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A QUIEN ENVIARE

Prólogo

Recuerdo cuando hablé por primera vez a nuestra Escuela de Dirigentes de pasar
un año en discernimiento. Discernir en aquel entonces parecía una palabra
aterradora. Sugería que quizá algo andaba mal y que tomar un año de
discernimiento era simplemente otra manera de empujar el botón de pánico.
Aseguré a nuestros dirigentes que el discernimiento es un proceso muy natural. La
salud de cualquier cosa, sea físico, emocional o espiritual, es un proceso, no un
estado fijo. La salud simplemente no es la ausencia de enfermedad; es la presencia
de un proceso continuo de mantenimiento que nos ayudará a perseverar y
mantenernos en nuestro enfoque.

Durante un año entero nuestra Escuela de Dirigentes se comprometió a un proceso


de discernimiento. Hubo momentos de mucha incertidumbre, momentos cuando
nos preguntábamos qué tendrá el futuro para nosotros. A pesar de todo, sin
embargo, nos animábamos a confiar en Dios y creer que Él nos pondrá donde Él
quiere. Ahora nos encontramos al final de este proceso formal de discernimiento y
nos sentimos todos mejor. Ahora tenemos un cuerpo de dirigentes quienes están
más entregados, más enfocado y espiritualmente y emocionalmente renovados.

Cualquier comunidad de personas necesitará un retiro para sí misma en cualquier


momento. Ese es el propósito de este libro. En este libro están los frutos de nuestro
proceso de discernimiento.

Este libro se dirige a dos preguntas básicas:


Primero,
¿Qué quiere Dios ahora mismo de mí?
Y segundo,
¿Está llamándome Dios a ser un dirigente de Cursillo o algún otro trabajo?

Cada Cristiano necesita saber cuál es la voluntad de Dios para él o ella . Este libro
es un proceso para ayudar a discernir el llamado del Señor. El libro no intenta
decide a cualquiera dónde deben estar o lo que ellos deben estar haciendo. Eso
depende del individuo. Lo que el libro si nos dice es lo que Dios espera de
cualquiera de nosotros que se entregue de algún modo a Él. La específica
naturaleza del llamado es a ser discernida por cada individuo.

Hasta cierto punto, discernir en grupo será un tipo de purificación para esa
comunidad, pero purificamos periódicamente es necesario. Siempre que hagamos
el trabajo del Señor, Satanás siempre está listo para dividir y derribamos. Satanás
odia cualquier cosa de Dios y cualquier cosa hecha para Dios. Muy a menudo
tomamos a Dios por indiferente. Puede darse el caso que un cursillista o dirigente
de Cursillo tome el gran don que hemos recibido de Dios indiferentemente. Este
libro ayudará a poner el llamado del Señor en la disposición apropiada. Si el
contenido de este libro hace para el lector lo que este proceso hizo para nuestros
cursillistas y en particular nuestra Escuela de Dirigentes, entonces cuan bendecidos
son. En cualquier caso, ésta es una oportunidad de hacer algo para usted mismo
emplee algún tiempo con el Señor, orando, reflexionando, individualmente y como
comunidad; y le aseguramos, que aquéllos cuyos corazones y oídos estén abiertos
escucharán hablar al Señor claramente y en alta voz. ¡Así que no tengan miedo!
Este es un momento de sublime gracia para ustedes y para su comunidad.

Tal producto como este libro no sería posible sin tantas personas trabajando juntas.
Primeramente quiero agradecer la Escuela de Dirigentes de "Providence" quienes
tomaron el riesgo de mantenerse unidos y realmente abrirse al Señor, y cuya
entusiasta respuesta a este período de discernimiento nos ha hecho a todos
mejores dirigentes. Otras palabras de agradecimiento van para el Obispo Louis
Gelineau, Obispo anterior de Providence, quien siempre me apoyó y apoyó mi
trabajo en el Cursillo durante los últimos diez años, y al Obispo Robert Mulvee,
actual Obispo de Providence. Finalmente a Louis Robbio, anterior Director Laico de
Providence y ahora miembro del Personal Nacional, quien sufrió los dolores de
corregir este texto y a todos los dirigentes hispanos que hicieron posible tener esta
edición en Español. A Tom Sarg y el Personal Nacional de Cursillo que han creído en
mí y me animaron continuar escribiendo para el Cursillo Nacional y a compartir los
frutos de nuestro trabajo en la Diócesis de Providence, R.I.
Fr. Frank Salmani

capitulo Uno

Ideales y Expectativas

Lecturas de las Sagradas Escrituras:


Marcos 10: 17-31
Mateo 16: 24-27
Lucas 9:57-62
Lucas 6:20-26
El mensaje de Jesús en los evangelios presenta, realmente, dos
aspectos. Mirados de manera superficial, estos dos aspectos
pudieran parecer contradictorios. Por un lado está el mensaje del
perdón. Muchos de los detractores de Jesús pensaban que éste
perdonaba muy fácilmente. Jesús releva a la gente de sus cargas,
especialmente de la carga del pecado. Muestra mucha compasión: al
encontrarse con la mujer sorprendida en adulterio, Jesús actúa en
contra de la turba y no la condena. A la mujer en la casa de Simón,
le acepta sus demostraciones de afecto. Le dice a los líderes
religiosos de su época que los cobradores de impuestos y las
prostitutas entrarán en el cielo antes que ellos. Todo esto pudiera
dar la impresión de que seguir a Jesús es cosa fácil: Él parece
ofrecerle la salvación a cualquiera, no importa quién sea ni qué haya
hecho. Es esta parte de su mensaje lo que llevó a muchos a pensar
que Jesús predicaba un mensaje muy relajado.

Al mismo tiempo, vemos un aspecto muy diferente de este mensaje.


Jesús, al tiempo que parece increíblemente fácil, le traza a la gente
unos patrones muy elevados y sublimes. Nos llama a ser "santos",
"perfectos"; Nos habla de "renunciar" a las cosas, de cargar "cruces"
de "dejar" hermanos y hermanas, madre y padre. Todos estos
ideales parecen irreales en extremo. Al joven rico Jesús le dice que
sólo si lo deja todo podrá ser su verdadero seguidor. En las
Bienaventuranzas, bendice a los más pobres de entre los pobres
-todos los que sufren padecen persecución y la vida les resulta,
mayormente, una carga. Para Él, el cargar con nuestras cruces es
una condición inseparable del discipulado. Finalmente, usando
palabras que espantarían a cualquiera de nosotros, nos dice "dejen
que los muertos entierren a sus muertos." lmagínense a alguien
diciéndonos eso sobre nuestra madre, nuestro padre, nuestro
cónyuge o nuestro hijo! Quedaríamos violentados. Sin embargo, todo
esto es parte del mensaje de Jesús.

En la predicación de Jesús parece haber una tensión dinámica. Por


un lado, Jesús muestra mucha compasión y comprensión hacia las
flaquezas humanas, pero, al mismo tiempo, establece unos patrones
de conducta que parecen imposibles de alcanzar. Parece que, no
importa cuan débil o pecaminosa sea una persona, Él nunca diluye
su mensaje. Jesús nunca rebaja sus ideales porque sean muy
exigentes. Las condiciones del Cristianismo están claramente
definidas -el único camino es por la puerta estrecha.

Uno de los problemas con esta enseñanza es que Jesús nos marca
unos ideales y unos patrones a los que no estamos acostumbrados
en la sociedad actual. Nos aflige el síndrome de lo que me gusta
llamar "No eleven el puente, bajen el río". Tomemos, por
ejemplo, el sistema educativo. Una de las preocupaciones de los
educadores en los años sesenta y setenta era ofrecer igualdad de
oportunidades educacionales a todas las gentes. Esta es,
ciertamente, una meta respetable. Desgraciadamente, hemos
emprendido el camino equivocado hacia esa meta. En lugar de
proveer la mejor educación en nuestras escuelas, hemos hecho
cosas tales como rebajar los requisitos de admisión, reducir los
requisitos de graduación, rebajar los requisitos que los maestros
deben reunir para enseñar en nuestras escuelas. Lo que hemos
hecho no es subir el puente, sino bajar el río. En otras palabras,
hemos rebajado las normas de excelencia de la Universidad X para
que los estudiantes pobres puedan entrar en ella. En teoría suena
bien, pero lo que ocurre es que no sólo los estudiantes pobres siguen
sin beneficiarse, sino que ahora la excelencia de la Universidad ha
disminuido. Todos salirnos perdiendo. En lugar de satisfacer las
necesidades individuales, bajamos las normas y decirnos "iVengan
todos!" Sé de una escuela intermedia en la que el primer día de
clases se le dice a los estudiantes que no importa lo que pase, todos
se graduarán. i Vaya incentivo para el aprendizaje! ¿Qué motivación
mostrarán los estudiantes si saben que, no importa cuánto se
esfuercen, al final del curso todos aprobarán el grado? ¿Le habremos
servido bien a esos estudiantes? i En absoluto! Simplemente dijimos
que las normas eran demasiado altas y era necesario bajar el río. Lo
que en efecto hemos hecho es fallar en reconocer que, aunque todos
somos iguales, no somos todos el mismo-somos iguales, pero
diferentes.

Cuando Jesús dice "sígueme", el término "sígueme" significa algo


diferente para personas diferentes. Jesús no espera el mismo grado
de compromiso de la mujer sorprendida en adulterio y de los doce
apóstoles. Al mismo tiempo, le ofrece a cada uno los mismos altos
ideales. A la mujer adúltera le dice, "en adelante, no peques más."
No vuelvas a hacer esto. Eleva tus normas de conducta. Jesús sabe
que la condición humana es débil, pero jamás diluye su mensaje.
Cuando rebajamos nuestros ideales y nuestras expectativas,
bajamos el río. Por ello encontrarnos un deterioro de valores y de
moral en nuestra sociedad. Continuarnos repitiéndonos a nosotros
mismos que esto es demasiado duro, que esta ley requiere
demasiado esfuerzo, que esperar lo mejor es ser poco realista e
insensible, etc. Cuando bajamos el río, la calidad de vida siempre se
afecta adversamente.

La naturaleza humana es tal que, si apuntamos hacia las


estrellas, tendremos, al menos, la oportunidad de alcanzar la
luna. Si sólo apuntamos hacia la luna, nunca saldremos del
suelo. Una vez leí un letrero que decía, "Si apuntas hacia la
nada, la alcanzarás!" No hay Cristianismo auténtico sin ideales
elevados y sin sentido de responsabilidad. No hay Cursillo de
Cristiandad auténtico ni auténtica Escuela de Dirigentes sin ideales,
expectativas y sentido de responsabilidad. Seremos diferentes, pero
no podemos establecer patrones diferentes para diferentes
personas.

Cuando ponernos la mirada en ideales elevados, nos acordarnos que


Dios siempre ve en nosotros más de lo que nosotros mismos
podemos ver. Jesús no fue irrealista con el joven rico. Jesús sabía
que las tendencias materialistas del joven siempre serían un
obstáculo para llegar a ser todo cuanto podía ser. Jesús sabía que si
el joven no dejaba aquella tendencia, siempre habría algo privándolo
de llegar a ser un ser humano completo. Cuando Jesús habla de los
muertos enterrando a sus muertos, no se muestra insensible, sino
que simplemente nos está diciendo que no podemos vivir en el
pasado. Debemos siempre arar hacia delante. Cargar nuestras
cruces significa que hay un precio para seguir a Jesús y debemos
estar conscientes de ese precio antes de decirle" sí" a Jesús.

En las Bienaventuranzas, Jesús nos asegura que aquéllos que


persiguen los ideales más altos recibirán su recompensa, y la
recompensa que Jesús ofrece no es temporera, sino eterna. Nada es
imposible para Dios. No siempre alcanzaremos los altos ideales del
Cristianismo, pero apuntar hacia algo inferior sería conformarse con
muy poco. Jesús no quiere que nos conformemos con una vida de
segunda categoría. Él quiere lo mejor para nosotros. Así que, ¿por
qué no aspirar a lo mejor en lugar de conformarnos con algo inferior?

Resumen del Capítulo


1. Aunque Jesús muestra mucha compasión hacia la gente, sus
enseñanzas éticas y morales nunca son negociables.

2. Jesús llama a la gente a abrazar los más altos ideales posibles.

3. Aunque Jesús no espera lo mismo de cada persona, sí espera que


cada uno llegue a ser la mejor persona posible.

4. Seguir a Jesús implica aceptar sus ideales elevados con la


esperanza de recibir las mayores recompensas.

5. Mientras más alto el ideal, más podremos alcanzar por Cristo.

Preguntas Para Reflexión y Discusión

1. ¿Por qué Jesús establece tan altos ideales


para sus seguidores?

2. ¿Por qué el joven rico no pudo seguir a


Jesús?

3. ¿Por qué es peligroso rebajar los ideales y


patrones de comportamiento?

4. ¿Cuál debe ser el ideal de

a. un dirigente Cristiano?

b. un dirigente de Cursillo?

La Oración como "Comunión" con Dios


Lecturas de las Sagradas Escrituras:

2 Samuel 7: 18-29
Mateo 26:36-42
Lucas 6:12-16
2 Corintios 13:5-9

Capítulo II
Ya hemos dicho que a pesar de que Jesús invita a todos a seguirlo, Él nunca diluye su
mensaje. Siempre llama a la gente a abrazar los ideales más elevados posibles. No todos
fueron llamados a formar parte de los Doce, pero todos fueron llamados a la perfección y a
la santidad. Lo mismo es cierto referente al Cursillo. Todos hemos sido llamados a abrazar
totalmente el Cuarto Día, pero algunos hemos sido llamados a realizar una obra especial
en el Movimiento de Cursillos. No todos serán llamados a formar parte de la Escuela de
Dirigentes. Cada uno deberá discernir su propio llamado. No podemos diluir los principios
del Cursillo o de la Escuela de Dirigentes por miedo a dejar a alguien fuera. Entonces,
¿cómo podremos discernir dónde Dios nos quiere? La respuesta es sencilla: mediante la
oración.

Cuando nos fijamos en Jesús, encontrarnos el modelo perfecto de la oración. Antes de


cada decisión importante Jesús pasa tiempo a solas con el Padre. Antes de iniciar su
ministerio público, sabernos que el Espíritu conduce a Jesús al desierto y allí pasa
cuarenta días. Antes de escoger a los Doce, Jesús ora. Antes de emprender el largo camino
hacia el Calvario, Jesús ora. En Lucas 6: 12, la oración de Jesús al Padre se describe como
un estar "en comunión" con Dios. La palabra "comunión" es una muy interesante. Como la
palabra "comunidad", el término significa "trabajar con". La oración no es algo sólo para
nuestra satisfacción y nutrición personal. Es una fuente poderosa de acción. Si la oración
sólo nos nutre personalmente es oración que solamente ha hecho la mitad de su trabajo.
La oración debe, también, nutrir a otros a través del testimonio apostólico de nuestra vida
y nuestros esfuerzos evangelizadores. En el Huerto de Getsemaní, Jesús ora y pide la
fuerza necesaria para poder llevar a cabo su sacrificio supremo en la cruz. David ora para
poder llevar a cabo sus tareas como un buen siervo de Dios. Pablo ora para que el poder de
Dios lo ayude a él y a nosotros a hacer lo que es justo y a vivir verticalmente.

La oración no es simplemente una empresa personal. No es sólo para "mí". David Knight
habla de la "oración del encuentro", la que él describe como "reflexionar en la Palabra de
Dios hasta que lleguemos a decisiones que cambien nuestras vidas ... La oración que no
afecta nuestra vida, simplemente no es oración, no importa cuan bien se sienta".' Es por
ello que la Piedad y el Estudio no pueden estar separados de la Acción. Sin nuestro
testimonio apostólico la oración se reduce a un mero ejercicio egoísta. Es como hacer
dieta durante la cuaresma, no porque deseamos ayunar, sino porque querernos perder
peso. Para Jesús, la oración nunca fue para El solamente. Siempre fue dirigida a realizar la
obra y la voluntad del Padre.

"En comunión" -ahí está el centro de la oración: trabajar para y con Dios para ayudar a
hacer realidad su Reino. Orar es trabajar con Dios. Todo lo que hacernos para Dios
comienza con oración, termina con oración y se sostiene con la oración. Es bueno notar
que el término "liturgia" significa "trabajo". La liturgia, en cualquiera de sus formas, es
trabajo hecho para Dios, de modo que nos nutra y así podamos trabajar en beneficio de los
demás. Consideremos por un momento las palancas. La palanca es un ejemplo perfecto de
oración como parte de la obra de Dios. Ofrecernos sacrificios por los demás-ese es el
corazón de la palanca. Además, cuando consideramos la oración como parte de la obra de
Dios, nuestro propio "obrar" nos resulta menos trabajoso y más liviano; ya no nos parece
una tarea.

Nuestro trabajo es un llamado de Dios y el trabajo continuo alimentará la continua oración


que nos ayudará en nuestra conversión progresiva. Las obras y la oración están
entrelazada, así como las dimensiones vertical (Dios) y horizontal (el prójimo) de nuestra
vida espiritual también están entrelazadas. Si hemos aceptado el llamado a ser dirigente
del Cursillo, la oración y el estudio serán el combustible para trabajar en el Movimiento.
No es suficiente estar llenos espiritualmente. Necesitamos Cristianos que sean dirigentes,
no porque están espiritualmente adelantados, sino porque están dispuestos a marcar las
normas del servicio Cristiano en el Cursillo, la Iglesia y el mundo.

Resumen del capítulo


1. Jesús es el modelo de la oración porque Él está siempre en comunión con el Padre.

2. La oración nos recuerda que somos co-operadores de Dios.

3. La oración nunca es para nutrición personal exclusivamente. Nuestra vida personal de


oración siempre deberá producir frutos de acción.

4. La oración de Jesús siempre se dirigía a hacer la voluntad del Padre.

5. Las obras y la oración están entrelazada. Unen las dimensiones vertical (divina) y
horizontal (humana) de la vida.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cómo sería una vida de oración sin obras? ¿Qué serían las buenas obras sin una vida de
oración?

2. El término "liturgia" viene de una palabra griega que significa" obra". ¿Qué implicaciones
tiene este significado en relación con la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Eucarística
durante la Misa?

3. Si la oración y las obras van mano a mano, entonces, ¿qué significa ser una comunidad
de oración?

4. ¿Cómo se relaciona la palanca con nuestro hacer la obra de Dios?

La Humildad y Servicio
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Lucas 17:7-10
Filipenses 2:5-1

Capítulo III
En el proceso de discernimiento es esencial escuchar con el corazón.
Mientras reflexionamos sobre nuestro llamado de Dios y estudiamos las
Escrituras, necesitamos escuchar con el corazón para poder entender cómo
la Palabra de Dios se relaciona con nuestras vidas. ¿Qué impacto tienen las
Escrituras en nosotros? Es necesario visualizar las Escrituras de esta manera
puesto que no solamente estamos tratando con unos conceptos teológicos o
filosóficos, sino una Palabra viviente, enraizada en la persona de
Jesucristo; y por lo tanto la persona de Jesús se convierte en nuestro
modelo y guía. En la persona de Jesús encontrarnos el modelo de servicio y
humildad para lodos los que responden al llamado de Dios.

En su bautismo Jesús recibió el llamado y la misión del Padre. Cuando la


voz desde los cielos habla estas palabras, "Tú eres mi hijo amado, en el
cual me complazco," ahí el camino de Jesús estaba planificado para Él.
Jesús no solamente fue llamado a ser profeta y maestro, sino el Mesías y
Señor. Su llamado fue tan grandioso y tan especial que Él no comenzó su
ministerio público enseguida, sino que se fue al desierto a orar y discernir
qué era lo que este llamado significaría. ¡Imagínense lo que pasaría por la
mente de Jesús! Este llamado a ser el Mesías, el Salvador del mundo. Ser el
Mesías era una encomienda enorme y de gran magnitud. El llamado a ser
Mesías tenía que envolver preguntas sobre autoridad, liderazgo y poder.
Jesús no solamente era llamado a ser Mesías sino también estaba llamado a
ser servidor de Dios. Jesús tenía que reconciliar el poder y la majestad de
ser Mesías con la necesidad de ser el humilde servidor a la misma vez.

