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FE Y RAZÓN
Pbro. Jaime Arturo Franco Esparza
CAPITULO PRIMERO
Punto de partida
Para el Cristianismo quedaba de manifiesto y era indiscutible que Jesucristo venia del
Padre, había muerto y resucitado, que era verdaderamente el Hijo de Dios, que eran
los Apóstoles los depositarios de la Fe, quienes habían recibido al Espíritu Santo. Al
inicio de la era Cristiana se vivieron fuertes momentos ante el paganismo que existía
en Roma principalmente, confrontándose con la incredulidad al anunciar el Evangelio,
esto llevo a los Primeros Padres a luchar contra las herejías que iban surgiendo, ellos
se encargaban de justificar la fe cristiana.
El Ser humano esta siempre construyéndose a si mismo dentro del momento actual,
cultural y social. Es necesario un cambio de paradigma ya no podemos seguir con los
mismos esquemas de un concepto de revelación obsoleto que ya no dice nada ni
responde a las problemáticas del mundo actual. Estamos cada vez más convencidos
de que nuestras decisiones fluyen desde nuestro interior, apreciamos nuestro mundo
particular, lo mío, el individualismo esta impregnándose en nuestra sociedad como un
valor, el comercio se convierte en parte de nuestra cultura, el materialismo parece ser
que es la que nos da la felicidad. La fe del cristiano se halla cuestionada por un mundo
de injusticia y opresión. Ante esta realidad ya no se puede pensar en una Revelación
impuesta sin relación con anhelos, deseos y preguntas del Ser humano. Se trata de
trata de saber como unir la manifestación libre de Dios y la autonomía de su creatura
y de entender la singularidad del cristianismo en medio de un océano de religiones.
CAPITULO SEGUNDO
La construcción de la Fe
La persona vive una continua transformación de su propio ser interior, igual sucede
con la fe, en su proceso va construyendo su propio yo y va acogiendo el llamado de
Dios. Hay una lucha entre la voluntad de Dios y la propia voluntad del ser humano, la
modernidad somete al individuo a una aceleración del nivel de la conciencia, de
libertad, de voluntad de decisión de autonomía, de independencia, dificultando así la
capacidad e decisión. Se busca un escapar de la realidad con mecanismos de huida,
esto afecta tanto al individuo como a la sociedad, podemos nombrar el autoritarismo,
la destructividad, etc. según estudios hechos por Erikc Fromm que se encuentran en
su libro “El miedo a la Libertad”.
La propia decisión es el más alto nivel de conciencia y llega hoy al campo religioso. La
reforma protestante enfatizo más la subjetividad de la fe. La iglesia católica enfatizó el
polo opuesto del dogma, de la autoridad del magisterio y de la tradición, y así siguió
una actitud de dependencia, de una menor conciencia de autonomía. La historia de la
modernidad seguía con los avances de la conciencia de libertad y autonomía, dentro
de la Iglesia brotaban movimientos que tomaban esta conciencia por ejemplo el
movimiento kerigmatico, el movimiento del los laicos comenzó una lenta superación
de un clericalismo arraigado y prepotente, el movimiento ecuménico ayudó a una
aproximación con los hermanos evangélicos. Estos movimientos desembocaron en el
Concilio Vaticano II la entrada de una vivencia más personal de la fe.
La liberación social de la injusticia fue tan urgente y grave que llevó a descuidar el
aspecto espiritual y religioso de la gente del pueblo. Con la caída del socialismo y
muchas otras razones condujo al hombre a abandonar la vida de compromiso y
entregarse al individualismo. Estalla una segunda ola de subjetividad individualista,
narcisista, con cierto escepticismo, desilusión y fatiga. Este momento presente exige
claridad y discernimiento para que el cristiano no se engañe confundiendo la explosión
religiosa con la fe cristiana.
El Antiguo Testamento es revelación de Dios, existe una palabra de Dios que ilumina al
pueblo hebreo, en el Nuevo Testamento Jesús el Hijo de Dios irrumpe en la historia,
fue dando sentido a las experiencias humanas que vivió y compartió. La historia es
donde vivimos la fe que se empobrece si esta solo se vive de manera individualista y
descuida su dimensión histórica y social. La fe bíblico cristiana nació en el interior de
la historia de un pueblo y de una comunidad.
