia que ha recorrido mucho mundo. Ello es, sin duda,
un dato revelador:
“Nació en 1914 en San Fabián de Alico, cerca de Chillán. Estudios
primarios y secundarios en Chillán y Lautaro. Prosigue sus estudios
42 en el Internado Nacional Barros Arana, donde también trabaja como
Inspector. Luego estudia Matemáticas en el Instituto Pedagógico de la
Universidad de Chile. Profesor de la cátedra de Mecánica Racional en
la Universidad de Chile. Dicta cursos de Física en Inglaterra. Estudió
Física Nuclear en Estados Unidos y Cosmología en Inglaterra. En
1948 fue nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de
la Universidad de Chile. Fue becado dos veces a Estados Unidos. Ha
viajado por Europa, Latinoamérica y Estados Unidos, dando recitales
y ofreciendo talleres y charlas. Ha dictado cátedras en diversas
universidades extranjeras.
“Ha obtenido los siguientes premios: Premio Prometeo de Poesía,
Premio Municipal de Poesía de Santiago, Premio de Poesía Juan Said
de la Sociedad de Escritores de Chile, Premio Sindicato de Escritores de
Chile, Premio Nacional de Literatura 1969, Premio Juan Rulfo (1991),
Premio Luis Oyarzún (1997), Medalla Rectoral de la Universidad de
Chile (1999), Premio Reina Sofía de España (2001), Premio Bicentenario
(2001).
Es Miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Hijo Ilustre
de Chillán. Doctor Honoris Causa de la Universidad de Concepción
(1996). Honory Felow Elect de Oxford University (2000)”.
Este año, con motivo del estreno de un documental sobre su persona,
de nuevo “hizo noticia”. Así lo enfocó el periodista Felipe Saleh:
Nicanor Parra Sandoval
3 http://grupos.emagister.com/mensaje/continua_el_poeta_es_uno_de_los_grandes_poe-
tas_de/1851-340452
Grandes Chilenos del Bicentenario
Libros Publicados
“NO SÉ NO SÉ
“ENTENDEMOS X ECOLOGISMO
“NO SÉ SI ME EXPLICO
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© Luis Navarro V.
Gabriel Valdés Subercaseaux
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© Jesús Inostroza
Cree, con vehemencia, que “hay que hacer un esfuerzo para ser nación,
Cree, con vehemencia, que “hay que hacer un esfuerzo para ser nación,
mostrar la belleza, el mundo busca lo original. Los extranjeros que
vienen a Chile no lo hacen sólo por la geografía, vienen por su gente.
Hay que aceptar nuestra diversidad”.
Grandes Chilenos del Bicentenario
Sus influencias
El Cardenal y la cultura
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© Jesús Inostroza
Gabriel Valdés Subercaseaux
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© Jesús Inostroza
Padre Gabriel Guarda O.S.B.
FOTO
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© Jesús Inostroza
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Revista AUS (Valdivia) ISSN 0718-7262 versión on-line
http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
72622008000200012&lng=es&nrm=iso
Padre Gabriel Guarda O.S.B.
Esto explica lo que ha sido su obra, mucho más que una natural
preocupación por la capital de Los Ríos.
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© Jesús Inostroza
Padre Gabriel Guarda O.S.B.
Hijo de Valdivia
© Jesús Inostroza
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Padre Gabriel Guarda O.S.B.
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Luis Merino Montero
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Luis Merino Montero
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Luis Merino Montero
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-Me di cuenta del daño que estaban sufriendo esos niños por la
desnutrición y la alta mortalidad infantil como el daño cerebral,
psicomotor. Y cuando fui viendo lo que pasaba en los mayores, me di
cuenta que había el mismo daño. El porcentaje de madres con retraso
intelectual era enorme. Eso me marcó para siempre.
Grandes Chilenos del Bicentenario
6 “El Rector Delegado de la Universidad de Chile, José Luis Federici, escribió Bernardo Su-
bercaseaux al hacer la historia del episodio, luego de una gestión prepotente y absurda que
buscaba convertir a la Universidad en una suerte de empresa y regimiento, fue rechazado por
una movilización masiva de toda la comunidad universitaria, incluyendo algunos decanos
que contaban con la confianza del régimen, lo que lo obligó a renunciar”.