"Para mí es bien claro que Jesús se fue al desierto a retozar con el


problema de autoridad. Al ser bautizado por Juan, Juan y Dios
esencialmente le dijeron que él era el Mesías. '¿Yo el Mesías?' Debe haber
preguntado Él. Más vale que me aleje sólo y piense esto.

"Así que se fue para el desierto donde se podía enfrentar con los hechos ...
y entonces habiendo rechazado las tentaciones, habiendo descartado todas
sus ambiciones, inmediatamente regresó del lugar solitario a predicar lleno
de la autoridad de Dios. "

A Jesús se le ofreció santidad, pero San Pablo nos dice que Él no adhirió a
ese estatus, sino que se "rebajó" a Sí mismo. En el desierto Jesús aceptó
algo que todo dirigente eventualmente tiene que enfrentar: el peligro de la
autoridad es cuando viene con la tentación de la ambición. A Jesús se le
dio un estatus elevado y Él se dio cuenta que la primera cosa que tenía que
hacer era deshacerse de todo orgullo y ambición. De otra manera, sería
imposible ser verdadero siervo de Dios. Para deshacerse uno de la
ambición, es más fácil decirlo que hacerlo. El Dr. Peck habla cómo la
tentación de la ambición está ahí para todo aquel que es dirigente, sea
religioso o secular.

"Así que hablé de Jesús deshaciéndose de su ambición para que pudiera ser
completamente la autoridad de Dios o una vasija vacía del Espíritu de Dios
y la sabiduría ... Esto es engañoso. Aquéllos que tienen la vocación del
poder son por naturaleza personas ambiciosas. Dios no llamaría a alguien a
ser dirigente sin darle por lo menos un sabor de lo que es poder."

Cuando Dios nos llama a ser líderes, Él lo hace porque ve esos dones
especiales que los líderes tienen que les permite hacer el trabajo
evangelizador del Señor. Desdichadamente, si estos dones no son usados
propiamente el "poder" que se nos ha dado puede actualmente trabajar en
contra de la causa de Dios. Al hablar de cualquier tipo de liderazgo, o,
como él lo llama posición" gerencial", el Dr. Peck concluye:

"Antes que se pueda asumir una posición de liderazgo con toda civilidad, el
gerente tiene que refinar su gusto poderosamente. Definiendo la ambición
como la sed por el poder para uno mismo, para el bien de uno, tiene que
quitárselo todo hasta que lo único que quede sea la sed de servir a otros.
Solamente entonces podrá el gerente convertirse en un verdadero líder
servidor,"

Cuando Dr. Peck habla sobre liderazgo y servicio, él meramente está


hablando del mundo del negocio y el mundo secular. ¡Pero, aún aquí él dice
que el verdadero líder es un servidor! ¡Si esto es verdad del líder en el
mundo secular, cuánto más verdadero será para un líder que es llamado a
servir por el Señor! Un apóstol tiene que desvestirse de toda ambición y
poner al servicio todo el poder que él o ella tenga para Dios y Su trabajo.
¿Recuerdan la parábola del Evangelio de Lucas? Después que el sirviente
trabajó todo el día y estaba cansado de los quehaceres del día, todavía
esperaba a su maestro. El sirviente no recibió ningún reconocimiento
especial o aplauso. El solamente es visto como el "sirviente inútil"
cumpliendo con su trabajo. A pesar de que a todos nos gusta que nos
ratifiquen, si estamos haciendo el trabajo de Dios debemos estar
preparados a trabajar mucho sin esperar gracias, reconocimiento o
aplausos. Si buscamos todas estas cosas, algún día descubriremos que todo
este tipo de reconocimiento es vano. A mí siempre me dan cumplidos
sobre mis homilías. "iOh Padre, estuvo preciosa! iOh Padre pudiera
escucharlo todo el dial, etc." Al principio encontré que esto era bien
halagador, pero me di cuenta rápidamente que si a las personas le
"gustaba" mis homilías o no, no era lo importante. Yo estoy comisionado por
Dios para predicar la palabra, para predicar la verdad les guste o no. El
aplauso o la falta de aplauso no es una medida de la fuerza de la homilía.
Me recuerda la película "Mass Appeal' donde el viejo pastor dice que da los
sermones para que les guste a la gente porque "eso y el vino es el único
calor que él recibe." ¿Es esto liderazgo auténtico?" i De ninguna manera! No
estamos haciendo el trabajo de Dios para nosotros, sino para El. i Es SU
trabajo, no el nuestro!

Hay dos clases de poder. El primer tipo de poder es para nosotros, un poder
que tenernos sobre las personas. El segundo tipo de poder es el poder que
le da poder a otros -el poder que permite que otros sean responsables y
tengan que dar cuentas. Es el segundo tipo de poder que los líderes y los
apóstoles reciben de Dios. Este es el poder que se comparte y no se guarda
para uno. En la carta a los Filipenses se nos dice que Jesús experimentó un
vacío de Su persona. Jesús se despojó de todo lo que era Suyo y digno de Su
santidad. i Sin embargo la ironía es que al despojarse Él no perdió nada! No
perdió su piadoso poder ni su autoridad. Es más, Pablo nos dice que Dios lo
exaltó y lo exaltó en lo más alto. Jesús no mantuvo Su poder para Sí mismo.
Se vació de toda ambición.

Hay una lección aquí para todos los que acepten el llamado al apostolado.
Muy a menudo vemos el poder y la autoridad basado en "el que tiene la
batuta." Recuerden, sin embargo, que mientras más grande el poder", más
grande el llamado al servicio. Por eso es que los documentos del Vaticano II
nos recuerdan que aún el magisterio, la oficina de enseñanza de la Iglesia
no está sobre todo -la Iglesia es el servidor del Evangelio. " ... este
magisterio no es superior a la Palabra de Dios, pero es su servidor. "Si
estamos llamados a ser líderes Cristianos, entonces podremos servir a
todos en nuestros ambientes.
Si nos llaman a servir al Cursillo a través de la Escuela de Dirigentes, no
es un llamado" superior", sino un llamado a comprometernos a más
servicio. Servir en el Secretariado no es una posición" más alta" de
poder, solamente un llamado a más compromiso y más servicio. El
Director Laico y el Director espiritual no están "más arriba" o en una
posición más exaltada, simplemente son llamados a servir más que los
demás.

Como líderes, debemos servir en cualquier capacidad que seamos llamados.


Jesús nos enseña que los discípulos que lo siguen deben despojarse de sí
mismo. La única razón para tener poder es para regalarlo porque el poder
viene de Dios. Eso no sugiere que no tenernos que tener afirmación a veces
en nuestro ministerio, pero hay una diferencia entre la necesidad humana
de ser afirmado y el deseo de reconocimiento, ambición y poder. Todos
necesitamos algún respaldo para nuestra propia estima. Al final, sin
embargo, lo único que importa es que servirnos al Señor alegremente y
fielmente. Dr. Peck señala que un buen líder es aquel que está dispuesto a
darle poder a otros sin preocuparse de que al compartir el poder pueda ser
disminuido.

"Llegamos a la gran paradoja del poder. La única razón civil de buscar


poder es perderlo, regalarlo. La única marca, sobre todo del verdadero
dirigente servidor es que le da poder a otros. La primera responsabilidad
del gerente civil es entrenar a sus sucesores, no un sucesor, muchos
sucesores lo más pronto posible. Usa tu poder para buscar y encontrar
personas con potencial de líderes aún mayor que el tuyo, nutre su
potencialidad con todo lo que tengas y entonces quítate del medio."

Cuando Jesús estaba a punto de ascender al Padre, los discípulos tenían


miedo, sentían que Jesús los abandonaba. Jesús sabía sin embargo, que
aquel grupo de discípulos crecería mientras hubiera líderes que le dieran
poder a otros para que los siguieran. Nuestro trabajo como Cristianos o
dirigentes de Cursillo es no agarrarnos al poder eternamente, sino extraer
de los demás las mismas cualidades que Dios encontró en nosotros. Un buen
dirigente es uno que sabe lo suficiente para encontrar los reemplazos.
Cristo, no el discípulo, es el punto céntrico de la misión de evangelización.
Somos unos simples servidores cumpliendo nuestro deber. Es suficiente
para servirle a Dios. La recompensa que nos espera no tiene medida.

Resumen del capítulo


1. Mientras Jesús fue exaltado como Mesías, fue llamado a
una misión de servicio.

2. Jesús tuvo que luchar con las tentaciones de la ambición


debido a su exaltado estatus como Mesías .

3. Jesús nos enseña que al rebajarnos nosotros, no


perdernos nada, al revés ganamos mucho.

4. Mientras más grande la responsabilidad de un líder, más


grande es el llamado a servir.

5. Nuestro" poder" viene de Dios y no es nuestra posesión.


Los verdaderos líderes ayudan a otros tener "poder" en vez
de quedarse con el poder para ellos mismos.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1, ¿De qué manera somos llamados a "vaciarnos" nosotros?

2. ¿Cómo podemos distinguir la necesidad de afirmación de la necesidad de


ser reconocidos y notados?
3. ¿Por qué hay más poder en servir que en ejercer la autoridad?

4. ¿Cómo nos hace libres el dispensar el poder a otros?

5. ¿Qué significa para un dirigente de Cursillo ser servidor?

Las Tentaciones del Liderazgo


Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Mateo 4: 1-11
Efesios 6:5-17

Capítulo IV
Ya hemos dicho que cuando a Jesús le fue dada la tremenda tarea de ser el
Mesías, Él inmediatamente se despojó de toda tentación de ambición. Se
vació de todo lo que El merecía como Dios para poder ser un auténtico
servidor del Padre. El ejemplo de humildad que nos muestra Jesús es un
recordatorio de que la primera cosa que un líder debe hacer es desechar
toda ambición y deseo de poder. El líder debe ser el que habilita y motiva a
otros y que libremente les da el poder que tiene. Cuando hablamos de ser
un líder por Cristo, el asunto no es uno de control, sino de servicio, y
responsabilidad. Es muy importante para los líderes, el deshacerse de toda
ambición porque, como mencionamos en el capítulo anterior, los líderes
por su naturaleza propia son personas ambiciosas. Ellos tienen ese espíritu
de iniciativa y la motivación que los hace diferentes a sus seguidores. Es
muy fácil para cualquier líder, especialmente los líderes Cristianos, ser tan
llenos de sí mismos que sus ambiciones se llevan lo mejor de ellos.

Cuando Jesús fue llevado al desierto, Él hizo frente a tres diferentes


demonios de ambición. Para ayudarles a entender qué significan estos tres
demonios, una vez más me refiero al libro del Dr, M. Scott Peck titulado
"Un Mundo Esperando Nacer". Las observaciones del Dr, Peck son útiles por
un par de razones. Primero que nada, el Dr. Peck nos da una perspectiva
del liderazgo en el mundo secular y ya que nuestro propósito final es la
transformación de la sociedad a Cristo, su entendimiento de la necesidad
de un liderazgo civil nos puede ayudar a poner el discipulado Cristiano en
perspectiva. Segundo, la percepción del Dr, Peck, es muy valiosa porque a
través de los años él ha comprendido que muchas de las crisis en la vida
tienen como base la fe y la religión. La propia conversión del Dr. Peck le
enseñó que sin algún tipo de creencia religiosa, la vida es vacía. El Dr. Peck
ve a Jesús y al Cristianismo como normativos para todos los
comportamientos humanos y sus observaciones pueden ciertamente
ayudarnos a entender la dinámica de un líder Cristiano.

¿Cuáles eran esos tres demonios de ambición que Jesús enfrentó de acuerdo
al Dr. Peck? En la primera tentación, el demonio le pide a Jesús convertir
piedras en pan. A primera vista esto parece inofensivo. Después de todo,
Jesús había estado en ayuno durante 40 días y ya en ese momento tendría
hambre. ¿Qué hay de malo en que un hombre en ayuno quiera comer?
Recuerden, sin embargo que el demonio es astuto. Satanás nunca nos
tienta con algo que parece malo a primera vista. Satanás generalmente nos
seduce con algo que parece inofensivo a primera vista.

Esto es lo que él hace con Jesús. Él le dice, "Come, tú tienes hambre. Dios
no quiere que mueras de hambre, ¿verdad que no?" La verdadera tentación
no tiene nada que ver con comer o no comer. Jesús no fue tentado con
comida, sino con el miedo a morir de hambre. ¿Qué quiere decir esto? Muy
simple, es un principio de la vida que quiere decir que cuando uno está en
la cima, sólo hay una forma de bajar. El miedo a morir de hambre significa
que lo suficiente nunca es suficiente. Jesús era el Mesías. No había más
dignidad y poder que Él pudiera pedir. El demonio le dice, "Agárrate a lo
que tienes o lo perderás."

Cuando Jesús rechaza el pedido de Satanás de convertir las piedras en pan,


Jesús no rechaza la comida, sino la seguridad o el aferrarse a una ilusión de
seguridad. Por eso es que Jesús le dice a Satanás que no sólo de pan vive el
hombre.

Nuestra verdadera seguridad nos viene de Dios, no de ningún poder


terrenal. Para cualquier líder, la primera preocupación no puede ser
agarrarse a alguna posición a cualquier costo ...

"Hay una profunda tendencia cuando uno alcanza una alta posición en los
negocios, de aterrorizarse con la idea de perderlo y por lo tanto una
profunda tentación de sacrificar la propia integridad con tal de no
perderla ... una regla que gobierna el uso civil del poder... es 'Olvidare
asegurar tener trabajo'... El punto es tener el poder. El punto en la
civilidad, sin embargo es, tener poder es tener la oportunidad de servir.

Cuando uno cede a la tentación de mantener el poder, uno simplemente no


es libre para servir, para hacer las cosas bien ... Para ser libre ... el
gerente civil debe estar preparado a dejar su puesto o ser despedido en
cualquier momento."

Ser un líder no necesariamente significa ser popular. Ser un líder para


Cristo significa quedarse frecuentemente sólo y apartado, porque hacer lo
correcto es más importante. Muchas veces cuando escucho la gente decir
cosas como: "Tú no tienes amor; tú no muestras compasión; Jesús no
hubiera actuado así," generalmente lo que la gente quiere decir es "no he
conseguido lo que quería." Como líderes Cristianos y como dirigentes de
Cursillo, debemos preocuparnos por hacer lo que es correcto y no por
mantener nuestro puesto. Los líderes Cristianos necesitamos muchas veces
tomar decisiones fuertes aunque estas no sean las más populares. Dentro
del Movimiento de Cursillos, los Directores Laicos, los Directores
espirituales y los Secretariados están llamados a difundir la verdad, sea
esta popular o no, y aunque ponga en peligro la "seguridad del puesto" o
no. Recuerden, antes que nada, somos discípulos del Señor, Dios nos
protegerá y velará por nosotros.

En segundo lugar, Satanás le pide a Jesús que se tire del peñasco. Aquí
Satanás está diciéndole a Jesús Pruébate a ti mismo, muéstrale a todos
cuán grande y poderoso eres. La tentación que los líderes confrontan aquí
es pensar que necesitamos probarle a los demás que grande y poderosos
somos, pero cuando alguien tiene necesidad de esto, mi primera pregunta
es: ¿A quién están tratando de convencer? ¿A ellos mismos? ¿¡los demás? Un
líder necesita dirigir. Un líder no necesita probar que es líder. No
necesitamos usar nuestras posiciones de poder y autoridad como una carta
debajo de la manga. No tenernos nada que probar a nadie. Muy
frecuentemente cuando los líderes sienten que tienen que demostrar que lo
son, es realmente un problema de estima personal.

Aquéllos que confían en Dios y en las cualidades que Dios les ha dado, no
necesitan ostentar el hecho que son líderes. No tenernos que ser como el
matón que necesita impresionar con su fuerza para probar que él es el jefe,
los líderes Cristianos y los dirigentes cursillistas no necesitan probar nada a
nadie. Cuando Dios nos llama, ese llamado es toda la afirmación o prueba
que uno necesita.

Finalmente, Satanás le dice a Jesús que si Él le rinde homenaje y le sirve,


todos los reinados del mundo serán suyos. Aquí la tentación es el deseo no
de servir pero de ser líder. En otras palabras, la motivación de ser líder no
es para que uno pueda servir, sino la de ser líder para tener una posición de
poder.

"La última tentación es el deseo de buscar el poder por buscarlo... No es un


deseo de estar en una posición de servicio ... es sólo el deseo de ser un
líder ... esto fue paradójicamente tentador porque Jesús tenía un profundo
deseo de servir. Piensen lo bien que Jesús hubiese podido servir como rey
de reyes, como el emperador del mundo! Piensen en las maravillosas cosas
que Él hubiese hecho con tal poder. .. i Hubiese hecho historia no sólo
como el más poderoso sino también como el más sabio, el más justo, el más
benefactor y el rey más humano que haya existido!

Si querernos ser discípulos de Jesús debemos entender que no somos


indispensables. El Cristianismo. la Iglesia. el Movimiento de Cursillos no
crecen ni caen de acuerdo a nuestro desempeño. ¿No te suenan familiares
estas afirmaciones?
-Si yo estuviera en la Escuela de Dirigentes. entonces yo podría...
Si yo estuviera en el Secretariado,entonces yo pudiera cambiar ...
Si la Iglesia ordenara mujeres, la Iglesia mejoraría...
Si yo fuese Obispo, las cosas irían diferente en la diócesis...
Si yo fuera el Director Laico, el Movimiento tomaría impulso ..., etc., etc.
.. " Estas afirmaciones no tienen nada que ver con ser líder para servir.
Estas afirmaciones son sobre querer ser líderes para tener poder. Este es el
tercer demonio de ambición. He aprendido a través de los años. que
mientras sea sacerdote puedo hacer el trabajo de Dios. No importa si soy el
párroco. el obispo o lo que sea. Dios me ha llamado y lo que importa es que
yo le sirva a Él en la capacidad que estoy ahora. Frecuentemente los líderes
no son efectivos porque gastan más su tiempo enfocándose en el poder y la
autoridad que tienen o que buscan que en concentrarse en el trabajo que
tienen que hacer. Todos los cursillistas tienen un papel importante, el de
traer el mundo a Cristo. sin importar el título que tengan.

Lo más importante no es preguntarnos ¿qué puesto de autoridad tengo? sino


"¿dónde está mi corazón?" ¿Está mi corazón en mi ambición personal o en
Dios? Esta es la pregunta a la que cada uno debe responder honestamente si
vamos a ser verdaderos servidores de Dios. ¿Quiero ser un líder para poder
dirigir o con el fin de servir? Consideremos la imagen de líder que
querernos proyectar meditando en las palabras de San Pablo a los Efesios:

"Como hijos amadísimos de Dios. esfuércense por imitarlo. Sigan el camino


del amor,a ejemplo de Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros. como
esas ofrendas y víctimas cuyo olor agradable subía a Dios .... con
bondad,con justicia y según la verdad, pues esos son los frutos de la luz.
Busquen lo que agrada al Señor. No tomen parte en las obras de las
tinieblas, donde no hay nada que cosechar; al contrario, denúncienlas.

Dice san Pablo que cuando Jesús se ofreció por nosotros, su presencia llenó
el ambiente con una agradable fragancia Esto es lo que ser discípulo debe
hacer por los demás. No llevamos a otros hacia nosotros, sino a Cristo.
Nosotros no somos el punto central. Por nuestras obras nos conocerán
nuestras obras serán llevar el mundo a Cristo en nuestro Cuarto Día. Por el
poder del Espíritu Santo podemos evita estos demonios de ambición y
mantener nuestro enfoque en servir sólo a Dios.

Hay una verdadera liberación en dejar el poder y el control, y este es el


secreto de un verdadero líder. El único líder es el; servidor, el que ve las
necesidades de la comunidad. El líder hace lo que es correcto, sea popular
o no. El verdadero líder no está pendiente a quedarse con una posición o
título, sin simplemente trabajando allí donde Dios quiere que esté. El
verdadero líder no se desanima ante los fracasos apostólicos, ni se siente
inflado de orgullo ante los éxitos, ya que todo es obra de Dios. La lucha
contra los demonios de ambición es una lucha diaria y sólo nuestra actitud
hará toda la diferencia. Finalmente, seremos los líderes que Dios quiere
que seamos confiando en Él. Quienes buscan poder usualmente actúan de
ese modo porque tienen miedo y están inseguros. Es por eso que la frase
que Dios habló a Isaías el profeta es apropiada para ser considerada aquí-"

No tengas miedo."!' El verdadero' discípulo y líder nunca tiene miedo,


siempre valiente, siempre confiando en Dios y encontrando gozo en el
privilegio de ser el servidor elegido por Dios.

