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INFANTIL
Introducción

El presente documento, no constituye una guía práctica a seguir, pues en el no se


establecen aspectos específicos de abordaje para la intervención psicológica, más bien se
establece como una recopilación de los aspectos más importantes que dan la pauta para
tratar de entender un tema tan importante como es la psicología infantil, de tal manera
que se aborda a grandes rasgos los principales postulados que explican desde distintas
visiones, lo que es el comportamiento infantil y cuales son las etapas de desarrollo por las
cuales pasan.

Como aportación aledaña se incorpora una serie de consejos, los cuales deben ser
tomados con precaución ya que ellos son o no deben tomarse como recetas de cocina
dado que cada niñ@ es distinto y debe considerararse como casos particulares basados
en el historial del infante.

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ÍNDICE
Conceptos básicos ................................................................................................3

Los periodos del desarrollo ..................................................................................3

El niño salvaje de Aveyron ...................................................................................4

Determinantes que influyen en el desarrollo......................................................5

Tres grandes interrogantes sobre el desarrollo .................................................6

Principales puntos del desarrollo en cinco periodos del ciclo de la vida ......10

Perspectiva psicoanalítica ..................................................................................15

Teoría psicosexual ...............................................................................................15

Teoría psicosocial ................................................................................................16

Teoría relacional ..................................................................................................17

Atención psicosocial y educativa a los niños en situación de desventaja


social .....................................................................................................................18

Consejos prácticos ..............................................................................................31

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Conceptos básicos
El campo del desarrollo del niño se relaciona con el estudio científico de las formas
como cambian los niños, al igual que de la manera como siguen siendo las mismas
personas, desde la concepción hasta la adolescencia. Los psicólogos del desarrollo se
centran en el cambio del desarrollo que es sistemático y adaptativo (efectivo en el manejo
de las condiciones de la existencia). Se puede tomar más de una ruta y puede haber o no
una meta definida, pero existe alguna conexión entre los cambios, con frecuencia
imperceptibles, de los que está compuesta.

Hay dos clases de cambio del desarrollo: cualitativo y cuantitativo. El cambio cuantitativo
se da en número o cantidad, como el crecimiento en estatura, peso, vocabulario o
frecuencia de la comunicación. El cambio cualitativo es una modificación en clase,
estructura u organización, como en el desarrollo de un niño en la etapa no verbal a uno
que entiende palabras y puede comunicarse verbalmente. El cambio cualitativo está
marcado por la aparición de nuevos fenómenos que no se pueden predecir con rapidez a
partir del funcionamiento inicial, como el uso del lenguaje.

A pesar de estos cambios, la mayoría de los niños muestra una continuidad subyacente, o
consistencia, de personalidad y comportamiento. Por ejemplo, alrededor del 10% al 15%
de los niños son consistentemente tímidos y entre otro 10% y 15% son muy sociables.
Aunque distintos factores de influencia pueden modificar estos rasgos en cierto modo,
ellos parecen persistir en un nivel moderado, especialmente en los niños que se
encuentran en uno u otro extremo. ¿Cuáles de las características de un niño tienen más
posibilidad de perdurar? ¿Cuáles tienen la probabilidad de cambiar y por qué? Éstas son
algunas de las preguntas que el estudio del desarrollo del niño responde.

Aunque los procesos físicos y psicológicos básicos del desarrollo son los mismos para
cada niño normal, su resultados son diferentes, tan distinto como lo es usted de los
demás compañeros de su grupo. Los estudiantes de psicología del desarrollo están
interesados en factores que afectan a todos, pero también pero también quieren saber por
qué un niño puede ser tan diferente de otro. Debido a que el desarrollo es complejo y no
siempre se puede medir con precisión, los científicos no pueden responder esa pregunta
en su totalidad. Sin embargo, han aprendido mucho acerca de lo que los niños necesitan
para desarrollarse normalmente, cómo reacciona a muchas influencias sobre y dentro de
ellos, y cómo pueden desarrollar mejor todo su potencial.

Los periodos del desarrollo


Una razón para la complejidad del desarrollo del niño es que el cambio y la continuidad
ocurren en varios aspectos de sí mismo. Para simplificar el estudio, es importante hablar
por separado del desarrollo físico, desarrollo cognoscitivo y desarrollo psicosocial en cada
periodo de la niñez. No obstante, en realidad estos aspectos del desarrollo están
interconectados. A lo largo de la vida, cada uno afecta a los demás.

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El crecimiento del cuerpo y del cerebro, las capacidades sensoriales, las destrezas
motrices y la salud son parte del desarrollo físico y puede influir en otros aspectos del
desarrollo. Por ejemplo, un niño con infecciones frecuentes en el oído puede desarrollar el
lenguaje más lentamente que otro que no padezca este problema. Durante la pubertad,
los evidentes cambios fisiológicos y hormonales afectan el desarrollo del sentido de sí
mismo.

Los cambios en las habilidades mentales, como aprendizaje, memoria, lenguaje,


pensamiento, razonamiento y creatividad constituyen el desarrollo cognoscitivo, y están
muy relacionados con el crecimiento físico y emocional. La habilidad para hablar depende
del desarrollo físico de la boca y del cerebro; un niño que tiene dificultades con el lenguaje
expresivo puede suscitar reacciones negativas en los demás, lo cual influye en su
popularidad o en su autoestima.

La personalidad es la forma consistente y única de sentir, reaccionar y comportarse que


tiene una persona. El desarrollo social se refiere a las relaciones con los demás. En
conjunto, personalidad y desarrollo social constituyen el desarrollo psicosocial que puede
afectar el funcionamiento cognoscitivo y físico. Por ejemplo, la ansiedad por presentar una
prueba puede afectar el desarrollo físico o intelectual. El apoyo social puede ayudar a que
los niños afronten los efectos potencialmente negativos que el estrés tiene sobre la salud
física y mental. Por el contrario, las capacidades cognoscitivas y físicas contribuyen a la
autoestima y puede afectar la aceptación social.

El niño salvaje de Aveyron


El 8 de enero de 1800, un niño desnudo, con la cara y las manos llenas de cicatrices,
apareció en las afueras de Saint-Sernin en la escasa poblada provincia de Aveyron en la
parte sur del centro de Francia. El hico que apena media 4 pies y medio de estatura (1.35
metros aprox.) pero aparentaba tener 12 años, había sido visto varias veces antes
durante dos años y medio anteriores, trepando a los arboles, corriendo a cuatro pies,
bebiendo en los arroyos y buscando afanosamente bellotas y raíces. Había sido
capturado dos veces pero había escapado. Entonces en el inusualmente frio de invierno
de 1799-1800, comenzó a aparecer en las granjas en busca de alimento.

Cuando el muchacho de ojos oscuros llegó a Saint-Sernin, no habló ni respondió para


hacerse entender, pero reaccionaba de inmediato ante el sonido de las ramas al
quebrarse o ante el ladrido de los perros. Rechazaba los alimentos cocidos, prefería las
patatas crudas que lanzaba al fuego y recuperaba rápidamente con sus manos desnudas,
devorándolas cuando todavía quemaban. Como un animal acostumbrado a vivir en la
selva, el chico parecía insensible al frio y al calor extremo, y rasgaba la ropa que la gente
trataba de ponerle. Parecía evidente que había perdido a sus padres desde muy pequeño
o lo habían abandonado, pero de esto hacia tanto tiempo que era imposible saberlo.

Durante un tiempo el muchacho apareció como un fenómeno intelectual y social, cuando


una nueva prespectiva científica estaba empezando a remplazar la especulación mística.
Los filosofos debatían sobre cuestiones como la naturaleza esencial de los seres

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humanos, preguntas que durante los dos siglos siguientes se convirtieron en fundamento
del estudio del desarrollo del niño. ¿Son innatas o adquirida las cualidades, el
comportamiento y las ideas que definen a los seres humanos? ¿Cuál es el efecto del
contacto social durante los años de formación, se puede superar su carencia? Un estudio
cuidadosamente documentada de un niño que había crecido en aislamiento podría
proporcionar evidente del impacto relativo de la naturaleza (característica innatas de un
niño) y la crianza (educación familiar, escolar y otros factores de influencia social).

Después de la observación inicial el muchacho, a quien se llamo Víctor, fue enviado a una
escuela de niños sordomudos en Paris. Allí, quedo a cargo de Jean-Marc-Gaspard Itard,
un ambicioso medico de 26 años, interesado en la naciente ciencia de la medicina mental
o psiquiatría. El muchacho era, escribió Itard, un niño desagradablemente sucio… que
mordía y rasguñaba a quienes se le acercaban, que demostraba ningún afecto por
quienes lo cuidaban y quien era, en síntesis indiferente a todo y atento a nada. Algunos
observadores concluyeren que era idiota, incapaz de aprender. Son embargo, Itard creyó
que el desarrollo de Víctor se había limitado por el aislamiento y que tan solo necesitaba
que le enseñaran las destrezas que los niños en sociedad civilizada normalmente
adquirían a través de la vida diaria.

Itard llevo a Víctor a su casa y durante los siguientes cinco años, gradualmente lo
domestico. Itard despertó primero la habilidad de su pupilo para discriminar la experiencia
sensorial a través de baños calientes y fricciones en seco, y luego lo llevo paso a paso, a
través de un entrenamiento esmerado y paulatino a las respuestas emocionales así como
a la instrucción en moral, comportamiento social, lenguaje y pensamiento. Los métodos
que Itard uso, con base en los principios de imitación, condicionamiento y modificación del
comportamiento los cuales lo pusieron en la vanguardia de su época.

El chico logro un progreso notorio: aprendió los nombres de muchos objetos y pudo leer y
escribir frases simples, expresar deseos, obedecer órdenes e intercambiar ideas.
Demostró afecto, especialmente hacia la ama de casa de Itard, al igual que emociones
como orgullo, vergüenza, remordimiento y deseo de complacer. Sin embargo, aparte de
algunos sonidos vocálicos y consonánticos, nunca aprendió a hablar. Además se
mantenía totalmente centrado en sus deseos y necesidades y, como lo admitió Itard en su
informe final, nunca pareció perder su vivo anhelo por la libertad del campo abierto y su
indiferencia a la mayoría de los placeres de la vida social. Cuando el estudio concluyo,
Víctor-que ya no fue capaz de valerle por sí mismo como la había hecho en la selva- se
fue a vivir con la señora Guerin el ama de casa de Itard hasta su muerte en 1828 cuando
tenía alrededor de 40 años.

Determinantes que influyen en el desarrollo


Cada niño es como los demás en algunas formas, por excepcional en otras. Los niños
difieren en estatura, peso y complexión física, en factores de constitución como salud y
nivel de energía, en inteligencia, en características de la personalidad y en relaciones
emocionales. El contexto de sus vidas también difiere: el hogar, la comunidad, y la

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sociedad en donde viven, las relaciones que tienen, la clase de escuela donde asisten (o
si van a alguna) y cómo pasan su tiempo libre.

El desarrollo de un niño está sujeto a innumerables influencias. Algunas se originan con la


herencia: el talento genético innato que los seres humanos reciben de sus padres
biológicos. Otras proceden del ambiente externo: el mundo fuera de sí mismo, que
comienza en el útero. Las diferencias individuales aumentan a medida que los niños
crecen. Muchos cambios típicos de la infancia y la niñez parecen estar relacionados con
la madurez del cuerpo y del cerebro: la evidencia de una secuencia natural, con influencia
genética de cambios físicos y patrones de comportamiento, incluyendo la capacidad para
dominar nuevas habilidades como caminar y hablar. Cuando los niños se convierten en
adolescentes y luego en adultos, las diferencias en las características innatas y la
experiencia de la vida juega un papel más importante.

Inclusive en procesos por las que pasan todos los niños, los índices y el momento del
desarrollo varían. Al tratarse de entender a las similitudes y diferencias en el desarrollo del
niño, es necesario observar las características heredadas que le dan a cada uno un
comienzo único en la vida. Además, deben considerarse los muchos factores ambientales
o contextos, que afectan a los niños, como la familia, el estatus socioeconómico, la raza,
la etnia y la cultura. Se necesita observar las múltiples influencias que afectan a muchos o
a la mayoría de los niños en cierta edad o época, y también aquellas que únicamente
inciden en ciertos individuos.

Tres grandes interrogantes sobre el desarrollo


Al tratar de explicar cómo se desarrolla un niño, algunos teóricos les dan más importancia
a los factores innatos (herencia), otros al ambiente o la experiencia. Las teorías también
difieren en cuanto a si se ven a los niños como sujetos activos o pasivos de su propio
desarrollo y si consideran que el desarrollo se presenta por etapas.

1) ¿Qué es más importante: herencia o ambiente?

¿Qué ha tenido más impacto en el desarrollo de un niño, la herencia o el ambiente? Este


tema ha suscitado intensos debates por lo menos durante 200 años. Aunque cualquier
teoría del desarrollo del niño debe de tener en cuenta los dos, hay diferencias entre sus
exponentes sobre la importancia que le dan a la naturaleza (los rasgos y características
heredados de los padres biológicos) y la crianza (factores del ambiente que influyeron
antes y después del nacimiento, incluyendo a la familia, los compañeros, la escuela, la
sociedad y la cultura).

¿Cuánto se hereda? ¿Qué tanto influye el ambiente? estas preguntas son importantes. Si
los padres creen que la experiencia puede influir en mucho en la inteligencia de sus hijos,
pueden hacer esfuerzos especiales para hablarles, leerles y ofrecerles juguetes que les
ayuden a aprender. Si los padres cree que la inteligencia es innata e inmodificable, es
menos probable que hagan esos esfuerzos.

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En la actualidad, los avances en genética del comportamiento están permitiendo a los
científicos medir con más precisión los roles de la herencia y el ambiente para explicar las
diferencias individuales en cuanto a los rasgos específicos como la inteligencia, y la
fuerza con que estas influencias pueden desplazarse en el transcurso de la vida. No
obstante, cuando miramos a un niño en especial la investigación con respecto a casi
todas las características apuntan hacia una entremezcla o interacción de herencia y
experiencia. Por lo tanto, aunque la inteligencia tiene un fuerte componente hereditario, la
estimulación de los padres, la educación y otras variables pueden hacer la diferencia.
Aunque todavía hay una discusión considerable acerca del impacto relativo de naturaleza
y crianza, muchos teóricos e investigadores contemporáneos están más interesados en
encontrar medios para explicar cómo funcionan juntas para influir en el desarrollo, que en
discutir acerca de cuál de esas fuerzas es más importante.

2) El desarrollo ¿activo o pasivo?

Estrechamente relacionado con el debate de naturaleza-crianza está el segundo tema:


¿son los niños iniciadores activos de su propio desarrollo o son esponjas pasivas que
absorben influencias? Esta controversia se inicia en el siglo XVIII, cuando el filósofo inglés
John Lucke sostuvo que un niño es una tabula raza –una pizarra en blanco- en donde la
sociedad “escribe”. Por el contrario el filósofo francés Jean-Jacques Rousseau creyó que
los niños nacen como “nobles salvajes” que se desarrollan de acuerdo con sus tendencias
positivas naturales a menos que los corrompa una sociedad represiva. Ahora se sabe que
ambos puntos de vista son demasiados simplistas. Los niños tienen sus propios instintos
y necesidades, al igual que condiciones hereditarias que influyen en el desarrollo, sin
embargo, también son animales sociales, que no pueden lograr un desarrollo óptimo en
condiciones de aislamiento.

La perspectiva de Locke fue el origen de lo que se llamó el modelo mecanicista del


desarrollo; en él, las personas son como máquinas, no actúan por voluntad propia, sino
que simplemente reaccionan. Llene un automóvil de combustible, gire la llave de
encendido, presione el acelerador y el vehículo se moverá. Desde el punto de vista
mecanicista el comportamiento humano es muy similar. Si se conoce bastante acerca de
cómo funciona la “maquina” humana y sobre las fuerzas internas y externas que la
impulsan, se puede predecir qué hará la persona. Del mismo modo como es posible
entender el funcionamiento de una máquina estudiando cómo operan sus partes, la
investigación mecanicistas buscan identificar y aislar los factores que hacen que la gente
se comporte como lo hacen, fraccionando los estímulos y las respuestas complejas en
elementos más simples.

Rousseau fue precursor del modelo organísmico del desarrollo que considera a las
personas como organismos activos que determinan su propio desarrollo en movimiento.
Ello inicia los eventos; no sólo reaccionan. El ímpetu para el cambio es interno. La
influencia del ambiente no causan el desarrollo aunque puedan acelerarlo o detenerlo el
total del comportamiento del ser humano es mayor que la suma de las partes que lo
constituyen. Por lo tanto, dicen los organicistas, no se puede predecir el comportamiento
dividiéndole en elementos más pequeños, como lo sugiere el modelo mecanicista.

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3) ¿Ocurre el desarrollo en etapas?

Los dos modelos teóricos básicos también difieren en el tercer aspecto: ¿ocurre el
desarrollo en etapas? Los teóricos mecanicistas dicen que no. Ellos ven el desarrollo
como continuo, siempre gobernado por los mismos procesos, los cuales permiten predecir
los comportamientos iníciales a partir de los últimos. Estos estudios se centran en el
cambio cuantitativo: por ejemplo las modificaciones en la frecuencia con que se da una
respuesta y no en las modificaciones en la clase de respuesta.

Los organicistas enfatizan en el cambio cualitativo. El desarrollo ocurre en una serie de


etapas diferentes, como escalones a medida que se asciende de un piso al siguiente con
recesos en los “descansos” y no gradual y continuamente como caminando por una
rampa, cada etapa se constituye sobre lo anterior y prepara el camino para la siguiente.
En cada una de ellas, la gente se enfrenta a diferentes clases de problemas y desarrolla
distintos tipos de habilidades. Los organicistas concederán este curso de ordenado de
desarrollo sin fraccionamientos, como universal: todas las personas en todas las culturas
pasan por las mismas etapas en el mismo orden, aunque el tiempo preciso puede variar.

Cuando surge un consenso

A medida que el estudio del desarrollo del niño ha evolucionado, los modelos
m3ecanicistas y organísmico han cambiado en influencia y apoyo. La mayoría de los
pioneros en el campo, como Hall, Alfred Binet, James Mark Baldwin y Arnold Gesell
favorecieron uno u otro. Lo mismo hicieron Freud, Erikson y Piaget. Sin embargo, la
perspectiva mecanicista ganó apoyo durante la década de 1960 con la popularidad de las
teorías del aprendizaje derivadas del trabajo de John B Watson.

Hoy por hoy, el péndulo está de regreso pero no en todo el camino. Los enfoques cuasi-
organísmicos, como las teorías ecológicas centradas en las bases biológicas del
comportamiento, están en auge; sin embargo, en lugar de enfatizar en etapas más
amplias, hay un esfuerzo por descubrir qué clases específicas de comportamiento
demuestra continuidad o falta de ella y qué procesos se encuentran en cada una.

Tal como el consenso está surgiendo acerca de las formas como funcionan en conjunto le
herencia y el ambiente, muchos psicólogos de desarrollo están acercándose a un punto
de vista más equilibrado del desarrollo activo frente al pasivo. Hay un amplio acuerdo en
que la influencia es bidireccional: los niños cambian su mundo tal como éste los cambia a
ellos. Es probable que una bebita nacida con disposición alegre reciba respuestas
positivas de los adultos, que refuerzan su confianza en que sus sonrisas serán
recompensadas y motivarán a sonreír más. A medida de que los niños crecen, sus
tendencias naturales los llevan a elegir o iniciar actividades, como estudiar un instrumento
musical, que aumenta el desarrollo de esas tendencias. La manera como los niños
responden a eventos externos pueden cambiarlos, también; no es solo el divorcio de los
padres lo que afecta al niño, sino la reacción del niño hacia éste.

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La mayoría de los estudiosos del desarrollo toman un enfoque ecléctico e imparcial;
reconocen que ninguna teoría o perspectiva teórica tiene todas las respuestas sino que
cada una contribuye con algo para entender el desarrollo del niño.

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Principales puntos del desarrollo en cinco periodos del ciclo de la
vida

Edad Principales avances

Etapa prenatal Estructura básica del cuerpo y formación de órganos.

(concepción hasta El crecimiento físico es el más rápido del ciclo de la vida.

El nacimiento) La vulnerabilidad a las influencias del medio es grande.

