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Creencias y Juicios Sociales; explicando el comportamiento de los demás

Quienes investigan la atribución estudian la forma como explicamos el comportamiento


de las personas. ¿Cuándo hemos de atribuir el comportamiento de alguien a una
disposición personal y cuándo a la situación? Por lo general hacemos atribuciones
razonables. Sin embargo, cuando explicamos el comportamiento de otras personas con
frecuencia cometemos el error de atribución fundamental ( también llamado sesgo de
correspondencia ). A tal grado atribuimos el comportamiento de los demás a sus rasgos
y actitudes internas, que damos por descontadas las restricciones de la situación, aún
cuando éstas sean tan obvias. Si un globo se mueve porque es empujado por un viento
invisible, no suponemos que lo hace por propulsión interna. Pero como las personas no
son objetos inanimados, entonces cuando una persona actúa, con más frecuencia damos
por descontados los vientos de la situación e imaginamos la propulsión interna.

Cometemos este error de atribución, en parte porque cuando vemos actuar a alguien, esa
persona es el foco de nuestra atención y la situación está relativamente invisible.
Cuando nosotros actuamos, nuestra atención usualmente se centra en aquello a lo que
reaccionamos; la situación es más visible. De esta manera somos más sensibles a las
influencias de las situaciones sobre nosotros mismos.
EL JUICIO DE LA SOCIEDAD