Resumen del capítulo


1. Ya que los líderes son naturalmente ambiciosos, fácilmente sucumben a
las tentaciones de ambición.

2. Jesús enfrentó tres demonios de ambición en el desierto:

a. el temor de perder su seguridad;

b. la necesidad de probar su grandeza;

c. el deseo de ser líder sin servir.

4. El verdadero líder es aquel que velará las necesidades de los demás;


hace lo que es correcto y no está preocupado con popularidad o éxito
personal.

5. Para saber la clase de líderes que somos, podemos hacernos esta simple
pregunta: ¿Dónde está mi corazón?

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cómo cada una de las tres tentaciones que enfrentó Jesús se relaciona
con el dirigente de Cursillo?

2. ¿Qué podemos hacer para evitar los demonios de ambición?


3. ¿Qué haya raíz de la necesidad en seguir el deseo de una ambición?

4. ¿Por qué casi siempre tenernos miedo en ceder control?

5. ¿Dónde está mi corazón? ¿Está dirigido hacia Dios o a mis necesidades


personales?

Apreciación o Autoplacer
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Juan 15: 18-27


Hechos 20: 17-24

Capítulo V

Ya hemos discutido las tres tentaciones que todo líder confronta: el miedo
de perder nuestra seguridad que nos empuja a siempre luchar por
mantenernos en el poder; la necesidad de probarle a los demás cuan
grandes somos; y el deseo no de servir, sino de ser un líder ("iSí sólo
pudiera conseguir ese puesto de poder, las cosas serían diferentes! "). Estas
tentaciones alimentan el deseo humano por el control, el poder y el
reconocimiento. Nos ofrecen placer personal, pero no son en sí capaces de
satisfacernos totalmente. La diferencia entre apreciación y placer personal
es la diferencia entre amor y control.

Apreciación significa que amamos algo o a alguien por lo que son.


Disfrutamos la existencia de la persona o de las cosas. No tratamos de
cambiarle o controlarle. Lo disfrutamos porque así es. El placer personal
ocurre cuando amamos algo o a alguien sencillamente porque nos hace
sentir de una manera especial. El problema con el placer personal es que
cuando la persona o cosa deja de satisfacernos, tendernos a descartarle.
Esa persona u objeto son útil mientras continuemos experimentando que
"me" hace sentir feliz. iPiensen que ridículo es esto! La puesta del sol es
algo bello y podemos sentirnos con bastante placer personal. Supongamos
que no sintamos satisfacción con una puesta de sol. ¿Deberá Dios terminar
con las puestas de sol? Esto es lo que pasa cuando somos motivados por el
placer personal. Disfrutamos de alguien o de algo sólo mientras sentirnos
placer. El placer personal hace la realidad muy subjetiva.

Los verdaderos líderes y servidores no buscan el placer personal. Ellos


disfrutan de la vida por lo que ésta trae al momento que vivimos. No tratan
de capturar algún momento para siempre y descartar una experiencia
porque no significa nada para" mí". Los verdaderos servidores aman lo que
Dios les ha dado en el momento sin importarles como les hace "sentir". El
placer personal simplemente es deseo desordenado de poder, control y
atamiento. Por eso dice San Agustín, "Ama a Dios y haz lo que quieras". A
primera vista esto parece extraño, pero lo que nos está diciendo San
Agustín es que amemos a las personas y a las cosas por lo que son, no por lo
que puedan hacer para satisfacerme. La naturaleza del amor es que "es".
Traten de describir un amor genuino por alguien o por algo.

Es prácticamente imposible expresarlo con palabras. La mayor parte de las


veces amamos a las personas y a las cosas simplemente "porque sí". No hay
explicación. Amamos porque amamos.

Consideren el mundo de la naturaleza. La rosa ama ser rosa. No desea ser


ni tulipán, ni dafodil ni un roble hermoso. La rosa es rosa y nada más.
Crece, muere Y encuentra su ciclo muy naturalmente. Hay estaciones en el
año. Ninguna estación quiere durar para siempre. Las estaciones cambian
naturalmente. Siguen avanzando. Las cosas que no cambian ni crecen, o
están muertas o son artificiales. La naturaleza toma cuenta de esto. No hay
celos. La maleza no quiere ser césped.

Simplemente existen una junto a la otra (¡Al menos así parecen existir en
mi patio!). A la puesta del sol le encanta ser puesta de sol, sin importarle si
alguien la disfruta o no, o si hay alguien observándola o no. Algunas flores
traen placer a algunas personas, mientras que a otras, las mismas flores les
producen reacciones alérgicas. ¿Dejan estas flores de ser lo que son? ¡Por
supuesto que no! Son lo que son, nada menos ni nada más.

Por eso es que frecuentemente encuentro tonto cuando la gente se enoja


con el clima -"¡La tormenta de nieve es una molestia; la odio!" ¿Cómo
podemos enojarnos con la naturaleza? La naturaleza está haciendo lo que
está supuesta a hacer. Cuando las condiciones atmosféricas son adecuadas,
tenemos lluvia, nieve, sol, lo que sea. La naturaleza es muy predecible.
Nunca se rebela contra sus propias leyes. Es lo que tiene que ser. Cuando
contemplamos la puesta del sol, lo disfrutamos, nos satisface, pero ¿nos
enojamos cuando el sol se retira? Por supuesto que no. Disfrutamos el
momento y continuarnos adelante. Si la puesta de sol existiera sólo para
nuestro placer personal, entonces cada vez que el sol se oculta o no cumple
con nuestras expectativas, nos enojaríamos.

Los líderes de Cristo deben ser capaces de hacer el trabajo de Dios porque
les satisface hacerlo, no porque les beneficie o para que le admiren.
Amamos nuestro trabajo por lo que es, y a partir de eso continuarnos
adelante. No nos apegamos al mismo ni buscamos poder y control sobre él.

Cuando experimentamos satisfacción la disfrutamos y seguirnos adelante.


Quien busca el placer personal, lo disfruta, se apega al mismo y gasta
mucho tiempo tratando de mantenerlo, lo cual no permite que
verdaderamente lo disfrute. Es como una persona posesiva que gasta tanta
energía desconfiando de su pareja que no disfruta de la relación en sí.
Cuando trabajamos para el Señor, ya sea como dirigente del Cursillo o
dirigente Cristiano, debemos preguntarnos: ¿Estoy haciendo esto porque
aprecio hacerlo (servir a Dios) o para mi placer personal (me hace sentir
bien)? ¿Amo mi trabajo por lo que es o simplemente por lo que puede hacer
para mí? Anthony de Mello habla sobre lo que pasa cuando nos apegamos a
una persona o a una cosa:
"La adicción a algo o alguien ¿Cómo se forma? Primero viene el contacto
con algo que nos da placer... Luego viene el deseo de agarrarse al mismo,
para repetir la sensación placentera que esa cosa o persona nos ha
causado. Finalmente viene la convicción de que uno no puede ser feliz sin
esa persona o cosa... Cada vez que dejamos el objeto de nuestro apego,
allí dejamos nuestro corazón, de manera que no lo podemos invertir en el
siguiente lugar a donde vamos. La sinfonía de la vida continúa pero
seguirnos mirando hacia atrás ... "

Hemos dicho en el capítulo anterior, que Jesús no se aferró a su condición


de Hijo de Dios, al contrario se despojó de todo. Sin embargo, en este
proceso de vaciarse nunca perdió nada de sí mismo, al contrario se hizo
libre. Esta es la diferencia entre apreciación y el placer personal.

La apreciación nos hace libres. Nos permite disfrutar de algo o de alguien y


luego seguir adelante. El placer personal nos hace prisioneros de la gente,
las cosas o las ideas. No nos permite crecer y nos hace incapaces de seguir
adelante, y cuando nos aferramos a algo dejamos de crecer.
Jesús habla del mundo que nos" odia". El mundo está lleno de odio porque
mucha gente sirve sólo para ganarse los aplausos, el reconocimiento,
aprobación o el éxito. Esta clase de servicio no está basado en el amor,
sino en la necesidad de poder y control. Por esto San Pablo dice que todo lo
que importa es finalizar la carrera y llevar a cabo la misión que Dios le ha
asignado. Al final, todo lo que importa es que hagamos lo que el Señor nos
pide, recibamos reconocimiento o no, nos dé estatus o no. La mayoría de
nuestros esfuerzos apostólicos fracasan porque el Evangelio llega a un
mundo desfavorable. Si sólo buscamos el placer personal, nunca gozaremos
trabajar para la viña del Señor y cualquier esperanza de perseverancia será
nula.

Otra ironía sobre el placer personal es que mientras buscamos controlar


personas o circunstancias, otros en realidad nos controlan.

Permitimos que otras personas o ideas influencien nuestra manera de


pensar, nuestra forma de actuar y cómo nos relacionamos con la vida.

Nuestra vida espiritual se asimila a los "ratings" (valuación) de Nielsen


-permitimos que la audiencia determine cómo debemos vivir nuestra vida.

Nuevamente me refiero a De Mello quien dice, que sólo podemos


verdaderamente amar cuando nos desprendemos de la persona o cosa ...

"... ellos (la gente) te ha convencido que si te liberas de ellos te


convertirás en una isla ... Pero lo exactamente opuesto es la realidad.
¿Cómo puedes amar a alguien que te esclaviza? ¿Cómo puedes amar a
alguien si no puedes vivir sin él? El amor se encuentra sólo en no tener
miedo y en tener libertad ... debes descubrir hacer un trabajo, no por sus
beneficios, sino por el trabajo mismo.

''Aquí también puede que hayas tenido un lavado de cerebro en el siguiente


modo de pensar consumista... ¡Tu trabajo adquiere el valor máximo si se
convierte popular y se vende! Entonces nuevamente estas en control de las
manos de las personas. Cuando ejercemos una acción, su valor, de acuerdo
a ellos, no está en el amor, el hecho de que la hicimos o si la disfrutamos,
sino en su éxito.

"El camino real al misticismo y a la Realidad ... pasa a través de un mundo


de acciones que están reservadas para sí mismas sin miras al éxito o
ganancias acciones provechosas."

Estoy seguro que mucho de esto suena bastante frío e insensible, pero esa
no es la intención. Todos querernos saber que lo que hacernos importa y
que de algún modo contarnos. U punto es que no tenernos nada que probar
ni a nosotros mismos ni a nadie más. Incluso no tenernos que probar nada .
1 Dios. Él ya nos ama y nos acepta.
Lo que importa es que Dios nos ha llamado a cada uno
para una tarea, para continuar la obra de su Hijo que
comenzó con los doce apóstoles. Él nos ha dado su
Espíritu para que nos dirija y nos guíe.

Esto es lo que importa. Recuerdo haber escuchado una


historia de un pastor que cada semana ponía los tópicos
de sus homilías en un letrero afuera de la Iglesia. Una
semana de esas, le indicó el tema al encargado de
poner el letrero diciéndole, "El Señor es Mi Pastor." El
hombre le dijo, ¿Eso es todo? El pastor respondió. Eso es
suficiente. Esa semana el letrero decía, "Sermón: i El
Señor es mi pastor-eso es suficiente!" i Que real y
verdadero era ese letrero! No tenernos nada que
probar. i Ama a Dios y haz lo que quieras! ¡Dios nos ha
llamado, eso es suficiente!

Resumen del capítulo


1. Apreciación significa querer a alguien o a algo por lo que es. Placer
personal es querer a alguien o algo por lo que puedan hacer por y para mí.

2. El verdadero apóstol aprecia el privilegio de poder trabajar para Cristo,


aunque no siempre le dé placer.

3. El placer personal siempre busca controlar, apreciar es hacer las cosas


por amor.

4. Cuando la apreciación es el motivo de nuestro trabajo, los fracasos se


aceptan más fácilmente y los éxitos no nos desvían del camino.

5. Como líderes de Cristo, no tenernos que probarle nada a nadie. Todo lo


que necesitamos es hacer el trabajo del Señor.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. Cuando la apreciación es el motivo de nuestro
trabajo, ¿quiere decir que nada de lo qué hacernos nos
dará placer personal?

2 ¿Cómo puede el concepto de apreciación ayudarnos a


manejar nuestros fracasos?

3. ¿Qué quiere decir San Agustín cuando dice: "Ama a


Dios y haz lo que quieras"?

4. ¿Cómo puede el deseo del placer personal interferir


en el camino del líder-servidor?
Lealtad, ¿De Pablo o de Apolo?
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

1 Corintios 1: 10- 17
Filipenses 4: 4-9

Capítulo VI
Antes de pasar al siguiente tema, resumamos brevemente los puntos que
hemos visto ya en este proceso de discernimiento. Primero que nada,
hemos dicho que Jesús nos llama a alcanzar el más grande ideal posible.
Dios no quiere que nos contentemos con menos. Seguir a Cristo, sin
embargo, tiene un precio, pero cuando rebajamos el precio, y las
expectativas e ideales de nuestra vida espiritual, esta sufre.

Segundo, cuando abrazamos el ideal Cristiano, no podemos mantener la


vida sin oración. La oración es el comienzo del trabajo del discípulo. No
existe simplemente como alimento personal. La oración es la fuente de
poder del apostolado. La oración no es un negocio personal entre Dios y
nosotros, pero siempre debe ser orientada a hacer el trabajo que Dios nos
encomienda.

Tercero, como líderes estamos llamados a ser servidores del ideal Cristiano.
Siguiendo el ejemplo de Jesús, que se vació de todo poder y estatus, a
nosotros se nos pide vaciarnos de toda ambición que existe en nosotros
mismos. Un líder servidor es el que habilita a otros y no se preocupa de su
propia posición.

Finalmente, los verdaderos líderes aman la vida y aman hacer el trabajo de


Dios por lo que es y no buscan resultados ni reconocimiento como medida
del valor de ese trabajo. Los líderes pueden caer en tres tentaciones que
deben ser evitadas:
La obsesión con su seguridad, tener que probar que grande son y el deseo
de ser líder y no servidor. Todos estos temas tienen que ver con nuestra
motivación para hacer la obra que Dios nos ha encomendado. Entender cuál
es nuestra motivación es importante porque ello nos dirá a nosotros y a los
demás donde esta nuestra verdadera lealtad.

En el último capítulo hablamos de cómo el apego a ciertas cosas nos hace


esclavos de personas, cosas o idea. Yo creo que esta obsesión comienza a
temprana edad. Piensen en los regalos de Navidad. Llenamos a nuestros
niños con miles de cosas. Meses antes de la Navidad los comerciantes
venden cosas a los niños a través de la propaganda que les dice que estos
los pueden hacer felices. Que ellos no podrán vivir sin tal o cual juguete.
Esta situación no termina en la edad adulta. Los adultos jugamos el mismo
juego. Un carro, casa, ropa, dinero, prestigio, poder, círculo social, todas
esas cosas nos pueden hacer felices. Hacemos lo mismo con las personas.
Las personas se casan creyendo que su cónyuge los va a hacer felices. No
pueden vivir sin esta o aquella persona.

Lo que sucede con esto es que formamos lealtades y alianzas. Dentro de


cualquier comunidad, ya sea religiosa o mundana, la gente hace lealtad con
cierto grupo o persona. Muy frecuentemente los problemas surgen dentro
de una comunidad porque la lealtad no es al ideal o al trabajo que debe
hacerse sino a personalidades. Seguir a esa persona puede serme ventajoso
y conseguirme lo que quiero. Esto da lugar al favoritismo y desigualdades
de toda clase. Esto sucede en el mundo de los negocios, en familias, y aún
en los círculos religiosos, y cuando esto sucede el grupo pierde su enfoque.

Esta fue la situación que Pablo encontró cuando visitó la Iglesia de Corinto.
Corinto era una ciudad común a todo el mundo. En Corinto había mucha
gente brillante, inteligente y ambiciosa. Podríamos decir que Corinto
poseía muchos líderes en potencia. La comunidad de la Iglesia estaba viva y
llena de talentos que el Espíritu les había dado, pero tenían un tremendo
problema -había divisiones, secciones y gente luchando por los puestos,
buscando ser importantes. ¿En nombre de quién fueron ustedes bautizados?
Yo sigo a Cefas, yo sigo a Pablo. yo sigo a Apolo. ¿No te suena esto familiar?
Esto es lo que sucede cuando las lealtades dividen a la comunidad y los
miembros pierden su enfoque. ¡Pablo estaba enojado! El pensaba de dónde
vino todo esto. El les recuerda que ellos tienen lealtad con una persona y
que esa persona es sólo Jesús. Él es el único y no se puede vivir sin Él.
Todos los demás son prescindibles.

Si vamos a ser discípulos de Jesús, debemos dejar de lado toda lealtad y


apego y seguir solamente a Jesús. Debemos tener toda nuestra devoción y
fidelidad a Él. Si estamos divididos, la obra de Dios no será nunca hecho.
Recuerden que el modo de operar de Satanás, es este: dividir y conquistar.
Cuando todos estamos unidos en nuestra lealtad con Él, nada nos puede
detener. Cuando permitimos que surjan divisiones, exponemos nuestro
Tendón de Aquiles.

¿Qué significa lealtad con Cristo? Pablo menciona varias condiciones que
son necesarias para servir sólo a Cristo.
Primero que nada, la lealtad con Cristo significa sacrificio y cruz. Pablo
escribe, "De todas maneras, no me envió Cristo a bautizar, sino a proclamar
el Evangelio. ¡Y no con discursos sofisticados! Pues entonces la cruz de
Cristo ya no tendría sentido."¡Cuando seguimos a Jesús, estaremos en un
camino diferente al del resto del mundo. El mundo secular busca poder,
fama, y estatus. Ese no puede ser el caso con nosotros. Si querernos ganar
al mundo al Evangelio, no podemos buscar las cosas del mundo. Si estamos
divididos y confusos como el mundo secular, entonces la gente nos mirará y
dirá: "Ustedes no son mejores que nosotros," y el Evangelio será
simplemente un servicio de palabras vacías dado a Dios.
Segundo, lealtad con Cristo significa nutrir un espíritu de caridad y amor.
Todos deben ver que no somos nada egoístas . .. El Señor está cerca. Al
tratar con la gente en nuestros ambientes y al tratarnos entre nosotros,
debemos tener amor a todas las cosas. La falta de amor divide, distorsiona
y es tierra fértil para que crezca el mal. A Satanás le gusta el desacuerdo,
especialmente entre el pueblo de Dios. El amor debe ser lo primero en
cualquier comunidad, aún cuando tenemos que hacer decisiones difíciles.
Amamos lo que es correcto y hacernos lo que es correcto. Recuerden el
consejo de San Agustín: "Ama a Dios y haz lo que quieras."

Tercero, sólo podemos permanecer fieles en un espíritu de fe y alegría.


"Estén siempre alegres en el Señor; se lo repito, estén alegres y den a todos
mues tras de un espíritu muy abierto. El Señor está cerca. No se inquieten
por nada; antes bien, en toda ocasión presenten sus peticiones a Dios y
junten la acción de gracias a la súplica. Hagamos lo que hagamos, si lo
hacernos en el Señor, seremos bendecidos. Creer que el Señor está con
nosotros en todo momento nos ayudará a mantener nuestro enfoque en Él y
alejarnos de nuestras preocupaciones insignificantes. Como hemos dicho en
el capítulo anterior, todo lo que importa es hacer el trabajo del Señor.
Todo lo demás se hará por sí sólo. Por supuesto, esto implica que lo que
hagamos por el Señor deberá comenzar con oración y palanca. Sin la
palanca del apóstol, el trabajo del Señor está destinado a fracasar.

Finalmente, lealtad con Cristo significa vivir una vida que es verdadera,
honesta y sincera. Esto significa ser honestos con nosotros mismos. "Por lo
demás, hermanos, fíjense en todo lo que encuentren de verdadero, noble,
justo y limpio; en todo lo que es fraternal y hermoso, en todos los valores
morales que merecen alabanza. Cuando se vive este tipo de vida, estamos
viviendo en un alto estándar de ética donde hacernos lo correcto porque
eso es lo que debemos hacer. No somos movidos por otros o por la opinión
pública; no cedemos a las presiones que nos rodean. Somos personas de
integridad. Jesús nunca le dijo a la gente como vivir su vida. Él
simplemente señaló lo bueno que había en cada uno y después les pidió que
vivieran una buena, verdadera y auténtica existencia. Esta idea es bien
cercana para mí y para cualquier sacerdote. Cuando algunos sacerdotes se
inician en la vida sacerdotal, tratan de poner más importancia en conseguir
la aprobación de los demás. A medida que crecemos y maduramos, se hace
cada día más claro que es más importante hacer lo que es correcto, que lo
que es popular. Un dirigente debe estar dispuesto a defender lo que es
correcto y nunca comprometer sus principios.