Fernando Monckeberg Barros
Telegrafista frustrado
ser un telegrafista excepcional:´. “Me pasó una cosa muy curiosa: comencé
a recibir las letras sin necesidad de ‘traducirlas’. Resultó que yo era un
campeón para el telégrafo. Debe ser, creo yo, parte de la propia dislexia.
Eso me cambió la autoestima”. Le ofrecieron entonces un contrato como
telegrafista una vez que terminara el servicio militar. “Yo estaba feliz
porque era lo único que me habían ofrecido en la vida”.
Entonces se produjo otra importante circunstancia.
Todo había empezado mucho antes, todavía en el colegio, cuando le
pidieron que hiciera de monaguillo (“Yo era muy sosegado, no molestaba”)
acompañando cada domingo a un sacerdote a la casa de la señora Teresa
Aránguiz en el centro de Santiago. Así fue durante seis años. “Ella era
muy entretenida y se produjo entre nosotros una relación muy especial,
como de abuela a nieto”. Cuando el joven Fernando le contó que su futuro
estaba en el Ejército como telegrafista, ella estimó que podía lograr mucho
más en la vida.
Doña Teresa descubrió que Fernando quería estudiar Medicina y logró
que el Rector de la Universidad Católica, Monseñor Carlos Casanueva, lo
recibiera porque quería que “Fernandito estudie en tu Universidad”. No
fue fácil: ya habían comenzado las clases y el puntaje era bajo. Pero, para
98 no desairar a la buena señora, el Rector Casanueva accedió a recibirlo, lo
puso bajo la férula del secretario y le advirtió categóricamente que la suya
era “una situación muy anómala”.
Tampoco la recepción del director de la Escuela, el profesor Luco,
fue muy alentadora. Como llegó vestido de conscripto, su primera reacción
fue exclamar: “Y milico, todavía”.
Resume el Doctor Monckeberg: “Así fue como entré a la Facultad
de Medicina. Quince días después de haber iniciado las clases”.
- ¿Y de ahí en adelante le fue bien?, preguntamos.
-No porque la dislexia seguía. Trataba de eludir los exámenes escritos.
Me atrasaba. No fui un alumno brillante y tuve dificultades incluso con más
de un profesor que se reía públicamente de mi mala ortografía”.
Pero, señala, “lo único que descubrí, que fue una verdadera vocación:
descubrí la investigación científica”.
En tercer año empezó a trabajar con el Doctor Héctor Croxatto y
este niño “aislado” por su falta de amigos, comenzó en las tardes a ir al
laboratorio como su ayudante. Pronto terminó una primera memoria y,
pese a que todavía estaba estudiando, Croxatto decidió que lo mejor era
publicarla… y que Monckeberg hiciera otra. “Así hice siete memorias.
Aprendí a plantear los problemas, a hacer las preguntas y a responderlas
a través de la experimentación. Es decir, lo que aprendí fue el método
científico”.
Había descubierto su verdadera vocación. Y ella no se ha agotado.
Fernando Monckeberg Barros
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Grandes Chilenos del Bicentenario
El comienzo en La Legua
Un nuevo comienzo
Acción multifactorial
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Fernando Monckeberg Barros
9 El negocio….
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Nuevo desafío
Libros publicados:
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© Jesús Inostroza
Fernando Monckeberg Barros
Consideraciones en la cercanía
del Bicentenario
Las posibilidades
Hace casi cuarenta años, analizando esas posibilidades, escribí un
libro titulado “Jaque al Subdesarrollo”, que en ese entonces fue un éxito
de librería, siendo traducido a varios idiomas. Ya se hacían aparentes
los profundos cambios sociales y económicos que se esbozaban en el
mundo desarrollado, que amenazaban con incrementar aún más las
diferencias entre países ricos y pobres. Se podía también predecir el
proceso de globalización mundial, como consecuencia del enorme
progreso tecnológico, el avance de la informática, la generalización de las
comunicaciones y el incremento de la capacidad de desplazamiento del
hombre y sus productos. Se hacía evidente que no podíamos substraernos
a esta realidad a riesgo de quedar definitivamente marginados.
