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Zen  y Artes Marciales

E l Zen -o Budismo Zen- ha alcanzado tal difusión en los últimos años, que es
muy improbable que entre los lectores haya alguno que se encuentre por
primera vez con esta palabra japonesa: Zen.
Esta sílaba, cortante como un filo, (la z se pronuncia como la zeta francesa en
"zero" como la s francesa en "maison" o la alemana en "sheen", en castellano no
tiene equivalencia fonética) que no puede reemplazarse, sin que se altere su
sentido, por ninguna otra voz de nuestras lenguas occidentales, ha logrado ganar
innumerables oídos en las más diversas esferas de las culturas de occidente y
también entre nosotros.
En oriente, nacieron Lao Tse, Buda y Confucio, todos en el mismo siglo (IV antes
de Cristo) y seguramente la suma de lo que han elaborado los pensadores de todos
los tiempos, difícilmente llegaría a igualar el caudal doctrinario que han legado
estos tres antiguos orientales.

Parangón Histórico

El Zen nació en su cuna china, en una época esencialmente igual a la nuestra:


cuatro siglos -de 220 a 590 de nuestra era- conocidos como período de desunión,
caracterizados por el sufrimiento, la desunión y la desorientación.
En el ámbito cultural y espiritual, temporalmente eclipsadas las ideas y
realizaciones de Confucio, el Budismo había comenzado a florecer en una fértil
acogida por el taoísmo.

Confucio

El inexpresable tao, ley inescrutable del cosmos, misterioso sentido de la existencia