Infancia y etapa Todos los sentidos funcionan al nacer; la visión mejora


durante los primeros meses.

de los primeros meses El cerebro crece en complejidad y altamente sensible


a la influencia del ambiente.

pasos (nacimiento El crecimiento físico y el desarrollo de las destrezas motrices


son rápidos.

Hasta los 3 años) La capacidad para aprender y recordar está presente,


inclusive en las 1ras semanas.

El uso de símbolos y la capacidad para resolver problemas se


desarrollan al final del 2do año.

La comprensión y el uso del lenguaje se desarrollan


rápidamente.

Se forman los vínculos afectivos con los padres y otras


personas.

Se desarrolla la conciencia de sí mismo.

Ocurre el cambio de dependencia a autonomía.

Aumenta el interés por otros niños.

Niñez temprana El crecimiento es continuo, el aspecto físico se vuelve más


estilizado y las proporciones se asemejan a las de un adulto.

(3 a 6 años) El apetito disminuye y los problemas de sueño son más


comunes.

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Aparece la dominancia manual; mejora la destreza de motricidad
fina, gruesa y la fortaleza.

El pensamiento es en cierto modo egocéntrico, pero crece


en el entendimiento de las perspectivas de otras personas.

La inmadurez cognoscitiva lleva algunas ideas ilógicas del


mundo.

Mejora la memoria y el lenguaje.

La inteligencia se hace más predecible (menos variable).

La experiencia preescolar es común.

El autoconcepto y el entendimiento de las emociones se vuelven más


complejo. La autoestima es global.

Se desarrolla la identidad de género.

El juego comienza a ser más imaginativo, más elaborado y


más social.

Independencia, iniciativa, autocontrol y cuidado de si mismo


aumenta.

El altruismo, la agresión y el miedo son comunes.

La familia sigue siendo el centro de la vida social, pero otros


niños son más importantes.

Niñez intermedia El crecimiento es más lento.

La fuerza y las actividades atléticas mejoran.

(6 a 11 años) Las enfermedades respiratorias son comunes pero, en


general, la salud es mejor que en cualquier otra época de su
vida.

El egocentrismo disminuye. Los niños comienzan a pensar de manera lógica pero


concreta.

La destreza de memoria y lenguaje aumenta.

Los logros cognoscitivos permiten a los niños beneficiarse de la educación formal.

Algunos niños muestran necesidades y fortalezas especiales en el área educativa.

El autoconcepto se hace más complejo, afectando la autoestima.

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La corregulación refleja el cambio gradual del control de los padres hacia el niño.

Los compañeros adquieren una importancia central.

Adolescencia El crecimiento físico y otros cambios son rápidos y


profundos.

Llega la madurez reproductiva.

(11 hasta cerca Surgen riesgos importantes para la salud (desordenes en la


alimentación, abuso de drogas

De los 20 años) enfermedades de transmisión sexual).

Se desarrollan las habilidades para pensar en forma abstracta y usar el


razonamiento científico.

El pensamiento inmaduro persiste en algunas actitudes y comportamiento.

La educación se centra en la preparación para la universidad o para una vocación.

La búsqueda de identidad, incluyendo la identidad sexual, se vuelve central.

Generalmente las relaciones con los padres son buenas.

Los grupos de los compañeros ayudan a desarrollar y aprobar el autoconcepto,


pero también ejercen una influencia antisocial.

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Perspectiva Teorías importantes Creencias básicas Énfasis en la causa Individuo pasivo/activo
Psicoanalitica Teoría Psicosexual de El comportamiento es controlado por Factores innatos Pasivo
Freud poderosa necesidades del inconsciente. modificadas por la
experiencia

Teoría Psicosocial de La personalidad recibe la influencia de la Interacción de factores Activo


Erikson sociedad y se desarrolla a través de innatos y de la experiencia
series de crisis

Teoría relacional de La personalidad se desarrolla dentro del Interacción d factores Activo


Miller contexto de relaciones emocionales innatos y de la experiencia
Del aprendizaje Conductismo o teoría Las personas responden: el entorno no Experiencia Pasivo
tradicional del controla el comportamiento
aprendizaje (Pavlov,
Skinner, Watson)

Teoría del aprendizaje Los niños aprenden dentro de un Experiencias modificadas Activo/pasivo
social (socio- contexto social, observando e imitando por factores innatos
cognoscitiva)(Bandura) modelos; la persona es un contribuyente
activo del aprendizaje.
Cognoscitiva Teorías de las etapas Entre la infancia y la adolescencia se Interacción de factores Activo
cognoscitivas de presentan cambios cualitativos en el innatos y de la experiencia
Piaget pensamiento. La persona es iniciadora
activa del desarrollo.

T. del procesamiento Los seres humanos son procesadores de Interacción de factores Activo/pasivo
de información símbolos innatos y de la experiencia
Etológica Teoría del vínculo de Los seres humanos tienen mecanismos Interacción de factores Activo o pasivo
Bowlby y Ainsworth de adaptación para sobrevivir; las bases innatos y de la experiencia
biológicas y evolutivas del
comportamiento y la predisposición hacia
el aprendizaje son importantes.
Contextual Teoría sociocultural de El contexto sociocultural del niño tiene un Experiencia activo
Vygotsky impacto importante en el desarrollo.

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Perspectiva psicoanalítica
Esta perspectiva se interesa en las fuerzas inconsistentes que motivan el comportamiento
humano. Este punto de vista se originó a comienzo del siglo XX cuando un médico
llamado Sigmund Freud (1856-1939) formulo el psicoanálisis, un método psicoterapéutico
dirigido a brindar a la gente una perspectiva sobre los conflictos emocionales
inconscientes. Freud creyó que la fuente de las perturbaciones emocionales se
encontraba en experiencias traumáticas representadas de niñez temprana. La perspectiva
psicoanalítica ha sido ampliada y modificada por los eruditos, incluyendo a Erik H. Erikson
y a Jean Baker Miller. Sus teorías, como las de Freud se basan principalmente en las
observaciones clínicas.

Sigmund Freud: teoría psicosexual


Freud creyó que la personalidad se forma en los primeros años de vida, cuando los niños
manejan conflictos entre sus necesidades biológicas, relacionadas con la sexualidad y los
requerimientos de la sociedad. Planteó que estos conflictos en una secuencia y que no
varía de las etapas basadas en la madurez del desarrollo psicosexual en donde el placer
pasa de una zona del cuerpo a otra: de la boca al ano y de allí a los genitales.

De las cinco etapas que Freud plantea, considero que las tres primeras eran la más
cruciales y sugirió que si los niños reciben poca o demasiada gratificación en cualquiera
de las de las etapas, corren el riesgo de padecer una fijación (una interrupción en el
desarrollo) y pueden necesitar ayuda para ir más allá de esa etapa

Oral; (nacimiento hasta los 12 o 18 meses) la fuente principal del placer del bebe
involucra las actividades orientadas a la boca (succión, alimentación)

Anal: (12-18 meses a los tres años)el niño obtiene gratificación sensual de retener y
expeler la heces. La zona de gratificación es anal-

Fálica: (3 a 6 años) el niño se encuentra unido al padre del otro sexo, para después
identificarse con el padre del mismo sexo. La zona de gratificación pasa a la región
genital.

Latencia: (6 años a la pubertad) tiempo de calma relativa entre las etapas turbulentas.

Genital: (de la pubertad hasta la vida adulta) tiempo de maduración de la sexualidad en el


adulto. Etapa de resurgimiento de la etapa fálica.

Punto crucial para comprender esta postura, es sin duda lo que Freud denomino el
principio del placer y el cual se fundamente mediante la idea de que el ser humano tiene
como prioridad la búsqueda de este y la consecución de él se rige por tres elementos:

Id o ello: aspecto instintivo de la personalidad (presente al nacer) que opera sobre el


principio del placer y que busca la gratificación inmediata.

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Ego o yo: la personalidad que se desarrolla durante la infancia y opera sobre el principio
de la realidad buscando mecanismos aceptables de gratificación en el trato con el mundo
real.

Superego o superyo: aspecto de la personalidad que representa los valores socialmente


aceptados, se desarrollo entre los 5 y 6 años con la identificación con el padre del mismo
sexo

Teoría Psicosocial de Erikson


El postulado principal de esta teoría, se enmarca en el supuesto de que el Yo se va
formando a lo largo de la vida y ello se va dando a través de momentos de crisis que se
ven como necesarias para encontrar un equilibrio, este proceso se da mediante un
proceso de influencia de lo social y de lo cultural.

Estas etapas a decir, son:

Confianza básica vs desconfianza (nacimiento hasta 12-18 meses) el bebe desarrolla


un sentido de si el mundo es un lugar bueno y seguro, virtud de esperanza

Autonomía vs vergüenza (12-18 meses hasta 3años) el niño alcanza un equilibrio de


independencia sobre la vergüenza y la duda. Virtud de voluntad.

Iniciativa vs culpa: (3 años hasta los 6) el niño desarrolla su iniciativa cuando intenta
nuevas cosas y no teme al fracaso, virtud propositivo.

Industriosidad vs inferioridad: (6 años a la pubertad) el niño debe aprender destrezas


de la cultura o enfrentar sentimientos de inferioridad. Virtud destrezas.

Identidad vs confusión: (pubertad hasta la edad adulta) el adolescente debe determinar


su propio sentido de sí mismo o experimentar confusión acerca de los roles. Virtud de
fidelidad.

Intimidad vs aislamiento: (edad adulta temprana) la persona busca hacer compromisos


con los demás; sino tiene éxito puede sufrir de aislamiento y ensimismamiento. Virtud
amor.

Productividad vs estancamiento: (edad adulta intermedia) el adulto maduro se interesa


por guiar a la siguiente generación, o bien siente un empobrecimiento personal. Virtud
cuidado.

Integridad vs desesperanza: (ancianidad) la persona de edad logra un sentido de


aceptación de su propia vida, que le permite aceptar su propia muerte o bien cae en la
desesperanza. Virtud sabiduría

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Teoría relacional de Miller
Esta teoría igualmente de corte psicoanalítico, supone que el crecimiento de la
personalidad se da a través de la interacción con la primera persona que lo cuida, no
importando quien es sino lo que hace. Durante los primeros pasos y antes de darle
importancia a la autonomía lo que importa son las relaciones que se van estableciendo,
pero al llegar a la etapa de escolaridad se establecen distintos caminos y las niñas se
enfocan a relaciones de familia y emocionales, mientras que los niños a relaciones de
competencia y logro personal y ello va aumentando con el tiempo

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Atención psicosocial y educativa a los niños en situación de
desventaja social.
Msc. Hilda Pérez Forest.
El período preescolar es una etapa de adquisiciones en las esferas del desarrollo
físico y psíquico, de ellos se desprende que necesitan una atención especial para
tratar de compensar sus deficiencias físicas y emocionales, atención que debe
estar inmersa de un profundo afecto y dedicación por parte de la familia, por ello
las relaciones padre e hijo deben ser portadoras de un fuerte apoyo, de una
manifestación incondicional que el niño se conozca a sí mismo y vaya adquiriendo
seguridad de sus propias fuerzas.

Cuando esto ocurre, el niño es capaz, en el seno de su familia, de relatar las


experiencias adquiridas durante el día en el centro infantil; y establece así nuevas
relaciones ampliando su conocimiento del mundo.

La influencia familiar es determinante en el desarrollo del individuo y en particular


en las primeras edades, donde se forman las premisas del desarrollo de la
personalidad y se inicia la formación de sus cualidades psíquicas; sin embargo, en
ocasiones nos encontramos que existen familias en las que esta influencia es
adversa, dado que no les garantizan al niño las condiciones de vida, alimentación,
afecto y cuidado, y en otras puede tener un carácter deficitario, por no estar
totalmente satisfechas estas necesidades básicas. En uno u otro caso existe un
común denominador y es la desatención de padres a hijos.

Cuando el niño se mantiene en un medio de hipoestimulación en el que no se le


satisface la necesidad de comunicación de estimulación y afecto , que resulta vital
desde las primeras edades, se observa rápidamente una repercusión negativa que
de mantenerse podría ocasionar daños irreparables a la salud del niño.

La falta de estimulación generalmente se acompaña de una déficit en la relación


afectiva. El niño necesita sentirse querido y protegido por los padres o adultos que
cuidan de él. Cuando en esta relación se ponen de manifiesto actitudes de
rechazo, descuido, negligencia, pobreza del medio, tanto en cuanto a estimulación
como a posibilidades de actividades, el desarrollo físico y psíquico del niño se ve
afectado.

El adulto es el encargado de organizar la vida de los niños, es por esta vía que
ellos se van relacionando con el medio que los rodea, con sus objetos y múltiples
relaciones; medio que significa una fuente de estímulos que le llega al niño, en un
inicio mediatizados por el adulto. Por eso afirmamos que es en la relación adulto-

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niño, en esa directa y estrecha comunicación, que debe producirse la asimilación
por el niño de la experiencia histórica social de la humanidad.

Análisis particular requiere las graves consecuencias derivadas de condiciones


desfavorables por carencia de estímulos, afecto y comunicación cuando estas se
producen en las primeras etapas de vida. Por ejemplo, el primer año de vida se
caracteriza por un ritmo veloz de crecimiento y desarrollo, por una estrecha
relación entre el desarrollo neuropsíquico y físico y porque los niños presentan
poca resistencia ante las enfermedades; dadas estas características, la educación
en esta edad debe contemplar el cumplimiento riguroso del horario de vida,
propiciar las condiciones que favorecen el desarrollo óptimo del niño en la edad.
Cuando uno de los aspectos señalados anteriormente es insuficiente o está
ausente se afecta el desarrollo, bien porque lo frena o lo limita.

Cuando los niños están desprovistos de la necesaria estimulación desde las


edades tempranas, o esta ha sido insuficiente, se aprecia una repercusión
desfavorable en su desarrollo, y si esto se conjuga con una pobre relación afectiva
se presentan consecuencias más severas, tales como retardo de los movimientos
y del desarrollo del lenguaje, de las posibilidades de aprendizaje, de la expresión
afectiva, pudiendo llegar a situaciones severas de retardo general del desarrollo.

Entre los estudios realizados sobre efectos de condiciones deficitarias de vida se


encuentran las efectuadas por R. Spitz. En sus trabajos encontramos un estudio
de las consecuencias de las enfermedades defectivas emocionales en niños del
primer año de vida sometidos a condiciones de privación total o parcial de afecto y
estimulación.

Al estudiar la etiología de las enfermedades defectivas emocionales. Spitz afirma


que estas se derivan, por lo general, de la ausencia física materna y que el
sustituto de la madre es inadecuado o prácticamente no existe. Considera como
aspecto esencial “la no relación” con la madre y le otorga un “papel secundario” a
la personalidad individual de la misma. El daño sufrido por el niño privado de su
madre será proporcional al período en que transcurre esta privación y distingue las
categorías o momentos de las enfermedades defectivas emocionales: la privación
afectiva o depresión analítica y la privación afectiva total que la denomina
hospitalismo o institucionalismo. Señala que no existe una división entre estos dos
síndromes resultantes de la privación afectiva y que se da una transición de uno a
otro, con un carácter progresivo, atravesando fases de severidad crecientes. Los
síntomas se van haciendo más agudos en dependencia del aumento del período
de separación, llegando hasta el hospitalismo, fase más aguda en la que se
produce un empeoramiento progresivo de la salud del niño y aumenta la
propensión a las infecciones, que lo puede llevar al marasmo y a la muerte.

19
En los trabajos de R. Spitz se centra la atención en el aspecto biológico de la
relación "madre-hijo", sin destacar el contenido social de esta relación. Los niños
estudiados habían sido separados de sus madres e internados en centros con
características hospitalarias, se constató que ellos mismos empeoraban en la
medida que aumentaba el tiempo de estancia; y que después de un período de
separación de cinco meses el proceso de la enfermedad se hacía irreversible.

En nuestro país durante la etapa de la república neocolonial existió la antigua


Casa de Beneficiencia (asilo de expósitos), en esta como en otros "asilos"
infantiles los niños se encontraban en condiciones de hipoestimulación, vivían en
pabellones de los cuales prácticamente no salían, carecían de juguetes y eran
cuidados por niñeras poco interesadas en ellos. Los resultados de estudios
realizados en Cuba por J. Pérez Villar mostraron que todos los niños estudiados
presentaban graves trastornos de la personalidad, y la gran mayoría un
considerable déficit intelectual. Las pésimas condiciones de vida, afecto o
estimulación afectaban sensiblemente el desarrollo de los niños y la formación de
cualidades de la personalidad.

Muchos de aquellos niños que se criaron en orfanatos y asilos para huérfanos


presentaban conductas similares de las descritas por Spitz. En estas instituciones
el pronóstico del desarrollo de los niños era desfavorable, dado por la ausencia de
la relación afectiva directa con la madre y por las condiciones en que transcurría
su vida, donde no existía un trabajo educativo ni pedagógico dirigido a suplir y
contrarrestar la ausencia o insuficiencia del cuidado materno, por lo que no era
extraño encontrar niños con verdaderas manifestaciones de institucionalismo.

Con el triunfo de la Revolución en Cuba en 1959 se producen grandes


transformaciones de carácter social y entran en vigor programas de desarrollo
educacional. Quedan atrás los asilos, las casas cunas y los hogares infantiles que
eran verdaderos almacenes de niños. Se inicia una etapa de intenso trabajo
dirigido a la transformación de estos tipos de instituciones y en el que la
Federación de Mujeres Cubanas jugó un papel decisivo, tanto en la creación de
nuevas condiciones materiales y de estimulación, como en un adecuado clima
afectivo que garantizara la atención educativa. Se realizó un enorme esfuerzo en
la selección y preparación del personal que atendiera y cuidara a niños sin amparo
filial en centros preescolares concebidos con un carácter formativo y educativo, y
de desarrollo de las amplias potencialidades de cada niño en particular. Surgen los
círculos infantiles en 1961.

Paralelamente al desarrollo de los círculos infantiles se desplegó una amplia labor


encaminada a la educación de padres, con el objetivo de que estos participaran
activamente en el trabajo organizativo y educacional de las instituciones

20
preescolares a los que asistían sus hijos. Esta labor estuvo dirigida desde sus
inicios a lograr una sólida unión entre la educación familiar y social.

Se considera de gran importancia la relación del niño con su medio familiar, y muy
especialmente con la figura de la madre. En la atención al niño el cuidado
afectuoso y estimulante debe ir acompañado de condiciones de vida y educación
favorables, ya que estas son determinantes para un sano desarrollo de la
personalidad del pequeño.

No obstante todo el trabajo desplegado y los avances sociales alcanzados, aún


subsisten y actitudes negativas en algunos padres de familia que de hecho
atentan contra el sano y normal desarrollo del menor.

Las situaciones adversas de franca desventaja social en las que algunos niños se
encuentran sometidos pueden ser de carácter extremos cuando son totalmente
abandonados, bien por conductas antisociales de los padres o cuando por razones
de enfermedad se ven imposibilitados de brindar el cuidado y atención que sus
hijos requieren. Por diversas vías se trabaja para transformar las situaciones
adversas y actitudes inadecuadas de algunos padres de familia o personas
encargadas del cuidado de estos niños por la influencia negativa que esta
situación conlleva.

Para el desarrollo del trabajo social, al proyectar las acciones encaminadas a


transformar las condiciones sociales adversas y actitudes negativas de algunos
adultos con relación al cuidado, atención y educación de los menores, se debe
partir del análisis de las condiciones particulares de cada niño, de las
características del medio familiar y de los adultos más allegados.

Para valorar el grado de la influencia negativa recibida por el niño, aún cuando
este no es un análisis meramente cuantitativo y es determinante la calidad de
dicha atención, si resulta necesario precisar el tiempo en el que el niño ha estado
sometido a la situación de desventaja social y afectiva.

La determinación de la situación social específica en cada caso permite proyectar


el trabajo, tanto si este contempla acciones de carácter inmediato y otras a más
largo plazo, de forma tal de graduar las acciones que posibiliten el mejoramiento y
transformación de la situación social, poniendo en práctica todos los mecanismos
y recursos de la comunidad que garanticen el bienestar y seguridad del niño.

Para lograr crear nuevas condiciones ambientales, en la que concuerden factores


sociales, psicológicos y educacionales a favor de la formación y educación de los
menores considerados en situación de desventaja social. Se requiere del esfuerzo
y dedicación de un grupo de personas, entre ellas: educadores, psicólogos,

21
trabajadora social, y tiene especial significación la labor conjunta, vista como
coordinación de acciones del psicólogo, la trabajadora social y el personal
docente.