Enormes eran los obstáculos que se debían sortear para alcanzar
el desarrollo. Enfatizaba cuatro aspectos fundamentales. El primero
y mas importante, era la precariedad del recurso humano, dañado por
Fernando Monckeberg Barros
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Mateo Martinic Beros
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© Jesús Inostroza
Tenemos todos los elementos que nos dan una identidad muy clara y
que nos permite pensar que aquí podría funcionar perfectamente una
autonomía regional
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© Jesús Inostroza
“Pero había de ser en su descendencia donde cobraría relieve y sentido
120 especial la presencia y vigor de la inmigración croata en Magallanes. Del
seno de ese vasto contingente conformado abrumadoramente por hombres
y mujeres de extracción rústica, con ninguna o escasa instrucción, fue
surgiendo el mejor, mayor y más trascendente de sus aportes: los hijos y
nietos chilenos de raigambre croata”.
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© Jesús Inostroza
Mateo Martinic Beros
Chile (y Magallanes)
Entre el Centenario y el Bicentenario
Integración compleja
De antaño a ogaño
En este Chile del principio del tercer milenio, que por tantas razones
proporciona sensaciones de complacencia, todavía hay motivos fundados
de insatisfacción profunda para permitir adelantar tanto como se desea, o
se pueda, en los anhelos colectivos de bienestar. La inequidad, vista como
diferencia de acceso a los bienes necesarios para una existencia saludable,
segura y hasta placentera, esto es, entre los que poseen riqueza y los que
lindan con la pobreza es abismante como consecuencia de los resultados
de la aplicación de la política económica con vigencia durante las últimas
tres décadas; la desigualdad de oportunidades laborales, la necesidad
de mejorar el acceso a la salud con medidas de eficacia preventiva y
curativa (incluidos el abaratamiento de los procedimientos clínicos y de
los medicamentos); el conseguir una educación pública de calidad, en
especial para los más pobres y carenciados, todo ello en su interacción
dificulta y retarda la gran aspiración de los chilenos por una vida mejor y
más digna para todos, sin excepción.
La inseguridad del presente muestra, además, otra expresión menos
aparente en el devenir cotidiano del país, pero no menos importante: la
Mateo Martinic Beros
El caso de Magallanes
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vida, no sólo para progresar, sino también para ser un buen ciudadano y
padre o madre de familia”, expresa.
© Jesús Inostroza
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© Jesús Inostroza
u otra, están en los círculos que toman las decisiones en educación. Fue
además, una muy buena base para mi participación en la Comisión que
trabajó el acuerdo sobre la nueva Ley General de Educación, de reciente
promulgación”, dice.
La socióloga reconoce el complejo escenario por el que ha
atravesado el tema de la enseñanza, donde mucho del debate ha sido
parte de una discusión ideologizada. Ella sabe que lo esencial es percibir
cuán importante es la educación para el desarrollo de Chile, sin embargo,
piensa que esta misión no sólo le cabe al gobierno, sino también parte de
un compromiso de la sociedad civil e incluso del sector empresarial. “Si
existe algo que está separado en este país, es el mundo de la educación
y el de las empresas modernas. Están en las antípodas. Las empresas
están totalmente globalizadas y conectadas, y la educación está en el
limbo. Esta unión podría permitir una mayor conexión. (…) Creo que
hay bastante poca confianza, desde el punto de vista empresarial, sobre lo
difícil que será seguir progresando si no hacemos las tareas en educación.
Noto que hay poca fuerza de los líderes. Alguien tiene que sacar la voz y
decir: ´Avancemos, no nos quedemos empatando´”, señala a revista Poder
y Negocios.
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Dejando su legado
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© Jesús Inostroza
Patricia Matte Larraín
Chile es nuestro país. De todos los que nacimos en él. Sus doscientos
años de vida independiente nos dan una oportunidad única para soñar con
el Chile que desearíamos tener y ver la forma de colaborar en construir
ese sueño. Un Chile del que todos nos sintamos parte, eso implica un
Chile que genera oportunidades para todos. Un país en que nos tengamos
confianza, en el que nos sintamos responsables uno del otro.
Chile es un país maravilloso con problemas, no hay duda, pero
ninguno tan grave para que no podamos abordarlos ahora. En los
doscientos años de vida independiente, hemos sorteado momentos muy 145
complejos en nuestra historia y hemos ido logrando un país del cual
podemos sentirnos orgullosos. Lo hemos construido entre todos. A pesar
de nuestros desencuentros que, muchas veces, nos han llevado a extremos
que hoy día, preferiríamos olvidar.
Para mi, y desde mi particular punto de vista, todo parte al nacer.