del hombre entre el cielo y la tierra, es tal vez el aporte más significativo del
pensamiento de la china antigua- sino de todo oriente- al pensamiento humano
total.
En el pensamiento de Lao Tse encontramos ya ampliamente, las
ideas esenciales del Zen, que no es sino una magnifica
florescencia del Budismo en el campo del Tao. Paradojas de
Lao Tse como "El buen caminante no deja huellas" o "Ganar o
perder ¿qué es peor para ti?, y muchas otras cosas, ya tienen un
inconfundible sabor a Zen, si bien fueron pronunciadas mil
años antes de la aparición del Zen.
Lao Tsé
Es cuando al final de esas eras oscuras de la China, llega de la India el legendario
monje predicante budista Bodhidharma fundador de la escuela Ch´an, más tarde
llamada en Japón Zen.
Bodhidharma habría nacido en Sri Lanka 500 años después de J.C., era el tercer
hijo del Rey Sughanda, de un reino de India donde se ubica el actual Vietnam.
Perteneció a la casta guerrera de los Kshátriyas y vivió su infancia en la provincia
de Kanchipuran, al sur de Madrás, fue discípulo del maestro budista Prajnatara, del
Budismo Mahayana ó Gran Vehículo, tras varios años de estudio, llegó a
convertirse en patriarca budista siendo el 28º después del Buda histórico.
Luego de transcurrido algún tiempo desde la muerte de su maestro, supo que el
budismo no era bien enseñado en China y decidió ir a ese país a enseñarlo
correctamente.
No existe precisión sobre la fecha de su llegada. Se señala
como probable entre el 520 y 527. Llegado a la provincia de
Honan, permanece en las afueras del templo esperando ingresar
al Shaolin.
Según la tradición, el abad del templo le permitió instalarse en
una cueva en donde permaneció meditando durante nueve años,
luego de este período, se le permitió ingresar al templo y se
convirtió en el abad del mismo.
El budismo que este monje llevó a China, era el budismo
Mahayana-Dhyana (Tchan-Na ó Chan, en chino y Zen, en japonés). Bodhidharma
Lo más característico de la secta Chan o Zen fue haber acentuado, como el medio
más eficaz para llegar a la iluminación, la práctica de la meditación.
El budismo que se extendía en China básicamente consistía en estudiar las
escrituras budistas. Bodhidharma enseñó un budismo más práctico y cercano a las
enseñanzas de Buda. Pero observó que las condiciones físicas de los monjes nos
les permitían afrontar esta disciplina, no podían mantener mucho tiempo las
posturas de meditación que él les enseñaba, además, el templo era constantemente
azotado por bandidos.
Bodhidharma comienza a enseñar a través de dos doctrinas: El I-Ching-Ching
que en japonés es Ekinkio ó Ensankyo (Ensan, significa desarrollar el cuerpo a
través de ejercicios) y el Hsen-Chui-Ching ó Senzuikio, en japonés (Senzui,
significa mantener limpio el organismo como base para la purificación del
espíritu). De esta forma sus enseñanzas se fundamentaron en obtener un cuerpo
sano a través del movimiento físico con el objeto de alcanzar un determinado
estado espiritual.
Se calcula que Bodhidharma muere en el 535 y su sistema sería la base de lo que
posteriormente se convertiría en el arte marcial del templo Shaolin. Hecho que ha
despertado no pocas controversias. Hay teorías que indican que monjes
predecesores de Bodhidharma, idearon un tipo de gimnasia que contenía algunas
técnicas marciales. Otros sostienen que en el estilo del templo no se debió a un
solo individuo, sino que fue el esfuerzo colectivo de varios monjes a través de los
años. También hay quienes sostienen que en el Shaolin se refugiaron algunos
militares chinos que habían sido derrotados por los manchúes. Algunos de estos
militares se hicieron monjes y, para ello, tuvieron que someterse a una serie de
disciplinas que Bodhidharma les impuso. Éste les habría enseñado el Ekinkyo y
luego estos monjes militares, que poseían conocimientos sobre técnicas marciales,
completaron las enseñanzas de Bodhidharma.
Es probable que la suma y combinación de todas estas teorías haya sido lo que en
realidad dio origen al estilo de Shaolin.
A pesar de estas discusiones, es evidente el hecho de que el contacto de
Bodhidharma y los monjes del templo Shaolin representan uno de los primeros
vínculos en la historia del Zen con las artes marciales.
Tanto los monjes de Shaolin en China, como los samuráis medievales en Japón,
usaban el "Zen Activo" como ayuda para disciplinar, controlar y reforzar sus
energías físicas y mentales. Eventualmente este tipo de Zen, como sistema para
enfocar la energía hacia un "estado de iluminación" (y superioridad física),
evolucionó a un método de entrenamiento de artes
marciales conocido como Sanchin (este kata
solamente daría para otro articulo).
El budismo Zen se diferenciaba de otras escuelas
budistas en el énfasis sobre la disciplina y
entrenamientos individuales, características que
fueron fácilmente adoptadas por la clase guerrera.
La clase samurai tomó al Zen y lo separó del budismo, y lo utilizó como método
de entrenamiento para liberar su mente. Aprendió que el estado de impasibilidad
del Zen no sólo se lo podía obtener desde la postura del Zazen sino durante
cualquier postura y, lo más importante, durante cualquier actividad, incluso durante
el combate, se trataba de estar presente aquí y ahora. Sin interferencias
emocionales.