CAPITULO TERCERO
Creer en un mundo Religioso
Una explicación a estos fenómenos podría ser que ante el panorama tan triste y
desgarrador de nuestra realidad resultado de las guerras, de los contaminantes, de la
pobreza, de la urbanización y aceleración del mundo globalizado, industrializado esta
generando un vacío, una angustia y nausea exixtencial. Ante este panorama ¿qué
podemos hacer los cristianos? Dice M. Eliade, “la estructura de la conciencia humana
es tal que el hombre no puede vivir sin buscar el sentido y el significado.”
Las expresiones técnico-científicas y racionalistas de la sociedad moderna expulsan lo
sagrado de muchos ámbitos, pero no los suprimen.
CAPITULO CUARTO
Creer en un mundo en Crisis de la razón.
Encontramos aquí como a inicios de Iglesia los cristianos eran tachados de incultos,
irreligiosos, con una doctrina bárbara y absurda como una locura mística de oriente.
Aparece San Justino, Atenágoras y Orígenes como apologetas queriendo demostrar la
congruencia entre Fe y Razón. En la edad media surgen las ordenes mendicantes
poniendo en relevancia a los pobres y dan un sentido más evangélico a la pobreza,
una mayor exigencia de pureza, ascesis y un espiritualismo hasta el éxtasis.
Viene luego un momento de armonía entre fe y la razón con las aportaciones de San
Agustín que parte de la experiencia humana para conocer. Decía “la razón sirve para
regar, nutrir y robustecer el germen de la fe.” Y de Santo Tomas que lleva la reflexión
de la revelación a la madurez y consigue una mejor armonía entre fe y razón. Dios
infunde en nuestra razón la fe, nos da signos visibles para que por nuestra razón
logramos conocerlo. Estos signos o señales dejan lugar para nuestra libertad y para la
gracia de Dios, estos son los milagros, la belleza, y la santidad. Es fácil entender
porque la razón y la fe se armonizan porque es el mismo Dios quien se revela y quien
crea nuestra razón. Viene la ruptura entre fe y razón.
Como podemos ver la fe ha cambiado de sentido ya no forma parte de nuestro mundo
racional.
Directamente habla de salvación y de cosas de otra vida. La ciencia moderna dice
acerca de la fe que esta fuera del universo de la realidad objetiva, fuera de la verdad
sobre la cual la inteligencia se pronuncia. La razón conoce la verdad de la fe, pero
estamos distantes de la época de la armonía entre la razón y la fe, sea por el exceso
de racionalización de la razón, sea por las realidades y creciente de la verdad. Las dos
realidades tomaron caminos opuestos y la separación tiende a crecer. En los primeros
siglos de distanciamiento entre la razón y la fe, el escenario parecía maravilloso. La
razón se libera de la realidades autoritaria de la Iglesia y de su clero.
CAPITULO QUINTO
La Fe y la Comunidad
El cristiano se ve llamado a dar testimonio de su fe. Como acto del ser humano implica
racionalidad, libertad, decisión. Se constituye en relación con Dios, en una comunidad.
La trinidad nos impulsa a ser comunidad humana y de fe. Todo en nosotros clama a
Dios. La fe humana se fundamenta en la credibilidad que le otorga la persona en quien
se confía. San pablo describe así la cadena de la fe: escucha, mensajero, envío. La fe
viene de la predicación y esta por la palabra de Cristo. nadie puede comunicar la
gracia actuando dentro del otro. En el interior de las personas solo actúa Dios. Santo
tomas enseña que la gracia no suplanta la naturaleza, sino la perfecciona y suple sus
defectos. La inteligencia tiene una luz natural con una fuerza finita capaz de penetrar
la verdad, Dios potencia esa luz con una fuerza interna para que penetre más en el
conocimiento de las cosas que la sobrepasan. La luz de la fe eleva el intelecto y lo
hace apto para dar su asentimiento al Dios que revela y trasciende.
Fuimos creados por el Dios Trino, nuestra estructura humana fue modelada por este
Dios, todo lo que somos refleja el origen trinitario, comunitario. Si todo en nosotros es
comunitario también lo serán nuestras vivencias de fe. Donde todo es gracia la
trinidad marca aun más su presencia. La dimensión comunitaria se ubica al principio y
al fin del proceso humanizante. Tanto más sana es una persona cuanto más capaz es
de relacionarse con los demás.