En la atención al caso social el psicólogo profundiza en las particularidades del


niño, en el desarrollo alcanzado desde el punto de vista físico, intelectual, afectivo
y volitivo, pero unido a esto debe hacer una anamnesis del caso, conocer en que
condiciones ha transcurrido la vida de este niño, el tipo de influencia recibida, las
características del medio familiar y social. Mucha de esta información la recibe por
la trabajadora social, quien de antemano ha estudiado la situación del niño por
estar conceptualizado como en desventaja social, y ha recopilado suficientes
datos en sus visitas de terreno al núcleo familiar, a unidades hospitalarias, por
citar algunos ejemplos. Toda la información una vez procesada por la trabajadora
social, les permite llegar a conclusiones y definir la situación social real del niño en
estudio. De esta forma se va conformando la historia social del niño.

La recopilación de la mayor cantidad de información sobre el niño objeto de


estudio constituye una premisa muy importante para el análisis conjunto que se
realiza entre la trabajadora social, el psicólogo y educadoras, del mismo se deriva
la estrategia a seguir. Es importante que este análisis sea dinámico, flexible,
ajustado a las características y evolución del caso en cuestión y no utilizar
"fórmulas" preconcebidas, así como no transferir el uso de métodos y acciones
que para otros fueron efectivas; esto es, partir del análisis del niño bajo el principio
de la individualidad y de su situación social concreta.

La determinación de la acción social no depende únicamente de cuáles y de qué


tipo han sido las influencias que el niño ha recibido, debe ir más allá, a la
repercusión que estas han tenido en el niño.

En función de la problemática del niño se decide si el psicólogo o la educadora


deben participar en las visitas de terreno. Estas se realizan con el objetivo de
ganar información, de interactuar con los miembros del núcleo familiar, orientar
aspectos determinados, o bien para profundizar en una cuestión particular.

Una vez que se posee la información fundamental se hace necesario determinar la


estrategia a seguir con el niño en situación de desventaja social, en particular la
que va a estar en dependencia de la gravedad de la situación del niño, de sus
condiciones de vida, de los adultos con los que conviva, así como de la propia
repercusión que esta situación ha tenido en el niño.

22
Es posible que se determine que es suficiente la incorporación del menor a un
círculo infantil, en este caso el niño asiste al centro en el horario diurno donde
recibe la influencia educativa y la atención establecida. Pero la acción social no es
suficiente si se circunscribe a la incorporación a un centro de enseñanza
preescolar, ya que si bien se garantiza que el niño reciba la influencia favorable
del centro educacional, en la medida que el personal que lo atiende este bien
orientado, también debe lograrse la transformación de su medio social con el cual
entrará en contacto al regresar diariamente a casa.

La estrecha unión de la labor de psicólogos, trabajadoras sociales y personal


docente permite realizar una labor social más profunda, encaminada a transformar
la situación del menor en cuestión.

Es importante que se prevea la tecnificación de la trabajadora social en aspectos


técnicos y de carácter educativo. Para estas sesiones se establecen previamente
las necesidades más prioritarias dada la preparación y experiencia de la
trabajadora social. Pueden ser temáticas variadas, por ejemplo, las características
de la entrevista social, sus exigencias y requisitos, la observación, posibilidades
que brinda este método para el conocimiento del caso, hasta otros temas más
específicos, como pueden ser, por solo mencionar algunos: particularidades del
desarrollo de los niños durante la infancia preescolar; líneas generales del
desarrollo; causas y consecuencias de las alteraciones conductuales más
frecuentes; importancia del juego, tipos de juegos, dirección pedagógica del juego
de roles, etc. Esta superación sistemática de la trabajadora social repercute
favorablemente en su preparación, como profesional de la educación, de ahí la
necesidad de que domine contenidos pedagógicos y psicológicos que le sean
útiles en su labor social y de apoyo a la labor clínico educativa si el caso lo
amerita.

Por otra parte, el personal docente debe tener dominio sobre las acciones de
prevención primaria, en la que la orientación educativa adecuada de las
manifestaciones del desarrollo de los niños ha de ocupar un lugar primordial.

Todo lo anterior se complementa con la educación a los padres, la que debe tener
altos propósitos sociales y estar encaminada a sensibilizar a la familia con su
responsabilidad en el desarrollo físico, mental y espiritual de sus miembros más
jóvenes, pero cuando esta está dirigida a familiares y padres con problemas
sociales debe ser persuasiva, debe lograr comunicación e interrelación con todos
los miembros de la familia y en especial con aquellos que más inciden en la
educación del niño; con frecuencia esta labor requiere de gran persistencia y
paciencia e incluye la demostración práctica de como atender, cuidar y educar al
pequeño.

23
Como ya analizábamos, la labor con la familia, la atención directa en el hogar,
constituye un aspecto priorizado del trabajo social, ya que es imprescindible la
transformación de conductas y actitudes de aquellos más relacionados con el niño.
Se debe trabajar por lograr que en el hogar se refuercen hábitos y costumbres que
se van formando como resultado de la influencia educativa del trabajo de los
educadores. De ahí que padres y familiares conozcan los objetivos y exigencias
que en el centro infantil se les plantea a los niños.

Las visitas al hogar constituyen un medio idóneo para que la trabajadora social, e
incluso las propias educadoras, brinden todo tipo de orientaciones educativas, así
como demostraciones del trato adecuado a los niños.

Influye también en la actitud y conducta de los padres y familiares al cuidado de


los niños, las conversaciones, sugerencias e indicaciones que les brinden el
personal de dirección del círculo infantil, incluso antes de que el niño ingrese y
comience su proceso de adaptación.

Como explicábamos anteriormente para lograr un trabajo efectivo se requiere que


el personal docente que este encargado del niño esté preparado y orientado. Por
regla general los niños en situación de desventaja social necesitan una atención
individualizada, en muchos casos relacionada con la formación de hábitos,
desarrollo de habilidades y modificación de conductas. Pueden mostrar
alteraciones de conducta de diferentes grados. Por ejemplo, es frecuente
encontrar niños con conductas agresivas que requieren de diferentes manejos
educativos en dependencia de la causa que la origina, otros por la no instauración
de hábitos desde las edades tempranas presentan una conducta muy primitiva y
poco socializada, que en algunos casos puede desorientar al educador.

En la atención a estos niños en el círculo infantil se ha obtenidos resultados


positivos delimitando la responsabilidad específica de cada integrante del colectivo
pedagógicos, es decir qué educadora, por la experiencia de trabajo y
características personales, tiene mayores posibilidades de lograr un acercamiento
más rápido y efectivo con el niño, cuestión que no excluye la participación del
resto del personal.

El psicólogo tiene la responsabilidad del análisis de las condiciones y situaciones


de cada niño, de su evolución, así como de brindar las orientaciones a seguir con
cada uno. En los intercambios con el personal docente el psicólogo irá creando
una actitud de amor y aceptación al niño tal cual es, así como delimitará la
responsabilidad individual en la atención.

24
Por regla general, aún en las situaciones más graves y complejas que exigen de
una tenaz y persistente labor, es posible obtener resultados satisfactorios si el niño
es tratado con ternura, respeto y firmeza. Del afecto, la aceptación y la estrecha
relación con el niño depende en gran medida los éxitos que se obtengan.

En el trabajo de orientación al personal del círculo infantil el psicólogo cuenta en


todo momento en el apoyo de la trabajadora social, tanto en la propia acción de
orientación, como en el control y supervisión que se realiza posteriormente,
comprobando conductas de las educadoras y personal auxiliar, manejos utilizados
en diversas situaciones y la propia evolución del niño, este último, un importante
indicador de la efectividad del trabajo del círculo infantil.

Hasta aquí hemos analizado la atención que de forma general reciben los niños
que proceden de hogares con determinadas problemáticas sociales, y donde la
atención que reciben es eminentemente educativo y profiláctica. Otra situación
diferente se presenta cuando en el análisis de las condiciones sociales se
determina que la problemática familiar es un extremo perjudicial o deficitaria para
el niño y que en ella no se garantizan las condiciones de vida requeridas para su
normal desarrollo. En estos casos se recomienda la incorporación del pequeño a
un círculo infantil mixto, que son centros con características muy peculiares por
llevarse en ellos paralelamente dos regímenes de vida, uno seminterno y otro
interno. En la estructura y organización de estos centros se concibe que una parte
de su matrícula sea de niños internos y otra mayor de niños externos desprovistos
de problemáticas sociales. El intercambio de experiencias, de vivencias que el
niño externo trae del hogar, favorece al interno, más limitado en este sentido. Este
balance, a favor de la influencia positiva, se controla manteniendo cierta
proporcionalidad en la matrícula (tres externos por cada niño matriculado en
régimen de internado). El externo le aporta al niño en desventaja social, vivencias
y calor familiar.

El ingreso a estas instituciones puede ser de niños con múltiples situaciones de


desventaja social, como son:

• Hijos de enfermos crónicos (mentales, tuberculosos, leprosos)


imposibilitados de tener a sus menores.

• Hijos de reclusos, elementos antisociales que quedan al cuidado de un


padre o familiar que no reúne las condiciones requeridas para su correcta
formación.

• Huérfanos sin amparo filial.

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• Niños totalmente abandonados.

• Hijos de personas que por razones muy especiales, se mantengan alejados


de ellos.

Los círculos infantiles mixtos deben estar organizados de forma tal que permitan
garantizar las condiciones de estimulación, tanto de posibilidades de actividad,
aspecto vital para el desarrollo de las potencialidades del niño, como de las
relaciones afectivo-emocionales entre las educadoras y niños, reuniendo así
óptimas condiciones de organización y educación que permiten la satisfacción
plena de las necesidades de los niños y un adecuado desarrollo de su
personalidad, desempeñando la doble función de círculos infantiles y hogar para
los niños internos. No obstante, es importante que siempre que sea posible el niño
mantenga vínculos con su familia, es por esto que la trabajadora social estimula y
controla la salida semanal, para posibilitar siempre que sea posible que el niño
pase el fin de semana con sus familiares. Sólo en casos extremos han de
permanecer en el círculo infantil.

En la consecución de los objetivos del círculo infantil mixto, el psicólogo y la


trabajadora social cuentan con el apoyo de los equipos metodológicos que
orientan el trabajo educativo en su conjunto.

Las acciones psicosociales en el círculo infantil mixto también se realizan en tres


direcciones básicas: con los niños, con el personal y con la familia. En este caso la
labor con los padres tiene sus particularidades, y resulta más compleja y difícil,
cuando se cuenta con poca cooperación, falta de interés o ausencia de los padres.
Es posible encontrarnos con familiares que manifiestan marcadas conductas
antisociales, total desinterés por el hijo o padres cuyas actitudes son resultado de
severas perturbaciones mentales. Sea una u otra la causa, el trabajo conjunto
entre el psicólogo, la trabajadora social y el personal docente debe realizarse
coordinado y de común acuerdo. Dadas las características del caso y para el logro
de una labor eficaz, psicólogo, trabajadora social, supervisores y educadoras
proyectan las acciones entre ellas, visitas conjuntas al seno familiar, a la
comunidad, a centros hospitalarios o a centros penitenciarios.

Las visitas al hogar, como explicamos, favorecen la obtención de mayor


información sobre el niño y las condiciones en que ha transcurrido su vida,
permiten hacer específicas las acciones a seguir en la atención individual, así
como ejercer influencias sobre padres y familiares para transformar las
condiciones sociales adversas.

En todos los casos el trabajo realizado por el personal de los círculos infantiles
mixtos es de un valor humano incalculable, pues cuando por determinadas

26
razones existen limitaciones en la labor con los padres, el peso fundamental de la
educación del pequeño recae en las educadoras y personal en general del centro.
De ahí la necesidad de que el personal que labore en ellos reúna un conjunto de
condiciones que posibiliten la satisfacción de las necesidades efectivas, de
estimulación y de socialización de los niños.

La preparación al personal incluye también al personal nocturno, que tiene a su


cargo la educación y la atención de los niños en un horario particularmente difícil,
y en el que los niños requieren una atención muy directa.

Cuando el niño interno, unido a su problemática social, presenta además alguna


alteración de conducta que no ha cedido con un trabajo educativo, o bien lejos de
ceder las mismas se han agudizado, es que se inicia una atención clínico-
educativa con los mismos, para lo que se tomarán en cuenta todos los principios
metodológicos que la caracterizan. Sin embargo, la acción profiláctica y preventiva
resulta la piedra angular de esta labor, en la que concurren los esfuerzos de todo
el personal que directamente atiende al niño.

El hecho que el niño se encuentre en una situación de desventaja social no


presupone necesariamente que se brinde una atención clínico-educativa, esta
responde a la existencia de una problemática que la sola acción educativa no
resuelve. En todos los casos la atención se inicia con el análisis de la problemática
concreta, apoyado en las observaciones sistemáticas al niño en los diferentes
momentos del día, incluyendo el horario nocturno, así como en la información
ofrecida por el personal del círculo infantil, en la que no debe limitarse a criterios
personales y sí basada en conductas objetivos y estables.

Con frecuencia el psicólogo se enfrenta a la atención de un niño del cual se tiene


poca o ninguna información, ya que no siempre se poseen todos los elementos
para conformar el historial del niño. Esta situación impone la utilización de una
determinada estrategia en la atención, en el cual el diagnóstico y la orientación
tiene una fundamentación sintomática y conductal. La evolución sistemática es
fundamental ya que permite conocer la efectividad de tratamiento y orientaciones
brindadas, así como variarlas en los casos cuyos resultados sean negativos o no
satisfactorios.

La información y valoración del médico y las enfermeras tiene gran importancia,


por cuanto pueden ofrecer datos interesantes y necesarios sobre antecedentes
patológicos personales y criterios de salud.

Las orientaciones sobre qué hacer y cómo enfrentar cada problema de los niños,
necesitan estar despojados de toda fórmula convencional y rígida. La claridad de
las misma, su enfoque puramente individual y ajustado a las posibilidades y

27
condiciones del círculo infantil constituye una cuestión decisiva para la rápida
asimilación y puesta en práctica por el personal del centro, en especial aquel más
cercano al niño. No debemos olvidar que el niño interno permanece la mayor parte
de la semana y en ocasiones también los fines de semana junto a estas personas
que suplen en gran medida la relación familiar y el cariño de los padres.

La participación de la trabajadora social es fundamental en la atención clínico-


educativa a estos niños en situaciones de desventaja social, ya que es ella la que
aporta la mayor información sobre las características del caso y la situación social
del menor. Por tanto la labor social siempre va a estar conjugada con la clínico-
educativa.

El análisis conjunto de los psicólogos y trabajadoras sociales es una condición


indispensable para el éxito de la labor clínico-educativa. La evolución del caso
está ligada a la efectividad de las acciones sociales realizadas y al logro de la
transformación de la conducta del niño y conductas y actividades de los padres y
otros adultos directamente relacionadas con él.

El círculo infantil mixto le brinda al niño interno las condiciones de un “gran hogar”
y no le debe dejar huellos de “institución”, no obstante, se trata que la estancia de
los niños en centros internos sea la mínima indispensable.

La experiencia de trabajo de los círculos infantiles mixtos y los resultados


satisfactorios de los hogares de menores con escolares y jóvenes fueron los
factores que contribuyeron al surgimiento de la Casita de los Niños. Con esta
modalidad la acción institucional se enfoca desde el primer hogar y permite acerca
mucho más las condiciones de vida diaria al ambiente hogareño, no sólo por el
mobiliario, disposición y funcionalidad de las piezas del inmueble, sino por la
dinámica de las relaciones del personal que educa a los pequeños en el seno de
esa “gran familia”.

Los niños de las Casitas asisten al círculo infantil más cercano como cualquier
niño externo; la directora de la Casita funge como la tutora de los menores y los
trabajadores sus familiares más próximos.

El trabajar por convertir el círculo infantil mixto en un gran hogar o el éxito de la


Casita de los Niños, no niega el papel de la familia en la educación de los
pequeños y la importancia de la convivencia con padres y familiares. Su contacto
con la vida familiar, la estrecha relación afectiva con padres, especialmente con la
madre resulta un factor importante en el desarrollo de su potencialidad, pero
cuando la situación y condiciones del hogar son negativas y perjudiciales en algún

28
sentido, entonces el círculo infantil mixto o la casita de los niños juega un papel
esencial como vías para lograr condiciones de vida favorables para el niño, por
cuanto en ellos se satisfacen las necesidades de afecto, estimulación y actividad
primordial en estas edades.

En ocasiones hay niños cuyos padres los han abandonado en hospitales, parques,
centros públicos, dando nombres o domicilios falsos, sin que se pueda definir su
procedencia. Estos niños, son llevados a los círculos mixtos o casitas.

Después que el menor se matricula en el centro, se elabora un expediente social


donde se encuentran todos los datos generales y en forma semestral (cada 6
meses), se evalúa en una reunión de análisis y discusión, con la participación de:
trabajadoras sociales, el psicólogo y la directora de la institución, y donde se
determinan un conjunto de acciones sociales que llevan implícita la modificación
de actitudes que permitan el extrenamiento del menor, partiendo del principio de
que la familia es el núcleo esencial de la sociedad y su estabilidad tiene gran
importancia para la formación de los hijos.

Si las condiciones sociales y familiares no son modificadas, se gestiona la


privación de la patria potestad, solamente con aquellos casos en los cuales hay
una evidencia clara de atentado a la salud física y emocional del menor.

Cuando el menor está en la institución por sus padres ser: enfermos psiquiátricos
o reclusos, y no tener familiares que se ocupen de su cuidado, se procede a
seleccionar un hogar sustituto, al cual asisten los fines de semana; esto no puede
ser considerado una pre-adopción, por no existir pérdida de la patria potestad.

Es necesario señalar que la adopción no constituye la vía más expedita para


resolver la problemática social de un menor, sino una última alternativa a recurrir,
cuando el trabajo realizado con las familias, no permite resolver estos problemas.

El proceso de adopción de un niño en un círculo infantil mixto o casita implica:

• Visitas a la institución con el objetivo de comenzar la adaptación del niño al


matrimonio que constituye la futura familia adoptiva.

• Visita al hogar de la familia adoptiva. Estas se comienzan cuando el nivel de


las relaciones entre los futuros padres adoptivos y el menor son
satisfactorias. La primera visita se lleva a cabo con la trabajadora social, ya
que constituye una nueva experiencia para el menor.

Todos estos momentos son observados y orientados por la trabajadora social y el


psicólogo, los cuales podrán realizar un seguimiento cuidadoso de las relaciones,
comunicación, cuidado y atención del menor en su nuevo seno familiar.

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Como puede apreciarse la atención educativa a niños en situación de desventaja
social tiene una dimensión amplia, por cuanto en la misma se combina la labor
directa e individual con el niño, con el colectivo pedagógico encargado de su
educación y con la familia y su medio social. De esta forma trabajar por eliminar
cualquier alteración de conducta, modificar o transformar las condiciones de vida
adversas y facilitar un desarrollo sano y feliz de estos niños en una etapa decisiva
de su vida como es la infancia preescolar, y constituye una labor priorizada de
educadoras, psicólogos y trabajadoras sociales.

Consejos prácticos

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A LOS NIÑOS HAY QUE DECIRLES LA VERDAD.

¿Qué se les dice de la adopción, de la separación, del nacimiento, de la muerte, de la


enfermedad o de cualquier otra situación pasada, presente o futura? Pues sencillamente
la verdad:

1. Porque los niños, como ya sabemos intuyen, presienten, escuchan comentarios,


perciben que cuando ellos llegan cambiamos de tema, nos ven hacer gestos y
muecas o sencillamente se dan cuenta qué está faltando una información: algo
sucedió, ellos lo saben y nadie les dice de qué se trata o bien se les da una
explicación que para ellos no es convincente.

2. Porque los niños se sienten muy desvalorizados cuando no se confía en ellos, se


sienten engañados.

3. Porque crecen pensando que la mentira y el ocultamiento son recursos válidos y no


entienden porqué después se les enseña que no hay que mentir.

4. Porque si no les decimos la verdad los estamos privando de parte de su historia, por
lo tanto de su identidad.

5. Porque cuando perciben una situación y ésta no les es explicitada, construyen


alrededor del hecho fantasías, lo que ellos se imaginan y sus fantasías son a menudo
mucho más terroríficas que la realidad.

