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1. UNA HISTORIA DE AMISTAD
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2. LA AMISTAD EN LA VIDA DE IGNACIO
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3. ARTE O MISTAGOGÍA DE LA AMISTAD
Henri Brémond afirmó, hace ya años, que los Ejercicios son la auto-
biografía ignaciana elaborada pedagógicamente. En lo que se refiere a
la amistad, no podemos sostener que Ignacio haya elaborado una
pedagogía, pero es cierto que su experiencia personal le ayudó, como
hemos visto, a conducir a otros hacia la verdadera amistad. Puede,
pues, bien decirse que el autor de los Ejercicios Espirituales, gran
pedagogo y mistagogo, también lo es de la amistad, un arte que nece-
sita algún tipo de adiestramiento.
Antes de entrar en este campo del ar- gundo lugar, hay que afirmar que esta
te y pedagogía ignaciana de la amistad, primacía de Dios no implica ninguna
se imponen unos presupuestos. En pri- forma de dualismo y menos de elimina-
mer lugar, para Ignacio, Dios tiene la ción de lo humano, ya que para Ignacio,
primacía en todo y es el centro de atrac- el Dios comunicado en Jesucristo es un
ción de todas las cosas, es el medio di- Dios autor de la naturaleza y de la gra-
vino integrador de todo. Por tanto, tam- cia, al cual servimos y damos gloria,
bién la amistad, por lo menos en un cuando respetamos ambas esferas, que
sentido pleno y auténtico, tiene en Dios en él tienen su origen y punto de con-
su centro o polo de atracción. En se- vergencia55. Y, en tercer lugar, no olvi-
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demos que al hablar de amistad nos re- ros que reunió ya en Barcelona y que le
ferimos a una realidad que es totalmen- acompañaron en Alcalá y en
te gratuita y que por lo tanto, se pueden Salamanca. Cuando en Roma, hacia el
ofrecer vías para que nazca y para ali- final de su vida, se interesa por ellos y
mentarla, pero no puede ser producida hace un cierto balance de su historia
de modo infalible por ningún medio. posterior, el resultado no es muy bri-
Teniendo en cuenta estos presu- llante. Quizá también podría aplicarse a
puestos, podemos distinguir en este ar- la amistad, lo que Ignacio decía de sus
te ignaciano de la amistad dos aspectos estudios antes de ir a París: «Porque,
estrechamente unidos, aunque diferen- como le habían hecho pasar adelante en
ciados: por un lado, el uso de medios los estudios con tanta prisa, hallábase
más explícitamente evangélicos o de fe muy falto de fundamentos»56. Este fun-
y, por otro lado, el recurso a medios na- damento de la amistad, lo pondría más
turales. Y lo primero que Ignacio nos adelante con los Ejercicios Espirituales,
diría es que la amistad tiene un proce- ciertamente realizados de manera com-
so lento y que es muy frágil. Esto es lo pleta, pues mediante ellos ganó a Fabro
que le enseñó la experiencia de la rela- y Javier57. Y lo mismo cabe decir de los
ción con el primer grupo de compañe- otros amigos.
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2. LOS MEDIOS NATURALES
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CONCLUSIÓN
La historia confirma esta especial Sin embargo, para terminar con una
capacidad de la pedagogía espiritual ig- confirmación de todo lo que precede,
naciana para desarrollar la amistad y quiero hacer mención de dos episodios
afectividad. Ya hemos dicho que los personales y significativos de la historia
Ejercicios se han entendido desde sus de la Compañía de Jesús, Compañía que
orígenes como una pedagogía afectiva o Javier definió como «Compañía de
del corazón y, como consecuencia, la amor»: el apostolado de la amistad de
teología de los Ejercicios de san Ignacio Mateo Ricci y la mística de la amistad
es considerada como theologia cordis. de Egide van Broeckhoven.