Cuando nos preocupamos por lealtades con otras personas, dirigentes o


ideas hacemos de estas personas y cosas ídolos. Ellos son nuestros dioses y
estos ídolos son el equipaje extra que todos cargamos. Estos ídolos se
hacen cada día más carga y nos impiden de hacer el trabajo del Señor. Es
por eso que la única lealtad que importa es nuestra devoción y fidelidad a
Dios y a su misión. "Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido
y oído de mí, todo lo que me han visto hacer, y el Dios de la paz estará con
ustedes, y cuando la paz de Dios está con ustedes, esa es toda la fuerza y
gracia que necesitamos para ser verdaderos servidores de Dios y discípulos
de Jesús.

Resumen del capítulo


1. La única lealtad que importa es nuestra lealtad con Cristo.

2. La lealtad con Cristo implica sacrificio, caridad, alegría, fe, oración y


sinceridad.

3. Cuando formamos lealtades con personas, cosas, ideas y no con Jesús,


estas nos conducen a divisiones.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. Comente sobre esto: "Nada ni nadie te puede hacer feliz. Sólo tú puedes
hacerte feliz a ti mismo."

2. ¿Qué quiere decir ser una comunidad de una sola mente y un sólo
corazón?

3. ¿Cuáles son las razones para diferentes lealtades divisorias en una


comunidad?

4. ¿Qué significa para el dirigente de Cursillo tener lealtad solamente con


Cristo Jesús?

5. ¿Cómo pueden los líderes comunitarios evitar ser divididos por diferentes
lealtades?

Cursillo "y" Cristo Vs. Cursillo "o" Cristo


Lecturas de las Sagradas Escrituras:

1 Corintios 3:5-9
1 Corintios 12:27-31
Gálatas 1: 11- 16

En el libro Ideas Fundamentales del Movimiento de Cursillos, la esencia


del Movimiento se define como sigue:
Es un Movimiento; es un Movimiento de Iglesia; que tiene un método
propio; posibilita la vivencia y convivencia de lo fundamental Cristiano;
ayuda a descubrir la vocación personal; propicia la creación de núcleos de
Cristianos; que fermenten de Evangelio los ambientes.

Capítulo VII
Examinemos brevemente esta definición. El Cursillo es un Movimiento, que
es, una dinámica, realidad llena de Espíritu que es de la Iglesia. La misión
del Cursillo es la misión de la Iglesia, llevar el Evangelio a todas las gentes
siendo "fermento" en los ambientes. Tiene su propio método, pero un
método dirigido a ayudar a la persona a ser Cristiano y a descubrir su
vocación personal a la que Dios les ha llamado. El Cursillo no puede existir
sin una comunidad de fe, así como la Iglesia no puede existir sin una
comunidad de fe.

Si examinamos un poco más esta definición, vemos que hay tres


condiciones para la existencia de un Movimiento de Cursillos auténtico.
Primero, su método propio. Si somos lo que decirnos que somos, debemos
ser fieles a nuestra expresión particular. A veces existe la tentación de
hacer un Movimiento de Cursillo según nuestra propia imagen y criterios.
¿Qué sería si hiciésemos cosas con esa motivación durante el fin de semana?
¡Pronto, no sería un Movimiento con nuestro método sino un conglomerado
de métodos que en suma no son nada! ¡En el proceso de agregar y quitar,
hemos perdido nuestra identidad!

Segundo, y no podemos dejar de enfatizarlo lo suficiente, es un Movimiento


de la Iglesia. ¿Qué significa esto? Esto es que el Movimiento de Cursillos
hace lo que hace la Iglesia. ¿Cuál es la función de la Iglesia en la sociedad?
Su misión es predicar la palabra de Dios, ofrecer perdón de los pecados y la
reconciliación y satisfacer el hambre del corazón humano. Esto es
exactamente lo que el Movimiento de Cursillos intenta hacer. La finalidad
del Cursillo es Kerygmática -Ia proclamación de la palabra de Dios que
puede llevar a otros a la conversión y satisfacer la ansiedad del corazón
humano.

Finalmente, el Cursillo busca ayudar a otros a ser Cristianos seguidores de


Jesús. Esto sucede en una vida de sacrificio y servicio, con una comunión
más profunda con el Padre, compartiendo los frutos de esta relación con
los demás. Una vez más, esta es la misión de la Iglesia. Vaticano II nos
habla de crecer en nuestra relación con Dios no sólo para ayudarnos
nosotros mismo, sino también para compartir esto con el mundo, siendo
fermento en el mundo.

¿Qué significa todo esto? Simplemente significa que no hay dicotomía o


distinción entre Cristo y la Iglesia, Cristo y el Cursillo o la Iglesia y el
Cursillo. He oído decir que debemos seguir a Cristo y no al Movimiento de
Cursillos. Ante todo, si somos fieles a la esencia del Cursillo estamos
siguiendo a Cristo, porque el trabajo del Cursillo es el trabajo de Cristo.
Segundo, la gente generalmente hace la distinción "Cristo vs. Cursillo"
cuando quieren cambiar la esencia del Movimiento ya sea agregando
cosas que no pertenecen al Cursillo o eliminando cosas que le quitan su
identidad. Es verdad que el Cursillo tiene una expresión que es única del
Movimiento, pero la meta del Cursillo no es diferente a la meta de la
Iglesia, quien recibió Su misión de Jesús Mismo. Si el Cursillo se expresa
diferente de su esencia, entonces no puede ser auténtico, y si no es
auténtico, entonces el Cursillo se convierte en nuestro movimiento y no
un movimiento de la Iglesia o de Cristo.
San Pablo nos dice que somos compañeros de trabajo de Dios. Cuando
damos testimonio en nuestros ambientes, no estamos solos. Todo lo que
decirnos o hacernos es una reflexión de Cristo y de la Iglesia. ¿Daremos una
verdadera imagen al mundo? El Cursillo no es independiente de Cristo y de
la Iglesia. Todos tenernos diferentes funciones que desempeñar en el
Cuerpo Místico de Cristo. El Movimiento de Cursillos es una parte del
Cuerpo Místico. El Evangelio no es pura invención humana y nosotros
debemos creer que el Movimiento de Cursillos no es invención humana. Los
fundadores del Movimiento creyeron que eran guiados por el Espíritu.

El Movimiento de Cursillos ha sido un regalo que Dios hace a nosotros y a


la Iglesia. Descomponer la esencia simplemente bajo el pretextó de
"hacerlo más parecido a Cristo" (¡lo que signifique eso!), es interferir
con la obra del Espíritu. El Espíritu nos dio este Movimiento con su
método. No tenernos ningún derecho de alterarlo. El Cursillo no inventó
qué es lo fundamental Cristiano. Nosotros simplemente estamos
continuando con la misión de Jesús, que es ahora la misión de la Iglesia.
No hay "Cristo o Cursillo." Sin Cristo, no hay Movimiento de Cursillos, y
sin un auténtico Movimiento de Cursillos como nos lo entregaron los
fundadores, la misión de Cristo y la Iglesia (a través del Movimiento de
Cursillos) será frustrada.

Resumen del capítulo


1. Un Movimiento de Cursillos auténtico debe ser fiel al
método propio y ser una extensión de la misión de Cristo
y de la misión de la Iglesia.

2. No hay distinción entre Cristo, la Iglesia y el Cursillo.


La finalidad de cada uno es la misma.

3. Somos miembros del Cuerpo de Cristo y por lo tanto


todo lo que hacernos como cursillistas debe dar
testimonio a la Cabeza del cuerpo. No podemos actuar
independientemente de Cristo o de la Iglesia.

4. Aunque el Cursillo tiene su propia expresión, la meta


sigue siendo hacer el trabajo de Jesús y de la Iglesia. Lo
esencial del Cursillo existe con el único propósito de
continuar con la tradición apostólica.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cómo encaja dentro de la misión de Cristo y de la Iglesia cada una de
las partes de la definición del Cursillo?

2. ¿Por qué un Movimiento de Cursillos que no es auténtico dificulta (a


través del mismo) llevar a cabo la misión de Cristo y de la Iglesia?

3. Si el Cursillo es una parte del Cuerpo de Cristo con una función


específica, ¿cuál es esa función y cómo la mentalidad del Movimiento ayuda
a desarrollar esta función?

Acuerdos y Compromisos
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

2 Corintios 3: 1-6
Hebreos 8:8-12

Capítulo VIII
Todos coincidiríamos en que Dios nos ha llamado a una vocación especial a
través del Movimiento de Cursillos, pero éste no es una llamado totalmente
nuevo. Es el mismo llamado que se nos hizo en el Bautismo, en la
Confirmación y renovado cada vez que celebramos la Eucaristía o cualquier
otro Sacramento. Es el mismo llamado que Dios nos hace cada día al
despertar de nuestro sueño.
En este libro estamos reflexionando sobre el llamado de Dios, qué significa
responder a su llamado y qué significa ser un discípulo, un siervo, un líder,
un Dirigente de Cursillos. Nuestro propósito en este proceso de
discernimiento es muy sencillo, completar la oración: "Dios quiere que
yo ... " No estamos aquí para debatir el Cursillo, ni para discutir cuál
deberá ser su esencia, sino simplemente para discernir dónde Dios nos está
llamando y qué herramientas necesitamos para responder a ese llamado.

Para poder discernir sobre el llamado de Dios, y para poder responder


apropiadamente, necesitamos tres cosas: ilusión, entrega y espíritu de
caridad.

Dios sólo quiere lo mejor para nosotros, por ello no podemos


corresponderle con un esfuerzo a medias. Tenemos que abrirnos a su
llamado, escuchar lo que Él tiene para decirnos y no acercarnos a Él con
nuestra propia agenda. La mentalidad del Cursillo no es asunto para
debatir, sino para decidir ¿Es esto lo que Dios quiere de mí ahora mismo?
Esto sólo podremos contestarlo si somos sinceros con nosotros mismos y
prestamos atención a la agenda de Dios para con nosotros. Todo este
proceso se lleva a cabo dentro de una atmósfera de amor.
No nos tiene que gustar todo cuanto escuchamos y leemos, pero
tenernos que respetarlo. Y tenernos que respetar, también, las
decisiones que cada cual hace. A fin de cuentas, cada cual decide por sí
mismo. Nadie puede discernir por nosotros. Este libro, y cualquier libro
o ayuda, es simplemente eso, una ayuda. Con la gracia de Dios seremos
capaces de responder a Su llamado.

Todo llamado de Dios comienza con un acto de conversión, un retornar a


Él. Dios es la fuente de la vida, la fuerza detrás de todos nuestros
ministerios. A través del proceso de conversión, hacernos nuestra la agenda
de Dios. Ese es el tono que quiero establecer aquí. Lo importante no es qué
decidimos a través del proceso de discernimiento. Lo importante no es qué
respondemos al llamado de Dios... Lo verdaderamente importante es que,
de hecho, respondamos a Su llamado, a Su voluntad, a Su plan. Veamos el
llamado de Dios según nos lo presenta el profeta Isaías ...

"A ver ustedes que andan con sed, ¡vengan a las aguas! No importa que
estén sin plata vengan; pidan trigo sin dinero, y coman, pidan vino y leche,
sin pagar. ¿Para qué van a gastar en lo que no es pan y dar su salario por
cosas que no alimentan? Si ustedes me hacen caso, comerán cosas ricas y su
paladar se deleitará con comidas exquisitas. Atiéndanme y acérquense a
mí, escúchenme y su alma vivirá. Voy a hacer con ustedes una alianza para
siempre, para darles los bienes que tengo prometidos a David."

"Mira, lo había puesto como un testimonio para varios pueblos, como un


jefe para mandar a las naciones. Así, tú ahora vas a llamar a una nación
que no conocías, una nación que no te conocía correrá por verte. Esto será
nada más que por Yavé, tu Dios, por el Santo de Israel, que te ha puesto
arriba."

"Busquen a Yavé ahora que lo pueden encontrar, llámenlo ahora que está
cerca. Que el malvado deje sus caminos, y el criminal sus proyectos;
vuélvanse a Yavé, que tendrá piedad de ellos, a nuestro Dios, que está
siempre dispuesto a perdonar. Pues sus proyectos no son los míos, y mis
caminos no son los mismos de ustedes, dice Yavé. Así, como el cielo está
muy alto por encima de la tierra, así también mis caminos se elevan por
encima de sus caminos y mis proyectos son muy superiores a los de
ustedes."

"Como baja la lluvia y la nieve de los cielos y no vuelven allá sin haber
empapado la tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para
que dé la simiente para sembrar y el pan para comer, así será la palabra
que salga de mi boca. No volverá a mí con las manos vacías sino después de
haber hecho lo que yo quería, y haber llevado a cabo lo que le encargué.
"(Isaías 55: 1-11).

"Acérquense a mí." Este es el fundamento del proceso de nuestra


redención, el mensaje profético básico. Estas tres palabras forman la base
de la Ley y están en el centro mismo de la predicación de Jesús y de la
condición para aceptar el Reino de Dios. Estas tres palabras son también el
fundamento de cualquier alianza y compromiso. Tras cada acto de
conversión hay siempre un compromiso. El problema es la propia palabra
"compromiso." Asusta tanto como una palabra obscena. La falta de
compromiso no es un síntoma exclusivo de los círculos religiosos. Prevalece
en toda nuestra sociedad.

En promedio, uno de cada dos matrimonios se disuelve porque uno o ambos


cónyuges son incapaces de mantener un compromiso o no están dispuestos
a hacerlo. A mucha gente le parece ridícula la idea de un compromiso para
toda la vida hacia cualquier causa. Tenemos una crisis de vocaciones
porque muchos jóvenes piensan que los sacerdotes y religiosos tienen que
renunciar a demasiadas cosas. Ven el compromiso como algo muy difícil. En
el campo de la educación, en lugar de mantener altas normas de
excelencia, bajamos las normas para hacerlas más accesibles. En los
lugares de empleo existe poca fidelidad tanto de parte de los patronos
como de los empleados. Echemos un vistazo a los deportes profesionales. El
orgullo por el equipo ha sido sustituido por el poder del dólar. El
compromiso de un jugador hacia su equipo, o el compromiso del dueño del
equipo hacia el jugador, son cosas del pasado. Hoy todo es dólares y
centavos. Estamos rodeados por este clima y así, cuando hablamos de
compromiso hacia Dios, enfrentamos la misma crisis que impera en todas
las demás áreas de la vida.

Uno de los problemas relacionados con hacer compromisos es que éste


envuelve responsabilidad, y la responsabilidad, frecuentemente, suena
como una carga, como una cadena que nos aprisiona. Parece limitar la
espontaneidad y se ve, muchas veces, como un "deber." Un deber, sin
embargo, no es nada malo. Richard Foster se refiere al deber como al
"sacramento del momento presente. Cuando es fortalecido por el Espíritu
Santo, nuestro deber hacia Dios puede ser tanto un gozo como una
bendición.

Algunas personas creen que tememos al compromiso por un gran miedo a


fallar. Si no nos comprometemos a nada, no tenemos que preocuparnos por
fallar. Desde luego, nunca lograremos nada, tampoco. He escuchado a
algunos decir, "Nunca me casaré. Hay demasiados divorcios." "Nunca tendré
hijos. El mundo está tan revuelto y hoy es tan difícil criar niños que yo
nunca podría soportar la presión." Otros simplemente dirán que no quieren
echarse tantas cosas encima. Es precisamente por esto, que para poder
hacer un compromiso con la obra de Dios y para poder responder a su
llamado, necesitamos entrar en una relación especial con Él desde la que
podamos trabajar en completa unión con Dios. A esta clase de compromiso
la llamamos alianza.

Hay una gran diferencia entre un contrato y una alianza.


Un contrato es un arreglo de mitad y mitad. Por ejemplo, compro un
utensilio y con él viene una garantía de que el producto durará
determinado tiempo. Si el utensilio no funcionara como fue garantizado,
puedo recibir la devolución de mi dinero o un nuevo producto. En una
relación contractual, si una de las partes no honra el contrato, éste puede
quedar nulo y sin valor. Una alianza, sin embargo, no puede romperse. Una
alianza significa que cada parte pondrá el cien por ciento en la relación, no
importa qué ocurra. Es por ello que al matrimonio se le llama alianza -es un
compromiso para toda la vida entre dos personas que se juran fidelidad en
todos los aspectos de la vida.

En tiempos antiguos no era raro que las naciones grandes invadieran las
pequeñas villas y conquistaran a sus gentes. Después de la invasión, se
establecía un acuerdo. La tribu de la pequeña villa pertenecía ahora a la
gran nación y ésta, a cambio, proveería para las gentes de la tribu, y si
alguien intentaba hacerle daño a la tribu, la nación vendría en su defensa.
Tenemos aquí un ejemplo clásico de alianza. Es esto lo que Dios hace.
Toma un pueblo sin identidad y lo hace propio. Le da la Ley a seguir y le
promete que siempre estará presente. Dice Dios, "Yo seré vuestro Dios y
ustedes serán mi pueblo," en todo momento, en toda circunstancia, y, a
cambio, Él nos pide ser fieles a Él. Jesús inaugura esta alianza, aunque
sería más preciso decir que Él "renueva" la alianza que Dios estableció con
su pueblo desde tiempos antiguos.

Entonces, la pregunta que debemos hacernos es la siguiente, "¿Dónde


estaríamos nosotros sin Dios y sin Jesús?
¿Quién estaría ahí para protegernos, para proveer y velar por nosotros?"
Dios nos ha hecho sus hijos.
"Ustedes una vez no eran un pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios."
Antes de que Dios viniera a nuestras vidas, éramos un pueblo sin identidad,
sin dirección, sin hogar, ¡sin nada! Dios ha establecido una alianza con
nosotros y lo menos que le debemos a cambio es la misma fidelidad. Si
hacernos un compromiso con Dios, tenernos un deber que cumplir para
mantener ese compromiso. Esto no significa que nunca fallaremos ni
sucumbiremos a la debilidad, sino que nos mantendremos enfocados y
disciplinados.
En la Regla de San Benedicto, se hace referencia a la necesidad de orar"
regularmente". Benedicto insistía en la oración regular y disciplinada
porque no quería que sus seguidores olvidaran quién estaba al frente de
todo.
¿Qué significa aquí regular? Significa ser consistente, responsable, sincero y
prestar toda la atención a Dios. A Dios no podemos darle nuestras sobras. A
veces tendernos a hacer eso. Pensarnos, "Bueno, si no tengo tiempo para
Dios, Él entenderá; si no oro hoy, está bien. Después de todo, Él está
probablemente muy ocupado preocupándose por Bosnia o el Medio Oriente.
Él no echará de menos mi presencia por un día." Buscamos excusas para no
cumplir cabalmente con nuestro compromiso hacia Dios, cuando, de hecho,
debemos colocar a Dios en lugar prioritario. Obviamente, la Regla de
Benedicto se aplica mejor a la vida monástica, pero un compromiso hacia
Dios es un compromiso hacia Dios, sea en el monasterio o en el mundo
exterior. El punto es que siempre habrá distracciones y excusas para no
hacer un compromiso. Tenernos que tomar la decisión -hacer el tiempo, el
esfuerzo, el sacrificio -después de todo, ¿no lo ha sacrificado Dios todo por
nosotros?

Cuando hablamos de ser un dirigente o un siervo de Jesús, bien sea en el


Movimiento de Cursillos, en nuestro Cuarto Día o como Cristianos
bautizados, querernos decir vivir una vida de acción de gracias hacia Dios
por todo cuanto Él ha hecho por nosotros. En una pequeña medida, le
damos a Dios algo de lo que Él ya nos ha dado a nosotros. Respondemos a su
alianza de amor por medio de nuestra fidelidad hacia Él, y porque Dios ha
establecido esta alianza con nosotros, no podemos darle un esfuerzo a
medias.