Muchos de ustedes se estarán preguntando cómo se hace para decir la verdad cuando
uno no se anima, porque la considera dolorosa, porque no quiere ver sufrir a un hijo,
porque le parece no va a entender, o como la madre de la que hablaba antes, cuando
teme su reacción.

Lo que nos ayuda en esos momentos es confiar en que sabremos contener las distintas
reacciones de nuestro hijo. Hablaremos con él en el momento en que juntemos las
fuerzas para poder hacerlo, en que estemos dispuestos a contestar sus preguntas, entre

31
las cuales seguramente se va plantear una”: ¿Porqué no me lo dijiste antes?”…Y nosotros
responderemos: “Porque no tenía el coraje suficiente”.

Los hijos perdonan nuestra debilidad y agradecen nuestra sinceridad: significa que
pueden confiar en nosotros.

El engaño, en cambio, daña la relación sembrando desconfianza.

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CONFIANZA Y SEGURIDAD

 La confianza y la seguridad se adquieren, no vienen dadas. Son fruto de un proceso.

 Están en la base de la autoestima y de la capacidad para resolver situaciones


problemáticas.

 No dependen de las circunstancias de la vida sino de la manera en que el niño haya


sido ayudado, o no, a atravesarlas.

¿Cómo se arraiga dentro de un niño ese sentimiento?

Se crea día a día, gracias a cada gesto o palabra reconfortante que recibe por parte de su
madre (y/o sustituto).

Un bebe llora: ¿Tiene hambre…tiene sueño…le duele la panza…quiere que lo cambien…


pide que lo levanten…extraña algo o a alguien…?

La madre interpreta las señales de acuerdo a la experiencia que van transitando juntos.

Todas las veces que la mamá consigue aliviarlo, poniendo en juego su creatividad, su
intuición o el recuerdo de que ya alguna vez ella supo como calmarlo, crece en el niño el
sentimiento de que hay un adulto “suficientemente bueno ”, capaz de venir en su ayuda
cuando él necesita. Ese adulto lo “suficientemente bueno ” no tiene porqué ser la madre.
Pero si es la madre la que tiene esa capacidad, mucho mejor. A medida que el niño
madura aprende a comunicar sus molestias, necesidades y deseos con mayor claridad.

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Para que esto suceda es necesario que haya habido palabras para nombrar sus
emociones: “qué enojado estás… se nota que tienes sueño… te molesta la panza…
pareces asustado… como te gusta que te acaricien la cabeza… qué mal te pones con los
ruidos y los gritos, etc…”

Saber que lo que a uno le pasa tiene nombre y es algo conocido que le puede pasar a
todos, alivia.

En cambio, cuando algo dentro de uno parece estar por estallar en cualquier momento,
invade todos los sentidos: se retuercen las tripas y no se sabe si las ganas son de llorar,
de vomitar, de gritar, de pegar, de escapar, de desaparecer o de volver a casa, está uno
perdido de sí mismo.

Las emociones no se controlan “ por decreto ” o por un simple acto de voluntad: “ No debo
enojarme… no tienes que llorar…” Ese impulso sin rumbo, tanto en un niño como en un
adulto, está expresando una ausencia: la falta- porque no hubo o no se encuentra- de la
voz o el abrazo que calman.

34
EL HIJO ÚNICO

¿Porqué será que se dice “hijo único” y no “un hijo” o “un solo hijo?”

Esta manera de presentarlo hace presumir la existencia de un “síndrome”, el “síndrome


del hijo único”. Debemos tener especial cuidado en no etiquetar a un niño a partir de un
rasgo, de un síntoma o de una particularidad familiar. Decir: “Mi hijo es hiperactivo… es
hijo único… es rebelde… etc, “ no revela nada fundamental respecto a cómo el niño está
viviendo su vida, ni de su identidad, ni de sus gustos, ni de sus miedos, ni de sus juegos,
ni de sus relaciones.

Estas etiquetas con las que padres, familiares, maestros y profesionales suelen marcar a
los niños, impiden conocer toda la riqueza de ese mundo maravilloso que es el de ellos y
que no se limita a una sola expresión.

Los aspectos que deben tenerse en cuenta parten básicamente del sentido común. Es
importante:

 Fomentar la actividad social con niños de distintas edades ( amigos, vecinos, primos).
También los padres deben tener intercambio con otros niños.

 Evitar que el niño esté siempre inmerso en el mundo social de los adultos.

 No considerar al hijo como el único sentido de la vida de los padres.

 No exigirle que sea “único” en todo.

En algún momento llegará la pregunta que hacen todos los niños: “¿Cuándo voy a tener
un hermanito…mamá, ¿cuando vas a tener un bebe en tu panza?”

35
Según el caso, se podrá responder al niño:

1. Cuando hubo dificultades durante el embarazo, el parto o un impedimento físico en


alguno de los padres, se le explicará al niño: “ Ya no puedo o no podemos tener más hijos
por razones médicas. Tú no tienes nada que ver con esa complicación”. ( Esto último
conviene aclararlo porque a menudo los niños se sienten culpables de la esterilidad de los
padres).

2. Si la causa por la cual no se tienen más hijos es el límite impuesto por la edad de la
madre, se le dirá: “ Las mujeres sólo pueden tener hijos hasta una determinada edad.
Cuando papá y yo quisimos tenerte, ya éramos grandes, quisimos vivir otras cosas antes
para poder enseñártelas a ti”.

3. Si se trata de una decisión tomada por ambos padres debido a circunstancias


laborales, profesionales, económicas o por que no quieren tener más hijos: “ Estamos
muy felices contigo y bastante ocupados con el resto de nuestras cosas, que también nos
interesan…”

Los niños que no tienen hermanos pero que están criados para ser independientes y
autónomos, suelen hacerse amigos en todas partes.

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EL MALTRATO PSÍQUICO.

Debemos reconocer que la Humanidad ha dado un paso importante a favor de la causa


de los niños al difundir e intentar evitar el maltrato (físico) infantil. La Medicina ha
realizado progresos de indudable valor para reducir de manera significativa la mortalidad
(física) infantil.

Pero todavía no ha llegado la hora de la revolución ideológica que debería llevarse a cabo
para evitar la otra muerte que amenaza al ser humano: la muerte del sentido de la vida.

No hay una campaña en contra de la falta de comunicación, de ternura, de diálogo, de


comprensión de los deseos humanos de libertad y seguridad afectiva que causa a diario
personas infelices, angustias catastróficas, inhibiciones intelectuales, incapacidad para el
intercambio social, perturbaciones psicomotoras, síntomas psicosomáticos severos,
internaciones psiquiátricas y suicidios que se repiten de generación en generación.

El maltrato físico deja marcas visibles y sensibles en el cuerpo, lo cual permite a aquel
que lo padece, reconocer en ese adulto a alguien que le inflige dolor. El agente, la causa y
la consecuencia del dolor son observables.

A menudo los niños callan y ocultan su sufrimiento y sus heridas por temor a que se
incremente el maltrato: viven aterrados. Otras veces, no denuncian a sus padres, porque
los quieren, sienten vergüenza por ellos y no desean que la sociedad los juzgue y los
castigue: en realidad, están cuidando a sus padres.

La conclusión es más que evidente: el maltrato físico no sólo produce daño físico sino
también, invariablemente, daño psíquico.

Más que el látigo, los hematomas, las fracturas de huesos, las quemaduras y todo aquello
que se manifiesta en su cuerpo, al niño le duele el corazón, no el que examinan los
cardiólogos, sino el de los sentimientos que humanizan su existencia. Un niño maltratado:

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 No sabe si es alguien o algo: un objeto que se manipula, una bestia que se arrea o un
deshecho.

 Carece del sentimiento de tener un valor humano se va perdiendo: él no cuenta.

 Pierde la confianza en los adultos a tal punto que muchos niños ya no son capaces de
recibir ternura y provocan permanentemente situaciones para ser castigados
físicamente. Esta es para ellos su manera de ser en el mundo: “si no me golpean, no
sé si existo”…

 No tiene deseo de vivir, aunque su cuerpo siga vivo. El porvenir no tiene sentido.

Reflexionemos ahora acerca de ese maltrato sin gritos, silencioso; sin golpes, invisible o
disfrazado incluso de discursos- vacíos- acerca del “bien” y de caricias- falsamente-
tiernas, ante lo cual un niño se siente profundamente confundido, incomprendido,
inseguro, incómodo o sencillamente no se siente más: no sabe quién es, no sabe lo que
quiere, sufre sin saber la razón y nadie se da cuenta que sufre.

Puede que parezca perfectamente adaptado a la sociedad, su rendimiento en la escuela


es excelente, se muestra extremadamente solidario y es respetuoso con los adultos: su
angustia es muda… hasta que un buen día, ante un abandono o una situación que
requiera su compromiso afectivo y sexual: estalla, se bloquea, se quiebra, huye, se
pierde. No sabe cómo se hace para vivir por cuenta propia, no encuentra el sentido de su
vida. No tiene una vida. No sabe para dónde ir. Piensa en la muerte, o no piensa en nada,
vegeta.

No miremos a esos niños maltratados físicamente como las únicas víctimas, producto de
la ignorancia o de la falta de cultura de ciertas gentes. Hay millones de niños “ de buena
familia” que llevan a cuestas las huellas imborrables de un amor, un diálogo, un gesto de
ternura verdadera que jamás existió.

Las instituciones que albergan niños autistas y adolescentes alienados es una experiencia
terriblemente penosa y angustiante. No hay sangre, no están lastimados físicamente-
salvo aquellos que se hacen daño a sí mismos-, no les duele nada. Ni siquiera ya les

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duele la falta de contacto humano, conviven sin saber quienes son o qué son:
¿Mascotas? ¿ Títeres? ¿Plantas? ¿Robots?. Están mutilados afectivamente.

El daño psíquico puede no dejar ninguna marca en el cuerpo, a tal punto no deja marcas,
que ya ni se siente. Esperemos que el momento de difundir las consecuencias del
maltrato psíquico, no esté lejos.

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¿ES MI NECESIDAD O LA DE MI HIJO?

Una mamá me decía “ no es bueno que el niño esté separado de su madre, aunque no sé
si él me necesita a mí o yo lo necesito a él “. Me parece una confesión muy valiente. Las
madres, más que los padres, a menudo damos por sentado que nuestro hijo nos necesita,
sin detenernos a pensar en cada circunstancia, quien necesita a quien. Es evidente que
un niño necesita a su madre o a quien ocupe esa función, lo que no es tan obvio es qué
es lo que necesita de ella.

Los niños oscilan a lo largo de todo su desarrollo entre su anhelo de mantenerse entre las
cosas conocidas- los rituales, los mismos lugares, el mismo cuento, las mismas comidas-
y su deseo de aventuras, de exploración, de probar cosas nuevas. Este deseo de ir hacia
lo desconocido puede vivirlo sin dificultades cuando a tenido suficiente de lo otro: ni
siempre lo mismo, ni nunca lo mismo.

Cada paso en el crecimiento del hijo es un progresivo desprendimiento de la madre. Al


principio el bebe tiene una ligazón muy intensa con su mamá y percibe el mundo a través
de ella. “educar a su hijo es ayudarlo a separase de usted”.

¿ Cómo vivimos cotidianamente estas experiencias con nuestros hijos? He aquí algunos
ejemplos:

1. El destete ( del pecho, el biberón o el chupón): muchas madres se preocupan al


pensar que van a privar a sus hijos de algo fundamental para ellos. ¿Será realmente
así? ¿No será que a nosotros nos cuesta aceptar que él ya no los necesita? El niño,
frecuentemente, mantiene ciertos hábitos por conformar a sus padres. Es como si
dijera “ si yo abandono esta costumbre, mamá o papá, se pueden angustiar, no me
conviene”.

2. La confianza en otros cuidados que no sean los nuestros: en la guardería, con la


niñera, la abuela o incluso con el propio padre. Existe la tendencia a pensar que nadie
va a entender o a calmar al niño como lo hacemos nosotras, las madres. O bien, el
niño no se encontrará a gusto con otras personas. Cuando surge este sentimiento,

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está faltando confianza. Si el niño percibe nuestra intranquilidad, no estará cómodo,
aunque el lugar o los brazos propuestos sean de lo más recomendables.

3. Un hijo necesita la aprobación de los padres: estar seguro de que puede expresar
abiertamente su necesidad de independencia, sin sentirse por ello amenazado ni
culpable. Recién cuando termina su adolescencia, un hijo es capaz de hacer lo que
realmente desea, aunque eso angustie o incomode profundamente a sus padres.

Para un hijo es terriblemente desolador sentir que los padres los necesitan cerca y que sin
ellos se angustian. Y no saben cómo decirlo.

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ESTIMULACIÓN E HIPERACTIVIDAD

Estos fenómenos están relacionados entre sí y me atrevería incluso a afirmar que la


hiperactividad es consecuencia de la hiperestimulación.

En las familias de hoy en día, el ambiente no es muy distinto: la información llega por
todos los medios, a cualquier hora, acerca de innumerables temas.

No toda esa información es factible de ser procesada, aprovechada y utilizada


creativamente.

En la psicología infantil, es importante tener en cuenta que un exceso de estimulación y


de propuestas, que no tengan en cuenta el ritmo del niño, sus intereses, sus ganas y sus
afinidades, deja de ser estimulación para convertirse en una exigencia imposible de
cumplir, abrumadora y causante de ansiedad permanente.

Es entendible que los padres quieran enseñar a sus niños- dada su natural permeabilidad
y entusiasmo hacia el aprendizaje- la mayor cantidad de cosas en el menor tiempo
posible. Pero no deberíamos ignorar que esta ansiedad por estimular a los niños, desde
antes del nacimiento inclusive, tampoco está fuera de las leyes del mercado. Los títulos
capturan la atención de los padres:

“TODO LO QUE USTED NECESITA SABER ACERCA DE SU HIJO” …

Con la mejor intención de tener hijos exitosos e inteligentes, se intenta estimular todas sus
capacidades, según prometen ciertos libros o ciertas tendencias. Y el niño se encuentra,
como en el supermercado, tentado por todo lo que ve, llenándose de productos atractivos,
diversificando sus intereses, pero sin saber qué de todo eso a él le interesa y le gusta. Su
comportamiento va de una cosa a la otra, sin concentrase, sin prestar demasiada
atención a lo que hace y ansioso por saber qué hará después.

La cultura impone un ideal ¿habrá que comprarlo para ser feliz?

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LOS LÍMITES

La dificultad para poner o aceptar “límites”- expresión tan utilizada que ya ni sabemos muy
bien lo que significa- es uno de los problemas que trae mayores complicaciones en la
crianza y educación de los hijos.

El clima que se genera hace de la convivencia un campo de batalla en dónde cada


momento de la vida cotidiana se convierte en una lucha por el poder. Pero del mismo
modo que con un niño hay que insistir sobre determinados principios una y otra vez,
también nosotros los padres necesitamos detenernos a reflexionar acerca de esta
dificultad una y otra vez.

Los problemas desde dos puntos de vista:

1) La posición de los padres

Todos están de acuerdo conque a los niños- en realidad a nadie- no se les puede permitir
todo y que no es sano dejarlos hacer lo que quieran a cualquier hora y en cualquier lugar.
No obstante lo que decimos y pedimos no produce el efecto esperado.

- A) Porque exigimos más de lo que un niño es capaz de respetar a determinada edad.


Por ejemplo, el orden antes de los 4 años.

- B) Porque nuestras órdenes suenan arbitrarias cuando no damos razones que a un niño
le interesen. Por ejemplo, no es lo mismo decirle “no te acerques a la ventana porque no
me gusta” que decirle “ten cuidado, te podrías caer y si te caes, te rompes la cabeza, los
huesos y podrías lastimarte ”.

- C) Porque pasamos por alto el orgullo de los niños criticando sus modos o
desvalorizando sus demostraciones. Por ejemplo, si uno dice “¡Mira lo que has hecho! ¡No
debes servirte solo! ¡Qué tontería es esa! ” el niño se siente ofendido. Al decirle en cambio
“Veo que deseas aprender a hacer cosas solo, te enseñaré dónde están los peligros y

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cuándo y cómo puedes hacerlo ”, no estamos descalificando al niño y lo predisponemos a
aprender con la experiencia.

- D) Porque muchos adultos creen que educar es subordinar o someter, sofocando todo
intento de rebeldía. Esta actitud revela el temor de ver cuestionada su voluntad ante una
personalidad que busca afianzarse. Demuestra también la falta de confianza en la propia
capacidad para vérselas con un hijo que desea ser reconocido como persona y no
domesticado como un animalito.

2. La reacción de los hijos

 Ningún niño inteligente y despierto va a conformarse con cualquier negativa o


cualquier prohibición. Cada vez, según vaya creciendo exigirá respuestas más lógicas
y más consistentes.

 Los hijos no sólo aprenden a través de las palabras de los padres sino también de sus
actos. Si los hijos ven a sus padres descontrolados, desbordados, haciendo
escándalos y escenas cuando no pueden resolver algo- por ejemplo con los mismos
niños- no sabrán cómo aprender a enfrentar de otra manera las situaciones y habrá de
su lado también: descontrol, desborde, escándalos y escenas.

No podemos pretender que nuestros hijos se calmen sólo porque a nosotros nos molesta
su bullicio, él necesita saber porqué para él sería más beneficioso reclamar lo que desea,
protestar por lo que le molesta, expresar su ofensa, con otros medios. Es responsabilidad
nuestra ayudarlo a encontrar esos medios.

¿Qué aprenden los niños de los adultos?

La verdadera educación, la que deja auténticas enseñanzas, no es la que pregonamos a


través de nuestros sermones morales y nuestros discursos. Estos, no sólo no despiertan
interés en los niños sino que causan fastidio: los más desenfadados se tapan los oídos
cuando hablamos, los más recatados esperan pasivamente que se terminen.

Si uno pregunta a los niños qué es lo que más les molesta de los adultos, se va a
encontrar dos respuestas típicas: “que prometan y no cumplan ” y “que nos exijan cosas
que ellos no hacen ”.

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Se refieren específicamente a determinadas situaciones, cuando:

 les pedimos que no griten y a veces se lo pedimos gritando

 les enseñamos que no deben interrumpir y nosotros los interrumpimos


constantemente

 les queremos transmitir que no hay que mentir y ellos perciben que los adultos no
somos siempre sinceros con ellos y los privamos de verdades muy importantes

 los obligamos a cumplir con lo que prometen y nosotros mismos no nos


comprometemos a cumplir con ellos.

Estas observaciones que los niños y los jóvenes hacen de nosotros los adultos deben
hacernos reflexionar acerca de nuestra manera de actuar:

 Somos contradictorios: predicamos una cosa y hacemos lo contrario. ¿Qué es lo que


ellos desearán imitar: nuestras palabras o nuestros actos?

 Nuestra actitud demuestra una falta de valorización de la capacidad que tienen ellos
para observarnos y juzgarnos. ¿Creemos que no se dan cuenta?

Los hijos quieren aprender de sus padres, quieren saber cómo se hace para no mentir,
porqué es preferible la verdad a la mentira; quieren entender porqué hay que relacionarse
a través de los gritos y cómo se hace para creer en el valor de las palabras, cual es el
beneficio de no interrumpir.

Por amor desean parecerse a ellos. ¿Han visto a las niñas actuar con sus muñecas como
la mamá hace con ellas? Cuando la madre es atenta y afectuosa, la hija acuna a su bebe,
si la madre es un poco distraída, la muñeca andará tirada por algún lugar sin interesar
demasiado a su dueña. ¿Tuvieron oportunidad de observar la actitud de los varones hacia
su madre cuan parecida es a la que su padre tiene con ella? Si el padre es cariñoso con
su mujer, el hijo procurará serlo con su madre, si su padre es ofensivo con ella, el hijo
será también irrespetuoso.

Para poder revertir estas falencias en la educación será indispensable considerar al niño
como un semejante (y no como un ser inferior), dotado de inteligencia, enorme capacidad
de observación y ávido de experiencias.

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Los hijos quieren confiar en sus padres, no piden padres perfectos, piden padres
auténticos y generosos que al menos les muestren que ellos no tienen porqué ser su
único modelo.

¿Culpables o responsables?

