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Mis tiempos en el voluntariado jesuita Jorge E. Reza Alva? Primavera de 2011 1 Me sorprendié escuchar que hoy por hoy los jovenes que ingresan al voluntariado jesuita en México” quieren colaborar principalmente en proyectos que atienden a migrantes®, Lo anterior lo comenté el actual Director del SJJV* en una reciente visita a la universidad. Como hubiese dicho algin anciano: “en mis tiempos” los jévenes voluntarios querian colaborar en proyectos con indigenas, mayormente en la sierra Tarahumara o ir a Chiapas. Al principio, al equipo base del SUV (laicos y jesuitas) nos costé trabajo re- direccionar algo del servicio de los voluntarios hacia la atencién a proyectos de migrantes. Recuerdo el caso de un joven (del ciclo 2002- 2003) que inicialmente se resistia a colaborar en un albergue de migrantes en Nuevo Laredo, atendido entonces por las Hermanas de San José De Lyon: al final, pese a las dificultades y la dureza de la realidad en la frontera, su experiencia fue de total consolaci6n. Casos como éste se multiplicaron entre los jévenes que prestaban su servicio en casas para migrantes, estos hechos nos iluminaron y confirmaron la apuesta y el compromiso del SIJV en el trabajo con estos Hermanos. Visto en un contexto mas amplio, quiero pensar que son los signos de los tiempos (“los clamores y los fervores de la época”, segtin gustaba de recordar el Caporal Saravia, SI): luego de la conmemoracién del V centenario de la conquista, en los afios “90, volteamos a mirar el viacrucis del migrante en nuestro pais. A tal grado que este sector se ha convertide -literalmente- en un “apostolado de frontera” para las Obras de la Compafiia de Jests. u El voluntariado jesuita surgié en México en los afios “90, por iniciativa del equipo de pastoral juvenil de la Provincia. En este equipo figuraban jesuitas jévenes como 1 Director del voluntariado Jesuita mexicano del 02 de octubre de 2002 al 15 de enero de 2006. * Servicio Jesuita de Jévenes Voluntarios,Institucién de Asistencia Privada, ® Actualmente el SIV- México trabaja en cuatro programas: migrantes y DDH; nifios vulnerables; desarrollo comunitario y pastoral social. Ver: http://mww.voluntariadojesuita.org.mx/ Miro. Carlos A. Herndndez Davila Pepe Sanchez, SI; Jorge Heredia, SI; Javier Prado, SI, y otros mas. Pedro Arriaga, SI, era el Asistente del sector y Pepe Morales, Si, Provincial. En el mundo, los proyectos de voluntariado jesuita se multiplicaron a partir de la experiencia germinal de los jesuitas en Alaska en los afios ‘50. La primera pareja de voluntarios mexicanos -Sol y Miguel- colaboraron en el Servicio jesuita a refugiados- México, atendiendo a refugiados guatemaltecos en los estados de Campeche, Quintana Roo y Chiapas. Carlos Morfin, SI, era el subdirector del SJR- México y Vladimiro Valdés, SI, su director. Corria el afio del ‘93. Con este antecedente, la primera generacién del SJJV- México inicié formalmente en el ciclo “95- 96. Un jesuita: Pepe Sanchez, SI, quedé al frente del proyecto. A partir del ciclo 2002- 2003 el Director del voluntariado ha sido laico. um En el invierno de 2003 tomamos la decisién de trasladar la sede del voluntariado: llevabamos ya vario afios de tener nuestras oficinas en la exclusiva zona de Polanco, el edificio que nos albergaba (un auténtico bunker) se ubica a medio camino entre la zona hotelera y Av. Presidente Masarik (el equivalente nacional ala 52 Avenida de NY) en el Distrito Federal. El edificio mencionado es propiedad de la familia de un jesuita mexicano, quien generosamente ofrecié el espacio a los escolares (estudiantes SI) en comodato. Sin embargo, nos parecia que el equipo del SIIV deberia compartir un poco més la suerte de los j6venes voluntarios que vivian y trabajaban en proyectos donde no abundaban las comodidades. Luego de la correspondiente deliberacién, decidimos trasladar la sede del voluntariado a la colonia San Rafael para compartir el edificio que ocupa el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustin Pro Judrez, SI. En ese inmueble también se hospedaba la Asociacién Tepeyac, a cargo de un jesuita que -entre otras actividades- coordinaba la carrera Antorcha Guadalupana: México-Nueva York. Cuando llegamos al Pro habia una patrulla de la Procuraduria de Justicia del DF frente a sus instalaciones, por la calle Serapio Rendén. Luego supimos que era una “medida provisional para proteger la vida e integridad” de los colaboradores este Centro, ya que habian recibido amenazas “en extremo preocupantes”. Con este hecho pasamos a compartir -un poco- la suerte de esta Obra Hermana. Debo mencionar que durante el tiempo que trabajé ahi nunca tuvimos -el equipo (laicos/ jesuitas) o los jévenes voluntarios- ningun percance que lamentar. No esta de mds comentar que siempre fuimos bien recibidos y atendidos por todo el equipo del Pro. Este cambio de domicilio supuso otros en cascada: asumir al 100% las riendas de la administracién y contabilidad, la renovacién de nuestro patronato y allegarnos de mobiliario propio. v En la parabola del administrador astuto (Lc 16,1-13) éste recibe adecuadamente ese adjetivo y no el de “buen” administrador. Lo anterior viene al caso porque atin creo que los dineros de cualquier institucién son sagrados y hay que gestionarlos como si fueran propios. Mas si esa institucién tiene fines tan nobles como los que persigue el voluntariado. Aunque parezca politicamente incorrecto decirlo: un administrador -hablando de sus funciones- debe ser conservador al extremo para garantizar la permanencia de la Obra en el tiempo (sustentabilidad), aunque a veces esta “cuadricula” choque de manera frontal con estilos mas laxos. La buena organizacién, gestién, transparencia y rendicion de cuentas (es decir: atencién al entorno legal, colegialidad, planeacién, informes, auditorias, evaluaciones y demés) abonan a favor del fortalecimiento institucional. v No sé por qué razn siempre me ha gustado trabajar con jévenes, puede ser que me identifico con sus busquedas y su pensamiento critico; 0 porque me contagian de alegria y entusiasmo; tal vez me gusta ser testigo del paso de Dios por sus vidas ‘ome recuerdan a mi mismo cuando joven. Como sea, me infunden esperanza, En el trabajo con jévenes conviene tener presente aquel pasaje de las Escrituras: “lira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a su casa y cenaré con él, y él conmigo.” (Ap 3, 20) Y tejer una relacién de respeto mutuo con autoridad, hay que saber exigir y cumplir los acuerdos que se establecen a fin de seguir creciendo en libertad y solidaridad. Un aspecto clave es la congruencia personal: lo que en educacién se denomina curriculum oculto, el testimonio de vida o predicar con el ejemplo. Los jévenes son muy sensibles a este modelaje. El encuentro con otros jévenes también les ayuda a crecer humanamente (en espacios de servicio como el voluntariado, en los proyectos donde colaboran u otros similares): les anima, impulsa y confronta, convalida sus busquedas personales. En los talleres de induccién algunos comentaban: iVaya no soy el Unico oco (idealista, sofiador...) aqui! Fin de la primera parte

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