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LA DICTADURA DE O’HIGGINS “CAPITULO VI, XV y XVI" 7 AMUNATEGUL, Miguel Luis Imprenta BARCELONA Santiago de Chile, 1914 PUERTO MONTT, AGOSTO DE 2000 INDICE ~ CAPITULO XVI. CAPITULO SEXTO ‘Amndono de a capital de Chile por los relists. -Eleccin de don José ‘San Marin para director supremo, su renuncia de este cargo. -Elecién de don Bernardo OHiggins para el mismo empleo. Primer ministerio. de (Olliggns. -La Logia Lawarina “Politica inflexible adoptad por et gobiena ‘Melia fiscal. -Fjocucidn de don Manel Imus. -Ejeenein de San Brono 1 Villalobos. -Nombramient dl general argentino don Hilarién de a Quintana ara director deteando, y descontento que produce. -Nombramiato de ua junta ‘en recmplaz del goberante anterior. -Nombramiento de don Lis de lx Cruz pa director dlegado. -Creaion de la Legiin de Mri. -Proclamacién de Fa independenca de Chile. -Campata de 1817 cova os realisias del sur. Cara de 1818 conta el ecto de Osorio Después de la batalla de Chacabuco, Ia fuga precipitada de Marcé del Pont, de sus cortesanosy de sus tropas, deen acefilia la ciudad de Santiago. La pete, vigndose libre de toda sujecibn, dio rienda sueta a su furor contr los sostenedores de la metrdpoli, y principié sus venganzas por el,saqueo del palacio de los presidentes, gobernadores En pocas horas, los lujosos tapices, los magaficos maebles Tas primorosas porcelana, todos los dijes que consttulan fs vanaploia y el delete del altimo ‘obernante espaol, pasaron a manos de individuos menos relamides y delicados, que su duefio rimitvo El destino que habia cabide a los bienes de Mareé inspiré serios cuidados al vecindario de la capital. Temié que el populacho, echado con el botin del trano, y sn feno que Je contuviera,entregase al pila las propiedades de los dems ciudadanos. Para evita un riesgo tan inminente, muchos de 1s principales habitantes rogaron a don Francisoo Ruiz Tagle que invistiera el mando de la ciudad hasta la entrada del ecto libertador ste seo, convencido de a gravedad de hs citcunstancias, se presté a estos deseo, y cepts para conservar el orden aguelladelegacion popula. ‘Tal era el gobierno provisional exstene, cuando el general San Martin hizo si entrada en a capital Una de sus primeras providencias fe eonvocar a los notables del pueblo para que, reunidos en cabildo abierto, designasen tes electores, uno por cada una de las tres provineas en que estaba dividido el reno, Santiago, Concepcién y Coquimbo, a fin de que éstos nombrasen Ia persona que habia de rire pas. En cumplimiento de esta convocatora, el 15 de febrero, se congregaron en la sala ‘apitular cien vecinos bajo la presidencia det gobernador Tagle. Era aquel un acto de pura ‘rmula. No habia otra eiecein posible, que la del general en jefe del ejéreito vencedor, ola de Ia persona que él indicara, Aquela junta fo consklré as, decir inti el nombramiento de Jos tes ‘electores y proclamé por unanimidad director supreme a don José de San Martin ‘Como ya lo he dicho, po entraba en la politica de éste ya éste admit semejante titulo, Renuncis, pues, el honor que se le ofrecia,y volvié a convocar el vecindario con el mismo ‘objeto que anteriormente 116, se reunion doscientos diez individuos, que insistieron en el acuerdo del dia precedente ‘San Martin toms a renunciar, y manifest a aqulla asamblea electoral por conducto el auditor de guerra don Bernardo Vera is razones que apoyaban su resolucion, ‘Comp ella permaneciera todavia congregade, nombré por unanimidad también a don Bernardo Otiggins director supremo inteino del estado con facultades-omnimodas, Vera que Inia en aquella ocasién como de apoderado de San Martin, express cin placentera seria para el ‘general la eleeiin que acababa de efetuars. ‘Apenas el auditor hubo concluido su discurso, una porciin de los eiudadanos alli reunidos cori casa de O'Higgins; y en medio de vitores y aplauss, le trjo ala sala capital para que prestarae!juramento de estilo Se convino en que los demas pueblos iran ratifieando fo acordado, « medida que fa retirada de los realists lo fese permitted, La proclamacién de aquellos doscientos diez individuos fu e itulo primitivo de don Bernardo O Higgins para la dictadura que ejerié por el espacio de seis aos, Es preciso confesar ue, en las cireunstancias, no podia consultarse la voluntad de la nacién de una manera