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A pesar de que las creencias religiosas de los indígenas asentados en lo que es ahora Cartagena,
eran politeístas (poseían un incontable numero de dioses), de esta se tiene muy poca información,
ya que no poseían lengua escrita y los cronistas españoles no se adentraron en ella, por lo que
para referirnos a las costumbre religiosas nos referimos a las de los mayas, ya que por herencia,
estos son los predecesores de las tribus indígenas asentadas en lo que es hoy Cartagena de Indias.

La religión jugaba un papel muy importante en la vida diaria y todas las actividades, ya fuera de
mucha o poca importancia, estaban regidas por deidades. El sacerdote, que llegó a ser una figura
muy poderosa durante el Periodo Clásico, guiaba la vida espiritual de la comunidad. Se
representaban ritos específicos para llamar la atención de las deidades. Se determinaban dioses a
específicas situaciones o características como los que regían sobre los vientos, el sol, el cielo, el
maíz, la guerra y la muerte. Las ceremonias rituales en honor de las deidades a veces se hacían a
través de sacrificios humanos. Junto con los hombres o mujeres sacrificados, se depositaban en el
pozo ofrendas de jade, oro, cerámica y otros objetos para honrar a los dioses. Las creencias
religiosas estaban íntimamente ligadas a los ritos funerarios, los cuales, en el caso de los
gobernantes, eran muy elaborados.

       

A la llegada de los españoles fue impuesto el catolicismo, y para hacer efectiva su práctica, se valió
del organismo llamado La inquisición en Cartagena de Indias.

El denominado Santo Oficio de la Inquisición fue creado por el Papa Gregorio IX en el año de 1233,
extendiendo su acción a toda la cristiandad Europea. Hacia el año 1480, los Reyes Católicos de
España establecieron la Inquisición en todo el reino, para utilizarla como uno de los instrumentos
en su estrategia para la unificación religiosa y política de la nación. El tribunal de la Inquisición de
Cartagena fue establecido en 1610.

La inquisición tenía por objeto reprimir la herejía, pues esta para los españoles era no solo un
pecado sino un delito que atentaba contra la unidad nacional. El estado se prevenía contra los
herejes procesándolos a través de la Inquisición. Entre los métodos utilizados por la Inquisición
para inquirir o lograr la verdad estuvo el tormento; la confesión de faltas, obtenida por medio de
la tortura era admitida en aquel tiempo. Las penas usualmente impuestas por la Inquisición
consistían en multas, confiscación de bienes, destierro, flagelación, remo en galera, vergüenza
pública, prisión y muerte en la hoguera. Actuando indirectamente, por medio de verdugos,
cobradores o colectores, la Inquisición fue responsable de haber enviado el último suplicio a miles
de víctimas.

Los miembros que conformaban este tribunal (verdadera función de la Inquisición) además de
jueces eran inquisidores o investigadores de la verdad, situación que se prestaba a confusión, por
cuanto los inquisidores, se consideraban solamente como padres confesores que trataban de
llevar al hereje hacia la verdad por medio del arrepentimiento y de la penitencia. Además del
doble rol (o papel) de acusadores y jueces sus rasgos más destacados fueron el uso de la tortura, la
situación desventajosa del acusado para defenderse y el secreto procesal. Según los historiadores
imparciales, si los inquisidores fueron crueles, esto se debió más a un sentido del cumplimiento
del deber que al desenfreno o a la perversidad.

La aplicación del castigo o reconciliación pública del acusado, tenía lugar durante pomposas
ceremonias llamadas Actos de Fe, las cuales atraían muchedumbres. Estos eventos se constituían
en una muestra palpable de la unidad religiosa y política del reino Español. En Cartagena se
presentó el primer acto de la Inquisición por el año 1614 y a diferencia de lo que ocurrió en
España, se dio para aplacar delitos criollos como la brujería, la bigamia y la solicitación. Los
tormentos utilizados fueron el ͞Del cordel͟ y el ͞Del jarro de agua͟. Durante toda la historia de la
Inquisición en Cartagena se condenaron a morir en la hoguera a cinco herejes.

Ante todo esto, la religión católica no era la una que se practicaba, ya que a pesar de la fuerte
presión ejercida por la inquisición, no pudieron evitar, que los esclavos en el fondo, siguieran
aferrados de los viejos dioses del África: Ogún, Changó, Eleguá, Obatalá, y tantos otros. Sin
embargo esta creencia ha ido desapareciendo.

   
Aunque el predominio religioso es el católico, heredado por los colonos, Cartagena posee el
llamado ͞Libertad de Culto͟, gracias a que la Constitución de 1991 otorga la libertad de la religión
(Artículo 19) y otras leyes y políticas que contribuyen a la libre práctica de la religión. Las leyes
protegen contra el abuso de este derecho ya sea del gobierno o de actores privados. La
Constitución establece que no hay una religión o iglesia oficial pero añade que el Estado ͞no es
ateo o agnóstico ni indiferente a los sentimientos religiosos de los colombianos͟. Algunos
interpretan esto como que el Estado sanciona de una forma no oficial la posición privilegiada del
catolicismo, la cual fue la religión oficial hasta la adopción de la Constitución de 1991.

Ahora bien la distribución de las tendencias religiosas actuales es la siguiente: 80 por ciento de la
población dice ser Católica Romana (con una nota al pie que dice que no todos son practicantes
activos), 13,5 por ciento pertenecía a grupos cristianos no católicos (católicos occidentales
independientes del Vaticano, ortodoxos orientales, protestantes y grupos marginados), 2 por
ciento sin afiliación religiosa y el restante 4,5 por ciento estaba afiliado con otros grupos religiosos,
tales como con el Islam, Judaísmo, Budismo y religiones afro colombianas y animistas indígenas.

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