El Zen en Okinawa

Pero esta notable influencia del Zen en la vida y las artes Japonesas no tuvo su
reflejo en el reino de Ryukyu, que permaneció ajeno a esta tendencia. En la isla de
Okinawa y en el reino de Ryukyu en general, esta corriente no penetró entre sus
gentes, en los años de aislamiento que los Satsuma impusieron al reino desde su
invasión en 1609, las gentes de Okinawa tuvieron solo un leve interés en las
formas religiosas y virtualmente ningún interés en absoluto en la especulación
religiosa y filosófica. La mayoría se contentaron con mantener el “nuuru”; ellos
trataban los espíritus de los bosques y colinas, el mar, el cielo, los pozos y
manantiales con el respeto apropiado, pero no investigaron profundamente en
estos misterios, eran mucho más exigentes en el tratamiento de los muertos, y en
mostrar respeto y cuidar mucho el bienestar de los parientes difuntos”. (Okinawa
The History of an Island People – George H.Kerr).
El Zen, no era por tanto una práctica habitual en la
isla de Okinawa y su influencia en las artes en
general fue muy escasa hasta la entrada del karate en
las islas mayores de Japón.
Shoshin Nagamine (1907-1997), que incorporó la
práctica de la meditación Zen en sus clases diarias de
karate, narra de forma clara en su obra “Tales of
Okinawa's Great Masters” que en el desarrollo del
karate en la isla de Okinawa no estuvo de ninguna
manera influenciado por la doctrina Zen, ya que la
incorporación de la meditación Zen en la práctica
del karate es relativamente moderna: “La filosofía
Shoshin Nagamine Sensei
Zen tuvo una profunda influencia en el desarrollo de las artes marciales en las islas
principales de Japón, sin embargo, en el viejo Reino de Ryukyu éste tuvo poca o
ninguna influencia en las disciplinas locales de defensa personal debido a la
prohibición del Clan Satsuma de realizar estas prácticas.
La gente de Okinawa pusieron poco énfasis en estas prácticas espirituales debido a
las ásperas restricciones políticas.
Reconocer este fenómeno histórico es entender cómo y por qué se puso tanto
énfasis en el acondicionamiento físico y en las aplicaciones reales.
En la época Meiji (1868-1912) y el periodo Taisho (1912-25), el entrenamiento en
karate, una disciplina vacía de elementos espirituales, llegó a reflejar esta
orientación física. La mayoría, si no todos, los maestros de karate ponían más
énfasis en “kakedameshi” (lucha) que practicaron asiduamente, que en el
desarrollo interioEn la búsqueda de documentos relativos a la relación del karate
con el Zen, encontramos en la traducción de Patrick McCarthy del libro de Choki
Motobu de 1933 “Watashi no Karate jutsu” (Mi Técnica de Karate) un párrafo que
dice así:
“Karate is also a confuit through which learners can discover and transcend the
source of human weakness. Such a spiritual theme reveals the profound influence
Zen has had upon karate”
(El karate es también un conducto a través del cual los principiantes pueden
descubrir y superar el origen de la debilidad humana. Un tema tan espiritual revela
la profunda influencia que el Zen ha tenido sobre el karate)
En este se indica explícitamente que el Zen ha tenido una profunda influencia en el
desarrollo del karate, algo que se muestra contradictorio con lo hasta aquí
expuesto. Pero si buscamos el texto original de la obra del maestro Motobu,
comprobamos que quizá la interpretación de Patrick McCarthy no se ajustaba a la
idea expresada en el texto original:
"唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐
唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐唐
唐唐唐唐”
”Karate es un bujutsu universal realmente útil como recurso para el entrenamiento
mental. Una persona que ha practicado Karate desarrolla concentración y
tranquilidad del espíritu a un nivel sorprendente: se mantiene sosegado y firme
ante cualquier adversidad. En este aspecto se podría decir que Karate tiene algo en
común con el Zen. “
En una línea similar encontramos la traducción de Toshiro Yamaguchi y Roberto
Díez del libro “El maestro Chooki Motobu y el karate de Okinawa” de Kohaku