El sujeto que cree no esta solo sino que tiene la comunidad, esta no se opone a la fe
personal al contrario es el espacio nutricio donde se vive. La trinidad económica se
revela en la historia, Yahvé es Dios Padre, principio de la historia de loa salvación,
Jesús es el Hijo de Dios donde se cumple la salvación, y el Espíritu Santo es el que
actúa en el interior y hace que esta historia continúe. La trinidad , Dios en nosotros
(existencial), Dios para nosotros (económica), Dios de si (inmanente) .
CAPITULO SEXTO
Creer y seguir a Jesús
Mateo hace referencia del Antiguo testamento al comparar a Moisés con Jesús, que
con su autoridad reformula la ley, y propone la superioridad de Jesús sobre Moisés,
Jesús es el nuevo Moisés. Marcos nos presenta un Jesús que desdemoniza el mundo, el
cristiano es llamado a rehacer en si mismo el camino de Jesús. Lucas pinta una figura
paradójica de Jesús, nos presenta su gran misericordia, a un Jesús salvador, libertador
de los pobres. Lucas radicaliza el seguimiento a Jesús cargando la cruz cada día. Pablo
presenta a Cristo como anterior de la creación y como su autor. La preexistencia de
Cristo, Él es la cabeza de la Iglesia. Lo que Jesús dice y hace es Dios quien lo hace. Es
fundamentalmente palabra reveladora, salvadora y amorosa de Dios Padre que tanto
amo al mundo que le entrego a su Hijo único.
El acceso del fiel a Jesucristo tropieza con la historia que separa a ambos. Debido a
esto el creyente cae fácilmente en los dos extremos, o se olvida de la distancia y se
refugia en una lectura literal de la vida de Jesús o se olvida de su historicidad y se
queda con la figura tradicional de Jesús. En ambos casos se descuida lo más
importante, entrar en el misterio del Jesús histórico y dejarse cuestionar por Él. Los
valores del Reino son vida, solidaridad, opción por los pobres, justicia, misericordia,
perdón de los enemigos, libertad nacida del amor a Dios y al hermano, la supremacía
del ser humano sobre la ley. Ahí están las bienaventuranzas, las parábolas del reino.
CAPITULO SÉPTIMO
Escritura y Tradición
Un clamor brota de millones de hombres, pidiendo a sus pastores una liberación que
no les llega de ninguna parte, desde los albores de la colonización del siglo XVI, junto a
la esclavitud del negro y el genocidio de los indios, nuestros países de América latina
vivieron una alarmante injusticia social. Las clases dominantes mantuvieron una
estructura social que hace a muchos de nuestros países campeones en la pésima
distribución del ingreso. Esto significa una degradante pobreza. La novedad de los
pobres esta en que son multitud con millones de miserables acumulados. En ultimo
análisis era una cuestión más teológica que socio-política. Entonces ¿Dios es el ultimo
responsable de la pobreza?, sin embargo gracias a Marx, esta teología de deshizo. El
decía que la gente es pobre a causa de las relaciones sociales que el sistema global
impone entre las naciones y dentro de las naciones, entre clases.
El cristiano esta llamado a ser profeta que implica una doble acción la denuncia y el
anuncio
Denuncia: El neoliberalismo se anuncia como muerte de la ideología en nombre de la
ciencia, pero en realidad es una nueva y sutil forma de ideología. Por eso toca al
cristiano desenmascarar este engaño.
Anuncio: La manera de oponerse a la muerte es la vida, toca al cristiano el anuncio de
una nueva forma de vida en la sociedad. En términos teológicos un anunciar la
esperanza, en términos políticos una utopía.
Praxis: Ponerse al lado de los pobres, la fe cristiana responde a su vocación profética
creando una cultura de solidaridad comprometiéndose en los nuevos movimientos
sociales, estas creadas desde la fe, tejiendo nuestra vida cotidiana en fraternidad.
La fe del cristiano de vive en el corazón de la historia, nace dentro de la sociedad,
intenta actuar en ella para transformarla. Nos toca pues mantener encendida la
dimensión profética en este movimiento. Seguir denunciando toda violación contra las
libertades individuales y contra los derechos sociales.
COMENTARIO
Realmente disfrute la lectura aunque fue un poco apresurada, con ésta se completa de
alguna manera la del libro anterior, me deja muchas inquietudes y ganas de realizar
con una convicción más profunda mi ser cristiano, mi ser profeta. Me plantea a
grandes rasgos la historia de mi mundo, de la Iglesia, de la realidad actual y me invita
a buscar nuevas formas de evangelizar de anunciar la revelación según mis
posibilidades en donde me toque vivir.