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ACTA SUBJETIVA DE LA CHARLA SOBRE FÍSICA QUÁNTICA

(Café Conde de Barajas a 17 de Enero del 11)

A Elena le tenemos que agradecer el esfuerzo de ordenar y disciplinar su


Yo
mente para trasmitirnos una parte mínima de su saber (exposición que bien Soy
pudo haber sido muchísimo más ordenada y coherente si, quien Dios
yo me se, hubiera embridado su fogosidad un poco y hubiera
dejado en paz las pelotas de Emilio unos minutos). Y digo parte
mínima porque bien pronto pudimos apreciar que su cerebro está
bien amueblado, incluso atestado, con gran variedad de cosas
que corren el peligro de “aborbotonarse” en la línea de salida
dificultando la comprensión, riesgo que sabiamente conjura
presentándolos de forma coloquial y desenvuelta.
Y yo, la Mientras nuestra ponente pudo mantenerse en su preparado discurso, la
Diosa. ¡¡No te
digo!!
conferencia devino armónica y plausible. Los antecedentes históricos
y los padres de la física moderna (relativistas, indeterministas, físicos
y quánticos, matemáticos y químicos) pusieron cimientos firmes y
comprensibles que permitieron adentrarnos en el estanque de las
partículas subatómicas sin sobresaltos. El estar y no estar o el estar
aquí y allí, se puede aceptar por la autoridad del científico (y sobre
todo por las máquinas que nos han legado) o por un acto de fe (que para el caso es
igual) porque el tema se ha convertido ya en el nuevo paradigma de la sociedad
post-industrial sobre el que se va a construir el futuro de la humanidad. Esto es así
aunque parezca fuerte y no sepamos cómo cogerlo ni cómo nos va a afectar. Pero
la polémica surge cuando se salta “de la partícula a la hogaza de pan” (El Enigma
Cuántico –Rosemblum & Kuttner-). La traslación lineal de la manera quántica de
uno a otro campo de reflexión me recuerda al Lamarck del siglo XIX y su traslación
lineal de las ideas evolucionistas a los avances morales del ser humano (aunque
hoy se tiene por firme la rama de conocimiento denominada Epigenética). Desde
esta perspectiva creo que debemos ser prudentes pese a las razonadas ideas que
expuso y la aparente unión y armonía que desprende.

Lo que si puso de relieve la charla es que hay más interés por la filosofía la
psicología y la espiritualidad, por todo aquello que constituía lo “metafísico”, que
por la ciencia, a decir del número de preguntas y discusiones que suscitó Sea
como fuere, desde ese momento la tertulia se desmadró entrando en un divertido
intercambio de golpes que convirtieron a Elena en un “pin pan pun” de Feria, pero
al que resistió bien y del que salió con clase e incólume. Finalmente, su auto
confesión de “creyente” se convirtió en el aguijón que desbordó la capacidad de
autocontrol de nuestra “fogosa interrogadora” que, tras acusar al abajo firmante de
haber dormitado durante la disertación (a lo que el aludido hubiera querido
puntualizar “que solo cerraba los ojos para no ser distraído del tema por los
“encantos” que de ella emanan o por el “poético y floreado verbo” que utilizó en las

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interrupciones), se lanzó a las barricadas con vocabulario de Infantería y ya en la
trinchera cavó más y más hasta conseguir que la conferenciante le “leyera las
manos” (que no la mano) sin bola de cristal ni trueque de cromos (¡Hay que ver lo
que puede dar de sí la Física Quántica!)

Por el contrario, no fue especialmente virulenta la respuesta a eso de que la “Fe


mueve montañas” (o las energías positivas), sana enfermedades o aplaza la hora
de cruzar el lago Estigia. No hubo contestación, pero si se oyó un rechinar de
dientes en el gallinero. Que es más aceptable la Fe vestida de ciencia que vestida
de casulla, aunque la “burra” sea la misma.

El público (que, por cierto, elevó el techo de asistentes a nuestras tertulias), siguió
la disertación y la “bronca” con más atención y más silencio del que se les suponía
(pese a las constantes interrupciones de quien yo me se ), y ello por autoridad de la
conferenciante y sobre todo por su encanto y su liviano humor, por su manera de
decir y, especialmente, por los deliciosos gestos de manos con que acompañaba
ciertos pasajes y ejemplos. Ese echar atrás la cabeza, ese ahuecar la melena,
poner los ojitos en blanco y agitar pestañas, al tiempo que gira sus manos al modo
de damisela del finisecular XIX. Toda ella muy acorde con el nacimiento de la
novísima ciencia post y anti- newtoniana).