Iwai en el que incluye el texto del libro del maestro Motobu “Watashi no Karate
jutsu” (Mi Técnica de Karate):
“El karate también se revela útil a la hora de intensificar la concentración y elevar
el espíritu. Con su ayuda se mantiene la firmeza y la
tranquilidad. Participa de un espíritu similar al del Zen”
Como vemos, la traducción literal del texto original si se
muestra en consonancia con la realidad sobre el Zen en el
desarrollo del karate. Choki Motobu llevaba ya algunos años
en las islas mayores de Japón cuando escribió su obra sobre el
karate “Watashi no Karate jutsu”, y había tenido la ocasión de
constatar la influencia del Zen en la vida diaria nipona y
concretamente en las artes marciales. El maestro Motobu nos indica que el espíritu
que busca el Zen de firmeza y tranquilidad es similar al que se puede alcanzar con
la práctica del karate, pero no indica en ningún momento que tengan relación
alguna y ni mucho menos, que el Zen hubiera influido de alguna manera en el
desarrollo del karate en Okinawa, debemos entonces buscar esta influencia en años
posteriores a la introducción del karate en las islas mayores y a su “japonización”
con el fin de convertirlo en un Budo moderno.
Con el propósito de ser aceptado por el pueblo japonés, es en este momento cuando
se adhieren ciertas prácticas del Budismo Zen (y del Sintoísmo, que no olvidemos
que es la religión predominante del pueblo japonés) en los dojos de Karate, al igual
que se hacía en los dojos de Kendo, Aikido o Judo y como ya hemos comentado,
en otros ámbitos de vida diaria nipona. “En el siglo XX, Gichin Funakoshi
introdujo el karate en el resto de Japón. Entonces
decidió llamarlo "karate-do", la Vía de la Mano
Vacía, con el fin de remarcar su pertenencia al budo.
La palabra kara (vacía) no fue elegida solamente para
señalar el carácter de combate a mano desnuda de este
arte, sino sobre todo por su significación moral y
religiosa. Kara se refiere también al "vacío de toda
intención agresiva" y evoca la experiencia Zen del
vacío. “ (El blanco invisible - Pascal Faulliot). La
posterior exportación del arte desde Japón incluyó
estas prácticas ceremoniosas que fueron generalmente
aceptadas en occidente y asociadas a algo intrínseco
Miyagi Sensei y Funakoshi Sensei
del arte del karate.
Las conclusiones que podemos sacar por tanto no pueden distar mucho de las que
extrajo el Maestro Hermenegildo Camps en su obra sobre la historia del karate: “El
karate es originario de Okinawa y en esta isla predominó desde siempre una
religión animista, sin que el budismo alcanzara nunca popularidad significativa en
el archipiélago de las Ryukyu, hemos de deducir forzosamente que los lazos del
Karate con el budismo son una innovación moderna, que su relación con el Zen es
debida a la aportación de los practicantes japoneses de dicho arte marcial, y que el
empeño en relacionar el Karate con el budismo, y más concretamente con el Zen,
proviene del deseo de moralizar dicha mortífera técnica de combate.” (Historia y
filosofía del karate - Hermenegildo Camps)
Por tanto, aunque la práctica continuada de la meditación Zen se muestre útil y
pueda reportar ventajas y cualidades positivas, a la vida diaria y a la práctica del
karate (al igual eso sí que otras técnicas de meditación, como la meditación del Qi
gong, el Yoga, o sistemas de relajación como las técnicas de Jacobson, relajación
diferencial, sistemas de visualización, entrenamiento autogénico [hipnosis
autoinducida], o métodos combinados, sistemas todos ellos empleados actualmente
por deportistas de élite de muy diversas disciplinas), la realidad histórica es que en
origen el Zen y el karate no son uno.
"En mis días de juventud nadie hablaba del Zen, uno aprendía a respirar
correctamente y a meditar sin ninguna mención a la palabra. De cualquier forma, el
karate trabaja en los mismos principios metafísicos. Si uno puede entrar en un
estado de trance como "mushin" por "auto-hipnosis", uno puede hacer Zen - es así
de simple" (Shinsuke Kaneshima)