Uno de los debates constantes que, durante años, hemos tenido en la


Escuela de Dirigentes de Providence gira en torno a esta pregunta,
"¿Qué significa el compromiso hacia la Escuela de Dirigentes?" Tenemos
personas que piensan que la Escuela de Dirigentes es un lugar para
depositar Cursillistas y que cada persona deberá pertenecer a un equipo,
ser Rector de un Cursillo o pertenecer al Secretariado. Por otro lado,
tenemos a quienes piensan que compromiso significa asistir el noventa por
ciento de las veces. Los números exactos no importan. Por aquello de
mencionar una cifra, hablemos de un compromiso del cincuenta por ciento.
Si esto es mucho o muy poco, no es el asunto, porque necesitamos ciertas
normas, pero considere usted por un momento lo que es un compromiso del
cincuenta por ciento. Si en una semana trabajamos veintiuna horas,
¿podemos esperar un cheque por cuarenta horas ya que es tuvimos allí más
del cincuenta por ciento de la jornada? ¿Puede un marido decirle a su
esposa, "Pero, mi amor, yo te fui fiel los domingos, martes, jueves y
viernes; eso es cincuenta por ciento del tiempo"? ¿Puede el Coordinador de
la Catequesis permitirnos enseñar si sólo asistimos a trece de las
veinticuatro semanas del curso? ¿ Qué le diríamos al Coordinador? "Yo
estuve allí el cincuenta por ciento del tiempo." (Tengo maestros de
catequesis como esos -cada semana le mudamos a los jóvenes de un
maestro a otro. ¡Hasta ellos mismos se cansaron a fin de cuentas!)

¿Podemos ver el punto? En ningún aspecto de nuestra vida podemos salir


adelante con sólo el cincuenta por ciento del esfuerzo necesario. ¿Por qué
nos negarnos a darle el cien por ciento a Dios? Todo cuanto demos a Dios,
ya sea en la parroquia, en algún Movimiento o en el Cursillo, ¡deberá ser el
cien por ciento! Dios no dice, "Ustedes son mi pueblo y yo soy su Dios la
mayor parte del tiempo. o algunas veces, o el cincuenta por ciento del
tiempo." ¡El es nuestro Dios todo el tiempo! ¡Somos su pueblo todo el
tiempo! Dios nunca da menos del cien por ciento, entonces, ¿por qué hemos
de quedarnos cortos con Él? Lo importante no es ir acumulando
compromisos, sino simplemente preguntarnos qué fue lo que se nos
pidió al principio de nuestro fin de semana en el Cursillo - ¿Cuál es y
dónde está mi ideal? ¿Dónde se aplica en mi vida el compromiso hacia
Dios y hacia la Iglesia? Nadie puede hacerlo todo, pero aquello que nos
hemos comprometido a hacer debemos hacerlo totalmente, poniendo en
ello todo nuestro esfuerzo.

Aunque es muy difícil para nosotros guardar una alianza (como lo atestigua
la alta incidencia de divorcios), no es del todo imposible. El profeta
Jeremías nos dice cómo es posible dicha alianza ...

"Ya llega el día, dice Yavé, en que yo pactaré con el pueblo de Israel (y con
el de Judá) una nueva alianza. No será como esa alianza que pacté con sus
padres, cuando los tomé de la mano, sacándolos de Egipto. Pues ellos
quebraron la alianza, siendo que yo era su Señor. Esta es la alianza que yo
pactaré con Israel en los días que están por llegar, dice Yavé: pondré mi
Ley en su interior, la escribiré en sus corazones, y yo seré su Dios y ellos
serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarle a su compañero, o a su
hermano, diciéndoles: "Conozcan a Yavé." Pues me conocerán todos, del
más grande al más chico, dice Yavé; yo entonces habré perdonando su
culpa, y no me acordaré más de su pecado?" (Jeremías 31:31-34)

Jeremías habla de poner la Ley en nuestro "interior" y escribirla "en


nuestros corazones." Así es que es posible mantener la alianza que hicimos
con Dios. Cuando vemos nuestro "servicio" a Dios como algo moral, no como
una obligación legal, entonces nos llenaremos de gozo a la perspectiva de
mantener su alianza. "Nadie se atrevería decirle a Dios que Él tiene muchas
reglas o que es muy exigente y no nos demuestra suficiente bondad y
gentileza insistiendo que sigamos Su Ley. Por cierto, Dios no impone su
alianza en nosotros, más bien la alianza es ofrecida. Nosotros decidimos
cómo decirnos" sí" a esa oferta. Si decirnos" sí" a Dios, entonces debemos
dar todo lo que tenernos; de otro modo no habría alianza. Somos libres de
aceptar o rechazar Su llamado, pero si lo aceptamos, entonces debemos
aceptar Sus términos, no los nuestros. Comprometernos a la mitad no es
ningún compromiso. Nuevamente repito lo que leí una vez en un letrero, "Si
apuntas hacia la nada, ¡la alcanzarás!" ¡Cuan cierto es eso! Si sembramos
poco, poco cosecharemos. Si hacernos la decisión de seguir a Jesús como
discípulo, dirigente o servidor, nuestros esfuerzos no pueden estar
divididos. No importa cómo digamos sí a Dios, siempre y cuando demos el
cien por ciento en cualquier compromiso que hagamos.

Uno de los temas de San Pablo es que nuestras vidas deben estar ofrecidas
a Dios como un "sacrificio vivo de alabanza." Cuando respondemos al
llamado de Dios de esta manera, podremos perseverar en nuestro
compromiso a Él y encontraremos nuestro servicio hacia Dios más alegre y
menos pesado. Cualquier cosa que hagamos, si la hacernos teniendo en
mente la presencia de Dios, podremos santificar y consagrar todo nuestro
trabajo. Al final del Cursillo se nos dice "Cristo cuenta contigo." Él está
contando con nosotros porque somos Su pueblo especial y Él es nuestro Dios
-a todas horas, a cada momento, en todas las circunstancias de la vida.
Cristo está contando con nosotros totalmente y completamente, como
dirigente Cristiano o como dirigente de Cursillo, y siempre fortalecidos por
Su gracia.

Resumen del capítulo


1. Dios ha entrado en una relación especial con nosotros, una alianza-un
compromiso total con nosotros.

2. Todo lo que hagamos para Dios, debemos darle el cien por ciento
porque El se ha dado totalmente a nosotros.

3. Para poder darnos completamente a Dios, necesitamos un continuo


proceso de conversión y un corazón abierto a Su gracia.

4. Compromiso con Dios significa ser responsable, pero la responsabilidad


no tiene que ser una carga. Nuestro "servicio" puede ser vivir nuestra
alianza con Dios alegremente.

5. Un compromiso a medias con Dios no es compromiso.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿por qué nuestra sociedad de hoy encuentra difícil mantener
compromisos?

2. ¿Cuáles son las cosas que hacen difícil mantener un compromiso,


especialmente a Dios?

3. ¿Qué clase de compromiso debe esperarse de un dirigente de Cursillo?

4. ¿Cuáles son los medios que nos pueden ayudar a mantener nuestro
compromiso con Cristo y Su trabajo?

Poder espiritual y poder político


Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Juan 18:33-37; J 9:9- 11


1 Corintios 1: 18-25

Capítulo IX
Una de las cosas que San Pablo entendió acerca de su vida espiritual fue
que su fortaleza no venía de él, sino del Señor, por eso es por lo que San
Pablo puede decir que "las 'locuras' de Dios tienen más sabiduría que los
hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres".

Por supuesto todo el Ministerio de Jesús fue basado en un Reino de servicio


y de humildad. Jesús dice a Pilato que Su Reino no es de este mundo. Pilato
pregunta a Jesús: "¿Eres tu Rey?" Pilato no recibe respuesta porque hace la
pregunta equivocada. Pilato estaba preocupado por el trastorno político
que Jesús podría causar.

Pilato veía el poder de Jesús como poder político, pero el Reinado de Jesús
no tenía nada que ver con poder político, sino con poder espiritual. Si
nosotros vamos a responder el llamado del Señor para ser verdaderos
dirigentes-servidores, entonces también tenemos que buscar el poder
espiritual. Tristemente, incluso dentro de los círculos religiosos nosotros a
menudo usamos más tiempo tratando de adquirir poder político, en vez de
dejarnos de ambiciones y confiar en la Gracia de Dios.

Hay muchas diferencias entre el poder político y el poder espiritual. Ante


todo, el poder político trata de influenciar a los demás a través de la
imposición o la persuasión. El que tiene poder político puede emplear,
despedir, recompensar, castigar, hasta matar. Este tipo de poder no tiene
nada que ver con el carácter o la integridad de uno. El poder descansa en
el hecho de que un individuo está en una posición para influenciar a otros.
Los anuncios que vemos en televisión o en los periódicos se basan en el
poder político. Ellos buscan influenciarnos con argumentos persuasivos,
trucos que puedan hacernos desear el producto que está siendo anunciado.
Los discursos políticos se basan en la técnica del poder político. Hay mucha
retórica en los discursos políticos, ellos están diseñados para forzar o
influenciar una audiencia. El poder político busca forzar a los demás a
unirse a la causa planteada. Es por eso que muchos esfuerzos apostólicos
fallan. Nosotros tratamos de usar el poder "político" para ganar seguidores
para Cristo. A diferencia el poder espiritual es capaz de influenciar a los
otros simplemente por su bondad e integridad natural. El poder espiritual
no se basa en persuasión sino en humildad, sabiduría, amor, e incluso
humor. El sello del poder espiritual es la Humildad.

Segunda cosa; el poder político es temporal. Nos referirnos, incluso, a los


poderes de este mundo como "temporales", porque este poder puede ser
quitado. Este poder está basado en dinero, posición, estatus. El presidente,
por ejemplo, tiene poder a causa de su posición. Los políticos no son
necesariamente personas íntegras porque hayan sido elegidos para la
posición.
El poder espiritual está basado en la fortaleza interior, cualidad que no
puede ser quitada cuando se termine el período del cargo. Por ejemplo,
aparte de la política; mucha gente cree que Jimmy Cárter era un hombre
íntegro. Hoy en día, Jimmy Cárter ayuda a construir casas para (Hábitat for
Humanity). Jimmy Cárter ya no es presidente, pero su bondad y su
integridad personal se mantienen con él aunque no esté en la Casa Blanca.
Muchos de los grandes santos de la Iglesia no fueron personas prominentes,
sino personas que poseían fortaleza espiritual. Como un líder de Cristo,
nuestra posición, sea cual sea, no debe importar siempre y cuando estemos
haciendo Su trabajo.

Tercera cosa, el poder político es un poder obtenido y alcanzado por algún


medio. Los políticos son electos, los jefes son promovidos, los militares se
esfuerzan trabajando para lograr sus rangos. Aquéllos que buscan el poder
político son los que están llenos de sus propias ambiciones, el poder
espiritual no puede ser obtenido de la misma forma.
La santidad no es un estado que debemos alcanzar, sino un estilo de vida
Íntimo de nuestro propio ser. El poder espiritual es un don de Dios. Nadie
nos lo puede dar y nadie nos lo puede quitar, el verdadero servidor tiene
poder porque han vaciado de sí mismo todo deseo y ambición. Por eso el
poder político es externo y está basado en la posición y el estatus de la
persona. El poder espiritual viene y obtiene su fuerza de la gracia de Dios.
Finalmente, el poder político consiste en controlar. El poder espiritual
renuncia al control, cuando uno entiende y acepta que está en las manos
de Dios. Los verdaderos servidores ven el poder que ellos tienen como un
don total. Este don espiritual es usado para servicio y es alimentado a
través de una conversión progresiva y la relación profunda de uno con
Dios.

Esto quiere decir que la Iglesia, cualquier grupo dentro de la Iglesia, el


Movimiento de Cursillos, tienen mejores éxitos cuando están dirigidos por
el poder espiritual. Cuando nuestra primera preocupación es del poder y el
control, somos más débiles. Esto no significa que no debemos de tener
reglas u orden, (esto sería como si los internados de una institución fueran
los que dirigieran la misma). Eso sería anarquía, y anarquía no es poder
espiritual, la anarquía es una regla de Satanás. La anarquía dice que todo
el mundo rige. El poder espiritual dice que nadie rige sino el mismo Cristo.
Para ser un líder necesitamos orden, visión, y dirección, pero el poder que
guía por detrás de esta visión es el poder de Dios.

Así, el poder espiritual es poseído solamente por aquéllos que están


libres de toda ambición. El poder espiritual no significa subir una
escalera para estar más alto a los ojos de los demás. Algunas veces
pensarnos que la mejor manera de servir a los demás es teniendo a todo el
mundo contento. Pero a menudo hacernos más daño que bien. Recordemos
que Jesús no vino a contentar a nadie. Él nunca comprometió Su enseñanza
ni Su misión. La Iglesia se desmorona cuando damos prioridad a nuestras
ambiciones y mostrarnos muy poco interés en realizar el trabajo del Señor.

Hay algunos en el Movimiento de Cursillos que por mucho tiempo han


esperado la oportunidad de pertenecer a un Secretariado o incluso ser
Directores Laicos. ¿Por Qué? ¿Piensan que es algo especial en estar en
una "posición más alta?" Quizás no se dan cuenta que estar en "la
posición más alta" es tener más responsabilidad, más trabajo, y más
servicio.
La única razón para ser un líder es para hacer el trabajo del Señor. Esa es
nuestra función. Que estemos en la escalera jerárquica es de poca
importancia, porque semejante ambición, no es "el meollo" del poder
espiritual. El poder del Liderazgo es el servicio que damos al pueblo de
Dios, no importa si lo que representamos es popular o no. Lo más
importante no es ser popular o estar en una posición superior, sino hacer el
trabajo de Dios.
Consideremos que el propósito del Movimiento de Cursillos es despertar el
"hambre de Dios", no proveer a las personas de algo que no tienen. Incluso
el Trípode (Piedad, Estudio y Acción) no es para controlar a nadie. Estos
tres puntos de la vida en Cristo simplemente es un llamado a poner en
marcha los dones que Dios nos ha dado. La Reunión de Grupo no tiene como
objeto convertirse en una bola de hierro con cadenas, sino que es el medio
a través el cual continuarnos extrayendo la fuerza de Cristo que está en
nosotros.
Jesús dijo a Pilato que Su Reino no era de este mundo. Jesús también dice
en el Evangelio que sus discípulos "están en el mundo", pero no "son del
mundo". El Reino no es acerca de posición, poder y ambición, sino de amor
y servicio. Esa es la base del ministerio que Jesús comenzó hace dos mil
años con los Doce.
Como líderes y servidores de Jesucristo, estamos llamados a participar de
ese alto poder, que viene no de la ambición, sino de la humildad, un poder
y fortaleza que nada ni nadie puede arrebatarnos y cuya fuente es Aquél
que vino para darnos vida y vida en abundancia.

Resumen del capítulo


1. El Reino que Jesús predica no es un Reino preocupado por el poder
político, sino de amor y servicio.

2. El poder político es conseguido por ambición. El poder espiritual


proviene de nuestro interior y es un don de Dios.

3. La Iglesia trabaja mejor y es más efectiva en Su misión cuando es guiada


por el poder espiritual.

4. El poder espiritual no significa una ausencia de orden, sino que el orden


es natural y no programado.

5. Nuestra Piedad, Estudio y Acción nos ayuda a potenciar el poder


espiritual en nosotros.

6. El poder político es basado en rangos, estatus y reconocimientos. El


poder espiritual es basado en hacer el trabajo del Señor por Él y sólo para
Él.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cuáles son las principales diferencias entre el poder político y el poder
espiritual?

2. ¿Por qué es tan fácil ser atraído por el poder político?

3. ¿Cuáles son los obstáculos que existen para alimentar el poder espiritual?

4. ¿Cómo se desarrolla el poder espiritual en un dirigente de Cursillos?

Lo que hace a un dirigente


Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Lucas 9:23-27
1 Timoteo 3:1-13

Capítulo X
Jesús escogió a doce hombres para ser sus apóstoles. Estos hombres
formaron la fundación, los cimientos de la misión de Cristo, una fundación
de testimonio apostólico que continúa hasta el día de hoy. Al mirar la
compostura de este grupo, podríamos pensar, "¿Por qué a estos doce
hombres?" Estos doce no eran la crema de la cosecha. La mayoría de los
apóstoles no tenían educación, ni se rodeaban con los de la alta sociedad.
Para mejor decir, estaban muy desconectados con los líderes religiosos de
esa época. Es más, si miramos a los doce, podemos considerar que es
realmente un milagro que la Buena Nueva llegó más allá de Jerusalén! A
pesar de todo esto, Jesús escogió esos doce hombres. ¿Qué era lo que
tenían estos hombres que atrajeran a Jesús? En realidad, al considerar el
hecho que Jesús nos llama a ser apóstoles, podríamos hacernos la misma
pregunta sobre nosotros mismos ¿por qué nos querrá Dios a nosotros? Sin
embargo Jesús escogió los doce apóstoles y Él nos llama para continuar Su
trabajo.

Quizá necesitamos reflexionar cuáles son las cualidades necesarias para ser
un discípulo, un apóstol, un líder. Para ayudarnos, en este capítulo
revisaremos tres fuentes: dos de la Sagrada Escritura y una de nuestra
literatura de Cursillo.

Primeramente, miremos las cualidades del discipulado que Jesús nos revela
en Lucas 9:23-27. Hay varias cualidades esenciales que Jesús nos cita.
Primeramente, el apóstol debe negarse a sí mismo. Esto no es un concepto
nuevo. Todo tiene un precio. Cualquier cosa que valga la pena envolverá
una inversión de tiempo, dinero, energías, talentos o una combinación.
Todo en la vida es a costa de algo. No hay nada gratis.

Pensemos en los atletas olímpicos; estos hombres y mujeres jóvenes pasan


literalmente cientos de horas perfeccionando rutinas que cuando llegue el
tiempo de ejercerlas, en muchos casos, no durarán ni un minuto. Dejan
todo por tal de lograr la oportunidad para la medalla de oro. En un grado
menor cuántos padres de familia diariamente no sacrifican todo por sus
hijos. Lo hacen por amor a sus hijos. Negarse a sí mismo es muy común,
porque cuando uno escoge un camino en la vida automáticamente esto
significa que habrá sacrificios.

Jesús nos dice que un discípulo tiene que estar dispuesto a cargar su cruz
de cada día. Seguir el camino de Jesús no es fácil; nos cansaremos,
estaremos solos y frustrados. Ridiculizarán nuestra fe y muchas veces
hacer el trabajo del Señor será una carga. Ser discípulo significa que
muchas veces el camino no será suave. El dolor y el desengaño serán
parte de nuestra vida. Por eso es que Jesús nos advierte sobre vender
nuestra alma. Lo único que importa en la vida es fidelidad a Dios.
Solamente vale arriesgarse por la vida que el Señor ha forjado para
nosotros. Cuando mantengamos a Cristo como nuestro enfoque e ideal,
podremos tomar nuestra cruz diariamente y comprender que Cristo nos
ayuda a llevar la carga que conlleva el discipulado.

Jesús nos dice que no nos avergoncemos de nuestra fe. Un dirigente tiene
que sentir orgullo de ser Cristiano. No tenernos que disculparnos por ser
Cristianos, Católicos o cursillistas. Ni tampoco tenernos que disculpar lo
que el Movimiento de Cursillos cree importante. Muchas veces terminamos
defendiendo lo esencial del Cursillo ante aquéllos que no pueden o no
quieren aceptar el llamado. Como dirigentes de Cursillo tenernos la
obligación de mantener firme lo esencial del Cursillo. No tenernos nada
de qué avergonzarnos.

La gente nos acusará de ser muy rígidos; pero acaso seguir lo que
creemos y lo que es correcto, ¿es eso ser rígido o simplemente ser
fieles? En segundo lugar, miremos la Primera Carta de Timoteo.

