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MIRAR SIEMPRE ANTES DE ACTUAR

Hay partes del problema en la prevención de accidentes que no se pueden cubrir con reglas estrictas. Hay
condiciones en el almacén que permiten crear situaciones que no son tan frecuentes como parecen, por lo
menos durante un momento. Por lo tanto, son inesperadas y es difícil crear para ellas reglas fijas.
A esta altura, el buen criterio del trabajador debe entrar en juego. El trabajador que no puede extender sus
principios de prevención de accidentes, es una amenaza para sí mismo y para la organización de la que es parte.
El trabajador en quien se puede confiar para que encare cada situación precavidamente, es muy valioso para la
compañía.
Hace algunos años, ocurrió un trágico accidente en el patio de una fábrica de aceros. Un empleado se hallaba
limpiando una plataforma a lo largo de una vía en la que habían bordes bajos. Un operador de montacargas trajo
desde un lugar de la fábrica un gran cajón con chatarra, lo giró sobre la vía y lo descendió con mala fortuna sobre
el cuerpo inclinado del empleado. Este fue aplastado y murió instantáneamente.
El operador del montacargas no usó buen juicio. El no podía ver claramente el lugar en el que estaba
colocando la caja. Supuso que allí no había nadie. Por usar poco juicio y precaución se creó a sí mismo una
tragedia que será incapaz de olvidar durante el resto de su vida.
Hay demasiada gente que actúa a lo loco. Y no es hasta que averiguan que su descuido les ha costado a ellos,
y a otros, un precio muy alto que se dan cuenta del significado de esta frase "Mirar siempre antes de actuar"..
Si todos pudiéramos recordar que nunca debemos arrojar un objeto pesado antes de cercioranos de que no va
a caer en los pies de alguien, que nunca vamos a cruzar alrededor del montacargas cuando este está levantando
o bajando un palet, o pasar por debajo de los racks y peor aún sin casco de protección, reduciríamos
grandemente el número de lesiones e incluso muertes.
Todos hemos actuado alguna vez sin tener en cuenta las consecuencias de la acción imprudente que vamos a
realizar. Pero la mayoría de nosotros hemos llegado a crearnos un hábito, quizás a raíz de una mala experiencia,
de” mirar siempre antes de actuar”. No obstante hay entre nosotros quienes actúan de esta manera pocas veces.
Para ellos la actuación normal es la opuesta: actúan, y después miran.
Esto, visto fríamente, puede parecer un juego divertido. Pero si examinamos detenidamente alguno de esos
juegos, nos será fácil comprobar las consecuencias trágicas que pueden resultar cuando se pierde en ese juego.
Hablando de juegos me ha venido a la mente un caso que leí hace pocos meses. Recuerdo que un vecino mío
Iba por la vida sin pensar en lo que iba a hacer en el momento siguiente. A pesar de haber tenido algunas
experiencias desagradables, había llegado a sus cuarenta años sin haber sufrido ningún percance trágico. Pero
un día la suerte lo dejó de lado. Un día salió por la mañana de su garaje sin mirar cuidadosamente hacia atrás.
De repente oyó un terrible gemido. Saltó precipitadamente de su coche y tuvo que presenciar la escena de su
único hijo, de tres años, aplastado bajo las ruedas de su auto.
Ahora este señor mira siempre dos veces antes de actuar. Pero ¿necesitamos tener una experiencia semejante
para que aprendamos de una vez para siempre la lección? . . .
Para terminar quiero recordarles esta frase. Quisiera que lo grabaran profundamente en sus mentes y que lo
trajeran a la memoria siempre que fueran a emprender una acción: "Miren siempre antes de actuar".

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