Las Artes y el Zen

No es un secreto para nadie que el Zen ha contribuido enormemente al desarrollo


de las artes. En efecto, sobre todo en China y Japón, son los dos países donde más
se han dejado sentir sus efectos.
A través de ellas podremos constatar y conocer a fondo el Arte Zen, hay que tener
presente, que el Arte Zen no es un arte religioso, el Zen es utilitario y considera
que:

*Cuando se ha comido al estar hambriento.


*Bebido al estar sediento.
*Dormido cuando se está fatigado.
se ha cumplido la verdad más auténtica del Zen.
El Zen da una gran importancia a la naturaleza, por esta razón busca las fuentes de
inspiración en la vida cotidiana y en la naturaleza, tal como nos envuelve.

- ¿ Escuchas el ruido de la lluvia cayendo sobre la ciudad?.


- Sí.
- ¿ Puedes oler el aroma del laurel florecido?.
- Sí.
- En ese caso ya no tengo nada que enseñarte.
Es posible decir que el Zen es fluir con la vida tal como ella fluye. No hay
misterios. Siento el suelo duro bajo mis pies, el viento entre mis dedos, escucho las
voces de unos hombres a mi lado, veo las nubes desplazándose en el cielo, en todo
esto puedo practicar el Zen, vivir el Zen.
Es sumamente difícil tratar de explicarlo, el propio Zen rechaza toda forma de
explicación, es un modo de vida, en pocas palabras se trata de práctica y no de
teoría.
Zen es estar plenamente presentes en el aquí y en el ahora. El único lugar
verdadero en el que podemos estar es en donde estamos en este momento, aquí, el
pasado ya no existe, el futuro todavía no existe, el único momento en el que
podemos estar es en este momento, ahora. Pero podemos observar fácilmente que,
en cualquier lugar en el que estemos y cualquiera sea la cosa que estemos
haciendo, nuestra mente no se mantiene en el aquí y ahora, sino que parlotea
incansablemente, recordando sucesos pasados, creando ilusiones acerca del futuro,
originando temores, angustias y otros sentimientos. No se vive la realidad del
momento.
El aprendiz de este tipo de artes, en primer lugar deberá ser admitido como
discípulo por un maestro, del cual recibirá muy pocos concejos, lo mismo orales
que escritos y menos aun explicaciones. Lo que el aprendiz va a aprender, será la
práctica de ver cómo trabaja su maestro y tratar de imitarle por todos los medios.
Puede creerse, que un método así puede llegar a destruir la personalidad del
alumno, esto sería así si se impusiera una manera peculiar de ver las cosas, pero no
es así.
El maestro (Sensei) se limita a enseñar el aspecto técnico (en nuestro sistema de
enseñanza son las explicaciones orales o escritas la base de la pedagogía) en
oriente se practica sobre el ejemplo vivo del maestro.
El alumno es influenciado por la personalidad del profesor, si esto sucede entre
nosotros cuando el profesor tiene una fuerte personalidad, es más normal que
ocurra siempre en oriente.
Pero dado que el maestro ha sido a su vez influenciado por su maestro, es de esta
forma como la escuela perdura.
Por otro lado para el aficionado oriental, la personalidad del artista no es un
criterio, una opinión, lo que importa es la naturaleza emocional del sujeto y el
análisis de su obra.
Si se llega verdaderamente a conseguir que el arte sugiera más cosas que las que
demuestra, estamos en el caso de Arte Zen.
Existe también un elemento que no tiene exactamente el mismo valor en Oriente
que en Occidente, es la noción del tiempo, en Oriente éste no tiene ninguna
importancia, el maestro no se apura en enseñar, todas las etapas deben ser
aprendidas una a una y completamente bien. Hasta que el alumno no haya
asimilado bien la primera no se pasara a la segunda y así sucesivamente. El
maestro esperará todo el tiempo que haga falta.
Entretanto se contenta con observar los progresos que ha realizado
ininterrumpidamente, interviniendo nada mas en raras ocasiones, pero sin
facilitarle la menor explicación, esta deberá descubrirlas el discípulo por sí mismo.