 No puedo ponerle límites

 No sé qué hacer para que duerma toda la noche

 Me pongo muy nervioso y le pego

 Temo que el divorcio lo afecte demasiado

 Quisiera tener más paciencia pero no la tengo…

Observan las madres y padres preocupados, reconociendo una dificultad en ellos o en


sus hijos. A través de conversar con ellos suele aparecer- de manera directa o indirecta-
un sentimiento de culpabilidad. Se cuestionan su manera de criar y educar a sus hijos. Se
sienten inseguros, no confían plenamente en su maternidad o su paternidad.

No obstante, sólo aquellos padres responsables y comprometidos con la salud de sus


hijos tienen la valentía de buscar, cuando la necesitan, una orientación con el fin de
conocerlos, comprenderlos y ayudarlos.

“No hay nada tan fuerte como un momento de debilidad”, decía Julio Cortázar. Sólo quien
confía en sí mismo pude mostrar sus puntos débiles.

Quienes no están en contacto con sus hijos, no los observan, nada les llama la atención,
por lo tanto no tienen conflictos…o no quieren enterares de que los tienen.

El sólo hecho de percibir una dificultad, comunicarla y escuchar a otros, habla de la


responsabilidad con que aquellas personas que tienen niños a su cargo asumen su
función. A menudo se trata simplemente de ayudarlas a recuperar la confianza en su
“savoir- faire”.

Los padres que se ven en problemas, no son los que más se equivocan, son en todo caso
los más conscientes y los más dispuestos a modificar ciertas actitudes.

Cabría hacer acá una importante distinción entre:

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1. El sentimiento de culpabilidad, que aparece cuando se supone haber causado daño
o perjudicado intencionalmente a alguien. Este sentimiento despierta el temor a ser
criticado y juzgado por su intención. Se desea escapar de esa presión interna. Las
ideas y los actos no están al servicio de la resolución del problema; apuntan a
defenderse y evitar esa tortura interior. Los padres que se sienten culpables, suelen
estar más pendientes de lo que creen haber provocado que del efecto en sí. El temor
a ser juzgados como “malos padres” impide comentar el motivo de su preocupación.

2. La responsabilidad, es el compromiso frente a una situación que nos involucra y la


puesta en marcha de actos tendientes a resolverla. Implica reconocer nuestra
participación y no eludirla. Los padres responsables procuran ir más allá de las
especulaciones acerca de su culpabilidad y enfrentan el problema.. Para ellos, lo que
pasa con su hijo está por encima de la necesidad de ser reconocidos como “buenos
padres”. Los hijos perdonan las equivocaciones cuando sus padres las admiten, pero
sufren cuando perciben que deberían hacer algo para aliviar el sentimiento de culpa
de alguno de ellos.

La peor equivocación es pensar que uno no se equivoca nunca.

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MAL COMPORTAMIENTO

Existen distintas maneras de plantear este tema:

1. Al modo de un juicio negativo hacia el niño: “es agresivo…no respeta…no cumple las
órdenes…me ignora…no escucha…”

2. Al modo de una inquietud por saber porqué el niño actúa de esa manera: “ ¿cómo
puedo entender a mi hijo…serán celos…será por la separación…? …¿Cómo puedo
comprenderlo y ayudarlo?

Cada vez que los padres se molestan por la conducta del niño deberían, pasado el
momento de exasperación o de fastidio, hacerse algunas preguntas:

 ¿ Tendremos nosotros algo que ver con esas reacciones de nuestro hijo?

 ¿ Estaremos siendo poco tolerantes?

 ¿ Ese comportamiento no se parece al de alguno de sus padres o familiares?

 ¿ No será una consecuencia de ciertas actitudes nuestras?

 ¿No estaremos reprochando algo que nosotros también hacemos?

En más de una oportunidad he escuchado a niños inteligentes a los que se les dice “eres
un maleducado”, responder “ustedes me educaron”, y tienen razón. Entonces, los padres
para salir del paso, se echan culpas mutuamente “eso te lo enseñó tu padre…aquello lo
aprendiste de tu madre…” o encuentran alguna otra relación que pueda ser la causante
de tan mala influencia “ te contagias de tus vecinos…esos amigos tuyos no son una
buena compañía…”

Si los padres verdaderamente desean un cambio de actitud en sus hijos, no pueden eludir
la responsabilidad que les cabe en el asunto. Es su derecho querer que el niño tenga
buenas costumbres, sepa pedir bien las cosas, salude respetuosamente, de las gracias,
ordene sus juguetes, respete los horarios, etc. Pero es su obligación comprometerse con
el trabajo que implica transmitir esas enseñanzas.

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Cuando el resultado de la educación no es el que supuestamente se buscaba, los adultos
debemos revisar la manera, el estilo, el método y las ideas que estamos tratando de
implementar.

Exigir que el niño actúe distinto sin que los padres modifiquen nada, es un imposible y
lleva al fracaso sistemáticamente. Esta es la razón por la cual escuchamos tan a menudo
frases del estilo:

 “hemos intentado todo y sin embargo sigue igual

 ” Nunca intentamos todo, la mayoría de las veces, repetimos lo mismo, en distintos


tonos de voz y los niños lo advierten “ya me lo dijiste…no me lo digas más” y los
padres responden “pero es que tu no me escuchas…si ya sabes lo que voy a decir
porqué no haces lo que te pido…”

Si la conversación llega a ese punto de esterilidad, significa que hay que buscar otra
manera de acercarse al niño. Esto requiere humildad y valentía de parte nuestra ya que
no siempre es fácil reconocer que a veces los adultos somos bastante maleducados,
caprichosos, agresivos e irresponsables ¿ O no?

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MALTRATO INFANTIL

Afortunadamente, se crean cada día más Organismos Nacionales e Internacionales,


gubernamentales y (sobretodo) no gubernamentales a favor de la infancia, denunciando y
difundiendo a través de los distintos medios las crueldades infligidas a los niños:
explotación de menores, abuso sexual, secuestro y robo de bebes, niños tomados como
rehenes, niños apaleados, niños de la calle, niños entrenados para luchar en la guerra…

Sería imposible abarcar la trascendencia del problema en unas pocas líneas,


considerando además sus múltiples dimensiones: legal, política, económica, social y
psicológica. Esta última es la que intentaremos desarrollar en este lugar.

Es importante destacar que no es posible llamar con el mismo nombre- maltrato infantil- ni
incluir en una misma serie de fenómenos:

1. Las crueldades mencionadas anteriormente, que se realizan con total premeditación y


alevosía. Todos los que están implicados en esas perversiones saben lo que hacen,
porqué lo hacen y con quienes lo hacen. Sus actos son intencionales y tienen
objetivos claros. En estos casos es posible responsabilizar y castigar legítimamente a
los culpables.

2. Los malos tratos que sufre un niño por indiferencia, descuido, ignorancia o
equivocación de sus padres o adultos en general. A menudo los niños padecen
sufrimientos terribles, accidentes mortales, angustias catastróficas, enfermedades
mentales o psicosomáticas por falta de comunicación y de intercambio humano. En
estos casos: ¿ Es posible responsabilizar y castigar legítimamente a los culpables? …

Henos aquí frente a un tema más que problemático. Un ejemplo: dos niños pueden
presentar quemaduras graves del mismo grado. A uno de ellos un adulto lo quemó
intencionalmente, el otro se quemó por descuido de la persona que lo tenía a su cargo. El
daño en el cuerpo es el mismo. Pero el sentido que tiene ese dolor para cada uno de ellos
es distinto.

¿Cuál sufre más?

 ¿El que descubre que la persona en la cual él creía, lo lastimó y es culpable de su


dolor?

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 ¿El que recibe cuidados y disculpas por parte de la persona que debía cuidarlo y no
prestó atención?

La respuesta no es sencilla. Uno de los niños podría afirmar “mi mamá es mala” y el otro,
“mi mamá no estaba”. Después habrá que ver como procesa cada niño esa realidad que
le toca vivir. Nadie puede asegurar con certeza el efecto que ha de producirse. Depende
de la naturaleza, la vida interior y el deseo de vivir de cada niño. Si la esperanza y la
confianza en el mundo no murieron, los niños aceptarán ser ayudados. Cuando surge y se
instala el sentimiento de que la vida no vale la pena de ser vivida, se abre el camino hacia
la autodestrucción.

Un niño frágil, es más dependiente, más vulnerable y requiere mayores cuidados. Un niño
fuerte puede resistir mejor los embates de la vida y aprende rapidamente a arreglarse solo
o a buscar ambientes más felices. Hay niños que, a pesar de las tragedias vividas, siguen
creyendo en las hadas madrinas. Otros niños jamás la oyeron nombrar.

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¿DUDAS DE LOS NIÑOS?

No es conveniente evadir las preguntas que hacen los niños: es preciso enterarse bien de
lo que desean saber, ellos se encargarán de decir “basta” o dejarán de prestar atención
como señal de que ya ha sido suficiente.

Durante la infancia, los mejores intrlocutores de los hijos somos los padres, no
deleguemos nuestra responsabilidad.

El amor infantil

Hacia los padres:

 Cuando sea grande voy a ser policía para llevarte a la cárcel y además voy a prohibir
que vayan a visitarte.

 Quiero que ese loco de papá se muera en este instante porque no vino a mi fiesta de
fin de curso.

Hacia los hermanos:

 ¿Qué te parece si dejamos a Francisco con tu tía y nos quedamos a vivir en casa sólo
papá, tú y yo?

 Tengo una buena idea: la tiramos a Marina por la ventana.

 No te preocupes mamá, ya encontré una pelota para jugar al foot- ball: lo pateo a
Fede.

 Mira cómo lo quiero a mi hermanito: lo abrazo fuerte, fuerte hasta que no respire más
y después lo hago revivir con una bofetada.

Hacia los amigos:

 Camila no es más mi amiga, es mi peor enemiga. Ojalá que se le pierdan todas las
figuritas y que los varones le rompan los útiles.

 No invitaré a Ezequiel a mi cumpleaños y en la escuela lo voy a cortar en mil pedazos


con mis tijeras.

 Hoy es el día más triste de mi vida, la maestra me sentó al lado de un niño que
siempre tiene mocos y nunca se limpia.

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¿Son estos niños, malos? ¿Agresivos? ¿Maleducados? No. Son niños que no temen
expresar sus sentimientos en voz alta y gracias a que saben usar palabras, no actúan
impulsivamente.

La sociedad, en general, no ve con buenos ojos la expresión de la hostilidad y todos


nosotros- o la mayoría- nos esforzamos por mantener las buenas formas. Intentamos ser
educados, amables y bondadosos. Es esta una exigencia cultural, sin la cual la vida en
sociedad sería imposible.

Sin embargo, en la naturaleza humana es posible encontrar sentimientos contradictorios:


amor y odio, lástima y fastidio, remordimiento y regocijo, deseo y temor. El saber acerca
de este fenómeno permite reconocer, lo que surge dentro de uno, sin avergonzarse.
Cuando una persona- niño o adulto- confía en la bondad y generosidad de sus
sentimientos, no precisa ocultar su aspecto más hostil y desagradable.

Nadie duda que es más agradable escuchar halagos y palabras de amor. Pero lo otro
también existe, y si no se dice, actúa solapadamente.

Si pensamos en la salud mental del niño, deberíamos preocuparnos por aquel que jamás
da muestras de enojo. Ante estos casos es útil preguntarse: ¿Será que este niño no
confía en que el amor es más fuerte?

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Quiero aprender a ser grande ¿Qué hacemos los padres- los adultos en general-
frente a ese sentimiento que padecen los niños?

1. La tendencia a sobreproteger al niño, tratándolo como “pobrecito”, corriendo tras él


para evitarle las frustraciones, las caídas y los errores que lo ayudarían a aprender
cómo y cuando se pueden hacer determinadas cosas. El riesgo de este
comportamiento es el de mantener al niño alejado de la experiencia que lo fortalece y
que promueve con cada logro un aumento de su autoestima.

2. La tendencia a abusarse de la dependencia hacia nosotros. Sin llegar al extremo del


maltrato evidente, hay maneras sutiles de hacer sufrir a un niño: bajo el lema de
“respeto a los mayores” los niños a menudo deben acatar órdenes- arbitrarias y
contradictorias- que no comprenden, por temor a perder el amor de los padres. En
este sentido obran también las amenazas y los chantajes, que inspiran miedo, cuando
no-temor, pero no respeto.

Cualquiera de estas 2 tendencias contribuye a menoscabar la autoestima del niño:

 En la sobreprotección, en el fondo, se está considerando al niño como a un inválido,


incapaz de asumir las consecuencias de sus actos y de valerse por sí mismo. De este
modo, sólo se conseguirá reforzar la dependencia y el sentimiento de impotencia.

 En el abuso de poder, según la intensidad y frecuencia del abuso, es posible


engendrar resentimiento, odio, sed de venganza o bien una apatía producto de la
resignación y de la desaparición del espíritu de lucha.

Un niño crece feliz, más allá de las circunstancias por la que tenga que atravesar, cuando
conserva su alegría de vivir. Para crecer necesita que le enseñen con amor, ni sólo rigor,
ni sólo misericordia: “Lo que hiciste no era lo conveniente, la próxima vez podrás
encontrar otra manera que te de mejor resultado, yo confío en ti”.

A los padres nos gusta sentirnos orgullosos de nuestros hijos y pocas veces pensamos en
lo importante que es para ellos sentirse orgullosos de tenernos como padres.

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NECESITO UNA MAMÁ

- Tatiana, una niña siempre vivaz y divertida, está triste y nada le causa demasiado
entusiasmo.

- Francisco, un niño muy inquieto tanto en la casa como en la escuela, se calma cuando la
maestra lo abraza.

- Ingrid vive asustada cuidando a su madre embarazada, y se preocupa ante cada uno de
sus movimientos.

- El pequeño Nicolás no para de llorar y su padre enardecido estuvo a punto de salir


dejándolo solo en su cuna.

- Sofía confiesa que le tiene pánico a las alturas pero no se lo puede decir a su mamá
porque ella tiene más miedo que la niña.

- Octavio no duerme de noche por temor a que vuelvan los ladrones como aquella noche
y su mamá no los escuche.

- Cuando Gilda tuvo sus reglas por primera vez, no sabía qué era eso, se asustó y no
sabía a quien contarle.

- Miguel se desespera por ir a la casa de sus amigos para tomar la merienda porque su
mamá siempre se olvida de comprar comida.

Hay momentos en la vida de un niño en los cuales necesitan muy especialmente una
mamá. Tal vez su madre esté ausente- aún estando presente-, deprimida, angustiada,
retraída, enferma, desganada, desbordada o despistada sin saber cómo ayudar a su hijo.
A menudo se piensa demasiado apresuradamente en consultar a un profesional, o se
atosiga al niño con preguntas o bien se pasan por alto esos estados de sensibilidad y
ansias de mimos.

Un niño hasta los 7 años aproximadamente, necesita aún el contacto físico: besos,
abrazos, caricias además de las palabras de aliento, de consuelo y de estímulo. Por
supuesto, no bajo cualquier circunstancia. Si el niño se encuentra jugando y la madre
siguiendo su impulso le dice “ven a darme un beso” o lo levanta de su cuna- mientras su
bebe duerme plácidamente- para tenerlo en brazos porque no lo vio durante muchas
horas, sólo va a conseguir fastidiar a su hijo.

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Los niños que pueden comunicar sus sentimientos con facilidad, se expresan
abiertamente “ Hoy no tengo ganas de ir al cumpleaños, quiero quedarme contigo y que
me leas muchos cuentos”. Otros niños no saben muy bien lo que les pasa y lo dicen con
llantos, abrazándose a un muñeco o al contrario, maltratando al muñeco.

Existen madres, que si bien aman a sus hijos, desearon tenerlos y se preocupan por ellos,
no han superado aún su condición de hijas y necesitan ellas mismas ser consoladas y
cuidadas. Se angustian con la angustia de sus bebes, no pueden atender sus
necesidades afectivas y a veces ni siquiera las perciben, tan pendientes están de sus
propios sentimientos. Los hijos intentan llamar la atención de su mamá y reclaman mimos.
Si no encuentran eco- pero saben que los mimos existen- los buscan en otra parte: en la
abuela, la tía, la madre de un amigo, la maestra, alguna persona que sepa “ hacer de
mamá” aunque sea por un rato. ...Alguien que sin preguntar ni cuestionar nada, lo tome
en sus brazos, le prepare algo que le guste, le diga cada tanto “ mi amor” y no le pida
nada a cambio.

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NO QUIERO IR A LA ESCUELA

En más de una oportunidad los niños se quejan de la escuela porque escucharon a otros
niños más grandes protestar en voz alta. Es importante poder diferenciar una queja- para
la cual no tienen demasiadas explicaciones- de un problema real.

El problema suele aparecer con más frecuencia en dos momentos claves:

1. La entrada al jardín de niños

Con la entrada al jardín de niños se inicia la vida socializada, y esto es una adquisición
importante, pero tiene un precio: el niño pierde algo de la intimidad de las relaciones
familiares. Es esperable que durante la etapa de adaptación, un niño tenga momentos de
entusiasmo alternados con momentos de desilusión (que ocurren cuando el niño percibe
claramente que para estar en un lugar es preciso dejar de estar en otro lugar).

Una adaptación que transcurre sin idas y vueltas es más cómoda para los padres y las
maestras, pero puede indicar una dificultad, por parte del niño, para registrar el cambio. Si
este período se prolonga demasiado en el tiempo, la experiencia está despertando una
angustia excesiva. Los motivos posibles hay que buscarlos en:

 la falta de preparación del niño para el cambio

 un apego muy intenso entre la madre y su hijo

 una dificultad por parte de la maestra y de la institución para hacer frente a esta
dificultad

2. La entrada a la primaria .

La entrada a la primaria y la caída de los dientes de leche marcan el fin de una etapa en
la cual casi todo dependía de mamá y papá. A partir de este momento se requiere del
niño mayor responsabilidad y autonomía. El aprendizaje- largamente anhelado- de la
lectura y de la escritura acerca al niño a un nivel de comunicación hasta ahora reservado
a los adultos.

Este logro los llena de orgullo, pero la añoranza de un tiempo en que jugar era lo más
importante, se hace sentir igual. El recreo es esperado con impaciencia ya que es el
momento de reencontarse con su cuerpo en movimiento. La inmovilización a la que se
ven sometidos ciertos niños produce en ellos una tensión tal, que les impide a menudo
concentrarse y prestar atención.

Los niños, aún a los 6 y 7 años, necesitan moverse y buscan el contacto corporal. Al
contrario de lo que se cree, cuando más les interesa y les conmueve lo que están viendo

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o escuchando, mayor es su necesidad de movimiento. Se comprometen de cuerpo y
alma.

¿Porqué habría de ser más conveniente que los niños permanecieran frente a la maestra
y al pizarrón en el mismo estado de quietud que cuando miran la televisión?

Es probable que los maestros teman el caos y el desenfreno en las aulas. Sin embargo,
muchos de ellos habrán observado que determinadas actividades o investigaciones que
involucran también el cuerpo del niño y no sólo su intelecto, resultan ser experiencias muy
gratas y beneficiosas. Si esas experiencias no son siempre realizables, se debería al
menos dar al niño la oportunidad de expresar su malestar. En algunos colegios los
alumnos evalúan a sus profesores.

Lo que hace falta, cada tanto, es un poco de creatividad.

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PAPÁ, NO ESTÁ, PERO EXISTE.

Tal vez viaja a menudo o trabaja muchas horas o vive en otra casa o en otra ciudad; o
partió sin dar señales de vida. Quizás es un hombre poco valorado por la madre del niño o
por la sociedad.

En algunos casos el padre es desconocido, en otros fue un amor pasajero de la madre.


Están también esos niños que ya no tienen a su papá vivo. Un padre puede estar ausente
de varias maneras. Pero ausencia no es lo mismo que inexistencia. Un hijo es siempre el
producto de un hombre y una mujer, aunque alguno de ellos esté ausente desaparecido o
muerto. Incluso los hijos criados por parejas homosexuales, adoptados o nacidos por
inseminación artificial existen porque hubo participación de un elemento masculino
( aunque sólo sea a través de su semen) y un elemento femenino.

La fantasía de una mujer auto- gestante, en primer lugar corresponde a una no aceptación
del aporte del hombre y en segundo lugar- y como consecuencia de lo anterior -, se
genera una distorsión de la realidad perniciosa para la estructura mental del niño ( o sea
de un hombre o una mujer en potencia).