mas Jegitim y formal El pueblo de Santiago se hallaba en el dia siguiente al de una victoria que traxtomaba todo el orden establecido, sin fundar slidameste el nuevo sistema. El enemigo, saunque derrotado, se atrincheraba en una exiremidad del pals, y abandonaba el resto con Jentitud, como quien se propone volver a disputarlo. A nadie s¢ ocultaba que Chacabuco no habia sido mas que un prineipio de la lucta, brillant para las armas de fa patria. La campafa de Ja restauracin estaba abieta con venaja, pero no coneluida, Todos tendlan la vista alas costas del Peri, de donde seguramente iba a partir In escuadra que habia de transportar las nuevas legiones de Espafa, La gente pacfica reelaba todavia mayores padecimientos que los que eyaba ya soportados en aguellaencarnizada contienda,y os militares afilaban sus sables. En semejante situacin, habra sido insensatez mostrarse demasiado escrupuloso por Jas formalidades que se observasen en la elecciin del goberante supremo. Era aguel un momento de descanso entre dos batallas. ,Cémo pensar en replamentar y convocar comicios clectorales, cuando el tempo apenas aleanzabs para ls preparativos de guerra? Es preciso confesarigualmente que, entre todos los jefes nacionales que en aquella éoca pisaban el terrtoro chileno, Oiggins era el més aparente para regia sus concidadanos, Yel mas digno de mereccr ese honor. Sokiado valienc, hombre de prestigio, caudilo de un ‘numeroso ando, en intimas y buenas relaciones con el general dl etcito aliado, poseia todas las caldaes que habrian pido desearse. Pero hechas estas reservas, no se nega tampoco que fa irregularidad de su eleccion iil pti denn tego Ln tai rine Si ps els mo de un pueblo, tanto mas cuanto sus sufragios hablan estado muy lejos de ser enteraente iresEllos no tabian hecho sino promunciar en voz ala el nombre que San Martin les tabla epetido al oko, No dudo que sin esa poderosa indicacion O'Higgins habra sido designado; pero Ja cosa habla sucedido de ese modo. [No hay sentimiento mis puntilloso, que cl de! nacionaismo.Dijérase Jo que se dijee, cl director debia su elevacin al apoyo de un cjército pertencciente a una nacién extranjera, ‘aunque hermana, mas bien que a un ato esponténco de sus conciudadanos. Esta observaciin que se deducia logieamente de Jos hechos, no podia menos de ser funesta para la popularidad de don ‘Bernardo, Sus adversaris politicos, desde los primeros tiempos, hicieron servir en provecho suyo €l vicio de que adolecia el nombramiento del director. ‘O'Higgins inmediatamente organi26 su ministerio, que dividié en tres departamentos, saber, el de gobierno y relacionesexterores, el de guerra yel de hacienda Los dos primeros fueron encomendados a don Miguel Zafartu y a don José Ignacio Zenteno. Zaftarty se hizo también cargo del de hacienda, que no fue dado sino algunos meses mds tarde a don Hipsito Villegas. Zenteno se habla comprometido por a causa nacional pero antes de la emigracion, 1 habia ocupado un puesto de primera linea. En Mendoza, San Martin le habia nombrado oficial de su secretaria. Los dos se hablan entendido. Zenteno tenia una cabeza organizadors, y ra infatigable para el tratajo. EI gobemador de Cuyo, prendado de la inteligencia con que fe ccomprendia, y de la laboriosidad con que ejecutaba sus disposiciones, no abla tardado en hacerie La parte que Zenteno habia tomado en la formacion del ejreito de los Andes, habia sido importanisima, Era él quien babia dirigido esos mil pormenores indispensables para el ‘arregl y I disciplina de la topa, y cuya minuciosidad y muliplicidad piden una coniracsiin y ‘un empeto difiiles de encontrar. [En el ministerio de la guerra, ibaa continua las mismastareas, queen la secretaria de Mendoza, areas qu sin descanso soports durante alos, y que a ottos los abrian rendido en unos euantos meses. tun hombre apasionado, de bastante babilidad, de earicter firme y decidido, de semtimientos profundes, que cuando aborrecia, aborrecia de nverte, y cuando ‘amaba, era con exalaciin, El odio contra los Carreras era en él una pasion. En 1813, habia sido en Concepeidn, sino ef eaudill, al menos el orador foposo y audaz de la ficeiin que habla combatilo contra don José Miguel. En esa ocasin, habla desplegado un atrevimiento al cual nada habia intimidado, ni el prestgio de Carrera, ni el fanatismo del ejército por su general. Esta conducta