En el comienzo de un nuevo milenio, estamos iniciando también un nuevo estilo


de abordar la problemática sanitaria que involucra a la sociedad actual. El sorprendente
avance en la investigación y conocimiento de la relación entre alimentación, nutrición,
estado de salud, enfermedades y longevidad impone al profesional de la salud, la ardua
tarea de ponerse al día con el gran caudal de información que se genera todos los días.
Los hombres primitivos dependían de la caza, la pesca y la recolección de
productos vegetales silvestres; vivían en forma nómada y estaban organizados en
pequeños grupos para poder efectuar más eficazmente esas actividades. Las primeras
organizaciones sociales fueron posibles cuando el hombre aprendió a domesticar
animales y a cultivas plantas para obtener sus alimentos. La importancia de los
alimentos ha sido reconocida en la medicina. De hecho, Hipócrates; el padre de la
medicina dio una gran importancia a la relación entre alimentación y salud en sus
aspectos negativos, o sea, a la posibilidad de enfermarse debido al consumo de ciertos
alimentos o al afecto perjudicial de algunos de estos para personas que padecían ciertas
enfermedades. En otras palabras, se dio mayor importancia a la relación existente entre
alimentación y enfermedad que a la que hay entre alimentación y salud. Los trastornos
alimenticios son enfermedades que se observan en el consumo de alimentos, esto se
manifiesta de manera voluntaria o por problemas familiares, exceso de trabajo y algunos
otros problemas que la persona sufre en su vida, esto provoca que la persona
experimente una baja autoestima y por consiguiente, tiende a sufrir alguno de los
trastornos alimenticios mas comunes: Anorexia y Bulimia. Los trastornos alimenticios
tiene su origen entre el siglo XIV y XIX. En algunos datos encontrados en internet que
llamaron poderosamente mi atención fue “el que se describe como el primer caso de
trastorno alimenticio es en el que la princesa Wilgenfortis se niega a ingerir cualquier
tipo de alimento, esto con el fin de no ser deseada por ningún hombre. En el siglo XIX
se establece a la delgadez como símbolo de belleza y éxito, esto originó un considerable
aumento en el numero de enfermas”, desde entonces podemos decir que en esos años,
las mujeres que no eran lo suficientemente delgadas usaban corsé para adaptarse a los
vestidos de esa época, esto nos hace pensar que desde hace siglos se requiere ser
delgado para estar a la moda. Y ¿Qué es la moda?, no es aquella que se supone debiera
significar una elección o, mejor dicho, un mecanismo regulador de elecciones,
realizadas en función de unos criterios de gusto. Entonces porque como sociedad se les
margina a todos aquellos que no están en ella, el querer ser más rellenito o gordito va a
depender de cada persona, es su “elección” o es que moda en su término mas obvio pero
de forma asolapada nos trata de decir: “sufran de hambre y teman a engordar”. Sin
embargo, en las últimas décadas ha aumentado en gran medida el interés por la Ciencia
de los Alimentos pues, conforme se profundiza en ella, más se percibe el nexo que
existe entre alimentación, salud y longevidad. La definición propuesta por la Fundación
Pro-Salud es que podemos considerar como alimentos “aquellos productos comestibles
que aportan el tipo, la cantidad y las proporciones naturales de las sustancias
energéticas, estructurales, catalíticas y reguladoras necesarias para el crecimiento,
desarrollo y reparación de los tejidos, con la finalidad de mantener la salud (o
recuperarla si se ha perdido) y ayudar al hombre a desarrollar al máximo su potencial
biológico, físico, mental, psicológico y humano, contenido en sus genes, y mantener al
cuerpo en las mejores condiciones posibles, durante el mayor tiempo posible”.
Entonces ningún producto puede ser llamado alimento si no aporta las sustancias
nutritivas, así como en la cantidad, concentración y proporción suministrada en los
productos naturales que sirvieron a través de millones de años de alimento al hombre.
Bajo este enfoque, no todos los productos comestibles que actualmente se encuentran en
el mercado y que se han incorporado a la dieta, se pueden considerar como alimento,
pues no cumplen con los mínimos requisitos para serlo. Actualmente existe un consenso
entre los investigadores científicos: El organismo del ser humano, ha sido dotado por la
naturaleza con la capacidad para mantenerse sano y activo durante aproximadamente
120 años. De acuerdo con esta creencia, estamos genéticamente programados para vivir
con salud, vigor y elevada calidad de vida alrededor de 120 años. Entonces ¿Por qué el
hombre moderno se encuentra sometido a una epidemia de enfermedades degenerativas
que degradan su salud y calidad de vida, envejece y muere prematuramente limitando su
longevidad a un promedio de 75 años?´, porque con los alimentos y la dieta moderna,
no recibe la materia prima necesaria para desplegar toda su capacidad intrínseca en él.
Tanto la calidad de su medio ambiente, como de su alimentación ha sufrido en el último
tiempo una abrupta y radical alteración que afecta la bioquímica de su organismo. La
degradación del medio ambiente y la alimentación está conduciendo al hombre por un
camino de involución biológica, enfermedad, discapacidad, disminución de su calidad
de vida, envejecimiento y muerte prematura. La salud y la integridad física y mental de
la presente y futuras generaciones dependen fundamentalmente de lo que se come y de
la calidad del medio ambiente. Me pregunto ¿Qué hace el estado con la políticas de
Ambiente, para darle un medio ambiente confortable a la sociedad chilena?, si del solo
hecho que en Chile la conformación de minas es más accesible acá que en otros países,
esto nos hace ser individuos más propensos a las enfermedades que a una mejor calidad
de vida . Cuando una comunidad conserva la calidad de su medio ambiente y sus
costumbres alimentarias ancestrales, mantiene un elevado grado de salud, calidad de
vida, ausencia de enfermedades y gran longevidad. La tasa de enfermedades y fallas
congénitas físicas y mentales es casi cero. Entonces se podría decir que la migración de
familias completas o individuos, desde las zonas rurales hacia el “mundo civilizado”
adquieren un precario nivel de salud y calidad de vida, más enfermedades y longevidad
menor que el de aquellos que optaron por quedarse en su lugar de origen. Si ya estamos
hablando del poder decidir en donde me quedo o donde voy, con tanto adelanto de la
ciencia y la tecnología ¿encontrarían equitativo el poder elegir las características
fisiológicas y físicas de un individuo?, a lo que me quiero referir es que si ¿sería justo el
hacer aquello?, si hoy por hoy entre las distintas clases sociales el único punto de
equilibrio es el de la procreación, a donde queremos llegar dándole privilegios a todos
aquellos que superan al resto en las ganancias económicas. Doy gracias a los avances en
la medicina por las investigaciones hechas y los resultados obtenidos de manera
transversal para la programación o la elección del tener descendencia, estos avances han
logrado una inserción de que aquellas mujeres que quieren entrar al mundo laboral,
tengan una mejor posibilidad de mejorar su calidad de vida antes de pensar tener una
familia establecida. El querer ser cada día mejor y llegar a tener mejores expectativas de
vida es lo que quiere todo ser humano, el poder participar de manera constante dentro
de la sociedad es lo que lleva de cierta forma a la postergación de nuestros roles por
naturaleza, pero la decisión es de cada persona en la sociedad actual. Pero no quiere
decir que el pasar del tiempo, cuando vayamos avanzando en edad, este sería el motivo
del ser desechadas por la sociedad que les rodea, a lo contrario deberían ser una
generación que imparta sabiduría y conocimiento empírico de la vida, no seamos como
la fisiología de nuestro organismo, ya que la ciencia dice que parte del envejecimiento
llega debido a “la falta de comunicación entre células”, y no es lo mismo que hace la
sociedad a los que van avanzando en edad, no podemos darnos el lujo de desechar
cuanta persona exista porque por la edad que tiene no es útil, y es de esta manera en que
llegamos “ a menudo se echa en cara ante la juventud el creer que el mundo comienza
con ella. Cierto. Pero la vejez cree aún más a menudo que el mundo acaba con ella.
¿Qué es peor? (Friedrich Kebbel), la vejez debiera de recobrar lo que era en la
antigüedad que debido a su experiencia de la vida y la sabiduría adquirida con los años
nos puedan ayudar a ser de nosotros mejores seres humanos.
En resume mujeres y hombre no pueden seguir pensando que la belleza y el
éxito van de la manos con la delgadez, y la sociedad no puede seguir rechazando a
quienes son distintos a los estándares de moda actual, a caso no podemos darnos cuenta
que la enfermedades de estos tiempos es por la exclusión social que hacemos, ya que el
único propósito del rechazado es el ser aceptado, tenemos que crear una conciencia
saludable hacia aquellos que no cuidan de su salud, tenemos que ocuparnos de ello y no
rechazarlos al igual como lo hacemos con los adultos mayores, si llegar a la vejez es una
etapa natural, innegable e igual de importante que la niñez, adolescencia y adultez, es
parte del proceso vital del ser humano, es aquí cuando recogemos el fruto de todo un
camino sembrado y construido por nosotros mismos, para disfrutar y reflexionar los
logros y alegrías el aprendizaje obtenido de los fracasos y las tristezas, de las
habilidades desarrolladas y las limitaciones superadas pero ante todo la vejez es una
prueba de éxito, ya que solo los triunfadores que venciendo al tiempo y a todo lo que
este trae consigo pueden alcanzar. Son los jóvenes los responsables de su propia calidad
de vejez y consecuentemente la sociedad tendrá que hacer los ajustes necesarios para
que los triunfadores disfruten de esta.
ARTÍCULO