Además, por otro lado, se ha afirmado Mateo Ricci es bien conocido por su
que el humanismo, que marca la peda- apostolado pionero de la inculturación y
gogía de la Compañía de Jesús, es «el del diálogo intrareligoso, como llamarí-
humanismo del corazón» (François amos hoy a su empeño apostólico, en el
Charmot), contrapuesto al de la pura mundo muy selecto de la China.
inteligencia o de los conocimientos. Matemático, astrónomo, lingüista, pen-
Sirvan estas constataciones como indi- sador y pastoralista valiente, se con-
cios del peso que han dejado lo afectivo quistó un prestigio notable en la capital
y la dimensión de la amistad en el que- china, en la corte, donde recibió un in-
hacer de la Compañía, continuadora de discutido reconocimiento y todo tipo de
la obra inicial de los primeros amigos en honores científicos. Ricci, en medio de
el Señor, pues «Dios se nos comunica su apostolado intenso y comprometido,
como un amigo». escribió una obra sobre la amistad, uno
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de los obsequios más apreciados por la siempre hondamente humana79. En con-
familia real, y llegó a reconocer que la secuencia, el núcleo del apostolado y
amistad le había abierto más puertas en del anuncio activo del Reino es para
la China que su saber y su ciencia: Egide la amistad: «el apostolado es la
«Esta Amistad me ha dado más cré- amistad»80.
dito a mí y a Europa que todo lo que he No sería, así, nada ajena a su expe-
hecho. Porque las otras cosas dan cré- riencia la expresión ignaciana “mis ami-
dito de cosas mecánicas o de obras ma- gos en el Señor” y, por esto Egide, que
nuales o de instrumentos, pero ésta da muy posiblemente no llegó a conocerla,
crédito de cultura, de ingenio, de vir- nos ofrece una excelente aproximación
tud. Por esto, la obra ha sido leída y re- a su sentido, cuando escribe:
cibida con grande aplauso y ya se está «Si tuviéramos la osadía de ver ver-
imprimiendo en dos lugares distin- daderamente lo divino en la floración de
tos»77. lo humano, amaríamos a los hombres, a
En cuanto a Egide, jesuita obrero nuestros amigos, a nuestro trabajo, al ar-
místico, muerto en plena fábrica (1967), te, etc., con un ímpetu divino y a Dios
tenemos el testimonio fehaciente de sus con una espontaneidad humana. Pero
escritos íntimos que nos revelan cómo nos paramos continuamente en nuestro
su privilegiada experiencia de la santí- amor humano por lo que consideramos
sima Trinidad está del todo mediada por amor a Dios y en nuestro amor a Dios
la experiencia avasalladora de la amis- por lo que consideramos amor huma-
tad humana. Esta identificación de la vi- no»81.
vencia del misterio de amor de las per- Que estas sumarias referencias a la
sonas divinas y de la relación amistosa experiencia apostólica y espiritual de
humana es lo que lleva a Egide a deci- unos jesuitas representativos de dos
dirse definitivamente por la mística ig- campos importantes del apostolado de
naciana de hallar a Dios en lo concreto la Compañía sirvan para corroborar có-
de la vida humana, superando así la du- mo la amistad que Ignacio cultivó en
da de si su vida debía inclinarse hacia la «mis» amigos dejó un sello en la vida
Cartuja. La amistad y la amistad con los posterior de la Compañía y, cómo a su
pobres centran las hondas gracias mís- vez, la experiencia y el arte ignaciano de
ticas de Egide. Con referencias a la ex- la amistad es fuente inspiradora de ver-
periencia del Sinaí, clásica en la litera- dadera amistad humana para aquellas
tura mística cristiana, Egide nos personas, jesuitas o no, que beban de la
comunica su vivencia de Dios en la espiritualidad ignaciana. Esta tradición,
amistad, en las amistades concretas: mantenida hasta hoy, tiene sin duda su
«El lugar donde hallamos a Dios, la raíz en los Ejercicios ignacianos que
zarza ardiente, es el mundo de hoy y, en culminan en la experiencia del Cristo
su corazón, todas las amistades...»78. presente hoy que sigue haciendo el ofi-
Para Egide, la amistad verdadera- cio de consolar como un amigo, con-
mente humana es espiritual y ésta es suela a su amigo.
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NOTAS
1. El texto de este cuaderno EIDES-AYUDAR es 10. Diego LAÍNEZ, «Carta a Polanco de 16 de junio
fundamentalmente la intervención en el colo- de 1547» (FN, I, 102-104), en: ALBURQUER-
quio «L'amitié spirituelle», tenida en el Centre QUE, Diego Laínez…, pág. 180-181.
Sèvres - Facultés Jésuites de Paris, los días 13 11. Todo esto está muy desarrollado en los docu-
y 14 de octubre de 2006 y publicada por mentos fundacionales (MHSJ, MI, I, serie 3ª,
Médiasèvres 2006, en Cahiers de Spiritualité, t. I, pág. 1-7) y en abundantes comentarios
138. modernos.