En ese instante se empieza a gestar nuestro futuro y ahí también, se
comienzan a generar las desigualdades. Mi sueño sería que, cualquier sea
© Jesús Inostroza
Grandes Chilenos del Bicentenario
Escuchar y apoyar
Sueños posibles
Sueño con un país en que los servidores públicos sientan una obligación
moral de hacer bien su tarea día a día y que los mejores, profesionalmente
hablando, dediquen sus capacidades a resolver los problemas de pobreza.
Que de esa forma, recuperen el prestigio y la dignidad de sus cargos. Que
sientan que están en una misión: hacer un país mejor para todos.
Grandes Chilenos del Bicentenario
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Fernando Castillo Velasco
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A través de una solidaridad pocas veces vista, como una utopía que
logra ser certeza, Fernando decide invitar a todos esos muchachos recién
egresados a construir sus casas en los terrenos de la vieja quinta, para
formar allí “un hogar de vida”, dice. La emblemática construcción, más
allá de una faena arquitectónica, sería una forma de relación entre las
personas; sería poner en los seres humanos la responsabilidad de edificar
una vida en comunidad. Aquella fuerza e ideología fundada en la Reforma
de los años ´60, y en esa arquitectura que concibió desde pequeño, hecha
mano a mano en el juego, serían replicadas en este nuevo proyecto cuyo
nombre no podía ser otro: La Quinta Michita. El ejemplo de una bondad
interminable y esa infinita entrega ofrecida por su madre, serán los valores
que cimentarán la simbólica obra del arquitecto. Pero con la llegada del
Golpe Militar el sueño de la Quinta se desmorona. Muchos jóvenes son
exiliados; también Castillo Velasco debe refugiarse en el extranjero.
Grandes Chilenos del Bicentenario
para integrar la planta docente como profesor visitante pareció ser una
buena opción. En ese momento, su hermano Jaime, quien también debió
soportar el exilio por ser uno de los más fuertes opositores al régimen,
le dijo: “Tienen que irse. Allá pueden actuar mucho mejor que aquí para
salvar a los niños que están en la clandestinidad. Entonces decidimos
irnos con Mónica y los dos niños más pequeños, Fernando y Consuelo”.
Los años en Cambridge fueron “tiempos hermosísimos”, recuerda
Fernando. Allá se convirtió en el querido y respetado maestro, así como
lo había sido en su patria. “Creo que le debo mucho a esa universidad,
donde tuve la suerte de hacer trabajos fantásticos con los alumnos”. Y tan
apreciado fue que, a pesar de su partida inminente a Chile y de no haber
postulado al cargo, el Consejo de esa casa de estudios decidió declararlo
profesor titular por el tiempo que fuese necesario.
“¡Dejen de disparar que hay una mujer embarazada!, gritó Miguel
Enríquez. Poco después, el líder del MIR cayó abatido por una ráfaga de
balas, mientras su pareja, Carmen Castillo, se encontraba tendida en el
piso producto de una granada”, relatan los periodistas Matías Broschek
y Pamela Gutiérrez para La Tercera. La noticia voló rápidamente a
Inglaterra, asegurando al matrimonio Castillo Echeverría que su hija había
158 muerto. En medio de la confusión y el desgarrador dolor, la información
fue aclarada. Carmen seguía viva, pero su bebé había muerto, y Cristián
se encontraba detenido.
© Jesús Inostroza
Fernando Castillo Velasco
Fernando sabe hasta hoy que esta lejanía dolorosa de sus hijos
nunca pudo soportarla. “Venía cada seis meses con cualquier pretexto. No
sé, era una nostalgia casi enfermiza que no me permitía vivir libremente
mi estadía allá. Aquí estaba mi casa”. En 1978 Fernando puede volver a
Chile, sin embargo y con expresa prohibición de entrar al país, su hija
Carmen se exilia en Francia y Cristián en Venezuela.