La influencia del Zen en las Artes Marciales

Fuerza y sabiduría

¿Cómo ser el más fuerte?, ¿el más poderoso?, ¿Cómo calmar el propio espíritu,
cómo guiar la propia conducta, como llegar a ser sabio?
Desde el alba de la historia, el ser humano ha manifestado su deseo de superarse en
fuerza y sabiduría, aspirando a alcanzar la fuerza más grande y la más alta
sabiduría.
¿Por que medio se puede devenir fuerte y sabio a la vez?
En el Japón se aplican a esto por la práctica de las Artes Marciales o Budo y por la
vía del Zen.
Fuerte y Sabio: el Zen nos enseña las dos vías en una sola.
La comunión del Zen con las artes marciales empezó a concretarse hace muchos
siglos, un ejemplo es lo sucedido el templo Shaolin en China.
Shaolin en chino y Shorinji en japonés, significa Pequeño bosque. Este nombre
puede deberse al bosque que rodeaba en China al famoso templo Shaolin, cuna de
un estilo marcial único.
Las montañas Sung-Shan se encuentran en la provincia de Honan en China.
Estas montañas poseen dos picos, el Tai-Shi y el Shao-Shi. Al pie de este último,
en el año 495, el emperador Hsiao Wen construye el templo budista Shaolin. Allí,
los monjes se dedicaban al estudio del budismo y a la traducción de los textos
budistas del sánscrito al chino.
Todo esto desemboca en el el Budo o la vía del guerrero, el Budo profundizó de
manera directa las relaciones existentes entre la ética, la religión y la filosofía.
El Budo incluye artes como el Kendo, el Judo, el Aikido, el Kyudo (tiro con arco),
el Karate-Do, Shorinji Kempo, Jukendo,Sumo, y Naginata.
En el budo no se trata de competir, sino de encontrar paz y dominio de sí.
En las Artes Marciales como en el juego del Go, conocer bien la técnica es muy
práctico, en un joven, el cuerpo es el elemento fundamental, mientras que en un
hombre de edad, técnica y espíritu predominan.
Son tres los factores que intervienen, el primero de estos, el más importante para
los alumnos jóvenes, es el TAI -el cuerpo-, es decir todas las posibilidades físicas
del individuo, su constitución, su estructura, que son las bases sobre las que se
asientan la potencia, la flexibilidad, la energía, etc., etc. es decir la suma de
factores que convierten a un individuo cualquiera en un atleta. Pero también es
cierto, que el entrenamiento físico puede hacer maravillas, no obstante con el paso
de los años se pierde velocidad, flexibilidad, para llegar a anciano y poseer poco de
aquello que constituía toda su eficacia.
Por esto, un segundo elemento de la eficacia es el GI -la técnica-.
En efecto, hay varias maneras de reaccionar delante de un ataque o frente a
cualquier problema general que se pueda presentar. Se puede hacer cualquier cosa
de cualquier manera, pero se puede hacer también de manera inteligente y eficaz.
Aprender la técnica de un Arte Marcial es aprender a hacer espontáneamente el
acto conveniente, la acción inteligente que nos permita salir bien e inmediatamente
de una situación delicada, difícil y peligrosa.
En un Dojo se aprenden técnicas, si se desconocen éstas se utiliza tontamente la
capacidad física y se engaña a uno mismo.
Es gracias a la técnica y con la sensación de movimiento bien hecho que se llega a
equilibrar las diferentes suertes entre los que tienen la fuerza bruta y los que,
menos dotados por la naturaleza, han sabido adquirir una buena técnica.
Es también gracias a la técnica, lo que permite al maestro realizar una buena y
duradera labor frente a sus alumnos, más jóvenes y más dinámicos, resumiendo, es
la técnica la parte fascinante de las Artes Marciales.
Con potencia de un lado y técnica del otro, existe un equilibrio, por lo tanto ¿de
quien es la victoria?
Si GI de uke = TAI de tori
Del que sea más fuerte espiritualmente, del que tenga la mente mas templada.
Este poder mental llamado SHIN, es el tercero de los elementos que constituyen la
eficacia.
Trabajar el TAI es trabajar el cuerpo, hacer gimnasia, practicar la cultura física o
deporte.
Trabajar el GI, es aprender la técnica, los movimientos, adquirir una buena
coordinación.
Trabajar el SHIN, es practicar ZEN.
Pero en realidad el buen discípulo es el que no separa los tres elementos, aquel que
en su entrenamiento trabaja juntos el TAI con el entrenamiento físico, duro y
sostenido, su GI con el estudio atento de la técnica y su SHIN con la concentración
del espíritu y con su meditación ZAZEN.

Trabajo realizado por Fernando Muñoz 4º dan IOGKF Argentina

Bibliografía:
The Bible of Karate: Bubishi - Patrick McCarthy
Zen y Artes Marciales - Taisen Deshimaru
Okinawa The History of an Island People – George H.Kerr
Motobu Choki's 1932 “Watashi no Karate-jutsu” - Patrick McCarthy
El maestro Chooki Motobu y el karate de Okinawa - Kohaku Iwai
El blanco invisible - Pascal Faulliot
Tales of Okinawa's Great Masters - Shoshin Nagamine
Historia y filosofía del karate - Hermenegildo Camps
Okinawan Karate - Mark Bishop
El Arte Japonés de la Guerra - Thomas Cleary
Zen, relación practica del Zen al Budo- Raymond Thomas
El Budismo Zen-Christmas Humphreys
Zen visto por occidente- Christmas Humphreys
La practica del Zen-Taisen Deshimaru

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