En el capítulo tres leamos las condiciones recomendadas para ser un líder


de Cristo. Aunque las calificaciones están específicamente dirigidas a los
obispos, mucho de lo dicho se aplica a ser un apóstol y un dirigente de
Cursillo. Lo primero es que tenernos que ser consistentes y tener un
balance. Muchas veces es difícil atraer personas a Cristo y a Su Iglesia por
falta de balance y constancia. Si nuestra vida espiritual está mal enfocada
y errática, no podremos ayudar otros a encontrar el balance y el sentido
común. Muchas veces las personas religiosas son vistas como fanáticos y
como personas desequilibradas. A veces esta evaluación no está lejos de lo
cierto. En el nombre de Cristo, es bien fácil perder el sentido común.
Seguir a Cristo no significa que somos erráticos. Nos trae orden, sentido,
propósito y dirección a nuestras vidas. Esto es lo que como dirigentes
tenemos que reflejarle al mundo.

Debemos tener un sentido de representación y conocer el plano completo.


Por esto es importante "el estudio de los ambientes", para que podamos
acercarnos a nuestros ambientes con un sentido de representación y no
solamente lanzarnos con nuestra agenda de Cursillo o Cristiana.

Otra condición es que tenemos que continuar siendo estudiantes de nuestra


fe. Un dirigente no puede quedarse como principiante. Necesitamos
continuar una vida de formación, de manera que nuestra conversión sea
continua y nos ayude a crecer en Cristo. Un dirigente no es una persona que
dice, "no necesito esto más". Un dirigente siempre está buscando la manera
de aprender más y penetrarse más profundamente en el misterio de Cristo.
Más aún, si creemos que el Cursillo es el mejor método para cristianizar el
mundo, tenemos que saber lo más posible sobre el mismo. Saber solamente
un "poquito" es peligroso. Lo que necesitamos es una formación continua.

Los líderes tienen que ser sinceros, honestos y justos. No podemos sentir
miedo, debemos sostenernos en la verdad y defender lo que es correcto. Es
fácil regar las cosas esenciales, enmendarlas, adaptarlas y cambiarlas de
manera que sean más convenientes para nosotros. Los dirigentes deben
evitar esta tentación. Una vez que comenzarnos a tratar de cambiar las
cosas esenciales, cambiamos lo que somos. Esta es la verdad de nuestra
fe y es la verdad sobre lo esencial del Movimiento de Cursillo.

Finalmente, un dirigente no puede ser ambicioso. La primera preocupación


de un dirigente para Cristo no debe ser ¿Cómo me puede beneficiar esto? A
un dirigente le debe preocupar más lo que puede aportar que lo que pueda
recibir. Cuando la gente dice "esto no hace nada por mí", yo
inmediatamente les pido que consideren qué están ellos aportando y
dando. Tenernos que dar para recibir. El dirigente es dador no recibidor.

Siempre ha sido la preocupación del Movimiento de Cursillo que tengamos


buenos dirigentes para llevar a cabo el trabajo de Cristo. Por eso, la última
referencia que consideraremos para las cualidades del discipulado es la
Oración del Dirigente. Para los que no están familiarizados con la oración,
se la cito:

"Haz, Señor, que comprendamos la necesidad de que nuestra obra


tenga más profundidad que superficie. Convéncenos de que los
programas vistosos no constituyen el éxito."
"Dios mío, multiplica las almas abnegadas que saben sacrificarlo todo
a Tu causa: su tiempo, sus facultades, su salud, y aún su vida, si ello es
preciso; infúndeles audacia en las iniciativas, acierto en la elección de
los medios y aquella tenacidad que, a despecho de los fracasos,
asegura el triunfo."

"Aleja de ellas las rivalidades mezquinas, las susceptibilidades, las


vanidades, y las asperezas, todo cuanto distrae de la idea de Dios,
todo cuanto divide y desalienta."

"Conserva bien elevado el sentido de lo sobrenatural y muy efusiva la


caridad mutua. Que cada cual busque con preferencia las tareas más
ingratas y se alegre del bien realizado por los demás."

"Que en todas esas almas, unidas para un fin común, haya una sola
alma: ilaTuya, Jesús! Y que esta alma permita reconocer en todos los
rostros Tu bondad atrayente, en todas las palabras Tu acento
conmovedor, y en el conjunto de su obra algo que sea superior al
mundo, algo que proclame Tu acción ... Amen. "

Esta oración es la piedra angular de la Escuela de Dirigentes. Enmarca


todas las actitudes necesarias para un dirigente de Cursillo. La primera
cualidad nombrada es profundidad y superficie. Mucho brillo y poca
profundidad no promoverán compromiso y perseverancia.
Lamentablemente muchas veces medimos la religión y el crecimiento
espiritual por las "altas" y las "bajas", pero la vida no es todo ni altas ni
bajas. Debemos buscar un balance y ese balance sólo llega cuando damos a
las personas lo más íntimo. Nuestro llamado es un trabajo serio. Debemos
presentarle a las personas un mensaje nutritivo. Sabemos cuan ofensivo es
cuando los políticos nos ofrecen simbolismo por materia. Cuanto más
ofensivo será reducir el Evangelio a un mero simbolismo. Los dirigentes
tienen que poner sus esfuerzos donde mejor fruto puedan dar, el fruto que
trae el mundo a Cristo, fruto que perdurará.

Una vez más, oímos la necesidad de sacrificarnos. Si estamos


comprometidos con Cristo, tenernos que Seguirlo con Su agenda y Sus
condiciones, no las nuestras. Cuando Cristo es el enfoque y echamos el yo a
un lado, encontraremos que nuestros esfuerzos darán fruto. Un dirigente
tiene que tener una mente de una sola visión, debe de ser determinado y
valiente. Hacer el trabajo de Dios no es fácil, y es muy fácil ser distraído.
Querernos seguir al Señor, pero muchas veces querernos Seguirle con
nuestras condiciones. Si querernos seguir los pasos de Jesús no podemos
hacer nuestro propio camino. Tenernos que permitir que Cristo sea el que
nos guíe donde Él quiere que vayamos.

Ningún trabajo de Cristo se puede cumplir sin una caridad sobrenatural. Es


solamente con el poder del Espíritu que podemos trabajar juntos para
llevar a cabo la misión de Cristo. Esto significa que no podemos permitir
que pequeñeces interfieran con el trabajo que tenernos a mano. Como
dirigentes tenemos que trabajar juntos con un propósito común. Nuestra
agenda personal, sentimientos o necesidades no pueden ser la medida del
trabajo que hagamos. Muy a menudo tenernos que poner a un lado nuestras
preocupaciones y hacer el trabajo que Dios pone ante nosotros. Cuando
trabajamos como apóstoles, nunca trabajamos solos. Siempre lo hacernos
como parte de una comunidad de fe.

Uno de los puntos interesantes de la resurrección fue que la comunidad de


fe validó la experiencia. No era solamente la palabra de uno o dos. Fue la
experiencia de la resurrección por la comunidad de fe que le dio la fuerza
al mensaje. Por eso es que San Pablo le dice a la Iglesia de Corinto que le
pregunten a otros testigos sobre la resurrección. El les dice que no
solamente tomen su palabra, porque él está predicando lo que se le
entregó. En otras palabras no es nuestra experiencia individual de Cristo o
de Cursillo lo que da validez a nuestra misión, sino la comunidad unida en
fe y trabajo.

En nuestro trabajo estamos unidos al Espíritu de Dios. El dirigente no puede


estar preocupado por poder, importancia o que lo vean. En fe creemos que
el bien de todos trabajará junto para el bien de Dios. De esta manera
seremos verdaderos sacramentos vivos. Seremos lo que profesamos y
nuestras acciones hablarán por sí solas. Entonces nuestras acciones darán
fruto. Mientras permitamos que la gracia de Dios trabaje en nosotros y
pongamos a Cristo antes que nosotros, podremos conseguir grandes cosas
para el Señor. Esto es cierto individualmente y especialmente como una
comunidad de dirigentes de Cursillo.

Ser un dirigente no es fácil. Seguir a Cristo nunca es un paseo fácil. Hay


tentaciones todo el camino. Satanás odia cualquier cosa que venga de Dios,
así que buscará maneras de frustrar el plan Divino. El pondrá los Cristianos
uno en contra del otro. Dividir y conquistar es su modo Satánico de
operación. Tendremos fallas personales, como también no veremos
resultados en muchas ocasiones. Estas cosas sin embargo no nos pueden
detener de responder a nuestro llamado, porque tenemos una cosa que
puede combatir esos obstáculos -la gracia de Dios. La misión que Cristo nos
ha encomendado es un trabajo de gracia, y con Su gracia lograremos éxitos
para Dios más allá de lo que podamos soñar.

Resumen del capítulo


1. Los dirigentes de Cristo tienen cualidades que el mundo a menudo no
reconoce.

2. Jesús llama dirigentes que puedan sacrificarse y se sientan orgullosos de


lo que creen.

3. Los líderes Cristianos tiene que ser balanceados, sensibles, honestos,


fieles a su Tradición y no servirse a sí mismos.

4. La oración del dirigente pide que los dirigentes sean de profundidad,


con Cristo como su enfoque. Un dirigente de Cursillo necesita un espíritu
de sacrificio propio para poder trabajar para el bien común.

5. Nadie puede ser un líder efectivo sin la gracia de Cristo y el Espíritu que
nos capacita con la caridad sobrenatural.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. Basado en las condiciones para el liderazgo propuestas por Jesús, las
epístolas y la Oración del Dirigente, ¿qué clase de dirigente soy? ¿Qué tengo
que mejorar?

2. ¿Cuáles son las cualidades de liderazgo más fáciles para ejercer? ¿Cuáles
son las más difíciles?

3. ¿Qué es lo que Dios ha visto en mí que Le hizo llamarme a ser Su apóstol?

4. ¿Qué cualidades de liderazgo son más esenciales para un dirigente de


Cursillo?
V
Vayan y hagan discípulos
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Mateo 7: 13-23; 9:35-38 Mateo 28: 16-20


1 Corintios 12:27-30

Capítulo XI
Jesús no estableció una Iglesia institucional como la conocernos hoy, pero
sí encomendó a sus seguidores continuar la misión (trabajo) que Él mismo
comenzó. Jesús, antes de despedirse de los apóstoles, les encomendó esto:
"Vayan pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos". Además,
les encomendó que fueran no solamente a propagar la Buena Noticia, sino
también a inspirar e invitar otros a propagar el mensaje y a encontrar otros
discípulos, "estudiantes" del Evangelio capacitados para continuar la misma
misión de los primeros apóstoles.

En este comentario de Mateo, WiIliam Barclay nos dice que en este último
encuentro entre Jesús y los apóstoles, Él les dijo tres cosas: primero que
nada, Jesús les asegura el poder Divino de Dios. Detrás de todas sus
palabras y obras estará la autoridad de Dios. No estarán propagando el
Evangelio por su propia cuenta, sino que estarán haciendo el trabajo del
Padre y pronunciando Sus palabras. Segundo, Jesús les prometió estar
siempre con ellos.¡ Imagínese lo tambaleante que era esta tarea!
Solamente once personas fueron enviadas a predicar el Evangelio por todo
el mundo. ¿Cómo pudo un grupo tan pequeño literalmente conquistar el
mundo para Cristo? Sólo con la presencia del Espíritu siempre en ellos
pudieron conseguir tan respetuosa tarea. Finalmente, Jesús les encomendó
a "bautizar"; esto es, ganarlos para Cristo para que ellos mismos a su vez se
cconviertan en proclamadores del Evangelio.
Para ayudarnos a comprender el verdadero sentido de esta comisión,
debemos considerar primeramente qué significa ser llamado a ser
"seguidor" de Jesús. Ser "seguidor" en el lenguaje griego se usaba de varias
maneras. Se refiere a un soldado quien sigue a su comandante. También se
usaba para referirse a los esclavos que servían a su maestro. La palabra
también implica, obediencia -poner nuestro ego a un lado y estar atento a
su amo. Otro sentido de ser seguidor es, que uno se apegue a su señor para
sacar un favor -en el caso de Jesús, lo seguirnos para poder compartir con
Él la vida eterna. La palabra también implica dejarlo todo atrás para seguir
esta nueva forma de vida. En cada caso, la palabra "seguidor" implica que
tenernos que dejar a un lado todo nuestro ego y darnos los unos a los otros
en servicio y obediencia.

Al mismo tiempo, Jesús no le pide a todos adoptar el mismo llamado. Nos


llama a todos a aceptar el Evangelio, pero llama a ciertas personas en
particular a ser líderes para que ayuden otros a aceptar el llamado. Ser
seguidor de Cristo no es suficiente, algunos estamos llamados para dirigir a
otros. Esta es una idea que se desarrolló rápidamente en la temprana
Iglesia, según podemos leer en las cartas de san Pablo a los Corintios.
Mientras todos están llamados a aceptar el Evangelio en sus vidas y a ser
bautizados, algunos han sido puestos aparte para ser maestros y líderes, a
hacer el camino para otros y encaminarlos con su testimonio de vida y
dedicación haciendo la obra del Señor.

¿Qué significa todo esto según se aplica a los dirigentes de Cursillo y a otros
cursillistas? Primeramente, todos hemos sido llamados por el bautismo a ser
discípulos, estudiantes de Jesucristo. En el bautismo se nos encomendó
compartir en la misión de ser reyes, profetas y sacerdotes de Cristo. Dentro
de ese cuerpo bautizado hay ciertos líderes quienes ayudan a llevar de una
forma muy especial el mensaje del Evangelio a los demás. Estas son las
personas que han dedicado consagrar sus vidas a la vida religiosa. Además
p
tenemos líderes laicos. A estos no se le ha dado una orden jerárquica, sólo
han sido llamados a servir a la comunidad de fe. Sin este cuerpo de líderes,
la amplia comunidad no tendría propósito ni dirección.

Esta es la función de la Escuela de Dirigentes -un grupo de cursillistas


entregados a la tarea de ser discípulos (estudiantes) de Jesús y ayudando
ambos, a servir la amplia comunidad de Cursillo y también buscar otros
dirigentes de Cursillo quienes puedan sentir un llamado a servir a través del
Movimiento de Cursillos -el cual existe con el mismo propósito de la Iglesia,
y Su misión no es menos que la misión de Cristo. El Movimiento de Cursillos
tiene dos funciones en común: primero ayudar servir la comunidad a ser
mejores evangelizadores en el mundo y en los diferentes ambientes.
Segundo, los dirigentes tratan de buscar otros discípulos que estén
dispuestos servir a la comunidad mayor. La Escuela de Dirigentes
simplemente no es un centro para reunir a los cursillistas -es el corazón y
misión del Movimiento, donde se forman espiritualmente y como dirigentes
los cursillistas.

Aquéllos que están en la Escuela Dirigentes deben por lo tanto buscar a


otros dirigentes quienes deseen entregarse a llevar a cabo el trabajo del
Movimiento. Recuerden cuando explicamos la diferencia entre poder y
autoridad. Existimos sólo para conseguir quienes nos reemplacen, para
desarrollar más colaboradores que ayuden a servir la amplia comunidad de
cursillistas, soportándoles en su gran tarea de la transformación de los
ambientes. Esto es lo que distingue los Dirigentes de Cursillo del resto de
los cursillistas. El papel de los dirigentes de Cursillo es buscar otros
dirigentes que continúen con la misión de Cristo. Como dirigentes de
Cursillo dirigimos a través del buen ejemplo. Nuestro Movimiento será tan
fuerte como lo sea la Escuela de Dirigentes y los dirigentes mismos.

Todos sabemos lo tremendo y difícil que es la tarea que Cristo ha puesto en


nuestras manos. Implica dedicación y trabajo. La cosecha es grande. Hay
mucho trabajo que hacer, pero los trabajadores son pocos. La misión
m
apostólica es inmensa y no puede ser hecha por un grupo pequeño. Ha
llegado el tiempo que los líderes laicos o religiosos dejen atrás todas las
ataduras, prejuicios y excusas. El trabajo de Dios tiene que hacerse y si
nosotros no despertarnos a la ocasión, el trabajo quedará sin hacerse. Por
tal razón, recordemos lo que Jesús nos encomendó: ¡"Vayan, pues y hagan
que todos los pueblos sean mis discípulos!"

Resumen del capítulo


1. Cuando Jesús nos encomendó la tarea de llevar a cabo su misión, nos
aseguró Su poderoso soporte y presencia.

2. Aunque Jesús llama a todas las personas a adoptar la misión apostólica,


Él separa algunos dirigentes para que ayuden a dirigir el resto.

3. Sin un liderazgo fuerte en el cuerpo del Movimiento de Cursillos, el


Movimiento sería en sí un Movimiento débil. El Movimiento será tan fuerte
como sean sus dirigentes.

4. Como dirigentes de Cursillos, debemos conseguir otros dirigentes para


que ayuden en el trabajo del Movimiento.

5. Hay tanto trabajo por hacer para limitar el liderazgo sólo a unos pocos
seleccionados. Como dirigentes de Cursillo debemos estar dispuestos a
permitir que otros compartan nuestro trabajo.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Qué cualidades deben de buscarse en un posible dirigente de Cursillo?

2. ¿Qué podemos hacer para asegurar que siempre haya un fuerte, y


entregado liderazgo?

3. ¿Por qué no todos los cursillistas están llamados a ser dirigentes de


Cursillo?

4. ¿Qué podemos hacer para sostener y alimentar la Escuela de Dirigentes?

Vayan y hagan discípulos


Lecturas de las Sagradas Escrituras:
Romanos 13: 1-7
1 Corintios 12: 1-11

Capítulo XII
Aunque somos llamados a ser líderes de alguna clase y estamos fortalecidos por el
Espíritu Santo para conducir a los demás sirviéndoles, todavía existe una cierta
estructura y organización. Tan pronto tengamos más de una persona en un salón,
necesitamos alguna clase de reglas de orden. Hasta en los primeros días de la
Iglesia, se desarrolló una clara estructura de liderazgo. Para propósitos nuestros
necesitamos tomar en cuenta cuál es el mejor modelo de liderazgo para el
Movimiento de Cursillos. En orden de determinar el mejor modelo de liderazgo,
podemos mirar el libro del Doctor Peck," donde él describe cuatro estilos de
liderazgo o uso de poder. Para respetar el trabajo de Dr. Peck, usaremos la
terminología que él usó. Aunque algunos de los términos parece ser que no
apliquen, las ideas básicas serán obvias.

Primero, está el estilo de administración autoritaria. Muy simple, en una


estructura autoritaria, la persona con mayor autoridad o cargo hace todas las
decisiones y simplemente pasa sus decisiones a los de inferior autoridad. Este
estilo no lleva diálogo o discusión. Todo poder de decisión queda en esa persona.
En este estilo la dirección de comunicación es de arriba hacia abajo. Nadie
cuestiona las ordenes, simplemente se ejecutan. En la mayoría de las
organizaciones, este estilo de liderazgo no existe (¡por razones obvias!). En este
estilo de liderazgo, las personas encargadas siempre tienen razón. Las decisiones
nunca son retadas o cuestionadas, porque el líder es el que mejor conoce, sino tal
n
persona no estaría en una posición de autoridad.

Segundo, hay un estilo llamado administración consultante. En general, no es


mucha la diferencia entre este estilo y el primero. La diferencia en este estilo es
que la persona en autoridad consulta a sus inferiores antes de hacer la decisión.
La persona encargada no está obligada a consultar a nadie, pero simplemente
toma la decisión de consultar con otros. Esta persona decide cuantas personas y a
quienes debe consultar, así como también qué información debe ser compartida
con ellos. A las personas de menor autoridad se les da poder de consejería, pero
solamente a extensión de su conocimiento en el tema o materia. En otras
palabras, si la persona encargada busca consejo, es solamente por iniciativa
propia. Después de haber llevado la materia bajo consejería, la persona en
autoridad es libre de tomar todo, parte o nada de la consejería dado a él o ella.
La persona encargada está simplemente "rebotando ideas" de sus consejeros.

Tercero, está el estilo de liderazgo partícipe. En este estilo de administración, el


líder continúa comunicándose con las personas de menor autoridad y estos a su
vez con el líder, pero ahora las personas de menor autoridad se comunican
también entre sí. Este estilo es lo que el Vaticano II llama "responsabilidades
compartidas". No todo viene o es ejecutado de los de arriba. En este estilo de
liderazgo, la persona encargada comparte el trabajo y además, busca hacer
decisiones basado en la consulta. La persona encargada todavía tiene la decisión
final y puede cambiar cualquier decisión, aunque hay más confianza y más
responsabilidad hacia las personas de menor autoridad. En este estilo de liderazgo
es más fácil reemplazar a la persona encargada, ya que hay más personas
informadas de lo que está pasando. La extensión de conocimiento no es limitada a
una persona o unos cuantos elegidos. Este estilo de liderazgo es más difícil porque
la persona que está encargada tiene que ceder un poco de control y al mismo
ttiempo, las personas de menor autoridad deben tomar más responsabilidades. El
crédito o la culpabilidad ya no recae en una persona, aunque la decisión final
todavía pertenece a la persona encargada. Esta forma de liderazgo es más
democrática, aunque aquí "la mayoría" no puede "cambiar" la decisión del líder.