debié de ser alos ojos de Oiggins uno de sus principales méritos para confiarle I eavtera de uno de los minsterios. En os dystaenios, rnstaron os stguscaiMos, geo tenianninganas Seanguicas i inicitv,y autridades locales, que To an sno agents sumsos del ecutive. {Los enumerados eran, puede deitse, los funcionarios de la adminstracisn, Pero en la sombra, se form ademis un senado misterioso, especie de remedo de ks instituciones ‘yenccianas, que, aunque no estuviera auorizado por ninguna ly, formaba en realidad el consejo, el tector. Era una asociacibn masSnica, que se denominaba la Logia Lawarina El pabtico designaba con mas o menos fundamento a varios altos potentados civiles 0 nilitares como cofrades de aque! club tenebroso y encublerto; pero nadie podia asegurar a punto jo y con certidumbre quines eran sus miembros. Estaba estrechamente relacionado con otro semejante que existia en Buenos Aires, ‘que gobernaba también aguel estado. Ambos debian si furaciin al general San Martin, que era ‘uy inclinado a dirgir a politica por resortes ocuios y maquinaciones subterréneas Este senado enmascarado, que deliberaba a escondidas, como si temiera la hz, sin sccretario que autorizase sus acuerdos, y sin actas donde se consignasen sus procedimientos, decid, segin s dice, bajo la presidencia del director, todos los negocios grandes y pequeios de Ja guerra y de la administracon, Ejercia al mismo tiempo las funciones de exerpo deliberante y 4e poder ecutive. Lo que se resolvia en sus sesiones, era lo que se ponia en péctca v Desde los primeros dias de su establecimient ‘del gobierno que deba su elecién al triunfo de Chacabuco. \dejbse conocer cud seria el programa ‘Asegurar a toda costal independencia de Chile era su principal objeto, francamente confesado. Para conseguir, estimata necesariasparticularmente dos cosas: crea y consevar en cl partido revolucionario in mis absolutaunidad de miras bajo la disciptina mis severa;y abatir rmoralmente,aterrorizar a fos realisas, Todo lo considerata perdido si, como antes dela batalla de Rancagua, Ia divisin se introducia entre los patriotas. Crea cas infructuosas las ventas militares, mientras los realists se atreviesen a confesarse tales, y a tener el descaro desu opinion, Estaba dispuesto a emplear toda clase de modios para aleanzar esos dos resultados, Esto explica el enearnizamiento con que se puso a perseguir a los earrerinos,y el rigor de as ‘epresalias que tome contra los adietos a Espa, FI gobernador de Mendoza, Luzuriaga, recibié orden de detener a cuantos 10 Uevasen el competente pasaporte. La cordillera debiaservir de atajo a todos los amigos decididos ‘de Carrera, aun cuando offeceran sus servicios, aun cuando no hubiera sospectas contra ellos. {Los que estaban en Chile fueron vigilados casi de vista Todas las medidas preventivas se juzgaban lietas para impedir la mis remota lidad de anarqua Et gobierno cra tanto ms estrcto en sus precauciones, cuanto que don José Miguel ‘habia arrbado por aquel entonces al rio de ka Plata con una expediciin de los Estados Unidos. Su ‘roximidad sola se consideraba como el amago de un gran peligro, La persecucidn de los realistas fue todavia mas dura y tenaz. Las congojas que enionces debieron soportar, fueron sin duda espantosas, y dejaron compensadas las que ells, durante la reconqusta, hicieron sur a los pattotas [Ningdn espaol, ningin americano tachado de gado podia andar por la calle después 4el toque de oracones, so pena de ser fsilado en el acto Eataban conminados eon el mismo castigo, si se reunfan en nimero de tes, bien fuese ‘en su casa, o en cualquiera ota pate. (tro bando ordens que todo individuo que hubierarecibido boleto de ealificacin del tribunal de infidencia establecido por Osorio, fuese a entregarlo al ministro de gobierno en el término de cuarenta y ocho horas. sta penitenca era terrible El decretocallaba el finde tal disposicién, de modo que el pacient, cuanto habla presenta el documento, que podiaacareare quién sabe qué eastno, uedabssueo als angusta mis dolorosa,igmorando eal seri su suet. ‘A imitacion de los espaioles, se ere también una junta de calficacién. Todo el que, cen el plazo de dos meses no hublerajusiicado ser patrota era declarado sin opci6n a empleos piiblicos y perdiael que tuviera Algunos desterros, entre los cuales se enumerd el del obi ‘convencieron a todo el mundo de