Una mujer puede desear prescindir de la presencia de un hombre en su vida y mientras


no haya un hijo en juego es libre de sostener las teorías que mejor le convengan a sus
proyectos. Cuando esa mujer es madre y asume la responsabilidad de criar a su hijo, ya
no tiene la misma libertad para sostener cualquier ideología.

A ningún hijo se le debe decir “tú no tienes padre” porque eso distorsiona la naturaleza de
las cosas.

¿Qué se le puede decir a un niño cuyo padre está ausente?

1. En familias en las cuales el padre se ausenta con frecuencia, pero convive con la
familia: “ tú papá no está en casa pero está presente en mi cabeza y en mi corazón, por lo
tanto yo te hablo teniendo en cuenta lo que piensa él. Cuando regrese verás que no son
caprichos míos”.

2. Luego de un divorcio: “ aunque tu papá no sea más mi marido, sus palabras en cuanto
a tu educación siguen teniendo peso para mí” o bien “tu papá y yo pensamos este tema
de muy distinta manera, yo te doy mi opinión y escucharás también la de él”. Si las
versiones de ambos padres son irreconciliables, se recurrirá a un tercero neutral. Causa
daño psíquico a un niño decirle “tu papá no cuenta, tú sólo me tienes a mí”, eso en todo
caso lo decidirá otro adulto responsable ( un juez, por ejemplo) .

3. Sí el padre ha muerto: “ las palabras y las ideas de tu papá siguen vivas para nosotros,
yo recuerdo las cosas que para él eran importantes como padre “

4. Cuando el padre es desconocido: “ tú tienes padre, sino no hubieras podido nacer, pero
él sólo participó en tu gestación “ o según el caso “ yo sabía que tu padre no iba a vivir

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con nosotros, pero yo elegí tenerte y criarte a pesar de eso” o bien, en el caso de
gestación por violación “ tú padre quiso mi vientre, tú quisiste nacer y yo quise criarte”.

Entiendo que es difícil generalizar y que cada situación merece una especial
consideración. Lo que sí debe ser tomado como regla es que un niño no debe sentir
jamás que es propiedad de su madre ( o de su padre, cuando es la madre la que
desaparece de su vida.

Nadie puede decirle “soy tu dueño, hago lo que quiero contigo”.

Una madre, por más desprecio y resentimiento que tenga hacia el padre de su hijo, no
tiene derecho a excluir la existencia del hombre. Puede que sea borracho, criminal,
canalla o como se lo quiera juzgar, pero es el padre que tiene o que tuvo y forma parte de
la historia de ese niño. Ser madre, es aceptar que el niño es también hijo de un padre.

También en el supuesto caso de clonación a partir de una mujer, ésta que se pretende
clonar fue gestada con la participación de los elementos masculino y femenino.

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¿POR QUÉ PELEAN LOS NIÑOS?

• “Me sacó el lugar”

• “Se burla y dice que soy gorda”

• “Ella no quiere ser más mi amiga y ahora está con Lili”

• “No presta sus juguetes”

• “Me molesta”

• “Golpea a propósito”…

Entre humanos- hermanos, amigos, compañeros y más adelante novios o esposos-


inevitablemente surgen peleas, discusiones, rivalidades, celos o simplemente fastidio.
¿Porqué habría de ser diferente? En toda convivencia hay períodos de
enamoramiento( “nos amamos”…”somos íntimos”) y períodos de desencanto (“lo
odio”…”no la quiero ver nunca más”). Está en la naturaleza humana suponer que los
demás debieran ser iguales a uno y tolerar las diferencias es un largo aprendizaje que
dura toda la vida. Las diferencias en general son vividas como una cuestión de
inferioridad o superioridad, la primera genera un sentimiento de impotencia y de
dependencia; la segunda, produce irritación y tensión en los otros. Sé muy bien que las
peleas entre niños exasperan a los padres, quienes a pesar de haber intentado todo-
penitencias, gritos, amenazas- no logran disminuir la agresividad. Es importante aclarar,
que en los niños pequeños no existe la intención de causar daño, y su reacción es un
mecanismo de defensa frente a una frustración o a una desilusión.

Quizás pueda servir de ayuda en los momentos de tensión, pensar que:

1. Cuando un niño se ensaña con otro es porque existe entre ellos una atracción, un
interés especial: en sus juguetes, su silla, sus habilidades, su desenvoltura, sus padres.

2. Un niño- como todo ser humano- supone que lo del otro es mejor que lo suyo y desea
estar en su lugar.

3. La defensa ante ese sentimiento es asumir la actitud contraria: ostentar lo propio,


mostrando las plumas, como el pavo.

4. La pelea surge antela impotencia de los niños para intercambiar sus cosas o para
separarse. No pueden ni juntarse ni alejarse.

Si ustedes observan o escuchan los actos y dichos de los niños en medio de una pelea
notarán que siempre uno de ellos arrebata algo al otro, y cuando ya manejan el lenguaje,

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en el diálogo estarán siempre presentes las expresiones del estilo: “ES MIO…YO…
DAME…YO LO QUIERO…EL MIO ES MEJOR…LA MIA ES MAS GRANDE…”

La tensión es al principio sutil y manejable pero puede también ir subiendo de tono


y causar mucho ruido y estruendo. Las intervenciones deberían apuntar a ayudar
a cada uno de los niños a: Reconocer el valor de sus pertenencias, sus aptitudes,
su creatividad, su iniciativa y la de los otros”: Mira tu también tienes un autito, pero
es verde, no tiene puertas pero lleva dentro un conductor”…
• Aceptar las diferencias sin emitir juicios de valor acerca de lo que es mejor o peor: ”Es
cierto que Lucía tiene el cabello más largo, pero a ti te queda precioso ese peinado
porque se te ven los aretes”…”Tal vez su papá tenga más dinero que el tuyo, pero
está tan ocupado con los negocios que no tiene tiempo de jugar con sus hijos”…

• Conocer sus debilidades y las de los demás: ”Es verdad que Francisco dibuja muy
bien, pero tu tienes una letra hermosa”…” Ella quisiera ser tan sociable como tú, por
eso te pelea cada vez que tu vas con otras amigas”… Vale la pena recordar que lo
contrario del amor no es el odio, sino la indiferencia.

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¿PORQUÉ JUEGAN LOS NIÑOS?

Recientemente observaba el juego de 4 niñas: Margarita y su amiga Mora, ambas de 7


años, Celeste de 5 años y Lucy de 4 años. Jugaban a la maestra: había una directora
“monstruosa”- según palabras de ellas-, una maestra “malísima”, una alumna que
intentaba obedecer y la madre de esta niña que la regañaba constantemente a fin de que
hiciera las tareas.

Se escuchaban frases del estilo de: “Te vas ya del salón …cierra la boca
inmediatamente…no te levantes o irás con la directora…quédate quieta…eso está muy
mal hecho…tienes que hacer todo de vuelta…no molestes a tus compañeros…”

El tono no era precisamente cariñoso y tierno, se trataba de imperativos proferidos a los


gritos. A tal punto era ruidoso ese clima que el adulto tiende la (mala) idea de
entrometerse:

-¿Pasa algo niñas?

- No, mamá- responde enojada Margarita- déjanos, el juego es así…es una escuela
dónde maltratan a los niños, yo soy la directora, Mora la maestra, Celeste la alumna y
Lucy su mamá.

- ¿Y los padres saben que hacen eso con sus hijos?

- Claro, no ves que Lucy es una mamá y la obliga a ir a esa escuela…bueno, ahora
puedes irte que tenemos que seguir jugando.

La observación del juego nos muestra que no son sólo situaciones de ensueño las que los
niños comparten y disfrutan. En general no hay una escena, por más idílica que parezca
en sus comienzos, en dónde en algún momento no surja un personaje “monstruoso” que
humilla, exige, grita. Puede ser una mamá, una maestra, un dentista, un policía, etc.

Los roles suelen intercambiarse: “está bien primero eres tú el malo, después me toca a
mí”, aclaran los niños, dejando bien en claro que se trata de un juego y que por lo tanto
cada uno puede elegir lo que quiere hacer.

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¿Porqué esa preferencia por los juegos en los cuales intervienen, aunque sea en una
dosis mínima, el miedo y la angustia?

1. Porque, justamente a través del juego los niños procesan lo que ven, lo que escuchan,
lo que fantasean, lo que temen y lo que padecen.

2. Porque el juego es la posibilidad que tienen de hacer activamente lo que sufren


pasivamente.

Esto no significa que el juego sea un fiel reflejo de la realidad objetiva del niño, de lo que
se trata es de su realidad subjetiva. Un niño juega verdaderamente cuando puede entrar y
salir del juego con naturalidad, si se lo toma muy en serio, el tema lo compromete
afectivamente. Sucede como cuando nosotros adultos vemos una película: si no creemos
nada de lo que estamos mirando, la película no tiene encanto; si lo creemos demasiado,
nos confundimos con el personaje.

Como dijo una de las niñas: “Jugar es tener un tiempo (mucho tiempo) para hacer lo que
no se puede hacer en la realidad”.

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¿PORQUÉ? ...¿PORQUÉ?

Alrededor de los 3 años, y antes también, los niños preguntan ante cualquier situación,
decisión o propuesta “¿Porqué?”. La cosa más trivial o el tema más comprometido son
cuestionados con la misma insistencia:

 ¿Porqué el cielo es azul?

 ¿Porqué la abuela usa pañales?

 ¿Porqué no tienes plata?

 ¿Porqué quieres leer?

 ¿Porqué Dios es invisible?

Al principio la atención está dirigida principalmente a la vida amorosa y sexual: las


diferencias anatómicas entre hombres y mujeres, la gestación, el nacimiento, la intimidad
de los padres (“¿Porqué yo no tengo una cosita como la de mi hermanito…porqué las
nenas se sientan para hacer pis…porqué yo no tengo unos senos grandes como los
tuyos…porqué los hombres no pueden tener bebes en su panza…porqué papá y tu
cierran la puerta de la recámara…porqué no quieres que me case contigo? …Etc., etc.”)

Cuando sus preguntas han sido escuchadas y su curiosidad sexual respetada, el deseo
de conocer se desplaza hacia otros intereses. Las respuestas son sin duda importantes
ya que ayudan al niño a saber algo más acerca de la realidad que lo rodea y los temas
que le intrigan. Pero lo importante no es sólo obtener respuestas, sino también mantener
vivo el deseo de investigar y de aprender. El hecho de preguntar no debería perder jamás
su sentido y su razón de ser.

Observando a los jóvenes de hoy, uno se pregunta ¿Qué pasó con ellos? ¿Cuándo
perdieron sus ansias de saber? ¿Dónde quedó esa curiosidad infantil, siempre
insatisfecha que promovía la búsqueda constante de nuevas respuestas? Un profesor
apareció un día muy entusiasmado con su proyecto de compartir con los alumnos una
película polémica. El tema central era una discusión acerca del origen del hombre: un
científico que defendía la teoría evolucionista de Darwin es enjuiciado por atentar contra la
moral religiosa.

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Tampoco en esa ocasión hubieron comentarios u opiniones (a favor o en contra)…Y
pensar que ese mismo tema planteado a niños de 4, 5 o 6 años produce las más diversas
teorías, los diálogos más sorprendentes y un entusiasmo contagioso por comprender los
enigmas de este mundo: (”¿El primer humano hablaba? ¿Cuál fue su primer palabra? …
¿Porqué Dios no quiere que lo vean y él quiere vernos todo el tiempo? …En el cielo hay
una reunión porque están Dios, el abuelo, Moisés y la mamá de Juana…¿Para los judíos
Dios era mono? …”)

¿Qué hubo- o no hubo- entre el Jardín de niños y las aulas de la Universidad?

¿Será posible despertar al niño preguntón que dormita en algún lugar de la memoria de
tantos jóvenes y adultos indiferentes?

Las preguntas incomodan, molestan, dan trabajo y a veces angustian, es cierto. Pero
dejarlas morir en silencio, es un atentado en contra de la naturaleza humana y sus ansias
de saber.

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¿QUÉ DEBO DECIRLE?

Es difícil ponerse de acuerdo entre padres, entre colegas e incluso con los mismos niños,
respecto a la calidad y cantidad de información que estos últimos deben recibir: ¿Qué se
les puede ahorrar y qué es preciso explicar? .

1. En los padres existe casi siempre la tendencia a proteger a los hijos de aquello que
pueda causarles dolor preocupación o ansiedad. El argumento más frecuente suele ser:
“Es demasiado pequeño aún... ya tendrá tiempo”.

2. Entre colegas se dividen las opiniones: están los que piensan que hay que adaptar al
niño a la realidad y los que creen que se debe mantener al niño al margen de los temas
que ocupan a los adultos.

3. Los niños quieren “jugar” a ser grandes sin dejar de ser pequeños. Lo que se observa
habitualmente es que ellos desean conocer el mundo en el que viven los adultos, pero sin
quedar atrapados en él: “Ya entendí, no me comprarás más golosinas todos los días,
ahora no me sigas hablando de la crisis”...”Cuéntame porqué te separaste de papá pero
no empieces a criticarlo”.

Sería imprudente tratar de encontrar una respuesta standard que abarque todas las
situaciones: cada una exige ser evaluada cuidadosamente según la edad, la sensibilidad y
la capacidad del niño para compartir el impacto de la información que recibe.

Existen algunos criterios que merecen tenerse en cuenta a la hora de decidir si es útil o
no, hacer determinados comentarios a un niño:

 Una verdad debe ser dicha por alguien en quien el niño confíe y ante quién pueda
expresar sus quejas, sus lamentos, su enojo, su miedo, su sorpresa o su pena.

 Es importante recordar que los niños, a pesar de su aparente distracción, no viven en


una “burbuja”, y su percepción auditiva y visual es mucho más aguda que la de los
adultos. Seguramente ellos ya vieron u oyeron lo que nosotros queremos ocultar.

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 No debemos restar importancia a la influencia de los medios: los mensajes son
constantes. Ni siquiera cuando los niños están viendo dibujos animados se pueden
evitar las tandas publicitarias cuyos contenidos, a menudo no contemplan la
audiencia.

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¿QUÉ ENTIENDEN LOS NIÑOS?

1. El bebé reconoce las palabras mucho antes de aprender a hablar: las palabras son
parte de su alimento tanto como la leche (es frecuente que hablemos mucho de él,
pero no le hablamos a él). Un niño al que le hablan aprende a hablar más rápido, de
este modo aumentan sus posibilidades de expresión.

2. El niño percibe el clima del ambiente: se calma con la tranquilidad de los padres, se
altera con su angustia. su sensibilidad es mayor que la nuestra y su ánimo más
inestable.

3. El buen humor permanente no existe: hay buenos y malos momentos. si estamos en


un mal día o en una mala época le diremos al niño “no es contigo, estoy nerviosa por
otros motivos”. nuestro hijo va a ir aprendiendo a reconocer las variaciones del
entorno, así como aprendió a reconocer la diferencia entre el día y la noche.

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¿Q
QUÉ ESPERA UN HIJO DE SUS PADRES?

“Los padres que esperan reconocimiento de sus hijos (algunos incluso lo exigen), son
como esos usureros que arriesgan voluntariamente su capital con el fin de cobrar
intereses”, escribió Franz Kafka en su diario. Sabemos, a partir de la carta dirigida a su
padre, los terribles padecimientos que este escritor sufrió en la relación con éste.

No querríamos recibir de un hijo nuestro una carta que revele tales torturas, ni escucharlo
compararnos con usureros que sólo se preocupan por sus intereses. El dolor es parte
inevitable de la vida. Sin embargo es posible evitar el exceso de sufrimiento que trae
como consecuencia una inhibición en el desarrollo y en las relaciones humanas, atenta
contra la autoestima y quebranta la esperanza.

En numerosas parejas de padres aparece la misma inquietud:

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo para que determinado acontecimiento- muerte de un ser
querido, divorcio, enfermedad, celos por la llegada de un hermano, cambio de casa, etc.-
no lo traumatice?

En primer lugar algo fundamental:

 Una situación por más triste que sea no tiene porqué ser traumática, en el sentido de
provocar perturbaciones mentales severas.

 Lo que hace que un hecho sea traumático es el silencio, el ocultamiento o la mentira


en torno a lo ocurrido.

¿Qué espera de sus padres un hijo que atraviesa un momento de crisis o de dolor?

 Ser escuchado: que atiendan sus preguntas y no le contesten “no pasa nada”.

 Recibir consuelo y ayuda para confiar en qué podrá superar la situación. Una manera
de decirlo sería por ejemplo: “yo se que es difícil y triste para ti, la vida es a veces así,
pero pronto recuperarás tus ganas de reír y de jugar y sentirás que has crecido”.

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 Sentir seguridad. Un niño pequeño necesita- especialmente en momentos de crisis-
mantener a salvo su autoestima y no temer por la continuidad de su existencia. Por
ejemplo en caso de divorcio, le alivia escuchar “ Tú seguirás teniendo la misma mamá,
el mismo papá, el mismo apellido, aunque cambies de casa. Tú no te divorcias ni de
mamá ni de papá. Tú serás siempre nuestro hijo”.

 Saber que sus sentimientos van a ser respetados, tanto su llanto, como su enojo o su
sensación de impotencia. Se sienten comprendidos cuando uno puede decirles: ”yo te
entiendo, en momentos así yo he sentido algo parecido, a todos nos pasa”.

Nuestros hijos esperan de nosotros solidaridad y cooperación para que cada dificultad de
su vida, lo fortalezca. Un niño que se siente apoyado, aprende a confiar en su capacidad
para enfrentar lo que la vida le depare.

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MI HIJO NO HACE CASO

 No se deja vestir

 No quiere irse a dormir

 Se enfurece cuando le impedimos algo

 Hace berrinches

 Tiene rabietas

 No acepta límites

…Ya no sabemos qué hacer

¿Existen padres que en algún momento no hayan pronunciado- exasperados o vencidos-


estas frases?

Pues, sí. Lamentablemente son aquellos padres, o educadores, que jamás consultan por
los niños: son obedientes, callados, no molestan, no hacen ruido, se adaptan
automáticamente a cualquier consigna, comen lo que les dan, duermen cuando se lo
piden, no ensucian su ropa…¡ no traen ningún problema!.

Si estos niños llaman la atención es por algún síntoma en relación al cuerpo:

Por ejemplo: enuresis, estrabismo, problemas dermatológicos, obesidad, etc.. )

Aunque resulte paradójico, debemos entender la rebeldía, la desobediencia, el


negativismo, las rabietas y los berrinches como signos positivos y expresivos de una
personalidad en formación, esta etapa del desarrollo se evidencia alrededor de los 2 años.
Si un niño a esta edad no da ninguna señal de oposición- entrega sus juguetes con
demasiada facilidad, no se ofende, no protesta ni se defiende cuando le sacan o le niegan
algo- debemos preocuparnos: ese niño tiene miedo de exponerse. En el mejor de los
casos, necesita mantener en secreto sus verdaderos deseos. En el peor de los casos, ya
no sabe lo que desea o ya no desea.

Ahora sí, a partir de la explicitación de estos aspectos fundamentales para la comprensión


del desarrollo de la personalidad en el niño, podemos ocuparnos de las dificultades de los
padres durante estos períodos.

Dicho en otras palabras: el primer paso para abordar el tema es reconocer lo complicado
que resulta para los padres y/o educadores vérselas con unos niños que- a pesar de la
torpeza, la inmadurez y la impulsividad propias de la edad- intentan comunicar su gusto,
sus ganas, sus necesidades, su vitalidad, su ritmo, su desacuerdo, como pueden.

No queremos sofocar la expresividad del niño. Tampoco debemos dejarlo librado a sus
impulsos. Cualquiera de estas dos posiciones termina siendo destructivas y llevan a la
enfermedad.

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¿Significa esto que hay que dejar actuar al niño según sus antojos? Por supuesto que no.
¿Es posible respetar su individualidad sin dejar de ejercer la autoridad? Por supuesto que
sí.

 Un niño que se siente respetado, respeta; si se siente engañado, miente.

 Un niño que se siente escuchado, escucha; sabe que hablar vale la pena.

 Un niño al que se le dan razones verdaderas y válidas, aprende que nadie

–no sólo él- puede hacer todo lo que quiere en cualquier momento.

Una buena manera de poner en práctica estas ideas, es decirles- o al menos pensar-
cada vez que tengamos que lograr que hagan o dejen de hacer algo: “ yo entiendo que tú
en este momento tengas ganas de otra cosa, ya veo que hay cosas que a ti te gustaría
decidir, eso significa que has crecido, pero…lo que tu pides no es posible ahora…o no es
posible nunca para nadie, tampoco para papá y mamá…o puede ser peligroso si no lo
sabes usar, espera a que te lo enseñemos…” dependiendo de lo que esté en juego.