Finalmente, hay un estilo de liderazgo llamado consenso.


Este es diferente del modelo democrático, porque las decisiones no son hechas por
votos, sino que todas las personas están de acuerdo en el curso de acción y
respaldan ese curso de acción. Por ejemplo, si eligiéramos al Presidente Clinton
por consenso, significaría que todos estamos de acuerdo de tenerlo como el
próximo presidente, pero como no elegirnos presidentes por consenso, alguien
puede decir, "¡No me culpe a mí! ¡Yo voté por George Bush!" En un consenso, se
espera que todos los miembros de un grupo respalden las decisiones tomadas,
aunque no estén de acuerdo. Este, claramente es el estilo de liderazgo más difícil
para implantar porque es muy difícil que todos en un grupo acepten y respalden
alguien o algo en cual hayan encontrado problemático.

¿Cómo funciona la Iglesia? Por la mayor parte, la Iglesia combina dos de estos
estilos de liderazgo, el estilo partícipe y el consultante, dependiendo en la
persona que esté encargada. Los líderes más conservadores dependen más del
modelo consultante, mientras el líder más liberal o líder tolerante delega más y
no tiene que estar envuelto en todas las decisiones o acciones. La Iglesia
"institucional" y las comunidades más tradicionales tal vez tienden a seguir el
estilo consultante con más frecuencia, mientras las Iglesia locales y de
comunidades más pequeñas puede que adopten el estilo partícipe.

¿Qué estilo iría mejor con el Movimiento de Cursillos, en particular, con la Escuela
de Dirigentes? En general, la tendencia (por lo menos en teoría) es de seguir el
modelo de consenso ya que estamos tratando con un grupo todos dirigentes.
Repito, este estilo es difícil de mantener. Significa soportarse unos a otros y
R
apoyarse el uno al otro. Significa ser una comunidad de una sola mentalidad, un
sólo corazón, espíritu y mentalidad. La imagen que San Pablo usa del cuerpo es
una imagen apropiada para el modelo de consenso, porque todas las parte del
cuerpo deben trabajar unidas para que el cuerpo funcione. Si un miembro del
cuerpo se revela o algunos miembros no ofrecen soporte, es el cuerpo entero
quien sufre.

Yo creo que para que el Cursillo o la Iglesia funcione propiamente, se necesitan


los cuatros estilos en diferentes tiempos. Por ejemplo, en materia de fe, doctrina
y cosas esenciales, no debe haber discusión. Aquéllos en autoridad tienen la
responsabilidad de proteger la pureza de la doctrina. Lo esencial no es para
llevarse a debate. Si las materias esenciales de fe o doctrina han sido estropeadas,
es el deber de alguien en autoridad de intervenir y tomar cargo, no importa lo
impopular que sea la decisión. Las demás personas o miembros tienen el deber de
mantenerse firmes a lo que es esencial a la Iglesia y al Movimiento de Cursillo.

En cambios de normas afectando la dirección de un movimiento, es importante


buscar consejos de los demás. Así es que debe funcionar el Secretariado. El
Secretariado debe ayudar al Director Laico y al Director espiritual mientras
conducen adelante el Movimiento. Dicha ayuda es de suma importancia para el
desarrollo del Movimiento. El Secretariado, sin embargo, no tiene derecho a
cambiar nada de lo esencial dentro del Movimiento, así como tampoco ningún
movimiento, individuo o alguna parroquia en particular puede hacer lo que le
dé la gana con las cosas esenciales en la Iglesia, la autoridad del Obispo o el
Papa.

Para poder llevar a cabo las diferentes tareas del Movimiento de Cursillos, es
necesario, el modelo partícipe de liderazgo. Existen muchas tareas que deben ser
la responsabilidad de varios individuos o comités. Esta es la finalidad de los
comités de Precursillo, Cursillo y Poscursillo. Estos dirigentes asumen diferentes
rresponsabilidades que ayuda a mantener el Movimiento de Cursillo funcionando.

Una vez más, un individuo o comité no tiene derecho a hacer normas o cambiar lo
esencial; ellos deben dedicarse simplemente a llevar a cabo el importante trabajo
del Movimiento. En todas las cosas e incidentales que ocurren a diario, es
necesario un consenso para ayudar a mantener la comunidad funcionando como un
cuerpo unido.

Por último, lo más importante no es el lugar de autoridad, sino la función. Como


hemos mencionado anteriormente, llevar a cabo la misión de Cristo, ya sea en el
Movimiento de Cursillos o en nuestra vida diaria no tiene que ver con nuestro
estatus en la Iglesia o sociedad. Lo más importante, es hacer el trabajo de nuestro
Señor, ser de una sola mentalidad, y un sólo corazón, reconociendo que no
estamos haciendo el trabajo de Cristo para nosotros mismos, sino para Él y el
beneficio de toda la humanidad. En cualquier comunidad debe de haber alguna
jerarquía de liderazgo, pero no importa el estatus del líder, el trabajo de Cristo
siempre tiene que hacerse. Todos tienen que hacer su parte, al igual que cada
parte del cuerpo debe funcionar propiamente para el cuerpo poder sobrevivir.
Mientras trabajemos juntos para Cristo, no hay nada que no podamos alcanzar
para Él, Su Iglesia o el Movimiento de Cursillos.

Resumen del capítulo


1. Incluso en la comunidad eclesial es necesario tener algo
de estructura y orden.

2. En materias de doctrina, fe y cosas esenciales es


necesario un liderazgo de estilo autoritario.

3. Cuando cualquier comunidad esté considerando hacer


cambio a las Normas las cuales afectarán la dirección de
esa comunidad, es necesario usar el estilo de
administración consultante.

4. El estilo de liderazgo partícipe trabaja mejor cuando


hay la necesidad de delegar tareas y responsabilidades
de comités.

5. En materias ordinarias de día a día, lo que hace falta


es un simple consenso para que todo funcione
tranquilamente.

6. Lo más importante no es quién tiene la autoridad, sino


que cada cual haga su función lo mejor posible.
q

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cuál de los cuatro estilos de liderazgo está operando en la Iglesia en
estos momentos?

2. ¿Qué estilo trabaja mejor en la Escuela de Dirigentes?

3. ¿Por qué son necesario algunas veces los cuatro estilos dentro de una
comunidad?
4. ¿Cómo se está empleando dentro de la Iglesia y en el Movimiento de
Cursillos cada estilo de liderazgo?

Un "Cuerpo" de Dirigentes
Lecturas de las Sagradas Escrituras:
Corintios J 2: J 2-26

Capítulo XIII
¡Que maquina tan maravillosa es el cuerpo humano! Hay tantos diferentes tipos de
células en el cuerpo humano,células de nervios, de sangre, de músculos, etc. Cada
clase de célula tiene una función distinta y juntas ayudan a que el cuerpo trabaje
como un ser completo. Las células trabajan juntas tan bien porque cada una
ejerce su propia función. No se celan unas a otras-las células de sangre no se
ofenden por no ser células de nervios. Las células no van a votación para saber
cómo van a trabajar. Ellas trabajan según su propia función. Cuando esto no
sucede, entonces el cuerpo sufre. Cuando células del estomago se rebelan, nos da
indigestión. Cuando las células del cerebro no funcionan apropiadamente,
podemos quedar con una enfermedad mental o con daño en el cerebro. Cuando las
células de la sangre no funcionan correctamente, esto puede conducir a cáncer o
leucemia. El punto es, que cuando cada parte individual del cuerpo no funciona
apropiadamente, el cuerpo se enferma.

Es una imagen tan apropiada la que usa San Pablo cuando él se refiere a la Iglesia
como un cuerpo, porque al igual que un cuerpo, todos los miembros de la Iglesia
tienen que funcionar bien para mantener a la Iglesia sana. Por lo tanto, somos el
Cuerpo de Cristo; Jesús es la Cabeza y nosotros los miembros, células, y como
células en un cuerpo, no podemos funcionar independientemente, mas tenernos
que trabajar unidos para el bien del cuerpo. Si parte del cuerpo está enfermizo,
entonces tiene que ser curado o la parte enferma tiene que ser removida. Hay que
hacer todo lo posible para mantener el cuerpo sano. Esto es cierto del Movimiento
de Cursillos y sus dirigentes. Nosotros, como dirigentes, somos como las células
del cuerpo que tienen que funcionar bien para mantener sano el Movimiento de
Cursillos. El problema con mantener sanos a la Iglesia o movimientos como el
Movimiento de Cursillos es que muy frecuentemente vemos a la Iglesia como una
organización y no como un cuerpo. Si pudiéramos distinguir entre los dos, veremos
lo que esto significa en términos de mantener a la Iglesia o cualquier movimiento
lo más sano que sea posible.

Las organizaciones son estructuras de poder y autoridad, con reglas que


mantienen la estructura unida. Aunque no hay nada de malo en tener reglas, en
una organización las reglas con frecuencia son arbitrarias. Las organizaciones muy
raramente se basan en función, más bien, son basadas en que los miembros
entallen dentro de la estructura y las reglas de orden. Esto no quiere decir que un
cuerpo no tiene reglas, pero las reglas son casi siempre impuestas y no surgen
naturalmente (entraremos en más detalle sobre esto más adelante). Casi todos los
grupos que marchan o se rigen como organizaciones inevitablemente tienen
problemas: luchas internas, divisiones, y luchas del poder. Muy seguido ocurre en
las organizaciones que las personas apropiadas no están en los trabajos
adecuados. En las organizaciones, es muy cierto que " ¡no es lo que sabes o
conoces, sino a quien conoces!". Por ejemplo, frecuentemente se seleccionan
dirigentes de Cursillo para servir en un equipo o en un Secretariado, no porque
siempre pueden o saben hacer un buen trabajo, sino porque son más populares o
porque tienen más amigos. Cuando usamos la frase "es pura política" querernos dar
a entender, que el grupo, a pesar de todo, funciona como una organización. En
una organización, no es la función o habilidad lo más importante, más bien es el
grado, rango o la clase, precedencia o señoría, categoría o popularidad.
Conocernos esto de muchos negocios. Algunas de las personas con más alto rango
en una compañía pueden ser los más incompetentes y menos capacitados, y sin
embargo, están en posiciones de liderato o mando. Este tipo de organización, sin
duda, produce celos, conflictos y estados de ánimo muy bajos.
d

El cuerpo no es una estructura y es esto lo que lo diferencia de una organización.


No se concierne con reglas establecidas, sino con funcionar. Por favor entiendan
que no estamos diciendo que el cuerpo no tiene estructura sino que el cuerpo no
es una estructura. Sin embargo, un cuerpo necesita que existan reglas para poder
funcionar apropiadamente, pero las reglas son basadas en su función y necesidad.
Las reglas en un cuerpo existen para mantener al cuerpo sano. Así es que, un ojo
siempre será un ojo, una mano siempre funcionará como una mano. Un diente no
quiere ser un dedo del pie, ni un codo desea la función de una rodilla. Cada parte
o "célula" funciona según la ley de su naturaleza. Estas leyes son "esenciales" al
cuerpo, sin las cuales el cuerpo no podría funcionar.

De esta misma manera, la Iglesia y sus movimientos operan como un cuerpo. Cada
miembro o célula tiene una función en el cuerpo. Cada función es diferente y cada
parte no funciona de cualquier manera. El Director Laico no es el Consejero
espiritual. El Consejero espiritual no es el Rector/a del Cursillo. Cada persona
tiene su propia función. ¿Cómo se mantiene esta estructura unida? Se Mantiene
unida por el poder unificador de Jesús. Estando atentos a la Cabeza, cada
miembro del cuerpo desempeña su propia función; y ¿cuáles son las reglas de
orden dentro del Cuerpo de Cristo? Muy sencillamente, para que el Cuerpo de
Cristo funcione apropiadamente, sus líderes se tienen que concernir con el
servicio, auto entrega y sacrificio, no con la posición social o con el
reconocimiento.

San Pablo nunca dice que la Iglesia es una organización.

Cuando la Iglesia funciona como una organización, encontraremos grupos


excluyentes, corrillos, lealtad a cierto pastor, sacerdote o individuo. Nuestra
única lealtad debe de ser con Jesucristo. Es por eso que San Pablo se enfada con
la Iglesia de Corinto cuando los encuentra divididos-un grupo siguiendo a Pedro,
otro grupo siguiendo a Apolo y otro grupo siguiendo a Pablo. Este tipo de división
ocurre cuando ya no funcionamos como un solo cuerpo. Cuando la Iglesia marcha
ccomo una organización, inevitablemente se enferma. Como dirigentes de Cursillo,
nuestra preocupación no puede ser dónde está mi rango o cuántos títulos tengo.
La pregunta que cada discípulo debe hacerse es, "¿Estoy desempeñando mi función
dentro del Cuerpo de Cristo correctamente?" Si la contestación es "sí", entonces no
tendremos el conflicto y la división que existe en mucho grupos. Los celos serán
eliminados, y nos regocijaremos del bien que cada miembro del cuerpo puede
hacer.

Jesús nos ha dejado una gran misión de llevarle el mundo entero hacia Él. Si la
Iglesia y nuestro Movimiento de Cursillo van a ser las fuerzas en el mundo,
debemos de marchar no tanto como una organización, sino más bien, como un
cuerpo -El Cuerpo de Cristo. Consideren la Santísima Trinidad como la imagen
perfecta de comunidad que funciona como un cuerpo. No hay celos dentro de la
Santísima Trinidad ni tampoco competencia. Cada persona conoce Su propia
función dentro del Cuerpo de la Santísima Trinidad. "Las tres personas de la
Trinidad trabajan como una sola unidad. No actúan independientemente una de la
otra. Al mismo tiempo ... cada persona de la Trinidad tiene su propia función, es
distinta y única."Hemos oído la frase que dice "Hemos conocido al enemigo y
somos nosotros." Frecuentemente, somos nuestros peores enemigos. Satanás no
sólo tratará de destruir la Iglesia solamente por fuera. El es el maestro de
conflictos y divisiones, y las organizaciones son terreno fértil para tal discordia.
Frecuentemente hablamos de unidad dentro de la Iglesia, unidad entre Cristianos,
pero "la unidad verdadera de la Iglesia no debe de ser organizada, sino más bien
ejercida". Es más importante "ser" Iglesia que ser "una" Iglesia. La misión de Cristo
no tiene nada que ver con organizaciones, sino más bien, con un espíritu de fe que
nos empuja a llevar la Buena Nueva a todos. Es por eso que Jesús no estableció
una Iglesia o religión organizada. Su misión está basada en una declaración
u
sencilla pero profunda: "¡Reformen su vida! i El Reino del Cielo está cerca!"
Nuestra función es vivir ese mensaje cada día de nuestra vida, no importa que no
seamos importantes ante los ojos de los demás. Al grado que cada discípulo siga el
llamado de Dios, a esa misma extensión el Cuerpo de Cristo será fuerte, sano y
para siempre vibrante un Evangelio viviente para que todo el mundo lo vea y lo
escuche.

Resumen del capítulo


1. Al igual que el cuerpo humano, la Iglesia funciona mejor cuando todos
sus miembros funcionan correctamente.

2. Cuando la Iglesia o cualquier movimiento opera como una organización y


no como cuerpo, se presta para divisiones y conflictos.

3. Las organizaciones imponen una estructura desde fuera, mientras que el


cuerpo tiene una estructura interna y natural en la que se basa.

4. Como miembros del Cuerpo de Cristo, estamos obligados a escuchar


siempre a la Cabeza del cuerpo que es Jesucristo.

5. Cuando una parte del cuerpo está enfermizo, tenernos que trabajar
juntos para curarlo o remover la parte enferma del mismo.

6. La Iglesia y el Movimiento de Cursillos trabajan mejor cuando funcionan


ccomo cuerpos y no como organizaciones.

Preguntas para Reflexión y Discusión


1. ¿Cuáles son las diferencias principales entre una organización y un
cuerpo?

2. Al operar como un cuerpo, ¿quiere decir esto que no necesitamos


organizarnos?
3. ¿Qué le sucede a la Escuela de Dirigentes cuando se opera como una
organización?

4. ¿Qué es lo necesario para que el Movimiento de Cursillos funcione como


un cuerpo?

Madurez espiritual
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Salmos 1, 4

Capítulo
C XIV
Cuando Dios nos llama para que entremos en una alianza con Él, no nos está
pidiendo que hagamos un compromiso fácil. Mantener dicho pacto, o compromiso
es mucho más difícil. Para poder perseverar en ese compromiso que hemos hecho
con el Señor, necesitamos cierta madurez espiritual. Si querernos ser líderes
auténticos, tenemos que comenzar con nuestro propio ejemplo. Si nuestra
espiritualidad es inmadura, esto se reflejará en aquéllos que nos siguen. Claro
está, no es fácil determinar el grado de espiritualidad que poseemos. ¿Cómo
vamos a saber si estamos madurando, creciendo en nuestra relación con el Señor?
No hay ninguna norma establecida para medir el grado de madurez espiritual que
una persona tiene, pero sí hay señales, rasgos que nos enseñan el camino hacia la
madurez espiritual. Es de estas señales que vamos a discutir en este capítulo.

Hay muchas señales de madurez espiritual, pero para nuestra discusión aquí,
usaremos por referencia las características mencionadas por Marsha Sinetar en su
libro, "A Way Without Words" ("Un Camino sin Palabras"). En su libro ella da una
lista de varias cualidades para alcanzar la madurez espiritual. La primera
característica que poseen o exhiben las personas con madurez espiritual es que,
"tienen bien desarrollado un sentido de ética, estética u orden universal de las
cosas." Las personas con madurez espiritual, saben que hacen cosas buenas,
simplemente, porque es lo correcto a hacer.

Tenemos un sentido moral de lo bueno y lo malo, que supera la ley. En otras


palabras, las personas maduras tienen un sentido de lo bueno y lo malo sin que la
ley se lo diga. ¿Recuerdan al profeta Jeremías hablando que debemos "escribir la
ley en nuestros corazones"? Este es el punto al cual nos referirnos aquí. Las
personas espiritualmente maduras siguen la ley de Dios no sólo porque eso es lo
que dice la ley, o porque así les parece o para recibir satisfacción personal; el
verdadero líder hace lo que está correcto, porque es lo que se tiene que hacer en
ese preciso momento sin preocuparse de las consecuencias o lo que le cueste.
Tienen un sentido muy común de todo lo bueno, verdadero y sublime en el mundo
y muestran respeto por todo lo creado, sea personas o cosas.

Segundo, la persona con madurez espiritual "experimenta su trabajo o actividad


diaria como una devoción, como un llamado a un servicio."Las Escrituras nos
exhortan a ofrecer nuestras vidas como un "Sacrificio vivo de alabanza." Nuestra
vida en Cristo en un llamado, una vocación. Cuando ofrecemos nuestra vida diaria
y nuestro trabajo como sacrificios a Dios, entonces hasta las tareas más difíciles se
hacen más livianas y las hacemos con alegría. Cuando encontremos alegría en
nuestra vida diaria sin necesidad de ser reconocidos o aplaudidos por nuestro
trabajo, nuestra vida será menos pesada. Dios mismo consideró que todo trabajo
sea Sagrado. No hay nada que hagamos donde, de una forma u otra no coopere
con la acción creativa de Dios. Si pudiésemos entender que no hay trabajo bueno
nuestro que pase desatendido o sin recompensa por parte de Dios, entonces,
encontraríamos alegría hasta en aquellas tareas de menor categoría o menos
importancia. Ver nuestro trabajo como una devoción, ayuda a reducir la
tensión y la presión y nos hace conscientes de que el Señor camina con
nosotros a cada paso que damos en nuestro diario caminar.