que as amenzas del directorio no eran vanas Al mismo tiempo que se dictabun estos rigurosos decrtos, se reorganizaba el eteito ‘toda pris. Se hacianlevas, se dseipinaban tropa, se aprestaban armas y mtniciones. Todos temian por dias la invasiOn, Nadie se lsonjeaba de que la guerra estuviese termined. Mas los preparativos blicos exigen dinero, y el erario estaba escusto, Los venceviores de Chacabueo no habian traido mas riquezas, que las que hablan llevado a la inmigracion: su espadas. Las cajas del tesoro estaban easivaclas. Al enemigo, solo se le habian ‘omado setenta y cinco mil setecientos diez pesos. El gobierno de la reconquista habia dejado el reino agotado, habia saqucado la hicienda de los patrotas, y habla arrancedo a la familias ‘empobrecidas las contrbuciones, puede decrse, con la punta de las bayonetas. Habia, entetanio, que sostener una guerra inevitable y sagrada, que mantener un <ército, que proveer a a salvacin del pals. Qué hacer en tales aputos? En pocos dias, y entre ‘dos campanas, no se improvisa un sistema de rents No habia mas arbitrio que obligar os partcularestildados de realists a satisfacer ‘on sus eaudales los gastos dela guertay de Ia adeinistracion No reircedié el gobierno delante de una providencia que justifcaban la necesidad 4os resentimientos politicos. Impuso una contibucién de cuatrocientos mil pesos alos espaoles ‘curopeos residentes en el pais, y declaré propiedad de la macién todos los bienes, derechos y acciones de los realist pros, de los que hablan sido tomados con ls armas en la mano, de tos que no se hablan presentado a sincerar su conducta de los que vivian en los reins de Espaia ¥ sus dominios, a no ser que se hallasen en ellos presos 0 confinados. por adictos. a independeneia americana, En cortos plazos, todos los tenedores de estos bienes debian enregarls ala comision respectiva bajo ls penas mis severas. Por una perversén de las reglas morales, que jams podria Aisculparse, se fomentaba la delaci, y se otorgaban premios alos abusos de confianza, afin de evitar cualquiera ocultacién en las propiedades mencionadas. Los realists pusieron entonces el grito en ls cielos por aquel despojo, Algunos de sus descenfients han repetido después las qulas de sus padres. Ni uno ni otros han reparado que los verdaderos cupables de la extorsin eran los mismos sobre quienes reeaia. Eran ellos bs que, ‘después de la derota de Rencagua, hablan abusado de las confseaciones y scuestros; eran ellos Jos que habian empobrecido el reino con las rapids de los talaveras, y los que no habian dejado ‘otro camino de salvacin a los insurgentes en la escasez del eraio y el ago fuentes dela riqueza piblica. fo de todas las Por otra parte, la repiblica, como hija honrada y heredera celosa por Ia reputacin de sas primogenitores, ha reconocido todas las deudas de esa especie que podian acreditase de wn modo legitimo, y las pagard fielmente. Los secuestres no habran silo enfonees mas que un préstamo for20so Seria de desear aun que, si fuese posible, se satisfciesen hasta su timo cuartllo, con todos sus intereses, sin deseuent, sin retuja vi Pero si a repibliea debe cargar con las deudas en dinero que nuestros padres ccontrajeron para damos la libertad, la existencia, no puede her otro tanto con sus deudas de sangre, sobre todo de sangre intl Esa las rechaza, las repudia. Caiga su responsabilidad solo sobre quien tuvo ln desgraca de mancharse con ells De esa clase es el asesinatoinnecesaro,injustiicable del espaol don Manuel Imas Fra éste un comerciante oscuro, honrado, pacato, de limitados aleances. Era adicto a Espana porque era peninsular, Sin talento, sin valor, sin relaciones, podia mirarse como el ser nis inofensivo Pero esa insignificanca, que salva a tantos en las convulsiones polteas, fue ls causa de su ruina. El gobierno deseaba aterrar a los realistas; deseaba manifestarles que las ‘conminaciones de ss bandos no eran simples amenazas eseritas en el papel, propia pars asstar 4 los inocentes y & los nifios. E] desdichado Imas fue la victima escogia para lograrl, No pertenecia a una familia pudiente; no posela grandes riquezas; su muerte seria un ejemplar que produciris eu efecto, sin susitarembarazos alos gobernante. EL 18 de febrero, se habia publicado un bando que ordenaba a los patculares bajo ‘pena de la vide la enirega en el perentorio término de seis das