Tardes Lluviosas.

Por fuera de mi ventana veo llover, pero yo no derramaré lágrimas por ti, porque ya no
me queda ninguna. Esta soledad me consume. El pensar en qué debes estar haciendo
ahora me destruye por dentro. Pero no puedo evitar hacerlo, soy masoquista en
cuestiones del amor.
Paso las tardes lluviosas de verano deseando un “te amo” y recordando cuando
“corazón” me decías. No te miento cuando te digo que aún siento esas mariposas.
La música que oigo me destruye, pero mis lamentos serán las melodías de este verano.
No es sano seguir recordándote en vano, como atravesar mi frágil corazón con un
sable afilado. Tus recuerdos me matan y reviven, es un círculo de sufrimiento eterno.
Me sigo aferrando a la idea de que quizás regreses por mí. Solo soy una tonta loca
enamorada, pero que te quiere demasiado. Y aunque tú hayas olvidado todos aquellos
sentimientos, en ese olvido te sigo esperando, por si algún día quieres besarme.
Noche lluviosa cuando te fuiste. El cielo lloraba fuertemente, era un reflejo de lo que
yo sentía. Lágrimas gruesas en mis ojos. Comprendo que no debíamos estar juntos.
Te sigo queriendo.
Me sigues queriendo.
En mis sueños aparecías, pero al despertar en penumbras me quedaba, y con un
corazón hecho pedazos.
Aún tengo presentes tus brillantes ojos, tu ternura, tu tan bella sonrisa, tus destellos,
tus abrazos y caricias, y el perfume de tu cuello.
No sé qué hacer si tú no estás. Te esperaré en el mismo lugar con una rosa negra sin
espinas, por si deseas regresar.
Las tardes lluviosas me recuerdan a ti.