Jamás obtendremos buenos resultados oponiendo a sus caprichos, los nuestros. Ellos
quieren y necesitan saber porqué no pueden hacer lo que les da la gana. Exigen
respuestas sinceras.

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¿QUÉ LE ESTARÁ PASANDO A MI HIJO?

 Un niño habitualmente activo y despierto se muestra decaído, inapetente o retraído.


 En otro niño, en general tranquilo, aparecen conductas que denotan ansiedad,
inquietud, falta de atención, actividad constante, perturbaciones en el sueño, ataques
de furia, etc.

La consulta con el medico debe ser siempre el primer paso a fín de descartar cualquier
tema orgánico. Si se demuestra que su estado físico es bueno, comenzaremos entonces
a investigar las razones psicológicas de los cambios que llamaron nuestra atención.

 Los niños manifiestan sus emociones a través de su comportamiento, como así


también de sus juegos y sus dibujos. Hace falta mucho recorrido para que puedan
expresarse a través del lenguaje y decir por ejemplo: “ mamá, estoy triste “ o “extraño
a papá” o simplemente “no sé lo que me pasa”. Recordemos que los niños tienen una
sensibilidad mucho más rica que la nuestra para percibir las variaciones en el
ambiente: están siempre pendientes de nuestra mirada, nuestros gestos, nuestras
presencias y ausencias (aunque parezcan muy concentrados en otra cosa).
Consideremos ahora las novedades (buenas y malas) que se sumaron a nuestra vida
cotidiana. Una mamá angustiada pregunta a el especialista por una niña que se
despertaba de noche varias veces y, según parecía, muy angustiada. Al final de su
mensaje, la mamá comenta que está embarazada de 2 meses y que se mudaron hace
2 meses también. Con esta anécdota se muestra cómo esta madre, encuentra casi sin
darse cuenta, las razones del malestar de su hija. Hay otras situaciones menos
evidentes y que sin embargo los hijos presienten: discusiones entre los padres,
alejamiento, enfermedad o muerte de un familiar, crisis personales, problemas
laborales, económicos, por nombrar algunas de ellas.

 Cada niño tiene su propia modalidad para comunicar su dificultad para entender lo que
está pasando. Confiemos entonces en la intuición de madres: encontraremos el
momento más adecuado para hablar al niño, con las palabras nuestras, aunque sólo
sea para decirle: “entiendo que para ti también es difícil todo esto, pero puedes contar
conmigo, intentaré comprenderte”. Ser madres no es un sacrificio, es un trabajo
creativo.

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¡Quiero ser grande!

¿Alguna vez se detuvieron a pensar la tremenda impotencia que siente un niño por
saberse tan dependiente de los adultos?

Siempre es conmovedor ese banquillo dejado en la cocina o en el baño, testigo de la


pequeñez de un niño que usó sus medios para alcanzar aquello que necesitaba o
deseaba. La extrema dependencia es tan obvia y nos parece tan natural que apenas nos
percatamos que está presente en cada momento de su vida: “mami, alcánzame…mami,
no llego…mami tengo sed…papá llévame…no puedo…¿Qué hago? …¿Cómo hago? …
Etc.”

Su indefensión no es sólo física sino también afectiva. Dependen de los adultos para
calmarse, para entender lo que les pasa, para saber lo que sienten, para tener
explicaciones acerca de las cosas del mundo que empiezan a conocer. Cuando son más
grandes y tienen libertad para expresarse dicen directamente: “Quiero ser grande para
faltar a la escuela cuando quiero, para decidir no ir a la casa de los tíos y para cruzar la
calle solo…”. El juego, a demás del aspecto lúdico que implica un placer en sí, tiene la
función de hacer activamente lo que sufrieron pasivamente: así es como luego de volver
de la visita en lo del médico, hacen con sus muñecos, hermanos o amigos lo que el
médico hizo con ellos; cuando juegan a la maestra disfrutan regañando a sus alumnos y si
hacen de mamá o papá, utilizan las expresiones que suelen estar destinadas a ellos:

“Deja de hacer eso o te castigo…no puedes moverte de ese lugar dónde te he dejado…
quédate quieto…”

El mundo imaginario en el que pasan gran parte de su vida y las fantasías que habitan
ese mundo (princesas afortunadas, luchadores triunfadores, brujas malvadas, personajes
malditos o, al contrario héroes bienhechores) son la manera que tienen los niños de vivir
otra realidad que no tenga los condicionamientos y las limitaciones de la vida cotidiana.

¿Cómo hacerles menos penosa esa dependencia ineludible que tienen hacia nosotros?

 Evitando que se sienta humillado por ser pequeño y por lo tanto más torpe, más
distraído y más ansioso que los adultos para manejarse solo…supuestamente: “ Es
lógico que no te salga tan bien, a mí me llevó mucho tiempo conseguir hacerlo bien…”

 Estimulando cada uno de sus progresos hacia la autonomía: “qué bien, puedes
hacerlo solo, yo confiaba en que si te lo enseñaba ibas a lograrlo…”

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 Recordando y haciéndoles saber que nosotros también fuimos niños y sabemos
cuanto molesta tener que esperar que un grande esté dispuesto y tenga ganas de
dedicarse a los niños. Cuantas veces tienen que escucharnos decir: ” Mamá está
cansada…espera un poco…ahora no puedo…” (aunque sea cierto, es más
respetuoso acompañar estas frases con alguna expresión del estilo”: Yo te entiendo
que quieras que te cuente un cuento o que quieras jugar, no me olvido, pero espera
sólo un tiempo para que yo también tenga ganas”)

 No actuando como sus dueños: “Tienes que hacerlo porque yo lo digo…yo sé lo que
tu quieres comer…”

“Feliz de la generación en que los grandes escuchen a los pequeños, porque así los
pequeños escucharán a los grandes”, proverbio Arabe.

76
El Niño ante la Muerte

Psic. Aurora Jaimes Medrano

El concepto de muerte es abstracto y complejo, de ahí que la forma para abordarlo y para
su comprensión depende de aspectos tales como la edad, la cultura, la educación, la
sociedad y la religión. Asimismo se encuentran implicados aspectos emocionales no sólo
para los niños y adolescentes, sino para los adultos.

Existen diferencias entre los adultos y los niños ante la concepción de la muerte. Se ha
estudiado que de dependiendo a la etapa de desarrollo intelectual o cognitivo, difiere su
comprensión. Ya que un niño menor de 5 años, aún no entiende tres componentes
fundamentales de la muerte que son:

La muerte es irreversible, definitiva y permanente.

La caracteriza por la ausencia de las funciones vitales. La muerte es universal (todos


debemos morir).

Es por ello que consideran a la muerte un estado temporal como el dormir o marcharse,
que aún pueden escucharnos o vernos los difuntos o bien que como son ellos o sus
padres nunca van a morir.

Se considera que alrededor de los 5-7 años se establece el concepto de muerte, aunque
aún "rudimentario".

La realidad de la muerte de un ser querido es difícil de aceptar no sólo para el niño sino
para un adolescente y adulto. En un niño puede existir aún un pensamiento mágico y
egocentrista que intente explicar la pérdida, por lo que en ocasiones el niño puede pensar
que debido a algo que hizo este ser querido murió.

En general tanto los niños como de edad preescolar y escolar necesitan que se les
participe del problema brindándoles información correcta y sencilla, que deberá ser
acompañada de apoyo emocional, tal como seguridad y comprensión para afrontar la
pérdida.

HABLELE A SUS NIÑOS ACERCA DEL SEXO

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Una función importante de los padres es hablarle a los niños acerca del amor, la intimidad
y el sexo. Los padres pueden ayudar mucho si crean una atmósfera positiva en la cual se
pueda hablar con sus hijos acerca de estos temas. Sin embargo, muchos padres evitan o
posponen esta discusión. Cada año cerca de un millón de niñas adolescentes queda
embarazada en todo el mundo y tres millones de adolescentes se contagia con una
enfermedad transmitida sexualmente. Los niños y adolescentes necesitan información y
dirección de sus padres para ayudarlos a tomar decisiones saludables y apropiadas con
respecto a su comportamiento sexual, ya que pueden estar confundidos y estimulados en
exceso por lo que ven y escuchan. La información sobre el sexo obtenida por los niños de
la internet puede a menudo ser inexacta y/o inapropiada.

Hablar acerca del sexo puede ser muy incómodo tanto para los padres como para los
niños. Los padres deben de responder a las necesidades y al nivel de curiosidad de cada
niño en particular, ofreciendo ni más información ni menos de la que el niño pregunta y
tiene la capacidad para entender. Puede ser de mucha ayuda el pedir consejo a ministros
o sacerdotes, pediatras, médicos de familia o cualquier otro profesional de la salud. Los
libros que usan ilustraciones o diagramas pueden ayudar en la comunicación y el
entendimiento.

Los niños tienen distintos niveles de curiosidad y de entendimiento dependiendo de su


edad y nivel de madurez. A medida que crecen, los niños frecuentemente preguntan más
detalles acerca del sexo. Muchos niños tienen sus propias palabras para las partes del
cuerpo. Es importante hacer uso de las palabras que ellos conocen y con las que ellos se
sienten más cómodos, de manera que se haga más fácil hablarles. Un niño de 5 años
puede conformarse con la contestación sencilla de que los bebés vienen de una semilla
que crece en un sitio especial dentro de la madre. El papá ayuda cuando su semilla se
combina con la semilla de la mamá, lo que hace que el bebé comience a crecer. Un niño
de 8 años puede querer saber cómo la semilla del papá llega hasta la semilla de la mamá.
Los padres pueden entonces hablar acerca de cómo la semilla del papá (o
espermatozoide) que viene de su pene se combina con la semilla de la mamá (o huevo)
en su útero. Entonces el bebé crece en la seguridad del útero de la mamá por nueve
meses hasta que está suficientemente fuerte para nacer. Un niño de 11 años puede
querer saber aún más y los padres pueden ayudar hablándole acerca de cómo un hombre
y una mujer se enamoran y entonces pueden decidir tener relaciones sexuales.

Es importante hablar acerca de las responsabilidades y consecuencias de tener una vida


sexual activa. El embarazo, las enfermedades transmitidas sexualmente y los
sentimientos o emociones acerca del sexo son temas importantes que deben de ser
discutidos. El hablar con sus hijos puede ayudarlos a tomar las mejores decisiones para
ellos sin sentirse presionados para hacer algo antes de que estén listos. Si se ayuda a
que los niños entiendan que éstas son decisiones que requieren madurez y
responsabilidad, se aumenta la probabilidad de que escojan las decisiones buenas o
correctas.

Los adolescentes tienen la capacidad para hablar acerca de amoríos y del sexo en
términos de sus citas y relaciones amorosas. Ellos pueden necesitar ayuda para lidiar con

78
la intensidad de sus emociones sexuales, su confusión con respecto a su identidad sexual
y su comportamiento sexual en una relación. Las preocupaciones acerca de la
masturbación, la menstruación, las medidas contraceptivas, el embarazo y las
enfermedades transmitidas sexualmente son comunes. Algunos adolescentes también
batallan con los confilctos acerca de los valores familiares, religiosos o culturales. La
comunicación abierta y la información precisa que brinden los padres aumenta las
probabilidades de que los adolescentes pospongan el sexo y de que usen los métodos
apropiados de control de la natalidad una vez que comiencen su vida sexual.

Al hablar con su niño o adolescente, es de gran ayuda el que:

• Estimule a su hijo a hablar y a hacer preguntas.

• Mantenga una atmósfera calmada y libre de críticas para sus discusiones.

• Use palabras que se entiendan y hagan que el niño se sienta cómodo.

• Trate de determinar cuál es el nivel de conocimiento y entendimiento del niño.

• Mantenga su sentido de humor y no tenga temor de hablar acerca de su propia


incomodidad.

• Establezca la relación entre el sexo y el amor, la intimidad, el hacerse cargo de los


otros y el respeto propio y por su pareja.

• Comparta abiertamente sus valores y sus preocupaciones.

• Discuta la importancia de la responsabilidad al escoger y tomar decisiones.

• Ayude a su hijo a considerar los puntos a favor y en contra de sus alternativas.

Al desarrollar una comunicación abierta, sincera y continua acerca de la responsabilidad,


el sexo y las alternativas, los padres pueden ayudar a sus hijos a aprender acerca del
sexo de una manera positiva y saludable

79
La educación sexual
Los avances con relación a la educación sexual son notables. No obstante su importancia no
está lo suficientemente difundida. Seguramente pesan todavía algunos prejuicios sociales,
morales, religiosos y culturales. Sin ánimo de ofender aquellas personas a quienes el tema
les produce incomodidad, intentaremos mostrar las consecuencias del desconocimiento, el
repudio, la negación, la exclusión de los temas sexuales en la educación de los niños. Las
consecuencias suelen ser catastróficas para el desarrollo y la vida futura del niño.

Existen, a grandes rasgos, cuatro grandes fallas en la educación sexual de los niños:

1. La falta de información. El tema es tabú, se procura evitar todo lo relacionado con la


sexualidad: no se habla del tema. Algunos niños se las ingenian para aprender fuera de casa,
otros viven trastornados por lo que sienten y no pueden contar a nadie.

2. La omisión. Distintas partes del cuerpo son nombradas con la misma palabra. Por ejemplo
en mi país es frecuente que la palabra “cola” designe el trasero, el órgano masculino y el
femenino. Esta falta de discriminación produce confusión respecto a las funciones excretoras
y genitales.

3. El exceso de estimulación Con la mejor intención- a veces- de provocar la risa y la


picardía del niño o con la creencia de estar promoviendo una buena higiene o mediante
juegos, caricias y bromas, los adultos excitan a los niños más de la cuenta. Se incrementa la
tensión sexual, el cuerpo y la mente se “recalientan” y se busca algún tipo de descarga que,
obviamente, nunca es eficaz.

4. La imposición de una moral demasiado estricta Produce por un lado un sentimiento de


culpabilidad que puede llega a torturar al niño y por otro lado una gran tentación por conocer y
experimentar lo “pecaminoso”. Cualquiera de estas fallas en la educación sexual se manifiesta
en forma de síntomas. Entre los más frecuentes se encuentran: - El desconocimiento de la
anatomía sexual. - La masturbación compulsiva y en público.

- El exhibicionismo (placer en mostrar las zonas genitales) y el voyeurismo (placer por ver y
espiar las zonas genitales), más allá de los 4 o 5 años.

- Deseos constantes de orinar (sobretodo en niñas).

- Enuresis (sobretodo en varones).

- Problemas de aprendizaje: cuando el mandato acerca de “no saber” es muy fuerte puede
trasladarse hacia otras áreas del conocimiento.

En la vida adulta, las cartas ya están jugadas: los problemas sexuales arruinan un matrimonio,
marchitan a las muchachas, deprimen a los hombres, crean personas neuróticas sufriendo de
fobias y obsesiones o perversos haciendo sufrir a los demás. Estas personas, si llegan a
formar una pareja, serán quizás algún día madres y padres y tendrán a su cargo la educación
de un niño. ¿Porqué no prevenir antes que curar?

El "malo"

80
Marina, de 4 años, me pidió como de costumbre, que le contara un cuento “ de mi boca”,
significando con esa expresión que yo no debía leerle un cuento sino inventarlo:

- Había una vez un niño llamado Tom paseando tranquilo por el campo, dando de comer
a los pájaros y juntando ramas. De repente, un niño más grande, Paco, que caminaba
mal y usaba una vestimenta muy extraña, se le acerca...

- ¿Paco era bueno o malo?

- Era malo, le gustaba molestar a los niños más pequeños.

- ¿Qué les hacía?

- Los burlaba, los obligaba a regalarle todo lo que habían conseguido en el campo...

- ¿Qué burlas les hacía?

- Les decía por ejemplo: “Petiso asqueroso, enano inútil, orejas de elefante” y además, lo
decía riéndose a carcajadas.

- Pero ¿Era malo o muy malo?

- ¿Cómo quieres que sea: malo o muy malo?

- Eh... (Como dudando y evaluando la “maldad” que es capaz de soportar)... bastante


malo, pero no tanto.

- Era bastante malo...

En otras oportunidades hemos comentado la importancia que tienen en los cuentos y en


los juegos de los niños la participación de personajes “maléficos”: brujas, madrastras
envidiosas, ogros viciosos, lobos hambrientos, bribones horripilantes. Si un relato no
incluye algo de “maldad” no despierta un interés duradero y no es “eficaz”.

¿”Eficaz” para qué? Para representar el mundo interno de un niño: un mundo en dónde no
reina sólo la calma: las fantasías y los impulsos recorren el cuerpo y la mente produciendo
tensiones y buscando manifestarse.

A través de los personajes malditos:

1. El niño tiene la oportunidad de ver representadas sus fantasías.

2. Produce alivio el hecho de que no es él quien las actúa, pero, al mismo tiempo es como
si fuera él.

3. Aquellos deseos que están prohibidos (comerse o tragarse a una persona y hacerla
desaparecer, robar, hacer pedazos a alguien, etc. ) y los actos socialmente inaceptables-
que no por eso dejan de existir- (envidiar, mentir, engañar, burlar, humillar, etc. ) son
puestos en escena, en un espacio externo, como si fueran sentidos y soñados por otros.

81
4. Los miedos imaginarios pueden ser “domesticados” al ser relatados y visualizados.

En la breve introducción de la historia del comienzo, están remarcadas las palabras de


repente, extraña y malo: es que no pueden faltar. No sólo por la cuota necesaria de
suspenso y de misterio que hace trabajar la imaginación, sino también porque el niño vive
esos deseos, fantasías, actos o miedos de los cuales hablábamos anteriormente y que
para él son malos, como algo que surge de repente (sin que él pueda manejarlos) y que lo
hacen sentirse anormal, extraño.

Cuando un niño se asusta demasiado y no quiere saber más nada de esa película o de
esa historia, debemos pensar que se ha sentido muy “tocado” por el contenido. Es bueno
que sepa, aunque no pueda presenciar o escuchar toda la historia que el “malo”, en
general, al final tiene su merecido o se arrepiente o es vencido. O no era tan malo

1 En las versiones más actuales, los malos lo son sólo en apariencia como el ogro de
Shrek o Mikle de Monsters Inc.

82
Los niños se adaptan a todo

Con esta afirmación- cínica, desde mi punto de vista- se pretende justificar ciertas
decisiones de los adultos que buscan llevar a cabo sus proyectos.

Una determinada ideología- sustentada teóricamente- viene proclamando la importancia


de vivir acorde al “Deseo”, entendido como aquello que mueve al individuo desde lo más
profundo de su Ser. Este pensamiento tiene sus raíces en la preocupación constante de la
Filosofía acerca de la apariencia y la esencia.

Por lo tanto, en este contexto el “Deseo” si bien implica romper con la hipocresía que lleva
a adaptarse pasivamente a lo que se espera de uno, está lejos de ser un capricho banal,
un impulso o un antojo.

No es una experiencia así no más: requiere por parte de una persona asumir la
responsabilidad de cada decisión, atender las consecuencias de cada acto y cada
elección, soportando la angustia.

En general, nuestras vidas transcurren sin que prestemos atención a estos


cuestionamientos existenciales... o bien, se discuten alegremente y se critican
irónicamente las vidas convencionales: el amor duradero no existe, el matrimonio es
aburrido, si eres sólo madre no eres nadie, la mediocridad burguesa atenta contra el
erotismo y la libertad, etc.

¡Genial! Pero ¿Cómo conciliar esta ideología con la crianza y educación de los hijos?

No es imposible:

· Si están los abuelos para recibir incondicionalmente a sus nietos, si alguno de los padres
resignó su libertad- ¡qué mediocre!- para quedarse a cargo de los niños, si contratan a
una buena muchacha que se acuerde de lavar el guardapolvo, buscarlos puntualmente a
la salida de la escuela, preparar la merienda y darle el medicamento para la tos tres veces
por día.

· Si se pasa por alto el dolor imperceptible- pero presente- de un niño que un día no sabe
dónde quedó su cuaderno de inglés (¿En la casa de papá? ¿En lo de los abuelos? ¿En la
casa del novio de mamá? ¿En mi casa?); otro día no quiere llevar su muñeco preferido
por temor a perderlo en su vida errante; más de una vez se aguanta el frío en medio de la
noche y las ganas de unos mimos antes de dormir por temor a molestar a los adultos
demasiado ocupados en su romance.