Autor: Miriam Ortiz


TÍTULO: Juicios y Creencias de Zárate
Mayo 2006
“Tanto si crees que puedes, como si crees que no puedes, estás en lo
cierto”
John Ford

Cuando decimos “Ayer estuvo lloviendo toda la tarde” o “Ayer hizo un día
espantoso”, estamos haciendo aseveraciones aparentemente similares, pero en
realidad profundamente diferentes. En el primer caso, estamos hablando de un
hecho objetivo y contrastable. En el segundo caso, estamos dando una opinión, un
punto de vista personal y subjetivo. En nuestro lenguaje habitual, emitimos
constantemente sentencias de este tipo: algunas son hechos contrastados y
objetivos. Otras muchas son juicios subjetivos. Sin embargo, durante siglos,
hemos tratado estos enunciados de manera similar y hemos llegado a suponer que
podemos hablar de juicios con la misma objetividad que lo hacemos cuando
hablamos de hechos. Expresamos así nuestras opiniones como si fueran datos
objetivos y universales, dando por sentado que cualquier otro observador vería lo
mismo que nosotros vemos. Esta situación afecta completa y constantemente a
nuestra vida cotidiana y está presente en nuestras relaciones personales, en el
trabajo, en la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea, etc.

Decimos que un juicio puede ser válido o inválido, pero nunca podrá ser verdadero
o falso, como ocurre con los hechos. También decimos que puede ser fundado o
infundado, en la medida en que esté basado en experiencias que proceden del
pasado y que lo avalan. En cierta medida, un juicio es como un veredicto: cuando
lo emitimos, creamos una nueva realidad que solo existe en el lenguaje. Cuando
juzgamos “Este niño es muy torpe”, estamos abriendo nuevas posibilidades de
realidad que afectarán seguramente al futuro de ese niño. Por eso decimos que los
juicios se generan en el pasado, se emiten en el presente y diseñan el
futuro.

En el trabajo de coaching analizamos la estructura de los juicios de nuestros


clientes, identificamos aquellos que pueden influir tanto positiva como
negativamente en su crecimiento y en la consecución de sus objetivos, le ayudamos
a diferenciar entre juicios y afirmaciones o a verificar hasta qué punto sus juicios
están bien fundados. Por ejemplo, una persona que tenga dificultades para
diferenciar entre juicios y afirmaciones, tendrá seguramente problemas a la hora de
aceptar los puntos de vista de los demás y se mostrará rígida e intolerante. O bien,
una persona que considere sus juicios como rasgos permanentes e inmutables, no
será capaz de aceptar otras opciones y, en consecuencia, estará más cerrada al
cambio y al aprendizaje.

Desde este enfoque, podemos decir que los juicios son la raíz del sufrimiento
humano, ya que el sufrimiento no surge de lo que nos ocurre (los hechos), sino de
la interpretación que hacemos de lo que nos ocurre (los juicios). Como Dijo Epicteto
(siglo I dc): “No es lo que ha sucedido lo que molesta a un hombre, sino su juicio
sobre lo sucedido. Cuando alguien te irrita, ten por seguro que es tu propia opinión
la que te ha irritado”.
La mayoría de nosotros emitimos juicios espontáneos que no nos pertenecen. Se
emiten como automatismos sociales y tenemos que aprender a cuestionarlos y a
revisar la autoridad que les damos. El ser humano que logra acceder a todo su
potencial de libertad, es aquel que aprende a enjuiciar sus juicios.

Distinción entre juicios y creencias


Los términos juicio y creencia son básicamente iguales. Nosotros utilizamos una
pequeña distinción, al considerar la creencia como un tipo de juicio que está
hondamente arraigado, en un plano normalmente subconsciente, que procede
muchas veces de la infancia y que hace que actuemos en una determinada
dirección.. Imaginemos, por ejemplo, el tipo de acciones diferentes (y de
personalidades diferentes) que generarán creencias como éstas: “El trabajo duro y
el esfuerzo constante son la base del éxito”, “La vida es muy corta, hay que
disfrutarla al máximo”, “La opinión de los demás es fundamental”, “Este mundo es
un lugar peligroso”, “No hay que ser egoísta”; “No debo fiarme de los demás”,
“Cada día puedo aprender algo nuevo”, “las cosas tienen que estar perfectas”.
Utilizamos el término creencia para diferenciar ese tipo de opiniones de carácter
más profundo que, durante años, han configurado nuestras acciones y nos han
impulsado en una determinada dirección.