de cuantas armas poseyesen. Don Manuel Imas era jefe de los guardatiendas, que desemperiaban en Jos barrios del comercio el cargo que shora incumbe a los gendarmes de la policia. Como tal, guardaba en su tienda ls armas de los expresados eeladores. Las prescripciones del bando de 18 de febrero no podian comprenderle. Elo entendié as; y portant, ni siquiera pens6 en entregar las armas que le servian para el destacamento de poleia que mardaba. Cierto dia presentésele un soldado a venderle un sable, Imas rehus® comprirslo. EL soldado reiterd su oferta con instancia. El pobre comerciante e negé todavia pero el vender se Jo pidi6 con tanto encarecimiento, que, por librarse de su importunkiad, le respondi que volviese pesos ans dis, qu rons compa em. I essa pressor tiendas. El infelz habia olvidado casi esta incidencia que debia serle tan fatal, cuando, a las doce de la noche del dia que habia designado (1° de abil de 1817), halkindose tecogido en su ‘asa, oy6 redoblados golpes a su puerta A sus interrogaciones para averiguar Ia causa del alborot, le respondié la voz del soldado cobrindole su palabra sobre la compra del sable. Imas le ‘expresé su extraleza de que hubieraescogid hora tan avanzada para concluir su negocio; pero ‘no 86 por qué destino adverso,accedié a su solicitu. ‘Apenas hubo abierto la puerta pura recibir el sable, euando se encontr rodeado de un piquete, que le colo la circel, acusindole de haberle sorprendido en flagranteinfraccién del brando de 18 de febrero Ignoro sien el calaboze se le present6 un jez para intrrogare; fo Gnico que he sabido es gue al poco tiempo vino un sicerdote a offecerle su auxli, porque estaba condenado a morir dentro de pocas hora. El sacerdote escuché la confesiin de ese hombre que ‘ba a comparecer delante de Dios, y corti a palacio para asegurar al director ln inocencia del supuesto reo, Era demasiado temprano, y ele neg la entrada, El sacerdote se fue a fa catedral a decir misa, mientras podia hablar con O'Higgins. Cuando sald de a iglesia, colgaba en la plaza de una borca el cadver de don Manuel Imas, que acababa de ser pasado por las armas, Se tenia resvelto aterar a los realists. La casuaidad habla offecido contra uno de clos, quizé el més insignficante de todos, una leve sombxa de culpabilidad, un infundado pretexto de actsacién. Impacientes Jos gobemantes por ostentar su severidad, no hablan Aesperdiciado la ocasién y se habia cometido una grande injusi Los que eso autorizaron jereian que la sangre de un godo era menos preciosa, que la ‘de un patrota? 2Oue las légrimas de la tmujer y de los hijos de ese espaol eran menos amargas, ‘que las de sus propias mujeres ehijos? Despuss de ese atentado contra a humanida, Joon qué derecho eritcaban a Mare6 ka cjecucién de Traslavia y sus compaieros? Este y_oltos actos de esa administacién, que yo querria borrar del catélogo de sis providencias, raan su origen de esa impia maxima que habia adoptado por base de su politica: el {in jstifica los medios. Ese principio abominable, disculpa de Ia maldad, escudo del crimen, mezcla -sacrlegamente el bien con el mal, hae de la moral un negocio de céleul, y no de concienei, y procura sofocar el remordimiento eon los sofismas del raciocinio. Una vez admitdo, no hay cosa ‘que no sea leita. Todo lo que hay de més horible puede legitimarse. Los gobiernos, como los individuos, no deben apreeiar la moralidad de sus actos por las consecuencias, por ls resultados por proximos 0 remotos, sino por la malcia © bondad inrinseca, Nunea el asesinalo seré Prmitido, aun cuando legara a probarse, lo que me parece diffi, que la suerte de una nacién Adepeniera de la vida de un hornbre. Doce das después de Imas, fueron también fasilados en la plaza principal don Vieente San Bruno, el eélebre calavera, presidente del ibunal de viglancia,y el sargento del mismo cuerpo Villsiobos, su cémplice en ls asesinatos que e19 de febrero de 1815 ejecutaron en Ia drcel de Santigo, La muerte de aguellos dos hombres feroces era juste. Ambos habian ulkimado infamement aindefensos prisioneros. San Bruno habla cometido con los habitanes de la capital toda especie de tropeliassangrientas. Para uno i oto, el suplicio era la mereida expiaciin de sus elites. Estas tres ejecuciones abatieron el dnimo de los realises, que pedian en secreto al

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