Son detalles... enseguida se les pasa... a mí no me comentó nada... todos los niños tienen
cosas así... es la vida.

83
Puede ser que estas pequeñeces no tengan trascendencia en su vida futura. Pero los
niños no piensan en el futuro, viven el presente: aquí y ahora. Para ellos significa mucho
más extrañar a su muñeco que imaginar su porvenir.

El presente en la niñez: es todo. Me pregunto, entonces, si esos adultos que transitan el


amor, el matrimonio, la maternidad, la paternidad, como hechos casuales de un presente
fugaz, provisorio y descartable “Hoy siento así, mañana no sé” no viven su vida como
niños.

Sucede que cuando los padres hacen las veces de niños, los niños ocupan el lugar de
padres: “Despiértate, me tienes que llevar a la escuela... No bebas más, mañana
amanecerás en cualquier parte... Esa no es la dosis que dijo el médico, me tienes que dar
la mitad... No olvides de apagar la llave de gas... “

No es esta la peor solución, los niños aprenden rápidamente a cuidarse y a cuidar. Se


adaptan... pero no sin consecuencias: el frío de una noche se siente aún cuando ya no
hace frío.

[1] Es cierto que muchos hijos de matrimonios “bien avenidos” tienen sus penurias, sus
heridas y sus sinsabores cotidianos. La unión del matrimonio, no es por sí misma, una
garantía de saludo mental.

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Comentarios sobre psicología infantil: La verdadera autoestima

Los educadores, los libros, los padres, los psicólogos hablan acerca de la importancia de
favorecer autoestima del niño.

Cuando nos referimos al desarrollo de la motricidad, a la adquisición de los hábitos de


higiene o de la alimentación, a la capacidad intelectual sabemos cómo actuar o al menos
dónde procurar la información que nos oriente para estimular el crecimiento del niño.

El tema se nos complica cuando incluimos ese otro aspecto de la vida de un niño: nada
más y nada menos que la construcción de su identidad sexual, aquello que hace que esa
criatura crezca como hombre o como mujer.

Puede parecer una obsesión de mi parte, insistir una vez más en abordar los temas
sexuales. Pero, son ustedes, quienes a través de sus inteligentes preguntas y consultas,
demuestran no sólo el interés sino también la necesidad de comprender las maneras en
que se manifiesta la sexualidad infantil.

Al reconocer que los niños llegan al mundo con una anatomía masculina o femenina en la
cual habrá de apoyarse su destino de hombre o de mujer, hemos dado ya un gran paso.

Sin embargo, es preciso seguir avanzando. Esa anatomía marca desde los comienzos de
la vida determinadas tendencias y preferencias masculinas o femeninas. En Argentina, las
tías o las comadronas suelen predecir el sexo del niño según la forma del vientre de la
madre: “Tu panza está redonda, tendrás una nena... Está en punta, nacerá un varón”.

Más allá de la veracidad de estas predicciones, lo que tiene valor es la intuición de que las
niñas y los varones tienen distintos efectos sobre la “forma” de la madre. Dichos efectos
motivarán a los padres de distinta manera: habrán distintos ideales y proyectos para cada
hijo, según su sexo: “Ya me imagino cuando vayamos juntos a la cancha”, sueña el papá
pensando en el futuro hijo; “ No veo la hora de comprar ropa para niñas”, dice la madre
refiriéndose a una hija mujer.

Es cierto también que la naturaleza nos da la posibilidad de jugar con lo masculino y lo


femenino que tiene cada sexo. Todos los niños en algún momento fantasean con tener
bebes en su panza. Todas las niñas alguna vez pensaron que sería muy bueno tener un
órgano visible entre sus piernas. Sus juegos lo delatan.

En la dimensión del juego, todo es posible y hasta cierta edad. A partir de los 6 años, para
un varón es una injuria ser llamado a desempeñar en el juego un rol de niña. Ellas,
rechazarán cualquier papel que no represente a su sexo. Durante ese período “las nenas
son todas estúpidas” y “los varones siempre molestan” (Sólo a escondidas, sin ser vistos
por sus amigos, Francisco carga la mochila de Lucía “porqué es muy pesada” y Mariana
ata los cordones de Manuel “porque siempre se tropieza”).

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A través de los juegos- y de toda creación humana- se pone en evidencia la diferencia
sexual: las distintas funciones y la particular manera que tenemos hombres y mujeres de
conocer el mundo y de movernos en él.

¿No existe siempre una versión masculina y una versión masculina para hacer, sentir y
pensar todas las cosas? Si es así ¿No sería muy enriquecedor para un niño ser estimado,
reconocido y valorado como hombre o como mujer en potencia?

Si la autoestima no es también estima por la identidad sexual, no es verdadera


autoestima.

86
Cuando sea grande me casaré contigo

- ...Pero yo estaré muy viejita entonces

- No importa, yo te voy a querer igual

- Tu sabes que yo estoy casada con papá

- A papá lo echaremos

- No la mires a mamá, está fea, no tiene pelo largo

- ¿Te parece fea mamá?

- No me parece, es.

- ¿Y cómo es que una mamá fea tuvo una niña tan hermosa?

- Porque a veces las niñas no salen a la mamá.

- Papá no te quiere a ti

- Ah ¿No? ¿Cómo sabes eso tú?

- Porque a mí me da muchos más besos que a ti.

- No me gusta como te queda ese traje de baño.

- Me lo puse porque es el que más le gusta a papá.

- Eso quería saber: yo no te importo

Si escuchamos o intuimos en su mirada, en sus gestos o en sus movimientos alguna


expresión del estilo de las anteriormente citadas: podemos estar tranquilos, nuestros hijos
están atravesando el Complejo de Edipo. “Tranquilos”... es una manera de decir. Durante
esta etapa en cada miembro de la familia se despiertan fuertes tensiones. La historia se
complica más aún si los padres no comprenden los sentimientos de los hijos y actúan
ellos también como niños celosos.

Comprender los sentimientos de los hijos significa aceptar que su hija mujer quiera
conquistar a su padre y su hijo varón quiera ser el hombre de la madre. Tal vez se
acepten mejor esas tendencias de los niños si se piensa que la niña está queriendo ser
como su mamá y el niño como su papá.

No importa como seamos objetivamente los padres: lindos, desagradables, simpáticos,


malhumorados, tolerantes, susceptibles, inteligentes, torpes... para nuestros hijos somos
Dioses. Mamá sabe todo: preparar comidas, ordenar la casa, cantar, leer cuentos...

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también sabe cómo enamorar a papá. Papá puede todo: arreglar juguetes, ganar dinero,
manejar, enseñarme a andar en bicicleta... también puede tener a mamá.

Las declaraciones de amor de la niña o del niño se toleran más o menos bien, lo que
suele soportarse mal es la rivalidad hacia el padre del mismo sexo. La rivalidad puede ser
explícita o manifestarse en conductas provocativas o peleas que llevan a los padres a
discutir entre ellos... y los niños consiguen su objetivo, aliviar los celos que les produce
ver a mamá y papá juntos.

La dinámica y la resolución del Complejo de Edipo plantean una encrucijada: ¿Cómo


reaccionar ante las peticiones amorosas de una niña que se hace especialmente bella
para gustar a su papá, y cela a su madre? ¿Qué hacer ante ese varón que intenta
convencer a su madre de que él es tan o más fuerte y valiente que su papá? El interjuego
de fuerzas comprometidas en este triángulo amoroso, dará como resultante la matriz de
las futuras relaciones con los hombres y las mujeres y todas sus implicancias, a saber:

1. La capacidad o incapacidad para entablar vínculos basados en la ternura. Por ejemplo:


amistades, relaciones sociales o laborales en las cuales no intervenga el deseo sexual.

2. La perturbación en los vínculos por la interferencia constante de los celos: todo hombre
o toda mujer son percibidos como rivales.

3. La repetición de la situación triangular en la vida amorosa: el descubrimiento de que él


tiene “otra” y ella tiene “otro” y el doloroso sentimiento de exclusión que trae aparejado.

4. La dependencia infantil hacia el cónyuge: el hombre asume la posición de hijo frente a


la mujer- madre y la mujer se comporta como si fuera la hija del marido.

La maternidad y la paternidad no están fuera de estas experiencias infantiles: los hijos


despiertan aquellas viejas historias que ya no recordamos, pero siguen vivas.

Dejaremos para la próxima oportunidad, dónde encontrar la clave para salir de la


encrucijada.

Diana Liniado Psicóloga de niños

El "malo"

Marina, de 4 años, me pidió como de costumbre, que le contara un cuento “ de mi boca”,


significando con esa expresión que yo no debía leerle un cuento sino inventarlo:

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- Había una vez un niño llamado Tom paseando tranquilo por el campo, dando de comer
a los pájaros y juntando ramas. De repente, un niño más grande, Paco, que caminaba
mal y usaba una vestimenta muy extraña, se le acerca...

- ¿Paco era bueno o malo?

- Era malo, le gustaba molestar a los niños más pequeños.

- ¿Qué les hacía?

- Los burlaba, los obligaba a regalarle todo lo que habían conseguido en el campo...

- ¿Qué burlas les hacía?

- Les decía por ejemplo: “Petiso asqueroso, enano inútil, orejas de elefante” y además, lo
decía riéndose a carcajadas.

- Pero ¿Era malo o muy malo?

- ¿Cómo quieres que sea: malo o muy malo?

- Eh... (Como dudando y evaluando la “maldad” que es capaz de soportar)... bastante


malo, pero no tanto.

- Era bastante malo...

En otras oportunidades hemos comentado la importancia que tienen en los cuentos y en


los juegos de los niños la participación de personajes “maléficos”: brujas, madrastras
envidiosas, ogros viciosos, lobos hambrientos, bribones horripilantes. Si un relato no
incluye algo de “maldad” no despierta un interés duradero y no es “eficaz”.

¿”Eficaz” para qué? Para representar el mundo interno de un niño: un mundo en dónde no
reina sólo la calma: las fantasías y los impulsos recorren el cuerpo y la mente produciendo
tensiones y buscando manifestarse.

A través de los personajes malditos:

1. El niño tiene la oportunidad de ver representadas sus fantasías.

2. Produce alivio el hecho de que no es él quien las actúa, pero, al mismo tiempo es como
si fuera él.

3. Aquellos deseos que están prohibidos (comerse o tragarse a una persona y hacerla
desaparecer, robar, hacer pedazos a alguien, etc. ) y los actos socialmente inaceptables-
que no por eso dejan de existir- (envidiar, mentir, engañar, burlar, humillar, etc. ) son
puestos en escena, en un espacio externo, como si fueran sentidos y soñados por otros.

4. Los miedos imaginarios pueden ser “domesticados” al ser relatados y visualizados.

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En la breve introducción de la historia del comienzo, están remarcadas las palabras de
repente, extraña y malo: es que no pueden faltar. No sólo por la cuota necesaria de
suspenso y de misterio que hace trabajar la imaginación, sino también porque el niño vive
esos deseos, fantasías, actos o miedos de los cuales hablábamos anteriormente y que
para él son malos, como algo que surge de repente (sin que él pueda manejarlos) y que
lo hacen sentirse anormal, extraño.

Cuando un niño se asusta demasiado y no quiere saber más nada de esa película o de
esa historia, debemos pensar que se ha sentido muy “tocado” por el contenido. Es bueno
que sepa, aunque no pueda presenciar o escuchar toda la historia que el “malo”, en
general, al final tiene su merecido o se arrepiente o es vencido. O no era tan malo.

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El matrimonio

• -Mi papá siempre le grita a mi mamá y ella no le dice nada.

• A mí no me gusta ir en auto con mis padres porque siempre se pelean y a veces


mamá se baja del auto sin avisar.

• Yo, a la noche como solo con papá, porque apenas él llega, mamá sale con sus
amigas.

• No sé por qué muchas veces, lo veo a papá durmiendo en el salón.

• Algunos días, papá no vuelve a casa a la noche y no sabemos dónde está.

• Espero que a mí no me toque un marido como el tío que siempre se separa de las
mujeres.

No existe en el matrimonio la armonía perfecta: los malos entendidos son inevitables, los
estados de ánimo de uno y de otro no siempre están bien sintonizados, los problemas
laborales o familiares a veces unen más a las parejas, otras veces desunen; los proyectos
en común que se compartían en los comienzos de la relación por momentos parecen
desvanecerse... ¿ Qué pasa entre los dos? ¿Están en crisis? ¿Es el mal genio de uno y la
susceptibilidad del otro? ¿Se cuestionan las bases de la relación o es sólo un
desencuentro momentáneo?

Los niños ven a ese hombre- papá- y a esa mujer- mamá- infelices, hastiados, aburridos.
El ambiente se torna tenso, no sólo por las peleas frecuentes y los portazos... a menudo
la incomodidad se hace sentir por la falta de diálogo, la manera en que evitan estar juntos
y a solas, la indiferencia.

Los niños miran, escuchan y se preguntan- sobretodo los adolescentes- ¿Papá y mamá
se quieren? ¿Cuándo se lo demuestran? ¿ Se desean? ¿Se respetan? ¿Se interesan el
uno por el otro? ¿Saben cómo hacer feliz a su compañero? ¿ Se acompañan? ¿Sueñan
con algo parecido?. Algunos preguntan directamente: ¿Porqué los padres de Tatiana se
separaron? ¿Ustedes se van a separar?

Los grandes interrogantes no tardan en llegar: ¿Qué es mejor para los niños, vivir en un
clima de hostilidad, de falta de amor entre los padres o enfrentar la separación de papá y
mamá? ¿Qué duele menos?

Si la respuesta a este conflicto fuera simple, no habrían tantos hombres y mujeres


sufriendo por la triste realidad de una separación y sus consecuencias o por la
perspectiva de seguir junto a alguien sólo para mantener una imagen de familia ante los
niños, los amigos y la sociedad o por temor a la soledad. Si la apuesta- tanto la de
permanecer juntos como la de separarse e intentar una vida más plena- tuviera garantías
de ser exitosa, nadie dudaría.

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Lo único que es posible afirmar es que sea cual sea la decisión: no debería pesar sobre
los hijos. En cualquier circunstancia es importante tener humildad para decirles: “No hace
falta que tomes el modelo de tus padres, nosotros no pudimos hacer otra cosa, pero hay
hombres y mujeres que se entienden muy bien y de verdad... “.

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La educación sexual

Los avances con relación a la educación sexual son notables. No obstante su importancia
no está lo suficientemente difundida. Seguramente pesan todavía algunos prejuicios
sociales, morales, religiosos y culturales.

Sin ánimo de ofender el pudor de aquellas personas a quienes el tema les produce pudor
e incomodidad, intentaremos mostrar las consecuencias del desconocimiento, el repudio,
la negación, la exclusión de los temas sexuales en la educación de los niños. Las
consecuencias suelen ser catastróficas para el desarrollo y la vida futura del niño.

Existen, a grandes rasgos, cuatro grandes fallas en la educación sexual de los niños:

1. La falta de información.

El tema es tabú, se procura evitar todo lo relacionado con la sexualidad: no se habla del
tema. Algunos niños se las ingenian para aprender fuera de casa, otros viven trastornados
por lo que sienten y no pueden contar a nadie.

2. La omisión.

Distintas partes del cuerpo son nombradas con la misma palabra. Por ejemplo en mi país
es frecuente que la palabra “cola” designe el trasero, el órgano masculino y el femenino.
Esta falta de discriminación produce confusión respecto a las funciones excretoras y
genitales.

3. El exceso de estimulación

Con la mejor intención- a veces- de provocar la risa y la picardía del niño o con la creencia
de estar promoviendo una buena higiene o mediante juegos, caricias y bromas, los
adultos excitan a los niños más de la cuenta. Se incrementa la tensión sexual, el cuerpo y
la mente se “recalientan” y se busca algún tipo de descarga que, obviamente, nunca es
eficaz. 4. La imposición de una moral demasiado estricta

Produce por un lado un sentimiento de culpabilidad que puede llega a torturar al niño y
por otro lado una gran tentación por conocer y experimentar lo “pecaminoso”. Cualquiera
de estas fallas en la educación sexual se manifiesta en forma de síntomas. Entre los más
frecuentes se encuentran: - El desconocimiento de la anatomía sexual. - La masturbación
compulsiva y en público.

- El exhibicionismo (placer en mostrar las zonas genitales) y el voyeurismo (placer por ver
y espiar las zonas genitales), más allá de los 4 o 5 años.

- Deseos constantes de orinar (sobretodo en niñas).

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- Enuresis (sobretodo en varones).

- Problemas de aprendizaje: cuando el mandato acerca de “no saber” es muy fuerte


puede trasladarse hacia otras áreas del conocimiento.

En la vida adulta, las cartas ya están jugadas: los problemas sexuales arruinan un
matrimonio, marchitan a las muchachas, deprimen a los hombres, crean personas
neuróticas sufriendo de fobias y obsesiones o perversos haciendo sufrir a los demás.
Estas personas, si llegan a formar una pareja, serán quizás algún día madres y padres y
tendrán a su cargo la educación de un niño. ¿Porqué no prevenir antes que curar?

Ser hombre o mujer, esa es la cuestión.

Me he tomado el atrevimiento de adaptar la célebre frase de Hamlet "To be or not to be,


that´s the cuestion", para referirme al amor y al deseo, espero que en términos no tan
trágicos como los del Príncipe de Dinamarca, torturado por los crímenes pasionales
acontecidos en su familia... No sólo los príncipes y los protagonistas de las novelas
sufren, enferman o mueren por un amor desgraciado. Todos, desde pequeños, vivimos
preguntándonos- en voz alta o en silencio- "¿Me ama?... ¿Qué soy para él... o para
ella?... ¿Me mira como hombre?... ¿Me mira como mujer? ". La vida amorosa
compromete el cuerpo, la mente y el corazón: del cuerpo emanan sensaciones
placenteras o displacenteras, de la mente surgen fantasías y el corazón late deprimido o
exaltado buscando las palabras que expresen esa turbulencia interior. Apoyado en el
cuerpo (impulso), en la mente (fantasía) y en el corazón (sentimiento), surge el deseo
hacia el otro sexo.

Esta condición humana nos distingue radicalmente de los animales cuya conducta
"amorosa" está regulada biológicamente por instintos (o sea, por comportamientos
heredados que se repiten de generación en generación). La sexualidad de los animales
está al servicio de la conservación de la especie.

En los seres humanos, si bien perdura la tendencia a conservar la especie, las relaciones
con el otro sexo van mucho más allá del instinto. En los machos y las hembras humanas a
la anatomía y a la función (masculina o femenina) se le agrega siempre un sentir y una
manera de obrar como hombre o como mujer. ¿O existe acaso un encuentro entre un
hombre y una mujer en el cual no jueguen un papel fundamental las ilusiones, los
temores, las fantasías, los recuerdos?

Si todo fuera tan sólo una cuestión de comportamientos heredados genéticamente ¿Cómo
explicar la homosexualidad, la impotencia, la frigidez, el fetichismo, la pornografía, por
nombrar algunas de las prácticas que transgreden la "naturaleza?" ¿Cómo entender que
según las épocas y las culturas, las modalidades cambien tanto?

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El hecho de tener un cuerpo de varón, no alcanza para querer ser hombre, del mismo
modo un cuerpo de niña no es suficiente para sentirse orgullosa de ser una mujer.

Los factores que determinan que un niño quiera ser un hombre y que una niña quiera ser
una mujer, hay que buscarlos en la valoración de lo masculino y de lo femenino.

¿Cómo se adquiere- o no se adquiere- esa valoración? Observando y escuchando cómo


es, qué dice y qué hace papá; cómo es, qué dice y qué desea mamá. Los padres somos
siempre los que trasmitimos un ideal de hombre y un ideal de mujer, no sólo a través de
los "discursos" que damos, las vestimentas que usamos, los juegos y juguetes que
proponemos a los niños. Nuestro modo de mirar, admirar, aceptar, cuestionar, envidiar,
humillar a las personas del mismo sexo o del otro sexo, influyen particularmente En las
preferencias de un niño.

La educación sexual no está sólo en los libros, está también en la historia de amor que los
niños viven a diario con cada uno de sus padres... y en la historia de amor que sueñan
sus padres.

95

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