2. Memorial 7-8, en En el corazón de la Reforma. 12. H. RAHNER, Ignatius von Loyola. Briefwechsel
«Recuerdos espirituales» del Beato Pedro mit Frauen, Freiburg, 1956, Verlag Herder,
Fabro, S.J., introducción, traducción y co- pág. 484. Traducción francesa: Ignace de Lo-
mentarios por Antonio Alburquerque, S.J., yola. Correspondence avec les femmes de son
Bilbao - Santander, Mensajero - Sal Terrae, temps, II, Paris, 1964, Desclée de Brouwer,
colección MANRESA, 7-8, pág. 115-116. pág. 224.
3. Memorial, 105, en Recuerdos Ignacianos. Me- 13. Así lo recordaba uno de los primeros compa-
morial de Luis Gonçalves da Càmara, versión ñeros: «Los compañeros, aunque sintieron
y comentarios de Benigno Hernández Montes, mucho su ausencia [de Ignacio], no por esto
Bilbao-Santander, 1992, Mensajero-Sal aflojaron en sus propósitos, pues toda su espe-
Terrae, colección MANRESA, pág. 95. ranza y fortaleza estaban puestas en Dios»
4. Formula, capítulo 3. (Simón RODRÍGUEZ, Origen y progreso de la
5. María MOLINER, Diccionario del uso del espa- Compañía de Jesús, estudio introductorio, tra-
ñol, I, 164. ducción a partir de los originales portugués y
6. Juan Alfonso DE POLANCO, Summarium hispa- latino y notas por Eduardo Javier Alonso Ro-
num, 5-6 (FN, I, 155). Véase en: Antonio mo, Bilbao-Santander, 2005, Mensajero-Sal
ALBURQUERQUE, Diego Laínez, S.J. Primer Terrae, Colección MANRESA, 21, pág. 60).
biógrafo de S. Ignacio, Bilbao-Santander, 14. Recuerdos Ignacianos, n. 180.
2005, Mensajero-Sal Terrae, colección MAN- 15. Ibid., n. 86.
RESA, pág. 129-130. 16. 29 enero 1552 (Monumenta Xaveriana, I, 668).
7. J. GRANERO, San Ignacio de Loyola. Panoramas 17. Cf., por ejemplo, RODRÍGUEZ, Origen y progre-
de su vida, Madrid, 1967, Editorial Razón y so..., n. 21 y 42.
Fe, pág. 20. 18. 10 de junio de 1545 (Fabri Monumenta, 328).
8. Autobiografía, n. 12. 19. Mon. Xav., I, 366.
9. Ibid., n. 35. 20. Mon. Xav., I, 388.
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21. Mon. Xav., I, 403-404. 48. Autobiografía, n. 62.
22. Fabri Monumenta, 44. 49. RAHNER, Briefwechsel..., pág. 485. (Corres-
23. Fabri Monumenta, 135. pondance..., II, p. 226-227). Véase en esta
24. De Amicitia, 20. página 485 (225-226 de la edición francesa)
25. G. WILKENS, «Compagnons de Jésus. La una larga enumeración de personas con quie-
Genèse de l'Ordre des Jésuites», Recherches, nes Ignacio trabó amistad, con las referencias
14, Rome, 1978, CIS, pág. 190. correspondientes de la correspondencia.
26. K. RAHNER, «Palabras de Ignacio de Loyola a 50. Una muestra de ello es la manera como reci-
un jesuita de hoy», en K. RAHNER - P. IMHOF - bía en su mesa a los invitados: «Quédese
H. NILS LOOSE, Ignacio de Loyola, Santander, vuestra merced con nos, si quiere hacer peni-
1979, Sal Terrae, pág. 29-30. tencia» (CÂMARA, Recuerdos Ignacianos, n.
27. Recuerdos Ignacianos, n. 89. 185).
28. Ibid., n. 86. 51. RAHNER, Briefwechsel..., pág. 486. (Corres-
29. Ibid., 180. pondance..., II, pág. 228).
30. André RAVIER, Ignace de Loyola fonde la Com- 52. Carta de 4 de marzo de 1553 (Epistolae Igna-
pagnie de Jésus, Paris, 1973, Desclée de tianae, IV, 265).
Brouwer-Bellarmin, pág. 188. 53. Carta de 1 de noviembre de 1536, (Epistolae...,
31. Autobiografía, n. 97. I, 724).
32. RODRÍGUEZ, Origen y Progreso..., pág. 130, 54. Obras de San Ignacio..., pág. 819.
132. 55. Constituciones, n. 814.