Creencias limitadoras
Algunas de estas creencias son lo que llamamos creencias limitadoras, porque
frenan o impiden el desarrollo y el aprendizaje. Operan con tal fuerza que llegan a
convertirse en una profecía que se cumple por sí misma. Suelen ser de tres tipos
fundamentalmente: las relacionadas con la desesperanza (“Haga lo que haga,
nada cambiará”, “No vale la pena esforzarse”), las que tienen que ver con los
sentimientos de impotencia (“No puedo”, “Yo no soy capaz de conseguir eso”,
“Eso está fuera de mi alcance”), y las de ausencia de mérito (“No me lo
merezco”, “Esto no está a mi altura”). Las tres ejercen una gran influencia a la hora
de limitar la capacidad de desarrollo de las personas y nos las encontramos
constantemente en los procesos de coaching, donde trabajamos para identificarlas
y cambiarlas por otras que impliquen esperanza en el futuro, sensación de
capacidad, responsabilidad, sentido de la valía, pertenencia, etc.

Todos nosotros estamos llenos de creencias y muchas de ellas son creencias


limitadoras. Se van incorporando a nuestro ser a lo largo de toda la vida, la
mayoría durante la infancia. Lo llamativo es que creencias que quedan arraigadas
en nuestro inconsciente cuando tenemos cuatro o cinco años, siguen siendo
vigentes cuando somos adultos. Es interesante considerar que muchas veces se
crearon con algún propósito positivo, como protegernos, ayudarnos a establecer
límites, etc. Consideremos, por ejemplo, los mensajes habituales de seguridad que
transmitimos a los niños: “Ten cuidado”, “No te acerques al borde”, “No te subas
ahí”, “No hables con desconocidos”... Este tipo de mensajes tienen su importancia y
su valor en la infancia, el problema es que a menudo se generalizan a ámbitos de la
realidad diferentes a aquellos para los que fueron enunciados y se consolidan como
creencias, manteniéndose a lo largo de los años y operando por debajo de nuestro
nivel de conciencia, de manera que no llegamos a saber en qué medida están
influyendo en nuestras acciones. También encontramos la génesis de muchas
creencias limitadoras en preguntas sin respuesta sobre el “cómo”. Cuando una
persona no sabe cómo cambiar su comportamiento, es fácil que elabore la creencia
de que ese comportamiento no se puede cambiar: “Yo soy así, no puedo ser de
otra manera”, “No puedo hacerlo”, no soy capaz”.

La profecía que se cumple


En 1968, Rosenthal y Jacobson realizaron un famoso experimento en una escuela
primaria del sur de San Francisco, que puso en evidencia hasta qué punto las
expectativas de los padres con sus hijos, de los profesores con sus alumnos o de
los mandos con sus subordinados, tienden a cumplirse. Rosenthal y Jacobson
realizaron un test de inteligencia a un grupo de alumnos y, de manera aleatoria,
seleccionaron un 20% de los alumnos y le dijeron a sus profesores que su CI era
superior al del resto de los niños. A final de curso, se repitieron las pruebas y se
comprobó que el grupo calificado como más inteligente, había mejorado su CI en
cuatro puntos. En las entrevistas con los maestros, describieron a estos chicos
como más capaces, más curiosos, con mayores oportunidades de alcanzar el éxito
en la vida, más atractivos, mejor adaptados y más afectuosos. Por el contrario,
cuando se pidió que describiesen a los chicos no señalados, las clasificaciones eran
menos favorables de lo que podría esperarse por los resultados reales obtenidos en
los tests. Los maestros no fueron conscientes de la influencia de sus expectativas
en sus alumnos, el efecto pigmalión o la profecía autocumplida nos dice que cuando
se espera más de una persona, se produce un determinado clima emocional en las
interacciones con ella que facilita la comunicación. Se le ofrece más formación, se
le mantiene más informado, se le exige más, se le dan más oportunidades... En
conclusión, puede decirse que los padres, los maestros y los jefes, tienen la
posibilidad de “esculpir” la capacidad de alumnos y colaboradores, con su influencia
y su confianza.

Los experimentos de Rosenthal nos demuestran la importancia de las creencias y la