Otra característica de la persona con madurez espiritual es que "ellos estructuran


su vida para, que sea lo más sencilla, ordenada y lo menos complicada posible, y
sin doblez se dedican a unos distinguibles, valores afirmativos, relaciones y
principios de la vida." Es verdaderamente la persona sabia, quien sabe reconocer
que menos es más. Mientras más cosas almacenamos en nuestras vidas, más
complicada es, y mientras más complicada, más difícil es vivirla. El líder que tiene
madurez es capaz de mantener las cosas de la vida en perspectiva, con enfoque y
dirección. Dios es sencillo. Las enseñanzas de Jesús son simples. Tenemos la
tendencia o costumbre de complicar la vida y al complicarla, al hacernos más
difícil de lo que realmente es. Ya sabernos que una de las frases principales del
Cursillo es "vamos a mantenerlo sencillo". La vida es mejor cuando la mantenemos
simple, sencilla. Los hombres de negocios hablan de "reducción de personal",
"simplificación". Necesitamos simplificar nuestras vidas. Esto no significa que
ignoremos las complicaciones y complejidades de la vida, pero he aquí el punto.
La vida ya es lo suficientemente complicada sin nuestra ayuda. Hay personas que
hacen de tareas o trabajos sencillos proyectos grandes y también hay otros que
pueden simplificar las cosas más complicadas. Esto también es cierto con respecto
a la vida espiritual. Si mantenemos nuestra vida espiritual sencilla, sin
complicaciones, siempre tendremos nuestra atención en las cosas que son
esenciales.

La persona espiritualmente madura además "demuestra conectividad", o sea se


mantiene en conexión, se sienten como parte viva del "cosmos", de todo lo que le
rodea." Una de las señales de la adolescencia es de cambiar la mentalidad del
"yo", lo "mío"; a "nosotros", lo "nuestro", Los líderes deben reconocer que cada uno
representa simplemente un pedacito de un inmenso Divino rompecabezas. Nadie
es el centro del universo. Cuando podemos poner a un lado nuestro propio ego,
entonces es que podemos dar grandes pasos hacia una madurez espiritual. Cuando
nos demos cuenta que tenernos un lugar específico en la Providencia de Dios,
encontraremos que es más fácil aceptar Su voluntad y estaremos más dispuestos a
escuchar y estar abiertos a lo que Él quiere de nosotros. Al mismo tiempo, nos
daremos cuenta que, no importa cuán pequeño pensemos que somos, tenernos un
papel específico dentro del orden de las cosas del Plan Divino. Nada ocurre por
accidente o coincidencia. Todo, de alguna forma encaja en el plan que Dios ha
diseñado. Tenemos que poner a un lado nuestra propia agenda y seguir la agenda
de Dios.

Finalmente, "los líderes auténticos tienen buen humor, algunas veces tienen que
'ser como niños' (Mt. 18:3-4) y (paradójicamente) saludablemente escépticos"
(cautelosos);" Recordemos que Jesús exhortó a sus seguidores a ser "astutos como
serpientes y sencillos como palomas" (tórtola)." No somos del mundo Jn.17:14),
pero tenernos que estar al tanto del mundo a nuestro alrededor. Al mismo tiempo,
no debemos tomarnos muy en serio. Necesitamos mantener cierta inocencia y
confiar como niños; sin ello, será imposible perseverar en nuestro compromiso con
Cristo. Sin embargo, siempre debemos tomar a los demás muy en serio y tomar el
trabajo de Cristo bien en serio, pero no podemos llevar nuestro Cristianismo como
si fuera una carga pesada.

Tenemos que ser listos como los de la calle, sin dejarnos llevar por los de la calle.
Debemos tener un optimismo ingenuo para creer que Dios puede hacer todo por
aquéllos que creen y confían en Él. Esta característica es particularmente
importante porque mucha gente religiosa lleva su fe como una carga muy pesada.
Se comportan de maneras que nos recuerdan a los Fariseos siempre parecían
deprimidos y caminado como si la vida fuera un constante campo de batalla entre
el bien y el mal (Mt. 23:13 ... ). Como resultado, esta actitud de "Yo soy el que
estoy bien, yo soy muy superior a los demás" (Lc. 8: 11-12), aleja más personas de
Cristo que las que atraen a Cristo. Muchas personas piensan que los que seguimos
a Cristo no podemos ser personas "normales," sin embargo, la normalidad, ¡"ser
Normal" es un pre-requisito para la madurez espiritual! iNo vamos a ganar el
mundo para Cristo si damos la impresión al mundo que quien entrega la vida a Dios
tiene que estar loco o ser un fanático!

El Líder con madurez espiritual "es personalmente y socialmente responsable,


capaz de meditar, de prevenir y aceptar las consecuencias de sus acciones. Exhibe
un activo, natural control de sí mismo, en vez de necesitar ser controlado por
poderes impuestos. Los líderes con madurez espiritual no practican el juego de
"culpar a los demás". El verdadero líder acepta la responsabilidad de su vida y
toma sus compromisos con seriedad. El líder con madurez espiritual es pro-activo,
no reactivo. Tiene un sentido del bien de todos y considera las necesidades de
toda la comunidad. Para que el trabajo de Cristo se pueda realizar, no nos
podemos echar para atrás y desatender nuestras responsabilidades. Tenernos que
mantener y cumplir los compromisos que hacernos con Cristo, porque es lo
responsable a hacer. i Él está contando con nosotros!
Finalmente, la persona espiritualmente madura "ama y trabaja productivamente.
Jesús nos asegura que si nos dedicamos a Él nuestro trabajo dará frutos.
Ultimadamente esa es la medida de nuestro compromiso con Cristo--¿le da frutos
nuestro trabajo a Cristo? No podemos buscar nuestro placer personal, para que no
se haga esta la vara con la que se mida nuestro trabajo apostólico. Tenemos que
hacer el trabajo para el Señor. Esto significa que tenernos que ver nuestro trabajo
como parte del plan total de Dios para el mundo. Tenemos que estar a tono con el
Espíritu y dejar que el Espíritu guíe nuestros pasos por el camino que Dios ha
designado para nosotros. Una vez más, al fin de cuentas lo único que importa es
que trabajemos para el Señor. Si podemos mantener esta mentalidad, nunca
sentiremos que nuestro trabajo no ha producido frutos para Cristo, aunque nuestro
trabajo no nos complazca o satisfaga personalmente. Tener madurez espiritual
quiere decir que usamos los dones que Dios nos ha regalado, sin temor y sin
miedo. Como líderes estamos llamados a vivir a un nivel superior y nunca por
debajo de ese nivel.

¿Cómo podemos saber si estamos creciendo espiritualmente? Cuando sentimos un


deseo inexplicable, tal vez por algo que no podemos definir, Cuando a pesar de la
complejidad y el peso de los problemas, nos sentirnos agradecidos de estar vivos.
Cuando experimentamos altos (o gozosos) instantes. Cuando sentimos un deseo,
una urgencia ilógica de servir a otros. Cuando logramos obtener fortaleza para
abstenernos de nuestros apetitos... y encontrarnos alegría y placer en el arte, la
liturgia, la música, poesía o baile. Todos estos sentimientos, empujes y
apreciaciones son señales de que una larga vida de devoción está por levantarse.

Una vez que comenzamos a experimentar estas características en nuestra vida


espiritual, veremos ciertos resultados que indicarán que estamos profundizando en
nuestra vida espiritual. Primero, "¿nuestro deseo y capacidad de servir a los demás
aumenta? A medida que crecernos en nuestra relación con Cristo y Su misión,
vamos a querer hacer más porque vemos más necesidad que la que todavía queda
por hacer. El dicho, "Si quieres algo hecho, dáselo a una persona que esté
ocupada" tal vez suena irónico, pero es muy cierto. El líder que trabaja para
Cristo no espera por alguien que haga el trabajo, sino que se mira que siempre
quiere estar comprometido. A medida que maduramos, nos hacernos más
sensibles a las necesidades de los demás y nos damos cuenta de la gran urgencia
del Reino de Dios.

En Segundo lugar, "crecemos con la voluntad de corregir ciertas debilidades y


limitaciones personales, como la falta de control propio, nuestra complacencia o
inactividad." Tal parece que mientras más conscientes estamos de nuestra
autenticidad, más deseamos esta continua y progresiva conversión. Mientras más
profundo nos comprometamos con Cristo, más deseamos ser como Él.
Aprenderemos a tener paciencia con aquéllos a nuestro alrededor, demostrar más
control propio y a no evitar las tareas que envuelven sacrificios e inversiones
personales. Mientras más profundo crezcamos en el amor con Cristo, más horrible
nos parecerá la realidad del pecado. Quisiéramos evitar toda distracción que nos
aparta, que nos aleja de Cristo y de seguir haciendo Su obra. Las personas que
escriben acerca de lo espiritual nos aconsejan además que, mientras más nos
acercamos a Dios, más duro y fuerte trata Satanás de apartarnos de ese camino. A
medida que profundizamos en nuestro compromiso con Cristo, no quisiéramos por
nada apartarnos de Él, ciertamente no querernos arriesgar perder todo lo que
tenernos.

Otro resultado de tener una profunda vida espiritual es el aumento en el interés


para desarrollar esa vida espiritual. Sencillamente, una vez tenemos el ímpetu, ya
no querernos perderlo. Nos queroemos mantener concentrados y sin doblez. Es por
eso que el trípode de Piedad, Estudio y Acción son tan importantes. Estos son los
medios que nos ayudan a sostener ambos, nuestro compromiso con Cristo y con Su
obra, así como también a profundizar y fortalecer ese compromiso. Nuestra
o
Reunión de Grupo y la Ultreya son también ayudas invalorables para fortalecer y
mantener ese compromiso. La triste realidad es que, mientras toma mucho tiempo
desarrollar una vida espiritual con madurez, sólo toma un instante para perderla.
Como líderes no podemos darnos el lujo de tomar el compromiso con Cristo como
algo concedido, como si no tuviéramos que hacer nada para poder mantenerlo. La
relación personal con Dios hay que alimentarla, cuidarla y mantenerla
constantemente.

Finalmente, a medida que crecemos en nuestra madurez, encontraremos que


surge en nosotros un aspecto automático y creativo. Seremos menos controladores
y más abiertos al Espíritu. Comenzaremos a hacer cosas que jamás imaginaríamos
fuéramos capaces de hacer. Nos hallaremos dando el frente por Cristo de manera
que nosotros mismo nos sorprenderíamos. Como líderes en la comunidad,
comenzaremos a ver qué poseernos diferentes dones y habilidades que nos van
surgiendo a medida que buscamos contribuir con el bienestar del mundo. Seremos
capaces de ver y demostrar el espíritu de iniciativa que escuchamos en el rollo de
Dirigentes en el Cursillo. Este aspecto creativo permitirá que estemos más a tono
con el Espíritu. Esto no quiere decir que vamos a actuar por mero impulso o
desenfrenadamente, sino que seremos capaces de discernir realmente el soplo del
Espíritu Santo en nuestras vidas.

Una vez más, la madurez espiritual no sucede de la noche a la mañana. Esto toma
tiempo, trabajo y apertura a la Gracia de Dios, la cual trabaja gradualmente y a
su debido tiempo.

"Exactamente así es como alcanzamos fortaleza espiritual. Primero identificamos


las destrezas que necesitamos. Percepción, creatividad, iniciativa, paz interior son
todas metas espirituales. Comenzamos por lo bajo, lo pequeño, estratégicamente
carvando nuestro camino hacia metas más elevadas...
Desear prematuramente por la habilidad de alcanzar nuestro compromiso todo de
una sola vez o alcanzar una fe del nivel como la tuvo Abraham o, querer tener
respuestas inmediatas de medios para transformar nuestra vida diaria a una
santificada expresión de devoción sería una niñería idealizada y contraproducente.
Nuestros síntomas de retraso significa que todavía no estamos listo... tal vez
necesitemos vivir, en nuestra vida diaria, "como si" el Reino de los cielos estuviera
verdaderamente al alcance de la mano y a la misma vez llevando nuestras
responsabilidades del mundo. Moisés, David, José, y hasta Jesús tomaron su
tiempo (en algunos casos años) para fortalecer sus capacidades interiores."

Lo que más importa no es dónde nos encontrarnos en nuestra relación personal


con Dios. Si somos líderes siempre lucharemos por profundizar y fortalecer nuestra
relación con Dios y nuestro compromiso con Cristo, con la Iglesia y con la misión
apostólica; y como nuestra misión no tiene límites, nuestras posibilidades son
inmensas, sin fin. Las cosas de Dios no tienen final. Mientras más deseamos a Dios,
más profundo Él nos lleva en Su misterio, y mientras más profundo entramos en Su
misterio, más se fortalece nuestro compromiso a ser apóstoles.

Resumen del capítulo


1. Hay ciertos rasgos característicos de madurez espiritual:

a. un alto sentido de desarrollo de éticas y verdad;


b. una experiencia de vida y trabajo devocional;
c. la vida es sencilla;
d. hay un sentido de conectividad;
e. abunda el buen humor, el ser como niños y saludablemente cautelosos;
f. se es socialmente responsable;
g. el amor y trabajo de uno es productivo.

2. Los resultados de una profunda vida espiritual son:

a. el deseo y capacidad para el servicio aumenta;


b. más disponibilidad en corregir desperfectos personales;
c. el interés en desarrollar vida espiritual aumenta;
d. surge en nosotros un aspecto automático, creativo.
3. Los líderes de Cristo tienen que siempre estar creciendo en su relación y
en su compromiso con Él.
4. La madurez espiritual es un proceso gradual que ocurre con el
transcurso del tiempo con mucha dedicación y la gracia de Dios.
Voluntarismo y Entrega
Lecturas de las Sagradas Escrituras:

Mateo 20:20-28
Juan 6:60-69

Capítulo
C XV
En una de las escenas más dramáticas en los Evangelios, Jesús, al ver la reacción
de la muchedumbre a su discurso sobre El Pan de Vida, se dirigió a Sus apóstoles y
dijo, "¿Quieren ustedes también irse?" Jesús le pide a los apóstoles en aquel
momento que arriesguen sus propias vidas, que decidan si están con El o contra El.
Jesús toma un gran riesgo en este momento ya que no había nada que mantuviera
a los apóstoles allí. En efecto, aunque los apóstoles fueron escogidos, ellos tenían
la oportunidad de irse. En realidad, los apóstoles eran voluntarios. Pero esto no
influenció su entrega a Jesús. "Yo soy solamente un voluntario." Apuesto que he
oído esto docenas de veces a través de los últimos años-" solamente un
voluntario"; y normalmente esta afirmación quiere decir, "No esperes mucho de
mí. Eres afortunado que estoy haciendo lo que estoy haciendo." Muy a menudo
vemos nuestro trabajo en la Iglesia de esta forma, ¡somos simplemente
voluntarios! Comúnmente, como dirigentes de Cursillo, vemos nuestra entrega al
Movimiento de Cursillos como voluntarios.

Hay un cierto número de problemas con esta mentalidad. Primero que todo, lo
que una persona puede dar a una comunidad en particular no es siempre lo que se
necesita; o lo que alguien quiere dar no es siempre lo que se necesita. Además,
nuestra vocación a través del Bautismo, nuestra entrega a Cristo se transforma en
un enfoque al voluntarismo individual y no el trabajo que se tiene que hacer. Es
verdad, necesitamos personas, pero debido a que lo nuestro es un llamado y una
vocación, los servidores no pueden fijar la pauta al Amo. Es el Amo quien decide y
establece en qué consiste el apostolado.

Muy a menudo, vemos nuestra entrega a Dios y a la Iglesia como nuestra libre
decisión, y por un lado lo es. Dios no nos obliga a que lo sigamos a Él. Somos libres
de aceptar o rechazar Su invitación. Por otro lado, debido a que es un llamado,
nosotros no ponemos términos al convenio. Dependemos de Dios y la Iglesia para
poner condiciones a ser discípulo, apóstol o dirigente. En el Bautismo recibimos un
llamado, una vocación. Ese llamado es a ser discípulos de Cristo, a proclamar la
Buena Nueva y compartirla en oración, alabanza y vida de sacrificio de la Iglesia.
Somos libres de decir "sí" o "no". Si la respuesta es "no" entonces el caso está
cerrado. Si la respuesta es "sí", entonces, no podemos preparar nuestra propia
agenda.

Recuerdo que varios años atrás cuando tenía una maestra de catecismo la cual era
una psicóloga. Su trabajo en el programa de catecismo era preparar a los
estudiantes de segundo grado para su Primera Reconciliación. La descripción de su
trabajo era clara y simple. Al poco tiempo, ella elaboró un programa en el que
ella quería llamar a todos los padres, visitarlos y en efecto hacer un perfil
psicológico de cada familia. Nuestra coordinadora de catequesis le dijo que esto
estaba fuera del campo de trabajo de su posición y que no podía respaldar esto
¡La maestra se indignó! Aquí tenernos un caso de alguien que dio su tiempo a Dios
y a la Iglesia, pero trajo su propia agenda al caso. Esta es una historia que
infortunadamente es muy familiar.

Esto nos puede pasar como dirigentes de Cursillo. Posiblemente queremos darle
nuestro tiempo al Movimiento de Cursillos, pero en nuestros términos. Al igual que
todo en la Iglesia, el Cursillo es un llamado específico a realizar el trabajo de
Dios. Somos libres en responder el llamado o encontrar otra cosa que hacer. Si
decimos "sí" a trabajar como dirigentes de Cursillo, tenemos que seguir la
agenda del Movimiento de Cursillos, la cual sigue la misión de la Iglesia, que es
la extensión de la misión de Cristo. No podemos decir que somos dirigentes de
Cursillo y después hacer nuestra propia agenda y cambiar la agenda que ya existe.

Muy a menudo, en la Iglesia Católica estamos plagados con la enfermedad de


"seleccionar y escoger religión." Yo soy Católico, pero la Iglesia Católica no puede
decirme cómo debo vivir. Bueno, ¿sabes qué? Si alguien quiere ser Católico,
entonces esa persona debe seguir lo que la Iglesia Católica enseña. No podemos
seleccionar y escoger, como el escoger la fruta que parece mejor en la ensalada
de frutas. De la misma forma, si queremos ser auténticos dirigentes de Cursillo, no
podemos quejarnos de que el Cursillo nos "impone" demasiadas reglas y guías. Si
respondemos al llamado del Señor en una capacidad particular, entonces no
podemos poner nuestras propias condiciones.

Recordemos que nuestro llamado a ser apóstoles viene del propio Jesús. Él pone
las condiciones al discipulado. Los discípulos no dictan a Jesús los términos de su
aceptación. Ellos deben aceptar el llamado completo o nada. "No es nuestro
llamado al discipulado lo único que no es nuestra elección, sino que tampoco lo es
qué conlleva ni cuál va ser el lugar de nuestro trabajo." Jesús puso limitaciones a
sus discípulos. Él les dijo donde debían ir, que hacer y por cuánto tiempo hacerlo."
" Nunca nadie le dice a Jesús, ¡tu estas exigiendo demasiado. Después de todo, yo
soy solamente un voluntario!" La respuesta de Jesús es simple: "¿Quieres irte
también tú?" Jesús llama. Podemos aceptar Su llamado o encontrar otra forma. Si
aceptamos Su llamado, debemos tomar con seriedad nuestro compromiso con Él.
Además, ¿a quién podríamos ir? ¡Sólo Jesús tiene las palabras de vida eterna!"

Resumen del capítulo


1. Somos libres de aceptar o rechazar el llamado de Dios, pero si
aceptamos seguir al Señor, debemos seguirlo en Sus términos.

2. Para ser un verdadero dirigente de Cursillo, debemos mantenernos


firmes en los elementos esenciales del Movimiento.

3. No podemos jugar el seleccionar y escoger cuando nos referirnos al


trabajo del Señor. Tenemos que aceptar todos los términos y condiciones
de nuestra vocación.

4. Cuando respondemos al Señor en nuestros términos, ya no es el trabajo


del Señor el que hacernos, sino simplemente estamos promoviendo nuestra
propia agenda.

Preguntas para reflexión y discusión


1. ¿Qué sucede cuando hacemos el trabajo del Señor en nuestros propios
términos en lugar de Sus términos?
2. ¿Cómo encaja el seguir al Señor de todo corazón con el llamado a
Idealismo, Entrega y Caridad?
3. ¿Piensa usted que existe tal cosa como: soy "tan sólo un voluntario?" El
ser compensados por nuestro trabajo ¿nos hace mejores trabajadores?

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