33. Ibid., pág. 137. 56. Autobiografía, n. 73.
34. Ej 230, 2. 57. Ibid., n. 82.
35. Recuerdos Ignacianos, n. 103, 112, 114, 116, 58. Dejemos, pues no hacen a nuestro caso, las
263, 357. otras tres referencias: a la necesidad de apar-
36. Ibid., n. 330. tarse de amigos y conocidos para realizar los
37. Ibid, n. 87. Ejercicios (Ej. 20), al hecho de que Pilatos y
38. Ibid., n. 192-193, 218, 296, 302, 327. Herodes pasaron de ser enemigos a hacerse
39. Ibid., n. 89. amigos, (Ej. 295) y a la prevención que se ha
40. Ibid., n. 46-47, 67, 212, 215. de tener en distribuir limosnas a parientes o
41. Ibid., n. 104-107. amigos (Ej. 338).
42. Ibid., n. 330. 59. Autobiografía, n. 82.
43. Ibid. n. 103. 60. Constituciones, n. 250.
44. Jean-Marie GUEUILLETTE, «Entre nous, le 61. RAHNER, Briefwechsel..., pág. 562. (Corres-
Christ», Christus, 209 (Javier 2006), pág. 68. pondance..., II, pág. 315).
45. Autobiografía, n. 34. Esta amistad puede com- 62. La amistad espiritual, I, 9; cf. II, 20, en: Cari-
probarse a través de la pervivencia de la rela- dad. Amistad, Buenos Aires, 1982, Editorial
ción con la familia de Inés Pascual, después de Claretiana, pág. 275 y 291.
su salida de Manresa y al regreso de Tierra 63. Ibid, I, 69-70, pág. 286.
Santa. Y también por los testimonios presentes 64. Constituciones, n. 134.
en los procesos de canonización, pues, aún a 65. Recuerdos Ignacianos, n. 89.
pesar de la tendencia de las personas devotas 66. Autobiografía, n. 87 y 90.
«a decir grandes cosas…y luego creció la 67. De vita Sancti Ignatii, caput VII, n. 70: FN, II,
fama a decir más de lo que era» (n. 18), en su 567; cf. FN, I, 184.
conjunto dejan traslucir la profunda relación 68. In Ioannem, XV, 3.
humana y amistosa que se consolidó entre el 69. FN, IV, 233-235.
peregrino y bastantes personas de Manresa. 70. Constituciones, n. 821; cf. n. 673, 675).
46. Carta de 12 de febrero de 1536, en Obras de San 71. L. GIRARD en: Ignace de Loyola, Écrits , Paris,
Ignacio de Loyola, BAC, 5ª edición, pág. 726. 1991, Desclée de Brouwer-Bellarmin, Collec-
47. Ibid. tion Christus, 76, pág. 621.
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72. ALBURQUERQUE, Diego Laínez…, pág. 208. separadas de él. Esto es quedarse a las afue-
(FN, I, 136). ras de la ciudad»; «Como hay una vida divi-
73. Recuerdos Ignacianos, n. 91. na en Dios, también hay una vida divina en
74. Ibid., n. 358. nosotros, y tiene como centro la amistad a
75. Ibid., n. 92. los demás. El Amor de Dios en nosotros es
76. Ibid., n. 88. esencialmente amor de todos en él y de él en
77. Opere storiche del P. Matteo Ricci, S. I., todos» (Dios, la amistad y los pobres, pág.
Macerata, 1913, Pietro Tacchi Venturi, S.I., 53). «Mi amigo es un amanecer maravilloso
vol. II: «Le Lettere dalla Cina», pág. 248. del eterno amor de Dios. ‘Eterno’ no signifi-
78. Josep M. RAMBLA BLANCH, Dios, la amistad y ca algo abstracto fuera del tiempo, sino algo
los pobres. La mística de Egide van existencial y místico, como lo es la intimi-
Broeckhoven, jesuita obrero, Santander, 2007, dad más profunda de Dios, siempre nueva,
Sal Terrae, pág. 175. siempre joven, ofreciendo inmensas pers-
79. «Dios está en el centro de lo que cada perso- pectivas…» (Egide VAN B ROECKHOVEN ,
na posee como más concreto, más humano, Diario de la amistad, Madrid, 1972, Narcea,
más atractivo»; «Buscar las personas en pág. 44).
Dios no es alienarlas; lo que sí es alienante 80. Diario de la amistad, pág. 67.
es buscarlas fuera de él, como si estuvieran 81. Diario de la amistad, pág. 88-89.
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