La cosa resultó bien, incluso muy bien, si se tiene en cuenta que nuestro líder,
Emilio, nos impidió hacer los deberes al escamotearnos la segunda parte de aquel
documental que nos habría permitido saber casi tanto como la conferenciante,
según reconocimiento de parte. Este Emilio nos está resultando más “liante” que
apaga fuegos, pues ocurre que ya nos lleva embarcados en dos libros y tres
proyectos, en el escaso año de vida de la Tertulia, mientras él no ha puesto negro
sobre blanco ni una letra, y lo peor, que ya, sin haber acabado el primer libro ni
empezado el segundo, está planeando con su banquero particular, Javier “El
Discreto”, la constitución de una Editorial. -“Que eso es una bagatela –dice-. Que
es como crear una empresa. ¡¡Nada, nada. Que empezamos mañana
mismo!!” –
Me va la Yo, el cronista crónico,
Los “conectividad” gusto de expandirme
atrevidos y ….con entes para verlo y oírlo todo,
avanzados pelirrojos e inventarlo también
bigotes del
escultor

pidieron aclaración sobre el lugar que ocupará en el nuevo paradigma la utopía,


pero la respuesta resultó algo oscura. Otra vez será, Alfonso. Rosa se interesó por
la teoría del caos (no hizo nunca pregunta más “autodenunciante”) y Emilio y Julia
y Helena también intentaron preguntar pero sin suerte. De aquí que cuando Elena
dejó de exponer para atender al interrogatorio-confesión, “têt a têt”, al que alguien
la sometió, la cancha intelectual se escindió en dos. En el Fondo Norte, la “cátedra
y los pesos pesados del saber, en donde brillaba el barbado Sr. Gálvez (la “energía
oscura” de la “Tertulia Condebarajina”), agazapado junto a la tarima en espera de
oportunidad conceptual con que iluminar las minúsculas partículas y ponerlas a
trabajar, que no paró de tomar apresuradas y precisas notas igual que

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Buenaventura, o “Gran Ventura”, con el que compartía detalles de editoriales,
ediciones e incluso del Nihil Obstat y su firmante. Por cierto, que el citado y alto
Buenaventura (muy versado él en saberes oscuros, alquimias, conjuros y otras
heterodoxias) me dijo al oído “Mi conciencia viaja por otras dimensiones”. Miguel, el
amigo que acompañó a Elena, tampoco preguntó nada pero se le notaba sabedor y
partidario, y que se estaba reservando para la próxima conferencia. Magdalena
expulsó humos, acompañada y en solitario, en la gélida terraza y asentía con la
cabeza cuando Elena proponía reforzar las conexiones para mejorar nuestra salud
y nuestro vivir.

En el otro extremo de la cancha, en el Fondo Sur, la rotura de la unidad escénica


dio paso a un guirigay que saltaba de las partículas a la educación (en especial de
adolescentes) sin solución de continuidad. Javier, Isa y Bea (que acusaban la
reciente perdida), Julia, Magdalena, Sara (bellísima en su espigada figura, casi de
cuento si no fuera tan real) y este cronista debatíamos todos revueltos y a la vez y
convencidos de decir algo (glorioso efecto del alucinógeno lúpulo). Y nos pasamos
ocho pueblos conectando el joven mundo quántico al adiestramiento que precisan
las jóvenes crías del “homo sapien”. Y es que en horas 24 nosotros también
pasamos de las Musas al Teatro, parodiando al gran dramaturgo (o de la ciencia a
la “para-ciencia”, para ser más exactos)

Javier llegó tarde, “Granventura” se marchó pronto. La inteligente y sensitiva


Helena se preguntaba por discreto si a resultas de la conferencia debería cambiar
su “look” y vestir colores alegres sustituyendo los diversos matices de gris que de
hábito la adornan. Y la “empática” Nieves, compungida y en susurros, aseveraba
que ella debe ser también algo pre-quántica puesto que en los Aseos no se le
encienden las luces al entrar, admitiendo con eso que no llega a ser ni onda ni
partícula (¡que no es na!, que diría el otro)

(Como fantasmas, las cañas se multiplican en la mesa superando la velocidad de la


luz. ¡Lo siento, Einstein!)

La noche caía; en la calle el frío aumentaba; las voces se elevaban. Elena pidió,
por favor, un último chupito de sub-partículas para calmar la sequedad que le dejó
su discurso. Isa levantó toda su hermosura y acercándose al Niño de Beas se
dirigieron juntos al piano.

¡¡Que se me paren los pulsos si te falto alguna vee ………!! –Teclea Pedro y se oyó
la voz de Isa cantar con evidente esfuerzo personal-

¡¡¡¡Te ..quiero más …que a mi vida……!!!! -Y qué es mi vida, parecía que se


preguntaba ella-

¡¡¡¡¡ Te quiero más que a… la,,, madre mía ¡!!!! -Lo gritaba, pero sus ojos y gestos
lo negaban- (Te pido perdón, querida Isa)

Finalmente, José Pedro se acercó a los lúdicos contertulios con ojillos pilluelos y
poniendo la factura a su vista les dijo:

“¡¡Aquí os dejo la cuentica de la cuantica!!”.

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-¿Dime Oráculo, que haré para recuperar la juventud que perdí?
-¡Pues esperar!-
-¿Pero, esperar qué?-
-Pues esperar, que la Física Cuántica no ha hecho más que empezar-

TRAS LA CONFERENCIA ¿Hay algo


ahí fuera?
Soy una
“potencia”
¡Vaya y doy muy
Tropa! bien

Me va tu
sonrisa
Estoy segura
¡¡Elena. Mi cerveza de que
parece ondular!! probablemente
soy

Calladita estás mejor

Soy
Una ¡¡Estoy recibiendo
Sub- Un impacto
partíc Cuántico¡¡
ula

Soy Soy un
Hay creador de creador de
algo realidades sueños y
Utópico y sueños de
en esta realidades
sopa de
mentes

A veces
estoy a
veces no
estoy

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