capacidad que éstas tienen de generar diferentes posibilidades, de abrir o cerrar
puertas, de impulsar o bloquear a las personas en la consecución de sus objetivos.
En coaching tenemos una creencia acerca del enorme potencial que esconden las
personas y que son capaces de desarrollar cuando se comprometen firmemente a
trabajar en ello. Desde el punto de vista de la profecía autocumplida, para que el
coachee tenga éxito en su desarrollo, es absolutamente fundamental que el coach
crea en él y en su capacidad de lograr lo que se proponga. De hecho, decimos que
cuando un coach no es capaz de ver este potencial en uno de sus clientes, no debe
aceptar trabajar con él, ya que el proceso no podrá llevarse a cabo con éxito.
¿Qué son las creencias?:
Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una
afirmación personal que consideramos verdadera.
Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que
tenemos de nosotros mismos, de los demás y de las cosas y situaciones que nos rodean.
Muchas personas tienden a pensar que sus creencias son universalmente ciertas y
esperan que los demás las compartan. No se dan cuenta que el sistema de creencias y
valores es algo exclusivamente personal y en muchos casos muy diferente del de los
demás. Nosotros no vivimos la realidad en si, sino una elaboración mental de la misma.
Lo que hace que la vida sea un constante manantial de esperanza y ricas alternativas o
una inevitable fuente de sufrimiento. Lo que vivimos tal como lo vivimos, depende más
de la representación y elaboración de nuestro mapa mental, que del territorio "real" en
sí. Por lo tanto el mapa no es el territorio.
A través de nuestro sistema de creencias y valores damos significado y coherencia a
nuestro modelo del mundo, al que estamos profundamente vinculados. Cuestionar una
de nuestras creencias puede desestabilizar todo el sistema al afectar a aquellas otras que
se derivan o están relacionadas con ella. Esta es la razón por la que somos muy reacios,
en muchas ocasiones, a modificar alguna de nuestras creencias.
Las creencias se forman a partir de ideas que confirmamos o creemos confirmar a través
de nuestras experiencias personales.
Cuando una creencia se instala en nosotros de forma sólida y consistente, nuestra mente
elimina o no tiene en cuenta las experiencias que no casan con ella.
Las creencias son una fuerza muy poderosa dentro de nuestra conducta. Es bien sabido
que si alguien realmente cree que puede hacer algo, lo hará, y si cree que es imposible
hacerlo, ningún esfuerzo por grande que éste sea logrará convercerlo de que se puede
realizar. Todos tenemos creencias que nos sirven como recursos y también creencias
que nos limitan. Nuestras creencias pueden moldear, influir e incluso determinar nuestro
grado de inteligencia, nuestra salud, nuestra creatividad, la manera en que nos
relacionamos e incluso nuestro grado de felicidad y de éxito.
Son ideas que en un momento determinado llegaron a nosotros y porque si creimos,
como el que cree que mañana sale el sol. Las creencias se han ido formando, ocupando
un espacio, una energía, se han ido materializando dentro de nuestros conceptos más
arraigados. Vienen a partir de lo que nos han dicho, de lo que hemos vivido, son
maneras que nosotros creemos tener y ser, y que vienen más de otras personas,
educadores, padres, experiencias de nuestros padres, por los medios de comunicación o
en el momento que algo nos ha sucedido muy fuerte y se ha producido una
impregnación en nuestro consciente o en nuestro inconsciente. Creencias a veces
escondidas en nuestro inconsciente, y que están teniendo una repercusión extraordinaria
en nuestras vida, y es dificil acceder a ellas .
Tipos de creencias
Existen dos tipos de creencias:
Creencias globales:
Son generalizaciones que hacemos sobre la vida, el mundo, las personas, etc.
Ejemplos: La vida es bella. La vida es dura. La gente es amable. Los perros son
peligrosos. Las mujeres, los hombres son un desastre...
Reglas
Son pautas que rigen nuestro comportamiento.
Ejemplos: Si tengo un buen coche la gente me considerará. Si aprendo de mis
experiencias y me desarrollo, tendré éxito en mi vida. Si tengo ingresos fijos, entonces
tendré seguridad. Si afirmo mi personalidad, seré rechazado.
Las creencias, por otro lado, pueden ser potenciadoras o limitantes. Las primeras nos
ayudan y potencian la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades,
permitiéndonos afrontar con éxito situaciones complejas. Las segundas nos restan
energía y nos inhabilitan para afrontar determinadas situaciones.
Si nos creemos incapaces de aprender o consideramos que ya pasamos el período de
nuestra vida en el que nos era fácil aprender cosas nuevas, estaremos bloqueando
cualquier oportunidad de desarrollar nuevas competencias y habilidades.
También puede ocurrir que nos cueste mucho esfuerzo aprender muchas habilidades,
porque al adquirirlas fácilmente nos quitarían la razón a nosotros mismos (de esta forma
confirmamos nuestra propia creencia).
Para conseguir un pleno control de nuestra vida, debemos conocer cuáles son nuestras
creencias esenciales, cambiar aquellas que nos estan limitando y resolver los conflictos
que pueden existir entre distintas creencias.
Cuando somos capaces de ver nuestras sombras y aceptar nuestras partes somos capaces
de poner luz a nuestro camino. Es importante conocer nuestras creencias. Yo creo algo
con respecto a lo que oigo, veo, vivo, hago. Yo puedo decir las mismas palabras a
muchas personas, y cada una entender cosas distintas, porque cada uno tenemos
creencias distintas.
¿Cómo se forman?
La creencia tiene que ver con la educación, y la primera infancia, donde nos
enamoramos de nuestros padres, y hemos creido practicamente todo lo que ellos nos
han dicho. Que yo era buena o mala, que es difícil comunicarse con los demás, que los
hombres no lloran, que la enfermedad es sufrimiento y culpa... No sólo lo que hemos
oido, sino de lo que hemos visto. Cuando yo veo materializada la idea, por ejemplo de
que el mundo es un lugar peligroso o de que cuesta mucho ganar dinero, porque mi
padre llega tarde a casa, porque le veo sufrir, le veo preocupado, porque vivo la escasez