El nuevo testimonio de vida recogido en tierras lejanas, que además
lo ayudó a tomar una posición y hacer su propia forma de arquitectura,
sirvió para que Fernando retomara su profesión y se propusiera continuar
con el proyecto que había quedado suspendido con el Golpe: La Quinta
Michita. Así, diseñó comunidades que serían habitadas por profesionales
e intelectuales opositores al régimen militar. Un oasis en medio del terror
y dolor de la dictadura que fue expresión y refugio de aquellos que aún
creían en los sueños de la democracia. Allí nacieron los cacerolazos, las
protestas y las reuniones clandestinas que buscaban acabar con la injusticia;
allí se conservaba el aliento de jóvenes, padres y niños que querían
recuperar la convivencia fraterna. “Las mejores comunidades las construí
en dictadura. Como no había restricciones para hacer arquitectura, por
el contrario, dejaron todas las puertas abiertas, no tuve entorpecimiento
alguno para desarrollar lo que a mí me parecía una responsabilidad, que 159
era hacer estos lugares de vida, solidarios, donde creáramos una cierta
fuerza de enfrentamiento hacia lo que pasaba fuera”, relata.
La herida en democracia
son nada más que una pelea por el cupo, por la cuota de poder. Cada día
me desilusionan más. El pueblo chileno tiene un instinto estupendo. Es
la opinión pública la que partió desacreditando el quehacer político y con
toda razón. Yo no quería creer esta situación de los políticos y la política
tan decadente”.
A pesar de que sabe que en todas sus tareas de servidor público sí
necesitó de una política para encauzar su labor, prefiere no confesarse
político, sino esencialmente arquitecto: “Yo me he sentido absolutamente
arquitecto siendo Alcalde de la comuna de La Reina, Rector de la
Universidad Católica o Intendente; me he sentido arquitecto, pero
actuando en política. Yo diría que la arquitectura, como pocas profesiones,
está embebida en la política, y la política incluye a la arquitectura como
algo importante”, declaró Fernando a Revista Cientodiez.
Con 91 años recién cumplidos, su hijo Cristián, también arquitecto,
ha sido el encargado de mantenerlo notablemente activo. “Su compañía
ha significado que yo tenga esta capacidad física, porque si yo termino la
alcaldía y me quedo sin tener nada que hacer, estaría muerto, pero estoy
vivo y me siento con vitalidad”, dice.
Porque sabe que en este proceso de vida no está solo, exalta lo
esencial que es la presencia constante de su generosa y unida familia. 161
Mónica, su querida mujer, ha sido por más de 65 años su más incondicional
compañera. “Creo que tenemos un record que se ha fundado en querernos,
en entregarnos libertad para dar curso a nuestras vocaciones, nuestros
sentimientos y amistades. Ha sido una buena forma de convivir”, cuenta.
La temprana muerte de su hijo Javier en un trágico accidente durante
1972 marcó a la familia Castillo Velasco. Pero la imagen joven y alegre del
muchacho los acompaña desde cerca y ha permanecido siempre velando a
sus padres. Ellos lo saben. Junto a su habitación, una fotografía inmensa
custodia sus vidas y les da sentido. De él, “tengo puros recuerdos de vida,
pero no como recuerdos sino como presente. No sé dónde está ni qué pasa
con la otra vida. No creo que me vaya a encontrar con él físicamente en
ninguna parte. No creo en la resurrección de los muertos, pero sí en la idea
de que uno trasciende”, dice Fernando.
Y hoy, cuando cada día podría ser el último y donde sabe que “todo
lo hago a conciencia de que mis plazos son perentorios”, Fernando hace
cierta su idea de trascendencia. Como un invaluable tesoro, todas sus
experiencias fueron volcadas en su libro “Lecciones del tiempo vivido”,
porque “desde ese anhelo, de ser útil hasta más allá de mis días, es que
deseo dejar mis testimonios, no como una biografía que poco puede
interesar, sino como lecciones que siento, tal vez inmodestamente, como
un aporte al enriquecimiento de muchas otras vidas”, escribe.
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© Jesús Inostroza
Fernando Castillo Velasco
Sí, aunque somos tan sólo una estrecha faja de tierra, casi un borde,
somos también un zócalo sólido de esperanzas comunes que en el pasado
reciente nos permitió imponer la democracia y comenzar a construir las
bases de una sociedad más justa.
Creo, por lo tanto, que a pesar de las apariencias y más allá de mis
aspiraciones y anhelos, existe hoy en la sociedad chilena y fuera de
nuestras fronteras, un hecho incontrarrestable que se expresa en la nueva
toma de conciencia de la necesidad de un cambio profundo en todos los
planos de nuestra existencia. Esta convicción mantiene viva en mí -contra
viento y marea- la esperanza de días mejores para nuestro pueblo.