económica, que al final es escasez energética, porque veo materializado aquello que se
dijo en un momento determinado, inmediatamente voy a llevarlo a mi vida, voy a
convertirlo en creencia, y como consecuencia voy a materializarlo. Por eso es tan
importante que tengamos conciencia de los pensamientos que nos abordan, y del lugar
que esos pensamientos están ocupando en nuestra psique, en nuestro inconsciente.
Si yo tengo dentro de mi una creencia de "La vida es dura", de alguna forma yo estoy
materializando o buscando en la vida dureza. Yo voy a convertir mi vida en algo dificil,
porque debajo hay una creencia. Si tu crees que la vida es dura, tu vida es dura. No te
vas a encontrar gente con esta creencia y que su vida sea fácil. Uno va llevando a la
práctica lo que cree.
"Los hombres son agresivos", y yo te digo no eso es una creencia, y tu dices no es
verdad, porque yo en mi vida no hago mas que ver hombres agresivos, es que mi padre
me pegaba, mi marido mi pega, y eso claro sostiene tu creencia, y yo doy poder a lo que
creo, y el poder de mi mente es extraordinario. Si yo pienso que los hombres son
agresivos, no voy a estar con hombres tiernos, respetuosos y delicados. Las creencias se
han formado en nuestra primera etapa. Si a ti te han dicho de pequeño "tu no vales" y
resulta que de mayor te echan de los trabajos, hay debajo una creencia de que no vales o
no mereces, y ahí está el origen de que nos relacionemos con personas que nos
confirman y vienen a ratificar lo que tu has creido.
Una creencia de "los hombres siempre me dejan" va a llevar siempre una experiencia, a
traves de la cual consigo materializar la idea, siempre al final los hombres me dejan..
Clases de Creencias:
Creencias sobre la causa:
Puedes tener creencias acerca de lo que causa algo. ¿Cuál es la causa de que no consiga
perder peso?.¿Cuál es la causa de que siempre me dejen los hombres?. ¿Cuál es la causa
de que nunca tenga dinero? ¿Cuál es la causa de que me echen de los trabajos?. La
respuesta primera es la primera creencia. Por ej. En la primera pregunta podrías
contestar: "Porque mi familia es propensa a engordar". La palabra "porque" (explícita o
implicita) suele indicar una creencia sobre la causa.
Creencias sobre el significado:
Se pueden tener creencias sobre el significado. ¿Qué significa que tenga una persona
cáncer?.¿Qué significa que los hombres me dejen? ¿Qué significa que me echen de los
trabajos? ¿Qué significa que nunca tenga dinero?. Acaso puede significar que no valgo,
o que la vida es dura. Que eres una mala persona y mereces castigo o que debes
introducir cambios en tu forma de vivir. Lo que tu respondas es otra creencia que estás
teniendo.
Creencias de identidad u origen:
Las creencias sobre la identidad engloban causa, significado y límites Cuando tu
cambias tus creencias acerca de tu identidad, te conviertes de algún modo en una
persona distinta. Como ejemplo de creencia limitadora sería : No valgo nada, no
merezco tener éxito o si obtengo lo que quiero perderé algo
No es lo mismo creer que no soy capaz de sobresalir en una materia que creer que soy
tonto. No es lo mismo decir: No soy capaz de controlarme con la bebida, que decir Soy
alcoholico y siempre seré alcoholico. Cualquier cosa que asumamos como parte de
nuestra identidad comenzará a ejercer un impacto muy profundo en nosotros.
¿de dónde viene la creencia? ¿Cuál es el origen de la causa del significado?, pues que lo
he visto, en que mi padre era débil, porque mi madre decía que....
La verbalización
No puedes ir en contra de tus ideas, por lo tanto es tu mente, el vehículo por el cual tu
vas a tener un tipo determinado de vida. La paz se consigue cuando somos capaces de
unir la mente con lo que decimos y lo que hacemos. La verbalización, es darle fuerza al
pensamiento, convertir en sonido la idea. La palabra es tremendamente poderosa, el
verbo se convierte en acción, puedes comprobarlo prestando atención a tu forma de
hablar, a como nos comunicamos con los demás, a lo que decimos en la comunicación.
A cada momento estoy hablando de mi, cuando defino a lo que me rodea, y a quienes
me rodean, es muy importante ese nexo de unión entre mi pensamiento y mi palabra, y
que me hace plasmar fuera, lo que creo que se de mi.. Un "yo no voy a poder" "va a a
ser difícil" "lo intentaré pero", está lanzando fuera de mi una energía, que va a
materializarse en un acto muy concreto. Va a convertir en realidad lo que he dicho, y de
nuevo podré ralentizar y comprender que lo que he pensado, se ha convertido en
palabra, y la palabra se ha convertido en materilización. Lo que pienso, lo que digo y lo
que hago, está siendo la semilla de lo que voy a recoger. Es importante tomar
conciencia, porque eso puede cambiar nuestra vida. Puedo cambiar desde el momento,
que puedo localizar esos pensamientos que van contra mi propia libertad. Desde el
momento que soy capaz de escuchar cuando hablo, y darme cuenta, de que me estoy
dando cuenta de cómo hablo, y cambiar mi manera de hablar, y que tomo conciencia de
lo que lanzo al mundo. Ahí está la paz, la de dentro a afuera, y no de fuera a dentro, para
que yo pueda ser lo que soy realmente, para lo que yo he sido enviada a esta planeta
tierra, la paz entre lo que digo y lo que hago.
La congruencia
La congruencia se da cuando asumes plenamente un compromiso consciente e
inconsciente con un objetivo o comportamiento determinado. Comer correctamente y
mantener el peso adecuado e fácil si "todas las partes" de ti quieren hacerlo, si utilizas la
fisiología adecuada y si tienes unas buenas estrategias para seleccionar y consumir
alimentos. En cambio, resulta muy difícil si teme que comer de un modo sano reducirá
tu disfrute de la vida.
La Incongruencia
La incongruecia es a menudo la causa de que algunos comportamientos sean muy
difíciles de cambiar. Cuestiones como fumar, beber, reducir peso, etc. Son
problemáticas porque una parte de ti quiere cambiar, pero otra parte (a menudo
inconsciente) obtiene algún beneficio positivo del comportamiento que pretendes
cambiar. Por ej. Una mujer puede tener dificultades para perder peso porque teme que,