Grandes Chilenos del Bicentenario
© Jesús Inostroza
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consecuencias de la polución, destrucción del ambiente que nos rodea,
desborde del ya desquiciado ir y venir del lugar de vida al lugar de
trabajo, (siempre a varias horas de tiempo) carencia de una infraestructura
adecuada y la falta de equipamiento necesario para realizar los programas
de salud, educación, trabajo y esparcimiento.
Fatalmente la única solución a este modelo es mayor concentración
urbana y mayor cantidad de vías de alta velocidad las que, supuestamente
sirven para acortar el tiempo y la distancia sin que cumplan, frecuentemente,
ni siquiera con estos dos cometidos. Las autopistas son elementos anti
urbanos. Siempre, el encuentro de ellas con la trama de la ciudad,
provocará atochamientos insalvables que generarán las mismas angustias
sólo desplazadas de lugar.
Se efectúa así irremediablemente el quiebre de la armonía entre
la naturaleza, el entorno y la forma de sobrevivencia. Continuar en ello
es también separar cada vez más la ciencia, los avances tecnológicos,
el conocimiento de una gran parte de la sociedad. Dos mundos, que ya
no se encuentran ni se ven, simplemente cohabitan, unos que tienen
acceso a todo, otros que no tienen acceso ni siquiera al derecho de ser
personas dignas. La marginalidad es el sistema no su escoria. La barbarie
contrapuesta a la civilidad es la condición misma de la dominación, el
individuo reducido a administrar su vida como un gran consumidor. Ese
es el ser humano que estamos reproduciendo aceleradamente.
Fernando Castillo Velasco
Existen mil argumentos para echar por tierra todo lo que aquí he
escrito.
Sin embargo, me hago un deber expresarlo porque tengo fe en
que crece la conciencia de que es indispensable recrear una sociedad
radicalmente diferente. El modelo vigente ya nos ha dado señales
suficientes, la crisis financiera y el desastre ecológico entre otros, de su
límite. Se visibiliza cada vez más su verdadero rostro, la evidencia de su
fracaso, la incapacidad innata a darle sentido a la vida que vivimos. Ya hay
vertidas muchas lagrimas de sufrimiento, ya se ha expandido demasiado
la desesperanza y con ella los instintos destructores, el crimen. Basta ya
de ceguera y de pasiva resignación. Sigamos soñando despiertos.
Tenemos cien años, un tiempo más que suficiente, para reinventar
caminos por los cuales transitar con energía de vida y no de muerte. El
arquitecto, el ciudadano que hoy soy está convencido que será en esa otra
realidad que celebraremos, los muertos y los vivos, el tercer centenario
de nuestra primera Independencia.
Grandes Chilenos del Bicentenario
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para pedir dinero a los ricos sin transformarse en un mero manager de los
desposeídos o en un ‘cura de salón’”.
En alguna entrevista, el Padre Poblete negó que esta familiaridad con
los empresarios le garantice un buen resultado. Se lo preguntó la periodista
Constanza López: “Cuando el ‘cura Poblete’ llama a un empresario para que
‘se ponga’, nadie se niega. ¿Verdadero o falso?
–Falso. Muchas secretarias dicen “está en reunión” porque se imaginan
que vamos a pedir algo.
Y, a propósito de lo mismo:
“¿Qué se necesita para que pedir no dé pudor?”
–Tener experiencia con el dolor, la miseria y la pobreza. Sólo así uno se
siente con el derecho a pedir.
El balance de este agotador despliegue de esfuerzos no es menor.
En 1981, cuando se hizo cargo de la obra, su presupuesto era de sólo
600 millones de pesos. Hoy es de 21 mil millones. Y este crecimiento se
le atribuye en gran parte a su inagotable trabajo. Lo que era una fundación
pequeña de 200 personas pasó a profesionalizarse, a ser un holding de la
solidaridad con más de 8.600 funcionarios y voluntarios y a impactar
directamente a una significativa parte del quintil más pobre de la población.
De contar con 16 mil socios en 1981, hoy tiene más de 600 mil, que aportan 173
más del 50 por ciento del presupuesto anual.
Suspicacias
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Padre Renato Poblete Barth S.J.
No debemos descansar
Una interrogante
Un tiempo de esperanza
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Grandes Chilenos del Bicentenario
Un desafío
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