si lo pierde, los hombres se sientan atraídos hacia ella y eso le produciría ansiedad.
Los conflictos internos (incongruencias) adoptan muchas formas. Puede haber
problemas de congruencia entre lo tu deberías hacer y lo que quieres hacer. Por
ejemplo, quizás pienses que deberías dejar las drogas porque es perjudicial para la
salud, pero en realidad quieres seguir tomándolas porque es lo único que te hace ser
rebelde de esta sociedad.
Las creencias "no puedo" son más difíciles de identificar que las "debería", porque la
persona se está diciendo: "Si quiero hacerlo, pero es que no puedo". La persona parece
ser perfectamente congruente (se lo parece sobre todo a ella misma), pero algo le impide
hacer lo que quiere. Por lo general, a la persona le parece que es saboteada desde el
interior (surge el "terrorista"). Las creencias "no puedo" suelen proceder de improntas
inconscientes.
Improntas:
Una imrponta es un acontecimiento pasado significativo a partir del cual te formaste una
creencia o un conjunto de creencias. Lo más importante de las experiencias pasadas no
es el contenido de lo que ocurrió, sino la impresión o creencia que la pesona se formó a
partir de esta experiencia.
Por ejmplo las mujeres maltratadas durante la infancia es frecuente que se casen con
hombres que las maltraten de adultas, o los hombres acostumbrados a que les pegaran
en la infancia tienden a maltratar a sus hijos. Es posible que las personas maltratadas en
la infancia hayan recibido la impronta de que éste es el comportamiento característico
que se asocia con padres, madres, esposos o esposas.
Una mujer dijo: "a veces me siento poseída por mi madre". A medida que la persona
crece y le cambia el cuerpo, es característico que le sea más fácil equipararse con el
comportamiento del adulto. Las improntas no son necesariamente lógicas. Se trata de
una cosa intuitiva, que ocurre típicamente en los períodos críticos de desarrollo.
Lo que tu eres como adulto depende en muchos aspectos de la incorporación de los
modelos adultos con lo que te críaste.
¿Cómo trabajar con las creencias?
Por ejemplo, creo que estar en mi peso es muy dificil. Empezaremos a hacernos una
serie de preguntas.
¿Qué ocurriría si volvieras a ser esbelta? ¿Qué te lo impide? ¿Qué dice acerca de ti el el
hecho de que no hayas sido capaz?
¿de dónde viene? ¿dónde lo he aprendido? ¿dónde lo he visto? ¿cómo se materializa en
mi vida? ¿cómo lo provoco? ¿cómo lo busco?, ¿qué te dijeron en tu infancia? ¿qué
escuchaste decir a tus padres o seres cercanos sobre ti? ¿qué creencias adoptaste como
tuyas? ¿qué ideas tenían otros de ti y te creíste?. Recordar que la etapa de la infancia es
la de la credulidad. Si sólo escuchaste, "tu eres mala", probablemente trataste de
alcanzar tu modelo de bondad hasta un extremo que no dejases fluir tu vida. ¿y que es
para ti ser mala? Contestar, gritar, decir lo que piensas, etc., y asi no vives la vida tal y
como es, sino desde el personaje que te crees. Pero todo lo que reprimimos en el
inconsciente está queriendo todo el tiempo salir al exterior para descargarse, pero
nuestra mente consciente lo impide mediante un tremendo esfuerzo.
Porque fijate cuantas oportunidades nos da la vida en un momento determinado, en un
segundo de cambiar la dirección de los acontecimientos. Esos ligeros movimientos son
como las maniobras cortas en la conducción de un cohe, yo voy con un volante recto,
pero si lo muevo minimamente voy a otro lugar.
LOS VALORES:
Los valores son los estados a los que las personas dan importancia. Por ejemplo, éxito,
seguridad, amor, felicidad, etc.
Un valor es una palabra que indica algo elevado en la jerarquía de nuestros intereses.
Los utilizaremos continuamente, en muchos casos de forma inconsciente, para juzgar lo
que está bien y lo que está mal. Son etiquetas que utilizamos para indicar diferentes
niveles de placer o dolor.
Ciertos valores como la justicia, el amor, la libertad, la salud que denominamos valores
primarios designan lo que es más importante para nosotros, es decir, lo que queremos
alcanzar en nuestra vida. Estos valores, sin darnos cuenta, dirigen realmente nuestra
vida y tienen una influencia tremenda sobre el desarrollo de nuestras capacidades
porque nos indican que esos estados son los únicos que merece la pena alcanzar.
Existen otros valores que llamaremos secundarios como el dinero, el trabajo, etc. Que
nos permiten alcanzar el valor primario que está detrás ( el que realmente nos importa).
Nuestros valores se instalan en nosotros como consecuencia de nuestras experiencias de
dolor y placer. Nuestras experiencias personales y la forma de actuar de las personas
que nos rodean conforman nuestra escala de valores.
Todas las personas tienen una jerarquía de valores que está dentro de una de las dos
categorías siguientes:
Valores hacia los que se tiende:
Son estados que se desea alcanzar dado que producen gran satisfacción.
Por ejemplo: felicidad, respeto, cariño, etc.
Valores de los que se huye:
Son estados que me producen desagrado o insatisfacción.
Por ejemplo: frustración, manipulación, humillación, etc.
Si una persona conoce sus valores más importantes y su jerarquía, sabrá cuáles son las
motivaciones internas que le mueven a actuar para alcanzar sus metas y cuales son los
estados que tratará de evitar a toda costa. Sus valores estarán condicionando
permanentemente su comportamiento, muchas veces sin ser consciente en ello.
Si una personas descubre sus valores, conocerá a que presta atención su mente. Si esa
persona cambia la jerarquía de sus valores cambiará su destino.
Es pues conveniente que diseñemos e instalemos en nosotros unos valores y creencias
que nos hagan fácil la vida, que nos permitan sentirnos felices y ganar cada día
independientemente de lo que suceda. Estos valores y creencias nos deben permitir
disfrutar al cien por ciento del viaje de nuestra existencia, además de ayudarnos a
alcanzar las metas que consideremos importantes.
La Teoría del Juicio Social afirma que los efectos de asimilación y contraste ocurren en lo que se
denomina persuasión. La posición del receptor sirve de ancla para lograr el logro (asimilación) o el fracaso
de la teoría.

Sin embargo, es muy legítimo cuestionarse: ¿Bajo que condiciones se asimilan o contrastan los
mensajes? ¿Porque los individuos con idéntica postura ante un tema reaccionan de manera diferente ante
el mismo mensaje, uno asimilándolo y otro contrastándolo? Para responder estas preguntas, es necesario
establecer el significado de ciertos conceptos, tales como latitud de aceptación, latitud de rechazo y latitud
de no compromiso.

La primera consta de todas las posturas positivas o aceptables de cada ser humano de acuerdo al
concepto aplicado anteriormente, el ancla. La latitud de rechazo tiene que ver con las situaciones en las
que las personas no están de acuerdo, por tanto se encuentra más lejos de su propia ancla. Mientras que
la latitud de no compromiso, es una actitud neutral, ni a favor ni en contra de un postulado.

Estas latitudes determinaran si un sujeto asimilara o contrastara un mensaje. Los mensajes que caen en
la latitud de aceptación serán asimilados, los que no serán contrastados. No obstante la labor del
persuasor es justamente ampliar la latitud de aceptación de los mensajes.

Como conclusión de esta semana, siempre el emisor para alcanzar el grado de aceptación del receptor,
debe postular las ideas previamente estudiado el grado de ancla en el que se encuentre. De esta forma,
conseguirá un efecto positivo.

La Teoría del Juicio Social, a grandes rasgos afirma que el éxito de un mensaje depende, en reiteradas
ocasiones de la relación entre dicho mensaje y las creencias del receptor. Según Sheriff, las personas
tienen un conocimiento previo, lo que el denominó ancla, para hacer juicios previos a los temas que se le
presentan. Las ideas que se encuentren cerca de esta ancla se verán como similares, aunque estén
distantes de serlo. Sin embargo, se asimilan como tal.

Las que no se consideren cercanas al ancla, vale decir, la idea no se acepta como cercana al individuo,
será contrarestada, lejana a lo que realmente es. Existe cierto grado de subjetivismo

A su vez, ejerce un segundo efecto en cuanto a la persuasión, ya que si se acepta una idea, el receptor
es convencido, mientras que si ocurre lo contrario, constituye un fracaso.

En el siguiente post, ahondaremos más en el efecto de persuasión que tiene esta teoría.

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